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Nro 62
Rió alegremente.
- Sin darme cuenta ni un instante –terminó- de
que no era más que un chiquillo demasiado gordo
y que el pliegue desdeñoso de mi boca,
encuadrado por mis redondas mejillas, me daba
exactamente el aire de retener el deseo de hacer
pipí.
- Bueno –dijo Monsieur Perle-, los sueños de
heroísmo son frecuentes en los niños. Todo eso
es suficiente para lo que necesito.
- Es divertido… -dijo Wolf-. Esta reacción contra
la ternura, esta inquietud de juzgar a los
demás, era un paso hacia la soledad. Porque
tuve miedo, porque tuve vergüenza, porque me
sentí decepcionado, quise jugar a los héroes
indiferentes. ¿Qué hay más solitario que un
héroe?
- ¿Qué hay más solitario que un muerto? –dijo
Monsieur Perle con un aire desprendido.
DOMINGO
Pienso en Boris Vian; en Gérard Philippe. Pienso en
Jean Wahl. Pienso en Camus: apenas lo conocí. Le
hablé una o dos veces. Sin embargo, su muerte deja
en mí un vacío enorme. Tenemos tanta necesidad de
este justo. Estaba naturalmente en la verdad. No se
dejaba arrastrar por la corriente; no era una
veleta; podía ser un punto de referencia.
La muerte de Emmanuel Mounier, hace diez o doce
años, había dejado en mí ese mismo vacío. ¡Qué
lucidez la de Mounier! (Más filósofo que Camus). En
cada cosa sabía distinguir lo verdadero de lo falso,
lo bueno de lo malo; tampoco se dejaba arrastrar,
sabía dar a cada hecho su valor exacto, su lugar.
Disociaba, diferenciaba, integraba todo.
Y luego pienso en Atlan, que acaba de morir. Uno de
los más grandes pintores actuales. Todo el tiempo
“había que verse pronto, sin falta”. No nos veremos
más. Veré sus cuadros, fugitivamente aún; él estará
allí.
Tengo miedo de la muerte. Miedo de morir, sin duda,
porque, sin saberlo, deseo morir. Tengo miedo pues,
del deseo que tengo de morir.
Arts. 1960
Mis agradecimientos a
Julio Olaciregui
Alfredo Marcos María
Santiago Mutis Durán
Erwin Göggel
PAN EN EL ABISMO
*
Es un silencio
que parece un tesoro.
No hay dónde
no es adentro
no es afuera
coordenada sin dios
ni lógica.
*
No logro disipar
esa bruma pertinaz
que se ha plantado
entre mi jardín
y el mar.
*
ENSUEÑO
Fui Medea
los amé
los deseé
me los comí.
*
En el mar sereno
un cardumen me llama.
Pertenezco.
*
El cuerpo atrasa.
Taimado esconde
la furia
por encontrar
lo divino.
*
Llega frente a mí
PRENDAS DE OLVIDO
EL UNO Y EL OTRO
Como agua profunda
como un tren que se aleja
olor a leña y monte
territorio abstraído del deseo
sin tiempo.
Trino de lenguas
de refinado vuelo
defenderlo del miedo
es causa noble.
*
Tus manos me han dicho
que me quieres.
Silencio elocuente.
*
Crepitar de madera al fuego
ungida de tu cuerpo
me recibes.
*
Es esta brisa fría
que sube la colina
después de la lluvia
mientras el mar ruge
tu ausencia.
*
Suave entra el cuchillo
va muy hondo.
*
Una mano en la otra
un ovillo de ausencia.
Besos perdidos.
Prendas de olvido.
Travesías del sueño. Bogotá. Letra a Letra. 2019.
Págs. 15, 18, 20, 31, 36, 45, 49, 54, 59, 63, 65,
69.
MÉTODO PARA ENSOÑAR LA MÚSICA
Por: Carlos Alberto Riaño (1977-)
La música se riega
sobre las cabelleras.
Pasa largamente
por la nuca
de los borrachos dormidos.
Recorre las aristas de los cuadros
ambula por las patas
de los asientos
y de las mesas
y gesticulante
y quebrada
va pasando a rachas
por el aire turbio.
LUIS VIDALES
OBERTURA
CANCIÓN
El alma aplaude
feliz en su existencia.
Rompe su propio molde.
Vibra sin recato
cuando la música toca a su puerta.
CLASE DE JARDINERÍA
La felicidad es una planta que se riega con
música.
