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Ser á imaginativo, buscará nuevas relaciones, nuevas vías de enfocar las cosas y de actuar.

Deberá ser curioso e interesado ante lo


nuevo o lo que desconoce; ser abierto, no encerrarse en sus convicciones, estar dispuesto a aprender de los demás. El principio de la
comunicación consiste en saber escuchar y comprender. Y la regla de oro es que el eslabón más importante de la cadena de la
comunicación, es siempre el receptor, nuestro interlocutor.

El Director de Comunicaci ón debe desarrollar su capacidad de empatía. A su vez deberá relacionarse bien con "todos", vertical y
lateralmente; esta condición ha de servirle para que los demás comprendan bien cuál es su rol en la empresa y para posicionarse
personalmente, al margen de su posición jerárquica y funcional en el organigrama. Es muy importante esta capacidad de relación,
dentro y fuera de la empresa porque necesitará colaboración en campos muy diversos, y por tanto deberá tener capacidad de
implicación. Para esto deberá ser un buen argumentador y desarrollar su fuerza de convicción.

Una condici ón importante es tener una visión holística, o integral de las cosas. La mentalidad holística es la opuesta a la del
superespecialista, que domina su campo en profundidad pero no en extensión, y por eso es un experto aislado de aquello que no es
parte de su especialización. La mentalidad holística se basa en el principio de que "el todo es más que la suma de las partes". Es lo
contrario del pensamiento industrial basado en la división del trabajo, la separación de las tareas, la fragmentación de los procesos y,
en consecuencia, de las relaciones. Este serio problema de la fragmentación, el divisionismo y la compartimentalización de la
organización, es profundamente reduccionista. Y ésto, que el industrialismo desarticuló y separó, sólo puede recomponerlo la visión
global constructiva y la comunicación.

El Director de Comunicaci ón será un espíritu independiente y libre. Deberá practicar esa "tendencia contra" que es propia de las
mentes creativas. Tendrá que asumir la filosofía del "¿por qué no?". Es necesario cultivar la capacidad de originalidad, y esto sólo se
logra si no se deja atrapar por la trampa del día a día ni por las rutinas de la propia organización. Pero debe ser sobre todo receptivo y
tener la capacidad de saber interpretar las señales.

Esta personalidad fuerte se consigue, en parte, en la misma medida que el Director de Comunicación funcione por sí mismo, no sea
esclavo del lastre conformista. Y que sepa obtener la aceptación de sus superiores e iguales.

Debe tener la humildad de un aprendiz permanente y la valen tía del autodidacta.


Posici ón en el organigrama

El Director de Comunicaci ón será reconocido en su rango directivo y estará situado junto al máximo ejecutivo: Presidente, Consejero
Delegado o Director General.

Esto significa que debe identificarse con la visi ón prospectiva, la alta política y la mentalidad institucional. De todo ello será su
intérprete y portavoz oficial.

A ambos lados de esta posici ón central en el nivel institucional, el Director de Comunicación estará conectado con el responsable de
Recursos Humanos y con el responsable de Marketing. Esta posición sintetiza la comunicación institucional, la comunicación interna y
la comunicación externa. Las tres grandes fuerzas comunicacionales que habrá que integrar en una actuación común.

Esta posici ón en el organigrama requiere una libertad de acción que no es frecuente más que en los laboratorios de innovación de las
grandes compañías multinacionales. (Sin embargo, el tamaño de la empresa no es más que una variable; la comunicación es un flujo
implícito en toda organización con independencia de las demás variables). Esta libertad de acción debe ser comprendida y asumida por
sus superiores (es rentable para la empresa) y por los demás niveles del organigrama, como siendo parte del cometido propio del
Director de Comunicación.

Una tal posici ón de libertad de movimientos debe cristalizar en la ambivalencia "dentro/fuera". Idealmente, el Director de Comunicación
no debería ser absorbido por la burocracia, las normas y rigideces de la organización, aún siendo un empleado de la misma. En
cambio, debería permanecer con un pie fuera conservando el frescor y la distancia de un asesor externo. Y ser un leal aliado de los
Objetivos, Misión, Visión, Valores y Cultura de la compañía.

Todo esto debe ser comprendido y aceptado por la empresa. Pero es el propio Director de Comunicación quien debe negociar,
convencer y ganarse la confianza del máximo ejecutivo y el respeto y aprecio de sus colegas. Nadie le otorgará esta posición si él
mismo no sabe gestionarla y merecerla. En este punto, el Director de Comunicación será práctico, didáctico y arriesgado. Debe jugar
fuerte, y ser sólido en su conducta.
Funciones

El Director de Comunicaci ón asumirá unas funciones claramente estratégicas.

Deber á entender la cultura, el proyecto de empresa, el plan estratégico, y participar en la concepción comunicacional del mismo:

1. Extraer de él los elementos que han de configurar la Imagen global o corporativa, y para elaborar con ellos -y con otras
informaciones internas y externas que deberá buscar- la Matriz de la Imagen que convendrá a la empresa, explotando sus valores
fuertes y diferenciales (pero esto, por ahora, no lo aprenderá en los libros);

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