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Historia del baile flamenco

Este artículo está escrito con la intención de dar a conocer a los alumnos de la Escuela
de Baile, una Breve Historia del Baile Flamenco haciendo referencia a algunos de los
nombres imprescindibles que deben conocer ya que han marcado el baile dejando una
huella indeleble.
Por supuesto hay muchos más; ahora bien, espero que en un futuro ellos mismos sientan
la curiosidad de profundizar en las maravillosas carreras artísticas de nuestros
bailarines-bailaores y descubran otros muchos nombres que también dejaron un legado
importante, del cual nos nutrimos los bailaores actuales.
Eva Peña.

Desde el baile de Candil…

El resplandor de la luna alumbraba aquellos primeros bailes en los patios de las tabernas
o de las casas, pero cuándo no aparecía la luna se alumbraban con candiles de aceite,
así, aquellos bailes de la gente del pueblo pasaron a llamarse “bailes de candil”.
Se acompañaban de panderos, bandurrias, laúdes y otros instrumentos populares y se
bailaba el jaleo, el olé y sobre todo el fandango.
Los flamencólogos denominan estas reuniones como bailes folclóricos que separan del
“flamenco de candil”, donde el cante y la guitarra son protagonistas; ya no participa
todo grupo, sino unos ejecutan y los demás escuchan. Se amplían entonces los cantes al
romance, la caña o la seguidilla. Hablamos del siglo XIX.
Aparecen las academias de baile con danzas entre el folclore de los bailes de candil y un
incipiente flamenco, el zorongo, el vito… El famoso cantaor de la época Silverio habla
de los “bailes de palillos”, jota, gallegada.
El estudioso Blas Vega da cuenta de éstas primeras academias de baile en los años 40
del siglo XIX.
Sucediendo a los bailes de candil están los “corrales”: casas-corrales en las que se
realizan reuniones flamencas.
Posteriormente aparecen los Cafés Cantantes y con ellos la evolución del baile, con lo
que podríamos llamar ya un “cuadro flamenco”.
El baile se beneficia y evoluciona en la técnica, suenan nombres cómo el Estampío,
Antonio el de Bilbao o Faíco en hombres, en mujeres La Malena o la Macarrona.
Se baila mucho por tangos pero también por tientos, caracoles, farruca o garrotín. La
mujer bailaba de cintura para arriba y el hombre zapateaba.
Escribía Rafael Marín:
“La mujer para que sea una buena bailaora, lo que más le adorna es tener buenos brazos,
moverlos con mucha soltura sin que se vea en ellos agarrotamiento, y toda su fuerza física
consiste en que de cintura para arriba sean sus movimientos flexibles. Una cara picaresca y
un cuerpo bonito y flexible hacen que con poco trabajo resulte buen efecto.
La bailaora que se propase a efectuar con los pies trabajo que más bien es de hombre, lleva
mucho perdido, pues al hacer cuenta con aquellos, pierden el cuerpo y los brazos toda su
gracia; ese se contrae y los brazos se caen a los esfuerzos hechos con un ejercicio que no es
adecuado a su sexo.”
Con semejante declaración de principios que hoy escandalizarían a cualquier bailaora,
sentaba la diferencia de baile en ambos sexos, algo que desde luego afectó a bailaoras
del momento cómo la Macarrona y la Malena que tuvieron que defender su trabajo en
un entorno a veces difícil.
Dos bailaoras que cultivaron una rivalidad que benefició a ambas, por que las dos eran
buenas bailaoras en diferentes estilos y fueron las más famosas de la época.
También destacar a Rosario la Mejorana, madre de una de las grandes cómo será
Pastora Imperio.
De la Mejorana se dijo que fue la primera en levantar los brazos bailando y así
revolucionó el baile de la época según el estudioso Fernando Quiñones.
En los Cafés Cantantes empiezan a aparecer los cantantes de cuplés y los flamencos
pasan a las fiestas privadas, a las ventas o a los colmaos, dónde el baile quedaba en un
segundo plano. Aunque también ocurrió un hecho muy importante, los flamencos
empiezan a actuar en los teatros.
Acabando el siglo, el baile de las Zambras en las cuevas del Sacromonte, tiene
características muy peculiares. Cuevas moriscas donde la mujer baila con el pelo suelto.
Para la bailaora Matilde Coral: “una de las raíces más profundas de la escuela de baile
andalusí, el más primitivo, el más morisco”.
Destacan tres danzas en la Zambra: la alboreá, la cachucha y la mosca, si bien hay más
girando en torno al ritual de la boda gitana.

