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OM-168

Conferencia del Maestro


OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
No 1262, 25 de Agosto de 1962

COMPRENSIÓN, SUFRIMIENTO, LIBERTAD

“Sí, se olvidan de servirse de esta fórmula que es la fórmula más


formidable que existe, para enfrentarse incluso a la muerte, el último
enemigo, el más poderoso, la muerte, es decir el miedo a la muerte.”

“Señor, qué se haga tu Voluntad, y no la mía”

Lectura de la página del Maestro Petar Deunov.

“¡Se verá ahora a los hermanos y herm anas como tocan sus
mentones todo el día! Háganlo pero mesuradamente, sean
ponderados. Es la voluntad, es preciso saber cómo tocar el mentón.”

El Maestro dice: "Toda la vida observo a los humanos, he visto


frentes magníficas, ojos magníficos, narices magníficas, orejas
magníficas, bocas magníficas y raramente mentones magníficos. Uno no
encuentra mentones como es preciso. ¿Y por qué? He aquí lo que me ha
dicho: "Porque los humanos no trabajan como es preciso con la voluntad.
No llegan hasta la tierra, hasta el último punto a tocar, a arreglar las
cosas. Así como yo decía que es necesario comprender todo, incluso con
los pies, no solamente con el cerebro. Se desarrolla un poco algunos
¿« cn2 »? (¿centros?) en el cerebro y uno se contenta así. He
comprendido, he comprendido. No ha comprendido. Haría falta que esta
comprensión descienda, se imprima hasta los dedos de los pies; en este
momento, uno comprende.

Para remover toda esta maquinaria, estas fábricas, estas capas por
dentro, dos minutos no son suficientes. Hace falta excavar hasta remover
la materia. Cuando reflexionan dos minutos, las personas piensan que eso
basta. Dicen: "He comprendido". Estaba en la superficie, estaba
ligeramente imprimido, pero eso no ha tocado las raíces. Los Iniciados
piensan de otra manera, trabajan sobre la misma cosa hasta la realización
en la materia y no piensan jamás que han comprendido
completamente. Se han reído un día de que dijera: "Comprendo el
amor". Sí, es verdad. Cada día uno comprende un grado del amor o de
otra cosa. Los humanos dicen: "He comprendido" sin pensar que existen
grados a comprender. Con esta mentalidad, uno impide el avance, se
detiene, no continúa. Esta actitud mental, que detiene la evolución, es
incorrecta. No es preciso decirse: "Ya comprendí", sino: "Me parece que
comprendo, pero continuaré mañana todavía".

Una chica, una artista, cuando la entrevistaron, respondió: "Lo he


conseguido". Todos aquellos que lo han conseguido se detienen. Es
necesario continuar. ¿Qué ha obtenido? ¡Ella lo ha conseguido! Según yo,
ella no ha comenzado siquiera. Y como la conozco, la he visto en las
películas, sé a dónde ha llegado; ha llegado al estancamiento, al
comienzo del fin. Cuánto aprendizaje necesitan los humanos para que
comprendan que no han comprendido. Eso es el comienzo del progreso.
(NT: el Maestro enseña en otras conferencias que hay 4 grados en
términos del saber del ser humano: los que saben que saben, los que no
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saben que saben, los que saben que no saben, los que no saben que no
saben. La clave para el progreso es situarse por encima de la última
situación). Ahí, uno comienza a hacer el trabajo. Supongan que alguien
enfermo sufre. Entonces está infeliz, lanza gritos. Bien, ¿qué debo hacer
ahora? He aquí un caso, es necesario en primer lugar ver de qué se trata.
Supongan que hay obreros en una mina y que todo se ha derrumbado, y
se quedan ahí bajo los escombros. Todos están alertados: el equipo de
socorro, el teléfono, los carros, todo está activado y hay todo un trajín
para ir a salvarlos, para limpiar el terreno. ¿Acaso esto se puede hacer de
un solo golpe? No hay comunicaciones y si a estos seres que están bajo
los escombros ustedes les preguntan: ¿cómo están? Ellos piensan que
nadie reacciona, que nadie se ocupa de ellos, que están olvidados, y en
realidad, qué trabajo se hace alrededor de ellos para ir a salvarlos. Es
preciso en primer lugar restablecer las comunicaciones.

