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La estructura social y la Cultura.

PRESENTACIÓN DEL APUNTE

El presente documento lleva por título: “La estructura social y la


Cultura”. Los temas que a continuación se desarrollarán se sitúan
dentro de los conocimientos generales y básicos con los que la
Sociología General trata de explicar la realidad social y su complejidad.
El desarrollo de los mismos, que serán necesariamente condensados y
breves, nos permitirá familiarizarnos con ellos y utilizarlos
adecuadamente en el análisis que hiciéramos de cualquier fenómeno
social de nuestra cotidianeidad.

A lo largo de las páginas siguientes estudiaremos cada uno de los


elementos que conforman la estructura de la sociedad en general y de
cualquier sociedad en particular, como son: las relaciones sociales que
siempre se realizan bajo un doble e inseparable componente: ​status y
rol​; dichas relaciones son desarrolladas en grupos, originándose
diversos tipos de grupos: primarios o pequeños, secundarios o
asociaciones, con sus respectivas características; los seres humanos
necesitan satisfacer necesidades básicas para lograr la supervivencia
del grupo y un mínimo de organización común, lo que da origen a las
grandes instituciones sociales, entendiendo por tales al conjunto de
pautas de comportamientos recurrentes y estables, ordenadas a la
satisfacción de las necesidades básicas.
Todo el proceder social al que nos hemos referido está ordenando
principalmente por normas y valores, lo que nos llevará a estudiar el
tema de la cultura y cada uno de sus elementos configuradores:
valores, conocimientos y creencias, normas, símbolos, signos y el
lenguaje.

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1. ESTRUCTURA SOCIAL: CONCEPTO. DEFINICIÓN
El término estructura ha sido asumido por casi
todas las ramas del saber científico, aunque el
contenido que se le da es bien distinto según sea la
disciplina. En el ámbito de las ciencias sociales, y
más concretamente en la Sociología, fue Spencer el
primero en utilizar el término estructura en su obra
Los principios de la Sociología, (1876), según el cual
la evolución de los organismos vivos (animales o
humanos) se opera mediante una diversificación e
integración creciente de las partes. El símil
organicista le llevó sin más a identificar la noción de
“estructura biológica”, aplicada a los organismos
vivos, con la noción de “estructura social”.

Otros autores, como Radcliffe-Brow, Levi-Straus,


Talcott Parsons, etc., le han dado significados
diversos en los que no entramos a precisar porque
nos llevaría lejos. Este término, aplicado
interdependientes que tiene por objeto garantizar la
permanencia del propio conjunto compuesto.”
Ginsberg (1939), por su parte da la siguiente
definición:

“El complejo de los principales grupos e


instituciones que integran la sociedad.”
El estudio de la estructura social implica
interrelacionar una doble perspectiva: el
conjunto de pautas de comportamiento
institucionalizadas y el conjunto de grupos,
en cuyos espacios se realizan las
instituciones​.

Así pues, ​instituciones y grupos sociales


constituyen el contenido básico de cualquier
estructura social​. Digamos de entrada, aunque
más abajo lo profundizaremos, que:

Por ​Institución se entiende el conjunto de


pautas de comportamientos ordenadas por
los valores y significados culturales.

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Por ​grupos sociales se entiende un
conjunto de individuos que se relacionan
entre sí según los status que ocupan y los
roles que desempeñan.

El estudio de los elementos señalados nos


permitirá comprender mejor el concepto de
estructura social.

La estructura social es como un “modelo”


teórico, un concepto que nos permite describir
y comprender la vida cotidiana, es decir, las
diversas situaciones en las que se ven
inmersos y condicionados los miembros de una
sociedad.

2. STATUS Y ROL
Status y rol son dos conceptos
interdependientes. Son como las dos caras de una
moneda, de una misma realidad. El estudio de los
mismos nos permite conocer cómo los individuos
actúan en los grupos humanos y cómo queda
conformada su conducta social por ambos
elementos.

2.1. Status
2.1.1. Concepto
El término status significa “posición social”,
“lugar” que se ocupa en el entramado de las
diversas posiciones sociales que se dan en la
sociedad y en sus grupos. Es el puesto que cada
persona ocupa en la estructura social, tal como lo
evalúa, lo considera, la propia sociedad. Nos
integramos en la sociedad por el status que
ocupamos: padre, madre, esposa, hijo, director,
jefe de personal, etc. El status hace referencia a
una posición social, esto es, a las responsabilidades,
privilegios y expectativas que acompañan a esa
posición. Ciertamente, podemos decir que hay
posiciones, unas más que otras, que confieren más
poder y prestigio a las personas que las ocupan,
pero no podemos, sin más, identificar status con
prestigio social, ni tampoco identificar status con el
concepto de clase social.

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A cada status le corresponde un repertorio de pautas y normas de
comportamiento que prescribe la sociedad a la persona que lo ocupa,
es decir, le señala cómo ha de actuar en cada situación y qué es lo
que razonablemente ha de hacer en virtud del lugar que ocupa.

Nos permite saber y predecir cómo va a actuar


esa persona en un determinado contexto social, por
ejemplo, sabemos de antemano cómo va a actuar
un profesor cuando el alumno le dirige una pregunta
en el aula.
• Conjunto de status:
Toda persona ocupa más de un status en cualquier
etapa de su vida, según los diversos grupos a los
que pertenece, por eso hablamos de un conjunto de
status para referirnos a todos aquellos status o
posiciones sociales que una persona tiene u ocupa
en un periodo de tiempo determinado, según los
grupos sociales a los que pertenece. Una persona
puede ocupar a la vez el status de padre y de hijo y
de hermano mayor y de jefe de una empresa, etc.
Las personas están incorporadas y vinculadas a los
grupos por los estatus que ocupan en ellos, y a lo
largo de su vida ocupan y desocupan muchas
posiciones sociales.

• Dimensiones de los status:


El status tiene dos dimensiones que afectan a las
relaciones sociales, una horizontal y otra vertical. La
primera, la horizontal, consiste en una red de
relaciones, contactos e intercambios, reales o
potenciales, de un individuo con los individuos de su
mismo nivel, de su mismo status, y en las
reciprocidades que tales individuos pretenden
mantener entre sí. La dimensión vertical se refiere
al conjunto de las relaciones jerárquicas que un
individuo establece con los que ocupan un status
superior o inferior.

2.1.2. Clasificación de los status


Los status se clasifican de la siguiente forma:
status adscritos, status adquiridos y status principal.
Esta clasificación tiene que ver con la consideración
o valoración que de los mismos se haga, es decir,
según se haga desde la cultura de una sociedad
tradicional o según se haga desde la cultura de una
sociedad industrial, urbana.

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a) Status adscrito: es la posición social que ocupa
una persona al nacer o se le adjudica
independientemente de su voluntad. Son los
status que derivan de factores sobre los que el
individuo carece de control: edad, sexo,
estamento social y continuidad patrimonial. En
las sociedades tradicionales, la jerarquía de los
status tenía un sólido fundamento en la edad, el
sexo y muy principalmente en el estamento
social.
b) Status adquirido: es la posición social que una
persona adquiere por sus propios esfuerzos. Son
los que dependen, como sucede en las
sociedades modernas, de dos factores o
paradigmas operantes: la meritocracia, (el
talento y el esfuerzo personal), y la posición
personal que se tenga dentro de la trama de la
relaciones de producción, la estructura
profesional y ocupacional. Dicho de otra forma, el
status adscrito de las personas determina en
mayor o menor medida (y según el tipo de
sociedad al que nos referimos) el estatus que esa
persona puede llegar a conseguir en virtud de su
esfuerzo personal, es decir, el status adquirido.
Las políticas de igualdad de oportunidades tienen
como objetivo procurar que las personas puedan
alcanzar el status deseado sin que su raza,
género, salud u otras características adscriptivas
intervengan en ello o les determinen.

c) Status principal: Cada persona ocupa tanto


status como grupos a los que pertenece, aunque
siempre existe uno de ellos que es el status
clave, porque identifica socialmente en mayor
medida al individuo y le sitúa en la estructura
social. ¿Cuál será? Ello depende de la valoración
que le da cada sociedad. En sociedades
tradicionales será el parentesco y, por ello, el
status familiar ocupa el lugar preeminente; en
sociedades más desarrolladas se concede una
alta valoración al éxito económico, por lo que el
status predominante será el profesional.

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2.2. Rol

2.2.1. Concepto. Definición


El concepto de rol es complementario al concepto
de status; hace referencia al conjunto de todas las
pautas de comportamientos asociadas a cada
status:

“Pautas de comportamiento estructuradas en


torno a deberes específicos y asociadas a una
particular posición de status en un grupo o situación
social” (González—Anleo, 1991, pág. 225). De la
misma manera que una persona ocupa más de una
posición social o status, también tendrá que
desempeñar distintos roles en su vida cotidiana.
Robert Merton (1968) acuñó el término conjunto de
roles para referirse a la variedad de roles reunidos
en un único status o posición social.

2.2.2. Consideraciones en torno al rol


a) Los papeles o roles que desempeña cada individuo
ocupa una zona amplísima del mundo de las relaciones
sociales. Son como los elementos primarios de éstas. ​Los
seres humanos nos relacionamos desempeñando
roles. Los roles abarcan toda nuestra vida social.

b) El rol y la diferenciación social: la fuente primera de la


diferenciación en la sociedad, (grupos, agregaciones,
organizaciones), lo constituye la posición social: padres e
hijos en la familia, jóvenes, adultos y viejos en la sociedad,
directivos y empleados en la empresa, etc. Los status y
roles constituyen el primer peldaño de la diferenciación
social.

c) El rol es una entidad social compleja


en razón de su contenido, pues ​genera
cierta coacción​; obliga actuar de la manera
que socialmente se prescribe, señalando
pautas a seguir; genera expectativas, es decir,
se espera del que desempeña tal o cual rol
que lo haga de una forma y no de otra.

