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Elogio de las sombras

En el sueño, Junichiro Tanizaki sostiene que los japoneses,


por necesidad, descubrieron un día la belleza en el seno de la
sombra y empezaron a valorar y utilizar arquitectónicamente
sus posibilidades estéticas. Opacidad, desnudez, austeridad,
sutileza y discreción pasaron a ser valores que, desde
luego, son antítesis de los siempre recargados ambientes
occidentales. Claro que la sombra no es lo opuesto de la luz
–dice Tanizaki– sino el efecto de la propagación difusa y
tenue de lo luminoso.
Me despierto preguntándome por qué los libros. ¿Por
qué no me dediqué a estudiar el comportamiento de las
sombras, que son tan limpias, ecológicas, inocuas? ¿Quién
y desde qué altura; qué poder desconfiaría de las sombras?
Quizás debiera escribir un “Elogio de las Sombras”,
acaso componer una serie de sombras de arte. •
SOÑARIO – MEMPO GIARDINELLI

El sueño angustioso de Canetti

Era un caballo magnífico que pasaba metálica, era esa fuerza que llamamos
por el medio de la calle. Sin bruta, siempre fascinante pero
montura, salvaje y desenfrenado, ominosa y letal.
impactaba su trote marcial, brioso, Aquella mañana de 1939 Elías Canetti
todo energía y poder. En el sueño el se despertó con la boca seca y una
escritor lo miraba, fascinado y odiosa ansiedad que le inundaba el
perplejo, desde su ventana. Lo alma. Un rato después, cuando lo
evaluaba con preocupación, porque era llamaron para avisarle que los
una fuerza desbocada, en apariencia tanques alemanes habían cruzado la
incontenible, una especie de loca frontera polaca, hizo lo único que
marea de músculos y aceros que podía hacer para intentar el
salpicaba de chispas el pavimento, imposible sosiego de esa angustia
que después de la lluvia brillaba perfecta que sentía: se puso a
como inundado de minúsculas escribir. •
estrellas. La preocupación que sentía
estaba relacionada con la idea de la SOÑARIO – MEMPO GIARDINELLI
devastación que toda fuerza
desbordada implica. Ese caballo
desatado y sin destino, esas chispas,
ese fuego interno, intenso,
calcinante, no autorizaban la ironía
ni alentaban intentos poéticos. Lo
que se desplazaba ante sus ojos,
capaz incluso de una belleza fría,
Papá en el teléfono

