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Nuestra historia

La historia de África se refiere al conjunto de sucesos relativos al poblamiento humano del continente africano,
desde los orígenes de los seres humanos hasta la actualidad.

La prehistoria de África comienza con el surgimiento de los primeros homínidos hace unos cinco millones de
años, por lo que el período prehistórico en África incluye hechos mucho más antiguos que la historia de los
otros continentes poblados por seres humanos mucho más tardíamente.

El período propiamente histórico de la Edad Antigua en África incluye la aparición de la civilización egipcia, el
posterior desarrollo de las sociedades fuera del valle del Nilo y la interacción entre ellas y las civilizaciones fuera
de África. A fines del siglo VII el norte y este de África fueron fuertemente influenciados por la expansión del
islam, propiciando la aparición de nuevas culturas, tales como los pueblos suajili. Esto también incrementó el
tráfico de esclavos (previamente existente) y que culminaría formalmente en el siglo XIX. La historia africana
precolonial se enfoca en la época que transcurre entre comienzos del siglo XVI, caracterizada por el traslado de
grandes cantidades de pobladores africanos en calidad de esclavos al Nuevo Mundo, hasta el inicio de la
disputa europea por África. El periodo colonial africano transcurrió desde finales de los años 1800 hasta el
advenimiento de los movimientos independentistas en 1951 cuando Libia se convirtió en la primera colonia
africana en ganar su independencia. La historia africana moderna ha estado plagada de revoluciones y guerras,
contando también, no obstante, con el crecimiento de las economías de algunas naciones africanas a lo largo
del continente.

Los viejos prejuicios contra los africanos de raza negra han hecho que hasta hace poco la historia africana fuera
narrada o representada de forma marcadamente eurocéntrica o racista. La historia africana ha sido un reto para
los investigadores dada la escasez de fuentes escritas en grandes partes del África subsahariana, y también
debido a las opiniones contrastantes sobre lo que es y no es africano. Algunas técnicas de estudio como el
registro de la historia oral, la arqueología, la paleontología lingüística y la genética —para rastrear el movimiento
de los pueblos— han sido cruciales a la hora de escribir la historia de varias regiones africanas que en el
pasado había sido un misterio.

Prehistoria[editar]
Según se dice en las últimas exploraciones paleontológicas y arqueológicas, los homínidos ya existían en África
hace por lo menos 5 millones de años. La anatomía de su cráneo era similar a la de sus parientes cercanos, los
grandes simios africanos, pero habían adoptado una forma bípeda de locomoción, la cual les otorgaba una
ventaja crucial, pues les permitía vivir tanto en áreas boscosas como en la sabana en una era en la que África
se estaba volviendo árida, con las sabanas superponiéndose a los bosques y selvas.

Hace unos 3 millones de años varias especies de homínidos del género Australopithecus habían surgido a lo
largo del sur, este y centro de África. El siguiente gran paso evolutivo ocurrió hace aproximadamente 2 millones
de años con la llegada del Homo habilis, la cual se cree que fue la primera especie de homínido capaz de
fabricar herramientas. Esto le permitió a H. habilis comenzar a comer carne. En la cacería, H. habilis no era
capaz de competir con grandes depredadores, y seguía siendo más presa que cazador, aunque probablemente
podía robar huevos de nidos y pudo haber sido capaz de capturar pequeños animales.

Hace 1,8 millones de años, Homo erectus apareció por primera vez en África, aunque de igual forma lo hizo
casi simultáneamente en el Cáucaso (Europa Oriental). Algunos de los primeros representantes de esta especie
seguían teniendo cerebros bastante pequeños y usaban primitivas herramientas de roca, de forma muy similar
a H. habilis. Su cerebro más adelante creció y H. erectus terminó desarrollando una tecnología de herramientas
más compleja, de tipo achelense. Posiblemente fueron los primeros grandes cazadores. Además, Homo
erectus dominó el arte de producir fuego, y fue el primer homínido en salir de África, expandiéndose por todo el
Viejo Mundo. También se ha sugerido que Homo georgicus, un descendiente de Homo habilis, pudo ser el
primero homínido y el más primitivo en vivir fuera de África. No obstante, muchos científicos consideran al
Homo georgicus como un miembro anterior y más primitivo de la especie Homo erectus.

El registro de fósiles muestra que Homo sapiens pudo haber vivido en el sur y este de África hace al menos
100.000 y posiblemente 150.000 años. Hace unos 40.000 años comenzó la colonización de nuestro planeta por
los seres humanos modernos con su expansión hacia fuera de África. Su migración es indicada por evidencias
lingüísticas, culturales y genéticas.

