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Programa de Historia de la Filosofía Antigua

Introducción:
 Perspectiva histórica y perspectiva filosófica de la historia de la filosofía
antigua:
Para abordar esta temática y el programa de la materia Historia de la Filosofía
Antigua partimos del interrogante: La historia de la filosofía ¿Es o no es filosófica? Los
textos que dan respuesta a esta cuestión son los disertados por Aubenque (Si y No) y
Brunschwig (No y Si). Al parecer, las posturas se plantean como antagónicas, y es lo que
veremos a continuación.
Pierre Aubenque, historiador de la filosofía antigua y especialista en Aristóteles,
sostiene que la historia de la filosofía es una actividad filosófica, y además filosofante y
para afirmar esta postura presenta una serie de argumentos. Dice, en primer lugar, que
los traductores de textos filosóficos no son meros repetidores, sino que son traductores
interpretes; esto quiere decir que debe existir cierta congenialidad entre el autor que se va
a traducir y quien interpreta el texto. Dice además que si entendemos a la historia como
una ciencia, entonces el historiador deberá tener una particular neutralidad axiológica,
esto es, una indiferencia al menos metodológica respecto al valor de aquello a lo que se
refiere; y esto no puede ser aplicado a la filosofía, de hecho y de derecho, de hecho no se
puede hacer historia de la filosofía sin al menos interesarse en ella y de derecho ya que la
historia de la filosofía se constituye –para la filosofía misma- uno de sus más importantes
reveladores.
Con la intención de profundizar sus argumentos, Aubenque se sirve de la
propuesta que Kant hace sobre el final de la Crítica de la Razón Pura respecto a la
distinción entre Conocimiento Racional y Conocimiento Histórico. Afirma Kant que el
Conocimiento Racional es el conocimiento a partir de principios (cognitio ex principiis) a
diferencia del Conocimiento Histórico que es el conocimiento a partir de datos (cognitio ex
datis). Dice Aubenque, que en el conocimiento histórico de la filosofía los datos se
presentan como principios, ya que el conocimiento en la filosofía se produce mediante
conceptos y que éstos deben ser legitimados una y otra vez. Si según Kant la filosofía es
ejercicio autónomo y solitario del pensamiento, entonces el historiador de la filosofía
puede o bien respetar la “facticidad” de las filosofías y estudiarlas como meros datos, o
bien puede respetar la pretensión de “filosofar” de las doctrinas que estudia (esto quiere
decir entrar en sus razones convirtiéndose en juez de ellas y por ende devenir en filósofo
de pleno derecho). Según Aubenque la historia de la filosofía no puede dejar de reconocer
el filosofar detrás de las filosofías que vaya a estudiar, y es por ello que hacer historia de
la filosofía se convierte en una actividad filosófica.
Luego de hacer esta afirmación, Aubenque demuestra la ambivalencia que se
plantea al concebir los datum que se transmiten como principium y los principium que se
transmiten como datum y que luego son juzgados con nuestros principios. Para ello toma
un ejemplo claro, la concepción que se tiene acerca de la Filosofía Antigua ya que afirma
que es muy difícil no partir de un principio pre concebido. Dice que hay quienes afirman
una concepción auroral de la filosofía antigua, y son ellos quienes no disimulan sus
prejuicios y parten de una admiración ingenua de los comienzos; hay quienes sostienen
que si bien hay un cierto comienzo auroral en los antiguos griegos, luego de los
presocráticos se llega al olvido y al ocaso, en ellos hay un cierto disimulo de sus prejuicios
en la convicción de que el progreso es inseparable de la cientificidad (y esto encapucha la
idea siguiente: ‘Nosotros sabemos más que los griegos’). Estos últimos tratan a los
griegos con condescendencia arriesgando desconocer el genio propio de los griegos que
ha dado una respuesta posible a los problemas que se planteaban; son ellos quienes
formulan interrogantes anacrónicos confundiendo los datum con los principium y juzgan a
partir de sus principios negando así el anacronismo. Dice Aubenque que un anacronismo
confeso es a medias perdonado y si es controlado puede ser fecundo.
