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Dra.

María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS


SINÓPTICOS

I.- EL GÉNERO LITERARIO «EVANGELIO»


1. Significado y evolución del término “Evangelio”
El compuesto griego (buena noticia), etimológicamente, implica
un juicio de valor positivo sobre un contenido. También existe el verbo
(activo y medio: anunciar buenas noticias, predicar buenas noticias,
evangelizar, oír buenas nuevas)1.
Sin embargo, cuando las primeras comunidades cristianas escogen el término
técnico "evangelio" (cuyo uso era raro, pero conocido en el helenismo como en el
judaísmo intertestamentario) no sólo denominan el  o mensaje recibido y
predicado con cuyo valor estaban decididamente comprometidas, sino también
aquella experiencia vivida junto al acontecimiento único e inédito que les fue
comunicado y del que quieren dar testimonio. Por eso, para el cristianismo, en
pocas palabras, el “Evangelio” es Jesucristo.

1.1  Uso pre-cristiano

1.1.1  Uso helenístico
Según el testimonio más antiguo de su uso,  era la recompensa que
recibía el mensajero () portador de alguna buena noticia dada (HOMERO
Od. 14,152-153.166-167). Luego sólo quedó con el significado de buena noticia
(CICERÓN, Att. 2,3.1). Así, en el helenismo, primero significaba la noticia feliz
con trascendencia social que a menudo se refería a victorias militares de los
ejércitos reales o imperiales y su consiguiente extensión a la ofrenda sacrificial
de agradecimiento a la divinidad de aquella polis o del Imperio 2. Luego, alcanzó
significado religioso: designaba un oráculo divino que prometía gracias al
demandante. Por último, en el contexto político del culto al emperador, tomó

1
Para este punto, cfr. L. COENEN – E. BEYREUTHER – H. BIETENHARD (eds.),
«Evangelio», Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, vol. II, Salamanca 1980,
147-153; R. FABRIS, «Evangelio» y V. FUSCO, «Evangelios», en Nuevo Diccionario de
Teología Bíblica, Madrid 1990, 588-607 y 608-620; L. H. RIVAS, ¿Qué es un
Evangelio?, 13-20.
2
Plutarco (45-120 aC) recoge la reacción del estratega Foción: "Como del ejército
llegaba, por escrito o de viva voz, una Buena Noticia tras otra, exclamó: Pero ¿no van a
terminar nuestras victorias?". Leóstenes consigue brillantes triunfos militares... "se dice
que entonces la ciudad, toda esperanzada, celebró las buenas noticias que le llegaban
con fiestas y sacrificios" (Vidas, Foción, 23,6). También narra que Pompeyo, cerca de
Petra, "estaba practicando equitación cerca del campamento, cuando llegaron a caballo
unos mensajeros procedentes del Ponto, trayendo buenas noticias ()... se
podía conocer con sólo ver las puntas de sus lanzas coronadas de laureles... (Vidas,
Pompeyo 41,4). Al tener noticia de la huída de César, algunos partidarios de Pompeyo
"se embarcaron espontáneamente para Lesbos, adonde Pompeyo había enviado a su
mujer, deseosos de anunciar a Cornelia la buena noticia de que la guerra había
terminado" (Vidas, Pompeyo, 42,3); cfr. ARISTÓFANES, Eq. 656.

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gran auge y llegó a considerarse buena noticia todo aquello que se refería a la
persona del emperador3.
La palabra podía usarse, entonces, en contextos militares, religiosos o
políticos, indistintamente.

1.1.2  En el Antiguo Testamento


Los traductores alejandrinos utilizan el término helenístico  para
traducir el sustantivo hebreo  [beśorâ] que significaba noticia de victoria o
mensaje alegre de la corte (cfr. 1Sam 31,9; 2Sam 4,10; 18,20.25.27; 1Re 1,42;
2Re 7,9; Jr 20,15) o recompensa por ser su portador (cfr. 2Sam 4,10; 18,22) 4.
La connotación religiosa aparece en el verbo  [bāśar] (21x), cuyo uso se
generaliza en el exilio para designar el anuncio de la salvación de Dios, que trae
consigo la instauración de la era mesiánica (cfr. Is 40,9; 52,7-10; 60,6; 61,1; Nah
2,1) o realización del reinado de Yhwh (cfr. Sal 68,12; 40,10; 96,2; etc.) 5. Su
proclamación siempre estaba a cargo de un mensajero (: mebaśēr que la LXX
con el término  traduce “el que anuncia”).
Para el pueblo judío del post-exilio sólo hay una Buena Noticia: la llegada del
Reino de Dios y con él la paz y la felicidad. Así, por ejemplo, en el texto de Is
52,7-10 da cuatro formas para significar la “buena noticia”: “proclamar la paz”,
“anunciar la felicidad”, “proclamar la salvación” y decir a Sión “Tu Dios reina”.
Es decir, la “buena noticia” se identifica con el grito de alegría dirigido a un
pueblo que está oprimido o aplastado por el pecado, para anunciarles que Dios,
como Rey, viene a liberarlos y a perdonarlos. Este es el sentido con que los
Evangelios presentan el término en boca de Jesús y de sus seguidores.

1.2  Evolución y uso cristiano


El término  sólo aparece en los Evangelios de Mc (8x: 1,1.14.15;
8.35; 10.29; 13,10; 14,9; 16,15)6 y Mt (4x: 4,23; 9,35; 24,14; 26,13), mientras el
3
Entre los paganos de la misma época de Jesús (9 aC), se ha encontrado un decreto que
establecía celebrar el año nuevo el 23 de septiembre, día del cumpleaños del Emperador
Augusto. Entre otras cosas, decía: “Puesto que la providencia... dispuso el más
cumplido bien para la vida al traernos a Augusto, a quien colmó de virtud en beneficio
de los hombres, enviando para nosotros y nuestra prosperidad como un salvador que
pondrá fin a la guerra y arreglará todo... y como el día del nacimiento del dios fue el
comienzo del  para el mundo... ” (cfr. RIVAS, ¿Qué es un Evangelio?, 15).
4
Cfr. B.C. MCARTHY, «Vox bśr praeparat vocem "evangelium"», VD 42 (1964) 26-33.
5
Los términos  /  tienen sentido religioso en Is 40,9; 60,6;
61,1; 62,6; Sal 39,10; 40,9; 67,12; 96,2 y proyección escatológica en Is 52,7 (aunque el
Texto Masorético usa el presente). Con este término el II y III Isaías anuncian la llegada
del Reinado de Dios y presentan como signos recuperar la paz, la liberación de
Babilonia y la felicidad.
6
Mc 1,15 pone a Jesús al comienzo de su ministerio "predicando en Evangelio de Dios
y diciendo que se ha cumplido el tiempo y se acerca el Reino de Dios". Sería la
realización próxima del mensaje de Isaías: "anunciando bienes y diciendo a Sión: Dios
reinará sobre ti (Is 52,7).

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verbo  sólo en Mt (1x: 11,5) y Lc (10x: 1,19; 2,10; 3,18; 4,18.43;
7,22; 8,1; 9,6; 16,16; 20,1). Jn evita tanto el sustantivo como el verbo 7.
Jesús de Nazaret se presentó como portavoz y realizador de las esperanzas
mesiánicas (cfr. Lc 4,16-21; 7,22; Mt 11,5; cfr. Is 52,7; 61,1-2). Pues cuando
Jesús comenzó a predicar, la situación no era muy distinta a la del Destierro. Si
bien ya estaban en su tierra, tenían su Templo y podían rendir culto al Señor,
estaban, sin embargo, dominados por un rey pagano romano. Los israelitas de la
época de Jesús, también ansiaban la llegada del Reino de Dios.
Se ha discutido si en su predicación Jesús en persona utilizó o no el término
Evangelio (en griego o en arameo). Aunque no sería extraño (pues pertenencia al
vocabulario religioso-mesiánico de su época), no puede asegurarse con certeza
que haya usado el vocablo en su sentido técnico, ya que los textos en los que
aparece son redaccionales (cfr. Mc 8,35; 10,29; 13,10; 14,9; 16,5). Con todo, su
misión y su conciencia fueron inequívocamente evangélicas: su presencia (cfr.
Mc 1,14-15; Mt 4,17; 9,35), sus palabras (cfr. Mc 4,1-34; Mt 4,23; 9,35) y sus
acciones (cfr. Mt 11,3-5; Lc 7,18-22) estuvieron al servicio del anuncio del
reinado de Dios. El anuncio del reino constituye, pues, el Evangelio de Jesús.

1.2.1  Un anuncio de salvación


El paso del Evangelio de Jesús al Evangelio que es Jesús se efectuó en la
predicación apostólica, cuando los primeros cristianos percibieron que, tras los
sucesos pascuales, la buena noticia de la salvación de Dios se identificaba con la
persona de Jesús de Nazaret. En la predicación cristiana, aunque ya había
comenzado en la predicación de Jesús, el Evangelio deja de ser “anuncio de
buenas nuevas pasajeras”, para convertirse en anuncio de un acontecimiento
único y definitivo, tanto de gracia como de juicio (cfr. Rom 2,16; Ap 14,6-7).

a) Etapa pre-paulina
En el estadio más primitivo de la predicación apostólica, atestiguado por
algunas fórmulas de fe kerigmáticas (cfr. 1Cor 15,3-5; Rom 1,1-7; 4,25; 1Te 1,9-
10) como de himnos litúrgicos (Flp 2,6-11), los sucesos salvíficos se centran en
la muerte y resurrección de Jesús. El Evangelio ha dejado de ser anuncio de la
venida del reino, para centrarse en la acción de Dios que vive y actúa en Jesús y
repercute en la vida del cristiano.
La proclamación se entiende como transmisión a viva voz. Quien la lleva a
cabo es denominado . Término novedoso y raro de la segunda
generación cristiana (aparece 3x en todo el NT: Hch 21,8; Ef 4,11; 2Tm 4,5). No
designa al apóstol ni al misionero, sino a un colaborador que prolonga la tarea
apostólica (cfr. 2Tm 4,2). Sólo a finales del s.II empezará a tener el sentido
actual, escritor de un Evangelio canónico.

7
Lc evita el sustantivo prefiriendo el verbo, debido a la influencia de los LXX, cuyo
estilo imita. Mt y Lc presentan también a Jesús cumpliendo los oráculos mesiánicos de
Is (ver Mt 11,2-5; Lc 7,20-22 e Is 61,1). Para Jn, su escrito, más que el anuncio de algo
nuevo, es el testimonio de una realidad ya presente (cfr. 1 Jn 1,1).

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b) Etapa paulina
Pablo es el testigo privilegiado de la etapa misionera, de la primera
generación cristiana, en la que el Evangelio era anuncio de Jesús, el Hijo de Dios,
y la proclamación del Evangelio una actividad esencial de la comunidad cristiana
(cfr. Hch 5,42; 8,25.35; 11,20; 17,18; Rom 1,15; 15,20; Gal 1,16.23). Pablo
utiliza 60x el sustantivo (48x en las cartas proto-paulinas) y 21x el verbo (de las
54x del NT). Contrasta con el escaso uso de los sinópticos.
Para Pablo el contenido esencial del Evangelio se reduce al Misterio Pascual
de Cristo. No se fija ni en la vida ni en la actividad de Jesús antes de Pascua.
Cuando Pablo usa el término Evangelio, todavía no se habían escrito los libros
que hoy llevan ese nombre. Para él tiene varias connotaciones:
 Dios como autor (: Rom 15,26; 2Cor 11,7; 1 Tes
2,8-9).
 Cristo como sujeto y objeto (: Rom 1,9; 2Cor
1,19; Gal 1,16; 4,4) que puede ser entendido como genitivo subjetivo (la
Buena Noticia predicada por Jesús) u objetivo (la Buena Noticia predicada
sobre Jesús).
 Pablo implicado en el anuncio (su Evangelio [de Pablo]: Rom 2,16; 16,25;
2Cor 4,3; 2 Tes 2,14; 2Tim 2,8, es decir, el contenido del mensaje que él
anuncia, con las características propias que él le da) o bien, el hecho de
anunciar él el Evangelio (cfr. 1Tes 1,5; 2Cor 2,12; 8,18; 10,14). Él llama
“Evangelio” a su predicación, pero aclara que no consiste solamente en
palabras sino que también es manifestación de poder y acción del Espíritu
Santo. Es acontecimiento de salvación, porque es lo que sucedió en la
muerte y resurrección de Jesús, pero también lo que se produce en el
creyente cuando por la fe acepta ese anuncio (Rom 1,16; 1Tes 2,13).
 Buena noticia para los incircuncisos/circuncisos (cfr. Gal 2,7).

c) Etapa post-paulina
En la segunda generación cristiana, Evangelio sigue siendo el plan de
salvación que, a través de Jesúcristo, Dios dirige a los hombres para establecer su
paz entre Él y ellos como entre los hombres entre sí -judíos y paganos. Pero
también es promesa y esperanza de una futura y definitiva salvación (cfr. Rom
16,25-26; Ef 1,13-14; 2,14-3,7). Porque es salvación prometida por los profetas y
realizada por Cristo (1Pe 1,22.23-25; 4,17; cfr. Gal 1,15-16; 1Cor 9,6), que se
vive como participación de su señorío universal (Col 1,5.23; Ef 6,19-20).
Más tarde, Evangelio pasará a ser la predicación apostólica, garantía y
criterio de autenticidad (2Tim 2,8). En esta etapa, la tradición sinóptica se
diferencia de la concepción paulina del término Evangelio:
 Marcos es el evangelista que más se acerca al uso paulino. Aunque
presente a Jesús predicando la llegada del reino, para él Evangelio es el
anuncio de la salvación de Dios en la historia de Jesús (Mc 8,35; 10,29;
16,25). Luego, al contarla, escribirá su Evangelio (Mc 1,1).

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 Mateo prefiere llamar Evangelio del Reino a la predicación que Jesús hizo
del reinado de Dios (Mt 4,23; 9,35; 24,14; 26,13), más que el anuncio de
su muerte y resurrección.
 Lucas refleja el empleo cristiano y sólo lo usa en Hch 15,7; 20,24.
En esta etapa, con “Evangelio”, entonces, se designa la predicación sobre
Jesús como la misma salvación traída por él.

1.2.2  Documento escrito
El significado fundamental de Evangelio en el NT es, como hemos visto, el
de palabra predicada; jamás se denomina así a un documento escrito.
Pero, desde el momento en que la palabra es testimonio de Cristo, cualquier
escrito que contuviese elementos de su vida o de su predicación, podía
considerarse evangélico. En el período apostólico, en ambientes de misión, se dio
uso a estos escritos al servicio de la palabra proclamada. Estas colecciones de
escritos comenzaron a denominarse “Evangelios”, por cuanto contenían la
predicación del Evangelio oral. Así fue cómo se fue pasando de la predicación
evangélica a la literatura evangélica.
Este proceso de "literaturización" del Evangelio oral no fue perfecto: no toda
la tradición oral fue recogida; de ello eran ya conscientes los mismos evangelistas
(Lc 1,1-3; Jn 21,25); y, en efecto, a finales del s.I seguían circulando colecciones
de dichos de Jesús (ágrapha), algunos de los cuales aparecerán en citas de los
Padres, en algunos manuscritos de los Evangelios e, incluso, en evangelios
apócrifos8.

a) Causas del cambio


Fueron circunstancias externas al kerigma, aunque no extrañas a él, las que
motivaron la puesta por escrito de los Evangelios:

 La desaparición de la generación apostólica. El criterio de autenticidad


de la predicación ya no podía ser el testimonio de los que fueron testigos
presenciales. De ahí la importancia de que tales escritos fueran
reconocidos desde el comienzo como apostólicos: en ellos se condensaba
el testimonio de los primeros discípulos de Jesús. De ahí, también, la
autoridad con que tales escritos fueron recibidos en el seno de las
comunidades cristianas.
 El retraso de la venida del Señor Jesús. Al alargarse indefinidamente el
tiempo por venir Jesús, empezaron a mirar al pasado con mayor atención:
lo ocurrido a Cristo era la mejor fuente de inspiración para imaginarse lo
que les iba a suceder a ellos, y el apoyo más fuerte frente a cuanto les
estaba aconteciendo. Tuvieron que leer su propia historia a la luz de la
historia de su Señor.
8
Sobre los evangelios Apócrifos, cfr. A. SANTOS OTERO, Los Evangelios Apócrifos, en
Biblioteca de Autores Cristianos 148, Madrid 19886; A. PIÑERO (ed.), Fuentes del
cristianismo. Tradiciones primitivas sobre Jesús, Córdoba-Madrid 1993, 367-454; L.
RIVAS, ¿Qué es un Evangelio?, 7-8.