El Siglo XX. Figuras destacadas

Estamos a principios del siglo XX, el auge de los medios de comunicación y del baile
llega a los teatros y al mundo. Cambian las formas, aparecen los montajes, el ballet
flamenco, frente a la improvisación de los anteriores bailaores, ahora se coreografía.
Surgen importantes figuras de la danza cómo la Argentina, Antonia Mercé y el
vallisoletano Vicente Escudero, que sin faltarles las críticas del momento, declaran que
tuvieron que marcharse fuera de España para poder crear.
La Argentina compagina el flamenco con el clásico español, triunfando con sus
montajes en muchos escenarios del mundo.
En su montaje “El embrujo de Sevilla” conoce al maestro Realito, importante
mencionarlo por que fue un gran maestro de muchos bailaores flamencos. El contacto
con él o con el bailaor Faíco induce a la Argentina a adentrarse más en el mundo del
flamenco.
En 1953 la Argentina habla de cómo ella formaría a una bailarina:
“En primer lugar aprovecharía sus años de adolescencia para que dominase la escuela
italiana de danza. Sin esta base no hay técnica de baile posible. Le haría aprender
música, que conociese una selección de obras literarias, pondría delante de sus ojos las
obras maestras de la pintura universal y le haría conocer y estudiar a fondo el origen y
la historia del baile a que quisiera dedicarse…”

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Con estas palabras deja claro las diferencias del baile por intuición y la preparación
plural en diferentes artes de los bailaores que se da ya en muchos artistas de la época.
Uno de los ballet flamencos más importantes y quizá más coreografiado es el Amor
Brujo, dónde se aprecian ritmos flamencos de garrotín, farruca, tientos, zambra,
bulerías, soleares y seguriyas.
El éxito que se obtiene con el ballet flamenco hace que se cuiden más otros aspectos
cómo escenografía, vestuario… algo que hasta ahora no se hacía. También es palpable
la gran influencia de la danza clásica.
Vicente Escudero, bailarían de gran personalidad, vanguardista que vivió la bohemia
de París, amigo de Picasso, Miró o Juan Gris, obtuvo un gran éxito en diversos países,
su baile está influido por la pintura y la poesía, famosos son sus dibujos para anotar sus
bailes.
En 1925 baila por primera vez “El Amor Brujo” con la Argentina en París con enorme
éxito. Posteriormente conquistó EEUU con gran éxito también. Y en los años 40 bailó
una seguiriya en el Teatro Español en Madrid, siendo la primera vez que se bailaba éste
palo, aunque algunos estudiosos creen que si se había bailado antes, pero no está claro.
Es un palo del cante jondo y se consideraba en cierta manera un sacrilegio bailarla.
Estaba obsesionado con la seguiriya que consideraba el compás más complejo.
El agitador flamenco Hurok decía lo impresionante que era verle bailar también la
farruca inclinándose hasta el suelo.
Escribió su famoso Decálogo del baile flamenco, que encerraba una crítica al baile de
otro de los grandes, Antonio el bailarín, rivales en ese momento.

DECÁLOGO DE VICENTE ESCUDERO

1- Bailar en hombre
2- Sobriedad
3- Girar la muñeca de dentro afuera, con los dedos juntos
4- Las caderas quietas
5- Bailar asentao y pastueño
6- Armonía de pies, brazos y cabeza
7- Estética y plástica sin mistificaciones
8- Estilo y acento
9- Bailar con indumentaria tradicional
10- Lograr variedad de sonidos con el corazón, sin chapas en los zapatos, sin
escenarios postizos y otros accesorios.

