CIRCULO MILITAR ♦BIBLIOTECA DEL OFICIAL

PREMIADA CON MEDALLA'Y DIPLOMA DE HONOR EN'LA EXPOSICIÓN

DE RÍO DE JANEIRO (1923)

LA CONDUCCIÓN Y SUS PRINCIPIOS

EN EL COMBATE
POR EL MAYOR DE INFANTERÍA Y DE ESTADO MAYOR

JUAN LUCIO CERNADAS

PROFESOR DE LA MATERIA EN EL IV AÑO DE CADETES,
CURSO SUPERIOR Y ESPECIAL DE OFICIALES
EN EL~COLEGIO MILITAR

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1928
44 " JUAN LUCIO CJSHNADAS TÁCTICA INTEGRAL ■ 45
 C.) LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA GUERRA (0
La ciencia de la conducción en la guerra se rige, en lo substancial,
por verdades, casi leyes inmutables, deducidas del este-dio de los
hechos y que se ha convenido en llamar: «principios
fundamentales-».
He dicho casi leyes, por cuanto, no obstante encerrar ellas
verdades que han subsistido incólumes en su esencia, a través do las
centurias, no alcanzan por ello a ser inmutables definitivamente.
Estos principios son, como todos los asertos, por fundados y
evidentes que parezcan, factibles de perfección. De ahí que se" afirme
cada vez que de ellos se hable: si bien han permanecido invariables
en su esencia, lian sufrido modificaciones de forma y de aplicación.
Es que, en el eterno devenir del medio en que la humanidad se
desenvuelve, nada absolutamente es perpetuo, ni en su naturaleza
intrínseca ni tampoco, por consiguiente, en su interpretación.
Sin embargo, a los fines de su valorización, por los con-, ductores-
hay que aquilatarlos como las únicas verdades en que pueden
apoyarse para la conducción clásica de sus ope-,
raciones.
Siendo las verdades lo único subsistente a través del tiempo, se
explica que los principios fundamentales resulten ser pocos. Por otra
parte, para ser erigido en principio, se requiere su evidencia y
consagración en muchas guerras a objeto de patentizarlos.como
fundamento o base determinante de las operaciones.
Estas son las causas innegables de que, desde los comienzos
, (1) «No es posible ninguna rama del saber sin un cierto número de ^ conceptos que
constituyen su esencia, y éstos, por lo menos en su mayor s> parte, no son innatos, sino
adquiridos. Falta, pues, sólo averiguar qué » clase de conceptos deben ser, y esto es lo
que creemos haber determinado » al decir que para la guerra deben referirse a las
cuestiones que en la guc-s* rra han de ocuparnos.»—(Olausewitz: obra citada, pág
143.)
de la literatura militar, en su afán de enseñar el arte de la guerra, y
querer hallar la fórmula de la victoria, en el estudio ■ especulativo de
los hechos pasados de la historia, no se los haya podido concretar por
lo intangibles y proteicos (1).
Comprueba esta aseveración el hecho de que no existe.coin-
cidencia plena en sus menciones, por parte de los.numerosos tra-
tadistas y generales eminentes.
Napoleón, por ejemplo, ha dicho al respecto: «...los principios de
la guerra son pocos. ..» En otra parte llega a concretar a tres: 1.°
reunión de las fuerzas; 2.° actividad; 3.° fir-*m<? voluntad de morir
con gloria.
Federico «El Grande», en su obra: Principios generales de la
guerra, con carácter de advertencias a sus generales, les dice:
«Un solo pensamiento debe animar a todo el ejército: se debe
sacrificar una provincia y perderla a su debido tiempo; quien quiera
defender todo, no defiende nada; q-uien disperse sus fuerzas, será
derrotado en detalle; se dirigirá el empuje propio contra el punto, débil
del enemigo; tomad del azar todo lo que, mediante vuestra agudeza y
vuestra previsión, podáis arrebatarle.»
El general del ejército alemán Guillermo Groener, en su obra
titulada: El testamento del conde Schlíeffen (pág. 323), califica a los
principios básicos como a: «Leyes fundamentales naturales de la
conducción de la guerra»., y menciona los siguientes :
«.. .el principio del aniquilamiento mediante el ataque con-
(1) «Con ello se proponían un fin práctico, sin haberse dado buena
■» cuenta de las infinitas dificultades que en este sentido tiene la diree-
» ción de la guerra. Esta, según ya liemos indicado, se pierde casi en to-
» dos los sentidos en límites indeterminados... — (Clausewitz: obra cita-
' da, pág. 125.)
Más' adelante el mismo autor expresa: «Todos se esfuerzan por hallar »la solución
dentro de una extensión limitada, cuando en la guerra todo 3>es indeterminado, y los
eálculos deben hacerse con una aproximación
> claramente variable. Consideran la acción en un. solo campo, mientras