Ahora bien, cuando yo juzgo algo como anacrónico, subjetivo o arbitrario lo hago a
la luz de una Verdad Intemporal. Y esto es lo que nos hace ver que cada uno tiene una
interpretación singular de los textos, las filosofías, las posturas. Para ahondar en esto
propone un ejemplo de interpretaciones diferentes del texto Sofista de Platón, las de
Barnes y Heidegger. Según nuestro autor, Heidegger critica a Platón de manera externa a
la sola autoridad del filósofo; en cambio Barnes interpreta el texto interviniendo con
presupuestos de su filosofía cometiendo violencia sobre el diálogo puesto que utiliza
términos o expresiones que son intraducibles al griego (pero como dice Kant, lo critica).
La tarea del Historiador de la Filosofía consiste en establecer textos, traducirlos,
hacer corresponder su forma con el sistema lingüístico en el que fueron escritos y su
contenido con la historia social, política, económica de su tiempo. Como trabajo histórico
conduce a proposiciones verificables o falsificables, eventualmente corregibles que en
suma y coordinación generan un progreso ostensible en nuestro conocimiento de la
filosofía. Pero en algún momento excede los límites de la verificabilidad (Ej.: La cuestión
de la autenticidad de los textos responde a una ideología y está cargada de
connotaciones filosóficas) y surge entonces la pregunta ¿En dónde reside el criterio de
validez? Según Aubenque el criterio es el de la plausibilidad de la interpretación. “Llamo
plausible a la interpretación que, sin venir impuesta por algún aserto explícito del autor,
tampoco se ve contradicha por ninguno” y que libradas a la reflexión ulterior del autor y a
la decisión filosófica, elegimos la que garantice la máxima inteligibilidad (la que integre la
mayor parte de la obra) y el máximo de productividad (aquella que nos haga pensar más).
Según nuestro autor, la interpretación de primer grado es la del filósofo y la de
segundo grado es la del historiador, entre ambas hay homogeneidad y continuidad. Por lo
tanto, la historia de la filosofía es histórica porque no hay filosofía sin una
Wirkungsgeschichte, sin prolongamientos, pero es en primer lugar filosófica porque el
avanzar en el pensamiento es la filosofía misma.

Luego, en torno a este debate, nos encontramos con Jaques Brunschwig, quien en
1976 esgrimió la frase “Historia no filosófica de la filosofía”. Al comenzar su texto realiza
dos observaciones que van a ser claves para el entendimiento claro de su postura: En
primer lugar aclara que la pregunta ‘La historia de la filosofía ¿Es o no filosófica?” no es la
pregunta que se planteaba en 1976 y, en segundo lugar, lo que quiso demostrar
Brunschwig en ese momento fue el carácter ‘orquestal’ de la vida filosófica, describiendo
sus propias normas. Dice además que la pregunta es equivoca, aunque esto equivoco se
disimula en el predicado (‘filosófica’) ya que es utilizado en varios sentidos y no está
destinado solamente a describir, sino además a juzgar calificar y descalificar (Ej.: Si
entendemos que lo que le da el carácter de filosófico a una interpretación es la elección y
explicitación de un método que la guie, entonces todas las posibles interpretaciones serán
filosóficas)
En un sentido trivialmente verdadero la historia de la filosofía es filosófica en tanto
que tiene por objeto a los filósofos, sus argumentos, sus escritos, sus pensamientos y sus
doctrinas; según Brunschwig en un sentido innegable, débil y poco interesante, puesto
que la filosofía posee un grado conveniente de unidad, de identidad y autonomía para ser
objeto de estudio de la disciplina historia. Pero existe además otro sentido, es trivialmente
falso que la historia de la filosofía es filosófica, puesto que no se ocupa de responder a las
misas preguntas, el historiador que escribe un libro sobre el problema X en el filósofo Y,
se interesa primero por el filósofo ya que si se interesase por el problema escribiría un
libro respondiendo al problema citando al filósofo Y; por ende, el historiador de la filosofía
no filosofa en el sentido estricto pero si son quienes cumplen la función de comunicación
entre los filósofos y el resto del mundo. Para ser más precisa, la historia de la filosofía es
evidentemente filosófica en la medida que tiene por objeto a la filosofía (no la medicina,
no la pintura…) y es evidentemente no filosófica en el sentido que tiene a la filosofía por
objeto (no por acto, no por producto…).