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 La incardinación en el mundo pagano. La instalación de la comunidad


cristiana en el mundo grecorromano convenció a la generación cristiana de
la necesidad de fijar por escrito su mensaje para salvar su originalidad
frente a interpretaciones sectarias que iban apareciendo. La comunidad
cristiana guardó fidelidad al Evangelio oral, depositándolo en unos
escritos que unieron las predicaciones con biografía, la afirmación
escatológica con la crónica escatológica, el misterio y el relato.
 La separación de la sinagoga. A partir de que la comunidad cristiana se
separa de la sinagoga judía, ambas comunidades tienen necesidad de
definirse y de explicitar su espíritu en unos escritos característicos.
Aparecen, pues, los Evangelios cristianos y la Misnâ judía.
 Un punto objetivo de identificación frente a interpretaciones
sectarias. El gnosticismo y otras interpretaciones sectarias del mensaje de
Jesús y de su persona motivaron la puesta por escrito de las tradiciones
evangélicas que, por falta de sus garantes, empezaban a distorsionarse.

b) Naturaleza del cambio


El traspaso del Evangelio oral al Evangelio escrito supuso una transformación
en la comprensión del mismo Evangelio. Comportaba, por un lado la vinculación
del kerigma con la tradición de Jesús, con una determinada interpretación de los
hechos. Lo que había sido anuncio salvífico tuvo que ir tomando la forma de un
relato biográfico.
Esta historia interna del kerigma primitivo fue acompañada de otra historia
externa. Desde la experiencia actual de la comunidad, desde su historia presente,
rememoraban el pasado y lo asumían como propio. El recuerdo de la persona y
de las palabras de Jesús de Nazaret estaba mediatizado por las preocupaciones y
las tareas del presente y los miedos frente al futuro. Esa es la razón por la que
hoy sabemos tan poco de la historia de Jesús, que no sea a través de la vida y la
predicación de sus testigos: la comunidad no podía ni quería separar esa
historia de su propia historia.

c) Un género literario particular


Los escritos denominados Evangelios, por sus características de contenido,
más que de forma, constituye un género literario particular: el género evangélico.
En el mundo grecorromano eran populares las vidas () de hombres
celebres, muchas veces como colección de anécdotas y/o de acciones milagrosas
atribuidas a curanderos errantes, desinteresadas por la cronología y por el uso de
materiales didácticos. También estaban las biografías, cuyo objetivo principal era
encomiar al personaje en torno al cual giraba todo.

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El Evangelio no es exactamente ni biografía ni sólo la vida de Cristo9. Sin


embargo, negar todo interés histórico en el Evangelio cristiano también sería un
error10.
Mientras la historiografía antigua presentaba al modelo como ejemplo
individual de virtudes, el Evangelio subraya la unicidad de la vida y de la obra de
Jesús: la ejemplaridad de su persona no se basa en la naturaleza del personaje,
sino en la obra de la gracia en él, no en el hombre, sino en Dios. La combinación
de fe y de predicación de Cristo con la narración de la vida de Jesús es lo que
más caracteriza la especificidad del Evangelio cristiano.
Asimismo los Evangelios se distinguen de los “evangelios apócrifos”. En
ellos predominan la ingenuidad y la imaginación, la curiosidad y la piedad
popular, pero no la preocupación catequética kerigmática.

d) Rasgos típicos
 Presencia de la tradición de Jesús. Los evangelistas se nutren de
elementos previos a ellos. Se saben deudores de una tradición que se
remonta al predicador Jesús, y son responsables de ella ante la comunidad.
 Las tradiciones evangélicas se encuadran en un marco narrativo
histórico común. A grandes rasgos, van desde la predicación del Bautista
hasta los acontecimientos pascuales (cfr. Hch 1,1-2; 10,37-40; 13,24-25).
Es bastante laxo: ofrece pocos elementos para la determinación
cronológica y biográfica de los hechos; pero ello no implica que no
debamos considerar los relatos evangélicos como fuentes seguras para la
reconstrucción de la vida de Jesús.
 El Evangelio es básicamente predicación, anuncio de Cristo que busca
la conversión del oyente. Tienen un fuerte componente salvífico. Hay
que admitir como necesaria la actualización de esta predicación. La
predicación se hace en el momento presente, lo que lleva consigo atender
a una determinada comunidad o porción de Iglesia en una situación
concreta. La concepción subyacente es realmente novedosa: la comunidad,
que recuerda lo que hizo y dijo su Señor, no lo hace miméticamente ni
llevada por una curiosidad por sus orígenes; está proclamando lo que el
Señor resucitado está haciendo en el presente por su comunidad. La
9
El Evangelio cristiano, como obra literaria, no muestra ningún interés por los orígenes,
la formación ni la psicología de Jesús. Falta caracterización de su persona, de sus
discípulos y familia; pero más decisivo aún, desde el punto de vista biográfico, tanto lo
cronológico como lo topográfico, despierta serias reservas. Comparado con los relatos
biográficos de los grandes taumaturgos de la antigüedad, el Evangelio se distingue por
su sobriedad narrativa y por la ausencia de esa tendencia a magnificar a sus héroes.
10
La historiografía antigua no seguía los criterios críticos de la ciencia histórica
moderna. El historiador antiguo veía sus personajes como modelos de virtud y
personificación de ideales, los personajes se convertían en héroes; no estaba interesado
en la veracidad de lo relatado, sino en su verosimilitud. Su preocupación era que el
relato fuera plausible, pues no buscaba la información de los lectores, sino su
edificación moral. La historia antigua estaba siempre reinterpretada y pretendía inculcar
modos de comportamiento que se consideraban útiles o encomiables.

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comunidad reconoce que su propia historia es la mejor crónica de la vida


de su Señor presente en ella.
 La forma externa de los Evangelios es de una narración histórica,
pero, en realidad, el interés por los detalles de tipo histórico es bastante
pequeño. Abundan, más bien, indicaciones de tipo genérico. Lo que
verdaderamente los identifica es su carácter de proclamación. Este es el
rasgo que mejor los define: los Evangelios son, sobre todo, un testimonio
de fe, que pretende entrar en diálogo con sus lectores (cfr. Jn 20,31).

2. Los cuatro Evangelios canónicos


Los cuatro Evangelios que la Iglesia, desde la época post-apostólica, ha
aceptado como canónicos11 desarrollan una progresiva tendencia hacia el
ensanchamiento narrativo. Basta comparar los prólogos (Mc 1,1-16; Mt 1-2; Lc
1-2; Jn 1,1-18) o los epílogos (Mc 16,1-8; Mt 28,9-20; Lc 2412-53; Jn 20-21),
advertir el esfuerzo por mejorar el estilo de Mc y por dar una mayor
homogeneidad literaria y teológica a la tradición (Mc 1,9-11; Mt 3,13-17; Lc
3,21-22; Jn 1,29-34). No obstante, todos coinciden en el esquema elaborado por
el segundo evangelista (Mc): dentro de un marco redaccional análogo, la
actividad de Jesús se sistematiza en hechos y discursos.
Ningún predicador estuvo libre de una determinada concepción de la
predicación cristiana y todos pretendían dar respuesta a preocupaciones concretas
de su comunidad; de ahí que su tratamiento de fondo y las innovaciones que
introdujeron en el esquema básico caracterice su visión personal y ayude a
individuar los rasgos más sobresalientes de la comunidad cristiana a la que
pertenecieron los autores. La Iglesia post-apostólica comprendía que el
testimonio desarrollado por esos cuatro Evangelios era el único Evangelio de
Dios (de hecho, todavía en el s.II, se resistían a hablar de Evangelios en plural12 y
sólo a partir del s.IV se atrevieron a hacerlo).

11
El testimonio unánime de la Iglesia del s.II reconoce sólo cuatro Evangelios como
canónicos y los atribuye a Mateo, Marcos, Lucas y Juan como autores explícitos. Por
medio de ellos se da a estos relatos un estrecho lazo con el grupo apostólico y la primera
generación cristiana de testigos del resucitado, de donde proviene su autoridad: "La
Iglesia siempre ha defendido y defiende que los cuatro Evangelios tienen origen
apostólico" (DV 18). Debido a su aceptación eclesial, los cuatro evangelios han
conseguido llegar hasta nosotros a través de una tradición textual manuscrita notable por
su cantidad y calidad. P52 (Rylands 457) es el más antiguo, del primer tercio del s. II,
pero sólo ofrece unos pocos versos de Juan (Jn 18,31-33.37-38). Del s. III., el más
famoso es el Ms P45 (Chester Beatty); contiene parte de los cuatro evangelios, aunque
incompletos (Mt 20; 21; 24-26; Mc 4-13; Lc 6,13; Jn 10). Los primeros manuscritos que
contienen toda la Biblia griega son de mediados del s.IV: el Sinaítico ( / 01) y el
Vaticano (B / 03); ambos códices de escritura uncial. Otros cuatro códices, del s.V,
también contienen los cuatro evangelios: el Alejandrino (A / 02), el Claromontano (C /
04), el Beza Cantabrigense (D / 05) y el Washingtoniano (W / 032). A partir del s. VI se
multiplican los Mss unciales con el texto completo de los evangelios. En el s.IX
aparecen los Mss minúsculos, de los que se conservan varios millares con el texto
evangélico completo.

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II.- LA FORMACIÓN DE LOS EVANGELIOS


Entre la actividad pública de Jesús y la puesta por escrito de sus hechos y
palabras, tal como nos vienen presentados en los Evangelios escritos, hubo un
lapso de tiempo de varios decenios, durante los cuales se transmitió oralmente la
tradición referente a Jesús13.
Los escasos ejemplos de las "palabras del Señor" que encontramos en las
cartas paulinas nos muestran que el comienzo de la tradición acerca de Jesús lo
constituye la frase o el relato aislado (cfr. 1Cor 7,10; 9,14). Las tradiciones
servían lo mismo para exhortar a un determinado comportamiento (cfr. 1Cor
11,23-25) como para dilucidar nuevas cuestiones que preocupaban a las
comunidades (cfr. 1Tes 4,15-18).
En ambos casos, la tradición sobre Jesús se aplicaba a situaciones diferentes
de aquellas en las que había surgido; a veces, incluso, se tenían que introducir
modificaciones y cambios en el mundo tradicional para hacerlas aplicables a la
nueva situación comunitaria (cfr. Lc 6,20 / M7 5,3; Mc 10,11-12 / Lc 16,18 / Mt
5,31-32; 19,9). La razón de esta aparente infidelidad en la transmisión estaba
basada en la convicción comunitaria de que las palabras y el proceder de Jesús
expresaban la voluntad del Señor resucitado. El reconocimiento de Jesús de
Nazaret como el Cristo e Hijo de Dios, Señor de la comunidad, les llevó a
favorecer la retro-proyección a la vida histórica de Jesús de la situación presente
de la comunidad. Tras esa libertad en la transmisión de la tradición de Jesús, latía
su persuasión de que él estaba ahora vivo entre ellos14.
12
Didajé 8,2: "...sicut praecepit Dominus in evangelio suo..."; 11,2: "...sicut decretum
evangelii sic facile", 15,3.4: "...sictu habetis in evangelio", "...sicut habetis in evangelio
Domini nostri". Justino (+165) parece haber sido el primero en usar el plural, al hablar
de las memorias de los apóstoles, que son llamadas Evangelios ("quae vocantur
evangelia") "Los apóstoles, en sus memorias, que se llaman Evangelios, nos dicen que
Jesús les hizo estas recomendaciones... [sigue la institución de la Eucaristía]" (Apologia
I 66, 3: PG 6, 429). Ireneo (+202) Adv. Haer. III 11,8 (PG 7, 885) menciona un
Evangelio en cuatro redacciones (quadriforme evangelium) predicado a viva voz y, por
voluntad divina, transmitido por escrito.
13
Para este punto, véase en particular, E. LOHSE, Introducción al Nuevo Testamento,
Madrid 1975, 115-127; P. GRELOT, «La formación del Nuevo Testamento», en A.
GEORGE – P. GRELOT (eds.), en Introducción a la Biblia III: Introducción crítica al
Nuevo Testamento, vol. I, Barcelona 1983, 387-445; P H. VIELHAUER, Historia de la
literatura cristiana primitiva, Salamanca 1991, 301-330; A. SALA, «Los inicios. Las
"formas"' anteriores a los evangelios», en A. PIÑERO (ed.), Fuentes del cristianismo.
Tradiciones primitivas sobre Jesús, Córdoba-Madrid 1993, 17-44.
14
El testimonio de Papías resulta ilustrativo. Defendiendo el Ev de Mc afirma que
recoge la predicación oral () de Pedro, que transmitía cuanto Jesús dijo o hizo
(), acomodada a las necesidades de los oyentes (cf. EUSEBIO, HE III
39,15). Y de Mateo dice que coleccionó en hebreo tradiciones y dichos () de Jesús
que circulaban oralmente (cf. EUSEBIO, HE III 39,19). Tanto Papías (EUSEBIO, HE III
39,4) como Ignacio (EUSEBIO, HE VIII 2) veían la tradición oral como más fiable que la
tradición literaria.

9
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

Por tanto, no es posible distinguir con exactitud el género literario y la


interpretación de un relato sin dedicarse a estudiar el ambiente en el cual se
elaboró y se fijó. Es necesario estudiar el proceso de formación de los relatos
evangélicos, pasando por el de los materiales que los componen.

1.- La comunidad: "lugar vital" del Evangelio


La comunidad cristiana fue el con-texto social de la tradición evangélica.
Interesa identificar los ambientes nucleares donde se originó esa tradición y las
leyes que rigieron su transmisión.

2.1  La comunidad apostólica y las tradiciones


La Historia de las Formas ha sido el método de investigación bíblica que, con
mayor coherencia, ha defendido el origen comunitario de la tradición
evangélica15.
Según el mismo testimonio del NT, desde los comienzos, tenemos una
comunidad de testigos (cfr. Hch 2,32; 3,15; 4,16.20; 5,31; 22,15.20) que se puede
"rehacer" públicamente (Lc 1,2) y con la que hay que confrontar la propia
predicación (Gal 1,18; 2,1-2). En ella la tradición evangélica, oral en el inicio, se
encuentra protegida y garantizada. Esta tradición tenía a Jesús (confesado como
Cristo por la comunidad) en su origen y a los discípulos como sus legítimos
portadores (1Cor 7,25). Su contenido incluía no sólo los grandes sucesos de la
vida de Jesús (1Cor 11,3.24-25; 15,3-5) interpretados salvíficamente, sino
también ciertas reglas de conducta moral (cfr. 1Cor 9,14; 11,2; Rom 6,17; Flp
4,9; Col 2,6; 2Tes 3,6). A veces la tradición es fácil de reconocer gracias al
vocabulario técnico usado (recibir) / (transmitir) 1Cor 11,23; 15,1-3 y otros
criterios de estilo (1Cor 15,3; Flp 2,6-11; Rom 4,25-26).
Sin embargo, no se puede decir que la comunidad, como sujeto de la memoria
histórica, fue su creadora; pero sí, siempre fue, su primer destinatario y su
ambiente natural. La transmisión no se realizó por la comunidad entera ni de
manera indefinida; en el seno de la comunidad hubo quien se preocupó de
recoger y transmitir las tradiciones encomendadas. ahora bien, los primeros
predicadores cristianos no sólo fueron fieles al legado tradicional que debían
transmitir, sino que también buscaron mantenerse fieles a los oyentes de la
palabra, acomodándose a su situación y adaptándose a sus necesidades 16. Al
presentarles las auténticas palabras de Jesús y los relatos de su actuación, los

15
A veces, hasta niegan que en la producción de los Evangelios, hayan tenido algo que
ver las personalidades individuales. De los clásicos de la Escuela de la Historia de las
Formas, ver M. DIBELIUS, La historia de las formas evangélicas, Valencia 1984.
16
G. SEGALLA, Panoramas del Nuevo Testamento, Estella (Navarra) 1994 señala cuatro
tipos de adaptaciones: la lingüística, al ser necesaria la traducción al griego de las
palabras y relatos populares de Jesús en arameo; la social, al haber obligado la misión al
cambio de un ambiente rural galileo al urbano de las metrópolis grecorromanas; la
cultural, consecuencia de las anteriores, por trasvase del Evangelio a formas de
expresión y vida nuevas; la eclesial, al suceder al grupo apostólico los líderes y la
organización de las Iglesias locales.