Una enfermedad es la misma cosa. Ustedes quieren ayudar al


enfermo, él piensa que no hay ninguna ayuda. Sí, todo está en marcha,
pero él no puede ni sentir, ni comprender, porque las comunicaciones
están obstruidas. Él no siente nada, no ve nada, no tiene ni paciencia, ni
comprensión. Es necesario decirle, hacerle comprender que la ayuda está
ahí, que los obreros trabajan, que va a ser liberado, pero que es necesario
aguardar. Todos quieren que el Cielo en seguida esté ahí, a su servicio,
obediente, para que les libere. Pero para que la enfermedad haya
venido, cuánto tiempo han trabajado para que las cosas se
desplomen; ellos eran pacientes en est e momento, con qué paciencia
preparaban el derrumbamiento y después no quieren aceptar la
lentitud. El bien también necesita tiempo para manifestarse. He aquí
lo que se debe hacer comprender a un enferm o. – Mi viejo, te has
impacientado, sufres; en primer lugar agradece por el sufrimiento,
para que la comunicación pueda hacerse mejor; el equipo de socorro
está ahí, estás demasiado inquieto, impaciente. Tu orgullo también
está un poco ahí. - "Cómo, yo, la divinidad, estoy todavía ahí". – De esta
manera, la ayuda no vendrá rápidamente.

Es necesario comprender aquí (el Maestro muestra la cabeza) antes


de curar el cuerpo físico. Un Iniciado hace en primer lugar el trabajo en la
cabeza y cuando la comprensión viene, la claridad, todo es fácil después.
El apaciguamiento, el alivio, la luz llegan al cuerpo físico. Pero en
primer lugar, es necesario liberar el pen samiento. No, las cosas no
pueden hacerse cómo se las imaginan. Existen otras leyes, otras reglas y
otros métodos. Los humanos no quieren comprenderlo y es necesario
esto, porque sin esta comprensión uno no puede ser libre. Para liberarse,
es necesario mucho tiempo, muchos ejercicios, trabajo, actividades.
(NT: un desarrollo armonioso en todo ámbito se sustenta en una
proporción equilibrada entre el dar y el tomar, entre la naturaleza
superior e inferior). Os lo he dicho, lo he repetido, pero no hay muchos
candidatos. A cuántos había dicho en Sèvres, en Bonfin, agradezcan el
tener frenos por dentro de ustedes; el mundo invisible ha instalado seres
magníficos que están ahí, que son sus amigos para ayudarles. Ustedes
están en vías de demoler alguna cosa, de apartarse del buen camino, o de
cometer cosas irreparables, ellos están ahí, los vigilan, comienzan a
picarles, a morderles, para hacerles volver al buen camino. Se trata de
advertencias, así pues son amigos.

El sufrimiento, mis queridos hermanos y hermanas, es el amigo


más grande que existe; si uno comprende su lenguaje estará siempre
en el cam ino de la lib eración. Él está ahí para ayudarnos, para
advertirnos y para decirnos: ustedes están en vías de salir de las buenas
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condiciones en donde todo es maravilloso, fácil, claro. Van a perderse.


Entonces el sufrimiento comienza a trabajar para sosegarlo y hacerlo
retornar al buen camino, y en caso de comprender el lenguaje del
sufrimiento, de bendecirlo, de decirle que estoy contento, feliz, que Dios
te bendiga, he comprendido, estoy en vías de comprender, quiero
cambiar, reparar las cosas; entonces el sufrimiento les abandona, estaba
ahí solamente para ayudarles. Cuando uno no lo comprende, quiere
suprimirlo, matarlo, masacrarlo, se lucha contra él, uno está indignado, se
lucha por todos los medios, entonces sobreviene el dolor y la muerte. No
hacía falta luchar contra el sufrimiento sino comprenderlo y cambiar
alguna cosa en la cabeza, regresar, prometer, hablar al Buen Dios:
"Señor, estoy acabado, he vivido muy mal, no escuchaba a nadie, soy
personal, terco y estúpido. Ahora lo veo. Comprendo. Dame las
condiciones, las posibilidades para restablecerlo todo y Servirte esta vez".
Eso es todo lo que uno debe pedir.

