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Nuri E.

Rodríguez Olivera
Carlos E. López Rodríguez

Manual de
Derecho Comercial
Uruguayo

Volumen 1
Parte General

Tomo 1
El Derecho Comercial y los Actos de Comercio

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FUNDACIÓN DE CULTURA UNIVERSITARIA
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Sumario

PRIMERA PARTE
EL DERECHO COMERCIAL

Capítulo Primero
Concepto y Contenido del Derecho Comercial
Sección Primera
Materia Regulada por el Derecho Comercial
Sección Segunda
El Concepto de Derecho Comercial en la Doctrina

Capítulo Segundo
Evolución del Derecho Comercial
Sección Primera
Orígenes y Evolución General del Derecho Comercial
Sección Segunda
Evolución del Derecho Comercial Uruguayo
Sección Tercera
Tendencias Actuales en la Negociación Mercantil

Capítulo Tercero
Fuentes del Derecho Comercial y Relación con otras Normativas
Sección Primera
Fuentes del Derecho Comercial
Sección Segunda
Relación del Derecho Comercial con otras Ramas del Derecho

SEGUNDA PARTE
ACTOS DE COMERCIO

Capítulo Primero
Determinación Legal de los Actos de Comercio
6 Nuri E, Rodríguez Olivera - Cartas E. López Rodríguez

Sección Primera
Actos de Comercio Incluidos en el Artículo 7 del Código Comercial
Sección Segunda
Actos de Comercio No Enumerados en el Artículo 7
Sección Tercera
Otros Aspectos Referentes a la Mercantilidad de Ciertos Actos

Capítulo Segundo
Concepto de Acto de Comercio
Sección Primera
Doctrinas que Recurren a Conceptos Económicos
Sección Segunda
Doctrina que Recurre al Concepto de Interposición en el Cambio
Sección Tercera
Otros Criterios Definitorios

Capítulo Tercero
Clasificación de los Actos de Comercio
Sección Primera
Criterios que Atienden a la Fuente de la Comereialidad del Acto
Sección Segunda
Actos de Comercio Habituales y Accidentales
Introducción

Para apreciar la importancia del Derecho Comercial, basta mirar a nuestro


alrededor. Grandes núcleos de ia población del país se dedican establemente al
comercio, a la industria, al transporte y a la banca. Todas esas actividades es­
tán regidas por el Derecho Comercial.
Un gran porcentaje de personas tiene en esas actividades su fuente de vida,
ya como comerciantes o auxiliares del comercio o como empleados u obreros de
empresas comerciales. Aun quienes no tienen vinculación directa con el comer­
cio o la industria, realizan diariamente actos o contratos relacionados de algu­
na m anera a la materia comercial. Cuando entramos a una confitería a pedir se
nos sirva un pocilio de café, a una farmacia a adquirir un medicamento, a una
tienda a comprar una vestimenta o ascendemos a un ómnibus para que nos
lleve de un lugar a otro de nuestra ciudad, estamos celebrando un negocio,
creador de relaciones jurídicas vinculadas a la actividad mercantil, reguladas
por el Derecho Comercial. Es por tal motivo, que V iv a n t e decía, refiriéndose al
Derecho Comercial, que “su campo de. acción está cuadruplicado, es la palabra
justa, desde el momento en que su disciplina se ha extendido a cualquiera que
participe en un acto de índole comercial... desde el nacimiento hasta la tumba,
pasando por el cortejo bautismal, por la fiesta de bodas, por las celebraciones de
los difuntos, es siempre el Código de Comercio quien gobierna el acto de la per­
sona que contrata con una empresa mercantil”1.
Entonces, constatamos un interés cotidiano, corriente, de la actividad mer­
cantil, que algunos califican como menor, coexistente con intereses de mayor
envergadura, que resultan del movimiento de los importantes capitales necesa­
rios para poner en funcionamiento y para desarrollar el gran comercio, la gran
industria, las empresas de transporte. En una posición intermedia, en estos
últimos años se ubican las pequeñas y medianas empresas, consideradas como
instrumento de desarrollo social; se han dictado normas especiales para fomen­
tarlas. Uruguay sigue la tendencia del resto del mundo, que busca incentivar el
trabajo y la ocupación, mediante estas organizaciones.
Todas las actividades de grandes, medianas y pequeñas empresas se entre­
lazan en la economía, incidiendo unas en otras y afectando no sólo los intereses
particulares de múltiples personas sino también los intereses sociales y de la
economía pública y del Estado.
Por otra parte, el comercio trasciende las fronteras de un país. Hay múlti­
ples contratos que se celebran entre comerciantes de distintos países. Para el

Vivante, Tratado de Derecho Mercantil, t. 1, p. 28.


8 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

movimiento de ese comercio internacional, están las empresas de transporte


marítimo, terrestre y aéreo. Aparecen figuras de profesiones comerciales vincu­
ladas al comercio internacional, como los agentes del comercio exterior. En los
bancos se crean distintos instrumentos para facilitar las concertaciones de ne­
gocios entre comerciantes de distintos países.
Advertimos, además, que el comercio internacional tiene interés para la
economía de una nación. La estabilidad económica de un Estado, en definitiva,
depende del resultado de las transacciones comerciales y bancarias internacio­
nales.
Para la seguridad de las transacciones mercantiles y civiles se han consti­
tuido grandes compañías aseguradoras. Para el crédito necesario para la insta­
lación de empresas y la comercialización de los bienes, están los bancos. Gran
parte de esas instituciones son internacionales o supranacionales.
Todo esto que hemos reseñado, abreviadamente, es materia comercial, obje­
to del Derecho Comercial. Queda de relieve la importancia de su consideración.
PRIMERA PARTE:
EL DERECHO COMERCIAL

¿Quién no sabe que este concepto ha variado a


través del tiempo y que ya no se puede decir que
lo que hoy no es comercial no lo será nunca? ¿Y
acaso no es una verdad - un poco vulgar a fuerza
de repetirla - que el derecho civil se ha mercanti-
lizado? Esto nos demuestra que el derecho comer­
cial o derecho mercantil puede abarcar mucho
más de lo que vamos a dar nosotros, porque este
derecho regula otras relaciones además de las
que nosotros consideremos. Así, habría un dere­
cho mercantil administrativo: que regula la si­
tuación del Estado frente a la actividad comer­
cial; un derecho fiscal o comercial: que regula las
relaciones de los comerciantes con el fisco, por las
contribuciones que el Estado impone a los mis­
mos. Estas relaciones no las consideramos sino
por excepción. Además, un derecho internacional
privado ¿Quién no sabe que el comercio es más
internacional que nacional?

Miguel U. Rocca, Derecho Comercial, 1.1.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 11

Capítulo Primero
CONCEPTO Y CONTENIDO
DEL DERECHO COMERCIAL

El Derecho es el conjunto de normas que regula la actividad humana. Como


ésta asume gran variedad de manifestaciones existe, consecuentemente, una
gran variedad de normas jurídicas. Por razones de sistematización, el Derecho
se ordena en diversas ramas, en función de las materias que regulan. Encon­
tramos, entre ellas, el Derecho Comercial.
Precisamente, a continuación, analizaremos cuál es la materia regulada por
el Derecho Comercial en el Derecho positivo uruguayo. Seguidamente, se rese­
ñarán las principales concepciones doctrinarias respecto de la definición de
Derecho Comercial.

S e c c ió n P r im e r a
Materia R egulada por el D erecho C omercial

El Derecho Comercial es una rama del Derecho Privado que regula la activi­
dad calificada por la Ley como comercial, las personas que realizan esa activi­
dad profesionalmente, estableciendo a su respecto un estatuto severo, y deter­
minados bienes utilizados en el ejercicio de la actividad comercial o especial­
mente afectados a tal actividad. Nos hemos de referir brevemente a estas dis­
tintas materias para que, desde el inicio, se tenga una visión global de todo lo
que se ha de considerar en este curso.
Algunos autores consideran que el “mercado” considerado en sí mismo,
también forma parte de la materia regulada por el Derecho Comercial2. El mer­
cado es el ámbito físico o virtual donde confluyen la oferta y la demanda de
determinados bienes, por lo que constituye el eje central para la actividad de
intermediación. Existe un mercado de valores3, un mercado de cambios4, un

El mercado es el ámbito donde se concitan ia oferta y la demanda de bienes y servicios. El mer­


cado puede ser virtual, como en el caso del mercado electrónico, por ejemplo, en el caso que ios
negocios jurídicos se celebren al través de Internet. Se denomina mercado, también, pero en un
sentido amplio, al lugar físico donde los bienes y tas mercaderías cambian de titular. En este
sentido constituyen mercados una galería o un shopping center.
La Ley 16.749 regula el Mercado de Valores. En un sentido amplio, la bolsa de valores constitu­
ye un mercado de valores, en tanto lugar donde concurren los corredores de bolsa a vender o a
comprar valores. Asimismo, existe una bolsa electrónica, en que la comercialización de valores
se realiza por medios computarizados.
12 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

mercado eléctrico0. Se habla hoy, también, de un mercado electrónico para de­


signar el ámbito en que se celebran diversos negocios jurídicos, especialmente
compraventas, por Internet.
Cabe advertir, sin embargo, que las normas que regulan al mercado son de
Derecho Público, escapando a la esfera del Derecho Privado y, por lo tanto, es­
trictamente, no corresponderían al Derecho Comercial sino, en todo caso, al
Derecho Económico®. El Derecho Comercial no regula al mercado, sino a la acti­
vidad comercial que se desarrolla en el mismo, a los bienes que cotizan en el
mercado y a los sujetos de Derecho Privado que participan en él.

Subsección P rim era: La A c tivid a d Com ercial

La actividad comercial está constituida por aquellos actos que suponen el


ejercicio del comercio. Respecto de lo que significa “comercio” debemos hacer
algunas precisiones importantes. Hemos de brindar, primero, el concepto eco­
nómico de “comercio”y, luego, el concepto jurídico.

I. Concepto económico de comercio

“Comercio” es un concepto extraído de la ciencia de la economía'. Se llama


así a la intermediación entre la oferta y la demanda de mercaderías, con el ob­
jetivo de obtener un lucro®.1*67

1 La Circular del Banco Central del Uruguay 1.660 del 3 de setiembre de 1.999 regula el mercado
de cambios- En el artículo 1 se establece:
“Es el que integran los Bancos, Casas Financieras, Instituciones Financieras Externas, Coope­
rativas de Intermediación Financiera y Casas de Cambio al realizar las siguientes opera­
ciones;. a. compraventa de monedas y billetes extranjeros; b. arbitraje.; c. canje; d. compra­
venta de metales preciosos; e. emisión y adquisición de órdenes de pago a la vista en mone­
da extranjera; f. venta de cheques de viajero.
En estas operaciones, las obligaciones de ambas partes deberán cumplirse simultáneamente y
ajustarse a lo dispuesto en el articulo 3.
Sólo las empresas que integran el Mercado de Cambios pueden efectuar habitual y profesio­
nal ih(?nte las operaciones mencionadas anteriormente con personas físicas o jurídicas que
no lo eomponen’.
En la Leyfl6.832 se creó un régimen legal para el "mercado eléctrico", estableciendo normas
para un mercado mayorista y otras para el suministro de energía a los particulares.
6 En este sentido, se han dictado las denominadas leyes de meneado, dirigidas a regular la comer­
cialización de ciertos bienes, con la finalidad de tutelar la libre competencia, sancionando la
competencia desleal. Algunas de estas normas ponen su acento en la tutela del consumidor.
7 Economía, en un sentido estricto, es el aseguramiento de la alimentación humana. En un senti­
do amplio, es el conjunto de trabajos destinados a la producción de bienes para satisfacer nece­
sidades del hombre (FontanakKOSA, D erecho Com ercial A rgentino, t, I, p. 11-12).
s Comercio y mercadería derivan del latín. Tienen la misma raíz: mex o mercis, que significa toda
cosa mueble que se fabrica o se adquiere para ser vendida (Fariña , Presente y futuro del Dere­
cho Comercial, R evista de Derecho Com ercial, año 12, p. 649).
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 13

A. Trueque

En etapas rudimentarias de la civilización, en épocas primitivas, se dio lo


que se llama "economía individual”, en que cada individuo o familia se basta a
sí misma. El hombre produce lo que necesita. La familia es un núcleo que pro­
duce y consume su propia producción.
Luego, cuando los hombres se comienzan a organizar en colectividades ma­
yores, tuvo lugar un fenómeno económico: ciertas colectividades producen con
exceso ciertos bienes mientras carecían de otros, que eran producidos por otras
colectividades. Nació entonces el trueque. Los hombres adquirían las cosas que
necesitaban a cambio de las cosas que habían producido en exceso.
El fenómeno anotado es una manifestación de la división del trabajo. Cada
célula social y económica produce lo que puede producir mejor o más fácilmen­
te. Luego cede lo producido en demasía, obteniendo en cambio los productos que
le hacen falta. En esta etapa, los cambios se operan directamente entre produc­
tores que a la vez son consumidores.

B. In term ediación

Cuando crece el número de cambios, se hace sentir la necesidad de que al­


gunos individuos se dediquen a facilitarlos. Nace, entonces, la figura del comer­
ciante y el comercio, como una nueva manifestación del principio de la división
del trabajo.
La función de cambio la cumple, de una manera especializada, una persona
o un grupo de personas. Ellas interfieren en el trueque. Se dibuja de este modo,
junto a las figuras del labrador, del pastor, del leñador, la figura del comercian­
te.
Desde la más remota antigüedad, se generó la diferenciación entre produc­
ción y comercio, que se mantuvo y acentuó con el transcurso del tiempo y, desde
luego, se conserva hasta nuestros días. El comercio es la actividad económica
que se interpone entre los dos puntos extremos del ciclo económico: producción
y consumo. Es comercial la actividad por la cual se compra al productor y se
vende al consumidor. Manejando, por ahora, conceptos simplificados, no es co­
mercial la actividad de producción del agricultor o del ganadero o del indus­
trial.
Mediante el comercio los bienes aumentan su utilidad. En efecto, la utilidad
mayor de un bien, no sólo se produce por las transformaciones que la industria
pueda introducirle. También adquiere mayor utilidad cuando se le ubica en el
momento y en el lugar necesario para su consumo. Es lo que se llama utilidad
de tiempo y de lugar. Algunas veces el valor comercial de un bien puede llegar
a ser mayor que el industrial, por lo costoso de su transporte y de hacerlo llegar
14 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

a los lugares de consumo, porque de nada sirve un bien si no se encuentra en el


lugar y en el tiempo adecuado para satisfacer necesidades del coqsumq.
En resumen, la actividad comercial es una consecuencia del principio de la
división del trabajo en virtud del cual ciertas personas, los comerciantes, se
especializan en la función de acercamiento entre el ofertante - sea este produc­
tor, exportador, importador o mayorista - y el minorista o hasta incluso el con­
sumidor, con una finalidad de lucro. Manejando, por ahora, conceptos simplifi­
cados, no es comercial la actividad de producción del agricultor o del ganadero o
del industrial.

IL C oncepto ju ríd ico de com ercio

El Derecho Comercial regula el comercio en su acepción jurídica; esto es,


aquellas actividades que la Ley califica como comerciales. Falta coincidencia
entre el concepto económico de comercio y el concepto jurídico de comercio,
siendo éste un concepto comprensivo de más negocios que aquél. La determina­
ción de lo que es mercantil, desde el punto de vista jurídico, varía en el proceso
histórico del Derecho Comercial, en que se fue ampliando progresivamente su
ámbito de aplicación. Estas variaciones condicionan la extensión y el ámbito de
aplicación del Derecho Comercial. En el momento actual, el examen comparado
del Derecho demuestra que el ámbito de lo mercantil tiene mayor o menor ex­
tensión según el país de que se trate14.

A Actos de comercio enunciados en el artículo 7 del Código


de Comercio

El Código de Comercio vigente en nuestro país, califica como actos de comer­


cio a distintos negocios jurídicos. Los enuncia én el artículo 7.

En este sentido, Lan GLE EXPRESA: “Para el no jurista, Derecho mercantil y comercio son térmi­
nos paralelos y este paralelismo se justifica por la propia denominación de nuestra disciplina. Si
derecho administrativo es el que se refiere a la Administración, lógicamente Derecho mercantil
será el que se refiere al tráfico de mercancías, y Código de Comercio el Código propio de la fun­
ción económica comercial, Pero los juristas han demostrado a los profanos que ese concepto de
Derecho mercantil es erróneo, y que si es cierto que en su origen el Derecho mercantil fue el Dere­
cho propio de la actividad mercantil, después dejó de serlo y consiguientemente quedó rota la
ecuación entre comercio y Derecho mercantil. En todos los libros leemos que ni todo el Derecho
del comercio es Derecho mercantil, ni todo el Derecho mercantil es un Derecho para el comer­
ciante, pues hay sectores enteros de normas en los Códigos de Comercio que se aplican sin consi­
deración a la finalidad comercial del acto (sociedades, letra de cambio, transporte, operaciones
boticarias y bursátiles, seguros, etc.)" (LAÑOLE, D erecho M ercantil E spañol, p. 54). Igual­
mente se manifiestan Brü SETA P o n t , M anual de D erecho M ercantil, p, 40, FONTANARfío SA,
op. cit., §5, y MEZZERA Álvarez, Curso de Derecho Mercantil, § 5-
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 15

1. A ctos q u e resp on d en al concepto económ ico de com ercio

Algunos de los actos enumerados responden al concepto económico de co­


mercio; pero otros no. Responde al concepto económico la compra de bienes
muebles para revender, mencionada en el numeral X del artículo 7. Este nego­
cio es comercial en la ciencia de la economía y en el Derecho.

2, A ctos que n o responden al concepto económ ico de com ercio

En los restantes incisos, se califica como comerciales a otros actos, aun


cuando no responden al concepto económico de comercio. Es por ello que, según
comprobaremos, no hay coincidencia entre el concepto económico y el jurídico
de comercio. El concepto jurídico de comercio es más amplio y comprensivo que
el económico. De esta manera, por disposición legal, el concepto de comercio se
extiende a negocios jurídicos donde no existe intermediación sino producción o
mediación. En algunos casos, se reputan comerciales ciertas actividades por
cuanto son conexas con el comercio. El concepto de comercio, entonces se lleva a
distintos campos y se reputan comerciales actividades que, desde el punto de
vista económico, no lo son y se reputan comerciales ciertas actividades conexas
con el comercio.
Así es que se considera comercial no sólo la intermediación entre la produc­
ción y el consumo de'mercaderías sino, también, la intermediación o mediación
en la circulación del dinero que realizan los bancos y demás entidades de in­
termediación financiera. También, se considera comercial la intermediación en
los riesgos que realizan las empresas aseguradoras. La Ley, asimismo, califica
como comercial a la empresa de fábrica aun cuando, desde el punto de vista
económico, se encuentra en el polo de la producción.
Nuestro Derecho califica al transporte de cosas como actividad mercantil.
También, considera mercantil todo lo relacionado con la navegación marítima y
la aérea. Estas actividades se realizan, en principio, para facilitar el comercio;
pero la Ley, también, comercializa el transporte de personas por cualquier vía.
Se reputa acto de comercio, asimismo, al remate y al corretaje, a pesar de que,
en ambos casos, el rematador o el corredor “median" entres quienes realmente
realizan el negocio. Faradojalmente, el corretaje inmobiliario es un acto de co­
mercio, en tanto la intermediación en la compraventa de inmuebles no lo es.

B. C o n tra to s ca lifica d o s com o com erciales en el Código de Com ercio

Para realizar la actividad comercial, se celebran contratos calificados como


comerciales que no fueron enumerados en el artículo 7. El Libro II del Código
de Comercio contiene una normativa que regula los contratos que se utilizan en
el ejercicio de la actividad comercial y son comerciales a pesar de que algunos
de ellos no están incluidos en la nómina del artículo 7.
16 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

La Ley comercial regula contratos que también están regulados en la Ley


Civil: compraventa, mandato, depósito, contratos de garantía; pero que tienen
determinados caracteres que los distinguen de los contratos civiles homónimos.
Luego, se analizará que hay partícularidades en el régimen jurídico comercial
de esos contratos. Por ello es trascendente y decisivo conocer los matices y dife­
rencias entre las obligaciones y contratos civiles y comerciales.
También, se regulan en el Código de Comercio y en las leyes comerciales
contratos no disciplinados en el Código Civil: la comisión, el seguro, el transpor­
te, los contratos relacionados con la navegación marítima, el crédito de uso, el
factoraje. ..
Por otra parte, al lado de los contratos comerciales nominados tenemos va­
rios contratos innominados. Algunos de ellos que son innominados o atípicos,
son socialmente típicos porque se usan frecuentemente en la práctica comercial.
Nos referimos a contratos como la concesión, la agencia, el franchising.
En cuando a las modalidades de la contratación mercantil, es frecuente en el
ámbito comercial, el uso de contratos de adhesión o los contratos tipos o los
contratos con cláusulas predispuestas o con condiciones generales, cuyo régi­
men merece especial consideración. Es en el ámbito de la vida mercantil que
comenzó la utilización de la computación para el intercambio de comunicacio­
nes y aun para la celebración de contratos, en especial en el ámbito bancario y,
actualmente, se está extendiendo a la compra de bienes. Es también en el
mundo de los negocios que aparecen nuevos instrumentos de crédito y de pago,
como la tarjeta de crédito y el uso de fichas magnetizadas para el empleo de los
cajeros automáticos que instalan los Bancos.
También, es frecuente la celebración de contratos conexos. Para realizar una
determinada actividad, dos o más personas celebran, simultáneamente, varios
contratos coligados entre sí e interdependientes (emisión de tarjetas de crédito).
En un sentido similar, con relativa frecuencia, se celebran redes de contratos:
damos como ejemplos los contratos de distribución y los contratos celebrados
para el funcionamiento de los shopping centers o liipercentros.
;:En resumen, el Derecho Comercial abarca las figuras contractuales clásicas
y las nuevas, las modalidades de contratación tradicionales y las modernas.
Oportunamente estudiaremos la estructura de estos negocios, de las obligacio-
nes que generan, de sus efectos, de los modos de extinción y de su prueba, por­
que ello es fundamental para el desarrollo de la actividad comercial. Todo lo
que hemos mencionado es actividad comercial e integra la materia comercial,
respecto a la cual estamos haciendo una introducción.

C. Otros negocios jurídicos m ercantiles

La Ley comercial regula otros actos jurídicos -de naturaleza no contracíual-


y que son típicamente mercantiles. Me refiero a los títulos valores y a sus dis-
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 17

tintas variedades, en que la fuente de las obligaciones es la voluntad unilateral


de quien los crea. Oportunamente nos hemos de referir a la doctrina de los “ne­
gocios jurídicos”■que permite abarcar en forma sistemática a los contratos, a los
títulos valores y a otros mecanismos de creación de obligaciones.
Al respecto, señalamos que la actividad comercial supone una actividad habí-
i tual; sin embargo, en nuestro Derecho positivo, un acto aislado puede ser comer-
| cial y estar regido por el Derecho Comercial. Damos un ejemplo: es una operación
mercantil la firma de un vale. Quien celebra un contrato de préstamo, documenta
su obligación de restituir el dinero prestado en un vale. El vale es una especie de
título valor. La Ley lo califica de comercial, prescindiendo de quién lo firma o de
quién lo recibe o de su conexión con actividades mercantiles.
También, es comercial el libramiento de cheques, utilizado por comerciantes
y civiles en distintos ámbitos de actividad. Cuando un civil firma un cheque, se
somete a la Ley mercantil, en lo que respecta a ese negocio. Aunque tenga una
cuenta corriente y firme, por ello, varios cheques diarios, ello no constituye una
actividad comercial, en la ciencia de la economía.
En resumen, la Ley atribuye naturaleza comercial a varios negocios que, en
sí, no la tienen. Esto suele obedecer a razones históricas o a que algunos de
ellos nacieron para servir al comercio o a que son frecuentemente utilizados por
comerciantes.
En virtud de lo expuesto podríamos ensayar un concepto jurídico elemental
de “comercio”, como aquélla actividad que la Ley considera mercantil.

Subsección Segunda: Sujetos que R ealizan A ctivid a d M ercantil

El Derecho Comercial no sólo regula la actividad mercantil. Abarca, tam­


bién, a los sujetos que realizan actividades mercantiles o celebran negocios
mercantiles. Si bien entre estos sujetos se destacan los comerciantes y los auxi­
liares de comercio, también pueden ser sujetos de la actividad mercantil las
personas jurídicas, sean ellas comerciantes o no. Los civiles pueden celebrar
negocios mercantiles.

I. C om erciantes y auxiliares de com ercio

i El Derecho Comercial se ocupa, especialmente, de establecer el estatuto del


‘ comerciante y de los auxiliares de comercio.

( A. Com erciante
í
[ La figura del comerciante es tan importante que el Código de Comercio se
j inicia con su definición (art. 1). Son comerciantes, por definición legal, quienes
18 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

realizan las actividades calificadas comerciales por la Ley, por cuenta propia y
hacen de ello su profesión habitual.
Será comerciante quien tiene un almacén, una tienda o una librería, porque
intermedia en la compra y venta de mercaderías. También, es comerciante
quien explote una empresa de fábrica o una empresa de transporte.
Es comerciante el armador; se llama así a quien explota comercialmente un
buque. También, es comerciante el explotador de una aeronave.
La Ley somete a los comerciantes a un régimen específico, creando para
ellos un estatuto profesional. Se les somete al cumplimiento de requisitos de
publicidad registral, se les impone cumplir con obligaciones diversas en el ejer­
cicio de su actividad y se les somete a distintas cargas. Si incurrieren en cesa­
ción de pagos, se les lleva a la quiebra, proceso concursal con especial severi­
dad.

B. A u x ilia res d e com ercio

En el Código de Comercio encontramos, también, la disciplina de otras figu­


ras personales, calificadas como auxiliares de comercio, como por ejemplo los
factores y dependientes y los corredores. Para ciertas actividades comerciales,
las leyes crean estatutos profesionales específicos. Damos como ejemplo la re­
glamentación de las profesiones comerciales de los rematadores, viajantes y
vendedores de plaza, proveedores del Estado, agentes marítimos, despachantes
de aduana, agentes de carga, etcétera.

II. P erson as ju ríd icas

A. S ociedades com erciales

La actividad comercial puede ser ejercida por una sociedad comercial - per­
sona jurídica - que está sometida al estatuto profesional creado para el comer­
ciante, persona física.

B. P erson as ju r íd ic a s de D erecho P ú blico

También, corresponde señalar que el Estado realiza actividades comerciales;


pero, en tal caso, no se le aplica el estatuto profesional del comerciante. Se han
creado entes estatales para explotar giros comerciales como, por ejemplo, la
Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Pórtland (A.N.C.A.P.), la
Administración de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (U.T.E.), el Banco de la
República Oriental del Uruguay (B.R.O.U.), el Banco de Seguros del Estado
(B.S.E.) o la Administración de Ferrocarriles del Estado {A.F.E.j.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 19

Hay organismos creados por Ley, como la Corporación Nacional para el De­
sarrollo, que puede realizar actividades reputadas como comerciales. Se traca
de una persona jurídica de Derecho Público no Estatal. Se formó con aportes de
capital del Estado y del Banco de la República Oriental del Uruguay pero tiene
aptitud para recibir, además, capitales privados. Puede participar en activida­
des comerciales privadas y efectivamente lo ha hecho. .

C. S o cied a d es d e econom ía m ix ta

En algunos casos la actividad comercial se realiza por sociedades de econo­


mía mixta, esto es sociedades creadas con capitales estatales y privados, al
amparo de normas constitucionales y legales que, luego, analizaremos con deta­
lle. Damos como ejemplo, PLUNA S.A.
Para determ inar si estas personas jurídicas son comerciantes, convendría
distinguir según su origen (art. 188 de la Constitución). Si tienen su origen
en la participación del Estado en entidades constituidas con capitales priva­
dos, entendemos que son comerciantes. En definitiva, una vez que el Estado
participa en el capital, por ejemplo, de una sociedad anónima, en tanto ac­
cionista queda sujeto al estatuto que establece la Ley 16.060. La finalidad
de la sociedad será la distribución de utilidades y el Estado tendrá parte en
ellas.
Si se originan por la admisión de capitales privados en la constitución o am­
pliación del patrimonio de entes autónomos o servicios descentralizados, el ente
conserva su carácter público. Tratándose de un ente estatal, queda sometido al
estatuto de Derecho Público que le establecen la Constitución y las normas de
Derecho Administrativo.

III. C iviles

Queremos señalar que también se involucran con el Derecho Comercial,


quienes no ejercen la profesión comercial pero que realizan actos calificados
como comerciales y por ende, regulados por ley. Damos ejemplos. Quien firma
un vale o un cheque, se encuentra sometido a la Ley comercial, aun cuando no
sea comerciante. Quien utiliza un medio de transporte para trasladarse de un
lugar a otro, queda sometido a la Ley comercial. Quien celebra un contrato de
seguros, asegurando su vida, se somete a la Ley mercantil.
Desde luego que, en los casos de los ejemplos, la sujeción a la Ley comercial
se limita a los referidos actos celebrados. Desde luego que los civiles que reali­
cen estos actos no se convierten con ello en profesionales del comercio.
20 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Subsección Tercera: Bienes M ercantiles

Algunos bienes, por constituir en sí mismos un objeto de intermediación


comercial (como, por ejemplo, los valores), o por su función instrumental
respecto de la actividad mercantil (como el establecimiento comercial, los
buques y las aeronaves), son regulados por el Derecho Comercial. Hacemos
la salvedad de que los títulos valores quedan incluidos dentro de la órbita de
la materia comercial, puesto que son, a la vez, actos jurídicos, si se conside­
ra la fuente de las obligaciones que en ellos consta y bienes, si se considera
el documento en que consta la manifestación unilateral de voluntad de su
creador.

I. Buques, aeronaves y otros vehículos de transporte

Según acabamos de señalar, algunos bienes son regulados por el Derecho


Comercial, por su función instrumental respecto de la actividad mercantil. Los
que mencionaremos a continuación, tienen una obvia relación con uno de los
principales contratos comerciales: el transporte.

A Buques

Los buques tienen reglamentación legal especial en los artículos 1.030 y si­
guientes del Código de Comercio. Se reputan muebles; pero para buques de más
de seis toneladas se imponen formalidades para su trasmisión: documento es­
crito e inscripción en el registro que lleva la Escribanía de Marina. Ese mismo
régimen se extiende para los diques flotantes.
El artículo 1.035 establece que se pueden hipotecar. Para el caso de venta
judicial se crean una serie de privilegios, creándose una especie de concurso
dentro de la ejecución, en que algunos de los créditos privilegiados postergan a
la hipoteca.
Existe un régimen especial para el embargo de buques.
* Para los buques mercantes hay un régimen de nacionalidad, que se les atri­
buye cuando se cumplen determinadas exigencias legales, entre las cuales, la
inscripción en el Registro Nacional de Buques que lleva la Escribanía de Mari­
na (Ley 16.387)9.

El artículo 60 de 3a Ley 14.057 se aplica al abanderamiento de embarcaciones deportivas. Se


reglamenta por decreto 354/75. Por decreto 90/84 se crea registro de embarcaciones deportivas
con tonelaje de hasta 6 toneladas. Ese Registro lo llevará la Prefectura Nacional Naval y las
prefecturas y Subprefecturas de cada Departamento, El registro expedirá matrícula que es el
documento qué acredita e¡ abanderamiento. La norma se reglamenta por decreto 439/73.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 21

B. Aeronaves

Las aeronaves tienen una regulación especial en los artículos 28 y siguientes


del Código Aeronáutico. Si bien son muebles, se exigen formalidades para
trasmitir su dominio: documento e inscripción en el Registro Nacional de Aero­
naves. Se pueden hipotecar y la hipoteca confiere derecho de preferencia aun­
que se admite su postergación por algunos créditos privilegiados. Tienen, tam­
bién, un régimen especial para el embargo.
A las aeronaves, también, se les atribuye nacionalidad, cumpliendo condi­
ciones establecidas en el referido Código, en normas modificadas por la Ley
14,653. Aeronave nacional es aquella que está inscripta en el Registro Nacional
de Aeronaves (art. 17 Código Aeronáutico). Para poder inscribir una aeronave
en ese registro el artículo 32 del Código Aeronáutico, modificado por la Decreto
Ley 14.653, establece que: “Los propicíanos de aeronaves deberán estar domici­
liados en la República. En caso de tratarse de un condominio, dicha condición
deber verificarse respecto del 51 % (cincuenta y uno por ciento) de los copro­
pietarios cuyos derechos superen el 51 % (cincuenta y uno por ciento) del valor
de la aeronave”.
El Registro Nacional de Aeronaves estaba a cargo de la Dirección General de
Aviación Civil. Pasó a formar parte de los Registros Públicos regulados por la
Ley 16.871, como Registro Nacional de Aeronaves, integrando la Sección Mobi-
liaria del Registro de Propiedad (art. 61 Ley 17.292). El régimen de registración
se encuentra reglamentado en el Decreto 63/2.001.

G Camiones y otros vehículos de tran sporte

El camión, los demás vehículos de transporte de cargas y los vehículos de


transporte carretero de personas, están sometidos al régimen general de los
bienes muebles; pero existen normas de derecho administrativo que imponen
las condiciones que deben reunir esos vehículos, por razones de seguridad en el
transporte.

II. Establecim iento com ercial y propiedad industrial

Destacamos también la existencia de una regulación particular para el esta­


blecimiento comercial o casa de comercio. El establecimiento comercial es un
conjunto de bienes materiales e inmateriales que, organizados, se usan para
explotar una actividad comercial. También entra, dentro de este concepto, el
establecimiento instalado por el empresario de fábrica. La Ley lo ha conceptua­
do como un bien. Así se desprende de la disciplina legal especial referida a su
enajenación y de la Ley de Registros 16.871 que establece como acto inscribible
los embargos específicos de establecimientos comerciales (art. 49.4).
22 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

También, tiene un régimen comercia! especial la propiedad industrial: las


marcas, el nombre comercial, las patentes, los modelos de utilidad, los diseños
industriales. La Ley 17.011 regula las marcas y el nombre comercial La Ley
17.164 contiene el régimen de las patentes de invención, los modelos de utilidad
y los diseños industriales10.

III. Valores, títulos valores y fondos de inversión

La Ley 16.749 que regula el Mercado de Valores contiene una definición de


valores, a los efectos de esa ley. El artículo 7 establece:
"Se entenderán por valores, a los efectos de la presente Ley, los
bienes o derechos transferibles, incorporados o no a un documen­
to, que cumplan con los requisitos que establezcan las normas
vigentes. Se incluyen en este concepto las acciones, obligaciones
negociables, futuros, opciones, cuotas de fondos de inversión, tí­
tulos valores y, en general, todo derecho de crédito o inversión.
Los valores de oferta pública, así como los valores de oferta pri­
vada emitidos en serie, podrán representarse por medio de títu­
los o registrarse mediante anotaciones en cuenta, denominándo­
se en este caso valores escritúrales.
Los valores escritúrales podrán operar como fungibles de acuer­
do con las condiciones que la reglamentación determine o las que
faculte pactara los interesados”

A Títulos valores

El Decreto Ley 14.701 define a una especie de valor, el título valor. Se trata
de un documento en que se corporiza un crédito y se trasmite como las cosas
muebles. Las obligaciones.o debentures se regulan en la Ley 16.060 y en la Ley
16.749 y, en lo no previsto, por las normas del Decreto Ley 14.701.

B. Fondos de inversión

Los fondos de inversión constituyen una figura nueva para nuestro Derecho.
Han sido regulados por leyes sucesivas: 15.611,16.713 y 16.774. Alguna de esas
normas los califican como patrimonios independientes. La Ley 17.243 ha pre­
visto la formación de fondos para las sociedades de garantía recíproca; pero sin
atribuirle una naturaleza jurídica especial.

La Ley 17.011 fue reglamentada por el Decreto 34/99. La Ley 17.164 fue reglamentada por
Decreto 11/2000.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 23

C. Futuros y opciones

Los futuros y opciones no tienen regulación específica. Se trata de contratos


que se instrumentan en fórmulas estandarizadas que los hace viables para una
comercialización en bolsa.

C onclusiones

En primer lugar, señalamos que el Derecho Comercial regula el comercio en


su acepción jurídica; esto es, aquellas actividades que la Ley califica como co­
merciales. El concepto jurídico de comercio ha variado en el tiempo y es distinto
en los distintos países. Estas variaciones condicionan la extensión y el ámbito
de aplicación del Derecho Comercial.
En segundo lugar, debemos advertir que la actividad comercial es regu­
lada no sólo por el Derecho Comercial sino que otras ramas del Derecho se
ocupan, también, de normarla. Al respecto, queremos señalar que si bien
estamos o pretendemos estar en una economía de corte liberal, todas las
actividades comerciales, el ejercicio profesional del comercio, los bienes mer­
cantiles y el mercado, están diversamente condicionados por normas de De­
recho Público.
Daremos ejemplos. El Derecho Administrativo regula múltiples aspectos de
la actividad mercantil. Para algunas actividades se requiere autorización legal,
por ejemplo, para instalar centrales nucleares de generación de energía eléctri­
ca se requiere aprobación legal (Ley 16.226, art. 215). Se requiere, para ciertos
giros, autorizaciones previas que debe conceder el Estado o entes estatales
(bancos, casas de cambio, bolsa de valores, AFAPs, aseguradoras, empresaside
radiodifusión o televisión, etc.). Para realizar ciertas actividades hay que ins­
cribirse en registros especiales (empresas de turismo, empresas de seguridad,
proveedores del Estado).
Ciertas actividades están sujetas a contralor permanente del Estado o entes
estatales. La industrialización y comercialización de ciertos bienes, están rigu­
rosamente reglamentadas: se fijan por decreto los precios de venta, la forma de
comercialización, condiciones de los envases, el etiquetado de los productos, la
publicidad, etcétera. Son normas de tutela a la concurrencia, de protección al
consumidor y otras de tutela al medio ambiente, Todo ello condiciona y limita
la actividad comercial en atención a intereses generales e intereses dé la eco­
nomía e intereses sociales.
Algunas actividades se reservan a nacionales o a personas domiciliadas en
el país, por motivos de política legislativa que se analizarán más adelante (De­
recho de Extranjería).
24 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

S e c c ió n S e g u n d a
E l Concepto de Derecho Comercial en la D octrina

Se han sostenido y se sostienen distintas concepciones doctrinarias sobre el


contenido del Derecho Comercial, Entendemos, no obstante, que se trata de
variantes de dos grandes concepciones: la subjetivista y la objetivista. Analiza­
remos a continuación, en forma resumida, estas posiciones doctrinarias.

Subsección P rim era: Concepción su bjetivista

: En la concepción subjetivista, el Derecho Comercial regula a determinados


sujetos. Originalmente, en la Baja Edad Medía, ese sujeto era el comerciante
(I). Modernamente, se pretende que ese sujeto sea la empresa (II).

I. Derecho Comercial como D erecho de los Com erciantes

En sus comienzos, en la Edad Medía, el Derecho Comercial fue el Dere­


cho de los comerciantes. Modernamente, ha existido una tendencia doctrina­
ria, como la de RlPERT, que sostiene, que el Derecho contemporáneo tiende a
la reglamentación de las profesiones y que a ello no escapa el comerciante.
En esta postura, el centro del Derecho Comercial es la persona que ejerce la
profesión comercial.

II. Derecho Comercial como Derecho de la Em presa

Una corriente doctrinaria contemporánea entiende que el Derecho Comer­


cial es el que regula las empresas. De alguna manera es una derivación d éla
concepción anterior.

■ A. Exposición de la doctrin a

!iEn esta concepción el acto aislado no interesa. Lo que tiene relevancia es la


organización empresarial.
Con esta tendencia doctrinaria, iniciada por WiELAND. én Suiza y MOSSA,. en
Italia, se vuelve al subjetivismo de los comienzos del Derecho Comercial, aun­
que sustituyendo al comerciante por la empresa. Se sostiene que el Derecho
Comercial es el Derecho de las empresas. El acto aislado no tiene, por sí mismo,
importancia como para justificar un Derecho especial. Sólo tiene relevancia la
organización de la empresa con la cual se ejerce el comercio.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 25

No interesa., con este criterio, ios caracteres del acto sino la empresa y sólo
donde hay empresa hay comercialidad. El concepto de empresa se erige en el
centro del Derecho Comercial. El Derecho Comercial deja de ser, en esta tesitu-
ra, el Derecho de los comerciantes o de los actos de comercio y se convierte en el
Derecho de las empresas comerciales.
Las tendencias doctrinarias que centran el Derecho Comercial en la empre­
sa fueron acogidas, por el Código Civil italiano de 1.942. Resulta curioso seña­
lar que, al recibir esta doctrina y consagrarla legislativamente, simultánea­
mente, desaparece el Código de Comercio como cuerpo separado de normas”.
En nuestro Derecho, se podría argumentar que dentro de la enumeración de
los actos de Comercio, nuestro Código habría incluido a determinadas empre­
sas, de tal modo que ciertos negocios sólo serían comerciales si fuesen realiza­
dos mediante organizaciones empresariales (art. 7, inc. 4). De esta manera, en
un Código del siglo pasado -que en esto sigue al francés—se habría reeepciona-
do, aunque parcialmente, el concepto de la empresa. Decimos parcialmente
porque, para nuestro Código, las demás actividades incluidas en otros incisos
del artículo 7, son comerciales sean celebradas o no con intervención empresa­
rial. Por otra parte, no toda organización empresarial por serlo es comercial

La tesis sostenida, entre otros, por URÍA: "... El comercio ha sido siempre actividad profesional,
y el Derecho mercantil ha nacido para ordenar esa actividad. Todo estriba en determinar dónde
descansa hoy el tráfico mercantil profesional. Pero la tarea no es difícil, porque una leve ojeada
del panorama económico actual nos muestra al comercio en sus diferentes manifestaciones do­
minado por los empresarios. Las operaciones mercantiles se realizan en serie, lian encadenadas
unas a otras, y para realizar esa gran masa de operaciones peculiar del comercio moderno es ne­
cesario desarrollar una actividad continua y permanente, no ocasional ni. aislada o eventual, y
esa actividad sólo puede desplegarla quien disponga al efecto de una organización adecuada, es
decir, el empresario. En realidad, la vieja idea del comerciante como profesional del comercio es
correlativa de la idea moderna del empresario como persona capaz de desplegar la actividad
económica organizada que hoy exige la intervención en el tráfico mercantil, en el más amplio
sentido de este término. Por eso, la actual dirección subjeiivista o profesional del Derecho mer­
cantil, que, es, a nuestro juicio, la más certera y adecuada a los supuestos concretos de la reali­
dad actual, conduce a definirle como Derecho ordenador de ¡a actividad económica constitutiva
de empresa, o, para ser más precisos, Derecho ordenador de la organización y de la actividad
profesional de. los empresarios.
“Concebido el Derecho mercantil al modo expuesto, no por ello deja de ser un Derecho regulador
de. actos de comercio, esencialmente contractuales. Regula los actos que integran la actividad
profesional del empresario, el tráfico organizado en empresa. La pertenencia de un acto a ¿a se­
rie orgánica de esa actividad o tráfico le confiere, sin más, carácter mercantil, y con ello se dis­
pone de un criterio adecuada para la delimitación del campo propio y peculiar de nuestra disci­
plina. Los conceptos de empresario y de empresa se han convertido así en los conceptos centrales
del Derecho mercantil moderno... En nuestra concepción, el Derecho mercantil debe ordenar toda
la actividad económica organizada en empresa, cualquiera que sea; sin que debamos distinguir
entre unos y otros empresarios, entre grande o pequeña empresa, entre empresa de producción,
de transformación o de intercambio de productos o de servicios en el mercado. Y no cabrá dete­
nerse tampoco —en su momento- ante el sector contractual de ¡a actividad agraria, porque el día
en que la actividad agrícola dirigida a la colocación y venta de sus productos en el mercado esté
en manos de verdaderos empresarios, esa actividad habrá perdido los caracteres tradicionales
que la han tenido alejada del campo del Derecha mercantil...'’.
26 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

sino que sólo son comerciales las cuatro categorías de empresas enumeradas
por la Ley.

B. C rítica

La empresa es un fenómeno económico complejo. Existen múltiples y diver­


sas definiciones en el campo de la economía, La más generalizada dice así:
“Empresa es la organización del trabajo ajeno y del capital, para producir bie­
nes o servicios destinados a ser c a m b ia d o sAún no se ha logrado dar un con­
cepto jurídico de la empresa. Las elaboraciones en su torno son profusas sin que
se haya llegado a ninguna solución clara al respecto.
Ascaeelli señala que la empresa se vincula a toda la actividad económica,
no sólo a la comercial y no sirve, entonces, para caracterizar al Derecho Comer­
cial y para distinguirlo del Civil. También hay empresa agraria.
Existen, por otra parte, instrumentos propios del Derecho Comercial, cuya
aplicación se ha extendido a otros ámbitos de actividades no comerciales, por el
fenómeno de la comercialización del Derecho Privado y aun del Derecho Admi­
nistrativo. Tales instrumentos no están vinculados necesariamente a la exis­
tencia de una empresa, como, por ejemplo, los títulos valores.
También, se argumenta que la empresa está integrada por dos factores
esenciales: capital y trabajo y que uno de ellos el trabajo, no es considerado por
el Derecho Comercial. En consecuencia, no puede confirmarse que el Derecho
Comercial sea el Derecho de la Empresa". En fin, se señala que la regulación
legal de la empresa corresponde simultáneamente a varias disciplinas.
También, cabe aclarar que algunos de quienes sostienen, como GARRIGUÉs,
que el Derecho Comercial es el Derecho de la Empresa, aclaran dos cosas. Pri­
mero, que la empresa objeto del Derecho Comercial actual es la empresa capita­
lista. Según el autor citado, ello no debe llevar a concluir que se identifiquen
capitalismo con Derecho Comercial o que se afirme que éste es producto de
aquél'3. Segundo, que el Derecho Comercial se reduce a ser el Derecho de la*13
Bhoseta Pont, op. cit., p. 51.
13 “Este hecho es el que probablemente ha conducido a algunos a una identificación entre capita­
lismo y Derecho mercantil, teoría que, apuntaba hace años en forma aguda y brillante por Tullo
ÁSCARELU, ha tenido en España y en Francia convencidos valedores.
"Que el Derecho mercantil es hoy un reflejo del capitalismo y que ha dejado sentir su influjo con
mayor intensidad que en ninguna rama del Derecha, es cosa sobre la que todos estamos de
acuerdo... En lo que no podemos estar todos conformes es en considerar el Derecho mercantil pu­
ra y simplemente como un producto del capitalismo. Esta tesis supone que antes del capitalismo
no ha existido ningún Derecho mercantil y lógicamente tiene que llegar a concluir que si el capi­
talismo desapareciese sucumbiría con él el Derecho mercantil...
“Si un jurista del siglo X IV hubiera dicho que el Derecho mercantil era el Derecho propio del ré­
gimen gremial, hubiera tenido razón para decirlo, a condición de limitar el alcance de su afir­
mación a la época histórica en que vivía. Pero hubiera cometido un grave error si hubiese pre­
tendido dar a ese concepto un valor absoluto y permanente; error que habría sido fácilmente des­
cubierto por los juristas del siglo XIX, que contemplaron el ocaso del régimen gremial y, al pro-
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 27

actividad externa de la empresa. Siendo la empresa una organización del traba­


jo y capital para la producción de bienes y servidos, el Derecho Comercial se ha
desentendido del aspecto interno de esa organización. Así la relación patrón-
obrero es ajena al Derecho Comercial.
ZAVALA RODRÍGUEZ critica la tesis que hace de la empresa el centro,; del De­
recho Comercial, por ser excesiva y falsa. Dice: “No dejan de ser comerciantes
las personas que por sí, desordenadamente, realicen actos de comerció: como
profesión. Son comerciantes aunque no lleven contabilidad o aunque se trate de
comerciantes minoristas que no apuntan sus negocios, o lo hacen en papeles
sueltos”14.

Subsección Segunda: Concepción O bjetivista

En la concepción objetivista, el Derecho Comercial regula ciertos actos. En la


época del Código de Comercio francés napoleónico y para los Derechos que tie­
nen su fuente en él, esos actos son enumerados en el texto legal y se les deno­
mina de “actos de comercio” (I). En la doctrina sustentada por HECK, el Derecho
Comercial sería el Derecho de los Actos Realizados en Masa (II). En la doctrina
de Hamel & Lagarde, sería el Derecho de los Negocios (III).

I. D erecho Com ercial como D erecho de los Actos de Comercio

La concepción del Derecho Comercial como Derecho de los actos de comercio,


surge a partir de la sanción del Código de Comercio francés. La Ley comercial
enuncia como comerciales a ciertos actos que reúnen determinados caracteres.
La figura del comerciante, resulta del ejercicio de tales actos. El concepto de
comerciante deriva de la previa determinación de los actos de comercio.
La doctrina trató de dar un concepto de acto de comercio, como centro del
Derecho Comercial. No lo logró porque existe una variada gama de actos califi­
cados como comerciales, cuya inclusión en los Códigos de, Comercio varió histó­
ricamente y obedece a causas diversas; razones económicas, sociales o políticas.
En cada país es distinto el elenco de actos de comercio. Ello determinó que esa
variedad de actos no pudiera ser subsumida en una noción unitaria que los
abarque a todos.

pió tiempo, el alumbramiento de un nuevo Derecho mercantil basado en el régimen de la libertad


de comercio y de industria.
“Todas las instituciones del Derecho, tanto público como privado, han sufrido en el siglo XIX la
impronta del capitalismo. En este sentido hay un Derecho Civil, un Derecho público, un Derecho
administrativo y un Derecho laboral del capitalismo. Pero de este hecho no es lícito deducir -
confundiendo lo contingente y accidental con lo permanente y sustancial - que todas esas ramas
del Derecho son fruto del capitalismo". GARRIGUES, H acia »., p. 211 y 212.
ZavaLA RODRÍGUEZ, R evista de D erecho Com ercial, año 1.975, p. 529.
28 Nuri E. Rodríguez Oiivera - Carios E. López Rodríguez

La mayoría de los autores, después de realizar el esfuerzo por encontrar un


concepto de acto de comercio, renuncian a dar un concepto unitario del acto de
comercio y terminan por admitir que son actos de comercio sólo aquellos que la
Ley declara como tales.
Por otra parte, la concepción que analizamos, desdeña la figura del comer­
ciante, cuando ésta es de gran importancia. El concepto de acto de comercio no
sirve para determinar por sí solo el contenido del Derecho Comercial. En casi
todas las legislaciones se incorpora el estatuto profesional para el comerciante
y para otros profesionales de actividades comerciales especiales.

II. Derecho Comercial como D erecho de los Actos R ealizados en Masa

Como reacción a la concepción del Derecho Comercial como el Derecho de los ac­
tos de comercio, se forma una corriente doctrinaria que entiende que lo que carac­
teriza a la materia mercantil, es la realización de actos en masa y profesionalmente
(doctrina de HECK). Esta tendencia se funda en la apreciación de que la especiali­
dad de esta rama del Derecho sólo se justifica cuando se trata de regular lo que es
típico de la actividad mercantil, esto es, la reiteración de operaciones.
Los actos no pueden ser calificados como mercantiles, ateniéndose a su
esencia íntima. Lo característico es la forma en que se realizan: repetidos, aco­
modándose a esquemas predeterminados. Se concluye entonces que, cuando
hay actos masivamente realizados, se está frente a la actividad comercial, obje­
to del Derecho Comercial13.
Esta tendencia es criticable. La sola repetición de actos no puede alterar su
naturaleza para por sí sola transformarlos en mercantiles. Además, la repeti­
ción de actos existe, también, fuera del campo mercantil y donde quiera exista
una actividad organizada.

III. Derecho Comercial como D erecho de los N egocios

"Se ha formulado otra concepción, que prescinde del concepto de empresa pa­
ra lá determinación de la materia del Derecho Comercial. Así HAMEL &
LAGARDE sostienen que el Derecho Comercial se ha hecho para el mundo de los

ln Respecto a esta concepción, dice Garrí CUES: “Este nuevo enfoque, creo y que ha sido la clave de
arco del Derecho mercantil moderno, ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque nos ha abierto el
camino para llegar a la protagonista del Derecho mercantil moderno, es decir, a ¡a empresa.
Evidentemente, para poder realizar en masa una serie de operaciones, para poder repetir ince­
santemente una cadena de los mismos actos, se necesita una organización:y esa organización es
la que llamamos empresa. Cuanto más amplia es la realización en masa, tanto más necesaria es
una adecuada organización”. R evista de D erecho Com ercial, La reform a del derecho m er­
cantil, año 12, p. .682.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 29

negocios. ¿Cuál es el mundo de los negocios para estos autores? Dicen ellos que
la actividad económica de los hombres puede adoptar dos formas bien caracte­
rizadas: ya el hombre extrae del suelo los productos que necesita para satisfa­
cer sus necesidades; va el hombre trabaja esos productos originales, transfor­
mándolos materialmente o transportándolos para ponerlos a disposición de los
consumidores1*.
Esta clasificación, un poco simplista, dicen los autores citados, permite defi­
nir el comercio. Sólo son parte del comercio las actividades que se aplican a la
transformación y al transporte de la riqueza. Consecuencias de. esta definición:
A. El comercio no se puede aplicar más que a cosas susceptibles de ser trans­
formadas y transportadas. En principio, son objeto de comercio: las mercaderías
y el dinero.
B. El comercio se extiende, también, a los bienes incorporales: créditos y de­
rechos intelectuales. En estos casos no hay transporte material, pero los bienes
incorporales circulan y pasan de titular en titular, siguiendo los métodos ex­
traídos de la vida comercial.
C. El comercio, diferenciado de las industrias extractivas, excluye de su do­
minio a la agricultura, la minería, la pesca, la explotación de hidrocarburos. De
este modo, se desvincula del comercio, al acto inicial de la producción.
Advierten, otros autores, que esto es totalmente exacto cuando los procedi­
mientos de extracción eran simples, pero con el progreso de la técnica, resulta
que los explotadores de las industrias extractivas emplean procedimientos in­
dustriales, apelan al crédito bancario, se sirven de los títulos valores y de las
formas societarias comerciales. Por ello, en la vida económica moderna, el
mundo de los negocios, engloba toda la antigua actividad comercial, anexando
ciertas formas perfeccionadas de industrias extractivas y se impone como mode­
lo a los agricultores. Aun los simples particulares se mezclan a la vida de los
negocios, toda vez que acceden al uso de cheque y cuentas bancarias o adquie­
ren acciones u obligaciones, para integrar sus fortunas privadas. El mundo de
los negocios no es sólo el mundo del comercio sino que involucra a todos aque­
llos que, directa o indirectamente, están ligados a negocios formados en la vida
comercial contemporánea.
En conclusión, para estos autores, el Derecho Comercial es el Derecho de los
Negocios con la extensión que le han dado: es un Derecho de un sector de la
actividad económica pero, por extensión, rige otras actividades en la medida
que se sirven de institutos del Derecho Comercial.
Otros autores han seguido esta tendencia, aunque variando un poco la ter­
minología. Autores españoles sostienen que el Derecho Comercial es el Derecho

'6 Hamel & L agarde, T raité de D roit Commercial.


30 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

de la economía del tráfico, de su organización y actuación y de los instrumentos


creados por el tráfico1'

C onclusiones

No obstante estas elaboraciones doctrinarias, en la mayoría de las legisla­


ciones, el Derecho Comercial sigue siendo el Derecho de los Actos de Comercio,
sin perjuicio de que muchas de ellas regulen, en un segundo plano la actividad
del comerciante profesional. En el Derecho uruguayo, la materia mercantil,
como ya hemos señalado, está formada por los actos calificados como comercia­
les por la Ley, por las profesiones comerciales (comerciante y auxiliares), por
determinados bienes sometidos al especial régimen mercantil, por algunos pro­
cesos concúrsales y, según ciertos autores, por el mercado.
Podría decirse que nuestra legislación es predominantemente objetiva pues,
si bien se abre con la definición de comerciante y reglamenta esta profesión,
cuando define al comerciante lo hace en función de los actos que realice. Ade­
más, la Ley mercantil se aplica al acto aislado de comercio (art. 6 C.Com.).
La posición de H a m e l & L a g a r d e es atrayente. Es evidente que existe un
mundo de los negocios del cual se habla incluso en el lenguaje vulgar, común.
En ese mundo actúan los comerciantes como protagonistas principales, pero de
sus instrumentos se sirven o pueden servir todos, comerciantes y no comercian­
tes, En rigor, los actos que el Código de Comercio nacional menciona como co­
merciales son los que pertenecen al mundo de los negocios tan elocuentemente
descrito por los autores franceses.

PUENTE Muñoz, frotas sobre el concepto de Derecho Mercantil, ín.: E stu d io s J u ríd ic o s e n
H om enaje a Jo a q u ín GaKEIGUES.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 31

Capítulo Segundo
EVOLUCIÓN DEL DERECHO COMERCIAL

"... y había mercaderes que llegaban de lejos...para


hacer negocios en aquella nueva frontera, o gente que
normalmente vivía en los bosques, carboneros, buscado­
res de miel, fabricantes de cenizas para el jabón, recoge­
dores de cortezas para hacer cuerdas o. curtir cueros,
vendedores de piel de conejo, caras patibularias de los
que llegaban al nuevo núcleo pensando que de alguna
manera un provecho lo sacarían, y mancos, y ciegos, y co­
jos, y escrofulosos, para quienes la colecta por las calles
de un burgo, y durante las santas fiestas, se prometía
más rica que por los caminos desiertos del campo”
Bandolino, Umberto Eco

El Derecho Comercial vigente es el resultado dé una evolución histórica. Pa­


ra mejor comprenderlo es necesario conocer en qué forma nació, cómo fue cam­
biando su contenido y cómo evolucionaron sus institutos hasta llegar a su esta­
do actual14. Las normas vigentes encuentran su explicación analizando sus orí­
genes históricos. Por lo tanto, haremos una reseña histórica, dando grandes
rasgos de la evolución sin perjuicio de que en ocasión de estudiar cada instituto
del Derecho Comercial, volvamos a remontarnos al pasado, para encontrar su
origen. .

S e c c ió n P r im e r a
Orígenes y E volución General del Derecho Comercial

En la antigüedad no existió un Derecho especializado para regular la mate­


ria comercial. Si bien existía tráfico mercantil, éste era regido por normas jurí­
dicas indiferenciadas. Esto es, en las civilizaciones antiguas existieron normas
La evolución histórica del Derecho Comercial es estudiada en todos los tratados y manuales y
cursos sobre Derecho Comercial. El tema se puede leer en las obras citadas al.final de este tra ­
bajo. Especialmente tratan el tema los trabajos que citamos de SOLA Cañizares, D erecho
C om ercial C om parado, t. I, y de Bercovtts Rodríguez, Notas sobre el origen histórico del
Derecho mercantil, que integra el libro E stu d io s ju ríd ic o s e n H om enaje a Jo a q u ín
Garrigues .
32 Nuri E- Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

jurídicas que regularon actividades comerciales, pero estas normas no configu­


raban, sin embargo, un Derecho especializado, una rama separada del Derecho
Común10.
En lo que respecta al Imperio Romano, es innegable que la actividad comer­
cial ocupaba un papel relevante en su economía. Ni siquiera en el siglo III,
cuando la civilización romana evidencia un notable decaimiento, cesa el comer­
cio de diversas mercaderías: telas de Constantinopla, de Edessa, de Antioquia y
de Alejandría; vinos, aceites y especias de Siria, papiros de Egipto; trigos de
Egipto, de África, de España; vinos de Galia e Italia. La reforma monetaria de
Constantino, basada en el solidus de oro, favoreció singularmente el movimien-
tojcotnercial, al dotarlo de las ventajas de un excelente numerario, umversal­
mente usado como instrumento para la intermediación y como expresión de los
precios50.
Sin embargo, tampoco en el Derecho romano se distinguía un Derecho Co­
mercial, aplicable a una casta social ni normas que reglamentaran ciertos actos
jurídicos utilizados en el comercio, sin perjuicio de lo cual, en su ius civile
hemos de encontrar los antecedentes de muchos negocios comerciales21. Se ar­
gumenta que la flexibilidad del Derecho romano permitió su adaptación a las
necesidades del comercio22. No habrían sido necesarias más que normas mer­
cantiles fragmentarias, que no constituyeron un Derecho sistemático separado
del ius civile. Por otra parte, las relaciones comerciales de importancia eran las
qué se trababan con otros pueblos, rigiéndose por el iusgentium.
De todos modos, respecto a muchos negocios jurídicos que hemos de analizar
en este curso, nos hemos de remontar al derecho romano para encontrar la
fuente remota de su regulación23. La teoría general de las obligaciones y de los*20

El Código de Hanimurabi (cerca del 1.694 a.C.) demuestra la existencia de un conjunto de nor­
mas muy desarrollado, sobretodo en el área contractual. Los Mesopotámicos practicaban Ja ven­
ta a crédito, el arrendamiento de bienes y servicios, el préstamo a interés, el depósito, la socie­
dad, la comisión, existiendo ya títulos de crédito a la orden y realizando operaciones financieras
en gran escala (GlUSSEN, I n t r o d u j o H istórica ao Direito, p. 63). Los fenicios debieron te­
ner normas reguladoras del comercio puesto que eran un pueblo de navegantes y mercaderes
'‘pero sólo se conoce de ellas, algunos textos legales que regían en ¡a isla de Rbodas y fueron re­
cogidos por el Digesto. Ejemplo de ellas, la lex Rhodia de jacta, que la doctrina señala como el
origen del Derecho Marítimo, especialmente, de las averías gruesas, que tiene su origen en una
.práctica fenicia. En Grecia se practicó el comercio pero no se conocen sus normas; sólo se han
encontrado referencias a contratos de banqueros de la época y en especial a una forma de prés­
tamo que se marca como antecedente del préstamo a la gruesa, contrato también correspon­
diente al Derecho Marítimo. Tampoco se dio un Derecho Comercial diferenciado (HamEL &
LAGARDE, T raite de D roit Commercial, § 9 y 10).
20 PlRENKE, Las Ciudades Medievales, p. 13.
Hamel & Lagaede, op. cit., §11.
31 ROCCO, Principios del Derecho M ercantil, p. 13 y 14.
Se encuentran en el Derecho romano, institutos como la “adío institaríá”que permitía reclamar
al dueño de una negociación mercantil, el cumplimiento de obligaciones contraídas por el “insti­
tor” persona a quien se había encargado de su gestión, antecedente remoto del factor actual,
auxiliar de comercio. También, se encuentran antecedentes de institutos del Derecho marítimo:
BíBUOTiuCA
Manual de Derecho Comercias Uruguayo \

contratos del Derecho Civil romano constituye aún la base fundamental en que
se apoya el Derecho Civil y el Derecho Comercial vigenteA
E1 Derecho Comercial nace recién, como rama separada del Derecho Civil,
en la segunda mitad de la Edad Media {Baja Edad Media) -como un Derecho
separado, elaborado por los comerciantes y para los comerciantes, basado en
usos y costumbres- a consecuencia de un conjunto de factores muy especiales,
que analizaremos a continuación.

Subsección Prim era: La E dad Media

En el siglo IV, el Imperio Romano se divide en dos: el Imperio de Occidente y


el Imperio de Oriente. Entre ambos ocupan gran parte de Europa, el norte de
África y una parte de Asia occidental. En lo que respecta a Europa, el Imperio
Romano abarca la actual Inglaterra (hasta los confines de Escoda), la Galia, 3a
península Ibérica, la península itálica y la parte meridional de Germania. El
límite septentrional de los territorios europeos bajo dominio romano lo consti­
tuían los ríos Rhin y Danubio23*.
Al norte del Rbín y del Danubio se encontraban los pueblos germánicos y es­
lavos, todavía nómades. Bajo la presión de los pueblos venidos de.Asia, los ger­
manos y eslavos se desplazan hacia occidente. En el extremo occidental de Eu­
ropa se mantienen algunos pueblos celtas26*.
En el siglo V, el Imperio Romano de Occidente desaparece, con la deposición
de su último emperador (año 476)A El Imperio Romano de Oriente, en cambio,
resiste a las presiones de los invasores. El Derecho romano sobrevive allí como
Derecho bizantino28.

L La Alta Edad Media

En el norte y el oeste del territorio del antiguo Imperio Romano de Occiden­


te, se forman reinos de origen germánico: los reinos Visigodos (en la península
ibérica y en la Galia), el reino de los Burgundios (en el sudeste de la Galla), el
reino de los Francos (en el norte de la Galia y en el oeste de Germania), el reino
de los Ostrogodos y, después, el de los Lombardos (en la península itálica). En

la “adío excretoria” que se daba contra el dueño de un buque para el cumplimiento de obliga­
ciones contraídas por el capitán; el “nauticum faenas” antecedente del préstamo a la gruesa ac­
tual, la ya mencionada Rhodia dejactu, antecedente de Ja avería gruesa.
*■ HAMEL & La GARDE, op. cit., §12.
u GüLISSEN, In tro d u c to H istórica ao Direito. p. 127.
“ GlUSSEN, id. ibíd..
“ PlRENNE, op. Cit., p. 16.
“ GlUSSEN, id. ibíd..
34 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

estos reinos se continúa aplicando el Derecho romano a las poblaciones de ori­


gen romano, en tanto que a los invasores se le aplica su Derecho de origen ger­
mánica (Derecho visigodo, franco, lombardo, etc.). Entre el siglo V y el VIII se
produce, lentamente, la amalgama entre el Derecho romano y los Derechos
germánicos29.
Los Derechos de los anglos, los sajones y los escandinavos, se mantienen
fuera de la influencia romana. Lo mismo sucede con los eslavos150.

A. Condiciones p o lític a s, económ icas y sociales


en la A lta E d a d M edia

A consecuencia de las invasiones de los bárbaros y de la caída del Imperio


Romano, surge una época de inseguridad social, de decadencia y confusión.
Desde el siglo VI hasta el IX, el reino de los francos se extendió progresivamen­
te hacia el sur y para el nordeste. Bajo Cario Magno, el reino se transforma en
un imperio (año 800). Los esfuerzos de los emperadores por impedir el des­
membramiento del territorio imperial y alcanzar la unificación del Derecho, son
estériles. El poder imperial se debilita en favor de los señores locales y el régi­
men político y social feudal prevalece35.
Desde fines del siglo IX hasta el siglo XII, la unidad territorial la constituyó
el feudo. Los habitantes se refugian de los peligros en los castillos o fortalezas
que construye el señor feudal. En tanto, en las ciudades, disminuidas en su
población, decae la actividad comercial y sólo se mantiene un comercio local.
El feudalismo de esos siglos tenía como fundamento una rudimentaria orga­
nización agrícola pastoral. El señor feudal legislaba y ejercía jurisdicción sobre
sus vasallos. Cada feudo tenía sus propias normas.
Sin embargo, sería erróneo suponer que la llegada de los bárbaros fuera la
causa inmediata del reemplazo del comercio y de la vida urbana por una eco­
nomía puramente agrícola y un estancamiento general de la circulación. Si bien
en las fronteras externas del Imperio, algunas ciudadevS fueron saqueadas, in­
cendiadas y destruidas, la inmensa mayoría de ellas sobrevivió. Muchas de las
ciudades europeas actuales se alzan en lugares donde se encontraban las ciu­
dades romanas y su nombre, a menudo, es sólo una transformación del nombre
de éstas. El comercio se mantiene, todavía, con su epicentro en el Mar Medite­
rráneo32.
Fue la expansión musulmana la que convirtió el mare nostrum en una ba­
rrera para el comercio, dando un golpe mortal a la economía europea. Desde el
momento en que se consolidó dicha expansiónese rompió el vínculo comercial

3J Gilíssen , íd., p. 128.


™ G ü jssen , id. ibíd..
G iu ss e n , íd. ibíd..
" P erenne, op. cit„ p. 17-24.
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 35

que ligaba a los reinos germánicos con el Imperio Bizantino, que constituía el
sustento del desarrollo económico de aquellos'53.

B. E l D erecho en la A lta E d a d M edia

El Derecho romano, durante la Alta Edad Media, no encontró cultivadores y


cayó en el olvido, sin perjuicio de que las normas recogidas de él por laNCOstum-
bre, siguiesen rigiendo3*. Como el Derecho Canónico, el Derecho Común, y el
Germánico -vigentes en aquella época- no se adaptaban a las necesidades del
comercio, los comerciantes fueron formando su propio Derecho, basado en las
prácticas y costumbres (lex mercatoria), provenientes del Derecho Común y del
Derecho lombardo30.

1. D erecho Canónico

El Derecho Canónico entorpecía el comercio con sus prohibiciones de los


préstamos a interés y con la doctrina del justo precio3<!. Con respecto a la prohi­
bición del interés, HAMEL & LAGARDE señalan que ella tuvo por efecto apartar
de la profesión bancaria a quienes estaban vinculados a la autoridad de la Igle­
sia, Sólo la ejercían los judíos o los cristianos denominados Lombardos o Cahor-
einos, originarios del Norte de Italia o del Languedoc francés, que obtenían de
las autoridades seculares una protección contra las condenas de la Iglesia3'.
Luego, la Iglesia tuvo que limitar la extensión de su prohibición, estable­
ciéndose dos casos en que no regía. No se aplicaba cuando había un riesgo asu­
mido en la operación de préstamo. Así nunca se prohibió el préstamo a la grue­
sa, en que el prestamista está sujeto al riesgo de la aventura marítima. Tampo­
co se prohibió la “comrnenda” en que un capitalista daba fondos a uií Comer­
ciante a cambio de una parte de los beneficios que se obtuvieran mediante su
aporte. El capitalista corría los riesgos del negocio comercial que realizaría el
comerciante; por la existencia de ese riesgo, la Iglesia toleraba que se lo pagara
una compensación. La prohibición de prestar dinero a interés no regía, tampo­
co, cuando se trataba de una operación a distancia. Se entendía que cuando se
prestaba dinero que se transfería de lugar, el servicio dado por la transferencia
del capital merecía una remuneración especial. Por ello, la Iglesia favoreció el*

** Obsérvese que le expansión musulmana se produjo a una velocidad inédita. En 50 años se


extendió desde el mar de China hasta el Océano Atlántico. Al primer golpe, derriba ai Imperio
Persa (años 633-644). Luego, arrebata sucesivamente al Imperio Bizantino, Siria (634-636),
Egipto (640-642), Africa (643-708) e irrumpe en España (7.11). La expansión sólo cesa a comien­
zos del siglo VIII, cuando por un lado los muros de Constantinopla (717) y, por otro, ios soldados
de Carlos Marte! (732) quiebran su ofensiva (PlEENNE, op, cit., p. 24/25).
,M Andrade De Ochoa, C urso de H isto ria del Derecho, t. 1, p. 99.
WlEAC-KER, H isto ria do D ireito P riv ad o M oderno, p. 40.
Broseta Pont, op. cit., p. 45.
” Hamel & Lagarde, op. cit., §16.
36 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

desarrollo de la letra de cambio, que en su forma original estaba destinada a


permitir, pagos en plazas extranjeras"8.

2. Derecho Común

El Derecho Común se formaba por el Derecho romano justiniano, interpre­


tado por glosadores y por postglosadores. Se adecuaba a una sociedad agraria,
sometida al régimen feudal; pero no resultaba aplicable a las actividades co­
merciales.

, 3. Derecho Germánico

Especialmente, no resultaban adecuadas las formas del procedimiento judi­


cial de origen germánico que revestían carácter religioso y mágico (ordalías,
juicios de Dios). A falta de un Derecho adecuado para las actividades mercanti­
les, los comerciantes fueron creando su propio derecho, basado en las prácticas
y costumbre.

II. La Baja Edad Media

Cuando Europa se libera de los temores, recién a fines del siglo X, renace el
tráfico mercantil. La reiniciación de este tráfico se inserta en un fenómeno más
amplio, en Europa Occidental, que se ha llamado “Renacimiento medieval”. No
sólo renace el comercio, se revitalizan las antiguas ciudades y se constituyen
nuevas; se forma una nueva dase social: la burguesía; se crean las primeras
Universidades y deviene la crisis del feudalismo33.
En gran parte, el nuevo impulso comercial es una consecuencia de una ex­
pansión demográfica que sé produjo, entonces, en Europa Occidental. Se atri­
buye, también, a las Cruzadas, que abren vías de comunicación con el Cercano
Oriente provocando además el intercambio de productos entre los países euro­
peos. Además, las operaciones militares de las Cruzadas necesitaban el apoyo
de operaciones financieras y bancarias40.
A partir del siglo XII y, sobretodo, del siglo XIII, los reyes y ciertos grandes
señores territoriales, consiguen reforzar su poder. En cada reino, un sistema
jurídico propio se desarrolla, con base en las costumbres locales, la legislación
real y las decisiones jurisdiccionales41. ......

“ HAMEL & Lagarde, id. ibíd..


*“ BERCOVrrz, Derecho Comercial, P a r te G e n era l , v. I, p. 9.
“ H'AMEL & LaGARDE, op, cit,, §15. Estas fueron realizadas per la orden religiosa de los Templa­
rios que se especializó en la financiación de las operaciones militares en el Mediterráneo Orien­
tal.
’I GlUSSEN, op. cit., p. 130.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 37

El Sacro Imperio Romano-Germánico (sobrevivencia del Caro fingió) se debi­


lita a partir del siglo XIII, a favor de los señoríos territoriales y de las ciudades.
La península itálica se convierte en un conjunto complejo de principados y de
ciudades autónomas, además de los Estados pontificios. Suiza se transforma en
una confederación de cantones autónomos13.

A, L a a c tiv id a d com ercial en las ciudades medievales

El impulso comercial comenzó en Italia, concretamente en Venecía; luego se


extiende a las restantes ciudades italianas: Amalfi, Pisa, Génova; después se
siente su influencia en el resto de Italia y en las demás ciudades europeas. En
el Mar del Norte aparece, concomitantemente, un foco de actividad comercial,
aunque menor, en Brujas y Ámsterdam.
El fenómeno no es igual en todas las ciudades. Sólo daremos lineas generales.
Existían ciudades en que se desarrolló sólo un comercio local. El comercio
atendía las necesidades de los pobladores de la ciudad y, por ello, estaba some­
tido a rígidas normas sobre calidad, medidas y precios. En otro aspecto, señala­
do por la doctrina, la reglamentación del comercio local tiende a evitar compe­
tencia de los mercaderes extranjeros13.
En otras ciudades se desarrolló, además del comercio local, un comercio interlo­
cal, de exportación, al por mayor. El comercio interlocal no estaba sujeto a la rígida
reglamentación local y a veces estaba en pugna con ella. Hasta el siglo XIII, los
profesionales de este comercio interlocal son mercaderes ambulantes que acompa­
ñan a sus mercaderías- El lugar de reunión de todos ellos son las Ferias. Se desta­
can las de Champagne y Lyón en Francia, la de Medina del Campo en España, la
de Leipzig y Francfort; en Alemania y la de Brujas en Flandes. En esas Ferias se
intercambian productos, los mercaderes se rinden cuentas, se hacen pagos, se
trasmiten experiencias y se perfeccionan institutos aún hoy rigentes. Con el tiem­
po, adquiere gran importancia el: transporte por vías marítimas. Paralelamente y
vinculado al comercio, se desarrolla el negocio bancario. Aparecen las primeras
dinastías de banqueros: los Medicí en Italia y los FüGGER en Alemania41.*

* Giussen , id. ibíd..


<s Bercovitz, op. cit., p. 13-4.
* COMPAHATO encuentra un precedente de actuación societaria extraterritorial dentro de Europa
durante los siglos XIII y XIV, en la actividad bancaria florentina de los P ekuzzi, Bardi y
Acciaiuoli. En estos casos se trataba simplemente de una sociedad mercantil constituida y con
sede en Florencia que actuaba extraterritorialmente a través de agentes y representantes. Los
MED3CI dieron un paso más, transformando las agencias en el extranjero en subsidiarias. Este
es el caso de varias sociedades controladas por los MEDICÍ, con sede en Venecia, Roma, Milán,
Brujas, Londres, Ginebra y Lyón. De esta manera los Medici procuraban evitar que la insolven­
cia en una ciudad consiguiera abarcar todo su patrimonio. La sociedad matriz del "grupo
MEDICF actuaba como una auténtica holding (COMPARATO, Na proto-história das empresas
m ultinacionals - o Banco Medici de Florencia, Revista de Direifo Mercantil, In d u s­
trial, Económico e F inanceiro, Revista de Di relio M ercantil, n. 54, p. 107/108).
38 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

B. Corporaciones de comerciantes
En la Baja Edad Media, cada ciudad se gobernaba a sí m is m a , faltando un
poder unificante estatal o nacional. Dentro de las ciudades, con el desarrollo del
comercio, se produce el fenómeno corporativo o gremial. Dentro de cada ciudad,
las personas que se dedican a una misma actividad se unen. Los comerciantes y
los artesanos se agremian. Se forma la corporación para defender los intereses
comunes de los agremiados frente a un período de desintegración política, sin
una autoridad central imperial fuerte.
Las corporaciones formadas se dan su organización, similar a la que regía a
la ciudad, con uno o más cónsules, que duraban un año o seis meses y eon un
Consejo constituido por los comerciantes más ancianos. Una asamblea general
de los agremiados designaba a esas autoridades.
Los gremios, organizados diversamente, según la ciudad, recibieron nombres
distintos. Se les llama generalmente corporaciones, cofradías en España y guil­
des en Francia.
Luego, los gremios se federan en hansas que intentan monopolizar el gran
tráfico comercial y restringir el número de sus partícipes. Hubo varias: la de
Londres, la. Teutónica y la Liga Hanseática.

