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II PERIODO
SÓCRATES
Sócrates participó del momento social y cultural que vivió Atenas. El creyó también que el hombre
es el sujeto y principio de todo ese cambio, y que es necesario educar hombres nuevos para la
nueva situación. Sin embargo, Sócrates le dio un nuevo enfoque al hombre. Para Sócrates, el
hombre, antes que Social y público es personal e íntimo; por eso, su lema es "conócete a ti
mismo". Con Sócrates asistimos a la búsqueda de la interioridad misma del hombre.
BREVE HISTORIA
Sócrates nació en Atenas en el año 470, hijo de un escultor y de una partera; vivió unos setenta
años. Su vida la dedicó a la búsqueda de la verdad, del bien, de la justicia; valores éstos que creyó
encontrar en la profundidad misma del alma humana. Con la ironía del "solo sé que nada
se" destruía el falso saber, la aparente verdad y la enmascarada injusticia, para llegar al "conócete a
ti mismo". Su actitud crítica y honesta despertó la admiración de unos y la envidia de otros.
Sócrates fue acusado de enseñar a los jóvenes doctrinas falsas e irrespetuosas sobre los dioses y
las costumbres de Atenas; condenado a muerte, tomó la cicuta con un convencimiento pleno en la
inmortalidad del alma y en la felicidad de la otra vida.
1. "CONOCETE A TI MISMO"
Para los sofistas la ciencia era sensación y como cada uno tenía su propia sensación, también tenía
su propia ciencia que es modificada y reconstruida según la situación.
Para Sócrates "la ciencia no consiste en esa habilidad sofística y abogadesca", sino que el afán del
filósofo será “indagar y descubrir lo que es el hombre y lo que conviene a su naturaleza y lo hace
diferente de los demás seres" . Indudablemente que lo propio del hombre es el alma, que diferencia
al hombre de los demás, seres, y propio del alma es la ciencia, la verdad, el bien; por otra parte, "los
misterios del mundo no pueden ser conocidos sin previo-conocimiento de la naturaleza
humana"; por eso la base de la búsqueda filosófica en Sócrates es el "conócete a ti mismo".
El camino que elige Sócrates para llegar al conocimiento del ser humano no es el palabrerío de la
oratoria ni el del arte de la retórica, sino el del razonamiento propio, del esfuerzo personal que se
empeña en la autorreflexión y quiere buscar en su propia alma para conocerla, para encontrarse en
ella. Este empeño está ayudado por el método dialéctico. Veamos en que consiste:
Este método Socrático tiene dos aspectos pero una sola finalidad: uno de esos as pectos es
llamado: Ironía. La educación de los sofistas consistía en elaborar respuestas que los alumnos
debían "aprender de memoria", pero sin entender lo que memorizaban. Este método hacia
desarrollar la memoria, pero anulaba la capacidad de pensar.
A esta gente que se creía sabia y culta se dirigía Sócrates; el arma que utilizaba era la
pregunta: "¿Qué es la justicia?" el interlocutor respondía mostrando actos justos o cosas justas; pero
desconocía la definición del concepto mismo de justicia; por eso a cualquier respuesta Sócrates
volvía a formular otra pregunta, y otra, hasta que el interlocutor comenzaba a divagar o a dar
respuestas vacías porque los conocimientos no se adquirieron por la razón sino por la memoria, en
forma irracional. Llegado a este punto es probable que el interlocutor confesara su ignorancia y con
ello la Ironía había cumplido su misión de quitarle piso a la seguridad que tenía de creer que sabe;
la Ironía conduce a la duda y con la duda viene el principio de la sabiduría "solo sé que nada se". A
la segunda parte del método la llama Mayéutica que significa "ayudar a dar a luz". Sócrates toma
este nombre del oficio de su madre que era partera y se lo apropia porque también él ayuda a que el
hombre se conozca, se dé a luz.
El objetivo de este aspecto del método es llevar al interlocutor a que descubra por si mismo y
aprenda a utilizar su razón, y con su razón descubrirá, no ya las cosas justas, sino la justicia que las
hace justas; no ya las cosas verdaderas, sino la verdad que las hace tales.
