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LI
Me parece igual a los dioses ese
hombre que ahora está frente a ti sentado, Ille mi par esse deo uidetur
y tu dulce voz a tu lado escucha ille, si fas est, superare diuos,
mientras le hablas qui sedens aduersus identidem te
spectat et audit
y tu amable risa; lo cual, te juro,
en mi pecho el alma saltar ha hecho: dulce ridentem, misero quod omnis
pues te miro apenas y mis palabras eripit sensus mihi: nam simul te,
ya no me salen Lesbia, aspexi, nihil est super mi
uocis in ore
se me queda rota la lengua y, suave,
por la piel un fuego me corre al punto, lingua sed torpet, tenuis sub artus
por mis ojos ya nada veo, y oigo flamma demanat, sonitu suopte
sólo un zumbido, tintinant aures, gemina teguntur
lumina nocte.
me destila un frío sudor y entera
un temblor me apresa, y cual la paja otium, Catulle, tibi molestum est:
amarilla estoy y mi muerte siento otio exultas nimiumque gestis:
poco alejada. otium et reges prius et beatas
perdidit urbes.
Safo. Trad. Juan Manuel Rodríguez Tobal
Catulo


LI
Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentada. Parece un dios, o acaso algo más grande,
¡Feliz si goza tu palabra suave, si no hubiera blasfemia en insinuarlo,
suave tu risa! el que sentado frente a ti escucha
tu dulce risa.
A mí en el pecho el corazón se oprime
sólo en mirarte; ni la voz acierta Pierdo la voz, al contemplarte, Lesbia.
de mi garganta a prorrumpir, y rota Cede mi lengua, queda inerte y muda.
calla la lengua. Todo arde en llamas y un intenso fuego
quema mis venas.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
presto discurre; los inciertos ojos Es otro mundo en cuanto yo te miro.
vagan sin rumbo; los oídos hacen Zumba mi oído en un rumor oscuro.
ronco zumbido. Caigo en tinieblas y una doble noche
ciega mis ojos.
Cúbrome toda de sudor helado;
pálida quedo cual marchita yerba;
y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte, Catulo. Versión de JEP
muerta parezco.

Safo. Trad. Marcelino Menéndez Pelayo


2

LI LI

Que es igual a un dios aquél me parece, Que es igual a algún dios, sí, me parece,
que vence a los dioses él, si es posible, superior a los dioses, si es posible,
quien frecuentemente ante ti sentándose el hombre aquel que frente a ti sentado
te mira y te oye sin cesar mira y oye

dulce rïente, lo que todos, mísero, tu dulce risa, y, pobre de mí, eso
los sentidos me roba, pues al punto está quitándome el sentido. Apenas
que te vi, Lesbia, nada me ha quedado te he visto, Lesbia, nada me ha quedado
…….. de voz en la garganta,

Mas cae mi lengua; tenue por mis miembros está inerte mi lengua, sutil fuego
flama se filtra; las orejas tañen fluye por dentro de mi cuerpo, zumban
con ruido suyo; cúbrense con doble mis oídos, los ojos se me velan
noche mis lumbres. por una doble noche.

Catulo, el ocio para ti es funesto. Catulo, el ocio está perjudicándote,


Con ocio exultas, y de más te alegras. Con el ocio te exaltas y te excedes.
Antes, el ocio reyes y felices El ocio fue ya perdición de reyes
perdió ciudades. y de ricas ciudades.

Catulo. Trad. de Bonifaz, UNAM, 1969 Catulo. Trad. de Cátedra

LI

Que aquél es igual a un dios, me parece;


que aquél, si es posible, vence a los dioses,
el que con frecuencia frente a ti sentándose Pasa
te mira y te oye,
No sé por qué te amo.
dulce rïente, y eso todos, mísero, Sé que por eso te amo.
me roba los sentidos, pues en cuanto Cae mi lengua, como la de Catulo,
te miré, Lesbia, no me queda nada en su doble noche de deseo.
…….. Nadie vuelve de vos
a lo que fue. Cuando callan
Mas cae mi lengua; entre mis huesos, tenue las palabras inevitables, las
flama se escurre; con sonido suyo repeticiones del dolor y
tañe el oído, cúbrense con doble los huecos de la tiniebla alta,
noche mis lumbres. conozco tu pacto que sucede de pronto.
Nacer es el apetito que das.
Catulo, el ocio para ti es funesto. Caballa de la boca.
Con ocio exultas y de sobra gozas.
El ocio reyes antes, y felices Juan Gelman
perdió ciudades.

