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SOCIETAS ROSICRUCIANA EN ESCOCIA

SEGUNDO GRADO – THEORICUS

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Este ritual es de la primera mitad del siglo 20.

El grado de Theoricus es conferido por el Celebrante de un Colegio que posee


autorización para iniciar en los cuatro grados de la Primera Orden de la Sociedad.
La convocación se lleva a cabo en un Templo con una antesala. El Altar Blanco se
encuentra en el Este, y sobre el hay cinco velas: una enfrente de las otras cuatro. La
Cruz Negra, sobre la cual esta entrelazada una corona de rosas rojas, se ubica en el
Este sobre o detrás del Altar.
El Celebrante esta sentado en el lado Sur del Altar, el Exponente en el Oeste. Los
Cuatro Ancianos están sentados en el centro del Templo detrás de sus columnas, cada
uno enfrentando su propio punto cardinal: El Anciano de la Tierra vestido con una
túnica negra mira al Norte; el Anciano del Agua en una túnica azul al Oeste; el
Anciano del Aire en una túnica amarilla al Este; y el Anciano del Fuego en una túnica
roja al Sur. El Secretario está sentado en el Noreste, el Conductor en el Suroeste, y el
Heraldo al lado del Portal. El acólito esta en la antesala custodiando el Templo.
Todos los hermanos deben usar la Joya de la Sociedad sujetada a la cinta apropiada, y
llevar el número que le corresponde a su grado.
El Aspirante Zelator debe usar la Joya sujeta a la cinta verde sin un número. El
Acolito recibe y prepara al Aspirante, quien debe estar con los ojos vendados antes de
la admisión: debe llevar en su mano derecha, como insignia de admisión, una Cruz
simple compuesta de cuatro brazos iguales alrededor de un cuadrado central blanco:
los brazos son de color rojo, azul, negro y amarillo.
Los golpes para este grado son cuatro y uno.

Apertura

El Celebrante se pone en pie y da un golpe: Hermanos, asístanme para abrir el


Templo en el Grado de Theoricus.
Todos se ponen de pie, y el Heraldo se para al lado del Portal.
Cel.: Hermano Heraldo, asegúrese que el Acolito este afuera, y que el Portal esta
debidamente cerrado y a resguardo.
El Heraldo lo hace.
Heraldo: Dignísimo Celebrante, el Templo esta cerrado y el Portal está a resguardo por
el Acolito.
Cel.: Declaro que el Templo esta debidamente abierto en Grado de Theoricus.
El Celebrante da cuatro y un golpe.
Cel.: Siéntense, Hermanos.
Cel.: Hermano Secretario, lea las Actas de la última Convocación.
El Secretario lee las Actas y lleva el Libro al Celebrante, que escribe las Actas para
la Confirmación y las firmas si están aprobadas, luego el Secretario vuelve a su
lugar.
Cel.: Hermano Secretario, ¿tiene alguna comunicación para exponer antes de esta
Convocación?
Asuntos ordinarios son tratados.
Cel.: Muy venerable Exponente, ¿cual es el objeto de nuestra reunión en este Segundo
Grado de Theoricus?
Exp.:Dignísimo Celebrante, estamos reunidos para estudiar la constitución del
Universo, y la estructura de nuestro Mundo. Buscamos entender las relaciones que
existen entre el alma del hombre y su cuerpo; e investigamos tanto como podemos la
procedencia y los efectos de las fuerzas elementales conocidas por nosotros como calor,
luz, sonido y electricidad, que actúan en la materia gaseosa, liquida y sólida de nuestra
tierra.
Cel: Reconozco lo apropiado de vuestra exposición sobre el trabajo y los deberes del
Theorici; seamos fervorosos en el cumplimiento de ellos. Debemos también ser
cuidadosos para recibir entre nosotros solo a aquellos Zelatores que han llevado a cabo
de conformidad sus deberes en el Primer Grado.
Cel.: Los oficiales del Colegio me han informado en forma favorable respecto al trabajo
del Hermano ....., que es un Zelator, y he resuelto Recibirlo en el Segundo Grado, y
conferirle los derechos y privilegios, así como el conocimiento secreto de un Theoricus.
Exp.: Dignísimo Celebrante, nos alegramos de escuchar que otro Zelator ha realizado
tal progreso, te asistiremos en la Recepción, y le daremos toda la ayuda que pueda
necesitar para asegurar su progreso futuro.
Cel.: Hermano Heraldo, asegúrese que nuestro Hermano .... este presente, y si es así
haga que el Acolito lo prepare apropiadamente.