Uno está indignado contra el sufrimiento que se le ha enviado, que


es un sirviente de Dios; hace falta la comprensión. No se ha explicado eso
a los enfermos, a los humanos, a los atribulados: los remedios, cólmense
de ellos, traguen esto o aquello, en lugar de explicarles lo que es el
sufrimiento o la enfermedad, de dónde ha venido, desde cuánto tiempo se
ha trabajado para llegar hasta ahí. No hay luz, no hay filosofía,
explicaciones; se intenta curar por remedios físicos que no son
todopoderosos; ellos pueden calmar, aliviar, curar por algunos días y
otras enfermedades mucho más graves aparecen. Siempre taponar las
cosas o desviarlas. Es necesario creer y contar solamente con la luz, la
comprensión, con esta filosofía divina, que repara todo, arregla todo. Es
más poderosa que los remedios.
Me han enviado cartas, muchas cartas. Qué es lo que escucho en la
Fraternidad incluso. ¡Ah! ¡Qué el Señor sea bendecido! ¡En fin! Maestro,
tengo amigos que me han indicado remedios “mono” que podían
restablecerme. ¿Qué ha comprendido esta hermana de todos los remedios
que se dan aquí? Eso quiere decir que no se cree que sean eficaces. En
tanto que no se crea, se estará obligado a buscar los remedios “mono”, es
magnífico, es maravilloso, no digo nada más. ¡Pobre humanidad! Nadie
cree ni cuenta con el poder de la luz de esta Enseñanza, de estos métodos,
del Espíritu divino; todo eso no cuenta, siempre cosas físicas. Yo no
niego el aspecto físico, es poderoso, pero no eficaz; será siempre para
muy poco tiempo. Lo que es eficaz, es el restablecer el orden, la armonía,
la conexión con el mundo de la armonía, el mundo divino. En ese
momento, todos los desórdenes desaparecerán. No se ha comprendido
todavía esta cosa en la Enseñanza. Siempre en búsqueda de cosas
abracadabrantes, es triste.

El mal está en la cabeza, en lo que piensan, sobre lo que cuentan,


descuidan ciertas cosas, no otorgan importancia alguna a la Enseñanza
para restablecer la salud. Y yo les digo: "¡Sí! No hay más que eso y es
para siempre. Evidentemente es lento, ustedes han empleado
encarnaciones para demolerlo todo, se h a cristalizado. Para rehacer
estas formas es preciso ponerlas en el fuego, en el calor, para darles
nuevos diseños. El fuego es el sufrimiento. Es necesario sufrir mucho
para dar nuevas formas al ser humano. Todo está cristalizado, es preciso
tener paciencia. Uno puede contarlo, puede recitarlo, pero no lo cree. Los
remedios “mono” son más poderosos que el amor, el sol, ¡y la armonía!
Ellos alimentan evidentemente; (NT: el Maestro tal vez hable de algún
suplemento nutricional de marca mono), contienen vitaminas, pero
incluso las vitaminas no restablecen a los humanos; no está todo en las
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vitaminas, existen otras cosas por encima de estas vitaminas que se


ignoran, que se descuidan, que se dejan de lado, uno no se alimenta en
ese ámbito. Fuimos invitados ayer con varios hermanos; debían
alimentarnos y atiborrarnos con mondaduras; uno ha tenido bastante, por
poco nos hemos ahogado, no se abrieron las ventana; todo el mundo
transpiraba, estaban infelices, congestionado y nadie pensaba en abrir las
ventanas. Dije: "¿No se pueden abrir las ventanas?" Se han abierto y todo
el mundo se ha sentido un poco mejor. Dije: "¿De qué se les ha
alimentado?" – De cosas inútiles, de algunas piedras que se han
encontrado en Fréjus, alguna cosa rota, retorcida, deformada, pero para
ellos eran piedras preciosas. Uno quería salir para respirar el aire puro,
uno se sofocaba.

