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Análisis:
La tentación vuelve a ocupar un lugar central en este Canto. La
tripulación de Ulises cae víctima de la tentación, sacrificando los
bueyes de Hiperión y celebrando con ellos, ganándose así la ira de los
dioses.
Sin embargo, Ulises está lejos de ser cruel, y lamenta la muerte de las
víctimas junto a al resto de los sobrevivientes. Su tripulación ha ido
perdiendo hombres aquí y allá (finalmente, todos excepto Ulises
morirán), y parece haberse creado una suerte de indiferencia hacia la
muerte, pero cuando Ulises se refiere a la imagen de Escila
comiéndose a sus hombres, afirma: "nunca tuve a mis ojos tan triste
visión entre todas / cuantas he padecido en el mar descubriendo sus
rutas" (258-259).
anto XXI
Resumen:
Penélope recupera el gran arco de Ulises del fondo del
palacio y sus siervas llevan bronces y hierros al vestíbulo
principal. Penélope explica el juego: quienquiera que pueda
disparar con el arco de su marido una flecha a través de doce
hierros se casará con ella. Telémaco prueba primero, y tres
veces no puede disparar. Varios pretendientes también fallan.
Mientras tanto, Ulises lleva a Eumeo y Filetio afuera y les revela
su verdadera identidad, usando su cicatriz como prueba.
Después de que le juran lealtad, les ordena que le den el arco y
cierren la puerta cuando llegue el momento.
De vuelta en la sala, Eurímaco falla con el arco, y Antínoo
sugiere que pospongan el concurso, hagan un sacrificio a
Apolo, dios de los arqueros, al día siguiente, y vuelvan a
intentarlo. Ulises pide probar el arco, pero Antínoo lo amenaza
para que no lo haga. Penélope insiste en que se le permita la
oportunidad al mendigo. Si tiene éxito, ella le dará ropa y otros
regalos. Telémaco la envía a su habitación y luego le ordena a
Eumeo que le dé el arco a Ulises. La puerta, y también la salida
al patio, están cerradas. Ulises examina el arco mientras los
pretendientes se burlan de él. Lo tensa suavemente mientras
Zeus envía truenos, y luego dispara la flecha a través de los
doce hierros.
Análisis:
Este breve episodio marca el ascenso de Telémaco y Ulises. El
hijo tiene cada vez más autoridad, ordenándole a Eumeo que
desafíe a los pretendientes y le dé el arco a Ulises, mientras que
Ulises asume el lugar que le corresponde como hombre de la
casa al derrotar a los pretendientes en el concurso. Incluso
Penélope recupera algo de grandeza, decretando que el
mendigo reciba su oportunidad en la competencia.
En el Canto XXI, Aquiles avanza hacia el río Escamandro (o Janto), próximo a la
ciudad de Ilión (Troya); toma algunos prisioneros para inmolar en el funeral de
Patroclo y luego inicia una matanza en las mismas aguas del río. Sólo un
guerrero —Asteropeo, el ambidiestro— consigue herirlo en un brazo al arrojarle
dos lanzas a la vez; sin embargo, Aquiles lo liquida al instante. El dios del río,
furioso porque la parva de cadáveres es tan grande que ha desviado el curso del
agua, persigue a Aquiles. Otros dioses que favorecen al héroe lo salvan de la furia
del río. El canto prosigue con otra escaramuza entre los dioses del Olimpo y el
engaño con el que Apolo logra distraer a Aquiles para que los guerreros troyanos,
en franca retirada, tengan tiempo de refugiarse tras las murallas de Troya.