10
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

predicadores tenían por fuerza que atender a las exigencias de su público; siervos
de la Palabra (Lc 1,2; Hch 6,4). Predicaron con formas de expresión adaptadas,
pues se sabían "deudores de griegos y bárbaros, sabios e ignorantes" (Rom 1,4).

2.2  Los ambientes comunitarios de la tradición


No fueron únicamente los primeros oyentes el factor determinante que motivó
y moldeó la tradición evangélica; la misma comunidad, según sus situaciones
ambientales, ejerció un influjo notable en la selección y en la elaboración del
material evangélico.

2.2.1  La liturgia comunitaria


El culto litúrgico fue, sin duda, el ambiente más decisivo donde surgió la
tradición. Numerosas indicaciones, tanto en Hch como en el epistolario paulino,
apuntan a las celebraciones comunitarias como lugar de producción de
tradiciones.
El contexto doméstico que influyó tanto en la comprensión de la comunidad
como casa de Dios (1Pe 4,17; 1Tim 3,15) cuanto en la permanencia de códigos
domésticos como normativa ética (Col 3,18-4,6; Ef 5,21-6,9; Tit 2,1-10; 1Pe
2,13-3,17), pudo favorecer la conservación de sentencias de Jesús en torno a la
vida doméstica (cfr. Mt 7,24-27; 12,25-29; 13,27.52; 16,8; 20,1; Mc 10,29-30;
13,34-35; Lc 12,39-49; Jn 8,35; 14,2).
Pablo menciona reuniones, una vez a la semana, en las que, en torno a una
mesa común, se proclamaba la muerte de Jesús y su alcance salvífico y en las que
nacieron probablemente los relatos de la celebración eucarística. Estas reuniones
fueron el contexto lógico para otros hechos de la vida de Jesús (ej. la
multiplicación de los panes y los relatos de sus comidas pre y pospascuales).
En el NT se habla a menudo de asambleas bautismales (Hch 2,41; 8,12.36-39;
9,18; 10,47-48; 16,14-15; 18,5-8; 19,5; 22,16) en las que el neófito era
consagrado a Cristo invocándose el nombre de Jesús y cantándose himnos
cristológicos apropiados. Del rito, que señalaba la incorporación a la vida común,
han quedado huellas en el vocabulario (lavar, luz, vestimenta) y el simbolismo de
solidaridad con la muerte y resurrección de Jesús. Aquí bien pudo conservarse la
noticia del bautismo de Jesús por Juan.
La oración era constante ocupación de la comunidad (Hch 2,42; 1Cor 14,26;
Ef 5,19; Col 3,16) que se celebraba siguiendo el modelo de la liturgia
“sinagogal” judía, como se desprende del uso de formas fijas ()
y el recurso constante a la bendición. Otros elementos eran el beso de paz, el
 como rito de expulsión de los no creyentes del servicio comunitario, la
aclamación  (1Cor 16,22; Ap 22,20) con la que se invocaba la venida
escatológica del Señor.
Hay que indicar también la imposición de manos, practicada con fines
diversos (Hch 6,6; 8,13; 13,2-3) y que implicaba, a veces, una ordenación en
vistas a la realización de un servicio en la comunidad. Finalmente, la presencia
de numerosas doxologías ratifica la importancia que el culto tuvo en el proceso
de creación de tradiciones sobre Jesús.

11
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

Estas asambleas litúrgicas de iniciación cristiana, de celebración eucarística,


de oración común fueron un contexto apropiado para la exposición de las
palabras y de los hechos de Jesús, en las exhortaciones () que
las acompañaban. En ese ambiente debieron plasmarse muchos de los relatos
evangélicos que nos han llegado.

2.2.2  La enseñanza apostólica


La catequesis y la instrucción (Hch 2,42; 4,31; 5,42; 6,2; Gal 6,6; 1Cor 11,23;
15,1-3; 1Tim 4,13) ayudaron a la reformulación y condensación de la tradición
evangélica. Sus destinatarios eran creyentes, no necesitaba de pruebas que
facilitaran el asentimiento de la fe.
El recuerdo de la predicación de Jesús les servía de ejemplo; algunas
narraciones evangélicas dejan incluso traslucir el método de enseñanza en la
comunidad primitiva, al recurrir a la Escritura para profundizar en el sentido de
lo ocurrido con Jesús de Nazaret (Lc 24,25-27; 4,17-21; Hch 8,35). Las palabras
de Jesús repetidas y explicadas a nuevos auditorios, dejaron espacio a
modificaciones sustanciales, pero al mismo tiempo iban quedando aseguradas
contra el olvido y la pérdida. Aquí también hubo un doble lugar histórico: el de la
situación originaria, en el marco de la actividad de Jesús, y el de la situación
eclesial, donde fueron reunidas, modificadas, ampliadas y comprendidas17.
Iluminados por las palabras y el comportamiento de Jesús, los creyentes
pueden ahora resolver sus propios problemas prácticos: la observancia del sábado
(Mc 2,18-21) y del ayuno (Mt 14-17), la convivencia con los pecadores (Mc
2,15-17), las leyes de la purificación (Mc 7,1-20; Mt 15,1-20), el divorcio (Mt
19,1-12; Mc 10,9; 1Cor 7,10), la observancia del celibato (1Cor 7),
comportamiento con los niños (Mt 19,13-15), las relaciones con las autoridades
paganas (Mt 22,15-22; Lc 7,36-50), las relaciones con los hebreos (Mt 15,21-28),
la tasa del Templo y las civiles (Mt 22,15-22; 17,21-27), las calamidades
inesperadas (Lc 13,1-5), los conflictos familiares derivados del seguimiento de
Jesús (Lc 9,57-62) o cuestiones teóricas, todavía más difíciles de dilucidar, como
son las que conciernen a la última venida del Señor (Mt 14,4-8; Lc 17,20; 12,45).
De esta forma, los cristianos encontraron en los recuerdos transmitidos por
testigos la fuerza y el consuelo para vivir en fidelidad su nueva vida.

2.2.3  La misión universal


La misión de los predicadores cristianos dio origen a nuevas comunidades
(Gal 4,3; Col 1,3-7; Flp 1,5; 1Tes 1,5). Para presentar el kerigma, los
17
Por ejemplo, donde Mc 13,35 habla del amo de casa, Mt 24,42 hace una adaptación
cristológica, vuestro Señor. En Mc 6,51 el temor invade a los discípulos que ven
acercarse a Jesús sobre las aguas, mientras que en Mt 14,33 los discípulos son
presentados como modelos de creyentes. Mc 4,35-41 presenta la escena de la tempestad
calmada como ejemplo de acción milagrosa, Mt 8,23-27 la convierte en una narración
catequética sobre la naturaleza del seguimiento de Jesús. Lc 15,4-7 presenta la parábola
de la oveja perdida como justificación del comportamiento de Jesús hacia los pecadores,
Mt 18,2-4, en cambio, en el seno del discurso comunitario, quiere mostrar cuál debe ser
el comportamiento de la comunidad con los débiles en la fe.

12
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

predicadores recurrieron a la biografía de Jesús, sumaria en un primer momento


(Hch 2,22; 10,32-34). Los relatos de milagros jugarían un papel específico pues
corroborarían el carácter mesiánico de Jesús y provocarían la llamada a la
conversión. Así los relatos de milagros facilitarían el acceso a la fe en Jesús (Jn
20,30) o, al menos, obligarían a cuestionar sobre su persona.
La fuerza expansiva de la primera comunidad le creó problemas enseguida
con los diversos grupos religiosos, especialmente dentro del judaísmo, y alentó,
por tanto, las discusiones con ellos (Hch 6,9-10; 9,22.29; 18,4.28). En tales
circunstancias, los primeros cristianos tuvieron a bien recordar las controversias
de Jesús con sus contemporáneos y animarse en esa evocación. En ese ambiente
de controversia, el recurso a la Escritura, como criterio de fe, alentó su
interpretación mesiánica y cristológica, y la comprendieron como profecía de lo
sucedido. Se estableció así el fundamento de la hermenéutica cristiana del AT.
No resulta extraño que estas disputas y las pruebas aducidas se recojan en los
Evangelios, a veces formando verdadera colecciones (Mc 2,1-3,6; 12,13-37).
Esta situación apologética tiñó la tradición de modo apreciable, en concordancia
con la situación comunitaria cristiana de desarraigo progresivo del mundo judío y
de necesaria aclimatación en el mundo pagano. De ahí que se tienda a subrayar la
culpabilidad de los judíos en la muerte de Jesús (Mt 27,25; Lc 23,38; Jn 19,15;
Hch 3,14), mientras que los paganos suelen quedar excusados (Mt 27,24; Lc
23,2-5.18.23; Hch 2,23; 3,13).
En definitiva, la comunidad no inventó lo que en ella se transmitía, que no era
otra cosa que el testimonio de los testigos oculares, bajo la supervisión de los
mismos apóstoles como garantes de la tradición. Pero la comunidad tampoco fue
un simple receptor pasivo de la tradición, sino que acomodó dicha tradición a los
ambientes y exigencias litúrgicas, catequéticas y misionales. Cada uno de esos
ambientes ha ido dejando su impronta en la plasmación escrita y en el enfoque de
lo que transmitieron los testigos oculares.

3. La tradición oral acerca de Jesús de Nazaret


De una simple lectura advertimos en los Evangelios la presencia de escenas,
relatos y discursos de Jesús perfectamente aislables de su contexto. Saltan a la
vista frecuentes tensiones entre el enmarque narrativo y los episodios relatados.
Así por ejemplo, para abreviar la crónica y crear espacios narrativos, se acude a
los sumarios (Mc 1,32-34; 3,10-12; 6,54-56). La mayoría de las veces esos
fragmentos han sido enlazados mediante breves alusiones cronológicas o
topográficas18, que se repiten monótonamente o, más simplemente, han sido
vinculados unos con otros por medio de una cópula ([y]) o a través de
construcciones absolutas, recurriendo a enganches verbales (Mc 9,38-50) o a
comentarios secundarios (Lc 6,43-44.45; cfr. Mt 7,16-19; 12,15).

18
Hay expresiones cronológicas como: [entonces][habiendo
atardecido][en aquellos días]y topográficas como: [al
monte][sobre el llano][en el camino][en
casa] [junto al mar].

13
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

Desde el punto de vista estilístico, estos recursos son pobres, pero su


importancia reside en que son indicios del origen pre-literario de los fragmentos
evangélicos. En efecto, despojados de estas adiciones redaccionales, cada
narración, cada diálogo, cada sentencia de Jesús se nos ofrece no ya como parte
de un todo, sino como un todo con sentido en sí mismo; para ser comprendidos
no necesitan del contexto en que nos vienen transmitidos. A veces, incluso, han
sido reunidos en ciclos según criterios de homogeneidad formal o de contenido
(cfr. Mc 2,1-3,6; 8,34-39; Mt 5,1-7,29).
Este material tradicional está formado por unidades pequeñas que se
transmiten en formas determinadas y fijas, de acuerdo con unas leyes de tradición
suficientemente conocidas. Así, lo transmitido está celosamente garantizado,
aunque tiende a incrementarse con detalles costumbristas (Mc 9,17 / Lc 9,38; Mc
3,1 / Lc 6,6; Mc 14,47 / Lc 22,50 y Jn 18,10-11). Además, la imaginación
popular pretende llenar espacios vacíos o personalizar personajes (Lc 11,15 / Mt
12,24 y Mc 3,22; Mc 12,38-44 / Mt 22,34-40)19.
La investigación de estas formas orales ha intentado descubrir las leyes que
dominaron en el proceso de tradición antes de que se llegara a fijar por escrito
dicho material20. Entre estas leyes, es importante recordar, que cada pequeña
unidad ha surgido en una situación típica o de un modo de comportamiento en la
vida de la comunidad (Sitz-im-Leben); de donde se desprende que habrá que
considerar por separado la tradición de la predicación de Jesús (tradición de
Jesús) y la tradición sobre su comportamiento (tradición sobre Jesús), ya que no
se transmitieron de la misma forma, estando influenciados por diversos
comportamientos. En general, en la Iglesia apostólica, las palabras y los dichos
de Jesús se consideraban como instrucciones doctrinales, mientras que los relatos
de los hechos de Jesús se proponían para explicar quién y cómo era la persona de
Jesús.

3.1  La tradición de las palabras


Jesús enseña con palabras y obras (Hch 1,1; Lc 24,19; Mt 4,23 y 9,35; Mc
1,39). En los Evangelios, Jesús es llamado (41x) o bien Rabbí (11x), o
bien  (Lc 5,5; 8,24-45; 9,33.49; 17,13). El título genérico de los
seguidores de Jesús suele ser el de  (discípulos).
19
Hay que insistir en la concentración temática alrededor de la persona de Jesús que
ofrece esta tradición oral. Las escenas son dibujadas en pocos trazos, los personajes
secundarios son introducidos sin presentación previa y desaparecen de la misma
manera: Jesús ocupa toda la escena narrativa.
20
M. DIBELIUS (1883-1947) [Die Formgeschichte des Evangeliums (Tübingen 1919).
Edición en castellano: La historia de las formas evangélicas (Valencia 1984)] y
BULTMANN R. (1884-1976) [Die Geschichte der Synoptischen Tradition (Göttingen
1921)] fueron los pioneros en el estudio de las formas. BULTMANN define la Forma
literaria como el modelo concreto, la configuración precisa de un texto, que suele
repetirse en otros de diverso contenido; se caracteriza por surgir al servicio de las
necesidades expresivas de un grupo, por una formulación sin pretensiones estéticas, por
su brevedad, su naturaleza oral primaria, su producción anónima y su definida
estandarización.

14
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

3.1.1  Jesús reúne un grupo de discípulos


Entre los discípulos de Jesús y los discípulos de los rabinos descubrimos una
serie de semejanzas:

 La relación siervo-señor: deben seguir al Señor y nunca precederlo (Mc


6,1; 14,54; Mt 8,23; Lc 22,39; Jn 1,37; 6,2; 12,19; 18,15; 21,20): siguen a
Jesús en sus peregrinaciones (Mc 6,1; Mt 8,23; Lc 22,39); sirven y
recogen el pan (Mc 6,35.44; 8,1-10); van a buscar el asno (Mc 11,1-7);
preparan el cenáculo (Mc 14,12-16; Mt 26,17), hacen de barqueros (Mc
4,35).
 Conviven día y noche con el maestro (Mc 5,18; 9,38; Lc 9,59): Jesús les
imparte una instrucción particular (Mc 7,17; 9, 28-33; 10,10; Mt 17,25).
Aunque su enseñanza se dirige principalmente al pueblo, durante un
momento de su vida se actividad se reduce a los Doce (Mc 4,33-34; 8,27-
10,32; especialmente 9,30; 10,32) y los discípulos le piden ser instruidos
(Mt 13,10; 17,19; 18,1.21; 24,3).
 Jesús usa la parábola, la retórica y la acción simbólica (Mc 4,30; Mt 7,9;
11,16; Lc 11,5-7; 15,48; etc.).

Pero también descubrimos una serie de diferencias con los discípulos de los
rabinos:
 Los discípulos no se juntan con Jesús para convertirse a su vez en
maestros de otros discípulos; es Jesús quien se escoge sus discípulos.
 Presenta unas exigencias extraordinarias: riquezas y familia por debajo del
seguimiento de Jesús hasta con riesgo de la propia vida (Mc 10,28; Mt
8,22; Lc 5,11; 9,61).
 Da una profundidad única al "seguimiento": es Jesús quien llama; exige
adhesión total a su persona, más que a su doctrina. Le da color mesiánico
y pide al discípulo que se identifique con su destino (Mt 8,19; Mc 8,34; Jn
12,25); haciendo pasar el destino escatológico de la gente por la acogida
de su persona.
 Entre todos sus admiradores, Jesús se escoge un grupo restringido: 72 (Lc
10,10), 12 (Mc 3,13-19 par). Mc 3,13-19 es un texto de composición
arcaica. Los escoge para que estén con él (discípulos) y para extender su
predicación del Reino de Dios (Mc 6,7-11; Mt 9,35; 10,42; Lc 9,1-5 y
10,1-6).