El papel no está determinado solamente por


las expectativas de aquellas personas o grupos
con los que se entra en relación directa, como sucede entre profesor y
alumnos, sino también, y al mismo tiempo, por las expectativas de
otros grupos o personas que están interesados en el ejercicio del rol,
como les sucede, por ejemplo, a otros profesores, a la dirección del

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colegio, a los padres de los alumnos.
El rol es también una realidad social compleja porque en torno a un rol
se genera diversos subroles que se reclaman entre sí.

Así pues, el rol se define como una “relación pautada”,


“relación normada” y “esperada” y en torno a él se activa
un conjunto de subroles.

d) El rol configura al individuo en sus relaciones sociales como


“actor” en el escenario social. Dahrendorf habla del “homo
sociologicus”: el tipo de hombre-actor de roles, el hombre
segmentado que debe aprender los roles que desempeñar y en los
que invierte una gran parte de su personalidad. Al respecto ​existen
dos visiones distintas sobre la consideración de los individuos
como actores sociales​, una de impronta americana y otra de
impronta europea, como bien señala González-Anleo (págs. 225-226).

— Los sociólogos norteamericanos han insistido en la


centralidad del rol en la vida social, en lógica consonancia
con la importancia allí concedida al marco social de la
personalidad. Desde esta perspectiva, el rol es esencial
para el equilibrio de la persona en una sociedad sometida
al cambio de estructuras y a la adaptación al medio
social, siempre cambiante. El rol, en cuanto adopción e
interiorización de modelos de comportamientos
impuestos por otros individuos y grupos, rodea al
individuo a modo de “coraza” que le protege y le
transmite cierto sentimiento de seguridad. El precio es
alto: la conformidad y la adaptación social constante.

— Entre los sociólogos europeos ha prevalecido una nota


negativa: el rol como inautenticidad personal, como
aniquilador de la espontaneidad, de la emoción, y del
sentimiento.

La sociedad actual es, como dice Sartre, una sociedad


“serializada”, compuesta de grandes masas invertebradas
que sólo se diferencian por el desempeño de un rol
concreto: los ciudadanos, los electores, los consumidores,
los profesionales, los obreros, etc., George H. Mead plantea
la distinción y la distancia entre la personalidad profunda y
el “sí mismo social”, es decir, la aceptación y adaptación a
las expectativas que los demás ponen sobre el individuo.
Dahrendorf lo explica sociológicamente de esta forma:

La sociedad es una forma alienada del individuo, y la socialización


una forma y mecanismo de alineación. El “homo sociologicus”, el
hombre actor de roles, es como una sombra que huye de su dueño

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para convertirse a sí misma en dueño del YO.
El rol, en definitiva, es una alienación del hombre que se convierte
en mero actor en una sociedad-escenario.

e)Los roles se interiorizan​. Hay un proceso generado por


la sociedad a través de los agentes significativos, como los
padres, los maestros, controles sociales y grupos diversos,
que consiste en interiorizar por los caminos de los hábitos y
el inconsciente las pautas correspondientes a los roles,
dotándolos de valores y consideraciones sociales. Como
consecuencia, las pautas se interiorizan como ​“algo que se
debe hacer” y como algo que se espera que se haga
con respecto a los demás. Esta interiorización de los roles y
sus pautas llevan a que los individuos los desempeñen de
forma irreflexiva y mecánica.

f) Status/rol y personalidad social: Ambos aspectos,


status y rol, desempeñan un papel decisivo en la
configuración de la personalidad social del individuo. La
identificación que la sociedad realiza de cada individuo y la
propia valoración o autoestima, mayor o menor, que éste se
apropia, están en relación directa con la forma con que cada
individuo y la sociedad evalúan y reconocen el status que
ocupan y los roles que desempeñan. ¿Hasta qué punto la
consideración del status y roles influye en la conformación
de la personalidad social? Es este uno de los campos de
estudio más interesante de la Psicología Social, habiéndose
demostrado por parte de los psicólogos sociales la existencia
de una correlación positiva entre ambas realidades.

g) El rol y los cambios sociales: En nuestra sociedad


actual, de considerable movilidad social, es frecuente el
cambio de rol, y es de nuevo la sociedad la que se encarga
de efectuar este cambio, retirando expectativas y
reconocimientos y creando otros nuevos, todo lo cual
impacta en la socialización y resocialización de los actores
sociales.

2.2.3. Los rasgos del rol


Los rasgos del rol que señalamos a continuación se
desprenden de las consideraciones que sobre el mismo
hemos hecho en el punto anterior:

1. El rol debe estar definido culturalmente en


reciprocidad con el contenido de derechos y deberes,
atribuidos al status que con él se relacionan.

2. Forma parte de la personalidad del actor a través

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de los comportamientos.

3. Se desempeña de forma irreflexiva​; ésta


irreflexividad se convierte a la vez en un poder que actúa
sobre el actor social.

4. Este poder es “invisible” y a su vez es lo que genera


la predictibilidad de los comportamientos del actor social.

5. Los roles son cambiantes en concordancia con los


cambios que genera la sociedad​, exigiendo de los
individuos una capacidad de adaptación.

3. INSTITUCIONES SOCIALES

3.1. Concepto y definición


Todos los seres humanos están sujetos a una serie de
necesidades que deben satisfacer como condición para la
supervivencia. Los hombres atienden estas necesidades de
modo indirecto, es decir, mediante la cooperación de los
demás en el seno de una sociedad organizada, en cuyo
desarrollo la cultura juega un papel decisivo.
La cooperación entre los individuos y grupos se encauza a
través de los roles, que son la unidad básica en una
institución. Los roles, como ya hemos explicado, no se
desarrollan o se ejercitan arbitrariamente, sino que están
organizados y pautados en torno a una actividad
fundamental, en torno a una necesidad importante. Por
ejemplo, educar un hijo o a un alumno se realiza a través de
los roles que cumplen los padres y los maestros, cada uno
en su orden. Ese conjunto de roles organizados se orienta
hacia la satisfacción de necesidades básicas para el individuo
y la sociedad en su conjunto.

Estos dos —conjunto de papeles organizados y normalizados


y necesidades básicas a satisfacer— son los elementos que
conforman cualquier institución social.
Según lo expuesto, podemos definir el concepto de
institución social como:

“el conjunto de pautas de comportamientos, recurrentes y


estables que tienen por finalidad específica la satisfacción de
cada una de las necesidades básicas” (Morales Navarro y Abad
Márquez, 1988, pág. 87).

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En torno a cualquier institución social (la familia, la
educación, la religión, la economía...) se organiza un
conjunto de costumbres, tradiciones, relaciones sociales,
procedimientos comunes, orientados todos a la satisfacción
de necesidades básicas de la sociedad.
Las instituciones no tienen miembros, tienen seguidores.

​La institución ​(sociológicamente hablando) es un


sistema de ideas, creencias, prácticas y relaciones.

Por ejemplo, el juego está constituido por una serie de


reglas y prácticas junto con unos valores y sentimientos que
lo apoyan.

El juego no puede jugarse sin los jugadores, pero los


jugadores no son el juego; son la asociación de personas
que juega el juego.

Cada institución tiene un grupo de asociaciones mediante


las cuales las personas practican las normas de esa
institución.
Todas las instituciones sociales tienen, cada una en su
orden, miembros, normas, códigos, ritos y ceremonias,
símbolos y localización. Piénsese por ejemplo en la
institución educativa:

a)miembros: maestros, profesores, catedráticos, alumnos,


estudiantes universitarios;

b) códigos: leyes, reglamentos, normas internas, normas de


urbanidad...;

c) ritos y ceremonias: apertura de curso, entrega de orlas,


de premios, fiestas académicas, exámenes, defensa de
tesis... ;

d) símbolos: beca, orla, escudo, diplomas, matrículas...;

e) localización: escuelas, institutos, universidades,


bibliotecas, etc.

3.2. Funciones de las instituciones


Podemos distinguir varias funciones que ejercen las
instituciones:
a) Servir de medio a los miembros de un grupo para
facilitar la adecuada satisfacción de sus necesidades.

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b) Facilitar las relaciones sociales y la cooperación de
todos, pues los individuos no pueden afrontar de forma
particular el amplio capítulo de necesidades que tienen en
cualquier nivel de organización humana, y menos aún en las
actuales sociedades desarrolladas.

c) Actuar de control social. Toda institución regula y facilita


las relaciones sociales y ordena las conductas de los
individuos, todo lo cual está imbuido de un conjunto de
valores que las legitiman.

En la medida en que las instituciones hacen suyas estos valores y


pautas de comportamiento, se convierten para los individuos en
poderosos medios de control social, actuando en los mismos a
través tanto en el inconsciente individual como en el inconsciente
colectivo. El grado de control y de presión social de una institución
social depende de la importancia que tenga en el marco general de
la sociedad y del modelo de sociedad al que nos refiramos. En una
sociedad tradicional la familia y la religión ocupan el centro de la
misma. Hoy el centro lo ocupan la institución productiva, la
economía y la institución política.

3.5. Tipos de instituciones y características

Se distinguen dos tipos de instituciones:


— Primarias o básicas: Son aquellas que satisfacen
funciones esenciales para la supervivencia del individuo y
del grupo. Poseen un cierto grado de universalidad y fuerza
vinculante para el individuo, por ejemplo, la familia, la
económica, la educativa.
— Secundarias o subsidiarias: Son aquellas que
satisfacen funciones no esenciales para la supervivencia del
grupo, sino más bien son complementarias y se caracterizan
por la variabilidad. Se agrupan en torno a las instituciones
básicas para desarrollarlas y complementarlas, por ejemplo,
el desarrollo del deporte en la escuela o la inspiración
artística, como la música, la pintura, la arquitectura, en la
religión o en la política.