Dije a los hermanos: "Comprenden ahora lo que comen en el


Bonfin. La luz, los rayos de sol, la pureza". Fue una lección para todos
nosotros. Es en ese momento en que se han apreciado los beneficios del
Bonfin. El mundo entero pasa su existencia retrocediendo, buscando en
las grutas, los escombros. Había dibujos, nada de inspiración. Es terrible
ver a la pobre humanidad que ha perdido el camino para ir hacia la luz,
hacia las fuentes, hacia Dios. Siempre hacia atrás para buscar en el
pasado tazas rotas, algunos fragmentos (sobras); se les presentan como
cosas maravillosas. No coman conservas que daten de millares de años,
ustedes morirán, van a ahogarse. Tomen lo que sale del horno, lo que esté
fresco; vayan, pero las conservas no. No filosofías inútiles, abrumadoras,
que matan a los humanos. ¡Y cuando veo que 9/10 de la humanidad pasa
su tiempo llenándose la cabeza para ser eruditos! ¿De qué? De cosas
inútiles, absolutamente inútiles; eso les dará un lugar en la sociedad,
títulos, un poco de dinero. Yo me burlo, de todas estas cosas. Ustedes
tendrán el lugar y van a morir sofocados. Serán pagados y morirán
oprimidos, aprisionados. Es necesario liberarse ahora de todas estas
cosas, ¿por qué retroceder? Toda esta erudición no aporta lo que busca el
alma y el espíritu.

Los humanos quieren agradar a los humanos. Mutuamente se


muestran cosas inútiles y todos están maravillados: es una locura
(reniflez-moi ça). Ellos están asombrados ante cosas inútiles. He aquí los
seres que no reconocen la existencia de otro mundo más bello que esto,
de otro saber que aporta alguna cosa, de otro conocimiento vasto, amplio,
profundo; ellos no lo conocen, no aceptan eso. Se han rellenado de cosas
que no aportan ni alegría, ni esperanza, ni belleza, ni luz, ni vida, nada de
nada. Y entre ellos, se presentan estas cosas. Y cuando querrán un día
tener relaciones con los seres superiores de lo alto, para tener su
bendición, sus regalos, sus fuerzas, ellos hablarán con el lenguaje de la
erudición humana y estos seres les escucharán, les mirarán, y dirán: no
comprendo su jerga, ¿cuál es ese lenguaje tan extraño? Nosotros somos
eruditos, las Universidades están asombradas de nuestros trabajos, ¿no
están maravillados de eso? Se me ha preguntado: "¿Cómo encuentra
nuestra exposición?" No podía decirle que era pobre, miserable. Se lo diré
cuando venga aquí. Aquí, en el aire puro, se lo explicaré: usted ha
perdido su tiempo en cosas inútiles; ha encontrado una taza rota, y se
pregunta ahora cómo conservarla. ¿Qué es lo que esta taza aportará para
el bien de la humanidad? O bien, un obispo ha vivido en Fréjus y se ha
vuelto el Papa Juan XXII. Ante todo el mundo he preguntado: "¿Saben lo
que hacía en su vida privada?" – Él era alquimista, se ocupaba de la
piedra filosofal y la tenía. Sí. Y como sabía que otros se ocupaban en
secreto, incluso los nobles, pobres, ricos, los reyes incluso, ha editado una
bula contra los alquimistas; y él, era un alquimista y cuando murió, se ha
encontrado el oro que había fabricado; había en una piedra preciosa, en
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una esmeralda, un pequeño polvo escondido adentro. Cuán difícil de


hacer comprender a los humanos que existe otro mundo que es nuestro
alimento, otro saber que uno debe aprender ahora y que este saber quizás
no les dará grandes sitios en las Universidades; puede ser que no serán
muy pagados, y no tendrán la gloria ante los humanos, ante los granujas,
pero serán comprendidos y amados ante los otros, porque son justamente
estos otros que cuentan y a quienes se debe agradar. Ahora, los humanos
pierden su tiempo en rellenar su cabeza de cosas "de erudición"
formidables y completamente inútiles para vivir una vida sensata.