C. E l Derecho Comercial en la B aja E dad Media

En la baja Edad Media convivían numerosos sistemas jurídicos que evolu­


cionaron en forma dispar. Los factores políticos, económicos y sociales desem­
peñaron un papel considerable, favoreciendo tanto la unificación del Derecho
como el particularismo local. Aparecen instituciones nuevas, bajo la presión del
desarrollo económico43.
Uno de los factores que influyó en forma fundamental en la evolución del Dere­
cho europeo fue, a partir del siglo XII, el renacimiento del Derecho Romano. Este
renacimiento comenzó en la península itálica y expandiéndose, luego, en las ciuda­
des de la actual Francia, Alemania, España y Polonia. En pequeña medida, el re­
nacimiento del Derecho Romano alcanzó a Inglaterra. Se formaron, entonces, pro­
gresivamente, dos tipos de Derecho europeo: un Derecho continental (que incluye a
Escocia) y un Derecho insular. El Derecho insular, desarrollado sobre la base de las
decisiones de la jurisdicción real, se llamó Common Law. Los Derechos de Europa
continental se denominan, desde entonces, Derechos romanistas48.
El Derecho canónico mantuvo su importancia durante la Baja Edad Media.
Su decadencia comienza en la época de la Reforma (siglo XVI). El Derecho bi­
zantino mantuvo su vigencia en el sudeste hasta el siglo XV4'.

G ilisse N, op. c it, p. 130.


G elissen, id-, p. 130/131.
G ilessen , id. ibíd..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 39

El Derecho Comercial surge, en este periodo, como rama separada del Dere­
cho Civil, a consecuencia de un conjunto de factores muy especiales que anali­
zaremos a continuación. Se constituye, entonces, como un Derecho separado,
elaborado por los comerciantes y para los comerciantes, basado en sus usos y
costumbres.
El aumento de los negocios mercantiles, la necesidad de asegurar la veloci­
dad de las transacciones y reforzar el crédito, la celebración de ferias yymerca-
dos, la constitución de ligas y hermandades, la práctica reiterada de actos que
da nacimiento a determinados usos y costumbres, traen como consecuencia la
necesidad de una reglamentación especial para las operaciones que realizan los
comerciantes48.
Eli las corporaciones se crearon tribunales especiales para dirimir las con­
troversias que se suscitaban entre sus agremtados’9.La justicia era aplicada por
los cónsules, con recursos ante Supercónsules y en algunos casos ante la Asam­
blea. Desde luego, todos eran comerciantes, no versados en Derecho; pero como
para resolver las controversias se aplicaban los usos y costumbres formados en
la práctica del comercio, los jueces comerciantes, estaban en condiciones de
fallar. Paralelamente a los tribunales de cada ciudad, existían los Tribunales
de Feria, que también aplican la costumbre30. Las sentencias que se dictaban,
sirvieron para fijar el Derecho Consuetudinario3'.
El procedimiento mercantil se basaba en la equidad, entendida como la bús­
queda de la verdad real más que la formal. Se imponía al Juez examinar el caso
concreto y después de conocido aplicar el Derecho Consuetudinario teniendo en
cuenta la buena fe.

1. E statu to s m edievales -lu-

E1 Derecho Consuetudinario, posteriormente, se recogió en estatutos.


VIVANTE explica cómo se forma el estatuto. Cuando un cónsul asumía el-cargo,
debía prestar un juramento de administrar bien la corporación. Este contenía,
al principio, reglas administrativas o industriales, sobre métodos de trabajo;
pero luego se fueron incorporando normas recogidas de las costumbres. Los
juramentos, las resoluciones de los Consejos y de las Asambleas se transcribían
en volúmenes llamados estatutos, en forma cronológica. Después, con el tiempo,
se instituyó una Magistratura entre los comerciantes mejores, que comenzaron
a poner orden sistemático en el contenido de los estatutos.

'* Houin & PÉDAMON, D roít Com m ercial, p. 2. Fontanarhosa, D erecho C om ercial A rgen­
tino, P a r te G e n e r a l, p. 18.
” Bkoseta P ont, op. cit., p. 43.
* B ERCOVITZ, op. cit., p. 33 y 34.
BERCOVtTZ, Íd., p. 23 y 24.
40 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Nace así un Derecho Comercial estatutario, procedente de costumbres, ela­


borado por comerciantes para los comerciantes agremiados y aplicado por los
comerciantes que integraban los tribunales especiales. Estas normas constitu­
yen la llamada lex mercatona:¿, esto es: un Derecho Comercial estatutario como
un Derecho especial separado del común (Civil), por oposición a la unidad del
anterior sistema romano.
El origen del Derecho Comercial actual, como derecho especial, está preci­
samente, en estos estatutos medioevales. Es en ellos donde se encuentra la
fuente de la mayor parte de las instituciones típicas del Derecho Comercial.
Basta recordar que la regulación jurídica actual del Registro de Comercio, la
letrá; de cambio, las sociedades comerciales, los negocios bancarios, la quiebra y
los distintos institutos del Derecho Marítimo, encuentran su fuente remota en
las normas estatutarias de la Edad Media.
Entre sus muchas características destacaremos tres: su carácter de Derecho
de clase o profesional, su carácter privado y su uniformidad.

a. Subjetivism o

El Derecho Comercial estatutario es un Derecho de clase o profesional, apli­


cable sólo a determinados sujetos: los comerciantes. Es un Derecho creado por
los comerciantes para regir exclusivamente a los comerciantes. Esta concepción
subjetiva del Derecho Comercial será la predominante hasta la entrada en vi­
gencia del Código de Comercio francés, en l.SOS53.
La disciplina de los estatutos y la competencia de los jueces no es extendía a
quienes no formaban parte de las corporaciones de mercaderes^. Sólo rige para
los comerciantes inscriptos en la matrícula de la corporación gremial. Por ello
se le califica como un Derecho subjetivo, pues su aplicación se da en función del
sujeto.
Es preciso aclarar que se daban subsidiariamente, además, rasgos objetivos.
El estatuto y la competencia de los tribunales especiales alcanzaban a los co­
merciantes inscriptos en la corporación pero solamente cuando hubiera eontro-

m ■;VÍVANTE dice a) respecto: “Por estos caminos surgía entonces el derecho: comerciantes eran los
Cónsules y Sobrecónsules que debían deducirle, de la experiencia cotidiana de los negocios; co­
merciantes eran los estatutarios en los que estaba delegada la compilación y la revisión de los es­
tatutos; de comerciantes está compuesta la Asamblea general que debía aprobarlos. Así pasa fea
el derecho de los contratas a las costumbres, de éstas a la Ley y a las sentencias, por obra de
aquellos mismos que le hablan experimentado en la práctica de los negocios. Peligrosa confusión
de funciones legislativas y judiciales en la que a menudo habrán triunfado, con daño déla justi­
cia, los intereses de un individuo o de un arte; pero en ningún tiempo ni siquiera en los tiempos
clásicos de Roma, la vida y la legislación se comunicaron tan rápidamente su recíproca influen­
cia y jamás fue abreviada tanto la distancia que de ordinario separa el derecho positivo de las
exigencias reales''-
* PÉREZ FONTANA, Manual de Derecho Comercial, t, I, p. 24.
FONTAXARRQSA. op. cit, p. 18.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 41

versias causadas por su actividad comerciar0. De manera que el estatuto del


gremio de los comerciantes se aplicaba en función de la calidad de los litigantes
(que fueran comerciantes integrantes de la corporación) y de la vinculación del
objeto controvertido con su actividad comercial. El primero era el rasgo pre­
eminente, el segundo era accesorio^.
Con el propósito de delimitar el ámbito de la jurisdicción de las magistratu­
ras consulares, los estatutos comienzan a establecer algunos elementos concep­
tuales relativos a los actos y operaciones que han de considerarse mercantiles.
Allí está el germen de lo que, con el correr de los siglos, vendrá a ser el concepto
de “acto de comercio’*'.
Si bien en el comienzo la lex mercatoría tuvo alcance restringido, luego se
desarrolló una evolución tendiente a ampliar el radio de su aplicación. A ello
contribuyó la conñanza que el público depositaba en los jueces consulares, se­
gún explica Rocco58. La primera extensión se da cuando el Derecho especial y la
jurisdicción consular se aplican a los extraños a la corporación que hubieren
celebrado un negocio con un agremiado. Se aplicaba no sólo cuando el agremia­
do era demandado por un extraño, sino también cuando era éste el demanda­
do59. La segunda extensión se produce cuando se aplica la Ley mercantil a aque­
llas personas que - sin estar inscriptas en la corporación, como por ejemplo,
clérigos, nobles, militares - ejercían de hecho el comercio. Se les consideraba,
por una ficción, como comerciantes a los efectos de aplicarles el Estatuto y de
U s í a , D erecho M ercantil, p. 5.
ROCCO explica: “Ahora bien; para señalar ia competencia judicial de los cónsules era insuficien­
te el solo factor de la profesión comercio/ de los litigantes; muchas veces sucedía que la contienda
versaba sobre el ejercicio de la profesión /causa quae ad artem pertinetl. porque, en efecto, no to­
da la vida y actividad del comerciante la absorbían su profesión y se desarrollaba en el ámbito
corporativa; y en todo cuanto a su oficio no se refiriese estaba sometido a la legislación común y
a los jueces ordinarios.
De ahí la necesidad de delimitar el concepto de la contienda comercial ‘"causa mercantilisj o,
como diríamos hoy, de la materia de comercio. Con arreglo a los estatutos, estaban sometidos a
la jurisdicción mercan í¡7; primeramente las cuestiones referentes a los negocios de comercio en
sentido propio. El concepto del negotiatio o mere a ti a o mercadantia, estaba identificado con mu­
cha precisión con el de la compra de. mercancías para revenderlas y de la sucesiva reventa. Al
comercio de mercancías estaba equiparado el del dinero y desde este punto de vista se considera­
ban. comerciantes también los banqueros, y los negocios de banca asuntos comerciales, que esta­
ban asimismo sujetos a la jurisdicción mercantil. En tercer lugar se reputaban comerciales, bien
por su relación con esta clase de asuntos propiamente dichos, bien por su importancia en el co­
mercio banca rio, las operaciones de cambio y las letras de cambio. Por último estaban sometidos
a la jurisdicción mercantil todos aquellos negocios conexos con operaciones de comercio esto es,
realizados occasione negotiationis, occasione mercantiae, occasione cambionim. Por consiguien­
te, hubo de comenzar pronto q dibujarse el concepto que después había de hallar importante de­
sarrollo y extensa aplicación del acto de comercio, pero queda siempre como presupuesto de. la
jurisdicción mercantil de profesión de los litigantes, y la primera que se toma en consideración
para ello es la calidad de la persona; todavía está lejos el concepto de. acto de comercio aislado y
circunstancial realizado por quien no se comerciante" (ROCCO, op. cit., p. 163' 17).
a: P oetan arrosa, op. cit., p. 19.
RocGO, op. cit-, p. 16,
09 ROCCO, id. ibíd..
42 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

juzgarlos por los cónsules de la corporación00. Gradualmente se fue pasando, de


este modo, de un criterio subjetivo a uno en que tenía mayor importancia el
dato objetivo de la realización de negocios mercantiles. ;i :

b. C arácter p riv a d o

Es un Derecho de carácter privado extraído de los usos y costumbres. No es


creado por el poder público. No emana de una autoridad estatal sino que son los
propios particulares quienes se dan sus normas. Con el tiempo, en algunas ciu­
dades se consiguió que el municipio o las autoridades de la ciudad reconocieran
las normas estatutarias.

c. U n iform idad

Se caracteriza el Derecho estatutario por la uniformidad. Se crearon normas


similares de ciudad a ciudad. El Derecho Comercial no es sólo un Derecho de
una ciudad sino, más que ello, es un Derecho formado por costumbres y prácti­
cas de una clase social, -los comerciantes- que existe en todas las ciudades, con
las mismas mentalidad y necesidades. Por ello, se crea un Derecho que es uni­
forme para todos los comerciantes de distintas ciudades61. Además, otra causa
de la uniformidad radica en que el comercio más importante era, precisamente,
el que se desarrollaba entre las ciudades y en las grandes ferias que se celebra­
ban periódicamente. Por ello, en cada ciudad, los gremios tendieron a la uni­
formidad de normas que evitaran los conflictos.

m ROCCO lo explica detalladamente. Expresa que en el sistema de las corporaciones la profesión


comercial está unida a la formalidad de la matriculación y que sólo es comerciante el inscrito en
el registro; pero que como excepción a ese principio, se reputaron comerciantes a los que ejercí­
an el comercio sin estar inscritos. Escribe ROCCO: “Asi se amplió la autoridad de las corporacio­
nes y la competencia de los jueces consulares, aun a aquellos que por su condición social no po­
dían inscribirse en las corporaciones, como los nobles, los clérigos, los militares, cuando, infrin­
giendo la prohibición para el ejercicio del comercio, hubiesen efectivamente adquirido la cuali­
dad de comerciante... la jurisdicción comercial subsistía como una jurisdicción profesional, y el
Derecho mercantil, derecho de los comerciantes; sólo que al fijarse la cualidad de comerciante se
prescindía del requisito de la matriculación y se atendía únicamente al ejercicio efectivo del co­
mercio. Consistía, pues, la importancia de la evolución indicada en que, mediante la ficción de
equiparar al no inscripto al comerciante inscripto, eliminábase prácticamente el requisito formal
de la matriculación de aquellas condiciones exigidas para adquirir la cualidad de comerciante y
estar sometido a la jurisdicción y a las leyes de éstos. Cierto que de esta suerte sé acusaba nue­
vamente el concepto ya aparecido del acto de comercio; porque si al principio el acto de comercio
únicamente servía de criterio para fijar la profesión del litigante; por consiguiente, aunque nos
hallamos siempre en el ámbito del derecho profesional, la profesión, va perfilándose no sólo a ba­
se de un criterio meramente formal, sino sustanciar (ROCCO, op. cit., p. 17-19).
Sola Cañizares, op. cit., p. 19.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 43

2. D erecho Com ercial interlocal

Nace en esta época, además, un Derecho Comercial interlocal62. Se crea en


ocasión de las ferias y, también, con relación al comercio y navegación maríti­
ma, que se desarrollaron extraordinariamente en la Edad Media.
El Derecho Comercial más importante es el interlocal nacido y aplicado en
las Ferias, destinado a aquellos vínculos de comerciantes de mayor envergadu­
ra económica. Allí nace y se desarrolla la letra de cambio -que permite evitar el
transporte de dinero- y los negocios bancarios. Por eso, volvemos a señalar que
se formaron dos Derechos mercantiles: el regulador del comercio local y el inter-
locaí.

3. C om pilaciones

Como final del proceso de formación de la legislación estatutaria, señalare­


mos la existencia de compilaciones. En ellas se agrupan las normas estatuta­
rias de varias ciudades.
Las más importantes se elaboran en la esfera del Derecho marítimo. Pode­
mos mencionar, entre otras, los Rooles de Olerón redactados hacia el siglo XI,
que contienen los usos de las costas del Océano. El Libro del Consulado del Mar
en el siglo XIV, redactado en Catalán y publicado en Barcelona, compila usos y
costumbres de la navegación mediterránea con vigencia en el Golfo de Vizcaya.
Los reglamentos de Wisby regulaban el comercio en el Mar Báltico y sirvieron
de base para las futuras legislaciones de Dinamarca y Suecia. También inter­
esa mencionar las tablas de Amalfí. En Alemania se dictaron las Ordenanzas
Marítimas de la Hansa Teutónica, que regía en las ciudades de la llamado Liga
Hanseática, compuesta de las ciudades de Lubeck, Brunswick, Dantzing y Co­
lonia63.

C onclusión

En cuanto al aporte de la Edad Media al Derecho Comercial, cabe destacar


lo siguiente. Surgen en la Edad Media las principales instituciones del Derecho
Comercial. Aparecen los contratos de comercio, la letra de cambio, las operacio­
nes bancarias, las sociedades comerciales, la jurisdicción comercial y la quiebra,
mediante la cual se ejecuta inmediatamente los bienes del deudor insolvente,
para el pago rápido y equitativo de los acreedores. De las prohibiciones de la
Iglesia, el ingenio de los comerciantes hizo nacer instituciones como la com-
menda, origen de la sociedad en comandita.

® HOUIN&PÉDAMON, op. CÍt., p. 3.


f>‘ Mantilla Molina. D erecho M ercantil, (§15, 16, 17).
44 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Subsección Segunda: El Derecho Comercial en la Época Moderna

En la Época Moderna se produjeron modificaciones en todos los órdenes, que


incidieron en el Derecho Comercial. Los grandes acontecimientos de índole
científica y cultural que tienen lugar en esta época -Renacimiento, Reforma
Religiosa, Revolución Industrial, descubrimiento de América- repercuten direc­
tamente sobre la rama del Derecho, objeto de nuestro estudio.

I. Crindiciones políticas, económ icas y sociales en la Época Moderna

En fin de la Edad Media coincide con la formación de los grandes Estados


nacionales. De la ciudad se pasa a la nación. En consecuencia, la actividad
creadora de normas jurídicas es reasumida por el Estado64. Además del desarro­
llo de los Estados nacionales, otros tres hechos influyen en forma definitiva
sobre lá evolución del Derecho Comercial: el descubrimiento de América, el
auge de la actividad bancaria y la revolución industrial.

A D escubrim iento de Am érica

Como consecuencia del descubrimiento de América se desplaza el predomi­


nio del comercio del mar Mediterráneo hacia el Atlántico y se forman importan­
tes corrientes comerciales hacia las tierras descubiertas. En ese entonces, las
posibilidades de lucro que ofrecía el Nuevo Mundo alentaron la inversión de
capital en las sociedades que se dedicaron al comercio trasatlántico. El comer­
cio en los territorios ultramarinos, por otra parte, exigía reunir grandes masas
de capitales, puesto que los viajes eran largos, riesgosos y costosos65. Para poder
reunir los capitales requeridos para cubrir el costo de empresas comerciales
dirigidas a América, se organizan las sociedades anónimas como el instrumento
jurídico más apto para ese fin. Estas sociedades colectaban grandes capitales
con la mecánica de dividir su capital en acciones. Se dice que la acción fue uno
de los grandes inventos de la Edad Moderna.

” Sola Cañizares, op, d t., p. 20 y 21.


00 “A s víagens tornaram -se inais tongas, e inais dem oradas, elevando os gastos e os perigos das
expediióes m arítim as; do m esm o passo, alargava-se, e m ulto, o tem po de m aturagáo do eapital
aplicado, o ciclo de inoestim ento, desde o inicio da viagem até a venda das inercadorias e liqui-
d a 0 o dos negocios. M ais aínda, a extensáo da viagem a regioes fora da órbita da cultura oci-
d e n ta l tornava im prescindíveis recursos para o estabciecim ento d e entrepostos, a construido de
fortificagóes, e a m a n u ten id o de fo rja s m ilitares para a defesa das conquistas realizadas ” (Lamy
F ilrq & PEDREÍRA, A L e i.d a s S.A.. p. 40).
Manual de Derecho Comerdal Uruguayo 45

B. D esarrollo de la banca y de los valores m obiliarios

En la Edad Media, el oro y la plata eran los elementos estables de la fortu­


na, Con el descubrimiento de América afluyen a Europa tales cantidades de oro
y plata, que determinan la caída de su valor. Por esta razón los particulares
buscan formar sus fortunas con otros elementos. Abandonan su práctica de
atesoramiento de metales preciosos y se llevan sus especies a los bancos, que
dan facilidades a los depositantes para realizar sus pagos por medio de giros, a
cambio de comisiones remuneratorias de servicios.
Como consecuencia de la señalada caída del valor de los metales preciosos
los particulares invierten sus fortunas en títulos que representan sus présta­
mos a los reyes y a las colectividades públicas. Se originan así los valores mobi­
liarios y las operaciones de bolsa. Se organizan bolsas de valores, especialmente
en Brujas y Ámsterdam, y en éstas se realizan, también, operaciones con accio­
nes de sociedades anónimas.
Se desarrollan los bancos nacidos de las dinastías de la Edad Media. Parale­
lamente, se fundan los bancos de emisión de billetes regulados por normas de
derecho público.
A similitud de las Ferias medievales, se organizan ferias de pagos o compen­
saciones ñnancieras. Nace la operación bancaria de arbitraje de efectos de co­
mercio, donde se compensan los títulos emitidos en plazas distintas66.
Paralelamente, la letra de cambio evoluciona en su aplicación con la inven­
ción del endoso, que la convierte en útil y ágil instrumento de pagos,

C. La Revolución Industrial

La Revolución Industrial, con el perfeccionamiento de las máquinas y los


progresos de la química, determinan el nacimiento de las fábricas que despla­
zaron a los artesanos. Para la instalación de las fábricas fue necesario la con­
centración de los medios de producción que a su vez requería la reunión de
grandes masas de capital, para la cual resultó también útil el mecanismo de las
sociedades anónimas67.
A raíz de ese conjunto de hechos económicos, a mediados del siglo XVIII y
principios del XIX, se desarrolla un capitalismo industrial y financiero que se
suma al capitalismo comercial naciente en plena Edad Media.
Se impone laJndustria y comercio sobre la agricultura. Comenzó el triunfo
de la riqueza material, imponiéndose la burguesía que la posee, sobre el reino
caballeresco de la nobleza. De las nociones de familia y gremio se pasa gra­
dualmente a la noción de empresa.

“ Hamel & Lagarde, op. cit., § 19.


m Bkoseta P ont, op. cit., p. 46.
46 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

II. Las ordenanzas

En la época moderna surge una legislación mercantil emanada del poder es­
tatal. Cada Estado se da sus normas que se aplican a toda la nación.
Se dictaron las llamadas ordenanzas, que reúnen las compilaciones de los
usos comerciales vigentes, recogidos, a su vez, del Derecho estatutario. Por ello,
el Derecho Comercial contenido en las ordenanzas guarda similitud con el esta­
tutario. Sigue siendo un Derecho subjetivo, sólo aplicable a los comerciantes.
Lo que varía es el origen de las normas, que ahora son creadas por el Poder
Público para todo un Estado, sustituyendo los Derechos particulares creados
para cada ciudad. Paralelamente y gradualmente, van desapareciendo los tri­
bunales particulares para cada gremio, sustituidos por los Tribunales Estatales
con jurisdicción comercial.
Entre las ordenanzas dictadas cabe destacar las ordenanzas francesas bajo
el reinado de Luis XIV que regulan el comercio terrestre (Ordenanza de 1.673)
y la navegación (Ordenanza de 1.681). Debemos recordar especialmente las
Ordenanzas de Bilbao, sancionada por Felipe V, el 2 de diciembre 1.737 y con­
firmadas por Femando VII el 27 de junio de 1.814. Estas ordenanzas contenían
723 artículos que abarcaban normas de Derecho Comercial terrestre y maríti­
mo. Fueron Derecho positivo en nuestro país hasta la vigencia del Código de
Comercio, esto es, hasta el 1 de julio de 1.866.
Las ordenanzas son las precursoras de la codificación mercantil y su conte­
nido fue fuente de los códigos posteriormente sancionados. Las ordenanzas dic­
tadas mantienen la especialidad del Derecho Comercial, que sigue siendo un
Derecho subjetivo pero, también, tienen la impronta de los nuevos hechos eco­
nómicos y sociales.
Cabe señalar que se internacionaliza el comercio por los grandes descubri­
mientos y por la formación de grandes empresas, aunque el Derecho Comercial
tiende a nacionalizarse; Ello, es consecuencia de la formación de los grandes
Estados monárquicos. De manera que se crean, en esta época, Derechos comer­
ciales nacionales opuestos, por su origen a aquél Derecho estatutario de ciudad
y a aquel Derecho Comercial interlocal de la Edad Media.

Subsección Tercera: E l D erecho C om ercial en la E poca Contem poránea

Desde finales del siglo XVIII se produjeron transformaciones políticas, eco­


nómicas y sociales que, en el plano jurídico se tradujeron en constituciones y
códigos. Analizaremos, a continuación, los aspectos de estos cambios que influ­
yeron especialmente sobre el Derecho Comercial. Muchas de estas transforma­
ciones perduran hasta hoy.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 47

I. La configuración de un m odelo binario del D erecho

La constitución y la codificación reposan sobre pilares comunes: la auto­


ridad de la norma jurídica y la configuración de un sujeto de derecho pecu­
liar a cada sistema normativo. La constitución se habría de referir al ciuda­
dano: “L'exercice des droits civils est indépendent de la qualité de citóyen,
laquelle ne s ’acquiert et ne se conserve que conformément á la loi constüutio-
nelle” (primer título del C.C.). La calidad de persona sería determinada por
el Código Civil. La calidad de comerciante la determinó el Código de Comer­
cio: “Soraí commercants ceux qui exercent des actes de commerce et en font
leur profession habituelle” ^.
Sobre la aparición en escena de estos nuevos sujetos jurídicos -ciudadano y
comerciante- influyeron en forma determinante las revoluciones. La indepen­
dencia de las colonias inglesas en Norteamérica y la Revolución francesa cum­
plieron con esta función. Se generó, entonces, la siguiente secuencia: revolu­
ción, declaración de derechos, constitución y codificación69.
Los actos de la Confederación y Unión Perpetua (1.776) y la Constitución
Federal de 1.787, por un lado, y la constitución francesa de 1.791, por otro, con­
sagraron la ruptura del principio de la concentración legislativa surgido con
Justiníano. La compilación grandiosa de carácter universal y heterogéneo se
descompone en dos cuerpos legales. La organización del Estado, del gobierno y
las garantías de los individuos pasaron a ser objeto de un código autónomo y
superior a los otros, denominado “constituciónEl Derecho Privado, entre tan­
to, pasó a ser objeto de leyes ordinarias7071.
Enseña VALLADÁO: “Creábase una jerarquía básica en el Derecho de cada
pueblo. Por un lado, un cuerpo de leyes con mayor estabilidad, cuya alteración
dependería de un proceso riguroso y difícil, la Constitución o las leyes constitu­
cionales. De otro lado, los códigos y leyes ordinarias, votados por la asamblea
legislativa, el parlamento o el congreso, mediante un proceso único, idéntico, sea
para su aprobación, sea para su futura supresión o alteración. Es la gran dico­
tomía revolucionaria de finales del siglo XVIIF'1.

® C lavero , íd. íbíd..


<i!' ClAVERO, C o d ific a c ió n y C o n s titu c ió n , P a r a d ig m a s d e u n B in o m io , Q uaderni F io re n tin í p e r
la S to ria del P ensiero G iuridico M oderno, XVIII, p. 81 ss.
10 VALLADÁO, O C ó d ig o C iv il B r a s ile ir o e s u a R e fo r m a ! E s ir a tu r a e S is t e m á t i c a / C ó d ig o s M u l t i ­
p lic a d o s , E s p e c iá is e A u t ó n o m o s , R evista do C urso de D ireito d a U niversidade de
U bertándia, v. 7, p. 17.
71 VALLADÁO, id, p. 18-
48 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

A La dicotomía revolucionaria de finales del Siglo XVIII

Durante el siglo XIX, la constitución fue código y semilla de código'2*.Esto es,


constitución y codificación no fueron -ni son- fenómenos esencialmente distin­
tos. Ambas son la sede sistemática de un conjunto complejo de normas.
La constitución fue la sede de las normas rectoras del Derecho Público de un
Estado. Casi todos los Estados adoptaron una constitución escrita, en la cual se
describió la organización y el funcionamiento de los principales órganos del
Estado, con un especial acento en la distribución de los poderes. Por otro lado, a
la manera de la Constitución de Virginia (1.776), de la Constitución francesa de
1.791 y de las primeras enmiendas a la Constitución americana (1.787), las
constituciones contuvieron también una enumeración de los derechos y de las
libertades publicas: Bill of Rights, Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano73.
La consolidación de los “Estados nacionales” se valió del revigoramiento de
la función legislativa'4*. La codificación, sublimada en código civiles y comercia­
les, constituyó el cuerpo de normas más representativo del Derecho Privado,
desde el punto de vista ideológico y, al mismo tiempo, el de elaboración científi­
ca más avanzado"’.

1. El paradigma norteam ericano

Del constitucionalismo no siempre se derivó la codificación. Las colonias


americanas, por ejemplo, se encontraban con un Derecho especialmente plural
y disperso. Procedieron a formular las declaraciones de derechos y establecie­
ron constituciones, pero no se plantearon siquiera la necesidad de codificar su
Derecho privado'6.
La explicación tal vez se encuentre en los orígenes de la independencia nor­
teamericana. Esta comenzó con una reacción frente a las leyes inglesas o frente
al procedimiento de establecerlas, esto es, sin representación en concreto de los
afectados. Se impugnaban leyes que eran parlamentarias, pero de un parla-
mento. de la metrópolis, sin representación de las colonias".
Frente a las leyes inglesas, el principal obstáculo fue el procedimiento regu-
lar dél jurado. Este se convirtió en una forma de determinación del ordena­
miento}7de garantía de los derechos. Así, el jurado norteamericano podría con­

52 Clavero , op. cít., p. 82.


?:í Valladáo, op. cít., p. 18.
ASCARELLI, A idéia de C ódigo no D ireito p r iv a d o e a ta refa d a in tirp reta r-á o , ín: Problem as
das Sociedades Anónimas e D ireito Com parado, p. 55-57.
VARELA, O M o v im e n to d e D e e o d ifim ^á o d o D ir eito Civil, E studos em Hom enagem ao Pro-
fessor Caio Mário da Silva P ereira, p. 501.
7" Clavero, op. cít., p. 89.
” Clavero, íd. ibíd..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 49

siderarse como una institución substantivamente constitucional -y no sólo pro-


cedimentalmente judicial- de directa manifestación de una soberanía y libertad
ciudadanas'5.
Ahí está el origen de la supremacía del Poder Judicial sobre el Parlamento,
La principal razón del constitucionalismo americano radica en la limitación del
Poder Legislativo. 3o cual a su vez requiere la capacitación de la Justicia. Exis­
ten límites constitucionales al ejercicio de la legislación: Congress shall make
no law'9.

2. El paradigma francés

El principio del constitucionalismo francés es inverso al norteamericano: 11


sera fait un Cade de lois civiles (Constitución 1.791). La Ley será el instrumen­
to de la renovación y de la sistematización del Derecho.
El Código será el medio de realización unitaria de unos derechos de posición
no discriminatoria. Reduciendo el Derecho a un código, se abrigaba incluso la
expectativa de que 3a Ley pudiera aplicarse directamente por los ciudadanos y
prescindirse de los profesionales del Derecho80.
El posicionamiento de la Justicia dentro del esquema de la distribución de
los poderes del Estado, difiere también del modelo norteamericano. La Justicia
queda supeditada a la Ley, tanto a los efectos sustantivos como a los procedi-
mentales. No tendrá capacidad de hacer valer la Constitución, ni siquiera ante
normas que contradigan sus previsiones de fondo o de forma, ni frente a actua­
ciones administrativas que tampoco se atengan a los imperativos constituciona­
les. Esto será cuestión de otras jurisdicciones. En cuanto al pronunciamiento
sobre los derechos, éste depende de las leyes. Los derechos resultan de lo que
las leyes en cada sector contemplan61.
La codificación exigida en el ámbito constitucional surge recién con el Impe­
rio de Napoleón. No llega a existir, sin embargo, un código general. Aparece
primero un Código Civil en 1.804, que contiene en sí el germen de la descodifi­
cación: no abarca todo el Derecho Privado ni configura un sujeto único62. En
enero de 1.808 entró en vigencia el Código de Comercio francés.
El escaso juego que en el Código Civil cupo a la libertad de disposición,
anunciaba la necesidad de un Código de Comercio Este se ocupó del tráfico de
bienes muebles. La protección de la propiedad exigió, además, un código penal.*

!a Clavero, id. íbíd..


n Clavero, íd. íbíd.
* Clavero, íd. .íbíd..
1,1 Clavero. íd. íbíd-.
*' Clavero, íd. íbíd..
50 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

La supeditación de la Justicia a los códigos sustantivos requirió códigos proce-


dimentales33.

3. El Código de Comercio francés

Las ideas filosóficas, económicas y políticas que inspiraron la Revolución


Francesa provocaron transformaciones que condujeron, en el plano político, a la
democracia y, en el económico, a un capitalismo liberal que influirá en el Dere­
cho Comercial, La Revolución Francesa proclamó la igualdad de los ciudadanos,
consagró los derechos individuales y la libertad del comercio y de la industria.
Se consagró el derecho de propiedad como un derecho sagrado y absoluto. Se
afirmó la libertad para contratar. Se declararon disueltas las corporaciones. Se
suprimieron privilegios concedidos a éstas. Simultáneamente, se consagró el
principio de que todo ciudadano puede ejercer libremente cualquier actividad
económica84.
Se organizó al Estado para proteger tales derechos y libertades. Se creó un
Estado gendarme, con poderes reducidos a la seguridad. Se enmarca su actua­
ción de tal manera de evitar la arbitrariedad del Poder Estatal. Se excluye
cualquier intervención estatal en la economía. Se entendió que la libertad eco­
nómica era un presupuesto del progreso social.
Como consecuencia de estas reformas, sobre la base de los principios de la
libertad y la propiedad se construyó el capitalismo moderno, formado por in­
dustriales, comerciantes y financistas. El lema de la época era enriquecerse. En
la época, se crearon grandes emprendimientos bajo la forma de sociedades anó­
nimas.
Se deben al liberalismo grandes innovaciones científicas y técnicas, que
permitieron el desarrollo de la industria y se multiplicó la producción. El per­
feccionamiento de los medios de transporte, acortó distancias, facilitando la
colocación de la producción masiva de bienes.
La Asamblea Constituyente, creada a partir de la Revolución Francesa que
había suprimido las corporaciones de comerciantes, decretó que se elaborara un
Código Civil y, también, un Código de Comercio85. La codificación surge recién
con el Imperio de Napoleón.
Aparece primero un Código Civil en 1804 que no abarca todo el Derecho Pri­
vado. En enero de 1.808 entró en vigencia el Código de Comercio. Se mantuvo
en Francia, de este modo, el dualismo en el Derecho Privado: reglamentando el
Derecho Comercial en un código separado del Civil. Se siguió la tradición fran­
cesa según la cual existía ya un Derecho Civil y un Derecho Comercial separa­
do, objeto de ordenanzas especiales.*10

“ C lavero , íd. ibíd..


B roseta P ont , op. c it, p. 45 y ss.
10 Sola Cañizares, op. cit., p. 37.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 51

a. L a objetivación d e l D erecho Com ercial

Sobre este tema HAMEL & LAGARDE explica cómo la lógica hubiera querido
que los legisladores de la Revolución hicieran desaparecer el Derecho Comer­
cial, conocido hasta entonces como el derecho de los comerciantes. No tenía
ninguna razón de ser, si la clase de comerciantes había sido suprimida. Sin
embargo, ninguna asamblea revolucionaria admitió esa solución de estricta
lógica. También es curioso que la Revolución dejó subsistir los Tribunales de
Comercio que representaban el espíritu de la clase comerciante'6.
Por ello, la doctrina francesa, inmediata a la sanción del Código de Comercio
francés, en especial PARDESSUS, interpretó que, por sus antecedentes ideológi­
cos, el Código de Comercio francés ya no podía ser el Derecho de una clase. El
Código de Comercio francés, para esa doctrina, toma un nuevo presupuesto de
orden objetivo y pasa a ser el Derecho de los actos de comercio. Explican los
autores clásicos franceses que este nuevo presupuesto obligó al legislador a
determinar cuáles eran los actos de comercio y es por ello que el Código de Co­
mercio francés contiene una lista de ellos. En un artículo del Código se enume­
raron los actos de comercio, estableciendo la jurisdicción de los Tribunales de
Comercio para esos actos de comercio, aunque fueren realizados por personas
que no fueren comerciantes.
La doctrina francesa más moderna hace revisión de esa posición y dice que
el Código de Comercio sigue la tradición y mantiene al Derecho Comercial como
un Derecho profesional, tal como lo era en la Edad Media y en las ordenanzas.
Los autores modernos explican los textos franceses de la siguiente manera. Al
sancionarse el Código de Comercio francés estaban vigentes las ordenanzas. En
éstas, el Derecho Comercial era el Derecho de los comerciantes y la jurisdicción
comercial se refería a litigios entre comerciantes sólo cuando se tratabáde ope­
raciones mercantiles (rasgo objetivo que viene de la Edad Media). En ele apitu-
lo de las ordenanzas que trataba de la jurisdicción consular, se enumeraban los
hechos de comercio sobre los cuales tenían competencia. Sancionado eLCódigo
de Comercio francés, no se suprimió la jurisdicción especial sino que se mantu­
vo bajo la denominación de Tribunales de Comercio. Siguiendo el modelo de las
ordenanzas se hace enumeración de los actos de comercio, en la parte del Códi­
go destinada a fijar la competencia de los tribunales (art. 632). Hasta acá el
régimen es idéntico al tradicional. La variante introducida radicó en que los
comerciantes ya no serían los afiliados a la corporación y el legislador entendió
que debía definirlos y lo hizo en función de los actos de comercio. El artículo X
del Código de Comercio francés dice así: "Son comerciantes quienes ejercen actos
de comercio haciendo de ello su profesión habituar*".

“ H amel & L agarde , op. c ít, § 23.


, “Sont commerqants ceux qui exercent des actes de commeree et en font leur profession habi-
tuelle”.
52 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

De este modo, en este sistema, el acto de comercio cumple doble función: sir­
ve para definir al comerciante y para fijar los límites de competencia de los
Tribunales especiales. Los rasgos de objetividad están dados en la definición
del comerciante y en la determinación de competencia de los Tribunales de
Comercio; sin embargo el Código de Comercio francés sigue siendo un Derecho
subjetivo en cuanto contiene el estatuto del comerciante con normas reservadas
a comerciantes sobre capacidad para ejercicio del comercio, obligación, de ins­
cribirse en el Registro de Comercio y de llevar libros y quiebra. Es decir que no
se;eliminó el Derecho Comercial como Derecho profesional, pues el Código fran­
cés siguió teniendo normas que crearon un estatuto legal propio para el profe­
sional del comercio05.
En resumen, en la Edad Media el eje del Derecho Comercial fue el comer­
ciante (Derecho subjetivo) pero con el tiempo adquirió matices de objetividad.
El Código de Comercio francés mantuvo un derecho profesional con matices de
objetividad. El Código de Comercio francés no fue una expresión pura de ten­
dencia objetiva; no obstante lo cual, toda la doctrina francesa de la época señala
que el Código abrió el paso para una etapa de objetivación del Derecho Comer­
cial. Es la doctrina de la época, más que el propio Código francés, quien afirma
que, a partir de éste, el derecho de comercio cambia de fundamento, para trans­
formarse de un derecho subjetivo en derecho objetivo. La doctrina francesa más
moderna rectifica esa postura y sustenta que el Derecho Comercial en el Código
de Comercio francés es subjetivo.

b. Influencia de la codificación francesa

Llevada por las armas napoleónicas, la legislación francesa ejerció gran in­
fluencia en la mayoría de las naciones europeas. En los distintos países se fue­
ron adoptando Códigos de Comercio, inspirados en el francés: Bélgica en 1,811,
Holanda en 1.811, España en 1.829 sustituido en 1.885, Portugal en 1.833,
Grecia en 1.835, Alemania en 1.861. En Italia, varios de los Estados en que
estaba dividida la Península dictaron Códigos de Comercio y en 1.865 se san­
ciona el primer Código de Comercio para todo el Reino de Italia. Los Códigos
europeos mencionados siguieron las líneas del francés y tampoco consagraron
un régimen absolutamente objetivo.

Dicen HAMEL & LagaKDE: La lógica hubiera querido que ios legisladores de la Revolución hicie­
ran desaparecer el Derecho Comercial; conocido hasta entonces como el Derecho de los comer­
ciantes no tenía ninguna razón de ser si la clase de comerciantes había sido suprimida; sin em­
bargo ninguna Asamblea revolucionaria admitió esa solución de estricta lógica. También es cu­
rioso que la Revolución dejó subsistir los Tribunales de Comercio que representaban el espíritu
de la clase comerciante. H aMEL & L.AGATÍDE, op. cít., § 23,
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 53

* Codificación española

El Código español de 1.885, en el artículo 1, se abre con una definición del


comerciante, diciendo que lo es quien ejerce habitualmente actos de comercio.
También se crea un estatuto para el comerciante, imponiendo entre otras obli­
gaciones, la de su matriculación en el Registro de Comercio. Luego, el artículo 2
establece que sus normas se aplicarán a los actos de comercio sean o no comer­
ciantes los que los ejecutan. Con esta norma, se acusa una tendencia más obje­
tiva que en el Código francés. El artículo 2 constituye una expresa declaración
de objetividad89.
El Código español no tiene una enumeración de los actos de comercio; para
ese cuerpo normativo serán actos de comercio los que estén regulados por el
Código, Al hacer la calificación de comercialidad, cuando se trata de caracteri­
zar algunos contratos como mercantiles, se lo hace en la mayor parte de los
casos, en función del carácter de comerciante de alguna de las partes (art. 244,
comisión mercantil; art. 303, depósito mercantil; art. 311, préstamo comercial;
art. 349, transporte; art. 380, seguro), con lo cual se introduce un factor de sub­
jetividad.
Un balance de los rasgos del Código español permite sostener que tiene más
matices subjetivos que objetivos, pero la primera doctrina española como la
francesa se afanó en sostener la objetividad del Derecho Comercial en el Códi­
go. Luego hubo las rectificaciones doctrinarias pertinentes.

* Codificación alemana

En Alemania, el Código de Comercio de 1.861 quedó derogado por uno nue­


vo, sancionado en el año 1.897 y vigente desde el año 1.900, en que vuelve a
predominar el carácter subjetivo de los orígenes del Derecho Comercial50. En el
sistema adoptado por el Código de 1.897 el Derecho Comercial es un Derecho
especial de los comerciantes. El Código comienza estableciendo que es comer­
ciante quien ejerce un oficio comercial y añade que se considera como ejerciendo
tal oficio a toda explotación que tenga como objeto uno de los géneros de nego­
cios que se enumeran en el mismo artículo 1. También, se consideran comer­
ciantes, independientemente del objeto de sus negocios, las empresas inscritas
en el Registro de Comercio; pero en ningún caso serán comerciales las empresas
agrícolas y forestales. En cuanto a las sociedades por acciones y a las socieda­
des de responsabilidad limitada se consideran siempre comerciales por razón de
la forma.*91

“ Sola Cañizares, op. cit., p. 50.


91 El Código de Comercio alemán comprende cuatro libros dedicados a: la profesión comercial, las
sociedades, los actos de comercio y el comercio marítimo, respectivamente.
No contiene normas sobre contratos, ni sobre quiebra ni sobre títulos de crédito, ni operaciones
de Bolsa ni de cambio.
54 Nuri E. Rodríguez Olivera - Caríos E. López Rodríguez

El artículo 343 dispone que “se reputan actos de comercio todas las operacio­
nes concluidas por un comerciante con vistas a la explotación de su empresa
comerciar. Además, en caso de duda, los actos de un comerciante se presume
que son actos de comercio y se considera que los documentos de deuda de un
comerciante se han firmado en el ejercicio de su actividad comercial a menos
que lo contrario resulte del documento.
Advertimos, sin embargo, que el examen de las disposiciones del Código de
Comercio alemán demuestra que el sistema no es un sistema subjetivo puro,
como no lo fue el sistema de la Edad Media y como tampoco son sistemas obje­
tivos puros los sistemas adoptados por los diversos Códigos del siglo XIX. En
efecto, la calificación de comerciante depende, según el Código, de la realización
profesional de unos determinados actos que el propio Código enumera. Además,
las disposiciones relativas a los actos de comercio son aplicables a las dos par­
tes, cuando el acto es comercial sólo respecto de una de ellas (actos mixtos). No
se trata, por lo tanto, de un Derecho exclusivamente, para los comerciantes
pues, cuando se trata de actos mixtos, se aplica a personas no comerciantes91.

* Codificación latinoam ericana

En los países latinoamericanos, incluyendo el nuestro, después de procla­


mada su independencia, se sancionan Códigos de Comercio inspirados en los
europeos, fundamentalmente en el francés. La legislación latinoamericana si­
gue las mismas líneas que el francés para la determinación de la materia co­
mercial.
En Brasil se promulgó el Código de Comercio del Imperio de Brasil en 1.85.0.
En Argentina fue promulgado en 1.859 un proyecto redactado por ACEVEDO con
la colaboración de VÉLEZ SARSFIELD, para la Provincia de Buenos Aires que,
luego, fue adoptado por toda Argentina.-Tiene la peculiaridad de que contiene
normas generales sobre obligaciones y contratos, porque a la fecha de su adop­
ción no existía aún un Código Civil. El Código de Comercio argentino fue adop­
tado por Paraguay y, también, por Uruguay, después de introducirle algunas
modificaciones de detalle. En Chile en 1.867, se sanciona el Código de Comercio
redactado por OCAMP092.
En los distintos Códigos latinoamericanos que se sancionan se incluyen
enumeraciones de actos de comercio, con algunas pocas excepciones en que,
siguiendo el régimen del Código Español, no se establece su nómina. En las
enumeraciones se incluyen actos que responden al concepto económico de co­
mercio; pero existen otros que se incorporan por razones históricas o por su

Además la Ley establece que los actos enumerados en el artículo 1. del Código son actos de
comercio incluso cuando son extraños a las actividades comerciales habituales de quien los rea­
liza. El artículo 343 arriba citado crea una presunción de comercialidad pero esta se liga al ob­
jeto de la actividad.
Sola CaSizahes, op. eit., p. 4
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 55

conexión con la actividad económica comercial, ampliándose de este modo el


contenido del Derecho Comercial. Con ellos se sigue la tendencia del Código de
Comercio francés.
Los actos incluidos en las enumeraciones varían de país en país y deiitro de
cada país, a veces, han sufrido alteraciones en el tiempo, que amplían o res­
tringen ía nómina. El hecho referido confirma lo sustentado sobre la historici­
dad del contenido del Derecho Comercial.
Nuestro Código de Comercio se abre con una definición de comerciante, por
la cual se le caracteriza por ía realización de actos de comercio como profesión
habitual. Complementando este texto, en el artículo 7 se hace una enunciación
de actos de comercio. Las disposiciones restantes del Libro Primero, Título I y
II, organizan el estatuto del comerciante con obligaciones y cargas diversas.
Además, destacamos el artículo 6 que establece que quienes realicen acciden­
talmente un acto de comercio están sujetos a la Ley y a la jurisdicción del co­
mercio aunque no sean comerciantes. Resumiendo, con los artículos. 6 y 7, se
configura un sistema objetivo; pero, también, tenemos normas con matices de
subjetividad. También advertimos que nuestro Código contiene reglamentación
de los contratos comerciales; pero cuando los define lo hace, en varios casos, en
fundón de que una de las partes contratantes sea un comerciante.
Efectuado este ligero análisis de las codificaciones y de su real sentido de­
bemos concluir, como lo hace SOLA CAÑIZARES, que cuando se habla de la obje­
tivación del Derecho Comercial por las codificaciones del siglo XIX, deben
hacerse prudentes reservas.

JB. Resum en sobre el D erecho C om ercial en el Siglo XIX

El Derecho Comercial se mantuvo como un Derecho especial, que se recogió


en una codificación separada y profesional. El Código de Comercio francés man­
tuvo un Derecho profesional con matices de objetividad. El Código de Comercio
francés no fue una expresión pura de tendencia objetiva; no obstante lo cual,
toda la doctrina francesa de la época señalaba que el Código abrió el paso para
una etapa de objetivación del Derecho Comercial. Es la doctrina, más que el
propio Código francés, quien afirmó que, a partir de éste, el Derecho de comer­
cio cambia de fundamento, para transformarse de un Derecho subjetivo en De­
recho objetivo.
La doctrina francesa más moderna rectifica esa postura y sustenta que el
Derecho Comercial en el Código de Comercio francés es subjetivo o, que adquie­
re rasgos de objetividad pero manteniendo caracteres de subjetividad. El Códi­
go francés y los demás Códigos europeos mantuvieron su carácter subjetivo
pero incorporando rasgos de objetividad.
El Derecho Comercial se impregnó con los rasgos del liberalismo subsiguien­
te a la Revolución Francesa. Sobre los fundamentos de la Revolución Francesa,
56 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

se construyó el capitalismo moderno. Como instrumento de ese capitalismo se


desarrollaron aún más las sociedades anónimas abiertas al ahorro público para
formar sus capitales. Aparecen, en esta época, luego de la codificación, otras
normativas que permiten el mejor desenvolvimiento del comercio y de la indus­
tria como la regulación de la propiedad industrial y el régimen de propiedad
sobre el fondo de comercio o casa de comercio y se comenzó a reglamentar algu­
nas operaciones de banco. En fin, también hay tendencias modificativas del
estatuto del comerciante, como por ejemplo, las que atenúan el instituto de la
quiebra, con regímenes preventivos.

II. El Derecho Comercial en el Siglo XX

La historia política del siglo XX, incomunmente agitada, conduce, en un


primer análisis, a considerar el Derecho Privado como una rama del Derecho
dotada de una mayor estabilidad y continuidad, en comparación con el Derecho
Público. Gran parte de las codificaciones que produjo el siglo XIX están en vi­
gor, en tanto que las constituciones se han encontrado directamente expuestas
a todas las oscilaciones políticas y económicas93.
En la realidad, el Derecho Privado sufrió alteraciones y reformulaciones en
sus dogmas y principios, no menos importantes que el Derecho Público. Sucede
que la transformación del Derecho Privado ocurrió al margen de los códigos, en
tanto que las constituciones -paradojalmente más flexibles que las codificacio­
nes™ acompañaron paso a paso las modificaciones en la estructura socioeconó­
mica.
Concomí tan teniente, la bipartición rígida del orden jurídico entre Derecho
Público y Derecho Privado, como sistemas jurídicos cerrados y centralizados
respectivamente en la constitución y en la codificación, perdió vigencia. Hoy la
frontera entre una y otra rama se diluyen frente a la injerencia estatal en áreas
tradicionalmente reservadas a los particulares, así como frente a la adopción de
principios propios del Derecho Privado clásico en la administración del Esta­
do94.

sA. Condiciones p o lítica s, económicas, sociales y filosóficas en el Siglo

A fines del siglo XIX y en el siglo XX se producen modificaciones de carácter


económico, social, político y filosófico, que provocan alteraciones, en el contenido
y orientación del Derecho Comercial. En un plano muy general, con especial
dureza, se enfi'entaron doctrinas individualistas, supraindividualistas y trans­
personalistas. Todas han influido sobre el Derecho Comercial. Cualquiera sea
KAISER. O F uturo do D ireito Privado, Revista da Procuradoria Ge ral da Estado, n. 25, p.18.
Kaiser , íd., p. 19.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 57

el país de que se trate, incluido Uruguay, las normas mercantiles demuestran


la influencia de dichas posiciones. Concomitantemente, en el siglo XX se produ­
ce una crisis del liberalismo, que conlleva un proceso de intervencionismo esta­
tal en la economía que, a su vez, deviene en una tendencia neoliberal.

1. Individualism o, supraindividualism o y transpersonalismo

La concepción humanista o individualista, considera que la conciencia de


cada individuo es el soporte y el testimonio de todas las demás realidades. To­
das las cosas que se dan en la realidad, incluido el Derecho, tienen valor sólo en
la vida del individuo y para su vida y sólo sirven en la medida que sirven al
individuo. Por lo tanto, los valores que se cumplen en la conciencia individual
van a tener siempre un rango superior a los valores que se materializan en
cosas o instituciones95.
Se justifica la sociedad, el Estado y la cultura, en cuanto representan medios
que sirven para la realización de los fines individuales. El Derecho es para el
hombre y no debe hacer más que garantizar los fines individuales de cada per­
sona, su autonomía y su libertad, con la única limitación exigida para la garan­
tía de los mismos fines de las otras personas. El Derecho tiene sentido y justifi­
cación en la medida en que representa un medio para cumplir con los fines que
se realizan en la persona individual**. El valor que debe ser atendido por el
Derecho, prioritariamente, es el de la personalidad.
Por otro lado, una orientación supraindividualista o transpersonalista, para
la cual la sociedad, los valores colectivos o el Estado son valores superiores,
frente a los cuales deben sacrificarse los intereses individuales. Por encima de
los intereses de los individuos, existen aquellos. La sociedad es un todo superior
a las partes que lo componen. Los fines del todo trascienden los fines individua­
les. El individuo es un medio, que integra la sociedad, subordinado a ésta. Los
hombres serían un simple medio o instrumento para un fina transpersonal que
se encarnaría en el Estado o la Nación (transpersonalismo culturalista) o la
cultura (transpersonalismo político)9'. El contenido del Derecho, con esta con­
cepción, es la tutela de los intereses sociales o de la nación o del Estado.
RECASENS incluye en la categoría transpersonalista, a las concepciones de
PLATÓN, ARISTÓTELES, el romanticismo alemán, la escuela francesa de la res­
tauración. En el siglo XX, la concepción transpersonalista es acogida por el
fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán y el comunismo soviético98.
En una posición intermedia, se ha sostenido que la realización de los valores
sociales o transpersonales constituye la condición para que se puedan cumplir

95 CALANCHIN! URHOZ, L os fines del Derecho, Ju s tic ia y Derecho, p. 15.


5,1 C a l a n c h ín ! U r r o z , íd ., p. 5.
S: CALANCHIN! URROZ, íd., p. 6.
* RECASENS a p u d CALANCHIN! ÜRROZ, íd ., p. 7.
58 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

los valores individuales. Por lo tanto, habría una interdependencia entre los
valores transpersoriales y los valores individuales.
Históricamente ha prevalecido una u otra concepción del Derecho y en fun­
ción del criterio adoptado, se aprecia una diversidad de sistemas legislativos en
Derecho histérico-comparado. Por otra parte, cada uno de nosotros aprecia sub­
jetivamente cada concepción y podemos o debemos tomar partido por una u
otra, como asunto privativo de nuestras propias conciencias individuales. No
hemos de analizar Derecho Comparado ni posiciones personales. Sólo hemos de
explicar objetivamente cuál de las tres concepciones ha inspirado el Derecho
Positivo en general y, dentro de él, el Derecho Comercial.

2. Liberalism o e intervencionism o

El sistema liberal instaurado por la Revolución Francesa lleva al dominio de


un estrato social con sacrificio de otros. El liberalismo sin trabas legales, condu­
jo a abusos y se comenzó a sentir las desventajas del liberalismo total. Lo dire­
mos con palabras de SOLA Cañizares :
“Ahora bien, la noción de libertad individual $e aplicó a las re­
laciones entre los hombres, pero no sólo a las relaciones comer­
ciales, sino también a las de trabajo.
La legislación de la época con su individualismo y su liberalis­
mo, prohíbe las asociaciones de obreros, y los deja sin protección
legal alguna frente a la arbitrariedad y egoísmo de sus patronos,
lo que provocó, en la primera etapa de la industrialización la
creación de un proletariado miserable y oprimido.
Con el tiempo paralelamente con el desarrollo del capitalismo, se
fue formando una pequeña burguesía y el proletariado obrero
que comenzaron a advertir que no sólo el Estado podía ser factor
de opresión sino que también lo eran otros poderes
Por otra parte, ahora con palabras de GarrigüÉS: “La concentración de un
gran poder económico en las grandes empresas regidas por sociedades anónimas
conduce a la conquista de posiciones dominantes en el mercado, que se traducen
en monopolios de hecho, en contratos dictados a los consumidores o en convenios
entre las grandes empresas que tienden a limitar o a suprimir la libre compe­
tencia. Con ello el libre juego de la oferta y la demanda en un mercado libre
pasa a ser un mito en el que nadie piensa1,100.

a. C risis del liberalism o


Como reacción contra estos fenómenos económicos y sociales, comenzó la cri­
sis del liberalismo. Las teorías liberales, que regían la economía por la Ley del

S o l a C a ñ iz a r e s , op. c i t., p. 34.


GARRIGUES, C urso de Derecho M ercantil, 7a ed., p. 251.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 59

Mercado, habían fracasado; fueron desplazadas por un proceso en que el Estado


interviene en la economía con diversidad de grados. Desde antes de la. Primera
Guerra Mundial y después dé ésta, en mayor grado, se percibe la tendencia a
ampliar el ámbito de acción del Estado como reacción contra los abusos del. ca­
pitalismo. Esa tendencia culmina con la instalación de varios regímenes totali­
tarios.
Después de la segunda guerra, sin llegar a los extremos de los mencionados
regímenes supraindividualistas, se adoptaron nuevos enfoques, en que se; pre­
servaron los derechos fundamentales del individuo, pero con un Estado inter­
vencionista en los órdenes social y económico. El Estado interviene en la vida
de la sociedad, cumpliendo funciones secundarias como, por ejemplo, el logro
del bienestar colectivo101.

b. N eoliberaü sm o

. En el momento actual debemos señalar la existencia de una corriente neoli­


beral que reduce el intervencionismo estatal pero sin eliminarlo. La interven­
ción estatal se mantiene hasta nuestros días con diversos grados de intensidad.
Los países hoy altamente desarrollados se han servido del intervencionismo
para lograr su desarrollo actual. Parecería suceder que cuando un país logra su
propio desarrollo, procura que los demás abracen el liberalismo, como medio de
estimular su propia producción y la colocación de sus productos102. Por otra par­
te, los países desarrollados propician el liberalismo, más con sus declaraciones
que con el ejemplo de sus propias políticas económicas, pues siguen adoptando
normas proteccionistas de su propia industria y comercio103.

m Calanchini Uriíoz, op. cít., p. 14.


Tal como dice ROITMAN:
“El clamor por el cese del estatismo tiene corno principales voceros interesados a los-países
desarrollados con relación a los que no lo son, porque la prescindencia estatal garantiza el
triunfo competitivo de las grandes empresas de los países desarrollados sobre las incipien­
tes de los subdesarrollados; en otras palabras, dentro de un Estado subdesarrollado la
única gran empresa nacional capaz de enfrentar con probabilidades a las grandes empre­
sas extranjeras o multinacionales es el propio Estado nacional.
Con el estatismo los países subdesarrollados no hacen sino repetir los que los hoy desarrolla­
dos practicaron cuando no lo eran y nunca han dejado de practicar más en la medida de
sus intereses propios" (Roitman, Estatismo y Desarrollo: el modelo brasilero. La Ley, t.
148).
i,H Etcheverry, M anual de D erecho Com ercial, p. 94, sostiene;
“T si bien es cierto que en el curso histórico se manifiesta una ley pendular para la interven­
ción estatal en la economía, que va desde un dejar hacer hasta una completa y cerrada in­
tervención (actualmente en los países socialistas), en los países donde se mantiene el siste­
ma de la propiedad privada (y del empresario no estatal, por ende), se ha logrado un equi­
librio que importa la planificación estatal coherente, su actuación en función de policía del
comercio y tutor de los afectados por situaciones de injusticia o ilegalidad.
Y por esa razón el problema actual de los países en desarrollo es la búsqueda del equilibrio en­
tre el poder estatal - que por razones sociales interviene, a veces a fondo en funciones tradi-
60 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

c. Intervencionism o esta ta l

La intervención del Estado en la economía tiene distintos objetivos: objetivos


internos, por los cuales se atiende al desarrollo nacional y a la tutela de secto­
res más débiles de la economía; objetivos externos, por los cuales se trata de
ubicar al Estado en una posición internacional adecuada que le permita compe­
tir adecuadamente con otros Estados.
Se pueden señalar distintos grados de intervención estatal o publicización104.

* Regulación de aspectos diversos de la economía

El Estado regula aspectos diversos de la economía sin llegar a su planifica­


ción global105. Esta regulación asume distintas variedades. En algunos casos, se
ejerce una mera vigilancia sobre ciertas ramas del comercio, con distintos fines
imponiendo una previa autorización administrativa para su ejercicio y some­
tiéndola a contralores. Se controla la industrialización o comercialización de
determinados productos para asegurar su calidad o se controla la actividad
financiera por su incidencia en la economía del país o se reglamentan importa­
ciones y exportaciones. Se dictan normas para protección del medio ambiente
que inciden en la actividad comercial. Como una manifestación del actual in­
tervencionismo estatal se destaca, por la doctrina moderna, la necesidad de
tutela al consumidor con normas que formarían un “derecho de consumo”. Se
entiende que las normas del Derecho Comercial son insuficientes para regular
las relaciones entre productores y comerciantes y consumidores y que estos
últimos necesitan de tutelas específicas frente a la difusión masiva de produc­
tos105.

cionalmcntc reservados a los particulares- y la libertad de creación del empresario priva­


do. Con marchas y contramarchas a veces, se va logrando llegar al punto exacta de equili­
brio, que no es el mismo para todos los países, ya que la idiosincrasia de sus habitante
juega un papel primordial".
1<M En Francia se habla de “publicisation” del Derecho Privado queriendo significar la invasión del
Derecho Público en materias que antes correspondían al Derecho Privado.
tema es estudiado con mayor extensión en artículo de HaLPERIN, El moderno Derecho Co-
; me reíal argentino, R evista del Derecho Com ercial, 1.975.
"F ariña, R evista de Derecho Comercial, año 12, p. 663-664: “... desde fines del siglo XIX,
donde se plantea la necesidad de tutelar la masa de consumidores frente al poder de las grandes
'■'empresas organizadas, a la necesidad de evitar los abusos resultantes de una concentración en el
control de la riqueza jurídicamente posible por el tecnicismo de los institutos del Derecho mer­
cantil, con la acentuación creciente de tendencias publicístieas para limitar la discrecionalidad
contractual. Los remedios del Derecho Civil son demasiado individualistas para impedir en este
campo los abusos de poder. A una difusión masiva de productos estandarizados corresponden
necesariamente remedios colectivos. Las llamadas ventas ‘agresivas’ cuyas victimas son los con­
sumidores, la utilización intensii’a de los medios de información por parte de las.grandes em­
presas que permite la ‘manipulación’ de los consumidores mediante una publicidad engañosa,
determinan que a menudo los consumidores adquieran lo que no necesitan o no desean. El resul­
tado es el desarrollo previsible del derecho del consumo... La protección del consumidor median­
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 61

En otros casos, el Estado orienta las actividades privadas promoviéndolas o


incentivándolas en cuanto interesa al desarrollo económico del país o desalen*
tándolas, en el caso opuesto. Así, por ejemplo, se estimula una determinada
producción industrial, con ventajas fiscales o con una determinada política cre­
diticia.
A veces, el Estado interviene respecto a un determinado tipo de industrias
para encauzar toda su actividad: lo que se ha de fabricar, cuánto, cómo y con
qué destino.

* Socialización, planificación, intervención directa y


estatism o

La socialización implica alterar los principios en materia de autonomía de la


voluntad. El Estado determina ciertas condiciones en la contratación, para pro­
teger la parte económicamente más débil (trabajadores, consumidores o aho-
rristas). Así, se fijan los precios de determinados bienes o las tarifas de deter­
minados servicios como el transporte de pasajeros o los intereses de los présta­
mos bancarios y no bancarios.
La planificación supone estudios previos y preparación técnica especial, para
fijar planes globales para toda la economía de un país, estableciendo metas,
medios y etapas de realización.
En lo que se denomina como intervención directa, el Estado interviene na­
cionalizando o creando empresas estaduales que explotan ramos del comercio o
de la industria o del transporte o de la banca, ejerciendo esas actividades en
libre competencia con los particulares o en régimen de monopolio.
También, se puede dar que el Estado intervenga participando en sociedades
de economía mixta esto es, sociedades en que participan capitales estatales y
privados. Con ellas se procura fortalecer industrias o explotaciones nacionales
que sólo con apoyo estatal pueden ser competitivas.

* Lím ites respetados por el Estado

En todas las variantes de intervencionismo estatal hay ciertos límites que el


Estado ha respetado, según destaca Hamel & LagarDE. El Estado impone cier­
tas cláusulas a los contratantes; pero siempre les deja un mínimo de libertad,
un dominio para la iniciativa personal.

te normas adecuadas a la vida económica moderna constituye una necesidad prioritaria, dado
que las normas del derecho civil sobre obligaciones y contratos, como las normas contenidas en
nuestro vetusto Código de Comercio, son insuficientes e inaptas para regular las complejas rela­
ciones jurídicas entre empresas y consumidores...”.
62 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Cuando un negocio ha sido celebrado, el Estado se abstiene de modificar sus


cláusulas. El principio adoptado es que la Ley no puede y tampoco el Estado,
alterar las relaciones ya creadas por un contrato10'.
Cuando el Estado ejerce una actividad comercial, se somete a las reglas co­
merciales que la rigen. Los negocios que celebre se rigen por el Derecho Comer­
cial Privado. El Estado - aun cuando ejerza una actividad atendiendo intereses
generales - cuando se relaciona con terceros debe comportarse como un comer­
ciante de esa misma actividad. HAMEL & LAGARDE ponen como ejemplo, el del
Estado banquero. Podrá orientar sus colocaciones para atender las necesidades
de la producción nacional pero, al tratar con el cliente, debe atenderlo como lo
hacen los demás bancos, exigiéndole solvencia material y moral y garantías y
tratando al vencimiento de recuperar los dineros prestados, por las vías extra­
judiciales y judiciales que el Derecho acuerda. Una actitud distinta, llevaría a
malos resultados para la vida económica y causaría pérdidas al Estado108.

B. Evolución del D erecho C om ercial en el S iglo X X

En el siglo XX asistimos a varios fenómenos: la descodificación, la expansión


del Derecho Comercial, el dictado de normas de derecho público para regular la
materia comercial y la uniformidad internacional en varias materias comercia­
les.

1. La descodificación del D erecho Privado

A la decadencia de la organización económica liberal correspondió la des­


trucción de su mayor creación jurídica: la noción de código como un sistema
cerrado capaz de contener en sí mismo la solución de todos los problemas jurí-
1* 109,
cucos
La descodificación del Derecho traduce, como la propia designación sugiere,
una yuga” del contenido de los códigos. La legislación moderna tiende a evadir­
se de los códigos. VARELA afirma que el jurista, bajo la presión de los hechos,
pasó a venerar la Ley - esto es, las leyes especiales - como una especie de “dio­
ses domésticos”, más próximos de las realidades concretas de la vida, más acce­
sibles a los ruegos de cada cenáculo político, más permeables a las “ideas -
fuerza”del mundo contemporáneo110.

En nuestro país, en algunas materias, el legislador o el Estado han intervenido, alterando


normas contractuales. Así por ejemplo, en materia de contratos de arrendamiento de inmue­
bles, en que leyes de emergencia, han establecido prórrogas de plazos o fijado procedimientos
para determinar el alquiler, alterando previsiones contractuales.
™ H a m e l & L a g a r d e , op. c it., §29.
llH P a s c u a l Q u in t a n a , L a E n cru c ija d a del D erecho C iv i l, Estudios en Honor del Profesor
Costón Tobeñas, 1, p. 419 ss.
™ VARELA, id. ib íd ..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 63

Al respecto destacamos que se producen dos fenómenos: se dictan leyes es­


peciales para determinadas materias y se desintegra el código de comercio.

a. La m arginalización de ios códigos com erciales

En ios distintos países se van dictando leyes sobre materias comerciales, que
no estaban reguladas en los códigos. Así se dictan normas sobre la propiedad
industrial y sobre la casa de comercio o sobre procesos concúrsales preventivos.!

b. La d esintegración de los códigos com erciales

Se dictan leyes para regular materias reguladas por los códigos, expropián­
dolas y vaciando parcialmente su contenido. La doctrina italiana ha explicado
todo este proceso, en relación a su Código Civil del año 1942, que unificó el de­
recho comercial y el civil; pero las consideraciones de esos autores, son aplica­
bles a todos los regímenes jurídicos de la familia romano-germánica111.
I r t i destaca que hasta el año 1.914 - fecha de inicio de la Primera Guerra
Mundial - el sistema normativo italiano gravitaba en torno ai Código Civil de
1.865. Este contenía ios principios generales que orientaban la disciplina de
todos los institutos jurídicos vigentes y, en última instancia, colmaba las lagu­
nas del ordenamiento (art.3, inc. 2, disposiciones preliminares del C.C.)I!\
La legislación extra-código era reconducible a dos categorías: leyes especia­
les y leyes excepcionales. Las leyes especiales aplicaban a determinadas mate­
rias o a un grupo determinado de casos, principios ya enunciados en el Código
Civil. Las leyes excepcionales significaban una breve y efímera ruptura con el
sistema, limitada por el artículo 4 de las disposiciones preliminares del Código
Civil, que vedaba su extensión analógica: oltre i casi e tempi ¿n esse espressi113..
La Primera Guerra Mundial (1.914-1.918) generó situaciones de carencia -
como, por ejemplo, en materia de habitación- que no pudieron ser solucionadas
de acuerdo con los principios tradicionales contenidos en el Código Civil. En el
caso mencionado, el legislador se vio obligado a introducir graves restricciones
a la libertad de contratación. De esa forma, las leyes de arrendamiento integra­
ron una legislación excepcional, que contradecía el axioma de la autonomía de
la voluntad114.
Contemporáneamente, el flujo creciente de las masas obreras a los grandes
centros urbanos, condujo a que se substituyese la disciplina tradicional del con-

VARELA, O Moví m entó de D escodífieacao do Di coito Civil, in: Estados Jurídicos em


Homenagem ao Profesor Cato Mario da S ilva Pereira , p. 504.
UiTE, Leggi Spcciali (dal Mono-Sistema al Poli-Sistema), R ivista dí D iritto Civile Italian o ,
1.979, p. 141.
11:1 IRTE, id., p, 142.
VARELA, op. cit., p .5 04.
64 Nuri E. Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

trato de trabajo. En su lugar, se formó otro conjunto de normas de carácter


excepcional, opuesto al principio de la libertad contractual.
La progresiva inserción de las máquinas en la fabricación llevó, también, al
rechazo de la regla clásica de la responsabilidad subjetiva113.
La otra materia que alcanzó autonomía fue el Derecho de Familia. La pri­
mera ley autónoma al respecto fue la “Ley Federal de Méjico sobre las Relacio­
nes de Familia’*(1.917)**116.
Frente a estos acontecimientos, ni el Código Civil ni el Comercial estuvieron
en condiciones de garantizar la unidad del sistema. Las leyes especiales no se
presentaban, entonces, como simples desarrollos de los códigos; al contrario,
contenían principios autónomos que las separaban de toda conexión con ellos.
Luego, señala la doctrina que, paulatinamente, las leyes especiales y excep­
cionales - que tenían por objeto regular fenómenos jurídicos extra-código - inva­
dieron el territorio codificado, acabando por expropiar materias que le eran
propias. Las llamadas “leyes descodificantes” comenzaron a agotar el contenido
de los códigos civiles y comerciales, convirtiéndolos en la sede de las normas
más generales del Derecho Privado (normas sobre los elementos esenciales de
los contratos, su interpretación y la extinción de las obligaciones, por ejemplo).
Irtí relata cómo a partir de la entrada en vigor de la Constitución Republi­
cana, el 1 de enero de 1.948, el Derecho Privado italiano asistió a un proceso de
consolidación de las leyes especiales y de las leyes excepcionales. Este proceso
de consolidación creó micro-sistemas de normas, dotados de una organización y
una lógica autónomas11'.
El Código Civil, que era “la Ley civil”, se convirtió en “una de las leyes civi­
les”, esto es, en uno de los tantos micro-sistemas118. Habría perdido definitiva­
mente la primacía que le correspondiera durante el siglo XIX, para convertirse
en una parte de un poli-sistema119.
De ahí se desprenden, por lo menos, tres corolarios. En primer lugar, que el De­
recho Privado ya no contará con un sujeto unitario, como destinatario neutro e
índiferenciado de las proposiciones normativas: la persona. Las leyes se presenta­
rán, en adelante, como estatutos de los respectivos grupos sodales: inquilino de
inmueble urbano, trabajador asalariado o consumidor. La tutela de cada categoría
de intereses requiere leyes específicas, que expresen una lógica sectorial120.
Se perdió, asimismo, la posibilidad de manejar un lenguaje jurídico unitario.
El “significado propio de la palabra” (art.12, inc.l, disposiciones preliminares
VARELA, id ., p. 505.
"c V.4LLADÁO, op. c it, p. 22.
111 ÍRTI, Op. cit., p, 144.
ile SaCCO, Codificare: Modo Supéralo di Legifcrare? Rivista di D iritto Civile Italiano, 1983, p.
118.
IRTI, op. cit., p. 143/144.
™ IRTI, id., p. 144.
Manual de Derecho Comerciaí Uruguayo 65

del Código Civil italiano) desde entonces, es el significado congruente con el


objeto de la disciplina específica de que se trate. Cada disciplina transmite al
Derecho, la jerga técnica y la nomenclatura sectorial. El Código Civil deja de
ser el exclusivo código lingüístico del Derecho Privado121.
En tercer lugar, en aquellas materias compartidas con otros micro-sistemas,
los códigos deben resignarse a poseer un carácter residual. En el caso de una
laguna, el intérprete deberá procurar colmarla con los recursos internos del
propio micro-sistema (analogía). Sólo en el caso de no encontrar así la solución,
el intérprete está habilitado a recurrir a las normas contenidas en los códigos122.
Esta concepción del Derecho Privado como un poli-sistema ha sido objetada
en varios puntos por Cupis. En primer lugar, el profesor italiano reclama que
no sea minimizado el rol de algunas disciplinas comunes a todo el Derecho Pri­
vado, como las normas generales sobre las obligaciones y los contratos, que
continúan a tener su sede en los códigos y le conservan, por ello, su carácter
central. En segundo lugar, no debe ser subestimado el número de disciplinas
que mantienen su sede en los códigos: la normativa sobre el comerciante, las
normas sobre prueba, sobre el cumplimiento de las obligaciones, sobre las ga­
rantías patrimoniales, sobre la ejecución forzada, sobre la prescripción y la
caducidad. Todas estas disciplinas también contribuyen a mantener el carácter
central de los códigos. En tercer lugar, en los códigos se disciplinan múltiples
contratos, que mantienen una gran importancia económica y social: el contrato
de compraventa, los arrendamientos, el préstamo, la cesión de créditos no en-
dosables, la permuta, las fianzas, las cartas de crédito v los seguros. Por último,
en los sectores particulares donde los códigos concurren con leyes específicas,
tampoco debe minimizarse el número y la importancia de los casos residuales124.

2. Expansión del Derecho Comercial

Se ha producido un proceso de expansión del Derecho Comercial por el cual,


ciertos institutos propios del Derecho Comercial han invadido el campo civil.
Daremos algunos ejemplos. Los diversos tipos de sociedades comerciales han
sido adoptados por los civiles. Así para realizar una explotación agropecuaria
típicamente civil, es corriente que se constituya una sociedad anónima. Institu­
tos como los seguros, también comerciales, son indistintamente usados por co­
merciantes y por civiles. Lo mismo podemos decir de los títulos valores, como
los vales y los cheques, del transporte y de otros institutos comerciales.
Algunos autores llaman a este fenómeno “generalización del Derecho Co­
mercial”. ASCARELLI la denomina “comercialización del Derecho privado”. Seña­
la el autor citado que el Derecho Comercial ha cumplido una función de pione-

,=! inri, íd., p. 146.


IRTI, id., P- 149.
CUPIS, Commentí, Rivista di D iritto Civile Italiano, 1979, 1, p. 50.
66 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

ro, pues en su ámbito se elaboraron las instituciones más típicas de la economía


moderna, las sociedades anónimas, los títulos de crédito, el seguro, que luego
son usadas en el ámbito civil'
Esta expansión tiene efectos distintos. Por un lado, se produce la emigración
de normas e instituciones mercantiles al Derecho Civil. El Derecho Civil absor­
be o capta esos negocios o institutos mercantiles. Ello se ve en algunos países
en que la legislación comercial, ya no regula los contratos comerciales ni los
títulos valores, que pasaron a integrar el Código Civil.
Por otro lado, tiene lugar la postergación de ciertos contratos civiles que, en
la práctica, se ven desplazados por sus homónimos mercantiles125. Esto se ve,
por ejemplo, en materia de sociedades.
La doctrina se orienta, en razón de estos efectos, a sostener que está en cri­
sis el Derecho Comercial125. Se sostiene que debe unificarse el Derecho Civil y el
Comercial o que debe irse a la unificación del Derecho de las obligaciones, su­
primiendo la doble regulación civil y mercantil de ciertos contratos. También,
se sostiene que debe irse a la unificación del régimen concursal12'.

3. R egulación de la activid ad com ercial por el D erecho Público

El acentuado intervencionismo estatal que se ha dado en el siglo XX y que se


mantiene a la fecha - no obstante sustentarse desde distintos ámbitos que es­
tamos en una etapa de neoíiberalismo - ha provocado una profusa legislación.
El estado reglamenta todo; se ha producido lo que ÁFTALIÓN llama “inflación
legislativa”,
Esta “inflación legislativa*1difunde la sensación de que el tiempo de la codi­
ficación ha pasado. La misma forma de los textos codificados ha dejado de res­
ponder a conceptos reconocidos y reconocibles1"5. “La idea de Código, como tota­
lidad normativa:, corpus iuris completo y acabado —señalaba SILVA— no tiene
más sentido. En momento alguno, puede esa idea realizarse plenamente”1^.