3.1.2  El método usado por Jesús


Jesús y los apóstoles pertenecían a un pueblo en el que predominaba el estilo
oral; la escritura no se conocía o sólo se utilizaba en contadísimas ocasiones. En
una tal cultura, a fin de que un texto oral permaneciera impreso en la memoria de
los oyentes, el maestro los redactaba con recursos de tipo mnemotécnico. Sin

15
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

embargo no sólo era una cuestión de ayuda memoria. Jesús también hablaba así,
usando el mismo estilo que tenían los maestros sapienciales21.
Además, si examinamos las palabras de Jesús transmitidas a nosotros, tienen
como característica común su concisión: "Hay más dicha en dar que en recibir"
(Hch 20,35). Ya se trate de palabras sapienciales, proféticas, apocalípticas,
legales, normas de la comunidad o palabras en primera persona, afloraban el
ritmo, rima, verso, estrofa, paralelismo, repeticiones...
Las comparaciones más amplias, también estaban pensadas para ser
aprendidas (ver paralelismos en Mt 7,7-11 y Lc 11,9-12). Otro elemento
importante del estilo oral era el recitado (cfr. Mt 6,19-21; 7,24-27) y las
parábolas (ambos mnemotécnicos usados por los rabinos).
Además, los discípulos de Jesús como los de los rabinos, no eran oyentes
pasivos; participaban activamente preguntando al maestro, quien la mayoría de
las veces estimulaba la discusión. El maestro solía concluir su discurso o su
enseñanza con una frase fácil de memorizar que contenía la síntesis de toda su
enseñanza. Podría ser el mismo maestro quien formulara la síntesis para sus
discípulos, pero podrían ser también los mismos discípulos los que retenían una
palabra o una acción del maestro que les impresionaba, o bien una síntesis de la
enseñanza escuchada. A veces, hasta podían ser las generaciones posteriores que,
llevadas por nuevos problemas, buscaban y valorizaban las enseñanzas o los
ejemplos antiguos dados por Jesús. Así, por ejemplo, numerosas sentencian
individuales que componen ahora el Sermón de la Montaña eran en su origen una
fórmula sintética y rítmica con las que Jesús habría resumido núcleos de
discusión de jornadas diversas.
En conclusión, Jesús enseñó según los métodos usados en su tiempo. En los
Evangelios, todavía podemos descubrir indicios de su estilo oral: las repeticiones
frecuentes, el recurso a palabras-clave, las sentencias rítmicas y los paralelismos,
las imágenes y los enigmas, las aliteraciones y las asonancias. Tanto por la forma
como por el contenido su enseñanza recuerda el de los rabinos, aunque no
siempre concuerda con ellos. Igual que ellos, él deseaba que el pueblo
comprendiese la voluntad de Dios con una fuerza vinculante. Jesús se sitúa en la
línea de los profetas, pero no refiere su enseñanza a Dios con las fórmulas “dice
YHWH” o bien “oráculo de YHWH”, sino con la atrevida fórmula: "Yo os digo".
Aunque apela, como los rabinos, a textos de la Escritura, no lo hace para
confirmar su opinión, sino para contradecir o convencer al contrario. Jesús se
pone a la par de Dios, lo que asombra a sus adversarios (Jn 7,15) y a sus oyentes
(Mc 1,27; Mt 7,29). Su enseñanza lo fue con autoridad (Mc 1,22.27; Mt 7,29) y
la comunidad primitiva recordó esas palabras no tanto como predicación del rabí
de Nazaret, cuanto como palabra normativa del Señor presente en la vida común.

21
Cfr. Prov 6,27-28: “¿Podrá uno llevar fuego en el seno sin que se le queme la ropa?,
¿Podrá uno caminar sobre ascuas sin quemarse los pies?” y Lc 6,39: “¿Podrá un ciego
guiar a otro ciego sin que caigan los dos en el pozo?”.

16
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

3.1.3  Clasificación de las palabras de Jesús


La clasificación de las enseñanzas no ha logrado unanimidad entre los
estudiosos. Presentamos la ofrecida por la escuela de Bultmann22.

4. Apotegmas
Un recurso frecuente en la literatura antigua, pagana y cristiana, es un breve
relato que sirve de cuadro a una sentencia ( = dicho). Los apotegmas en
los sinópticos son aquellas escenas que apuntan directamente a una palabra suya,
pasando todo lo demás a un segundo plano (cfr. Mc 2,15-17; 3,22-27; 10,17-22).
Originariamente, los apotegmas eran por sí solas ininteligibles; por eso era
probable que una sentencia aislada fuera recogida en un encuadre narrativo que
después se alargó en forma de escena (cfr. Mc 1,16-20; Mt 11,2-6).
Entre los apotegmas se distinguen el grupo de discursos polémicos y/o
didácticos, en los que Jesús queda confrontado por una pregunta de un
antagonista (Mc 2,1-12.15-17.18-20; 2,23-28; 3,1-6; 7,1-23) o responde a
problemas que, normalmente, acucian a la comunidad cristiana (Mc 9,38-40;
10,35-45; 12,28-34; Lc 12,13-14; 13,1-5). La ocasión puede proporcionarla un
milagro (Mc 3,1-6), o simplemente una pregunta dirigida a Jesús (Mc 10,17-22;
12,28-34). Y el grupo de los apotegmas biográficos que tienen como centro una
palabra de Jesús que desvela su persona, su misión, o propone el comportamiento
exigido a quien le sigue.
Son creaciones de la comunidad que expresan la idea que se hacían de su
Señor. Les falta verosimilitud histórica y dan una visión sumaria y simbólica de
la persona de Jesús (cfr. Mc 1,16-20; 2,14; 3,31-35; 6,1-6; 10,13-16; Lc 57-
60/Mt 8,19-22; Lc 11,27-28). Su contexto vital es la polémica, y su estilo y
parentesco con los diálogos rabínicos, apuntan a un origen palestino.

5. Palabras de Jesús
Los discursos de Jesús en los Sinópticos están constituidos por pequeñas
unidades que pueden extraerse tranquilamente del contexto sin turbar el sentido
del conjunto total23. En la comunidad cristiana circularon desde muy temprano
estas colecciones de sentencias del Señor, desprovistas de marco narrativo. Al ser
acogidas en la redacción de cada evangelista, tomaron su sentido actual en el
contexto narrativo en el que fueron insertadas (Mt 5,25-26; Lc 12,57-59). Que
fueron transmitidas sin mayor conexión entre sí, lo prueba el hecho de que
aparezcan en los Sinópticos las mismas palabras en contextos muy diferentes

22
Además, ver H. ZIMMERMANN, «Formas y géneros literarios en el Nuevo
Testamento», en J. SCHREINER (ed.), Introducción a los métodos de la exégesis bíblica,
Barcelona 1984, 299-334.
23
Por ejemplo Mt 6,9-13 respecto a 6,1-18. Las pequeñas unidades que componen los
largos discursos de Jesús, o que incluso se encuentran aislados, se suelen llamar logia.
Un célebre logion conservado fuera de los Evangelios está en Hch 20,35. Por logia
(logion en singular) entendemos dichos breves o sentencias de Jesús, fácilmente
aislables de su contexto.

17
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

(cfr. Mc 10,15 y Mt 18,3; Mc 13,9-12 y Mt 10,17-25). Estas “palabras de Jesús”


o logias pueden agruparse en:

1. Dichos sapienciales: dichos de sabiduría popular puestos en boca de


Jesús. Constatan hechos de experiencia diaria y buscan, con formulación
breve, llamar al asentimiento (Mt 6,4.34b; 7,12; 24,28; Lc 6,45b). Pueden
tomar forma de afirmaciones (Mt 12,34; 24,28; Lc 10,7), de preguntas (Mt
6,27; Lc 6,39; 9,39) o de mandatos (Mt 8,22; 10,16). Se presentan
frecuentemente en grandes composiciones (Mt 5,39b-42.44-48). La
imagen de Jesús que reflejan es la de un Maestro de sabiduría (Mc 2,27;
Mt 22,14). Dado que sus contenidos son universales, resulta difícil
asegurar su historicidad.

2. Dichos proféticos: Jesús también fue visto como Profeta (Mc 6,15; Lc
24,19; cfr. 4,16-30). Los relatos evangélicos lo presentan con la
conciencia de inaugurar el Reinado escatológico de Dios (Lc 11,20).
Mediante estos dichos, Jesús anuncia la venida inminente de la salvación y
urge a la conversión (Mc 1,15; Mt 12,28/Lc 11,20). Si bien no utiliza el
típico "así dice del Señor" de los oráculos proféticos, igual se le reconocía
la autoridad de su enseñanza (Mc 1,27; Mt 11,5-6; Lc 6,20-21; 10,23-24;
12,8-9). Son dichos concisos y breves, frecuentemente paradójicos. Los
hay de salvación (Mt 11,6; Lc 6,20-23) o de amenaza (Lc 6,24-25), de
exhortación (Mt 13,33-37) o simplemente apocalípticos (Mc 13,2; 14,58;
Lc 17,20-21.23-24)24. Algunas de estas sentencias pudieron provenir de los
profetas cristianos y ser atribuidas a Jesús (Mt 10,16; Lc 10,19-20); otras
completan frases auténticas de Jesús con adiciones que tocan directamente
la problemática comunitaria del momento (Mt 5,10-12; Lc 6,22-23). No es
raro que aparezcan dentro de composiciones literarias más amplias en las
que es evidente el aporte cristiano (Mc 13,5-27).

3. Dichos legales: tienen parentesco con las fórmulas didácticas de los


rabinos: se refieren a la ley o a la piedad judía (Mc 3,4; 7,15), y a veces,
apelan a la Escritura (cfr. Mc 7,6-8; 10,3-9; 12,29-33). Son normas
apodícticas (Mt 7,6; Lc 16,18) que, al considerar situaciones concretas, se
hacen casuísticas (Mt 10,10.12; 11,25). Tienden a subrayar la novedad de
vida que comienza con Jesús (Mc 10,3-9; 12,29-32) y a regularla (Mc 6,8-
11; Mt 16,18-19). Incluso se las recopiló formando un pequeño cuerpo
legal (Mc 9,33-50; Mt 18,1-35; 23,8-10). Jesús es el rabino que propone
con autoridad la ley de Dios. Junto a palabras auténticas de Jesús, hay

24
a) anuncio de salvación: macarismos (Mt 5,3-9 = Lc 6,20-23; Mt 13,16 = Lc 10,23-
24; Mt 11,5-6 = Lc 7,22-23); promete el 100% (Mc 10,29 par); b) amenaza: Ay! (ricos
[Lc 6,24-26], ciudades del lago [Mt 11,21-24 = Lc 10,13-15], escribas/fariseos [Mt 23ss
y par], Jerusalén [Mt 13,37-19 = Lc 13,34-35]); ¡Estad preparados! (Mc 1,15; Lc
12,35.38; 21,34-36; Mt 24,43-44); destrucción del Templo, de la ciudad, del mundo
(Mc 13 par); predice el retorno del Hijo del Hombre.

18
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

otras que las tuvo que crear la comunidad, preocupada por su disciplina
interna y por regular la misión.

4. Dichos de auto-revelación: Expresan la conciencia mesiánica de Jesús,


sus orígenes y su misión como su dignidad personal. Son fáciles de
reconocer por el uso enfático del pronombre personal de primera persona,
o su giro alternativo hijo del hombre (Mc 10,45/Mt 20,28; Lc 19,10; Mt
10,23; 11,18-19), en positivo (Lc 12,49; Mt 10,35) y en negativo (Mc
2,17; Mt 5,17; 10,34) o la fórmula  (he venido) (Mc 2,17; Lc 12,49-
50; Mt 10,34-36). Por lo general, se deben a la teología comunitaria que
puso en boca de Jesús sus propias confesiones de fe (Lc 11,20; Mt 11,25-
26). De algunas no se duda que sean auténticas de Jesús (cfr. Mt 8,20/Lc
9,58; Lc 11,20; Mt 11,25/Lc 10,21). Algunas veces Jesús se pone en
resalto. Por ejemplo en las antítesis de Mt 5,21ss; o bien, en la palabra
referente a la Reina de Saba (Lc 11,31-32), en la entrada de los paganos en
el Templo (Mt 8,11-12) o en el perdón 70 veces 7 (Mc 10,19)25.

6. Controversias
Es un género muy conocido y cultivado por los rabinos: una discusión entre
especialistas, frecuentemente, en el marco de una comida.
En este caso el recurso a la Escritura es el elemento fundamental y se
introduce cuidadosamente. Jesús practica este género literario (cfr. Mt 22,41-46).
Algunas controversias han podido ser reagrupadas en la comunidad para mostrar
que Jesús conocía bien las reglas en uso. Jesús se enfrentó a menudo con sus
adversarios y manejó el argumento escriturístico con maestría. Sus discípulos,
enfrentados con los mismos adversarios, tenían interés en recordar y aprender la
lección. Los rabinos tenían la costumbre de plantear tres cuestiones a las que
respondían, y luego, ellos interrogar a sus discípulos. Tal es la secuencia que
encontramos en Mt 22,15-46.

7. Parábolas
En el primer siglo, las parábolas eran el modo usual de presentar el
pensamiento de los rabinos. Aparecen como comparaciones desarrolladas en
forma de historias. Normalmente, se pueden resumir en dos frases: “así como...
así también...” En el NT suelen comenzar con la fórmula: "se parece a...".
Jesús convirtió las parábolas en la forma más expresiva de su predicación.
Las parábolas relatan la imagen describiéndola como experiencia de vida y
pidiendo al oyente su asentimiento. Son, sin duda alguna, la parte más importante

25
BULTMANN coloca en esta categoría: a) las veces que Jesús habla de su venida; b)
cuando habla de su misión; aunque estas palabras estén expresadas en 3ra persona, o
referidas al Hijo del Hombre. Jesús aparece, no sólo como un profeta de Dios, sino,
sobre todo, como Mesías escatológico y Juez del mundo. En algunos casos la
experiencia de la resurrección tenida por la comunidad ha llegado a configurar
claramente la redacción de estas sentencias de Jesús: ver Mt 28,18-20; Mc 1,17; 9,19;
Lc 10,19-20; 22,28-30; 24,49.

19
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

de la tradición discursiva, puesto que transmiten materiales auténticos. De ellas


tenemos paralelos judíos muy cercanos y se puede asegurar que la producción
comunitaria de parábolas, de existir, fue muy escasa. Cuenta a favor de su
autenticidad el que la mayoría de las parábolas evangélicas dejen translucir
detalles típicos de una situación de vida pre-pascual: enseñan la naturaleza del
Reino que viene (Mc 4,1-12), aluden a la predicación de Jesús y su futura
eficacia (Mc 4,3-8); y, negativamente, apenas dicen nada de la persona de Jesús
ni presuponen necesidades de la comunidad.
Al lenguaje parabólico habría que añadir las acciones simbólicas, que
tipifican el comportamiento de los profetas y que no son raras en la vida de Jesús:
escoger a Doce como grupo íntimo de discípulos, convivir con pecadores y
publicanos, maldecir una higuera estéril (Mc 11,12-14.20-21), expulsar los
mercaderes del Templo (Mc 11,15-19 par), proponer a un niño como ejemplo de
discípulo (Mt 18,1-3 par), lavarles los pies a sus seguidores (Jn 13,1-11).
Algunos comentaristas ven estos gestos proféticos una forma de visualizar el
mensaje, una forma actuada de hablar en parábolas.

7.1  La tradición de los hechos


Otro tipo diverso e independiente de tradición evangélica es la que transmite
la actuación de Jesús. No hay uniformidad en su clasificación; en general se da la
siguiente:

7.1.1  Relatos de milagros
Son aquellas narraciones cuyo exclusivo interés es el relato de la acción
milagrosa y no están finalizadas en una palabra reveladora de Jesús (Mc 1,23-
27.29-31.40-43; 3,1-6; 5,1-20; 7,24-30; 10,46-52). Abundan en detalles (Mc
1,30; 5,22; 7,26; 10,46). No están interesadas en edificar al oyente. Es normal
que sean los hombres quienes van hacia Jesús (Mc 1,30.40; 5,22; 7,25.32; 8,22;
9,17; 10,46-48). Buscan proclamar a Cristo, presentándolo cercano y compasivo
a marginados y enfermos. Jesús no es visto tanto como un taumaturgo más (Mc
1,23-28; 5,1-20; 9,14-27), sino como el Santo de Dios (Mc 1,24), su hijo (Mc
3,11), que tiene poder superior al de Satán (Mc 3,27). Califican más la persona de
Jesús y no se interesan tanto en el portento. Cuentan con paralelos muy cercanos
en la literatura contemporánea, sea judía como helenista. Los Evangelios ofrecen
29 ejemplos (5 exorcismos, 18 curaciones y sólo 6 milagros de naturaleza).
Poseen el siguiente esquema básico: 1) introducción: presentación de la
situación; 2) petición de la intervención: confianza del demandante; 3)
intervención de Jesús: palabras (+ gestos); 4) mención del efecto producido; 5)
reacción de los espectadores: temor / admiración.
Los relatos de milagros son, en su esencia, historias epifánicas,
demostraciones del poder y la autoridad mesiánica de Jesús. Muy pronto
aparecieron reunidos en ciclos (Mc 4,35-6,52; Jn 2,1-11; 4,46-54; 5,2-9; 6,5-
14.15-25; 9,1-7; 11,1-45). Se ha pensado que la propaganda cristiana, en plena
evangelización del mundo helenístico, pudiera haber adaptado tales colecciones a
las concepciones religiosas de su entorno (Mc 9,29), presentando a Jesús como

20
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

 en abierta competencia con los salvadores de su tiempo. Lo que no


se puede negar es que estos relatos fueron fácil presa de la fe pascual, que,
recordándolos, los reinterpretó y desarrolló desde la convicción de que quien
salvó una vez vivía ahora en medio de la comunidad para salvar siempre.