EL MAR
Es el arrullo
que una diosa canta,
refugio
donde reposan
las miradas fugitivas.
CONCIERTO
Afuera
las gotas
percuten contra el cristal, las tejas y la calle.
El trueno timbal
rompe
la armonía para componerlos de nuevo.
Todo afuera
gratis,
hermoso
ENCONTRAR UN PIANO
Es bueno encontrar un piano a la vuelta de la
esquina.
Dar el giro y verlo ahí,
aceptar su invitación a pasear
por los rincones de Chopin,
las calles de Mozart,
las veredas de Bach
y los abismos de Beethoven.
Caer en su seducción
hasta que la risa vuele
más allá del firmamento.
SCHERZO
SENTIMIENTOS
Dolor
una ranchera de José Alfredo Jiménez.
Pasión
las sonatas de Beethoven.
Tristeza
algún tango de Enrique Santos Discépolo.
Alegría
Benny Moré.
Nostalgia
Edith Piaf.
Rebeldía
The Rolling Stones.
El odio
un violonchelo roto
(en la cabeza de chelista).
El amor
tu voz.
A Tania
RÉQUIEM
LECCIÓN DE MÚSICA
En los bailes del más allá
los muertos guardan el esqueleto en el armario
y las vísceras en la nevera.
Así las ánimas,
vacías y libres de tanto peso,
se dejan llenar de música
hasta que les sale por los oídos.
CODA
ACUARELA DE CANTINA
La gota de rocío
lava siempre
la suciedad del mundo
BASHO
Lodo o loto
ante la luna llena
solo reflejos.
*
En la marmita
hirviente del mendigo:
luna estival.
*
Bosques de pino
fragancias olvidadas
mirlos sin nido.
*
Caen chubascos
danza el petirrojo
con la lluvia.
*
Incandescencias
en el ojo del gato
guarda la luna.
*
Motas de agua
timbales de cigarra
cristales de luz.
*
Dama antigua
con el bastón de huesos
en el corazón.
*
El jardín bonsái
naranjo florecido.
Sombras por dentro.
*
Jovial destierro
del jardín florecido
en el invierno.
*
Ácida lluvia
se ahogan las estrellas
¡Las luciérnagas!
*
Son los cocuyos
las luces de la noche.
Tinta de poetas.
*
Luna invernal:
hambre del vagabundo
locura del rey.
*
Vuelo de mosca
trazo negro del pincel
tela de agua.
*
Antigua senda
descienden por las grietas
hormigas rojas.
*
La misma piedra
posada en las tumbas.
Eclipse lunar.
*
Verano ocre
en bosques marchitados
arde el fuego.
*
Menguante lunar
joroba del anciano
hojas marchitas.
Reflejos de luna. Bogotá. Letra a Letra. 2019. Págs.
21, 23, 26, 30, 32, 34, 37, 39, 41, 47, 51, 60, 72,
87.
ILONA LLEGA CON LA LLUVIA
Por: Alvaro Mutis (1923-2013)
AL LECTOR
Prefería Maqroll El Gaviero, para relatar a sus
amigos, aquellos episodios de su vida adornados con
cierto dramatismo, con cierta tensión que podía
llegar, a veces, hasta una evidente vena lírica,
cuando no desembocar en un misterio con su
correspondiente interrogación metafísica y, por
ende, de imposible respuesta. Sin embargo, quienes
lo conocimos de cerca y por muchos años, sabemos
que existían determinados períodos de tan
accidentada existencia que, sin carecer por
completo de las mencionadas características, caras
al relator, se inclinaba más bien hacia un aspecto
marginal del personaje, llegando, no pocas veces, a
rozar con los lindes que establece el código penal
para el buen gobierno de la sociedad, cuando no los
rebasaba sin mayores tapujos ni miramientos. La
moral, en el caso del Gaviero, era una materia
singularmente maleable que él solía ajustar a las
circunstancias del presente. No paraba mientes en
lo que pudiera depararle el futuro por
transgresiones que olvidaba con facilidad; ni las
que hubiese cometido en el pasado gravitaban para
nada en su conciencia. Pasado y futuro no eran,
dicho sea de paso, nociones que pesaran mucho en el
ánimo de nuestro hombre. Siempre daba la impresión
de que su exclusivo y absorbente propósito era
enriquecer el presente con todo lo que se le iba
presentando en el camino. Era evidente, y en ello
han estado de acuerdo otros que lo conocieron tan
bien o mejor que yo, que los decretos, principios,
reglamentos y preceptos que, sumados, suelen
conocerse como la ley, no tenían para Maqroll mayor
sentido ni ocupaban instante alguno de su vida. Eran
algo que se aplicaba fuera del ámbito por él fijado
a sus asuntos y no tenían por qué distraerlo de sus
personales y un tanto caprichosos designios.
