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L
a presentación que voy a ofrecerles podría estar en un congreso de
cualquier ámbito siempre que en él hubiera personas interesadas en
mejorar como docentes. En estas líneas, voy a presentar y describir una
herramienta al servicio del profesorado, el portafolio, planteado para la mejora de
su competencia docente. A esta herramienta la denominaremos portafolio del
profesor, de formación o del docente, indistintamente.
Este artículo pretende dar respuesta sucinta a los interrogantes planteados. Los
tres primeros bloques corresponden a la acotación del concepto en sí, a su
epistemología. Los cuatro últimos comportan un acercamiento a la estructura de
1
Se toman ejemplos de portafolios docentes llevados a cabo por profesores de formación inicial,
de la Universidad Pompeu Fabra. Lucía Gil, coordinadora pedagógica del Centre per a la Qualitat i
la Innovació Docent (CQUID, antes PQE) me permitió trabajar con tales portafolios. Otros ejemplos
pertenecen al Máster de Formación de Profesores de Español de la UBVirtual. Agradezco a los
formandos haberme permitido hacer públicos algunos fragmentos de su portafolio de formación.
2
Gaceta de Madrid, nº 242, con fecha de 30 de agosto de 1934, p.1873..
El portafolio del profesor puede ser por tanto definido como una carpeta docente
en que se recoge una selección de materiales, llamados muestras o evidencias,
con la intención de dar cuenta del aprendizaje realizado en cuanto docente a lo
largo de un proceso de formación a partir de reflexionar sobre lo que dichas
muestras representan y evaluarlo. Dicho de otro modo, y siguiendo a Shulman
(1998), los portafolios son un reflejo especialmente genuino de un proceso de
aprendizaje. Por eso, más que una nueva forma de evaluar, puede entenderse
como un modo de entender el complejo proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta
autora se refiere al portafolios como un acto teórico, como una metáfora que
cobra vida en la medida en que la incluimos dentro de la orientación teórica o
ideológica que nos resulta más valiosa para nuestra práctica educativa. Asimismo,
destaca que el modelo del portafolio representa una evolución, no un fin en sí
mismo, puesto que el portafolio --como proceso que exige reflexión permanente
sobre la enseñanza y el aprendizaje-- contiene la promesa, aunque frágil, de
obligar a una reflexión más amplia sobre la educación de los propios docentes y
su desarrollo profesional. En el caso que nos ocupa, la enseñanza del español
como segunda lengua, en la etapa denominada como posmétodo, urge la figura
de un profesional que sea consciente de por qué y para qué actúa de un
determinado modo. El portafolio, como herramienta, puede ayudar a canalizar
esa toma conciencia, esa reflexión. Puede potenciar la autonomía, con un
compromiso y con una actitud autocrítica. Si los docentes se autoevalúan,
aprenden a conocerse, por consiguiente a saber cuáles son sus debilidades y
fortalezas. Y a mayor conocimiento, mayor amplitud de criterios. El portafolio es
entendido pues como un instrumento de evaluación procesual, formativa e
interactiva, que responde al enfoque constructivista de la cognición. Por otra
parte, la autoevaluación que implica el portafolio está ligada a una visión de la
enseñanza, del aprendizaje y, por ende, de la evaluación.
Al hablar de portafolios son muchas las cuestiones que surgen desde el punto de
vista teórico. Ahondar en la pregunta que abre este apartado supone dibujar un
mapa que recoja sucintamente las posibles herencias, raíces e influencias
epistemológicas y procedimentales en dicha herramienta.