Ceremonia de Recepción.

Heraldo: Muy dignísimo Celebrante, tengo que anunciar que el Hermano ... quien ha
sido invitado para asistir a la Recepción en el Segundo Grado esta esperando en la ante
sala. El Acolito ha debidamente preparado al Aspirante.
Cel.: Hermano Heraldo, salid del Templo e instruid al Aspirante para golpear como un
Zelator, aseguraos de que sea capaz de dar la palabra y el signo secreto de la manera
apropiada y correcta, dadle la Cruz de los Cuatro Elementos en su mano derecha.
El Heraldo lo hace: se escuchan golpes.
Cel.: Hermano Conductor, admita al Heraldo, y al Zelator que viene con él.
El Conductor los admite, y se paran dentro del Portal.
Heraldo: Muy dignísimo Celebrante, le presento a nuestro Hermano ... un Zelator de la
Sociedad de la Rosa y la Cruz; el ha realizado el trabajo que se le requiere en el Primer
Grado y ha recibido su aprobación; ahora busca participar en los estudios del Segundo
Grado, y obtener nuestro conocimiento secreto.
El Heraldo retorna a su asiento, y el Conductor toma a cargo al Zelator.
Cel.: Hermano Zelator, te cedo la palabra para que nos des la palabra de pase y la
espléndida palabra que te fuera comunicada cuando fuiste admitido a nuestra Sociedad.
El Zelator debe dar las palabras correspondientes.
Cel: Sabemos que eres un bien instruido Zelator del Primer Grado.
Cel.: Antes de comprometerse a cualquier deber de importancia ha sido siempre la
costumbre de los Hermanos de la Sociedad de la Rosacruz invocar la bendición de Dios
sobre sus actos. Por lo tanto debes arrodillarte, y unirte a nuestras súplicas.
Plegaria