Características:

a) Especializadas funcionalmente pero interrelacionadas:


la sociedad es un sistema estructurado en el que los
distintos elementos, las instituciones, son interdependientes
y están interconectadas.

b) Relativamente permanentes y preexistentes al


individuo: los individuos se integran en el sistema social y se

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encuentran con las instituciones ya dadas.

Los modos de pensar y de actuar que marcan las


instituciones han sido en gran medida regulados antes que
los individuos entren a formar parte de la sociedad.

c) Actúan a modo de agencias de estabilidad social y


continuidad cultural: el carácter de permanencia, al que
aludíamos, garantiza la continuidad cultural a través del
tiempo y aporta al individuo la sensación de seguridad, que
se deriva de saber que sus actuaciones se ajustan a los
cauces socialmente aceptados.

d)Regulan las expectativas de los individuos, pues señalan a


qué ajustarse y cómo hacerlo.

e) Actúan a modo de freno u obstáculo para el cambio


social. El carácter de permanencia hace que las instituciones
sean rígidas y reacias al cambio, actuando más bien como
freno al cambio social.

f) Se expresan y se socializan a través de los símbolos


culturales (banderas, himnos, edificios, etc.), los códigos
(juramentos, votos), las ideologías (sistemas de ideas que
sancionan un conjunto de normas), etc.

4. LOS GRUPOS HUMANOS: NOCIÓN, CARACTERÍSTICAS Y


TIPOLOGÍAS

4.1. Concepto y definición


Los seres humanos formamos constantemente grupos
diversos: parejas, familias, círculos de amigos, grupos de
vecinos, clubes, empresas, sindicatos, etc.

No todos los grupos humanos tienen la misma naturaleza,


ya que respecto a ellos los individuos no mantienen los
mismos vínculos de relación, pues en unos las relaciones
son más estrechas y directas y en otros no lo son así, como
sucede en las grandes organizaciones: empresas, hospitales,
universidades, etc.

La denominación “grupo social” es un término analógico en


cuanto que es aplicable a cualquier conjunto humano, por lo
que es necesario hacer precisas distinciones entre ellos y
analizar su realidad y sus funciones en cualquier sociedad.

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Es en los grupos humanos donde se realizan las instituciones y
las relaciones sociales, por ello los grupos humanos constituyen la
unidad básica del análisis sociológico. En el seno de los mismos se
establecen las relaciones sociales según los status y los roles, que se
ocupan y se desempeñan respectivamente, y estructuran la vida de
cualquier sociedad humana.

La unidad básica de los grupos humanos son ciertamente los


individuos, pero sólo en tanto en cuanto desarrollan
relaciones sociales pautadas según status y roles.

Por lo tanto, es el grupo, y no el individuo, el elemento


básico del análisis sociológico, junto, claro está, con otros
elementos, como las instituciones, la cultura, etc.
Por grupo social humano se entiende un grupo de dos o más
personas, cada una de las cuales con una identidad
reconocida por el resto, y que mantiene algún tipo de
vínculo o de relación entre sí. El grupo social humano está
formado por una pluralidad de individuos, pero no toda
pluralidad de individuos forma un grupo social. ​Será el tipo
de relaciones, que en su seno se establezca, lo que explica
la existencia de diversos grupos humanos. Es necesario,
pues, precisar este concepto. Los sociólogos distinguen
entre grupos primarios y grupos secundarios, sobre lo que
más adelante abundaremos, aunque digamos de entrada
que el concepto de grupo social humano es sinónimo de
grupo primario.

Definición: conjunto de personas cuyas relaciones se


ajustan a un complejo de status y roles interrelacionados,
comparten valores, actitudes y objetivos comunes, poseen
conciencia de unidad y su existencia es reconocida como tal
por los demás.

Precisión del concepto: Es necesario precisar las


características que se predican del concepto de grupo social
y las diferencias entre éste y otros conjuntos humanos.

a) Las características del grupo social humano son las


siguientes (Morales Navarro, 1988, op. cit, págs. 96-97).
— Interacción recíproca: relaciones reguladas y normadas.
— Conciencia de grupo: que permita definir al
grupo como un “nosotros”.

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— Objetivos, valores y actitudes compartidas.
— Estabilidad y duración relativa.
— Identificación social: el reconocimiento por parte de los
demás.

Ciertamente, todas y cada una de estas características no se


dan de igual forma en todos los grupos sociales.
Su intensidad varía según el tipo de grupo del que se trata,
o al que se pertenece.

b) Diferenciación del grupo social de otros conjuntos


humanos:

● Categorías sociales: aquel conjunto de personas que


tienen en común una o varias características o categorías,
(interesante para el análisis sociológico: los solteros, los
casados, los parados, los estudiantes...), cuya existencia
está en el punto de mira o en el juicio del observador, pero
esas personas no están vinculadas entre sí y posiblemente
ni se conocen.

● Conglomerados: aquel conjunto de personas que tiene


en común la proximidad física sin interacción permanente
alguna, como sucede, por ejemplo, en cualquier
concentración humana: partido de fútbol, parada de
autobús, etc.

● Cuasi-grupos: Tanto las categorías como los


conglomerados son con frecuencia espacios sociales para la
emergencia de grupos sociales, en los que, por los motivos
que fueran, o por la intervención de terceros (activistas
sociales, trabajadores sociales) se van introduciendo en su
seno ciertas relaciones y conciencia de pertenecer a un
mismo núcleo urbano o categoría social (médicos,
maestros...). A esta situación de tránsito entre
conglomerado o categoría hacia las relaciones de grupo es lo
que se llama cuasi-grupos. Así pues, por cuasi-grupo se
entiende aquel conjunto de personas cuyo tipo de relaciones
está en tránsito de convertirse en relaciones de grupo
estable, como sucede en aquellas circunstancias en las que,
a través de la acción de un operador social, ese conjunto de
personas comienza a conocerse, a relacionarse entre sí, a
hacer alguna acción en común, etc. Fue M. Ginsberg (1934,
cp. át) quien denominó a este tipo de agrupaciones con el
término de cuasi-grupos.

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4.2. Tipologías de los grupos
Gurvitch: presenta una clasificación muy amplia, basada en
15 criterios, pero tal clasificación es muy exhaustiva y difícil
de manejar. Otros autores prefieren clasificaciones más
manejables, como las siguientes:

1. Comunidad y asociación.
2. Grupos de pertenencia y referencia.
3. Grupos primarios y secundarios.

4.2.1. Comunidad y asociación


Esta distinción del alemán Ferdinand Tonnies es similar a
la que establecen G. Mead y Cooley al hablar de grupos
primarios y grupos secundarios, cuya explicación la
posponemos para su lugar. En la comunidad los miembros
están comprometidos globalmente como personas en su
pertenencia al grupo, cuya unión es valorada por todos
como un bien en sí misma, independiente de que comporte
o no algunas ventajas y en la que las relaciones suelen ser
más afectivas. En la asociación la vinculación que se
establece entre los miembros de la misma es concebida
como un instrumento para alcanzar otros fines distintos de
la relación del grupo; el grupo es considerado como un
instrumento para alcanzar metas comunes, como sucede en
una fábrica, en un banco, en una empresa, etc. En estas
asociaciones las relaciones no precisan que sean afectivas;
son estratégicas, instrumentales, contractuales.

4.2.2. Grupos de pertenencia y grupos de referencia

El primer tipo se da cuando los miembros del grupo aceptan las normas
del grupo al que dicen o manifiestan pertenecer, y orientan sus acciones
según aquellas.

El segundo tipo se da cuando los miembros del grupo se inspiran en los


valores y normas de otro grupo al que no pertenecen, (y al que de alguna
forma desean pertenecer), y de acuerdo con esa inspiración referencial
orientan su propio comportamiento.

Se habla entonces de grupos de referencia, expresión acuñada por el


sociólogo norteamericano Robert K. Merton. Así sucede por ejemplo con el
recién titulado que se comporta como profesional, el suboficial que se
inspira en valores y en estilo de vida de los oficiales, el joven ayudante del
profesor que adopta estilos de los profesores experimentados, el nuevo rico
que se inspira en el estilo de vida de los viejos ricos, o el inmigrante que
imita costumbres del país acogente, etc.

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4.2.3. Grupos primarios y grupos secundarios

a) El grupo primario: Fue Charles Horton Cooley


(1864-1929), quien acuñó este término. Es un grupo social
pequeño, cuyos miembros mantienen una relación personal,
que tiende a ser duradera entre sus miembros. Se
caracteriza por el número reducido de personas, relaciones
directas, es decir, asociación y cooperación íntima, cara a
cara, de tal forma que se genera entre los miembros un
sentido de “nosotros”, de nuestro grupo, nuestra familia,
nuestra pandilla, y aunque existen normas que regulan sus
relaciones estas no son formales, sino informales, es decir,
no organizadas por reglas establecidas formalmente. Cooley
los llamó grupos primarios porque son, generalmente, los
primeros de los que formamos parte en la vida.

b) El grupo secundario: Se configura de modo


antitético al grupo primario. Es de dimensiones más
amplias, agrupando un mayor número de personas. Está
regulado por normas formales, las relaciones entre los
miembros y la comunicación interpersonal se realiza a
niveles poco profundos, es decir, la vinculación no es de
carácter afectivo sino instrumental: se unen por un interés o
fin común, que individualmente no pueden alcanzar.
Mientras que los miembros de los grupos primarios están
orientados hacia las relaciones interpersonales del grupo, los
secundarios están orientados hacia unos determinados
objetivos, a cuyo logro puede contribuir el resto de las
personas del grupo. La distinción entre ambos tipos de
grupos es bastante similar a la establecida más arriba entre
comunidad y asociación.