7.1.2  Relatos cristológicos
Son aquellos relatos que están profundamente marcados por la fe comunitaria.
A pesar de aportar circunstancias verosímilmente históricas y presentarse como
verdaderas narraciones de lo sucedido, delatan la presencia de motivos
legendarios. Su intención es la de mostrar el carácter mesiánico de la persona de
Jesús.
Tales relatos serían el bautismo, la transfiguración, los relatos de la infancia y
los relatos pascuales en torno a la sepultura y a las apariciones. Estos relatos
contenían, además, actuaciones de Jesús que en sí mismas podían presentarse
como enseñanza para sus discípulos (Mc 10,13-16). También ofrecían,
ejemplarizadas en la vida del maestro, situaciones que se estaban viviendo en la
comunidad (Mc 6,1-6; 7,29-30).

7.1.3  Anunciaciones
Pretenden presentar una experiencia vocacional que dura toda la vida del
sujeto en un relato que concentra a un momento original el resultado del proceso:
vocación de María, de los Apóstoles, de Pablo, etc.
Siguen el siguiente esquema: 1. Presentación de la escena y de los
personajes. 2. Un enviado divino saluda al personaje. 3. Éste se extraña y
manifiesta su temor. 4. El enviado divino comunica su mensaje. 5. Pregunta del
interesado + nueva precisión del mensaje. 6. Signo. 7. El enviado divino se retira
Se puede comparar Jc 6,11-24 con Lc 1,26-38.

7.1.4  Relatos de la Pasión
Se puede admitir con seguridad que la narración de la Pasión, en su conjunto
(Mc 14,1-15,47; Mt 26,1-27,66; Lc 22,1-23,56; Jn 18,1-19,43), nació muy
pronto. Muy probablemente, es el relato más antiguo de toda la tradición
evangélica e incluso la base para su formación.
A la afirmación del hecho en sí mismo, siguió enseguida la narración de otros
sucesos históricos que explicaban el cómo de la afirmación de fe. Esos sucesos
fueron vistos, en consecuencias, siempre bajo una dimensión kerigmática, como
lo prueba el continuo recurso a textos del AT, especialmente el cuarto Cántico
del Siervo y los Salmos 22 y 69.
Los relatos de la Pasión se presentaban como una sucesión continuada de
escenas relativas todas a las últimas horas de Jesús, desde el prendimiento hasta
la confirmación de la sepultura vacía. Un primer esbozo puede verse en las
predicciones de la pasión (Mc 8,31; 9,31; 10,33-34 par). Más adelante se amplió
con los relatos de la Cena de despedida (Mc 14,22.24.25), de la unción en
Betania (Mc 14,3-9; cfr. Lc 7,36-50), de la entrada triunfal en Jerusalén (Mc

21
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

11,1-11), del choque con sus adversarios (Mc 11,27-12,44) y del discurso acerca
de la proximidad del fin (Mc 13).
Llama la atención la homogeneidad del relato y su desmesurada extensión
con respecto al restante material tradicional, puesto que cubre tan sólo los
últimos días de la vida de Jesús. Esta tradición contiene, además, escasas
referencias a los milagros de Jesús (Mc 15,31) y casi ningún influjo de sus
palabras se puede detectar en ella (Lc 22,24-50). Lo que obliga a pensar que
experimentó una evolución independiente de la tradición sobre Jesús que ofrecía
lo sucedido antes de la Pasión.

7.1.5  Narración histórica
Es aquel pasaje que se refiere a algún hecho histórico, pero que procede de
fuente extra-cristiana. Fuera de la tradición evangélica estaría el relato del fin de
Herodes (Hch 13,20-23); en la tradición de Marcos sólo contamos con la
narración de la muerte del Bautista (Mc 6,17-19). La narración ha sido aceptada
por el redactor; lenguaje y estilo la diferencias; por su forma habría que
considerarla un relato corto, que se habría transmitido independientemente y que
narra con marcados matices legendarios la pasión del Bautista.

8. Hacia la redacción de los Evangelios

8.1  Primeras colecciones de palabras


La manera como se expresa Pablo en 1Cor 7,10-12.25.40; 9,14; 14,37; 1 Tes
4,15 nos permite pensar que en los años 51-58 se distinguía entre la enseñanza de
Jesús y la de los apóstoles (lo que nos defiende de creer que fácilmente se ponía
en boca de Jesús lo que eran enseñanzas de los apóstoles). También podemos
creer que existían colecciones de palabras de Jesús referentes a cuestiones
concretas de la vida del cristiano. Pablo admite no haber recibido nada referente a
la virginidad. ¿Con qué criterios se coleccionaron esas palabras del Jesús?
1. Temático (Mc 8,34-9,1 con seis sentencias relativas al seguimiento, cfr.
Mt 16,26-28; Lc 9,23-27).
2. Palabras-reclamo (Mt 6,1-18).
3. Afinidad formal (Mc 2,1-3,6 con 5 controversias).
4. Geográfico (Mc 4,35-5,35 en el lago de Galilea).
La tradición de Jesús, lo que había dicho, y la tradición sobre Jesús, lo que
había hecho, después de la experiencia Pascual de su resurrección, fue
reinterpretada a la luz de la fe. Se hizo también una relectura de la vida y la
tradición de Jesús a partir de la Escritura. Las primeras predicaciones en las
Sinagogas obligaron a mostrar que las promesas de los profetas encontraban su
cumplimiento en Jesús de Nazaret. Se dedicaron a explicar el acontecimiento
Jesús con categorías sacada de la Escritura, sobre todo aquellos aspectos más
escandalosos (ver Lc 24,25-27 y 1Cor 15,3-5).

22
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

8.2  La tradición oral


La tradición de Jesús y sobre Jesús como recuerdos sueltos y como
colecciones se transmitió primeramente en un estadio oral que fue fijando los
términos básicos. Tenemos testimonios patrísticos de cómo esa tradición oral
continúa, aún después de la redacción de los Evangelios, como algo característico
de aquella sociedad, específicamente de Ireneo y Papías.
Por su parte, los Hechos de los Apóstoles, presentando la primera comunidad
cristiana de Jerusalén afirma: "Eran constantes en escuchar la enseñanza de los
apóstoles, en la vida común..." (2,42). En estos tres ámbitos de la vida común la
tradición evangélica (predicación de los apóstoles, vida comunitaria y
celebraciones litúrgicas) se va fijando y se desarrolla.

8.3  El kerigma apostólico


Los discursos de Hch y algunos fragmentos antiguos de las cartas de Pablo
nos presentan confesiones de fe y minutas de predicación de las primeras
jornadas de misioneros cristianos que contienen el núcleo esencial de la
predicación apostólica, basada en el anuncio fundamental de la muerte y
resurrección de Cristo (cfr. 1Cor 15,3-8; Hch 2,14-36; 3,12-36; 4,8-12; 5,29-32;
10,34-43; 13,6-41).

9. La redacción de los Evangelios


Poco a poco, los fragmentos independientes se van agrupando en secuencias.
Según las necesidades catequéticas, los recuerdos de Jesús se van agrupando en
colecciones temáticas, formales, geográficas, literarias, etc. Las palabras
pronunciadas por Jesús en circunstancias diversas se agrupan artificialmente y se
comienzan a formar los discursos. Muy pronto se constituyó el relato de la pasión
de Jesús. Los discursos de Hch nos presentan las líneas básicas de un esbozo de
biografía de Jesús que luego repercutirá en la ordenación evangélica: 1) bautismo
de Juan; 2) ministerio en Galilea; 3) milagros; 4) ministerio en Judea; 5) en
Jerusalén: pasión, muerte y apariciones del Resucitado.
Las primitivas secuencias, a su vez, se unirán formando un montaje. Parece
que desde muy pronto, tuvieron lugar dos intentos de montaje de los que
encontramos indicios en los Evangelios. Uno de ellos, basado en las obras de
Jesús, será utilizado por Mc, después seguido por Mt y por Lc (hablamos
entonces de triple tradición); y el otro, fue sólo conocido por Mt y por Lc y
estaba basado fundamentalmente en palabras de Jesús (en este caso hablamos de
doble tradición).
Tomando las distintas secuencias sobre Jesús y aumentándolas con fuentes
personales, cuatro redactores nos ofrecerán cada uno una producción diferente.
Hubo un tiempo en que su trabajo se consideraba de poca importancia: lo
esencial estaba hecho con anterioridad a ellos, y ellos se habrían limitado a reunir
unos fragmentos dispersos. Desde los años 30 se ven las cosas con menos
simplicidad. Se reconoce que cada redactor ha realizado una labor de teólogo; ha
reorganizado los materiales en función de un fin preciso: transmitir una imagen

23
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

de Cristo. Se puede hablar así de la teología de Mateo, de Marcos y de Lucas,


como ya antes se hablaba de la de Juan o de la de Pablo.
Los relatos evangélicos así formados se proponen dar testimonio de la
intervención de Dios en Jesucristo. Ahora bien, los relatos fueron redactados
decenios después de los acontecimientos que narran, así están marcados por el
desarrollo de la fe que, entre tanto, se produjo en las comunidades cristianas,
preocupadas por asimilar el sentido de los acontecimientos y proclamarlo a los
demás.

9.1  Etapas secuenciales
El proceso de composición de los relatos evangélicos, podría resumirse
así:
Salvación Pasión - Resurrección + Anuncios de la Pasión + Disputas +
Transfiguración
Buena Noticia Milagros + Discursos + Ministerio del Bautista
Infancia De Jesús + Del Precursor

9.2  Etapa literaria

9.3  Etapas históricas (Lc 1,1-4)


I. Acontecimiento "Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los
hechos que se han verificado entre nosotros,
II. Comunidades siguiendo lo que nos han transmitido los que fueron testigos oculares
desde el principio y luego se hicieron predicadores del mensaje.
III. Redactores Por eso, yo también, después de investigarlo todo cuidadosamente
desde los orígenes, he resuelto escribirlos por su orden,
IV. Nosotros para ti, excelentísimo Teófilo, para que compruebes la solidez de las
enseñanzas que has recibido"

9.4  Etapas del estudio


I. Acontecimiento
Fase pre-textual Crítica histórica
II. Comunidades EXEGESIS
III. Redactores Fase textual Crítica literaria

24
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS
IV. Nosotros HERMENEUTICA

El estudio de la etapa histórica III la llamamos crítica literaria porque trata de


comprender el texto tal como ha llegado a nosotros, en su forma, su estructura, su
contenido. La crítica histórica, en cambio, estudia el “enraizamiento” del texto
en el acontecimiento histórico, a través de la vida de las comunidades. Estudia el
material pre-textual, es decir, va más allá de las interpretaciones de los redactores
y aún de los que estuvieron detrás de ellos, para remontarse, en lo posible, hasta
el acontecimiento. En esto consiste la exégesis.
Luego se da el proceso hermenéutico que presupone el análisis del texto.
Intenta explicar su sentido, para luego actualizarlo: dilucidar lo que el texto nos
dice hoy. Se propone interpretar, en función de nuestro hoy, lo que dice un texto
de ayer. Ligado a este proceso hermenéutico aparece la pastoral que se apoya en
la capacidad de interpelar el texto bíblico: es buena noticia también para
nosotros, ¿cómo puede, pues, iluminar nuestra vida? Abarca la evangelización, la
catequesis y la homilía. Esta actualización no puede prescindir de la escucha
previa, atenta y "objetiva" del testimonio escrito.

III.- LA CUESTIÓN SINÓPTICA


1.- La existencia del problema
El análisis de las redacciones evangélicas deja entrever, junto con el trabajo
personal de cada autor, la existencia de un material previo que el evangelista ha
recibido y elaborado. Es decir, de la existencia de aquellas tradiciones con que
han contado los evangelistas para redactar sus obras.
De una simple comparación, Mt - Mc y Lc, resultan muy parecidos entre sí,
mientras Jn es evidentemente diverso. Puestos en columnas paralelas vemos
fácilmente en un solo "golpe de ojo" (sinopsis) sus semejanzas y diferencias:

Mc Mt Lc total
Mc tiene en común con - 600 v. 350 v. 661 v.
Mt tiene en común con 600 v. - 240 v. 1060 v.
Lc tiene en común con 350 v. 240 v. - 1149 v.
Material propio 35 v. 350 v. 548 v. -

Numerosas discrepancias:

25
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

Mc Mt Lc otros
Padre Nuestro - 6,9-13 11,2-4 -
Palabras Ultima Cena 14,22-25 26,26-29 22,19-20 1Cor 11,13ss
Palabras en la Cruz 15,34 27,46 23,34.43.46 Jn 19,25-30

Ahora bien, la “Concordia Discors” de Mt-Mc-Lc constituye la llamada


CUESTIÓN SINÓPTICA. “Concordia” en la parte narrativa, en el orden y en la
expresión verbal. “Discors” en la materia, en el orden y en el vocabulario26.

9.5  Propio de Mateo
Constituye 1/3 del material total del Evangelio. Entre otros, tenemos los
elementos de la infancia (1,18-25: 2,1-12.13-23), los del sermón de la Montaña
(5,17-24.27-30.33-37), de las parábolas de la cizaña (13,24-30.36-43), del tesoro
- perla (13,44-46) y los de la red (13,47-50).

9.6  Propio de Lucas
Constituye la 1/2 del material total del Evangelio. Entre otros elementos están
las escenas de la infancia (1,5-56), las parábolas del buen samaritano (10,25-37),
del amigo importuno (11,5-8), de la dracma perdida (15,8-10), del hijo pródigo
(15,11-32), del administrador infiel (16,1-13), del pobre Lázaro (16,19-31), del
juez inicuo (18,1-8), del fariseo-publicano (18,9-14). La narración de Marta y
María (10,38-42) y el milagro de los 10 leprosos (17,11-19).

9.7  Propio de Marcos
Constituye 1/10 del total del contenido del Evangelio. Entre sus elementos
propios tenemos la parábola de la simiente que crece sola (4,26-29), la curación
del sordomudo (7,32-37), la curación del ciego de Betsaida (8,22-26), el joven
que huye en el huerto (14,51-52), etc.

2.- Principales intentos de solución

9.8  Mutua dependencia
San Agustín afirmaba que "primero fue escrito el Evangelio de Mateo,
después el de Marcos, y en tercer lugar el de Lucas; por último fue escrito el
Evangelio de Jn y aunque cada uno sigue su orden, no desconoce al anterior"27.

26
La primer Sinopsis fue publicada por J. J. GRIESBACH, Synopsis Evangeliorum
Matthaei, Marci et Lucae. Synoptic and text-critical studies 1776-1976, Cambridge
1978. Otras reconocidas posteriores fueron: X. LÉON-DUFOUR, Concordance des
Évangiles Synoptiques, Paris 1956; K. ALAND, Synopsis Quattuor Evangeliorum,
Stuttgart 1964; J. LEAL, Sinopsis de los cuatro evangelios, Madrid 19753; M. E.
BOISMARD, Synopse des quatre Evangiles en français, Paris 1972. Sobre las cuestiones
tratadas en este apartado, uno de los estudios más detallados es el de R. AGUIRRE
MONASTERIO – A. R. CARMONA, La investigación de los evangelios sinópticos y
Hechos de los Apóstoles en el siglo XX, 17-276.

