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Material de formación:

Neoliberalismo Tardío

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Neoliberalismo tardío: Entre la hegemonía y la
inviabilidad.

Los cambios de ciclo político y económico en la región, a partir del ascenso de la


derecha en la Argentina y Brasil con las administraciones de Macri y Bolsonaro, nos
imponen la obligación de reflexionar para tener en cuenta como se llevaron y se llevan a
cabo los nuevos procesos neoliberales en la región. Este Neoliberalismo, trata de un
modelo económico y social que tiene características distintas respecto de los
modelos neoliberales anteriores de los ́70 y los ́90. La actual coyuntura en la
Argentina, Brasil y otros países de la región, muestra cambios estructurales en los
modelos de acumulación de distribución de riqueza, como así también en las diferentes
estrategias de validación promovidas por los medios masivos de comunicación y por las
redes sociales.

Se habla de neoliberalismo tardío ya que los procesos neoliberales en la región se


dan en una etapa diferente a las anteriores, que se caracteriza por una feroz
disputa por la reestructuración de la distribución de la riqueza a favor de los
sectores concentrados de la economía; por el inicio de un nuevo proceso de
endeudamiento externo; la apertura de la economía; la desindustrialización; y el intento
deliberado de bajar salarios con una precarización laboral nunca antes vista.

El principal denominador es el sujeto empresarial como actor principal de las


coaliciones de gobierno, involucrado directamente y sin mediaciones, a la gestión
de lo público. Aquí vemos un claro ejemplo de lo que fue el gobierno de Mauricio
Macri en la Argentina, el llamado gobierno de los “CEO” (Chief Executive Officer, que
viene de la denominación en idioma inglés) o Director Ejecutivo, termino utilizado en
las empresas multinacionales. Y a su vez, es el gran poder comunicacional que tienen
estas empresas para poder llegar al poder. Rasgo que se distingue de los anteriores
procesos neoliberales de los ’70 y los ’90.

Otro rasgo distintivo de este neoliberalismo tardío, es el discurso anticorrupción que


sostiene el discurso comunicacional distintivo de estos gobiernos neoliberales,
sumándose al clásico discurso neoliberal de más mercado y menos Estado, expresado

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en el programa económico de ajuste y desregulación, con énfasis en el perfil
agroexportador y privatizador.

Entonces si hablamos de neoliberalismo tardío, se explica por tres razones:

Primero, porque ya no existe el consenso con que surgieron bajo el paradigma del
pensamiento único de Washington tras la caída del Muro de Berlín. Es decir, la crisis
neoliberal de principio de siglo mostró los límites de ese modelo económico y social.

Segundo, el contexto de un mundo multipolar, agravado por el estancamiento


económico y el proteccionismo de los países centrales, es totalmente diferente a la
fase aperturista y unipolar de los ´90.

Tercero, las sociedades de la región que atravesaron el giro popular


neodesarrollista, han profundizado y consolidado la conciencia de sus derechos y
de sus posibilidades de acceso a mejores condiciones de vida, ingresos y
oportunidades. Todo esto es, por lo menos hasta ahora, una memoria fresca de que
“otro mundo es posible”.

En Argentina logramos imponer otro tipo de estado gracias a la victoria electoral en


2019, sin embargo, la coyuntura política donde nos desarrollamos tanto en el país como
en el continente nos pone frente a este modelo de neoliberalismo tardío que sigue
presente. A continuación analizaremos de forma más detenida algunos puntos centrales
de este nuevo ciclo que se está desarrollando en el continente.

Neoliberalismo Tardío

Cuando nos referimos a neoliberalismo tardío, hablamos de este nuevo ciclo neoliberal
que se abrió en los diferentes países latinoamericanos a partir de la crisis económica del
2008 y los sucesos políticos posteriores a partir del 2015, como los golpes blandos en
Brasil, Paraguay y Ecuador, el golpe de estado cívico-policial en Bolivia o la llegada del
neoliberalismo por el camino electoral como Macri en Argentina o Lacalle Pou en
Uruguay. Sin embargo, como se dijo anteriormente este nuevo ciclo neoliberal
presenta algunas diferencias con los ciclos neoliberales del pasado, sobre todo por la

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nueva coyuntura geopolítica y los cambios socio-culturales que se produjeron en la
primer década del siglo XXI.