Si la historia de la filosofía es o no filosófica es un debate por el cual no hay que
perder tiempo. Pero sí, según Brunschwig, los debates más interesantes son los que
interrogan por si tal o cual autor, teoría, obra, escuela o tendencia poseen cierto grado de
filosoficidad, o si tiene o cumple con este carácter filosófico. Algunos de los criterios que
han servido para determinar el carácter filosófico de tal o cual autor son: 1- Concepción
eternalista de la filosofía, suele llamar filosófica a una historia de la filosofía que se
preocupa por la validez de los argumentos, por la coherencia de los conceptos, la verdad
de la teoría; 2- Concepción racionalista que califica de filosófica a una historia de la
filosofía que postula la coherencia racional de la doctrina que estudia; 3- Según una
concepción de la autonomía de la filosofía, una historia de la filosofía que se preocupe
principalmente sobre las razones de las creencias y doctrinas de los filósofos puede ser
categorizada como filosófica; 4- Una concepción que privilegie la lógica del pensamiento
en relación a la conciencia del pensador, tomará por filosófica a una historia de la filosofía
que atribuya al filósofo premisas implícitas de los razonamientos que presentan; 5- Una
concepción que tiende a denominar como filosófica a una historia de la filosofía que
apunta a una interpretación total y radical de su objeto; 6- El criterio propuesto por
Aubenque, de frágil validez es el de la plausibilidad de las interpretaciones teniendo en
cuenta que la historia de la filosofía no puede evitar ser filosófica.
El fin con el que expresó la formula ‘La historia no filosofía de la filosofía’ en 1976
era mostrar que el conflicto de interpretaciones en la historia de la filosofía no es del
mismo orden que el conflicto de filosofías, no tienen las mismas características, ni los
mismos orígenes. La creencia en un progreso posible y real de la historia de la filosofía no
está ligado a la creencia en un progreso posible y real en la filosofía. Y para entender esto
describe dos críticas dirigidas a Aubenque: la primera es una precisión, la utilización de
metáforas como auroral o nacimiento para referir a la filosofía griega no es exclusiva de
los positivistas, ni es razón suficiente para categorizar como no filosófica a una historia de
la filosofía; y en segundo lugar aclara que es imposible hablar de homogeneidad entre
filosofía e historia en las proposiciones de la historia de la filosofía, ya que no se
desprende de las históricas ninguna premisa filosófica.
Lo que Brunschwig se propone es comprender el origen de ciertas formas de
interpretación, y plantea como origen a las operaciones que definen un corpus mediante
la extracción de datos y las operaciones por las cuales se organizan y estructura este
corpus. Estas operaciones, dice, parecen estar guiadas por elecciones metodológicas y
filosóficas, y se disimulan tras una apariencia de objetividad. La historia de la filosofía ha
progresado mucho durante los últimos años, y según nuestro autor lo ha hecho conforme
a líneas que estableció en 1976: I. Aplanamiento del corpus, esto es, tecnización de la
historia de la filosofía (desfilosofización) puede verse en que cobran mayor importancia
filósofos que están fuera del canon y además en la importancia que cobra la informática
como ayuda para la disciplina; II. La iniciación de las microrealizaciones, esto quiere decir
que los instrumentos de análisis crecen en potencia y rigurosidad, y la disciplina -por lo
tanto- se especializa y microscopiza (i.e.: coloca objetos más pequeños bajo objetivos
más poderosos); III. La curiosidad por el origen de los conflictos de interpretación es una
cuestión de interés metódico y preciso, mucho que ha crecido mucho más de lo que lo
había hecho hasta entonces. El objetivo que se plantea Brunschwig es descubrir cuáles
son las estrategias contemporáneas de apropiación de la antigüedad, para poder
destruirlas, deconstruirlas, evidenciarlas.
