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SOBRE LA FILOSOFIA PKIMERA

Capítulo primero,

¡Que Dios te conceda una larga vida, oh hijo del refugio de los príncipes
y de los asideros de la felicidad, hijo de aquellos que tienen como guía ser
feliz en este mundo y en ia eternidad! ¡Que Ei te embellezca con todas las
prendas de la virtud y te borre toda mácula de vicio!

Entre las artes humanas, la más exceisa y la más noble en rango y posi- -
ción es la Filosofía, cLtya definición es: "Conocimiento de las cosas en su
realidad, en la medld.a de lo posible al hombre" (6). Y ella es así, porque

,actúa, obrar conforme a la verdad; pues el obrar no es algo perdurable, ya


que, cuando hemos llegado a la verdad, desistimos y la acción fínaliza.
Ahora bien, no encontraremos la verdad que buscamos sin una causa.
la causa del ser (7) y de la permanencia de toda cosa es la verdad, porque
toda cosa que tiene ser, tiene realidad y, como la verdad existe necesaria-
mente, entonces los seres existen.
La parte de- la filosofía que es más excelsa y noble en rango es la Filoso-
fía Primera, es decir, el conocimiento de la Verdad Primera, que es causa
, rlj,
de toda verdad. Por eso, el filósofo más noble y perfecto debe ser el hom-
bre versado en este nobilisirno conocimientoo porque conocer la causa es
más noble que conocer ei efecto, pues conocemos perfectamente cada uno
de los objetos cognoscibles, cuando conocemos suficientemente su causa.
Toda causa es materia, o forma, o agente
-es decir, aquello desde lo
que comienza el movimiento-, o perfectiva.-es decir, aquello por cuya
razón algo es-. Y las cuestiones científicas son cuatro, tal como hemos
descrito en otro pasá;e de nuestros tratados filosóficos: "si", "q.ré",-
"cuál" y "pot qué". El "si" indaga sólo la existencia. Como todo ser
tiene un género, el "qué" inquiere su género. El "cuáI" versa sobre su
diferencia específica. Juntos, "q,ré" y "cuál", indagan su especie. "Por
qué" trata de su causa perfectiva, pü€s es una investigación sobre la cau.sa
absoluta,
Es evidente que cuando hayamos conocido perfectamente su materia,
habremos conocido su género; cuando hayamos corrocido su forma, ha-

(6) Cf. la definición 73 f de Ia Epístola d.e las defniciones.


(7) Cf. nota 9 de la Epistola de las definiciones.

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bremos conocido su especie , y, al conocer la especie, se conoce la diferen-
cia específica; cuando hayamos conocido su materia. su forma v su carrs¿l
perfectiva, entonces habremos conocido su definición, pues la reaiid¿rcl clc
todo objeto definible está en su definición.
Al conocimiento de 1a Causa primera se le llania justamente Fiiosofia
Primera, pues todo el resto de la filosofia está recogido en su conocinricn-
to, porque eila es lo primero en nobleza, en género, en rango respccto dc,
aquello cuyo conocimiento es más cierto, y en tiempo, pues es la c¿nrsir
del tiempo

Una de las cosas a ias que la verdad nos obliga. es a que no reprenclir
mos á quienes nos-cauián un beneficio pequeño e insignificante: ¡cuánto
más a quienes nos han causado un beneficio grande, real y extremado!
Aunque eilos hayan dejado de alcanzar algunas verdades, sin embargo .son
parientes y copartícipes nuestros. en tanto que nos han beneficiado por los
tos.que, como medios e instrumenros, no.s
han llevado a conocer bastante bien aquello cuya realidad ellos no tuvieron
la suerte de alcanzar. Sobre todo, porque es evidente para nosotros y para
aquelios destacados filósofos de otras lenguas que nos han precedido, que
ningún hombre obtiene la verdad que la verdad merece- por el
-aqueilo
solo esfuerzo de su investigación, ni que todos ellos juntos la conocen ple-
nament'e. Antes al contrario, cada uno de ellos o no ha obtenido nada de
eiiao o sólo ha alcanzado una parte pequeña en relación a io que ia verdad
merece. Ahora bien, si se reúne lo poco, que cada uno de ellos ha alcanza-
do de la verdad, entonces se iuntará una parte de un gran valor.
Grande debe ser, pues, nuestro agradecimiento a quienes han aportado
un poco de verdad; tanto más a aquellos que nos aportaron mucho de la
verdad, puesto que nos han hecho partícipes de los frutos de su pensa-
miento y nos han facilitado acceder a ias verdaderas cuestiones ocultas, en
tanto que nos han beneficiado con las premisas que nos ailanan el camino
de la verdad. Si ellos no hubieran existido, estos principios verdaderos,
con los que nos her¡os educado para las conclusiones de nuestros proble-
mas desconocidos, no se habrían reunido para nosotros, ni siquiera con
una intensa investigación durante toda nuestra vida. Eso sólo ha sido reu-
nido en las épocas pasadas, edad tras edad, hasta esta época nuestra, con
una investigación intensa, con tenacidad asidua y prefiriendo la fatiga en
eilo. Durante su vida, aunque fuera exrensa, y con una intensa investiga-
ción, con sutil especulación y con gran tenacidad, un hombre solo no po-
dría reunir lo mismo que lo que muchos han acopiado en urr período de
tiempo mucho rnayor, con un esfuerzo semejante, con una intensa inves-
tigación, con una especulación sutil y con una gran tenacidad. i
Aristóteles, el más destacado de ios griegos en filosofía, ha dicho: *
"Debemos dar gracias a los padres de quienes han aportado algo de ver- 'i*
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dad, puesto que son causa de que éstos hayan existido; tanto más a quie-
nes han nacido de ellos, puesto que los padres son causa de los hijos: p€ro
éstos son causa de qr.re obtengamos la verdad" (B). ¡Cuan bellas son sus
palabras sobre estol
No tenemos que avetgonzarnos, pues, de encontrar hermosa la verdad
y de adquirirla de dondequiera que venga, aunque sea de pueblos y razas
distintos y distantes de nosotros. Nada hay antes que ia verdad para quien
busca la verdad. No hay que menospreciar la verdad, ni hay que humiilar
a quien habla de ella ni a quien es portador de ella. Nadie se ha envilecido
por la verdad; al contrario, por la verdad todo se ennoblece.

