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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMÓN RODRÍGUEZ


NÚCLEO LA GRITA

ENSAYO

Participante:
Davimar Rangel

La Grita, mayo 2020

INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN EL MERCADEO

El funcionamiento de las sociedades necesita de estructuras organizativas que las


reglamente, es por ello, que los sujetos sociales miembros de un entorno deben someterse a
normativas que modelan la actuación de ellos en el círculo social. En este contexto, aparece
la organización pública como figura de Estado, el cual, comprende un agente político,
económica y social, que sienta las bases con su respectiva solidez para el equilibrio de la
nación y la normalización de las actividades globales que se lleven a cabo en determinado
país o territorio. Así pues, el Estado interviene en las actividades que fomentan el desarrollo
nacional, siendo el ámbito de la economía y sus formas de mercado, uno de los campos de
interés más controlados y reglamentados por las distintas formas de administración pública.
En ese escenario, el estado viene a ser el principal agente económico, cuya
intervención en la actividad económica es sumamente compleja. De tal manera, el Estado
acude a los mercados de factores y de bienes y servicios como oferente y en otras
situaciones funge como demandante. Del mismo modo, así como existen particulares que
poseen su derecho de patrimonio sobre los medios de producción, el Estado también posee
propiedades de factores productivos que ofrece a las empresas de las que también demanda
gran cantidad de bienes y servicios. Asimismo, es el mayor productor de bienes y servicios.
Por otra parte, a diferencia de los otros agentes económicos, tiene capacidad de captación
de dinero, a través, de la recaudación de impuestos, tanto de las empresas como de las
familias, destinando parte de estos ingresos recaudados, a la realización de transferencias
sin contrapartida a ciertas empresas que considere de interés social o a algunas familias
mediante subsidios de desempleo, pensiones de jubilación y otras.
Ahora bien, el Estado constituye la institucionalidad de una República, sin embargo,
esta institucionalidad es ejercida bajo la figura política de un Gobierno, pues, en materia de
economía y finanzas, el gobierno se integra a los flujos reales y monetarios de la economía
al ejercer sus funciones de redistribución, asignación y estabilización, tomándose a su vez,
la atribución de poder modificar la distribución del ingreso, reasignar los recursos y
cambiar la cuantía de la actividad económica, valiéndose para ello, de la legislación
(nacional, regional o municipal), lo cual le permite, fijar los preceptos que regirán distintas
y variadas áreas de la vida económica de los ciudadanos, tales como fijación de precios,
competencia empresarial, protección al usuario, propiedad privada, contratos, tributación,
aduanas, sistema monetario, sistema financiero, comercio internacional, inversión, trabajo y
salarios, administración pública, finanzas públicas, seguridad social, entre otras.
Con base a lo que se ha venido planteando, en los sistemas económicos, aun cuando
funcionan bajo modalidad de mercado, el Estado puede participar en las decisiones
económicas de los agentes particulares, cuando se dificulta el logro de los objetivos del
sistema de manera equitativa e integral; el grado de participación estatal varía
considerablemente en cada país, por lo que no existe una fórmula única para evaluarla.
Siendo importante destacar, que, esto es válido para sistemas económicos mixtos, ya que,
conceptualmente, en los sistemas socialistas la participación del Estado es total, mientras
que en el capitalismo se reduce a su mínima expresión.
En el marco de lo anteriormente planteado, una de las primeras evidencias de la
intervención del estado en la actividad del mercadeo es fijación del marco legal, ya que es
la potestad que tiene el Estado, administrado por los diferentes poderes públicos, de aprobar
las normas que regirán el desempeño de los agentes económicos, dándose también el caso
de la desregulación, en el sentido de que el sector estatal puede disminuir o eliminar la
legislación que afecta los sectores económicos, cuando considera que su funcionamiento es
aceptable, o simplemente decide no intervenir en este tipo de decisiones.
Adicionalmente, el Estado puede asumir funciones de empresario, cuando se dedica
a satisfacer directamente algunas necesidades de la población, tales como defensa, servicios
(salud, energía, transporte, acueducto, entre otros), y otros tipos de bienes públicos. Al
respecto, señala Mochón (1993: 65) lo siguiente: “la creciente actividad productiva del
Estado, que produce, entre otros, los denominados bienes públicos (es decir, aquellos
bienes que incluso aunque sean consumidos por una persona pueden ser consumidos por
otras), se debe a que la sociedad ha ido encomendando al Estado cada vez más parcelas del
bienestar público, a medida que al aumentar el nivel de desarrollo se generaban nuevas
necesidades.
De este modo, algunos de los servicios que por lo general asume el Estado son: la
defensa, los suministra sin cobrar nada directamente, de modo que se financian con cargo a
los presupuestos del Estado. Otros, como la educación, los financian en parte los usuarios, y
otra parte corre a cargo de los presupuestos del sector público. En el caso de los servicios
de transporte, es frecuente que los paguen los usuarios de forma directa y que, de este
modo, se financie al menos parcialmente el costo del servicio. Por lo cual, en el ámbito del
Estado y el Mercado, en muchos casos se trata de actividades económicas que el sector
privado no estaría dispuesto a asumir, por no ofrecer rentabilidad suficiente que justifique
las inversiones requeridas, o por tener que ofrecerlas con precios demasiado elevados para
la población; ante esto, el Estado asume esa responsabilidad, aun cuando los ingresos
generados no sean suficientes para cubrir los costos.
paralelamente, en muchos países el sector gubernamental asume actividades