Al final de la Edad de Hielo (alrededor del 10.500 a. C.), el Sahara se había convertido de nuevo en un fértil
valle, y su población africana regresó del interior del continente y de las montañas costeras en el África
subsahariana. Sin embargo, el clima cada vez más seco y cálido hizo que para el año 5000 a. C. la región del
Sahara se fuera volviendo cada vez más árida. La población se desplazó fuera de la zona dirigiéndose hacia el
valle del Nilo, donde crearon asentamientos permanentes o semipermanentes. Una recesión climática mayor
ocurrió, disminuyendo las fuertes y persistentes lluvias en África central y oriental; desde entonces las
condiciones secas han prevalecido en el este de África.

Culturas prehistóricas[editar]

Las dos áreas de inicio de la agricultura en África parecen corresponderse bien, con el origen de las dos principales familias
lingüísticas del continente, las lenguas Níger-Congo en la parte occidental y las lenguas afroasiáticas en la parte oriental.

El fenómeno internacional conocido como la cultura del vaso campaniforme comenzó a afectar a África
noroccidental. Llamada así por las vasijas de cerámica de forma característica encontradas en tumbas, la
cultura del vaso campaniforme está asociada con el surgimiento de una mentalidad guerrera. El arte rupestre de
este periodo en el norte de África representa animales pero también pone un nuevo énfasis en la figura
humana, equipada con armas y adornos. La gente procedente de la región de los Grandes Lagos de África se
asentó a lo largo de la costa oriental del Mar Mediterráneo para convertirse en los proto-canaanitas, quienes
dominaron las tierras bajas entre el río Jordán, el Mediterráneo y el Desierto de Sinaí.

Norte[editar]
Grabados en roca del Neolítico, conocidos como petroglifos, y los megalitos en el desierto del Sahara en Libia
dan fe de la prematura cultura cazadora-recolectora establecida en las secas praderas de África del Norte
durante la Glaciación. La región donde actualmente se encuentra el Sahara fue originalmente un buen sitio para
la agricultura (cerca del año 4000 a. C.). No obstante, después de la desertificación del Sahara, el
establecimiento en el norte de África se concentró en el valle del Nilo, donde los nomos de Egipto sentaron las
bases para la cultura del Antiguo Egipto. Hallazgos arqueológicos muestran que las tribus primitivas vivieron a
lo largo del Nilo mucho antes de que la historia dinástica de los faraones comenzara. Para el año 6000 a. C.
había aparecido la agricultura organizada.

Las evidencias más antiguas de historia escrita en África provienen del Antiguo Egipto, y el calendario egipcio
sigue siendo usado como el patrón para datar a las culturas de la Edad del Bronce y la Edad de Hierro en la
región.

Alrededor del año 3100 a. C. Egipto fue unificado bajo el primer faraón conocido, Narmer, quien inauguró la
primera de las 31 dinastías en las que se divide la historia del Antiguo Egipto, las cuales se agrupan en tres
fases: Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo. Las Pirámides de Guiza (cerca de El Cairo),
construidas durante la cuarta dinastía, dan fe del poder de la religión y el gobierno faraónicos. La Gran
Pirámide, que es la tumba del faraón Keops (también conocido como Jufu), es la única de las Siete Maravillas
del Mundo que aún se mantiene en pie. El Antiguo Egipto alcanzó su máximo poder, riqueza y extensión
territorial en el periodo del Nuevo Imperio (1567-1085 a. C.).

La importancia del Antiguo Egipto en el desarrollo del resto de África se ha debatido. Los antiguos académicos
de occidente generalmente veían a Egipto como una civilización mediterránea con poco impacto sobre el resto
de África. Los estudios recientes, no obstante, han comenzado a desacreditar esta noción. Algunos han
argumentado que varios egipcios antiguos, como los badarienses, probablemente migraron hacia el norte desde
Nubia, mientras que otros hablan de un movimiento de pueblos de gran envergadura a lo largo y ancho del
Sahara antes del comienzo de la desertificación. Sea cual sea el origen de cualquier pueblo o civilización,
parece razonablemente seguro que las comunidades predinásticas del valle del Nilo eran esencialmente
indígenas en su cultura, recibiendo poca influencia por parte de fuentes externas del continente durante varios
siglos precediendo directamente al comienzo de los tiempos históricos.1

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