"Mi arte mayéutica tiene seguramente el mismo alcance que el de aquellas (parteras), aunque con
una diferencia y es que se practica con los hombres y no con las mujeres, tendiendo, además, a
provocar el parto en las almas y no en los cuerpos. La mayor atracción de este arte es que permite
experimentar a todo evento si es una imagen falsa o fecunda y verdadera, la que engendra la
inteligencia del joven.
Yo mismo, pues, no soy sabio en nada, ni está en mi poder ni en el de mi alma hacer
descubrimiento alguno. Los que se acercan hacia mí semejan de primera intención que son
unos completos ignorantes, aunque luego todo sellos, una vez que nuestro trato es más asiduo, y
que por consiguiente la divinidad les es más favorable, progresan con maravillosa facilidad, tanto a
su vista como a la de los demás. Resulta evidente sin embargo, que nada han aprendido de mí, y
que, por el contrario, encuentran y alumbran en sí mismo esos numerosos y hermosos
pensamientos". (Dialogo Teetetes).
3. EL CONCEPTO DE LA MENTE COMO PRINCIPIO UNIVERSAL
ACTIVIDAD 1
1. ¿Qué pretendió Sócrates con su filosofía?
2. ¿Dónde buscó Sócrates la ciencia y la sabiduría?
3. ¿En qué consiste y cuál es la finalidad de la Ironía?
4. ¿En qué consiste y cuál es la finalidad de la Mayéutica?
5. Según Sócrates, ¿cuál es el principio del cual proceden todas las cosas?
Un concepto fundamental, si se quiere entender la filosofía de Platón, es el concepto de las ideas (que viene
del griego εἶδος o eidos). Platón se centró en responder en qué consiste la mente y cómo se relaciona eso
con la multiplicidad del mundo. Con Sócrates vemos que el ser es un concepto muy importante. Platón recurre
a esta idea del ser, pero justamente para responder a la interrogante planteada. Platón sostiene, diciéndolo de
una forma mucho más somera de lo que realmente es, que las cosas cambian, pero que en esa multiplicidad
de cosas cambiantes, hay algo que permanece: eso es el ser. Ese ser, sería algo real, sin embargo es algo
abstracto. En otras palabras, ese ser del que hablamos, existe, y le da existencia a las cosas múltiples, les da
realidad, mas, ese ser es uno solo. En este sentido, las cosas participan del ser. Derivado de este
razonamiento, se llega a la conclusión consistente en que lo único que ES en propiedad, es decir, que posee
SER con propiedad, son las ideas, que es lo mismo que decir que lo único que de verdad está siendo, son las
ideas. De este modo, ellas serían permanentes. En contraposición de estas ideas, tenemos a los entes, que
son una caída de las ideas. A diferencia de ellas, los entes no siempre son. Por ejemplo, el color es una idea,
algo que siempre es. Podemos particularizar el color, por ejemplo, el amarillo. En ese caso, el amarillo es una
caída del COLOR, sólo una parte de él. Lo que se pretende ilustrar, es que las ideas son perfectas en sí
mismas, y no necesitan de nada más para ser, y que las cosas, en la medida en que son, sólo participan de
las ideas.
Siguiendo con esta idea, el mundo de las cosas es material, mientras el mundo de las ideas es inmaterial, por
eso se dice que es abstracto. El mundo sensible, o material, es un mundo fugaz y contingente. Las ideas, por
su parte, no se trasladan, no se mueven. Para aterrizar este pensamiento, pensemos en un ejemplo: Cuando
vemos a una mujer bella, esta mujer bella no es la BELLEZA como tal, es decir, la mujer posee belleza, sin
embargo, no es la belleza. En este caso, la mujer participa de la belleza, es decir, es una caída de ella. De
este mismo modo las ideas están en el mundo sensible. Ellas permanecen inmutables, perfectas, y otorgan
cualidades a nuestro mundo, pero sin perder perfección.
Incluso llevando el pensamiento platónico a palabras simples, nos quedamos pobres para poder interpretarlo.
Su filosofía representa muchos cuestionamientos a lo largo de la historia, y el desarrollo sobre ella no acaba
nunca.
