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Índice
1Definición
2Historia
o 2.1Antecedentes
o 2.2Barroco
2.2.1Países Bajos
2.2.2Flandes
2.2.3Francia
2.2.4Alemania
2.2.5Italia
2.2.6España
o 2.3Siglo XVIII
o 2.4Siglo XIX
o 2.5Siglo XX
o 2.6Siglo XXI
3Véase también
4Referencias
5Bibliografía
6Enlaces externos
Definición[editar]
Vanitas con libros, manuscritos y una calavera (1663), de Edwaert Collier, Museo Nacional de Arte
Occidental, Tokio
Los bodegones de animales muertos pueden ser también considerados una forma
de vanitas, por cuanto la contemplación de unos restos de carne evocan el final de la vida.
Esta línea de obras tiene una larga tradición que va desde El buey
desollado de Rembrandt hasta versiones modernas del mismo tema realizadas por Chaïm
Soutine, Marc Chagall y Francis Bacon.6
El historiador Jan Białostocki diferenció tres grupos de símbolos en las vanitas: los de la
existencia terrena, los de la mortalidad de la vida humana y los de la resurrección a la vida
eterna. Los dos primeros se refieren a la actividad humana, dividida a su vez,
según Hadrianus Junius, en tres conceptos: vita contemplativa (libros, objetos relacionados
con las artes y las ciencias), vita practica (joyas, armas, coronas, cetros) y vita
voluptuaria (copas, vasijas, instrumentos musicales, naipes y dados).7
Un tema derivado de la vanitas es la futilidad del conocimiento, ejemplificado generalmente
por libros, contrapuestos a los símbolos habituales de la vanidad: un exponente
es Naturaleza muerta con libros y un reloj de arena (c. 1630-1640, Gemäldegalerie de
Berlín), obra de un artista barroco español anónimo, en que aparecen tres libros sobre una
mesa y un reloj de arena invertido en el que justo empieza a caer la arena, simbolizando el
paso del conocimiento escrito de una generación a otra, aunque el conocimiento individual
sea limitado.8
Vanitas con putto (c. 1600), de Bartholomäus Spranger, castillo de Wawel, Cracovia, ejemplo
de Nascendo morimur
Historia[editar]
Antecedentes[editar]
Los principales antecedentes de la vanitas se encuentran en las diversas representaciones
relativas a la muerte, generalmente ejemplificadas con esqueletos o cráneos, de las cuales
existen múltiples manifestaciones desde la prehistoria. Sin embargo, en relación con el
género estudiado, conviene atender más que las simples representaciones alusivas a la
muerte las que añaden un componente filosófico o moral, las que señalan a la brevedad de
la vida y la inevitabilidad de la muerte. Estas manifestaciones aparecieron sobre todo en
el arte romano, relacionadas con el memento mori, la frase que los siervos repetían a los
generales romanos en sus triunfos para recordarles que las glorias eran efímeras.
Imágenes de ese tipo se encuentran en los frescos pompeyanos del siglo I a. C. que se
conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, generalmente con esqueletos
en diferentes actitudes, a veces sujetando vasos o jarras u otro tipo de utensilios
relacionados con los banquetes romanos.12
Uno de estos mosaicos conservados en Nápoles, titulado Memento mori (Pompeya I, 5, 2)
representa la Rueda de la Fortuna, que puede hacer que los ricos, simbolizados por la tela
morada a la izquierda, sean pobres, mientras los pobres, simbolizados por la piel de cabra
a la derecha, sean ricos, todo ello vigilado por la muerte en forma de cráneo sobre la rueda
y la vida colgando de un hilo: cuando se rompe, el alma, simbolizada por la mariposa,
vuela.17 Otro es el llamado Carpe diem («aprovecha el día») o Esqueleto copero, que
muestra un esqueleto con copas en las manos. Otro mosaico famoso de la antigüedad es
el titulado Gnōthi seautón (γνῶθι σεαυτόν, «conócete a ti mismo» en griego), conservado
en el Museo delle Terme di Diocleziano (Roma), en que se ve un esqueleto recostado
sobre su guadaña. Cabe reseñar también un mosaico del siglo III a. C. conservado en el
Museo Arqueológico de Hatay en Antioquía, que muestra un esqueleto con una jarra de
vino y una hogaza de pan y la inscripción «sed alegres, vivid vuestra vida».12
Otras muestras de este tipo de representaciones fueron las larva convivialis, figurillas en
forma de esqueleto, ya sea exentas o realizadas en relieve en jarras y otros objetos. Cabe
destacar en este terreno las copas talladas de Boscoreale.12
Díptico de san Juan Bautista y santa Verónica (c. 1475), de Hans Memling, Pinacoteca Antigua de
Múnich y National Gallery de Washington D.C.
Imagen principal
Calavera en anamorfosis
Los embajadores (1533), de Hans Holbein el Joven, The National Gallery, Londres
Amorcillo durmiente con calavera (c. 1600), talla en marfil, probablemente neerlandesa, Museum
Schnütgen, Colonia
San Jerónimo en su estudio (c. 1525), de Joos van Cleve, Musée des Beaux-Arts et
d'Archéologie de Châlons-en-Champagne
Barroco[editar]
Autorretrato con naturaleza muerta (1651), de David Bailly, Stedelijk Museum De Lakenhal, Leiden
Países Bajos[editar]
El inicio de la vanitas plena se dio en el Barroco en los Países Bajos. En este país los
bodegones, junto a los paisajes, gozaron de mucho éxito, así como las vanitas, ya que su
carácter moralizante se adecuaba con la rígida religión calvinista profesada en la época, al
tiempo que su detallismo y precisión visual concordaban con el interés científico mostrado
por la sociedad neerlandesa de entonces.37
Su desarrollo se produjo especialmente en la Escuela de Leiden, un bastión calvinista
donde se fraguó una atmósfera intelectual y religiosa que favoreció la plasmación de
escenas en que se rechazaban los placeres y riquezas mundanos, tal como defendía el
teólogo reformista francés André Rivet, profesor en Leiden de 1620 a 1632.2