En la altamar de sus obras de vino y remembranzas,
le escuché a mi amigo relatar ciertas ocurrencias
de su vida que no era las que con mayor frecuencia
solía repasar cuando le atacaban la nostalgia, la
sed, diría yo más bien, de lo desconocido. Algunas
de ellas vienen aquí relatadas usando la voz misma
del protagonista. Me parecieron de algún interés
para conocer esa otra cara del personaje y tuve buen
cuidado de volver con él, a menudo, sobre ellas
hasta fijarlas en mi memoria con la inflexión misma
de la voz y las divagaciones a que era tan adicto
el Gaviero.
De más está decir que no creo que Maqroll guardara
para sí estos episodios porque los considera de suyo
inconfesables o penosos por su franca condición
marginal. Creo que se trataba más bien de no
involucrar a otros participantes en peripecias que
éstos quisieran ocultar u olvidar por razones de
pudor y miedo que, si en el caso del Gaviero no eran
válidas, sí, tal vez, en el de ellos. En fin, me
doy cuenta de que me he extendido demasiado en esta
explicación innecesaria, si no fuera porque la letra
impresa tiene un carácter tan definitivamente
testimonial y comprometedor, que no es fácil
librarla, así, sin mayores preocupaciones, a la
atención de los posibles lectores de etas páginas.
Era todo lo que quería decir y ahora dejemos hablar
a nuestro amigo.
Ilona llenga con la lluvia. Bogotá. Grupo Editorial
Norma. 1992. Págs. 15-16.
UN BÁRBARO EN CHINA
Por. Henri Michaux (1899-1984)
PRÓLOGO
Enero
Lunes 4
Escribir. Examinar, mínimamente, aspectos de la
propia vida. A qué conduce ese paciente recoger
minucias; un solo instante de iluminación debiera
bastarnos. Darnos cuenta que recorremos lo probado
ya por incontables generaciones. Darnos cuenta.
Pero entenderlo racionalmente no sirve demasiado.
El que no está dispuesto a admitir que toma el
riesgo de dejar alguna vez de escribir para siempre
que no continúe haciéndolo.
Martes 5
Opinar sobre el poema. El espectáculo de esa opinión
volviéndose, antes o después, en contra de uno. Cada
texto engendra sus acusadores. Todo lo que se diga
es material de acusación, y la misión de los
acusadores es, también ante los poemas, registrar,
conservar, utilizar cada palabra lanzada con el
pretexto de aclarar, explicar, describir lo hecho.
Miércoles 6
En la madurez
seguros de un estilo…
(Historia del arte)
Tal cual, siempre. Creencia de haber adquirido “un
estilo”, y compulsión de perfeccionarlo en
beneficio de una espontaneidad mayor, a un tiempo
más y menos personal. Es decir, tergiversar lo
ganado. Entonces se produce la caricatura del
estilo. Lo obvio presentado como espontaneidad.
***
Cuestión: ¿Hasta qué punto es reconocible la
existencia de un estilo, en tanto no hayamos llegado
a la etapa (fatal), en que ese estilo se agota, pasa
a convertirse en algo ya pretérito, consabido?
Jueves 7
Sarcasmo de Eliot: Mientras los jóvenes imitan los
viejos roban. Verosimilitud de lo contrario. No es
infrecuente una originalidad como producto de la
imitación, en profundidad, de otro autor. Aunque
esa imitación no debe impedir que el que imita deje,
simultáneamente, que sus propias modalidades vayan
madurando. Y que el autor tomado por modelo maneje
una forma de imaginación muy distinta a la del
imitador. Así, la imitación cobra en realidad el
carácter de un desafío.
Sábado 9
Negra bilis. Empédocles arrojándose al Etana, presa
de ataques de melancolía. Según Horacio, a la
melancolía se le sumaba e deseo de ser tenido por
un dios. Y sucesivas conjeturas, leyendas.
Dirigidas a un solo fin, banalizar lo irrefutable:
al sacarlo del volcán, Empédocles estaba
carbonizado.