En resumidas cuentas y de una forma a mucho más clarificadora, las ideas son eternas, perfectas e
inmutables, lo cual les da la calidad de superior en cuanto a lo que observamos en el mundo material o
sensible, el cual es imperfecto, finito y mutable, su involución lo lleva a entender que es un mundo imperfecto
que se aferra a la condición del mundo de las ideas y del cual copia, para así, de ese modo manifestar la
perfección de lo que es abstracción (las ideas). Éstas además, en el concepto de eternas, son superiores a la
existencia de todo, incluyendo al hombre, pues éstas han existido antes de la creación de éste, están en su
existencia y seguirán posteriormente siendo, después de la muerte de la humanidad. Nosotros vivimos de
ellas, participamos de ellas, pero no somos ellas.
Dentro de la explicación que tiene sobre el ser humano, Platón nos plantea que éste está dividido en dos
instancias: alma y cuerpo.
El alma pertenece al mundo de las ideas, por lo cual tiene las mismas características: perfecta, eterna e
inmutable, a través de ella, el sujeto se mueve (motiva) y crea todo, de forma más perfecta posible, imitando a
las ideas que derivan de su alma, tratando de acercarse a lo superior.
El cuerpo pertenece al mundo sensible y por lo mismo tiene sus características: imperfecto, limitado y
mutable, el hecho que las cosas tengan cambio ya es un indicio de imperfección para el pensamiento griego.
Todo involuciona, decrece y muere en este mundo, pero es imprescindible para la manifestación del alma, de
esa manera, la existencia humana tiene razón de ser.
Según el sabio, el alma, por ciertas circunstancias mutables y sensibles, puede caracterizarse de tres formas,
las que dependerán de la actividad de vida material del sujeto, herencia y oficio (especie de castas
generacionales):
Alma concupiscente: se ubica en el estómago del cuerpo, en la zona visceral, por lo cual está relacionada
exclusivamente con la nutrición y sobrevivencia del hombre, lo que la hace muy apegada a lo terrenal. Por
este motivo, por el hecho de ser tan “terrenal”, Platón plantea que este tipo de alma es “menos perfecta” pues
se aleja mucho de la racionalidad del mundo de las ideas (sin dejar de tener la característica de perfección
propia de su esencia, es solo metafórico). El oficio que le compete a este tipo de alma es el del cultivo y
comercio de lo comestible, son los que nutren al pueblo, lo cual les da la importancia de la sobrevivencia de la
comunidad.
Alma irascible: se ubica en el pecho, cerca del corazón. Lo cual la relaciona a las emociones humanas, como
son el amor a la familia, a la polis, la gloria, la justicia y el honor (sobre todo de dar la vida por la patria y
quedar en la historia como héroes). Para Platón también es un alma menos perfecta, pues las emociones son
reacciones al medio (al mundo sensible) muy afectadas por éste, lo que las hace poco racionales. El oficio de
éstos es el de guerreros o soldados (como los espartanos o Aquiles), los que defienden a la patria, al pueblo y
buscan el honor.
Alma racional: se ubica en la cabeza y por lo mismo completamente racional. De las tres es, obviamente, la
perfecta, la que está alejada completamente de lo sensible y solo está atenta a las concepciones universales,
es decir, a las ideas. Si podemos hablar de un oficio o trabajo de esta alma o este tipo de sujeto, es el de
dirección o gobernante del pueblo, pero este tipo de gobernante es aquel que contempla las ideas y se guía
de ellas para poder gobernar, por lo cual sería un gobernante justo, que se apoya en la justicia universal, por
sobre la de las convenciones sociales, sería ecuánime pues se guiaría por el concepto de igualdad universal,
y así en todos sus dictámenes, pues siempre se basaría en el mundo de las ideas universales para ser justo,
sabio y ecuánime. Platón nos dice que solamente un tipo de ser humano podría estar en esta posición, y
estos serían los filósofos, por este amor a la sabiduría y la capacidad de contemplación que tiene de los
juicios sobrehumanos.
Como estos tipos de almas están predestinados, no habría ninguna posibilidad que alguna alma inferior se
superara… solo a través del Amor Platónico.
