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Medio ambiente (2020)

“ALTERNATIVAS DE BIORREMEDIACIÓN DESCONTAMINACIÓN POR


METALES PESADOS EN SEDIMENTOS SUPERFICIALES Y FUENTES
HÍDRICAS DE COLOMBIA”

Vanessa Pérez Uribe


Programa de Química. Facultad de Ciencias Básicas y Tecnologías.
Universidad del Quindío.

Docente. Jorge Mario Bedoya Libreros.

RESUMEN
En las últimas décadas las actividades antropogénicas han sido las causantes de
diversos daños a los ecosistemas, ocasionando procesos desequilibrados en las
cadenas tróficas, tales como el surgimiento de metales pesados a concentraciones
que resultan tóxicas para los humanos. En Colombia, por su parte se han
evidenciado sus efectos en procesos mineros, a través de los cuales han surgido
vertimientos de metales pesados utilizados para la extracción de oro como el
mercurio, dando paso a una bioacumulación en diferentes organismos vivos que
son consumidos por los humanos. De tal forma, que han aparecido varias
enfermedades relacionadas a los daños en el sistema nervioso central
principalmente. Es por esto, que se plantean algunas tecnologías que han venido
dando en los últimos años como alternativas para la descontaminación por
metales pesados, siendo las más beneficiosas aquellas dadas por procesos
biológicos de biorremediación, a través de organismos que logran modificar la
función de metales pesados gracias a procesos metabólicos, como en el caso de
hongos, bacterias y plantas. Procesos que resultan ser mucho más limpios en el
tratamiento de suelos y fuentes hídricas, ya que no requieren de grandes
tratamientos de residuos generados.

Si bien los suelos contienen algunos metales pesados de forma natural que
resultan esenciales para una gran diversidad organismos vivos, la intervención del
ser humano en el medio ambiente ha ocasionado un incremento en la
concentración de los mismos por las actividades antropogénicas que han
resultado perjudiciales para muchos ecosistemas, convirtiéndolos en un alto
peligro para diferentes tipos organismos que ingieren o absorben los componentes
químicos que el suelo contiene de forma libre, lo cual quiere decir, que se posee
cierto grado de biodisponibilidad de estos componentes, afectando directamente a
muchas especies de plantas y animales en concentraciones inadecuadas, y
ocasionando la presencia de metales pesados en fuentes hídricas y cultivos
agrícolas por bioacumulación, que a su vez empiezan a hacer parte de los
procesos metabólicos de muchos organismos vivos, lo cual da paso a un gran
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ciclo de bioacumulación de los mismos en toda la cadena trófica, poniendo en


peligro la ingesta y manipulación por parte de los humanos de alimentos agrícolas
con altos porcentajes de metales pesados. (Newman & Jagoe, 1994).
Los metales se consideran pesados al poseer una densidad específica mayor a 5
g/mL, y son esenciales en los ecosistemas a niveles traza, sin embargo, cuando
superan las concentraciones adecuadas resultan ser potencialmente tóxicos
(Weast, 1984). Aunque existen diversos fenómenos geoquímicos por los cuales se
ven alteradas las concentraciones de metales pesados en los ecosistemas, varias
actividades de origen antropogénico también han generado un gran impacto, como
la metalurgia, la agricultura, la minería, y la deposición atmosférica proveniente de
emisiones vehiculares e industriales.

En Colombia, una de las actividades antropogénicas que más suele impactar es la


minería en la extracción de oro, usando amalgamas con mercurio, un metal
pesado que suele presentarse de forma inorgánica y de forma orgánica como el
catión organometálico metilmercurio ([CH 3Hg]+), siendo este último mucho más
pernicioso para los humanos debido a su neurotoxicidad, y al estar asociado a
enfermedades gastrointestinales, afectaciones en la piel y en los riñones. Los
daños causados en los humanos, tienen origen en la inclusión del mercurio en la
cadena alimenticia, ya que es uno de los principales causantes junto a otros
metales pesados, de la contaminación de diversas plantas y cultivos agrícolas, y
por consiguiente, de animales debido a su bioacumulación, generando diferentes
grados de toxicidad, ya sea aguda o crónica al ser consumidos. Sin embargo, la
presencia de otros metales pesados también puede desencadenarse por diversos
procesos de actividades industriales y agrícolas (Rodríguez & Álvarez, 2006).

