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Impacto ambiental de la producción ganadera

¿Quién hace el análisis?


Iniciativa de ganadería, medio ambiente y desarrollo (LEAD)
La iniciativa de ganadería, medio ambiente y desarrollo (LEAD) es un proyecto de múltiples
donantes basado en la Sede de la FAO en Roma. Puesta en marcha en 2000, su finalidad es
concebir y fomentar estrategias y prácticas ecológicamente sostenibles de producción ganadera y,
al mismo tiempo, ocuparse de la reducción de la pobreza.

La iniciativa se centra en cuatro esferas amplias de las interacciones entre ganadería y medio
ambiente:

 La función de la ganadería en la deforestación.


 La contaminación del agua y el suelo a través de la intensificación y la concentración
geográfica de la producción ganadera en países de industrialización rápida.
 El deterioro del suelo y la desertificación a través de sistemas de producción de ganadería
extensiva.
 La coexistencia y competencia de la ganadería con la flora y la fauna silvestres.

¿Cuál es el objetivo de este informe?


Realizar una evaluación del impacto global del sector pecuario sobre los problemas ambientales,
así como de los posibles enfoques técnicos y normativos para mitigarlo. Por la magnitud de su
impacto, la ganadería es uno de los dos o tres sectores con repercusiones más graves en los
principales problemas medioambientales a todos los niveles, desde el ámbito local hasta el
mundial.

Podrían obtenerse notables reducciones del impacto a un costo razonable.

Importancia mundial del sector ganadero


Si bien en términos económicos el sector pecuario no es uno de los principales sectores a nivel
mundial, su importancia social y política es altamente significativa.

 Este sector representa el 40 por ciento del producto interno bruto (PIB) agrícola
 Genera empleo para mil trescientos millones de personas y medios de subsistencia para
mil millones de pobres en todo el mundo.
 Los productos de la ganadería suministran un tercio del consumo mundial de proteínas y
de la misma manera que contribuyen a la obesidad son una posible solución a la
desnutrición.

Se prevé que la producción mundial de carne se incrementará en más del doble, pasando de 229
millones de toneladas en 1999/01 a 465 millones de toneladas en 2050, y que la producción de
leche crecerá de 580 a 1 043 millones de toneladas. El impacto ambiental por unidad de
producción ganadera ha de reducirse a la mitad si se quiere evitar que el nivel de los daños
actuales se incremente.
Cambios estructurales del sector y su impacto
El pastoreo extensivo aún ocupa y degrada extensas áreas de tierra; sin embargo, hay una
creciente tendencia a la intensificación y a la industrialización. Se están transforman- do los
patrones de distribución geográfica de la producción pecuaria, que está trasladándose, en primer
lugar, de las áreas rurales a las zonas urbanas y periurbanas con el fin de acercarse a los
consumidores y, en segundo lugar, hacia las áreas donde se produce el pienso o hacia zonas
situadas en las cercanías de los medios de transporte o de los centros de comercio del mismo en el
caso de que éste sea importado. Asimismo, se registra un cambio en las especies utilizadas, con un
crecimiento acelerado de la producción de especies monogástricas (cerdos y aves de corral,
producidos en su mayoría en unida- des industriales) y una desaceleración de la producción de
rumiantes (bovinos, ovinos y caprinos, criados con frecuencia en condiciones extensivas). Como
consecuencia de estos cambios el sector ganadero comienza a competir de una manera más
directa e intensa por tierras, agua y otros recursos naturales escasos. Estos cambios están
impulsando también una mejora de la eficiencia, con la consecuente reducción del área de tierra
necesaria para la producción ganadera. Al mismo tiempo, están causando la marginación de los
pequeños productores y pastores, el incremento de los insumos y los desechos, y el aumento y
concentración de la contaminación. Las fuentes no puntuales de contaminación ampliamente
dispersas están cediendo el paso a fuentes puntuales que si bien crean mayores daños en ámbito
local, resultan sin embargo más fáciles de controlar.