> que la guerra consiste en .una constante influencia recíproca de ambos »
contendientes.»—(Pág- 125.)
46 JUAN' LUCIO CKRMADAS TÁCTICA' INTEGRAL 47
tra el naneo y retaguardia del enemigo; la armonización de las acciones
contra el frente y flanco; el empeño de las máximas fuerzas posibles
en el lugar decisivo; la sorpresa del enemi- ■
go.» (1).
- El gran escritor de nuestros días, el general alemán von Bernhardi,.
famoso por sus predicciones sobre la guerra europea, como así por sus
comentarios sobre la misma gran contienda, en su autorizada y
divulgada obra La guerra del futuro cita en la página 16, como a
«grandes principios permanentes ' y decisivos», a los siguientes:
1.° el mantenimiento de.la iniciativa; . 2.° el empleo del ataque,,
como forma decisiva de combate;
3.° la reunión de las fuerzas en la dirección decisiva;
4.°, la. .elección de esta misma.dirección;
5.° la superioridad de los factores morales sobre los simples
medios, materiales de acción;
6.° las relaciones entre ataque y defensa;
T.° la resolución de obtener la victoria;
. S.° la política en absoluta dependencia de.las exigencias y
de los resultados de la conducción de la guerra; es decir, del
poder guerrero. ,
A fin de. no. dilatar más estas . generalidades básicas, que no. son
el objeto que me he propuesto., bástenos saber que las opiniones son
diversas, y que mientras.unos se limitan a concretarlas a un número
reducido, otros mencionan varias distintas en sus enunciados, como,
por. ejemplo, las siguientes:
(1) El general francés Bímnal especifica tres principios fundamentales y los
considera como a «puntos de doctrina». Kilos son, a su juicio, IQS siguientes:
1> Conservar su propia libertad de acción y limitar la del enemigo;'
2." . Imponer su voluntad al . adversario, arreglándose para no sufrir
la suya;- y . • . arriba indicado, si está, .reducido a sus propias »fuerzas. No en todas las guarniciones
3.° Economizar sus.fuerzas a favor de la masa, para obrar sobre él' punto
convenientemente escogido y en el momento favorable, con el objeto de producir el
caso decisivo.—(Del metadlo .en .los estudios superiores mi: litares en Aleiftania y
Francia. París; Chapelot, 1902.)
a) La unidad de dirección 0 de comando. 5)
La coordinación de los esfuerzos..
c) La continuación de los esfuerzos.
d) La rapidez en la concepción y en la acción.
e) La voluntad de vencer. '
/) Buen estado interno del ejército (físico y moral).
g) La. explotación ■ del éxito sin miramientos.
h). La superioridad de los medios materiales, etc., etc. (1).
Esta heterogeneidad en la mención y. apreciación de las verdades
fundamentales, que se derivan del estudio de la historia de guerra, es
natural y lógica; desde que depende de la capacidad general del que la
efectúa, como asimismo del criterio personal y de la época en que se
realice la investigación. Además, la misma aplicación de los
principios más esencialmente básicos da margen a la creación de un
número mayor o menor de reglas, preceptos o formas de conducir,
tanto en lo operativo como en lo táctico. Y, es claro, sus valores
cambian con los medios, el terreno, la época, la índole de ias
operaciones y con el ambiente en que se desarrollan.
Lo innegable es que todos concuerdan en admitir que se debe
procurar por todos los medios y procedimientos aniquilar al
adversario lo antes posible. '
Por otra parte, hay una frecuente confusión de principios
(.1) «Existen escuelas militares superiores en las que se' ha renun-í> ciado a hacer
de la teoría de la dirección de la guerra en gran escala el » objeto de una enseñanza
especial, dejando a cada uno el cuidado de de-»tluci-r sus principios con el .estudio de
la historia militar, siguiendo ateneamente el desarrollo de las grandes maniobras y
profundizando por sí » mismo estos problemas. A pesar de esto, continúa subsistente la
necesi-s> dad de una breve y condensada doctrina de la gran guerra. No en todas »
partes el joven militar que quiera dedicarse al estudio para llegar a ser » un buen jefe
hallará los medios para conseguir el objeto que'se propone, s> por el procedimiento más
tendrá ocasión de frecuentar el »trato de oficiales, de mas edad y qué.-hayan adquirido
experiencia, para » darles a conocer, sus propias opiniones y escuchar las de aquéllos;
cain-» bio de ideas que poco a poco abracaría todo el conjunto del arte de'la
.48 J.UAÍT Lucio CERNADAS
