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COLEGO ESMERALDA TACA

CENTRO DE RECURSOS

Detalle de actividades
Prebásica
¿Qué es?

Se trata de una maleta que contiene diversos materiales impresos y


audiovisuales que va viajando durante un tiempo estipulado, para disfrute de
todos.

¿Para qué sirve?

Motiva tanto a los niños y niñas de la clase a compartir momentos de lectura,


comunicación y afecto.

¿Qué materiales puede contener la maleta?

-Un Cuento Clásico.


-Un libro de Poesía.
-Un libro de adivinanzas, trabalenguas.
-Un libro de cuentos de Educación en valores, sentimientos...
-Una revista infantil
-Un audiocuento.
-Un documental de animales, selva, o cualquier tema que les motive.
-Un libro entretenido de Inglés.
-Algún juego de mesa.
-Una carta de presentación, en la que se explica la actividad.
-Materiales interesantes para llamar la atención de los estudiantes.

¿Cómo podemos desarrollar la actividad?

Como institución y parte de nuestro plan lector es aplicar diariamente


nuestra estrategia de comprensión lectora ALC, para despertar el interés de la
lectura en todos nuestros estudiantes.
Es por esto que dicha maleta intervendrá en este momento, (durante los 15
primeros minutos de cada jornada escolar) rotando entre los 6 cursos de
prébasica, en donde cada docente o bien la encargada de la biblioteca Cra podrán
intervenir con ella. Además de recordar que se hará rotar por los cursos de forma
mensual, en donde podrán intervenir mínimo con ella dos veces por semana,
dejando sus registros en libro de clases.
A continuación se detalla fecha de uso según niveles:

Mes
Abril Mayo Junio Julio Agosto septiembr Octubre Noviembre
e
Gabriela Tania Andrea Fanny Tania Gabriela Fanny Andrea
Nivel Nivel Nivel de nivel de
de la de la la la tarde
mañan mañan mañana
a a
El libro viajero consiste en un cuaderno el cual será elaborado por los estudiantes
con sus respectivas familias en el hogar.
Deberán escribir en él un cuento breve y apoyarlo de un dibujo, todo en base a la
creatividad e imaginación del estudiante.
Partirá a un hogar distinto todos los fin de semanas (pueden organizar a los
estudiantes según sus números de lista) y al regreso (día lunes) se espera que el
estudiante pueda expresar de forma oral dicha creación.

Nota: Cada nivel tendrá un cuaderno en el cual como curso los estudiantes se
encargarán de darle vida junto con sus familias, cuidándolo y siendo responsable
con él.
Cuenta cuentos será una actividad la cual se realizará con los padres y
apoderados de los estudiantes. Para ello la docente a cargo deberá entregar un
cuento a los padres y organizarse para presentarlo en el patio del establecimiento
a los niñas y niñas.
Pueden usar diversas estrategias para la narración ya sea a través de la
narración en vivo de un padre y el resto actúa o bien todos ir narrando la historia
según diálogo (obra dramática); apoyándose de audio y/o vestimenta para
despertar el interés de los estudiantes.

Mes
Abril 17 de 8 de Junio 2 de 6 de 5 de 15 de Noviembre
Mayo Julio Agosto septiembre Octubre
Tania Andrea Fany Gabriela Fany Tania
Mañana tarde Mañana Tarde

Cuento: Cuento: Cuento: Cuento : Cuento : Cuento :


Pedrito Caperucita Los tres Blanca Las La cenicienta
y el roja cerditos nieves y los habichuelas
lobo y el lobo 7 enanitos mágicas
Pedro y el lobo
Pedro era un pastorcillo alegre y bromista que cuidaba su rebaño de ovejas en un monte.
Un día que se aburría junto a sus corderos se le ocurrió ponerse a gritar con todas sus fuerzas:
- ¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Que alguien me ayude! ¡El lobo! ¡Que viene el lobo!
Los Campesinos que estaban al pie del monte ocupados en los trabajos de la tierra dejaron todo
y subieron corriendo. Al verles aparecer cansados y sudorosos Pedro se partía de risa. Los
campesinos vieron que el muchacho les había gastado una broma y volvieron enfadados a sus
tareas.
Unos días más tarde el pastor embustero repitió el grito de alarma con mucha, insistencia:
- ¡Auxilio! ¡El lobo, el lobo! ¡Labradores, que viene el lobo y se va a comer las ovejas! . Aunque
dudaron un poco, los campesinos fueron corriendo de nuevo y por segunda vez se vieron burlados
por Pedro, enfadándose muchísimo.
Pero un día llegó el lobo de verdad. Estaba hambriento y empezó a comerse las ovejas. Pedro
volvió a llamar a los labradores gritando muchas veces:
- ¡El lobo! ¡Ha venido el lobo! ¡Socorro, Socorro!
Los campesinos creyeron que sería una broma, como las veces anteriores y nadie acudió para
ayudar a Pedro que vio como el lobo acababa con su rebaño. Cuando los labradores se enteraron
de lo sucedido se enfadaron con Pedro y le dijeron:
- Esperamos que esto te haya servido de lección, las personas que mienten no pueden esperar
que los demás confíen en ellas, pero te daremos cada uno de nosotros una oveja para que puedas
volver a tener un rebaño.