ASCARELIJ, Panorama del Derecho Comercial, R ev ista d e D erecho Com ercial, 1 1 , p. 22.
B roseta P ont , op. cit., p. 53.
GarríCUES dice al respecto; uPues bien, esta llamada “generalización”del Derecho mercantil ha
inducido a algunos distinguidos autores a decir que, precisamente por haberse generalizado, el
Derecho mercantil se ha extinguido; han extendido el certificado de defunción del Derecho mer­
cantil, puesto que se ha generalizado... Yo no he participado nunca de esta opinión; al contrario,
creo que id hecho de haberse extendido a todos los estratos de la sociedad el Derecho mercantil,
que nació para los comerciantes en su profesión y que luego quiso el Código francés desprenderlo
de la persona de tos comerciantes, esa generalización lo que ha hecho es demostrar la vitalidad
del Derecho mercantil” (CarríGUES, R ev ista ..., p. 683).
m B roseta P ont , op, cit., p. 53.
“ C lavero , op. cit., p, 132.
, "J SILVA, O D ireito Civil B rasileiro em P e rsp e ctiv a H istó rica e Vi sao de F u tu ro , Ajuris 40,
p. 147.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 67

KAISER afirma que se “puede hablar de una pérdida de función del Derecho
Privado, de un vaciamiento de su campo de aplicación”™ 0.. Este vaciamiento del
Derecho Privado tiene, por lo menos, dos consecuencias de importancia. Se tra­
tará, en primer lugar, el problema de la descaracterización del Derecho Priva­
do, que produce la existencia de zonas grises donde difícilmente se puede de­
terminar si una norma pertenece al Derecho Privado o al Derecho Público. En
segundo lugar, nos ocuparemos de describir la tendencia que conduce a “apear”
de los códigos y a “entronizar” en la Constitución, la enunciación de los princi­
pios básicos de cada sector de la vida social y la proclamación de las reglas fun­
damentales del orden jurídico, comunes a las diversas ramas del Derecho131.

a. La confusión en tre D erecho P úblico y Derecho P rivado - Dere­


cho Económico

La dicotomía Derecho Público - Derecho Privado no es un imperativo de la


lógica jurídica sino, como toda sistematización de la Ciencia del Derecho, una
tentativa de ordenar los complejos de normas, compatible con el desenvolvi­
miento teórico y la etapa histórica del momento.
Tal como ya hemos señalado, la actividad comercial es regulada, a la vez,
por el Derecho Comercial y por el Derecho Público. Muchas veces, es difícil de­
terminar si una norma legal es de Derecho Público o de Derecho Privado.
Existen, además, ramas del Derecho, como el Derecho Económico, que no
pueden ubicarse por completo ni en el Derecho Público ni en el Derecho Priva­
do; su función exige un estrecho entrelazamiento entre ambas categorías1^. En
ese Derecho Económico se regulan materias que tradicionalmente correspondí­
an a otras ramas del Derechos: Comercial, Laboral, Administrativo, Tributario
y Penal. ;
Se han dado distintas concepciones del Derecho Económico13,5. En cualquiera
de las concepciones, el Derecho Económico incide sobre el Derecho Comercial,
aunque con distintos grados y consecuencias.
Unos autores sostienen que el Derecho Económico es una nueva concepción
del Derecho, que responde a una sociedad en la cual la economía domina toda
la vida social. En consecuencia, todo el Derecho contemporáneo, incluido el
Comercial, estaría impregnado de Derecho Económico.
Otros sostienen que el Derecho Económico está formado por las normas qué
se aplican a los procedimientos usados por el Estado para regentear la econo-*13

RAISER, op. cit., p. 13.


VARELA, op. cit., p. 527.
115 Kaiser , íd., p. 13-15.
133 Hamel & La GARDE, , op. cit., § 6,
68 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

mía nacional. El Derecho Económico sería el Derecho de la economía dirigida.


Regiría las relaciones económicas que son sustraídas a la libre concurrencia134.
Otros sostienen que el Derecho Económico es un Derecho nuevo que rige la
vida económica, especialmente la producción y la circulación de riquezas. Este
nuevo derecho se insertaría entre el Derecho Público y el Privado. Tal inserción
se debería a que sus normas están inspiradas en un interés general de los ciu­
dadanos, que es distinto del interés público del Estado soberano. Es una tercera
vía del universo jurídico: diverso del Derecho Privado, por el clima de domina­
ción que lo caracteriza y por fundarse prevalentemente en intereses colectivos y
diverso del Derecho Público, porque regula relaciones entre sujetos privados en
eLejereieio de sus actividades privadas135.
'A las ideas de individualismo, que constituyen la esencia de las instituciones
del Derecho Comercial que nos vienen del Código de Comercio francés, inspira­
do en los principios de la Revolución Francesa, el Derecho Económico contrapo­
ne los conceptos de la solidaridad económica o del interés general106. En función
de tales conceptos, el Derecho Económico penetra en las instituciones propias
del Derecho Mercantil, para regular los más diversos aspectos, fijando precios,
estableciendo normas de comercialización y sujetando las actividades a contra­
lores estatales. Ese Derecho Económico naciente invade los terrenos del Dere­
cho Comercial, para regular la actividad mercantil, influyendo en las normas
mercantiles y “destruyéndolas”cuando se oponen a su paso*37.

"" Rute Kaiser parece afiliarse a esta postura, al definir el Derecho Económico como el “conjunto
de normas referidas a! planeamiento, organización y dirección de ¡a economía por parte del Es­
tado”, Agrega RíPPe KAISER que no constituye una disciplina autónoma sino complementaria,
estructurada según las esferas de la economía y cuyo contenido se m anifiesta en todas las ra­
mas jurídicas (Ru t e K aiser, Bugallo Montado, Lon GONE & M ille R, In s titu c io n e s d e D e­
rech o C o m ercial U ru g u ay o , p. 9).
Jt’ D e CaMARGO VIDIGAL, conferencia dictada en Santiago de Chile en agosto 1.986, en Encuentro
Latinoamericano de Abogados en Derecho Bañe a rio. El autor citado lo define como la disciplina
jurídica de las actividades desenvueltas en los mercados procurando organizarlos bajo la inspi­
ración dominante del interés social. Se orienta Ideológicamente por las ideas de Desarrollo y
Bienestar.
'* GaRIUGUES, H acia un nuevo Derecho M ercantil, p. 220.
GaurJGUES, R e v is ta d e D erech o C om ercial, año 12, p. 694. “Entonces, nació el llamada
'derecho de la economía', expresión muy exacta, porque quiere decirse que el derecho se hace car­
go de. la economía; y. por eso, se llama así. En definitiva, es ¡a intromisión del dererho público en
un terreno acotado antes por la libre iniciativa individual en el derecho privado. Y ese derecho
de la economía, a su paso, ha ido modificando las normas del viejo Derecho mercantil y destru­
yéndola cuando se oponen a ese paso”. No es derecho estatista pero sí un Derecho que reconoce,
en el Estado, un extenso poder de reglamentar la economía nacional. Todo sin perjuicio de res­
petar largamente la libertad de los individuos. La reglamentación estatal facilitaría el juego dé
esas libertades impidiendo que las fuerzas económicas demasiado potentes abatan a los dema­
siado débiles íHaMEL & LaGarpe, § 29 de op. cit.í.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 69

6. L a p rim a cía de la Constitución

El Estado social moderno ha llamado a sí dos funciones primordiales: la de


promotor activo del bien común y la de garantía de la justicia social. El desem­
peño de esa doble función exigió la atribución al Estado de.poderes de interven­
ción y la posibilidad de limitar la libre iniciativa de los individuos, que encuen­
tran su lugar sistemático adecuado en el texto constitucional138.
Compete a la Constitución, la enunciación de los principios fundamentales
de la nueva sociedad civil, que el Estado de Derecho social pretende imponer en
lugar de la sociedad burguesa del siglo XIX. La misma necesidad de garantía
obtenida a través de la técnica de la codificación, encuentra hoy una satisfac­
ción más adecuada en la Constitución139.

4. Tendencia a la uniformidad internacional del Derecho Comer­


cial

Los progresos técnicos en materia de transporte y comunicaciones influyen


en el desarrollo del comercio internacional y esto apareja una internacionaliza­
ción de las prácticas y normas que rigen el comercio. Existe una marcada ten­
dencia a la adopción de normas uniformes para todos los países, rasgo que ano­
tábamos en los orígenes del Derecho Comercial.
La uniformidad se logra de distintas formas. El mecanismo principal es la
sanción de tratados por los gobiernos de los países. Damos ejemplos: los Trata­
dos celebrados sobre Compraventa internacional y sobre Letras de Cambio y
Pagaré Internacionales.
Otro medio es la adopción, en cada país, de leyes similares,
Una tercera vía son las convenciones de índole privada elaboradas por
agremiaciones internacionales privadas de comerciantes. Quienes se dedican al
gran comercio, fundamentalmente en el campo del seguro, de la banca, del
transporte marítimo y aéreo y de la producción y comercialización de ciertos
bienes se han agremiado, Se repite, así, en el piano internacional, aquel fenó­
meno de agremiación producido en la Edad Media, al cual antes hicimos refe­
rencia. En esas agremiaciones internacionales se acuerdan fórmulas generales
para los contratos recogiendo prácticas y usos del comercio y que son aceptadas
por todos. Existen fórmulas de ese carácter para regular, los créditos documén­
tanos, los conocimientos marítimos y aéreos, las condiciones de los contratos de
seguros. Se vari formando así normas de carácter privado que regulan múltiples
aspectos de la actividad comercial internacional y que los comerciantes agre­
miados se comprometen a acatar.

RaiSEÍ?, op. cit-, p. 500/501,


,!i~ GOMES, A C a m in h o d o s M ic r o -s iste m a s , in: Estudios Ju ríd ico s tin Homenagem ao Profe­
sor Caio Mario da Silva P a re ira , p. 167-169.
70 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

La doctrina advierte que en la contratación mercantil internacional se ha


reafirmado el principio liberal de la autonomía de la voluntad privada y que es
este principio el que ha permitido la formación de ese Detféchó uniforme inter­
nacional110. Se hace paralelismo sobre esa formación de un Derecho Mercantil
consuetudinario de vigencia universal con el proceso en que se formó el Derecho
Mercantil medieval.

5. La crisis del D erecho Comercial

Muchos autores señalan que el Derecho Comercial está en crisis. Se señalan


como factores de esa crisis hechos o fenómenos ya analizados: la tendencia a la
unificación del Derecho Civil y Comercial; la disgregación de normas comercia­
les en leyes separadas; la invasión de normas de Derecho Económico.
Nosotros entendemos que el Derecho Comercial no está en crisis. El Derecho
Comercial se mantiene como un Derecho separado en la mayoría de las legisla­
ciones. También se mantiene, en general, la codificación, aunque en todos los
países se han dictado leyes separadas para determinadas materias comerciales
con el fin de actualizar la normativa de sus Códigos del siglo pasado. Existe
una tendencia - no generalizada - a unificar el Derecho Comercial con el Civil,
que ha quedado consagrada con la sanción del Código Civil italiano y del Códi­
go Civil paraguayo; aunque en las legislaciones de Italia y de Paraguay se man­
tienen normas separadas para determinadas materias comerciales.
GakriGUÉS dice al respecto: “Pues bien, esta llamada "generalización” del
Derecho mercantil ha inducido a algunos distinguidos autores a decir que, pre­
cisamente por haberse generalizado, el Derecho mercantil se ha extinguido; han
extendido el certificado de defunción del Derecho mercantil, puesto que se ha
generalizado... Yo no he participado nunca de esta opinión; al contrario, creo
que el hecho de haberse extendido a todos los estratos de la sociedad el Derecho
mercantil, que nació para los comerciantes en su profesión y que luego quiso el
Código francés desprenderlo de la persona de los comerciantes, esa generaliza­
ción lo que ha hecho es demostrar la vitalidad del Derecho mercantiV,w.

I<4 “Para lograr la unificación d d Derecho mercantil internacional existen: a) organismos interna­
cionales de carácter privado como la Cámara de Comercio Internacional, la International Lato
Assoeiation, el Comité Marítimo Internacional, etc. y b) de carácter intergubernamental como el
Instituto Internacional para la Unificación d d Derecho Privado. En el seno de las Nociones
Unidas se ha creado una Comisión Especial, la Uncítral, que tiene por misión específica promo­
ver la unificación de Derecho mercantil internacional, coordinando las tareas de los demás or­
ganismos" (D ría , op. clt.).
I! G akriGUES, R evísta..,, p. 683.
Martuai de Derecho Comercia! Uruguayo 71

C onclusión

El Derecho Comercial nace, como rama separada del Derecho Civil, en la se­
gunda mitad de la Edad Media, a consecuencia de un conjunto dé factores muy
especiales. Desaparecidos esos factores, se mantiene hoy, en la generalidad de
los países, la distinción y separación de las normas comerciales. Algunos países
han eliminado el Código de Comercio como cuerpo autónomo demóralas, aun­
que se mantienen leyes especiales para ciertas materias comerciales143.
Lo expresado explica por qué la doctrina afirma que el Derecho Comercial es
una categoría histórica. Estamos como en los comienzos. “Al inicio en efecto
retornamos -opina CLAVERO—pero de un modo desconocido para los comien­
zos”1^. No existe un modelo preciso de codificación o de constitución que pueda
aprovecharse. Los paradigmas de Código y de Constitución ya son historia141.
El nuevo código deberá desplazar ordenamientos, simplificando el Derecho.
Tendrá que producir un efecto reductor de códigos14’.
Asimismo, puede que todavía le quepa una función. El Código que aún per­
manece incógnito -afirma CLAVERO- es “el del sujeto igual por u n ita r io Sólo
tendría sentido una codificación de ios derechos del sujeto único y universal wt\
A su vez, el lugar apropiado para la proclamación y la definición de los dere­
chos inherentes a la persona, emanados de la eminente dignidad del ser huma­
no, continúan siendo los códigos y no la Constitución. VARELA explica: “Quiere
esto significar que, en la implantación normativa de los variados derechos del
hombre, importa distinguir entre aquellos que, respetando a ¿as instituciones
políticas, deben ser inscriptos en la Constitución, y aquellos que, ligados a insti­
tuciones de orden particular (familiares, económicas, espirituales, culturales,
etc.), continúan teniendo su matriz adecuada en el estatuto fundamental del
Derecho Privado"1*'.
..Esta resurrección de la codificación, según CLAVERO, traería como conse­
cuencia la inhibición de los parlamentos y la animación de los tribunales. En
opinión de CLAVERO, “Podría volver a pensarse incluso en una justicia sin cien­
cia propia, con la sola guía sustantiva de tal especie de código, situado cultu­
ralmente más que impositivamente por encima de los otros elementos.,

1IJ Luego analizarem os las distintas posiciones doctrinarias: unas que pugnan por la indiferencia-
ción de otros tiempos; otros sostienen que debe m antenerse la autonom ía legislativa de las
norm as comerciales.
m C lavero , op. cit., p. 133.
Clavero, id. ibíd.
C lavero, op. cit., p. 135.
iv: C lavero , íd. ibíd.
VARELA, op. cit., p. 528.
1JW C lavero , op. cit., p. 135.
72 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Sección Segunda
E volución del Derecho Comercial Uruguayo

Hemos ido mareando etapas históricas del Derecho Comercial, hasta la codi*
ficación; pero sólo con relación a Europa occidental y al derecho continental.
Marcamos, luego, la influencia de la codificación francesa en Latinoamérica.
Terminamos señalando los cambios producidos del siglo XX. Al efectuar ese
análisis hemos hecho sólo alguna referencia al derecho del Uruguay.
•Analizaremos, en esta sección, la evolución de la legislación comercial en
nuestro país. Nos hemos de concretar más detenidamente a la consideración de
la .evolución económica de nuestro país y a la sucesiva modificación de sus nor­
mas mercantiles. Haremos consideraciones generales sobre evolución económi­
ca, sólo en cuanto es necesario para entender el desarrollo del Derecho Comer­
cial.

Subsección Primera: Derecho Com ercial Uruguayo


an terior a l Código de Comercio

I. Derecho Comercial Anterior a la Independencia

Los españoles comenzaron a poblar la Banda Oriental a principios del siglo


XVII. Se fundó Montevideo con carácter de fuerte militar.
En esta primera época no hubo actividad comercial. Había cultivos pero sólo pa­
ra atender necesidades de 3a población. Recién a comienzos del siglo XVIII se inició
la explotación ganadera en nuestro territorio. Fue de la ganadería que nacieron las
primeras industrias. La más desarrollada, al principio, fue la del corambre. En la
segunda mitad del siglo XVIII, surgieron los primeros saladeros.
A la monarquía española no le interesaba desarrollar, en sus colonias, la
agricultura y, menos aún, la industria. Implantó un régimen de monopolio que
obligó a los americanos a comprar únicamente los productos españoles, traídos
pori los comerciantes y embarcaciones españolas y prohibió el comercio entre
uno y otro de los territorios americanos. Por ello, en el transcurso del siglo
X^III, no hay nada de interés para el comercio ni para el Derecho Comercial en
el Montevideo colonial.
Recién a fines del siglo XVIII cambia la política de España y se levantan al­
gunas restricciones para comerciar, autorizando el comercio entre las Colonias.
En 1.777 se dicta el auto de libre comercio para la región del Plata que com­
prendía el comercio desde Chile hasta el Atlántico y desde Perú al sur. Era
líbre el comercio interno y con España. Más adelante, se autorizó el intercam­
bio con colonias de Inglaterra.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 73

Montevideo comenzó su vida comercial a fines del siglo XVIIL Con la base
económica antes referida, el comercio de la Banda Oriental se limitó fundamen­
talmente a la exportación de cueros y charques por el puerto de Montevideo.
Montevideo rivalizaba con el puerto de Buenos Aires. Se vio favorecida por su
posición geográfica y por la mayor comodidad que ofrecía su puerto para las
tareas de carga y descarga de los navios.

A Régimen Jurídico du ran te la época colonial

Al principio, no hubo en nuestro territorio colonial una jurisdicción comer­


cial especial. Recién en el año 1.745, como primer antecedente de importancia,
se creó en Montevideo un Juzgado para conocer en causas dé arribada forzosa o
naufragios.

I. Consulado de Buenos Aires

El 30 de enero de 1.794 el Rey Carlos IV creó un Consulado en Buenos Aires


con jurisdicción comercial en el Virreinato del Río de la Plata y que funcionó en
Montevideo por intermedio de una delegación que se llamó Juzgado de Merca­
deres, Algunos de los miembros del Consulado (prior y cónsules) eran designa­
dos por los comerciantes de 3a ciudad140. De este modo se trajo a América ja ten­
dencia existente en Europa de mantener una jurisdicción espeeial para los co­
merciantes150.
La Real Cédula que creó el consulado, dispuso el Derecho aplicable: Orde­
nanzas de Bilbao, Leyes de Indias y Leyes de Castilla.
Las Ordenanzas de Bilbao fueron sancionadas por Felipe V en diciembre de
1.737 y confirmadas por Fernando VII en junio de 1.814. Se componían de 19
capítulos, que trataban de la jurisdicción del Consulado y sus procedimientos,
de los mercaderes y los libros que habían de tener, de las compañías de comer­
cio, de los contratos de comercio, de las letras de cambio y vales. También, se
regulaban los corredores de mercaderías y cambios y de navios. Contenían
normas sobre seguros, fletamentos, naufragios, averías, y préstamo a la gruesa,
dando estatutos para los capitanes y la gente de mar. También, se regulaba la

,w La competencia privativa del cuerpo era la relativa a “todos los pleitos y diferencias que ocurran
entre comerciantes y mercaderes, sus compañeros y /actores sobre sus negociaciones de comer­
cios, compras, lientas, cambios, seguro, cuentas de compañías, fletamentos de n a ves, factorías”
(ETCHEVERRY, M anual de Derecho Comercial, § 21).
El procedimiento ante los jueces mercantiles era breve y sumario, no siendo obligatoria la in­
tervención de letrados. El fallo del tribunal era apelable ante un oidor de la Audiencia llamado
“juez de apelaciones”, quien debía emitir su fallo asesorado por dos comerciantes del Consulado
que él mismo designaba. Si el pronunciamiento era confirmatorio de la sentencia de primera
instancia, el proceso quedaba concluido; si era modificatorio, existía una suerte de nuevo recur­
so intentado ante aquella segunda instancia, pero cambiándose los dos primeros comerciantes
por otros dos nuevos elegidos por el mismo procedimiento (ETCHEVERRY, op. cit., p. 37).
74 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

quiebra. Estas ordenanzas fueron Derecho vigente en nuestro país hasta la


vigencia del. Código de Comercio.
Todas estas normas eran aplicables en cuanto no estuvieran modificadas por
la Real Cédula de creación del Consulado y otras normas posteriores.
Entre las disposiciones de la Real Cédula se dictó una que imponía la regis-
tración de los contratos de sociedad y los documentos que acreditaban propie­
dad sobre embarcaciones. También, debían registrarse quienes por sí solos es­
tablecieran casa de comercio, almacén, tienda o bodega, Estamos ante un ante­
cedente del actual Registro de Comercio.

2. Consulado de M ontevideo

El Consulado de Comercio en Montevideo se crea el 24 de mayo de 1.812, por


el Capitán General de la Provincia, Gaspar de Vigodet. Éste debía ajustarse a
las disposiciones de la Real Cédula que creó el Consulado de Buenos Aíres.

B. Ocupación luso-brasileña de 1.817-1.828

Durante esa época el comercio incipiente decayó pues se favoreció a los co­
merciantes portugueses y se puso obstáculos a la actividad de los orientales. El
Consulado de Comercio, suprimido por un breve tiempo, funcionó luego bajo la
dominación portuguesa por decreto del 14 de febrero de 1.817.

II. Normas com erciales en lo s prim eros años de Independencia y hasta


1.866

Proclamada la independencia, siguieron rigiendo las leyes españolas con las


modificaciones introducidas por algunas pocas leyes dictadas por los primeros
gobiernos nacionales.
Después de la independencia, la economía nacional y la actividad comer­
cial no tuvieron mayores progresos. La guerra grande, que se prolongó de
1.839 a 1.851, impidió toda posibilidad de actividad industrial o comercial
de interés. En ese escenario no era propicio el desenvolvimiento del Derecho
Comercial.
Con anterioridad a la sanción del Código de Comercio, en cuanto al Dere­
cho sustantivo, sólo merece destaque la legislación sobre corredores y sobre
intereses. En cuanto al resto, fue reconocido expresamente la aplicación de
los usos y costumbres y la legislación vigente antes de la independencia.
Cabe resaltar sí, la existencia de una jurisdicción especializada en la m ate­
ria comercial.
Manuai de Derecho Comercia! Uruguayo 75

A. N orm as sobre corredores e intereses

El 3. de setiembre de 1.830 se dicta una norma que preveía la existencia de


cuatro corredores terrestres; por norma del 1 de setiembre de 1.83o, se prevé
existencia de dos corredores marítimos. Estos corredores eran nombrados por el
Gobierno y tenían el monopolio de la actividad de corretaje.
Por una Ley del 4 de abril de 1.838 se dictó una norma sobre interés legaLde
dinero.

B. D eterm inación de la s leyes a p lica b les a l comercio

El 17 de julio de 1.839 se sancionó la Ley 216, que determinó las leyes apli­
cables en materia comercial. El artículo 7 disponía: "Las causas de comercio se
decidirán por las Leyes Patrias, Ordenanzas de Bilbao, usos y prácticas mercan­
tiles, Leyes Recopiladas y de las Partidas, y en defecto una de otras por el orden
en que van especificadas”. Debe destacarse que se adopta como fuente, en se­
gundo término, después del Derecho Mercantil los usos y prácticas, con prela-
ción al Derecho Civil o Común. Se erige al uso como fuente de Derecho y, ade­
más, se le da preeminencia sobre el Derecho Civil la\

C. J u risdicción m erca n til

En materia de jurisdicción, el Consulado de Montevideo, había sido reorga­


nizado por un Reglamento Provisorio de Administración de Justicia del 10 de
agosto de 1.829. Se suprimió por decreto del 7 de diciembre de 1.838. Sus fun­
ciones pasaron entonces al Juez Letrado de Hacienda. El 28 de enero de 1.858
se restableció el Consulado, para ser suprimido por decreto del 22 de mayo de
1.858, en que se creó el Juzgado de Comercio.

Subsección Segunda: S an ción d el Código d e Comercio

I. Hechos preced entes

Después de la Guerra Grande comenzó la reactivación del país. En primer


término, se recuperó el medio rural, con el aumento del ganado bovino y co­
menzando la explotación del ganado lanar. Luego, se modernizó la industria
saladera.

1,1 Con una norma de este tipo se adopta posición en el problema de la especialidad o excepcional!-
dad del Derecho Comercial en el sentido de la especialidad; pues ante una laguna, el intérprete
debe acudir al derecho común pero sólo después de agotada la búsqueda en el Derecho Comer­
cial y en los usos mercantiles.
76 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E López Rodríguez

Como consecuencia de la prosperidad rural y de un paralelo crecimiento de


la población, renació el comercio. Se destacó entonces el comercio de exporta­
ción de nuestros productos agrícolas y se produjo el aumento de importaciones
de artículos europeos necesarios para el consumo de la población.
También, tuvo relevancia en la época, un comercio de tránsito en que los
comerciantes locales intermediaban en el comercio entre Europa y Río Grande
y el Litoral argentino. Este se produjo por las ventajas que ofrecían el puerto de
Montevideo y el puerto de Salto, para servir de puente a ese comercio.
Se forma, en la época, en Montevideo, un núcleo de capitalistas con una for­
tuna formada en el comercio. Muchos comerciantes, también, acumularon capi­
tales actuando como prestamistas. Marcamos, así, la diferencia entre este capi­
talismo incipiente y el de la contemporánea Europa. Nuestro capitalismo en el
siglo XIX era sólo comercial y en Europa su integración era más compleja: era
comercial, financiero e industrial152.
En estas circunstancias económicas, surgen los primeros bancos. A media­
dos de 1.856 surgió el Banco Mauá que recién logró autorización legislativa
para funcionar en 1.857. La asamblea lo autorizó para emitir papel moneda. A
mediados de 1,857 hizo su aparición el Banco Comercial, también como banco
de emisión. Estos bancos se formaron con la contribución de los capitalistas
comerciantes y prestamistas. Concedían créditos preferentemente al comercio
capitalino y, a veces, al del interior; pero casi nunca a la industria o a los
hacendados. A fines de 1.863 comenzó a funcionar en Montevideo una sucursal
del Banco de Londres y Río de la Plata.
A partir de 1.860 empezó una corriente de inversiones extranjeras, espe­
cialmente de ingleses y franceses. Comenzaron por explotar servicios públicos
como ferrocarriles, tranvías, agua corriente, gas, luz. Asimismo, los propietarios
de los grandes establecimientos comerciales, que no pasaban de cien, eran en
su gran mayoría extranjeros: ingleses, franceses, alemanes y españoles. En
toda esta primera época regía un sistema liberal, en que los productores y co­
merciantes entraban libremente al mercado y salían de él, actuando sin pautas
fijadas por el Estado.
Entre 1.861 y 1.865, capitalistas ingleses y alemanes fundaron en Fray Ben-
tos la “Liebig’s Extract ofMeat Campany Limited”. Se proponían la elaboración
descarnes enlatadas y del llamado “extracto de carne”. La Líebig’s fue la prime­
ra inversión extranjera en la industria de las carnes, hasta ese momento en
manos de saladeristas orientales o inmigrantes.

iM Recordemos que en Europa hubo también evolución similar y paulatina pero en distintos tiem­
pos. En la Edad Media comenzó a formarse el capitalismo comercial: en la Época Moderna se
desarrolló el capitalismo comercial y apareció el capitalismo financiero y recién en el siglo XIX
nace y crece el capitalismo industrial.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 77

II. Sanción del Código de Comercio

Paralela y comcidentemente con el empuje de nuestra economía, el 26 de


marzo de 1.865, por Decreto del gobierno de FLORES, se sancionó el Código de
Comercio. El Código entró en vigencia a partir del 1 de enero de 1.866.

A. Fuentes del Código de Comercio

ACEVEDO elaboró, entre los años 1.849 y 1.851, un proyecto de Código Civil
que nunca fue sancionado153. Este proyecto, sin embargo, sirvió de base para
que en 1.857, con la colaboración de VÉLEZ SARSFIELD, se elaborara el proyecto
de Código de Comercio La fuente inmediata de nuestro Código fue el proyecto
elaborado en 1.857 por el uruguayo ACEVEDO y el argentino VÉLEZ SARSFIELD
para la provincia de Buenos Aires1M.
A ese Código, se le introdujeron algunas modificaciones sugeridas por una
Comisión Revisora designada al efecto, se convirtió, luego, en Código de Comer-
ció uruguayo.
Las fuentes de que se sirvieron ACEVEDO y VÉLEZ SARSFIELD fueron, funda­
mentalmente, los Códigos francés, español, portugués, brasilero y de Württem-
berg1S5. Es decir que se nutrieron fundamentalmente de la experiencia europea.
NARVAJA, al redactar el Código Civil - que entró en vigor en 1.869 - se inspi­
ró en el proyecto de Código Civil elaborado por A€EVED01=ÍJ, Eso explica, en bue­
na medida, la enorme semejanza de muchos capítulos de ambos códigos.

B. C aracterización general

El Código de Comercio se divide en cuatro libros: Libro 1 “De las personas


del comercio", Libro II “De los contratos de comercio”, Libro III “De los derecho y
obligaciones que resultan de la navegación” y Libro IV “Del concordato preven­
tivo y de las quiebras”.

,s* PEIRANO FaCIO, Curso de Obligaciones, t. III, p. 44.


^ Ese proyecto fue, luego, Código de Comercio para la Confederación Argentina en 1.862.
1,l'> Es interesante transcribir parte de la carta del 16 de marzo de 1.857, dirigida por ACEVEDO a
VÉLEZ SARSFIELD y citada en el trabajo de PERROTTA. Dice así: "El trabajo como Ud. sabe lo he
hecho teniendo siempre a ¡a vista los Códigos de Francia, Holanda. España, Portugal, Württari­
berg y Brasil, sin perjuicio de haber aprovechado las mejoras introducidas en la legislación
francesa sobre quiebras, la Ley general de Alemania, sobre ¡elras y muchas disposiciones vigen­
tes en Inglaterra, Estados Unidos, ele. Desde entonces serla muy difícil decir cuál de los Códigos
ha servido especialmente para cada título, pues ¡a verdad e.s que para la redacción de cada uno
he tratado de tenerlos todos a la vista”. La exposición de los codificadores, al elevar el proyecto
al Poder Ejecutivo del Estado de Buenos Aíres, fechada el 18 de abril de 1.857, contiene una
general explicación sobre las fuentes.
Phuraño Fació, op, cit., p. 44.
78 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Nuestro Código de Comercio se abre, como el francés, con una definición del
comerciante, como un profesional. Si bien lo define en función de .los actos que
celebre, de inmediato organiza un estatuto con obligaciones y cá'rgás diversas.
La enunciación de los actos de comercio se hace en el artículo 7, para deter­
minar la calidad de comerciante. Además, existe un artículo 6 que establece
que quienes realicen accidentalmente un acto de comercio están sujetos a la
Ley y a la jurisdicción mercantil aunque no sean comerciantes. Con los artícu­
los 6 y 7 se configura un sistema objetivo; pero también tenemos normas con
matices de subjetividad.
Advertimos que nuestro Código contiene una reglamentación de los contra­
tos comerciales; pero, cuando los define lo hace, en varios casos, en función de
que una de las partes contratantes sea un comerciante. Nuestro Código tiene,
por lo tanto, elementos que demarcan la materia comercial con rasgos subjeti-
vistas y objetivistas a la vez.

Subsección Tercera: Fines d e l S iglo X I X y Siglo XX

A fines del siglo XIX la economía sufrió distintas vicisitudes. A etapas de


prosperidad y euforia comercial sucedieron años de crisis. Algunas de ellas,
culminaron con quiebras de bancos.
Durante el siglo XX se dictaron muchas leyes relacionadas a materias mer­
cantiles, marginalizando al Código de Comercio y, también, se extrajo del Códi­
go de Comercio determinadas regulaciones, creando un régimen legal separado.
De manera, que se producen, en nuestro país, los mismos fenómenos antes ana­
lizados de descodificación.
Mencionaremos algunas de las leyes más importantes, sólo para dar una vi­
sión general de nuestra evolución legislativa hasta el día de hoy.

I. L egislación com ercial de fin ales del Siglo XXX

A. Fom ento in d u stria l

En 1.875, durante el Gobierno de E llauri, se promulgó la primera Ley de


fomento industrial otorgando facilidades para la importación de máquinas y
aumentando, con fines proteccionistas, los impuestos aduaneros a las mercade­
rías extranjeras. De 1.886 a 1,887 entraron al país 103.000 inmigrantes, en su
mayoría italianos y franceses que instalaron pequeñas industrias (curtiembres,
fábrica de fósforos, molinos harineros a vapor). En 1.889 se instaló la primera
planta de industria textil para industrializar la lana que se convertiría en una
de las materias primas más importantes del país.
Mariuai de Derecho Comercial Uruguayo 79

B. D isolución de sociedades, quiebra, liqu idación ju d ic ia l y concor­


d a to s

Los problemas suscitados por el Banco Inglés del Río de ia Plata, dieron lu­
gar a la aprobación, el 2 de junio de 1.893 de la Ley 2.230. Esta Ley reguló la
disolución de sociedades, la liquidación privada y la liquidación judicial de las
sociedades anónimas y, por disposición expresa de la misma Ley, a los bancos13'.
Quedó así sustituido, respecto de sociedades anónimas y bancos, el régimen de
la quiebra previsto en el Código de Comercio. La Ley 2.230 contenía, también,
normas sobre concordatos preventivos. Esta ley está vigente en lo relacionado
con la liquidación judicial de sociedades anónimas13”.
El 2 de octubre de 1.900, la llamada “Ley Márquez” modificó el Código de
Comercio en materia de quiebras con normas que, también, se mantienen vi­
gentes. Con esa modificación se incorporó, también, la reglamentación de los
concordatos preventivos.

C. C reación d el Banco de la R epú blica

La Ley 2.480 del 4 de agosto de 1.896 creó el Banco de la República Oriental


del Uruguay (B.R.O.U.), La Ley le asignó a este banco la función de emitir di­
nero. La primera emisión fue de billetes de 10 pesos, convertibles en oro o plata
sellada159.

II. L egislación com ercial en el Siglo XX

La legislación comercial, durante el siglo XX, abarcó prácticamente toda la


materia comercial, desde la regulación de los bienes mercantiles, hasta los pro­
cesos concúrsales, incluyendo normas de fundamental importancia en materia
contractual y de títulos valores.

A L egislación sobre sistem a m on etario e in term ediación fin an ciera

Nuestro régimen financiero y bancario nacional, fue evolucionando a medida


que se sucedían diversos acontecimientos en el plano de la economía, funda­
mentalmente en lo que se refiere a nuestro sistema monetario.

,7'‘ El artículo 78 de la Ley de 1.893 establecía que “la s d is p o sic io n e s d e to s a r tíc u lo s a n te r io r e s


c o m p r e n d e a los b a n c o s c o n s titu id o s e n f o r m a d e s o c ie d a d a n ó n im a ”. Este artículo fue modifica­
do por la Ley 9.989 en que se establece que si los bancos han adoptado la forma de sociedad en
comandita o colectiva, también, están sujetos a Las normas de la liquidación judicial de las so­
ciedad anónima, sin perjuicio de las responsabilidades de los socios solidarios que las integren.
O livera García & R ippe Kaiser, íd. ibíd..
M BÚSQUEDA, L a m o n e d a d e v a lu a d a p o r la g e n te , in Búsqueda, año XXXI, n. 1.156, p. 20.
80 Nuri £. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

1. Evolución de nuestra legislación

A partir de 1.911, el B.R.O.U. tuvo el monopolio para la emisión de moneda


en el país. En ese entonces y hasta agosto de 1.914 nuestro sistema monetario
se basaba en la convertibilidad con el oro. Para contrarrestar la desconfianza
generada por el abandono del régimen de convertibilidad, se adoptó una políti­
ca cambiaría de flotación “sucia”, porque el Banco de la República Oriental del
Uruguay intervenía regularmente con ventas o compras en el mercado, para
incidir en el precio1®0. En 1.931 se establecieron medidas de contralor del comer­
ció exterior, instaurándose un régimen con fijación de distintos precios para el
dólar según las actividades (tipos de cambio diferenciales}1®1.
-¡¿En cuanto a la regulación de la actividad bancaria privada, hasta la aproba­
ción de la Ley 9.756 de 10 de enero 1.938 - conocida como “Ley de bancos” - no
fue objeto de una regulación sistemática en nuestro país. Con anterioridad a
esta fecha, la instalación de cada banco requería un acto legislativo especial de
aprobación. A partir de esta Ley, la autorización para instalarse fue suminis­
trada por el Poder Ejecutivo y el control de las entidades de intermediación
financiera quedó a cargo del Banco de la República Oriental del Uruguay5
Este control fue transferido al Banco Central del Uruguay en 1.967ie\

a. De la crisis del sistem a m onetario del 59 h asta la crisis banca­


ria del 65

A fines de 1.957 el gobierno enfrentó problemas para manejar el tipo de


cambio y el precio del “dólar libre” aumentó de $ 4 a casi $ 11 en un año (mien­
tras el “oficial básico” se mantenía en $ 4,1)1G4. En 1.959, con la Reforma Cam­
biaría y Monetaria se eliminó el sistema de cambios múltiples. Se unificó el
precio del dólar en $ 11 ese año y se liberalizó el mercado al año siguiente.
También, se eliminaron los controles al comercio exterior!fo. En 1.963 se resta­
bleció un doble mercado cambiarlo y la cotización del dólar pasó de $ 11 a $
16,50"*.
,En 1.965, el dólar “libre”había llegado a $ 82, mientras que el “oficial” valía
sólo $ 24367. Hubo, en ese año, una grave crisis bancaria, que culminó con la Ley
13.-330 de 1.965, creadora de un régimen restrictivo para las actividades finan­
cieras, conocida como “Ley de Emergencia”. Esta norma fue la respuesta legisla-

,i;i! búsqueda , op. c it, p. 20,


,ía BÚSQUEDA, id. ibíd.:
““ Olivera García & Rippe Kaiser . Evolución y P anoram a del Derecho Com ercial U ru­
guayo, p. 90.
O livera García & Rippe Kaiser , op. cit., p. 90.
búsqueda , íd. ibíd..
búsqueda , íd. ibíd..
Búsqueda , íd. ibíd..
UiI Búsqueda, íd. ibíd..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 81

tiva a la conmoción nacional creada por las serias dificultades que atravesaba
nuestro sistema bancario, a raíz de las cuales desaparecieron un importante
número de entidades financieras. Entre sus disposiciones, la Ley.13.330 prohi­
bió la instalación de bancos, así como la apertura de agencias y sucursales,
impuso restricciones al destino de las colocaciones bancarias y estableció un
mecanismo de garantía de depósitos. La prohibición de instalación de nuevos
bancos se mantuvo hasta 1.981, oportunidad en que fue removida por el Decre­
to Ley 15.207!68.

b. De la devaluación de' 1.967 h a sta la apertu ra del mercado fi­


nanciero

En 1.967 se creó el Banco Central del Uruguay, que sustituyó al B.R.O.U. en


la emisión de dinero. En este año, bajo presiones inflacionarias, fuga de capita­
les y aumento del endeudamiento, se produjo una nueva devaluación. En no­
viembre, el dólar saltó de $ 100 a $ 200 y se dispuso la libertad de operaciones
en el mercado169.
Soportado el crack bancario y financiero, a partir del año 1.974, comenzaron
a adoptarse medidas de apertura de la economía, conducentes, entre otros obje­
tivos, a transformar nuestro país en una plaza financiera tentadora para las
inversiones nacionales y extranjeras. La primera de estas medidas fue la libe­
ración del mercado financiero y de cambios. En efecto, el 24 de setiembre de
1.974, el Banco Central del Uruguay dispuso el libre acceso de todas las perso­
nas al mercado financiero de cambios, agregando que el tipo de cambio pasaría
a estar regulado por el libre juego de la oferta y la demanda.
En julio de 1.975 se quitaron tres ceros a la moneda, que pasó a llamarse
“nuevo peso”1'*. En octubre de 1.978 se implemento el régimen denominado ta­
bular (la “tabíita”), con tipo de cambio fijo y preanunciado con meses de antici­
pación1'1.
El Decreto Ley 15.207 del año 1.981, derogó la prohibición que había dis­
puesto la Ley 13.330 para la instalación de nuevos bancos. A partir de esta
derogación, se produjo una avalancha de bancos extranjeros en nuestro país.

2. El Decreto Ley 15.322 y sus modiifieaciones

El 17 de setiembre de 1.982, se sancionó el Decreto Ley 15.322 sobre inter­


mediación financiera que, sin perjuicio de las modificaciones introducidas por
leyes posteriores, constituye hasta el día de hoy la norma madre que regula en
forma orgánica el funcionamiento del sistema bancario nacional.*1

15s Olívete García & Rippe Kaiser , op. d t., p. 91.


“ B úsqueda , íd. ibíd..
Búsqueda , íd. ibíd..
111 B úsqueda , íd, ibíd..
82 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

En noviembre de 1.982, con un alto déficit fiscal y fuertes pérdidas de reser­


vas, el gobierno abandonó el régimen tabular. El Banco Central del Uruguay
dejó de vender dólares y la cotización saltó de N$ 13.81 a N$ 20 V:Continuó su­
biendo hasta estabilizarse en torno a N$ 30 y N$ 33l,J.
El panorama legal se mantuvo bastante estable hasta el año 1.990, en que
se aprueba la Ley 16,131, que establece la normativa aplicable a los bancos de
inversión. En 1.992, el Decreto Ley 15.322 fue modificado por Ley 16.327.
Finalmente, debido a los acontecimientos de notoriedad que afectaron sus­
tancialmente nuestra plaza financiera, en el año 2.002 se aprobó la Ley 17.613.

B, L egislación en m ateria reg istra l

La registración comercial estaba organizada en los artículos 45 y siguientes


del Código de Comercio. De acuerdo al artículo 45, había en Montevideo un
Registro de Comercio general y un registro en cada capital.
En Montevideo, el Registro estaba a cargo del Juzgado Letrado de Comercio.
El Código de Comercio partía de la base de la existencia de un solo juzgado. En
1878 se creó un segundo Juzgado de Comercio y, entonces, se produjo la anoma­
lía de coexistir dos Registros Públicos y Generales de Comercio, pues los respec­
tivos actuarios los llevaban con el agravante de actuar sin conexión.
En los departamentos del interior, de acuerdo al Código, el Registro estaba a
cargo de los Alcaldes Ordinarios. Su función fue luego cumplida por los Juzga­
dos Letrados de Primera instancia del Interior.
Según el artículo 46, el Registro comprendía la matrícula de los comercian­
tes y la toma de razón de documentos.

1. Prim eras reform as regístrales

En 1.934, en el Código de Organización de los Tribunales, se suprimió la ju­


dicatura comercial. Se crearon siete Juzgados Letrados de Primera Instancia
en lo Civil. Los dos antiguos Juzgados de Comercio, pasaron a ser los Juzgados
de Segundo y Sexto Turno y sus respectivos actuarios continuaron conservando
a su cargo los dos Registros de Comercio de Montevideo.
La Ley del 8 de julio de 1.950 reorganizó el Registro Público y General de
Comercio (art. 29). Existían, en aquel entonces, dos oficinas de tasación de cos­
tas. Se estableció que debían cesar en sus funciones, y hacerse cargo del Regis­
tro Público y General de Comercio. Éste dependería de la Suprema Corte de
Justicia. El nuevo régimen debería comenzar a funcionar el 1 de abril de 1.952.
Por dificultades no pudo hacerlo y una Ley del 3 de abril de 1.952 dispuso que

1T'J B úsqueda , id. ¡bíd..


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 83

empezaría a funcionar desde el 1 de enero de 1.9o3. El funcionamiento del Re­


gistro fue reglamentado por acordada del 30 de diciembre de 1.953. .
Por Decreto 62/77 se estableció que el Registro dependía del Ministerio de
Justicia. Por Decreto 115/77 se dispuso:
“Artículo I o. La Dirección General de Registros (Programa
15.03) es un órgano centralizado del Ministerio de Justicia que
reviste la modalidad de la desconcentración impuesta por IdMu-
tonomía funcional natural de sus actividades técnicas, lo que
impide al Ministro del ramo que pueda ordenarle sobre aquéllas,
una determinada opinión.
Artículo 2°. No obstante lo expuesto en el artículo precedente, el
rigor de la relación jerárquica permanece, obviamente, en todas
las demás relaciones de carácter sustancialmente administrati­
vo, entre el Director General de Registros y el Ministro de Justi­
cia. Por mérito de ello, su poder de mando y su control sobre esa
actividad del Director General de Registros se mantienen sin li­
mitaciones”.
Suprimido, luego, el Ministerio de Justicia, el Registro pasó a depender del
Ministerio de Educación y Cultura (Dec. 404/85).

2. U ltim as reform as regístrales

En 1.983 se dictó el Decreto Ley 15.514 que reorganizó todos los Registros y
cuya vigencia fue sucesivamente prorrogada hasta su derogación por la Ley
16.871.
El Decreto 26/95 en su artículo 1 estableció la competencia nacional del Re­
gistro Público y General de Comercio a partir del 1 de enero de 1.995. En con­
secuencia cesó la competencia a cargo de los Juzgados Letrados del interior del
^ 173
país .
El mismo Decreto atribuyó al Registro de la Propiedad de cada Departamen­
to, la certificación de libros en su artículo 6 que dice así:
“Los comerciantes y las sociedades comerciales del interior que se
presenten a certificar libros podrán hacerlo tanto ante el Regis­
tro Publico y General de Comercio como en el Registro de Pro­
piedad correspondiente al lugar de su domicilio.
Este dará cuenta a aquél de. las certificaciones que realice”.

El artículo 3 del Decreto 26/95 estableció que cuando se inscribieran, actos modificativos o extin-
tivos de otros, en poder de los juzgados respectivos, debería adjuntarse al documento que se
pretende reinscribir, testimonios de reinscripciones anteriores conforme al artículo 105.2 del
Código General del Proceso.
84 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

En 1.997 se dictó una nueva Ley de Registros 16.871. La Ley 16.871 organi­
za la Dirección General de Registros (art. 48), que depende del Ministerio de
Educación y Cultura (art. 1). Dentro de la normativa de la Ley 16.871 hay capí­
tulos para varios Registros, entre ellos, el Registro Nacional de Comercio (cap.
IV). También, contiene capítulos con una normativa general, aplicable a todos
los registros (cap. I y V a XI).
De acuerdo al artículo 48, el Registro Nacional de Comercio tiene competen­
cia nacional y sede en Montevideo. El artículo 72 establece el carácter público
de los registros y los artículos siguientes dan normas sobre la información y
certificados que pueden solicitarse.

C. Legislación sobre otros temas

Además de la normativa referida en los literales anteriores, varios otros te­


mas fueron objeto de reformas fundamentales o innovaciones, según se reseña
a continuación.

X. Legislación sobre contratos m ercantiles

Durante el siglo XX, se dictaron varias leyes que regularon nuevas figuras
contractuales. Asimismo, figuras que ya estaban reguladas en el Código de
Comercio, fueron objeto de una ley especial como sucedió con las sociedades
mercantiles.

а. Sobre sociedades

En materia societaria se dictaron, en una primera etapa, muchas leyes mo­


dificativas y complementarias del Código de Comercio. En una segunda etapa,
se dictó la Ley 16,060 del año 1.989, que derogó las normas del Código de Co­
mercio, dejando subsistentes algunas normas societarias anteriores contenidas
en leyes separadas. Después del año 1.989 se dictaron otras normas relaciona-
das con el negocio societario, modificativas de disposiciones aisladas de la
16.060"4. También, en este siglo, se comenzó la regulación de distintos subtipos
de sociedades cooperativas.

б. Seguros

La Ley 3.935 de 1.911 estableció el régimen del monopolio del mercado de


seguros a favor del Banco de Seguros del Estado. A partir de esa norma sólo
estaban autorizadas a realizar contratos de seguros el Banco de Seguros del
Estado y las compañías establecidas en ei país antes de 1.911.

Ver RODRÍGUEZ Olivera, Sociedades Comerciales, N orm as que las Regulan.


Manuai de Derecho Comercias Uruguayo 85

La Ley 16.426 de 1.993 derogó parcialmente la norma anterior, reservando


para el Banco de Seguros del Estado el monopolio de ciertos contratos y libera­
lizando los demás.

c. Otros contratos

La prenda sin desplazamiento fue regulada por leyes dictadas en Jos años
1.918 (prenda agraria), 1.928 (prenda industrial) y 1.957 (prenda de automoto­
res) que han sido derogadas por la Ley 17.228 que crea un nuevo régimen. Se
han regulado figuras negocíales nuevas: el crédito de uso (Ley 16.072) y el fac­
toraje y la securitización (Ley 17.202).

2. Leyes de Urgencia

Recientemente, se han dictado dos leyes llamadas “de Urgencia”, con inno­
vaciones importantes al Derecho Comercial (leyes 17.243 y 17.292). En estas
leyes se crearon las sociedades de garantía recíproca y las sociedades anónimas
deportivas y se introducen importantes modificaciones al Derecho Concursal.

3. Auxiliares del comercio

En cuanto a las profesiones comerciales, se ha modificado el estatuto del


rematador derogando las normas respectivas del Código de Comercio. Se han
reglamentado - extra Código - otras figuras: agentes viajeros y vendedores de
plaza, agentes marítimos, agentes de aeronavegación, despachantes de aduana,
corredores de cambio, etcétera.

4. Legislación sobre procesos concúrsales

En 1.916 se dictaron dos leyes sobre concordato preventivo. En 1.926 se dic­


taron normas sobre concordato privado y de liquidación que complementaron el
régimen vigente.
Se dictaron normas para regular la liquidación de entidades de intermedia­
ción financiera (Dec. Ley 15.322, modificado por Ley 16.327). En la Ley 17.292
se modifican diversas normas concúrsales.

5. Legislación sobre títulos valores y mercado de valores

En el año 1.919 se dictó una Ley de Cheques que, a la vez, reguló la cuenta
corriente bancaria. Esta ley, en cuanto al régimen del cheque, fue derogada por
el Decreto Ley 14.412 de 1.975. Quedó vigente la Ley de 1.919 en lo relacionado
con la cuenta corriente bancaria.
86 Nuri E. Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

El Código de Comercio, en todo lo relativo a las letras de cambio, ha sido de­


rogado y, en su reemplazo, se dictó el Decreto Ley 14.701 que regulaba los títu­
los valores. Esta ley sufrió modificaciones por las leyes 15.631,16 i759 y 16.788.
En 1.996 se ha dictado la Ley 16.749 sobre mercado de valores. Se han habi­
litado los fondos de inversión, relevantes en materia comercial, mediante suce­
sivas leyes 15.611,16.713 y 16.744.

6. Cambios en m ateria jurisdiccional

Como ya señalamos existía en nuestro país desde la época de la colonia, juris­


dicción comercial. El Código de Comercio se refiere a la jurisdicción comercial.
En 1.934, el Código de Organización de los Tribunales suprimió la judicatu­
ra comercial.
Señalamos que por Ley 17.292 se crearon dos Juzgados Concúrsales, para
entender en los procesos concúrsales civiles y comerciales de Montevideo.

7. Legislación sobre bienes m ercantiles

а. Sobre casa de com ercio

En 1.904 se dictó una Ley que impone la publicidad para la enajenación de


la casa de comercio. Se complementó con el Decreto Ley 14.433 de 1.975, que
estableció normas para los compromisos de enajenación de casa de comercio.

б. Sobre p ro p ie d a d in d u stria l

A mediados de siglo, comenzaron a dictarse normas para regular la propie­


dad industrial. Para marcas de fábrica o de comercio y nombre comercial se
dictó la Ley 9.956 y para patentes de invención la Ley 10.089. La Ley 17.011
derogó la Ley 9.956 y la Ley 17.164 derogó la Ley 10.089.

III. Reflejos de la s tendencias económ icas, p olíticas y filosóficas del


Siglo XX, sobre la función y lo s fin es del D erecho Comercial uru­
guayo

El Derecho Comercial -como ias demás ramas del Derecho- sufrió la in­
fluencia de las diversas concepciones económicas, políticas y filosóficas, que
pugnaron entre sí desde finales deí siglo XIX. Ciertamente, la unidad valorati-
va y conceptual cristalizada en los códigos napoleónicos, tuvo una repercusión
contundente sobre nuestro Código de Comercio. Luego, las concepciones referí -

Ver Rodríguez Ouvera , Sociedades Com erciales, N orm as que las Regulan.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 87

das fueron minando, desde uno y otro ángulo, el paradigma de código decimo­
nónico, a través de leyes excepcionales o especiales, que vaciaron una gran .par­
te del contenido del Código de Comercio. Al mismo tiempo, ya no son nítidas las
fronteras entre el Derecho Comercial y el Derecho Público. En fin, hasta .la im­
portancia del sujeto mercantil por excelencia -el comerciante- es cuestionada,
pues la realidad le ha dado primacía a otro sujeto: la sociedad mercantil.
Concomitantemente, el Derecho Comercial uruguayo se encuentra en plena
expansión. Las sociedades comerciales, especialmente anónimas y de responsa­
bilidad limitada, son los principales actores de la actividad económica no sólo
comercial sino, también, civil. Los contratos de seguros ya no están únicamente
vinculados al comercio sino que son indistintamente utilizados por comercian­
tes y civiles, para cualquier actividad que realicen, así como para resguardar
sus intereses económicos netamente personales. Asimismo, los títulos valores -
especialmente el cheque y los vales- son de uso común entre civiles.
Para mejor entender cómo se llegó a este estado de cosas en nuestro Derecho
Comercial, haremos una somera exposición de las principales tendencias que
sobre él han actuado.

A Fines que o rien tan a l Derecho P ositivo n a cio n a l en m a teria co­


m ercia l

Nuestro Derecho Positivo responde, desde sus inicios, a una concepción en


que el Derecho es para el hombre, desechando concepciones transpersonalistas
o supraindividualistas, en que el hombre sólo es instrumento para el engrande­
cimiento de colectividades o de obras culturales. Las normas del siglo XIX y de
comienzos del siglo XX responden a una tendencia líber alista, inspirada en la
Revolución Francesa. En ésta se deja en plena espontaneidad el Ubre juego de
las voluntades de los hombres. La función del Derecho y del Estado está limita­
da a garantir libertades, administrar justicia, cumplir funciones de policía y
ejército, para asegurar el orden interno y externo.
La tendencia de liberalismo fue desplazada en el siglo XX por un movimien­
to que impone el intervencionismo estatal, para corregir deficiencias del libera­
lismo e imponer la tutela de intereses sociales, en procura del bien común y de
la solidaridad. En esta nueva tendencia, sin salir de la concepción de la valora­
ción esencial del hombre, se reconoce que la vida humana no puede aislarse del
medio social. Sin perjuicio de considerar que cada hombre es una unidad distin­
ta, que vale por sí, que constituye un fin en sí mismo, no se olvida que está in­
serto en una sociedad, articulado en un medio social. El hombre vive en socie­
dad y no puede vivir sino en sociedad. Precisamente, en función de su inserción
en sociedad, se sustentan los valores de libertad, igualdad, justicia.
Se procura, en esta nueva tendencia, armonizar los fines individuales con la
convivencia social y con las necesidades de su organización. La organización se
88 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

debe efectuar de tal modo que no. se reduzcan los valores individuales del hom­
bre y no lo conviertan en un mero instrumento del todo1*'6.
Por otra parte, a la comunidad le interesa la conservación, prosperidad y de­
sarrollo de los individuos que la componen de tal modo que todo ello, es un fin
de la comunidad. Cómo dice Vanni, de otro modo, la comunidad estaría en el
vacío. “La autonomía y libertad de tas partes es una condición del progreso so­
cial”. De lo cual concluye el autor citado que individuo y sociedad están condi­
cionados recíprocamente, debiendo armonizarse las dos exigencias: individual y
social. Es necesario que el todo se organice sin desconocer los fines individua­
les. El Derecho debe garantir al mismo tiempo las condiciones de la individua­
ción y la organización social, pues los dos fines son esenciales e indisolubles1".
Del examen del Derecho Positivo nacional vigente, resulta que en él se han
coordinado las exigencias de la individualización, con las requeridas por la vida
en sociedad. Se ha tratado de coordinar el máximo de libertad de los individuos,
dentro de un marco de solidaridad social.
Concretando, trayendo todas estas consideraciones generales al campo del
Derecho Comercial, nos debemos manejar con los mismos principios. El Dere­
cho Comercial tiene como centro al hombre, sin perjuicio de incorporar resortes
de tutela a intereses sociales.
El Derecho Comercial regula una actividad de contenido eminentemente so­
cial, regula una actividad que se realiza necesariamente en el medio social. Por
ello, hoy, siguiendo la tendencia general antes apuntada, se reglamenta la acti­
vidad comercial asegurando un marco para el desarrollo individual y, a la vez,
tutelando los intereses sociales.
Además, el comercio cumple una función fundamental en la economía, de
ninguna manera desdeñable, ya que la economía es esencial para la subsisten­
cia del hombre. Precisamente se llama economía a las actividades que tienden a
la satisfacción de las necesidades humanas. En razón de la función social que
cumple el comerciante, su actividad es minuciosamente reglamentada, dejando
muchas veces un marco restringido a la libertad.
'Muchas veces, cuando se maneja el concepto de comercio y de comerciante,
se utilizan juicios de disvalor. Se pone el acento en los fines de lucro que se
siguen en el comercio y se trata al comerciante como un ser eminentemente
egoísta, calculador y frío, preocupado de su ventaja y prosperidad personal.

1,e Dice Vanni que ios fines de la sociedad, aunque se distinguen, de los fines individuales, sin
embargo, deben tener alguna relación con los individuos. Una prosperidad social que no tenga
ninguna relación con el bienestar de los individuos implicaría una contradicción, “La com uni­
dad es para, el individuo suprema e imprescindible condición de existencia; sin ella y fuera de
ella no es posible conseguir ningún otro fin. Para el individuo mismo es una necesidad que el to­
do se organice y que él llegue a ser parte del mismo" (p. 355).
" Vanni, op. cít.. p. 356.
Manual de Derecho Comercias Uruguayo 89

Es menester rectificar tales juicios que se han convertido en verdaderos pre­


conceptos. Desde luego, que el comerciante cuando actúa, lo hace con afán de
lucro. Es asi, porque el comerciante ejerce el comercio como medio de vida. Ese
mismo afán de lucro, lo tienen todas las demás personas que necesitan cumplir
una tarea para obtener recursos para su propia subsistencia. El lucro no es
afán exclusivo de la profesión comercial. También, con fines lucrativos trabaja
el productor agrícola, el profesional universitario, el artesano, el empleado y
aun el artista, que vende sus obras de arte. Todos ellos cumplen una función en
el medio en que se desenvuelven y todos pretenden recibir las compensaciones
necesarias para satisfacer sus 'respectivas necesidades materiales y espiritua­
les.

B. La tendencia i rite rv ene io n is fa del Estado

Desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el Estado uruguayo co­
menzó a intervenir en la economía al influjo de la tendencia europea de inter­
vencionismo o dirigismo o estatización. Se adoptaron, simultáneamente, todas
las variedades de ingerencia estatal antes referidas.
Desde 1.890, se desarrolló una política intervencionista que se caracterizó
por impulsar una legislación laboral y social protectora.
En nuestro país, casi toda la actividad industrial y comercial está sujeta a
autorizaciones gubernamentales previas, a inscripciones en registros públicos,
a contralores permanentes. Incluso el Estado sigue fijando precios para deter­
minados bienes y servicios.
Se dictaron normas de tutela al medio ambiente. Se dictaron normas de tu­
tela al consumidor, que incluyen normas sobre calidad de la producción, sobre
envases, sobre publicidad engañosa. Con normas diversas se estimula la actua­
ción de las pequeñas y medianas empresas como solución alternativa para
crear fuentes de trabajo y producción.
Existen múltiples organismos estatales o para estatales -dependientes de
distintos Ministerios- cuyos cometidos son el control de las actividades econó­
micas. En el ámbito del Ministerio de Economía se ha creado una Dirección
General de Comercio, para asesorar al Ministerio de Economía sobre comercio
exterior, zonas francas y defensa al consumidor (Dec. 2/98).

1. Intervención estatal en la primera mitad del Siglo XX

Debemos destacar la política de nacionalización y estatización que se des­


arrolló en esta etapa.
90 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

a. L as em presas p ú b lic a s

Las primeras empresas públicas no surgieron por la voluntad política del


gobierno de la época sino por el impacto de una crisis económica. La crisis de
1.890 - que incluyó un default en la deuda pública - arrastró a la compañía “La
Luz Eléctrica”, y sus acciones pasaron a los bancos Nacional e Inglés, que poco
después fueron liquidados por insolvencia. Para cancelar sus deudas con el
Estado, fueron entregados unos solares sobre la rambla -que, luego, se trans­
formaron en el Parque Rodó—y acciones de la empresa eléctrica. Tras un inten­
to fallido, en 1.896, por reprivatizar la compañía, en 1.897 se nombró un Conse­
jo Administrativo y se la mantuvo como “propiedad del E s t a d o En 1.911 se
creó Usinas Eléctricas del Estado (U.T.E.) con el monopolio estatal del servicio.
En 1.931 se dispuso por ley el monopolio estatal del servicio telefónico -que
regía desde 1.915 pero no se había hecho efectivo- bajo la órbita de U.T.E., que
entonces significó “Usinas y Teléfonos del Estado”179.
En 1.892 nace el Banco Hipotecario, como sociedad mixta. Su origen estuvo
en la Sección Hipotecas del quebrado Banco Nacional. En 1.912, el Banco Hipo­
tecario pasó a ser de carácter estatal174.
En 1.896, para superar la inexistencia de crédito, luego de la quiebra de va­
rios bancos, se fundó el Banco de la República Oriental del Uruguay (B.R.O.U.),
con la idea de que fuera de capital “mixto”: 50 % del Estado y 50 % de privados.
No hubo interesados particulares y en octubre de 1.896 abrió sus puertas como.
sociedad anónima, aunque sólo con el Estado como accionista. En 1.911 fue,
finalmente, estatizado190.
En 1.9Ó1, el Puerto de Montevideo surgió como otra empresa del Estado, pe­
ro con el privilegio del monopolio. En 1.916 se dicta una Carta Orgánica y se le
denomina Administración Nacional de Puertos (A.N.P.). En 1.933 se extendió
su competencia a todos los puertos del país.
El Banco de Seguros del Estado (B.S.E.) surgió por Ley de 1.911. En 1.926 se
estableció legalmente un régimen de monopolio, del cual fue parcialmente pri­
vado, por normas posteriores.
En 1.929 nació el Servicio Oficial de Difusión Radioeíéctrica (Sodre). En 1.931
se creó la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Pórtland
(A.N.C.A.P.) para administrar el monopolio del alcohol y del carburante nacional y
establecer fábricas de pórtland. En 1.945 se creó el Servicio Oceanográfico y de
Pesca (Soyp), que en 1.976 cambió por Industrias Loberas y Pesqueras del Estado
(I.L.P.E). En 1.947 el Estado adquirió las propiedades de la empresa de aguas co­
rrientes, de manos extranjeras y surgió Obras Sanitarias del Estado (Q.S.E.).

^ FERNANDEZ, Las “empresas" públicas, B úsqueda, año XXXI, n. 1.163, p. 44.


ir’ F ernández, íd.ibíd..
F ernández, íd. íbíd..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 91

b. P rotección de la in d u stria n acio n a l

En 1.875, durante el Gobierno de ELLAURI, se promulgó la primera Ley de


fomento industrial otorgando facilidades para la importación de máquinas y
aumentando, con fines proteccionistas, los impuestos aduaneros a las mercade­
rías extranjeras. De 1.886 a 1.887 entraron al país 103.000 inmigrantes, en su
mayoría italianos y franceses que instalaron pequeñas industrias {curtiembres,
fábrica de fósforos, molinos harineros a vapor). En 1.889 se instaló la primera
planta de industria textil para industrializar la lana que se convertiría en una
de las materias primas más importantes del país1®1.
Entre los años 1.930 y 1.955 se desarrolló la industria nacional en ramos
destinados a producir bienes de consumo final o próximos a éste, procesando
materia prima de origen nacional Este desarrollo industrial fue fomentado por
una política estatal proteccionista, de estímulo a las actividades nacionales. Se
manejó una política cambiaria y aduanera que favoreció el desarrollo indus­
trial. Así, por ejemplo, se elevaron los derechos aduaneros para desalentar la
importación de artículos extranjeros y se establecieron cambios diferenciales
que favorecieron a la industria local. Consecuentemente, varió la composición
de las importaciones, descendiendo en forma relativa la de bienes de consumo y
aumentando la que tenía por objeto la actividad industrial: máquinas, equipos,
materias primas, combustibles, etcétera.

2. Intervención estatal en la segunda m itad del Siglo XX

a . N orm as de prom oción

El desarrollo industrial se detuvo a mediados de la década de 1.950 y hasta


1.960 por múltiples factores económicos, entre otros, la carencia de combusti­
bles y recursos minerales que nos hace depender del exterior. También, se sin­
tió la dependencia de los países desarrollados para la adquisición de maquina­
rias, equipos y tecnología. Las industrias debieron mantenerse con maquina­
rias envejecidas, sin posibilidades de reposición, lo cual redujo su eficacia.
Para reincentívar la actividad industrial se dictaron algunas leyes de pro­
moción dentro del marco de un Pian Nacional de Desarrollo para el período
1.973-1.977, como el Decreto Ley de Promoción Industrial 14.178 y el Decreto
Ley de Inversiones Extranjeras 14.179, ambos del 28 de marzo de 1,974. Dentro
de ese marco legal se dictaron múltiples normas para incentivar distintos sec-1
1SI A comienzos del siglo XX comenzó en el Uruguay una nueva etapa en ia industria de la carne:
la etapa del frigorífico, que desplaza a la del saladero. Entre los años 1,905 y 1.916 se instala­
ron tres frigoríficos capacitados para elaborar y exportar carne fría y congelada. En 1.911 el
Ejecutivo promovió la creación de un frigorífico de capital mixto y en 1.928 se creó el Frigorífico
Nacional, pero no como ente estatal. El Frigorífico Nacional tuvo el monopolio de las faenas de
los anímales vacunos, ovinos y porcinos destinados al abasto de Montevideo, hasta que se liqui­
dó.
92 Nuri E. Rodríguez Olivera - Caricas E. López Rodríguez

tores de nuestra actividad económica declaradas de interés nacional; pero su


consideración excede los límites de esta exposición. A raíz de las mencionadas
leyes se efectuaron importantes inversiones en la industria nacional.
La Ley 16.736 crea el Instituto de Promoción de las Inversiones y las Expor­
taciones, al cual se le dio naturaleza de persona de Derecho Público no estatal
(arts. 201-216). La Ley de inversiones extranjeras fue derogada en el año 1.998,
por la Ley 16.906 que protege a todo inversor, extranjero y nacional, con un
régimen más beneficioso.
Dentro de este panorama, en el año 1.985 se creó la Corporación Nacional
para; el Desarrollo, una persona de Derecho Público no estatal que, entre sus
finqsV tiene el de apoyar la actividad privada con distintos mecanismos previs­
tos ■por la Ley de su creación. Entre otros, utilizó el mecanismo de invertir capi­
tal en sociedades en dificultades, aumentando su capital e interviniendo en
distintos grados en la gestión de esas sociedades.

b. N orm as sobre Entes E statales

En 1.951 se estableció Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea


(P.L.U.N.A.). En 1,952, el Estado adquirió los ferrocarriles creando la Adminis­
tración de Ferrocarriles del Estado (A.F.E.). En 1.974 se separó la telefonía de
U.T.E, y se creó la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel).
U.T.E. pasó a significar “Usinas y Transmisiones Eléctricas"
En la Constitución de 1.967 se creó el Banco Central del Uruguay (B.C.U.),
atribuyéndosele funciones que correspondían al B.R.O.U,
En 1.996 se dio a la Administración Nacional de Correos (A.N.C.), el rango
de ente autónomo (antes era una dirección ministerial)182.

c. Otras m odalidades de intervención

En fin, el Estado ha participado en la actividad comercial mediante distintas


meqánicas: decretando intervenciones o expropiando bienes o acciones de socie­
dades o con el dictado de leyes especiales, con la finalidad de procurar y mante­
ner fuentes de producción y de trabajo. En algunos casos, se impuso la liquida-
ción.de ciertas actividades empresariales.
Damos un ejemplo. Por una política económica seguida en los años 1.973 y
siguientes se mantuvo el dólar en valores artificiales, aumentándolo de acuerdo
con una tabla de ajuste preestablecida. Luego, se rompió ese sistema llamado
de la "tablita” para dejar libre el mercado de los dólares y éstos subieron de
valor, de tal forma que se provocó una crisis económica generalizada en varios
sectores de la economía. Esa crisis se produce por la existencia de un fuerte

F etíNández, íd. ibíd..


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 93

endeudamiento en dólares de comerciantes y sociedades comerciales de todos


los sectores económicos, pequeños, medianos y grandes. La imposibilidad de
pagar las deudas contraídas provocó quiebras y liquidaciones o llevó a la bús­
queda de soluciones concordatarias de los deudores y desestabüizó el sistema
financiero.
Para solucionar la crisis se dictaron leyes especiales, como las de refinancia-
ción del endeudamiento interno, por las cuales se obligaba a los bancos a conce­
der plazos y a otorgar quitas a sus deudores, mediante la firma de convenios de
refinanciación. La Ley impuso'de este modo, un régimen excepcional, por el
cual se obligaba a modificar las condiciones de contratos preexistentes.
Por otra parte para aliviar la crisis financiera de los bancos, sufrida por la
imposibilidad de recuperar los préstamos concedidos, se adoptaron distintos
mecanismos. El Banco Central compró carteras de créditos a determinados
bancos. Esos bancos recibían un precio por la cesión de carteras y de esa mane­
ra se restablecía su equilibrio financiero alterado. Asimismo, se capitalizaron
ciertos bancos por el Banco de la República Oriental del Uruguay (B.R.O.U.) y
la Corporación Nacional para el Desarrollo (C.N.D.): Banco Comercial, Banco
Pan de Azúcar (B.P.A.) y Banco La Caja Obrera (B.C.O.). Se aumentó el capital
de esos Bancos, por aportes de las dos entidades referidas. El Banco Comercial
luego se privatizó, pues el B.R.O.U. y la C.N.D. vendieron sus acciones a inver­
sores privados. Lo mismo sucedió con el Banco Pan de Azúcar (B.P.A.) en un
proceso con muchas dificultades (el B.P.A. se fusionó, recientemente, con el
Banco de Crédito).
Ahora, a mediados del año 2.002, nos enfrentamos con otra crisis bancaria
que culmina el 31 de diciembre con la liquidación de los Bancos Comercial y La
Caja Obrera y, tiempo después, con la liquidación del Banco de Crédito y con el
dictado de una ley especial para regular el sistema financiero y su liquidación
administrativa (Ley 17.613).

C. Tendencias neoliberales

En los últimos años, por la influencia de tendencias neoliberales, en nuestro


medio, se han dictado disposiciones legales y reglamentarias que tienden, pau­
latinamente, a aflojar las presiones del Derecho Público sobre la actividad co­
mercial. Se han liberado algunos precios, se han eliminado restricciones a las
importaciones y se quitaron las trabas a la comercialización de divisas.
En este orden se semiprivatiza P.L.U.N.A, que pasaba por grandes dificul­
tades económicas, creándose un ente de Economía Mixta. Recientemente, se
eliminó el monopolio del Banco de Seguros para el cual se reservó sólo algunos
seguros También, se eliminó el monopolio de A.N.C.A.P. sobre alcoholes y bebi­
das alcohólicas y en la importación y venta de asfalto y sus derivados (Ley
17.296, art. 231).
94 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Se dictó la Ley 14.699, de Electricidad, modificada por la Ley 16.832, con


cambios sustanciales para la administración y prestación de servicios de gene­
ración, transformación, trasmisión y distribución energía eléctrica.
La Ley 17.243 habilitó a la Administración Nacional de Puertos a participar
en sociedad con capitales privados, en la administración, construcción, conser­
vación y explotación de una terminal de contenedores en el Puerto de Montevi­
deo (art. 20 ss.}. La Ley 17.243, en el artículo 21, dispone que el Poder Ejecutivo
podrá autorizar la utilización de las vías férreas por parte de empresas que
cumplan con los requisitos técnicos y abonen a la Administración de Ferrocarri­
les del Estado, el peaje que establezca la reglamentación.
La Ley 17.296 derogó el monopolio del Ministerio de Ganadería, Agricultura
y Pesca, para la faena de lobos marinos (art. 217).
Se sostiene hoy -en distintos planos- que estamos en una época de liberal*-
zación de la economía; pero ello hay que tomarlo con muchas reservas. Para
ciertas actividades estatales se ha dispuesto la desmonopolización, como hemos
señalado; pero, en general, se mantiene un severo control de toda la actividad
privada. En efecto, sin perjuicio del dictado de normas liberales, concomitante-
mente, se mantiene un severo régimen de regulación de toda la actividad pri­
vada, con las más diversas finalidades.
En los últimos años, el Estado ha intentado vender parcialmente algunos de los
entes autónomos (1.991) o de asociarlos con capitales privados (2.000 y 2.001). El
intento enfrentó fuertes campañas políticas que frenaron el impulso privatizador,
mediante referéndum o meramente mediante la recolección de firmas133.

S ección T ercera
T e n d e n c ia s A c t u a l e s e n l a N e g o c ia c ió n M e r c a n t il

Hemos.de enunciar a continuación los rasgos del comercio actual que se re­
flejan en el Derecho Comercial vigente.

Subsección Prim era: T endencia a la C oncentración


de la A c tiv id a d Económ ica

Los extraordinarios progresos tecnológicos han exagerado las realizaciones


de producciones en gran escala para satisfacer necesidades uniformes de gran­
des inasas sociales en una economía llamada de consumo. La producción en
gran escala requiere comercialización en masa, que excede los límites territo­
riales de cada país.

“ F ernández, id. ibíd..


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 95

Se forman, entonces, las concentraciones de empresas para poder abordar


nuevos requerimientos.
La concentración de empresas, como modo de unir fuerzas económicas, tiene
un paralelo en los movimientos integracionístas entre los Estados. Los Estados,
por intermedio de tratados, se unen para proteger sus intereses comunes. Así,
por ejemplo, entre nosotros, la Cámara de Comercio y la de Industria y la Aso­
ciación de Bancos, aúnan a los distintos empresarios según sus respectivos^gi-
ros. También se agremian las corporaciones internacionales.
Analizaremos, a continuación, todos estos mecanismos.

I. C oncentraciones de em presas

La sociedad anónima -instrumento para la concentración de capitales—ya


no es suficiente. Se necesitan nuevos marcos jurídicos.
Aparece, entonces, una tendencia marcada hacia la formación de agrupa-
mientos de diversa índole entre los titulares de las empresas. Surgen, en este
sentido, una serie de fenómenos jurídicos nuevos. Basta mencionar, la fusión de
sociedades, las sociedades de inversión {holdings'y&i los agrupamientos econó­
micos, la formación de consorcios y las sociedades transnacionales y multina­
cionales.
En los países desarrollados, la tendencia concentracionista del capital formó
empresas gigantescas, que se forman por la mera iniciativa privada. Donde
mejor se percibe el agrupamiento empresario es en las actividades internacio­
nales, especialmente en el transporte marítimo y más aún en el transporte ae­
ronáutico. En materia de aeronavegación, donde los progresos tecnológicos se
han destacado y cuya explotación requiere capitales importantes, se ha impues­
to el agrupamiento empresarial y los entendimientos entre empresas en el ám­
bito privado y público.
Eñ algunos países, el Estado ha apoyado la fusión de empresas competidoras
a los efectos de enfrentar la competencia de las empresas gigantescas de afue-
ra LS5.
Desde luego que los Códigos de Comercio, como el nuestro, elaborados en
torno a la noción de acto de comercio y que estructuran la figura del comercian­
te individual, resultan insuficientes para atender, por sí solos, las nuevas reali­
dades económico-sociales, cuya existencia hemos reseñado. Por ello se dictaron
nuevas leyes.*14

Las koldings son sociedades que tienen por objeto adquirir acciones o valores de otras socieda­
des, que pasan a constituir su patrimonio, a los efectos de controlar a las sociedades en que in­
vierten (MílXER ArtüLa, Sociedad anónim a fin an ciera d e inversión, in: Actualidades del
Derecho Comercial Uruguayo, p. 151}.
141 ROITMAN, op, cit..
96 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

En nuestro país, las sociedades de inversión tienen un régimen legal que da­
ta de 1.948 (Ley 11.073).
Luego, la Ley 16.060 ha regulado, junto a las sociedades comerciales tradi­
cionales, las concentraciones societarias y las figuras del consorcio y del grupo
de interés económico.