Puesto que estamos empeñados en la perfección de nuestra especie, ya


que la verdad está en eso, nos parece bueno seguir en este iibro nuestro 1o
que solemos hacer en todos nuestros trabaios: exponer de forma completa
cuanto han dicho los antiguos sobre tal asunto, de la maneÍa más breve y
'****"fácii-seg"ír¡-regu.i€re-este-rnétodo, y cornpletar totalmente io que no dijeron
sobre ello, siguiendo la costumbre de nuestra lengua y el uso contemporá-
neo, en la medida en que nos sea posibie. En esto nos vemos afectados por
un irnpedimento: estar limitados a no poder extendernos para tratar de
resolver los problemas difíciles y ambiguos.
Huy, además, que cuidarse de lamala interpretación de muchos que se
han distinguido por la especulación en nuestra época (9); gentes alejadas
de la verdad, aunque se hayan ceñido inmerecidamente ias coronas de la
verdad, pór la estrechez de su mpdo de comprender ios métodos de la ver-
dad y su escaso conocimiento de 1o que merecen quienes son ilustres en la
opinión y en el juicio sobre los. usos comunes a todos, incl.lyéndolos a
ellos; por la suciedad de la envidia que se ha adueñado de sus almas irra-
cionaies y Que, por las tinieblas de sus velos, impide que sus pensamientos
vean ia luz de la verdad; por establecer como enemigos impertinentes y
dañinos a quienes poseen las virtudes humanas, que ellos son incapaces de
obtener, pues se encuentran en el punto más alejado de ellas. Ellos, que
carecen de religión, están defendiendo sus falsos tronos, que erigieron in-
merecidamente para ser jefes y poder traficar con la religión; porque
quien trafica con algo, 1o vende, y quien vende algo, no lo tiene. Así,
quien Úafica con la religión, no tiene religión; ciertamente carece de reli-
gión quien se opone tenazmente a adquirir el conocimiento de las cosas en
su realidad; a esto se ie iiama incredulidad.

(8) Met,, II, 1,993 b 11-19, en traducción muy libre y amplia de este texto.
(9) Parece aludir a Ios mu'tazilíes.

1+8
&*,it'
iilllir
it:'t'l,

:,: Conocer ias cosas en su realidad implica conocer la Divinidad. la unici-


dad, la virtud, el conocimiento total de todo 1o útil v el camino hacia ello.
y el apartarse de todo lo nocivo y guardarse de ello. Fiaber adquiriclo toclo
esto es algo que los verdaderos enviados nos han traído de Dios. En efecto,

de Dios único, el seguir las virtudes que le son agradables v el abandonar


los vicios opuestos a las virtudes, en sí mismos y en su.s efectos (10).
Por consiguiente, es preciso que quienes están en posesión de Ia verdad.
dispongan de esta preciosa adquisición. Es preciso que nos apliquemo.s con
esfuerzo ímprobo en buscarla, tanto por 1o que henros dicho. cuanto por
1o que ahora vamos a decir: adquirirlo es completamente nece.sario. según
-*-r..-t,_..-..__L- I .
Feiábrasdesus adversarios,'pues ellos tienen que decir .si adquirirlo cs
necesario o no. Si dicen que es necesario, entonces les es necesario procu-
rárseio. Pero si dicen que no es necesario, entonces les es necesario pre-
sentar una causa y una demostración de ello; pueSto que dar la causa v la
* elplifgjql e_s*tl"g1-gs_q_fgJqg p_31_!:_ de la adquisición del conocimiento de
1as cosas en su reaiidad, entonces es necesario procurar está ádquisición
por sus mismas palabras. Por tanto, disponer de ella les es necesario.

Pidamos a Aquel que descubre nuestros secretos, a Aquel que conoce


nuestro empeño en establecer la prueba de su divinidad, en erplicar su
unicidad y en defenderlo de sus adversarios que exista-
-incrédulos de
por medio de pruebas que sometan su incredulidad, que desgarren los ve-
los de sus vergüenzas y que den cuenta de los defectos de sus destructivos
credos; pidámosie que nos custodie, a nosotros y a quienes sigan nuestro
camino, conla fortaLeza de su incesante poder; que nos cubra con las co-
razas de su armadura protectora I que nos otorgue la ayuda de los filos
penetrantes de sus espadas y ei apoyo con el poder de su fuerza victoriosa.
Pidámosle esto para que nos permita llegar hasta el finai de nuestro proñ-
sito de ayudar a la verdad y de apoyar la velacidad: para que ncs haga
alcanzar con ello el nivel de aquel cuyas intenciones aprueba \'.cu\.as ac-
ciones acepta, concediéndole el éxito y el triunfo sobre sus enemigos. in-
crédulos de su gracia, que se desvían del canlino de la verdad. agradaLrle
para El.
Vamos ahora a completar esta sección con la ayuda del Señor ele I¿s
buenas obras y dei que recibe las hermosas acciones.

(10) Coincidencia del objeto en filosofía y en reiigión.

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