Gran parte de la contaminación por estos metales en Colombia se debe a la


generación de vertimientos, en los que se encuentra presente la amalgama de
mercurio, y se ha evidenciado que los estudios de impacto ambiental sugeridos
por el Instituto de Hidrología, Meteorología, y Estudios Ambientales (IDEAM), no
han sido los apropiados, dado el mal planeamiento territorial por parte de las
entidades ambientales, además de las pequeñas explotaciones mineras que se
realizan en zonas de alto impacto cercanas a fuentes hídricas de abastecimiento,
y a cultivos agrícolas, sin contar con una licencia ambiental, incumpliendo la
normatividad según el decreto 1076 del 2015. El Quindío por su parte, ha
resultado ser uno de los departamentos en el país con mayor tasa de mortalidad
dadas las condiciones de contaminación principalmente en el agua y el aire,
registrándose muertes por diversas enfermedades relacionadas a estas
condiciones, como enfermedades isquémicas del corazón, accidentes
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cerebrovasculares, enfermedades pulmonares obstructivas, infecciones


respiratorias agudas, y las cataratas. (Calvo, 2019).

Por su parte, han surgido diversos métodos de descontaminación, por ejemplo, la


fitorremediación es una rama que ha venido siendo estudiada durante los últimos
años gracias a su bajo costo-beneficio en la descontaminación de los suelos,
fuentes hídricas y del aire. Así mismo, existen otros métodos, como el uso de
carbón activado para la adsorción de contaminantes en su superficie (Ramírez et
al., 2017), la excavación y limpieza de suelos, la extracción y remediación
electrocinética, estos resultan ser costosos y perjudiciales para los
microecosistemas, además de poco eficientes, por lo que no contrarrestan mucho
los daños ocasionados por los contaminantes. (Liu, Wang, Ding & Xiao, 2018).

Tabla 1. Grupos de metales y su riesgo para la cadena alimentaria según su


biodisponibilidad y fitotoxicidad (Chaney, 1980).

Adsorción en el Riesgo para la cadena


Grupo Metal Fitotoxicidad
suelo alimentaria
Baja solubilidad
Ag, Cr, Bajo riesgo, porque
y fuerte
1 Sn, Ti, Baja son tomados en menor
retención en el
Y y Zr grado por las plantas
suelo
Las plantas pueden
absorberlos pero no
Adsorbidos traslocarlos a los
Causan mínimos
As, Hg fuertemente por tallos, o
2 riesgos para la cadena
y Pb los coloides del generalmente son
alimentaria humana
suelo fitotóxicos excepto a
concentraciones muy
altas
Menos Fácilmente tomados
Conceptualmente la
B, Cu, fuertemente por las plantas, son
barrera "suelo-planta"
Mn, adsorbidos al fitotóxicos a
3 protege a la cadena
Mo, Ni suelo concentraciones que
alimentaria de estos
y Zn comparado con causan un riesgo a la
elementos
los grupos 1 y 2 salud humana
4 Cd, Co Menor grado de Causan riesgo en la Existe bioacumulación
y Se adsorción al salud humana o a través de la cadena
suelo en animal a alimentaria suelo-
relación a los concentraciones en planta-animal
otros metales el tejido de la planta
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que generalmente no
son fitotóxicas