A. Empresas transiiacionales

Adelantaremos un concepto, diciendo que son empresas transnacionales


aquéllas que, instaladas en un país, desarrollan actividades en otros países, por
distintas vías o mecanismos jurídicos.
Desde finales del siglo XVIII y durante la primera mitad del siglo XIX, la lí­
ber aíización del comercio internacional, produjo una reformulación de la estra­
tegia política de las potencias extranjeras, especialmente en lo que tiene que
ver con su comercio exterior e inversiones transoceánicas184, que se tradujo en
un flujo muy importante de inversiones directas principalmente de origen in­
gles187. Paulatinamente, las sociedades inglesas, obtuvieron su reconocimiento
en los Estados latinoamericanos y fueron designando representantes o estable­
ciendo filiales y sucursales en América Latina, como intermediarias en sus ex­
portaciones de mercaderías y, luego, en sus inversiones directas185. Entre 1.822
y 1.826 se habían creado en Londres más de cuarenta sociedades anónimas
para explotar los recursos naturales -minería, agricultura- de América Latina
y para instalar empresas de servicios públicos. Los ferrocarriles ingleses apare-

«-'phe present,”exciaimed Ure in 1.835, “is distinguished. [rom cvery precedíng age by an univer­
sal ardour of enterprise i» arts and manufactures, National, convineed at length that war is al-
ways a lasing gante, have converted their swords and muskets into factory implemcnts, and now
conte nd with each other in the bloodless but still formidable si rife of trade. Thcy no longer send
troops to fight o?i distant fields, but fabrics to drice befare them thosc of their oíd adversarles in
arme, to take possession o f a foreign market. To impciir the resan cees o f a rival at home, by ten­
dersed ing his toares abroad, is the ncw bclligcrent System, in pursuance of tvhich every neme
and sinew of the people are put upon the strain” (Mü MFORD, Technics a n d Civilization, p.
190).
“De este lado del Atlántico, si los Estados Unidos ya estabilizados avanzaban sobre sus fronte­
ras, Hispanoamérica vivía en cambio ensimismada en su posguerra, en medio de más violencia,
militarización, descaecimiento administrativo y fragmentación política. Una larga espera, al de­
cir del historiador argentino Tulio Halperin Donghi, mientras la ruta de Liverpool reemplazaba
a la de Cádiz, Entretanto, se destruyó la estructura mercantil disponible y se fueron montando
nuevos merendós comerciales, financieros y hasta culturales” íCASTAÑO & Ril La, H isto ria
Contem poránea del U ruguay, p. 41).
“A segunda fase do cstagio clássico (1700-1870) carácteríza-se pela predominancia da exportan­
do de mercaderías sobre aguda de capifais. Esta fase é fundamental para ampliar a esfera das
trocas. Obsérvese, contado, que a exportando de merendonas por si so nao transfere as relaqoes
de producán capitalistas do centro hegemímico para as colonias: há apenas urna internacionali­
zando do mercadoA- Cf. Ma CADAR & BELLO, A integrando latinoam ericana na dinám ica
das relagoe.s intem acionais, Análise, Revista da Facuidade de Ciencias Políticas e
Económicas da Pontificia U niversidade Católica do Rio G rande do S u! v. 1, n. 4, p,
342. - •
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 97

cieron en Panamá hacia la mitad del siglo XIX y la primera línea de tranvías
fue inaugurada en 1.868 en la Ciudad de Recife por una sociedad constituida en
el Reino Unido.

1. La em presa transnacional clásica

Entre 1.860 y 1.913, la empresa transnacional se consolidó como forma de


encauzar la inversión directa en Latinoamérica589. Surgieron, por un lado, im­
portantes inversiones directas en el sector exportador, tanto en empresas mine­
ras como en plantaciones agrícolas. Por otro lado, las inversiones directas se
canalizaron a través de la compra de acciones en sociedades que explotaban
servicios públicos, especialmente compañías de ferrocarriles y servicios portua-
nos .
En el Uruguay la inversión canalizada a través de las empresas transnacio­
nales, fundamentalmente inglesa, se remonta a la segunda mitad del siglo XIX:
los ferrocarriles,- la industria frigorífica (Swift y Angla, por ejemplo)191. El aporte
de otros países europeos, especialmente Alemania y Francia, así como de los
EE.UU., fue creciendo durante el siglo XIX, pero recién se manifestó con mayor
intensidad en los primeros años del siglo XX, en que la tasa de crecimiento lle­
gó al 14,6 % anual1M.
Se comenzó a configurar, entonces, una forma de organización empresarial
que se correspondía con la definición que de la empresa transnacional propone
LILIENTHAL: compañías que poseían su sede en un país, aunque también opera­
ban bajo las leyes y las costumbres de otros países193.
Lamentablemente, en esta nueva etapa, se hicieron notorios algunos pro­
blemas con las filiales de las sociedades europeas. Estos problemas aparecieron
en razón de que las transnacionales invocaban su origen extranjero y los Esta­
dos donde las sociedades matrices se habían constituido y donde tenían su sede,
entendieron que tenían derecho a intervenir en defensa de sus filiales, a las que
equiparaban a sus nacionales. La intervención de las potencias extranjeras en*1

Comenta RODRÍGUEZ VíLLAMi.L que hay autores que ubican la aparición de la empresa transna­
cional recién a fines dei siglo XIX, señalando una etapa de un cierto repliegue entre las dos
guerras mundiales y la gran depresión de los años 30 (RODRÍGUEZ VtLLAMlL, E m presas Mul­
tinacionales y Desarrollo Económico, p. 3),
t;" Melgar, op. cit.. p. 18.
111 OPERTTI Ba DÁN, La em presa m ultinacional. Ciclo de Conferencias sobre la Empresa, p. 65.
Meí/íAR, C aracterísticas y P erspectivas de la inversión e x tra n je ra en A m érica Latina
- El caso uruguayo, Cuadernos del Centro Latinoamericano de Economía Humana, p. 27.
MELGAR, C aracterísticas y Perspectivas d e la inversión e xtranjera en América L atina
- El caso uruguayo. Cuadernos del Centro Latinoamericano de Economía Humana
(C.L.A.E.H.), p. 18/28.
IJÍ MagaLHÁES, Empresa m ultinacional: de.scriqao analítica de um fenómeno contem­
poráneo, Revista de D ireito M ercantil In d u strial, Económico e Financeiro, n. H , p. 65.
98 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

Latinoamérica para proteger a sus sociedades, en general, se realizó por la vía


diplomática, aunque bajo la presión de las respectivas armadas'94.
Las circunstancias descriptas determinaron que las empresas transoaciona-
les intentasen disimular su origen extranjero y, para ello, adoptasen la apa­
riencia de empresas nacionales de! país en el que se radicaba la inversión. Te­
nían así la ventaja adicional de evitar que el Estado original de la matriz la
hiciese tributar por lo beneficios o por la repatriación del capital195.

2. La em presa transnacional m oderna

Al comenzar el siglo XX, el aumento de las necesidades de productos alimenti­


cios -con el consiguiente aumento del precio de los productos primarios de exporta­
ción- y las mejoras tecnológicas en los centros metropolitanos -con el consiguiente
aumento en la demanda de materias primas- dieron un nuevo impulso a la inver­
sión extranjera en América Latina. Expresa Melgar: “La etapa previa a la Prime­
ra Guerra Mundial definió claramente las características de los países receptores de
capital, configurándose dos tipos principales: por un lado la extracción mineral
(Chile, Perú, Bolivia) y por otro los capitales dedicados al sector agrícola ganadero
en el que se incluye la región de clima templado (países del Río de la Plata y el Sur
del Brasil) y la de cultivos tropicales (Centroamérica y el Caribe)... La situación al
finalizar este primer período (1913) mostraba una inversión global cercana a los 9
mil millones de dólares, de la cual se estima que Argentina absorbió alrededor de
un tercio, seguida por Brasil y México con aproximadamente 2.200 millones de dó­
lares cada uno... El 42% de los capitales ingleses en América Latina se orientaron a
Argentina y casi el 20% a Brasil. ”m.
En el decenio previo a la Primera Guerra Mundial, asimismo, comenzó la
penetración de capitales norteamericanos en América Latina, fundamental­
mente a través de la compra de acciones y la intervención directa en empresas
involucradas en las explotaciones mineras de México y Cuba197. La inversión
directa de los EE.UU. continuó durante el período de entreguerras. Entré 1.914
y 1.926, sus inversiones directas se expandieron a razón de casi un 7 % acumu­
lativo anual y sufrieron una importante reestructuración: la agricultura, la
minería y los ferrocarriles, que en 1.914 representaban el 75,5 % del volumen
total de sus inversiones directas, hacia 1.929 no alcanzan a la mitad de dicho

“Cuando el fía neo de landres y América del Sud en 1876 litiga con el Gobierno de Santa Fe de
la República Argentina porque le ordena que convierta en oro el papel moneda emitido, dicho
Banco no se muestra como una empresa argentina; es una empresa británica que invoca su ori­
gen extranjero, y en función del mismo pretende, incluso, la protección diplomática del Reino
Unido” Ope a r a Badák, op. cit., p. 62.
En su lugar, la transnacional creó circuitos internos y paraísos fiscales en donde circularon
bienes, capitales, servicios, tecnologías y “royalties", eludiendo la influencia de los aparatos fis­
cales territoriales (Cf. OPERTTI BADÁN, op. cit., p. 6 6 ).
M elgar , op. c it, p. 19.
Melgar, íd., p. 19)20.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 99

volumen; las actividades vinculadas al petróleo, la industria manufacturera y


los servicios públicos duplicaron su participación y alcanzaron casi el 43 %108.
En lo que respecta a Uruguay, que carece de un sector minero importante y de
cultivos tropicales, las inversiones en ese período pertenecieron al sector manu­
facturero y al financiero199.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, la actuación extraterritorial dé las
sociedades cambió substancialmente. La alteración se debió a la confluencia de
algunas modificaciones determinantes desde el punto de vista jurídico, político
y económico. Comenzó a configurarse, entonces, un nuevo tipo de empresa
transnacional que tanto juristas, politólogos como economistas, han intentado
definir.

a. Cam bios ju ríd ic o s, p o lític o s y económicos

Entre los cambios referidos cabe mencionar, en primer lugar, la pérdida de


vigor del principio de la nacionalidad de las sociedades y de la concepción de
que los Estados podrían extender la protección diplomática a las sociedades
extranjeras.
Concomitantemente, surgió en los Estados latinoamericanos la idea de que
los recursos naturales debían ser explotados por el propio Estado o por socieda­
des constituidas en él. Los Estados latinoamericanos ya no aceptarían la inver­
sión extranjera incondicionalmente. En el. Uruguay, por. ejemplo, se: dictaron
leyes destinadas a nacionalizar servicios y a incorporar al dominio industrial y
comercial del Estado, aquellas actividades que entendió necesarias para su des-
arrollo ,
En segundo lugar, la legislación antitrust de los Estados Unidos de Nortea­
mérica se conjugó con la liberalización de la economía internacional, impulsan­
do a las empresas norteamericanas a extender su inversión a otras naciones201.
En tercer lugar, el resurgimiento europeo y la revolución operada en los me­
dios de comunicación y de transporte, dieron un nuevo empuje a las inversiones
directas del capital202.

E sta tendencia se confirmaría más tarde. En 1950 el último grupo superaba el 64 % del volu­
men total de las inversiones directas, mientras que el primer grupo solo alcanzaba al 28,2 % del
total (Melgar, íd., p. 2 0 ).
¡mi “Uruguay nunca ha poseído las condicionantes que impulsaban el flujo inversor en otros países;
ni recursos naturales en extensión importante o estratégicos ni un mercado interno significativo.
Cuando la carne o la lana tuvieron momento de auge, dichos sectores se extranjerizaron, pero en
muchos casos, especialmente en la carne, la inversión se produjo a través de capitales de paso,
con características de fácil liquidación, y del fuianciamiento del capital de giro.’' (MELGAR, íd.,
p. 28).
ÍIH OPERTTI Badán, op. eit, p. 65/66.
Recuérdese que la economía norteamericana no sufrió el deterioro que la guerra provocó en las
estructuras industríales v comerciales de los Estados europeos (OPERTTI Badán, op. cit-, p.
64/65).
100 Nuri E'.. Rodríguez Olivera - Carlos. E. López Rodríguez

En función de los cambios referidos, la evolución de las relaciones externas en el


sistema mundial llevó a la superación de las fronteras políticas de los Estados res­
pecto de la c i r c u l a c i ó n de los factores de producción y, especialmente, a la interaa-
cionalización del capital203. Una de las manifestaciones de estos cambios, consistió
en la reformulación del esquema clásico de la empresa transnacional504.
La sociedad transnacional no se instala en otro país con una sucursal; sino
que crea en el otro país una sociedad subsidiaria que será nacional de ese país o
adquiere participaciones en sociedades existentes en ese otro país y con ello su
control o celebra negocios de distinta naturaleza con sociedades del país donde
ha de;;extender su inversión.

b. Definiciones

Partiendo de la situación esquematizada en el literal anterior, las empresas


transnacionales se fueron desarrollando hasta abarcar una red de contratos y

““ RODRÍGUEZ VlUAM IL, Op. eit., p. 3/4.


Entre 1,943 y 1.950 la inversión directa de los Estados Unidos de Norteara erica se expandió a
un ritmo del 8,2% anual y su participación relativa a la inversión extranjera total llegó al 40 %.
Como contrapartida, la inversión europea se retrajo severamente y no pudo recuperarse sino
hasta la década siguiente.
Explica M elgar: “Mientras por un lado fue manifiesta la intención de repatriar inversiones,
que afectó principalmente a los capitales ingleses, por otro, los países latinoamericanos procu­
raron adquirir numerosos valores de empresas de propiedad extranjera, ya sea por vía guber­
namental o privada. En este sentido, fue determinante la decisión de aplicar a ese fin importan­
tes montos de divisas acumuladas durante la guerra como consecuencia de sucesivos saldos fa­
vorables en la cuenta corriente de la Balanza de pagos. Ambas actividades se conjugaron para
registrar grandes traspasos de activos hacia entidades latinoamericanas. De esta forma, Argen­
tina adquirió los ferrocarriles franceses y británicos y México a las compañías petroleras, en
tanto que Uruguay adquirió los ferrocarriles, los tranvías y el servicio de aguas corrientes.”
(Melgar , op. cít., p. 21 ).
En la década del 70, el sector que demostró mayor dinamismo fue el financiero. Las empresas
transnacionales norteamericanas perdieron terreno en la industria química, farmacéutica y
metalúrgica. Sus inversiones en la actividad manufacturera crecieron ligeramente aunque con­
centrándose en Brasil y México. En ¡o que respecta a Uruguay, la participación norteamericana
en el total de la inversión extranjera en el país es superior al 40 %, surgiendo en segundo lugar
la presencia de capitales argentinos aplicados especialmente al sector industrial por un porcen­
taje de alrededor del 13 % del total.
Según estudios realizados en 1978, las empresas industriales extranjeras generaban el 11,5 %
dél’Valor Bruto total de la Producción Industrial, el 14,5 % del Valor Agregado Industrial y el
4,4 % del Producto Bruto Interno. La industria química representaba el 23 % de la producción
industrial, seguida por los textiles (20 %■) y por el sector de materiales de transporte (16 %). Las
empresas transnacionales generaban el 52 % de la producción de la industria química
(Melgar, id., p. 29 ).
RODRIGUEZ VlUAMIL, id., p. 4 .
** MaCADAK & BELLO, op, cít, p. 341/342: “Apenas a partir de 1945 é que se pode falar de urna
verdadeira mundializando das relances de producao capitalistas, urna vez que o deslocamento
da producao industrial ocorre a nivel mundial, no bloeo capitalista, através da penetrado das
empresas transnaeionais nas estmturas produtivas nao só das próprios países centráis, senda
também daquelcs do Tercciro Mundod.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 101

acuerdos de las más diversas especies205. Me permito citar algunas definiciones


que describen esta nueva configuración de las empresas transnacionales.
B erham intentó una definición en términos un tanto más generales, pero
que también apunta a la forma de actuación de las empresas transnacionales.
Asi, definió a la transnacional como una empresa cuyas subsidiarias en el exte­
rior se integran con las actividades de la matriz, transformándose en una enti­
dad operacional global, destinada a servir el mercado mundial206. DÍEZ, desde
un punto de vista análogo, caracteriza a las transnacionales por cuatro rasgos
que le parecen sobresalientes: gran tamaño, extensión de sus actividades a
varios países, dirección única y perspectiva global de sus operaciones201.
BAPTISTA, provee una descripción de la “empresa transnacionar desde una
perspectiva que aporta elementos jurídicos: "... la empresa transnacional es una
entidad que no posee personalidad jurídica propia. Está compuesta por un cier­
to número de subsidiarias y tiene una o más sedes, constituidas en diversos paí­
ses, de acuerdo con la legislación local que les da personalidad jurídica y, bajo
cierto aspecto, la nacionalidad ” Dice también este autor: “son organizaciones
económicas privadas, cuyas actividades atraviesan fronteras nacionales y sis­
temas jurídicos estatales”™. Opertti Badán, también aportando elementos
jurídicos, prefiere citar una definición de MANTILLA MOLINA: “es toda entidad
económica que tiene su centro de decisión en un país determinado, cuyos nacio­
nales son generalmente propietarios de una porción considerable de su capital y
controlan, asimismo, los niveles más alto de su administración, pero que reali­
zan sus actividades en varios países a través de establecimientos secundarios
que puedan revestir diversas formas jurídicas, siempre supeditados en su políti­
ca financiera, industrial y comercial, así como en el nombramiento de sus prin­
cipales funcionarios, al centro de decisión al que se hizo referencia"2™.
El Comité Ejecutivo Interamericano, en dictamen aprobado el día 11 de
abril de 1.976, resolvió considerar "transnacionales" a aquellas empresas que,
valiéndose de la técnica societaria, realizan operaciones en diferentes países,
bajo interdependencia de intereses y criterios unificados respecto a planea­
miento, determinación de negocios y políticas económicas y administrativas.
Extendiéndose sobre el tema en su comunicación al Plenario, Prado Kelly dijo:
“El calificativo de transnacional, por su propia estructura, no se refiere a la
nacionalidad de las personas y si al ámbito geográfico, como límite físico dentro
del cual se ejerce la soberanía de una nación; o sea, es transnacional aquello que
trasciende o desborda más allá de los límites de una nación”.

Cakreau, F leuky & Thiebaut, D roit In tern atio n al Eeonom ique, p. 72.
MAGAUíÁES, op. cit, p. 15.
BAPTISTA, op. cit., p. 17/18.
Baptista, id. ibid..
Dicho de otra forma, so centro de decisión se encuentra ubicado en un lugar diferente de aquel
en el cual desempeña su actividad (Opertti Badán, op. cit., p. 61).
102 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

De las definiciones reseñadas nos permitimos extraer algunas característi­


cas que consideramos relevantes para la descripción de la noción de empresa
transnacional a la que referiremos en este trabajo: la empresa transnacional,
como un todo, carece de personalidad jurídica propia210; la empresa transnacio­
nal está compuesta por varios establecimientos secundarios que revisten for­
mas diversas (subsidiarias o sucursales, por ejemplo) con sedes ubicadas en
diferentes países; su objeto consiste en actuar transnacionalmente; los estable­
cimientos secundarios están subordinados a un centro de dirección que deter­
mina la perspectiva global de sus operaciones y controla los niveles más altos
de la administración de dichos establecimientos.

c. Situ ación a c tu a l
Hoy, las empresas transnacionales evolucionan en sentidos aparentemente
contradictorios. Por un lado, aumentan de tamaño mediante uniones entre sí
que les permiten mejorar las condiciones en que actúan internacionalmente,
sobre la base de que el mundo consiste en un mercado único. El cambio en el
tamaño de las empresas transnacionales, así como la variedad de rubros que
logran abarcar, ha dado lugar a la aparición de la llamada “Nueva Teoría del
Comercio1’. Este nuevo desarrollo teórico cuestiona los supuestos de competen­
cia perfecta y de líbre acceso al mercado, que estaría controlado por pocas em­
presas. Cada una de estas empresas sería lo suficientemente grande como para
que sus decisiones de precio y producción afectasen a sus competidores. Ejem­
plos de este tipo de uniones han sido la reciente fusión de Capital Cities - ABC
con la compañía Walt Disney o la adquisición de la CBS por Westinghouse
Electric"11.
Por otro lado, el crecimiento desmesurado de algunas empresas transnacio­
nales ha redundado en el desarrollo de estructuras y comportamientos burocrá­
ticos que determinan un cierto grado de ineficiencia. Se ha puesto de manifiesto
que, más allá de cierto límite, la rentabilidad derivada del aumento en el volu­
men de producción tropieza con la ley de rendimientos decrecientes. La carrera
por aumentar las economías de escala parecería haber terminado en las econo­
mías desarrolladas213. No obstante, como advierte XAVIER D e MELLO, estas con­
sideraciones no reflejan la problemática de los países en vías de desarrollo, en *

Los autores prefieren referirse a ella genéricamente como “una entidad operacional global" o
como “organizaciones económicas privadas''.
m BADO, Guerra & Vargas, Disney y Oligopolios, Búsqueda.
*u Xavier De MELLO refiere que John Kenneth Gaíbraith, en su libro “El Nuevo Estado Indus­
trial" alababa a las grandes corporaciones norteamericanas por haber alcanzado "casi la perfec­
ción'’. Sin embargo, veinticinco años después, en una de las portadas del Business Week de 1992
se leía “Jonson & Jonson, una gran empresa que funciona" (Xavier De MELLO, C oncentración
económ ica e m p resarial y societaria, Cuaderno de Negocios Internacionales e Integración, p.
24).
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 103

los cuales todavía sería necesaria la acumulación de capitales y esfuerzos en


organizaciones empresariales regionales2"3. ;

B. Empresas m ultinacionales

La expresión “empresa multinacional” hace referencia a cierta clase de so­


ciedades o empresas que, mediante el cumplimiento de determinados requisitos
jurídicos, se encuentran habilitadas para ser consideradas como nacionales de
más de un país o hasta de una región o de un mercado2ÍS.
Desde el punto de vista jurídico, la diferencia entre las empresas transna­
cionales y las empresas multinacionales, como variantes de concentración em­
presarial y societaria, radica en el ordenamiento jurídico que les sirve de sus­
tento. Las empresas multinacionales tienen su fundamento jurídico en un único
ordenamiento supranacíonal. Presuponen celebración de Tratados Internacio­
nales213. Las empresas transnacionales se asientan en varios ordenamientos
jurídicos nacionales; esto es, la sociedad matriz se suele regir por la Ley del
lugar de su constitución o de su sede y cada subsidiaria o filial, respectivamen­
te, por la Ley del lugar en que se constituyó, tiene su sede o cumple su objeto.
Cabe señalar la existencia de empresas multinacionales públicas, como la
Scandinavian Airlíne System, la Air African, la British Commonwealth Pacific,
la Danubio Power Plan, la International Moele Company, la Corporación Cen­
troamericana de Telecomunicaciones, la Eurofima o, entre nosotros, Salto
Grande.
La aparición de las empresas multinacionales como una nueva forma de or­
ganización empresarial, fue una de las muchas respuestas frente al proceso de
reestructuración industrial del comercio internacional"16. La incorporación. íde
tecnologías nuevas en la producción industrial, representó una amenaza a la
competitividad de las empresas transnacionales que provocó la definición: de
vías alternativas para su inserción en la economía mundial. Estas vías debían
abarcar la libre circulación de capitales, tecnología, y mano de obra que incenti­
vasen la inversión privada directa, así como la afluencia de capitales públicos"1'.

'l'x Xavier D e Mello , íd. íbíd..


iM RADRESA, op. Cít, p.514.
Un ejemplo de este tipo de ordenamiento supranacíonal, lo constituye el Tratado para el Esta­
blecimiento de un Estatuto de Empresas Binacionales Argentino-Brasileñas,
iM Este proceso de reestructuración se conoce como fbrdismo central, MACADAlt & BELLO definen a
este proceso en los términos siguientes: “Traíase de um regime de acumulando intensivo cen­
trado no consumo de massa. ou seja, unía expansáo da produgáo granas a unta produtividade
crescente e, concomitantemente, um aumentó do consumo de massa devido ao maior poder de
compra dos trabalhadores.” (cf. MACADAR & BELLO, op. cit., p. 354).
MACADAR & BELLO, íd., p. 349-351.
104 Nuri E. Rodríguez Otivera - Carlos E. López Rodríguez

1. Las em presas m ultinacionales en el Derecho Comparado

a. La sociedad europea

La idea de una sociedad multinacional comunitaria surgió de una proposi­


ción del Consejo de Europa, el 16 de diciembre de 1.949, Con base en esta idea,
en 1.952 se concluyó un proyecto preliminar de estatuto único para la sociedad
de Derecho europeo218.
En dicho proyecto se preveía un conjunto de normas a ser establecidas por
las Comunidades Europeas. No estaba previsto como una norma nacional, ni
corno-úna ley uniforme promulgada nacionalmente por los distintos Estados.
Se argumentó a su favor, que permitiría remover los obstáculos aun existen­
tes en las Comunidades, para la actuación extraterritorial de las sociedades,
especialmente en cuanto a la posibilidad de fusionarse y concretar otras formas
de cooperación societaria. Se argumentó, también, la existencia de problemas
fiscales de importancia y diferencias substanciales en el Derecho societario de
los países europeos, a pesar de la armonización alcanzada218.
Las sociedades que se constituyesen de acuerdo con el Estatuto, no derivarí­
an su validez de un orden jurídico nacional, sino directamente del Estatuto;
además, ningún orden jurídico nacional se aplicaría, ni aun supletoria o inte-
grativamente, para interpretar ese Estatuto220.
Esta última característica diferenciaba el proyecto europeo de las experien­
cias latinoamericanas. En todas estas experiencias, cuando el estatuto en que
se fundan sea insuficiente, cabe la posibilidad de recurrir válidamente a las
normas de Derecho Internacional Privado, para determinar la Ley aplicable2' 1.
De modo que, en las empresas multinacionales latinoamericanas, no se acaba
con el esquema clásico, donde el Derecho Internacional Privado es el encargado
de determinar la Ley aplicable, puesto que el Estatuto no conseguía, ni inten­
taba, regular todos los aspectos posibles del caso societario internacional.
El proyecto, por recomendación de la Asamblea, fue sometido al examen de
los gobiernos nacionales. Éstos no lo aprobaron a causa de los excesivos privile­
gios que el proyecto confería a la sociedad de Derecho europeo respecto de las
sociedades de Derecho interno2'2.
El proyecto volvió a ser considerado recién a partir de la relación de Thibier-
ge ante el LVII Congreso anual del notariado francés y del discurso de Peter
Sanders pronunciado en el Instituto de Altos Estudios Económicos de Rótter-

F immanó, Soeietá Europea: ultim o atto, Rivista delle Societá, año 39, fascículo 5-6, p. 994
Alegría. Reconocimiento, libertad de establecimiento, sociedades y Mcreosur, Revista de De­
recho P rivado y Com unitario, p. 435.
""" LEPERA, op. cit., p. 264.
opertti Badán, op. cit., p. 78.
F immanó. op. cit, p. 994.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 105

dam (1.959)223. Sin embargo, recién en abril de 1.966, la Comisión de la Comuni­


dad Económica Europea trasmitió ai Consejo un memorándum sobre el punto.
Ante el silencio del Consejo, el 30 de junio de 1.970, la Comisión presentó al Conse­
jo una propuesta de reglamento para el estatuto de la “sociedad anónima europea”,
La gran novedad de esta propuesta radicaba en disciplinar a la sociedad europea
por una ley única, válida para todos los países miembros de la Comunidad224.
Las gestiones tendientes a adoptar un estatuto para la sociedad de Derecho
europeo recién dieron otro fruto el 15 de julio de 1.9S8, fecha en que la Comi­
sión envía un memorándum al Parlamento Europeo y al Consejo. El 25 de agos­
to de 1.989, la Comisión presentó un nuevo proyecto de estatuto para la socie­
dad europea (S.E.), compuesto de dos partes: la primera parte es una propuesta
de reglamento, con normas sobre la constitución y el funcionamiento de la so­
ciedad europea; la segunda parte es una propuesta de directiva, concerniente a
la participación de los trabajadores en la gestión de la sociedad europea225.
En la actualidad, sólo el reglamento tiene buenas probabilidades de ser
aprobado. Algunos de los países miembros de la Comunidad, en particular
Alemania e Inglaterra no apoyarían la directiva. Por otra parte, en la sesión del
Consejo de la Comunidad Económica Europea del 5 de abril de 1.993, el Minis­
tro de Industria danés ha solicitado la reapertura del debate político, con la
finalidad de encontrar un acuerdo sobre el papel de los trabajadores en el esta­
tuto de la sociedad europea226.
Considerando la imposibilidad para la realización de fusiones transfronteri­
zas en el Derecho europeo, las únicas formas de cooperación empresarial inter­
comunitaria son la participación accionaria y el joint oenture, que en definitiva
se rigen por la Ley de alguno de los Estados de la Comunidad. Dentro de este
esquema, resta la excepción del Grupo Europeo de Interés Económico22'
(G.E.I.E.) que, a diferencia de la sociedad europea, sólo puede desarrollar una
actividad auxiliar y no el objeto social principal de sus integrantes. Por lo tanto,
el Grupo Europeo de Interés Económico no es una herramienta suficiente para
dar impulso a la formación de sociedades de dimensiones que puedan enfren­
tarse a las superpotencias extracomunítarias22*.

b. La em presa m ultinacional an din a

La empresa multinacional andina tiene su origen en el Estatuto de la Inver­


sión Extranjera y de la Sociedad Multinacional (Decisiones n. 24 y 26 de la Co-

“ FimmanÓ, id., p. 994/995.


K" FIMMANÓ, id,, p. 998.
!í‘ FimmanÓ, op. cit,, p. 999/1.000; Akozamena, Las C oncentraciones de E m presas en la
C om unidad Europea, p. 31.
“ Fimmanó, id., p, 1 .000 / 1.001.
Adoptado por e! Consejo en julio de 1.985 (Reglamento C.E.E. 2137/85).
Fimmanó, id., p. 1.001/1.002.
106 Nuri E. Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

misión del Acuerdo de Cartagena) y en el “Régimen Uniforme de la Empresa


Multinacional y Tratamiento Aplicable al Capital SubregionaV (Decisión n.
46 f"9. Esta última decisión reitera y profundiza las disposiciones Relativas al
movimiento de capitales y la inversión extranjera, llegándose a prohibir las
transferencias de capital, incluso entre países de la región y aun refiriéndose a
productos reservados para la programación industrial del Pacto, mientras la
Comisión no apruebe los programas respectivos. La empresa multinacional
andina, justamente, es el instrumento elegido por el Pacto Andino para realizar
tales programas230.
■ La empresa multinacional andina debe estar constituida en alguno de los
países miembros del Pacto, bajo la forma de una sociedad anónima y agregar a
su razón social las palabras “empresa multinacional” (art. 16)231. Le serán apli­
cables las normas de su estatuto, las de la Decisión 46 y las del Derecho del
país de su domicilio principal232.
Su peculiaridad radica en la especial configuración de sus elementos carac­
terizantes, a saber: los aportes deben ser integrados por inversionistas subre­
gionales que pertenezcan a, por lo menos, dos países, en una proporción no in­
ferior al 15 % del capital total; la dirección de la empresa debe contar con una
mayoría correspondiente a la región; el domicilio debe estar en alguno de los
Estado miembros del Acuerdo; el objeto social debe ser de interés subregional y
ajustarse a los programas sectoriales de desarrollo industrial233.

c. L as in d u stria s cen troam erican as de in tegración

Las industrias centroamericanas de integración presentan como particulari­


dad que no necesariamente han de tener naturaleza societaria. Su característi­
ca esencial consiste en el desarrollo de un giro industrial común a los distintos
Estados. De modo que podría suceder que un sujeto físico individual, que orga­
nizase una empresa de giro industrial regional, se acogiese a esta modalidad de
empresa multinacional3^.

2. Las em presas binacionales en los p aíses del M ercosur

Entre los países que integran el Mercosur se han aprobado dos acuerdos que
establecen, respectivamente, el estatuto de la empresa binacional argentino-
brasileña y el estatuto de la empresa binacional argentino-paraguaya.49

49 Dictado por la Comisión del Acuerdo de Cartagena en el Sexto Período de Sesiones Extraordi­
narias, realizado del 9 al 18 de diciembre de 1.991, en la Ciudad de Lima. Ver ALEGRÍA, op. cit.,
p. 436.
“*■ Alegría, op. cit., p. 437.
™ Ver Alegría, op, cit., p, 437.
™ Alegría, íd. p. 438.
™ Opektti Badán, op. cít., p. 76 y Le P era, op, cit., p. 265.
33,1 O rertti Badán, íd., p. 78.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 107

a. E sta tu to de la em presa b in a cio n a l argen tino-brasileña

Brasil y Argentina dentro del marco de cooperación, económica iniciado en


1.986 y siguiendo puntualmente la propuesta elaborada en el ámbito del Insti­
tuto para la Integración de América Latina (Intal) en 1983, establecieron un
estatuto para las empresas binacionales argentino-brasileñas, el 6 de julio de
I. 990235. El tratado estableció un régimen cuya caracterización es resumida; por
ALEGRÍA de la siguiente manera: debe tener su sede en alguno de los paísesApie
se vincularon por el tratado; el 80 % del capital social y de los votos deben per­
tenecer a inversores nacionales de ambos países involucrados; el conjunto de los
inversores de cada uno de los dos países no puede representar menos que el 30
% del capital; pueden revestir cualquier forma jurídica siempre que sea admiti­
da en el país de su sede; si adopta la forma de sociedad anónima, sus acciones
deberán ser nominativas no endosables; la constitución se realiza ante la auto­
ridad de aplicación del país de su sede236.
Las empresas binacionales gozan del mismo tratamiento que se les propor­
ciona a las sociedades consideradas nacionales, en materia tributaria y crediti­
cia, así como en cuanto al acceso a los incentivos o ventajas de promoción in­
dustrial y a las compras y contratos del sector público. Las transferencias al
país de su sede serán libres, en cuanto a la remesa de utilidades y el reembolso
del capital invertido. Podrán establecer sucursales, filiales o subsidiarias, ob­
servando las leyes del país en que actúen en cuanto a forma y registro, Estos
establecimientos recibirán el mismo tratamiento que la empresa binacional^'.

b. E sta tu to de la em presa b in acion al argen tino-paraguaya

Argentina y Paraguay, el 30 de octubre de 1.992, firmaron en Asunción un


tratado que establece un estatuto para la empresa argentino-paraguaya,‘simi­
lar aí de la empresa argentino-brasileña.

II. Integracion es R egionales

Paralelamente, en la concentración de empresas, se produce un movi­


miento integradonista entre los Estados. Así nace la Comunidad Económica
Europea (C.E.E.), formada por países altamente desarrollados. Es decir que
los Estados desarrollados no sólo tutelan con normas internas sus activida­
des económicas sino que se unen entre sí para la tutela colectiva de sus ac­
tividades nacionales.

iV> Ratificado por Brasil por Ley 23.935/91, del 10 de mayo de 1.991.
“* Alegría, íd,, p. 440,
,£t1 Alegría, íd, ibíd.
108 Nuri E. Rodríguez Oiivera - Carlos E. López Rodríguez

Los países subdesarrollados o en desarrollo de Latinoamérica han seguido,


paulatinamente, su ejemplo. En Latinoamérica, se formó un organismo inter­
nacional para regular el comercio, llamado ALALC primero y ahora ALADI. La
tendencia a la integración, también, se manifiesta por tratados bilaterales o
multilaterales, pactos regionales y acuerdos sobre determinado lugar o materia;
por ejemplo, el Convenio Constitutivo del Fondo Financiero para el Desarrollo
de la Cuenca del Plata, que crea una persona jurídica internacional de duración
ilimitada238. El proceso culmina -en nuestra región- con la creación del Merco-
éür, que vincula a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.*

Sobre la necesidad de integración en Latinoamérica puede leerse trabajo de Hanna publicado


en la Revista de Derecho Comercial, año 9, p. 183 y ss,. Entre otras cosas dice así.:
"... La integración es un proceso de inte.rrelación entre Estados que fortalece a cada uno de los
países miembros haciéndolos actuar sobre esquemas económicos sobre los que por sí solos
no hubieran podido actuar.
Para los países en vías de desarrollo como Ecuador, la integración supone dos grandes alcan­
ces: 1} estimular su desarrollo económico en un gran espacio de mercado y producción; y 2)
como consecuencia de lo anterior, mejorar el nivel social de los países miembros.
La integración supone desarrodo económico armónico; supone influencia de las fuerzas socia­
les, coordinación de los factores institucionales, transformación estructural de esquemas
de comercio exterior y de producción, sustitución de esquemas de producción, etc. (...) la
industrialización empezada en América Latina no puede competir en los mercados inter­
nacionales, por la elevación del costo de producción de sus productos y so destino dedicado
exclusivamente a satisfacer necesidades nacionales. A esto debe añadirse que la industria­
lización en América Latina se ha destinado principalmente a productos de consumo, de­
pendiendo en una gran parte de los bienes de capital, de la tecnología, de la materia prima
y como consecuencia debilitando el valor agregado de los producios que negocia. Esta crea
una. /oroia inevitable de dependencia externa que controla o impide el desarrodo económico
de los pueblos... Creciendo las importaciones 3' decreciendo el nivel de las exportaciones, se
suscita un desequilibrio de la balanza de pagos y consecuentemente un desfinanciamíento
de la economía latinoamericana.
Este desfinanciamienio de la economía puede resolverse por el financiamiento externo. El in­
cremento del financiamiento externo para capitalizar a la economía latinoamericana, la
escasez de dit’isas provenientes de las exportaciones y la consecuente baja de la balanza de
* pagos por deuda externa, sin tomar en cuenta tos gastos del sedar público, producen en
:ir ocasiones un desequilibrio económico mayor.
A esta sucesión de hechos se llama "esíranguiamicnto externo... ¡Latinoamérica debe despren­
derse, al menos colectivamente, del esíranguiamicnto externo, como base, para alcanzar su
desarrollo, rompiendo así la cadena de causas y efectos que afectan a la economía nacional
de cada uno de sus países.
Esto no puede lograrse tan sólo en virtud de una política industrial nacional, limitada a los
límites de! Estado soberano. Cada Estado, aisladamente considerada, no puede enfrentar­
se al progreso industria/ internacional, caracterizado por la concentración y el dominio de
los mercados, so pena de sucumbir en un estrangulamiento superior, cediendo sus riquezas
nat urales a cambio de productos de consumo.
Desde el año 1.923 se viene anunciando al mundo que. la economía mundial ha de vivir dirigi­
da por empresas conglomeradas; frente a esto, la humanidad restante debe integrarse para
encontrar una respuesta de defensa... hacen pensar en la necesidad de la cooperación in­
ternacional que agrupe países de desarrollos aproximadamente equilibrados entre sí, como
defensa, frente a conglomerados internacionales económica y bélicamente, superiores..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 109

ÍIL Corporaciones de comerciantes y organización profesional

Ya señalamos, al analizar la evolución histórica del Derecho Comercial, la


importancia de las corporaciones de los comerciantes. Desde el medioevo, los
comerciantes se han unido para defender sus intereses comunes. En el momen­
to actual, hay corporaciones o asociaciones nacionales e internacionales que,
también, influyen en la formación del Derecho Comercial.
Es frecuente que esas entidades planteen sus necesidades a los Poderes Pú­
blicos y muchas veces son atendidos. Muchos decretos y reglamentaciones y
aun leyes que se dictaron para regular el comercio, han sido propiciados por
entidades gremiales. Resurge, de este modo, la corporativización de los oríge­
nes. Cabe señalar que estos gremios configuran lo que sociológicamente se lla­
ma grupos de interés y de presión, esto es un grupo de hombres o entidades,
ligados por ciertos intereses y por ciertos fines que se organizan para la defensa
de esos intereses y para la consecución de esos fines239.

A Corporaciones nacionales
En nuestro medio, la Cámara de Comercio, la Cámara de Industria, la Aso­
ciación de Bancos y la Cámara de Entidades Financieras, son entidades que,
Sobre este tema nos permitimos citar expresiones de DUARTE PARDO: “Los grupos de interés
aumentan en razón directa a la complejidad de las estructuras socioeconómicas en pierio proceso
de expansión, que complica sobremanera la realidad en que. vivimos. Cada uno de ellos tiende a
defender y a hacer valer sus pretcnsiones, movilizando sus fuerzas en tal sentido. De ahí que
mucha gente identifique sin más a los grupos de. interés con los grupos de presión, ya que de
hecho o potencia¡mente cada grupo de interés se convierte o puede convertirse en grupo de pre­
sión con sólo modificar su tipo de actividad para centrarla en objetivos políticos. En realidad, lo
que identifica y cualifica al grupo de presión es el tipo de interés que asume cariz político aun­
que no actúe específicamente en dicho campo. Actúa por otras vías, subterráneas. Mueve hilos
invisibles pero poderosos; esquiva a designio las responsabilidades atinentes a las organizacio­
nes políticas. Todo grupo de presión lo es también de inferas, y éste puede transformarse en gru­
po de presión con sólo dar un golpe de timón y tomar rumbo hacia los mecanismos de poder.
Ornóos grupos se hallan, pues, en la relación de género y especie. La conducción política asume
en nuestros dias notoria importancia para todos los sectores de población, sea cual fuere su índi­
ce social, económico cultural. Ya no es la política una cíudadela más o menos hermética en don­
de los políticos de profesión regían a su guisa los destinos de ¡os pueblos y en que tos grupos so­
ciales se mantenían en un status de cuasi prescindencia de los negocios del Estado, salvo en lo
que directamente les concernía. Los centros de poder van en aumento conforme los grupos de
presión acrecientan sus fuerzas y manejan resortes de reconocida eficacia para forzar decisiones
gubernamentales... surge con meridiana claridad el hecho de que grupo de presión y partido po­
lítica presentan rasgos comunes y a la vez notas diferenciales que descartan su posible confusión.
Se acercan en cuanto ambas entidades ítenen interés ¿/recio en el maneja de. los «egoeios del Es­
tado; el grupo de presión pretende influir, determinar, manejar dichos negocios, en tanto y en
cuanto ellos sean susceptibles de favorecer sus intereses grupales, por encima de cualquier otra
consideración, quedando fuera de la intención de tales grupos otros intereses de carácter general.
No pretende, pues, capturar el poder sino servirse de él desde una posición excéntrica, marginal,
desde su emplazamiento extrapolítico.. (Duarte Pardo, Revista Interam erieana de Socio­
logía, p. 165 y ss.).
110 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

entre otras, agrupan.a los titulares de las empresas de los giros respectivos.
Defienden sus intereses comunes, propician leyes y decretos o resoluciones para
el mejor funcionamiento de sus sectores, etcétera. Otras asociaciones profesio­
nales como los Colegios de Profesionales Universitarios, también, influyen en la
formación del Derecho Comercial, cuando son consultados o emiten opinión en
esa materia.
En el ámbito de la Asociación Nacional de Rematadores, funciona la Comi­
sión Administradora del Registro Nacional de Rematadores, quien lleva la ma­
trícula de rematadores por disposición de la Ley 16.736, artículo 433. De esta
manera advertimos cómo por Ley se le dan atribuciones a una asociación profe­
sional privada.
La lig a de Defensa Comercial es también una entidad gremial. Ha sido re­
conocida en textos legales. El artículo 107 de la Ley 16.002 obliga a los orga­
nismos estatales a proporcionarles la información necesaria, para que cumpla
con sus cometidos de defensa del crédito, del consumo, de la lealtad y corrección
comercial, salvo la que tenga carácter secreto.
La Ley 17.292, en su artículo 15, modifica el artículo 469.2 del Código Gene­
ral deí Proceso, que establece la lista de síndicos, para su designación en los
procesos concúrsales, disponiendo que podría integrarse por representantes de
instituciones gremiales con personería jurídica. En el artículo 16 de esta Ley, se
establece la posibilidad de que en los procesos concúrsales civiles, concordatos
preventivos o moratoria, se cree una comisión de acreedores integrada por al­
guno de los acreedores concúrsales o entidades gremiales representativas de
acreedores.

B, Corporaciones in tern acion ales

También, en el ámbito internacional, a través de las asociaciones corpo­


rativas, se han generalizado usos comerciales con la creación, por ejemplo,
de fórmulas contractuales que los afiliados utilizan o con la adopción de
terminología uniforme o de reglas uniformes para la contratación, etcétera.
Así, en las corporaciones internacionales se han creado reglas uniformes en
m ateria de compraventa, transporte, transacciones bancarias, que han pa­
sado a constituir usos y costumbres internacionales. Destacamos la actua­
ción, en este sentido, de la Cámara Internacional de Comercio. En otros
casos, las entidades corporativas sirven para la defensa de sus intereses y
para difusión de conocimientos, como es el caso de la Federación Latinoame­
ricana de Bancos (Felaban).
Manual de Derecho Comercias Uruguayo 111

Subsección Segunda: Tendencia a la P u b licid a d


d e la A c tiv id a d C om ercial

El Derecho Comercial actual impone un régimen de publicidad a la actividad


comercial. No se trata de un rasgo novedoso; pero se ha acentuado en esta épo­
ca. Tenemos ejemplos de ello en nuestro país,

I. R egistros

La evolución de la registración comercial operó en distintos sentidos. En un


comienzo, eran registros de carácter personal. Contenían la lista de los comer­
ciantes inscriptos. Fueron registros privados para uso exclusivo de los miem­
bros de las corporaciones.
Luego, adquirieron otro contenido y se inscribieron documentos vinculados a
la actividad mercantil: primero los contratos de sociedad y poderes y, paulati­
namente, otros documentos de la vida jurídica comercial240. Fueron puestos a
disposición del público con fines de publicidad e información.
Hubo, también, una evolución en profundidad en cuanto a la intensidad de
los efectos de la inscripción. Con el tiempo se dio al Registro no sólo efectos de
publicidad sino que, en ciertos casos, efectos constitutivos.

A R egistros perso n a les

En el Código de Comercio se impone a los comerciantes la obligación de ma­


tricularse en el Registro de Comercio. También, debían haeerlo¡ los corredores y;
los rematadores. Por Ley 16.871 se elimina la matrícula para los comerciantes
pero se mantiene en el Registro de Comercio un régimen de fichas regístrales
para comerciantes y sociedades comerciales.
Por leyes, que luego analizaremos; se ha creado un nuevo registro para los
rematadores y se han organizado registros para determinados profesionales
comerciantes como despachantes de aduana, agentes marítimos, proveedores
marítimos, vendedores de plaza, agentes viajeros. Todos estos registros perso­
nales son públicos. Muchas otras actividades, también, se someten a registro
que llevan distintas entidades estatales o municipios.

B. R egistros de docum entos y de bienes

Tradicionalménte y desde el Código de Comercio deben inscribirse en el Re­


gistro de Comercio diversos documentos que instrumentan contratos comercia-

MezzeííaÁLVAREZ, op. cit, p. 414 y ss.


112 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

les, como los contratos de sociedad, los poderes a los factores, etcétera. Por leyes
separadas se agregó la obligación de inscribir las promesas de enajenación de
casa de comercio y las ventas definitivas. La Ley 16.060 dispone la inscripción
de los contratos de sociedad y de los contratos de formación de consorcios y de
Grupos de Interés Económico. La Ley 16.871 reorganiza el Registro Nacional de
Comercio y formula una nueva enumeración de los actos inscribibles. Existen
otros registros, como el Registro de la Propiedad Industrial, el Registro de Bu­
ques,', el Registro de Aeronaves.

II. Publicidad en diarios

También, se impone por distintas normas, además de la publicidad registral,


la publicidad en diarios de distintos negocios jurídicos o de actos que interesan
al comercio.
A Publicaciones en m ateria societaria
Se ha impuesto la publicidad en el trámite de constitución y de reformas de
las sociedades de responsabilidad limitada, de las sociedades anónimas y en las
cooperativas agropecuarias y en la enajenación de establecimientos comercia­
les, etcétera. Se impone la publicidad de los balances anuales de las sociedades
anónimas abiertas.
JS. Otras publicaciones

Se impone la publicidad de las enajenaciones de establecimientos comerciales.


En el Decreto Ley de Cheques 14.412 de 1.975, se impone publicidad de las listas
de personas que han sido sancionadas administrativamente por librar cheques sin
provisión o con provisión insuficiente de fondos. En los procesos concúrsales se
impone la publicidad de distintas resoluciones judiciales. La Loy 17.292 incorpora
graves sanciones para el caso de que se omitan las publicador.es.

Subsección Tercera: Modalidades Nuevas en la Negociación M ercantil

La actividad mercantil ha incorporado negocios jurídico nuevos, así como ha


variado las fórmulas negocíales de los contratos clásicos. En cuanto a los títulos
valores, se ha quebrado el dogma que exigía su carácter documental.

I. Negocios jurídicos nuevos

Otro aspecto interesante a señalar es la incidencia que tiene la producción y


la comercialización en masa en la contratación comercial, que ha buscado nue­
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 113

vos moldes ante la insuficiencia de los contratos tipificados en los códigos. Han
aparecido contratos y negocios jurídicos novedosos que escapan a los esquemas
de las codificaciones clásicas y que se suelen llamar contratos de empresa (de­
nominación defectuosa, en nuestro concepto). A vía de ejemplo, señalamos el
leasing - regulado por ley, con el nombre de crédito de uso, el factoring o facto­
raje, la concesión, el franchising, etcétera.
El desarrollo del comercio internacional ha determinado el nacimiento de
negocios nuevos. Así, por ejemplo, para asegurar al vendedor de un país que
cobrará el precio de la mercadería vendida a un comprador en el extranjero,
aparecen en este siglo mecánicas novedosas.

A. Crédito documentarlo
Una es el crédito docuraentario, que implica la intervención de un baneo del
país del comprador. El banco se compromete frente al vendedor, directamente,
a pagar el precio, una vez recibida la documentación que acredite la venta, el
embarque de las mercaderías o bienes y demás requerida, según el caso.
Los bancos de los diversos países ajustan los créditos documéntanos a las
condiciones generales contenidas en las Reglas y Usos Uniformes de Viena
(1.933) modificadas cada tanto por las reuniones de la Cámara de Comercio
Internacional. La versión más reciente entró en vigor el Io de enero de 1.994. Se
la conoce como UCP 500, que significa Uniform Customs and Practice for Do-
cunientary Credits241•

B. Seguro de crédito

Otra mecánica es la del seguro de crédito, en que una empresa aseguradora


asume el riesgo de la cobranza del precio de una compraventa, a cambio del
pago de una prima. El asegurador paga al vendedor asegurado un cierto por­
centaje del importe de la venta, si el comprador no lo paga al vencimiento del
plazo que se le acordó.

II. Variaciones en la forma de contratación

Dentro de los contratos clásicos, han surgido nuevas modalidades de contra­


tación. Se desarrollan los contratos de adhesión, los contratos tipo, las condi­
ciones generales impuestas por la parte más fuerte en la contratación, etcéte­
ra242. Se han disminuido las exigencias formales para algunos negocios y, para
SCHÜTZE & PONTANE, What natío nal laws have to say about documenta ry credits,
www.iccwbo.org/hom 6/news archives/ 2001 /doc credits.asp.
Dice GaRRIGUES en Revista p. 688-690: Pero hoy estamos en presencia de un fenómeno
sociológico que afecta profundamente al Derecho Comercial y es consecuencia directa de la revo­
lución industrial: es el fenómeno de la masíficación...
114 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

otros, se han agregado nuevos formalismos. Existe gran formalismo en cuanto a


los medios de pago e instrumentos de crédito tradicionales: cheque, vales y le­
tras de cambio para.los cuales la Ley impone enunciaciones esenciales. Se pro­
duce como novedad el desplazamiento progresivo de los billetes de banco, para
utilizar como medio de pago los títulos valores antes mencionados y, más re­
cientemente, las tarjetas de crédito. Esta temática la explicaremos con mayor
profundidad al estudiar los contratos comerciales.

A. Difusión de la a u to m a tiza ció n

Simultáneamente, el comercio actual se ha aligerado en sus formas, por la


difusión de la automatización, de la computación y de nuevos medios de comu­
nicación. Damos ejemplos: las órdenes de pago y los traspasos de fondos de una
cuenta bancaria a otra se realizan actualmente por mensajes enviados por fax o
por computadoras o telefónicamente, utilizando claves para que el receptor del
fax o del mensaje electrónico o de la llamada telefónica efectivice la operación
solicitada.
Existe, en nuestro medio, un sistema electrónico de comunicaciones inter-
bancarias (SEDECI), instalado en el Banco Central del Uruguay. Los bancos le
trasmiten información diariamente, por esa vía, sobre sus depósitos en moneda
nacional y en moneda extranjera. También, se procesan operaciones entre insti­
tuciones bancarias a través del SEDECI.
Por medios automatizados también se concretan negocios entre los bancos y
sus clientes. Todo ello nos enfrenta a la posibilidad de dificultades probatorias
y desde luego se presta a la realización de maniobras delictivas; pero ello no ha
desanimado la utilización de estos mecanismos que sustituyen y evitan el tras­
iego de dinero y de papeles.

En el Derecho contractual, la tnasificación, en primer lugar, alteró el principio clásico de la per­


fección del contrato por la coincidencia libre entre dos voluntades.
La colosal multiplicación de los contratos obliga a acelerar su génesis y surgen los contratos en
serie, los contratos de formulario, los contratos de adhesión, los llamados contratos forzosos. Y
aparecen las condiciones generales dictadas por las grandes empresas, que ciertamente son nece­
sarias en muchos sectores de la contratación. ¿Cómo no vamos a admitir condiciones generales,
es decir, un marco en el cual tengan que encajarse los contratos individuales por ejemplo, en el
transporte ferroviario, en el metro? ¿Es que podemos nosotros discutir con el que dispensa los bi­
lletes cuáles van a ser las condiciones del transporte?, etc. Todo esto tiene que venir ya predeter­
minado en esas condiciones generales...
... 1' por último citemos los contratos de adhesión, en los cuales de voluntad del contratante no
puede discutir las cláusulas del contrato, sino que tiene que someterse a las que le impone la
empresa. Más que de consentimiento debe hablarse de asentimiento de la voluntad de otro.
Cuando el contrato está previamente impreso ¿cabe hablar de contrato cuando una parte se so­
mete a las fórmulas y a las cláusulas impuestas por la otra parte? ¿Es que puede hablarse de
‘contrato forzoso'? El hecho de que yo tenga que entregar forzosamente el trigo a un servicio del
Estado y no lo pueda vender a nadie más que al Estado ¿se puede llamar eso contrato? ¿No hay
una contradicción en los términos ‘contrato’^ 'forzoso? Porque si es forzoso, no puede ser contra ­
to. Alguien ha dicho con una frase gráfica, que. hemos llegado al 'estallido del contrato1”.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 115

A vía de ejemplo, por Resolución 1.177 de 1.999, relacionada a contratos con


el Estado se dispuso: “Apruébase la contratación con todas las instituciones
financieras del sistema de pago por transferencia electrónica a proveedores y
beneficiarios de pagos del Estado, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo
33°, numeral 3), literal i) del TOCAF1996”.

1, Empleo de la autom atización p a ra la contabilidad

Se ha cambiado la forma de llevar la contabilidad, que ahora se puedéüle-


var, facultativamente, por computadoras. Los libros tradicionales de nuestro
Código de Comercio pueden ser desplazados por hojas móviles o films.

2. Prom oción del softw are

Como consecuencia del desarrollo de la computación, se está estimulando, en


nuestro país, el desarrollo del software, habiéndose declarado de interés nacio­
nal la actividad de producción del sector software, en condiciones de competen­
cia internacional (Decreto 84/99). Para acceder a lós beneficios promocionales
previstos en la Ley 16.096 (referida a la promoción de actividades productivas),
las empresas que se dediquen al software deberán presentar ante la Comisión
de Aplicación creada por dicha ley, un proyecto de inversión que resulte viable
técnica, comercial, financiera y económicamente. El Poder Ejecutivo, con el
asesoramiento de la Comisión de Aplicación, determinará si el proyecto presen­
tado cumple con las pautas referidas en la Ley 16.906 y decretos reglamenta­
rios.

3. Com ercio electrónico *

Se produce en estos tiempos la comercialización de productos y servicios a


través de Internet. Este fenómeno nuevo, conocido como “comercio electrónico”
ya ha sido objeto de definiciones diversas. Así, por ejemplo, la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual, lo ha definido como el “intercambio comer­
cial de bienes y servicios entre las partes por medio del sistema mundial de re­
des de ordenadores y de telecomunicaciones”. La Organización para la coopera­
ción y Desarrollo Económico destaca que el término comercio electrónico hace
referencia a las transacciones comerciales que involucran organizaciones e in­
dividuos, basadas en el procesamiento y transmisión de datos digitalizados,
incluidos texto, sonido e imágenes visuales y que se lleva a cabo a través de
redes abiertas o cerradas243.
La doctrina, también, ha propuesto algunas definiciones. MARTÍNEZ N adal,
por ejemplo, entiende que el comercio electrónico alude - a l menos en alguno de
los sentidos que el autor le atribuye- “a las transacciones comerciales electróni-

/ !'1 Bugallo Montano, In te rn e t, Com ercio E leetróncio y P ro p ie d ad In telec tu al, p. 37.


116 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

cas, es decir, de compraventa de bienes o prestación de servicios, así como las


negociaciones previas y otras actividades ulteriores relacionadas con las mis­
mas, aunque no sean estrictamente contractuales (p. ej. pagos electrónicos) des­
arrolladas a través de los mecanismos que proporcionan las nuevas tecnologías
de la comunicación (como el correo electrónico o el World Wide Web, ambas apli­
caciones de Internet, o el EDI - Electronic Dala Interchange, en su vertiente co­
mercial)^4.
Según expresa BüGALLO MONTANO, todas las definiciones destacan la exis­
tencia de una relación mediatizada entre comerciantes y consumidores, a tra­
vesee una infraestructura electrónica. La autora señala que la operativa del
comercio electrónico puede ser indirecta o directa. Es indirecta en los casos en
que ciertos actos comercialmente relevantes como la negociación o conclusión
del contrato o la transferencia del pago, se realizan electrónicamente pero el
cumplimiento del contrato no se verifica vía Internet. La operativa es directa
cuando el cumplimiento del contrato celebrado electrónicamente, también, se
verifica por esta misma vía^'.
BUGallo M o ntano destaca, asimismo, la existencia de dos modalidades de
comercio electrónico, en función de las personas que participan de las relacio­
nes comerciales. En este sentido, el comercio electrónico puede ser entre comer­
ciantes {business to business) o entre comerciantes y consumidores (business to
consumerf*6.

B. Teoría de la apariencia ju ríd ica

Ha adquirido gran desarrollo la teoría de la apariencia jurídica, en virtud de


la cual, quien crea la apariencia de una relación, responde por las consecuen­
cias de ello. Los particulares no tienen tiempo de estar cerciorándose sobre
quién es quién en cada negocio a celebrar. Confían en la apariencia.

1. La apariencia en el Código de Comercio

fíabía ya ejemplos en el Código de Comercio. Basta recordar el artículo 139.


En.esta disposición del Código, referida a la actuación de los factores, se esta­
blece que los contratos celebrados por éstos, se entienden celebrados por cuenta
del propietario del establecimiento, aun cuando el factor al celebrarlo no haya
expresado que actúa por él, siempre que tales contratos recaigan sobre objetos
comprendidos en el giro del establecimiento.
En el artículo 30 del Código de Comercio, se establece como elemento fun­
damental para regular en materia de los efectos de la incapacidad sobre las

Martínez Nadal apud BugallOMontano, id., p. 38.


bugallo Montano, íd., p. 38/39.
Bügallo Montano, íd., p. 39.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 117

relaciones comerciales, la notoriedad o no de la incapacidad. La apariencia,


entonces, determina una alteración en los efectos que, según eí régimen gene­
ral, se atribuye a la incapacidad.
Si la incapacidad es notoria, los contratos mercantiles son nulos para todos
los contrayentes. La norma no distingue, para esta hipótesis, entre incapacidad
relativa o absoluta.
Si la incapacidad no fuere notoria, la solución depende de la conducta que, al
respecto, adopten los contrayentes. El que oculta la incapacidad queda obliga­
do, pero no adquiere derecho para compeler al otro al cumplimiento de las obli­
gaciones que hubiere contraído.

2. La apariencia en la Ley de Títulos Valores

En materia de títulos valores, se recoge esta teoría en el artículo 22 de la


Ley 14.701 de 1.977, que establece: “Quien haya dado lugar, con hechos positi­
vos o con omisiones graves a que se crea, conforme a los usos del comercio, que
un tercero está autorizado para suscribir títulos a su nombre, no podrá, oponer
la excepción de falta de representación en el suscriptor".

3. La apariencia en la Ley de Sociedades

Hay otra norma que también tiene este carácter: el artículo 53 de la Ley
16.060 que, en materia de sociedades, regula la figura que tradicionalmente
llamamos del socio aparente. Establece que la persona que presta su nombre
como socio o tolera o permite que su nombre figure en la denominación de una
sociedad, aunque no sea socio, es responsable por todas las obligaciones de la
sociedad, como si lo fuera.

III. La desincorporación en los títulos valores

Han aparecido documentos electrónicos que reemplazan al título valor. Lue­


go, hemos de ver que lo que caracteriza al título valor es que se trata de un
documento en que se consigna un Derecho. Lo importante en la regulación de
estos títulos es el papel, que se considera como cosa que puede circular. Para
ejercer el Derecho consignado en el título, éste debe ser exhibido. Cuando se
paga el título valor su portador debe restituir el papel a quien lo ha pagado. Se
le llama por ello título de presentación y de rescate.

A El p a p el electrónico

Con las innovaciones modernas, se admite que respecto a ciertos títulos va­
lores ya no se emita un papel, sino que su emisión se registre en sistemas au-
118 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

fcomatizados de datos, donde se anotan los titulares de cada título y sus transfe­
rencias. En el mundo de. los negocios se maneja la expresión “papel electrónico”.
En tales casos, en que no se emite un papel, ya no estamos ante títulos valores
- tal como se disciplina por nuestro Derecho.
La Lettre de Change Relevé -utilizada en Francia- es un tipo particular de
letras cuya transmisión y presentación para el pago entre bancos no se efectúa
por el envío de los títulos o con la presentación material de éstos sino mediante
el intercambio de datos de las computadoras. En España, no se emiten títulos
representativos de las acciones de las sociedades anónimas. Simplemente, se
registran en sistemas de automatización, los datos de quienes adquieren accio­
nes y de las transmisiones que se efectúan.

fí. Valores escritú ra les en nuestro Derecho

En leyes nacionales, se comenzó por la admisión de valores escritúrales, en


la Ley de Sociedades Comerciales 16.060 y, también, en normas sobre emisión
de valores públicos. La nueva Ley de Mercado de Valores, prevé también la
desincorporación de ciertos valores24'.

Sobre, este tema: nos extendemos en la última edición de nuestro libro sobre títulos valores.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 119

Capítulo Tercero
FUENTES DEL DERECHO COMERCIAL Y RELACIÓN
CON OTRAS NORMATIVAS

“Lo importante está en dotar a la sociedad de una técnica legislativa


y jurídica que posea una unidad colorativa y conceptual, al mismo
tiempo en que infunda en las leyes especiales esas virtudes, permitiendo
a la doctrina poder integrarlas en un sistema, entendida, entretanto, esa
noción de un modo abierto”
S ilva , O D ireito Civil B rasileiro em
P erspectiva H istórica e Visao de Futuro, Ajuris 40.

Respecto de las fuentes del Derecho Comercial, anticipamos que el Código de


Comercio carece de una norma expresa que establezca cuáles son las fuentes
del Derecho Mercantil. En cambio, el Código Civil la contiene en el artículo 9.
Esta norma es aplicable a nuestra materia, ya que se entiende que los artículos
1 a 20 del referido cuerpo de leyes, son preceptos de carácter general aplicables
a todas las leyes civiles o comerciales.
Respecto del relacionamiento del Derecho Comercial con otras normativas,
debemos advertir que la actividad comercial es regulada no sólo por el Derecho
Comercial sino que otras ramas del Derecho se ocupan, también, de normarla.
Al respecto, queremos señalar que si bien estamos o pretendemos estar en una
economía de corte liberal, todas las actividades comerciales, el ejercicio profe­
sional de! comercio, los bienes mercantiles y el mercado, están diversamente
condicionados.por normas de Derecho Público.
Daremos ejemplos. El Derechó Administrativo regula múltiples aspectos de
la actividad mercantil. Para algunas actividades se requiere autorización legal,
por ejemplo, para instalar centrales nucleares de generación de energía eléctri­
ca se requiere aprobación legal (Ley 16.226, art. 215). Se requiere, para ciertos
giros, autorizaciones previas que debe conceder el Estado o entes estatales
(bancos, casas de cambio, bolsa de Valores, AFAPs, aseguradoras, empresas de
radiodifusión o televisión, etc.). Para realizar ciertas actividades hay que ins­
cribirse en registros especiales (empresas de turismo, empresas de seguridad,
proveedores del Estado).
Ciertas actividades están sujetas a contralor permanente del Estado o entes
estatales. La industrialización y comercialización de ciertos bienes, están rigu­
rosamente reglamentadas: se fijan por decreto los precios de venta, la forma de
120 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

comercialización, condiciones de los envases, el etiquetado de los productos, la


publicidad, etcétera. Son normas de tutela a la concurrencia, de protección al
consumidor y otras de tutela al medio ambiente. Todo ello condiciona y limita
la actividad comercial en atención a intereses generales e intereses de la eco­
nomía e intereses sociales.
Ciertas actividades se reservan a nacionales o a personas domiciliadas en el
país, por motivos de política legislativa que se irán analizando (Derecho de Ex-
Ltranjería).

S ec c ió n P rim era
F uentes del D erecho Comercial

Nos hemos de referir a las fuentes formales del Derecho Comercial248. Consi­
deramos como fuentes formales a la forma que necesariamente deben adoptar
ciertos preceptos ,de conducta para imponerse coercitivamente248. Según
HÜBNER, son las formas o cauces en que el Derecho positivo está contenido y se
manifiesta en la vida social"’0.

Subsección Primera: Fuentes Directas

Haciendo aplicación del artículo 9 del Código Civil, diremos que, en nuestro
país, la única fuente de Derecho es la Ley. La costumbre sólo lo es cuando la
Ley se remite a ella. La Ley mercantil se remite con mayor frecuencia a la cos­
tumbre que la Ley Civil.

I. C onstitución

La Constitución Nacional es una fuente de especial importancia para el


Derecho Comercial. Por un lado, consagra principios generales que intere­
san al Derecho Comercial. Por otro lado, establece un marco normativo a las
....diversas posibilidades de que el Estado intervenga en las actividades eco-
T,nétnicas241.

No hemos de considerar las fuentes materiales, esto es, el conjunto de elementos que inspira la
creación de un Derecho positivo: como las legislaciones extranjeras y las opiniones doctrinarias.
” Mezzera ÁlvaREZ, Curso de Derecho Comercial, 1.1, p, 47.
™ HÜBNER apud APARICIO, Fuentes dei Derecho, p. 12.
*’ Rippe , Bugallo, LongONE & MlLLEr, Instituciones de Derecho Comercial Uruguayo, p.
9/10.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 121

A Principios generales del Derecho Comercial

Por otra parte, según señala APARICIO, a través de la fuente constitucional,


otras fuentes relegadas a segundo término, como los principios generales de Dere­
cho, pasan a primer plano. Existen normas constitucionales que establecen verda­
deros principios generales del Derecho Privado, como las normas que disponen la
libertad, seguridad, trabajo y la igualdad de las personas ante la Ley (art. 7, 8 y
10). Cabe señalar que el artículo 72 de la Constitución, dice expresamente que la
enumeración de derechos, deberes y garantías no excluye aquellos que son in­
herentes a la personalidad humana o a la forma republicana de gobierno252.

1. P rincipio de la libertad individual

El principio de la libertad individual se concreta en varias disposiciones par­


ticulares, que tienen incidencia en la materia comercial.
En el artículo 10 de la Constitución se establece: “Las acciones privadas de
las personas que de ningún modo atacan el orden público ni perjudican a un
tercero, están exentas de la autoridad de los magistrados.
Ningún habitante de la República será obligado a hacer lo que no manda la
Ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.

a. Libertad de comercio e industria

El artículo 36 de la Constitución: “Toda persona puede dedicarse al trabajo,


cultivo, industria, comercio, profesión o cualquier otra actividad lícita, salvo las
limitaciones de interés general que establezcan las leyes”.
b. Libertad de circulación

El artículo 37 consagra la libertad de las personas para entrar y salir del pa­
ís con sus bienes, así como de permanecer en él.

c. Libertad de asociación

El artículo 39 consagra la libertad de asociación: 'Todas las personas tienen


derecho de asociarse, cualquiera sea el objeto que persigan, siempre que no cons­
tituyan una asociación ilícita declarada por la Ley”.

2. Derecho de propiedad

El principio de la inviolabilidad del derecho a la propiedad ha sido consa­


grado por el artículo 32 de la Constitución, pero con sujeción a lo que dispongan
““ Aparicio , op. cit., p. 21.
122 Nuri E. Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

las leyes que se establecieren por razones de interés general. El artículo 33 de


la Constitución dispone que la Ley reconocerá y protegerá el derecho del autor,
del inventor y del artista.

3. T utela contra la u su ra

El artículo 52 de la Constitución dispone:


“Prohíbese la usura. Es de orden público la Ley que señale límite
máximo al interés de los préstamos. Esta determinará la pena a
aplicarse a los contraventores.
Nadie podrá ser privado de su libertad por deudas
Sin desconocer la importancia de las normas referidas, como
principios con incidencia sobre el Derecho Comercial, existen
otras previsiones que interesan directamente al Derecho Comer­
cial. Las mencionaremos.

B. M arco co n stitu cion al p a r a la actu a ció n e sta ta l

1. Comercio ex terior

Artículo 50:
“El Estado orientará el comercio exterior de la República prote­
giendo las actividades productivas cuyo destino sea la exporta­
ción o que reemplacen bienes de importación. La Ley promoverá
las inversiones destinadas a este fin y encauzará preferentemente
con este destino el ahorro público.
Toda organización comercial o industrial trustificada estará ba­
jo el contralor del Estado.
Asimismo, el Estado impulsará políticas de descentralización, de
modo de promover el desarrollo regional y el bienestar gene­
ral”™.

2. Servicios públicos

Artículo 51:
“El Estado o los Gobiernos Departamentales, en su caso, condi­
cionarán a su homologación, el establecimiento y la vigencia de
las tarifas de servicios públicos a cargo de empresas concesiona­
rias.*

** redacción, de este artículo fue dada por la Reforma Constitucional, aprobada por plebiscito
de fecha 8 de diciembre de 1.996.
Martuai de Derecho Comercial Uruguayo 123

Las concesiones a que se refiere este artículo no podrán darse a


perpetuidad en ningún caso”.

3. Dom inio in dustrial y com ercial del Estado

Salvo las hipótesis de concesión referidas en el literal anterior, el Estado


realiza actividad económica en la explotación de servicios públicos. Asimismo,
el Estado interviene directamente en actividades comerciales e industrialfi no
calificadas como servicio público, sea en situación de monopolio o en competen­
cia con los particulares. El conjunto de empresas estatales integra el dominio
industrial y comercial del Estado, prestado a través de los entes autónomos y
servicios descentralizados. Se encuentran regulados en los artículos 185 a 201
de la Constitución.
Especialmente interesa, entre otros, el artículo 188, sobre sociedades de
economía mixta:
“Para que la Ley pueda admitir capitales privados en la consti­
tución o ampliación del patrimonio de los Entes Autónomos o de
los Servicios Descentralizados, así como para reglamentar la in­
tervención que en tales casos pueda corresponder a los respecti­
vos accionistas en los Directorios, se requerirán los tres quintos
de votos del total de los componentes de cada Cámara.
El aporte de capitales particulares y la representación de los
mismos en los Consejos ó Directorios, nunca serán superiores a
los del Estado.
El Estado podrá, asimismo, participar en actividades industria­
les, agropecuarias o comerciales, de empresas formadas por
aportes obreros, cooperativos o capitales privados cuando concu­
rra, para ello, el libre consentimiento de la empresa y bajo las
condiciones que se convengan previamente, entre las partes.
La Ley, por mayoría absoluta del total de componentes de- cada
Cámara, autorizará en cada caso esa participación, asegurando
la intervención del Estado en la dirección de la empresa. Sus re­
presentantes se regirán por las mismas normas que los Directo­
res de Entes Autónomos y Servicios Descentralizados”.

4. D efensa del m edio am biente

El artículo 47 establece que “la protección del medio ambiente es de interés


general”. Agrega “Las personas deberán abstenerse de cualquier acto que cause
depredación, destrucción o contaminación graves al medio ambiente. La ley
reglamentará esta disposición y podrá prever sanciones para los transgreso-
res”.
124 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

5. Principio de integración social y económica

El artículo 6 dispone que la República procurará la integración social y eco­


nómica de los Estados Latinoamericanos, especialmente en la defensa común
de sus productos y materias primas.

II. Ley y equidad

Copio fuente formal de Derecho Comercial, mencionamos la Ley mercantil.


Por tal entendemos no sólo el Código de Comercio sino también aquellas leyes
complementarias que recaen sobre una materia mercantil.

A. Normas mercantiles incluidas en el Código Civil

Incluso en el Código Civil, encontramos normas que pueden considerarse


mercantiles, porque regulan la actividad mercantil. Así, por ejemplo, las nor­
mas sobre menores que heredan un establecimiento comercial (art. 409 a 411);
sobre contrato de seguro y préstamo a la gruesa (art. 2.167); sobre empresas de
transporte (art. 1.855); sobre sociedades comerciales (art. 1.885) y sobre letras,
pagarés a la orden y acciones al portador (art. 1.766).
Existen normas civiles aplicables a la materia comercial por expresa remi­
sión del Código de Comercio (arts. 191 y 935). La doctrina discrepa sobre el
alcance de esa remisión. Para FONTANARROSAla remisión que hace el Código de
Comercio al Código Civil no importa, conferir a éste la jerarquía de fuente de
Derecho Comercial, sino que es un recurso para integrar las lagunas del Dere­
cho Comercial mediante la determinación, de las normas subsidiarias de otra
naturaleza, aplicable a las cuestiones remitidas254. Para BOLAFFIG la Ley Civil
es fuente del Derecho mercantil, siendo de aplicación subsidiaria a la materia
comercial y cuando ello ocurre, rige como ley comercial o en función de ley co­
mercial.

B. Valor de la equidad según el Código General del Proceso

La equidad surge como fuente formal del Derecho de los artículos 25, 199 y
477 del Código General del Proceso. El artículo 25 establece que la equidad es
fuente del Derecho cuando la Ley lo establezca o cuando las partes así lo acuer­
den, tratándose de derechos disponibles. Ello se reitera en él artículo 199. Tra­
tándose de arbitraje, la norma se invierte. Si no se estableciere otra cosa en el
compromiso, los árbitros fallarán el caso por equidad (art. 477)2Í5.

FONTANARROSA, Op. c it, p. 43/44.


A paricio , op. cit., p, 54.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 125

III. Decretos y normas administrativas

Al lado de la Ley, existen otras fuentes de normas: los decretos y las resolu­
ciones dictadas por el Poder Ejecutivo. Los decretos y resoluciones son actos de
carácter administrativo, por los cuales se reglamenta la aplicación de las leyes.
Desde luego que son múltiples los decretos que recaen sobre la materia comer­
cial.
Al lado de los decretos dictados por el Poder Ejecutivo, nos encontramos,
también, con normas emanadas de otros organismos públicos que también tie­
nen obligatoriedad. El artículo 1 del Decreto Ley 15.322 dispone expresamente
la sujeción de las entidades financieras a las normas que dicte el Banco Cen­
tral, jerarquizando, de este modo, esa normativa. De igual modo, la Ley 16.426
sobre seguros. Son múltiples las circulares y resoluciones dictadas por el Banco
Central del Uruguay para el funcionamiento de los Bancos y demás institucio­
nes financieras, así como para regular la actividad aseguradora.

Subsección Segunda: Fuentes Indirectas

I. Fuentes por remisión

La costumbre fue fuente de Derecho Comercial en sus orígenes, en la Edad


Media, puesto que los estatutos de las corporaciones constituían una recopila­
ción de usos y costumbres. Según ya lo mencionamos, en nuestro país, la cos­
tumbre fue fuente de Derecho cuando se sancionó la Ley 216 de 1.839. Vigente
el Código Civil y dado lo dispuesto por el artículo 9, la costumbre no es fuente
de Derecho actualmente, salvo cuando la Ley se remite a ella256.

A. Costumbres y usos

¿Son lo mismo costumbres que usos? El Código de Comercio se refiere, indis­


tintamente, a unos y a otros. En algunas normas, parecería que se utiliza los
dos vocablos con igual alcance, pero en otros se le da distinto sentido.
El uso es la repetición de actos. En doctrina, se señala que en el uso falta el
elemento psicológico que es esencial a la costumbre: la convicción de quienes la
practican de que es necesaria su observancia. De manera que en la costumbre
hay algo más qué teh el uso. Puede haber uso sin costumbre, pero no puede exis-

En otros países, la costumbre sigue siendo fuente de Derecho. Así por ejemplo, el artículo 2 del
Código de Comercio español, establece que los actos de comercio se rigen por las disposiciones
del Código; en su defecto, por los usos del comercio observadas generalmente en cada plaza y a
falta de ambas reglas, por las del Derecho común.
126 Nuri E. Rodríguez Oiivera - Carlos E. López Rodríguez

tir costumbre sin que haya precedido un uso. La costumbre deriva del uso y se
caracteri2a por la convicción de su obligatoriedad.

