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“Hay una luz en el cielo, una luz indescriptible. Esa luz se presenta a toda la humanidad. Habrá
un juicio menor a ver si sólo así abren su corazón y sus conciencias para el arrepentimiento y la
conversión. Esa luz es como un espejo donde cada uno se refleja y puede ver el interior de su
alma. Cada uno se ve tal cual es sin máscaras ni engaños. Esa luz durará poco, unos solos
instantes para concientizar a la humanidad del mal que está hecho.
Ahí está Dios presente viendo todo. Queriendo destruir a la humanidad de una vez por todas.
Pero, Nuestro Señor Jesucristo, pide al Eterno Padre aguante un poco más.
Dios dará la misericordia a través de Jesucristo por el Triunfo Inmaculado del Corazón de María.
Hay un ángel grande, fuerte, listo para castigar, listo para castigar a la humanidad con fuego.
Nuestra Madre detiene ese fuego pero no por mucho tiempo. Si construimos el templo en el
determinado momento que nos lo está pidiendo. Si hacemos la reparación y el desagravio todo
esto se va a evitar.
Veo al Santo Padre arrodillado ante una estatua de María consagrando a Rusia seguido de
Obispos, Cardenales, Sacerdotes y todo el pueblo de Dios. Esto ya lo había visto. Es la segunda
vez. El ángel que disparó fuego me vuelve a repetir las mismas palabras: "Si hacen ésto al
mundo se le concederá la paz". "