En definitiva, el portafolio no nace como algo aislado, sino que son muchos los
planteamientos subyacentes de los que se nutre y que lo han hecho posible en un
momento en que el docente debe profesionalizarse y crear su propia identidad
como tal. Valga el siguiente gráfico (fig.1) para ilustrar el mapa conceptual del
portafolio de formación:
Estudios
Enfoque sobre
constructivista creencias
de la cognición Investigación
en la acción
Currículo
oculto
Práctica
Escritura reflexiva
formativa
PORTAFOLIO
Ahora bien, llegados a este punto, cabe preguntarse qué distingue al portafolio,
como instrumento de evaluación, de otros afines, como pudiera ser el diario del
profesor. Cabe señalar dos grandes diferencias. Por un lado, en otros recursos o
instrumentos, no cobra tanta relevancia la incorporación de la teoría como
recurso fundamental para llevar a cabo la reflexión sobre el proceso de
enseñanza-aprendizaje. El portafolio, a diferencia del diario del profesor, hace
especial hincapié en la necesaria imbricación entre la teoría elaborada
externamente más la teoría elaborada internamente (que tiene que ver con las
creencias del profesor) más la acción del profesor. Además, y esta sería la segunda
gran diferencia, el portafolio permite incorporar todo el proceso, no sólo el de la
enseñanza, sino también el de aprendizaje, con lo que las muestras o los objetos
de reflexión no quedan reducidos a la acción pedagógica en clase.
2. Y sobre todo, una reflexión sobre lo que dicha muestra supone para el
profesor, en su concepción de la enseñanza-aprendizaje.
3. Qué imagen tengo de mí mismo como profesor, cuáles son mis puntos
débiles y mis puntos fuertes como profesor
etc.
Por otra parte, suelen tener también los portafolios un apartado final, donde el
escritor da cuenta de las metas alcanzadas y de las nuevas propuestas, iniciando a
partir de ahí un nuevo proceso de reflexión. Por esta razón, el portafolio es un
documento vivo y dinámico, en constante evolución, como quiere recogerse en el
siguiente gráfico (fig. 2):
Muestras
Reflexión
El portafolio pretende ser una ventana, una publicación (en el sentido de hacer
público, de «hacer patente») -ante sí mismo y ante otros- aquello que se produce
en la propia práctica docente y formativa. «Hacer patente» significa aportar
muestras -que puedan verificarse- de lo que el profesor hace en sus clases o de lo
que significa para él enseñar-aprender. El fin es que el titular del portafolio recoja
pruebas, muestras, evidencias de aspectos sobre los que quiera reflexionar con el
objetivo último de tomar conciencia de su identidad y en caso de que lo considere
oportuno, transformarla. Por tanto, tiene una proyección hacia el futuro, por
cuanto sirve de base para que el titular del portafolio se marque objetivos en
relación con un cambio o mejora o simplemente pueda tomar de conciencia de su
competencia docente.
Justificación
La heterogeneidad en el nivel de conocimientos de los alumnos de primer curso es
muy dispar, […]. Existen estudiantes con un nivel excelente en disciplinas como
las matemáticas y sin apenas conocimientos sobre aplicaciones a problemas
prácticos de laboratorio,[…]. El origen de esta problemática se halla en la
disparidad de lugares de donde provienen los estudiantes. […]
Muestra 1
Reconozco que los métodos evolucionan y por ende también el papel del
profesor, pero creo que hay conceptos esenciales que de alguna manera se
repiten, aunque sean abordados con diferente énfasis o términos, en las distintas
corrientes teóricas. La idea, por ejemplo, del profesor como mediador y del
alumno como eje central del proceso enseñanza-aprendizaje que propone el
interaccionismo social, ¿no coincide en parte con el constructivismo y su
propuesta de un profesor que ayuda al aprendiz a construir su propio
conocimiento basándose en los conocimientos previos y en la experiencia que el
alumno trae?; ¿no hay, en ello, algo de semejanza con el cognitivismo, donde el
profesor pone el acento en los procesos mentales del alumno y contribuye al
desarrollo de los mismos con idoneidad? [...]
En el mismo encuentro, Rodríguez propone una serie de preguntas con las cuales
uno puede iniciarse en este camino de autoconocimiento, en relación con la
profesión docente. Las incluyo aquí, como sugerencia de un primer paso que
encierra gran potencial de desarrollo.
Muestra 2
Muestra 3
5. Reajustar dicho sistema de creencias con la experiencia propia pasada y con las
reflexiones que hacen otros.