El forraje es voluminoso y su transporte resulta costoso. De ahí que la cría de ganado en los
sistemas basados en la tierra esté estrechamente ligada a las zonas de producción de recursos
forrajeros. Sin embargo, se prevé una limitada expansión de la superficie de pastos, obstaculizada,
por un lado, por la falta de tierras aptas y, por otro, por la competencia de tierras para otros usos
con costos de oportunidad más bajos (por ejemplo, agricultura, silvicultura, conservación). En
consecuencia, y estimulados por la creciente demanda de carne y leche, parte de los sistemas de
producción basados en la tierra están transformándose en sistemas intensivos como corrales de
engorde y centrales lecheras, siguiendo la misma tendencia de la producción intensiva de mono
gástricos.

Concepto de huella ecológica


La huella ecológica mide el área de tierra y agua que una determinada poblaci ón humana necesita
para producir los recursos que consume y absorber sus desechos, teniendo en cuenta la tecnolog ía
predominante.

Este indicador nos permite comparar el uso de los recursos con su disponibilidad. Se estima que en
la actualidad la huella ecológica de la humanidad ha excedido en un 20 por ciento la capacidad del
planeta para sostenerla. En otras palabras, la tierra necesitaría un año y dos meses para regenerar
los recursos utilizados por la humanidad en el lapso de un año.

Las actividades relacionadas con el sector pecuario contribuyen considerablemente a la huella


ecológica, directamente a través del uso de la tierra para pastos y cultivos, e indirectamente a
través del área de tierra necesaria para absorber las emisiones de CO2 (procedentes de los
combustibles fósiles usados en la producción pecuaria) y la pesca oceánica (relacionada con la
producción de harina de pescado para la producción de piensos).
Lugares críticos de la degradación de la tierra
El sector pecuario es un gran usuario de tierras y tiene una considerable influencia en los
mecanismos de degradación de las tierras en el contexto de una creciente presión sobre este
recurso. Hay un problema con la expansión de los pastos y la transformación de bosques en
pastizales, que afecta sobre todo a América Latina.

La superficie de tierra destinada a pastos y cultivos forrajeros sigue


creciendo a expensas de los ecosistemas naturales
En muchos países tropicales la producción de cultivos es un proceso que con frecuencia conduce a
la conversión de extensas áreas de hábitats naturales en tierras agrícolas. Entre 1994 y 2004, la
superficie de tierra destinada al cultivo de soja en América Latina creció más del doble, hasta llegar
a alcanzar los 39 millones de hectáreas, lo que la convierte en la mayor superficie destinada a un
solo cultivo (FAO, 2006)

La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EM) retiene que los cambios en el uso de la tierra
son la principal causa de pérdida de biodiversidad (EM, 2005a)

La destrucción de la cubierta vegetal, también origina la liberación de carbono, contribuyendo así


al cambio climático. Además, la deforestación afecta el ciclo del agua, reduciendo la infiltración y
el almacenamiento y aumentando la escorrentía por la remoción de la cubierta forestal y la
hojarasca, así como por la reducción de la capacidad de infiltración del suelo provocada por la
disminución en el contenido de humus (Ward y Robinson, 2000).

La superficie de tierra usada para el pastoreo extensivo en los geotrópicos ha experimentado un


continuo crecimiento durante las últimas décadas; la mayor parte de este aumento se ha
producido a expensas de los bosques.

La deforestación con fines ganaderos es una de las principales causas de la liberación de carbono
en la atmósfera, así como de la pérdida de especies únicas de animales y plantas en los bosques
tropicales de América Central y América del Sur. Las proyecciones indican que la producción
pecuaria será el principal uso de la tierra después de que los bosques neotropicales sean talados.
En Wassenaar et al . (2006) se estima que la expansión de los pastos a expensas de los bosques es
mayor que la de los cultivos.