He aquí mis queridos hermanos y hermanas, estas pocas palabras


que quería decirles relacionadas a la página del Maestro. El sufrimiento
es una cosa inteligente. El sufrimiento son los seres enviados que están
por dentro, enviados por el mundo invisible para mostrarnos que se está
en vías de salir del buen camino y que se han transgredido algunas leyes.
Es todo. Y en lugar de luchar contra el sufrimiento y de permanecer en
las transgresiones, es preciso reparar, corregirse, desplazarse. Entonces, el
sufrimiento se va, se le da la orden, ha hecho su trabajo, ha cumplido su
misión. Y para ustedes, no existe inteligencia, todo es estúpido en la vida.
El sufrimiento es un ser enviado por el mundo invisible para salvarnos.
Es preciso no luchar contra él, porque cuanto más se lucha, se vuelve más
formidable, se refuerza. "¿Tú no quieres comprender? Vas a ver lo que
vas a ver"; y él aumenta. Cuando el sufrimiento viene, antes de hacer lo
que sea, de buscar las cosas físicas solamente, es necesario reflexionar un
minuto, comprender la situación y decir: "Señor Dios, comprendo, no
era muy inteligente, ciertamente he hecho alguna cosa que no está en
regla, perdóname, excúsame, estoy presto a reparar, sea lo que sea
que eso cueste, dame las posibilidades, las condiciones. Ten paciencia
todavía, voy a reparar todo, dame todavía un poco de crédito, yo voy
a Servirte".

Al decir eso, es preciso no olvidar su promesa. Cuántas veces he insistido


en el hecho de que esto sea hecho inteligentemente. Las personas
quieren tener todo, sin pagar nada; muchos grandes Maestros
conocen esto y no los sanan antes de plantearles una pregunta: acaso
me prometes renunciar a esto, de no hacer más eso otro. Si el
enfermo lo promete, el Maestro le cura, y si él no promete: "¡Quieres
tener todo sin dar nada; no". Al mundo invisi ble no le gusta eso.
¡Qué mentalidad tan extraña! Los humanos quieren tenerlo todo sin
prometer nada, sin cambiar nada y así no pueden escapar al sufrimiento;
es preciso en primer lugar una conversación con el mundo divino: "Sí,
comprendo Señor, hay alguna cosa que no está a punto, yo lo veo, lo
siento, dame todavía las condiciones, un tiempo, un crédito". Te lo
prometo y, si en ese momento, el mundo invisible encuentra que no se le
ha engañado millares de veces prometiendo, olvidando, prometiendo y
olvidando, cuando se siente aliviado ha olvidado deprisa la promesa…
Cuando el mundo invisible ve que varias veces, se ha hecho eso y que
después ustedes gritan: "Voy a cambiar, voy a mejorarme", nada que
hacer, el Cielo no lo cree. Existe un límite, el mundo divino es gentil,
generoso, pero cuanto menos es inteligente.

Ustedes dirán: "Entonces, Rama Krishna que era tan elevado, tan puro,
tan maravilloso, ¿por qué ha muerto en los sufrimientos del cáncer?" Sí,
existen casos en donde incluso los Iniciados se sobrecargan enormemente
del karma de los otros y pagan en su lugar; ellos son libres de hacerlo.
Otros no se cargan, no quieren pagar por los otros porque no caminan por
el camino del amor. Aquellos que marchan en el camino del amor sufren
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mucho, pagan mucho; como el Cristo. ¿Qué ha hecho él para ser


golpeado, flagelado, crucificado? Él ha pagado por el karma inmenso de
la humanidad, ha pagado por los otros. - "Es espantoso, no quiero
volverme un Maestro si es así. Prefiero quedarme como un hombre
común". Incluso como un hombre común; tú no escaparás, sufrirás, y no
avanzarás. Un Iniciado incluso al sufrir, qué camino recorre, qué riqueza
recibe, ¡qué poder desarrolla! Es preferible avanzar y sufrir que sufrir y
quedarse igual. Las personas sufren y no comprenden por qué sufren. Es
eso lo que es horroroso, tener pruebas, desgracias, sufrimientos y jamás
comprender por qué. Es un volver a comenzar eternamente hasta que se
comprenda. Cuando los Iniciados, los santos, los profetas estaban
enfermos, al menos, han comprendido, han pagado, se han liberado, han
avanzado, han recibido la divinidad por dentro; eso es lo magnífico. Pero
sufrir y jamás comprender nada, es terrible. No se lo deseo a nadie. En el
mundo, muchos se rebelan contra Dios, contra los humanos, contra el
mundo entero; los sufrimientos continuarán por millares de años; no hay
razón para que se detengan. He aquí, les explico las cosas tal como son.