Lunes 11
Situación del que comprueba su distanciamiento de
cuanto publicara hasta entonces. Creciente olvido –
o incapacidad-, para precisar qué intentaba
expresar. En consecuencia, que el poeta se cuide de
confundir su fama con la de sus poemas.
***
***
Viernes 15
Hablar de gentes, o sea inventarlas, o sea hacer
literatura. O sea: un texto es quien lo lee.
***
“Para estimar con otros ojos”, “Estimar con otros
ojos”, “Estimar según otros ojos”. Elegir el último.
El poema, cuando exista, habrá nacido de una
observación de Flaubert, hacia 1852. “El tiempo de
la Belleza ha terminado. La humanidad retornará a
ella, pero por ahora no la necesita. Cuanto más se
desarrolle el Arte más científico será, así como la
ciencia habrá de ser artística. Cuando ambos
alcancen su culminación, retornarán a ser
nuevamente una sola cosa, luego de haberse separado
en sus primeras etapas.
Sábado 16
¿Sería lo ideal una escritura donde no haya ningún
término para designar lo que habitualmente llamamos
poesía? Dice V. que en la literatura china ocurre
así. Su tradicional oposición de verso (escritos
rimados), y prosa (escritos no rimados), no tiene
lugar para la poesía, y la división clásica es:
escritos artísticos y escritos comunes. A la menor
provocación, la prosa puede caer en la rima. Lo que
designaríamos como prosa suele tener ritmos,
aliteraciones, repeticiones, polifonía, y cuanto
pasa por ser exclusivo de la poesía. Se lo percibe,
aun en la más modesta de las traducciones, en el
texto como el Tao Te Ching. En mucha de la prosa de
Borges.
Domingo 17
Dies solis. Transparencia del aire; tan perfecta
que un ciego podría ver una mosca. Lo cual
tranquiliza a los no ciegos, les confirma que
efectivamente han visto un rinoceronte. Y no, más o
menos un rinoceronte.
Lunes 18
Si no habla es porque no quiere preguntas, aunque
afirme que no habla para que entonces le hagan
preguntas. Cuando alguien pregunta, es para
encaminar al interlocutor hacia donde quiere que
sean dirigidas las preguntas que el interlocutor, a
su vez, le dirigirá.
Martes 19
“Estimar según otros ojos”. Que nada se note, salvo
la coherencia. Excepto expresar algo que huela a
real. Lograrlo sacrificando parte de los goces e
intereses poéticos; como recomendaría Auden uno de
los pocos que “se ne intende”.
***
Lunes 3
Holbein. El estupendo “Retrato de una desconocida”.
Carbonilla y lápices de colores. El período inglés
a que se refiere “Validez de lo inmóvil”. Corregir
el poema; rememorar la calidad del dibujo,
estrictamente concentrado en la observación del
modelo. Lo duradero es estático. El modelo de
Holbein sigue viviendo porque encierra algo que vive
por sí mismo, no puede morir. Al someterse al
modelo, Holbein extrae de él su yo permanente; ya
no hay influencias exteriores: el arte logra se
punto de equilibrio entre una masa y su punto de
apoyo.
Martes 4
Giacometti. En 1965, Museo de Arte Moderno, de Nueva
York. Conversación con Frank O´Hara, entusiasmado
por el surrealismo de las figuras, pero sin entender
cómo se concilian esas imágenes torturadas con la
voluntad del autor de obrar según la naturaleza,
“copiar” la naturaleza, trabajar en relación con
algo absolutamente concreto y exterior a él.
***
Fijación al modelo. Giacometti perturbado por el
descubrimiento de que la diferencia entre las dos
fosas nasales tiene las dimensiones de un Sahara.
La obsesión de Giacometti, ¿no es la obsesión de la
subjetividad? Ciertamente, suena absurdo, erróneo,
si se piensa en su arte, estilísticamente tan
identificable. ¿No sería una pugna entre la
tradición del surrealismo, de un arte un tanto más
apreciado cuanto más inconsciente, frente a otro
valorado con arreglo a lo que tiene de consciente?
Para algunos (los antiguos, al menos), el arte
verdadero se diferencia del falso en que debe
producir un efecto que invariablemente ha de ser el
mismo, mientras que en el falso el efecto es siempre
accidental.
TRIBUTOS
H. A. M. (1979)
el movimiento campestral
se me hace vomitivo
para el pensamiento. (11)