6. Construir una identidad concreta del tipo de profesor que queremos ser e
intentar reproducirla en nuestras actividades diarias.
a.2. Reflexión
Esta muestra la he seleccionado, porque aún siendo muy breve y tal vez
insignificante desde el punto de vista conceptual e informativo, despertó en mí
una conciencia de las distintas realidades profesionales que he vivido a lo largo de
mi vida en diferentes partes del mundo y me condujo a reflexionar sobre algunos
puntos relacionados a esas experiencias. Creo que ante situaciones como las del
ejemplo de este profesor en ..., más que indignarnos como le pasó a […],
debemos reflexionar sobre la gran diversidad de situaciones que presenta la
didáctica del E/LE en todo el mundo. El desarrollo de las corrientes pedagógicas, la
metodología y el uso de herramientas propias de la enseñanza del español como
segunda lengua no es igual en todas partes. Europa, por su realidad multilingüe -
que incluye al español-, tiene recorrido un largo camino en la investigación, tanto
a nivel teórico como práctico, sobre la enseñanza de las lenguas, y esto se refleja
en los profesionales formados en este ámbito o, sin ir más lejos, en la existencia
del Marco Común Europeo de Referencia para la enseñanza y el aprendizaje de
lenguas. (MCER), que unifica criterios y señala distintas posibilidades en la
aproximación a la enseñanza de las L2 . ¿Pero si nos movemos a EE.UU., por
ejemplo?¿Cuál es la realidad? Trabajar como profesor de español en un
departamento de lenguas romances en una universidad de EE.UU., no tiene nada
que ver con la realidad de un aula de E/LE de una universidad en España, o de una
universidad en [….], como es el caso que ha despertado nuestra reflexión. El
material que se utiliza, los conceptos que se manejan académicamente están
totalmente influenciados por el entorno educativo, que viene determinado por la
A pesar de las múltiples ventajas que se han ido apuntado a lo largo de este
escrito acerca del uso del portafolio como herramienta de formación, también se
han de tener en cuenta algunos inconvenientes que los expertos ya han señalado.
Como señala Lee Shulman (1998: 59) el peligro del portafolio es que este se
convierta en una mera exhibición. Por otro lado, algunas personas se sienten
incómodas, y con razón, si se les pide que confeccionen una especie de aviso
publicitario sobre ellas mismas, que se muestren. Asimismo, se corre el peligro de
que se lleve a cabo una estandarización insensata, con lo que el portafolio se
convertiría en el cazador cazado, pues sería un uso más sofisticado y peligroso de
una visión tecnócrata de la evaluación. Del mismo modo, existe el peligro de
trivialización, de documentar cosas sobre las que ni siquiera vale la pena
reflexionar, con una consiguiente interpretación inadecuada de lo que debe ser
(influida por la acepción general de portafolio), convertidos en recopilaciones de
apuntes, o complicados álbumes de recortes. No es eso. En sentido técnico el
portafolio tiene que superar esta primera acepción.En cuanto a los usuarios, los
dos grandes inconvenientes, además del ya señalado de que los profesores
pueden sentirse expuestos, sería la cantidad de tiempo que supone su gestión así
como que no todos participan fácilmente de la reflexión
En cualquier caso, a modo de síntesis de esta lectura en voz alta, cabe recoger
ahora la grandes ventajas del uso del portafolio, que no son otras que las
características que lo definen (cfr. Martín Peris 2003): el portafolio está orientado
hacia el formando. Quiere esto decir que es el profesor quien lo elabora a partir
del reconocimiento o conciencia de su estado actual y de los objetivos que se
propone alcanzar. Está orientado hacia la práctica, puesto que más que evaluar
conocimientos, documenta y, consecuentemente, hace transparentes las
decisiones pedagógicas y formativas del titular. Está orientado hacia el proceso,
ya que acompaña todo el proceso de desarrollo de formación y el cambio que en
él experimenta el docente. Está orientado hacia el futuro, pues mueve al docente
a fijarse nuevos objetivos a partir de la reflexión sobre la consecución de los
anteriormente fijados, en una espiral formativa.
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