 Las fuentes de la filosofía antigua
Gow nos cuenta que antes del siglo V a.C. el “libro” era algo común en la vida
cotidiana de las personas; gracias a Herodoto sabemos que los coleccionistas de libros,
no solo que ya existían sino también que eran algo común, en su época los libros eran
escritos en papiros (aunque hay datos que nos revelan que existían libros escritos en
planchas delgadas de plomo y tiras de cuero). El papiro preparado para escribir era
usualmente llamado charta y el papiro ya escrito era llamado liber. (Papiro = rollo).
Muchas fueron las razones por las cuales se abandonó el uso del papiro para
escribir, la más significativa fue el descubrimiento de que en las pieles de carnero se
podía escribir y que era un soporte más duradero, y que además podía escribirse de
ambos lados. El descubrimiento del pergamino permitió la confección del libro tal como lo
conocemos ahora, y a esto se lo llamó códex. Ya que la materia prima para escribir
escaseaba, los pergaminos ya escritos eran borroneados y nuevamente utilizados, a esto
lo llamaban palimpsestos, lo que ahora se constituye como un serio problema de las
fuentes.
En Grecia había poca intervención de los libreros editores, y por lo tanto los libros
que se editaban eran los más populares (esta es una de las razones por la que se han
perdido muchos libros) y los más leídos. La multiplicación de las copias estaba en manos
de amanuenses y esclavos, y muchos errores en los textos eran debido a que copiaban
al dictado. Recordemos que la educación en la Antigua Grecia era a base de libros. Luego
de la caída del Imperio Romano en el año 364 d.C., en Occidente el conocimiento sobre el
idioma griego fue decreciendo rápidamente, pero en Oriente el idioma griego era todavía
hablado y estudiado y la lengua hablada se parecía más al Griego Antiguo que las
lenguas romanas al latín. Más tarde, una gran cantidad de italianos viajaron a
Constantinopla para aprender el idioma griego antiguo puesto que en Italia se
coleccionaba con el mismo fervor manuscritos griegos y latinos.
A pesar de que en la Antigua Roma ya había un comercio de libros perfectamente
organizado, fue gracias a Carlo Magno, que a finales del siglo VIII y comienzos del siglo
IX comprendió la necesidad de crear escuelas, que se han recuperado muchos de los
libros latinos. Invitó a Alcino de York para que sea “ministro de la institución pública”.
Gracias a ello fueron surgiendo escuelas parecidas a las de York en las que todos los
estudios se entrelazaban íntimamente con la iglesia, y más precisamente con la teología.
Lo que sobrevivió de la literatura romana fue gracias a la Iglesia Católica ya que en los
monasterios era común el trabajo de copiar manuscritos. Fueron de gran ayuda también
algunos autores Italianos que entre los siglos XI y XIV que al crear un estilo literario
nuevo, sostenían que debían estudiar a los maestros dueños del estilo que eran los
antiguos.
Según Monique Canto Sperberg y Luc Brisson es necesario tener en cuenta que
los textos antiguos fueron redactados en soportes cuyas características son poco
favorables; y además la lectura de los mismos exige que sea nutrida de conocimientos
teóricos, históricos, ideológicos, políticos, sociales y económicos en que se inscriben. Es
preciso tener en cuenta además que no hay que usar ningún texto que no se sepa de
donde procede.
Según Pierre Hadot los textos de la filosofía antigua están muy relacionados con el
estilo oral y han llegado a nosotros, algunos, gracias a las notas de los discípulos. Los
textos de la filosofía antigua, tenían como destinatarios a un público selecto, (discípulos -
alumnos) y se escribían en una situación particular respondiendo a preguntas particulares
(se presentaban siempre según el esquema pregunta-respuesta – principalmente los
textos filosóficos- y esta modalidad perduró hasta la escolástica)
 El problema de la transmisión de los textos
Para abordar el estudio de un sistema de pensamiento antiguo nos enfrentamos a
diferentes tipos de problemas ya que los textos del corpus de la filosofía antigua no
pueden ser objetos de una lectura inmediata.