En la vida real, lo que encontramos son: colectividades o


grupos en los que predominan ambos modelos, aunque se
dan los grupos híbridos, con características de los dos tipos
señalados. Dicho más específicamente, se da la existencia
de grupos con características de los grupos pequeños en el
seno de grandes colectividades de tipo mayores.
Son los llamados grupos informales que se dan en las
empresas, (fenómeno que puso de manifiesto por primera
vez el sociólogo Elton Mayo), o en cualquier otro tipo de
organización formal: hospitales, sindicatos, iglesias,
universidades, escuelas, etc.

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4.3. Los grupos pequeños
Un estudio aparte merecen los grupos pequeños. Los rasgos
que definen a los grupos pequeños son los mismos que
definen a los grupos primarios, en los que predominan las
relaciones primarias, por ello, nos remitimos a las
características que los definen, ya explicados en el punto
4.2.3. Dada la importancia que tienen estos grupos
pequeños en la construcción de la personalidad de los
individuos y en la vida cotidiana, profundizamos algo más en
su identidad y en sus funciones.
Nuestra sociedad actual se caracteriza por la erosión de las
relaciones primarias entre las personas, debida, entre otros
factores, al fuerte incremento de la urbanización, al
individualismo imperante, al racionalismo de la vida, y,
como consecuencia, el anonimato.

Todo ello hace más necesario la importancia de los grupos


primarios para ofrecer al individuo un ambiente humano, protector y
personalizante.

El alto nivel de cohesión y de identidad que se genera en los


grupos pequeños se explica en razón de estos cuatros
factores: Un territorio común, el pequeño pueblo; un lugar
común, el gremio antiguo; un lazo de sangre o sexual, la
familia; una ideología o programa común, la célula política,
la secta carismática, etc.

Los grupos pequeños tienen una gran trascendencia en la


formación del “yo social”, de la personalidad del individuo.
La personalidad social nace y se desarrolla como
consecuencia de la interacción con los otros.

El “yo social” no es otra cosa que el conjunto de imágenes y


de expectativas que los demás expresan al individuo, en
cuyo espejo éste se reconoce y se adapta a ellas. Los grupos
pequeños, como la familia, el grupo de amigos, o también
llamado “grupo de pares”, marcan y deciden el futuro de la
personalidad de sus miembros.

4.3.1. Funciones de los grupos pequeños


Los grupos pequeños realizan una serie de funciones por las
que se satisfacen una serie de necesidades relacionadas
unas con el individuo y otras con la sociedad. Por ello,
destacamos dos niveles:
a) Con relación al individuo:
— Satisfacen las necesidades básicas individuales de

17
seguridad, amistad y reconocimiento.
— Proporcionan al individuo un status básico, otorgándole
de esta forma una especie de capa protectora dentro de
la sociedad global. La ausencia de ello genera en el
individuo una situación psico-social de anomía.
— Ofrece al individuo una imagen de sí mismo y de los
demás como actores sociales, lo que le facilita el
desempeño de sus roles.
— Homogenizan las actitudes de los miembros del grupo.
Para ser aceptado por el grupo es necesario acomodarse
a las pautas generalmente aceptadas por los demás
miembros.
— Protegen física y socialmente a los miembros del grupo,
adaptándose a sus limitaciones y a sus desventajas.
— Generan e interiorizan el sentimiento primario de
pertenencia, proporcionando a los individuos seguridad,
defensa, compañía, lealtad, así como la expansión hacia
otras vinculaciones más societarias, como la familia
extensa, el pueblo, la ciudad, la región, la nación, etc.

b) Con relación a la sociedad:


— Actúan como agencias poderosas de socialización de los
miembros para la integración en la sociedad,
preparándolos así para un desarrollo de las tareas en la
misma. Desde el punto de vista de la integración social,
ésta es la función más importante de los grupos
pequeños.
— Facilitan y promueven la adhesión de los individuos a la
gran organización o sociedad a la que últimamente
pertenecen, sin que sea necesario por ello que tales
individuos comulguen con los valores y objetivos de dicha
organización o sociedad en todos sus términos.

18
5. LA CULTURA
La cultura es otro de los elementos básicos que conforman
la estructura de la sociedad en general y de cualquier
sociedad en particular. Si olvidamos en el análisis de
cualquier sociedad o fenómeno social a la cultura, nuestro
análisis quedaría gravemente incompleto. Son varios los
aspectos que vamos a desarrollar al respecto, comenzando
por estudiar la relación entre cultura y naturaleza y hacer
una referencia al término cultura.

5.1. Cultura y naturaleza


Los cerca de seis mil millones de personas que habitan la
tierra son miembros de la misma especie biológica: el Homo
sapiens. Las diferencias que hay entre los seres humanos en
términos de cultura y costumbres son extraordinarias.
Muchas de ellas son puramente cuestión de convenciones
sociales y otras son más profundas e importantes. ¿Cuántas
culturas ha habido en la historia de la humanidad? Es
imposible calcular un número exacto. Los expertos han
documentado la existencia de entre cinco y seis mil lenguas
en el mundo. Si se considera que una lengua es un indicador
básico de una cultura, se puede decir que ese es el número
de culturas que ha habido en el mundo. Las nuevas
tecnologías de la información, los flujos migratorios y el
desarrollo de una economía global han reducido el grado de
diversidad cultural. Aun así, afirma Macionis (1999, pág.
107), se puede calcular que hay más de mil culturas en el
mundo, cientos de ellas en el continente europeo.
Dichas diferencias culturales están ligadas a los distintos
tipos de sociedad, y la gran riqueza cultural de la
Humanidad consiste precisamente en la diversidad cultural.
Digamos de entrada que el concepto de cultura, junto al de
sociedad, es una de las nociones más ampliamente
utilizadas en Sociología. Cultura se refiere a valores que
comparten los miembros de un grupo dado, a las normas
que acatan y a los bienes materiales que producen. Pero
cultura se distingue conceptualmente de “sociedad”, pero
existen muchas conexiones entre ambas. Cultura hace
referencia al modo de vida de los miembros de una sociedad
dada, sus hábitos y costumbres, junto a los bienes
materiales que producen.

Sociedad alude a los sistemas de relaciones que ponen en


contacto a los individuos que comparten una cultura común.
Ambas realidades se reclaman. No puede existir la una sin la
otra. La herencia que las sociedades humanas se dan así
mismas y que se transmite de generación tras generación es
la cultura.

19
Las preguntas cruciales que surgen son: ¿Qué es lo que
distingue a los seres humanos de los animales? ¿De dónde
proceden nuestras características típicamente humanas?
Precisemos esta cuestión: la relación entre cultura y
naturaleza, desarrollando las siguientes consideraciones y
precisiones:

a) La sociabilidad es una dimensión común a los hombres y


a los animales, aunque los hombres la han refinado y
elaborado hasta un grado alto, desconocido para el mundo
animal. La aparición del modo social de vida ha sido un
estadio, dentro de la evolución biológica, previo al
surgimiento del ser humano y común a otras especies
animales. La sociedad humana continúa reproduciendo
básicamente las características comunes que se encuentran
en cualquier otra sociedad animal: población,
especialización, solidaridad, continuidad, etc.

b) La cultura es el gran hecho radicalmente diferenciador


que distingue la sociedad humana de la animal. Es el hecho
que le diferencia y le distancia de la naturaleza biológica,
aunque está conectado con ella y basado en su peculiar
sistema nervioso. Lo que distingue radicalmente a la especie
humana de la especie animal no es la sociabilidad sino la
cultura en cuanto sistema de signos, creencias, valores,
normas e instrumentos materiales, creados por el hombre
para establecer relaciones significativamente acordadas y
consensuadas. La cultura es pues la capacidad de crear
signos acordados entre los seres humanos.

c) La sociobiología, instinto y cultura. Los sociobiólogos,


como el americano Edward O. Wilson (1980) y el británico
Richard Darwins (1978) ven un estrecho paralelismo entre el
comportamiento humano y el animal. Sus escritos se
refieren a la aplicación de principios biológicos a la
explicación de las actividades sociales de todos los animales
sociales, incluyendo a los seres humanos. Aclaremos
conceptos: Un instinto es un modelo de conducta
genéticamente determinado.

Ciertamente, nuestra conducta se halla genéticamente


influenciada, y a su vez esto condiciona las potencialidades y
límites de nuestras acciones, pero no determina el contenido
propiamente dicho de lo que hacemos y el modo real de
cómo las hacemos.

20
Es evidente que tenemos una serie de necesidades
biológicas (comer, beber, sexo, nivel de la temperatura del
cuerpo, etc.), pero las formas de satisfacerlas varían entre
las diversas culturas.

Si varían entre las diversas culturas, significa que


tales conductas no son genéticas​, lo cual nos lleva a
hacer una adecuada distinción entre instinto, acto reflejo y
necesidades básicas.

d) Instinto, acto reflejo y necesidades básicas. Es


necesario distinguir entre instinto en sentido técnico, (un
modelo complejo de comportamiento determinado
genéticamente, como los rituales de cortejo de muchos
animales inferiores), del acto reflejo. Los seres humanos
nacen con una serie de reflejos básicos del tipo de reacción
de guiñar el ojo o de los bebés humanos que chupan
cualquier objeto, o succiona el pecho de la madre, etc. Cada
una de las reacciones provocadas por los actos reflejos es
útil para adaptarse al medio. Los seres humanos poseen
además una serie de necesidades básicas, pero el modo
cómo satisfacen estas necesidades varían enormemente
según las culturas. Además, los humanos son capaces de
dominar sus necesidades biológicas por una serie de medios
que no tienen paralelo en los animales. Así pues, en los
seres humanos no se dan instintos sino necesidades, las
cuales unas son más básicas que otras, pero la forma de
satisfacerlas cambian según las culturas.
e) Papel de la cultura e instinto: La cultura desempeña
para el ser humano una función similar a la del instinto
para la adaptación del individuo al entorno. Pero subsisten
las diferencias: ​el instinto es congénito y no
aprendido; la cultura es producto del aprendizaje y
de la transmisión del patrimonio de las generaciones
anteriores; el instinto es endógeno para toda la
especie; la cultura es exógena, de origen social,
diverso según grupos e individuos.