Cel.: Oh Dios, nuestro Padre, Fuente de Luz y Verdad, que descienda sobre nosotros el
continuo rocío de Tu bendición, y prepara nuestros corazones para la recepción del
conocimiento de los misterios que nos rodean, para que podamos ser capaces de
beneficiar a la humanidad y nos preparemos una morada en Tu Celestial Reino.
Todos dicen: Amen y Amen.
Cel.: En el nombre de Dios que es nuestro Creador y Preservador, puedes levantarte y el
Conductor te guiará alrededor de nuestro Templo en la búsqueda de más Luz sobre los
misterios de nuestro ser.
El Conductor guía al Zelator una vez alrededor del Templo, y lo ubica junto al
Exponente en el Oeste.
Conductor: Muy dignísimo Celebrante, nuestro Hermano pide tener más instrucción.
Cel.: Hermano Zelator, elogio tu deseo de conocimiento, y ruego para que recuerdes
que el Señor de Vida y Luz siempre asistirá y protegerá a aquellos que verdaderamente
buscan Su Gloria y el bienestar de sus hermanos. ¿Son estos tus objetivos al buscar la
recepción en este Grado?
Zelator: Esos son mis deseos, Muy dignísimo Celebrante.
Cel.: Motivado por tan nobles sentimientos puedes avanzar seguro; guiado por la
palabra de Dios, asistido por la Luz de la Razón y con amor al conocimiento, puedes
esperar razonablemente lograr el objeto de tus deseos. Aún antes de que puedas
participar de los secretos del Grado de Teoricus debes asentir a las preguntas que te hará
el Exponente.
El Conductor vuelve al Zelator hacia el Exponente.
Exponente: ¿Prometes estudiar con entusiasmo los misterios de nuestro arte y de
nuestra ciencia?
Zel.: Lo haré.
Exp.: ¿Prometes asistir a nuestro Templo una vez por año, cuando estuviere
debidamente convocado, o escribir a nuestro Secretario una excusa válida por tu
ausencia?
Zel.: Lo haré.
Exp.: ¿Prometes solemnemente guardar el conocimiento secreto de este grado a todas
las personas que no han sido debida y regularmente recibidas dentro de él?
Zel.: Lo haré.
Exp.: Muy dignísimo Celebrante, este Zelator ha hecho las promesas que es nuestra
costumbre requerir, y ahora lo presento ante ti en total amor y humildad siendo
merecedor de participar con nosotros de nuestro preciado conocimiento.
Cel.: Hermano Conductor, guía a nuestro Hermano Zelator nuevamente una vez
alrededor de nuestro Templo, y colócalo ante el Altar.
Esto es hecho.
Cel.: Que la Luz le sea restaurada a nuestro Hermano.
El Conductor lo hace y todos aplauden cuatro veces y una vez.
Cel.. La Cruz de los Cuatro Elementos que tu llevas debe ahora ser mostrada a cada uno
de los Cuatro Ancianos, que en respuesta te darán mucha instrucción.
Cel.: Hermano Conductor, guía al Zelator cuatro veces alrededor del Templo, y cada
vez detente ante uno de los Ancianos, primero en la Columna del Aire en el Este, y en
sucesión en las Columnas de Fuego, Agua y Tierra; cuida de que el Zelator muestre a
cada Anciano el brazo apropiado de la Cruz de los Elementos que lleva en su mano
derecha.
El Conductor y el Zelator pasan una vez alrededor del Templo y se detienen frente
a la Columna del Aire en el Este; el Zelator presenta el brazo Amarillo de la Cruz,
y el Anciano la sostiene con su mano izquierda mientras le habla al Zelator.
El Anciano del Aire ubicado en la Columna Amarilla en el Este agitando un
abanico con su mano derecha, dice: Como un símbolo del Aire, pongo en
movimiento con este abanico ondas de aire, aunque invisibles para tus ojos, son
esenciales a toda vida en la tierra. El Abanico Místico fue un emblema usado en todas
las Antiguas Iniciaciones para representar el Espíritu de Dios, la esencia Espiritual en el
hombre, el aire es necesario para sustentar tanto al fuego como la vida. Debes trabajar
por el preciado conocimiento que ansías, y habiéndote preparado por la plegaria, ármate
con coraje y una conciencia clara, y no temas a nada. Debes ahora continuar a las tres
Columnas faltantes guiado por tu Conductor, quien te mostrará el camino seguro a un
mayor conocimiento. Se circunspecto y perseverante, te doy la Palabra de Pase
Fortitudo. El Zelator repite la palabra y es entonces guiado por el Conductor una
vuelta alrededor del Templo, y se detienen frente a la Columna del Fuego en el
Sur; una lampara esta encendida sobre ella.
El Anciano del fuego blande una Vela encendida en su mano derecha, mientras
sostiene con su mano izquierda el brazo Rojo de la Cruz presentada a él por el
Zelator, dice: Esta llama representa la Luz de Dios en la Naturaleza, por siempre
ardiendo invisible a los ojos mortales, todo cuerpo natural lleva una chispa en su
interior,pero la luz esta eclipsada por la densidad de la materia. Conforme a la presencia
de la Lux de Vida todas las cosas crecen, o si se apaga, ellas decaen. Sabemos que en
nuestro interior, tanto como la vida dure, existe algo continuamente encendido, y si
colocamos nuestras manos en nuestro cuerpo sentimos el natural calor, que solo puede
proceder del Fuego encerrado en nuestro interior, una chispa de la bendita llama con la
que somos impregnados desde arriba. Entonces busca la Verdadera Lux, la Luz Divina,
que entibiará tu alma con el Amor de Dios, sin el cual no obtendrás los espléndidos
tesoros de un verdadero Rosicruciano. Puedes continuar y buscar mayor conocimiento,
te doy la Palabra de Pase Ignegena.
El Conductor guía al Zelator una vez más alrededor del Templo y se detiene en la
Columna Azul en el Oeste, sobre la cual hay una taza de Agua. El Anciano rocía
agua alrededor de él con la mano derecha, mientras sostiene con la mano izquierda
el brazo Azul de la Cruz, y dice: Es mi deber instruirte de que el Agua es el
menstruum o solvente del mundo. Sin él, el Hombre y toda vida animal cesaría de
existir, y toda la vegetación moriría; ni sangre circularía en nuestras venas, ni savia en
los vasos de las plantas. El Agua es por mucho el mayor constituyente de nuestros
cuerpos, de nuestra sangre, de nuestra bebida, y también de toda nuestra comida. Sin
Agua no podría haber ni crecimiento ni decadencia, y ninguno de los cambios benéficos
que surgen de la fermentación . El agua común de la tierra está teñida con fuego, en su
tibieza natural, esta impregnada de aire, y la tierra esta tanto suspendida como disuelta
en ella. Mi Hermano, ahora te pido que busques el Agua Viviente, que es el Agua de la
Vida Eterna; si la encuentras, bébela libremente y así tus pecados puedan ser purgados,