B. Usos ju ríd ic o s y usos técnicos

La doctrina distingue entre: usos jurídicos, que son los que nacen a la vida
mercantil en ocasión de la realización de actos jurídicos como, por ejemplo, la
inclusión de ciertas previsiones en los contratos; usos de hecho o usos técnicos,
que son aquellos que se presentan comúnmente en la vida mercantil, como por
ejemplo el embalaje o estiba de mercaderías para su transporte.

C. Costum bre o uso norm ativo y costum bre o uso convencional

En nuestro Derecho {art. 9, inc. 2), los usos y costumbres cumplen varias
funciones.
X. Constituyen una fuente integradora del Derecho, cuando hay una remi­
sión expresa del legislador (art. 9 C.C.) y sirven también para integrar o inter­
pretar los contratos celebrados.
Los usos y costumbres son considerados como fuente de integración indire­
cta, porque sólo puede recurrirse a ellas cuando expresamente una norma legal
efectúe la remisión correspondiente. Cuando cumple una función integradora
de Derecho, es fuente de Derecho pues la costumbre da la norma aplicable al
caso. Encontramos ejemplos de remisión a la costumbre en los artículos 379,
521,1.225,1.375, 1.439 y 1.444, inc. 1, del Código de Comercio.
Fontanarrosa explica que en todos los casos en que la Ley remite a la cos­
tumbre, se crea una norma jurídica en blanco, una norma cuyo contenido es
indeterminado y cuya determinación se confía a tales costumbres. De ello ex­
trae dos consecuencias: el uso mercantil forma el contenido de .una norma de
Derecho Comercial y debe ser aplicado con preferencia al Código Civil; el uso
mercantil que forma el contenido de un precepto legislativo adquiere su fuerza
obligatoria de la disposición legal. Agrega este autor: “el uso normativo no nece­
sita ser probado ante el Juez, pues éste tiene la obligación de conocer el derecho
objetivó”.
2. La costumbre puede cumplir la función de integración de los contratos.
Un ejemplo, se encuentra en el artículo 379 Código de Comercio que dispone:
“Todo comisionista tiene derecho a exigir del comitente una comisión por su
trabajo, la cual no habiendo sido expresamente pactada será determinada por el
uso comercial del lugar donde se hubiese ejecutado la comisión”.
3. La costumbre sirve para la interpretación de los contratos.
Cuando sirve para interpretar un contrato, no es fuente de Derecho, porque
sólo sirve para explicar los términos de un contrato o la voluntad de las partes.
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 127

Sirve para esclarecer los convenios celebrados. Cuando cumple esta función, la
doctrina habla de uso convencional por oposición a uso normativo.
El Código de Comercio dispone de tres normas que se refieren a los usos y a
la costumbre como fuente de interpretación de los contratos: artículo 295, artí*
culo 296 inciso 6, y artículo 298 del Código de Comercio. El artículo 295 del
Código de Comercio establece: “Las palabras de los contratos y convenciones
deben entenderse en el sentido que les da el uso general, aunque el obligado pre­
tenda que las ha entendido de otro modo”. Asimismo, el artículo 296 estipula:
“Siendo necesario interpretar las cláusulas de un contrato, servirán para la
interpretación las bases siguientes:... 6oEl uso y práctica generalmente observa­
da en el comercio, de igual naturaleza, y especialmente la costumbre del lugar
donde debe ejecutarse el contrato, prevalecerá sobre cualquier inteligencia en
contrario, que se pretenda dar a las palabras
El artículo 298 del Código de Comercio dispone: “Cuando en el contrato se
hubiese usado para designar la moneda, el peso o la medida, de términos gené­
ricos que puedan aplicarse a valores o cantidades diferentes, se entenderá hecha
la obligación en aquella especie de moneda, peso o medida que esté en uso en los
contratos de igual naturaleza7

H. Fuentes de integración

Cuando falta una norma comercial expresa, por aplicación del artículo 6 del
Código Civil, se debe acudir a las leyes análogas y, si aún hay duda, a los prin­
cipios generales del Derecho y a las doctrinas más recibidas.

A. Fundam ento de las leyes análogas

La analogía es un principio de integración según el cual los casos iguales,


deben ser regidos por disposiciones iguales. Cuando nos encontramos ante un
caso de laguna de la Ley, se debe recurrir a la solución dada a casos similares,
por la misma Ley.
El recurso a la analogía como fuente de integración se encuentra autorizado
por el artículo 16 del Código Civil. Este artículo establece: “Cuando ocurra un
negocio civil, que no pueda resolverse por las palabras ni por el espíritu de la ley
de la materia, se acudirá a los fundamentos de las leyes análogas...”.
Según la posición que se sostenga, en cuanto a si el Derecho Comercial es
especial o excepcional respecto al Civil, será distinto el criterio a utilizar en
materia de búsqueda de la Ley análoga. Para quienes sostienen que el Derecho
Comercial es excepcional, la laguna de la Ley debe colmarse recurriendo a una
norma de Derecho Civil. Para quienes entienden que el Derecho Comercial es
un Derecho especial, a falta de una norma expresa, debe recurrirse a la Ley
128 Nuri E. Rodríguez Qiivera - Carlos E, López Rodríguez

análoga en el Derecho Mercantil y, sólo a falta de ésta, a una ley análoga en


Derecho Civil.
Analizaremos este tema en el capítulo siguiente. En nuestra posición, en
algunas materias, el Derecho Comercial es excepcional y en otras es espe­
cial, por lo cual habrá que utilizar las dos mecánicas de la analogía señala­
das.

jB. P rincipios generales de Derecho y doctrin a m ás recibidas

Los principios generales del Derecho y la doctrina, no son fuentes de Dere­


cho. Cumplen función de integración, para los casos en que existe vacío legal
(art. 16 C.C.).

Sección S egunda
R elación del D erecho Comercial con otras R amas del D erecho

La unidad del Derecho constituye un axioma bastante generalizado en nues­


tra doctrina. La Teoría del Derecho, sin embargo, no es pacífica a este respec-
j . 2 5 Í-
to .

A pesar del entusiasmo codificador con que terminó el siglo XIX y comenzó el siglo XX, la noción
de sistema fue objeto de permanentes cuestionamientos de carácter epistemológico, tanto en el
ámbito de la Teoría del Derecho como en el de la Teoría de la Ciencia y del Conocimiento en ge­
neral. Al final del siglo XIX, con la invención de la geometrías no euclidianas, se transformó el
concepto de la teoría axiomática. Se comprendió que un sistema dado de símbolos y sentencias
puede admitir más de una interpretación. De este modo, se podría usar un único lenguaje para
hacer referencia a dominios variados. Las definiciones iniciales no serían apenas innecesarias
sino, en cierto sentido, inadecuadas. También, el método deductivo-formal se reveló como una
base no enteramente satisfactoria para todas las teorías de la Matemática. En ese sentido,
GODEL, en 1.931, demostró que innumerables teorías eran incompletas (HENK3N, Com pletude,
in: FUasofia da Ciencia, p. 69.).
Desde el ámbito de la Teoría del Conocimiento en general, el pragmatismo, por ejemplo, niega
la idea de unidad. Decía JAMES, en 1.907: “El pragmatismo, haciendo depender la determina­
ción empírica final de los que pueda ser el equilibrio de la unión y de la desunión entre las cosas,
tiene que colocarse, del lado pluralista. Admite que se pueda llegar, algún día, en que /msía la
unión total, con un conocedor, un origen y un universo consolidada de todas las formas concebi­
bles, sea la más aceptable de las hipótesis. Mientras tanto, la hipótesis opuesta, de un mundo to­
davía imperfectamente unificado y tal vez destinado a persistir asi, indefinidamente, debe ser
sustentada sinceramente..." (JAMES, Pragm atism o; u n nom bre nuevo p a ra algunos viejos
ino<j<>s de pensar).
El filósofo y jurista uruguayo VazEeTIREIRA, en 1.910, consideraba la propia noción de sistema,
confío una especie de vicio intelectual: "... el espíritu humano todo lo completa, todo lo simetriza,
es como esos caleidoscopios de los niños, en que cada piedrita de colores se multiplica varias ve­
ces, por todos los lados, simétricamente, y donde es imposible, por mas que se agite la arena, ob­
tener una figura asimétrica o incompleta...*. Advierte, asimismo, los peligros del “paralogismo
de falsa sistematización”, aconsejando restringir el pensamiento sistemático a “... allí donde:
primero, se sabe todo lo de hecho y lo de.principio; esto es: cuando se poseen bien todos los datos
de la cuestión, todos los principios que deben ser aplicados; y segundo: cuando, todo esto se pue■
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 129

La opinión general de nuestra doctrina obedece a que la estructuración bási­


ca de nuestro sistema de Derecho responde directamente a la influencia del
proceso codiñcatorio francés^8. De acuerdo con esta concepción, el Derecho sería
uno solo. Se dividiría en ramas, simplemente, como corolario necesario del pro­
ceso de sistematización255. Se distingue tradicíonalmente, entonces, desde la
Revolución Francesa, entre Derecho Público y Derecho Privado.
Los actos de la Confederación y Unión Perpetua (1.776) y la Constitución
Federal de 1.787, por un lado, y la Constitución francesa de 1.791, por un otro,
consagraron la ruptura del principio de la concentración legislativa surgido con
Justiniano. La compilación grandiosa de carácter universal y heterogéneo se
descompone en dos cuerpos legales. La organización del Estado, del gobierno y
las garantías de los individuos pasaron a ser objeto de un código autónomo y

de combinar, integrar - diremos - en el sistema.,.*. VAZ FERREIRA cita como ejemplos las mate­
máticas e la mecánica (Vaz FereeIRA, Lógica Viva, p. 114). Este tipo de consideración se sigue
repitiendo todavía hoy. Por ejemplo, SEVE, en su introducción al v. XXXI, de los Archives de
P hilosophie du D roit, p.6: “On ne s'élonnera pas de voir la notion de systéme appUquce au
droit puisque Vesprit ne peut comprendes un objet complexc que sous ¡a catégoríe de la systéma-
ticité..”.
En el ámbito de la Teoría del Derecho surgieron varias escuelas que refutaron las pretensiones
de plenitud y de unidad del sistema jurídico que se. mantenían desde el siglo XVI. En lo funda­
mental, fueron rebatidas sus tres propiedades básicas: plenitud, coherencia e independencia. A
su vez, el Derecho no soportó la presión de los diversos factores políticos, económicos y sociales,
que acompañó la primera mitad del siglo XX. En consecuencia, el sistema de Derech Privado
consagrado en el Código Civil se desintegró rápidamente, dando lugar a la formación de una
pluralidad de sistemas (LÓPEZ RODRÍGUEZ, A noquo de sistem a no D ireito Privado: unida-
de o u pluralidadc. Revista da Faculdade de Direito da Universidade Federal do Rio Grande
do Sul, v, 9, n. 1, p. 201-221).
™ En América Latina, durante el siglo XIX, la configuración del Derecho Privado como sistema
único, tuvo como modelo el Código Civil francés. De Los MOZOS denomina este fenómeno de
“codificación afrancesada*. Estas codificaciones se caracterizaban por haber asimilado el Código
napoleónico com escasas modificaciones. Se encuentran entre ellas, el Código Civil de Haití
(1.835), de Bolívja 0834-1.815), de Peni (1.851), de República Dominicana (1,864), de Uruguay
(1.868), de Venezuela (1.873), de Guatemala (1.877), de El Salvador (1.800), de Honduras (1,887) e
de Costa Rica (1.887). A esta época pertenció, también el Código Civil chileno (1.857), el Código
Civil argentino (1.869) e y el Esboyo de Teixeira de Freitas 0.860-1.865). En estos, la influencia
del modelo francés no se limitó a una mera asimilación pasiva puesto que sus autores crearon
obras dotadas de originalidad (De Los Mozos, D erecho Civil: Método, Sistem as y C ategorí­
as Ju ríd ica s, p. 136/13 7;V a l LADÁO, O Código Civil B rasileiro e sua reform a. E stru tu ra e
Sistem ática. Códigos M ultiplicados, Especiáis e Autónom os, Revista do Curso Direito
Universidade Federal de Uberlándia, v. 7, n. 1, p. 19/20).
1"J Veinte años antes de la aprobación del Código Civil chileno, BELLO justificaba de la siguiente
forma la necesiciade de codificar el Derecho Privado; "Pocas necesitarán que se les demuestre la
necesidad de codificar nuestras leyes ... Sin aquel paso preliminar, ni es posible que las leyes
sean tan generalmente conocidos, como deben serlo para que diríjan eficazmente la conducta de
los hombres, ni pueden dejar de ron vertirse frecuentemente en medios de opresión contra los dé­
biles, y en lazos y trampas, que la codicia y el fraude arman a los incautos. Sin aquel paso pre­
vio, el laberinto de una legislación como la nuestra hará siempre ilusorias e insignificante:; las
garantías constitucionales, habrá siempre incertidumbre y vacilación en los jueces, arbitrarie­
dad e inconsecuencia en los juicios". El Araucano, in: ARCINIEGAS, P ensam iento Vivo de An­
drés Bello.
130 Nuri g. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

superior a los otros, denominado “constituciónEl Derecho Privado, entre tan­


to, pasó a ser objeto de leyes ordinarias"611.
Enseña VALLADAO: “Creábase una jerarquía básica en el Derecho de cada
pueblo. Por un lado, un cuerpo de leyes con mayor estabilidad, cuya alteración
dependería de un proceso riguroso y difícil, la Constitución o las leyes constitu­
cionales. De otro lado, los códigos y leyes, Las leyes ordinarias, votadas por la
asamblea legislativa, el parlamento o el congreso, mediante un proceso único,
idéntico, sea para su aprobación, sea para su futura supresión o alteración. Es
la gran dicotomía revolucionaria de finales del siglo XVIIF,2SI
Dentro del Derecho Privado, tradicionalmente se ha distinguido entre Dere­
cho Civil y Comercial. El Derecho Comercial, se creó como un cuerpo legislativo
desgajado del Derecho Civil, para separar la regulación de ciertas materias. No
hay diferencias de principios generales entre el Derecho Civil y el Comercial,
El Derecho Comercial regula distintas materias y suele la doctrina referirse
al Derecho Cambiarlo, Derecho Bancario, Derecho Marítimo, Derecho Societa­
rio, Derecho Concursa!; pero con ello no debe entenderse que cada uno de esos
sectores, tiene autonomía y que se ha desgajado del Derecho Comercial. Así,
por ejemplo, cuando nos referimos al Derecho Societario, no queremos significar
que se ha creado una rama del Derecho separada y autónoma de las demás. El
Derecho Societario privado - por decir de algún modo - integra el Derecho Co­
mercial y con éste el Derecho Privado. Las separaciones en ramas son realiza­
das por razones de sistematización pero no por diferencias en principios genera­
les:?
Queremos señalar que los límites entre las diversas ramas del Derecho no
siempre son nítidos. Actualmente, entre todas las ramas que compondrían el
Derecho Privado hay una continua interferencia de normas. También, aparecen
o pretenden aparecer ramas intermedias entre el Derecho Público y el Privado
como el Derecho Económico.
Concomítantémente, la bipartición rígida del orden jurídico entre Derecho
Público y Derecho Privado, como sistemas jurídicos cerrados y centralizados
respectivamente en la constitución y en la codificación, perdió vigencia. Hoy la
frontera entre uno y otro ramo se diluyen frente a la injerencia estatal en áreas
tradicionalmente reservadas a los particulares, así como frente a ia adopción de
principios propios del Derecho Privado clásico en la administración del Esta-

Vallad AO, op. cit., p. 17.


™ Vallad áo , id., p. 18.

■'*“ RaíSEEí , O F u tu ro do D ireito P rivado, R e v is ta d a P r o c u r a d o r ia G e m í d o E s ta d o , n. 25, p.19.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 131

También aparecen o pretenden aparecer ramas intermedias entre el Dere­


cho Público y el Privado como el Derecho Económico.
Nos dedicaremos, a continuación, a analizar las relaciones existentes entre
el Derecho Comercial y otras ramas del Derecho. Comenzaremos por el análisis
de las relaciones con el Derecho Civil, puesto que requerirá un tratamiento más
intenso.

Subsección Prim era: R elación d el Derecho C om ercial


con el Derecho C ivil

El primer tema a tratar es el de la autonomía. Éste se plantea con la si­


guiente interrogante: ¿cuándo una rama del Derecho es autónoma respecto a
las restantes? Este tema no es exclusivo del Derecho Comercial. Se plantea
respecto a otras ramas del Derecho. Dentro del mismo Derecho Comercial, para
ciertas regulaciones especiales como las relacionadas con la navegación marí­
tima y la aérea o la actividad bancaria, se ha pretendido también atribuirles
autonomía.
Antes de hablar de la autonomía del Derecho Comercial, daremos el concep­
to de autonomía que hemos de manejar. En doctrina los autores que tratan el
tema no siempre usan la terminología con el mismo sentido.
Hay distintos significados de autonomía: autonomía didáctica, autonomía
legislativa y autonomía jurídica, también denominada científica o dogmática.
Existe autonomía didáctica cuando un conjunto de normas es motivo de una
enseñanza separada.
Se dice que una rama de derecho tiene autonomía legislativa, cuando sus
normas integran un conjunto orgánico con independencia formal. Ásí, por
ejemplo, tienen autonomía legislativa las normas que integran un código.
Tiene autonomía jurídica el conjunto de normas regido por principios que le
son propios. Con otras palabras, una rama del Derecho es autónoma cuando.sus
normas sólo pueden ser interpretadas e integradas, a la luz de principios jurídi­
cos que le son exclusivos y sirven, precisamente, para diferenciarla del resto de
las ramas del Derecho que, o bien reconocen principios generales comunes o
bien reclaman para sí mismas, también, este carácter de autonomía jurídica.
Manejando estos conceptos podemos llegar a algunas conclusiones. En pri­
mer lugar, cuando entre dos ramas del Derecho hay autonomía científica debe
haber autonomía legislativa; porque nada justifica unir en un solo cuerpo for­
mal, normas con principios jurídicos opuestos. Una rama del Derecho puede
pretender autonomía legislativa y puede resistirse lógicamente a una unifica­
ción cuando la autonomía científica exige la separación.
132 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

En segundo lugar, cuando no existe autonomía científica podrá haber o no


autonomía legislativa. Ello dependerá de otro factor: de las necesidades de sis­
tematización. De manera que la separación en cuerpos formalmente separados
puede obedecer simplemente a razones de sistematización. En otras palabras,
pueden existir principios generales comunes para ciertas ramas del Derecho y
no obstante convenir que se manejen como cuerpos separados por razones de
orden y sistema.
La autonomía didáctica obedece exclusivamente a necesidades de sistemati­
zación.

I. Autonom ía del D erecho Com ercial

i : Ya hemos visto que el Derecho Comercial es un conjunto de normas que se


aplica a un determinado sector de la actividad económica: la actividad comer­
cial y a los comerciantes que la ejercen y a ciertos bienes afectados a esa activi­
dad. Regula relaciones jurídicas entre particulares y de éstos con los bienes, de
la misma manera que el Código Civil. De manera que el Derecho Civil y Co­
mercial son dos sectores del Derecho Privado que regulan relaciones entre par­
ticulares y de particulares con bienes2®4.
La creación de normas especiales y distintas para la actividad comercial, de­
terminó que paulatinamente, en el proceso histórico, se comenzara a separar la
regulación comercial en cuerpos distintos, culminando ese proceso con el dicta­
do de ordenanzas comerciales y, luego, con las sanciones de Códigos de Comer­
cio distintos de los Civiles, según ya hemos visto. La doctrina se plantea sí esa
separación obedece a que el Derecho Comercial tiene autonomía científica o si
es una división que responde a necesidades de sistematización o de otra índo­
le2®.

A- A utonom ía científica

La doctrina sobre la autonomía científica del Derecho Comercial es diver­


gente.

í: 1. D octrina que niega autonom ía al D erecho Com ercial

Se ha sostenido que el Derecho Comercial no tiene autonomía pues no tiene


principios propios que lo distingan del Derecho Civil. Hay diferencias con el
Derecho Civil pero no en los principios generales.

Rocco, op. cit., p. 49.


Pérez F ontana, R evista de Sociedades A nónim as t. III, 1.948, p. 227 ss.. FontanarrOSa,
op. cit., p. 28-31.
Manual de Derecho Comerciaí Uruguayo 133

H a MEL & LAGARDE explican las razones esenciales que justifican las excep­
ciones que el Derecho comercial introduce a las reglas comunes del Derecho
Civil.
La primera de las razones es consecuencia de la necesidad de un refuerzo
del crédito. El crédito es la base misma de la vida de los negocios. El comercian­
te no puede prescindir del crédito, tanto del que él necesita, como del que él
confiere.
Para fortalecer el crédito se instituyen normas excepcionales en materia de
contratos y de obligaciones, como las que determinan vencimientos estrictos,
moras automáticas, caducidades. El proceso de quiebra, con su severidad, es un
mecanismo de tutela del crédito.
La otra razón sería la rapidez de las operaciones de comercio. En el mundo
de los negocios, las operaciones deben ser resueltas rápidamente ya que el
tiempo es precioso. De allí, consecuencias en soluciones jurídicas que quizá
puedan parecer contradictorias.
Así, por la necesidad de rapidez, conviene eliminar todos los factores de dis­
cusión y vacilación. Ello explica un cierto formalismo en el Derecho Comercial:
ciertos negocios no son válidos si no adoptan formas determinadas (por ej. títu­
los valores). En otros casos, el Derecho ha conducido a un sistema de aligera­
miento de las pruebas de los contratos; éstos se celebran sin escrito, verbalmen­
te, aun cuando se obliga a asentar en los libros tales operaciones266. De este
modo, la rapidez, característica de los negocios comerciales, tanto lleva a solu­
ciones de gran formalismo, para evitar discusiones sobre la naturaleza y efectos
de un negocio; como lleva a la libertad total en materia de pruebas267.
De esta exposición de los autores franceses resulta claro que las diferencias
entre los Derechos, que justifican esa separación en ramas separadas, no son de
principios sino de caracteres, de rasgos en la formación de los contratos y de
peculiaridades de las obligaciones comerciales.
En el mismo sentido se pronuncia GARIí IGUÉS:
“Ninguna rama del Derecho puede jactarse de tener independen­
cia frente a las demás, y menos que ninguna el Derecho mercan-
til, nacido dentro del Derecho Civil y como una desviación su­
ya... Hemos creído siempre que en este punto de las relaciones
del Derecho Civil y el mercantil hay que distinguir una cuestión
de separación y una cuestión de independencia para venir a la
conclusión de que ciertamente el Derecho mercantil debe vivir de
leyes propias, separado del civil, pero con la dependencia que
impone la comunidad de origen y la substancial analogía166...

H amel & LAGARDE, op. d t., §4.


En el mismo sentido, GUYENOT, D erecho Com ercial, t. 1,1.975, § 4.
'aM Ga RKIGUES, P ró lo g o a la E d ic ió n E s p a ñ o la , in ROCCO, P rin c ip io s del D erecho M ercantil.
134 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

El Derecho del Comercio descansa por tanto, no solamente en las


prescripciones del Derecho mercantil, sino también en las dél
Derecho Civil común. Este constituye la base Sobré la cual aquél
está edificado.
Podría decirse que el Derecho mercantil ha sufrido respecto del
civil un doble movimiento en sentido inverso: primero la separa­
ción hasta obtener un concepto y contenido peculiares; después
de aproximación técnica al Derecho Civil, en propia confesión de
impotencia para una vida independiente o substantiva. La insu­
ficiencia o la inadaptación de las normas civiles a las necesida­
des del comercio determinaron ese proceso de separación del De­
recho mercantil con normas y jurisdicción propias. Y justamente
porque nace a consecuencia de una segregación del Derecho mer­
cantil ofrece un perfil fragmentario en la mayor parte de las ins­
tituciones, las cuales encuentra, por así decirlo, el pedazo que les
falta en la institución correspondiente del Derecho Civil’*69.
PÉREZ FONTANA, también, le niega autonomía científica y señala: “los pre­
tendidos principios especiales del Derecho Comercial no existen, los institutos
nacidos en ocasión de negocios realizados por comerciantes tienen su fundamen­
to en principios y doctrinas del Derecho común. Si bien se observan entre el Có­
digo Civil y el Código de Comercio diferencias en la disciplina legal de algunos
contratos, ellas no se refieren a los principios esenciales sino a detalles de su
ejecución o de sus efectos jurídicos*'0.

2, P recisión

La doctrina que sostiene la autonomía del Derecho Comercial, en realidad


utiliza el término con otro alcance y destaca diferencias entre el Derecho Civil y
el Comercial que en rigor no son sustanciales. Entendemos que no es necesario,
a los efectos de este curso, extendernos en su análisis y crítica.
Nosotros compartimos la tesis de que el Derecho Comercial no tiene auto­
nomía científica. No tiene principios generales que le sean propios, sino que los
comparte con la otra rama del Derecho privado, el Derecho Civil.
El Derecho Comercial y el Civil simplemente regulan distintas materias. El
Derecho Civil da el régimen general a que están sometidas las personas y la
familia. Crea un régimen general para los bienes, reglamenta los modos de
adquirir y especialmente la sucesión. Disciplina las obligaciones y los contratos
civiles, entre los cuales la sociedad civil. Contiene una regulación del concurso
civil para los casos de insolvencia de un deudor civil.

*" GaRRIOUES, (d. ibíd..


pgftgz FONTANA, op. cit., R e v ista de Sociedades Anónim as, t. III, p. 227.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 135

El Derecho Comercial reglamenta las profesiones comerciales, da la norma­


tiva de los actos y contratos calificados como comerciales, disciplina los títulos
valores, regula las sociedades comerciales. Contiene un régimen de quiebra
para los comerciantes y sociedades comerciales o de liquidación judicial para
sociedades anónimas, que reemplaza al concurso civil. Regula toda la actividad
marítima y la aérea2,5. Crea procedimientos preventivos de la quiebra y morato­
rias, desconocidos por el Derecho Civil aunque ahora el Código. General del
Proceso admite que los civiles utilicen los concordatos preventivos' previstos
para los comerciantes.
Resulta claro, de este breve resumen, que el Derecho Comercial ha apartado
actividades para someterlas a un régimen especial y separado del civil; pero no
hay diferencias sustanciales, de principios generales, que determinen que deba
ser calificado como un derecho autónomo desde el punto de vista científico"72.
Las normas del Código Civil sobre personas, especialmente en materia de capa­
cidad, sobre bienes y sobre obligaciones y contratos (en los puntos en que el
Código de Comercio contiene remisión) constituyen un régimen común y básico
para las dos ramas del Derecho, sin perjuicio de las normas derogatorias dicta­
das para la materia comercial.

B. A utonom ía le g isla tiv a

Resuelto que el Derecho Comercial no tiene autonomía científica se plantea


en los últimos años si se justifica su autonomía legislativa. Hay distintas solu­
ciones en el Derecho comparado y la doctrina sostiene posiciones divergentes.

X. Clasificación de los sistem as legislativos actuales

Se pueden distinguir cuatro tipos fundamentales de sistemas jurídicos en la


actualidad: sistemas de Derecho Privado unificado; sistemas con Derecho Civil
y Comercial diferenciado; sistemas con unificación de principios generales; y
sistemas con Derecho Civil y Comercial diferenciados en que se dictaron, ade­
más, leyes separadas2'3. Hemos de considerar algunas legislaciones que pode­
mos ubicar en uno u otro sistema.

",1 Advertimos que en nuestro Código de Comercio existe una disciplina general sobre obligaciones
y contratos, según ya se adelantó, porque a la fecha de su sanción, no existía un Código Civil
que la contuviera. De ahí una duplicidad en el régimen jurídico del Código de Comercio y del
Código Civil, por cuanto para la misma materia existe una doble regulación legal. Pero en lo
demás el Código de Comercio rige negocios distintos a los disciplinados por el Código Civil y ri­
ge la actividad de ciertos profesionales del comercio, dotándolos de un estatuto diferenciado.
*■' Se discute a su respecto la autonomía del Derecho aeronáutico, lo cual se analizará en el se­
gundo curso.
■:s LANULE, op. cit., p. 264 ss..
136 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

a. S istem as de Derecho P riva d o U nificado

Hay países en que la unidad proviene de que nunca se ha separado la nor­


mativa comercial de la civil. Es el caso de Inglaterra donde varias de las insti­
tuciones que nosotros calificamos como comerciales se regulan por el Common
Law. La parte general del Derecho de las obligaciones descansa en la costum­
bre no. escrita.
El Commercial Law ingles regula las relaciones exteriores de la empresa,
como la compraventa, el transporte, los seguros y las letras de cambio. Las so­
ciedades se regulan por el “law of corporations”.
En los países escandinavos (Dinamarca, Suecia, y Noruega) no hay un Códi­
go::de Comercio. La materia mercantil se rige por preceptos contenidos en cuer­
pos, legales de carácter general o por algunas disposiciones especiales. Además,
en algunos institutos, los tres países han adoptado leyes homogéneas: derecho
cambiario, derecho marítimo, seguros, quiebras, registro mercantil, marcas,
nombre comercial y compraventa.
En otros países la unidad es fruto de un acto legislativo por el cual se fusio­
nan dos ramas preexistentes. Es el caso de Italia y de Paraguay.

* Italia

El Código Civil italiano del año 1.941 se divide en libros. El primero, trata
de las personas y de la familia; el segundo, de la sucesión; el tercero, de la
propiedad; el cuarto capítulo regula las obligaciones e incluye a los contratos
civiles y a los comerciales, con una referencia a los títulos de crédito; en el
capítulo quinto, llamado Del Trabajo (Del Lavoro)t contiene un título sobre la
empresa, donde se regula la empresa comercial, la hacienda comercial y la
concurrencia. Además, en ese capítulo se regulan las sociedades, la semplice,
equivalente a nuestra sociedad civil, y la comercial. Quedaron fuera del Códi­
go de Comercio italiano, la regulación de la quiebra y de la navegación marí­
tima, para los cuales hay códigos especiales y las normas sobre letras de cam­
bio y bolsa.

1: * Paraguay

tfen Paraguay se sancionó en 1.985 el Código Civil en que también se unifi­


can materias del Derecho Civil y del Comercial. Dentro de los contratos se regu­
la, como en el Código Civil italiano, la sociedad simple y luego los tipos de so­
ciedades comerciales. También, dentro de los contratos se incluye la reglamen­
tación de las letras de cambio y de los títulos de crédito.
Se regula por separado la figura del comerciante, con una Ley del Comer­
ciante, dictada en 1.983. En esa ley se incluye la reglamentación de corredo­
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 137

res, rematadores, factores y dependientes. Contiene también una enunciación


de los actos de comercio, estableciendo el régimen para los actos mixtos. En la
misma ley se disciplina la obligación de llevar libros. Cabe destacar que de­
ntro de la Ley del Comerciante, se destina un capitulo a “La empresa indivi­
dual de responsabilidad limitada” y, también, hay un capítulo sobre compe­
tencia desleal. Dentro de esa ley se regula la transferencia de establecimien­
tos comerciales.
Se regula, por leyes separadas, la quiebra, la prenda con registro y los alma­
cenes generales de depósito.
De manera que en los países en que hay unificación, se mantienen normas
separadas para ciertos institutos comerciales2'4.

b. S istem as de D erecho C ivil y C om ercial diferen ciados

Dentro de este grupo de sistemas legislativos la diferenciación entre derecho


Civil y comercial se ha hecho con diversos criterios. Un criterio predominante
objetivo o un criterio predominante subjetivo.

* C riterio objetivo

Algunas legislaciones tienen como punto de partida el acto de comercio. Se


hace abstracción de las personas que intervienen en el negocio jurídico, para
calificarlo de mercantil.
Hay matices diferenciales. El Código de Comercio francés se basa en una ta­
bla de actos de comercio taxativamente enumerados. El español no hace enu­
meración formal de tales actos. Ambas legislaciones, aunque se centren en el
acto de comercio, son además subsidiariamente subjetivas, pues reglamentan la
profesión comercial, según ya vimos.

* C riterio subjetivo

Es el adoptado por el código alemán, sancionado en 1.897 -por el cual se re­


forma el Código de Comercio de 1.861- y entra en vigor en 1.900. Se funda en la
reglamentación de las profesiones comerciales definiendo al comerciante como
aquel que tenga una empresa que realice los actos de comercio que la m ism a
ley enumera2".

En Argentina se discutió un proyecto de unificación de ios Códigos; pero no prosperó.


Langle se refiere a la legislación germánica en p. 260-1, en los siguientes términos: “Consto
d ic h o C ó d ig o d e c u a tr o L ib r o s , q u e tr a ta n : I. D el e s ta d o c o m erc ia l; II . D e la s s o c ie d a d e s m e r c a n ­
tile s y a so cia c ió n en p a r tic ip a c ió n ; II I. D e lo s neg o cio s co m erc ia le s; y IV . D e l c o m e r c io m a r ítim o .
L a m a te r ia q u e in te g r a s u c o n te n id o es b a s ta n te r e d u c id a , ta n to p o r q u e m u c h a s r e g la s g e n e r a le s
s o b re la s o b lig a c io n e s y lo s a c to s m e r c a n tile s a is la d o s e je c u ta d o s p o r n o c o m e r c ia n te s p a s a r o n a l
C ó d ig o C iv il d e 1 9 0 0 - q u e a b s o rb ió g r a n p a r te de. los p r e c e p to s d e l a n te r io r C ó d ig o d e 1861 -
138 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

En Brasil el CódigQ de Comercio que data de 1.850 tiene tendencia subjeti-


vista. No enumera actos de comercio y sus primeros 120 artículos se destinan a
reglamentar al comerciante y a las profesiones comerciales.
En Estados Unidos, siguiendo el sistema inglés, no había un Derecho Co­
mercial separado, no existía un Código de Comercio. Por iniciativa de los parti­
culares, en 1.952, se redacta el Uniform Commercial Code, elaborado por abo­
gados, profesores de derecho, jueces, hombres de negocios y banqueros. En
1.962 fue adoptado por 18 estados y luego sucesivamente fue siendo adoptado
por el resto. Al adoptarlo se derogan las leyes anteriores que regulaban la ma­
teria comercial2'6.

c. Sistem as de u nificación de p rin c ip io s gen erales

La unificación de principios generales se consagró con la sanción del Código


Único de las Obligaciones Suizo en el año 1.911, modificado en 1.936. Ese Códi­
go se divide en partes. La primera parte contiene normas generales sobre obli­
gaciones; la segunda parte, regula los contratos, entre los cuales la sociedad
simple; una tercera parte contiene la normativa de las sociedades comerciales;
la cuarta parte regula el Registro de Comercio y la contabilidad y en una quinta
parte contiene la disciplina de los Títulos Valores. En el Código Civil suizo que
data de 1.907 se mantuvo la regulación sobre las personas, estado civil, familia,
sucesión y derechos reales. Hay leyes especiales para quiebras, seguros y socie­
dades de responsabilidad limitada.

* Sistem as que m antienen códigos separados

En casi todos los países de Europa Occidental se percibe la tendencia de


mantener códigos separados, pero se dictaron además leyes separadas y algu­
nas comunes a civiles y comerciales. Así, por ejemplo, en Holanda, en 1.810, se
puso en vigor el Código de Comercio inspirado en el francés, pero con algunas
diferencias importantes, como la supresión de los tribunales comerciales. En
1.896 se unificaron los procedimientos concúrsales, igualando el tratamiento
entre comerciantes y no comerciantes, para el caso de insolvencia. En 1.923 se
suprimieron algunas diferencias relativas a la prueba en materia civil y comer­
cial. En Francia y España -países que tienen mayor influencia sobre nuestro
Derecho- al margen del Código de Comercio, se han dictado importantes leyes

c u a n to p o rq u e e n A le m a n ia c o n s titu y e n r a m a s ju r í d i c a s esp ecia les, c o n c ie rto c a r á c te r in d e p e n ­


d ie n te , lo s D e rech o s c a m b ia r lo , m a r ítim o , d e s e g u r o s y d e c o n c u r s o s (q u ie b ra s). D e s p u é s d e la
W e c h s e lo r d n u n g d e 1848, m o d ific a d a e n 1908, h a a p a r e c id o la L e y c a m b ia r ía d e 1933. Y se h a n
p r o m u lg a d o m ú ltip le s le y e s so b re o tr a s m a te r ia s ... T a m b ié n im p e r a e n e l R e íc h u n N eb e n g e se tz e
(le g is la c ió n c o m p le m e n ta r ia ), c o m o s o n la “L e y d e I n tr o d u c c ió n d e l C ó d ig o (E in ju h r u n g s g e s e tz
z u m H .G .B ), la d e O r d e n a c ió n I n d u s t r i a l (G e w e r b e o r d n u n g ) y o tra s".
De La María, Metodología del Código de Comercio Uniforme de los EE.UU., R evista de So­
ciedades Anónimas, año XXI, p. 245.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 139

sobre materias comerciales derogatorias o complementarias del cuerpo codifi­


cado./ •

* Situación en L atinoam érica %

En los países latinoamericanos se produce un fenómeno similar al anotado


en Europa. Se mantienen Códigos de Comercio, en general inspiradosgen el
francés y demás europeos que le siguieron. También, comenzó la tendencia de
dictar leyes separadas, derogatorias o complementarias del Código, entre las
cuales algunas implementan un régimen común para civiles y comerciantes.
En México al lado del Código de Comercio promulgado en 1.889 y vigente
desde 1.890, se han dictado leyes separadas: de títulos y operaciones de crédito
en 1.932, de sociedades mercantiles en 1.934, sobre contrato de seguros en
1.935, de quiebras en 1.942, y de instituciones de crédito en 1.941. En Brasil se
han dictado múltiples leyes que reforman el Código de Comercio en materia de
sociedades anónimas, operaciones de bolsa, quiebra, letras de cambio y che­
ques, propiedad industrial, etcétera.
En nuestro Derecho y en el argentino, se sancionaron Códigos de Comercio
en que se disciplinaron, a la vez, los actos de comercio y profesiones comercia­
les, con un criterio predominantemente objetivo. En ambos países se han dicta­
do sucesivas leyes modificatorias. En Argentina se han dictado normas sobre
títulos de crédito, sociedades comerciales y concursos que desgajan importantes
capítulos del Código de Comercio. La evolución en nuestro país sigue una ten­
dencia similar. Se mantiene el Código de Comercio pero se han dictado leyes
separadas sobre cheques, sobre títulos valores, sobre sociedades comerciales,
sobre entidades de intermediación financiera y sobre mercado de valores*,.sobre
prenda agraria y prenda industrial, por citar algunas. í
Cabe agregar que en algunos estado latinoamericanos se han dictado nuevos
Códigos de Comercio. Así por ejemplo, en Colombia se dictó un Código de Co­
mercio en el año 1.971 con muchas novedades2". En Bolivia se sancionó ún Có­
digo de Comercio en el año 1.978.

En el Código de Comercio colombiano se incluye el Derecho aéreo y se incorpora la regulación


de contratos nuevos. El artículo 1 establece que la Ley comercial rige a ios comerciantes y los
asuntos mercantiles. El artículo 20 contiene enumeración de actos y empresas mercantiles. En
los artículos 10 y siguientes se contiene el Estatuto del Comerciante.
No analizamos regímenes de Europa Oriental ni socialistas pues no han influido en la forma­
ción de nuestro derecho positivo. Sobre el tipo ruso dice LaNGLE textualmente:
“E l D erech o P r iv a d o G e n e r a l f u e a b o lid o e n R u s ia a l t r iu n fa r s u R e v o lu c ió n ( c o m u n is m o d e
g u e r r a , 1917-21). E n u n s e g u n d o p e r io d o (c a p ita lis m o d e l E s ta d o , 1 9 2 1 y s ig s .) fu e r e s ta ­
b lecid o , p e r o so b re u n a base s o c ia l a m p lís im a . L a U n ió n S o v ié tic a n o h a c o d ific a d o e l D e ­
r e c h o M e r c a n til. G ra n p a r te d e é ste , fig u r a d e n tr o d e l C ó d ig o C iv il (1 9 2 3 ), c u y o L ib r o U l,
r e g u la d o r d e la s o b lig a c io n e s, a b a r c a la s c iv ile s y la s c o m ercia les.
La materia mercantil se completa con numerosos Decretos y Ordenanzas sobre asuntos deter­
minados. Así, se han establecido leyes relativas a la Sociedades anónimas y un C. tnaríii-
140 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

2. Debate doctrinario sobre la unificación

El tema de la unificación del Derecho privado ha sido largamente discutido.


Los autores están divididos. Se sustentan posiciones extremas y posiciones
intermedias.
Hay una tendencia doctrinaria que tiende y pugna por la unificación del Dere­
cho Comercial y del Derecho Civil en un solo cuerpo de leyes. Otra tendencia es
contraria a la unificación. Algunos autores sostienen que debe irse sólo a la unifica­
ción de los principios generales del Derecho Comercial y Civil, manteniendo las
reglamentaciones especiales para el ejercicio de la profesión comercial.
ASI debate comenzó con V ivante218. V ivante al inaugurar su cátedra en la
Universidad de Bologna, inició el debate sobre unificación del Derecho Privado,
planteando la necesidad de la creación de un único Código2'8. Este autor man­
tuvo su tesis en las cuatro primeras ediciones de su T rattato de D iritto
Commerciale, pero en la quinta edición, aparecida en 1.921, cambia de opi­
nión. expresando su opinión contraria a la unificación total. V ivante se vuelca,
entonces, hacia una posición intermedia promoviendo no llegar a la unificación
total sino a la de ciertos principios y materias, dejando una legislación comer­
cial especial para otras como las sociedades comerciales, los títulos valores, los
seguros, los transporte, operaciones de bolsa y banco. La primera tesis de
VIVANTE fue muy debatida y triunfó en Italia con el Código Civil de 1.942, que
encerró en él normas civiles y comerciales.

m o (1929), aparte de leyes cambiarías, de transportes terrestres, de empresas mercantiles


del Estado (Torgs), etc. Existe un Código Agrario y otro del Trabajo (ambos de 1922).
Es bien acusada ¡a resistencia rusa a admitir un D. Mercantil especial. También, la tendencia
a reglamentar las actividades económicas y del tráfico, no en un sentido subjetivo, sino ob­
jetivamente, fijando un plan de distribución de las mercancías. El D. Mercantil no ha des­
aparecido, mas la concepción de las relaciones de esta índole ha variado de un modo radi­
cal. El comercio exterior ha sido totalmente nacionalizado, monopolizado. El interior,
aunque siga siendo privado, sólo se admite como ayuda para el abastecimiento del país,
prestada por empresas que. revistan formas toleradas por el Estado. La idea básica - expli­
ca GORDON - es la socialización del comercio: se pretende darle mayor utilidad para los
intereses generales, haciéndole desempeñar dicha función de aprovisionamiento del mer-
■';> codo. De este modo, el D. Mercantil se convierte en D. Público; es un derecho de la econo­
mía social. El comerciante está considerado como un colaborador en la obra de atender ¡as
necesidades del pueblo, no como una persona que persigue un fin particular de lucro.
Dadas estas directrices, el D. Mercantil soviético constituye un tipo legislativo original. Des­
pués del primitivo comunismo puro, se han tenido que hacer ciertas concesiones, exigidas
por la realidad, al sistema individual capitalista. Las empresas más poderosas son del Es­
tado, que las organiza y explota; pero son respetadas las empresas pequeñas y medías, y se
protegen los intereses privados en cuanto no se opongan a las de la comunidad”(L.ANGLE,
Derecho M ercantil Español, t. I, p. 265-266).
~‘K En América: TEIXEIRA D e F jíEITAS lo sostuvo por primera vez, en ocasión de habérsele confiado
por el gobierno brasileño el preparar un Código Civil. En una nota dirigida al gobierno el 20 de
setiembre de 1.867 propuso la adopción de un Código General de Derecho Privado.
3™ Aunque se señala que la tesis fue sustentada por otros autores anteriores a VIVANTE:
MaONTANELLI, P ííECERUTTI. PlSSANELLI.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 141

A partir de la primera posición de VIVANTE ios autores se dividen. A sí, por


ejemplo, son partidarios de la unidad: BOLAFFIO, S raffa, Navarkini, POLACCO,
Rotondi y, entre los franceses, Lyon Caen & Renault, Son contrarios a la
unificación entre otros: Vidari, Manara, Rocco, MOSSA y entre los franceses:
THALLER, HAMEL & LaGARDE, etcétera.
A continuación, nosotros trataremos de señalar los principios argumentos
esgrimidos por los autores de los distintos grupos doctrinarios.

а. Argum entos p o r la unificación del Derecho Comercial y el De*


reeho Civil

La distinción entre Derecho Civil y Comercial tiene una razón histórica hoy
día insubsistente. La mayoría de la doctrina actual sostiene que el Derecho
Comercial es una categoría histórica. Como dice ASCARELLI: "p o r ta l m o tiv o la
e x is te n c ia de u n D erecho se p a ra d o no tien e ra zó n de se r etern a sin o r e !a tiv a ‘&m.
Surge cuando, por las peculiaridades de la materia regulada, ésta no puede ser
atendida por el Derecho común o cuando existen necesidades de sistematiza­
ción especial.
Cuando hicimos la relación histórica sobre el Derecho Comercial lo hemos
podido comprobar. En el Derecho romano lá flexibilidad de su derecho común lo
hacía adaptable a las relaciones comerciales. El Derecho Comercial nace en la
Edad Media por la insuficiencia del Derecho Común vigente, para solucionar
las relaciones comerciales. Se justificaba la separación en la Edad Media cuan­
do era un Derecho de clase y, por ello, los autores de esta tendencia sostienen
que querer mantener hoy la separación, es querer mantener un Derecho de
clase, exclusivo para comerciantes.
La existencia de dos Derechos y dos Códigos plantea dificultades de delimi­
tación con la incertidumbre consiguiente sobre el Derecho a aplicar. La duali­
dad conspira eontra el perfeccionamiento del Derecho Comercial. El Derecho
Comercial se hizo un Derecho práctico, no se perfeccionó desde el punto de vista
científico. Así lo sostiene Vivante.
La expansión del Derecho Comercial que invade zonas reservadas antes al
Derecho Civil, hace innecesaria la división. Los autores que se inclinan por la
unificación sostienen que puede irse a la unidad, sin periuicio de que para cier­
tas materias especiales se dicten normas especiales.

б. Argum entos contrarios a la unificación d el Derecho Comercial


y el Civil

Hay sectores de actividad que se diferencian unos de otros y deben estar su­
jetos a reglamentaciones especiales. La actividad comercial es netamente dis-
ASCAIíüíXI, Op. cit.
142 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos É. López Rodríguez

tinta de la civil y necesita por lo tanto de regulación específica. El comercio, la


industria y la actividad financiera requieren estatutos legales diferentes así
como también lo necesitan la actividad agropecuaria, la minera, la pesquera251.
H a m e l & L a g a r d e que explicaban, como vimos antes, las razones que justifi­
caban el Derecho Comercial —refuerzo del crédito y rapidez de las negociacio­
nes - sostienen su posición contraria a la unidad, en función de que no tiene
interés e incluso puede ser peligroso extender soluciones especiales del Derecho
Comercial a quienes actúan en ámbitos distintos al comercial"®.
El que exista un Derecho especial no significa un privilegio para una clase.
Por el contrario el Derecho Comercial tiene un gran rigor y severidad para el
tratamiento al comerciante que no lo tiene las normas civiles. Las dificultades
de delimitación existirán siempre, por cuanto siempre serán necesarias leyes
especiales y a su respecto se creará también el problema de determinar el cam­
po de aplicación.
Existe una magnífica producción doctrinaria comercialista en los últimos
decenios lo cual hace rebatir el último argumento de quienes propugnan la uni­
ficación. VlDARl dice que la obra de V ivante es prueba de que su afirmación no
es'exacta233.
Se afirma, además, por los contrarios ,a la unificación que la fusión de los dos
Códigos dificultará la uniformidad internacional de las leyes pues si es posible un
Código uniforme de Comercio para diversos países es imposible la unificación ínte­
gra del Derecho de las obligaciones. Por último, se afirma que la unificación, al
estabilizar el Derecho, conspiraría contra el desarrollo -especialmente del Dere­
cho Comercial- que requiere frecuentes reformas2M.*241

Mezzebaálvaeez, op. cit, p. 43.


™ H amel & Lagarde, 0p. cit., §5.
P érez Fontana, op. c it, p. 229.
241 PÉREZ FONTANA, id. ¡bíd.: “Siempre hemos creído que la rápida mutación del Derecho Comercial
es uno de los tantos lugares comunes que se repiten sin detenerse a considerar lo que hay de ver­
dad en ellos. En efecto, si se estudia el proceso evolutiva de los distintos institutos se llega a la
conclusión de que las modificaciones operadas no son tan frecuentes como generalmente se cree y
que la existencia de un Código o de grandes leyes no las hace imposibles. Por otra parte si obser­
vamos lo que se ha hecho en materia civil constataremos que las modificaciones que se han lle­
vado a la práctica son mucho más frecuentes, numerosas e importantes que las sufridas por el
Código de Comercio sin que para ello fuera un obstáculo ese verdadero monumento jurídico que
es nuestro Código
También, son. contrarios a lá unificación quienes sostienen la autonomía científica del Derecho
Comercial. Ejemplo de ello FARIÑA, entre otros. Este autor argentino dice: “Considero inconve­
niente la unificación del Derecho Comercial con el derecho civil. A las razones que he expuesto
debo agregar otra que me parece importante: el Derecho Comercial tiene principios propios, y to­
do silencio de la Ley mercantil debe resolverse recurriendo a los principios generales del Derecho
Comercial, que son distintas - como lo liemos explicado - de los principios generales en materia
civil. Pero hay algo más: la actividad económica avanza día a día incursionando en nuevos
campos, impulsada por el progreso científico y el desarrollo tecnológico, requiriendo nuevas for-
mutaciones jurídicas y nuevas normas, en forma permanente. Frente al quietismo del derecho
civil (virtud de este derecho), el Derecho Comercial es dinámico y cambiante (virtud del Derecho
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 143

c. P osicion es in term edias

Enunciados los argumentos fundamentales de una y otra posición -la uni­


dad del Derecho privado o la dualidad del Derecho Civil y Comercial- debemos
agregar que existen posiciones intermedias. Entre nosotros, PÉREZ FONTANA
sostuvo: “debe llegarse a la unidad del derecho privado pero no en la forma co­
mo se llevó a cabo en Italia con el Código Civil de 1.942 sino mediante la adop­
ción de un código único de las obligaciones y la reglamentación mediante leyes
especiales del ejercicio de la profesión comercial, de los concordatos y quiebra
como solución común a los comerciantes y no comerciantes, sin perjuicio de que
se dicten todas las leyes que la protección de los bienes y derechos y la disciplina
de los negocios imponga
Hay, en fin, autores que señalan que sería necesaria legislación diferenciada
para el comercio e industria en gran escala y otra para el comercio al menudeo
y para la pequeña industria.

3. D ebate doctrinario sobre codificación o leyes especiales

Hay quienes sostienen que se terminó la época de las codificaciones y que es


mejor la tendencia actual de dictar leyes especiales. Sin embargo, algunos au­
tores mantienen su adhesión a las obras codificadas. Así por ejemplo
Varangot. Este autor analiza el estado actual en que los Códigos de Comercio
han sido modificados y complementados por leyes dictadas sucesivamente por
distintas causas. Respecto a este tema dice el autor:

mercantil). El Derecho Comercial debe tutelar la seguridad del tráfico, la celeridad..de la circu­
lación, el crédito, el derecho de los consumidores, la. subsistencia de la empresa. Se hán incorpo­
rado figuras y contratos tales corno los de transferencia de tecnología, suministro, léasíng, con­
tratos boticarios, etc., todos los cuales giran alrededor de la empresa como ejé de la'vida econó­
mica moderna■El principio de que la oferta, no es vinculante y que debe ser a persona determi­
nada, etc., no puede tener aplicación en materia mercantil. La acüuidad del comerciante impli­
ca, en cierta medida, un servicio de interés público; y, por tanto, no puede negarse porque sí a
vender o prestar los servicios que ofrece públicamente (y no a persona determinada)" (FARIÑA,
R e v ista de D erecho Com ercial, año 12, n. 67 a 72).
■*' PÉREZ Fontana, op. cit., p. 230. GaRRIGUES opina en forma similar en trabajo publicado en
Revista..., p. 697: “Ett el Derecho mercantil futuro sigo viendo hoy confirmada la idea de una re­
ducción de este derecho a las instituciones que fueron siempre y seguirán siendo mercantiles,
aunque no reciban este calificativo porque se trata de una exportación invisible hacía el derecho
común de los que tradicionalmente fueron contratos mercantiles. Y mientras las instituciones
mercantiles (bolsas, mercados, sociedades mercantiles, bancos, estatuto del empresario) se man­
tendrán siempre formando el fondo inalienable del derecho y constituirán un Derecho residual
que sobrevivirá en la unificación de las obligaciones civiles con los mercantiles; el derecho con­
tractual quedará unificado en uil código único de las obligaciones, en cuyos márgenes acampa­
rán las figuras atípicas que oscilan entre el libre consentimiento del contrato clásico y las nuevas
figuras atípicas que incluyen los llamados “contratos forzosos"y las puras relaciones contractua­
les fácticas nacidas de una conducta social que produce las mismas consecuencias que sí hubie­
ra mediado un contrato”.
144 Nuri E Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

“Pero lo peor del caso es que esas leyes especiales si bien contri­
buyen decisivamente en la 'permanencia' del Código caduco, in­
troducen progresivamente la anarquía en la metódica codifica­
ción, cuyos principios fundamentales viola con sus múltiples es­
tilos, fruto del jurista o legislador que las elaboró; por eso, al
remedio de Aspirina que es la Ley especial se debe preferir una
prudente periódica reforma total que actualice el Código respe­
tando su orientación inicial y estructural que es valioso instru­
mento telúrico. De no cuidarse ese aspecto de diversidad de estilo
que introducen las leyes especiales, la materia resultará un cali-
f doscopio jurídico’*®6.

íf N u estra posición

Nuestras conclusiones, en materia de autonomía legislativa y sobre codifica­


ción o leyes especiales, son las siguientes. En nuestro país, existe autonomía
legislativa del Derecho Comercial por cuanto existe un Código de Comercio que
forma un cuerpo de normas separado del Código Civil. El Derecho Comercial es
una categoría histórica. Nació como rama del Derecho separada en determina­
do momento, en que se requería una regulación especial para atender situacio­
nes creadas por el desarrollo del comercio y no contempladas por el Derecho
Civil existente. La existencia de un Derecho separado obedece a exigencias de
la realidad.
Sería deseable que en ciertos terrenos se llegara a la unidad. En materia de
obligaciones y contratos se puede constatar que el Código de Comercio regula
obligaciones y contratos en forma paralela a la regulación que de esas materias
hace el Código Civil y muchas veces la reglamentación es casi idéntica; si bien
hay diferencias, éstas generalmente no son esenciales. Esas diferencias, mu­
chas veces, crean conflictos interpretativos. Así, en materia de mandato, fianza,
prenda, arrendamientos, existe una semejanza casi total del Código de Comer­
cio y del Código Civil y en otros contratos, como la compraventa, las diferencias
se relacionan sólo a ciertos aspectos de su régimen. En estas materias sería
conveniente llegar a una legislación común civil y comercial, sin perjuicio de
mantener previsiones especiales para cuando tales contratos revisten carácter
mercantil y así lo exigen las necesidades del comercio.
^También, podría ser conveniente la unificación en materia de procesos con­
cúrsales sin perjuicio de dictar previsiones especiales para los comerciantes. En
fin, veríamos como adecuada una regulación coipun para sociedades sin perjui­
cio" de crear normas especiales para sociedades civiles y para los distintos tipos
sociales comerciales.

Varan GOT, R evista de Sociedades Anónimas, año 18, p. 165 y ss..


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 145

Existen institutos que requieren legislación específica por ejemplo, la regla­


mentación de la profesión del comerciante que es importante, como lo es cual­
quier otra profesión de la vida contemporánea. Lo es por cuanto en la actividad
del comerciante se conjugan múltiples intereses. Se trata de una.actividad diri­
gida al público, que puede ser útil y necesaria si está bien encausada; pero peli­
grosa y perjudicial si se desarrolla en forma indebida. Por ello se justifica que
se imponga al comerciante un régimen de publicidad que no se le impone al
civil: la obligación dé inscribirse en el Registro Público de Comercio, la obliga­
ción de llevar libros y de exhibirlos, y se explica se le someta a un régimen se­
vero para el caso de insolvencia.
Constatamos que hay institutos que forman parte, tradicionalmente, del De­
recho Comercial pero su aplicación trasciende del ámbito de los comerciantes y
son aplicables en el ámbito civil, Así sucede, por ejemplo, con los títulos valores,
el seguro, las operaciones de banco, todos ellos utilizados por los no comercian­
tes. Otro ejemplo se encuentra en el Derecho Marítimo, contenido en el Código
de Comercio, pues sus disposiciones son aplicables a la navegación no comer­
cial, esto es, a la navegación deportiva, a. la científica, a la pesquera. Podemos
decir que en todas estas materias ya se ha producido una unificación de hecho.
Se trata de institutos que se aplican a la actividad civil y comercial indistinta­
mente.
Cabe señalar, en fin, que se está produciendo en otros países y también en el
nuestro, otro proceso ya señalado. Se fracciona la legislación en una serie de
cuerpos legales aplicables a determinadas instituciones. Así por ejemplo, se
dictaron leyes para la disciplina cambiaría o en materia de quiebra o en mate­
ria de sociedades. Se abre así la posibilidad de la codificación única de las rela­
ciones de derecho privado comunes a civiles y comerciantes, especialmente en
materia de obligaciones y contratos.

II. D erecho Comercial como Derecho especial o excepcional respecto


al Civil

El Derecho Comercial, como Derecho que regula las relaciones privadas en­
tre particulares, forma parte del Derecho Privado. En los países en que existe
autonomía legislativa, en que existe un Código de Comercio frente a un Código
Civil, se plantea el problema de las relaciones entre el Derecho Civil y el Dere­
cho Comercial, esto es, con otros términos el problema de la especialidad o de la
excepción alid ad del Derecho Comercial. Como hicimos al tratar el tema de la
autonomía, debemos previamente determinar los conceptos a manejar sobre lo
que es Derecho de excepción y Derecho especial.
146 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

A. Concepto p revio de lo que es un Derecho excepcional y especial

Derecho excepcional es aquél que presupone la existencia deriiormás de ma­


yor alcance y jerarquía a las cuales se les introducen derogaciones o modifica­
ciones en aspectos parciales. El ius singuiare en cuanto contradice al derecho
común constituye una excepción a éste.
Derecho especial es aquél que regula una materia propia. No contradice el
Derecho Común sino que aparta categorías, actos y cosas del ámbito de éste con
el objeto de someterlos a un régimen específico.
La distinción tiene importancia a los efectos integrativos. Para quienes sos­
tienen que el Derecho Comercial es excepcional, ante una laguna de la Ley co­
mercial, hay que acudir a las normas análogas del Derecho Civil puesto que lo
excepcional debe aplicarse estrictamente. Para quienes entienden que es un
Derecho especial, la laguna legal se debe integrar con el recurso a las leyes
análogas, los principios generales del Derecho o las doctrinas más recibidas
dentro del mismo Derecho Comercial y, sólo cuando falte la solución en este
ámbito, corresponde acudir al Derecho Civil28'.

B. Posiciones doctrin arias

De parte de la doctrina se ha sostenido tanto que el Derecho Comercial cons­


tituye un cuerpo normativo dotado de especialidad, como que constituye una
excepción frente al Derecho Privado.

1. E sp ecialid ad

Se ha sostenido que el Derecho Comercial es especial porque regula catego­


rías determinadas de relaciones, constituyendo un complejo orgánico de nor­
mas. Constituye, con el Derecho Civil, sendos Derechos especiales, ramas del
Derecho Privado de igual jerarquía.
THALLER sostiene que el Derecho Comercial es una dependencia del Derecho
Privado. Forma la contrapartida del Derecho Civil, es su complemento respecto
a ciertas relaciones. Lo define como la parte del Derecho Privado que determina
la naturaleza y los efectos de las convenciones concluidas sea por los comercian­
tes, sea en la ocasión de hechos de comercio283. Más adelante, agrega el autor:
“'El Derecho Privado se desdobla en dos partes. Esas dos partes son: I o El Dere-

FERRO ASTRAY & Rodríguez O livera, nota a sentencia (caso 9.802;, La Ju s tic ia U ruguaya,
t, 85. Advertimos que en algunos Derechos Positivos se ha consagrado a texto expreso que, en
caso de vacío legal, debe acudirse a leyes análogas, principios generales, doctrina y, en algunos
casos, hasta a la costumbre comercial, antes que a las normas civiles, con los cual se consagra el
carácter especial y no excepcional de esta rama deí Derecho con respecto al Derecho Civil. Pero
no es el caso de nuestro Derecho.
THALLER, T raite d e Droit Cómmercial, § 4.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 147

cho Civil que gobierna las relaciones ordinarias entre los particulares y que
estatuye exclusivamente, sobre las relaciones de. familia, sobre las sucesiones y
donaciones, sobre la condición de la propiedad inmobiliaria; 2o El Derecho Co­
mercial, que es especial sea a ciertas categorías de personas, sea a ciertas espe­
cies de convenciones. Refiriéndose a las fuentes del Derecho Comercial y al Có­
digo Civil agrega: “Su aplicación a las materias comerciales no es más que ¡Sub­
sidiaria. Ella se ejerce en defecto del Código de Comercio o de una ley especial.
El Código de Comercio reenvía implícitamente al Código Civil, allí donde se
abstiene de estatuir”12119.
Vivante, en su T ratado d e D erech o M ercantil dice: “Las leyes mercanti­
les, a menos que no tengan un específico carácter excepcional (art. 4, disp. pre-
lim.) son capaces de extensión analógica; por consiguiente, antes de recurrir a la
fuente subsidiaria de los usos y del Derecho Civil se deberá agotar la fuente
primordial del Código de Comercio. Si el artículo 1 del Código de Comercio dije­
se a falta de una norma expresa se aplica la fuente subsidiaria, esta última, sin
disputa, debería colmar la laguna del Código. Pero el Código dice únicamente
que a falta de leyes mercantiles y de usos se aplica el Derecho Civil, y las leyes
según el artículo 3 de la disposición preliminar se refieren, no sólo a los casos
que caen concretamente dentro de los términos legislativos, sino también a los
que entran en estos por razón de analogía. Si la aplicación análoga no fuese
empleada antes de recurrir a la fuente subsidiaria, se daría preferencia a los
usos y al Código Civil (a este último generalmente) en contra de la disposición
analógica del Código de Comercio, alejando la materia comercial de su discipli­
na legislativa más congruente y específica tal cual le es dada por este último
Código. Al no poderse llevar a cabo la aplicación analógica del Código de Co­
mercio y de los usos antes de aplicar el Código Civil, faltaría una norma de ley
que permitiere la vuelta a aquél Código y por tanto, donde estuviesen agotadas
las disposiciones expresas del Código de Comercio y de los usos, se iría amparar
definitivamente al Derecho Civil (a falta se aplica el Derecho Civil), el cual ten­
dría una interpretación analógica con exclusión del Código de Comercio qué es,
sin embargo la fuente principal en las controversias comerciales”290.
Como otro ejemplo de esta tesis, BOLAFFIO, refiriéndose a la legislación civil
y a la comercial dice: “Las mismas forman en su conjunto, nuestra legislación
privada de las obligaciones; constituyen las dos partes en las cuales se divide
esta legislación. Son legislaciones especiales ambas, porque regulan categorías
distintas y diversas de relaciones privadas, designadas precisamente con la
calificación de materias”. Luego agrega sobre los dos Códigos, Civil y Comer­
cial:
“no están el uno frente al otro como la regla frente a la excepción.
Cada uno regula más bien, una categoría particular de relacio-

T haller , op. cit., § 48.


Vivante , T ratado de Derecho M ercantil, t. í, 1.932,
148 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez.

nes privadas, si bien el Código Civil contiene también las nor­


mas generales del Derecho Privado de las obligaciones que se
aplican tanto a las obligaciones civiles como a las comerciales, si
la Ley comercial no contiene derogación.
No constituyendo el derecho especial civil un derecho general, y
el derecho especial comercial un derecho singular, excepcional,
un derecho de derogaciones, de ello deriva que no se debe recu­
rrir al Derecho Civil, ley integrante, mientras no se hayan ago­
tado todos los medios de interpretación - literal, lógica y analó­
gica de la Ley comercial”. Y sigue “a la Ley subsidiaria no se re­
curre mientras... no esté agotada (por medio de una imagen po-
L dría decirse exprimida) la fuente inmediata del Derecho Comer-
C, cial constituida por le Ley comercial y por los usos”.
Más adelante, precisa que el Derecho Civil se aplica a la materia comercial,
de la que es un complemento cuando falte la precisa disposición del derecho
especial comercial para resolver la controversia y la aplicación analógica de
este derecho sea insuficiente para proporcionarla. El autor da como fundamen­
to de su posición “la unidad orgánica del Derecho Privado de las obligado-
nes» 2 9 l.
RODRÍGUEZ Rodríguez, en el C urso d e D erech o M ercantil, comentando
la legislación mejicana expresa:
“Independencia del Derecho Mercantil frente al Derecho Civil. Si
el derecho mercantil es derecho privado, es urgente plantear la
cuestión de sus relaciones con la otra amplísima rama del mis­
ino: el Derecho Civil. Precisa preguntarse si ambos ordenamien­
tos privados son dos todos herméticos, impenetrables el uno al
otro, o dos sistemas de. normas que se complementan. Y si sucede
esto último, debemos preguntar qué influencia recíproca ejerce el
uno sobre el otro y por qué existen como entidades distintas.
La doctrina más antigua ha venido reconociendo el carácter ge­
neral del Derecho Civil y el particular del Derecho Mercantil,
■;P como una especial iza.ción del primero.
El artículo 2 del Código de Comercio mejicano plantea la rela-
ción íntima de los dos ordenamientos, al disponer que, en defecto
de normas mercantiles aplicables, los actos de comercio se rijan
por las d.el derecho común. Se viene a demostrar así que el legis­
lador mejicano los considero' como dos ordenamientos que fun­
cionan como regla general y como caso particular de. la misma.
Por esto debe concluirse que la separación legislativa y doctrinal
del Derecho Civil y Mercantil no funda una separación radical

BOLAFFíO, RocCO & Vivante, P a rte G eneral, 1.1, §§ 1, 7, 8.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 149

de ambos puesto que son dos derechos complementarios, de los


cuales el mercantil es en gran parle un simple fragmento des­
prendido de aquél y aplicable a relaciones particulares.
El Derecho Civil es el derecho supletorio del mercantil ya que
conceptos fundamentales como los de persona jurídica, negocio
jurídico, contrato, declaración de voluntad, representación, etc.,
están fundamentalmente dadas en el Código Civil y se presupo­
nen en la regulación del mercantil
OYUELA, comentando el Código de Comercio argentino dice:
“El Derecho Comercial no es derecho de excepción frente al civil;
sus normas no se contraponen como la regla general y la excep­
ción. Antes bien, regulan relaciones privadas de distinta natura­
leza. Esto no significa que ambas disciplinas sean independien­
tes enteramente, desvinculadas entre sí. Su origen común y la
analogía presente en algunas materias constituyen un nexo de
dependencia compatible con la relación señalada.
El Código Civil no es fuente del Derecho Mercantil sino ley sub­
sidiaria a que debe acudirse cuando las materias o relaciones
comerciales no pueden regirse por el Código de Comercio. En un
extrem um rem edium legis. La observancia de este orden es
congruente con el concepto de ramo autónoma asignado a nues­
tra materia, considerada como com pletitud orgánica que se
basta a sí misma en la. mayoría de los casos y sólo busca en úl­
timo término llenar sus lagunas o deficiencias con la Ley civil.
Consecuentemente, si una cuestión no se halla resuelta especial­
mente por la Ley mercantil - entendiendo por tal no sólo el Códi­
go de Comercio sino también las leyes análogas y, a falta de és­
tas, los principios generales del Derecho Comercial - deberá
aplicarse supletoriamente el Código Civil, cuyo artículo 16 remi­
te, asimismo, a leyes análogas y, en último término, a los princi­
pios generales del derecho^.

2. Excepcional i dad

En otra tesis, se sustenta que el Derecho Comercial es excepcional. RlPERT,


en el Derecho Comercial, dice así:
^ “El Derecho Comercial forma, parte del Derecho Privado. Pero no
debe considerarse, como se hace con frecuencia, pero equivoca­
damente, que el Derecho Privado se divide en dos ramas: Dere-

Rodríguez Rodríguez, 1.1, p. 14.


“B OYUELA, Código de Comercio C om entado y Concordado, Otneba, t, I, p. 157/1588.
1.50 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

cho Civil y Derecho Comercial. Esta división bipartita supondría


una igualdad que en realidad no existe. El Derecho Civil consti­
tuye el derecho común; el Derecho Comercial comprende las re­
glas de excepción establecidas en interés del comercio.
Durante mucho tiempo estas reglas no han tenido la suficiente
importancia para ser agrupadas en una disciplina especial.
Fue únicamente durante la Edad Media, bajo la doble influencia
de un movimiento comercial intenso y de una organización cor­
porativa de los comerciantes, que nacieron instituciones y reglas
peculiares del comercio. El Derecho Comercial ha sido creado
por el uso; ha sido aplicado por jurisdicciones especiales. Poste­
riormente fue codificado y lo ha sido antes que el Derecho Civil.
Esta prioridad de redacción ha influido en el mantenimiento de
su autonomía.
Pero todo ello no impide que el Derecho Comercial sea un dere­
cho dependiente del Derecho Civil. Para comprender sus reglas,
es preciso referirse a los principios generales de este derecho y
especialmente de las obligaciones y contratos”23*.
Más adelante agrega: “El Derecho Civil es el derecho común y por lo tanto
debe ser aplicado siempre que no sea derogado por una disposición expresa. El
Código Civil declara, a veces, que las leyes civiles son aplicables a las transac­
ciones comerciales (art 1107) y el Código de Comercio remite también, en algu­
nas.ocasiones, a las reglas del Código Civil (art. 18). Son éstas, disposiciones
inútiles. Un informe del Consejo de Estado de 13 de diciembre de 1811, que se
declara favorable a una remisión general a las leyes civiles, no ha tenido fuerza
de ley por no haberse publicado oficialmente, pero sin embargo demuestra el
sentimiento general que existía después de la promulgación del Código de Co-
* >>295
mercio
ROCCO expresa al respecto: “podemos afirmar desde ahora que allí donde
falta la norma excepcional de Derecho mercantil, pasa por la necesidad lógica a
suplirla la norma de Derecho común, o sea, la disposición ordinaria del Derecho
Civil, como dispone expresamente el artículo I o del Código de Comercio, que
dice: En materia comercial se aplicarán las leyes mercantiles; si no hay disposi­
ción aplicable se observarán los usos mercantiles... y en su defecto se aplicará el
Derecho Civil. Pero esto último sin necesidad de precepto expreso, se induciría
igualmente de las relaciones existentes entre Derecho Mercantil Objetivo y Dere­
cho Objetivo Civil; tas relaciones mercantiles antes que comerciales son relacio­
nes entre particulares; por consiguiente, cuando no hay normas dictadas para
su especial naturaleza mercantil y cumplidas las exigencias de su índole espe­
cial, es lógico que se les aplique, el derecho común o general; si no existe norma
RlPERT, D erecho Comercial,t. í, § 3
■JVfr
Rí PERT, op. cit., § 42.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 151

de derecho singular entra en vigor la de derecho común; de suerte que el artículo


I o no hace sino confirmar una vez más el carácter excepcional del Derecho Co­
mercial respecto al Civil; ni puede pensarse de otra manera, según el principio
que acabamos de exponer, de que, a falta de disposiciones de Derecho Comercial
escrito o consuetudinario, deba recurrirse al Derecho Civil’/m.
Se ha sostenido en nuestro medio, la tesis de que es un Derecho excepcional
sobre la base de un importante argumento histórico. En la exposición de. moti­
vos del Código de Comercio para el Estado de Buenos Aires**' de fecha 18 de
abril de 1.857, firmado por VÉLEZ SARSFIELD y ACEVEDO se decía, entre otras
cosas, refiriéndose a la dificultad que tenían ante sí al tener que elaborar un
Código de Comercio sin tener un Código Civil: "... porque las leyes comerciales
suponen la existencia de las leyes civiles, son una excepción de ellas y parten de
antecedentes ya prescriptos en el Derecho Común”. Se trata de la opinión de los
autores del Código; pero entendemos que no se puede imponer al intérprete
como solución única y terminante del problema.
PÉREZ FONTANA sustentaba al respecto, en tesis extrema, que después de la
sanción del Código Civil, las normas del Código de Comercio sobre obligaciones
y contratos quedan derogadas:
“Resulta también que, tanto en la Argentina como en el Uru­
guay, el Código de Comercio fue Código único de obligaciones y
contratos hasta que entraron en vigencia los Códigos Civiles que
cada país se dio dado que por las razones expuestas por los auto­
res del Código de Comercio, en él se incluyó la disciplina de las
obligaciones y contratos.
Después de entrar en vigencia los Códigos Civiles, durante un
tiempo se mantuvieron esas disposiciones en el Código de Co­
mercio, aun cuando quedaron derogadas. En la Argentina, la
mayor parte de esas disposiciones fueron eliminadas al refor­
marse el Código de Comercio en el año 1.889 y en la República
Oriental del Uruguay todavía se mantienen, porque no solamen­
te no se hizo una reforma general sino también porque no se hizo
una nueva edición del Código, después de la del año 1.865. En
nuestro país, las disposiciones sobre obligaciones y contratos que
contiene el Código de Comercio fueron derogadas por el Código
Civil que entró en vigencia el I o de enero de 1869. Esas disposi­
ciones se repiten en las ediciones no oficiales”
MEZZERA ÁlvAREZ ha sustentado una posición ecléctica: “Sobre este particu­
lar puede decirse que no todas las situaciones que se planteen han de ser simila­
res. En efecto existen actos, contratos o institutos enteros que se hallan regulados
simultáneamente por el Derecho Civil y por el Derecho Comercial. Ejemplos
ROCCO, P rincipios de Derecho M ercantil, § 13.
■J' Antecedente inmediato del nuestro.
152 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

típicos del primer caso son las sociedades y del segundo los seguros y la letra de
cambio. En el primer caso, a falta de una norma mercantil o de una solución
que resulte del contexto de las normas mercantiles, habrá que recurrir a los fun­
damentos de las disposiciones análogas que regulan ese mismo contrato o insti­
tuto en Derecho Civil. Luego de agotado ese recurso de analogía cabrá remon­
tarse a los principios generales y doctrinas más recibidas en materia mercantil.
En el segundo caso la solución no parece que deba ser igual porque, agotada la
Ley mercantil, no puede recurrirse a los fundamentos análogos de ninguna ley
civil - que no existe- y deberá por lo tanto recurrirse enseguida a los principios
generales y doctrinas más recibidas en materia mercantil’aw.
Nosotros hemos pensado que quizás pudiera adoptarse una posición eclécti­
ca comóla de MEZZERA ÁLVarEZ. En el Derecho Comercial se encuentran insti­
tuciones desconocidas en el campo civil; se regulan actividades no previstas por
ese derecho; en consecuencia, no tiene sentido considerar las normas que las
regulen como excepciones de una regla que no existe299. Damos como ejemplo las
normas jurídicas sobre títulos valores o el Derecho Marítimo. En todas esas
materias el Derecho Comercial reviste el carácter de especial. Existen otras en
que las normas del Derecho Comercial constituyen un apartamiento excepcio­
nal de normas del Derecho Civil. Nos referimos al campo de la regulación de las
obligaciones o de los contratos. Sobre todas esas materias encontramos una
regulación completa en el Derecho Civil pero el Código de Comercio las disci­
plina, también, incorporando ciertas normas diferentes que se justifican por su
aplicación en el campo de las actividades mercantiles. Muchas de esas normas
del Código de Comercio incluyen remisiones expresas al régimen del Derecho
Común. Entendemos que en este segundo grupo de normas, el Derecho Comer­
cial reviste el carácter de excepcional300.

C. Conclusión extraída dél a n álisis de posiciones

Del examen de las distintas posiciones y sus consecuencias, resulta que no


afecta mayormente la toma de una u otra tesitura. En efecto, sea cual fuere la
posición .que se adopte, la conclusión común es que el Derecho Civil cumple una
función jntegr ador a del Derecho Comercial; mediata si se le considera derecho
especíalo inmediata si se le considera excepcional.
Tal es la conclusión a que arriba el maesti'O español LaNGLE. En su D e re ­
ch o M ercantil Español después de hacer una exposición de las distintas con­
cepciones sobre el punto, concluye:*

M ezzeRA ÁLY.aííEZ, C u rso d e D e rech o C om ercial, t. 1.