que son exclusivamente para la conducción táctica (1) con los de la
conducción estratégica, aunque es común encontrar que un principio
tiene aplicación tanto en lo uno como en lo otro, a condición de que se
aplique en la forma que al caso corresponda. Cada guerra significa
una comprobación y balance de las verdades tenidas en cuenta como
principios para la conducción de la misma, llegándose, después cíe
estudios analíticos y profundos de los acontecimientos,-a resultados
en que mientras a unos se los ratifica, a otros se los modifica, ya sea
en su enunciado o en su valor como tal y variando la oportunidad ele
su aplicación.
D.) VALOR DE LOS PRINCIPIOS (2)
No son fórmulas de victoria. Valen, no por el solo hecho de
saberlos, sino por la interpretación y aplicación juiciosa que de ellos
se haga, ,en contemplación inteligente y hábil de las circunstancias
particulares- del momento.
» guerra y que constituiría para él una enseñanza sin trabas ni dogma-s-tismoB.'
» El. novicio que, sin guía segura, quiere aprender en los libros los » principios de
su arte7 siente de un modo instintivo la necesidad de reco->nocer las reglas-
fundamentales, del acaudillamiento en la Gran Guerra, »para llevar luego sobre ellos su
ateneión. Podrá dar forma a estos prin-» cipio3 entregándose a un estudio comparativo
de obras ya algo anticua-» das, como las de Bulow, Jominí, Clausewitz, "Willinsen y de
otros autores. »Pero esta tarea exige tiempo, molestias y un espíritu cultivado.»—(La
dirección de la guerra, por el general Colmar barón von der G-oltz, pág. 8.)
(1) «Como la Táctica es la parte de ía dirección de .la guerra en ». que la teoría
puede llegar mejor a enseñanza' positiva, en ella aparece-» i'án aquellos conceptos con
-mayor frecuencia.
»No emplear sin necesidad la caballería contra infantería que aun » está en orden;
no usar las armas de fuego basta que empiecen a tener » una-eficacia segura;
economizar las fuerzas en el combate para el ñn, en »tanto que. sea posible, son
principios tácticos. Todos estos enunciados no » se pueden aplicar-de una manera
absoluta en cada caso, pero debe tenerlos » presente, el que obre, para no perder, donde
pueda servirle, la utilidad ».de la verdad que encierran.»—(Clausewitz: obra citada,
pág. 154.)
(2.) «La influencia- de las verdades teóricas sobre lá vida práctica se »ejerce más
por la crítica que por la enseñanza; pues como la crítica con-» siste en la aplicación de
la verdad teórica sobre los hechos reales, no sólo
TÁCTICA INTEGRAL ' .49
Son verdades teóricas relativas, cuyo valor es distinto y
eminentemente" instable (1).
Tenerlos presente es mucho, pero no es todo.
La exacta valorización y ajuste del concepto de uno de ellos a la
realidad efectiva (que un.complejo conjunto de factores la
influencian) jamás puede dar el triunfo.
' La conducción de la guerra, tanto en el campo de la estrategia
como en el de la táctica, rechaza por absurda la unilate-ralidad, en
razón de la esencia de la misma.
La guerra en general no se gana solamente, con teorías
preconcebidas en el gabinete, sino con la aplicación racional de lo que
sean verdades efectivas en la realidad del instante.
Los principios son guías generales que inspiran y dan fundamento
a actitudes, decisiones, etc.; pero no indican re'sulta-dos fijos e
inalterables a obtener.
No encierran en sí lo absoluto, lo exacto; por eso no hay que;
apreciarlos en su mérito como a fórmulas algebraicas o a recetas (2).
El conjunto de principios fundamentales que se tenga como a
tales, a los fines de la conducción de la guerra, no expresa un dogma
ni un sistema. Sería contraproducente e ilógico intentarlo mediante
tales conceptos, porque la guerra no admite esquematización alguna
de sus manifestaciones,
Los actos humanos no presentan formas iguales ni repeti-
»acerca aquélla a la yida, sino que familiariza, el entendimiento con la ».misma verdad
por constante repetición de su uso.»—(Glausewitz, pág. 159, obra eitada;)
(1) «II n'y a pas-de principes infalibles pour oMenir la victolre. » rTous en
conviendrons volontiers, máis nous ajouterons qu'il y a des ré-'» gles et des principes
dont 1 'observation prepare lea succés et dont 1 'oubli » améne inévitablement la déf
aite.»^General Lewal: Estudio N.ü 13: La ciencia de la guerra.)
(2) «Su aplicación no asegura la victoria; pero crea condiciones fa-»vorables
para su obtención. Cuando no se los observa, las probabilida-» des del fracaso
aumentan considerablemente.