5.2. El término cultura


Sobre el origen y significado del término cultura se han
escrito muchas páginas y se han elaborado muchas
definiciones.
Ya en 1952 Kluckhohn y Kroeber recopilaron nada menos
que 164 definiciones distintas de cultura. Se ha
introducido, no sin ambigüedades y contradicciones, como
término de uso común en todas las ciencias sociales.

21
El término cultura tiene un origen latino: colere: cultivar.
Cicerón lo aplicó al “cultivo del espíritu”, de donde surgió el
sentido humanista y clásico de la palabra cultura,
predominante hasta hace poco.
Juan F. Mira (1985) hace un estudio del término cultura
muy ilustrativo que nos permite conocer sus diversos usos.
Veamos algunos de ellos.
Cultura es un término comodín, de multiusos, polisémico.
Cultura ha sido utilizado como sinónimo de persona
ilustrada, cuyo significado hunde sus raíces en la tradición
humanista de raíz clásica y esencialmente europea, que ha
transmitido un patrimonio de ideales de superación moral,
personal y colectiva, así como un patrimonio de
conocimientos sobre las artes y las letras. Asimismo ha
sido utilizado como sinónimo de civilización, de origen
alemán, procedente de la etnología clásica alemana, según
la cual se distinguía entre pueblos civilizados de pueblos
“naturales” o “primitivos”, carentes de cultura.
En ambos casos del término cultura subyace un sentido
etnocéntrico y de superioridad, pudiéndose extender a
otros significados que continúan usándose, aunque las más
de las veces de forma mecánica o inconsciente, como son
las siguientes: cultura popular, como cultura no “culta”,
propia de las manifestaciones de sectores rurales o
urbanos periféricos. También se habla de subculturas,
considerándolas como propias de sectores no dominantes
en el interior de una sociedad; así pues habrá la subcultura
de los grupos marginales étnicos, o sociales, como los
drogadictos, los delincuentes, o la subcultura de los
jóvenes, etc.

Estos términos son elaborados desde una perspectiva de


superioridad, “desde arriba”, valorando lo culto alto y
minusvalorando todo aquello que no lo es.

Un sentido reduccionista del uso del término cultura está


detrás de la variedad de significados que sobre el término
hemos expuesto, lo que nos llevaría a afirmar
erróneamente que existen pueblos o colectivos humanos
sin cultura.
Decíamos más arriba que el comportamiento de los
animales está guiado por el instinto y el de los hombres
por la inteligencia. La mente humana, semejante a todos
los seres humanos en todas partes es capaz de crear
cultura: significados, símbolos, creencias, tradiciones,
instrumentos imbuidos de utilidad y de resolución de
problemas, etc.

22
La cultura aparece pues como un constitutivo ontológico, esencial
al ser humano. Es lo que radicalmente le distancia, le separa, le
diferencia de la naturaleza. Es la cultura lo que al ser humano le
convierte en un “ex-animal”, por ello no existe pueblo o grupo
humano a-culto, es decir, fuera de la cultura.

De lo expuesto del párrafo anterior se deduce que el


término cultura debe ser empleado con una acepción
totalmente amplia: es “todo lo creado por el hombre” o “la
totalidad de la formas de vida de una sociedad”. En tal
supuesto, todo pueblo tiene su cultura, y no existen
culturas superiores o culturas inferiores. Sólo existen
culturas diferentes. ​Utilizar los términos “inculto” y “culto”
puede ser erróneo y necesitan ser matizados.

La cultura puede ser entendida bajo un doble aspecto: a)


Como un proceso, el paso de “inculto” a “culto” a través de
un ejercicio más o menos metódico, la educación, sea
informal como formal, que ayuda al ser humano a
transmitir y adquirir habilidades y conocimientos.
Considerada la cultura como proceso, no hay persona
inculta, salvo que se le haya abandonado en una selva y no
tenga contacto con otros seres humanos; b) La cultura
considerada como un resultado de un proceso, es decir, el
acopio de habilidades y conocimientos más o menos
desarrollados que a modo de patrimonio se transmite a las
nuevas generaciones y hace posible un mayor desarrollo y
avance de las mismas.

5.3. Concepto y definición de cultura

Para entender mejor lo que es la cultura hay que precisar


su contenido, distinguiendo sus componentes materiales y
no materiales:

➢ Cultura material: hace referencia a los objetos que


crean los miembros de la sociedad: tecnologías y sus
productos, objetos físicos, que las personas hacen y a los
que les dan significado: elementos sagrados y profanos, de
uso cotidiano o extraordinario, etc.

➢ Cultura no material: creaciones humanas no


incluidas en los objetos materiales que se plasman en
procesos actitudinales y mentales, pudiendo claEl concepto
moderno de cultura, ampliamente aceptado por las ciencias
sociales, se sitúa en una acepción amplia y global.

23
La cultura impregna toda la vida humana. Nada humano queda
fuera de la cultura. Gracias a la cultura, todo lo referido al hombre se
convierte en humano, en tanto en cuanto todo alcanza la dimensión
de significación. De esta forma, los seres humanos creamos
realidades propias transformando todos los elementos de la
naturaleza y de la vida social en elementos significantes (cosas
materiales, los gestos, las miradas, etc).
Desde la capacidad de dar y recibir significados a todo lo que hace
y dice el ser humano es a lo que Geertz entiende y define lo que es
cultura:
“La cultura es un sistema ordenado de significados y de símbolos
en términos de los cuales, y muy especialmente a través del
lenguaje, los individuos definen su mundo, expresan sus sentimientos
y realizan sus juicios” (Geertz, citado por Mira, 1984, cp. át, pág.
125). La cultura es pues la capacidad de dar significado a todo lo que
el ser humano crea y hace.

➢ La cultura se ha de entender no como un conjunto de


elementos dispersos, sino más bien como “un sistema
relativamente integrado de ideas, valores, actitudes,
convicciones éticas y modos de vida, dispuestos en
esquemas o patrones que poseen una cierta estabilidad
dentro de una sociedad dada, de modo que influyen en las
conductas humanas individuales y colectivas y en la
estructura social en general” (Rocher, op. cit., págs.
112-113).

Así pues, la cultura se caracteriza por las siguientes notas:


a) es un conjunto de maneras de pensar, de sentir y de obrar
(términos tomados de Durkheim), que afecta a toda la vida:
cognoscitiva, afectiva y de acción;
b) cuyos elementos están más o menos sistematizados, ordenados
en esquemas o patrones;
c) son compartidos por una pluralidad de personas, por una
colectividad dada;
d) es transmitida y por tanto adquirida y aprendida; ningún
elemento cultural se hereda, todo se aprende;
e) no se queda en la mente o en el interior del ser humano, sino
que influye, moldea y conforman las conductas individuales y
colectivas, y por ello a la estructura social en general;
f) y como consecuencia hace que los grupos humanos se
constituyan en unidades o colectividades distintas, surgiendo así las
diversas culturas.

24
Resumiendo: Los sociólogos definen la cultura como el conjunto de valores,
creencias, actitudes y objetos materiales (artefactos), que constituyen el
modo de vida de una sociedad. En esta definición se incluyen los modos de
pensar, de actuar, de relacionarse con otros y con el mundo exterior. Como
se observa en el análisis de las definiciones anteriores, cada autor subraya
un aspecto que el otro no tiene en cuenta explícitamente.

5.4. Elementos de la cultura


Aunque se dan grandes diferencias entre las culturas, sin
embargo en todas ellas podemos distinguir los siguientes
elementos, cuyo análisis es preciso hacer, si queremos
conocer la estructura y dinámica de cualquier cultura
particular, como son: valores, creencias y conocimientos;
normas, costumbres, tradiciones y leyes; símbolos y
lenguaje.

5.4.1. Valores
Los valores mantienen la unidad y la cohesión social y
facilitan al investigador su incursión científica en las
entrañas de una sociedad o de una época. Los valores son
una “pieza” fundamental de toda cultura, cuyo estudio y
análisis nos permite comprender en gran medida el interior
de cada sociedad, la aparición, el mantenimiento o el
cambio de los fenómenos o comportamientos sociales.

Los sociólogos consideran los valores como los modelos culturalmente


definidos con los que las personas evalúan lo que es deseable, bueno o
bello, lícito e ilícito y que sirven de guía par la vida en la sociedad. Son
enunciados que las personas formulamos acerca del debe ser, de cómo
deben ser las cosas y además configuran el marco de referencia para
las normas.

Comúnmente se define “como maneras de ser o de obrar


que una persona o una colectividad juzgan ideales, y que
hacen deseables o estimables a los individuos o a los
comportamientos a los que se atribuye ese valor”
(González-Anleo, 1991, pág. 237).

Los valores pueden ser entendidos como criterios de


valoración que dan sentido a la cultura, y por consiguiente
a la sociedad total. Son “algo” que se comparte, que se
toma en “serio”. Esta seriedad de los valores explica su
densidad emocional y su capacidad para suscitar o imponer
sacrificios personales, incluso la muerte.