Finalmente el curso de vida del ser humano, acaba con la muerte, en este momento, al morir el cuerpo, el
alma sale volando y escapa de su “cárcel” para volver al mundo de las Ideas. Acá se vuelve a enriquecer con
todos los conocimientos universales y vuelve a su curso existencial de incorporarse a otro cuerpo y volver a
manifestarse en el mundo sensible. Al entrar a un nuevo cuerpo, como éste es tan limitado, limita al alma, la
cual olvida parte de su información, pero a medida que se va ambientando en el mundo sensible (por los
estímulos que esta le va dando), va recordando. Este proceso es llamado Reminiscencia, que según Platón
es la forma de aprendizaje que tiene el ser humano (el conocimiento está en todos nosotros… Sócrates)
EL MITO DE LA CAVERNA
En el libro “La República” se encuentra la fuente de gran parte del pensamiento occidental, sobre todo a nivel
ético y político. En el capítulo VII encontramos el mito de la caverna, el cual causa repercusión debido a lo
representativo del pensamiento platónico, además de lo revelador en cuanto a lo que es la realidad humana.
A continuación, le presentamos un fragmento:
ACTIVIDAD 2
Cuando Aristóteles denominaba filosofía primera a la ciencia que estudia el ser en general, estaba sugiriendo
que existen otras ciencias o filosóficas que se ocupan de algún tipo de seres concretos o alguna modalidad
del ser, y que para esas ciencias cabria el nombre de filosofías segundas. Sería el caso, por ejemplo, de la
biología, cuyo objeto es el ser vivo. Y es también el caso, que nos interesa ahora, de la Física, ciencia que
estudia las substancias móviles de la naturaleza o physis.
Lo propio de los seres naturales es que están sometidos a cambios o movimientos de diverso tipo. Pero estos
seres individuales y concretos, las substancias primeras, tienen en ellos mismos el origen o causas de sus
movimientos o cambios, y por eso los llama Aristóteles seres naturales. En efecto, el significado más propio
de naturaleza o physis en este autor es el de “principio intrínseco del movimiento o actividad de los seres”. El
crecimiento de un ser vivo es un ejemplo de movimiento o cambio de un ser natural, porque surge del propio
ser. Hay otros seres que también cambian, pero los cambios no se originan en ellos mismos sino que los
reciben de fuera (cambio extrínseco), como le ocurre a un madero que arde por acción del fuego, o a un árbol
talado con el que se construye un mueble. Por carecer de movimiento intrínseco, la madera quemada y el
árbol convertido en tableros de una mesa no son propiamente seres naturales, sino artificiales.
De estos seres naturales estudiados por la física ya sabemos que son substancias primeras en las que se dan
accidentes, que cada uno de estos seres está compuesto de materia y forma, y la forma es la que hace a un
ser, ser ese y no otro (le da su esencia). Ahora podemos añadir que son dinámicos, que están sometidos a
procesos de desarrollo, a cambios o movimientos.
Para Aristóteles, y como lo atestiguan los sentidos, es evidente que en la naturaleza se dan cambios o
movimientos. Pero la física tiene que explicar que cambia y cómo es posible que hay cambios. Otros filósofos
se habían topado ya con el problema del movimiento y le dieron soluciones diferentes a la aristotélica:
Parménides negó simplemente la posibilidad del movimiento; Platón intento una solución con su teoría
dualista: hay cambios en el mundo sensible, pero los seres del mundo inteligible no cambian.
La justificación del Estagirita la conocemos ya de la metafísica. Consiste en diferenciar dos maneras de ser,
ser en acto y ser en potencia, sin aceptar la distinción y oposición de Parménides ente ser y no-ser o la nada.
Toda substancia natural es algo en un acto (tiene un determinado nivel del ser o perfección): la semilla es
semilla en acto; pero tiene también posibilidades de adquirir otras perfecciones o maneras de ser que aún
posee (cada una de esas posibilidades se denomina ser en potencia): la semilla tiene la posibilidad – está en
potencia -- de ser árbol, y cuando alcance ese desarrollo, lo que era árbol en potencia será árbol en acto.
Moverse o cambiar equivale, pues, a ir actualizando potencias, cosas que realizan los seres naturales.
Aristóteles rechazo la argumentación de Parménides distinguiendo dos sentidos de ser y no—ser, no
considerándolos unívocos: hay cosas –defiende Aristóteles—que ni son algo ni podrán llegar hacerlo; una
semilla de trigo, por ejemplo, no es hombre ni podrá llegar a serlo; en cambio, un niño no es adulto pero
puede llegar hacerlo. Son dos maneras de ser, y el movimiento o cambios es posible en cuanto pasa de ser
en potencia a ser en acto.