,»Su aplicación requiere vistas claras, un. juicio recto formado por el »estudio y la
meditación, calma, resistencia a las sugestiones contrarias » ya sea de los que nos
rodean, de'los subordinados, o de la situación erea-» da por el enemigo.»—(C'ulraann:
Táctica General, tomo.I, pág. 20.)
50 JUAN LUCIO CERNADAS 51
TÁCTICA INTEGRAL
 das, ni por sus características generales, ni por sus dimensiones o
intensidad, y, por consiguiente, es vano y pueril pretender ir a la
guerra con soluciones hechas a priori.
Solamente el equilibrio oportuno y sutil discernimiento del
conductor, será lo que" le den la clave de todas sus decisiones.
Juicio personal éste que ha de ser tan singularmente amplio,
elástico y profundo, que le permita, en nn breve lapso ele tiempo,
deducir lo que conviene, aquilatando un sinnúmero de factores
mesurados y previstos unos; imponderables e invisibles otros, pero
que todos, en suma, influencian directa o indirectamente en grado de
importancia e intensidad variable.
La humana sabiduría, que es experiencia y previsión, resulta ser
impotente para, no solamente dilucidar de antemano el problema, sino
muchas veces llegar a una solución justa o adecuada, en el instante
mismo ele las operaciones.
Por todo esto, la conducción de la guerra, bien se trate de
operaciones estratégicas como tácticas, con grandes o reducidos
efectivos, exigen decisiones, las que tienen mucho de subjetivo.
De ahí que digamos que, hoy más que ayer, y mañana más que
hoy, la guerra impone conciencia cada vez más plena, como que. ella
es el campo propio de lo pensante, vale decir, del subjetivismo.
Podrá prevalecer en la generalidad de las resoluciones un rasgo
común que, al hilvanarlos, les dé las características comunes de una
tendencia; pero ello no obsta para que los ejecutores y directores,
dentro de sus respectivos radios de acción e influencia, al. proceder en
base de sus particulares apreciaciones de las circunstancias, que lo
rodean, lo hagan con iniciativa y, por lo tanto, con un sello
genuinamente personal.
A las. personas en sus actos, por lo general, se las puede
.distinguir y clasificar, por singularidades que les son propias; tal cual
es factible igualmente hacerlo con las peculiaridades de su escritura
habitual.
Bien puede compararse a los principios como a armas de dos
filos, porque no basta poseerlos y aplicarlos, sino que de^
be hacérseles de acuerdo con las contingencias del la situación; de lo
contrario los resultados son a veces contraproducentes.
En consecuencia, lo más importante no es saber «recitar de
memoria» un buen «lote» de verdades, sino compenetrarse de la
esencia de las mismas, abarcando su verdadero alcance y significado,
para estar en aptitud de poderlos aplicar en la medida y oportunidad
de su mayor eficiencia.
En el estudio crítico de los hechos se encuentran indudablemente.
los ejemplos clásicos de su aplicación, no para que ellos sirvan de
«casos típicos» para un empleo ulterior y eventual, sino como fuentes
de donde se extrae el cúmulo de experiencia que nos. prevenga en
forma de conveniente advertencia üobre la manera más ventajosa de
utilizarlos, sino en situaciones iguales (que no existen), por lo menos
para cuando circunstancias semejantes constituyan el cuadro, dentro
del cual debemos conducir las tropas y acciones en base de nuestras
decisiones, genuinamente originales.
Por eso es" que debemos inculcar, con tesonero afán, a nuestros
futuros conductores de todos los grados la convicción más profunda
de que a la guerra no se va.ni con manuales ni con libros, sino con
algo mucho más importante: con conceptos claros.
1- E.) DOCTRINA DE GUERRA 0)
L
He aquí un tema por demás importante y, por lo tanto, harto
i 2X discutido y zarandeado (2).
Asunto éste que, prima facie, sugiere la idea de un motivo fuera
del propósito de esta obra; pero no' es así, desde que jamás será
correcto ni ventajoso entrar a concretar procedimientos tácticos sin
poseer siquiera' una idea general de la
(1) «Existen principios generales cuyo conjunto' constituye tín euer-»po de
doctrina que, si no puede servir para enseñar a triunfar, contri-» buirá,-por lo menos, -a.
evitar que se cometan errores.»—(De la obra: Estrategia, por Banús y Gomas, pág.
10.)
(2) Recomiendo la lectura de la obra titulada Los elementos 'de la conducta de
la gueira y sil enseñanza, págs. 58 al 80.. (.Volumen LII de la Biblioteca del Oficial.)