A continuación plantearemos estos puntos que son novedosos de este neoliberalismo


tardío:

1- Especialización productiva, endeudamiento externo y “volver al mundo”.

Los gobiernos neoliberales instalados a partir del 2016, buscaron un cambio estructural
en los modelos de producción. Este cambio estaba dirigido a reemplazar los modelos
inclusivos de industrialización y distribución de la riqueza, por un modelo de
concentración de la riqueza y especialización en la producción de materias primas
o minerales. Este proceso es comúnmente denominado como reprimarización de la
estructura productiva.

Con el pretexto de llevar a cabo este cambio estructural a largo plazo (la
especialización en la producción de exportaciones agro-industriales), estos gobiernos
retomaron el camino del endeudamiento externo y sus respectivas consecuencias
económicas y políticas. En relación a ese endeudamiento, también plantearon cambios
en las políticas inserción internacional, coherente con sus presupuestos de libre mercado
y de no regulación para las multinacionales, como también para el libre flujo de
capitales. Es decir, se anunció la adhesión a la globalización y a los grandes
acuerdos de libre comercio. Pero esto se dio en un nuevo contexto internacional, a
diferencia del neoliberalismo de los ´90 donde EEUU era la gran potencia hegemónica,
en este nuevo contexto existen dos grandes potencias como son China y Rusia que
compiten por el poder geopolítico mundial. Frente a este nuevo mapa geopolítico del
poder mundial, los gobiernos del neoliberalismo tardío se alinearon de forma
subordinada con la potencia norteamericana, desestructurando todos los
organismos regionales de negociación como MERCOSUR, UNASUR o CELAC.

Además, a esta nueva integración, a esta “vuelta al mundo” que estos gobiernos
plantearon, la realizaron abriendo la economía mientras todas las potencias del mundo
la cerraban en sus países, aplicando modelos proteccionistas como el de Trump en

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EEUU. Se “vuelve” al mundo justo en el momento en que éste se cierra para el
comercio internacional. Por esta cuestión es que se lo denomina como
neoliberalismo tardío, es un mal plan y mal aplicado en la lectura de la coyuntura
mundial.

2- Democracia restringida y judicialización de la política.

En este neoliberalismo tardío, no solo se da una concentración de la riqueza sino


también una concentración del poder político, de esta manera las estructuras
democráticas cada vez se alejan más del poder popular. La nueva relación de poderes en
favor del poder económico fáctico, financiero, transnacional y comunicacional
introduce un desequilibrio en el régimen democrático, no tanto en sus formas como
en su distribución del poder. Es decir, las instituciones democráticas siguen
funcionando bajo un manto de constitucionalidad, pero en realidad cada vez son más
concentradas y controladas por los sectores económicos dominantes. Por eso se puede
hablar de una democracia de “baja intensidad”.

En esta democracia restringida o de baja intensidad el instrumento clave de los


sectores económicos dominantes frente a los movimientos populares es el aparato
judicial o el poder judicial como dice CFK. Esta judicialización de la política, logro
terminar con el gobierno de Dilma en Brasil, de Lugo en Paraguay, pero también existió
una persecución constante a los líderes populares como a Lula o Cristina. Estos juicios
que normalmente se basan en casos de corrupción con pruebas inexistentes o
investigaciones fraudulentas y que logran presionar al poder político a tomar
decisiones en favor de los sectores dominantes son denominados como LAWFARE.