Vicente Escudero defendía que “a los diez puntos de su decálogo se tiene que ajuntar
todo el que quiera bailar con pureza”

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Desde luego no fue muy comprendido, y no gustaba a muchos aficionados, aunque
según el decía su intención sólo era hacer un flamenco auténtico.
Otra de las grandes de la época fue, Encarnación López, “La Argentinita”, que al
igual que “La Argentina” nacieron en Argentina, pero de padres españoles, de ahí sus
nombres.
Empezó en los espectáculos de variedades cantando cuplés, pero también el folclore
español y tocaba muy bien las castañuelas.
Fue la musa de la Generación de 27, grabó acompañada al piano por Federico García
Lorca canciones populares cómo el Zorongo gitano, el Café de Chinitas, Anda Jaleo,
Los cuatro muleros etc.
En 1943 presenta en Nueva York El Café de Chinitas, representando el café cantante
malagueño, con versos de Lorca y decorados de Salvador Dalí.
Hay en ésta época, muchos artistas de baile español triunfando en Norteamérica gracias
a Sol Hurok, que fue un gran promotor de Carmen Amaya, José Greco, Luisillo,
Antonio y Rosario y muchos más llenando teatros en muchas ciudades americanas.
A Carmen Amaya, gitana catalana que en ésta época ya era una gran artista, la vio bailar
Vicente Escudero y comentó:
“Esta gitanilla hará una revolución en el baile flamenco, porque es la síntesis de dos
grandes estilos fundidos genialmente: el de la bailaora antigua, de la cintura a la cabeza,
con un braceo imponderable y ese raro fulgor en sus ojos; y el estilo trepidante del
bailaor en sus variaciones de pies prodigiosos”
En efecto Carmen Amaya era única y no ha habido otra cómo ella. Tenía un compás
y un ritmo prodigiosos, famosas son sus vueltas quebradas hacia atrás que sólo ella
hacía. Con un físico menudo y una fuerza y temperamento difícil de describir. Demostró
que una mujer también tiene pies, se ponía pantalones para bailar para que se le vieran
los zapateados. Triunfa por todos los escenarios del mundo, hace cine y es una leyenda
del baile hasta hoy.
Otro de los grandes: Antonio Ruiz, “Antonio el Bailarín” que salió de la academia de
Realito con Rosario, dos niños que se hacían llamar los “chavalillos sevillanos”.
Recorren los escenarios en España con Pepe Pinto y La Niña de los Peines hasta el salto
fuera de España.
Representaban con gran éxito el baile español, la escuela bolera y el flamenco.
En 1952 se separan y Antonio forma su propia compañía.
Le llaman para la película “Duende y misterios del flamenco” y crea el baile por
martinete que no había sido bailado hasta ahora.
El ballet de Antonio triunfa, recorre muchos países, representa una danza influida por la
danza clásica, con una visión coreográfica teatral que servirá de inspiración a
coreógrafos posteriores.
Dice Teresa Martínez:
“Funde el flamenco todavía bastante tradicional con formas del ballet clásico. Los
movimientos no son exagerados. Hay armonía entre todas las partes del cuerpo”
Nombrar también a otra de las parejas de baile muy famosas de la época cómo son
Luisillo y Teresa.

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Hermana de la Argentinita es Pilar López, importante bailarina que crea el Ballet
Español de Pilar López. En 1947 una de sus más importantes obras es “Los Cabales”
con los Pelaos al baile, dónde ella define el baile de la soleá y se baila por primera vez
la seguriya con palillos.
Además de bailarina y coreógrafa fue una importante maestra de gente cómo Güito,
Mario Maya o Antonio Gades.
Representa danzas de la Escuela Bolera, danza clásica o baile de palillos. Su hermana la
Argentina que fue una gran intérprete de castañuelas, y se hizo construir varias con
diferentes sonoridades para interpretar a Albéniz, Falla o Turina. Pero también tocaron
muy bien las castañuelas Vicente Escudero, Mariemma o Carmen Amaya.
Las castañuelas se fabricaban en marfil o maderas de boj hasta el invento de las de tela
prensada que a diferencia de las de madera no se rompen.
Una época considerada decadente para muchos flamencólogos es la década de 1924 al
1934, que coincide con el éxito de la Ópera Flamenca, un formato en el que actuaban
varios artistas y el protagonista solía ser el fandango.