Caperucita roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la
llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del
bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy
peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que
atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se
encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.

- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita.

- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-,
no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de
flores además de los pasteles.

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le
abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del
lobo.

El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y


cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.

La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.


- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.

- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!

- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la
devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas
intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió
ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo
tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí,
¡vivas!.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar.
Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque
próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se
ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja
había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se
encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su
Abuelita y de su Mamá.

Los tres cerditos

En el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El lobo siempre andaba
persiguiéndoles para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa.
El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar.

El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano pequeño había terminado
ya, se dio prisa para irse a jugar con él.

El mayor trabajaba en su casa de ladrillo.

- Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas- riñó a sus hermanos mientras éstos se lo
pasaban en grande.

El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y
sopló y la casita de paja derrumbó.

El lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su
hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó. Los dos cerditos
salieron pitando de allí.

Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor.

Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar
vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta
el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con
agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua
hirviendo y se escaldó.

Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que
nunca jamás quiso comer cerdito.

Blanca nieves y los siete enanitos

Había una vez, una niña muy guapa y muy buena que se llamaba Blancanieves. Cuando
era pequeña, su madre murió y su padre volvió a casarse de nuevo. La nueva madre de
Blancanieves era muy malvada y tenía mucha envidia de Blancanieves porque ésta era muy
guapa. La madrastra de Blancanieves tenía un espejo mágico al que todos los días preguntaba:
"Espejo, espejito, ¿quién es la más guapa?". Y el espejo respondía: "Tú, mi ama".

Pero un día al preguntarle la madrastra al espejo quien era la más guapa, contestó: "Lo siento mi
ama, tú eres guapa, pero hoy está más guapa Blancanieves." Entonces la madrastra enfurecida
llamó a sus sirvientes y les dijo: "El espejo mágico me ha dicho que Blancanieves es más guapa
que yo. Así que cogerla y llevarosla al bosque y allí matarla y como prueba de que ha muerto
quiero que me traigáis su corazón en una caja."

Todos los sirvientes llamaron a Blancanieves y le dijeron que iban a dar un paseo por el bosque.
Mientras tanto, los sirvientes comentaban entre ellos que Blancanieves era una niña buena y no se
merecía morir.

Cuando llegaron al centro del bosque le contaron a Blancanieves las intenciones de su malvada
madrastra pero que no la matarían. Dejaron allí a Blancanieves y mataron a un jabalí para llevarle
su corazón a la madrastra como si se tratara del de Blancanieves.

Mientras tanto, Blancanieves encontró una casita muy pequeñita y entró. Había una mesita muy
chiquitita con 7 silllitas, también había 7 camitas. Como tenía hambre, se sentó en la mesita y se
comió todo lo que había en los 7 platitos , y después se acostó en las 7 camitas. Pero esa casita
tenía dueños, eran 7 enanitos que cuando llegaron a casa después de trabajar se encontraron a
Blancanieves durmiendo plácidamente en sus camitas. Uno de ellos exclamó: "Miradla, es muy
hermosa". Y otro respondió: "Sí que lo es. Podíamos pedirle que se quede a vivir con nosotros". Y
así lo hicieron los 7 enanitos le pidieron a Blancanieves que se quedara a vivir con ellos, y ella
accedió después de contarles su triste historia. 

La malvada madrastra seguía preguntando a su espejo quién era la más guapa del lugar y éste
respondía que ella. Pero un día cuando le preguntó quién era la más guapa, el espejo contestó:
"Es Blancanieves". Y la madrastra dijo: "No puede ser; está muerta". A lo que contestó el espejo:
"No, no está muerta, Vive en el bosque en la casa de los enanitos." La malvada madrastra
entonces se disfrazó de vieja y fue a ver a Blancanieves. Llevaba una cesta con manzanas
envenenadas para Blancanieves. Cuando llegó a la casa de los enanitos, llamó a la puerta.
"¿Quién es?", dijo Blancanieves. "Soy una pobre vieja y vengo a traerte una manzanas". 

Blancanieves abrió la puerta y no pudo resistirse a las manzanas que brillaban como el sol. Al
coger una y morderla cayó muerta al suelo. La malvada madrastra se marchó riéndose y contenta
porque ahora sí sería ella la mas guapa del lugar.

