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Vacío

Teoria del sujeto:

El clinamen es el átomo como horlieu del vacío, dialectizando el vacío como


lugar de los átomos. Digamos, extrapolando, y lejos de los griegos, que el
clinamen es sujeto, o más exactamente subjetivación 81

si se es dialéctico, y no solamente estructuralista, se tropieza con el obstáculo


que propone lo real: para distinguirse, la marca (el término, el átomo) debe
ejecutarse sobre un fondo de blancura (de esplace, de vacío), que hace con
ella esta vez una diferencia absolutamente cualitativa. 91

sea ni pura pertenencia al esplace ni simple ocupación del vacío, sino que haga
vecindad de los dos y se estibe así en lo estructural del sujeto.[AQUELLO QUE
HACE VECINDAD DE LOS DOS ES LA FRONTERA, EL BORDE!!!, EL SUJETO ES(TÁ
EN) EL BORDE!!! =) ] 326

Este punto S1 es subjetivante, unidad mínima del batimiento y de la


interrupción, de la pertenencia algebraica y de la distancia de adherencia
topológica [EL S1 ESTÁ EN EL BORDE, O SEA, ESTÁ AL BORDE DEL VACÍO, ES EL
SITIO DE ACONTECIMIENTO, EL SUJETO ES (EL TRATAMIENTO DE) ESOS PUNTOS
S1]. 328

Logica de los mundos:

Un sitio es la revelación instantánea del vacío que habita las multiplicidades, por la anulación
transitoria que opera de la distancia entre el ser y el ser-ahí. 409

Condiciones:

[el sitio] : está en suma “al borde del vacío”; en su precariedad, el ser ad-viene. 14

no hay que confundir –lo escribo porque el error ya se ha cometido– el vacío que es el fondo del
ser, que Badiou denomina nombre propio del ser, y el vacío de la categoría filosófica de Verdad,
vacío no ontológico, vacío puramente lógico. 26

lo que entre Lacan y Badiou resulta crucialmente un problema es el lugar del vacío: ¿el sujeto o
el ser? Lacan: al discurso de la ciencia no se deja suturar más que un sujeto vacío; Badiou: el vacío
es lo que sutura el sujeto al ser. En otros términos: Lacan hace advenir de nuevo al ser a la
presencia, en la palabra; Badiou reconoce al sujeto –raro– un “poco” de ser, pero el ser no se piensa
sino como sustractivo. 32
Badiou trata de mostrar que, en Lacan mismo, la decisión conlleva dos construcciones diferentes del
discurso y dos determinaciones diferentes del vacío. Si el sujeto se desvanece “en el encarte de los
significantes de donde procede la metonimia de su ser”, el discurso, que de ese ser adviene a hacer
metáfora, no es, o no es en última instancia, puro alea de lo múltiple; se enuncia ahí lo que anuda
al sujeto a su ser, y su ser, por tener que enunciarse así, no es, con todo rigor, indecidible; lo que el
trayecto del discurso hace surgir como hiancia no es la nada sin bordes sino una falta o carencia
singular, dis-cernida por sus bordes: pérdida diferenciada donde el sujeto encuentra su marca, y más
acá de la cual él es en efecto, estrictamente, vacío. Si, por el contrario, el Otro hace agujero en el
“discurso corriente” –como la verdad en el saber–, se verifica la existencia en el discurso de un sitio
al borde del vacío, y del vacío tal como es concebido “intrínsecamente”, es decir sin bordes que lo
singularicen, un vacío perfectamente sustractivo, aquel mismo que se llama genérico; del cual
corresponderá al sujeto soportar el proceso. Badiou piensa poder constatar que hay ahí en Lacan una
fluctuación entre dos conceptos del vacío, uno empotrado en la estructura significante, el otro
excluyéndose de ella por desconexión, y que esa fluctuación es simétrica de la que él había señalado
sobre el infinito. Badiou resuelve entonces: “La categoría ‘intercalada’ no se sostiene, y Lacan lo
sabe”, y Lacan se debate, puesto que sabe que en el campo de la verdad “no hay más que un solo
vacío”, y que es el conjunto del mismo nombre. 40, 41

