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La pandemia de COVID-19 es la gran crisis global de salud de este siglo.

Las personas
infectadas aumentan cada día exponencialmente. Y también el número de muertes. Los
gobiernos, parece, no estaban preparados para esta emergencia: los países más ricos
han actuado poniendo en cuarentena a ciudades y regiones enteras y dando más
recursos a sus sistemas de salud. Y, aun así, no se ha logrado contener al virus. ¿Qué
esperanza queda para países que ya estaban en crisis antes del coronavirus? Ese es el
caso de mi país, Venezuela. Yo soy solo un habitante más del país sin militancia
partidista, y creo que la emergencia que estamos por enfrentar demanda menos política y
más solidaridad. La situación de Venezuela es inusual. Desde hace casi una década, mi
país vive una crisis política. Esa radicalización exacerbada podría amenazar la salud y
vida de aproximadamente 26 millones de venezolanos que quedan luego de una diáspora
migratoria de casi 6 millones de personas. Ante un hecho de fuerza mayor como la
pandemia es necesario suspender la confrontación y actuar unidos de inmediato. No
hacerlo podría comprometer la lucha contra el coronavirus en un país especialmente
vulnerable pero también en el continente. La situación al interior de Venezuela, donde el
80 por ciento de los hogares se encuentran en inseguridad alimentaria, rápidamente
podría tornarse en un escenario desalentador: el sistema de salud del país está
deteriorado y hay un alto porcentaje de la población que depende enteramente de la
salud pública. Buscar maneras de darle recursos a los hospitales y a los trabajadores de
la salud —quienes estaremos en la primera línea de batalla— para manejar esta crisis es
un imperativo de vida o muerte. Pero el nuestro también es un problema que trasciende
las fronteras del país. Por su ubicación continental —un plexo entre el Caribe y
Suramérica—, Venezuela posee gran importancia en la actual coyuntura sanitaria. Su
extensa y porosa frontera con Brasil y Colombia y su conexión con el Caribe la convierten
en un potencial punto de distribución de la pandemia, aun a pesar del relativo aislamiento
en el que ya se encuentra. El manejo de la expansión del coronavirus en el territorio
podría determinar su rumbo en el resto de la región. Desafortunadamente, ni chavistas ni
opositores dan muestras de acercamiento o diálogo con relación a este reto sanitario. Y
debo ser portador de malas noticias: si no se unen y hacen un paréntesis a su
confrontación para lidiar con todos los esfuerzos y recursos posibles para esta crisis,
tendremos en nuestras manos una catástrofe. Si las proyecciones de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) para hacer frente a la situación se aplican a Venezuela, se
necesitarían 1400 camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI). En su lugar,
contamos, sumando las públicas y privadas, con menos de cien, mal dotadas y ya
ocupadas por pacientes con otras patologías graves
Como traumas o infecciones, según ha informado recientemente la Asociación
Venezolana de Clínicas Privadas. En nuestros hospitales hacen falta suministros
básicos: el 53 por ciento de estos no cuentan con mascarillas. No solo eso. La falta de
diálogo entre bandos políticos podría dar pie a estrategias erráticas o contraproducentes,
como pasó el 16 de marzo en la Guajira venezolana. Ese día vi cómo personal militar
retuvo en el puente sobre el río Limón que enlaza la población colombiana de
Paraguachón con Maracaibo, la segunda mayor ciudad venezolana , a cerca de 3000
venezolanos, que regresaban de Colombia (a donde habían ido a buscar alimentos),
hacinadas y sin tapaboca con la pretensión de devolverlas a la frontera. El efecto nocivo
de la polarización afecta también a nuestras posibilidades de obtener una muy necesaria
ayuda internacional. El Fondo Monetario Internacional rechazó la solicitud de Maduro de
prestarle al país 5000 millones de dólares para fortalecer la detección y los sistemas de
respuesta. Podría sonar ingenuo, pero la situación de Venezuela necesita algo de
candidez en este momento: es hora de dejar a un lado la politización que impregna todas
las áreas de nuestras vidas. Esta emergencia demanda unión. El oficialismo liderado por
Maduro y la oposición encabezada por Guardó debe establecer las bases para hacer
una tregua temporal y darle autoridad plena a un grupo de profesionales de salud que
puedan diseñar y dirigir un plan de manejo de la crisis. Ese grupo debe funcionar como
una comisión sanitaria única con posibilidades de tomar decisiones y ejecutarlas. Los
militares no deben ser la máxima autoridad en una emergencia de salud, por lo que las
fuerzas armadas deberían estar subordinadas (y apoyar en lo necesario) a este grupo de
expertos de la salud. Y, por último, Maduro y Guardó podrían hacer juntos una solicitud
urgente a los organismos multilaterales para pedir y coordinar asistencia humanitaria.
Solo así podremos enfrentar la llegada de este virus inédito y letal. Desde mi punto de
vista en lo personal en este momento no podemos decir somos oficialista y opositor
dejemos la política a un lado ahora somos todos VENEZUELA y tenemos que tratar de
no expandir la situación que no se nos salga de las manos por la imprudencia de
nosotros mismo, tenemos que cumplir todos la cuarentena que para mí ha sido llamada
a tiempo entonces nuestro llamado es QUEDARSE EN CASA y obtendremos de
ganancia la vida , en estos momentos tan cruciales debemos ser consiente y cuidar al
país para así mismo no cuidaremos

Como sugerencia hacia la juventud de ahora que no se está dando cuenta de lo


arriesgado y lo peligra que es el covir 19 tenemos que tener respecto por los por el luto
mundial porque no sabemos si más adelante se nos regresa y esperando que los padre
puedan influir en sus hijos, las redes sociales no fueron creadas para la burla de tus
semejante,
En mi opino que lo que está pasando es controlable pero lo malo es el individualismo y
el miedo que vemos en las personas desinformadas, además de las múltiples noticias
falsas que hay en las redes sociales y los medios de comunicación con mensajes
alterantes que solo provocan más crisis. Para las personas de toda clase necesario
tomar prevención pensando en cómo afectará eso al resto de la población. En mi
caso, yo vivo con mi mamá, mis hermanas, papa y mis sobrinos y tenemos insumos
para tratar de no salir tanto ya que hay. Creo que para los que tenemos el privilegio de
quedarnos en casa, debemos hacerlo. Puede ser difícil pero lo que yo estoy haciendo
es integrarme a las líneas de apoyo a través de páginas en Facebook y apoyar con
servicios de educación a niños y niñas. Más que nada para informar a la gente y evitar
la paranoia. Creo que, si todos tomamos consciencia y somos sensibles ante la
situación, podemos avanzar. Esto no es un juego, no compartamos memes y
pensemos en nuestra salud, es ahora cuando debemos tener el cuerpo vitaminado y
sano, investiguemos y cuidemos a nuestra familia y personas mayores. Solos no
podemos hacerlo, tenemos que actuar juntos. Es preocupante y es triste ver como los
medios de comunicación y otras personas que no están bien informadas están creando
pánico en la población. La gente está invitando a todos a comprar de forma desmedida,
pero ¿Qué pasa con las demás personas que apenas están juntando dinero para
comprar algunas cosas? Los que no pueden salir a trabajar y no cuentan con los
recursos están más perjudicados.

IVANNA SEPEDA

CEDULA: 28.720.224

MENSION: 4D ASISTENCIA GERENCIAL

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