o Los textos están escritos en una lengua que ninguna persona posee una
competencia lingüística real. La comprensión e interpretación de tales textos dependen
exclusivamente de otros escritos. Según Gow los cambios en la lengua y las costumbres
provocaron la necesidad de glosarios y notas o paráfrasis que fueron obras de los
gramáticos y comentaristas. Las notas al margen de los textos, al lado y también encima
eran llamadas “escolios”. Estas notas se pueden confundir con el texto y muchas veces
se desconoce su precedencia.
o Otro problema al que nos enfrentamos al abordar textos antiguos es el del
soporte en el que fueron copiados los textos antiguos. Primeramente piedra y papiro, este
último extendido ampliamente desde mucho antes de Platón; y en ellos se escribían las
palabras sin separar y sin signos de puntuación. El Pergamino reemplazó al papiro, era
más duradero y se escribía de ambos lados. Por la escases de materia prima para la
escritura ocurría frecuentemente que se lavara y se raspara para redactar encima otras
obras/textos.
o Nos enfrentamos además a los problemas relativos a la crítica de las
fuentes en relación a: I. saber quién lo escribió, debido a que algunos bibliotecarios le
atribuyeron obras a algunos autores para hacerlos, de cierta forma, más populares (obras
apócrifas); II. Incertidumbre sobre la relación entre el autor con su obra, que trae consigo
numerosos problemas en relación a la interpretación; III. Errores de los manuscritos:
errores evidentes, versos cojos, palabras o frases sin sentido. El editor debe intervenir y
reestablecer el texto acercándose a lo que quiso decir el autor, siguiendo reglas; IV.
Errores voluntarios o fraudes -intento de legitimar lo que no dice el autor-; V. Errores
inevitables –mal estado de los manuscritos, desorden de los folios que se han
desencuadernado, olvido y añadidura de una línea al final de la página-; VI. Los errores
accidentales – sonios equívocos, letras equivocas, palabras mal divididas, transposición
de letras o palabras, adiciones (ditografías) u omisiones (haplografía) de letras o sílabas,
omisiones de miembros de frases o frases enteras, intercalaciones (glosas marginales en
el texto), confusiones producidas por nombres propios y extranjeros.
o Según Canto-Sperberg y Brisson debemos distinguir de que tipos de texto
disponemos de los filósofos antiguos: disponemos en el mejor de los casos de textos
completos, y en el peor de los casos disponemos de fragmentos y testimonios. Rodolfo
Mondolfo los problemas relativos a los testimonios son: 1. Tener solo testimonios o
referencias indirectas; 2. No es posible diferenciar si la autenticidad de los fragmentos o
testimonios es segura incierta o discutible; 3. Problemas respecto a la exactitud, la
corrección y la escrupulosidad de las transmisiones y transcripciones; 4. Los textos que
tenemos ¿expresan un pensamiento sistematizado?

 Traducción e interpretación
El crítico que se propone editar un texto de un autor antiguo, según Gow, debe estar
habituado a: en primer lugar leer los manuscritos, leer diversas letras, conocer a la época
que corresponde, conocer las ligaduras que el manuscrito contiene, los errores a los que
las letras dan lugar, para ser más precisa debe tener un conocimiento preliminar acerca
de este tipo de textos; además a realizar un examen de los manuscritos para clasificarlos
y determinar una preferencia; luego del examen minucioso de los manuscritos resta
revisar los pasajes que están mal copiados, si su sentido no es claro y si el texto
concuerda o no con la gramática del autor. El editor puede dejar el texto como lo
encuentra o corregirlo por conjetura, el procedimiento por conjetura se llama enmendatio.
La conjetura no debe reestablecer solo el sentido y la medida conforma al estilo del autor,
debe dar además fundamentos por los cuales el error se ha deslizado en el manuscrito. El
editor debe preferir la versión más fácil y más simple que pueda, debe además respetar
las letras que encuentran en los manuscritos.

