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Capítulo primero,
¡Que Dios te conceda una larga vida, oh hijo del refugio de los príncipes
y de los asideros de la felicidad, hijo de aquellos que tienen como guía ser
feliz en este mundo y en ia eternidad! ¡Que Ei te embellezca con todas las
prendas de la virtud y te borre toda mácula de vicio!
Entre las artes humanas, la más exceisa y la más noble en rango y posi- -
ción es la Filosofía, cLtya definición es: "Conocimiento de las cosas en su
realidad, en la medld.a de lo posible al hombre" (6). Y ella es así, porque
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bremos conocido su especie , y, al conocer la especie, se conoce la diferen-
cia específica; cuando hayamos conocido su materia. su forma v su carrs¿l
perfectiva, entonces habremos conocido su definición, pues la reaiid¿rcl clc
todo objeto definible está en su definición.
Al conocimiento de 1a Causa primera se le llania justamente Fiiosofia
Primera, pues todo el resto de la filosofia está recogido en su conocinricn-
to, porque eila es lo primero en nobleza, en género, en rango respccto dc,
aquello cuyo conocimiento es más cierto, y en tiempo, pues es la c¿nrsir
del tiempo
Una de las cosas a ias que la verdad nos obliga. es a que no reprenclir
mos á quienes nos-cauián un beneficio pequeño e insignificante: ¡cuánto
más a quienes nos han causado un beneficio grande, real y extremado!
Aunque eilos hayan dejado de alcanzar algunas verdades, sin embargo .son
parientes y copartícipes nuestros. en tanto que nos han beneficiado por los
tos.que, como medios e instrumenros, no.s
han llevado a conocer bastante bien aquello cuya realidad ellos no tuvieron
la suerte de alcanzar. Sobre todo, porque es evidente para nosotros y para
aquelios destacados filósofos de otras lenguas que nos han precedido, que
ningún hombre obtiene la verdad que la verdad merece- por el
-aqueilo
solo esfuerzo de su investigación, ni que todos ellos juntos la conocen ple-
nament'e. Antes al contrario, cada uno de ellos o no ha obtenido nada de
eiiao o sólo ha alcanzado una parte pequeña en relación a io que ia verdad
merece. Ahora bien, si se reúne lo poco, que cada uno de ellos ha alcanza-
do de la verdad, entonces se iuntará una parte de un gran valor.
Grande debe ser, pues, nuestro agradecimiento a quienes han aportado
un poco de verdad; tanto más a aquellos que nos aportaron mucho de la
verdad, puesto que nos han hecho partícipes de los frutos de su pensa-
miento y nos han facilitado acceder a ias verdaderas cuestiones ocultas, en
tanto que nos han beneficiado con las premisas que nos ailanan el camino
de la verdad. Si ellos no hubieran existido, estos principios verdaderos,
con los que nos her¡os educado para las conclusiones de nuestros proble-
mas desconocidos, no se habrían reunido para nosotros, ni siquiera con
una intensa investigación durante toda nuestra vida. Eso sólo ha sido reu-
nido en las épocas pasadas, edad tras edad, hasta esta época nuestra, con
una investigación intensa, con tenacidad asidua y prefiriendo la fatiga en
eilo. Durante su vida, aunque fuera exrensa, y con una intensa investiga-
ción, con sutil especulación y con gran tenacidad, un hombre solo no po-
dría reunir lo mismo que lo que muchos han acopiado en urr período de
tiempo mucho rnayor, con un esfuerzo semejante, con una intensa inves-
tigación, con una especulación sutil y con una gran tenacidad. i
Aristóteles, el más destacado de ios griegos en filosofía, ha dicho: *
"Debemos dar gracias a los padres de quienes han aportado algo de ver- 'i*
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dad, puesto que son causa de que éstos hayan existido; tanto más a quie-
nes han nacido de ellos, puesto que los padres son causa de los hijos: p€ro
éstos son causa de qr.re obtengamos la verdad" (B). ¡Cuan bellas son sus
palabras sobre estol
No tenemos que avetgonzarnos, pues, de encontrar hermosa la verdad
y de adquirirla de dondequiera que venga, aunque sea de pueblos y razas
distintos y distantes de nosotros. Nada hay antes que ia verdad para quien
busca la verdad. No hay que menospreciar la verdad, ni hay que humiilar
a quien habla de ella ni a quien es portador de ella. Nadie se ha envilecido
por la verdad; al contrario, por la verdad todo se ennoblece.
(8) Met,, II, 1,993 b 11-19, en traducción muy libre y amplia de este texto.
(9) Parece aludir a Ios mu'tazilíes.
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