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¡CUANDO LO BUENO SE CONVIERTE EN ALGO MALO!

La vida es como un viaje lleno de desafíos. Hay momentos donde el camino es bueno, pero hay otros que
nos enfrentamos con rutas en malas condiciones. Hay veces que tenemos una vista buena del camino, otras
no podemos ver casi nada. Muchas veces viajamos de día, otras veces de noche y la visualidad se dificulta, el
panorama cambia. O sucede que pasamos por el mismo lugar de siempre y por más que creemos conocer
bien la ruta, nos encontramos con sorpresas. Lo cierto es que siempre terminamos cansados.

Nuestras jornadas actualmente son muy parecidas. Estamos siempre en movimiento, hay momentos donde
todo avanza bien, pero hay otros momentos de extrema dificultad. Muchas veces avanzamos, pero otras
veces retrocedemos. Muchas veces superamos situaciones, tentaciones y complejos, pero si hay algo que es
cierto, nunca logramos alejarnos o divorciarnos del todo de los problemas. Ellos vuelven a aparecer cuando
menos esperábamos.

Al avanzar en la vida cristiana, también descubrimos debilidades y falencias que estaban escondidas. Nos
damos cuenta que el camino nunca termina; tras una colina aparece nuevamente la interminable senda por la
que tenemos que andar.

La vida misma es cambiante, nos sorprende, nos amenaza. La prolongación de las tensiones, la reaparición
de tentaciones, muchas veces nos cansan, porque cuando creíamos haber avanzado y estar en lugar seguro,
descubrimos que ha habido una postergación en lo que creíamos haber logrado.

Encontramos que el crecimiento se demora, se dilata, y a veces hasta se hace más difícil. En ciertos casos,
esto ocurre precisamente a una edad madura cuando esperábamos tener más control y progreso, después de
tantos años de lucha por ser lo que Dios quiere que seamos. El camino se extiende y todavía no llegamos a
puerto seguro.

Llega un momento en la vida en que pensamos que hemos logrado ser mujeres y hombres
íntegros y santos. Hemos aprendido a reconocer las tentaciones y a resistirlas. Hemos
aprendido a odiar el mal pues hemos logrado percatarnos del daño que causa, o hemos
consagrado nuestra vida a la voluntad de Dios, esforzándonos por llevar a cabo sus preceptos.

Muchas veces este aprendizaje ha sido un proceso muy difícil de alcanzar.

1. Muchos aprendimos la lección pagando un precio muy alto. Esfuerzos, dedicación, y


hasta pérdidas significativas.
2. Otras veces el aprendizaje ha venido con humillaciones y mucho dolor.
3. O quizá de niños nuestros padres nos criaron en una rigurosa disciplina, y podemos
decir con el hombre que se acercó a Jesús, «todo esto lo he guardado desde mi
juventud» (Le 18.21).

Sin embargo, es precisamente en esos momentos de gloria que el mal puede apoderarse de
nosotros. Pablo nos advierte: Así pues, el que cree estar firme, tenga cuidado de no caer. 1 cor
10:12

La biblia nos advierte que estemos atentos siempre: La tentación que se genera es
extremadamente sutil. No siempre tiene apariencia de maldad, a veces hasta puede ser algo
bueno.

 ¿Quién podría imaginarse que la búsqueda de la santidad podría generar una nueva
forma de esclavitud al pecado?
 ¿Quién podría sospechar que la integridad y la decencia pueden traer miseria
espiritual?

Sin embargo, lo cierto es que nuestro combate contra el mal se puede convertir en una lucha
contra nuestro prójimo, puede tornarse en el hábito de ser expertos en ver el pecado de los
demás con una actitud inmisericorde llena de desprecio.

Dicho de otra manera, la pasión por la santidad muchas veces puede terminar eliminando en
nosotros el amor que mana de la cruz de Cristo, el amor por los perdidos, el amor por los que
están atrapados en el pecado, el amor por el pecador, el amor por todos, ya que todos somos
todavía pecadores, aún somos imperfectos y necesitamos reconocerlo.

La rigidez de la moralidad puede alejarnos de la experiencia de la gracia de Dios.

LA PARÁBOLA DEL FARISEO Y EL PUBLICANO. Lucas 18:9-14

El motivo de la parábola. (v. 9).

Jesús cuenta ésta parábola dirigiéndose a unos que confiaban en sí mismos, que creían que
eran justos (personas cuya conducta intachable los hace aceptos ante Dios) y que despreciaban
a los demás

Al final de la parábola, Jesús introducirá un elemento sorpresa. (v. 14)

¡La oración del hombre malo es aceptada por Dios y la del hombre bueno es rechazada!