** Mantilla Molina, op. d t , p. 32.
“ Ferro Astray & Rodríguez Olivera, op, dt„
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 153

“Después de asistir a tan empeñado debate, el buen sentido ob­


tiene la conclusión de que no hay problema. Es una querella, arti­
ficiosa, provocada por equívocos.
Ni se puede sostener en serio la pretendida independencia del
Derecho Mercantil ni las palabras 'especial’y 'excepcional’ encie­
rran una divergencia de sustancia (sino de simples términos), ni
siquiera deben producir resultados heterogéneos esas doctrinas
en cuanto a las fuentes y ala interpretación,
L y o n -Caü N y RENAULT lo razonan así, con insuperable claridad:
La legislación comercial no puede bastarse a sí misma, puesto
que presupone principios que ella no establece, deja sin resolver
muchas cuestiones y pasa en silencio importantes materias. El
Código de Comercio necesita el complemento del Código Civil. El
comercio ha sentido la necesidad de tener reglas diferentes de las
admitidas para los actos ordinarios y para los no comerciantes.
Estas derogaciones han integrado el Derecho Mercantil. Ha que­
dado siendo el civil un Derecho aplicable allí donde tal necesi­
dad no ha exigido su modificación; y en tal sentido, se le llama
Derecho ‘común’. Después de esto, poco importa decir que es es­
pecial y no excepcional”301.

Subsección Segunda: Relación del Derecho Comercial


con o iras Ram as del Derecho N acional

El Derecho Comercial tiene zonas de intersección, también, con el Derecho


Público, el Derecho Procesal y el Derecho Laboral, que analizaremos, breve­
mente, a continuación.

I. R elación d el D erech o C om ercial con ram as d el D erech o P úb lico

A. Relación con el Derecho A dm in istrativo

Por la creciente injerencia del Estado en la actividad mercantil e industrial


de los particulares, el Derecho Comercial se vincula con el Derecho Administra­
tivo. El Estado, además de intervenir en la actividad comercial de los particula­
res, realiza, dilectamente actividades comerciales e industriales, según ya se
vio. Cuando estudiemos el estatuto del comerciante, nos referiremos a las dis­
tintas modalidades de injerencia de normas de Derecho Público en la materia

L a NGLE, D erecho M ercantil Español, § 10.


154 Nuri E, Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

comercial, a lás distintas obligaciones a que está sometida por normas de Dere­
cho Público y a los Órganos Estatales de Control de la actividad comercial.

B. R elación con el Derecho T rib u ta rio

El Derecho Tributario está íntimamente vinculado al comercial. En razón de


que el Estado grava con tributos, de distinta índole, toda la actividad económi­
ca, pero especialmente la comercial, son muchas las relaciones entre uno y otro
derecho.
Es imposible separar las instituciones comerciales de las normas tributarias
que le conciernen. Toda vez que debe celebrarse un negocio, junto a las tratati-
vas de sus términos, las partes tienen la preocupación no sólo de las normas
comerciales que se le aplican, sino de la incidencia de las normas fiscales5®1. Por
ello, la contratación comercial está dominada por la preocupación de los posi­
bles gravámenes fiscales.
Por otra partem uchas veces en función de presiones fiscales, el hombre de
negocios va creando nuevos negocios o nuevas formas de encarar su organiza­
ción empresarial, con el objeto de obtener economías fiscales lícitas. Muchas
veces también, frente a la aparición de esas nuevas modalidades, el Derecho
Tributario, aun antes que el Derecho Comercial, reeonoce su existencia para
determinar una especial imposición. Así sucedió con el contrato de leasing,
primero reconocido y gravado por la Ley Tributaria y después regulado por una
ley especial que lo llamó crédito de uso.
Queremos señalar, además, que el Estado con fines de incentivar determi­
nadas actividades industriales o comerciales, suele beneficiarlas con exenciones
fiscales o con tratamientos tributarios de menor rigor. Existen leyes que con­
tienen exenciones particulares para determinadas actividades y normativas
que permiten al Poder Ejecutivo declarar a ciertas actividades de interés na­
cional a los efectos de un tratamiento fiscal favorable.
H a m e l & L a GARDE advierten sobre la necesidad de que, en materia tributa­
ria, no se entienda que este Derecho Tributario es una disciplina jurídica que
puede manejarse con independencia de los principios y definiciones del Derecho
Civil y Comercial. Aun cuando el Estado sea un acreedor de naturaleza muy
especial, también es cierto que no se debe gravar las operaciones de la vida
económica sino adecuándose a las definiciones del Derecho que las regula.
Esta advertencia, sabia advertencia, debe ser tenida en cuenta en nuestro
medio. Frecuentemente, en la aplicación de las normas impositivas, se manejan
términos tomados del Derecho Comercial, con un sentido totalmente distinto al
que éste le da. El Derecho Tributario, al gravar una operación o sus resultados,
no puede apartarse de las definiciones y de su caracterización por el Derecho

H amel & L agarde, op. c it, § 7.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 155

Comercial. Lo contrario significaría quebrar la ya aludida unidad de todo el


Derecho.

C. Relación con el Derecho Penal

La Ley asegura el cumplimiento de ciertas obligaciones de los comerciantes


con sanciones penales, por lo cual nacen relaciones muy importantes con el
Derecho Penal. Hay normas con previsiones sobre figuras penales, en el Código
de Comercio. Así citamos a vía de ejemplo, en materia de corretaje, los artículos
96 y 111; en relación al contrato de comisión, los artículos 374 y 383; para el
contrato de seguros, el artículo 667 y para el contrato de prenda, el artículo
764. Los artículos 1.570 y 1.571 describen figuras delictivas para el concordato
preventivo y en los artículos 1.661 y ss. figuras relacionadas con la quiebra.
La Ley 2.230 del 2 de junio de 1.893 sobre sociedades anónimas, contiene en
el artículo 76 la tipificación de delitos, que pueden ser cometidos por directores
y administradores de sociedades anónimas503.
Nos adelantamos a señalar que se han tipificado ilícitos penales en materia
de cheques, de propiedad industrial (Ley 17.011, arts. 81-89 y Ley 17.164, arts.
106/107), en la regulación de la prenda sin desplazamiento (Ley 17.228, arts.
11-13) y en la Ley del Contrato de Crédito de Uso (Ley 16.072, art. 36).
Existe una ley especial para delitos que se cometen en la esfera comercial: el
Decreto Ley 14.095 de Ilícitos Económicos (insolvencia societaria fraudulenta,
usura), modificado por los decretos leyes 14.887 y 15.226304.
En el Código Aeronáutico, el artículo 198 tipifica el delito de violencia en ae­
ronaves y el artículo 200 el de peligro para el hecho aviatorio y los artículos 202
a 208 otras figuras también delictivas. '
Hay figuras delictivas en la Ley de Prensa 16.099, artículos 19, 20, 23, 25,
26 y 27. 7,
Hay figuras delictivas vinculadas con la siembra, preparación, fabricación,
transporte e importación de sustancias que producen dependencia y con la or­
ganización y financiación de esas actividades (estupefacientes). Se dictaron
normas para entidades de intermediación financiera para impedir qué se utili­
cen para ocultar o transferir los resultados de las actividades calificadas como
delictivas (Decreto Ley 14.294, arts. 30 a 35 y sus modificativas de la Ley
17.016 y los arts. 68 a 77 de esta última ley).
Se sanciona el contrabando. Se sancionan como delitos ciertas infracciones
tributarias.
En algunas normas legales, como en la Ley de Mercado de Valores, se san­
cionan civilmente determinados comportamientos. El artículo 6 establece:
,!W RoDElG VEZ OLIVE Tía, ilícitos Económicos, Ley 14.095.
,<i, La Ley fue comentada por distintos profesores en el libro ilícitos Económicos, Ley 14.095.
156 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

“Los emisores o intermediarios que hagan uso de información re­


servada o privilegiada, obtenida en razón de su cargo o posición,
e ignorada por el mercado, para obtener ventajas con la negocia­
ción de valores, serán pasibles de las sanciones a que refiere el
artículo 25 de la presente ley, sin perjuicio de las acciones por
daño a que ello diere lugar.
Serán pasibles de iguales sanciones y darán derecho a accionar
civilmente por daños y perjuicios, los emisores o intermediarios
que divulguen información falsa o tendenciosa sobre valores o
emisiones con la finalidad de beneficiarse de ello, sin perjuicio
de lo dispuesto por la legislación penal”
V:'En la norma se hace la salvedad de sanciones penales; pero no se tipifican
delitos especiales. Habrá que ver, en cada caso, si el hecho queda comprendido
en alguna figura penal.
Se pueden configurar en el ámbito comercial, los delitos de violación de la
correspondencia escrita, la interceptación de noticias telegráficas o telefónicas,
revelación del secreto de la correspondencia, el conocimiento fraudulento de
documentos secretos, la revelación de documentos secretos, la revelación del
secreto profesional (arts. 296-302 Código Penal). Recientemente, por una sen­
tencia publicada en La Justicia Uruguaya (13.657) se condenó a una persona
por el delito previsto en el artículo 300 del Código Penal, por haber obtenido
conocimiento fraudulento de soportes electrónicos, considerados como documen­
tos secretos, del Laboratorio Tecnológico del Uruguay
Otras figuras penales que se podrían configurar en el ámbito de los negocios
son los de estafa (art. 347 C.P.), abuso de firma en blanco (art. 352), apropia­
ción indebida (art. 351), destrucción maliciosa de cosa propia o mutilación mali­
ciosa de la propia persona, para cobrar un seguro (art. 349).
En el campo de las actividades comerciales se habla de corrupción. Corrup­
ción, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia, significa sobornar a al­
guien con dádivas o de otra manera para inclinarlo a complacer a otra. No exis­
te una especial figura penal de corrupción; pero los actos de corrupción pueden
quedar comprendido en otras figuras delictivas.
En el ámbito del Derecho Societario, si se incurriera en actos de corrupción,
ellq; podría generar responsabilidad civil de socios o de administradores o síndi­
cos! a quienes se impone deberes especiales de lealtad (arts. 74, 83, 391, 406 y
407, Ley 16.060).
En fin, es noticia de casi todos los días la piratería en el software y ésta se
vincula con actividades comerciales.
Por Ley 17.060 se crea una Junta Asesora en materia económica-financíera.
Se reglamenta por Decreto 354/99. Su competencia será la siguiente (art. 1):
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 157

“Asesorar y asistir a los tribunales judiciales con competencia


penal, cuando éstos lo dispongan, de oficio o a requerimiento del
Ministerio Público.
Asesorará en el ámbito nacional en materia de los delitos previs­
tos por la Ley 17.060, del 23 de diciembre de 1998, contra la
administración Pública (Título IV, excluyendo los Capítulos IV y
V del Código Penal), y contra la Economía y la Hacienda Públi­
ca (Título IX del Código Penal), que se imputen a alguno o algu­
nos de los funcionarios públicos enumerados en los arts. 10 y 11
de la citada ley.
La Ley 17.296, en el artículo 334 dispone que la Junta Asesora referida es
Unidad Ejecutora, dentro del Ministerio de Educación y Cultura.

II. R elación del Derecho Comercial con el Derecho Procesal

En el Derecho Mercantil hay muchas normas de carácter procesal, espe­


cialmente en materia de quiebra, concordato y de ejecución de letras de cambio,
vales y cheques. También, las hay en la Ley 16.060 (art. 18, art. 32, art. 148,
art. 184 ss., art. 189 y art. 365 ss.).

III. Relación del Derecho Comercial con el Derecho Laboral

Hay normas de tutela al trabajador que inciden en el Derecho Comercial.


Podemos citar, por ejemplo, la que establece la responsabilidad personal y soli­
daria de los socios de la sociedad de responsabilidad limitada por salarios debi­
dos y sus accesorios (Ley 14.358).

Subsección Tercera: Relación d el Derecho Comercial con Norm as de


Derecho In tern acion al P rivado, Cooperación e Integración

Como las relaciones comerciales trascienden del territorio de un Estado, po­


niendo en contacto súbditos de diversos Estados, se adoptan normas de carácter
internacional: algunas veces derivan de tratados aprobados por los respectivos
Estados; otras, de usos y costumbres y convenios de naturaleza privada; otras
de normas internacionales de fuente interna (Ley). La organización internacio­
nal del comercio es materia de Derecho Privado Internacional. Existen múlti­
ples convenios celebrados que interesan al Derecho Comercial, muchos aproba­
dos por nuestro país. Hacer una enunciación integral de todos los convenios, no
nos parece adecuado en esta oportunidad. Al estudiar cada instituto de Derecho
Comercial, haremos mención del convenio de Derecho Internacional Público o
158 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez,

Privado aplicable al tema de que se trate. Ahora sólo realizaremos una reseña
de los más importantes.
Por otra parte, existen organismos internacionales dependientes de las
Naciones Unidas, como el U.N.C.T.A.D., que tiene, entre sus fines, dictar
normas internacionales para el ámbito del comercio internacional. Al res­
pecto, sólo nos referiremos a aquellos en los que Uruguay es parte. Haremos
referencia, también, a los procesos de cooperación e integración de los que
Uruguay participa.

I. D erecho Internacional Privado uruguayo

Para determinar cuál es la Ley que se le debe aplicar a un contrato co­


mercial celebrado en el extranjero, por ejemplo, lo primero que corresponde
hacer es identificar la norma jurídica de Derecho Internacional Privado
apropiada para determ inar la Ley aplicable al.caso. Esta norma se puede
encontrar en los tratados o en las leyes nacionales. Los tratados ratificados
por Uruguay como las leyes nacionales que contienen normas de Derecho
Internacional, constituyen el Derecho Internacional Privado uruguayo. Nos
referiremos tan solo a algunos de los más importantes para la m ateria co­
mercial.

A. N orm as de D erecho In tern a cio n a l de fuente in tern a

1. El Apéndice del Código Civil

El llamado Apéndice del Código Civil, que abarca los artículos 2.393 al
2.404, constituye lá principal norma internacional de fuente interna en el Dere­
cho uruguayo. A pesar de formar parte del Código Civil, es, en general, aplica­
ble a la materia comercial.
En especial, señalamos que contiene normas de conflicto fundamentales en
cuanto a los bienes y a los actos jurídicos. En cuanto a los primeros, establece
que, cualquiera sea su naturaleza, son exclusivamente regidos por la Ley del
' lugar en que se encuentran, en cuanto a su calidad, posesión, enajenabilidad
absoluta o relativa y a todas las relaciones de derecho de. carácter real de que
son susceptibles (art. 2.398 C.C.). En cuanto a los actos jurídicos, se establece
que se rigen, en cuanto a su existencia, naturaleza, validez y efectos, por la Ley
del lugar de su cumplimiento (art. 2.399 C.C.).
Por su relevancia respecto de los contratos mercantiles, cabe advertir que el
artículo 2.403 prohíbe que las reglas de competencia legislativa y judicial que
se determinan en el apéndice, sean modificadas por la voluntad de las partes.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 159

Consecuentemente, se rechaza expresamente el principio de la autonomía de la


voluntad'50'.
Asimismo, importa señalar que el artículo 2.404 incorporó a nuestro Dere­
cho, a texto expreso, la excepción de orden público internacional, que inhibe la
aplicación en nuestro país, de leyes extranjeras que contraríen manifiestamen­
te los principios en que la República asienta su individualidad jurídica.
El orden público internacíonaL06 de un Estado consiste en el conjunto de
normas y principios de Derecho que cada nación considera insustituibles y
esenciales, por corresponder a las ideas filosóficas, religiosas o políticas en que
asientan su idiosincrasia particular30'. Con palabras de DOLINGEít, “representa a
moral básica de urna nagáo” o “sensibilidade medias de determinada sociedade
em determinada época,m. VALLADÁO define al orden público internacional en
los siguientes términos: “principios essenciaís da ordém jurídica do foro, fun­
dados nos conceitos de justiqa, de moral, de religiao, de economía e mesmo de
política, que ali orientam a respectiva legislagáo’^'.

2, L ey 16.060

La actuación extraterritorial de las sociedades coloca a éstas, a menudo, en


la circunstancia de verse potencialmente sometidas a regulaciones jurídicas
discordantes. Así, por ejemplo, una sociedad puede no gozar de personalidad
según el Derecho del lugar en el que se constituyó, pero corresponder a un tipo
al que el Derecho del lugar de actuación sí le atribuye personalidad o viceversa.
Puede ocurrir, también, que la sociedad se haya constituido en el extranjero de

OferTti Badán & FRESNEDO DE AgUíRRE, C o n trato s C om erciales In tern a cio n a le s, p. 19.
■**' Eí orden público interno sería el calificativo aplicable a ciertas normas de Derecho interno, que
no pueden ser derogadas por la voluntad de las partes. Según DOLJNGEK, se correspondería “ao
principio que neutraliza a vontade das partes manifestada contra leis cogentes” (DOLíNGER, Di-
re ito In tern a cio n a l P rivado - P a rte G eral, p. 332). Según Alfonsín, el orden público in­
terno aludiría a normas de Derecho privado que no podrían ser derogadas por la voluntad de los
interesados (art. II del C.C. uruguayo). El orden público internacional aludiría, en cambio, a
las normas de Derecho Privado que no pueden ser derogadas por la aplicación de leyes extran­
jeras {ALFONSÍN, T eoría del D erecho P riv a d o Internacional, p. 569). Cabe, sin embargó,
recordar que la existencia de un orden público internacional diferente del orden público interno
no ha sido pacíficamente admitida por la doctrina. Esta dicotomía fue controvertida ya por
PíLLET, quien sostenía que sólo había un orden público, aquél que tenía por finalidad proteger
la seguridad y la conservación del Estado. BattífoL, en el mismo sentido, explicaba que eí or­
den público era uno solo; a lo sumo cabría distinguir entre la incidencia del orden público en la
esfera del Derecho interno y en la esfera del Derecho Privado. Ver DOLINGSR, id., p. 333.
m' Ei Código Bustamante, sin embargo, manifiesta una noción de orden público internacional
restringida a la salvaguardia de los principios constitucionales', "ios preceptos constitucionales
son de orden público internacional” {art. 4o).
“ D0L1NGER, op. c it, p. 324.
“ ValladáO, D ireito In tern acio n al Privado: em base h istó ric a e c o m p arativ a, positiva e
d o u trin á ria , especialm ente dos E stados am ericanos, V, 1: Introdúcelo e p a rte geral. p.
481.
160 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

acuerdo con un tipo social desconocido por el Derecho del país donde pretende
actuar. El Derecho del país de origen puede reconocer la capacidad ultra vires y
el Derecho del país de acogida no3]0.
La problemática planteada por los casos societarios internacionales es en­
frentada por el Derecho Internacional Privado, a través de varios aspectos fun­
damentales: el reconocimiento de las sociedades constituidas o con sede en el
extranjero y la regulación de la actuación de estas sociedades en el territorio de
los países que brindan el reconocimiento, y la determinación del Derecho que
debe aplicarse al contrato de sociedad y al funcionamiento interno de la socie­
dad.
La norma internacional de fuente interna en materia de sociedades comer­
ciales, la encontramos, respecto del Uruguay, en la Sección XVI del Capítulo
Primero de la Ley de Sociedades Comerciales, Grupos de Interés Económico y
Consorcios, número 16.060, del año 1.989, artículos 192 al 198.

3. Decretos ley es 14.412 y 14.701

En Uruguay, el artículo 31 del Decreto Ley 14.701 dispone que los títulos va­
lores creados en el extranjero tendrán la consideración de títulos valores si lle­
nan los requisitos mínimos que esta ley establece. Para cheques internaciona­
les, la Ley uruguaya dispone que la Ley aplicable al cheque internacional es la
Ley del domicilio del banco girado (Dec. Ley 14.412, art. 20).

B. N orm as de Derecho Internacional de fuente convencional

1. Tratados en m ateria de contratos com erciales

Existen dos grupos de tratados que han tenido una importantísima repercu­
sión en lo referente a contratos comerciales en especial: los Tratados de Monte­
video, y las Convenciones Interamericanas de Derecho Internacional Privado.

a. Tratados de Montevideo

Uruguay ha aprobado dos acuerdos fundamentales para los casos de conflic­


tos de leyes en materia mercantil, conocidos bajo el nombre de Tratados de
Montevideo: el Tratado de Derecho Comercial Internacional de 1.889 y el Tra­
tado de Derecho Comercial Terrestre Internacional.de 1.940,
Concretamente, el Tratado de 1.889 se refiere a los actos de comercio y co­
merciantes, sociedades, seguros, letras de cambio, quiebras y algunos temas de510

510 SANTOS BelaNÜRO, N u e v a s le y es en S u iz a y U ru g u a y resp ecto d e la s s o c ie d a d e s c o m erc ia le s


e x tr a n je r a s , Revísta d é la Asociación de Escribanos del U ruguay, v. 77, p. 79/80.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 161

Derecho Marítimo. Fue aprobado por Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay,


Perú y Uruguay. Actualmente todavía vincula a Uruguay con Colombia.
El Tratado de 1.940 estableció normas de conflicto respecto de actos de co­
mercio y comerciantes, sociedades, seguros, transporte terrestre y mixto, letras
de cambio y quiebras. Fue aprobado por Argentina, Paraguay y Uruguay.

6. Convenciones Interam ericanas de Derecho Internacional Pri­


vado

Se han aprobado una serie de convenciones, de importancia fundamental


para el Derecho Comercial, en el ámbito de lo que se conoce como C.I.D.LP. -
Conferencia Interamericana sobre Derecho Internacional Privado - que depen­
de de la Organización de Estados Americanos. Según el artículo 128 de la Carta
de la Organización de Estados Americanos, se trata de reuniones interguber­
namentales para tratar asuntos técnicos especiales o para desarrollar determi­
nados aspectos de la cooperación interamericana"1'.
La C.I.D.LP. ha celebró cinco reuniones: C.í.D.I.P. I en Panamá (1.975),
C.I.D.I.P. II en Montevideo (1.979), C.I.D.I.P. III en La Paz (1.984), C.I.D.LP.
IV en Montevideo (1.989) y C.I.D.I.P. V en México (1.994). Las diversas conven­
ciones aprobadas en estas conferencias, han tratado sobre conflictos de leyes en
materia de cheques; sobre eficacia extraterritorial de sentencias y laudos arbi­
trales extranjeros; cumplimiento de medidas cautelares; sobre prueba e infor­
mación de Derecho extranjero; sobre normas generales de Derecho Privado
Internacional; sobre exhortos o cartas rogatorias. Como se puede apreciar, to­
das tienen interés para el Derecho Comercial.
Entre las convenciones aprobadas, cabe destacar, por su importancia para
nuestra materia, la Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes en
Materia de Sociedades Mercantiles de 1.979. Este acuerdo ha sido ratificado,
también, por Argentina, Bolivia, Guatemala, Méjico, Paraguay, Perú y Vene­
zuela. La Convención se aplica a aquellos casos societarios cuyos elementos
internacionalmente relevantes se encuentran vinculados a algunos de los Esta­
dos ratificantes. Por ejemplo, para resolver a qué ley material está sometida
una sociedad constituida en Argentina, con sede en Bolivia, que desarrolla acti­
vidades en Guatemala y Méjico y cuyos socios son de nacionalidad paraguaya,
correspondería que acudiéramos a la Convención Interamericana sobre Conflic­
to de Leyes de 1.979.
Cabe destacar, también, que la C.I.D.I.P. V, introdujo una profunda varian­
te en el Derecho Internacional interamericano, al incorporar como primer crite­
rio rector de los contratos al derecho, elegido por las partes (principio de la au­
tonomía de la voluntad), en la llamada Convención Interamericana sobre Dere-

O peetts Badán & F resnedo De aguikre , op. cít., p. 13.


162 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

cho Aplicable a los Contratos Internacionales312. Esto es, se autoriza que las
partes contratantes acuerden libremente la Ley aplicable a la totalidad o parte
del contrato (art. 7). El acuerdo debe ser expreso o, excepcionalmeiite, despren­
derse en forma inequívoca de la conducta de las partes considerada en su con­
junto y de las cláusulas contractuales313. No se exige “razonabilidad” en la elec­
ción del derecho aplicable, porque se entendió que no era conveniente darle la
posibilidad al Juez de opinar acerca del derecho elegido, lo que le permitiría
cambiarlo por el que le pareciera más pertinente014.

c. Otros tra ta d o s en m a te ria c o n tra c tu a l m erca n til

El Decreto Ley 14.798 aprueba el Convenio entre Países del Cono Sur para
Transporte Internacional Terrestre celebrado en 1.977. Por Ley 15.222 se
aprueba un anexo sobre seguros.
Se han celebrado varios tratados internacionales para transporte de mate­
rial nuclear: Convención de París de 1.960, complementada en 1.964; Conven­
ción de Viena de 1.963 y Convención de Bermudas de 1.971 sobre transporte
marítimo de material nuclear. En todas ellas, la responsabilidad es del explo­
tador de la instalación nuclear.
En materia de compraventa internacional, nuestro país ratificó la Conven­
ción de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional
de Mercaderías (Viena, 11 de abril de 1.980). Fue aprobado en Uruguay por la
Ley 16.789 del 21 de octubre de 1.9973Is.

2. Tratados en m ateria de títulos valores

El Tratado de Derecho Comercial de Montevideo de 1.940 en el título VI con­


tiene normas para regular los conflictos de leyes en materia de letra de cambio,
vales y cheques a la orden y para títulos y papeles al portador. Se establece la
Ley aplicable y la competencia judicial para resolver las cuestiones que se plan­
tean. Las Convenciones Intéramericanas de Panamá de 1.975 sobre títulos va­
lores son dos: la de Conflicto de Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés
y Facturas (el art. 10 se refiere a facturas negociables) y la de Conflictos de
Leyes en Materia de Cheques.
Sobre otros títulos valores -como las acciones y debentures- no hay previ­
siones de derecho internacional, pero puede considerarse aplicable el Tratado
de Montevideo de 1.940 por lo dispuesto en los artículos 32 y 36, que se refieren

Oferto Badán*& Fresnedo De Aguirre, íd., p. 23.


Oferto Badán & F resnedo D e Aguirre, íd., p. 27.
:ts’ O ferto Badán & F resnedo De aguirre , íd., p. 33.
u" RiPFE, BUGALLO, LONGONE & MlLLEr, In stitu c io n e s de D erecho C om ercial U ruguayo, p.
198.
Manual de Derecho Corríerciai Uruguayo 163

a los demás papeles a la orden y a los papeles al portador, sin hacer distincio-
nos. ..,
Los créditos documéntanos o cartas de crédito y los títulos representativos
de mercaderías, como conocimientos marítimos y aéreos son objeto de regula­
ción por acuerdos privados de los empresarios que se vinculan. La unifórihiza-
ción se logra por esa vía. Se utilizan contratos tipos.

3. Tratados en m ateria de propiedad intelectual

En esta materia existe el “Acuerdo sobre los Aspectos de los Derecho de Pro­
piedad Intelectual Relacionados con el Comercio, Incluido el Comercio de Mer­
cancías Falsificadas” o Acuerdo “TRIPs” (Trade Related Intellectual Property
Rights), que constituye un anexo al Tratado de la Organización Mundial de
Comercio. Dicho acuerdo fue aprobado por la Ley 16.671, del 13 de diciembre de
1.994ai°.
Específicamente, en cuanto a la propiedad industrial, corresponde mencio­
nar el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (20 de
marzo de 1.S83)31', modificado en Lisboa (31 de octubre de 1.958) y, más tarde,
por el Acta de Estocolmo (14 de julio de 1.967)316. En el ámbito de los Tratados
de Montevideo, fueron aprobadas dos convenciones: el Tratado sobre Marcas de
Comercio y de Fábrica (1.889) y el Tratado sobre Patentes de Invención (1.889).
En el ámbito del Mercosur, en agosto de 1.995 se aprobó un protocolo relativo a
marcas e indicaciones geográficas319.

C. O rganizaciones de Derecho In tern a cio n a l P rivado .

Uruguay integra la Conferencia de Derecho Internacional Privado l e La


Haya (UNIDROIT) a cuyo estatuto adherimos por el Decreto Ley 15.216. Tam­
bién, integra la Conferencia de las Naciones Unidas (Ü.N.C.T.A.D.).
La U.N.C.T.A.D. fue creada en 1.964 como un organismo en la Asamblea
General de las Naciones Unidas. La sigla corresponde ai nombre inglés United
Nations Conference on Trade and Development. La Conferencia está integrada
por los mismos países que son miembros de las Naciones Unidas. Cuando la
Conferencia no sesiona, actúa un Consejo de Comercio y Desarrollo.
Los principales objetivos de la U.N.C.T.A.D. son: promover el comercio in­
ternacional, para acelerar el desarrollo económico especialmente, entre nacio­
nes en diferentes etapas de desarrollo económico, entre países en vías de desa-*31

3,6 RiPPE, BUGALLO, Longóne & M lLLEr, íd ., p. 141.


Aprobado en Uruguay por la Ley 13.497 del 22 de setiembre de 1.966.
El Acta de Estocolmo fue aprobada en Uruguay por el Decreto Ley 14.910 del 19 de julio de
1.979.
313 Aprobado en Uruguay por Ley 17.052 del 14 de diciembre de 1.998.
164 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

rrollo y entre países con diferentes sistemas económicos y sociales; formular


principios y políticas de comercio internacional y los problemas relativos al
desarrollo económico; e iniciar acciones tendientes a la negociación y adopción
de instrumentos legales internacionales en el ámbito del comercio.
Como derivación de este organismo, existe el U.N.I.D.O. (United Nations
Industrial Development Organization u Organización de las Naciones Unidas
para el Desarrollo Industrial) y el U.N.C.I.T.R.A.L. {United Nations Committee
for International Trade and Law o Comisión de la Naciones Unidas de Derecho
y Comercio Internacional), cuyo fin es el estudio de las formas legales del Co­
mercio Internacional, armonizar progresivamente y unificar las leyes del co­
mercio internacional.

II. Cooperación económ ica e integración

Alguna doctrina pone énfasis en distinguir la cooperación de la integración.


Dentro de la línea de la cooperación internacional, dos o más naciones o comu­
nidades de ellas acuerdan la realización en conjunto de ciertas actividades de
interés común. Cada una, conserva su total independencia y cierta libertad de
acción en la o las materias convenidas. Ejemplos de cooperación internacional
se encuentran en materia de comunicaciones y en uso de fuerzas energéticas.
En el caso de la integración, los países se unen creando un organismo regio­
nal para mejorar sus respectivas condiciones económicas y sociales y para forta­
lecer su posición internacional mejorando su capacidad de negociación. Los
países conservan sus individualidades nacionales, en pie de igualdad, pero limi­
tados por los términos de lo convenido con fines comunitarios. Lo convenido
internacionalmente da lugar a lo que se denomina “Derecho de la Integración”326
o “Derecho Comunitario,f32!.

:™ El Derecho de la integración es el complejo de normas de Derecho Internacional Público y Pri­


vado y de Derecho Público y Privado de origen nacional de los países que participen de un
acuerdo de integración. En materia de Derecho Internacional Público se compone fundamen-
Uilmente de los tratados celebrados entre Estados para concertar integraciones económicas. Ce­
lebrados los tratados internacionales y siendo los destinatarios de la integración los agentes
económicos de cada país, tales tratados deben ser complementados por tratados de Derecho In­
ternacional Privado y por normas internas de Derecho Público y Privado que regulen la actua­
ción de los agentes económicos en cada país, dentro del marco del acuerdo de integración.
Derecho Comunitario es el Derecho creado para una integración de mayor intensidad, con la
existencia de órganos supranacionaies y un ordenamiento jurídico supranacipnal. El Derecho
Comunitario presupone la creación de nuevas estructuras políticas, intermedias entre las es­
tructuras de los Estados nacionales actuales y las estructuras internacionales. En el Derecho
Comunitario, la competencia soberana sobre determinadas materias pasa de los Estados a las
instituciones comunes. Las competencias atribuidas son desempeñadas exclusivamente por és­
tas y los Estados no pueden realizarlas, salvo excepciones expresamente establecidas. Se crea
en la comunidad un régimen que puede ser asimilado a un Estado federal o a una confederación
de Estados. La doctrina se refiere a un régimen de supraestataiidad o de transestatalidad. Es
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 165

En distintas regiones del mundo, se está produciendo ese proceso de inte­


gración que, en forma gradual y progresiva, abarca distintos sectores: social,
cultural, jurídico, económico y comercial. En el plano económico, se trata fun­
damentalmente de coordinar políticas económicas básicas, la formulación de
políticas comunes y la eliminación de restricciones a la circulación de los dife­
rentes factores productivos. Se tiende, además, a lograr el aprovechamiento de
las industrias de producción en gran escala y de los progresos tecnológicos322.
La integración asume grados variables que podemos reseñar323. Un primer
grado de integración estaría constituido por la creación de zonas de líbre co­
mercio. En éstas, se suprimen las barreras arancelarias y otros tipos de restric­
ciones en el comercio entre sus integrantes. Se tiende a liberar y facilitar las
relaciones de intercambio comercial. Cada país mantiene su individualidad y su
propia política exterior hacía terceros países.
Un segundo grado de integración estaría constituido por la unión aduanera.
La unión aduanera sería una situación semejante a la anterior, pero se agrega
una política común de aranceles respecto a terceros países.
El Mercado común conformaría un tercer grado de integración. Es una
unión aduanera más amplia, donde se suprimen no sólo las restricciones co­
merciales sino también las que dificultan los movimientos de los factores pro­
ductivos.
En la consecución de fines económicos, podemos distinguir en el ámbito in­
ternacional, varios tipos de procesos: de cooperación internacional y Derecho de
integración.

A Los precedentes del proceso a c tu a l de integración regional

Por un lado, la crisis brasileña del 13 de enero de 1.999 y sus repercusiones


sobre las economías de los Estados asociados a Brasil, ha hecho resurgir opi­
niones contrarias al Mercosur. Así, por ejemplo, un economista y consultor ar-
impo ríante señalar que también se puede atribuir a las instituciones comunitarias la compe­
tencia de celebrar acuerdos internacionales en determinadas materias, con otros Estados o con
otras organizaciones internacionales o intergubernamentales.
^ Desde luego que todos, esos acuerdos de integración y de colaboración, tienden a contrarrestar
la acción de los maeroestados. Bernier, en artículo publicado en La Ley en 1.974, dice tex­
tualmente: "La acción d e l m a e ro e sta d o se ejerce sobre y d e n tr o d e lo s p a ís e s d e p e n d ie n te s p o r
d is tin to s m ed io s: d e sd e fa s fu e r z a s m ilita r e s u tiliz a d a s co m o acción o coerción, la s a lia n z a s m i ­
lita r e s c u y a e str a te g ia resp o n d e a los in te r e s e s d e s e g u r id a d d e l m a e ro e sta d o , la d e p e n d e n c ia
te c n o ló g ic a d é la s fu e r z a s a r m a d a s d e l p a ís d e p en d ien te , h a s ta la a cció n q u e d e sa r ro lla el m a -
c ro e s ta d o d e n tr o d e los o r g a n is m o s d e c ré d ito s in te r n a c io n a le s (F .M .I., etc.), o r g a n ism o s
d e p la n e a m ie n to d e n tro d e l m is m o n iv e l ie j. C E P A L ) a tr a v é s de los cu a le s se im p o n e n c o n d ic io ­
n a m ie n to s a la s p o lític a s eco n ó m ic a s y fin a n c ie r a s de los E s ta d o s q u e recu rre n a ellos. E s ta fo r ­
m a d e a c tu a r d e l m a e ro e sta d o es in d e p e n d ie n te d e l s iste m a socio-económico in te r n o de! m is m o ,
p u d ie .n d o a s im ila r com o c a ra c te rístic a s h o m o lo g a s la s que c u m p le n d e n tr o d e s u s e sfera s d e i n ­
flu e n c ia s , p o r ejem plo, ta n to en e s ta d o s U n id o s com o en la U n ió n S o viética ".
Para ampliar sobre este tema ver GlJARESTi, La Ley, t. 150.
166 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

gentino, declaraba para la Gazeta Mercantil Latinoamericana, que el Mercosur


debería haber quedado restringido a un tratado de libre comercio, en lugar de
aspirar a constituir un mercado común32'1. El actual Presidente del Uruguay, ya
durante su candidatura manifestaba su opinión favorable a la incorporación de
Uruguay al North America Free Trade Agreement (N.A.F.T.A.) Brasil ha
estado realizando negociaciones con los países del Pacto Andino.
Como contrapartida, el 15 de junio de 1.999, en la XVI cumbre del Mercosur,
que se realizó en Asunción, se avaló la creación de un grupo de trabajo integra­
do por los secretarios de Estado del área económico-financiera y por los directo­
res de los bancos centrales, para analizar la coordinación de las políticas ma-
croeconómicas y se alcanzó una posición común en cuanto a la negociación de
una asociación económica interregional con la Unión Europea326. Casi inmedia­
tamente (28 y 29 de junio), se celebró la Primera Cumbre entre América Latina
y el Caribe y la Unión Europea (U.E.), donde la Unión Europea definió un acer­
camiento al Mercosur y a Chile, sobre la base del debate de aspectos no arance­
larios y a partir del T de julio del 2.001, comenzar la discusión sobre aranceles
y servicios, con el objetivo de alcanzar una zona de líbre comercio327.
Simultáneamente, los Estados Unidos impulsan la creación de un área de
Líbre Comercio de las Américas, que estaría instaurada en el 2.005, y en no­
viembre de 1.999 comenzó un nuevo ciclo de negociaciones comerciales multila­
terales en Seattle, con el nombre de R onda del Milenio, correspondientes al
Declaraba A b r a m ; “L a r a zó n e s m u y s e n c illa , e x is tía n y e x iste n g r a n d e s d ife r e n c ia s e n tr e lo s
b r a s ile ñ o s y a r g e n tin o s en c u a n to a la fo r m a d e v e r la e c o n o m ía ... L o s a r g e n tin o s n o c o n fia m o s
e n la c a p a c id a d d e n u e s tr o s d ir ig e n te s p a r a m a n e ja r u n a m o n e d a n a c io n a l... P o r ello , n o s t ie n ta
el a v a n z a r a la d o la r iza c ió n q u e p e r m iti r ía e lim in a r el r iesg o d e u n a d e v a lu a c ió n y , p o r e n d e ,
d i s m in u ir a u n m ín im o el im p a c to eco n ó m ic o d e los c o n s ta n te s s h o c k in te r n a c io n a le s ... S i lo s
argentinos no c o n fia m o s e n los d ir ig e n te s lo ca les p a r a d ir ig ir n u e s tr a p o lític a m o n e ta r ia , m e n o s
v a m o s a c reer e n u n a m o n e d a m a n e ja d a p o r a r g e n tin o s y b r a sile ñ o s ... Q u iz á s , lu e g o d e a lg u n o s
a ñ o s d e c o n v iv e n c ia y s o c ie d a d v a y a m o s g a n a n d o e n h o m o g e n e id a d d e o p in ió n e n té r m in o s d e
p o lític a e co n ó m ic a , c o m o s u c e d ió en E u r o p a . E n to n c e s p o d r e m o s h a b la r d e u n a m a y o r in te g r a ­
c ió n (ABRAM, G azeta M ercantil L atinoam ericana, semana del 16 al 22 de mayo de 1.999, p
16).
El 30 de junio, luego de un almuerzo con el presidente mexicano ZEDILLO, BATLLE declaraba:
“D e sd e m i p u n to d e v is ta , a U r u g u a y le c o n v ie n e e n tr a r a l N .A .F .T .A ,.,. e ste p e q u e ñ o p a í s tie n e
d e re c h o a bu se n e m e jo re s so lu cio n es p a r a d a r le o c u p a c ió n a s u g e n te , d e s tin o a lo q u e p r o d u c e y
m e rc a d o a s u c a p a c id a d d e crear". El 23 de junio, luego de una conferencia ofrecida por el em­
bajador de Estados Unidos. Christopher Ashby, ya había manejado esta idea: “S ie m p r e e s m e jo r
j u g a r e n la c a n c h a g r a n d e q u e e n la c a n c h a c h ic a " (BÚSQUEDA, 1“ de julio de 1.999, p. 3).
La cumbre del 15 de j'unio estuvo dirigida á reforzar la imagen internacional del Mercosur y de
los países que lo integran, mediante el compromiso de políticas económicas de estabilidad en las
finanzas públicas y en las cuentas externas, que trasciendan los períodos de gobierno y que sig­
nifiquen un resguardo a las crisis financieras internacionales. El primer paso significará la a r­
monización de ios indicadores estadísticos y financieros de los cuatro países. Luego, se realizará
un análisis de las políticas cambiaría, monetaria y fiscal, sobre las que hoy no hay compromi­
sos, a través de una agenda de convergencia (BÚSQUEDA, 17 de junio de 1.999, p. 3).
El 14 y 15 de noviembre, los cancilleres del Mercosur y de la U.E. se re u n irá n en Bruselas para
establecer la estructura, la metodología y la agenda de las negociaciones (BÚSQUEDA, I o de julio
de 1.999, p. 15).
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 167

proceso de liberalización comercial que lidera la Organización Mundial del Co­


mercio (O.M.C.f3. ,. - •
Se hace imprescindible, entonces, analizar algunos conceptos fundaméntales
a los efectos de determinar la ubicación del comerciante uruguayo en el proceso
de liberalización comercial internacional e integración regional. Para comenzar,
existe la opinión generalizada de que Uruguay inició un proceso integráoioaista
recién el 26 de marzo de 1.991, al firmarse el Tratado de Asunción3*’. Esta opi­
nión merece algunas precisiones. '

1. Los precedentes del ideal integracionista

El ideal integracionista posee, sin duda, precedentes en las propuestas de


confederación que surgieron junto con la independencia de las naciones suda­
mericanas330 y perduraron durante todo el Siglo XIX. E k m e KDJí AN, en su libro
In troducción al Derecho C om unitario L atinoam ericano señala como
precursores de la integración latinoamericana, además de Simón B olívar
(Jamaica, el 6 de setiembre de 1.815)331, a Bernardo Monteagudo, Francisco
Morazán, Juan Bautista Alberdi y José Ingenieros. Sin embargo, no debemos
omitir que José Gervasio Artigas, ya h a c ia 1,813, formuló u n program a
político de pretensiones claram ente regionales (interprovinciales), de
in tegración federal y de equilibrio en tre el librecam bio y el proteccio­
nism o032, que permitiera a las provincias participar del comercio internacional
sin someterse al centralismo porteño3’3. En una comunicación al Cabildo de
Corrientes, 29 de marzo de 1.814 Artigas declaraba: y quedarán unidas en
una perfecta unión entre sí mismas, no en aquella unión mezquina que obliga a
cada pueblo a desprenderse de una parte de su confianza en cambio de uña obe­
diencia servil, sino en aquella unión que hace al interés mismo, sin perjuicio de
los derechos de los pueblos y de su libre y entero e j e r c i c i o ' ■
Las ideas referidas repercutieron en varios congresos y tratados: el Congre­
so de Lima de 1.847’3'1; el Tratado de Alianza y Asistencia Recíproca firmado en
el Congreso de Santiago de Chile de 1.856Sto; el Tratado de Alianza y Confede-

;ÍM B úsqueda , íd. ibíd..


El. T ratado de Asunción fue firmado en el m arco de u n a cumbre presidencial constituida por
Menem, Coüor de Mello, RODRÍGUEZ y LacalLE.
Ai0 EKMEKDJIAN, Intro d u cció n al D erecho C om unitario L atinoam ericano, p. 101-112.
Las ideas bolivarianas de unión americana fueron sistematizadas por él mismo en una carta
escrita en Jamaica, ei 6 de setiembre de 1.815 (S elva, A ntecedentes históricos do processo
de in teg rap áo latino-am ericana: ALALC, MCCA, P a c to Andino, Tenias d e In te g r a r a n L a ­
tin o A m e r ic a n a , p. 34).
'u~ CALTANO & RIELA, H istoria C ontem poránea del U ruguay, p. 24/25.
Bajo la dirección de Artigas se constituyó una confederación conocida como “L ig a F e d e r a l ” o
como “el s is te m a d e to s P u eb lo s L ib r e s ”, cuyo centro geopolítico estaría en las Misiones (REYES
ABADIE & VÁZQUEZ ROMERO, Crónica G eneral del U ruguay, v. 2, p. 338-340).
J'H Bolíva, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
Participaron Chile, Ecuador y Perú, pero estaba abierto a todas las naciones latinoamericanas.
168 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

ración firmado en Washington en el mismo año806; el Tratado de Alianza y Con­


federación firmado por Bobvia, Chile y Perú en 1.867; la Primera Conferencia
Internacional Americana realizada en Washington en 1.8893"'.

2. Los precedentes de las uniones aduaneras

Frente al fracaso de las propuestas panamericanistas, desde los comienzos


del siglo XX, fueron apareciendo otras propuestas, centradas en una integra­
ción de carácter económico. Se manejaron, entonces, ideas en favor de la forma­
ción de uniones aduaneras o de uniones económicas, entre los países de. Améri­
ca, .del Sur. Alejandro F. Bunge expuso, en 1.909, la idea de form ar una
“Unión A du an era del Sud ”, integrada por Argentina, Chile, Bolivia,
Urjuguay y Paraguay. En 1.924, Haya de la Torre crea la Alianza Popular
Revolucionaria Americana (A.P.R.A.), la cual, entre sus programas de acción,
proponía trabajar en favor de la cooperación y de la unión entre los pueblos
latinoamericanos388. En 1.927, Eliodoro Yáñez y Guillermo Subercaseaux pro­
pusieron la formación de una “Unión Económica para el Sur de América”™.
A pesar de lo numerosos, todas estas ideas, congresos y tratados, no habrían
pasado del plano de las aspiraciones840. No obstante, cabe destacar que, en for­
ma paralela a estos tratados de índole política o económica, se fue construyendo
un complejo entramado de tratados de D erecho Internacional Privado: los
Tratados de Montevideo de 1.889, el Código Bustamante3’1, los Tratados de
Montevideo de 1.940 y varias convenciones de Derecho Internacional Privado
firmadas en el ámbito de las conferencias interamericanas especializadas en
Derecho Internacional Privado (C.I.D.I.P.).

B. Situ ación a n terior a l desarrollo de los procesos de integración

1. Prim acía de la doctrina liberal

Desde el siglo XIX, la política mercantil externa del imperio británico, vincu­
ló estrechamente el comercio exterior con la noción de la división internacional
del ¿trabajo, basada en el concepto de las ventajas comparativas (SMITH). Com-
prár en el extranjero a precios más bajos que los de las producciones nacionales
respectivas y venderle al resto del mundo una parte del trabajo empleado en*1

** Participaron ocho países americanos, incluyendo a los Estados Unidos ÍEB.UU.).


111 Asistieron todos los países de América, con la única excepción de Ja República Dominicana. A
pesar de no obtener el húmero dé ratificaciones necesarias para entrar eh vigor, llegó a crear la
“Unión Internacional de las Repúblicas Americanas”, que sentó las bases de lo que más tarde
sería la Organización de Estados Americanos (O.E.A.).
S ilva, op. cit., p. 34.
**’ Ekmekdjian, id. p. 112.
Los tratados, en general, no fueron ratificados (EKMEKDJIAN, id., p. 113).
*“ La Habana, 1.928.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 169

una actividad en la que se posee ciertas ventajas, exigía la aceptación e imposi­


ción del principio de la libertad de comercio. Esta concepción se compatibilizaba
plenamente con los intereses de una Inglaterra ubicada en el timón de la revo­
lución industrial342.
Los economistas norteamericanos de la misma época, en cambio, se afiliaron
al proteccionismo rechazando, por ende, la doctrina del costo comparativo. Este
sentimiento auto defensivo se extendió al campo de las relaciones hemisféricas.
No obstante los intereses comunes de seguridad y protección recíproca que die­
ron origen, a la doctrina MONROE, dicho sentimiento fue la causa del fracaso de
los intentos por conformar una unión aduanera (propuesta BLAINE)343.
Esta orientación conceptual, si embargo, se revirtió a principios del siglo XX.
La noción del proteccionismo defensivo fue desplazada,, también en la política
comercial norteamericana, por el ideal librecambista344.

2. Proteccionism o y bilateralism o

Como consecuencia de la Gran Depresión de los años 30, la comunidad in­


ternacional experimentó una grave crisis. Con el propósito de proteger sus in­
dustrias desfallecientes y de reactivar sus economías, los países industrializa­
dos optaron por erigir múltiples y variadas barreras al comercio internacional.
Entre otras formas, recurrieron a mayores aranceles de importación, cuotas y
controles de cambio'541’.

3. La reorganización del comercio internacional en el m undo de


pos-guerra

En rigor, las propuestas de “integración”, en el sentido que actualmente le


atribuyen los juristas a esta palabra, es una expresión relativam ente nue­
va. Después de la depresión de 1.930, la tendencia era exactamente la opuesta,
muchos gobiernos reaccionaron frente a la crisis, mediante el recurso a diversos
tipos de barreras comerciales: aranceles elevados, restricciones cuantitativas a
las importaciones y control de cambio344.
Para precisar el significado de las propuestas de integración, debemos ubi­
carnos en el punto de inflexión provocado por las Guerras Mundiales. Finaliza­
da la Segunda Guerra Mundial, a las barreras al comercio internacional esta­
blecidas como respuesta a la crisis del 30, se agregaba una situación de deses­
tructuración política y económica, que afectaba directamente el comercio inter­
nacional. Chino reacción frente a esta situación de desestructuración, se generó
MAGARIÑOS, Comercio e Integración, t. 1, p. 24.
Magariños , id. ibíd..
Magariñ OS, id., p. 25.
Magariños , íd. ibíd..
RATn, Com ercio internacional e cam bio, p.402.
170 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

un proceso de reorganización y cooperación internacional, apuntalado por orga­


nismos nuevos, de carácter multinacional, creados a partir de la Conferencia de
B retton Woods: el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) y el Banco Mundial
(B.I.R.D.). Asimismo, se generó un acuerdo para la regulación del comercio
internacional: el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio
(GAl.T.T.) de 1,947. Este acuerdo, creado con la finalidad de reducir las barre­
ras proteccionistas y agilitar el comercio mundial34', enmarcó los aspectos co­
merciales de los acuerdos de cooperación e integración económica que se reali­
zaron con posterioridad. El proceso de reorganización y cooperación internacio­
nal tuvo una v ertie n te europea y una v ertien te latinoam ericana.

* El Acuerdo General sobre A ranceles A duaneros y


Comercio

Hasta tanto era creada la Organización Internacional de Comercio (O.I.C.),


existió un Comité Preliminar, que encauzó negociaciones destinadas a reducir |
los aranceles y otras restricciones aduaneras. Las primeras negociaciones ocu- j
rrieron en Ginebra, en 1.947. Su resultado fue el Acuerdo General sobre Aran­
celes Aduaneros y Comercio, que entró en vigor el I o de enero de 1.948348, entre
23 países345. La Carta de la Organización Internacional de Comercio (Carta de
La Habana), nunca entró en vigor, en virtud de las objeciones presentadas por \
algunos países. EE.UXJ. se negó a ratificar el documento350. j
El .Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio no fue creado j
como organismo internacional, como el F.M.I. o el B.I.R.D.. El Acuerdo General |
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio no era más que un acuerdo*1'. Sin em- ]
bargo, los objetivos del acuerdo lo convirtieron en un foro donde las disputas ]
entre las partes debían ser resueltas, a través de las “consultas”"02.
Respecto al Acuerdo G eneral sobre A ranceles A duaneros y Com ercio {
existen algunos principios que son fundamentales para este análisis. En.primer
lugar, el principio de no-discriminación. En segundo lugar, se estableció el
principio de prohibición de restricciones no arancelarias j
En virtud del primero de estos principios, el Acuerdo General sobre Arance- 1
les Aduaneros y Comercio estableció la cláusula de la nación m ás favorecí- ;
da que implica que cualquier ventaja que dos países se otorguen debe ser ex- j
tendida a terceros países. En virtud del segundo de los principios referidos,
desde la creación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y
a través de sus sucesivas rondas, se han ido negociando reducciones arancela- \

SANTO, In teg ra ció n Económ ica: ¿Éxito o F racaso?, Búsqueda, 1.990. v. 19, p. 4.
Ra to , op. cit., p.403.
s,“ Hoy agrupa 117 países. Nuestro país aprobó el acuerdo por Ley 14.511.
™ RaTTI, op. cit., p. 403.
351 R atti, op. c it, p.403.
“ RATTI, kL, p . 404.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 171

rías generalizadas. En Uruguay, por ejemplo, hasta hace algunos años existían
aranceles del 3.00 % Hoy la tasa arancelaria máxima es deí 20
Sin embargo, paralelamente a la reducción a las barreras arancelaria, hubo
una proliferación creciente de las barreras no arancelarias. De esta forma, hoy
existen, en el comercio internacional, más restricciones no arancelarias de las
que existían cuando se creó el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio. Este tipo de restricciones, para peor, es tanto más perjudicial paráiei
comercio internacional, cuanto difícil de detectar y combatir. Por esta razón, en
la Ronda Uruguay se acordó ir sustituyendo las medidas no arancelarias por
aranceles, aunque tengan el mismo efecto proteccionista, pero objetivando su
reducción futura’54 .
Corresponde a este análisis, asimismo, mencionar la cláusula de habilita­
ción. Al suscribirse en 1.947 el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio, el artículo I - 1 institucionalizó entre sus Partes Contratantes la
cláusula de la nación más favorecida, pero haciendo una salvedad respecto de
las preferencias entonces existentes. Ejemplo: área preferencial de la Com-
monwealth35a. Las negociaciones contenidas en la Ronda Tokio del Acuerdo Ge­
neral sobre Aranceles Aduaneros y Comercio dieron lugar a la aprobación de la
denominada “Cláusula de H a b ilita c ió n Esta cláusula autoriza la celebración
de acuerdos que establezcan preferencias comerciales entre países en desarro­
llo356.
Un sistema de preferencias aduaneras o comerciales consiste en la concesión
recíproca de ventajas aduaneras no extensibles a terceros, debido a una sus­
pensión internacionalmente aceptada de la cláusula de la nación más favoreci­
da33'. Dicho de otra forma, los países gravan a todo o parte del comercio recípro­
co con impuestos inferiores a los que tributan las mercaderías de tercergs paí-
sos . ,
Finalmente, recordaremos que el Acuerdo General sobre Aranceles Aduane­
ros y Comercio admite la subsistencia de subsidios sectoriales. Entre las razo­
nes por las que los países subsidian su producción, XAVIER D e Mello destaca la
necesidad de autosuficiencia alimenticia. Fundamentalmente los países que
recientemente han atravesado por guerras, no quieren que su alimentación
dependa de la producción de otros países. Este sería el caso de Japón. Prefieren
Xavier DE Mello , clases grabadas en marzo de 1.994.
™ Xavier De Mello , id..
Formalmente creada en la Conferencia de Ottawa de 1.932, se configuró por una serie de prefe­
rencias bilaterales entre el Reino Unido, Canadá, austraiia, Nueva Zelanda, la India y los de­
más territorios que antiguamente estaban dentro del Imperio Británico. Este sistema dejó de
existir en 1.973, con la incorporación británica a las Comunidades Europeas.
*■" Abkeu BONILLA, M ereosur e In teg ració n , p. 12/13.
,i! Ta MANES, El proceso de in te g rac ió n económ ica, D erech o d e la In te g r a c ió n E c o n ó m ic a
R e g io n a l, v. 1, p.18.
** Comisión Sectorial Pasa El M ercosur, M e r e o s u r , Lo que querem os saber, necesitam os
p re g u n ta r y debem os a p ren d e r, p. 9.
172 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

tener su propio arroz aunque les sea caro369. En la Comunidad Europea sucede
algo similar360. En el caso de Suiza, el Ministro de Relaciones Exteriores, mani­
festó otras razones. Según él, Suiza subsidia sus exportaciones y su producción
interna, por razones ecológicas y turísticas. Desean mantener el pintoresquis­
mo de su campiña, así como el asentamiento rural de buena parte de su pobla-
* '361
cion .

* La Ronda Uruguay

ícEI 20 de setiembre de 1.986, los ministros de 105 países363 inician la llamada


%onda Uruguay" en Punta del Este. Las negociaciones tenían un plazo de cua-
fcr.Ó años para ñnalizar363. Sin embargo, estas negociaciones derivaron en una
série de disputas entre los Estados Unidos y la Comunidad Europea - especial­
mente Francia - sobre los subsidios a la producción agrícola36*. La proceso de
recesión comenzado en 1.990, exacerbó el sentimiento proteccionista365, hasta
que, en diciembre de 1.990, la sesión ministerial celebrada en Bruselas fracasó
por el desacuerdo entre los Estados Unidos y la Comunidad Europea en mate­
ria de subsidios agrícolas366.
Las negociaciones fueron resucitadas de su estancamiento, por dos razones.
En primer lugar, durante el año 1.992, hubo voluntad política de parte, por un
lado, del Presidente CLINTON y, por otro lado, del Canciller alemán KOHL y del
Primer Ministro británico M a jg r , para que en la Ronda Uruguay se llegase a
algún tipo de acuerdo, a pesar de las desavenencias367.
En segundo lugar, el I o de julio de 1.993, D u n k e l (suizo) - luego de 13 años -
fue sustituido por SUTHERLAND (irlandés) en la dirección general del Acuerdo
General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio365.
Este nuevo impulso a las negociaciones obtuvo un resultado previo que era
indispensable para alcanzar el acuerdo final: el acuerdo Blair House. Este con­
sistió en un acuerdo sobre el comercio agrícola, que regulaba el tema de los
subsidios3'9.

."Xavier D e M ello , op. cit..


_Xavier D e M ello , íd..
*1 Xavier D e Mello , íd..
El total de países que participaron en la ronda ascendió a 11?.
FOLHA D e SAO Paulo , A cronología da R odada Uruguai, iu: Folha de S ao Paulo, domingo 17
de abril de 1 994. 3-6.
501 NEWSWEEK, S u th e rla n d gets Ais coco nula, in: N ew sw eek, enero 3, 1.994, p.17.
F olha D e Sáo Paulo , op. cit., 3 - 6.
345 F olha D e Sao P aulo , íd. ibíd..
357 N ewsweek , op. cit., p.17.
"iai F olha D e sao P aulo , op. cit., 3 - 6.
*“ N ewsweek , op. c it, p. 17.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 173

Quienes alcanzaron este acuerdo y seguirían adelante con las negociaciones


hasta el final fueron el representante comercial de los Estados Unidos,
KaNTOR, y su contrapartida europea, Sir BRITTAN371'.
El 14 de diciembre de 1.993, los Estados Unidos y las Comunidades Euro­
peas concordaron en mantener el desacuerdo (agree to disagree) existente sobre
algunas materias, abriéndose el camino para la firma del acta final. El 15 de
diciembre, SUTHERLAND anunció el cierre de la Ronda Uruguay371. Finalmente,
en abril de 1.994, representantes de 97 países firmaron el acta final de la Ron­
da Uruguay, en la ciudad de Marruecos372.

* La Organización Mundial de Comercio

El 15 de diciembre de 1.994 se celebró el acuerdo para, la creación de la Or­


ganización Mundial de Comercio (O.M.C.), que sustituirá al Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio. Entretanto, funciona el Comité Prepa­
ratorio de la Organización Mundial del Comercio3'3.
Este comité, además de ocuparse de la puesta en funcionamiento de la Or­
ganización Mundial del Comercio, debe encargarse de dar continuidad a los
acuerdos comerciales3'4.

* El proceso de reorganización y cooperación europeo

La vertiente europea tuvo su origen en los esfuerzos de cooperación en el


plano de la defensa3'5, seguidos - en el plano económico - por el Plan
MARSHALL3'5 y por la Organización Europea de Cooperación Económica
(O.E.C.E.)3". En 1.950, el proceso de cooperación adquiere un perfil diferente,
con la iniciativa del Ministro de Negocios Extranjeros francés - SCHUMAN -
sugerida por MONNET, para solucionar un serio problema económico que estaba10

110 N ewsweek, íd. ibíd..


S7! Folha De Sáo Paulo, op. cit., p. 3 - 6.
’n LAHOZ, Comércio internacional entra em nova fase, in: F olha d e Sáo Paulo, domingo, 17 de
abril de 1.994, p. 3 - 6.
™ LahOz, íd. ibíd..
3,1 LaHOz, íd. ibíd-
Tratado de Dimquerque entre Gran Bretaña y Francia (1.947); Tratado de Bruselas entre Gran
Bretaña, Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo (1.948); Tratado del Atlántico Norte con los
Estados Unidos (1.949); Acuerdos de París que instituyen la Unión de Europa Occidental, que
revisa el. Tratado de Bruselas e incorpora a Italia y Alemania (1.954), En 1.955, Alemania se in­
corpora a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Ver CAMPOS, D ireito Com unita­
rio, v. 1, p. 51-54.
a,í Consagrado en la Ley norteamericana del 2 de abril de 1-948, con el nombre de Europcan Reco-
very Program (CAMPOS, íd., p. 56).
La O.E.C.E., creada por la Convención de París de 1.948, imponía a los estados europeos bene­
ficiarios de la ayuda norteamericana, la obligación de liberalizar su comercio exterior (CAMPOS,
íd., p. 57).
174 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

en la raíz de las dificultades principales entre Francia y Alemania. La iniciati­


va proponía permitir el control bilateral de la producción franco-alemana de
carbón y de acero, que quedaría sobre la dirección de una “alta autoridad” co­
mún, en el marco de una organización abierta a la participación de otros países
de Europa. Esta iniciativa tuvo un eco favorable inmediato de parte del Canci­
ller alemán ADENAUER, al que se adhirieron Italia, Bélgica, Luxemburgo y
Holanda3'8.
Precisamente, la consagración de la expresión “integración”, se produjo en
1.951, cuando en virtud del impulso referido de la iniciativa SCHUMAN-
Monnet , se celebró el Tratado de París, que creó la Comunidad Europea
del Carbón y del Acero. Este Tratado constituyó el primer eslabón hacia la
generación de un Derecho Comunitario379. En 1.957, el Tratado de Roma creó
la Comunidad Económica Europea y la Comunidad E uropea para la
E nergía Atómica380. El proceso de integración adquirió, entonces, las caracte­
rísticas básicas siguientes; existencia de organismos decisorios integrados por
funcionarios independientes (Comisión); existencia de un Derecho Comunitario
y existencia de un Tribunal de Justicia.

* El proceso de reorganización y cooperación lati­


noam ericano

En el ámbito latinoamericano, el proceso de reorganización y de cooperación


económica, tuvo su impulso principal en los trabajos publicados por la Comi­
sión Económica p ara América Latina (C.E.P.A.L.), de las Naciones Unidas,
en 1.949m\ La expresión “integración” parece haber sido utilizada por primera
vez en el ámbito latinoamericano, precisamente, en estas publicaciones.
En 1.960 fueron creados el Mercado Común C entroam ericano33' y la
Asociación Latinoam ericana de Libre Comercio (A.L.A.L.C.)383. La Aso­
ciación Latinoamericana de Líbre Comercio estableció un programa de líberali-
zación comercial, que consistía en la eliminación de todos los recargos a las
importaciones, dentro de un plazo no mayor a 12 años, contados a partir de
1.960. Este programa debía materializarse, entre otras vías, a través de la ne­
gociación periódica y colectiva de una “lista común” de productos que serían*

,M Campos, fd., p. 86-92.


1:5 Ornas De Clément, op. cit.,p. 273.
““ SCHWEITZER & Hummer, D erecho Europeo, p. 24/25.
w La C.E.P.A.L. tuvo una linea de acción inspirada en la “teoría del desarrollismo* (PREBISCH).
*** En la ciudad de Managua, capital de la República de Nicaragua, el 13 de diciembre de 1.960, los
representantes de los Gobiernos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua firmaron el
Tratado General de Integración Económica Centroamericana.
La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio fue establecida por el Tratado de Montevi­
deo, originariamente suscrito el 18 de febrero de 1.960 por Argentina, Brasil, Chile, México, Pa­
raguay, Perú y Uruguay. Posteriormente, en febrero de 1.967, adhirió Bolivia; en setiembre de
1.961 Colombia, en noviembre de 1.961 Ecuador y en agosto de 1.966 Venezuela.
Manua! de Derecho Comercia? Uruguayo 175

liberados de derechos aduaneros y de cualquier otro recargo a las importaciones


con efectos equivalentes. Infelizmente, cumplidos los primeros diez años de
vigencia de la Asociación Latinoamericana de Líbre Comercio no se había lle­
gado ni siquiera a una aproximación, a la “lista común”. Esta y otras causas
produjeron el estancamiento definitivo de las negociaciones. Durante la década
del 70 fueron suspendidas la mayoría de las reuniones de la Asociación Lati­
noamericana de Libre Comercio, hasta que por Resolución 370, se puso en mar­
cha el mecanismo de reestructura de esta organización, que culminara en 1.980
con la firma de otro tratado3®*, que dio origen a la A sociación Latinoam eri­
cana de Integración (AX.A.D.I.r,
Hoy, entre los países de América Latina existe un tupido entramado de tra­
tados, acuerdos de alcance parcial, protocolos adicionales y convenios, cuyo
objetivo es la cooperación y la integración. Ekmekdjian propone que se distinga
tres niveles de integración: interamericana, sudamericana y subregional3aG.
En el nivel de integración interamericana existen tres organismos internacio­
nales: la Comisión Económica para América Latina, el Sistema Económico La­
tino Americano (S.E.L.A.)30' y la A.LA.D.I.
En el nivel de integración sudamericana aparece un conjunto heterogéneo
de tratados de cooperación: el Acuerdo de la Cuenca del Plata38®, el Acuerdo de
la Hidrovía, URU.PA.BOL.363y diversos acuerdos de complementación económi­
ca como el Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica

*“ Este tratado fue aprobado por Ley 15.071.


Abreu Bonilla , M ercosur e Integración, p. 21/22.
EkmeKDJLAN, In troducción ai D erecho Com unitario L atinoam ericano, p. 345/346.
w: Ei S.E.L.A. fue constituido el 17 de octubre de 1.975, en la ciudad de Panamá. Lo integran
Argentina, Barbados, Solivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Para­
guay, Perú, República Dominicana, Suriname, Trinidad Tobago, Uruguay y Venezuela, El art.
2" del convenio constitutivo lo define como un organismo regional de consulta, coordinación, co­
operación y promoción económica y social conjunta, de carácter permanente y con personalidad
jurídica internacional. Es un organismo regional de consulta, coordinación, cooperación y pro­
moción económica y social, con personalidad jurídica internacional integrada por estados lati­
noamericanos. Nuestro país aprobó el convenio constitutivo por Ley 14.628.Ver ABREU
Bonilla, op. cit., p. 36.
*“ La Cuenca del Plata es ei sistema fluvial integrado por el Río de la Plata y los ríos Uruguay,
Paraná, Pilcomayo, Bermejo, Salado y sus afluentes y que abarca todo Paraguay y parte de los
territorios de Argentina, Uruguay, Brasil y Bolivia. El Tratado de la Cuenca del Plata fue fir­
mado ei 23 de abril de 1.969, en Brasilia, por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay,
conviniendo “en mancomunar esfuerzos con el objeto de promover el desarrollo armónico y la in­
tegración física de la Cuenca del Plata y de sus áreas de influencia directa y ponderadle...”.
:w’ El grupo URU.PA.BOL. se crea por convenio suscrito por Uruguay, Paraguay y Bolivia el 29 de
mayo de 1.981, con el fm de intensificar intercambios de carácter económico, cultural y científi­
co, optimizar el uso de medios de comunicación., analizar proyectos de interés común, coordinar
la representación de los países miembros en el Banco Interamericano de Desarrollo y en otros
organismos internacionales financieros, así como intensificar el intercambio comercial y las in­
terconexiones de medios de transporte y de telecomunicación, etc. El convenio se aprobó por Ley
15,198. URU.PA.BOL. tiene personería jurídica internacional.
176 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

(C.A.U.C.E.) y el Protocolo de Expansión Comercial (P.E.C.). A nivel subregio­


nal pueden destacarse cuatro acuerdos cuya finalidad es la integración: el Mer­
cado Común Centroamericano (Mece.)3™, el Mercado Común del Caribe
(CAKICOM.f1, el Pacto Andino392y el Mercosur333.
Por lo tanto, el Merco sur -como en el North American Free Trade Agree-
meni (N.A.F.T.A.)- se encuentra encuadrado en un marco mayor que es el del
Acuerdó General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio . Éste es un
acuerdo general al que tienen que someterse todos los países que lo integran,
Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, como también los que integran el
NorthAmerican Free'Trade Agreement, Canadá, Estados Unidos y Méjico. Ca-
nadá no integraba el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio
pero, luego de integrarse al North American Free Trade Agreement debió incor­
porarse, también, a aquél.
De esta forina, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Co­
mercio es el círculo mayor, la Asociación Latinoam ericana de Integra­
ción es el que le sigue y el Mere o sur es el menor. El M ercosur no puede con­
tradecir las normas de la Asociación Latinoam ericana de Integración ni
ésta las del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio. El
Acuerdo Genera! sobre Aranceles Aduaneros y Comercio utiliza como
mecanismos principales los acuerdos prefer en cíales lo mismo hace la Asocia­
ción Latinoam ericana de Integración.
El 26 de marzo de 1.991 Uruguay se unió a Brasil, Argentina y Paraguay, al
constituir el Mercado Común del Sur (Mercosur), mediante la firma del Tratado
de Asunción394. Este tratado quedó enmarcado en el ámbito de la Asociación
Latinoamericana de Integración al suscribirse, el 29 de noviembre de 1.991, un*

** E1JMUE.C.C. fue constituido en 1.962 por los gobiernos de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El
Salvador y Guatemala, en sustitución de la “Carta de San Salvador” (1.951) que había dado
origen a la Organización de los Estados Centroamericanos. El acuerdo de 1.962 declara que los
países signatarios constituyen “una comunidad económico-política que aspira a la integración
de Ccntroamérica”. Este acuerdo tuvo una modificación, no sustantiva, el 30 de marzo de 1.965.
Ver ABREU BONILLA, id., p. 18/19.
™ El GARI.COM. fue fundado en 1.973 (Tratado de Chaguaramas) por las naciones que formaban
la Asociación de Libre Comercio del Caribe: Antigua, Barbados, Guyana, Trinidad y Tobago,
Dominica, Granada, San Cristóbal-Nieves-Angüila, Santa Lucía, San Vicente, Jamaica y Mon-
serrat. Ver ABREU BONILLA, op. cit., p. 30.
HM El Pacto Andino fue constituido el 26 de mayo de 1.969 por el Acuerdo de Cartagena. Este
acuerdo fue celebrado por los gobiernos de Boljvia, Chile, Colombia, Ecuador y Pe jai. Venezuela
se adhirió al acuerdo en 1.974 y Chile se retiró en 1.978. Ver ABKEU BÓMLÍÁ, id., p: 31.
E kmekdjlvn, íd., p. 346.
K,f Paraguay y Uruguay depositaron el instrumento de ratificación del Tratado el F de agosto de
1.991. Argentina y Brasil efectuaron el depósito respectivo simultáneamente el 30 de octubre de
1.991. De acuerdo con lo dispuesto en el art. 19 del propio Tratado de Asunción, el acuerdo en­
tró en vigencia “treinta días después de la fecha del depósito del tercer instrumento de ratifica­
ción’’, esto es el 29 de noviem bre de 1.991. Ver P érez OTERMIN, El Mercado Común del Sur,
Desde Asunción a Ouro Preto, p. 11.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 177

acuerdo de complementación económica con el mismo contenido del tratado


(Acuerdo de Complementación Económica m 18)“^,

C. Uruguay en el proceso de cooperación e integración del cono sur

Desde el punto de vista de la teoría de la integración, la “integración econó­


mica.” puede ser analizada como un proceso. En tanto proceso, la integración
supone la existencia de varias etapas encaminadas a alcanzar un determinado
fin. Los autores se han esforzado en determinar cuáles son las etapas que,
teóricamente, debe alcanzar un proceso de integración económica. Algunos au­
tores llegan a citar cuatro o hasta cinco etapas en dicho proceso: área de prefe­
rencias arancelarias, zona de libre comercio, unión aduanera, mercado común.y
unión económica, La última de las etapas mencionadas, precisamente, consti­
tuiría el fin del proceso de integración.

1. Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económi­


ca y Protocolo de Expansión Comercial

Respecto de Uruguay la integración económica subregional con Brasil y la


Argentina comenzó quince años antes de la firma del Tratado de Asunción. En
el marco de una profunda reestructuración económica y de la búsqueda de una
nueva inserción internacional del país, Uruguay .firmó dos acuerdos bilaterales
de particular trascendencia: el Convenio Argentino-Uruguayo de .Complemen­
tación Económica396y el Protocolo de Expansión Comercial39'. A éstos se les su­
maron varios acuerdos sectoriales específicos398..
Ambos acuerdos fueron excepciones a la forma de negociar en la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio. Su fundamento se encuentra en la Resolu­
ción 204 del Consejo de Ministros de la Asociación Latinoamericana de Libre
Comercio (2 de setiembre de 1.967) y en la Resolución 354 (XV) de la Conferen-*1
SE Comisión Sectorial Para El Merco sur, L o que querem os saber, necesitam os pregun­
ta r y debemos aprender, p. 6.
™ Este convenio fue firmado el 20 de agosto de 1.974.
”7 STOLÜMCH, Op. cit., p. 145.
™ Acuerdo o. 5 - Química: Argentina, Brasil, Chile, México, Uruguay y Venezuela; Acuerdo 7A -
Refrigeración y aire acondicionado: Argentina y Uruguay; Acuerdo 7 B - Bienes de) hogar: Ar­
gentina y Uruguay; Acuerdo n. 13 - Fonográfica: Argentina, Brasil, México, Uruguay y Vene­
zuela; Acuerdo n. 16 - Petroquímica: Argentina, Brasil, México, Uruguay y Venezuela; Acuerdo
n. 18 - Fotográfica; Argentina, Brasil, México, Uruguay y Venezuela; Acuerdo n. 19 - Electróni­
ca y Comunicaciones Eléctricas: Argentina, Brasil, México y Uruguay; Acuerdo n. 21 - Química
(excedentes y fallantes). Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay; Acuerdo Agropecuario n.
1 (1,984) sobre preferencias arancelarias del 100 % y no aplicación de restricciones: Argentina y
Uruguay; Acuerdo Agropecuario n. 2 (1.S92) referido a la liberación y expansión del comercio
intrarregional de semillas: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Uru­
guay. Ver C.ARLEVARO T o r r e s , Acuerdos excluidos del P rogram a de Liberación Comercial del
Tratado de Asunción y de las normas del Acuerdo de Complementación Económica n. 18, Enfo­
ques, v. 1, n. 2, p. 56.
178 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos;E. López Rodríguez ,

cía de las Partes Contratantes de la Asociación Latinoamericana de Libre Co­


mercio (16 de diciembre de 1.975). En la primera de las resoluciones se declaró
que Uruguay se encontraba en situación de invocar a su favor el tratamiento
especial previsto en el Tratado de Montevideo para países de menor desarrollo
económico relativo. En la segunda de las resoluciones se autorizó transitoria­
mente a Uruguay a otorgar concesiones a Argentina y Brasil no extensivas a
los demás países miembros de la Asociación Latinoamericana de Libre Comer-
• 399
CIO .

El Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica fue fir­


mado por los gobiernos argentino y uruguayo el 20 de agosto de 1.974. El Proto­
colo de Expansión Comercial fue firmado por los gobiernos de Brasil y Uruguay
en agosto de 1.975, junto con un Tratado de Amistad, un Convenio sobre
Transporte Marítimo y un Convenio sobre Transporte Fluvial y Lacustre, un
Convenio de Crédito entre el Banco de Brasil y el Banco Central del Uruguay y
varias notas reversales.
El Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica y el Pro­
tocolo de Expansión Comercial implicaron el otorgamiento de concesiones uni­
laterales por parte dé cada uno de los países firmantes para las exportaciones
de sus contrapartes. Estas concesiones tuvieron un carácter de exclusividad, no
siendo extensibles a los restantes países miembros de la Asociación Latinoame­
ricana de Libre Comercio. Para Uruguay significó ingresar con un arancel 0 en
Argentina y en Brasil, con aquellos productos para los que hubo concesiones.
Para cada uno de esos productos se establecieron cupos -en volumen físico o en
valor- limitativos de las cantidades que podía ingresar en condiciones preferen-
dalesT
En 1.980, la sustitución de la Asociación Latinoamericana de Libre Comer­
cio por la Asociación Latinoamericana de Integración supuso la renegociación
del Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica y del Proto­
colo de Expansión Comercial. Así fue dispuesto por la Resolución 400 (XX-E)
del 19 de diciembre de 1.980, aprobada por la Conferencia de las Partes Con­
tratantes de la Asociación Latinoamericana de Integración. En función de esta
resolución, el 20 de diciembre de 1.982 se firmó el Protocolo de Adecuación del
Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica, cuyo texto
sufrió ajustes a través de diversos protocolos, para consolidarse, finalmente, en
un único instrumento cuyo texto forma parte del Protocolo firmado por los Ple­
nipotenciarios de Argentina y Uruguay el 27 de noviembre de 1.989. Éste fue
inscripto en la Asociación Latinoamericana de Integración como Acuerdo de
Complementación Económica n° l 40í.*10

™ Carlevaro Torres , op. cit., p. 53,


100 Stolovich , op, cit., p. 145.
™’ Carlevaeo Torres , op. cit., p. 54.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 179

En virtud de este protocolo, se confirmó ia desgravación total por Argentina


de su universo arancelario industrial para la importación de productos origina­
rios y procedentes dé Uruguay en cantidades equivalentes al o % de la produc­
ción argentina respectiva registrada para cada producto en el año anterior102.
El Protocolo de Expansión Comercial siguió un proceso similar al del Conve­
nio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica Su adecuación a la
Asociación Latinoamericana de Integración supuso la suscripción"de un Proto­
colo el 27 de mayo de 1.982 y, luego, un Acuerdo de Complementación Económi­
ca el 20 de diciembre de 1.982't<a. Por último, el 13 de agosto de 1.986 se acordó
un nuevo texto para el Protocolo de Expansión Comercial en el Acta de Coope­
ración Económica firmada en Brasilia entre los Presidentes SARNEY y
SANGUíNETTl. Éste fue inscripto en la Asociación Latinoamericana de Integra­
ción como Acuerdo de Complementación Económica n02404*.
El Comercio de Uruguay con sus dos vecinos se multiplicó desde la vigencia
del Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica y del Proto­
colo de Expansión Comercial. Los convenios bilaterales aseguraron el acceso a
los mercados vecino en condiciones preferenciales y las políticas de promoción -
subsidios, exoneraciones fiscales, crédito con tasas de interés preferenciales,
reducción del salario real - garantizaron la rentabilidad de las exportaciones 7
En 1,973 Uruguay exportaba a Argentina por US$ 8 millones, pero a fines de
los años ochenta superaba los US$ 100 millones. El Convenio Argentino-
Uruguayo de Complementación Económica canalizaba más del 90 % de ese
comercio. Asimismo, se triplicaron las importaciones de origen argentino, lle­
gando el Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica a ca­
nalizar hasta un 40 % de dicho flujo comerciar06.
En cuanto a su comercio con Brasil, Uruguay le vendía a este país por valor
de US$ 16 millones en 1.973 y a fines de los ochenta ya le exportaba más de
US$ 200 millones. El 80 % de este comercio era canalizado a través del Protoco­
lo de Expansión Comercial En el mismo período, las importaciones uruguayas
de origen brasileño se sextuplicaron40'.
Corresponde destacar que las concesiones Uruguay que Uruguay otorgó a
Brasil y Argentina fueron, básicamente, en productos no competitivos con la
producción nacional. Argentina y Brasil tendieron a abastecer a Uruguay de
materias primas originadas en la industria química, del caucho, del plástico y
de la siderurgia, así como de maquinaria y medios de transporte, desplazando
relativamente a otros proveedores extrarregionales408.

w- MagariÑOS, U ruguay en el M ercosur, p. 24-31.


™ Cahlevaro torres , op. c it, p. 54.
“ MagariÑOS, id., p.28-34.
STOLOVICH, op. cit., p. 147.
“ STOLOVICH, op. cit., p. 145.
STOLOVICH, id. ibíd.
m STOLOVICH, id., p. 148.
180 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

De esta manera, las relaciones comerciales internacionales del Uruguay co­


menzaron a redireccionarse hacia la subregión. Las exportaciones a Argentina
que representaban apenas el 1-2 % del total de las ventas externas de Uruguay
en vísperas del Convemo^Argentino-Uruguayo de Complementación Económica,
pasaron a representar entre el 8-10 % a fines de los ochenta. Las exportaciones
a Brasil evolucionaron desde un 5 % hasta un 16-17 % en un período similar,
incluyendo años en que Brasil llegó a comprar la cuarta parte de las ventas
uruguayas al exterior. Este proceso de redireccionamiento se intensificó duran-
te la década de los ochenta, llegando las importaciones uruguayas de productos
provenientes de Brasil y Argentina a'representar más del 40 % del total de las
cómpras externas (cuando eran un 25 % antes de la vigencia de los acuerdos)4"9.
Para algunos autores, este redireccionamiento de las corrientes comerciales
no significó ninguna modificación sustancial en el patrón de especialización
productiva. La producción habría, simplemente, obtenido un mercado subregio­
nal ampliado, en el cual la protección habría sido tanto o más alta que para el
mercado local. Para otros, en cambio, se habría producido una reestructuración
de la organización de las empresas locales, adecuándolas a competir con las
empresas argentinas y brasileñas. En ciertos sectores, además, la exportación a
la.subregión habría sido una primera etapa, continuada con el ingreso regular y
creciente a otros mercados en donde las ventajas comerciales propias del Con­
venio Argentino-Uruguayo de Complementación Económica y del Protocolo de
Expansión Comercial no operaban450.
En definitiva, todos están de acuerdo que los convenios bilaterales con Ar­
gentina y Brasil generaron la expansión del comercio subregíonal y produjeron
una nueva inserción el Uruguay en la división internacional del trabajo. Medios
de producción que antes se obtenían en los países desarrollados pasaron a ob­
tenerse en la subregión. A su vez, alimentos y materias primas de origen pri­
mario, que tradicionalmente se colocaban en los países desarrollados pasaron a
canalizarse - en una proporción creciente, aunque no dominante en los merca­
dos regionales. Ramos industriales orientados al. mercado interno se reconvir­
tieron en industrias de exportación. Especialmente se desarrollaron interco­
nexiones productivas de tipo industrial y el comercio intraindustriaPA

2. El Mercosur

;: En 1.990, con la asunción de nuevos gobiernos en la Argentina y en Brasil -que


adoptaron políticas fuertemente influidas por planteos neoliberales™ la orienta­
ción hacia la cooperación mediante la complementación md'ustríAl; se sustituyó
por una orientación que puso énfasis en la liberación de los flujos comerciales,
la atracción de inversiones extranjeras, la desregulación de la economía, las
STOU3MCH, íd., p. 146.
' l° STOLOVICII, id., p. 149.
“’: STOUmCH, id. ibíd..
Manua! de Derecho Comercial Uruguayo 181

privatizaciones, la reducción de la intervención económica del Estado. En el


marco de esta reorientación de la agenda bilateral argén tino-brasileña, ambos
países invitaron a Paraguay y a Uruguay a la formación del Mercosur412.

a. El Tratado de Asunción

El Tratado que crea el Mercado. Común del Sur (Mercosur) se denomina


Tratado de Asunción, según dispone su artículo 23. Fue suscrito por represen­
tantes de cuatro países, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay el 26 de marzo
de 1.991 y ha sido ratificado por sus gobiernos respectivos. De acuerdo a sus
términos entró en vigencia en noviembre de 1.991.
En el Mercosur, a diferencia de los procesos íntegracionistas anteriores, las
diferencias de tamaño y de situación de los países incorporados, fueron conside­
radas sólo respecto de las primeras etapas del proceso. Esto se explica por
haber sido Paraguay y Uruguay invitados a participar de este proceso, sin te­
ner oportunidades reales de negociar sus términos. Para Uruguay, al menos,
dada su gran dependencia comercial y económica con respecto a la región, pare­
cería no haber alternativas: integrarse o sufrir la pérdida potencial de un mer­
cado que se había conquistado trabajosamente a partir de la década del seten­
ta.

* ¿ Qué se acordó el Tratado de Asunción?

El Tratado de Asunción está compuesto por un texto principal y cinco


anexos. El texto principal está compuesto por un Preámbulo y seis capítulos.
En el Preámbulo se enumeran las partes intervinientes y se expresan los obje­
tivos y principios del Tratado. Los dos primeros capítulos se refieren a los pro­
pósitos, principios e instrumentos y a la estructura orgánica, respectivamen­
te413. Los otros cuatro capítulos contienen disposiciones generales.
Los anexos carecen hoy de interés, por cuanto han sido sustituidos por nor­
mas posteriores414. Tres de los anexos se referían al comercio intramercosur:
Programa de Liberación Comercial {Anexo I)415, Régimen General de Origen
'"i Stolovich, id., p. 150.
En los considerandos del Tratado, los Estados Partes establecieron la necesidad de la integra­
ción para acelerar el desarrollo económico con justicia social para los Estados Partes y para po­
sibilitar la inserción internacional de estos países, en función de la evolución de los aconteci­
mientos internacionales actuales en que se destaca la consolidación de grandes espacios econó­
micos. Se entendió que debía alcanzarse el más eficaz aprovechamiento de los recursos disponi­
bles, la preservación del medio ambiente, Ja coordinación de las políticas macroeconómicas y la
complementación de los diferentes sectores de la economía. Se hace mención a la necesidad de
promover el desarrollo científico y tecnológico y de modernizar las economías para ampliar la
oferta y calidad de los bienes y servicios disponibles.
1“ PÉREZ OtermíN, id. ibíd..
‘I1“ El Programa de Liberación Comercial se centró en un proceso de desgravaeión arancelaria
automática (ver Stolovich, op. cit, p. 151).
182 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

(Anexo II) y Cláusulas de Salvaguardia (Anexo IV). El tercer anexo establecía


un procedimiento para la solución de controversias456. El quinto anexo creaba
los Subgrupos de Trabajo del Grupo Mercado Común (G.M.C.).
El Anexo III del Tratado de Asunción preveía que, dentro de los ciento vein­
te días de la entrada en vigor del Tratado, el Grupo Mercado Común elevaría a
los Gobiernos de los Estados Partes, una propuesta de sistema de solución de
controversias para que rigiera durante el período de transición. En cumpli­
miento de lo pactado en el Anexo referido, e! Grupo Mercado Común elevó un
proyecto, que fue aprobado por el Consejo del Mercado Común a través de la
Decisión n° 1, del 17 .de diciembre de 1.991, en la ciudad de Brasilia, conocida
como “Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias”, El sistema de
solución de controversias contenido en el Protocolo de Brasilia sufrió algunas
modificaciones y algunos agregados en el Protocolo de Ouro Preto.
En cuanto a lo sustancial del acuerdo,, corresponde destacar que el Tratado
de Asunción es esencialmente programático. Se propuso como meta el estable­
cimiento de un mercado común, que para el 31 de diciembre de 1.994. Hasta esa
fecha exista un mercado común; pero también se establece que, desde la entra­
da en vigor del Tratado hasta la fecha límite establecida, ha de correr un perío­
do de transición (asilo llama el Tratado en el artículo 3), al que se le aplicarían
las condiciones siguientes..
De modo que para el período de transición se establecieron normas de apli­
cación inmediata que enunciaremos a continuación. Se estableció que, en forma
gradual, se efectuarían rebajas arancelarias progresivas, reales y automáticas
de modo de alcanzar un arancel cero al 31 de diciembre de 1.994. También, se
dispuso la eliminación de restricciones no arancelarias o medidas de efectos
equivalentes u otras restricciones al comercio,
Por otra parte, para el adecuado funcionamiento del Mercosur se dispuso
que debía establecerse un arancel externo común y una política común, de los
Estados Partes con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados y en
foros económico-comerciales regionales e internacionales.
Se estableció la necesidad de la coordinación de políticas macroeconómicas y
sectoriales entre los Estados Partes, determinando en qué sectores debía efec­
tuarse la coordinación: comercio exterior, agrícola, industrial, fiscal, monetario,
cambiario y de capitales, de servicios, aduanero, de transporte y comunicacio­
nes y otros que se acuerden, a fin de asegurar condiciones adecuadas de compe­
tencia entre los Estados Partes.
Finalmente, los Estados Partes asumieron el compromiso de armonizar sus
legislaciones en las áreas pertinentes para lograr el fortalecimiento de la inte-

Eí 29 de noviembre de 1.991, fecha en que se cumplieron los treinta días de efectuados los tres
depósitos de las ratificaciones exigidos por el artículo 19, junto con el Tratado de Asunción, en­
tró en vigor u n sistema de solución de controversias de aplicación inmediata.
Manual de Derecho Comercias Uruguayo 183

gración. En especial, en el artículo 4, se prevé que los Estados deben coordinar


sus políticas ,nacionales para .elaborar normas comunes sobre competencia co­
mercial. Está norma establece que los Estados deben aplicar sus legislaciones
comerciales para inhibir importaciones cuyos precios estén influidos por subsi­
dios, dumping o cualquier otra práctica desleal.

* Zona de libre comercio

Se la define como un área formada por dos o más países, en la que se han
suprimido recíprocamente las tarifas aduaneras, las restricciones cuantitativas
y las medidas de efecto equivalente41'. Se caracteriza por permitir dentro de su
ámbito geográfico la libre circulación de bienes. Los aranceles, a esos efectos,
deben llegar a cero. Deben desaparecer, asimismo, las restricciones no
aran celarias418. Frente a los productos provenientes de Estados tereeros, los
Estados Partes mantienen su propia tarifa aduanera418.
En esta etapa de la integración económica es necesario contar con norm as
de origen, a los efectos de asegurar que los bienes cuya circulación se libera
hayan sido producidos en los países que integran la zona y no productos impor­
tados de terceros países y reexportados dentro del Mercosur420. De lo contrario,
la importación de mercaderías provenientes de terceros países se efectuaría a
través de aquel Estado Parte cuyo arancel externo fuera más bajo para la mer­
cadería de que se trate y ésta luego podría circular libremente dentro de la zona
de libre comercio, burlando el arancel mayor establecido por el Estado de desti-
no421 *
La constitución de una zona de libre comercio se encuentra admitida por el
artículo 24 del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comer­
cio con dos condiciones: los productos que circulen libremente dentro de la zona
de libre comercio deben representar lo esencial del comercio recíproco y que la
liberación se realice en un plazo de tiempo razonable423.

b. Protocolo de Ouro P reto

Luego del proceso de transición recorrido entre 1.991 y 1.994 y de un intenso


proceso de negociaciones diplomáticas y técnicas, después de sortear numerosas
dificultades que parecieron hacer peligrar el futuro del Mercosur, los cuatro*86

117 OLIVAR J iménez , Integración en el Cono S u r - realidad y perspectivas, Cultura Vozes, v.


86, t. 89, n. 6, nov./die. 1.992., p. 63.
1114 Se consideran restricciones no arancelarias a cualquier medida de carácter adm inistrativo,
financiero, cambia rio o de cualquier otra naturaleza, mediante la cual un país impida o dificulte
el comercio recíproco (COMÍBEC., id., p. 15.).
m O livar J iménez , op. cit., p. 63.
"* Comisión S ectorial Paila E l Mercosur , id. ibíd..
1-‘ Abreu bonilla , op. cit., p. 12.
Tamanes, íd. ibíd.
184 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

países llegaron a un acuerdo que dejó establecidas las bases de la futura


unión'123. El Protocolo de Ouro Preto fue firmado en la VII Reunión del Conse­
jo del Mercado Común, el 17 de diciem bre de 1.994, en la Ciudad de Ouro
Preto. Consta de un Preámbulo - donde se confirma el Tratado de Asunción, se
restablecen los objetivos del Mercosur y se da acogida al principio de trata­
miento diferencial. En su parte principal, el Protocolo de Ouro Preto se refiere a
los aspectos institucionales454, a los aspectos normativos423 y, nuevamente, a la
solución de controversias.

Stolovich , op. c it, p. 151.


■ Interesa señalar lo establecido en el artículo 34 que dice así: “El Mercosur tendrá personalidad
jurídica de Derecho Internacional”. Como desarrollo de lo establecido en el artículo 34, el artícu»
io 35 dispone: “El Mercosur podrá, en el uso de sus atribuciones, practicar todos los actos nece­
sarios para la realización de sus objetivos, en especial con tratar, adquirir o enajenar bienes
muebles o inmuebles, comparecer en juicio, conservar fondos y hacer transferencias'’.
En ese Protocolo se dio la estructura orgánica del Mercosur, creando seis órganos: el Consejo
del Mercado Común (C.M.C.); el Grupo Mercado (G.M.C.); la Comisión de Comercio del Merco-
sur (C.C.M.); la Comisión Parlamentaria Conjunta (C.P.C.); el Foro Consultivo Económico-
Social (F.C.E.S.); la Secretaría Administrativa del Mercosur (S.A.M.).
El Protocolo asigna los cometidos de cada uno de ellos. El artículo 2 dispone que los tres prime­
ros tienen capacidad decisoria, de naturaleza intergubernamenta.l. Los demás tienen cometidos
consultivos.
Interesa señalar que el artículo 3 dispone: "El Consejo del Mercado Común es el órgano superior
del Mercosur al cual incumbe la conducción política del proceso de integración y la loma de de­
cisiones para asegurar el cumplimiento de los objetivos establecidos por el Tratado de Asunción
y para alcanzar la constitución final del mercado común”. También nos interesa el artículo 8,
apartados III y IV que le asignan como cometidos, entre otros: “111} ejercer la titularidad de la
personalidad jurídica del. Mercosur; IV) negociar y firmar acuerdos en nombre del Mercosur, con
terceros países, grupos de países y organismos internacionales. Dichas funciones podrán ser de­
legadas por mandato expreso ai Grupo Mercado Común en las condiciones establecidas en el inc.
Vil del artículo 14.”
El artículo 9 establece que las decisiones del Consejo del Mercado común son obligatorias para
los Estados partes.
El artículo 10 establece: "El C.M.C. es el órgano ejecutivo del Mercosur.”
El artículo 15 dispone: “El G.M.C. se pronunciará mediante resoluciones, las cuales serán obli­
gatorias para los Estados partes”.
n> Tiene interés el artículo 41 que establece cuáles son las fuentes jurídicas del Mercosur: “Las
fuentes jurídicas del Mercosur son: I) el Tratado de Asunción, sus protocolos y los instrumentos
"} adicionales y complementarios; II) los acuerdos celebrados en el mareo del Tratado de Asunción
f y sus protocolos; III) las decisiones C.M.C., las resoluciones del G.M.C. y las directivas C.C.M.,
v adoptadas desde la entrada en vigor dei Tratado de Asunción”.
y Aclaramos que las decisiones o resoluciones deben ser incorporadas al ordenamiento jurídico
- nacional, según establece el artículo 38 y el 40. El artículo 38 dispone: "Los Estados partes se
comprometen a adoptar todas las medidas necesarias para asegurar, en sus respectivos territo­
rios. el cumplimiento de las normas emanadas de los órganos del Mercosur previstos en el artí­
culo 2 de este Protocolo. .
P arágrafo único. Los Estados parles informarán a la S.A.M. las medidas adoptadas para este
fin ”
Complementando ese texto, el artículo 42 agrega: “Las normas emanadas de ¡os árganos del
Mercosur previstos en el artículo 2 de este Protocolo tendrán carácter obligatorio, y cuando sea
necesario, deberán ser incorporadas a los ordenamientos jurídicos nacionales mediante los pro­
cedimientos previstos por la legislación de cada país”- El artículo 40, en los incisos b y c de ese
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 185

* ¿ Qué se acordó el Protocolo de Ouro Preto?

A pesar de ser el principal objetivo establecido por el Tratado de Asunción,


el Protocolo de Ouro Preto no creó un mercado común456. En virtud de este últi­
mo acuerdo, a partir del Io de enero de 1.995, el Mercosur comenzó a funcionar,
desde un punto de vista, como una unión aduanera imperfecta42' y, desde otro
punto de vista, como una zona de libre comercio imperfecta*23. Las “imperfeccio­
nes” referidas se deberán corregir en virtud del establecimiento de un régimen
de adecuación y de una lista de excepciones.
El régimen de adecuación y las listas de excepciones1deben irse reduciendo
en forma automática y lineal. El perfeccionamiento de la unión aduanera, de
acuerdo con lo negociado en el Mercosur, se producirá el Io de enero del año
2.006. Argentina, Brasil y Uruguay, podrán mantener un máximo de 300 ítem
arancelarios de la nomenclatura común del. Mercosur, hasta el Io de enero del
artículo establece: “... b) Cuando todas los Estados partes hubieran informado la incorporación
a sus respectivas ordenamientos jurídicos internos, la S.A.M. comunicará el hecho a cada Estado
parte, c) Las normas entrarán en vigor simultáneamente en los Estados portes 30 días después
de la fecha de comunicación efectuada por la S.A.M., en los términos del literal anterior. Con ese
objetivo, los Estados partes, dentro del plazo mencionado, darán publicidad del inicio de la vi­
gencia de las referidas normas, por intermedio de sus respectivos diarios oficiales".
De manera que, con este Protocolo, aún no se ha llegado a formar una organización para llegar
a un Derecho Comunitario.
JJ° El mercado común le agrega a la unión aduanera, la libre circulación de los factores de produc­
ción (capital y trabajo), la libre circulación de servicios, la existencia de una política comercial
externa común, la coordinación de las políticas macroeconómícas y sectoriales, y la armoniza­
ción de las legislaciones nacionales.
Hi' La unión aduanera agrega al contenido propio de una zona de libre comercio {eliminación de
trabas arancelarias y para-arancelarias al comercio recíproco), la existencia de un arancel ex­
terno común frente a terceros países. El arancel exterior común es el sistema por el cual se cla­
sifica e identifica a todo el universo de mercancías, en función del impuesto que pagarán al in­
gresar a la unión aduanera. La existencia de un arancel exterior común no significa que haya
un único arancel para todos los bienes que ingresan a la unión aduanera. Cabe advertir, asi­
mismo, que la existencia de un arancel exterior común tampoco implica que éste deba llegar a
0. En el Mercosur., los impuestos a las importaciones que conforman el arancel exterior común,
oscilan entre el 0 % y el 20 % (salvo las excepciones previstas). Los bienes de capital (maquina­
rias) tienen un arancel exterior común del 14 % y los bienes de informática y telecomunicacio­
nes tienen un arancel exterior común del 16 %. Argentina y Brasil deben converger en estos
porcentajes arancelarios, en forma lineal y automática, respecto de los bienes de capital, el Iode
enero del año 2.001; Paraguay y Uruguay se han comprometido a converger el 1®de enero del
año 2.006. Respectos de los bienes relacionados a la informática y a Jas telecomunicaciones, la
convergencia, también lineal y automática, deberá ser alcanzada por los cuatro países al l®de
enero del año 2.006. Ver COMISiÓH SECTORIAL P ara E l MERCOSUR, id., p. 28/29.
^ Una zona de libre comercio se caracteriza por permitir dentro de su ámbito geográfico la libre
circulación de bienes. Los aranceles, a esos efectos, deben llegar a cero. Deben desaparecer,
asimismo, las restricciones no arancelarias. En esta etapa de la integración económica es nece­
sario contar con normas de origen, a los efectos de asegurar que los bienes cuya circulación se
libera hayan sido producidos en los países que integran la zona y no productos importados de
terceros países y reexportados dentro del Mercosur. Respecto de la zona de libre comercio, se ha
convenido un “régimen de adecuación”, por el cual algunos productos en el comercio entre los
cuatro países continuarán pagando aranceles por un tiempo.
186 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

año 2.001. Paraguay podrá mantener un máximo de 399 ítem arancelarios has­
ta el año 2.006429.
Asimismo, Uruguay logró el mantenimiento provisorio del Protocolo de Ex­
pansión Comercial y del Convenio Ajrgentino-Uruguayo de Complementación
Económica. Los productos uruguayos incluidos en estos convenios bilaterales
mantendrán sus condiciones de acceso a los mercados brasileño y argentino
hasta el año 2.001. Esto significa el requisito de 50 % de componentes naciona­
les {siendo 60 % en el caso general del Mercosur) y el beneficio de la admisión
temporaria para el ingreso de insumos. La lista de productos incluidos se redu­
cirá en forma gradual, lineal y automática hasta quedar en cero en el año
2 .001430.
A pesar de todas estas excepciones, la etapa de integración señalada por el
Protocolo de Ouro Preto significó un cambio drástico en las relaciones comercia­
les uruguayas con sus vednos. En primer lugar, Uruguay pudo ahora acceder a
ios mercados de Argentina y de Brasil - y también Paraguay - con arancel cero
en todos los rubros del universo arancelario, sin limitaciones cuantitativas de
cupos. En segundo lugar, las preferencias bilaterales de que gozaba Uruguay
en los mercados argentino y brasileño se cuatrilateralizaron, equiparándose las
condiciones de concurrencia. En tercer lugar, el mercado uruguayo se abrió, en
todos sus rubros, para los productores argentinos, brasileños y paraguayos431.

* Unión aduanera

La unión aduanera consiste en el establecimiento de un arancel común fren­


te a .terceros, también denominada arancel exterior común (A.E.C,)45*’. Ha
sido definida como el sistema por el cual se clasifica e identifica a todo el uni­
verso de mercancías, en función del impuesto que pagarán al ingresar a la
unión aduanera435.
La unión aduanera agrega al contenido propio de una zona de libre comercio
(eliminación de trabas arancelarias y para-arancelarías al comercio recíproco),
la existencia de un arancel externo común frente a terceros países4”4. Signifi­
ca que un producto originario de un país tercero recibirá el mismo tratamiento
arancelario en cualquiera de las fronteras de los Países Miembros435. Los países

Ver C omisión S ectorial Para E l Mercosur , íd., p. 28.


Stolovich , op. c it, p, 152.
Antes del Mercosur, Uruguay sólo había realizado concesiones a sus vecinos, respecto d e bienes
que no eran competitivos con la producción nacional (v e r S t o l o v ic h , íd-, p. 153).
TAMANES, op. cit., p. 21.
Comisión Sectorial Para E l M ercosur , íd., p. 28.
Comisión Sectorlal Para E l Mercosur , íd., p. 9.
O livar J iménez , op. cit., p. 64.
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 187

pueden, incluso, llegar a establecer una aduana común encargada de recaudar


los fondos y distribuirlos entre los Estados Partes406.
Advertimos que ia existencia de un arancel exterior común no significa
que haya un único arancel para todos los bienes que ingresan a la unión
aduanera. Cabe advertir, asimismo, que la existencia de un Arancel Exterior
Común tampoco im plica que éste deba llegar a 0.
El artículo 24 del Acuerdo General sobre Aranceles A duaneros y
Comercio establece también una limitación a este respecto: el Arancel Exte­
rior Común no podrá instituir un arancel promedio más elevado que el existen­
te antes de la constitución de la unión aduanera437. Dicho de otra forma, los
derechos aduaneros que se apliquen en el momento en que se establezca la
unión no deberán ser, en su conjunto, de una incidencia general más elevada
con respecto al comercio con terceros países. Tampoco las demás reglamenta­
ciones comerciales podrán ser más rigurosas que los derechos y reglamentacio­
nes comerciales vigentes en ios Estados miembros de la unión antes del esta­
blecimiento de ésta438*.
Las partes contratantes del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio en el marco de la Ronda Uruguay introdujeron algunas modificacio­
nes a las normas que rigen los procesos de integración económica. Se estableció
que aún cuando la protección arancelaria promedio respecto de terceros países
sea menor que la existente con anterioridad al establecimiento de la unión
aduanera, sus integrantes están obligados a com pensar los perjuicios
causados a terceros a partir de una consideración del arancel línea por lí-
nea .
Desde el Io de enero de 1.995, el Mereosur se encuentra parcialmente en es­
ta etapa. Los Estados Partes del Mereosur negociaron lo que se llamó Régimen
de Adecuación, por el cual algunos productos en el comercio entre los cuatro
países, por un tiempo, continuarían pagando aranceles. Asimismo, existen Lis­
tas de Excepciones al arancel externo común para un grupo de productos de­
terminados. Dicho de otra forma, existen productos que, aunque im porta­
dos de la zona extra-M ercosur, p o r un tiempo pagarán un arancel dis­
tinto al com ún440*. Hoy, en el Mereosur, los impuestos a las importaciones que
conforman el Arancel Exterior Común, oscilan entre el 0 % y el 20 % (salvo las
excepciones previstas)445.

A bkeu Bonilla , op, cit., p. 14.


T amanes, op.-cít., p. 21.,
ABÍtEU BONILLA, op. cit., p. 12.
BaLDINELLí , A rtic u la c ió n y c o n v e rg e n c ia d e los esq u em as su b re g io n a le s y b ila te r a le s
d e in te g r a c ió n e n e l m a rc o d e la ALADI, p. 22.
Comisión S ectorial P ara E l Merlos ur , op. cit,, p. 9.
Los bienes de capital (m aquinarias) tienen un arancel exterior común del 14 % y los bienes de
inform ática y telecomunicaciones tienen un arancel exterior común del 16 %. Argentina y B ra­
sil deben converger en estos porcentajes arancelarios, en forma lineal y automática, respecto de
188 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

El Mercosur ha alcanzado las etapas de zona de libre comercio y de unión


aduanera, pero en forma imperfecta. Respecto de la zona de libre comercio, se
ha convenido un “régimen de adecuación”, por el cual algunos productos en
el comercio entre los cuatro países continuarán pagando aranceles por un tiem­
po. Respecto de la unión aduanera se acordó la. existencia de “listas de excep­
ciones al Arancel Exterior Común”, para un grupo específico de productos442.
El régimen de adecuación y las listas de excepciones443deben irse reduciendo
en forma automática y lineal, El perfeccionamiento de la unión aduanera,
de acuerdo con lo negociado en el Mercosur., se producirá el 1° de enero del
año 2.006444.

* Mercado común

El mercado común es una unión aduanera que ha adoptado medidas adicio­


nales para garantizar la libre circulación de los factores de producción
{capital y trabajo) entre los países miembros441. Los pilares del mercado común
son las llamadas libertades fundamentales: la libre circulación de mercaderías,
de personas, de capitales y la libre prestación de servicios446. El mercado común
le agrega a la etapa anterior, la libre circulación de los factores de pro­
ducción (capital y trabajo), la libre circulación de servicios, la existencia
de una política comercial externa común44', la coordinación de las polí­
ticas macroeconómicas y sectoriales, y la armonización de las legisla­
ciones nacionales. La doctrina considera imprescindible, asimismo, la consti­
tución de órganos supranacionales dotados de competencias autónomas448.*1

los bienes de capital, el 1" de enero del año 2.001; Paraguay y Uruguay se han comprometido a
converger el I ode enero de i año 2.006. Respectos de los bienes relacionados a la informática y a
las telecomunicaciones, la convergencia, también lineal y automática, deberá ser alcanzada por
los cuatro países al I o de enero del año 2.006. Ver COMISIÓN SECTORIAL PARA E l MERCOSUR,
■id., p. 28/29.
11i Comisión S ectorial P ara E l Mercosur, íd., p. 9.
Argentina, Brasil y Uruguay, podran m antener un máximo de 300 ítem arancelarios de la
nomenclatura común del Mercosur., hasta el Io de enero del año 2-001. Paraguay podrá man te-
; ner un máximo de 399 ítem arancelarios hasta el año 2.006. Ver COMISIÓN SECTORIAL PARA E l
MERCOSUR, íd., p. 28.
Comisión S ectorial Para E l Mercosur, íd., p. 9.
11’ L ipsey apud Zelada CaStedO, Derecho d e la Integración Económica Regional, Instituto
para la Integración de América Latina, p. 6.
areeu Bonilla , op. cit., p. M,
Cna política comercial esterna común consiste en el conjunto de accionas; tendientes a influir
sobre ias corrientes dé comercio entre el mercado común y ¡os demás países. Estas acciones
pueden suponer el establecimiento de mecanismos conjuntos contra las prácticas desleales de
comercio, el establecimiento de medidas no arancelarias respecto de terceros países o de detrac­
ciones o impuestos a las exportaciones, así como la negociación de acuerdos comerciales con
otros países o grupos de países. Ver COMISIÓN SECTORIAL PARA E l MERCOSUR, id., p. 29/30.
" s Olivar J iménez , op. cit., p. 64.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 189

El Tratado de Asunción establecía muy claramente la voluntad de los Esta­


dos Partes de constituir un mercado común, que debería haber estado confor­
mado al 31 de diciembre de .1.994 (art. 1). El Protocolo de Ouro Preto m an­
tiene dicho objetivo pero, en cambio, no establece una fecha para alean-
zarlo .

Conclusiones

Desde el punto de vista económico, puede considerarse al Mercosur como


un proceso de integración, en tanto tiene ctímo objetivo la eliminación de los
obstáculos a su comercio recíproco y en tanto ya ha logrado convertirse en una
unión aduanera imperfecta. Desde el punto de vista jurídico, sin embar­
go, todavía no existe un verdadero Derecho Comunitario del Mercosur'130. Por
oposición, el Protocolo de Ouro Preto se encargó de establecer expresamente la
necesidad de incorporar las normas Mercosur a los respectivos Derechos na­
cionales y de sustituir la aplicabilidad inmediata por un sistema que sólo ga­
rantiza la aplicabilidad simultánea.
En la oportunidad de negociar el contenido del Protocolo de Ouro Preto,
Brasil argumentó que, de acuerdo a su texto constitucional, le era imposible
acep tar la aplicabilidad inm ediata y la eficacia directa de las normas
que componen el ordenamiento jurídico del Mercosur. Argentina, pese a contar
con un texto constitucional que la habilitaría a admitir la aplicabilidad inme­
diata y la eficacia directa, mantuvo también una posición contraria. Paraguay,
mantuvo una actitud prescinden!©. Corresponde, sin embargo, destacar los
esfuerzos realizados por la delegación uruguaya en favor de establecer reglas
que determinasen la eficacia directa y la aplicabilidad inmediata451.
No lo hemos analizado aquí, pero esta conclusión se ve reforzada por la au­
sencia de una solución constitucional expresa, tanto en el Derecho brasi­
leño como en el uruguayo, respecto de la supremacía de las normas que compo­
nen el ordenamiento jurídico del Mercosur sobre el Derecho interno de los Es­
tados miembros452. En el mismo sentido, se agrega la carencia de un tribunal
de justicia para el Mercosur453. En estos terrenos, la idea parece ser la de “an-*

"s PÉREZ OTERMIN, op. cit, p. 73/74.


>r" De acuerdo con PÉREZ OTERMIN, quien sostiene que la aplicabilidad inmediata y la eficacia
directa es de la esencia del Derecho Comunitario, por ser la única forma que garante la igual-
dad de derechos de los países miembros y, fundamentalmente, porque da seguridad al inversor
extranjero (Pérez OTERMIN, id., p. 102). Contra E kmEXMÍAN quien, a pesar de admitir las difi­
cultades que enfrenta la generación de Derecho Comunitario, considera que la actividad C.M.C.
y del G.M.C. ha ido generando un conjunto de reglamentos que “de algún modo son” Derecho
Comunitario (EKMEBJIAN, op. cit., p. 361/362).
GamIO, O rd en am ien to ju r íd ic o d el M erco su r, p. 81; P érez OTERMIN, id., p. 101,
** Gamio, id. ihíd.
La posición uruguaya a este respecto es ampliamente favorable a la constitución de un tribunal
de justicia permanente, de modo de garantizar plenamente el cumplimiento de las normas que
190 Nuri E. Rodríguez Oiivefa - Carlos E. López Rodríguez

dar con pies de plomo”. Brasil ha dejado entrever, repetidas veces, que no acep­
ta la idea de encaminar eí Mercosur hacia una organización institucional como
la de la Unión Europea. “No tiene sentido para Brasil, que tiene él 75 % del co­
mercio y del producto bruto del Mercosur., resolver abdicar de su soberanía en
función de una burocracia internacional”, dijo a Gazeta Mercantil el canciller
brasileño LAMPREIA454.

IIL Organism os internacionales para la cooperación e integración

A continuación, mencionaremos otros organismos internacionales que im­


portan desde el punto de vista comercial, en los que Uruguay participa.

A. Corporación F inanciera In tern acion al y Banco Interam ericano de


D esarrollo

Uruguay integra la Corporación Financiera Internacional (C.F.I.). Por Ley


14.546 se aprobó el Convenio Constitutivo suscrito en Washington en 1.956.
El objeto de esa corporación, es la promoción del desarrollo de empresas
privadas de los países miembros, complementando actividad del Banco In­
ternacional de Reconstrucción y Fomento. Son miembros de la C.F.I., los
miembros del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento que se ad­
hieran. Entre las normas del convenio se establece que la corporación puede
financiar o invertir en empresas privadas pero en el segundo caso, no asu­
mirá responsabilidad por la administración de la empresa ni ejercerá dere­
cho de voto.
Uruguay integra, también, el Banco Interamericano de Desarrollo constitui­
do por un Convenio internacional, del cual son accionistas los países miem­
bros455.

constituyen ei ordenamiento jurídico del Mercosur., su aplicación integral en los órdenes nacio­
nales y la legalidad del Derecho derivado (PÉREZ OTER.MIN, op. cit., p. 112).
Gazeta Mercantil apud búsqueda , Los buenos, los malos y ios tontos, B ú sq u ed a, 16 de
enero de 1.997, p. 27.
*” Por Ley 14.472 se aprobaron las modificaciones al Convenio original. En la Carta, se establece
que: “Los Estados miembros, reconociendo la estrecha dependencia que hay entre el comercio ex­
terior y el desarrollo económico y social, deben realizar esfuerzos individuales y colectivos con el
fin de conseguir: la reducción o eliminación, por parte de los países importadores de barreras
arancelarias y no arancelarias que afectan a las exportaciones de los miembros de la organiza­
ción, salvo cuando dichas barreras se apliquen para diversificar la estructura económica, acele­
rar el desarrollo de los Estados miembros menos desarrollados e intensificar su proceso de inte­
gración económica o cuando se relacionen con la seguridad nacional o las necesidades del equi­
librio económico.
También se procura conseguir la diversificación de las exportaciones y ampliación de las opor­
tunidades para exportar productos manufacturados y setnintanufacturados de países en desa-
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 191

B. O rganización de Estados Am ericanos

Uruguay integra también la Organización de Estados Americanos (O.E.A.).


La Organización de Estados Americanos se creó en Bogotá en 1.948 y la Carta
de la Organización se modificó por Protocolo de Reformas de Buenos Aires sus­
crito en 1,967. Los fines de esta organización son, entre otros, aunar esfuerzos
para el desarrollo económico, dinámico y armónico del continente con unaserie
de propósitos concretos, entre otros: modernización de la vida rural y reformas
que conduzcan a regímenes equitativos y eficaces de tenencia de la tierra, di­
versificación de la producción y mejores sistemas para la industrialización y
comercialización de productos agrícolas y fortalecimiento y ampliación de los
medios para alcanzar estos fines, industrialización acelerada y diversificada,
especialmente de bienes de capital e intermedios; expansión y diversificación de
las exportaciones.

C. Acuerdos regionales y convenios bilaterales


Además de los organismos referidos, existen otros que interesan directa­
mente al Uruguay, como el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca
del Plata (Fonplata). Dentro de esta línea, también interesa la creación de la
Organización Latinoamericana de Energía (Olade) al cual Uruguay adhiere con
el fin de integración, protección racional, aprovechamiento y comercialización,
de recursos energéticos de la región (Decreto Ley 14.272),
Los convenios bilaterales celebrados por nuestro país son múltiples. Avía de
ejemplo, podemos citar con países americanos. El Convenio de Cooperación
Económica Uruguay-Argentina (Decreto Ley 14.674). Los Convenios con Brasil,
sobre comercio (Decreto Ley 14.449) sobre cooperación científica y técnica (De­
creto Ley 14.45.0) sobre transporte fluvial y terrestre (Decreto Ley 14.551) y
sobre transporte marítimo (Decreto Ley 14.552). Con Paraguay se celebró un
Convenio de Intercambio comercial, complementación industrial e inversiones
(Decreto Ley 14.535) y un Convenio sobre cooperación educacional, científica,
tecnológica y cultural (Decreto Ley 14.475). También, hemos aprobado los Con­
venios de cooperación científica y tecnológica con Bolivia (Decreto Ley 14.750) y
con Chile (decretos leyes 14,507 y 14.509).
Con otros países, también hemos celebrado convenios bilaterales. Por ejem­
plo, en materia de telecomunicaciones y de cooperación científica y tecnológica
con España (decretos leyes 14.705 y 14.751). Existe un convenio comercial entre
Uruguay y Egipto (Decreto Ley 14.807). Por Ley 15.718, se aprobó un convenio
entre Uruguay y la Unión Soviética sobre suministro de maquinarias y equipos.
En fin, también existen acuerdos con la Unión Europea.

rrotto, mediante la promoción y el fortalecimiento de las instituciones y acuerdos nacionales y


multinacionales establecidos para estos fines”.
192 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Existen acuerdos o convenios que tienen que ver con la comercialización de


un determinado bien (ej. Convenio Internacional del Azúcar, aprobado por
UNCTAD, Decreto Ley 15.436, o con ciertas actividades o explotaciones de in­
terés general, como el celebrado entre Uruguay y Organismo Internacional de
Energía Atómica, aprobado por Decreto Ley 14.541).
Con Venezuela se celebró un acuerdo de cooperación en materia de preven­
ción, control y represión del tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psico-
trópicas, aprobado por Ley 16.965. Existen acuerdos similares con otros países.

Consideración final sobre el Derecho Comercial en nuestro país

■ Nos encontramos con un Código de Comercio que data de 1.865 y a partir de


allí con una cantidad de nonnas dispersas sobre distintas materias. Algunas
leyes han derogado capítulos importantes del viejo Código de Comercio.
Coexisten normas de más de 130 años con normas reguladoras de negocios o
instrumentos modernos, sin la debida adecuación. Se mantiene un Código de
Comercio, que cuando regula el transporte se refiere a los troperos o arrieros.
En algunos casos se realizan ajustes. Así, en materia de contabilidad mer­
cantil, el Código regulaba la existencia de libros forrados, encuadernados y
foliados que se escrituraban a mano o a los cuales se traspasaban estados con­
tables pasados a máquina con cintas copiadoras. Las normas siguen en el Códi­
go, pero por la Ley de Sociedades se habilitó a utilizar los medios técnicos dis­
ponibles en reemplazo o complemento de los libros obligatorios (art. 91) y se
han dictado leyes y decretos que autorizan a llevar la contabilidad en hojas
sueltas según se analiza en el tercer tomo de este volumen.
Se dictaron leyes como la reciente de Registros Públicos en que no se procu­
ró su debida armonización con las normas del Código de Comercio referentes al
estatuto del comerciante. En otros casos se dictaron nuevas leyes, como la de
mercado de valores, sin adoptar las fórmulas más modernas existentes en otros
países e incurriendo en imprevisiones.
Se; hace necesaria una sistematización que permita superar el desorden le­
gislativo actual y superar las obsolescencias que frecuentemente hemos de en­
contrar en textos vigentes, que hemos de considerar en nuestro curso. Hemos
de advertir con frecuencia la inadaptación de nuestros textos a las nuevas rea­
lidades y fenómenos de la actualidad.
SEGUNDA PARTE:
ACTOS DE COMERCIO

En el Código de Comercio uruguayo no existe una definición de acto de co­


mercio. En lugar de ello, el Código de Comercio enumera aquéllos que considera
deben ser reputados como actos de comercio (capítulo primero).
Como habrá de verse, la enumeración que realiza nuestro Código carece de
un factor común (capítulo segundo). A lo sumo, podremos intentar clasificar los
actos enumerados, en la forma que se verá (capítulo tercero).
El artículo 7 contiene la enunciación de actos de comercio. Ella se hace con
múltiples fines. Para que se determine qué actividades serán las que confieren
la calidad de comerciante y para establecer qué actos o negocios quedan some­
tidos a la Ley comercial y a la jurisdicción comercial, existente a la fecha de
sanción del Código.
Así resulta del contexto legal. En efecto, en nuestro Código, el artículo 1 de­
fine al comerciante, por la realización de actos de comercio, en forma habitual y
profesional. El artículo 5 establece que quienes son comerciantes están sujetos
a la jurisdicción y legislación comercial. El artículo 6 agrega que quien verifica
accidentalmente algún acto de comercio no es comerciante, pero está sujeto á
leyes y jurisdicción del comercio. Luego, el artículo 7 enuncia actos que se cali­
fican como comerciales y ello sirve para integrar la interpretación del artículo
1, para determinar el ámbito de aplicación de las leyes comerciales y para fijar
la competencia de los tribunales comerciales, cuando éstos existían.
Ello se corresponde con la fuente de este artículo en el Código de Comercio
francés cuyo artículo 631 establece la competencia de los tribunales de comercio
y señala que son competentes para conocer en lo relativo a los actos de comercio
entre todas las personas. Luego, en los artículos 632 y 633 se efectúa un enun­
ciado de actos.{le comercio, precisamente a los efectos de establecer el alcance
de la competencia de esos tribunales.
En resumen: importa saber si un determinado acto reviste naturaleza civil o
comercial, para poder establecer si se le aplicará el Código Civil o el Código de
Comercio y la demás legislación comercial. El acto que la Ley califica como co-
194 Nuri E. Rodríguez Olivera * Carlos E. López Rodríguez

mercial, será siempre comercial y regido, por la Ley Comercial, sea quien, fuere
quien lo realiza. Un civil puede realizar actos comerciales y estará sujeto, en­
tonces, a la Legislación Comercial, sin haberse convertido en comerciante (art.
6 C.Com.}.
En función de la determinación dél acto de comercio, se llega a la definición
del comerciante. En efecto, es comerciante quien realiza habitualmente los ac­
tos de comercio enunciados en el artículo 7, haciendo de ello su profesión habi­
tual43*. También, la caracterización de una sociedad como comercial se hace, en
principio, en función de la actividad que constituye su objeto. Aunque, también,
la Ley 16.060 comercializa a las sociedades cualquiera sea su objeto cuando
adoptan un tipo de los previstos.
En algunos países, las cuestiones comerciales se dilucidan ante tribunales
especiales o jueces de comercio. En nuestro país, a partir del Código de Organi­
zación de los Tribunales (1.934) se suprimió la judicatura comercial. Los mis­
mos jueces entienden en contiendas civiles y comerciales.

Debe cumplirse, además, con otros requisitos exigidos por el articulo 1 del Código de Comercio.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 195

Capítulo Primero
DETERMINACIÓN LEGAL DE LOS
ACTOS DE COMERCIO

Nuestro Código de Comercio no define el acto de comercio. Se limita a hacer


una enumeración en el artículo 7, que contiene ocho numerales. Con ello, se
adopta el.temperamento seguido, en general, por las legislaciones modernas40'.
Desde el punto de vista jurídico, son actos de comercio aquéllos que la Ley
declara tales. También, se consideran mercantiles los contratos regulados en el
Código de Comercio, a pesar de no haber sido incluidos en el artículo 7.

Sección Primera
A cto s d e C o m e r c io I n c l u id o s e n e l A r t íc u l o 7 d e l C ó d ig o C o m e r c ia l

El análisis de los diversos numerales del artículo 7 nos va a permitir tener


una visión casi general de todo el Derecho Comercial. Dicho examen será breve
pues cada acto de comercio será objeto de un examen más extenso en ocasión
del estudio de otros temas.

Subsección P rim era: Com praventa Com ercial

En el primer numeral del artículo 7 se incluye como acto de comercio: “TWa


compra de una cosa para revenderla o alquilar el uso de ella, bien sea en el
mismo estado en que se compró, o después dé darle otra forma de mayor o. menor
valor (arts. 515 y 516)”.
El Código de Comercio utiliza, en este artículo 7, la expresión “compra”. En
otros textos del mismo Código se utiliza la expresión “venta”. El Título IV se
denomina “De tas compras y las ventas”. Nos llama la atención esta terminolo­
gía pues compra y venta son dos aspectos de un solo negocio jurídico que se
denomina compraventa. La compraventa es un negocio jurídico único. Es un
solo contrato donde el vendedor vende y, simultáneamente, el comprador com­
pra una cosa. Los textos en que se utilizan las expresiones, compra o venta, son
equívocas; sólo el artículo 514 es el que adopta el buen criterio.
Se sostiene que la Ley no debe definir, máxime cuando se trata de nociones como la de acto de
comercio, respecto a la cual existen tantas dificultades para la creación de un concepto científico
unitario. Por otra parte, la función de la Ley no es formular teorías sino regular relaciones de la
vida práctica.
196 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

I. Notas distintivas de la compraventa comercial

La compraventa, como contrato, está a la vez regulada en el Código de Co-


mercio y en el Código Civil. Es decir, que hay compraventa civil y compraventa
comercial. Lo que distingue la compraventa comercial de la civil no son aspec­
tos fundamentales de ambos contratos sino notas accesorias.
El Código Civil define a la compraventa, en el artículo 1.661: “la compraven­
ta:.es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra a
pagarla en dinero” En similares términos lo define el artículo 513 del Código
de Comercio. Luego, cada Código disciplina el contrato existiendo pocas dife­
rencias en su tratamiento jurídico, que estudiaremos más adelante. La existen­
cia, de esas pocas diferencias hace necesario determinar cuando estamos ante
una compraventa civil o comercial.
Bor otra parte, de la realización habitual y profesional de compraventas co­
merciales, puede derivar la calidad de comerciante.
Las notas que caracterizan la compraventa comercial son sólo dos.

A. Objeto mueble

La compraventa comercial sólo puede recaer sobre bienes muebles. Así surge
de los artículos 515 y 516, numeral 1. La compraventa civil puede tener por
objeto bienes muebles o inmuebles.
En otros términos, la compraventa de inmuebles será siempre civil. Los bie­
nes muebles pueden ser objeto de compraventa civil o comercial.

B. Intención de revender o a lq u ila r el uso

La intención de revender o alquilar el uso de la cosa que se compra. Esta no­


ta resulta del artículo 7, numeral 1, artículo 513 y artículo 516, numeral 2. Este
elemento intencional, es el que permite distinguir la compraventa comercial de
bienes muebles, de la civil.
VEn la compraventa comercial, no se compra para el propio consumo, sino
para poner la cosa que se compra en circulación. Constituye el acto de co­
mercio típico, ya que responde exactamente al concepto económico de comer­
ció.

C. Precisiones sobre el elemento intencional

La comercialidad de la compraventa está determinada por la intención de


revender o alquilar la cosa que se compra, bien sea en el mismo estado que se
compró o después de darlo otra forma de mayor o menor valor (art. 7, n. 1).
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 197

1. Oportunidad en que debe considerarse la intención

La Intención debe ser, contemporánea al negocio. Guando se compra, en ese


mismo instante, se debe tener la intención especial. Por ejemplo, si una persona
compra un libro para venderlo, la compraventa es comercial; si lo compra para
leerlo, la compraventa es civil. Si compra un libro para estudiar y, luego que lo
ha utilizado, lo vende, aquella compraventa primera sigue siendo civil, ya que
no tuvo intención de venderlo en el momento en que se adquirió; el propósito de
vender surgió en un momento posterior.
La intención es un elemento subjetivo. Para determinar que una compra­
venta es comercial habrá que probar su existencia. Advertimos que ello apareja
las consiguientes dificultades probatorias, dado ese carácter, subjetivo. Para su
prueba podrá utilizarse indicios presuncionales, como por ejemplo, eí número
de unidades que se adquieren. Si un estudiante compra diez Códigos de Comer­
cio, se puede presumir que los adquiere con la intención de revender ya que no
necesita tal número para su liso personal. Otra presunción que puede auxiliar,
es la establecida en el artículo 5, inciso 2, del Código de Comercio. Allí se esta­
blece que se presumen comerciales los actos de los comerciantes. Si un comer­
ciante, en el ramo de tienda, compra telas, se presume que las compra con in­
tención de revender. Con la norma citada, se facilita la prueba del elemento
subjetivo.

2. Transformación de la cosa com prada

Los artículos 7 y 515 prevén que la cosa comprada pueda ser objeto de trans­
formación. El artículo 7 dice "... bien sea en el mismo estado que se compró, o
después de darle otra forma de mayor o menor valor”. El artículo 515, por su
parte, establece: "... bien sea en la misma forma que se compraron o en otra
diferente”.
La transformación no es un elemento que integre y tipifique la compraventa.
Puede o no existir, es indiferente; lo que interesa para la calificación de mer­
cantil, es la intención de reventa o de alquiler. La previsión legal tiene la única
finalidad de advertir que la transformación del objeto comprado es indiferente
para la comercialidad del acto. De manera que si la cosa que se compra es
transformada, no obstante esa transformación, igualmente será comercial la
compraventa^8. Ubi lex non distinguit nec nos distinguere debemus.
En la generalidad de los casos, el comentario anterior basta para esclarecer
el alcance de la norma. Así, por ejemplo, cuando se compra una pieza de tela
para revenderla en cortes de dos o tres metros cada uno o después de dibujarle
unos estampados, esa compraventa sigue siendo comercial. Si se compra una
tela lisa para revender después de dibujarle unos estampados, esa compra será

1,15 MEZZERA ÁLVAREZ, Curso de Derecho Comercial, 1.1, p. 69.


198 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

comercial, ya que la transformación operada es indiferente, basta con que en la


Compra prime la intención de reventa. Existen, sin embargo, algunos casos en
que la doctrina ha planteado ciertas dudas, que se analizarán a continuación.

а. C om praventa efectu ada p o r a rtista s

El escultor que compra mármol para esculpir una estatua y venderla o el


pintor que compra tela y pinturas para lograr un cuadro o el escritor o composi­
tor que compra papel y tinta para escribir un cuento o una partitura, ¿celebran
compras comerciales? No, pues el trabajo artístico absorbe los demás aspectos.
El artista no tiene intención de intermediar en el cambio de los bienes, sino que
en él prima la intención creativa.

б. C om praventa efectu ada p o r el titu la r de una em presa de


fábrica

Se ha sostenido que el numeral 1 del artículo 7 sólo se refiere al acto aislado


de comercio, no correspondiendo su asimilación a la actividad continuada y
organizada de producción de artículos manufacturados, que quedaría encua­
drada, en la referencia del numeral 4 a la empresa de fábrica4"3. En esta posi­
ción, cuando se adquiere una cosa que servirá de materia para una fabricación,
no sq puede decir que estemos ante una compraventa mercantil por aplicación
del artículo 7, numeral 1, pues la intención en la compra no es la venta sinola
producción de otro bien. Esa compraventa será comercial , porque el articuló 7,
numeral 4, dispone que se reputa acto de comercio a la empresa de fábrica. De
acuerdo con una de las interpretaciones que se ha dado a este texto, todas las
operaciones concernientes a la empresa o actividad de fábrica serían comercia­
les.
En la fábrica hay producción de un bien nuevo, sin que interese el origen de
las materias utilizadas en esa producción. No tiene relevancia, para atribuir
comercialidad a la empresa de fábrica, el título en virtud del cual se adquiere la
materia prima utilizada. El legislador ha centrado su atención en cosas distin­
tas. En la compraventa, interesa la cosa que se compra; esa cosa es el centro de
la negociación. En la fabricación, la cosa es un simple accesorio de la actividad
principal: producción.
En contra de esta posición, se ha considerado que cuando la Ley hace refe­
rencia ai estado de la cosa adquirida como posiblemente diversa en el momento
de su enajenación, se está previendo la industrialización de los bienes adquiri­
dos^. Agregamos que no existe nada en el numeral 1 del artículo 7, que nos
autorice a limitar su alcance a los actos aislados de compraventa. Por otra par-
Me ZZERAÁLVAHEZ, ÍCi. íbid..
Rippe KaíSEII, Bug.-U.LO Montano, LongONE & MÍLLER, In stitu c io n es de D erecho Comer­
cial Uruguayo, p- 39.
Manuaí de Derecho Comercial Uruguayo 199

te, no concordamos con la opinión que sustenta que todo acto que realice la em­
presa de fábrica hay a sido mercantilízado por el numeral 4.
Consecuentemente, consideramos que las compraventas de materias primas
que realiza un fabricante, no son mercantiles en virtud de lo dispuesto en el
numeral 4 del artículo 7. Su naturaleza mercantil deriva, en todo caso, del nu­
meral 1. Cabe advertir, sin embargo, que si las materias primas son frutos de
las cosechas o ganados, adquiridos directamente de los labradores o hacenda­
dos, la compraventa no se considera mercantil, en virtud de lo dispuesto,.por. el
artículo 516 del Código de Comercio.

c. C om praventas efectuadas p o r artesanos

También, ofrece dudas el caso de la compraventa de materias primas que


realiza el artesano, para luego transformar en mercaderías que vende al públi­
co. ¿Podemos asimilar el artesano al artista y considerar que la finalidad crea­
tiva predomina sobre la intención de revender? ¿Debemos asimilar el artesano
al fabricante? Para intentar responder a estas preguntas comenzaremos por
definir lo que se considera como “artesano”

* Concepto de artesano
El artesano es quien, dotado de cierta habilidad manual, produce bienes,
transformando cosas. Se trata de un pequeño productor independiente, que
compra materiales, los transforma y los vende461. Como ejemplos de artesanos,
podemos citar al sastre o la modista que transforma una tela en un traje y al
zapatero que, con cuero y suela, produce zapatos. Fuera de casos claros como
los del ejemplo, la realidad ofrece matices muy variados que hacen difícil en­
contrar un criterio distintivo seguro46'. Procuremos, entonces, distinguirlo de
sujetos que se le asemejan.
La labor artesanal no se identifica con la empresa de fábrica. :La fábrica su­
pone la utilización de medios mecánicos y el artesano trabaja manualniente o
con simples herramientas. El artesano trabaja él, personalmente, en la produc­
ción de un producto elaborado, por regla general, con una organización muy
simple y con ayuda de muy pocas personas463.
Tampoco se debe confundir al artesano con un obrero o trabajador. Este se
encuentra sujeto a dependencia y, por lo tanto, al Derecho Laboral. El artesano,
en. cambio, trabaja en forma independiente, sin subordinación a un patrón464.*

w Mezzehaálvarez, op. cit., p. 69.


“ Mezzera Álvarez, id. ibíd..
Mezzera ÁLVAREZ, íd., p. 70.
** Mezzera álvarez, íd., p. 69/70.
20Q . Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

* Sobre la comercialidad de las compraventas realiza­


das por artesanos
Suscita dudas 3a determinación dei carácter comercial o civil de la compra­
venta realizada por artesanos, de la materia prima que utilizará en su obra.
En principio, esta compraventa parece encuadrarse perfectamente en lo dis­
puesto por el numeral 1 del artículo 7 del Código de Comercio. En efecto, en el
momento que el artesano compra la materia prima, tiene la intención de reven­
derla, luego de darle otra forma de mayor valor. La transformación de la mate­
ria prima no es una finalidad en sí misma para el artesano sino un medio de
valorizarla para poder venderla, más tarde, a un mayor precio.
Sin embargo, según otra posición, en la calificación de la compraventa de
materias primas por parte del artesano, debe primar la consideración del ele­
mento intencional, que consiste en desplegar una determinada actividad perso­
nal productiva de nuevos bienes. El artesano no compra con la intención de
revender sino con la intención de crear un producto artesanal. La intención de
producir es primordial y privaría del rasgo de comercialidad a su compra de
materia prima.
Deberá, eso sí, distinguirse el caso en que el artesano utilice como materias
primas, cosechas o ganados adquiridos, directamente, a los hacendados o la­
bradores, en cuyo caso, por disposición del artículo 516 del Código de Comercio,
la compraventa no se considera mercantil.

* Artesano que trabaja por encargo


El artesano, en algunos casos, puede actuar por encargo. Dicha hipótesis se
encuentra expresamente prevista en el Código de Comercio en sede de arren­
damientos, en una norma de difícil interpretación463. El artículo 590 dice así: “Si
se da a una el encargo de hacer una obra, puede convenirse que pondrá sólo su
industria, o que suministrará también los materiales. En el primer caso hay
simplemente arrendamiento de obras. En el segundo hay a la vez venta y arren­
damiento; y el contrato que podría algunas veces no ser comercial, considerado
como arrendamiento, viene a serlo considerado como venta”.
Si.los materiales fueron suministrados por quien encarga la obra, se trata de
un simple arrendamiento de obra. Por lo tanto, la mercantilidad del arrenda-
miento de obra dependerá de consideraciones que analizamos al estudiar el
contrato de arrendamiento comercial.

El artículo 500 tiene, además, la particularidad de que hoy no se encuentra en otros códigos.
Fue tomado del proyecto de Código Civil de At'EVEDO y de un párrafo de la obra de MasSÉ.
Cuando la reforma del Código de Comercio argentino, en 1.890, fue eliminado de dicho texto,
quedando únicamente en nuestro Código (Mezzera ÁLYaííEZ, op. cit,, p. 70).
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 201

Ahora bien, el texto transcripto se coloca en la hipótesis de que, al encargar


una obra, se haya convenido que el artesano ponga los materiales. En ese caso,
el legislador advierte que estamos ante una forma contractual compleja, que
reviste, a la vez, la naturaleza de arrendamiento y de compraventa. En efecto,
la entrega que. el artesano hace de la obra realizada con materia prima adqui­
rida por él, puede ser considerada como una compraventa. En ese caso, enton­
ces, el Código establece que el negocio, que podría no ser comercial consideran­
do el arrendamiento, sí lo es como compraventa.
Esto es: en el caso que el artesano suministre los materiales para ejecutar la
obra encargada, la compraventa réalizadaa quien hizo el encargo será comer­
cial. Es decir que el artesano estará realizando un acto de comercio. En defini­
tiva. el Código agrega una nueva hipótesis de compraventa comercial: la venta
que realiza el artesano de la obra realizada por encargo.
Si el artesano produce para el mercado, sin previa contratación de su traba­
jo, no se le aplica el artículo 590. Sus compraventas de materias primas serán
de naturaleza civil o comercial, según la posición que se prefiera adoptar, según
analizamos en el literal anterior. La comercialidad de la compraventa que el
artesano realiza de la obra transformada, dependerá de la intención del com­
prador, según establece el numeral 1 del artículo 7.

II. Compraventas reputadas no com erciales

El artículo 516 del Código establece que algunas compraventas no son co­
merciales. El enunciado de la norma es de fácil comprensión. Haremos breves
comentarios de sus distintos numerales.

A. Compraventas consideradas desde el pu n to de vista del compra­


dor

Para determinar cuáles compraventas no deben ser consideradas comercia­


les, el legislador tomó, en algunos casos, el punto de vista del comprador y, en
otros, el punto de vista del vendedor. Comenzaremos por el análisis de las pri­
meras.

1. Compras de bienes raíces y muebles accesorios

El numeral 1 dice así: "Las compras de bienes raíces y muebles accesorios.


Sin embargos serán comerciales las compras de cosas accesorias a.1 comercio,
para prepararlo o facilitarlo, aunque sean accesorias a un bien raíz”. Se excluye
del Derecho Comercial las negociaciones sobre bienes inmuebles e inmuebles
por accesión.
202 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E, López Rodríguez

En el segundo inciso de este numeral, se establece una doble excepción a las


regías antes establecidas. Dispone la norma que son comerciales, las compras
de cosas accesorias al comercio, para prepararlo o facilitarlo. En consecuencia,
habrá compraventa comercial no sólo cuando existe intención de revender o
alquilar sino, también, cuando se dé la intención distinta de preparar o facilitar
un comercio. Por ejemplo, la compra de estanterías, mostradores o espejos, para
instalar una tienda, son compraventas comerciales.
De acuerdo al inciso en estudio, será igualmente comercial, la compraventa que
recaiga sobre bienes inmuebles por accesión, si se da simultáneamente la intención
de preparar o facilitar un comercio. Por ejemplo, la compra de prensas, calderas o
máquinas, adherentes al suelo (art. 465 C.C.) será mercantil, puesto que se adquie­
ren para instalar una empresa de fábrica, que se reputa comercial,

2. Compras de objetos destinados al consum o

El artículo 516, numeral 2, dice así: “Las de objetos destinados al consumo


del comprador o de la persona por cuyo encargo se haga la adquisición”. Este
numeral, como el anterior, se refiere a. “compras". No es comercial la compra­
venta de bienes destinados al consumo. En esto, la norma concuerda totalmente
con el: régimen general analizado. El consumo es la etapa final del ciclo econó­
mico y queda fuera de la intermediación mercantil.

B. Com praventas consideradas desde el p u n to de vista del vendedor

Consideradas desde el punto de vista del vendedor, el legislador previo la hipó­


tesis de que se trate de un labrador o hacendado que vende sus cosechas o ganados,
las ventas de efectos percibidos como renta o a título remuneratorio o gratuito y la
reventa del excedente de los acopios que se habían realizado para el consumo.

1. Ventas de cosechas y ganados

El artículo 516, numeral 3, dice así: “Las ventas que hacen los labradores y
hacendados de los frutos de sus cosechas y ganados”. En este numeral ya no se
habla de compras sino de ventas. En este caso, también estamos dentro del
régimen general. Los negocios celebrados por productores están fuera del co­
mercio. El comercio se mueve, según se analizó, entre producción y consumo;
pero ni aquélla ni éste son comerciales.

2, Ventas de los frutos o efectos percibidos a título rem uneratorio


o gratuito

El artículo 516, numeral 4, dice así: “Las que hacen los propietarios y cual­
quier clase de persona de los frutos o efectos que perciban por razón de renta,
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 203

dotación, salario, emolumento u otro cualquier título remuneratorio o gratuito”


En este numerai.se. encara otra hipótesis de venta. Estas ventas no son comer­
ciales porque nó haá sido precedidas de una compra comercial, es decir que no
obedecen a una finalidad de intermediación entre producción y consumo. Así
por ejemplo, si en pago de honorarios, un profesional recibe mercaderías y luego
las vende, esa venta no es comercial puesto que no es consecuencia ni encuadra
dentro de una actividad comercial. Si una persona recibe mercaderías por do­
nación y luego las vende, esa venta tampoco es comercial ya que no obedecerá
una actividad de intermediación.

3. R eventa de acopios realizados para el consumo particular

De acuerdo con el artículo 516, numeral 5, las ventas no son comerciales


como en el caso anterior, porque no están precedidas de una compra comercial.
Dice así:
“La reventa que hace cualquier persona del resto de los acopios
que hizo para su consumo particular.
Sin embargo, si fuere mayor cantidad la que venden que la que
hubiesen consumido, se presume que obraron en la compra con
ánimo de vender y se reputan mercantiles la compra y la venta”.
La salvedad del segundo inciso introduce una presunción. Si una persona
compró para consumir pero revende más de lo que consumió se presume que,,
cuando compró, lo hizo con el fin de revender. La intención no fue contemporá­
nea a la compra pero la Ley presume que lo fue. Luego, la Ley establece que es
comercial tanto la compra anterior como la reventa efectuada.

III. Situaciones esp eciales

Existen algunos casos en que la comercialidad de la compraventa es dudosa.


Referiremos los siguientes.

A. R eventa o arren dam ien to p o sterio r a la com pra m ercantil

Nos preguntamos si es comercial la reventa o el arrendamiento que sigue a


la compraventa comercial.

1. C om ercialidad de la reventa

Si se compra para revender y, luego, efectivamente se revende, ¿es comercial


esa reventa? Desde el punto de vista económico es comercial, puesto que la re­
venta es la culminación dél proceso económico de intermediación iniciado con la
compra. Desde el punto de vista jurídico, el Código de Comercio no establece
204 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E López Rodríguez

claramente una solución pero ella se deduce de la interpretación de los textos


legales que regulan este contrato.
a) Los partidarios de atribuir comercialidád a la reventa posterior, se fun­
damentan en una interpretación a contrario sensu de lo dispuesto por los nu­
merales 3, 4 y 5, del artículo 516. Estos numerales se refieren a ventas que se
reputan civiles.
En los numerales 3 y 4 se reputan civiles, ventas que no responden a una
función o actividad de intermediación: ventas que han sido precedidas de proce­
sos de producción o de actos gratuitos o de negocios distintos a una compraven­
ta, como arrendamiento de cosas o servicios (rentas o salarios). Si tales ventas
nó son comerciales es porque sí lo son las ventas precedidas de compraventas
comerciales, en que se venden bienes adquiridos con intención de revender.
En el numeral 5, se establece que no es comercial la reventa de quien com­
pró para consumir. Debe entenderse que la reventa de quien compró para re­
vender sí lo es (art. 516, n. 5). Si la reventa de quien compró para consumir,
cuando se vende más de lo. que se consume, es comercial, con mayor razón lo
será la reventa de quien compró para revender (art. 516, n. 5).
b) En otra postura, puede entenderse que si la reventa se hace a un consu­
midor, no estaremos ante un acto comercial por lo dispuesto en el artículo 516,
numeral 2. Estaremos ante un acto mixto o ante un acto civil. Las elaboracio­
nes doctrinarías sobre esa cuestión se analizarán más adelante.
En esta posición, la única reventa que debería considerarse mercantil sería
aquella en la que el comprador tenga la intención de, a su vez, revender o
arrendar el objeto que se adquiere (art. 7, n. 1). La Ley 17.250 considera a la
venta al consumidor como una relación de consumo (art. 4), a la que.se le debe­
ría aplicar, en lo no previsto por la propia Ley 17.250, las disposiciones del Có­
digo Civil (art. 1).

2. Comercialidad del arrendamiento posterior

En él artículo 7 no se incluye, entre los actos de comercio, el arrendamiento;


pero el Código reglamenta, entre otros contratos, el arrendamiento. De manera
que existe un arrendamiento comercial.
El Código de Comercio define, en el artículo 578, el arrendamiento comercial
de cosas. Tal como surge del texto para que exista arrendamiento de cosa co­
mercial, éste debe recaer sobre bienes muebles. El arrendamiento de inmuebles
será siempre civil; pero también puede haber arrendamiento dé muebles civil y,
entonces, ¿cómo distinguir el arrendamiento de muebles comercial del civil? La
solución debe buscarse en el contexto. Parecería que el criterio debe ser preci­
samente, el del acto que precedió ese arrendamiento. Si hubo una compra con
intención de arrendar, el arrendamiento será comercial.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 205

B. Negocios sim ilares a la com praventa

Existen dos contratos que presentan gran similitud con el negocio de com­
praventa descrito en el numeral 1 del artículo 7, que merecen un análisis parti­
cular: la permuta y el arrendamiento para arrendar.

1. Permuta

La adquisición de un bien por permuta con la intención de revender o alqui­


lar su uso ¿es civil o comercial? No es la hipótesis prevista en el artículo 7, nu­
meral 1, que sólo se refiere a la compra.
El Código de Comercio en los artículos 572 y siguientes reglamenta la per­
muta pero sin establecer cuáles son sus caracteres distintivos de la permuta
civil. El artículo 572 dice que comprende dos verdaderas ventas y el artículo
577 dispone que todas las reglas prescritas para las ventas se aplican a las
permutas. Con el juego de estas normas diremos que se aplican al contrato de
permuta las reglas que confieran o nieguen comercialidad a la venta. En conse­
cuencia, la permuta de un bien por otro que se adquiere para revender o alqui­
lar su uso, será comercial.

2. Arrendamiento para arrendar

El artículo 7, numeral 1, establece la comercialidad de la compra para luego


alquilar la cosa comprada, ¿y si no se compra ese bien, sino que se alquila para
volver a alquilar?. Podría entenderse que ese arrendamiento es comercial dada
su analogía con la hipótesis del artículo 7.

C. Acto mixto o unilater'atmente com ercial

Buena parte de la doctrina comercialista considera que una relación jurídica


podría ser considerada como acto de comercio, si la apreciamos exclusivamente
desde la perspectiva de una de las partes, o como acto civil, si la apreciamos
desde la perspectiva de la otra. Se ha dicho que el acto mixto es comercial res­
pecto de quién practica la intermediación y civil respecto de quien oferta o de-
manda'1®. Esta relación jurídica bifronte se suscitaría en varias hipótesis.

1. ¿Cuáles son los actos considerados m ixtos por la doctrina?

El Código de Comercio establece, claramente, que la venta que hacen los la­
bradores de sus cosechas no se considera mercantil. Preguntamos ¿pero si
quien compra al labrador lo hace con intención de revender? El labrador vende
y una persona le compra, para vender a su vez. Por el artículo 516 esa venta no
SlBURU, C om entario del Código de Comercio Argentino, t. il, p. 63.
206 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

sería mercantil; pero por los artículos 7, 513 y 515, la compra sería comercial.
El mismo acto sería, entonces, un acto mixto, a la vez comercial y civil Sería
civil para el labrador que vende y sería comercial para quien compra.
Lo mismo sucede respecto a la compra de objetos destinados al consumo.
Quien revendió al consumidor, realiza un acto complementario al proceso de
intermediación, de acuerdo a lo antes expuesto, y habría celebrado un acto co­
mercial La doctrina considera que estaríamos, nuevamente, ante un acto mix­
to, pues la compraventa sería civil para el consumidor y comercial para quien
revendió.
La doctrina caliñca los actos mencionados como actos mixtos o uniíateral-
mente comerciales, porque tienen carácter comercial para una sola de las par­
tes que en ellos intervienen. Revestirían carácter comercial para uno de los
sujetos que lo celebran.y civil para el otro.

a. Indiferencia de la c a lid a d d el sujeto que realiza el acto

Adviértase que al determinar cuando un acto es mixto, no influye de manera


alguna la calidad de comerciante o civil de quien lo celebra. Es irrelevante que
quien participa en ese acto sea comerciante. Daremos ejemplos relacionados
con la compraventa, pero .atendiendo a los sujetos. Pueden darse los siguientes
casos de actos mixtos. Entre un comerciante y un civil: un comerciante vende
una mercadería a un civil que la compra para su consumo. Entre un comercian­
te y un civil: el comerciante compra cosechas al labrador. Entre comerciantes:
un Comerciante compra a otro un automóvil para paseo. El comerciante que lo
vende está dedicado a la compraventa de automóviles. Entre civiles: un civil
compra una cosa para revender a otro civil.

b. Actos p a sib les de ser calificados como mixtos

En nuestro concepto, esta posibilidad de que el acto sea comercial para uno
de los contratantes y civil para el otro, en nuestro Derecho, se da sólo en el caso
de la compraventa. Al estudiar el artículo 7, ya analizamos coordinadamente
los artículos 7 y 516 que permiten ese desdoblamiento. Con respecto a los de­
más actos reputados comerciales, la Ley no autoriza este tipo de discriminación
entre las obligaciones de cada parte contratante. No hay ningún precepto que
desmercantilice algunos de esos actos respecto a una de las partes de la rela­
ción creada.
En consecuencia, las operaciones de cambio y banco, las letras de cambio y
el contrato de seguro, son siempre comerciales para todos los que intervienen o
participan en ellas. El civil que celebra cualquiera de esos actos, se somete al
régimen jurídico que los regula, esto es, al Código de Comercio y a la Ley co­
mercial. No puede decirse, a su respecto, que. el negocio puede ser civil para un
contratante o comercial para otro. Es comercial para los dos contratantes por­
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 207

que la Ley así lo ha impuesto"6'. El civil que participa en uno de esos contratos,
estará celebrando un acto aislado de comercio y se le aplicará, entonces, el artí­
culo 6 del Códigb de Comercio. No adquiere calidad de comerciante, pero el acíd;
se rige por el Código de Comercio. En cambio, quien hace una profesión de estos
actos, adquiere la calidad de comerciante y se convierte en banquero, cambista-'
o asegurador.
Pongamos ejemplos. El contrato de seguro es comercial para el asegurado .y
el asegurador; el civil que asegura su casa contra incendio celebra un acto de
comercio, sometido a la Ley comercial; quien hace su profesión de la contrata­
ción de seguros, será comerciante, cumpliendo con disposiciones del artículo 1;
pero el contrato de seguro es comercial para ambas partes. El mandato es co­
mercial cuando se encarga la realización de actos mercantiles; será comercial
para mandante y mandatario, aun cuando el mandatario sea un civil. El prés­
tamo es comercial cuando, al menos, quien recibe lo prestado es comerciante y
lo hace con destino a operaciones de su tráfico; si el prestamista es civil, de
igual modo, el contrato celebrado es comercial; el civil que acuerda prestar en
las condiciones del artículo 700 del Código de Comercio, se está sometiendo a la
disciplina del Derecho Comercial. Quien contrata un préstamo con un banco,
aunque requiera el dinero para afectarlo a un negocio civil, está celebrando un
acto de comercio. Esta operación no encaja en el artículo 700 del Código de Co­
mercio pero sí se encuadra en el artículo 7, numeral 2. Esto es, se trata de una
operación de banco y el préstamo bancario es comercial sea cual fuere la profe­
sión del prestatario o el destino del préstamo. Es operación comercial para las
dos puntas del contrato: para el banquero y para el prestatario porque la Ley
no autoriza discriminaciones como las permitidas a texto expreso para la com­
praventa.
En algún fallo nacional se entendió que existía un acto mixto en el caso de
un contrato de construcción de un inmueble por un particular y una sociedad
comercial. Sobre este fallo, queremos señalar que no incide en la calificación
respecto de la comercialidad de un acto, la circunstancia de que uno de los suje­
tos sea civil y otro comerciante. Los actos de comercio pueden celebrarse entré;
dos comerciantes, dos civiles o un civil y un comerciante. Lo mismo sucede con
los actos civiles. En nuestro Derecho, la comercialidad no depende de los sujetos
que intervienen sino del acto que se realiza46®. En una confusión similar incurre

Bolaffio , op. cit., p. 245.


Sí debate en cuanto al contrato de construcción, en nuestro Derecho, se centró en determinar su
naturaleza comercial o civil. Quienes sustentan la comercialidad de este contrato, hacen pesar a
su favor que el artículo 7, en su numeral 4, reputa comercial a la empresa de fábrica. Se ha en­
tendido que la construcción queda incluida dentro del concepto de fábrica, lo cual permitiría ex­
tender la aplicación del Derecho Comercial al contrato de arrendamiento respectivo. En segun­
do lugar, se señala lo dispuesto por el artículo 590: “S i se d a a u n a e l e n ca rg o d e h a c er u n a o b ra ,
p u e d e c o n v e n ir se q u e p o n d r á só lo su in d u s tr ia , o q u e s u m in is tr a r á ta m b ié n lo s m a te ria le s . E n el
p r im e r ca sa h a y s im p le m e n te a r r e n d a m ie n to d e obras. E n e l s e g u n d o h a y a la v ez v e n ta y a r r e n ­
d a m ie n to ;, y el c o n tra to q u e p o d r ía a lg u n a s veces no ser c o m ercia l, c o n sid e r a d o co m o a r re n d ó -
208 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Siburu, cuando plantea que el transporte de un objeto sería acto de comercio


sólo respecto del empresario de transporte, teniendo naturaleza civil para la
persona no comerciante que contrata este servicio*69.