El desastre en el pensamiento filosófico está a la orden del día cuando la filosofía se presenta como
siendo, no una captación de verdades, sino una situación de verdad. Los efectos de este llenado
del vacío, o de su advenimiento en presencia, 62

Llamo en primer lugar dirección de la filosofía no a aquellos a


quienes o a aquello a lo que se dirige, sino a la posición subjetiva de direccionamiento, que es la
suya propia. Ahora bien, lo que caracteriza a esta posición es ser lisa y llanamente vacía.
[…]Ningún enunciado de la filosofía es dirigido como tal a alguien. Es lo que queremos decir
cuando nos repetimos que lo que importa es la pregunta. 74 [POSICIÓN DE DIRECCION =
POSICION DE MAESTRO IGNORANTE (¿?) ]

Llamo luego transmisión de la filosofía a la operación por la cual ella se propaga a partir del vacío
de la dirección. Todos saben que ella se propaga por el muy pequeño número de aquellos que
deciden, contra toda evidencia, que les está dirigida. Por consiguiente, aquellos que sobrellevan en
sí mismos el vacío de la dirección hacen en sí mismos tal vacío. [SÍ, SOBRELLEVAR EL VACÍO
DE LA DIRECCIÓN ES ESTAR EN POSICIÓN DE MAESTRO IGNORANTE] Ese pequeño
número no constituye nunca un público, puesto que un público es siempre precisamente lo que hace
lo pleno de la dirección. La filosofía no puede transmitirse por las vías de ese pleno, de ese
demasiado-pleno. De ahí que, desde
siempre, su transmisión no está ligada en absoluto a la extensión de un público, sino a la figura,
restringida y no figurable, del discípulo. Discípulo es el que sobrelleva coincidir con el vacío de la
dirección. Discípulo es quien sabe que él no constituye un público, sino que soporta una
transmisión. 75

Llamo por último inscripción de la filosofía a todo lo que cambia el vacío de la dirección en marca
subsistente, todo lo que escribe la filosofía. La filosofía en sí misma, como dirección vacía, es
sustraída al escrito, sin ser no obstante consagrada a la voz. La filosofía es lo que, detenido en el
vacío de la dirección, obedece a la conminación temporalizada de las categorías del ser y del
acontecimiento, y ello más acá tanto de la voz como del escrito. Es en suma ese más-acá de la voz y
del escrito lo que nombramos, desde siempre, el pensamiento, y aquello a lo que se conforma el
vacío de la dirección. La inscripción es el marcaje de tal vacío, el procedimiento interminable de
una sutura subsistente a lo subsistente, la efectividad del vacío. La inscripción es abierta y ofrecida
a todos, a diferencia de la dirección, que es vacía, y de la transmisión, que es propuesta a algunos.
75

Esas tres instancias son también las del vacío (la dirección), la de lo finito (los discípulos) y la de lo
infinito (la inscripción y su glosa). Está claro que ese nudo es borromeo, desde el momento en que
se lo considera como fundador de la historicidad de la filosofía. Sin el nudo, la filosofía, reducida
al vacío de la dirección, no sería más que el punto de indistinción del pensamiento y del ser. En
efecto, sólo la inscripción entrega conjuntamente, en el tiempo, la dirección y la transmisión, puesto
que no es sino encontrando el libro, la inscripción, como un nuevo discípulo puede llegar al lugar
vacío que prescribe una antigua dirección. 76 [INSCRIPCIÓN = EMANCIPACIÓN (¿?)]