y tu iniquidad arrastrada lejos de ti. Limpia tu alma en el estrato de Regeneración, y
vuélvete hacia nuestro Dios, quién generosamente te perdonará.
Habiendo ahora descubierto a tu mente algo de nuestros tesoros de conocimiento, te doy
la Palabra de Paso Aquaticus; continua ahora y ofrecete al Anciano de la Tierra.
El Conductor guía al Zelator alrededor del Templo y se detiene en la Norteña
Columna de la Tierra, sobre la cual hay un platillo con arena. El Zelator muestra
el brazo Negro a la Cruz, y el Anciano de la Tierra lo sostiene con su mano
izquierda mientras con su mano derecha rocía arena alrededor y sobre el Zelator,
diciendo: El Elemento Tierra es característico de la naturaleza seca y fria, y es
considerado pasivo y fijo. La tierra material es la base de todos los cuerpos, en los
cuales otros principios residen. El hombre fue formado desde el polvo de la tierra, dice
el Libro del Génesis, y a la tierra debe regresar su cuerpo después de la muerte. El
hombre ha sido llamado un Pequeño Mundo, teniendo en su interior los tipos de todos
los elementos y fuerzas que lo rodean. Recuerda que el Fuego preserva la Tierra de ser
destruida por el Agua, y el Agua salva a la Tierra de ser destruida por el Fuego; el Aire
preserva al Fuego de la extinción, y la Tierra provee un lugar de reunión para las
diversas fuerzas elementales y formas de materia.
Estas fuerzas deben permanecer en debido equilibrio, ya que el universo sería destruido
si cualquier Elemento se vuelve dominante, y el progreso y destino del Hombre sería
cambiado.
La Palabra de Pase para el Norte es Terrigena. El Exponente ahora se dirigirá a ti.
El Conductor guía al Zelator alrededor del Templo hacia el Exponente.
Exp.: Observa entonces, mi Hermano, que el Hombre es un ser complejo, y que aún su
cuerpo esta formado por varios elementos, y está expuesto a muchas fuerzas;
consideramos pues que la permanencia del hombre aquí en la tierra es solo una visita
pasajera destinada a ser un periodo de probación. El Cuerpo del hombre es solo el
abrigo de piel, envolviendo al ser senciente, pensante, actuante, quien puede elevarse o
caer de acuerdo a su herencia, su entorno y el uso que hace de su voluntad y conciencia.
Consideremos nuevamente la constitución de un Hombre, como característico de toda la
humanidad.
El hombre esta compuesto de un Cuerpo, Alma, y Espíritu. El Cuerpo es obtenido del
Mundo Material. El Espíritu del Hombre es un Rayo del Mundo Divino de Dios y sus
Ángeles.
El Alma del Hombre proveniente del Mundo Celestial mora en el Cuerpo, y es
iluminada por el Espíritu Divino desde arriba. El Alma del Hombre puede ser
considerada como de dos aspectos; el Alma Racional más elevada, que provee la mente
que comprende, el intelecto y la voluntad humana, y el alma inferior o animal que
provee los poderes vitales y las pasiones.
A la muerte del Hombre, el Espíritu retorna a Dios quien se lo dio, el Alma pasa a la
Sala de Juicio por recompensa o castigo, y el Cuerpo retorna al polvo de donde vino.
Los antiguos Filósofos hablaron de un Macrocosmo y de un Microcosmo; estos
nombres están referidos al Mundo Celestial y al Alma. El Macrocosmo era el Universo
Creado, el Sol, la Luna, los Planetas , y las Estrellas; el Microcosmo era el Alma del
Hombre; se consideró que estaba influenciada por estos cuerpos celestes, y entonces las
íntimas relaciones entre las estrellas y los organos y capacidades del hombre fueron
averiguados y explicados.
José, el amado hijo de Jacobo, soñó, nos dijeron, que el Sol, la Luna y las Estrellas
correspondientes a los signos Zodiacales se le aparecieron, doblegándose ante él y
confiriéndole sus ocultas influencias sobre el alma. Los Signos que llamamos Aries,
Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y
Piscis han sido asignadas respectivamente a los hermanos de José, a saber, Rubén,
Simeón, Judas, Zebulon, Issachar, Dan, Gad, Asher, Naphtali, Efraín, Manasseh, y
Benjamín.
José consideró a estos cuerpos Celestes como Vice-regentes del Gran Supremo, Jehová,
y al observarlas atravesando los Cielos en incesantes giros, identificó una armonía entre
ellas y el hombre, y de esta consideración vino la creencia de que los Planetas están
relacionados con el carácter y el destino de los hombres.
Cel.: Hermano Conductor, guiarás al Zelator al Este y ubícalo delante de mí.
El Conductor hace esto.
Cel.: Entrégame la Cruz que te ha procurado el conocimiento transmitido por los Cuatro
Ancianos.
El Zelator le entrega la Cruz.
Cel.: Esta Cruz es llamada la Cruz de los Elementos; consiste de un cuadrado central
blanco y cuatro escuadras de similar tamaño alrededor de él. Son de color Rojo, Azul,
Amarillo y Negro; el Rojo de Fuego es arriba, el Negro de la Tierra esta abajo, el Azul
del Agua esta en la derecha, y el Amarillo del Aire en la izquierda; esta es la posición de
los cuatro Ancianos en el Templo en este grado. Los cuatro colores son emblemas de las
cuatro letras del nombre Sagrado I.H.V.H., que ahora llamamos Jehová; la I o Yod de
los Hebreos es Fuego; la primer H o Heh es Agua; la V o Vau es Aire; mientras que la
final H o Heh es Negra; se refieren también a los cuatro Mundos de Existencia, el
Divino, el Angelico, el Formativo, y el Material.
Tu, mi Hermano, eres un Templo de Dios, y pueda el Espíritu de Dios siempre enviarte
Luz. Teme y ama a Dios, honra tu Sociedad, y respétate a ti mismo; solo así puedes
prepararte para cambiar esta vida mundanal por un reino más allá del alcance de la pena
y el pecado.
Las Palabras de Pase que tú has recibido fueron Fortitudo, Ignegena, Aquaticus, y
Terrigena, iniciales de la primer Palabra de la gran sentencia del Creador F.I.A.T.
La Gran Palabra es Zaphnath Paaneah que significa Un Revelador de Secretos.
El Signo es poner la mano izquierda de tal manera que cubra el rostro como en
reverencia al Espíritu dentro del Hombre.
El Saludo es dado con la mano derecha con el pulgar y dos dedos solamente.
Por el Signo de este modo dado: coloca el dedo índice izquierdo sobre los labios, y
cruza el dedo índice derecho sobre él, y el Saludo: mano derecha estrecha la mano
derecha, y se cruzan los brazos izquierdos sobre ellas, declaro a los Hermanos que tu
eres un perfecto Theoricus de la Societas Rosicruciana en Scotia.
Siéntate, Hermano, y escuchemos la Lección sobre los Colores.

