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PARCIAL DOMICILIARIO
Tema: Immanuel Kant, “Analítica de lo bello” y/o “Analítica de lo sublime” en: Crítica del
juicio, Madrid, Espasa-Calpe, 1984.
Materia: Estética
Prof.: Anabel Henández
Prof.: Pablo Rivas
Martina Mazzoli
Legajo: M-2182/2
Julio de 2019
Consigna: Desarrollar el carácter “desinteresado” de lo bello y su diferenciación con otras
categorías que guardan relación con el interés.
1
intervención de la voluntad y sólo por intuición o reflexión– para que su juicio sea considerado
un juicio puro de gusto y no interesado.
Cabe señalar que al modo de satisfacción libre y desinteresada que produce el gusto en lo
bello Kant lo denomina «complacencia», la cual distingue de otros modos de satisfacción como
la inclinación (Neigung) o la estimación (Achtung) por ser libre de ajustarse a fines y, en
definitiva, porque es a modo de gracia (Gunst). En consecuencia, se puede afirmar que el juicio
de gusto es «libre» porque no supone ningún interés y, por ende, «desinteresado» ya que es
independiente de toda necesidad moral y de toda necesidad proveniente de la naturaleza
sensitiva.
Kant diferencia la complacencia como satisfacción desinteresada en lo bello de otras
categorías como lo «agradable» y lo «bueno», cuyas satisfacciones están vinculadas con el
interés. Define como agradable a lo que place –deleita– a los sentidos. 3 De modo que, cuando un
objeto es declarado agradable expresa un interés mediante la sensación. La satisfacción
proporcionada por lo agradable presupone, entonces, la relación de su existencia con la
afectación que pueda dar semejante objeto a quien le agrada. Expresado en otros términos, el
estado de satisfacción subjetiva que se obtiene por medio del agrado se relaciona con la
existencia del objeto en la medida de que el sujeto es afectado por aquél. Por lo tanto, lo
agradable se distingue de lo bello porque supone un interés y produce una inclinación
(Neigung).
Respecto de lo bueno, el filósofo de Königsberg lo define como aquello que place por
medio de la razón y por el simple concepto; y lo clasifica de dos maneras: como útil y bueno
para algo, cuando place como medio y como bueno en sí, cuando place en sí mismo. 4 En ambos
casos existe un fin o un interés, ya que lo bueno siempre establece una relación de la razón con
el querer; así como también, una satisfacción en la existencia del objeto. En tal sentido, lo bueno
se diferencia de lo bello porque para juzgar si algo es bueno se debe tener un conocimiento del
objeto, es decir, hay que tener un concepto del mismo; mientras que lo bello no requiere tal
conocimiento. Por requerir conocimiento, Kant denomina «bueno» al objeto que es «apreciado»,
«aprobado» y que produce en el sujeto una estimación (Achtung).
En síntesis, tanto lo bueno como lo agradable se relacionan con el interés y con el deseo.
En ambos casos, no sólo la representación del objeto genera satisfacción sino también su
existencia; en tanto que en el juicio de gusto únicamente incumbe la contemplación
3
Cf. Kant, I., op. cit., §3, p. 211.
4
Cf. Kant, I., op. cit., §4, p. 212.
2
desinteresada, sin interesar si el objeto representado existe o no; pues sólo importa la
complacencia que genera.
Sólo resta añadir que es en el análisis según la cualidad donde se sitúa la función
determinante del desinterés en la complacencia de lo bello; tal momento proporciona, asimismo,
el criterio básico sobre el cual se vuelven comprensibles las principales características del juicio
de gusto y de la contemplación de lo bello.
Kant afirma en la Crítica5 que para juzgar los objetos bellos se exige gusto, mientras que
para la creación de tales objetos se requiere genio. Su concepción de genio, como sujeto ideal
capaz de una comprensión directa de una realidad no conceptual, es de características
semejantes a la experiencia de la Divinidad de un Meister Eckhart. Si para crear se requiere
genio y para contemplar gusto; el desinterés, como mirada libre de expectativas, es condición de
posibilidad tanto de la creación como de la contemplación.
5
v. Kant, I., op. cit., §48, p. 217 y ss.