Para que fuera comprendido por sus oyentes, primero Jesús acentúa el contraste entre los dos
personajes de la historia. (Fariseo vs Publicano)

Para el contexto social de la época, el ejemplo que usa Jesús es muy claro. El fariseo
representa a los santo, ya el publicando indiscutible es la muestra de un hombre pecador.

Un fariseo era alguien «separado», sinónimo de «santo». Era una persona que había
dedicado su vida al servicio de Dios con todas sus fuerzas.

Por supuesto que hoy en día el término fariseo tiene una mala connotación, pero en el
tiempo de Jesús apuntaba a una persona admirada por su santidad práctica.

Pero para la época de Jesús, no había una persona más apta que un fariseo para representar lo
que debería ser una vida de santidad.

Por contraparte está el publicarlo. Éste era un tal vez conocido como estafador y hasta odiado
por el pueblo, una persona sin derechos ciudadanos, al cual se le asociaba con:

 Pecadores (Lc 5.30; 7.34)


 Gentiles (Mt 18.17; cf. G1 2.15, 17)
 Prostitutas (Mt 21.31),
 Considerado como un hombre interesado y egoísta (Mt 5.46)
 Codicioso y rapaz (Le 3.12-13).
JESÚS DESCRIBE LA ACTITUD DEL FARISEO ANTE DIOS.

a. Puesto de pie, ora «en silencio», y en su oración da gracias a Dios. vs 11 a


b. Luego menciona los pecados que con la ayuda de Dios ha sacado de su vida. Vs 11b
a. Agradece que no es un hombre injusto.
b. Adúltero
c. Ni como el publicano, considerado por todos como una persona egoísta y
tramposa.

Aplicación

¿Está mal evitar los pecados que se mencionan el fariseo? ¿Es malo esforzarse por evitar
hacer lo malo?

c. La actitud del fariseo no se limita sólo en abstenerse de hacer el mal, sino que se
esforzaba por guardar la ley y exigir que todos cumplan con ella.
 Critican a los discípulos por infringir el cuarto mandamiento. Mateo 12.2
 Exigen que los gentiles se circuncidasen y cumplieran con la ley de Moisés. Hch
15.5

d. El fariseo se esfuerza por hacer todo lo que la ley exigía. vs 12


a. Ayunar dos veces por semana
i. Un acto de gran sacrificio personal»
b. Diezmaba de todo lo que ganaba.

Aplicación.

o ¿Está mal la actitud de sacrificio y obediencia del fariseo?


o ¿Cuál es el mensaje que Jesús quiere enseñar a sus oyentes?
o Definitivamente Jesús critica la actitud de autosuficiencia y de desprecio que tuvo el
fariseo con el publicano. La frase del fariseo cuando dice: NI TAMPOCO (SOY) COMO
ESTE PUBLICARLO.
o La expresión «este» indica desprecio (Lucas 15.30 hijo mayor).

Seguramente la mayoría de los presentes que escuchaban a Jesús, habrían concordado con
dicho desprecio. Era algo normal.

Pero la gran sorpresa viene al final, cuando Jesús declara lo inesperado al usar su típica frase
desafiante. OS DIGO.

En otras palabras Jesús está diciendo a sus oyentes de la época: “No importa lo que ustedes
piensen, la verdad es esta”: el que se va a casa perdonado y declarado justo es el publicarlo, y
no el fariseo.
Aplicación general

1. La parábola debió haber parecido un escándalo a los oyentes, o tal vez considerado
como un grave error de parte de Jesús. ¿Acaso ser bueno es malo? ¿Vivir una vida
intachable es mal visto por Dios?
2. Cuál es la intensión de Jesús al contar esta historia? La parábola misma nos aclara: A
unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo
también esta parábola: vs 9
3. Un espíritu orgulloso, hace posible que toda buena conducta se eche a perder. El
desprecio hacia los pecadores proviene de nuestra posición orgullosa. Hasta mismo por
nuestra vida intachable.
4. Si no cuidemos, la santidad de vida puede ser aquello que termine separándonos de
Dios, porque nos ciega al hecho de que todavía necesitamos arrepentimiento y, sobre
todo, nos separa de la gracia de Dios.
5. Lo que nos saca del reino muchas veces no son nuestros errores, sino nuestra
incapacidad de reconocer nuestras insuficiencias.
6. Nada nos puede alejar más de Dios que la confianza en nosotros mismos, que es el
orgullo basado en nuestra propia justicia.
7. No hay nada que esconda más el rostro de Dios que la moralidad.

Conclusión

Si queremos ser justificados, perdonados y salvos por Dios, necesitamos cada día reconocer
nuestras insuficiencias y humillarnos ante sus pies.

Solo recibiendo la gracia inmerecida de Dios, podemos volver a casa justificados.

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