25
Los valores son también considerados como preferencias
colectivas, que aparecen en un contexto institucional y al
mismo tiempo lo regulan. Las preferencias colectivas
obligan y comprometen a quienes se adhieren a ellas. Los
valores aparecen como sabias mezclas de creencias y
preferencias con un halo emocional distintivo.
Dada la importancia del estudio de los valores para conocer
las interioridades de cualquier cultura y sociedad
señalamos a continuación dos aspectos fundamentales de
los mismos: los rasgos y las funciones, lo que haremos
siguiendo los estudio de Rocher (1977. op. át).

a) Los rasgos de los valores:


— El valor se sitúa en el orden de lo ideal, reclamando
adhesión. Implica, en cuanto ideal, la noción de una
cualidad a la que se aspira obtener o adaptarse a ella y
en la que cabe inspirarse para realizar cualquier acción
social. A la vez se manifiesta en cosas o en conductas
en las que se revela de manera simbólica. En este
sentido se comprende la frase de Durkheim: “los valores
poseen la misma objetividad que las cosas”.
— Los valores orientan e inspiran tanto los juicios como las
conductas. En relación con los juicios de valor, estos se
formulan o se pronuncian sobre la cualidad, la
importancia o la “deseabilidad” de los objetos sociales.
En cuanto a las conductas cabe afirmar que a toda
norma de conducta le corresponde un valor que la
sustenta y la legitima.
— Algunos valores son relativos: tienen vigencia plena en
un tiempo histórico y en el marco de una cultura
determinada, son, pues, variables en el tiempo y de una
sociedad a otra.
— Los valores contienen una carga emocional, es decir,
son una mezcla de intuición y de pasión, lo que viene a
explicar la exigencia de adhesión pasional que requieren
o solicitan por sí mismo. Los valores se defienden o se
atacan pasionalmente. La carga afectiva de los valores
explica las afinidades, vinculaciones y conductas que la
sola razón no consigue entender
— Los valores son considerados o se expresan mediante
un orden jerárquico, en cuanto que las colectividades
ordenan los valores según un orden de importancia,
dándole a los mismos una mayor o menor consideración
y adhesión. Cuando los miembros de una comunidad
prefieren una solución a otra ante determinados
problemas, tal solución corresponde a un valor
dominante en esa sociedad;

26
las restantes soluciones no preferidas subsisten sin
embargo en el seno de la sociedad a título de valores
variantes o sustituyentes. Valores dominantes son
aquellos que están muy ligados a las creencias
fundamentales del grupo, mientras que los no
dominantes son aquellos que participan en un menor
grado.

Los criterios para atribuir a los valores la categoría de


dominantes son los siguientes: a) la extensión del valor
en cuestión en el grupo social; b) la intensidad, cómo tal
valor está interiorizado en los miembros de la sociedad;
c) el prestigio social que el valor en consideración da a
los que se adhieren a él (Rocher, op. cit., págs. 70 y
ss.).

b) Funciones de los valores:


1. Contribuyen a dar una cierta coherencia a la totalidad
de las reglas o modelos de una sociedad dada. Esta
coherencia es relativa ya que los valores no se
presentan muy claros ni precisos, más bien se
presentan relativos y en confrontación con otros, como
sucede de forma especial en las sociedades pluralistas y
democráticas.

2. Ayudan a la unidad psíquica de las personas en cuanto


que los valores contribuyen a la cohesión e integración
de la percepción que las personas y colectividades
tienen de sí mismo y del mundo que les rodea, dando
así una cierta unidad a las motivaciones que dirigen las
acciones.

3. Colaboran a la integración social, puesto que la


adhesión a los valores comunes es condición de
participación en la colectividad. La adhesión a los
valores genera el consenso social, en términos de
Comte, o la solidaridad social, en términos de
Durkheim. Esta integración hay que tomarla en sentido
relativo, puesto que no todos los miembros comparten
con la misma intensidad tales valores, por lo que esa
integración social puede ser o fuente de unidad o de
conflicto o de diversidad social.

27
5.4.2. Conocimiento y creencias
Los conocimientos: son nociones e informaciones sobre
hechos, procedimientos, lugares, personas, situaciones.
Las sociedades se diferencian culturalmente entre sí por el
desarrollo de los conocimientos adquiridos. En las
sociedades modernas los conocimientos tienen cada vez
más una dimensión y orientación instrumental, es decir,
tienen carácter técnico-práctico. Las sociedades modernas
están acumulando conocimiento a un paso fantásticamente
rápido. El control sobre este conocimiento acumulado es
central para una “sociedad de la información”, por eso, los
conocimientos son considerados como “poder”. Los
conocimientos son poder y están más concentrados en los
grandes circuitos del poder económico-productivo, político
y cultural, sobre todo en los mass-media. La información
es poder.

Las creencias: son enunciados específicos que las


personas consideran ciertos, mientras que los valores son
proposiciones más abstractas acerca de cómo deben ser las
cosas. Son nociones del mundo y de las cosas compartidas
por los miembros del grupo, con las que se emite un juicio
acerca de su verdad o falsedad.

Son supuestos mentales sobre la naturaleza de la realidad


y del género humano, sobre el tiempo y el espacio, sobre
las relaciones humanas y las actividades. Son
“representaciones de tipo cognoscitivo” que integran la
llamada “conciencia colectiva”, en términos de Durkheim.
Tienen valor de realidad en cuanto que generan actitudes,
comportamientos y estados de opinión.

Hay diversos tipos de creencias. Talcott Parsons distingue


creencias existenciales, sean empíricas y no empíricas, y
creencias evaluativas: las ideológicas y religiosas.

González-Anleo diferencia tres tipos de creencias:


a) descriptivas o existentes (creo que la tierra es redonda y
gira alrededor del sol);
b) evaluativas (creo que mi médico es mejor que el tuyo) y
c) prescriptivas (los hijos deben obedecer a sus padres)
(González-Anleo, 1991, op. át. pág. 254).

28
Sea cual fuere la clasificación que se haga de las creencias,
o del nivel al que re refieran, natural o religiosa, en cuanto
que son constitutivos de actitudes y predisposiciones,
tienen tres componentes:

a) Cognitivo: es una representación del conocimiento


que una persona tiene respecto a algo que considera bueno,
malo, verdadero, falso;

b) Afectivo: toda creencia suscita afecto, adhesión y


cierta carga emocional;

c) Comportamental: toda creencia lleva a exteriorizarse


en los comportamientos, como imperativo de ella misma.

De lo expuesto en las líneas finales del párrafo anterior se deduce


que las creencias, sean o no religiosas, y más especialmente las
religiosas, al formar parte de la conciencia colectiva, generan
actitudes, comportamientos y estados de opinión que conforman a
las sociedades de formas distintas entre sí. El cristianismo vertebró
un modelo de sociedad bien distinto al que generó el Islam en
sociedades africanas o asiáticas. Las creencias tienen, pues, efectos
sociales, que pueden ser más o menos influyentes según el grado de
secularización que experimentan las sociedades.

5.4.3. Normas, costumbres, tradiciones y leyes


a) Normas: son reglas y expectativas sociales con los
cuales una sociedad regula la conducta de sus miembros, o
dicho de otra forma, son pautas específicas para la acción
o reglas de comportamiento en situaciones concretas. Las
normas especifican y concretan los valores, en frecuente
relación con situaciones sociales determinadas.
Estas pueden ser:
1) Proscriptivas, proscriben o prescriben ciertas cosas, por
ejemplo, ante un féretro no se debe fumar;
2) Prescriptivas: las que indican lo que se debe hacer, por
ejemplo, vestir de tal forma para asistir a una recepción.

También pueden ser ​explícitas o ​implícitas y según su


carácter pueden ser ​morales, sociales y jurídicas​. Otras
veces las normas son ​situacionales en cuanto que se
refieren a situaciones o contextos específicos. Las normas
varían según la importancia y la libertad para violarlas.

29
Las normas sociales pueden presentarse bajo las siguientes
formas: costumbres, tradiciones y leyes:

a) Costumbres: Son formas habituales, comunes y


usuales con las que un grupo humano hace las cosas. Para
William Graham Sumner (1906), uno de los primeros
sociólogos norteamericanos, son reglas de conducta que se
siguen en la interacción rutinaria o cotidiana. Hacen
referencia a las normas de etiqueta y de cortesía; sirven
para distinguir entre la conducta discreta e indiscreta,
adecuada o inadecuada.
b) Tradiciones​: algunas costumbres son más
importantes unas que otras. Aquellas que se creen que se
han de seguir porque se consideran importantes para el
bien del grupo, adquieren la consideración de tradiciones.
Estas albergan ideas vigorosas sobre lo bueno y lo malo y
exigen unos actos y prohíben otros. Las tradiciones
protegen el bienestar del grupo, se autovalidan, se
autoperpetuan, y se transmiten a los jóvenes como una
serie de absolutos sagrados y funcionan emocionalmente.

De alguna forma, las tradiciones constituyen y revelan el


alma colectiva de los pueblos, cohesionando a sus
miembros en un sentido colectivo del “nosotros”.

c) Leyes: algunas tradiciones funcionan simplemente


como leyes. Existe una gran tendencia a que se las
incorpore a las leyes de la sociedad. Las leyes sirven para
reforzar las tradiciones.

5.4.4. Símbolos

Como decíamos más arriba, los seres humanos, a


diferencia de otros seres vivos, creamos una realidad
propia, un mundo lleno de significados y de esta forma
transformamos las cosas materiales, (objetos, gestos,
miradas, etc.) en realidades sociales con significados.

Los símbolos son gestos, sonidos o imágenes que


representan algo distinto de nosotros mismos, o dicho de
otra forma, es todo aquello que, para aquellos que
comparten una cultura, tiene un significado determinado o
específico: un silbido, una luz roja intermitente, una
bandera, etc.