26
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

Según esta teoría, las semejanzas se explican por la mutua dependencia, y las
diferencias fueron vistas por las diversas personalidades de cada uno de los
evangelistas.

9.9  "Evangelio primigenio" (urevangelium)


Según esta teoría los cuatro Evangelios son independientes entre sí; pero
todos dependen de un extenso evangelio primitivo, escrito en arameo y dirigido a
los hebreos (G.E. LESSING: 1784).

9.10  “Teoría de los fragmentos” (Fragmentenhypothese)


Afirma que los sinópticos toman la materia de diversas narraciones anteriores,
escritas y breves (W. WOLF: 1795; F. SCHLEIERMACHER: 1817).

9.11  “Teoría de las tradiciones” (Traditionshypothese)


Afirma que los sinópticos parten de una tradición oral muy arraigada en la
institución catequética. Esta teoría ha tenido después mucha resonancia y de
nuevo se abre camino junto con la admisión de diversidad de documentos
escritos (G. HERDER: 1797; J.C. GIESELER: 1818).

9.12  Prioridad de Marcos
J. KOPPE (1782) y G.C. STORR (1786) afirmaron que el de Marcos fue el
primer Evangelio y Mt y Lc dependen de él; debido a que
 el 90% de Mc se encuentra en Mt y el 50 % de Mc en Lc
 el orden narrativo de Mc es casi el mismo que Mt y Lc
 el estilo de Mc es más arcaico y menos cuidado que Mt y Lc
Cada una de estas hipótesis explica las semejanzas o bien las diferencias, pero
no ambas al mismo tiempo

9.13   Teoría de las 2 fuentes


La teoría de las dos fuentes, sin dudas la más difundida, tiene diversidad de
matices según los autores, y presenta varios estadios de desarrollo:
En su forma más primitiva, F. SCHLEIERMACHER (1832) afirma que hay un
proto-Mt y un proto-Mc. Apoyado en Papías. El primero sería una colección de
sentencias del Señor escritas en arameo, una colección de logia; el segundo sería
una colección de hechos del Señor, carentes de orden cronológico.
Así como se acepta la existencia del proto-Mt, la del proto-Mc es discutida,
pues carece de apoyo en la tradición, y contrasta con la unidad de estilo y
narrativa del actual Mc. La interpretación que hace de los logia de Papías es
bastante discutida.
En su forma clásica, Chr. H. WEISSE y Chr.
G. WILKE (1838) sustituyen el proto-Mc por
27
San AGUSTÍN, De consensu evangelistarum (PL 34,1043-1044).

27
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

el Mc canónico y mantienen el proto-Mt denominándolo "Fuente" (Quelle = Q).


Entonces Mc = lo común a los 3 sinópticos mientras Q = lo común a Mt y Lc.
Dificultad: el Mt arameo del que habla Papías es un auténtico Evangelio y no
una colección de logia; además, según él sería el primero en ser escrito. La teoría
de las dos fuentes no es capaz de explicar porque Mt y Lc han coincidido
frecuentemente al cambiar el texto que encontraban de Mc, mientras que en otras
ocasiones cada uno de aquellos dos autores siguen su propio camino (p. ej., Mt
26,75 y Lc 22,62 frente a Mc 14,72). Estos casos hay que explicarlos con la
ayuda de una hipótesis de crítica textual que suponga que Mt y Lc dispusieron de
otras fuentes comunes para temas concretos.

En su forma mitigada, A. WICKENHAUSER (1960) introduce algunos


cambios: 1) Q = lo común a Mt y Lc; consta, sobre todo, de material discursivo y
de enlaces. 2) Prioridad de Mc respecto a Mt y Lc. 3) Dependencia de Mt
respecto a Mc (estilo más cuidado de los elementos comunes), lo mismo para Lc.
4) Mt y Lc no dependen entre sí, pues no se explicaría cómo cada uno de ellos ha
podido omitir la materia propia del otro; además de la diversa ordenación del
material común. Esta teoría
ofrece sus ventajas: respeta el
testimonio de Papías, y la
utonomía de Mc respecto a
fuentes escritas anteriores.

Los intentos de superación


de la teoría de las 2 fuentes,
también fueron varios, mas
hasta el día de hoy, nada es
totalmente convincente. De
todas maneras, la superación
de que Mc es primero se desprende por: a) la existencia, junto con la tradición
oral, de un documento arameo que está a la base de la triple tradición. b) Una
serie de contactos literarios que han tenido los tres primeros Evangelios con
unidades pre-sinópticas previas a ellos.

3.- Juan y los Sinópticos


Como en los tres primeros Evangelios se constatan tradiciones previas a su
formulación definitiva, también en el 4to Evangelio se deja entrever la existencia
de tales tradiciones. A veces se han atomizado demasiado esas tradiciones
pormenorizando la diversidad de fuentes de donde ha surgido el 4to Evangelio y
rompiendo así su unidad actual. Sin llegar a semejante atomización, la sola
comparación de los relatos comunes entre los Sinópticos y el 4to Evangelio
pondría de manifiesto que Juan parte de una tradición previa.
Para algunos ésta consistiría en los mismos Sinópticos, especialmente Mc y,
sobre todo, Lc de quienes depende literariamente el 4to Evangelio. Para otros, en
cambio, las semejanzas y diferencias de Juan con los Sinópticos en esos relatos
comunes (testimonio sobre el Bautista, multiplicación de los panes, pasión,

28
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

tumba vacía, etc.) se explicarían, no por una dependencia literaria inmediata de


los Sinópticos, sino por un contacto que han tenido todos con tradiciones
anteriores, en su forma oral y también quizá en su forma escrita.

IV.- APUNTES BIOGRÁFICOS DE JESÚS DE NAZARET


1.- Marco cronológico y datos personales

9.14  Año del nacimiento


En el año 525 el monje romano Dionisio el Exiguo ubicó el nacimiento de
Jesús en el año 754 de la fundación de Roma (siguiendo para ello el calendario
de Julio César confeccionado en el año 46 aC, conocido como "calendario
juliano"). Su error, de al menos 4 años, fue equiparar el año 754 con el año 1 dC.
La razón de este error no es segura. Parece fundada sobre Lc 3,1.23 donde se
afirma que Jesús tenía cerca de 30 años en el año 15º del emperador Tiberio.
Dionisio dedujo que Jesús había vivido 15 años bajo Augusto y colocó el
nacimiento en el año 28º de Augusto, esto es en el 754 de la fundación de Roma
(cuatro años después de la muerte de Herodes).
Por su parte, los Evangelios, concretamente Mt 2,13-18 y Lc 1,3-5, sitúan el
nacimiento de Jesús en los últimos años del reinado de Herodes el Grande (37-4
a.C.). Además, Lucas fija el nacimiento del Bautista durante el reinado de
Herodes (Lc 1,5), asumiendo la tradición de que Jesús nació 6 meses después (Lc
1,26). Ahora bien, si la muerte del rey Herodes se data en la pascua del año
romano 750, Dionisio habría puesto el nacimiento de Jesús 4 o 7 años después de
cuando realmente ocurrió.
En efecto, para Mt 2,13-18, la persecución de Jesús niño, ya no recién nacido,
y la consiguiente matanza de los inocentes supone vivo a Herodes; mientras que
Lc 2,1-3 hace coincidir el nacimiento de Jesús con un censo, el cual, según
Flavio Josefo (Ant XVIII 1-2) habría ocurrido el 6 dC. En consecuencia, la cita de
Lucas sobre el censo de Quirino (Lc 2,1-3) también representa otra dificultad
para la datación del nacimiento de Jesús si se la coteja con la de Flavio Josefo (6
dC). Sin embargo, como la mayoría de los investigadores piensan que Jesús nació
entre los años 7 y 4 aC, opinan que la cita de Lucas sería un detalle redaccional
intencionado. Lucas, autor pagano-cristiano culto (que seguro conocía el censo
del 6 dC), ambienta el nacimiento de Jesús en ese empadronamiento que en
realidad fue posterior, para remarcar que Jesús nace cuando el imperio romano
incorpora a Judea, es decir, cuando todo está preparado para la difusión del
Evangelio. Resulta verosímil pensar que Jesús habría nacido en los últimos años
del siglo anterior a la Era Cristiana.

9.15  Los años del ministerio público


Un único dato de alguna utilidad entre los Evangelios, lo ofrece Lc 3,1-2.
Según Lc 3, Juan el Bautista habría comenzado su predicación en el décimo
quinto año del imperio de Tiberio (14-37 dC), es decir, entre el año 27 y el 29,

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Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

según se tome un cómputo u otro (la dificultad estriba en precisar el inicio del
imperio de Tiberio, quien fue asociado al gobierno de Octavio en el 12 dC y
proclamado emperador el 14. Además, no se sabe qué calendario -romano,
hebreo, helenista- es el que utiliza Lc). También menciona a Poncio Pilato
(prefecto 26-36 dC), Herodes Antipas (virrey de Galilea 4 aC - 39 dC), Felipe
(virrey de Traconítide 4 aC - 34 dC), Caifás (Sumo Sacerdote 18 - 36 dC).
Queda por determinar cuándo comenzó Jesús su ministerio público. Según Lc
3,23, ya había cumplido los 30 años, la edad mínima en que los discípulos de los
rabinos podían recibir la imposición de manos (semikah) y comenzar ellos
mismos a enseñar.
En Jn 8,57 los fariseos echan en cara a Jesús su pretensión de haber visto a
Abrahán, cuando en realidad aún no había cumplido ni los cincuenta. Durante la
primera fiesta de pascua, los antagonistas de Jesús dan a entender que están en el
año 46 de los trabajos de mejora del Templo ordenados por Herodes (cfr. Jn
2,20), e iniciados el 20/19 aC.
Más difícil resulta establecer la duración de su ministerio. Los sinópticos
hacen retrasar el ministerio de Jesús a la encarcelación de Juan (Mc 1,14 par), y
suponen la duración de un año o menos. En cambio Jn hace coincidir la
predicación del Bautista con el inicio de la actividad de Jesús como maestro
(3,22-23) quien durante su predicación, presencia tres Pascuas (Jn 2,13.23; 6,4;
11,55; 13,1) y otras fiestas del calendario judío (Jn 5,1; 7,2; 10,22) que llevarían
a pensar en una duración de, al menos dos años, si no tres o cuatro años.

9.16  Año de la muerte
Los cuatro Evangelios canónicos, junto a Hechos, Josefo y Tácito coinciden
en afirmar que Jesús fue ajusticiado bajo Poncio Pilato (prefecto 26-36 dC). Jn
puntualiza que fue durante el pontificado de Caifás (18-36 dC).
Jesús murió y fue sepultado un viernes (víspera del sábado) antes de la puesta
del sol. Para los sinópticos, aquel viernes fue el 15 de Nisán, el día de la pascua
judía (Mc 15,42; Lc 22,14-15); para Juan, sin embargo, fue el 14 de Nisán, la
vigilia cuando se inmolaba y se comía el cordero pascual (Jn 18,28; 19,14.31.42;
cfr. Ex 12,6). O sea, la pregunta es si aquel jueves a la tarde, ¿el día de la última
cena coincidió o no con el banquete pascual que celebraban los judíos el 14 de
Nisán? Juan y los Sinópticos se separan en este punto.
La cena de despedida se celebró, pues, según la tradición evangélica, en jueves
(viernes, según el cómputo judío); la ejecución se realizó en viernes al igual que
la sepultura (ésta en la frontera del viernes y del sábado, según el cómputo judío).
Las discrepancias se dan respecto al día del mes en que cayeron esos días. La
cuestión no es indiferente, por lo que se refiere a la historia como a la teología (la
cuestión es si la cena de despedida de Jesús fue o no cena pascual). El 15 de
Nisán (sinópticos) cayó en viernes el año 27 dC. El 14 de Nisán (Jn) cayó en
viernes el 30 dC (el 7 de abril) y el 33 dC (el 3 de abril). La solución de este
problema histórico es compleja. Pero lo esencial es su significado: para los
sinópticos, Jesús sustituye un rito (banquete pascual) por otro rito: la cena se
convierte en la eucaristía cristiana, donde se celebra la pascua de Cristo; mientras

30
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

para Juan, Jesús sustituye un rito (inmolación del cordero) por un acontecimiento
vivido: su muerte en la cruz (que los cristianos celebran en la eucaristía).
Puesto que los datos sinópticos dan una duración de un año al ministerio de
Jesús, algo poco verosímil, la mayoría de los comentaristas opta por preferir la
cronología joánica; según la cual, la vida pública de Jesús habría durado de dos a
cuatro años. Armonizando los datos del comienzo de la predicación pública de
Jesús antes mencionados, podríamos situar su ministerio del 27 al 30, como fecha
más temprana o del 29 al 33, como fecha más tardía.

9.17  El nombre de Jesús


Jesús fue judío y ha de ser entendido como tal, en el judaísmo heterogéneo
del s. I dC. Su nombre propio es la helenización del nombre hebreo Yeshû, forma
tardía de Yoshua, procedente de la forma arcaica Yehoshua, que significa "YHWH
salva". Por lo que se desprende de la epigrafía funeraria era un nombre corriente
en la época pero que, comprensiblemente, dejó de serlo entre los judíos a partir
del s. II.

9.18  La patria
Según la tradición más antigua, Jesús fue oriundo de Nazaret, una
insignificante aldea de la baja Galilea, a unos 20 kms al sur de Séforis, la capital,
por aquel entonces, cercana al monte Tabor. Vecinas eran Caná y Naín, también
pequeñas e insignificantes. En Jn se llega a esgrimir el origen galileo de Jesús
como prueba contra su pretendido mesianismo (7,40-42): es de todos conocidos
sus orígenes, sus padres (Mc 6,3; Lc 3,23; 4,22; Jn 6,42) y su patria (Jn 1,45;
7,25-31). Tal dato resulta difícilmente comprensible como invención de la
primera comunidad, dado el carácter escandaloso de la misma: la neo-convertida
Galilea era despreciada por el judaísmo centralista de Jerusalén.
La identificación de Belén (Judea) como lugar del nacimiento (Mt 2,5-7; Lc
2,4) es consecuencia de las afirmaciones cristológicas de la tradición post-
pascual. Mateo, a partir de la Escritura, relaciona el nacimiento de Jesús con
Belén (2,4-7), pero también señala que Jesús es conocido como "el nazareno"
(2,23). Lucas se vale del artificio del censo para hacer residir por un tiempo a los
padres de Jesús en Belén y para afirmar su pertenencia al clan de David (Lc 2,1-
52).
Ya que la afirmación de la ascendencia davídica de Jesús se halla atestiguada
por diversos estratos de la tradición cristiana (Rom 1,3-4; cfr. 2Tim 2,8; Mt 1,20;
Lc 1,27; 2,4; 3,31; Hch 2,25-31; 13,22-23), fue probablemente tal convicción la
que motivara que se identificase Belén como patria del Mesías Jesús (Miq 5,1).
Con todo, que una tal afirmación de fe (cfr. 2Sam 7,12-14) se base efectivamente
en un hecho histórico es algo improbable.