A cuantos les he dicho la misma cosa y vienen a decirme: cuánta razón


tenía, usted me ha dicho que hay un freno en mí y hace su aparición el
día en que transgredo alguna cosa y el día en donde todo va bien, el freno
no aparece; veo ahora cuan verdad es lo que usted me ha dicho. Yo no les
engaño, ustedes siempre toman a la ligera lo que les explico, esperan que
el freno aparezca y durante este tiempo ustedes se toman el pelo, se
engañan a sí mismos. Ustedes se burlan de todo eso. Todos nosotros
tenemos frenos, algunos en los pulmones, el estómago, el cerebro, la
espalda, los ojos, la nariz, la boca, las orejas o en el hígado, el bazo.
Todos nosotros tenemos frenos. Solamente es necesario comprender el
lenguaje de estos frenos; se trata de frenos inteligentes. Me gustaría
continuar, pero tengo un trabajo por hacer, debo acortar esta conferencia.
Voy a agregar dos palabras; si ustedes me creen, tanto mejor, si no me
creen, qué se le va a hacer. Ustedes lo ven, hay casos en lo que alguien
está en cólera, contrariado, en seguida no se manifiesta alguna cosa
negativa, pero ya se ha desencadenado, hace su camino y aparece algunos
días después, ahí está la crisis; y algunas veces, ocurre algunas semanas
más tarde, algunos años más tarde. Y el bien también; ustedes hacen
alguna cosa buena, no tendrán enseguida resultados en apariencia pero
eso hace su trabajo y algunos días, algunas semanas o años más tarde,
tienen resultados. Ahí está lo que deben creer. Un gesto, una caricia, una
pequeña cosa pasa, no hay resultado. Y seis meses después, hay
resultados; ustedes tocan así, nada. Cada gesto, cada palabra, cada
mirada, cada pensamiento tiene resultados en el tiempo; si no es
enseguida, será años después; las menores cosas, las más insignificantes,
créanme, todo es así en la naturaleza. Y cuando ustedes saben eso, tienen
la posibilidad de hacer trabajos y si no lo saben, habrá siempre ante
ustedes alguna cosa oscura, incomprendida, no clara. El mal, para
aparecer, le hace falta tiempo y para el bien también, es necesario mucho
tiempo. Y ustedes quieren que el mal venga lo más tarde posible y el bien
lo más pronto posible; es una falta de comprensión. Para el bien también
se precisa tener la paciencia para esperar.

Pienso que con estas nociones tienen lo esencial. Es necesario hacer


una rectificación de la situación aquí (en la cabeza). No es preciso curar a
las personas así, exteriormente, sino que en la cabeza, porque es ahí en
donde están enfermos. Cada día ustedes son sanados aquí (en la cabeza)
intentando comprender grandes verdades. En tanto que no les den
importancia, porque "eso no da dinero", estas verdades no les darán un
lugar entre los arcángeles ni mucho oro para comprar todo. Es el oro,
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ustedes entrarán en las tiendas en donde está la alegría, la esperanza, la


salud, la felicidad y la belleza. Yo quiero eso. Ustedes pagan, se les da,
pueden comprarlo todo en lo alto. Pero no con billetes de banco, es decir,
con conocimientos carcomidos, erudiciones inútiles, estas viejas cosas
que van marcha atrás. No se reconoce en lo alto estos billetes de banco.
Muéstrenos el oro, sino no pueden comprar nada; ustedes pueden tener
millares de billetes de banco, no podrán comprar nada. Cuando muestren
algunas chispas (pajitas) de oro que han recogido aquí, junto al Sol, ellos
dicen: "eso es de valor, ¿qué es lo que pide?"