30
Los símbolos permiten a las personas entender y construir
sus vidas y entender su propia sociedad así como las de
otras culturas. Los símbolos son fundamentales para
conocer cualquier cultura. La semiótica es la disciplina que
tiene por objeto estudiar los símbolos y los signos. Esta
disciplina sugiere que ​no hay significados inherentes a
los objetos, sino que los significados se construyen a
través de una serie de prácticas​. El filósofo
norteamericano Peirce, el lingüista francés Saussure y el
filósofo francés Barthes, entre otros, han estudiado las
formas en que un signo puede tener diferentes significados
en distintos contextos.

En el análisis1 de los signos o símbolos se deben distinguir


los elementos que intervienen:

1) El significante​ u objeto que ocupa el lugar del otro.


2) El significado​, o sea, la cosa reemplazada.
3) La significación o relación entre aquellos, natural
(el humo) o convencional (la bandera).
4) El código definidor de esas relaciones
convencionales y que el miembro del grupo o de la
sociedad debe aprender y conocer.

Los símbolos y los signos tienen una gran importancia para


la especie humana y su evolución en cuanto que le permite
la comunicación o transmisión de mensajes y fundamenta
la acción social, es decir, la participación significativa del
individuo en la vida social.

El análisis cultural de cualquier sociedad particular requiere


interpretar adecuadamente el significado de los símbolos y
signos de la sociedad distinta a la nuestra, de lo contrario
se produciría un choque cultural y se obstaculizara la
comunicación y el mutuo enriquecimiento.

1
​SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO Según Saussure, el significado es el contenido mental que le es
dado a este signo lingüístico. Es decir, es el concepto o idea que se asocia al signo en todo tipo de
comunicación, como es el contenido mental. Éste depende de cada persona, ya que cada una le asigna
un valor mental al significado, pero por convención este significado debe ser igual para realizar una
comunicación óptima. El significante corresponde a la palabra (aspecto material, en este caso un
sonido) que designa el objeto (ventana en español, window en inglés, fenêtre en francés…), y el
significado es el concepto al que se refiere el significante, similar en cualquier idioma. En el caso de
ventana: uno de sus significados es: «abertura, practicada en la pared de una construcción, para dar
luz o ventilación», pero esta palabra tiene otros significados que podemos determinar al observarla en
su contexto. Ej. “Una ventana hacia el futuro”. La relación inseparable entre significante y significado es
arbitraria. No existe razón por la que un significante se asocie con determinado significado, y esta
realidad es demostrada por la diferencia entre las distintas lenguas: un arma de fuego al disparar
produce “pum” en español y “bang” en inglés. La única razón por la cual el significante evoca el
significado es la existencia de una relación convencional, regidas por reglas acordadas.
31
5.4.5. El lenguaje

Éste puede ser definido como un sistema verbal y a veces


escrito de símbolos con reglas de enlace que permite
transmitir significados complejos. En todas las partes del
mundo el lenguaje es el medio más importante de la
reproducción cultural, asegurándose de esta forma la
transmisión de una cultura de generación en generación.

De la misma forma que nuestros cuerpos contienen y


transmiten los genes de nuestros antepasados, así nuestro
lenguaje contiene y transmite nuestra herencia cultural,
por ello el lenguaje permite a la gente conservar
significados y experiencias y pasar esta herencia a las
nuevas generaciones, trascender al presente, preservar el
pasado e imaginar el futuro.

El lenguaje, hablado o escrito, es lo que distingue a los seres


humanos de otras especies, ya que solo los seres humanos son
capaces, por medio del lenguaje, de reflexionar sobre sí mismos y
tener así conciencia de sí mismos, de sus limitaciones y de la muerte.
Esta capacidad de crear y manipular el lenguaje da a los seres
humanos el poder de configurar la realidad y de alterar la forma en
que experimentan el mundo.

Esta es la tesis del antropólogo especialista en lingüística


Edward Sapir (1929-1949), quien mantiene que las
personas perciben el mundo de una u otra forma
dependiendo de la lengua que hablan.
Un español, un chino o filipino, por ejemplo, utilizando
distintos símbolos lingüísticos terminan experimentando
“mundos distintos, no el mismo mundo con distintas
palabras”. Así pues, el lenguaje puede conformar nuestra
forma de ver el mundo y, a la inversa, también podemos
utilizar el lenguaje para moldear el mundo o verlo de forma
distinta.

El lenguaje encierra el poder de construir la realidad, en


cuanto que a través del mismo se define y se da nombre a las
cosas, pudiendo ser distintas a lo que objetivamente son.

32
En este sentido apuntado, cabe destacar ​el gran poder de
los medios de comunicación al enunciar y calificar una
noticia. Por ejemplo, cuando se describían los bombardeos
de las incursiones aéreas de las naciones aliadas en la
guerra del Golfo Pérsico, los periodistas hablaban de los
“efectos colaterales” en la población civil de Irak, obviando
de esta forma la muerte de los civiles y la cadena de
tragedias consecuentes. Con los citados términos la
realidad era percibida y configurada de otra forma,
permítasenos la expresión, más “benigna” o más
“tolerante”.

Tiene gran importancia analizar la estructura del


lenguaje, es decir, cómo se construye a partir de unidades
menores sonoras en palabras, y de palabras en frases y
enunciados con significados. Los idiomas tienen reglas de
gramática y de sintaxis que deben seguirse si deseamos
hacernos entender. Los sociólogos orientados hacia la
acción significante estudian cómo se utiliza la lengua en los
contextos sociales y han descubierto que las personas
parecen cambiar sus patrones de habla en la medida en
que cambian los contextos sociales.

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II PARTE. LA SOCIALIZACIÓN

1. CONCEPTO DE SOCIALIZACIÓN
La conducta de otras especies distintas a la del ser humano está
determinada por mecanismos biológicos; los seres humanos, por el
contrario, basan su supervivencia en el aprendizaje de la cultura en la que
viven. El aprendizaje cultural es una tarea que dura toda la vida y que
exige estar en contacto permanente con personas de esa cultura. La
cultura, aunque también está sometida al cambio, tiende a ser similar de
una generación otra. Esta continuidad se logra a través del proceso de
socialización, llamado también aculturación, enculturación o trans-
culturación.

La socialización se presenta como un proceso complejo que afecta a la


maduración y desarrollo de la personalidad humana bajo el influjo
determinante de agentes significativos (padre, maestros...) y de factores
sociales y culturales. El hombre, dice Durkheim, nace “naturaleza”, y por
la educación acaba siendo persona (adaptada a un grupo social); el paso
de un extremo a otro es la socialización del individuo. Dicho proceso toca
tres aspectos fundamentales de la persona: la afectividad, el
pensamiento y el lenguaje. Los tres se desarrollan simultáneamente y se
condicionan entre sí, bajo el influjo de los agentes significativos de
socialización y las relaciones sociales.

Las tareas que se realizan en el proceso de socialización pueden


esquematizarse de la siguiente forma: aculturación o asimilación;
aprendizaje de roles asignados o adquiridos; control de los impulsos y
manejo motórico; desarrollo de los autoconceptos (la imagen de sí mismo o
identidad personal), y la elaboración de expectativas, provenientes de
distintas influencias o motivaciones.

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2. DEFINICIÓN
— “Proceso por el que la persona aprende e interioriza los elementos
socioculturales de su medio ambiente, los integra en su personalidad,
bajo la influencia de experiencias y agentes sociales significativos y se
adapta así a su entorno social” (Guy Rocher, 1977, op. át., pág. 133).
— “El conjunto de experiencias que tienen lugar a lo largo de la vida de un
individuo y que le permiten desarrollar su potencial humano y aprender
las pautas culturales de la sociedad en la que vive” (Macionis, 1999, op.
át., pág. 132)

Una reflexión atenta sobre estas definiciones nos permite ahondar en la


complejidad del fenómeno y apreciar los matices que cada autor quiere
señalar, como pueden ser entre otros el aprendizaje de roles, la
interiorización y a la vez la transmisión de la cultura, o la relación que la
socialización tiene con la personalidad del individuo. Dicho de otra forma, el
concepto de socialización implica a la vez cuatro aspectos o cuatro
movimientos:
1) transmisión del patrimonio cultural: valores, normas, status, roles,
etc;
2) aprendizaje en el sentido de interiorización de los citados elementos
culturales;
3) adaptación al grupo o medio social; y
4) construcción de la personalidad, en cuanto que ésta es una
consecuencia del aprendizaje o socialización que se va produciendo.

3. ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA SOCIALIZACIÓN


Guy Rocher (1977, op. át., págs. 134-139) distingue y desarrolla tres
aspectos fundamentales del proceso de socialización: transmisión y
adquisición de la cultura; la integración de la cultura en la personalidad y la
adaptación al entorno social.

3.1. Transmisión y adquisición de la cultura


La socialización es sinónimo de transmisión y adquisición de la cultura
en la que se vive y como tal es un proceso que se inicia con el nacimiento,
prosigue a lo largo de toda la vida y concluye con la muerte. La primera
infancia es el periodo más intenso de socialización, es la época “plástica”,
“dúctil” para aprender, época que se alarga hasta la adolescencia y la
juventud. Este proceso continúa en la adultez pero de otra forma, aunque
tiene momentos de cierta intensidad, como son las circunstancias de
cambio de trabajo, de estado civil, de edad, etc. Son las llamadas etapas
de “resocialización”, que son propias de las etapas de “tránsito”, hoy en
alza en situaciones como rupturas conyugales o procesos migratorios.

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3.2. Integración de la cultura en la personalidad
Algunos elementos de la sociedad y de la cultura pasan a ser parte
integrante de la personalidad psíquica, como son los status, los roles, los
valores, las normas, formas de ver las cosas, estilos de vida, hasta
convertirse en parte del contenido de dicha estructura de la personalidad.
Una vez integrados dichos elementos en la personalidad, pasan a
convertirse en reglas de conducta, que de manera inconsciente y mecánica
actúan a modo de imperativos y conforman la personalidad social.
Socialización y personalidad están íntimamente unidas. Desde un punto de
vista sociológico, la personalidad no es otra cosa que el conjunto de todos
los roles que el individuo ha aprendido a desarrollar. Construimos nuestra
personalidad interiorizando el entorno social que nos rodea, participando en
la sociedad en que vivimos, asimilando su cultura. Sin el contacto social es
absolutamente imposible desarrollar la personalidad.