 Periodización y principales direcciones en el pensamiento griego clásico y


helenístico romano
Según Windelband la filosofía antigua se divide en dos grandes periodos: el
Griego, producto de espíritu griego y la cultura nacional cerrada en sí, en la que la filosofía
se presentaba como una forma de emancipación del afán de conocimiento, y el saber se
buscaba por el saber mismo; y el periodo Helenístico Romano que fue producto de la
propuesta de una cultura mundial realizada por Alejandro Magno, supone movimientos
diversos y contradictorios puesto que busca equilibrar las diferencias entre naciones de
los pueblos del Mediterráneo , la filosofía es un medio para organizar debidamente la vida
y al estar al servicio de lo moral y lo religioso se trata de una cuestión puramente práctica.
Esquemáticamente para su mejor estudio, suelen dividirse en periodos más cortos:
el periodo griego suele subdividirse en tres subperiodos, el primero es un periodo
cosmológico que va desde la especulación presocrática hasta el 450 a.C., luego le sucede
el periodo antropológico en el que podemos ubicar a los racionalistas griegos, sofistas,
socráticos y Sócrates y finalmente un periodo llamado sistemático en el que los periodos
anteriores conducen al florecimiento de la ciencia griega. El periodo helenístico romano
suele dividirse en dos, el primero se constituye por la lucha de las escuelas pos-
aristotélicas con su tendencia esencialmente ética, su escepticismo gnoseológico crítico y
su erudición retrospectiva, y el segundo se constituye por el platonismo ecléctico y su
bifurcación en los dos sistemas concurrentes de la doctrina cristiana y neo-platónica de la
religión.

 Comienzo histórico de la filosofía


Según Guthrie se explica a partir de la sustitución de la fe religiosa por la fe en que
el mundo visible esconde un origen racional e inteligible, en que las causas del mundo
natural tienen que buscarse dentro de sus propios límites y en que la razón humana
autónoma es nuestro único y sufucuente instrumento para la investigación.
Tomaron de los egipcios y babilónicos las artes prácticas, pero como el
conocimiento no estaba ligado a la religión, los griegos fueron más lejos y lograron la
abstracción pura (descubrimiento de la forma).
Aristóteles afirma que los logros que consiguieron los egipcios fueron debido a
que los sacerdotes gozaban de ocio para fines intelectuales, argumentando que las
necesidades prácticas de la vida cuando están satisfechas nace el conocimiento teórico.
José Carlos Bermejo Barrera dice que Mito y Filosofía son formas de hablar, y son
modos en los que se van configurando los discursos a lo largo del tiempo. Para poder
interpretarlos debemos tener en cuenta componentes psicológicos y sociológicos. Afirma
además que no tenemos datos escritos sobre el pensamiento de los pobladores de la
Hélade en los periodos Neolíticos o la Edad de Bronce, pero partiendo de datos
antropológicos y documentos históricos, podemos suponer que los mitos formaban una
parte importante de las preocupaciones intelectuales de sus habitantes. Estos eran
enunciados por determinadas personas y en ocasiones específicas. En el Mundo
Helénico no existieron castas sacerdotales, eran los poetas los mitólogos ya que al narrar
un poema accedían al mundo de la verdad (aletheia) superando la barrera de la
temporalidad uniendo el pasado con el presente, actualizando el pasado y produciendo la
gloria del héroe gracias a su canto que llegará al futuro. Y todo esto inspirado por las
musas.
