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de forma sintética he expresado así: "la intención no corresponde al efecto".

Esto quiere decir que lo que yo intento comunicarles


como emisor nunca corresponderá perfectamente a mi idea tal y como la he pensado, y el efecto que el mensaje que yo les pueda
transmitir, a su vez, tendrá una dinámica de interpretación que está fuera de mi control. De hecho, y en cierta medida, también está
fuera de su propio control como receptores pues nunca sabemos perfectamente cómo reaccionaremos ante una información que
recibimos. Sin embargo, a pesar de que la intención del emisor no es perfectamente igual al efecto causado en el receptor, podemos
aprender muchas cosas acerca de nuestra capacidad de comunicar, es decir, de informar a los demás y de informarnos con base en
la retroalimentación de los

dem ás, a partir, precisamente, de esta situación desigual. Aún más, si no existiera diferencia entre la intención del emisor y el efecto en
el receptor la comunicación simplemente no tendría sentido pues la retroalimentación sale sobrando: no habría nada que el emisor
debiera controlar, verificar y en su caso, modificar para que su propósito se cumpla en términos del entendimiento, actitudes y
comportamiento del receptor.

La paradoja pues consiste en que aspiramos a que nuestra co municación con los demás se perfeccione de tal modo que, cada vez y
en forma progresiva, nuestras intenciones como emisores sean más similares a los efectos que causamos con nuestra información en
los receptores. Sin embargo, es la desigualdad o los efectos diferenciales causados en los receptores por nuestras informaciones como
emisores los que, de hecho, nos hacen avanzar en nuestro conocimiento acerca de la naturaleza de la comunicación humana.

La pragm ática de la comunicación se refiere, como muchos de Ustedes lo saben ya, al estudio del impacto de la actividad simbólica en
la conducta humana como también a la conducta humana como actividad simbólica o mensaje. Es decir, la pragmática existe tanto
como un acompañamiento del lenguaje verbal como un lenguaje en sí mismo que llamamos "no verbal".

Es cuando el lenguaje no verbal acompa ña y complementa al verbal cuando el problema del contexto o la metacomunicación surge.
Este problema nos remite a un elemento más: la coherencia o contradicción que existe entre lo comunicado verbalmente y lo que los
individuos comunicamos de forma corporal, actitudinal, gestual, conductual.

La pragm ática, pues, nos ubica en el contexto o ambiente donde se intercambian mensajes, donde sucede la comunicación. La
relación entre el proceso de comunicación y el contexto donde ésta sucede es de primera importancia para entender m ás
profundamente la naturaleza de la información y de los diálogos que construimos a partir de ella. Baste decir por ahora que lo
coherente o contradictoria que resulta una comunicación con su contexto es tan importante como nuestra calidad expresiva al utilizar un
lenguaje (sintaxis) y la interpretación de los mensajes que recibimos y que establece la similitud y la diferencia con la intención de quien
emitió y nos dirigió tales mensajes (semántica).

Las teor ías de la Teoría de la Comunicación.

Desde mi punto de vista, son tres las teor ías que forman la Teoría de la Comunicación: la Teoría de la Información, la Teoría de las
Redes y la Teoría de las Innovaciones.

La Teor ía de la Información estudia las condiciones de estructuración e inteligibilidad de los mensajes. Coincide en sus propósitos de
manera importante con la sintaxis, pues para poder estructurar y hacer inteligibles (comprensibles) los mensajes requerimos de
dominar a tal punto un lenguaje que su uso sea correcto gramaticalmente y por ello comunique con claridad lo que intenta comunicar
(mensajes).

Una distinci ón importante que debe hacerse en este contexto de discusión es aquélla entre datos e información. Según Ackoff
(2002:175) "(L)os datos son símbolos que representan las propiedades de objetos y eventos. La información se compone de datos
procesados, donde el procesamiento está dirigido a aumentar la utilidad de los datos". Dicho de otra manera, los datos nos comunican
eventos aislados y la información nos indica su utilidad al organizarlos en un patrón coherente que nos ayuda a tomar decisiones o
resolver problemas. "Al igual que los datos", continúa Ackoff, "la información también representa las propiedades de los objetos y
eventos, pero lo hace de manera más compacta y útil que los datos. La distinción entre datos e información es funcional, no
estructural". Y agrega: "La información se encuentra contenida en descripciones, es decir, las respuestas a preguntas que empiezan
con palabras tales como quién, qué, cuándo, dónde y cuántos". (Ackoff, 2002:176)

La Teor ía de la Información, pues, consiste en el conjunto de conceptualizaciones que nos permiten asegurar la calidad del insumo de
la comunicación: la información. Casi todos sabemos desde nuestras primeras clases y cursos que la información no es comunicación y
que la comunicación requiere de la información, sin embargo, a pesar de que casi todos comprendemos la naturaleza de esta
diferencia, en ocasiones, y en especial en el mundo práctico, olvidamos los estándares de calidad que deben acompañar a la
información para cumplir los objetivos del proceso de la comunicación.

Por Teoría de Redes entenderé el estudio del espacio donde circula la información para que cuando menos un emisor y un receptor
puedan establecer un diálogo, es decir, un intercambio de mensajes que, en cada ciclo de dicho intercambio, se genere valor
informativo. El valor informativo está en función de los objetivos tanto del emisor como del receptor, en función de la influencia que
quieren ejercer, respectivamente, sobre el receptor (en el caso del emisor) y sobre el emisor (en el caso del receptor). Los objetivos de

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