Lección sobre Colores

Durante el primitivo Caos que existió antes de la creación de nuestro mundo, en la


ausencia de la luz existía la oscuridad y la penumbra, y la oscuridad era negrura. Y Dios
dijo, “¡Hágase la Luz!” y hubo Luz y esta fue Blancura. Ahora esta gloria Blanca del
Comienzo fue prontamente diversificada, la luz se reflejaba en una miríada de rayos a
partir del aire, el fuego, el agua, y la tierra del mundo material, y el Hombre habiendo
aparecido al último para morar aquí en este mundo de belleza se volvió conciente de los
Colores.
El glorioso arco iris en los cielos le mostró la serie completa de colores de una sola
mirada, y fue prontamente capaz de distinguir los siete matices mas evidentes, que han
recibido nombres en todos los idiomas de la tierra. Los conocemos como Rojo, Naranja,
Amarillo, Verde, Azul, Índigo y Violeta. Estos colores del arco iris son también vistos
por nosotros en la tierra así como en los cielos , los vemos en nuestras flores, nuestros
frutos, en nuestras colinas y en nuestros valles, en nuestros metales, y en los animales
que nos rodean. De los siete colores del arco iris, hay tres que por común acuerdo son
más claramente percibidos – ellos son Rojo, Amarillo, y Azul, y existen algunas tribus
salvajes que no pueden distinguir los otros. El Blanco es el resultado de una
combinación de todos los colores en debida proporción; en la naturaleza lo vemos mas
claramente en la cara de la luna en un cielo despejado. El Negro es la ausencia de Luz y
Color; los objetos negros son los que absorben toda la luz y los colores y no reflejan
ninguno. Todas las naciones y todas las religiones han atribuido la Luz Blanca a Dios,
cualquiera fuera el nombre con que pueda ser Llamado; es un emblema del Bien, y se
asocia a la Unidad y la Pureza. Los sacerdotes y los ministros de la mayoría de las
creencias han sido vestidos con indumentarias blancas en razón de sus altos oficios.
En el Antiguo Testamento leemos sobre las blancas túnicas de Aarón y los hijos de
Levi, y el Nuevo Testamento habla de las blancas vestiduras como símbolos de los
propósitos y prácticas cristianas. La indumentaria blanca fue usada por los sacerdotes de
Isis, Osiris y Amón Ra del Antiguo Egipto, y por aquellos que oficiaban en el Budismo
o en Templos Brahmines; por los Magos de Caldea y Persia, y por los Druidas Celticos.
Los mahometanos también usan solo blanco para sus prácticas religiosas.