empresariales que podría realizar el sector privado, bien sea por tratarse de sectores
estratégicos (por ejemplo, telecomunicaciones) o en el caso de industrias básicas que sirven
de apoyo al resto de la actividad económica (minería, hidrocarburos, energía, banca, entre
otros). En estos casos, la actividad puede realizarla el Estado en forma exclusiva
(monopolios públicos), como propietario de empresas que compiten con el sector privado
(empresas públicas), o como socio de organizaciones donde también participa la inversión
privada (empresas mixtas). En este orden, para comprender el papel del sector público en
los mercados y su influencia en ventas, compras y precios, es necesario destacar dos
procesos que afectan la tenencia de empresas por parte del Estado. Uno de ellos es la
estatización, es decir, cuando alguna empresa deja de ser privada para convertirse en estatal
o pública, bien sea mediante la compra consensuada de la misma o la expropiación. Cuando
la estatización se realiza sobre una empresa que tiene propietarios extranjeros, recibe el
nombre de nacionalización.
En contraposición con los fenómenos descritos en el párrafo anterior, el proceso
inverso es la privatización, cuando las empresas públicas son transferidas al sector privado,
mediante su venta, subasta o entrega directa, lo que hace incidir directamente en el sector
comercial. Por otra parte, el sector gubernamental también actúa en los mercados como
comprador de bienes y servicios, tanto para sus actividades comunes de funcionamiento
administrativo, como para realizar inversiones sociales, a través de la planificación y
ejecución del gasto público, establecido dentro de su presupuesto financiero. Dentro del
gasto público se incluyen igualmente las erogaciones relacionadas con sueldos y salarios de
los funcionarios y las transferencias (becas, ayudas sociales, entre otros programas de la
política pública)
Así pues, la actividad económica propia del mercadeo, está sujeta a fluctuaciones o
variaciones, es decir, continuamente ocurren aumentos o disminuciones en sus variables
más representativas: producción, empleo, nivel de precios – inflación, inversión, tipo de
cambio, comercio exterior, entre otras. Lo cual, permite al Estado tomar decisiones que
intenten combatir esas fluctuaciones, estabilizarlas o reducir su grado de variación, pues el
conjunto de decisiones que aplica un gobierno para orientar el funcionamiento del sistema
económico recibe el nombre de política económica, la cual puede tener objetivos globales
de planificación para las variables más importantes, como las ya mencionadas, o perseguir
una finalidad específica en alguna de ellas (política monetaria, política financiera, política
cambiaria, política laboral, política de competencia, política internacional, entre otras).
En consecuencia, respecto a precios, comercio y distorsiones de tipo económico,
Mochón (1993: 69) señala que: “para combatir las fluctuaciones cíclicas, las autoridades
económicas suelen controlar los impuestos, el gasto público y la cantidad de dinero. En
cualquier caso, en los últimos años han surgido serias críticas respecto a la efectividad de la
política económica como instrumento para estabilizar la actividad económica”. De tal
modo, el Estado interviene en la economía y los mercados, básicamente, porque el mercado no es
capaz, por sí solo, de sostener el óptimo funcionamiento económico, ni de resolver los problemas
causados por el mismo mercado, ya que, l a economía de mercado es propensa a los altibajos
de la actividad económica, así pues, los gobiernos pueden emplear políticas fiscales y
monetarias para lidiar con los problemas de desempleo e inflación, lo que generalmente
ocurre en diferentes momentos socioeconómicos.
En este sentido, la intervención estatal sobre el mercadeo, se puede dar en una modalidad
directa y otra indirecta. Por lo cual, en la intervención directa el Estado actúa directamente
como sujeto económico, con tres formas fundamentales: las empresas públicas, la posible
nacionalización de empresas o actividades, y la planificación; aunque ésta, en una
economía de mercado tiende a ser, por todo lo expuesto, indicativa no imperativa, es decir,
que los diferentes sujetos económicos no están obligados a cumplir las indicaciones del
Plan Económico. Si no, estaríamos en un sistema económico de planificación central
En contraste, la intervención indirecta que comprende una política económica, es la
forma más importante de intervención en la economía de mercado. Porque el Estado adopta
medidas a partir de las cuales se espera forzar un determinado comportamiento de los
sujetos económicos, pero sin que éstos estén obligados a dicho comportamiento, tan sólo
inducidos a ello. Un ejemplo del que ya hemos hablado: la devaluación de la moneda. Con
ella veíamos que se pretendía incrementar las exportaciones, pues éstas resultarán más
baratas a los compradores extranjeros: nada obliga, sin embargo, a las empresas a vender
más afuera; podrán hacerlo, tendrán las condiciones para ello, pero no están obligadas.
Finalmente, las funciones del Estado como interventor de la economía pasan por:
contrarrestar la ineficiencia en la asignación de los recursos; mejorar la distribución del
ingreso; lograr la estabilidad y el pleno empleo en la economía; promocionar y promover el
crecimiento e incentivar el equilibrio y regulación económica. Para el logro de tales fines y
el cumplimiento de las funciones, el Estado deberá implementar algunas medidas, a
mencionar: leyes antimonopólicas; normas, contratos; provisión y producción de bienes
públicos. (Defensa, educación, salud, etc.); incentivo al pago de impuestos progresivos
(para la recaudación), para invertirlos en pensiones, asistencia social, subsidios y
transferencias; manejo de la política económica y de política fiscal y política monetaria;
generar políticas económicas y sectoriales; promulgar leyes que fomenten confianza y la
creación de instituciones públicas, que den apertura al mercadeo y la economía en general.

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