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Nos hemos enfrentado a nuestra fragilidad como seres humanos, como comunidad y
como sociedad y eso nos pone de frente a la necesidad de construir una realidad tan
compleja, que el paisaje fragmentado que podemos visualizar desde nuestra ventana
individual, no nos ofrece elementos suficientes para comprenderla. Es má s importante
que nunca encontrar formas de ampliar esta ventana, contrastar miradas y
estructurar un criterio para saber discernir en medio de tanto caos informativo, que
no permite aprehender una realidad, tener los pies en el presente, no olvidar quienes
hemos sido y sobre todo avizorar un futuro para todos a pesar de todo.
Por esta razó n Colombia Hoy, tomó la decisió n de asumir el reto de una “Estrategia de
educació n de emergencia”, má s que la de hacer un giro hacia la educació n virtual. No
esperamos mantener las actuales circunstancias má s allá de lo que sea necesario, pues
la revelació n de un sujeto transformador, só lo puede darse cuando este se puede
hacer presente ante los otros: su voz, su esencia, su acció n. En las actuales
circunstancias lo que esperamos realmente es ampliar nuestras ventanas individuales
para que en el horizonte aparezca la comunidad de la que hacemos parte. Eso significa
mantener la posibilidad de mantenernos en reflexió n de manera colectiva.
Por esta razó n nuestras clases no son un momento de conexió n para dejar una serie
de tareas y llenar con ellas el tiempo de los niñ os. Má s bien, son una posibilidad de
seguir reflexionando desde las herramientas que nos dan las disciplinas para poder
“abrazar la realidad” presente. La tecnología que tantas veces ha sido aliada y otras
veces rival de la tarea de los maestros, hoy se convierte en la pró tesis que no nos
permite reemplazar nuestros propios miembros ausentes, pero si cumplir con algunas
de sus funciones bá sicas. Es la herramienta que usamos para ampliar esa ventana
individual y hacerla lo má s plural posible. Ampliarla hasta el punto de entrar muchas
veces en la intimidad de las familias que se vuelcan completas para permitir que la
pedagogía realice su acció n transformadora, tanto como sea posible.
De esta manera los padres que muchas veces se sintieron al margen del proceso de
aprendizaje de sus hijos, hoy tienen la posibilidad de estar totalmente involucrados.
Ya no só lo desde un papel marginal, sino como agentes activos en este proceso,
aprendiendo con sus hijos, enseñ ando con sus hijos, reflexionando y aportando en una
comunidad de construcció n de conocimiento.
Una forma que revela posibilidades que hasta ahora no habíamos explorado y a la que
ahora quisiéramos darle má s fuerza, es la hetero-evaluació n. Pero lo novedoso en ella
está en la posibilidad de involucrar a los padres y cuidadores, reconociendo la
importancia de su actual participació n en el proceso. Dejando atrá s el miedo a la
parcialidad frente a sus hijos, confiando en la mirada singular y privilegiada que
tienen del proceso de aprendizaje de sus hijos, desde siempre y en particular en este
momento.
Hemos decidido quedarnos con menos espacios de trabajo, (dos asignaturas diarias),
para dar espacio a un primer encuentro en las mañ anas, que permita hacer acuerdos,
tener algunos referentes (lecturas, videos, materiales didá cticos), plantear algunas
acciones concretas. Un tiempo de trabajo autó nomo para que los niñ os se enfrenten a
sus propias bú squedas, a sus ejercicios, a sus reflexiones y a las mú ltiples formas del
hacer (ojalá incluso con la tecnología electró nica no tan cerca). Terminando el día con
el espacio de encuentro má s importante, el de la retroalimentació n. Este espacio en
realidad se convierte en el momento de evaluació n diario, que permite no só lo, como
ya hemos dicho, recoger lo aprendido, sino también lo sentido. Las emociones juegan
esta vez un papel fundamental en lo que puede y debe evaluarse. Requieren una
observació n especial y un acompañ amiento particular, para que puedan ser
expresadas y gestionadas.
Esta reflexió n y este cambio, nos lleva a suponer que los primeros aprendizajes de
esta situació n ya son evidentes, que nada volverá a ser como antes, pero que eso no
tiene porque ser motivo de angustia, sino una invitació n para todos a reinventarnos.