Catulo. Trad. de Bonifaz, MC, 1982


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Horacio, I, XXV Horacio, I, XXV

Parcius iunctas quatiunt fenestras Más parcos tunden tus ventanas juntas,
iactibus crebris iuvenes protervi con muchos golpes, los protervos jóvenes,
nec tibi somnos adimunt amatque y no los sueños te suprimen, y ama
ianua limen, tu umbral, la puerta

quae prius multum facilis movebat que, fácil, antes mucho removía
cardines. audis minus et minus iam: sus goznes. Oyes ya menos y menos:
“me tuo longas pereunte noctes, “¿Mientras yo muero tuyo, luengas noches,
Lydia, dormis?” oh Lidia, duermes?”

invicem moechos anus arrogantis Vieja a tu vez, padres arrogantes


flebis in solo levis angiportu, tú lloras, leve, en solitaria esquina,
Thracio bacchante magis sub inter- más levantándose, en los interlunios
lunia vento, el Tracio viento,

cum tibi flagrans amor et libido, cuando el flagrante amor a ti, y la gana
quae solet matres furiare equorum, que enfuriar suele a madres de caballos,
saeviet circa iecur ulcerosum se te haga cruel en, ulceroso, el hígado,
non sine questu, no sin la queja

laeta quod pubes hedera virenti que alegre juventud en la verdeante


gaudeat pulla magis atque myrto, hiedra más goza y el oscuro mirto,
aridas frondis hiemis sodali áridas frondas, del invierno al socio
dedicet Euro. Euro, dedica.

Versión de Rubén Bonifaz Nuño


4

Horacio, Libro I, Oda XXV


Porque enviudaste de mis penas
Los jóvenes desvergonzados pocas veces piensas que estás alegre; odiándome,
vienen a tu cerrada ventana para golpearla y llamas contento a tu desgracia,
espantarte el sueño. te refocilas, me rescindes.

Tu puerta ama su contorno, tu puerta que Aborrecida, te mantienen;


antes movía fácilmente sus bisagras. no me diste ni agua, ni siquiera
te condoliste; aunque me queme,
Y cada vez menos y menos escuchas que ni agua te pido, ni quisiera
alguien te diga: “¿mientras que yo me muero ya que te murieras cuando duermes.
tuyo largas noches, Lidia, tú duermes?
Pero no se vale lo que hiciste:
Muy pronto has de volverte vieja, y habrás desde abajo, hundido, no comprendo
de llorar por los desdenes de los hombres qué te ganaste con matarme.
arrogantes, y andarás en una calle solitaria,
una calle barrida por un viento que en las Y te andarás paseando mientras
noches sin luna se embravece. me pudro; mientras me engusano
–tuyo– dormirás tus largas noches.
Entonces, cuando busques amor y a tu Pero escucharás menos y menos
hígado llegue un deseo libidinoso –como el que te echen en cara que duermas.
que hace enfurecer a las yeguas–, te
quejarás al ver la alegre juventud que goza Viuda, engordando, acompañada,
de la hiedra y el oscuro mirto, mientras las habrás de recordarme; entonces
hojas áridas son dedicadas al invierno, –ya me habré ido– a la distancia
compañero del viento Euro. se cumplirá lo que hoy te digo:
al menos probarás un poco
tus cucharas y tu medicina.
Albur de amor, 26
Engolosinada en tus laureles
Mal me pagaste; malamente, –ya soy difunto– me echas tierra.
con volverte, me correspondiste.
Y huérfano, y en el sepulcro Mira lo que has hecho: con decirme
de estas noches donde me haces menos, que me querías, me expulsaste.
muerto, alumbro porque no me olvides. Si no estás, si te estarás gozando
porque nunca me dirás quién eras.
A otro le diste tu palabra
de casamiento; que te deje
el otro. Muy grave es mi dolencia: Rubén Bonifaz Nuño
te digo que tuyos son los celos,
que en qué momento pude amarte.

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