Durante años las plantas y diferentes microorganismos han sido utilizados como
fuentes de obtención de diversos tratamientos que mejoran el bienestar de las
personas, al utilizarlos ampliamente en la medicina, en la cosmética y en los
fármacos, e incluso en los alimentos, generando así, un gran impacto en la
investigación de sus propiedades químicas, físicas y de su actividad biológica
(Lock, 1994). Estos beneficios son esencialmente propios de los metabolitos
secundarios presentes en plantas o microorganismos, que son aquellas sustancias
que se generan a partir de rutas metabólicas en las plantas, pero que no cumplen
papeles principales en las mismas, sino que surgen a través de procesos de
degradación, en los que sí intervienen los metabolitos primarios, que son las
sustancias gracias a las cuales pueden cumplir funciones de reproducción,
alimentación y respiración, de gran importancia para su supervivencia (Bruneton,
2001).
Sin embargo, dado que estos metales no se pueden degradar fácilmente
mediantes procesos químicos, físicos o biológicos, su descontaminación se basa
principalmente en la modificación de sus funciones, limitándolos a un
confinamiento o la forma en como participan de los ciclos geológicos al introducir
cambios en su movilidad y su carácter tóxico, y esto se puede lograr gracias a
cambios de estados de oxidación en los mismos, teniendo en cuenta el pH de los
suelos, ya que si es bajo, tienden a encontrarse de forma libre, y si es alcalino,
tienden a formar compuestos carbonatados o fosfatados insoluble. De tal forma,
que se pueden inmovilizar mediante procesos de quelación, o movilizar a través
de procesos de disolución. (Volke, Velasco, & De la Rosa, 2005)
Teniendo en cuenta estos beneficios que parecen poseer sistemas biológicos de
biorremediación como la fitorremediación, se ha dado paso a una clasificación de
diferentes tecnologías para la remediación de suelos y fuentes hídricas
contaminadas con metales pesados. Así, pueden diferenciarse dos tipos de
procesos de descontaminación forma resumida, los fisicoquímicos y los biológicos;
los fisicoquímicos, suelen estar dados por tratamientos que se basan en el
aprovechamiento el carácter de óxido-reducción que presentan los metales,
cambiando su grado de toxicidad dependiendo de la forma en que se encuentre el
ion, igualmente se pueden realizar procesos de separación e inmovilización de los
mismos (Dermont, Bergeron, Mercier, & Richer-Lafleche, 2008). Estos procesos
fisicoquímicos suelen estar ligados a una excavación de los suelos, y a un
excesivo tratamiento de los residuos que se generan durante el tratamiento,
generando grandes costos económicos.
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Por otra pare estos los métodos biológicos de remediación que ya han sido
abordados en el presente texto principalmente desde la perspectiva de la
fitorremediación. Sin embargo, estos procesos se pueden dar aprovechando
diferentes tipos de formas vivas con procesos metabólicos que logran asimilar la
presencia de los metales y modificar sus funciones, tales como bacterias, hongos
y plantas. En el caso de los procesos microbianos, se pueden encontrar cuatro
procesos bien marcados, la biosorción, la bioprecipitación, la biolixiviación y la
biovolatización, de forma similar a como surgen con hongos y con plantas, pero
suelen ser menos usados con agentes microbianos. Por ejemplo, en el campo
microbiano, la bioprecipitación consiste en la inmovilización de los metales
pesados gracias a una acción de reducción que algunas bacterias son capaces de
realizar sobre los mismos, disminuyendo la biodisponibilidad de los mismos en los
suelos al convertirlos en sus formas reducidas que logran precipitar en soluciones
acuosas, de tal forma, que surge un grupo de gran importancia con este potencial,
conocido como bacterias sulfato-reductora, las cuales son capaces de generar
precipitados de baja toxicidad tipo metal-sulfuro (Jong & Parry, 2003).
CONCLUSIONES
La presencia de metales pesados se ha convertido en un verdadero problema
para el equilibrio de diferentes ecosistemas, debido a la introducción excesiva de
actividades antropogénicas, suceso que se ha visto ampliamente distribuido en el
territorio colombiano, en su mayoría a causa de la minería incluso en regiones
cercanas a varias poblaciones vulnerables. Es por esto, que definitivamente deben
surgir estrategias ambientales para la descontaminación de suelos y fuentes
hídricas en los que se encuentran altas concentraciones de metales pesados, que
como se ha podido evidenciar en el texto suelen ser mucho más económicas y
menos impactantes para el medio ambiente las estrategias biológicas de
biorremediación, ya sea con plantas, bacterias u hongos, a comparación de los
procesos fisicoquímicos que por revertir la descontaminación, generan grandes
desechos y otros daños colaterales bastante costosos de tratar.
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