Bermejo Barrera dice que si seguimos la historia de la literatura griega podremos
observar el paso de la heteronomía de la palabra a la autonomía, en el que la palabra y el
acceso a la verdad irán siendo conquistados progresivamente. Esta conquista ha seguido
ciertos pasos: en primer lugar los poetas líricos que, por un lado, trataron de acceder al
conocimiento a través de ellos mismos, tal acceso supone la profundización de la
condición del ser humano (este es el camino que toma Heráclito y Sócrates), y por otro
lado la palabra política, la del poeta que busca el acceso a la verdad mediante la
explotación de lo que podríamos llamar la dimensión social (el camino de los Siete
Sabios); el Banquete cobra un papel importante en este andar, es la institución masculina
helénica donde se produce la poesía y el diálogo, es el punto de encuentro en el que
mediante el intercambio social y el uso de la bebida es posible situar a los hombres en el
camino de la verdad. Más adelante, la conquista de la palabra estuvo en manos de
sofistas y filósofos, para los primeros la autonomía de la palabra es el núcleo central de
su pensamiento puesto que ponían especial atención al lenguaje tratando de lograr
mediante su análisis el dominio de su persuasión; en cambio, para los segundos –los
filósofos- la poesía ya no es verdadera y los mitos no cuentan verdades, en ellos
encontramos apariencias de verdades.
Otra distinción que podemos trazar para marcar el comienzo de la filosofía es el
paso de la cultura oral a la cultura escrita. La cultura oral entendiéndola como proceso de
acumulación, transmisión y formación del conocimiento particular, en el que la memoria
tiene un papel principal para el conocimiento (reglas nemotécnicas). La cultura escrita en
tanto sistematización y codificación de los saberes y las reglas sociales al poner las leyes
por escrito; este periodo tuvo dos fases, la primera en la que se entiende al libro como
una ayuda memoria y la segunda en la que el libro es escrito para ser leído (entre ambas
fases se encontraba Platón).
Otra manera de interpretar este gran cambio es como el paso del mito al logos.
Dice Bermejo Barrera que el mito para muchos filósofos representa la opresión, digno de
ser condenado y censurado; Platón, por ejemplo, afirmaba que los poetas creaban
apariencias, ficciones poéticas; más adelante, los mitos cobraron relevancia en tanto dato
histórico, ya no como explicación de la realidad. Los mitos tenían gran prestigio cultural,
estaban construidos por una o varias alegorías; el mito ocultaba verdades de una triple
naturaleza: histórica ya que el mito recoge acontecimientos históricos dándole un matiz
simbólico, natural puesto que traducirá personajes y episodios míticos en fenómenos
naturales y moral puesto que alegorizar los personajes míticos de modo que episodios de
sus vidas puedan servirnos como ejemplos para guiarnos por el camino de la vida.
 Concepto de filosofía en la antigüedad
Hadot afirma que gracias a los griegos hoy podemos hablar de filosofía; para
ellos, filosofía, era un modo de vida y además una forma de ver el mundo, es decir, era
teórica y práctica que tienden a la sabiduría. Las palabras de la familia “philosophia” no
aparecen antes del siglo V a.C., recién es definida filosóficamente en el siglo VI a.C. por
Platón. Aristóteles consideró filósofos a los primeros pensadores griegos del siglo VI a.C.
Los primeros pensadores griegos revolucionaron la historia del pensamiento porque
desean explicar el mundo de manera racional; estas teorías relacionales serán
influenciadas por el esquema cosmogónico original.
Platón en el diálogo el Timeo introduce una figura mítica (el demiurgo) que
produce el mundo al mirar el modelo eterno que son las ideas. Pero, para ser más
precisa, pretende fundamentar su cosmogonía sobre una demostración rigurosa que se
apoya en argumentos aceptables para todos. En este esfuerzo racional, Platón vuelve a
la noción de phusis concebida como natural, precedente de los primeros pensadores
griegos.
La noción de paideia se convierte en un deseo fundamental de la mentalidad
griega, es el deseo de formar y educar a los jóvenes de la clase noble en cuestiones que
incumben a la vida en sociedad y en lo que refiere al bienestar del cuerpo y del alma.
Surgiendo así la noción de areté que es de vital importancia, entendida como la
excelencia requerida por la nobleza de sangre, que luego se va a transformar para los
filósofos como nobleza de alma.
En el siglo V a.C. durante el auge de la democracia ateniense la actividad
intelectual de Jonia Asia menor y el sur de Italia se estableció en Atenas importando
modos de pensamiento casi desconocidos. En este siglo aparecen con toda verosimilitud
los conceptos philosophos, philosophein y philosophía.

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