Los tablaos

En la segunda mitad de siglo, años 50 y 60, se va acabando la etapa del ballet flamenco
y comienza el auge del Tablao, dónde el Baile adquiere todo el protagonismo, y los
bailaores vuelven a tener una época importante.
Uno de los famosos tablaos de Madrid fue Zambra y su figura Rosa Durán. Otra artista
que hizo su carrera en los tablaos fue La Chunga, famosa porque desde niña bailaba
descalza.
El tablao El Corral de la Morería, de la maravillosa bailaora Blanca del Rey quien ha
compaginado los escenarios de los teatros, con el tablao. Blanca del Rey puede ser
definida como una bailaora elegante que destaca en la soleá del mantón.
En los años 60 se forma un trío, “Los Bolecos” con Matilde Coral, su marido Rafael El
Negro y Farruco. Matilde con un estilo antiguo, muy famosa su frase “las manos cómo
palomas”, seguidora del baile de Pastora Imperio, destaca por alegrías con la bata de
cola o el mantón. Representando lo que será su importante escuela sevillana, que se
define por un baile muy femenino, que también ejecutaron Milagros Mengíbar o
Angelita Vargas.
Su marido Rafael El Negro destacó por bulerías y Farruco en su baile por soleá siendo
el mejor bailaor gitano de la época.
Otra de las bailaoras que han destacado por su elegancia, su porte en el escenario o el
manejo de la bata de cola es Merche Esmeralda, también importante maestra, que
destacó en el tablao Las Brujas.
En el tablao Torres Bermejas, Carmen Mora, su marido Mario Maya y El Güito
forman el Trío Madrid. Tres grandísimos bailaores.
Los tablaos formaron a muchos artistas, les dieron muchas tablas, se curtieron en
muchas noches de actuaciones y así muchos pasaban a los teatros con un importante
rodaje.

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Con Antonio Gades, José Granero y Mario Maya el flamenco vuelve a los teatros.
Antonio Gades alumno de Pilar López, fue como lo denominaron los críticos un
“renovador de la danza”. Hizo un trabajo serio, profundo, de disciplina, de estudio.
Defendiendo una estética del cuerpo, un concepto teatral, trabajaba enormemente los
zapateados, y todo el cuerpo sin dejar nada a la improvisación.
Hay tres obras muy importantes en su carrera, “Bodas de sangre”, “Carmen” y “El amor
brujo”, llevadas también al cine por Carlos Saura, con Cristina Hoyos, su gran
compañera de baile con una importante trayectoria.
Mario Maya, del Sacromonte de Granada, fue a Madrid muy joven y bailó en el tablao
Zambra, otro de los alumnos de Pilar López.
Gran bailaor que ha influido en muchos bailaores. Defendía no caer en la rutina, la
disciplina y el baile clásico. Ha triunfado en muchos países con importantes creaciones.
Grandísima también Carmen Cortés, con creaciones de gran fuerza, cómo Yerma o
Salomé.
Y en los años 50 la gran bailaora que triunfa en los escenarios es Manuela Carrasco que
cosecha grandes éxitos y admiración entre sus compañeros. Una bailaora profunda que
acompañó con su baile el cante de Camarón.
Otro escenario para el flamenco han sido y son los Festivales Flamencos de verano,
dónde actúan varios cantaores y se suele cerrar con el baile, pero al público del Festival
lo que le importa es el cante, a diferencia del tablao donde lo principal es el baile.
El baile de los festivales suele ser un relleno, no se baila en las mejores condiciones y
muchas veces se baja mucho el nivel en la parte del baile.
Cuándo acaba la temporada de festivales de verano, la afición pasa a las Peñas
Flamencas dónde se contratan artistas flamencos y de dónde han salido artistas
importantes que realizan un aprendizaje del repertorio ortodoxo, aunque enfocado sobre
todo al cante. La creación de Escuelas de flamenco en las peñas está desarrollando una
importante labor didáctica.
El Ballet Nacional de España ha dado maravillosos bailaores cómo Antonio Canales,
Joaquín Cortés, Javier la Torre, Javier Barón, Lola Greco o Aída Gómez.
También muy importante la labor de la Compañía Andaluza de Danza.
Y ahora las compañías privadas de danza que con ayudas y mucho trabajo descubren
grandes bailaores, Joaquín Grilo, Rafaela Carrasco, Isabel Bayón, El Pipa, Antonio
Márquez, Lola Greco, Belén Maya, Fuensanta la Moneta, Eva Yerbabuena, Sara Baras,
Rocío Molina, Israel Galván, María Pagés y muchos más (con mayor o menor
acierto…).
“Cada intérprete puede interpretar el flamenco a su manera, no tiene que
seguir la escuela de los maestros de antes, aunque sin ellos no se podría
hacer nada”. Israel Galván.

Eva Peña. Octubre de 2010.


Profesora de baile flamenco en la Peña ‘Amigos del Cante’ en Zamora.

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