En lo que concierne a la transmisión, está claro que la institución debe multiplicar las oportunidades
de ocupar como discípulo el lugar vacío de la dirección. Ella debe hacer proliferar a los discípulos.
Es necesario pues que sea una casa abierta, vacante, donde puedan pasar los que están destinados al
vacío de una dirección singular. Este paso general impone que no haya ningún criterio de presencia
o, como es regla en el Colegio Internacional, que la asistencia a los seminarios sea absolutamente
libre, que no exista ningún seminario cerrado. Permítaseme llamar a esta segunda función de una
institución para la filosofía su función de casa de paso. 77

Nada en ella es ontoteológico, y no hay para Lucrecio ningún ente supremo: el cielo está vacío
[DESEO = AUSENCIA DE CIELO, VACÍO DE CIELO ¡!!] 93

Pero psicoanálisis y filosofía localizan el lugar. […]Ahora bien, esos lugares están inicialmente
disyuntos. El lugar donde la filosofía localiza al vacío como condición del pensamiento es el ser, en
tanto que ser. El lugar donde el psicoanálisis localiza el vacío es el Sujeto, su sujeto, tal como es
desvanecido en la separación de los significantes donde procede la metonimia de su ser. 263

En el seminario del 8 de mayo de 1973, Lacan enuncia explícitamente que el lugar que funda la
verdad es en el modo del vacío. Ese vacío es el gran Otro en tanto que agujero: “Hay ahí un
agujero, y ese agujero se llama el Otro [...] , el Otro en tanto que lugar donde la palabra, por estar
depositada, [...] funda la verdad.” 264

Se dirá esta vez que desde el sesgo del acto la filosofía localiza al vacío en la universalidad formal
de la significación, mientras que el psicoanálisis lo sitúa en el reverso, en el doblamiento del doble,
de todas las significaciones. 266

Localización del vacío en la significación y en la universalidad, o localización del vacío en el


reverso de toda significación y en la singularidad de la ocurrencia. Localización del vacío como
apertura a lo suprasensible, o localización del vacío como “arroyo” de nuestro ser 266

Si, por lo tanto, la filosofía dialéctica localiza el vacío en la contradicción, impulsada a ese punto
puro tal en que el ser en tanto que ser no se puede sostener, el psicoanálisis lo localiza en el
surgimiento excesivo de una palabra tal que en ella viene a romperse, a interrumpirse, el sujeto del
discurso. Localización del vacío en lo que exorbita al ser de su identidad en sí, o localización en el
exceso sobre sí del sujeto, en lo roto del discurso y de la palabra: ustedes conciben la insistencia de
la discordia. 267

Filosofía y psicoanálisis tienen como borde común dos procedimientos que son exteriores, el uno y
el otro, a una y a otro: la matemática, por una parte, y el amor, por la otra. El nudo de tales
componentes de su borde externo es la localización del vacío en el nexo, o la relación, que se
supondría que “sostienen conjuntamente” la Idea y la cosa, o el ser y el saber del ser. El amor
efectúa el vacío del nexo, puesto que no hay relación sexual. La matemática lo efectúa puesto que
lo agota en la pura literalización. 270

El ser y el acontecimiento

… el sujeto del lado del ultra-uno […] el vacío del lado del ser… 475

… el vacío [como] una función de sutura al ser… 474

… el sujeto nombra, en el vacío, el universo por venir… 440

… el vacío, […] nombre propio del ser […] La subjetivación es el nombre propio en situación de ese
nombre propio general. 433

… lo que califica el nombre de acontecimiento es que sea extraído del vacío. 365

… el Estado no se funda sobre el lazo social –que expresaría- sino sobre la des-ligazón –que impide-
[…] su exceso sobre los términos [de la situación] establece un lugar potencial de fijación del vacío.
128

Para impedir la presentación de vacío es necesario que la estructura esté estructurada […] que
toda estructura sea duplicada por una metaestructura… 112

… el vacío, al que nada pertenece, se incluye por esa misma razón, en todo. 103

… para que advenga una localización del vacío, y por lo tanto un cierto tipo de asunción
intrasituacional del ser-en-tanto-ser, es necesario un disfuncionamiento de la cuenta, [un]
acontecimiento […] desde el cual el vacío de una situación es retroactivamente detectable. 71

Denomino “vacío” de un situación a esta sutura a su ser. Y enuncio que toda presentación
estructurada impresenta “su” vacío, bajo el modo de ese no-uno que no es más que la cara
sustractiva de la cuenta. 71

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