La personalidad puede ser definida como “un sistema dinámico de


acción individual compuesto de motivos, sentimientos, actitudes, hábitos
y creencias, sistema que se expresa hacia dentro como autoconciencia y,
hacia fuera como un complejo de roles y un sistema de acción”, o
también, por personalidad se puede entender “el entramado,
relativamente consistente, de las formas de pensar, sentir y actuar de
una persona”.

Todo ello no lo puede alcanzar el individuo fuera de las experiencias


sociales, fuera de las interacciones sociales. Personalidad y socialización
son realidades interdependientes, que mutuamente se reclaman.

3.3. Adaptación al entorno social en el ámbito


biológico-psicomotor, afectivo y mental

La socialización hace que la persona se adapte al medio ambiente,


pertenezca a una colectividad compartiendo las ideas, costumbres, rasgos
comunes y se identifique con “el nosotros”: “nosotros los canarios”,
“nosotros los maestros”, “nosotras las mujeres”. Esta adaptación afecta a la
personalidad en un triple nivel: (Guy Rocher, op. cit., págs. 136-138)
— Biológico y psicomotor: la socialización desarrolla unas necesidades
fisiológicas, unos gustos, unas actitudes corporales que han exigido un
condicionamiento previo del organismo neurofisiológico y de su aparato
sensorio-motor, que son propias de cada cultura. Además, el cuerpo y
sus gestos deben experimentar una socialización destinada a adaptarlos
a un concreto entorno social.
— Afectivo: la socialización despliega unas veces y niega otras la
expresión, el cultivo o la represión de sentimientos: agresividad,
ternura, amor, etc según el sexo u otras circunstancias.

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— Mental: la socialización proporciona, al nivel del pensamiento, unas
categorías mentales, unas representaciones, unas imágenes, unos
conocimientos, unos prejuicios, es decir, “unas maneras de pensar”.
Gracias a esta adaptación mental, las facultades intelectuales
(inteligencia, memoria e imaginación) se desarrollan y pueden crear a su
vez nuevos elementos culturales. Incorporando los elementos de la
cultura, las facultades intelectuales se desarrollan y pueden crear a su
vez nuevos elementos culturales.

4.LOS AGENTES DE SOCIALIZACIÓN


Los agentes de socialización son las instituciones, las personas, los
grupos, asociaciones y organizaciones que directa o indirectamente
contribuyen a la socialización transmitiendo saberes y habilidades,
proponiendo modelos de comportamiento, facilitando la interacción entre
los miembros, inculcando los valores, etc.
Se distinguen dos clases de socialización: ​la primaria​, que se realiza en
los grupos primarios, y ​la secundaria​, que se realiza en los grupos
secundarios. Son sucesivas en el tiempo pero, además, implican diferencias
estructurales. La socialización primaria recibe el nombre de “aculturación”,
y la secundaria el de “enculturación”.

Los agentes de socialización más importantes son:


— la familia
— la escuela
— el grupo de pares
— los medios de comunicación social
— las iglesias
— el sindicato
— los partidos políticos.

Aquí sólo trataremos la familia.

4.1. La socialización familiar

4.1.1. Importancia y funciones de la socialización familiar

La familia es la “comunidad” o el “grupo primario” por antonomasia,


aunque la familia es algo más que un grupo de personas con relaciones
primarias y comunitarias, es una institución social básica.

Desde el punto de vista de la socialización la familia se constituye en el


principal agente de socialización primaria. Ella es la institución encargada
de incorporar a la sociedad a los nuevos miembros en las mejores
condiciones psicosociales posibles, socializándoles y educándoles en los
valores de la misma. La influencia socializadora de la familia ocupa un lugar
de primer orden para todo individuo.

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La estabilidad emocional de los hijos depende cada vez más de la familia.
La familia se ha convertido en una agencia especializada de socialización
primaria, en una “fábrica” de personalidades humanas.

Es cierto que la familia actual ha perdido muchas de las funciones que


ejercía en las sociedades tradicionales; no obstante, y según la explicación
de T. Parsons, la familia actual continúa siendo el lugar primordial para la
socialización del niño, así como para el enriquecimiento, satisfacción y
estabilización emocional del adulto. Dicha función socializadora, referida
especialmente a los hijos, se realiza según los siguientes cometidos y
condiciones:
a) La familia es el lugar donde el niño/a adquiere la aculturación y la
personalidad básica, que condiciona el desarrollo de su futuro. El niño
recibe e interioriza la cultura vigente, es decir, recibe y asimila el
complejo básico de valores, ideas, pautas de conducta y formas de
reacciones emocionales que luego se constituirán en puntos
fundamentales de referencia obligada, a partir de las cuales interpretará
el resto de los estímulos sociales. La familia le transmite al niño los
recursos y técnicas fundamentales para el desarrollo de su personalidad:
adquisición del lenguaje, formación de las pautas conceptuales básicas
de orientación del mundo, etc.
b) La familia es la encargada de transmitir a los hijos los llamados
autoconceptos: el proceso de identidad personal, la construcción de un
yo fuerte y equilibrado, es decir, la autoconfianza, la seguridad personal
y, como consecuencia, la disposición al esfuerzo, el sentido de la
responsabilidad y la competencia social.

Esa función la realiza la familia actuando como lo que es: un grupo


primario​, donde tienen lugar las relaciones directas, espontáneas,
afectivas, profundas, personalizadas, es decir, relaciones auténticamente
humanas. De ello se colige que la atención e interrelación familiar, es decir,
el contacto físico, la estimulación verbal y el interés que muestran los
padres a las necesidades físicas y emocionales del niño son fundamentales
para el desarrollo intelectual y el equilibrio emocional del mismo.

c) La familia también transmite al niño un status social. Al mundo no


vienen los niños sin connotación social. Vienen niños de unos padres que
tienen una raza, una religión, una clase social. Al cabo de poco tiempo
estos elementos van conformando la imagen que de sí mismo tiene el
niño. Aunque el status social de una persona puede cambiar a lo largo
de su vida, sin embargo el status social de la familia de origen siempre
va a tener alguna influencia en su vida futura y le va a favorecer u
obstaculizar para lograr otros status superiores, los llamados status
adquiridos.
d) La eficacia socializadora de la familia de origen es esencial para el futuro
de la estabilidad emocional de los niños, con todo lo que eso conlleva
para su correcta adaptación personal y social.

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Tras un fracaso escolar, tras una drogadicción, tras un resentimiento social,
suele haber un conflicto familiar mal resuelto. De otra parte, las
aspiraciones sociales de los individuos, el nivel de sus motivaciones, son
resultado de su identificación, (o rechazo), cuando eran niños, con los
modelos que encarnaban sus padres. Los valores más básicos e íntimos de
la personalidad son siempre adquisiciones que se producen en las fases
más tempranas de la infancia, cuando la influencia de la familia de
orientación es muy poderosa y casi exclusiva.

Así pues, el destino futuro de los niños se decide en gran medida en el seno
de su familia, no sólo a través de los medios de ascensión social que les
brindan a través de las estrategias de sus padres, sino por medio de los
valores que se les transmiten y que resultan determinantes en su porvenir
como personas adultas. Paradójicamente, las funciones cada vez más
psicológicas de la familia tienen efectos sociales aún más primordiales, en
la medida en que de ellas depende la futura ubicación social de los
individuos. (Lluis Flaquer, 1993, págs. 65-66).

4.1.2. Características de la socialización familiar


Podemos señalar, siguiendo los estudios al respecto de (Savater, 1997,
págs. 57-58) dos características importantes de la socialización familiar:
difusa e intensa.

A) Difusa e implícita: La educación puede ser impartida de manera


formal, explícita, o de manera informal o implícita. La educación familiar
habitualmente suele ser más implícita, informal. En la familia se da
también un “currículo oculto”, en cuanto que la educación familiar
funciona por vía del ejemplo, no por sesiones discursivas y sistemáticas
de transmisión y trabajo educativo de los padres, sino más bien está
apoyada por gestos, humores compartidos, hábitos del corazón,
chantajes afectivos, junto a los castigos y la recompensa de caricias,
distintos para cada cual. Los niños absorben todo lo que observan en el
entorno familiar y ahí comienzan a formar su personalidad. La imagen
que se forma de sí mismo un niño como alguien fuerte o débil, listo o
tonto, querido o simplemente tolerado, o la imagen del mundo como un
lugar hostil o un espacio acogedor, depende mucho de lo que le
transmite la familia de manera difusa e implícita. Esta es la forma más
habitual de educar por parte de los padres.

B) Intensa: La situación de constante necesidad y, por consiguiente, de


dependencia en la que se encuentran los niños respecto a los
adultos,”los otros significativos”, les convierten en seres permeables,
como esponjas abiertas a todas las influencias. La intensidad de dichas
influencias educativas se debe a las siguientes razones:
a) La afectividad: la socialización familiar está rodeada de afectividad, por
ello la enseñanza se apoya más en el contagio y en la seducción que en
lecciones objetivamente estructuradas.

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b) La coacción: es esta otra característica de la socialización familiar, que
es producida por el miedo a dejar de ser amado, pues como dice
Goethe, “saberse amado da más fuerza que saberse fuerte”.
c) La persuasión: lo que se aprende en la familia tiene una gran fuerza
persuasiva, que puede llevar al acrisolamiento de principios moralmente
estimables, que resistirán más tarde las tempestades de la vida, o a
arraigar prejuicios que luego serán casi imposibles de extirpar.

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