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INTRODUCCIÓ N
La historia del trasplante cardíaco ha estado marcada por importantes éxitos
durante los ú ltimos 20 añ os del siglo pasado, lo que proporciona una solució n
definitiva para la insuficiencia cardíaca congestiva [1]. Sin embargo, el nuevo siglo
ha traído cambios importantes en este campo: la incidencia de importantes
factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, como la obesidad, la
diabetes y la hipertensió n, ha aumentado en la mayoría de los países occidentales,
generando una mayor població n de posibles pacientes con insuficiencia cardíaca.
Aunque el nú mero de muertes cardíacas en el síndrome coronario agudo ha
disminuido, una fracció n importante de estos pacientes culminará en insuficiencia
cardíaca, lo que también conducirá a una incidencia elevada de pacientes con
insuficiencia cardíaca [2]. Esto es especialmente importante, ya que los datos
recientes sugieren que actualmente entre un tercio y el 50% de los pacientes con
insuficiencia cardíaca total sufren cardiomiopatía isquémica. El nú mero de
donantes y posibles donantes ha disminuido notablemente en la mayoría de los
países occidentales [3]. Ademá s de los problemas de asignació n, esto también ha
sido influenciado negativamente por los cambios demográ ficos, con un continuo
envejecimiento de la població n. Como el trasplante cardíaco ya no es capaz de
proporcionar una solució n para una incidencia cada vez mayor de pacientes con
insuficiencia cardíaca, la terapia con dispositivos de asistencia ventricular (VAD,
por sus siglas en inglés) se ha desarrollado desde sus inicios como una estrategia
de puente a transplante para la terapia de destino má s recientemente [4 & ]. Por lo
tanto, los dispositivos que fueron diseñ ados originalmente para funcionar solo
durante algunos meses han mostrado una durabilidad considerable, superando la
marca de 10 añ os [5–7]. Ademá s, durante los ú ltimos 15 añ os de tratamiento con el
dispositivo de asistencia ventricular izquierda (LVAD, por sus siglas en inglés), las
tasas de supervivencia a 2 añ os han mejorado dramá ticamente de 30 a casi 80% [8
&]. Esto es notable, y parece difícil encontrar otra terapia, incluso en otras á reas
médicas, que haya mostrado mejoras tan importantes en tan breve período de
tiempo. Incluso si el trasplante cardíaco sigue siendo considerado el está ndar de
oro para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, el nú mero mundial de VAD
implantados anualmente ya ha superado el nú mero de trasplantes cardíacos [4 &].
Por lo tanto, la terapia VAD se ha vuelto indispensable en el tratamiento de la
insuficiencia cardíaca congestiva terminal [9]. Una característica clave de los
sistemas VAD de ú ltima generació n ha sido la miniaturizació n por bombeo, que ha
dado a luz a una cirugía VAD menos invasiva. Lo que comenzó como un solo centro
de informes de casos ahora se está aplicando en los centros de VAD má s
importantes del mundo y ha revolucionado este campo quirú rgico [10 - 12].
Ademá s de la implantació n, la explantació n y el intercambio del dispositivo ahora
pueden realizarse utilizando técnicas menos invasivas [10]. Estos nuevos
procedimientos mejoran el resultado quirú rgico al reducir el trauma operatorio y
las tasas de complicaciones quirú rgicas, como sangrado e infecció n. No está claro
hasta qué punto la miniaturizació n de los DAVI continuará en el futuro. Sin
embargo, ya está claro que se utilizará n técnicas mínimamente invasivas para la
mayoría de los implantes en el futuro. Por lo tanto, primero resumimos y
describimos los avances quirú rgicos importantes en los ú ltimos 2 añ os, incluidas
las técnicas de implantació n de tecnología de punta mínimamente invasivas, en
este artículo. En segundo lugar, nos centraremos en los resultados clínicos
importantes de los sistemas LVAD má s comunes y futuros en adultos.
DISCUSIÓ N
El tratamiento quirú rgico de la insuficiencia cardíaca terminal ha experimentado
un cambio de paradigma durante los ú ltimos añ os. Aunque el trasplante cardíaco
ha sido considerado como el está ndar de tratamiento de oro para los pacientes con
insuficiencia cardíaca terminal, la brecha en continuo crecimiento entre la cantidad
de corazones de donantes y la cantidad de candidatos ha conducido a un aumento
de la tasa de mortalidad en la lista de espera. Incluso en países con altas tasas de
donantes tradicionales, como Españ a, el trasplante cardíaco ha disminuido, dando
lugar a la circunstancia de que el trasplante cardíaco se realiza cada vez má s en
pacientes que cumplen con los criterios de alta urgencia [3]. Por lo tanto, el
implante de LVAD se ha convertido en una alternativa seria para los pacientes con
insuficiencia cardíaca terminal, ya que a menudo se considera la primera opció n
antes de incluir a los pacientes en la lista de trasplantes. Las mejoras técnicas
continuas, la selecció n mejorada de pacientes y el manejo perioperatorio han
mejorado los resultados operativos, alcanzando un 90% de supervivencia a los 6
meses [35 y &]. Estos resultados a corto plazo son comparables a los de los
receptores de trasplantes de corazó n. A pesar de estos avances importantes,
algunos obstá culos, como el sangrado perioperatorio, la falla del ventrículo
derecho, las infecciones de transmisió n y la formació n de trombos siguen sin
resolverse. Desde otra perspectiva, el aumento en los nú meros de implantació n
también ha provocado mayores costos de hospitalizació n. Como los
procedimientos de LVAD convencionales se han asociado con incisiones
importantes, altas tasas de complicaciones y resultados deficientes, la cirugía de
LVAD menos invasiva representa un cambio de paradigma, especialmente en vista
de los desafíos mencionados anteriormente. La introducció n de técnicas
mínimamente invasivas está cambiando todo el campo con expectativas
promisorias [14,18,36,37]. Los procedimientos mínimamente invasivos no solo
significan incisiones má s pequeñ as con menos trauma quirú rgico o pérdida de
sangre, sino que también implican estancias hospitalarias má s cortas con menores
costos de hospitalizació n [38,39]. La implantació n de LVAD menos invasiva
también ha cambiado el está ndar de la organizació n en la sala de operaciones.
Tradicionalmente, con una sola incisió n (es decir, esternotomía completa), solo un
cirujano podía operar. Ahora, con el abordaje doble (hemisternotomía y
toracotomía lateral), dos cirujanos pueden trabajar en paralelo juntos en una
empresa conjunta que ahorra tiempo. Si bien la cirugía LVAD menos invasiva está
generando mucho entusiasmo bien merecido entre la comunidad quirú rgica, no se
puede exagerar la necesidad de precaució n, especialmente porque todavía faltan
los estudios comparativos con resultados a medio y largo plazo.
Por otro lado, el MVAD está diseñ ado para convertirse en el primer sistema LVAD
de soporte completo para una implantació n menos invasiva. Se reduce
considerablemente en tamañ o, con capacidades de posicionamiento mejoradas.
CONCLUSIÓ N
Dados todos estos beneficios y teniendo la perspectiva de má s y má s
implantaciones de LVAD en todo el mundo, estamos convencidos de que el futuro
de la cirugía de LVAD estará marcado por características técnicas novedosas y por
técnicas de implantació n menos invasivas.