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pensamiento cultural: si existe una son los mismos que los actuales: lo
correspondencia real y verdadera en- único que ocurría es que les basta-
tre lo que el ojo humano percibe y las ría con un mismo referente para dos
palabras que sirven para describirlo. realidades. Los hablantes, por tanto,
Dicha tesis, tras la llegada de la teoría construyen mediante la lengua dife-
evolucionista, se puso en entredicho, rentes significantes que ayudan a de-
considerándose que es en la mente limitar los matices de los colores de
donde se identifican los significantes una manera más o menos profunda.
con los que designará los colores que Deutscher considera que es tras
percibe de la naturaleza. las primeras décadas del siglo XX que
En esta primera parte también se se ha establecido una historia de la
retoma el debate de las lenguas des- percepción, del estudio consistente
prestigiadas y la supuesta superio- del color no solo desde el punto de
ridad de las lenguas europeas sobre vista antropológico, sino desde el
estas. Deutscher inicia su camino crí- científico; pero no será hasta las dé-
tico exponiendo el hecho de los que cadas de los sesenta cuando se pueda
han considerado las lenguas occiden- admitir que existe cierta relación ló-
tales como las más completas y evolu- gica entre los colores y la manera en
cionadas, frente a las lenguas menos cómo les asignamos su referente. Se
evolucionadas como la de los nubios o determina, por ejemplo, que los co-
el birmano: estas últimas, al igual que lores del espectro solar son una cons-
ocurría con las lenguas clásicas de los tante para todas las culturas, solo que
textos antiguos, no poseen ciertas pa- son estas las que comienzan a signifi-
labras para referirse al color azul, por car unos colores antes que otros.
ejemplo; esto se compara con la len- Tras exponer los puntos principa-
gua de los indios klamath de Oregón, les del universalismo cultural y lin-
que usan la misma palabra para varias güístico, el autor nos recuerda que
plantas diferentes pero que tienen el la vieja regla de adjudicación de los
mismo color o tonalidad de marrón, nombres basada en una ley natural
o con los sioux de Dakota que usan la no debe admitirse, pues debemos
misma palabra para el azul y el verde. contemplar también las excepciones.
Deustcher opina que existen pun- Por otra parte, el estudio riguroso so-
tos de unión entre la antigua cultura bre los colores del espectro solar en
griega y las tribus cuya lenguas no se diferentes culturas nos hace pensar
han estudiado desde el punto de vista en una posible razón superior coin-
de la historia de la percepción: los cidente difícil de argumentar. Hace
órganos visuales de estas poblaciones notar que existirá un proceso bioló-
gico de percepción del color en todos peregrina que sea, supone un avance
los humanos que se manifiesta y des- para la ciencia del lenguaje.
cribe de manera no siempre igual en Si en la primera parte Deustcher
todas las lenguas. Desde este debate, se había centrado en el lenguaje y en
Deutscher nos adentra en la segunda cómo nombramos los colores que en
parte del libro, donde se plantea la nuestra cultura aceptamos cómo bási-
posibilidad de considerar los colores cos, en la segunda parte aborda tam-
más allá de sí mismos, esto es, desde bién la manera que tienen las lenguas
el fenómeno lumínico o la longitud de marcar los sistemas de referencia,
de onda de cada uno de ellos, o lo que los puntos cardinales y posiciones de
se conoce como la luminosidad frente lugar, el sexo y género gramatical en
a la ausencia de luz. cada cultura.
En la segunda parte, “La lengua Ciertamente que todas las cuestio-
como prisma” (145-255), se deslin- nes que recupera y analiza Deustcher
dan los límites que nos impone el son antiguas en la tradición científica
lenguaje, además de continuar ana- lingüística, básicas para el estudiante
lizando las teorías lingüísticas más de estas materias, pero resulta inte-
destacadas sobre el lenguaje y cómo resante el punto de vista del autor:
nombramos el mundo. Así aborda el si bien estos temas suscitan siempre
estudio de Edward Sapir y Whorf so- la polémica entre filólogos o antro-
bre las lenguas amerindias y la manera pólogos, así como para el público en
que poseían de organizar los pen- general, no podemos perder de vista
samientos e ideas. Posteriormente, que los estudios empíricos sobre di-
nace el concepto de “relatividad lin- chas cuestiones distan mucho de ser
güística”, por el que la lengua es la la respuesta definitiva. Se podría afir-
que modifica nuestro pensamiento o, mar que estamos en una fase prelimi-
más bien, lo limita. El autor de este nar de los mismos. Por ejemplo, to-
ensayo desea hacer ver al lector que, dos los lingüistas estarán de acuerdo
salvando las distancias, cabe la posi- en que existe una necesidad urgente
bilidad siguiente: asumir los aciertos de registrar y estudiar todas las len-
de estas teorías lingüísticas, asumir guas que están en el mundo, muchas
que todas las lenguas tienen límites de ellas al borde de su desaparición,
de expresión, pero también concebir y que no sabemos exactamente cómo
que más allá del puro orden grama- las relaciones gramaticales de una
tical de cada lengua existe la posibi- lengua pueden estar relacionadas con
lidad de “maneras de pensar”, por lo la estructuras sociales en las que los
que cada aportación teórica, por muy hablantes se desenvuelven.