México ocupa uno de los primeros lugares en tasas de deforestación en el mundo. La mayor parte
de los estudios sobre deforestación se han enfocado en la cuantificación del proceso. De aquí que
se haya derivado una enorme cantidad de estimaciones sobre tasas de deforestación, cuyos
rangos fluctúan entre 75,000 ha/año a cerca de 1.98 millones de hectáreas por año (ARD, 2002).
Este amplio rango de estimaciones refleja las diferencias entre los objetivos para los cuales se
realizaron las estimaciones, las diferencias en las líneas base de comparación, diferencias en los
periodos de referencia, así como la diversidad de métodos y modelos usados en las estimaciones.
Las estimaciones oficiales (Cuadro 2.1) muestran una pérdida de vegetación arbolada en los
últimos años de cerca de 1.08 millones de hectáreas por año (Velázquez et al., 2002), cifra que se
reduce a 775,800 ha/año si solo se consideran bosques y selvas.
Contaminación de entornos periurbanos
Eutrofización de las fuentes de agua (deterio- rando su calidad, estimulando el crecimiento de
algas, causando daños a la población piscícola, etc.) debido a los aportes de sustancias orgáni- cas
y nutrientes cuando los excrementos ani- males o las aguas residuales de las unidades de
explotación alcanzan las corrientes de agua a través de las descargas, la escorrentía o el des-
bordamiento de lagunas de oxidación. La con- taminación de las aguas superficiales amenaza los
ecosistemas acuáticos y la calidad del agua potable que se extrae de los cursos de agua. El
nitrógeno y el fósforo se asocian usualmente con la eutrofización acelerada de las aguas
superficiales (Correll, 1999; Zhang et al ., 2003). Sin embargo, el fósforo a menudo es el factor
limitante para el desarrollo de algas verde-azu- ladas, que son capaces de utilizar el N2 atmos-
férico. De esta forma, el manejo del fósforo se considera una estrategia clave en la limitación de la
eutrofización de las aguas superficiales proveniente de fuentes agrícolas (Mainstone y Parr, 2002;
Daniel et al ., 1994).

Lixiviación de nitratos y posibles transferencias de patógenos a las aguas subterráneas


procedentes de los sitios donde se almacena el estiércol o en los que se han hecho aplicacio - nes
abundantes del mismo. Tanto la lixiviación de nitratos como la transferencia de patógenos
constituyen una amenaza para la calidad del agua potable.

Acumulación excesiva de nutrientes en el suelo cuando se aplican altas dosis de estiércol. Esto
pude ser una amenaza para la ferti- lidad del suelo debido al desequilibrio de los nutrientes o
incluso a concentraciones nocivas de los mismos.

La contaminación del agua tiene un impacto directo en áreas naturales como los humedales o
los manglares, lo que conduce con frecuen- cia a la pérdida de biodiversidad.

Cambio climático y contaminación atmosférica


El dióxido de carbono es el gas que contribuye en mayor medida al calentamiento simplemente
porque sus emisiones y concentraciones son más altas que las de otros gases.

El metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante. Después de su emisión el


metano permanece en la atmósfera aproximadamente de 9 a 15 años. El poder de retención de
calor del metano es unas 21 veces superior al del dióxido de carbono en un período de más de 100
años

El óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero con mayor potencial para el calentamiento
directo. Aunque está presente en la atmósfera en cantidades muy reducidas, sin embargo, su
capacidad de retención de calor es 296 veces superior a la del dióxido de carbono y su tiempo de
permanencia en la atmósfera es muy largo (114 años).

El uso de combustibles fósiles en la fabricación de fertilizantes es el potencial responsable de la


emisión de 41 millones de toneladas de CO2 al año

El combustible fósil empleado en las unidades de producción es el potencial responsable de la


emisión de 90 millones de toneladas de CO 2 al año

El porcentaje del consumo energético correspondiente a las diferentes fases de la producción


pecuaria presenta una amplia variación en función de la intensidad del sistema de producción
(Sainz, 2003). En los sistemas de producción modernos la mayor parte de la energía se emplea en
la producción de piensos, ya sea forraje para rumiantes o alimentos concentrados para la
alimentación de cerdos y aves de corral. También se emplean cantidades considerables de energía
en la producción de semillas y herbicidas/plaguicidas. Hay que considerar igualmente el consumo
de diesel de la maquinaria agrícola (para la preparación de la tierra, la cosecha, el transporte) y la
electricidad (bombas de irrigación, secado, calefacción, etc.

Los cambios en el uso de la tierra asociados al sector pecuario son los potenciales responsables
de la emisión de 2 400 millones de toneladas de CO 2 al año

Los cambios en el uso de la tierra tienen un impacto en el flujo del carbono y muchas veces tienen
relación con el ganado bien porque ocupa mayores superficies de tierra (como pastizales o tierra
cultivable para la producción de cultivos forrajeros), bien porque la libera para otros propósitos,
como es el caso, por ejemplo, de los pastos marginales que se convierten en bosques.