En este sueño mi mamá me pasa el del niño que Fedor Dostoievsky fue
teléfono y oigo la voz de mi papá, alguna vez; evoco la difusa y por
que se despide de mí. Han pasado ende dudosa autoridad del coronel
varios años desde su muerte y soy ya Jorge Francisco Borges. Pienso
un adolescente. Aún en la lógica también en Osvaldo Soriano y en su
interna del sueño, sé perfectamente padre, descubierto con devoción
que no puede ser la voz de él, pero cuando estaba por nacer su hijo
es su voz la que oigo, y me habla. Manuel; recuerdo la tragedia de
No sé qué me dice, pero es una Germán Rozenmacher y su hijo Juan
despedida, o quizás, como alcanzo a Pablo, asesinados ambos por una fuga
pensar, ocurre en este instante lo de gas una noche de invierno en Mar
que no pudo ser cuando debió ser. La del Plata. Y pienso en papá cuando me
conjetura es desplazada por un sentaba en el lugar del copiloto y
sentimiento poderoso: de pronto nos lanzábamos a recorrer los
siento que lo extraño mucho, imposibles caminos del Chaco, él
imperativamente necesito verlo y, conduciendo, orgulloso, su enorme
aunque sé que estoy soñando, siento Ford negro de ocho cilindros y yo,
el deseo de decírselo pero mantengo pequeño y fiel devoto de sólo nueve
silencio. Callo cobardemente, o como años, mirándolo como cualquiera de
se supone callan los cobardes. Giro nosotros miraría a Dios si Dios
para preguntarle a mamá, quiero anduviera al volante de un Ford.
pedirle una explicación, o una Para mí fue siempre igual: la muerte
asistencia, pero ella sólo me mira en es algo irreconocible. Como una
silencio, angustiada, llorando. certeza que sólo en los sueños puede
ponerse en duda. •
Despierto, por supuesto,
completamente turbado. Pienso en SOÑARIO – MEMPO GIARDINELLI
Kafka y en la dura relación con su
padre; imagino los rostros del papá
Niña en la ventana
Sueño con un enorme animal
prehistórico de color naranja que me
El sueño me arrastra a la cocina de persigue por los salones del Palacio
una vieja casa de la calle Necochea. de Obras Sanitarias. Escucho que una
Ahí descubro el cadáver de una niñita mujer pide auxilio y corro a
en una ventana maravillosa que parece rescatarla, pero entonces advierto
pintada por Magritte. De no estar la que, si en efecto voy, ella también
niña en primer plano, la vista se me ha de estar soñando. Es fascinante
perdería en el patio de piso descubrir que ambos soñamos lo mismo,
ajedrezado, de perfecta perspectiva claro, pero cuando yo me meto en su
que se hunde allá lejos, en un mar de sueño el dragón o dinosaurio o lo que
color azul bandera. El cuerpecito fuese ya nos persigue a los dos, y en
quebrado parece el de una muñeca de una esquina hace la posta con un gato
pelo negro que tiene el torso doblado montés de color azul. Yo le grito que
y los bracitos laxos. La cabeza cae es ridículo soñar así a los gatos
hacia atrás. Grito “mamá, mamá”, y mi monteses, que todo el mundo sabe que
madre aparece y juntos contemplamos no son azules, pero ella replica con
el cadáver. Mamá cierra la boca con lógica implacable que los gatos
enorme dolor, como conteniendo un monteses no son azules pero este gato
grito, y mantiene los labios sí es azul y es montés y lo que es
apretados como si se los hubieran peor nos persigue haciéndole el
cosido. Yo, angustiado y llorando, le relevo al Noséquesaurio naranja y
ruego: “mamá, por favor no te mueras, gigantesco que es obvio que quiere
no me dejes solo”. Como si fuésemos matar a la mujer, que no sé cómo
títeres que alguien maneja, ambos logra huir y se despierta primero,
caemos al suelo, uno sobre el otro, y justo cuando yo le lanzo al gato
lloramos hasta despertar, todo montés azul una pila de revistas de
perplejidad. • modo que lo aplasto y el gato queda
impreso en la página doble central de
SOÑARIO – MEMPO GIARDINELLI esa revista que se abre en el final
del sueño, cuando yo apenas logro
sofocar mis gemidos y amaina mi
desesperación. •

SOÑARIO – MEMPO GIARDINELLI

Animal naranja
Cucarachas

Hace muchos años estuve preso por un yo, dos cucarachas en la cocina y una
corto tiempo y en la celda, aislado y tercera en su escritorio, saliendo de
silencioso, había tantas cucarachas entre unos libros. “Ésa es Kafka”,
que todavía habitan mis pesadillas. dice papá ante la mirada
Las cucarachas son perfectas para los desaprobatoria de mi madre, que ahí
sueños, como el castellano es la tiene la misma cara impresionante del
lengua perfecta para cantar boleros. viejo con calavera del San Jerónimo
No se cantan boleros en alemán, como penitente, de José Ribera, El
es inverosímil una pesadilla con Españolero.
colibríes, por más que Borges ya Y hay un tercer sueño, de una siesta
dictaminó que no hay una sola forma especialmente asquerosa, en el que
en el universo que no pueda vuelve a aparecer la misma familia de
contaminarse de horror. cucarachas que antes de quedarme
En aquellos días encerrado soñé mucho dormido yo había estado viendo entrar
a mi padre, algunas veces lo vi muy y salir del agujero negro dizque baño
nítido, en colores y vigoroso. En que hay en una esquina de la celda.
uno, que llamo “El baile de las Mi papá grita: son imbatibles las
cucarachas”, soy un niño de seis o guachas, pisála, matála, dale a ésa,
siete años y miro cómo papá juega al dale, pisála, y es él mismo el que
truco con sus amigos en el Bar La zapatea en mi celda y las aplasta.
Estrella. Aún no es la hora de cenar Me queda para siempre la fuerte
y estoy sentado en la mesa de al impresión de esos sueños con
lado, supuestamente entretenido con cucarachas. En la celda las veo,
no importa qué objetos. De pronto, en después, y me ordeno matarlas,
medio de un real envido aparece una pisarlas, pero nunca puedo con ellas,
cucaracha y se acaba el juego porque siempre huyen a tiempo y a veces
todos se lanzan a cazarla a zapatazo caminando por mi piel. Las
limpio y yo me fascino tanto con el cucarachas, como las hormigas, están
sainete de los adultos que me por encima de toda voluntad humana.
despierto riendo a carcajadas. Incluso en los sueños. •
En otro sueño descubrimos, mi viejo y
SOÑARIO – MEMPO GIARDINELLI

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