9.19  La familia
Las noticias que sobre su familia nos han llegado son escasas, pero, en
conjunto fiables. Conocemos el nombre de su padre adoptivo, José (Yosef; Lc

31
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

3,23; 4,22; Jn 6,42), un artesano (, Mc 6,3; Mt 13,55). El silencio que


sobre él guardan las fuentes, ha llevado a suponer su temprana desaparición.
La madre de Jesús se llamó María (Mc 6,3; Lc 1,27 Hch 1,14). Miryam de
etimología incierta: "don de Dios" (del semítico occidental), "amada de Amón"
(del egipcio), "señora del mar (dialectos cananeos). Es un nombre atestiguado en
toda la Biblia. Siempre que se habla de ella en la tradición -con excepción de los
llamados Evangelios de la infancia de Mt 1-2 y Lc 1-2- o bien es para situar
mejor a Jesús (Mt 6,3; 13,55), o bien es para resaltar la distancia que media entre
ambos (Mc 3,21; Mt 13,57; Jn 2,3-5; 19,25). Esta distancia es, tal vez, el dato
mejor atestiguado en la tradición evangélica referido a la madre de Jesús, al
menos en su etapa de ministerio público: María no comprende a Jesús (Lc 2,49;
Jn 2,4; Lc 14,26; Mt 12,29) y Jesús tuvo palabras algo duras para con ella y sus
allegados (Mc 3,31-35; Mt 12,46-50; Lc 8,19-21; Jn 7,3-5.10). Esta imagen
realista de la madre de Jesús contrasta fuertemente con la que aparece en los
relatos de la infancia, sobre todo en el relato lucano. Así, la afirmación de la
concepción virginal de Jesús es, en la intención de Mt y Lc, un mensaje a creer
(antes que la afirmación de un suceso real); no pretende tanto negar paternidades
humanas cuanto afirmar el origen exclusivamente divino de Jesús.
La tradición sinóptica concuerda, pues, con Juan al aludir a la incomprensión
e incredulidad familiar que acompañó la actividad pública de Jesús; éste sufrió
el rechazo no sólo de sus paisanos (Mc 6,1-6 par) sino también de su propia
familia (Mc 3,20-22.31-35; Jn 7,5) y es después de la resurrección que los
hallamos integrados en el número de los creyentes (1Cor 9,5; Hch 1,14).
Jesús tuvo parientes que reciben el nombre de hermanos, siguiendo la
tradición de la época (Mc 3,20-21.31-35; Mt 12,46-50; 13,55-56; Lc 8,19-21; Jn
2,2.12; Hch 1,14). Conocemos incluso los nombres de los hermanos varones:
Santiago, José, Judas y Simón (Mc 6,3; Mt 13,55). Lc 2,7 habla de Jesús como
primogénito de María; que en la manera de hablar de entonces no presupone la
existencia de otros hermanos. Mt y Lc concilian la mención de la concepción
virginal de Jesús con la existencia de hermanos. La tradición paulina, anterior a
la redacción de los Evangelios, menciona a Santiago, el hermano de Jesús,
dirigente de la comunidad de Jerusalén (Gal 1,19; 1Cor 9,5; 15,7).

9.20  Formación
Su lengua materna sería el arameo hablado en Galilea (Mc 5,41; 7,34; 14,36).
Dado el grado de helenización que había en Palestina, desde hacía tres siglos, es
verosímil que supiera algo de griego. Además, conocía el texto bíblico y por lo
tanto, el hebreo, a la perfección (cfr. Lc 4,16-17).
Los antagonistas de Jesús y sus discípulos reconocen en Él su capacidad
para argumentar a partir de las Escrituras (Mc 2,23-38; 3,16.22-30; 7,1-23;
10,2-12; 12,13-34; Jn 3,1-14; 5,16-7; 8,13-20; 9,40-10,39).
Su maestría en la narración y su contacto permanente con los maestros del
movimiento fariseo hacen pensar que no tenía nada de inculto; al contrario,
pertenecía a las capas religiosamente cultas de la región. Lo confirma el título
que le otorgan sus adversarios y discípulos, sin discutírselo: maestro y rabí.

32
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

9.21  Situación social
Jesús es identificado como artesano () de la madera, la piedra o el
metal (ver Mc 6,3). Tal oficio, sin presuponer una posición social desahogada,
daba a la persona una independencia y un status superior al de un asalariado.
Las fuentes no dicen nada sobre el estado civil del Jesús adulto. La tradición
no esconde el hecho de que, durante su ministerio público, se dejara acompañar
por mujeres (Lc 8,2-3; Mc 14,20; Mt 20,20; 27,56), sin embargo, no menciona,
ni siquiera deja sospechar la existencia de una mujer y/o unos hijos propios.
Además recuerda que a sus discípulos Jesús les impuso la renuncia, temporal por
lo menos (1Cor 9,5), de la propia familia (Mc 10,29; Lc 18,29), lo cual supone,
sin absolutas certezas, que él tuviera que hacerlo.

9.22  Los comienzos de Jesús

9.22.1  Juan, el bautista
De la figura histórica de Juan tenemos suficientes fuentes de información.
Flavio Josefo lo presenta como un hombre de bien, predicador moralizante de
masas, que encontró la muerte, debido a la suspicacia de Herodes Antipas ante el
éxito de su predicación evangélica (cfr. Mt 14,6-12).
Es posible que Juan apareciera, y se entendiera a sí mismo, como el profeta
del juicio inminente, como el último predicador de la catástrofe final (Mt 3.7-
10.11-12; Lc 3,7-9.16-17). Dentro de la expectativa apocalíptica, Juan incluyó un
gesto significativo: su forma ascética de vestir y vivir, exiliado en el desierto (Mc
1,4-6). La praxis bautista era común con otros grupos religiosos (por ejemplo, la
comunidad de Qumrán) y procedía de las normas de purificación judías. Los
mismos discípulos de Juan se destacaban por una vida de ayuno y oración (Mc
2,18; Mt 9,14; Lc 5,23; 11,1). Dentro de la corriente apocalíptica de la época,
resulta verosímil que Juan Bautista esperara la aparición inminente de una figura
mesiánica: el "fuerte por venir", que tendría en su mano la tarea del juicio divino
(Mc 1,7-8; Mt 3,12; Lc 3,17).
Jn evangelista habla de un tiempo en el que Jesús bautizaba como Juan (Jn
3,22-23; 4,1); de hecho, sus primeros discípulos salieron del entorno de Juan (Jn
1,37-42).
A pesar de la reelaboración cristológica a que fue sometido el relato del
bautismo de Jesús por Juan, el dato aparece históricamente fiable (Mc 1,9-11
par). Posiblemente Jesús mantuvo una opinión favorable de Juan (Mt 11,1-9.12-
13; 21,23-27.32; Lc 7,18-35; 16,16). Pero Jesús rompió con Juan y con su
movimiento; dejó el desierto, prefiriendo las aldeas de Galilea como escenario de
su ministerio, dentro del marco del movimiento fariseo. Si es verdad que Jesús no
puso en duda la misión y la autoridad de Juan, no es menos cierto que no
continuó su obra. Habiendo visto en Juan la inminencia del juicio de Dios, una
vez encarcelado éste, se lanza a predicar por Galilea su Evangelio de la cercanía
del Reino, al que también los pecadores se hallan invitados.

33
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

9.22.2  El desierto
Los relatos de las tentaciones de Jesús (Mc 1,12-13 par) se hallan fuertemente
“cristologizados”, como los de su bautismo. No obstante, dada la relación inicial
de Jesús con Juan, no podemos negar la posibilidad de una estancia de Jesús en el
desierto. En Lc 22,28, que pertenece a una etapa antigua de la tradición
evangélica, Jesús afirma la realidad de sus pruebas. Jesús conoció momentos de
duda e incertidumbre en su ministerio (cfr. Lc 4,13; Heb 4,15; 12,2). Los actuales
relatos de las tentaciones son la sistematización cristológica de ambos datos de la
tradición: las pruebas de Jesús y su estancia en el desierto, lugar de prueba en la
tradición deuteronomista del AT.

2.- La predicación de Jesús


La actividad pública de Jesús se inició en Galilea y a ella casi se redujo. Este
dato original condiciona la comprensión histórica de su figura. Surgió y
desarrolló su misión entre la gente sencilla de la Galilea rural. Este hecho,
rigurosamente histórico, pudo muy bien estar a la base de su conflicto con las
autoridades de Jerusalén que desembocaría en su fin trágico, aunque por sí solo
no lo explica.
Una de sus temáticas principales: el reino de Dios. La primera vez que
Marcos presenta a Jesús, lo hace proclamando la inminencia del Reino de Dios:
la conversión coincide con la fe en esa buena nueva (Mc 1,14-15). La
predicación del Reino de Dios es lo que mejor define al Jesús histórico, fue la
causa de su vida y, en última instancia, el desencadenante de su muerte.
De ahí la importancia que la tradición evangélica asigna a las curaciones y
exorcismos llevados a cabo por Jesús (Mc narra 18; Mt: 19; Lc: 20 y Jn: 8),
situados, en su mayoría, en la primera etapa de su actividad. Históricamente, no
puede ponerse en duda el que Jesús realizara exorcismos y curaciones.
Como Juan Bautista, Jesús cree que todos necesitan conversión; pero a
diferencia de él, la conversión no está motivada por el anuncio apremiante del
juicio escatológico de Dios. El juicio es más bien necesario cuando no hay
conversión (Lc 10,13-15; 11,31-32; 13,3.5).
Que Jesús estuvo cercano a los pobres y pequeños, que buscó la compañía de
los enfermos y no tuvo reparo en hacerse amigo de pecadores y pecadoras es algo
fuera de duda. En esto contrasta con el Bautista. No evitó el contacto directo con
extranjeros o paganos; pero no se sentía enviado a ellos (Mc 7,24-30; Mt 15,21-
28); su palabra y su acción quedaron limitadas a Israel (Mt 10,5-7). Si en alguna
ocasión se retiró a comarcas paganas (Mc 8,27; Lc 9,51-56) fue más bien por
evitar a los judíos, en época de tensión, que para dedicarse a la predicación, sobre
quienes, posiblemente, no tendría muy buena impresión.
Jesús se relaciona ampliamente con el movimiento fariseo, y recibe el título
de Rabí. Con todo, su lugar habitual de enseñanza no es la sinagoga o la casa
particular, sino el camino. Le siguen personas de toda clase social, también
aquellas que los rabinos solían evitar: publicanos, pecadores, mujeres y niños.
Puede tenerse como histórico que Jesús aglutinara en torno a sí a un grupo de
discípulos restringido y sin jerarquización interna. Unidos por una estrecha

34
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

vinculación personal con el Maestro, que despertaba en ellos esperanzas y


entusiasmos mesiánicos; en este grupo también habría mujeres (Lc 8,1-3; Mt
27,55-56.61 par). Estos le siguieron durante su actividad pública y mantenían una
estrecha relación con él. Procedían de clases sociales diversas: pescadores,
publicanos, activistas políticos; no aparecen miembros de las clases dirigentes, ni
extranjeros. La tradición evangélica nos presenta una imagen con bastantes visos
de historicidad: no comprenden a Jesús, discuten entre sí, buscan preferencias
frente a Jesús, le abandonan en el peor momento. Jesús los asoció a su misión de
predicación del Reino. Puede muy bien afirmarse que Jesús no mantuvo una
relación indiferenciada con ellos; no todos sus amigos le seguían (Jn 6,60-66; Lc
10,1; Hch 1,21-23), ni a cuantos le siguieron los estimaba de la misma forma (Jn
21,15-23). Según los sinópticos, Jesús se hizo acompañar de un grupo de doce
discípulos, que se redujeron a tres, en los momentos clave de su vida (Mc 8,2-13
par; 14,32-42 par). Juan, en cambio, destaca sólo uno, y éste indeterminado, el
discípulo "a quién Jesús amaba" (Jn 13,23-26; 19,25-27; 20,2-20).

9.23  El fin de Jesús


De los sucesos finales de la vida de Jesús, han llegado hasta nosotros dos
tradiciones diferentes: la sinóptica y la joánica; cuyos testimonios son
divergentes en puntos importantes. Desde el punto de vista histórico sólo
sabemos pocas cosas con certeza sobre este último período de la vida de Jesús.

9.24  La provocación
No sabemos cuánto tiempo permaneció Jesús en Jerusalén durante su última
estadía; ni es posible reconstruir el itinerario seguido para llegar a ella. Es
verosímil que, partiendo de Cafarnaún (Mc 9,33), se acercara por la ruta del
Jordán (Mc 10,1), siendo Jericó (Mc 10,32.46) y Betania (Mc 11,1.11.12)
estaciones obligadas en su camino. En Betania, a unos 3 kms de Jerusalén,
pernoctó durante su estancia en Jerusalén (Mc 11,11.19; 14,3; cfr. Jn 11,1).
La entrada de Jesús en Jerusalén (Mc 11,1-10 par; Jn 12,12-19) es un hecho
histórico, aunque la descripción de esta entrada es legendaria. Jesús habría
entrado en la ciudad mezclado en la multitud de peregrinos, algunos de ellos
enfervorizados por las expectativas escatológicas de aquellos años. Rodeado de
algunos de sus seguidores, sería reconocido y saludado por otros peregrinos
galileos. La noticia de la llegada de un predicador, más o menos apocalíptico,
venido de Galilea, con algunos de sus seguidores, más algún otro admirador
galileo, no podría sino levantar suspicacias entre las autoridades religiosas y
civiles de Jerusalén.
El relato de la purificación del templo (Mc 11,15-19 par; Jn 2,13-16; cfr. Zac
14,16-21) nos ha llegado revestido de una escenificación idealizada y con claras
interpretaciones mesiánicas; con todo, tiene visos de historicidad: un signo
profético realizado o, al menos, intentado por Jesús. La tradición sinóptica lo
sitúa en los días anteriores a su detención; la tradición joánica, sin embargo, lo
sitúa en la primera visita de Jesús a Jerusalén. Históricamente se comprende
mejor al final de su ministerio público.

35
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

9.25  La cena de despedida


Sobre la cena de despedida de Jesús podemos asegurar su historicidad, pero
como ya fue dicho, no su datación ni su sentido original. La tradición es doble:
Mc 14,22-24 y Mt 26,26-28 de original judeocristiano, y 1Cor 11,23-25 y Lc
22,19-20 de origen heleno-cristiano. Los datos cronológicos de Jn y de la
tradición sinóptica son irreconciliables. Si la despedida de Jesús se realizó en el
seno de la cena pascual o no, resulta casi imposible de saber. Lo cierto es que el
recuerdo de esa despedida se coloreó rápidamente de tonalidad pascual, al menos
por la proximidad de la fiesta con la muerte de Jesús.
Jesús se reunió con sus discípulos, consciente de su próximo fin, y dio un
significado escatológico a esa despedida (Mc 14,25; Lc 22,18). Históricamente
esta cena se situó en la línea de las muchas cenas que Jesús había celebrado con
los maestros fariseos y con sus discípulos. Será, además, la primera de otra serie
de cenas que realizará la comunidad cristiana post-pascual en un contexto de
memorial de Jesús.
Las palabras y los gestos de esta cena de despedida nos han sido fijados y
trasmitidos en un ambiente litúrgico. Transmiten el sentido captado por la
comunidad post-pascual: la muerte de Jesús como entrega e inauguración del
Reino en la nueva alianza. La visión que vincula la muerte de Jesús con esta
última cena puede tener como núcleo histórico el hecho innegable de su
inmediatez temporal.
Lo que sí podemos, con cierta probabilidad, es reconstruir el desarrollo de la
cena pascual, tal como se celebraba en tiempos de Jesús en Jerusalén 28.
1. Kiddush (santificación) y la 1º copa («copa del kiddush»): el padre de
familia que preside bendice a Dios por la copa y la fiesta. Todos beben. Se lavan
las manos.
2. Haggadah de la pascua y 2º copa («copa de la haggadah»): traen la
comida: hierbas amargas, pan ácimo y «haroseth» (salsa compuesta de varios
frutos machacados, un tanto amarga, con color de ladrillo), para recordar la
estancia en Egipto. El padre reparte y comen. El niño más pequeño pregunta
entonces: «¿Por qué esta noche es distinta de las demás noches?...». El padre
hace entonces la «haggadah de la pascua», una especie de homilía sobre el origen
y el sentido siempre actual de la fiesta. Se canta luego la primera parte del Hallel
(alabanza): Sal 113 o 113-114. Se bebe otra copa de vino. La madre de familia
trae la lámpara. Se lavan de nuevo las manos. El padre dice la bendición; parte el
pan. Comienza la cena propiamente dicha: se comen el cordero pascual.
3. Bendición de la 3º copa («copa de la bendición»): al acabar la cena,
mezclan agua con el vino y luego el padre canta la gran eucaristía, compuesta de
tres bendiciones:
• bendición de Dios que alimenta a su pueblo,
• bendición por la tierra y el don de la alianza,
• bendición por Jerusalén, pidiendo concretamente a Dios que tenga piedad,
que envíe a Elías y a Moisés, que «se acuerde» de Jerusalén, del Mesías y de su
pueblo. Se bebe entonces la tercera copa. Se abre la puerta del comedor,
28
Cfr. CENTRE SAINT DOMINIQUE - EVANGILE EL VIE, Iniciación a la Biblia 3, Estella
(Navarra) 1980, 43.

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Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

evocando la llegada de Elías. Sobre la «copa de Elías» se recitan unos versículos


de la escritura pidiendo a Dios que derrame su cólera sobre los enemigos de
Israel.
4. Se canta el Gran Hallel (Sal 114-118): es dudoso el uso de una 4º copa en
la época de Cristo. Es posible que ya entonces acabaran con el cántico de
«Nichmat kol hay» (oración judía cuyo tema principal, presente en el Himno de
Flp 2, 6-11, es la celebración del nombre de Dios que no tiene igual (según Flp,
Jesús se ha convertido en igual a Dios).