El Blanco es un símbolo de la beatifica combinación de amor, inocencia, y fe, que


conduce a la pureza, paz y perfección, del cual el Diamante es el emblema.
El Negro simboliza lo maligno y la antitesis de todo lo que es hermoso y verdadero; se
atribuye a la perdida, a la desesperación , y a la muerte.

Los tres colores primarios – Rojo, Amarillo, y Azul – han sido también atribuidos a las
tres Grandes cualidades Divinas, a saber – Rojo a Su Omnipotencia, Amarillo a Su
Omnisciencia, y Azul a Su Omnipresencia, o, en otras palabras, a Su Poder, Sabiduría, y
Universalidad.

En relación al Hombre el color Rojo denota coraje, voluntad, y fuerza, por lo tanto
dominio y realeza; en la guerra y en cada lucha del hombre contra sus pasiones.
El Amarillo se refiere al intelecto y al conocimiento, y por lo tanto a la sabiduría; es
también emblemático de calma, paz y alegría.
El Azul se refiere al honor, amor, verdad, amistad, y fidelidad, por lo tanto a la
benevolencia, y es entonces exhibida por los francmasones.
En el Mundo que nos rodea asociamos el color Rojo con fuego, y con la sangre y el
vino, y con el Rubí. El Amarillo con los rayos del sol, dador de vida de todo el reino
animal y vegetal, y con el oro, el maíz, y el aceite, y con el Topacio. El Azul con el
cielo sin nubes, con el profundo océano, y con el Zafiro.
Estos tres colores nuevamente predominan en las flores de las plantas y árboles del
mundo vegetal, y son suplementados con el naranja, el púrpura y el violeta.
El Verde es casi el color más universal de las hojas y los brotes crecientes de toda
vegetación, y simbólicamente el verde se refiere a la esperanza, el progreso, la
evolución y la regeneración; esta representad por la Esmeralda.
El púrpura, que esta formado por la unión del Rojo y el Azul, ha sido asociado con el
dominio Imperial y la dignidad por su combinación de poder y el amor; su emblema es
la Amatista.
El naranja ha sido asociado a la exaltación y el entusiasmo, y con el desarrollo mental y
moral y con el auto-control.
El Violeta es el color asociado a la penitencia, , y el Gris a la humildad.
El Marrón esta asociado con lo duradero, firmeza, constancia y auto-abnegación, es el
color de una gran parte de la tierra sólida en donde moramos.
Aún así la variedad de colores de los que estamos principalmente rodeados son
suficientes para representar nuestra concepción de Dios, y de nosotros mismos, así
como para describir los detalles del mundo que nos rodea.

Cierre
El Celebrante se levanta y da un golpe.
Hermanos, levántense y asístanme para Cerrar el Templo en el Grado de Theoricus.
Cel.: Únanse a mí para hacer la Seña y decir la Palabra.
Esto es realizado por todos.
Cel: Demos las gracias y oremos.
Todos se vuelven al Este y se arrodillan.
Cel.: Oh, Dios, nuestro Creador, te agradecemos por nuestra preservación y por el
conocimiento que ya hemos obtenido; que sea tu voluntad concedernos misericordia y
paz, y continuar favoreciéndonos con salud y fortaleza para que podamos ser capaces de
hacer un mayor progreso en el sendero que nos lleva a la sabiduría y a la perfección.
Buscamos estas bendiciones a través del Nombre de I.N.R.I. el Gran Redentor. Amen.
Cel.: Hermanos, nuestros deberes en este Grado están concluidos, ahora Cierro este
Templo dando cuatro y un golpe, y con las palabras Benedictus benedicat nos ad finem.
Todos dicen: Amen y Amen.
Exponente: Esta cerrado hasta que sea debidamente reformado por el Muy Dignísimo
Celebrante o su sucesor.

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