Cuando llegaron los enanitos encontraron en el suelo a Blancanieves y todos muy tristes se
pusieron a llorar. Todos los enanitos construyeron una caja de cristal y en ella metieron a
Blancanieves y la llevaron al bosque. Estando allí en el bosque pasó un príncipe que quedó
asombrado por la belleza de Blancanieves y la tristeza de los enanitos. Entonces decidió abrir la
caja y besó a Blancanieves que sorprendentemente despertó. Todos los enanitos saltaban de
alegría al ver a Blancanieves viva. El príncipe se casó con ella, y el príncipe, Blancanieves y los
enanitos vivieron juntos en palacio.

LA CENICIENTA

Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda
impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y
como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.

Un día el Rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a
todas las jóvenes casaderas del reino.

- Tú Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás en casa fregando el suelo y


preparando la cena para cuando volvamos.

Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus hermanastras hacia el
Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.

- ¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina.
- No te preocupes -exclamó el Hada-. Tu también podrás ir al baile, pero con una
condición, que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Y
tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa joven.
La llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración. Al entrar en la sala de baile,
el Rey quedó tan prendado de su belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la
reconocieron y se preguntaban quién sería aquella joven.

En medio de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio las doce.

- ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! -exclamó-.


Como una exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata perdiendo en su huída un
zapato, que el Rey recogió asombrado.

Para encontrar a la bella joven, el Rey ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera
calzarse el zapato. Envió a sus heraldos a recorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en
vano, pues no había ni una a quien le fuera bien el zapatito.
Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron
calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le estaba perfecto.
Y así sucedió que el Príncipe se casó con la joven y vivieron muy felices.

Las habichuelas mágicas


Periquin vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña de bosque. Con el tiempo
fue empeorando la situación familiar, la madre determino mandar a Periquin a la
ciudad, para que allí intentase vender la única vaca que poseían. El niño se puso en camino,
llevando atado con una cuerda al animal, y se encontró con un hombre que llevaba un
saquito de habichuelas. -Son maravillosas -explico aquel hombre-. Si te gustan, te las
daré a cambio de la vaca. Así lo hizo Periquin, y volvió muy contento a su casa. Pero la
viuda, disgustada al ver la necedad del muchacho, cogió las habichuelas y las arrojo
a la calle. Después se puso a llorar.
Cuando se levanto Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las
Habichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista. Se
Puso Periquín a trepar por la planta, y sube que sube, llego a un país desconocido. Entro
En un castillo y vio a un malvado gigante que tenía una gallina que ponía huevos de oro
Cada vez que él se lo mandaba. Espero el niño a que el gigante se durmiera, y tomando la
Gallina, escapo con ella. Llego a las ramas de las habichuelas, y descolgándose, toco el
Suelo y entro en la cabaña.
La madre se puso muy contenta. Y así fueron vendiendo los huevos de oro, y con su
Producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta que la gallina se murió y Periquín tuvo
Que trepar por la planta otra vez, dirigiéndose al castillo del gigante. Se escondió tras una cortina y
pudo observar como el dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolsón
de cuero.
En cuanto se durmió el gigante, salió Periquín y, recogiendo el talego de oro, echo a correr
Hacia la planta gigantesca y bajo a su casa.
Así la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho tiempo. Sin embargo, llego
Un día en que el bolsón de cuero del dinero quedo completamente vacío.
Se cogió Periquín por tercera vez a las ramas de la planta, y fue escalándolas hasta llegar a
La cima. Entonces vio al ogro guardar en un cajón una cajita que, cada vez que se
Levantaba la tapa, dejaba caer una moneda de oro. Cuando el gigante salió de la estancia,
Cogió el niño la cajita prodigiosa y se la guardo. Desde su escondite vio Periquín que
El gigante se tumbaba en un sofá, y un arpa, oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano
Alguna pulsara sus cuerdas, una delicada música. El gigante, mientras escuchaba
Aquella melodía, fue cayendo en el sueño poco a poco Apenas le vio así Periquín, cogió el arpa y
echo a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Periquín, empezó a gritar: -Eh,
señor amo, despierte usted, que me roban! Despertó se sobresaltado el gigante y empezaron a
llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores: -Señor amo, que me roban! Viendo lo que
ocurría, el gigante salió en persecución de Periquín.
Resonaban a espaldas del niño pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas
Empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que también
El gigante descendía hacia él. No había tiempo que perder, y así que grito Periquín a su madre, que
estaba en casa preparando la comida: -Madre, tráigame el hacha en seguida, que me persigue el
Gigante! Acudió la madre con el hacha, y Periquín, de un certero golpe, corto el tronco
De la trágica habichuela. Al caer, el gigante se estrello, pagando así sus fechorías, y Periquín
Y su madre vivió feliz con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de oro.

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