Apresúrense en recoger este oro, dejen a los otros romperse la


cabeza con la erudición, es útil para la tierra, para los humanos, pero ante
los ángeles es necesario otro saber, una ciencia que ustedes recolectan
aquí cada día; ¿y por qué no se vuelven extraordinarios? Porque no han
dado la importancia a esto. Ustedes están llenos de piedras preciosas y no
conocen su valor. Pueden comprar todo el cielo pero no saben su valor,
entonces se pasean así, fastidiados, con todas sus riquezas. Ustedes deben
comprender la importancia de estas grandes verdades para la vida eterna,
para su futuro. Si alguien viene cerca de mí y me pregunta: "¿cuál es mi
vida, cómo voy a lograrlo?" Veo su nariz, su boca, su frente y le digo:
"Tú no tienes ningún futuro, eres un perezoso, cuentas con los otros, con
tus padres, no trabajas, eres egoísta, inútil". – Aquí me aburro. - "Eso
muestra justamente que no has comprendido nada". Amas las discotecas,
los dancings, el jazz, eso muestra cómo estás hecho, y lo que buscas en la
vida. Serás verdaderamente inútil si no cambias. Digo la verdad para
hacerle un bien: tu futuro se anuncia muy mal. ¿Por qué? Porque eres
egoísta, demasiado personal, egocéntrico, siempre rebelado y en cólera
contra todo el mundo en lugar de aprender, de leer. No lees, no trabajas,
no piensas, eres un niño, un bebé, un animal. Exiges que te alimenten,
que te alojen, que te den dinero. Estás perdido, es la verdad la que puede
ayudarte. Si le dijera mentiras, habría aumentado su desgracia.

La cosa más esencial que he dejado para más tarde, es cómo


comprender la voluntad de Di os y no la nuestra. Es siempre nuestra
voluntad que se quiere imponer al Cielo; se es violento, exigente, nadie
existe más que la persona. Incluso si se piensa o se tiene que morir, es
necesario decir: "Señor, si debo morir, que Tu voluntad sea hecha". Pero
no, no es la voluntad de Dios, es la nuestra. Justamente, es la cosa más
importante el tener esta fuerza: "¡Qué tu voluntad sea hecha!" Jesús nos
ha dado un ejemplo extraordinario. Él ha sido un poquito... (NT: Elí, Elí,
¿lama sabactani? Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?" (Mt 27,46; Mc 15,34), después se ha contenido y ha
dicho: "No mi voluntad, Señor, sino la Tuya". Él veía avanzar este final
terrible e incluso estoy sorprendido que la Iglesia no haya suprimido eso.
Ellos lo han dejado, lo que contradice todas sus teorías, que no son
iniciáticas. ¿Cómo Dios mismo puede tener miedo? Ellos no lo han visto.
Porque si lo hubiesen visto, lo habrían suprimido, para salvar el prestigio
no de Jesús, sino que de la Iglesia. Ella tiene un prestigio, ella combate,
quema a las personas para su prestigio, no para el Buen Dios.

¿Cómo es que la sangre salía de la piel de Jesús? No es fácil pasar


pruebas así, es terrible, los más grandes Iniciados tenían miedo; después
se dominaban porque la personalidad no está jamás muerta, ella consigue
inquietar incluso a la inteligencia por un momento. Ellos se contienen y
dicen: "No mi voluntad Señor, sino qué sea la Tuya". Si uno es
capaz de decir una cosa parecida, es la fórmula más poderosa desde
el punto de vista mágico. ¿Acaso eso puede cambiar las cosas, evitarlas?
Con frecuencia, sí. Y si esta fórmula no puede impedir cosas previamente
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determinadas, decretadas, inmutables, al menos se reencontrará la paz, el


poder, la dominación y eso ya es mucho. Si no se puede evitarlo, al
menos se les recibe de otra forma. Muchos no podían evitar ser
quemados. Fueron quemados, ¿pero cómo lo aceptaban? Como si no
fueran ellos, sino que trozos de madera (estando enloquecidos). Es eso
justamente el poder del hombre, no es evitar con frecuencia los
acontecimientos, sino que poder aceptarlos con una claridad tal, una luz
tal, una abnegación, y sobre todo en la calma. El pánico, el miedo, el
temor, es normal, es humano. Todo el mundo puede experimentarlo,
incluso grandes héroes temblaban por un momento ante ciertos fracasos,
derrotas, ciertos peligros. Pero su secreto, su poder, era que al momento
siguiente, ellos eran los maestros de la situación; ellos cantaban, incluso
cuando debían morir. Así pues, conseguían liberarse de este pánico
porque la personalidad no sabe más que trastornarse. Siempre
tambaleante, temblorosa, es su naturaleza. Sí, se olvidan de servirse de
esta fórmula que es la fórmula más formidable que existe, para
enfrentarse incluso a la muerte, el último enemigo, el más poderoso,
la muerte, es decir el miedo a la muerte.

¿Por qué les hablo así hoy? Ustedes lo sabrán, hay una razón.

Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
www.omraam.es

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