Toda esta judicialización va en conjunto con el poder de los medios de comunicación,


estos grandes monopolios como el grupo Clarín o la cadena de medios brasilera Oglobo
pertenecen a esos grupos económicos dominantes que buscan un estado neoliberal que
les permita aumentar sus ganancias. Entonces, otro rasgo distintivo de este
neoliberalismo tardío la teatralización de la corrupción y de la persecución a los
líderes populares como forma de debilitar los gobiernos progresistas.

Si son los sectores económicos dominantes (bancos privados, capitales financieros,


grandes terratenientes, empresas transnacionales, etc.) los que manejan la justicia, los

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medios y desde ahí presionan a un poder político cada vez más reducido, ¿Hasta dónde
podemos hablar de que nos manejamos en una libre democracia?

3. La construcción de consensos y “la “batalla cultural”

La batalla cultural es el objetivo explícito de un gobierno que intenta cambiar el


imaginario popular para legitimar el Neoliberalismo tardío. Busca lograr que los
sectores populares sean quienes elijan gobiernos conservadores. Las estrategias para
lograrlo se basan en la comunicación, siendo las redes sociales y los medios masivos de
comunicación la pieza fundamental. De este modo, a través de su relato se intenta
normalizar la desigualdad que se produce a través de las políticas económicas y
convencer a la sociedad para que asuma actitudes de sacrificios basados en el
argumento de que el proceso de ampliación de derechos y de la capacidad de consumo
operado en la década anterior, fue una “pesada herencia”, a pagar o sincerar.

Se instala la idea del desmantelamiento de la “ilusión” de la década populista, basada


en el consumo “desmedido” de los sectores populares y medios, la necesidad de un
“sinceramiento económico”. De esto se desprende que la “batalla cultural”, es por la
hegemonía, en la medida que los sectores subordinados acepten la visión del mundo
de los dominadores.

También es importante en la construcción del nuevo imaginario, el discurso político


new age, pospolítico, individualista, emprendedor. En la posmodernidad y en la era de
la comunicación se remplaza el paradigma representativo por el comunicacional. Se
traslada a la gestión esta estrategia de comunicación altamente tecnologizada. Los
mensajes apuntan a ser más publicitarios y emocionales que políticos y argumentativos.
Un ejemplo es el timbrazo de cercanía, viralizado por las redes sociales. La derecha
llegó a las redes sociales mucho antes que los movimientos populares dándole a este
recurso un uso profesional.

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4. La fragmentación social y política

La construcción de la hegemonía apunta a la fragmentación del pueblo, a dividir a las


mediaciones opositoras y a la sociedad civil. El Neoliberalismo necesita públicos
segmentados e individualizados. El pueblo como proyecto político se desanima y se
desvanece mediante un bombardeo sistemático de argumentos basados en “la herencia
recibida”, “el sinceramiento de la realidad” y “las fantasías populistas”. Las estrategias
son:

- La represión policial de las demandas emergentes. Desde la encarcelación de líderes


sociales de forma arbitraria y la persecución, hasta la represión directa de
movilización directa de movilizaciones populares.

- Deslegitimación de los propios actores de manera discursiva. Busca apelar al


ciudadano común, desinteresado, altruista y voluntarioso, despolitizando conflictos
sociales que emergen de la contradicción de intereses impuestos por la lógica
económica.

Por ejemplo, con el gobierno de Cambiemos en la Argentina, se aceleraron y


profundizaron los conflictos sociales y por ende las acciones colectivas de protesta.
Las resistencias a las políticas públicas irrumpieron la agenda gubernamental,
mostrando los límites de la sustentabilidad política y social de un proyecto que
pretende funcionar con una parte de la sociedad por fuera del sistema económico y
social. Cabe señalar una paradoja del Neoliberalismo tardío, que desprecia el rol
regulador del Estado en la economía, pero hace uso del mismo en la regulación del
conflicto social, fragmentando los colectivos sociales, de forma que no emerjan
liderazgos individuales o colectivos que puedan capitalizar el descontento y las
resistencias. A su vez, se hacen esfuerzos por destruir la legitimidad de las
mediaciones sociales y políticas, ya sean sindicatos, partidos políticos o movimientos
sociales, “partidizando” sus acciones (denunciando de “kirchneristas”, “opositores”,
“corruptos”). Esto último implica una gravedad política en términos de gobernabilidad,
ya que son estas estructuras intermedias quienes, en mayor medida, garantizan la
cohesión social en situaciones de desigualdad como las que viven actualmente nuestros
países.