9.26  Prendimiento
La oración de Jesús en el Getsemaní es discutida, nadie la oyó. La escena del
prendimiento es legendaria. Con todo, la crudeza con que se narra el abatimiento
de Jesús no puede ser sino histórico por lo desmitificador que resulta. Aparece la
lucha de Jesús que se enfrenta sólo, tanto a su destino como a la tentación de
evadirlo. Históricamente, puede darse como verosímil que las autoridades (judías
en Mc 14,43.47 par; romanas y judías en Jn 18,3.12), queriendo evitar un tumulto
popular, detuvieran a Jesús cuando éste estaba sólo, y se ayudaran de alguno de
los suyos.

9.27  El proceso
Los relatos concuerdan en narrar un doble proceso de Jesús, ante el Sanedrín
primero (Caifás Mc 14,52-65 par; Anás, primero Jn 18,13-14.19-24) y ante el
Prefecto romano después (Mc 15,1-27 par; Jn 18,28-38). Sin embargo, no resulta
fácil asegurar la historicidad de los dos procesos, ni establecer su legitimidad
jurídica ni, incluso, reconstruir su posible desarrollo.
La narración del proceso ante el Sanedrín, en su estado actual, es una
confesión de la “mesianidad” de Jesús, que muy difícilmente puede tenerse por
verosímil. Más bien refleja la fe post-pascual de la comunidad (Mc 14,61 par).
No parece que fueran los testigos presenciales quienes transmitieron la narración
del proceso; ni éste, al desarrollarse de noche, se desarrolló judicialmente en
forma normal. Ni el delito de blasfemia era condenado con la muerte en cruz; ni
la pretensión mesiánica fue nunca objeto de la condena a muerte. Si no se puede
probar la historicidad de un juicio judío, sí que tuvo que darse alguna sesión de
algún comité de orden público tras ser detenido: la actuación pública de Jesús la
había provocado.
El interrogatorio ante Pilatos fue planteado en forma política: Jesús acusado
de pretensiones de realeza frente al poder romano. Ello hace más verosímil la
condena, pues sólo ante cuestiones semejantes actuaban los romanos. Podemos
pensar que Jesús fue entregado por los dirigentes judíos a Pilatos acusado de
sedición, y éste pronunció la condena a crucifixión de Jesús motivado por la
sospecha política de encontrarse ante un cabecilla de alguna sublevación
mesiánico-política (Mc 15,26 par; Jn 19,19). Las dudas de Pilatos sobre la
culpabilidad de Jesús y la escena de Barrabás no tienen visos de historicidad (Lc
23,18 lo silencia). El dato innegable es, no obstante, que Jesús murió condenado
en una cruz. Y sólo podían mandarla los romanos.

37
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

La narración de la negación de Pedro (Mc 14,66-72 par; Jn 18,15-18.25-27)


de la burla por parte de los soldados (Mc 15,16-20 par; Jn 19,2-3) encierra
motivos extra-históricos, al estar motivado por el cumplimiento de la profecía de
Jesús (Mc 14,30-31) y del texto del Sal 22,8. Pero, en ambos casos puede quedar
reflejada una base histórica: la cobardía de sus discípulos y la flagelación del
condenado a crucifixión, cuando éste no era ciudadano romano. Difícilmente la
comunidad podía haber inventado detalles tan humillantes para su Señor y para
los suyos.

9.28  Muerte en cruz
Es imposible reconstruir con certeza el camino recorrido por Jesús, desde la
residencia de Pilatos hasta el Gólgota (Mc 15,16.22). Primero habría que
determinar el lugar del interrogatorio romano de Jesús (¿la fortaleza Antonia, el
palacio Asmoneo, u otro lugar?).
La mención de Simón de Cirene, cuya familia es conocida por la comunidad
(Mc 15,21); la necesidad de ayuda por parte de Jesús, y el consiguiente estado de
debilidad del reo; las palabras de Jesús a las mujeres, teologizadas por la
tradición posterior (Lc 23,27-32), pueden entenderse en el contexto de un
encuentro con Jesús, motivado por la oferta a éste de los brebajes que, sabemos
por fuentes judías (Prov 31,6), solían prepararse para ayudar la agonía de los
condenados públicos: Jesús se negó a probarlos (Mc 15,23 par; Jn 19,29; cfr. Sal
69,22). Este dato, junto con el sorteo de las vestiduras (Mc 15,24 par; Jn 19,23-
24) fueron interpretados por la tradición cristiana a la luz de los Salmos (Sal
22,19; 69,22). Lo mismo habría que decir del cartel (titulus) fijado en la cruz,
costumbre romana atestiguada en otras fuentes (Mc 15,26; Jn 19,19). Su
historicidad podría verse en el hecho de que también a Jesús se le colgó la
sentencia condenatoria y que ésta fue de motivación política. La interpretación
cristiana veía en tal sentencia la proclamación paradójicamente profética de la
dignidad del Señor Jesús (Jn 19,19-22).
La crucifixión está narrada con la mayor sobriedad (Mc 15,24 par; Jn 19,23)
dado su carácter escandaloso. Las mujeres son testigos mudos de la muerte de
Jesús y de su sepultura, aunque sus nombres no coinciden en las diversas
tradiciones (Mc 15,40-41 par; Jn 19,25-26). A los dirigentes del pueblo y a los
ancianos les son puestas en la boca palabras contra el justo, tomadas del AT (Jer
18,16; Sal 22,8-9; Lam 2,15; Sab 2,19-20). Las palabras de Jesús en la cruz,
intentan expresar una comprensión teológica de la muerte del maestro, cada vez
más triunfalista (compárese Mc 15,34.37 con Jn 19,26.28.30). Más que ante una
crónica de los hechos nos hallamos frente a una interpretación de los mismos.
Las indicaciones sobre la hora de la muerte de Jesús no son seguras. Según Jn
19,14, Jesús fue condenado por Pilatos a la hora sexta; mientras que según
Marcos, a esa hora la tierra se cubrió de oscuridad, cuando Jesús llevaba ya un
tiempo crucificado. Los crucificados solían tener una larga agonía, incluso de
días. Jesús, al parecer, murió al cabo de unas horas. Sobre el día concuerdan los
evangelistas en que fue la víspera de sábado (Mc 15,42 par; Jn 19,31).

38
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

9.29  Sepultura
Era costumbre romana que los ejecutados fueran abandonados en pública
exposición durante días. Eran enterrados sin cortejos fúnebres ni lamentos, en
fosas comunes la mayoría de las veces. Un entierro familiar era un verdadero
privilegio. Dada la abominación que suponía para la religión judía dejar un
cadáver sin enterrar a la puesta del sol (los crucificados eran malditos y una
abominación para la pureza de Israel, cfr. Dt 21,22-23), los romanos, en
Palestina, solían permitir el entierro de los ajusticiados el mismo día de la
defunción. La costumbre judía consistía en enterrar a los condenados en lugares
aislados para no contaminar a otros difuntos. En fuentes extra-bíblicas se constata
la existencia de hermandades fariseas cuya misión era la de procurar un entierro
a los cadáveres de los ajusticiados, a los que la familia y sus allegados no tenían
derecho29.
Respecto a la figura de José de Arimatea, al parecer en el momento de la
sepultura de Jesús, no es discípulo. Será la tradición posterior quien lo haga
discípulo. De momento es un miembro del Sanedrín "que aguardaba el reinado de
Dios". Esta expresión, Mc la aplica a los fariseos afines a Jesús (cfr. 12,34).
Posiblemente José de Arimatea era miembro de alguna de esas hermandades que
atendían a los condenados. Hace un acto de piedad hacia un difunto. Se han
encontrado cadáveres de otros condenados de aquella época, que también
recibieron sepultura, no en una fosa común, pero sí en una tumba común (por
ejemplo el crucificado hallado en Guivat-Hamivtar). José de Arimatea se arma de
valor porque su gesto podría ser interpretado como complicidad con el
condenado. Pero su situación de Senador (miembro del Consejo que ha acusado a
Jesús) le salvaguarda de tal sospecha.
Las mujeres-discípulas no participan en el entierro, se mantienen a distancia,
porque no se hallan en relación con el grupo de sepultureros. Quizá también por
seguridad personal, para no verse involucradas en el proceso contra Jesús.
Las prisas por enterrar a Jesús son verosímiles, en conformidad con la usanza
judía. La tradición evangélica tiende a dignificar la sepultura de Jesús: Mc 15,46
habla de una tumba; Mt 27,69 la califica como “nueva”; Lc 23,53 como aún no
usada y Jn 19,39 da a entender que el cuerpo de Jesús fue honrado
majestuosamente.

9.30  El hallazgo de la tumba vacía


Los relatos del hallazgo de la tumba vacía no se ponen de acuerdo sobre el
momento (antes [Mt 28,1; Jn 20,1] o después del amanecer [Mc 16,1-2]), ni
sobre los personajes (una [Jn 20,1.11], dos [Mt 28,1] o tres [Mc 16,1] mujeres,
personajes indeterminados [Lc 24,1]; un joven [Mc 16,1], un ángel [Mt 28,5],
dos varones [Lc 24,4], nadie [Jn 20,1-3]); ni si la piedra fue retirada al llegar las
mujeres (Mc 16,6-7 par) o no (Jn 20,12); ni si las mujeres se lo contaron a los
discípulos (Mt 28,8 par; Jn 20,2) o no (Mc 16,8). El hallazgo del sepulcro vacío

29
Otras hermandades, por ej., atendían la provisión de dote para las novias pobres o
huérfanas, otras la provisión de vino y de cabritos para la Pascua de los pobres, etc.

39
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

por alguna/s mujer/es puede ser retenido como histórico, aunque la forma actual
del relato se halla muy teologizada.

9.31  Los relatos de la resurrección


Los relatos de la resurrección, muy teologizados por la experiencia pascual,
nos presentan como innegables dos hechos ciertos: dan por supuesta la muerte de
Jesús en cruz, ocurrida durante las fiestas de pascua y formulan la convicción de
algunos de sus discípulos de que el crucificado está vivo con una existencia
divina.

ÍNDICE
I.- EL GÉNERO LITERARIO “EVANGELIO”........................................................................... 1
1.  Significado y evolución del término “Evangelio”...................................................................1
1.1   Uso pre-cristiano..............................................................................................................1
1.1.1   Uso helenístico..........................................................................................................1
1.1.2   En el Antiguo Testamento.........................................................................................2
1.2   Evolución y uso cristiano.................................................................................................2
1.2.1   Un anuncio de salvación............................................................................................3
1.2.2   Documento escrito.....................................................................................................5
2.  Los cuatro Evangelios canónicos............................................................................................8
II.- LA FORMACIÓN DE LOS EVANGELIOS ......................................................................... 9
1.- La comunidad: "lugar vital" del Evangelio...........................................................................10
1.1 La comunidad apostólica y las tradiciones................................................................10
1.2 Los ambientes comunitarios de la tradición..............................................................11
1.2.1 La liturgia comunitaria.....................................................................................11
1.2.2 La enseñanza apostólica...................................................................................12
1.2.3 La misión universal..........................................................................................13
2 La tradición oral acerca de Jesús de Nazaret......................................................................13
2.1 La tradición de las palabras.......................................................................................15
2.1.1 Jesús reúne un grupo de discípulos.......................................................................15
2.1.2 El método usado por Jesús....................................................................................16
2.1.3 Clasificación de las palabras de Jesús...................................................................17
2.2 La tradición de los hechos.........................................................................................20
2.2.1 Relatos de milagros...............................................................................................20
2.2.2 Relatos cristológicos.............................................................................................21
2.2.3 Anunciaciones......................................................................................................21
2.2.4 Relatos de la Pasión..............................................................................................21
2.2.5 Narración histórica................................................................................................22
3 Hacia la redacción de los Evangelios.................................................................................22

40
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS
3.1 Primeras colecciones de palabras..............................................................................22
3.2 La tradición oral........................................................................................................23
3.3 El kerigma apostólico................................................................................................23
4 La redacción de los Evangelios..........................................................................................23
4.1 Etapas secuenciales...................................................................................................24
4.2 Etapa literaria............................................................................................................24
4.3 Etapas históricas (Lc 1,1-4).......................................................................................24
4.4 Etapas del estudio......................................................................................................25
III.- LA CUESTIÓN SINÓPTICA ............................................................................................. 25
1.- La existencia del problema....................................................................................................25
1.1 Propio de Mateo........................................................................................................26
1.2 Propio de Lucas.........................................................................................................26
1.3 Propio de Marcos......................................................................................................26
2.- Principales intentos de solución............................................................................................26
2.1 Mutua dependencia...................................................................................................26
2.2 "Evangelio primigenio" (urevangelium)....................................................................27
2.3 “Teoría de los fragmentos” (Fragmentenhypothese).................................................27
2.4 “Teoría de las tradiciones” (Traditionshypothese)....................................................27
2.5 Prioridad de Marcos..................................................................................................27
2.6 Teoría de las 2 fuentes...............................................................................................27
3.- Juan y los Sinópticos.............................................................................................................28
IV.- APUNTES BIOGRÁFICOS DE JESÚS DE NAZARET ...................................................29
1.- Marco cronológico y datos personales..................................................................................29
1.1 Año del nacimiento...................................................................................................29
1.2 Los años del ministerio público.................................................................................29
1.3 Año de la muerte.......................................................................................................30
1.4 El nombre de Jesús....................................................................................................30
1.5 La patria....................................................................................................................31
1.6 La familia..................................................................................................................31
1.7 Formación.................................................................................................................32
1.8 Situación social.........................................................................................................32
1.9 Los comienzos de Jesús............................................................................................33
1.9.1 Juan, el bautista.....................................................................................................33
1.9.2 El desierto.............................................................................................................33
2.- La predicación de Jesús.........................................................................................................34
3. El fin de Jesús.....................................................................................................................35
3.1 La provocación..........................................................................................................35

41
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS
3.2 La cena de despedida................................................................................................35
3.3 Prendimiento.............................................................................................................36
3.4 El proceso.................................................................................................................36
3.5 Muerte en cruz..........................................................................................................37
3.6 Sepultura...................................................................................................................38
3.7 El hallazgo de la tumba vacía....................................................................................38
3.8 Los relatos de la resurrección....................................................................................39
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA................................................................................................58

42
Dra. María Verónica Talamé INTRODUCCIÓN EVANGELIOS
SINÓPTICOS

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA30

AGUIRRE MONASTERIO, R. – CARMONA, A. R., Evangelios sinópticos y


Hechos de los apóstoles, Introducción al Estudio de la Biblia 6,
Estella (Navarra) 1992.
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, La investigación de los evangelios sinópticos y Hechos de los
Apóstoles en el siglo XX, Introducción al Estudio de la Biblia,
Instrumentos de trabajo I, Estella (Navarra) 1996.
ALEGRE, X., Los sinópticos, hoy, Madrid 1989.
BARTOLOMÉ, J.J., El Evangelio y Jesús de Nazaret, Madrid 1995.
CHARPENTIER, E. – PAUL, A. (eds.), Evangelios Sinópticos y Hechos de los
Apóstoles, en Introducción a la lectura de la Biblia 9, Madrid 1983.
CONNOLLY, P., La vida en tiempos de Jesús de Nazaret, Jerusalén 2000.
FERNÁNDEZ RAMOS, F., El Nuevo Testamento. Presentación y contenido,
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GRELOT, P., Los evangelios y la historia, Barcelona 1987.
________________
, Los evangelios. Origen, fechas, historicidad, Cuadernos Bíblicos 45,
Estella (Navarra) 1985.
GUIJARRO OPORTO, S., La buena noticia de Jesús. Introducción a los
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LATOURELLE, R., A Jesús el Cristo por los evangelios: historia y
hermenéutica, Salamanca 1992.
LÉON-DUFOUR, X., «Los evangelios sinópticos», en Introducción crítica al
Nuevo Testamento, vol II, Barcelona 1983, 237-449.
MALINA, B.J. – ROHRBAUGH, R.L., Los evangelios sinópticos y la cultura
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MARTINI, C.M., «Introduzione generale ai vangeli sinottici», en Corso
completo di studi biblici VI, Turin-Leumann 19794, 15-107.
PIKAZA, X., El Evangelio: unidad y pluralismo, Madrid 1989.

30
Únicamente referimos en esta oportunidad el material bibliográfico fundamental.
Toda Bibliografía complementaria con la que también fue elaborado el presente apunte,
por no ser de consulta obligatoria, será consignada oportunamente en nota al pié de
página en cada una de las partes pertinentes.

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