El cálculo de los flujos de carbono debidos a la conversión de los bosques es, en muchos sentidos,
el más complejo de todos los componentes del inventario de emisiones.

Los suelos destinados a cultivos asociados al ganado pueden liberar un total de 28 millones de
toneladas de CO 2 al año

Emisiones de carbono procedentes de la cría del ganado

La respiración del ganado no es una fuente neta de CO2: Los seres humanos y
el ganado representan cerca de una cuarta parte del total de la biomasa animal terrestre.

Muller y Schneider (1985, citado por Ni et al ., 1999), aplicada a las poblaciones de ganado en pie
por país y por especie (con el peso vivo específico para cada país), el dióxido de carbono
proveniente del proceso respiratorio de los animales genera unos 3 000 millones de toneladas de
CO2. Sólo el ganado bovino da cuenta de más de la mitad de las emisiones totales de dióxido de
carbono causadas por la respiración.

No obstante, las emisiones procedentes de la respiración del ganado forman parte de un sistema
biológico con un ciclo muy rápido, donde la mate- ria de las plantas consumidas se crea a sí misma
a través de la conversión del CO2 en compuestos orgánicos. Puesto que las cantidades absorbidas
y emitidas se retienen equivalentes, la respiración del ganado no se considera una fuente neta en
el Protocolo de Kyoto.

El metano liberado por la fermentación entérica puede ascender a 86


millones de toneladas al año A escala mundial, el ganado es la fuente antropogénica
más importante de emisiones de metano.

El metano liberado por el estiércol de los animales puede ascender a 18


millones de toneladas al año La descomposición anaeróbica del material orgánico del
estiércol del ganado también libera metano. Esto ocurre principalmente cuando el estiércol se
maneja en forma líquida, en instalaciones como lagunas o tanques.
Emisiones de carbono procedentes de la elaboración de productos
pecuarios y del transporte refrigerado
 Las emisiones de CO 2 provenientes de la elaboración de
productos pecuarios pueden ascender a varias decenas de
millones de toneladas al año
 Las emisiones de CO 2 provenientes del transporte de productos
pecuarios pueden superar los 0,8 millones de toneladas anuales El
transporte tiene una función fundamental en dos fases: la entrega de los piensos
(elaborados) en los lugares donde se lleva a cabo la cría de los animales y la entrega de los
productos pecuarios a los mercados y los consumo

NITROGENO

Debido a la actividad humana, una parte importante se convierte en formas de nitrógeno reactivo,
el cual puede ser bien un gas de efecto invernadero bien un contaminante atmosférico. El óxido
nitroso es muy persistente en la atmósfera donde puede permanecer hasta 150 años. Además de
su función en el calentamiento global, el N2O también contribuye al agotamiento de la capa de
ozono, que protege la biosfera de los efectos dañinos de las radiaciones solares ultravioletas (Bolin
et al ., 1981). Si la concentración de N2O en la atmósfera se duplicara, el resultado sería una
disminución estimada en el 10 por ciento de la capa de ozono, lo que a su vez incrementaría en un
20 por ciento las radiaciones ultravioletas que llegan a la tierra.

Se prevé que estas emisiones lleguen a alcanzar los 116 millones de tonela- das de N/año hacia el
año 2050, incrementando considerablemente la contaminación atmosférica en muchas regiones
del mundo (Galloway et al ., 2004). Casi todas estas emisiones provendrían de la producción de
alimentos y, en particular, del estiércol animal.

Los animales domésticos producen anualmente 23 millones de toneladas de N amoniacal, mien-


tras que los animales salvajes contribuyen con aproximadamente 3 millones de toneladas de
N/año y los desechos humanos agregan 2 millones de toneladas de N/año. El amoníaco se disuelve
con facilidad en el agua y es muy reactivo con compuestos ácidos. De ahí que una vez en la
atmósfera, el amoníaco venga absorbido por el agua y reaccione con ácidos para formar sales.
Estas sales se depositan nuevamente en el suelo a las pocas horas o días (Galloway et al ., 2003) y
pueden a su vez tener un impacto en los ecosistemas.

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