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5. El gobierno de los CEO’s y una nueva reforma estructural del Estado

La relación entre el Neoliberalismo tardío y el Estado nacional está atravesada por una
contradicción principal: ¿Cómo lograr converger el interés del poder económico
concentrado con los intereses mayoritarios?

El Neoliberalismo tardío no se fundamenta en la búsqueda de un Estado “minimo”, ni es


explícitamente privatista a diferencia del neoliberalismo que promovía el Consenso de
Washington. El discurso y las políticas públicas difieren pero tiene intensiones
similares, en cuanto a potenciar el rol privado del Estado y establecer una lógica de
acumulación asociada a los intereses de las empresas multinacionales. Quienes hasta
ayer conducían áreas principales de la actividad económica pasaron hoy a regularla
desde el Estado. Hay detrás de eso un problema ético insalvable.

El sector público se transforma a partir de una serie de políticas basadas en una


racionalidad técnica instrumental, con un fuerte énfasis en la tecnología. Se trata de una
modernización de ruptura que asume la tecnología y la información como parte de un
paradigma despolitizador de la administración pública. Sin lugar a dudas es una
ruptura porque no recupera ni valoriza la experiencia acumulada por el sector público
argentino en estos últimos quince años. Se contraponen dos paradigmas: el del homo
político y el del homo corporativo como síntesis del rol del Estado en la sociedad.

Por último, esta modernización de ruptura se expresa principalmente en su


(in)capacidad de gestión de políticas públicas, tanto políticas sociales, como
educativas y las relativas a un bien natural estratégico como es la minería, expresan la
concepción del Estado que subyace a este paradigma.

Conflictos y resistencias al Neoliberalismo tardío

Las características señaladas anteriormente muestran límites y líneas de quiebre en el


modelo neoliberal tardío que permiten pensar un escenario futuro complejo. En primer
lugar, el límite impuesto por el propio proceso económico. La velocidad de los
cambios en la distribución del ingreso a favor de los sectores concentrados y el deterioro
de los indicadores sociales como el consumo, el empleo y la pobreza, muestran que es la
insostenibilidad política y social del modelo, aún con los recursos mediáticos y
judiciales con los que se cuenta.

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En segundo lugar, una parte de la sociedad se muestra predispuesta a la protesta
gracias a la conciencia de derechos y con capacidad de movilización, imponiendo otro
límite al modelo neoliberal basado en el ajuste.

Por último, debemos señalar el gran dilema planteado por el Neoliberalismo tardío al
sistema político de nuestra sociedad: la fragmentación de la oposición. El dilema de la
oposición consiste en que sabe muy bien que la unidad es lo único que puede detener un
rumbo contrario a los intereses mayoritarios, mientras que, para el oficialismo la
división le es funcional.

Para el Neoliberalismo tardío la única salida ante un escenario de creciente recesión


por el aumento del desempleo, la persistencia de la inflación y de la reducción del
consumo masivo, es profundizar el ajuste y los mecanismos represivos. Esto pone en
evidencia la inviabilidad del Neoliberalismo tardío. Sin embargo, la resolución de
este dilema radica en la capacidad, o no, de los movimientos populares del continente de
poder configurar una coalición amplia que dispute la hegemonía política de la
sociedad, como se pudo realizar en Argentina con la unidad del peronismo, parte del
sindicalismo, parte de la iglesia católica, movimientos sociales y diversos sectores
populares.

Bibliografía:

Daniel García Delgado y Agustina Gradin. (2017) Neoliberalismo tardío: Entre la


hegemonía y la inviabilidad. El cambio de ciclo en la Argentina; FLACSO.

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