CLASES DE MOVIMIENTOS
Una vez justificado el movimiento, Aristóteles se impuso la tarea de clasificar las diversas modalidades del
mismo.
Una primera clasificación general consistió en distinguir entre movimiento o cambio substancial y accidental.
Hay cambio substancial cuando una cosa pasa a ser otra de distinta especie, como ocurre con la madera
cuando pasa a ser ceniza. En este tipo de cambios, como en todos, hay algo que permanece (la llamada
materia primera), pero la forma de la substancia es sustituida por otra. La generación y la corrupción, el
nacimiento y la muerte, serian cambios substánciales. El cambio accidental supone una transformación de
alguna cualidad de la substancia, pero manteniendo la forma substancial: el cambio de color de una fruta, por
ejemplo. En los cambios accidentales cambian los accidentes pero permanece la substancia.
Aristóteles diferencio tres clases de cambios accidentales: cuantitativos, cualitativos y locales. Se denomina
cuantitativos en aquellos que se altera la cantidad, aumentando o disminuyendo, pero sin cambiar la
substancia; por ejemplo, el crecimiento de una planta. Son cualitativos, aquellos otros en que la substancia
sufre la modificación de alguna cualidad, como el paso de ignorar alguna cosa a conocerla. El tercer 4tipo de
cambios accidentales son los locales: desplazamiento en el espacio de la substancia, como cuando
trasladamos una mesa de un lugar a otro de la clase.
Tres requisitos en todo cambio: Primero, algo que permanece a través del cambio, un sujeto. Segundo, una
privación o carencia de la perfección a la que se tiende. Tercero, la adquisición de esa perfección, que es el
punto de llegada o término de movimiento.
Estos tres factores presentes en todo cambio los relaciono Aristóteles con la materia y la forma, porque
aquello que permanece en los cambios, el sujeto, es la materia; aquello de lo que se carece, la privación, es
la forma; y lo que se adquiere al finalizar el cambio es también forma o acabamiento (acto), que el principio se
tenía solo en potencia.
LAS CAUSAS
Si se quiere una explicación completa de por qué ocurre un cambio o movimiento cualquiera hay que conocer
las causas que intervienen en su producción. Aristóteles considero que hay cuatro tipos de causas. Para
acercarnos a una primera idea de las mismas, supongamos que una ciudad encarga a un escultor una
estatua de bronce que represente a Zeus. En el proceso que ha hecho posible la estatua de Zeus, han
intervenido, según Aristóteles, cuatro causas: una materia, el bronce (causa material), que un escultor (causa
eficiente) ha ido cincelado hasta labrar en el bronce la forma de Zeus (causa formal) para, por ejemplo,
expresar el dios la devoción de la ciudad (causa final).
La materia y la forma son las causas intrínsecas, porque intervienen en la generación de un ser natural desde
el propio ser o substancia que cambia, no desde fuera de ella. La causa material es la materia de que algo
está constituido; en cuanto es materia, es potencia o posibilidad de constituir una substancia. La causa
material es requisito necesario pero pasivo en la constitución de un ser: el elemento activo y determinante de
la clase de ser es la causa formal, que actualiza la potencia de la causa de la materia y hace que el ser
formado por ambas sea un ser determinado: árbol, mesa, hombre, etc. La forma es la esencia y naturaleza de
la substancia, en cuanto les hace pertenecer a una clase de seres y actuar de acuerdo a eso que son. Ambas
causas, material y formal, son inseparables realmente en los seres naturales. Pero la materia es concebida
como indeterminación, como mera posibilidad de recibir formas, y es la forma la que determina al ser y lo
define. En las formas aristotélicas, que son la esencia de los seres sensibles, se encuentra la herencia de las
Ideas platónicas. Realizan, en efecto, el mismo papel: hacen que un ser natural sea hombre o caballo, por
ejemplo; pero con la diferencia de que en Aristóteles las formas no están separadas de los seres naturales,
sino únicas a la materia.
Para explicación exhaustiva, científica, de los seres naturales aún hay que contar con dos causas más. Son
las consideradas extrínsecas porque afectan a las substancias desde fuera; son la causa agente o eficiente y
la causa final. La primera o agente es la productora del cambio, y la segunda o final es la meta o fin a que va
orientado ese cambio, la explicación de para que ocurre.
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