2. Problemática planteada por los actos mixtos y las soluciones


propuestas por el Derecho extranjero y la doctrina

El problema planteado por los actos mixtos es determinar cuál es la legisla­


ción aplicable para regularlos: la Ley civil o la Ley comercial. Algunas legisla­
ciones han previsto una solución expresa.
f El Código de Comercio italiano de 1.882 disponía que si un acto era eomer-
;;cial; para sólo una de las partes, todos los contratantes quedaban sujetos a la
Ley comercial (art. 54). Igual solución da el Código de Comercio alemán de
1..897. El Código de Comercio argentino (con reformas de 1.890), el de Bolivia
(art; 29) y el de Colombia (art. 22), también, disponen la aplicación de la ley
comercial al.acto mixto.
; En Francia, como en Uruguay, el problema no tiene solución legal; por ello,
nos podemos servir de la doctrina elaborada en ese país al respecto. Asimismo,
hemos de citar opiniones doctrinarias de autores de otros países.

a. El acto mixto corno fuente de obligaciones comerciales y


civiles

Ripert y HAMEL & LAGARDE, consideran que a la parte desde cuyo punto de
vista la relación el civil, se le debe aplicar el Derecho Civil y a la parte desde
cuyo punto de vista la relación el comercial, se le debe aplicar el Derecho Co­
mercial. Entonces, de un único contrato nacerán obligaciones comerciales para
quien ese acto es comercial y obligaciones civiles para quien ese acto es civil.
Esta segunda solución parecería ser una solución equitativa. Si una persona
cumple un acto civil, es justo que se le aplique la Ley civil y si cumple un acto
comercial, lo es que se le someta a la Ley comercial.
Así, por ejemplo, tintándose de una compraventa, es diferente el Derecho
Civil y el Comercial en materia de mora. No hay dificultad en aplicar a cada
parte el régimen legal que le corresponda. Si incumple el contrato el vendedor,

miento, viene a serlo considerado como venía”. De modo que si el constructor suministra los ma­
teriales, el Código somete al contrato al régimen mercantil. ...... .
S án c h ez F dktans , sin embargó, sostiene que el contrato dé construcdóri no es comercial. Ar­
gumenta que construir no es fabricar. En el caso de la construcción de edificios u otras obras, el
producto de su actividad se adhiere a un inmueble y se transforma en un bien de esa misma na­
turaleza. La diferencia entre una fábrica y una empresa de construcción es la diferencia de la
naturaleza del producto: mueble o inmueble. Respecto del artículo 590 del Código de Comercio,
SÁNCHEZ F on TANS considera que se refiere a locación de obra sobre cosas muebles.
"J9 Siburu, op. cit, p. 62.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 209

para quien la venta es comercial, se le aplica la disciplina del Derecho Comer­


cial; si incurre en incumplimiento el comprador, para quien la venta es civil, se
le aplica el Derecho Civil,
Hay casos en que esta tesitura resulta impracticable. Por ejemplo, para la
hipótesis que se convino que el precio de una compraventa sea fijado por un
tercero, el Código Civil y el Código de Comercio tienen normas opuestas. En
efecto, para el Código Civil, si el tercero no fija el precio, no habrá venta; para
el Código de Comercio, el precio se fijará por arbitradores. A este caso no le
podríamos aplicar este criterio doctrinario, dadas las soluciones radicalmente
opuestas en ambos Derechos.
Hamel & Lagarde, para los casos en que es imposible aplicar ese criterio, como
el contrato de préstamo (en el Derecho francés), sostienen que se debe aplicar la
Ley del deudor. Si para el deudor el contrato es civil, se aplica el Derecho Civil.

b. 7’esís que sustentan la necesidad de a plicar un solo Derecho

Algunos autores han observado la conveniencia de aplicar un solo Derecho al


acto mixto. La concordancia entre estos cesa a la hora de establecer cuál es el
Derecho que debe, aplicársele y en función de qué criterio.

* Determ inación del Derecho aplicable en función de


lapersona demandada
THAL.LEB considera que al acto mixto se le deberá aplicar el Derecho Comer­
cial o el Civil, según sea su naturaleza según el punto de vista del demandado.
Si es demandada la persona para quien el acto es civil, el juicio debe regirse por
el Derecho Civil; si es demandada la persona para quien el acto es comercial, el
juicio debe regirse por la Ley comercial. Este era el criterio seguido por el anti­
guo Código de Comercio italiano (art. 91).
Se formulan críticas a esta tesis. Por un lado, se ha dicho que la Ley aplica­
ble resulta incierta, puesto que depende de la posición de las partes en un de­
terminado proceso4'5. No es razonable dejar librada la aplicación de la Ley al
hecho eventual de quien sea demandado primero. Por otro lado, no se propor­
ciona una solución a la hipótesis en que no hay litigio y las partes quieren ajus­
tarse a Derecho.

, v * Criterio que impone la aplicación del Derecho Civil


en todos los casos
Obarrio y HUEBRA, sostienen la aplicación a las dos partes del Derecho Ci­
vil, sea quien fuere del demandado, por entender que el Derecho Comercial es

Siburu, íd., p. 63.


210 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

excepcional con respecto al Derecho Civil. El acto mixto debe ser regido en su
totalidad por el Derecho Civil pues lo contrario sería dar preferencia a lo excep­
cional sobre lo común y el comerciante tendría un privilegio sobre los no comer­
ciantes que son la gran mayoría de los miembros de la sociedad.

* Criterio que im pone la aplicación deí Derecho Co­


m ercial en todos los casos
MEZZERA ÁLVAREZ, en tono condicional, señala la posibilidad de extender el
Derecho Comercial a la totalidad del acto o contrato calificado como mixto. Ar­
gumenta que, habiendo creado el legislador una normativa especial para la
actividad comercial, bastaría que un acto tuviese carácter comercial, aunque
fuera para una de las partes, para que todos los que en él intervengan deban
someterse a la Ley mercantil. Si un civil se introduce en una negociación que es
mercantil para la otra parte, acepta el imperio de la Ley comercial471.
Otro argumento que se propone para sustentar esta posición es que el Dere­
cho Comercial es el que avanza más rápidamente y, por lo tanto, tiene solucio­
nes más adecuadas. Este argumento es criticado, pues no puede establecerse de
antemano que un Derecho sea más justo o conveniente que otro.
En la opinión de SiBURU, esta opción sería la que mejor atiende los intereses
del comercio, que considera de orden público y, por ende, prevalente sobre los
intereses privados4'2.
Según R ippe Kaiser , B ugallo M ontano , L ongone & M iller , esta sería,
también, la posición más aceptada. Agregan el argumento de que el artículo 6
del Código de Comercio impone la aplicación de la legislación mercantil a quien
realiza accidentalmente un acto de comercio4'3.

3. Doctrina que sustenta la inexistencia de actos m ixtos

La doctrina que sustenta la inexistencia de actos mixtos parte de algunas


precisiones previas. En primer lugar, corresponde recordar que, al menos en
nuestro Derecho, la posibilidad de que el acto sea comercial para uno de los
contratantes y civil para el otro, se da sólo en el caso de la compraventa. En
consecuencia, las operaciones de cambio y banco, las letras de cambio y el con­
trato de seguro, son siempre comerciales para todos los que intervienen o parti­
cipan en ellas.
En segundo lugar, se destaca que no hay dos actos jurídicos diferentes de­
nominados “compra" uno y “venta" el otro. Existe un único acto jurídico deno-1

111 M e z z e r a ÁLVAREZ, op. c it„ p, 96.


" " SIBUKU, op. cit,, p. 64,
R ippe Kaiser , bucallo Montano , lonüone & M iller , op. c it, p. 39.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 211

minado “compraventa”. Recordemos la crítica que ya hicimos a las expresiones


equívocas del codificador. La..compraventa es un único contrato.
Sobre la base de esta precisión -que no existe compra y venta como actos se­
parados sino una única relación de compraventa- el numeral 1 del artículo 7
debería leerse así: “La Ley reputa actos de comercio en general: 1. Toda com­
praventa de una cosa..." El numeral 2 del artículo 516 debería leerse: “No se
consideran mercantiles: ... 2. Las compraventas de objetos destinados al consu­
mo...”. El numeral 3 del artículo 516 debería leerse: “Las compraventas que.r
hacen los labradores...”.
Aclarado que nos encontramos frente a un mismo acto, corresponde descar­
tar la posibilidad de que sea comercial y civil a la vez. Esto, además de no resis­
tir un mínimo examen desde el punto de vista de la lógica, obliga a un esfuerzo
de interpretación que -según acabamos de exponer- no conduce a ningún resul­
tado satisfactorio. Por lo tanto, en lo que pretendidamente se ve un acto mixto,
debe resolverse si es, en definitiva, comercial o civil.
En tercer lugar, el numeral 1 del artículo 7 y los numerales 2 y 3 del artículo
516, han sido vistos por la doctrina como normas contradictorias. Entendemos
que no es así. Como en muchos otros casos, el Código de Comercio comenzó por
exponer en el numeral 1 del artículo 7 lo que entendió debía ser el principio
general en la materia: la compraventa es mercantil cuando quien compra lo
hace con el ánimo de revender o alquilar el uso del objeto comprado. Luego, en
el artículo 516, establece las excepciones a este principio. Entonces, manifiesta
en su numeral 1 que, a pesar de que la intención del comprador pueda ser la
reventa o el arrendamiento posterior, la compraventa de inmuebles no es mer­
cantil. Asimismo, en el numeral 2 se expresa que la compraventa de mercade­
rías tampoco será mercantil cuando quien compra lo hace con la intención de
consumir. Igualmente, el artículo 516, en su numeral 2, establece que en la
compraventa que hacen los labradores es irrelevante la intención de reventa de
quien compra y, en todos los casos, deberá considerarse como no mercantil.
En definitiva, a las compraventas referidas en los numerales 2 y 3 del artL
culo 516 debe aplicárseles el Derecho Civil por una razón muy sencilla: así lo
dice el acápite del artículo 516. Esto es, dicho acápite dice: “No se consideran
mercantiles”. No siendo mercantiles, no queda otra opción que considerarlas
civiles’'1’.
E n este sentido, GaRRIGUES sostiene que las normas contenidas en el Código
de Comercio español - semejantes a nuestros numerales 2 y 3 del artículo 516 -
constituyen una excepción que confirma la regla. A esos actos, de acuerdo a la
posición de GARRIGUES, se Ies debe aplicar el Derecho Civil. No se trataría de
actos mixtos sino, directamente, civiles.

GARÍilGUES, Curso de D erecho M ercantil, t, I, p. 139.


212 Nuri E. Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

GaRRIGUES advierte que, con su tesis, el campo del Derecho Mercantil queda
limitado, pues se le saca la compraventa con el labrador y la compraventa con
el consumidor. Sólo las compraventas intermedias serán comerciales, esto es,
las compraventas entre comerciantes (entre mayoristas y minoristas).
En cuarto lugar, en nuestro Derecho, respecto de las compras de objetos des­
tinados al consumo del comprador, su carácter civil surge no sólo dél artículo
516 siiío, también, del artículo 1 de la Ley 17.250, en cuanto establece que en
todo lo no previsto en ella, será de aplicación lo dispuesto en el Código Civil.

4. Precisión

Destacamos que la caracterización efectuada por el artículo 7, numeral 1,


del Código de Comercio, interesa fundamentalmente para la calificación de
comerciante. Esto es: la enunciación del artículo 7 complementa el artículo 1,
que define al comerciante como quien realiza actos de comercio haciendo de ello
su profesión habitual. En consecuencia, quien realice compras para revender,
haciendo de ello su profesión habitual, será comerciante aunque la compra se
realice a un productor y, luego, las ventas las efectúe a consumidores.

Subsección Segunda: Empresas

El concepto de empresa es un concepto de la ciencia económica. Empresa.es


el nombre que se da a la organización de los factores de producción.
En general, existe un. relativo acuerdo en la ciencia económica, en cuanto a
que en la empresa hay combinación de capital, de trabajo humano y de organi­
zación, pero en torno a esos elementos los economistas hacen múltiples elabora­
ciones, dispares entre sí, de tal modo que existen discrepancias en torno a la
definición de la empresa. Preliminarmente, proponemos la definición siguiente:
la empresa es la organización del trabajo ajeno y del capital, para producir bie­
nes o servicios destinados a ser cambiados4'0.
Empresario es la persona que organiza y explota la empresa. La empresa es
un producto de la obra del empresario. Toda empresa supone un titular, perso­
na física o jurídica, que la ha creado, que la ha dotado de organización, que la
haeáfuncionar y que obtiene las utilidades que en su funcionamiento se obtiene
o que se hace cargo de las pérdidas que produce.
En lo que respecta a la ciencia jurídica, nuestro. Código de Comercio mencio­
na entre los actos de comercio a ciertas empresas. Estudiamos la fuénté de esa
norma: el Código de Comercio francés, en que la empresa se introduce en el
Derecho Comercial, por la vía que le abre la fábrica. Pero en el Código francés

A esta definición, SugauX) MontaN'O agrega “con & sin fines de lucro” (BljGALLO MONTANO,
M anual Básico de Derecho de la Em presa, p. 9).
Manual de Derecho Comerciai Uruguayo 213

la palabra empresa hace referencia a actividades comerciales. No se manejaba,


entones, el concepto económico de empresa. La doctrina que comentó y estudió
el Derecho Comercial codificado le prestó poca atención a la empresa.
Fue recién a partir de la primera guerra mundial que el concepto de empre­
sa comenzó a reincorporarse en el ámbito jurídico, en virtud de la importancia
con qué se destacó en el campo de la economía. Entre los juristas, la elabora­
ción doctrinaria sobre la empresa comenzó, con la obra de WlELAND y los traba­
jos de MOSSA. Luego, la doctrina que desarrolló los estudios jurídicos sobre la
empresa, pretendió hacer de ésta el centro del Derecho Comercial, sosteniendo
algunos autores que el Derecho Comercial es el Derecho de las empresas y
otros, con más precisión, que el Derecho Comercial es el Derecho de las empre­
sas comerciales.
Cabe observar que la elaboración doctrinaria respecto de la empresa no sólo
se hizo en el campo del Derecho Comercial. Como en la empresa coinciden di­
versos elementos personales y materiales, que están sometidos a la vez a dis­
tintas disciplinas del Derecho, los estudiosos de cada una de ellas se han pre­
ocupado de este tema. La empresa interesa no sólo al Derecho Comercial, sino
también al laboral, al tributario, al administrativo, etcétera. Por otra parte, en
nuestro Derecho Positivo existen, además, muchas.normas que, de una manera
u otra, se refieren a la empresa - especialmente en el campo del Derecho Labo­
ral, de la previsión social y del Derecho Tributario y se refieren a ella no siem­
pre con corrección jurídica.
Personalmente, no colocamos a la empresa en el centro del Derecho Comer­
cial, pero no desconocemos su función económica e instrumental al servicio del
comerciante. La empresa debe ser estudiada, por lo tanto, para valorar ese
concepto y su trascendencia, para adoptar posición en cuanto a su naturaleza y
para desechar su conceptuadón jurídica. Debemos considerar a la empresa, a
los efectos de determinar si efectivamente puede considerarse ai Derecho Co­
mercial como el; Derecho de la Empresa o al acto de comercio como el acto reali­
zado por una empresa. Sobre estos puntos ya hemos adelantado nuestra posi­
ción al estudiar el contenido o materia del Derecho Comercial y el concepto de
acto de comercio.
También, debemos estudiar la empresa para saber lo que es y lo que no es
desde el punto de vista jurídico, con el fin teórico-pragmático de determinar el
régimen jurídico que debe serle aplicado. Al considerar la empresa debemos
precisar que esta palabra “empresa” en cierto modo se ha incorporado al len­
guaje comúnf?6s un término cómodo, penetrante, siendo frecuente su uso en
distintos ámbitos. Es nuestro deber, precisar su alcance jurídico, si es que lo
tiene; porque en el campo del Derecho no se puede hacer el mismo uso del tér­
mino que en el lenguaje corriente: Debe dársele, si se puede, una dimensión
jurídica o definirse como mera realidad económica; pero descartando su utiliza­
ción ambigua.
214 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

I. D iferenciación de la em presa respecto de otros conceptos

Antes de analizar las concepciones sobre la empresa, entendemos necesario


hacer distinciones previas entre la empresa y otras figuras del Derecho Comer­
cial.

A. Em presario y com erciante

Debe distinguirse entre estas dos figuras ya que no todo empresario es co­
merciante, ni todo comerciante es empresario.
No todo empresario es comerciante. Puede haber actividad empresarial fue­
ra del Derecho Comercial. Puede organizarse una actividad empresarial para
una explotación agropecuaria o para el desempeño de una profesión universita­
ria.
No todo comerciante es empresario porque se puede ser comerciante sin te­
ner una empresa. El vendedor ambulante es un comerciante y ni siquiera casa
de comercio tiene; sólo tiene mercadería.

B, Em presa y sociedad com ercial

Se considera, en general, que la empresa es la organización del trabajo ajeno


y del cápital, para producir bienes o servicios destinados a ser cambiados. En
cuanto a la sociedad, el artículo 1 de la Ley 16,060 dispone: %Concepto). Habrá
sociedad-comercial cuando dos o más personas, físicas o jurídicas, se obliguen a
realizar.aportes para aplicarlos al ejercicio de una actividad comercial organi­
zadacon el fin de participar en las ganancias y soportar las pérdidas que ella
produzca”4,s.
No se debe confundir ambos conceptos. La sociedad comercial es un contrato
que genera un sujeto de Derecho. En nuestro Derecho, en cambio, la empresa
no es un negocio jurídico ni, mucho menos, sujeto de Derecho.
Una sociedad puede organizar una empresa para cumplir con su objeto pero
la organización empresarial será una emanación de la sociedad comercial. Pri­
mero se crea la sociedad y ésta será la que cree la organización empresaria. La
referencia del artículo 1 a “actividad comercial organizada" significa que la
sociedad debe actuar mediante órganos que formen su voluntad y la exteriori­
cen. No se impone que la sociedad constituya una empresa. Podría darse que se
constituya una sociedad y que ella nunca llegue a formar una empresa por des­
interés de los socios o porque no necesita de una empresa para realizar su obje­
to.

Se tomó como base el artículo 1 de La Ley argentina pero se le introdujo modificaciones.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 215

C. Empresa y casa de comercio o establecimiento comercial o industrial

La casa de comercio o establecimiento comercial o establecimiento industrial,


constituye un bien, objeto de Derecho. Es un bien complejo de composición hetero­
génea; en efecto, está integrado por instalaciones, mercaderías, marcas, etcétera.
Esa diversidad de bienes componen un nuevo bien, que constituye el instrumento
de que se sirve el comerciante para desenvolver su actividad comercial.
A nuestro juicio la casa de comercio integra, la empresa, pero no se confunde n
con ella. La empresa supone un contenido mayor, abarca la casa de comercio y
también la organización del trabajo humano.

D. Precisiones: lo que la em presa no es

1. La em presa no es sujeto de Derecho

Salvo alguna posición aislada, todos los autores que estudian la empresa le
niegan personería.
Uno de los principales propulsores del concepto de empresa, MOSSA, expresó
al respecto que la empresa constituye una persona económica; pero no jurídica.
Otro autor, VAN Ryn , sostuvo en un primer momento que la empresa era un
sujeto de Derecho, pero modificó luego su opinión y afirmó que pasará mucho
tiempo antes de que la empresa sea reconocida como tal. DESPAX, en su obra
L'enterprise et le Droit sostiene que la empresa es un sujeto de Derecho nacien­
te, lo que significa, en rigor, que no tiene personería jurídica.
En nuestro Derecho sólo son personas jurídicas, las consagradas por el artí­
culo 21 del Código Civil y aquéllas a las cuales la Ley les ha atribuido tal carác­
ter, como las sociedades comerciales (Ley 16.060).

2, La em presa no es objeto de Derecho

La empresa no es un bien. No es susceptible de apropiación. Se dice que e s 1


un quid inmaterial, una organización que en determinado momento adquiere
trascendencia y se eleva sobre el empresario que la ha creado. Incluso se han
dictado normas que tienden a preservar esa organización empresaria a pesar de
vicisitudes que afectan a los sujetos que la han creado pero no tenemos ninguna
norma en nuestro Derecho que disponga que sea un bien, que sea susceptible
de apropiación y que pueda ser objeto de contratos o negocios jurídicos.

II. C oncepciones Doctrinarias sobre la Empresa

Los juristas se han esforzado por dar un concepto jurídico de la empresa,


puesto que entienden que en cuanto fenómeno económico interesa al Derecho.
216 Nuri E- Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Los intentos efectuados son múltiples y los resultados variados. Los juristas no
se han puesto de acuerdo, 16 que se explica, porque como basa de la.empresa
existe un fenómeno de la ciencia económica, existiendo tambiéndivergencias en
ese campo. Aumentan las dificultades para encontrar una noción unitaria, el
hecho de que es estudiado por juristas de distintas ramas del Derecho, según
ya hemos señalado.
A continuación, esquematizaremos las distintas concepciones jurídicas sobre
la empresa, a los efectos de dar una visión general. No haremos análisis de los
detalles y fundamentos de cada concepción pues entendemos que ello excedería
los fines de esta exposición. No seguiremos un orden de aparición histórica de
cada concepción sino que los expondremos de acuerdo a un sistema que permita
comprenderlas, relacionarlas y compararlas. Algunas concepciones son descrip-
fivas de la complejidad de este instituto. Otras definen a la empresa en función
de algunos de sus aspectos o manifestaciones.

A. La empresa como organización

Se sostiene por algunos autores que la empresa es un conjunto organizado


. de elementos o de fuerzas productivas de las que se sirve el empresario para
sus fines económico - productivos (VIVANTE, FERRARA, G arrIGUES, BROSETA
P ont )'*'7. E s el concepto más simple. Se aproxima a concepciones económicas ya
adelantadas. Se toma sólo el aspecto estático.

L Proceso constitutivo y morfología

Alguna doctrina que estudia la empresa, aunque básicamente considera a la


empresa como organización resalta, también, sus aspectos dinámicos. Divide el
análisis en dos aspectos: el proceso del cual surge y la morfología de la empre-

a. Procesos de formación de la empresa

En cuanto al proceso de formación de la empresa se dice que es obra del in­


telecto humano. La empresa es una creación con estructura compleja. Se apoya
no Sólo sobre bienes materiales e inmateriales sino también sobre relaciones
personales.
Tiene, además, la peculiaridad de que el empresario le imprime cambios a
mgdida que las circunstancias lo imponen. De modo que la empresa es fruto de
la creación del empresario y de su continuo proceso de adecuación.

Para VIVANTE es un organismo, lo cual es una manera de decir lo mismo.


BAVC11E GAfiCiADIEGO, Ea em presa, p, 27 y ss..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 217

b. Morfología

En cuanto a la morfología, la empresa se caracteriza como una organización


independiente, que produce o distribuye bienes o servicios para el mercado. Es
una organización, por cuanto el empresario coordina los medios de producción,
capital y trabajo de acuerdo a un plan. Se ha sostenido por algunos autores, que
el elemento organización es el de mayor importancia, en tanto que capital y
trabajo son simples medios de producción.
Se califica la organización empresaria con distintos rasgos. Uno de estos
rasgos es la permanencia. No se crea para actos aislados sino para perdurar.
El organismo empresarial tiene por objeto la producción y distribución de
bienes o servicios. El fin de la empresa es atender necesidades económicas del
hombre. Los fines de producción y distribución se realizan para el mercado. La
empresa no espera pasivamente la demanda de bienes y servicios sino que pre­
tende conquistaría, siendo la publicidad un instrumento para ello.
Se trata, además, de una organización independiente, por cuanto el empre­
sario cumple su función con autonomía. Dentro de los cuadros legales y regla­
mentarios, el empresario tiene, total libertad y arbitrio para armar la empresa,
Como contrapartida de la libertad, el empresario asume el riesgo de la explota­
ción.
En sentido similar al expuesto, pero usando distinta terminología, algunos
autores señalan que la empresa puede concebirse en forma dinámica y en for­
ma estática. En sentido dinámico, se considera como la actividad del empresa­
rio. En sentido estático, se considera como el conjunto organizado de medios
personales y reales mediante el cual se desempeña una función económica y se
ejerce la actividad del empresario (GlESEKE).
Otros autores se refieren al aspecto funcional o instrumental respectiva­
mente (POLO, A r e c h a ). Otros se refieren a la dimensión subjetiva u objetiva4"''.
La dimensión subjetiva, estaría dada por la actividad del hombre tendiente
primero a la creación de la empresa y luego a la conservación de lo creado. Se
manifiesta en la realización de actos jurídicos, contratos, etcétera. La dimen­
sión objetiva es el resultado objetivo déla actividad del empresario. La empresa
necesita un sustrato material, formado por locales, máquinas, etcétera. De la
actividad del empresario resultan también bienes o valores inmateriales. Tales
bienes son los soportes de la actividad del empresario y elementos contingentes
y cambiantes.
En otra variante, se entiende que la empresa es un fenómeno complejo, que
abarca tres manifestaciones: la actividad del empresario (manifestación subje­
tiva); un conjunto patrimonial al servicio de esa actividad (manifestación obje-

Bauche Garciadiego, Op. cit., p. 24 y ss..


218 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

tiva) y una comunidad de trabajo entre el empresario y sus auxiliares y em­


pleados (G iekke, ElCHLER).

2. La empresa como comunidad de trabajo

Cómo una variante de la concepción de la empresa como organización,


G hiron pone el acento en el aspecto laboral. Así, considera a la em presa como
el conjunto de los que trabajan, de los cuales el empresario, como jefe, forma
parte.

B. La empresa como actividad

Ciertos autores entienden que la empresa es la actividad económica y profe­


sional del empresario para la producción o mediación en el mercado de bienes y
servicios (Casanova, Messineo , Graziani, FERRí , Ascarelli, E scarra y, entre
nosotros, SUPERVIELLE). Esta tesis define a la empresa, tomando solo un aspec­
to, el subjetivo o funcional o dinámico. Entienden que el aspecto organizacional
corresponde a lo que se denomina casa de comercio.
Para esta tesis la empresa es una actividad y, como tal, un quid inmaterial.
No es un sujeto de Derecho, ni un objeto de Derecho. Escapa a esas categorías.
Es un tertíum genusm.

C. La empresa como institución

Por una doctrina muy difundida, se sustenta que la empresa es una institu­
ción, lo cual no aclara demasiado el panorama dada la diversidad de concepcio­
nes en cuanto al término institución.
Ciertos autores que describen la empresa sostienen que esa obra creadora
del empresario culmina con su objetivización, con su exteriorización, que permi­
te que la empresa pueda ser aprehendida por personas diversas.de su creador e
incluso subsistir y permanecer y continuar aun cuando éste desaparezca. Se
llega así a una concepción institucionalista de la empresa, en que se sobrepo­
nen los intereses superiores de la organización creada a los intereses de los
individuos que la formaron o la integran.
Dentro de este enfoque de la empresa, se suele sostener el principio de la
“conservación de la empresa”, por el cual se procuran soluciones jurídicas para
que la empresa se conserve a pesar de las vicisitudes personales que afectan al

En el Código Civil italiano el título II del libro V se destina a reguiar a la empresa en general.
Pero no la define. Se define a la azienda, en eí artículo 2.082 pero no a ía empresa. El artículo
2.082 se refiere ai empresario y lo define como aquel que ejercita profesionalraente una activi­
dad económica organizada a los fines de la producción o del cambio de bienes o de servicios. En
razón de este texto, ía doctrina italiana entiende que empresa es una actividad {concepto diná­
mico). Messineo , Manuale, p. X93,1.1.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 219

empresario que la creó. Nosotros aclaramos que, en los recursos jurídicos adop­
tados para la “conservación de la empresa”, en rigor, lo que se ha dado es una
solución jurídica para la continuidad o la sucesión en las relaciones jurídicas
contraídas por el sujeto -ya sea persona física o jurídica- que creó y organizó ía
empresa. Así, por ejemplo, en nuestro medio, frente a la crisis de alguna “em­
presa”de interés general o público, el Estado ha dispuesto la “intervención”o la
expropiación de bienes del establecimiento comercial o la adquisición de accio­
nes de la sociedad anónima, que es su titular. Es decir que se arbitran solucio-
nes para que se mantenga o sustituya un sujeto de Derecho, responsable de las
relaciones jurídicas nacidas en la explotación de la organización empresariaen
dificultades.
En lo que consideramos como una variante de la posición institucionaíista,
ZALDÍVAR sostiene que la empresa es un nuevo ente, el cual se califica como
universalidad de Derecho.

Conclusiones

Hay muchas definiciones más de la empresa. De esta mera enunciación se


advierte que hay una gran variedad de opiniones: ya se describe a la empresa
en sus distintos aspectos o manifestaciones, ya se la define en función de sólo
alguno de esos aspectos, ya como conjunto de elementos o como conjunto de
elementos personales o como actividad. Como consecuencia de esa gama de
conceptos, muchos autores han manifestado su escepticismo en cuanto a lograr
un concepto jurídico de empresa y otros han aconsejado su no-adopción. Han
entendido que se trata de un fenómeno económico aún no aprehendido por el
Derecho.

III* Clasificaciones

Las empresas pueden clasificarse siguiendo muy diferentes criterios491.

A. Clasificación de las empresas en función de su objeto

En función de su objeto, las categorías serían las siguientes: industriales,


comerciales, financieras y de servidos. Se consideran empresas industriales a
aquéllas que tienen por objeto la explotación de recursos naturales y su trans­
formación. Se subclasifican en extractivas y de transformación. Se consideran
empresas comerciales a aquéllas que tienen por objeto el intercambio o la dis­
tribución de los productos de las empresas industriales. Se consideran empre­
sas financieras a aquéllas que atienden las necesidades financieras de otras
empresas: bancos, sociedades de inversión, empresas de seguros, bolsas de ya-
” Bauche Garciadíego, Op. cit., p. 211 y ss.
220 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

lores. Se considera empresas de servicios a aquéllas que prestan servicios: es­


tudio jurídico, sanatorio, estudio de arquitectos o ingenieros.

B. Clasificación de las em presas en función de su titu la r

Otra clasificación, categoriza a las empresas en unipersonales y colectivas.


La empresa es unipersonal cuando es “propiedad.” de una persona física. La
empresa es colectiva cuando corresponde a una persona jurídica: asociación,
sociedad civil o sociedad comercial.

C. Clasificación de las em presas en atención a su carácter público o


p rivado

Por su parte, BUGALLO MONTANO recuerda que las empresas se clasifican en


privadas y públicas*32.

D. Clasificación de las em presas en función d el sector productivo

Según los sectores productivos a los que pertenecen, BUGALLO MONTANO re­
seña la clasificación en empresas del sector primario, secundario y terciario.
Las empresas del sector primario realizan actividades que utilizan recursos
naturales tal como se obtienen de la tierra o del subsuelo: empresas agrícolas,
ganaderas y minera, por ejemplo. Las empresas del sector secundario realizan
actividades qué transforman bienes: empresas metalúrgicas, fábricas textiles,
fábricas de automotores, fábricas de juguetes. Las empresas del sector terciario
realizan actividades de servicios: bancos, empresas de seguros, supermercados,
hoteles, empresas de transporte*83.

E. Clasificación de las em presas según un criterio cuantitativo

Siguiendo un criterio cuantitativo, en función de los activos destinados a la


empresa, el personal empleado y las ventas netas anuales, las empresas se
clasifican en microempresas, pequeñas y medianas empresas (art. 8 Dec.
54/992, en la redacción dada por Dec. 265/95 y 68/2002).

IV. La Empresa en el D erecho Uruguayo

Ya advertimos que a pesar de las dificultades de la noción, la palabra “em­


presa” resulta penetrante, cómoda y muchas veces se utiliza por el legislador,
sin una real compresión de su alcance.

BUGALLO M ontano, M anual Básico de D erecho d e la E m presa, p. 14/15


Bugallo Montano, íd. ibíd..
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 221

A La empi'esa en el Código Civil

No sólo el Código de Comercio se refiere a la empresa. También, se refiere a


ella el Código Civil. El Código Civil utiliza la expresión empresario cuando se
refiere al contrato de arrendamiento de obra y llama así a quien se dedica a
construcción de edificios y también llama empresarios a los carpinteros, herre­
ros y demás obreros que hacen directamente obras por un tanto, en lo relativo a
su especialidad (arts. 1.844, 1.846, 1.850-1.852). El artículo 1.855 se refiere a
los empresarios de transportes. Tampoco en el Código Civil hay concepto jurídi­
co de empresa.

B. La empresa en la Constitución

En fin, debemos citar el artículo 56 de la Constitución de 1.966 que dice:


“Toda empresa cuyas características determinen la permanencia del personal en
el respectivo establecimiento estará obligada a proporcionarle alimentación y
alojamiento adecuados, en las condiciones que la Ley establecerá”. En esa nor­
ma se subjetiviza a la empresa creando una obligación a su cargo.

C. La empresa en la legislación no comercial

El Decreto Ley 14.762 de 1.978, crea la Dirección Nacional de Identificación


Civil que funciona bajo la órbita de Jefaturas de Policía Departamentales, Es­
tablece un régimen de identificación civil de las personas físicas, empresas y
empresarios y aporta conceptos. El artículo 32 dice así:
“La identificación de las empresas y efe ios empresarios se re­
gulará, a todos sus efectos, por un elemento alfanumérico o nu­
mérico, que se determinará según las normas que establezca la
reglamentación, conforme a tas bases estructuradas por la Co­
misión Honoraria Técnico Asesora.
A los efectos de lo dispuesto por esta ley, se entiende por:
a. Empresario: a toda entidad individual o colectiva reconocida por el dere­
cho, tenga o no personería jurídica, a la cual el ordenamiento jurídico atribuye
una relación de titularidad respecto de una o más empresas, tal que resulte
patrimoníalmente responsable de las prestaciones u obligaciones que reconoz­
can como hecho determinante de su existencia o monto el giro u operaciones de
aquéllas. í?%
b. Empresa: a toda organización que repite en
forma habitual actos destinados a la producción
o circulación de bienes o servicios.
„Asimismo se considerará empresa a toda entidad que
desde el punto de vista de la organización y eficacia de la
222 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

aplicación del sistema de identificación nacional corres­


ponda que esté registrada como ta l”
Las leyes laborales se refieren indistintamente, como si fueran tina misma
cosa, a empleador, empresa, establecimiento comercial, confundiendo todos esos
conceptos. El vocablo empresa es frecuente verlo en las normas de seguridad
social. Las leyes que organizan la seguridad social suelen referirse a las empre­
sas, cuando se trata de regular los aportes o cargas sociales, Se define al efecto,
por la Ley 16.190, el concepto de empresario: “a) Toda persona natural o jurídi­
ca, pública o privada, persiga o no fines de lucro, por cuya cuenta trabajen de­
pendientes. b) Todo trabajador por cuenta propia o no dependiente, que no ocupe
personal, esté o no instalado con local abierto al público, que desarrolle cual­
quiera de las actividades comprendidas por las leyes jubilatorias”.
También, muchas leyes tributarias solían utilizar el vocablo empresa para
llamar así al sujeto de obligaciones tributarias; pero en la mayor parte de las
leyes vigentes incluyendo el Código Tributario, las expresiones son más técni­
cas y se expresa, con corrección, que son sujetos pasivos de los impuestos las
personas físicas o jurídicas y no las empresas como en muchas leyes anteriores.
El Código Tributario en el artículo 16 dice: “Es sujeto pasivo de la relación jurí­
dica tributaria la persona obligada al cumplimiento en la prestación”.
Sin embargo, en alguna norma tributaria hay resabios del mal empleo del
término aunque se mejoraron paulatinamente las redacciones. Así, por ejemplo,
el artículo 334 del Decreto Ley 14.252, sucesivamente modificada, con referen­
cia al impuesto a las rentas de la Industria y Comercio. El texto original del
artículo 334 del Decreto Ley 14.252 decía que eran sujetos pasivos las empresas
unipersonales. El texto citado se modificó por el artículo 653 de la Ley 15.809
de 1.986, que establece que son sujetos pasivos las sociedades con o sin perso­
nería jurídica y los titulares de empresas unipersonales que realicen las activi­
dades gravadas. Con esta expresión el legislador se quiere referir, sin duda, al
comerciante individual por oposición a la sociedad comercial. Luego, se define a
la empresa: “Se entiende por empresa toda unidad productiva que combina ca­
pital y trabajo para producir un resultado económico, intermediando, para ello
en la circulación de bienes o en el trabajo ajeno”(art. 2 Texto Ordenado),

D. Concepto de em presa en el artículo 7 del Código de Comercio

Nuestro Código de Comercio, en el artículo 7, enuncia entre los actos de co­


mercio, a las empresas de fábrica, depósito, comercio y transporte.
Es posible atribuir tres significados a la presencia de la palabra “empresa”
en el numeral 4 del artículo 7. Hay quienes entienden que el artículo 7, en su
numeral 4, comercializa a las propias empresas: Hay quienes entienden que lo
que se comercializa son las cuatro actividades que se enumeran, a condición de
que se realicen mediante la organización de trabajo ajeno y capital. Se puede
Manuai de Derecho Comsrciai Uruguayo 223

entender, también, que el codificador utilizó la palabra '‘empresa” como un si­


nónimo de “actividad”, del mismo modo que en otros numerales utilizó otras
expresiones como “operaciones”, “negociación”o “convenciones”. Analizaremos, a
continuación, estas tres posibilidades.

A La empresa como organización de factores de producción

Algunos autores concluyen que el codificador francés estimó que los intere- -
ses comprometidos por un determinado tipo de empresa, exigían su sometí^ #
miento a la disciplina más rigurosa del Derecho Comercial y la incorporó al
elenco de los actos de comercio. Se supone que los autores del Código de Comer­
cio francés habrían estimado que la actividad de manufactura, cuando era rea­
lizada por una empresa, esto es, en forma de actividad organizada de cierta
magnitud, requería la regulación severa establecida para los comerciantes.
Siguiendo con este razonamiento, los autores consideran que en los demás
actos reputados como comerciales, la Ley incluye determinados negocios jurídi­
cos contractuales o de otra naturaleza, como la compraventa, las operaciones de
banco, las operaciones de cambio, las letras de cambio. En este numeral 4, se
incluye algo más complejo. La empresa no es un mero acto, no es un contrato,
no es un negocio jurídico. La empresa es el producto de una actividad organiza­
tiva del empresario que la ideó; es una organización de factores de producción.
Esa organización habría sido comercializada al ser incluida entre los actos de
comercio.
La empresa, entonces, no sería un acto único. Presupone un conjunto de ac­
tos coordinados y sucesivamente desenvueltos. Para MANARA, la empresa sería
un conjunto de actos jurídicos efectuados merced a una peculiar organización
de las fuerzas aptas para producirlos. Por lo tanto, al comercializar la empresa,
el Código habría comercializado actos que considerados aisladamente y por sí
solos, podrían considerarse civiles454. 1 ; ;'r
En esta posición, serían comerciales, tanto los actos que dan vida a la em­
presa y la ponen en condiciones de funcionar, como los actos que son emanación
de su actividad. Serían actos comerciales, entonces, aquellos por los cuales se
organiza la empresa: la compra de equipos industriales, la provisión de materia
prima, etcétera, y lo serían, también, los actos que suponen la explotación de la
actividad objeto de la empresa. SlBURU, extremando esta concepción, considera
que existe empresa aun sin actividad, puesto que los meros actos constitutivos
ya serían actos de comercio180.
PÉREZ FONTANA sostiene una variante respecto de ésta interpretación. Dice
que la comercialidad a que se refiere el Código no se relaciona con los actos
necesarios para la organización de la empresa sino con los actos que ésta reali­

SlBTJRU, o p . c i é , p . 1 1 0 -1 1 2 .
SlBU RU , o p . c i é , p . 11 6 .
224 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

ce'136. También, sostiene que, como no hay empresa sin empresario, esta disposi­
ción supone una aplicación del criterio subjetivo en la determinación, de los
actos de comercio, por el cual son comerciales los actos realizados por el empre­
sario.

B. La com ercialización de determ inadas actividades realizadas me­


diante empresas

Quienes consideran que el artículo 7 comercializa a la empresa, interpretan


literalmente la norma. La norma reputa acto de comercio a “las empresas”y los
mismos autores no dejan de advertir que existiría una incongruencia entre el
acápite del artículo 7 - que expresa que va a enumerar “actos”- y lo que efecti­
vamente enumera en el numeral 4, puesto que la empresa no es un acto sino la
organización de ciertos factores de producción. Esto les lleva a afirmar que la
enumeración del artículo 7 es heterogénea, puesto que enumera cosas que son
actos y otras que no lo son. En definitiva, el codificador se habría equivocado o,
por lo menos, habría sido groseramente impreciso.
Nuestro sistema jurídico no nos obliga a ceñirnos a una interpretación lite­
ral de las normas. Según el artículo 17 del Código Civil, “bien se puede, para
interpretar una expresión oscura de la ley, recurrir a su intención o espíritu,
claramente manifestados en ella misma...”'y el artículo 20 nos indica que “el
contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de
manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía”, Cier­
tamente, en este caso, estamos frente a una expresión oscura, lo cual nos habi­
litaría a indagar la intención de. la Ley, así como a recurrir a un criterio lógieo-
sistemático.
En este sentido, muchos autores consideran que lo que el artículo 7 comer­
cializa no son las empresas, en sí mismas, sino determinadas actividades, con
la condición de que sean realizadas mediante una organización de tipo empre­
sar ial.Así como para reputar comercial a la compraventa, exigió que existiera
la intención de revender, para reputar comercial a la fábrica, la comisión, el
depósito o el transporte, exige que esas actividades sean realizadas mediante
una empresa. Esta era la opinión, en nuestra doctrina, de MEZZERA ÁLVAREZ*’'7.
Para L y o n C a en & R e n a u l t , los actos de comercio son numerosos y varia­
dos; pero se les puede dividir en tres categorías o grupos: a. los actos que son
comerciales en razón de la intención de quien los cumple, dando como ejemplo
la compra para revender; b. actos que son comerciales, sin importar la inten­
ción óe las partes, como las operaciones de banco, el corretaje y las letras de
cambio y c. los actos que la Ley califica de empresas. Para que esa última cate-

i,i:' Sin embargo, sostiene lo contrario en el t. 1, de su Manual de Derecho Comercial (p. 57),
publicado en 1.995.
M3EZZERA ÁLVAREZ, op. cit, p. 79.
IVianuai de Derecho Comercial Uruguayo 225

gorja de actos tenga carácter comercial, es necesario que una persona, consa­
grándose a.operaciones repetidas de la misma naturaleza, tenga una organiza­
ción preestablecida para cumplir!as*88.
Es interesente destacar la continuidad de esta línea interpretativa, por
parte de la doctrina francesa. Véase cómo, modernamente, GUYENOT sostie­
ne: “El legislador, utilizando ese término como centro de conexión para una
misma categoría, ha querido, indiscutiblemente, oponer esos actos de comer­
cio a los examinados con anterioridad y que son, como es sabido, actos co­
merciales en sí mismos, aisladamente, o en razón de su objeto. Los actos co­
merciales contemplados por los párrafos 6 y 7, en cambio, no son comerciales
en sí mistnos, es decir, tomados aisladamente, con independencia de la acti­
vidad de la persona que los cumple. Sólo reciben la calificación de tales si
son efectuados dentro del marco de una empresa especializada cuya finali­
dad implica para su funcionamiento, la repetición contin ua de actos simila­
res... En consecuencia, un acto aislado de transporte realizado por una per­
sona, sin ir seguido en forma regular de otros actos de transporte, no es un
acto comercial aun cuando haya sido efectuado con miras a obtener prove­
cho... Dicho de otro modo, es necesario que la repetición continua de actos de
transporte llevados a cabo por una misma persona, sea la manifestación de
la existencia de una organización llamada empresa, apta para ofrecer al
público, de modo permanente, servicios especializados... En otras palabras,
un acto de transporte, es comercial, al tomar la comercialidad de la empresa
que permite su realización con intención especulativa. Si hay empresa de
transportes creada a tal fin, un acto cumplido dentro del marco de su activi­
dad es acto de comercio. El litigio que surja entre la empresa y un cliente
será de la competencia del Tribunal de Comercio”**9.
De acuerdo con esta posición, el Código de Comercio sólo calificaría como
comerciales a las a c tiv id a d e s referidas en el numeral 4 del artículo 7, a condi­
ción de ser realizadas mediante una organización de capital y de trabajo. No
toda actividad, por el hecho de realizarse por una organización empresaria, se
constituiría en comercial. La Ley sólo califica como comercial a ciertas empre­
sas con ciertos giros490. Las actividades de comisión, fábrica, transporte o depó­
sito no serían por sí mismas comerciales. Lo serían cuando sean realizados me­
diante una empresa. Damos ejemplos. El acto de fabricación de un producto,
por quien no tiene organización empresaria, no seria acto de comercio. No seria
comercio, tampoco, la actividad del taximetrista, que efectuase el transporte de
personas, con un taxi de su propiedad.*4

Lyon Caen & Renault, Traité de Droit Commercial, tomo 1, París, 1.921, p. 121, §105.
<’* GUYENOT, Derecho Comercial, v. 1, p. 111/112.
RlPPE, BUGALLO, Longone & Millejí, Instituciones de Derecho Comercial Uruguayo, p.
44.
226 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

C. La em presa como sinónimo de a ctivid a d

Nuestro Código de Comercio no define a la empresa. Por ío tanto, el concepto


de nuestro legislador sobre la empresa debe extraerse de los precedentes de la
disposición491.
Recordemos someramente que nuestro artículo 7 tiene su antecedente en el
Código de Comercio francés. Según ya señalamos, no existía cuando se sancionó
ese Código, un concepto de empresa.
No hay, detrás del artículo 7, conceptos económicos ni jurídicos ni doctrina­
rios. La doctrina sobre la empresa se elaboró mucho después de la sanción de
los códigos. De manera que, el concepto dado por el artículo 7 hay que estudiar­
lo a la luz; de lo que tenía el legislador ante sí ai sancionarlo, esto es, un hecho
económico y nada más que eso. Se manejó el término empresa como sinónimo
de actividad continuada. Su inclusión se debió a la voluntad histórica de some­
ter a ciertas actividades económicas al régimen más severo del Derecho Comer­
cial, sometiendo a su titular al estatuto del comerciante.
Ciertos autores entienden que la empresa es la actividad económica y profe­
sional del empresario para la producción o mediación en el mercado de bienes y
servicios (CASANOVA, MESSINEO, GKAZIANI, FERRl, ASCARELLI, ESCARRAy, entre
nosotros, SUPERVIELLE). Esta tesis define a la empresa, tomando solo un aspec­
to, el subjetivo o funcional o dinámico. Entienden que el aspecto organización al
corresponde a lo que hemos denominado casa de comercio. Para esta tesis, la
empresa es una actividad. No es un sujeto de Derecho, ni un objeto de Derecho.
¿No será ésta la acepción de empresa que el legislador empleó en el numeral 4
del artículo 7?

1. Interpretación de la norma en el contexto histórico de su san­


ción

¿Cuál es el criterio que debemos seguir para determinar el sentido de una


expresión oscura de la Ley? E! artículo 17 del Código Civil nos índica el camino:
“Pero bien se puede, para interpretar una expresión oscura de la ley, recurrir a
su intención o espíritu, claramente manifestados en ella misma o en la historia
fidedigna de su sanción’'.
Entonces, lo que debemos determinar no es lo que hoy se entiende por em­
presa sino lo que se entendía por empresa en 1.866, fecha de la sanción de
nuestro Código de Comercio o, en puridad, en 1.807, fecha de la sanción del
Código de Comercio francés, fuente de nuestro artículo 7.
En esas fechas, las Ciencias Económicas no habían desarrollado todavía el
concepto de empresa tal como se considera hoy493. Dicho concepto, en todo caso,

Se estudió el alcance del artículo 7, al analizar los actos de comercio.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 227

recién recibió consagración legal, como un concepto autónomo, en el Código


Civil italiano de 1.942'"”. Por ello nos parece cuestionable recurrir a la doctrina
que se desarrolló en el siglo XX en Italia y Alemania, fundamentalmente, para
interpretar lo que significa “empresa” en el artículo 7 de nuestro Código de Co-
* 494 :A
memo .
Estando la fuente del numeral 4 en el Código de Comercio francés, estima­
mos de extrema relevancia recordar los textos franceses y la doctrina trafecesa í¡
más tradicional. El Código de Comercio tiene un título Décimo, llamado We la
competencia de los tribunales de comercio”. El artículo 631 abre el título y esta­
blece que los Tribunales conocerán: en las controversias (contestations) relati­
vas a las obligaciones (engagements) y transacciones entre negociantes, merca­
deres y banqueros, a las controversias entre asociados, por razón de una socie­
dad comercial y en “aquellas relativas a los actos de comercio entre todas las
personas”. Luego, el artículo 632 establece: “La ley reputa actos de comercio...”y
los enuncia.
Resulta claro que la enunciación del artículo 632 (fuente del artículo 7 de
nuestro Código de Comercio) es a los solos efectos de disponer la competencia
de los tribunales. De acuerdo a las normas citadas ios Tribunales de Comercio
son competentes en controversias entre comerciantes y también lo son en con­
tiendas relacionados con los actos calificados como comerciales, aunque las par­
tes o alguna de ellas no sea comerciante.
Autores franceses del siglo XIX, como A l a UZET. reconocen que el codificador
quizás no se hubiera dado cuenta exactamente de las palabras que estaba em­
pleando^. A l a UZET reconoce, además, que la exigencia de una organización
empresarial sería ilógica e inútil. Según este autor, la intención del codificador
fue excluir de la jurisdicción de los tribunales de comercio a quienes realizaran
un acto aislado de manufactura, comisión o transporte. Para ello no era necese­
rio exigir la organización empresarial, puesto que la exigencia de profesiónalí-.

En este sentido Raúl Aníbal E t CHEVERRY, comentando el Código de Comercio argentino dice;
“E n nuestro derecho positivo la mención del art. 3 ° inc. 5 ”, nació' con las lim itaciones propias de.
la época en que se escribió el Código: no se había elaborado todavía el concepto económico de
empresa.
La ley se ha referido a ciertas organizaciones empresariales, conocidas en aquella época y sin
mayor cuidado técnico las incluye en su texto." Derecho Comercial y Económico, P a rte Ge­
neral, Editorial Astrea, Bs. As., 1.987, p. 294.
I,M Aunque ni siquiera el Código Civil italiano define a la empresa. A pesar de dedicarle el Título lí
de su Libro V, no la define. Se define a la “azienda", en el artículo 2.082 pero no a la empresa.
El artículo 2.082 se refiere al empresario y lo define como aquel que ejercita profesíonalmente
una actividad económica organizada a ios fines de la producción o del cambio dé bienes o de
servicios. En razón de este texto, M e s s ín e O entiende q u e empresa es una actividad (concepto
dinámico). MüSStNEO, Manuale, p. 193,1.1.
Contra SíBURU, op. cit, t. II, p. 108.
Alauzet , Com mentaire d u Code de Commerce, t. 7, parte 2, París, 1.871, p, SOS.
228 Nuri E, Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

dad y habitualidad surge de la definición de comerciante490. Para ALAUZET "La


palabra empresa, de la cual se sirve la Ley, dice claramente que un acto aislado
no puede bastar para crear la competencia del tribunal de comercio: una conti­
nuidad de actos es necesaria; y aquél que se dedica habitualmente a la fabrica­
ción, a la comisión, al transporte o, en otros términos, ejerce la profesión de ma­
nufacturero, de comisionista, de empresario de transportes, es necesariamente
comerciante; el tribunal de comercio será por lo tanto competente a doble títu­
lo’?**1. Entendemos que la interpretación de ALAUZET, puede ser aplicable a
nuestro Derecho.

2. Interpretación lógico-sistemática

Además, el propio Código de Comercio nos indica que cuando utilizó la ex­
presión “empresa” se estaba refiriendo a una actividad. Véase que se dice “La
ley reputa actos de comercio en general”. Esto es, lo que se enumera en el nume­
ral 4 del artículo 7, son actos. Por lo tanto, puede entenderse que nuestro Códi­
go considera mercantiles a la actividad de fábrica, comisiones; depósito o trans­
porte. siempre que sea actividad continuada y prescindiendo de la existencia de
una “empresa” en el concepto actual de ese término, que no se tenía en 1.865.
La enunciación de actos de comercio, tomada de la legislación francesa, se hizo
con la finalidad de configurar la calidad de comerciante (art. 1) y para determi­
nar la jurisdicción de los Juzgados de Comercio {art. 5). No sería necesario,
entonces, para considerar mercantil a estas actividades, la comprobación de
que quien las realiza posee una organización de trabajo ajeno y capital. Se re­
quiere sí, que se trata de una actividad continuada para categorizarla como
comercial y de allí, reputar comerciante a quien la realice498. Recordamos que la
enunciación de actos de comercio, tomada de la legislación francesa, se hizo con

AlauzeT, id. ibid,. Según ALAUZET, el intérprete debe tener en cuenta el texto preciso de la
norma, del cual - a su entender - surgiría que la palabra empresa implica una continuidad de
actos. En sentido similar, DallOZ equipara la empresa con el ejercicio profesional del comercio
• • (DallOZ apud SiBUKU, op. cit„ p. 110). AlaUZET descarta que el intérprete pueda recurrir a un
-j, criterio lógico-sistemático. No compartimos la opinión de este autor en lo que respecta a impe­
dir que el intérprete acuda a la intención o espíritu de la norma o a una interpretación lógico-
í: sistemática. Según se expuso más arriba, estos criterios han sido expresamente habilitados por
los'artículos 16 y 20 de nuestro Código Civil.
,9?r Dice, además ALAUZET: “E l legislador quizás no se dio cuenta exactamente de las palabras que
él empleaba; si la empresa no existe sino en ios casos donde hay artos frecuentes y habituales, ¡a
competencia comercial no puede ser dudosa; pero si la disposicion es inútil, ese motivo no a utori­
za at autor que la interpreta á la modificación para hacerla m ás lógica ...Desde que en un m is­
mo articulo, próxim as una a la otra, una disposición de la Ley dice en térm inos formales: una
sola compra de m ercaderías para revenderlas, es acto de comercio y una segunda disposición d i­
ce. que un solo acto de comisión o un solo acto de transporte o un solo acto de fabricación no es un
acto de comercio; sería no absurdo si no contraria a toda sana doctrina, na tener en cuenta el tex­
to preciso”.
™ En esta posición, en el Diccionario de la Real Academia Española, el sentido común de
empresa es “aceitón a r d u a y dificultosa ...”
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 229

la finalidad de configurar la calidad de comerciante (art. 1) y para determinar


la jurisdicción de los Juzgados de Comercio (art. 5).
En lo que respecta al transporte de mercadería por tierra, el Código tampoco
establece la exigencia de que el contrato lo realice quien posea organización
empresarial, necesariamente. En el capítulo en que se regula la figura de auxi­
liares vinculados al transporte, se utilizan distintas expresiones. Se utilizan las
expresiones “empresario de transporte”, “comisionista de transporte” (art. 164),
acarreadores y porteadores. El artículo 163 comienza diciendo: “Los troperos,
arrieros y en general todos los que se encargan de conducir mercancías mediante
una comisión, porte o flete, deben efectuar la entrega fielmente en el tiempo y en
el lugar del convenio: emplear toda la diligencia y medios practicados por las
personas exactas en el cumplimiento de sus deberes en casos semejantes, para
que los efectos o artículos no se deterioren, haciendo a tal fin por cuenta de
quien pertenecieren los gastos necesarios...”.
Además, al definir - indirectamente - al contrato de transporte, se hace refe­
rencia a "todos los que se. encargan de conducir mercancías mediante una comi­
sión, porte o flete”. Esto es, no se condicionada calificación del transporte a que
el. transportador sea una empresa, o se organice como tal. Muy por el contrario,
considera transportador a “todos", quienes se encarguen de conducir mercade­
rías con la única condición de que el transporte no sea gratuito.
En cuanto al transporte de personas, el artículo 1.855 del Código Civil, dice
así: “El servicio de los empresarios o agentes de transportes, tanto por tierra
como por agua, así de personas como de cosas, se regirá por las disposiciones del
Código Comerciar. Por lo tanto, no sólo los empresarios de transportes quedan
sometidos al régimen mercantil sino, también, los agentes. Entonces, no es
esencial que el transporte de personas cuente con una organización empresa­
rial.
Finalmente, la fabricación no tiene una regulación especial en el Código de
Comercio, a no ser el título referente a los arrendamientos de obra y de servicio
(art. 578 y ss.), en el que tampoco hay referencia alguna a la empresa.

3. Precisiones

El codificador, en el numeral 4 del artículo 7, se valió de la misma técnica


que utilizó en el numeral 1. En éste comercializó a “toda compra de una cosa
para revenderla...”. Luego, de la lectura de los artículos 515 y 516, surge que la
afirmación dél numeral 1 del artículo 7 debía ser moderada. No siempre la in­
tención de revender basta para calificar una compraventa como mercantil; 3a
cosa que se vende no debe ser inmueble (art. 515 y 516, n. 1). Asimismo, aun­
que quien compre tenga la intención de revender, si quien vende es un labrador
o hacendado y lo que se vende son los frutos de sus cosechas y ganados, la com­
praventa tampoco será mercantil (art. 516, n. 3).
230 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

En el numeral 4, el codificador enumeró ciertos actos que deben quedar so­


metidos al régimen mercantil, sin perjuicio de las precisiones que hace poste­
riormente respecto de algunos de ellos. En consecuencia, puede:: dársé que la
actividad de depósito sea reputada mercantil, si se dan las condiciones previs­
tas en el artículo 721: que ambos contrayentes sean comerciantes; que las cosas
depositadas sean objeto del comercio y que se haga el depósito a consecuencia
de una operación mercantil, No parece razonable considerar que el codificador
haya establecido, en el numeral 4 del artículo 7, un criterio para determinar la
comercialidad de depósito y, luego, utilice otro criterio en el capítulo que dedicó
expresamente a ese contrato. Puede entenderse, por lo tanto, que el depósito
será comercial cuando sea realizado como una actividad habitual (art. 7) y
además reúna las exigencias del artículo 721. El artículo 721 complementa la
disposición del artículo 7 numeral 4.
Estas observaciones son aplicables, también, ai contrato de comisión. La ac­
tividad habitual de comisión es mercantil (art. 7, n. 4); pero sólo cuando se
encuentra vinculada con una operación comercial (art. 335).
Entonces, adviértase que la línea interpretativa que hasta aquí venimos
desarrollando, permite superar una de las críticas que se han hecho a la enu­
meración del artículo 7, en cuanto a su heterogeneidad. La enumeración del
artículo 7 es homogénea. Todo lo que allí se enumera son actos, tal como se
expresa claramente en su acápite. Al referirse concretamente a cada uno de
ellos, algunas veces prefirió la palabra “operaciones”, otras veces prefirió la
palabra “convenciones” y otras la palabra “empresa”, como sinónimo de activi­
dad,
.|ío debemos olvidar aquélla regla de hermenéutica fundamental, según la
cual entre dos interpretaciones posibles, si de una de ellas parece derivarse la
existencia de un error en la Ley, incoherencias o consecuencias absurdas y de
otra interpretación se deriva una perfecta armonización y congruencia de los
textos legales y dotan de sentido a la norma, ésta última es la interpretación
correcta. Entonces, consideramos atendible una interpretación en el sentido de
considerar que el codificador utilizó una misma técnica en los diversos numera­
les del artículo 7, que la enumeración es homogénea, que es coherente la refe­
rencia a “actos”del acápite con la naturaleza de lo que se enumera a continua­
ción y que es coherente lo que se expresa en el numeral 4 con lo que se expresa
en los artículos 721 y 335.
En definitiva, en nuestra opinión, el artículo 7, en su numeral 4, incluye en­
tre los actos de comercio cuatro actividades: la fabricación, la comisión, el depó­
sito y el transporte. En los numerales anteriores ya se habían enumerado otras,
como la compraventa, las operaciones de cambio, banco, corretaje o remate y las
negociaciones sobre letras de cambio o cualquier otro género de papel endosa-
ble. No tendría este numeral, entonces, una mayor particularidad, a no ser
porque el codificador, al comenzar la enumeración de actividades que reunió en
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 231

el numeral 4, utilizó una expresión semánticamente muy importante para el


Derecho Comercial: la palabra “empresa”. Dice el Código: “La ley reputa actos
de comercio en general:..: -4. Las empresas de fábrica, comisiones, depósitos o
transportes de mercaderías por agua o por tierra”.
Puede sostenerse que la enunciación de actos de comercio del articuló -7 se
hace a los efectos de determinar la calidad de comerciante. Si una persona rea­
liza una actividad continuada de fábrica, comisión o depósito y hace de ello su
profesión habitual, adquiere la calidad de comerciante, sometido a la Ley. co­
mercial. Luego, los actos que realice en el ejercicio de su profesión comercial,
serán comerciales o no, según reúnan las condiciones requeridas en el Libro
que regula los contratos. La persona que realiza habitualmente comisiones será
reputada comerciante y quien realiza una actividad habitual de recibir depósi­
tos será comerciante.
Es decir, en el libro que se destina a regular los contratos comerciales,: se
analiza cada contrato, atribuyéndoles notas especiales para someterlos a las
normas comerciales. Sucede lo mismo que lo antes señalado respecto a la com­
praventa comercial. Es comerciante quien realiza habítualmente compras para
revender; pero cada contrato concreto que celebre será comercial o civil según
los condicionamientos de los artículos 515 y 516.

V. Actividades reputadas comerciales por el num eral 4

En el numeral 4 del artículo 7 se hace referencia a cuatro actividades: fábri­


ca, comisión, depósito y transporte de mercaderías por agua o por tierra, Por lo
tanto, no cualquier empresa es comercial en nuestro Derecho. A pesar de ello,
se admite, en general, una interpretación bastante amplia del alcance de cada
una de las cuatro categorías comprendidas en el numeral 44S!). <-
Anaüzai*emos, a continuación, cada una de las actividades comprendidas en
la referencia legal.

A. Empresa de fábrica

Según vimos, el ciclo económico consta de tres etapas: producción, interme­


diación y consumo, Desde el punto de vista económico, sólo se considera comer­
cio a la etapa de intermediación. La fabricación, entonces, en tanto consiste en
producción o transformación, no sería comercio desde el punto de vista econó­
mico. Sin embargo, el Código de Comercio menciona expresamente a la empre­
sa de fábrica entre ios actos que reputa comerciales, con lo cual mercantiliza
algo que, en sentido económico no sería comercio.

S!BURU, op. cit., p. 113.


232 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

1. Concepto de fábrica

De acuerdo al diccionario, de ía Real Academia Española, fabricar es produ­


cir objetos en serie, generalmente por medios mecánicos. También, se considera
fábrica a la transformación industrial de una fuente de energía.
Según vimos, el ciclo económico consta de tres etapas: producción, interme­
diación y consumo. Desde el punto de vista económico, sólo se considera comer­
cio ala etapa de intermediación. Con la inclusión de la empresa de fábrica como
acto de comercio, se comercializa, entonces, lo que en sentido económico, no es
comercio, según ya expusimos. La fabricación es producción y el comercio es
intermediación entre la producción y el consumo.
La doctrina ha interpretado en forma amplia el concepto gramatical de fá­
brica. La. doctrina sostiene que la norma abarca, también, a la empresa de ma­
nufactura en que se recurre, principalmente a la habilidad manual del opera­
rio500. En ésta hay, también, transformación de materia prima, sólo existe dife­
rencia en cuanto al medio empleado.
Cabe advertir que en la enumeración original de los actos de comercio reali­
zada en el Código de Comercio francés, no se mencionaba a la “fábrica” sino a la
“manufactura”. Nuestro codificador sustituyó la expresión original.
Se sostiene que la actividad de fábrica existe no sólo cuando se crea una cosa
nueva sino, también, cuando se le atribuye una calidad nueva. Daremos ejem­
plos: no sólo es producción tejer una tela sino, también, lo es el teñido. Tam­
bién, se incluye en el concepto de producción, todo lo que aumenta la utilidad
de un bien. Quien aumente la utilidad de un bien a través de un proceso mecá­
nico, estará fabricando. Con este criterio amplio, quedarían comprendidos en el
numeral que estudiamos, por ejemplo, aquéllos que se dedican al lavado y plan­
chado de ropa o a la limpieza de obras sanitarias.
Para la hipótesis de este numeral cuarto, no interesa el origen o procedencia
de los bienes que se transforman: pueden ser comprados o pueden ser productos
obtenidos de la tierra del fabricante. Por ejemplo: la fabricación de azúcar con
insumtís provenientes de cultivos propios de remolacha o el aserradero que tra­
baja e industrializa la madera de los montes de su propiedad, son comerciales.

s.2, Alcance de la mercantilización de la empresa de fábrica

Ahora, aplicando a la fábrica .los conceptos vertidos en cuanto al significado


de empresa en el artículo 7, tendríamos varias posibilidades interpretativas.
Según la opinión que mencionamos, en primer lugar sería mercantil la propia
empresa de fábrica. Esto es, la organización de trabajo ajeno y capital, aplicada
a un proceso de fabricación, sería mercantil. Consecuentemente, serían comer-

Según SJBURU "fabricación vale ionio cama manufactura’’ (SlBURU, id., p. 113).
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 233

cíales, tanto los actos que permiten establecer una fábrica y la ponen en condi­
ciones de funcionar, como los actos que son emanación de su actividad. Serían
actos comerciales, entonces, aquellos por los cuales se organiza la empresa de
fábrica: la compra de equipos industriales, la provisión de materia prima, etcé­
tera, y lo serían, también, los actos que suponen la explotación de la actividad
objeto de la empresa.
En la posición ya reseñada de PÉREZ FONTANA, sólo serían comerciales los
actos que la empresa de fábrica realíce, lo cual implica la subjetivización de la
empresa de fábrica. Este criterio merece varias objeciones.
En primer lugar, en nuestro Derecho, la empresa no tiene personalidad jurí­
dica. Por lo tanto, la subjetivización de la .empresa de fábrica va a contramano
de uno de los principales axiomas en que se fundamenta nuestro sistema jurí­
dico.
En segundo lugar, si entendiéramos que el numeral 4 tiene como objetivo
comercializar todas aquellas compraventas1tendientes a:establecer la fábrica y
permitir su funcionamiento, entonces el numeral 4 funciona como una excep­
ción al numeral 1 - en tanto, según aquél, sólo sería mercantil la compra para
revender. No sería esta la única excepción al respecto, puesto que el artículo
516, numeral 1, inciso 2, admite el carácter comercial de la compraventa de los
inmuebles por accesión. Sin embargo, esta conclusión nos parece absurda y
absolutamente alejada de la intención del legislador. En general, nos parece
equivocada la interpretación según la cual la empresa de fábrica sería una es­
pecie de esfera que mercantil! za todo lo que toca.
En tercer lugar, esta interpretación haría superflua la inclusión de la fábri­
ca en el numeral 4 del artículo 7. Las compraventas accesorias al comercio,
para prepararlo o facilitarlo, ya son mercantiles en virtud de lo dispuesto en el
inciso 2 del numeral 1 del artículo 516.
Si aplicamos a la empresa de fábrica el segundo de los criterios analizados -
esto es, que el artículo 7 no mercantiliza a la propia empresa sino a la actividad
realizada mediante una organización empresarial - quedarían descartados los
problemas derivados de ja subjetivización de la fábrica, así como de la mercan­
til! zación de los actos preparatorios de la fabricación. Sin embargo, se nos ocu­
rre otra objeción.
Adviértase que la actividad de fábrica - o sea, la fabricación - no está consti­
tuida por verdaderos actos jurídicos. La fabricación es un conjunto de hechos.
Pertenece al mundo de lo fáctíco, no de lo jurídico. Por lo tanto, mal puede ser
un acto de comercio un conjunto de hechos. A la fabricación, en sí misma, no le
podemos aplicar el Derecho Comercial. El Derecho regula relaciones jurídicas y
el proceso de fabricación no lo es.
Podría entenderse que lo que se pretende mercantilizar son las ventas que el
fabricante hace de sus productos. Esto merece una crítica muy similar a la que
234 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

efectuábamos respecto de la mercantilización de los actos preparativos de la


fábrica. La comercialidad de la venta que hace el fabricante de sus productos,
no depende de lo que establezca el numeral 4 -que no se refiere expresamente a
ella- sino de lo establecido respecto de la compraventa en el numeral í del artí­
culo 7 y en el artículo 516.. La venta de los productos que se fabrican será mer­
cantil si quien los compra lo hace con la intención de revenderlos o arrendar su
uso {art. 7, n. 1). Si el fabricante vende directamente al consumidor, entonces,
la compraventa no será mercantil (art. 516, n. 2) sino una relación de consumo
(art. 4 Ley 17.250). Por otra parte, si el codificador hubiera querido que las
ventas que hacen los fabricantes de sus productos fueran mercantiles, lo hubie­
ra establecido a texto expreso, claramente, como hizo respecto de las compra­
ventas de cosas accesorias al comercio (art. 516, n. 1, inc. 2).
En nuestra opinión - y tal como lo reconoce ALAUZET indirectamente*51- la
finalidad del legislador no era mercantilizar ni a la propia empresa ni a los
hechos que constituyen el proceso de fabricación, sino someter al fabricante a!
estatuto del comerciante.
Es evidente que el codificador francés pudo haber realizado eso directamen­
te, estableciendo que comerciante no era sólo aquél que intermediaba sino,
también, quien fabricaba. Esto no era, sin embargo, “l'air du temps”. Recuérde­
se que la Revolución Francesa acabada de abolir terminantemente a todas las
corporaciones302 y se quería objetivizar el Derecho Comercial. Sin perjuicio de
ello, si la actividad de fábrica se declaraba mercantil, quien fabricase sería co­
merciante y, por lo tanto, quedaría sometido al estatuto deí comerciante y a la
jurisdicción mercantil003.

3, Empresa de construcción

Un caso especialmente interesante es el del contrato de construcción. Según


los términos que se hayan pactado, se tratará de un arrendamiento de obra o de
servicios. El artículo 578 del Código de Comercio, que define al arrendamiento
comercial, no nos brinda elementos que nos permitan distinguirlo del civil.

a. La construcción como actividad civil

SÁNCHEZ FONTANS- sostenía que el contrato de construcción no es comercial.


Argumenta que construir no es fabricar. En el caso de la construcción de edifi­
cios u otras obras, el producto de su actividad se adhiere a un inmueble y se

Wl A laozst , op. cit., p. 808-


Edicto de Turgot, 1.776.
Visto desde esta perspectiva, la incorporación de la fábrica en la enumeración, de los actos de
comercio, carecería hoy de mayor relevancia práctica, por cuanto, en general, la actividad fabril
está a cargo de sociedades comerciales. En estos casos, la comercialidad del sujeto que fabrica
deriva ope legis de la adopción de un tipo social comercial (art. 4 Ley 16.060).
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 235

transforma en un bien de esa misma naturaleza. La diferencia entre una fábri­


ca y una empresa de construcción es la diferencia de la naturaleza del producto:
mueblé ó inmueble. Respectó del artículo 590 del Código de Comercio, Sánchez
F ontans considera que se refiere a locación de obra sobre cosas muebles.
MEZZERA ÁLVAREZ agregaba que el artículo 632 del Código de Comercio francés,
modelo y fuente de nuestro artículo 7, no menciona a las empresas de construcción
y esa omisión del codificador francés fue deliberada, pues figuraba en el proyecto.
En efecto, el Código de Comercio francés establece en su artículo 632, que séfreputa
acto de comercio “toda empresa de manufactura”y en el artículo 633 se agrega que,
igualmente, se reputa acto de comercio “toda empresa de construcción y toda com­
pra, venta y reventa de embarcaciones para la navegación interior y exterior”. El
proyecto presentado por la comisión redactora, decía simplemente: "fíe reputan
actos de comercio las empresas de construcción”, pero, por indicación de las Cortes
de Apelación de Angers y Orleáns, los redactores del Código limitaron la comercia-
lidad a las empresas de construcciones marítimas.
De ahí, habría surgido un régimen complejo: son actos de comercio, según el
Código Comercial francés, las empresas de manufactura y las de construcción de
navios, y no lo son las empresas de construcciones terrestres. Como esa exclusión,
además de ilógica, resultaba perjudicial para los intereses del comercio, la doctrina
hizo una nueva distinción: si el constructor sólo pone su trabajo, realiza una activi­
dad civil, pero si pone materiales, entonces compra muebles para revender y su
actividad será comercial (nuestro art. 590). Esta distinción, se explica por el deseo
de someter a estas empresas al régimen del Código Comercial.

b. La construcción como actividad m ercantil

En nuestra :doctrina, SUPERVISELE se inclinaba por el carácter comercial de


las empresas de construcción304. Existen dos argumentos que hacen pesar la
balanza respecto de la aplicabilidad del Derecho Comercial. En primer lugar, el
artículo 7, en su numeral 4, reputa comercial a la empresa de fábrica,- Se ha
entendido que la construcción queda incluida dentro del concepto de fábrica, lo
cual permitiría extender la aplicación del Derecho Comercial al contrato de
arrendamiento respectivo.
En segundo lugar, cabe recordar lo dispuesto por el artículo 590: “Si se da a
una el encargo de hacer una obra, puede convenirse que pondrá sólo su indus­
tria, o que suministrará también los materiales. En el primer caso hay simple­
mente arrendamiento de obras. En el segundo hay a la vez venta y arrendamien­
to; y el contrato que podría algunas veces no ser comercial, considerado como
arrendamiento, viene a serlo considerado como venta”. De modo que si el cons­
tructor suministra los materiales, el Código somete al contrato al régimen mer­
cantil.

SUPERVISELE a p u d MEZZERA ÁLVAREZ, op. cit., p. 82.


236 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

La doctrina francesa moderna, señala que es comercial la empresa de cons­


trucción, suministre o no los materiales. En el mismo sentido^: la jurisprudencia
francesa, a partir de una decisión de la Corte del 20 de octubre de 1.908. El
Código Civil italiano ha resuelto expresamente la cuestión, declarando sin res­
tricción ninguna la comercialidad de la empresa de construcción®00.
Alguna doctrina ha sostenido que la construcción supone una intermedia­
ción entre la oferta y la demanda. Se desempeñaría, entonces, la función del
comercio, por lo que debería quedar sometida a la Ley comercial506. Discrepa­
mos, especialmente, con este último argumento. El constructor, como cualquier
arrendatario de obra o de servicios, no intermedia. Simplemente ofrece la reali­
zación de una obra o la prestación de un servicio. Aun si. lo consideráramos un
intermediario, esa circunstancia no implicaría que su actividad fuera comercial
desde el punto de vísta jurídico. Según vimos al comenzar a estudiar el acto de
comercio, no basta con que una actividad pueda considerarse comercial desde el
punto de vista económico. Es menester que el Derecho haya reconocido este
carácter, sea en el artículo 7 o sea en otra disposición. A lo sumo, cabría exten­
der por analogía algunos de los numerales del artículo 7. De eso se trata, jus­
tamente, el problema de determinar si la construcción de un edificio puede o no
ser asimilada a la fábrica.
Algunos autores, sostienen la comercialidad de la construcción, con los si­
guientes argumentos: fabricar, en una de las acepciones del diccionario de la
Real Academia Española, es "construir un edificio, un dique, un muro o cosa
análoga”. En latín, faber, era el constructor o arquitecto. El Código de Comer­
cio, ha exigido calidad de cosa mueble para la venta, pero no repite su exigencia
al referirse a la empresa de fábrica.
El tema, en general, es controvertible. Para algunos, el tema habría quedado
superado en la práctica, pues quienes se dedican a la construcción de inmue­
bles, constituyen sociedades con tipos comerciales y éstas son siempre comer­
ciales, sea cual fuere su objeto (art, 4 Ley 16.060). A esta opinión cabría objetar­
le que el artículo 4 de la Ley 16.060 establece que son comerciales las socieda­
des, no el objeto que realizan. Por lo tanto, las sociedades comerciales podrían
rélflizar actos civiles. Esto es evidentemente cierto. Si una sociedad comercial
coibjfra un inmueble, la compraventa no se mercantiliza en virtud de la comer­
cialidad formal establecida en el artículo 4 referido.

r‘ 4. La producción agrícola

SeSá planteado la posibilidad de que la producción agropecuaria fuera asi­


milada a la fabricación. Esta posibilidad se plantea, especialmente, respecto a
la actividad de producción agro-industrial.*

SlBURÜ, op. cit, p. 116.


** SlBURU, id., p. 116/117.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 237

S iburu considera que la producción agropecuaria no puede ser asimilada a


la fabricación, puesto que ésta supone la transformación de materias primas/
cosa que no sucede en aquélla50'. A este argumento cabría agregar que el artícu­
lo 516, numeral 3, excluye a la actividad agropecuaria de la regulación mercan­
til, al disponer expresamente que las ventas de los frutos de las cosechas y ga­
nados, no se consideran mercantiles.
En cuanto a la producción agro-industrial, según SiBURU, deberíamos dis­
tinguir, en los hechos, cuál es la actividad que se desarrolla en forma principal
y cuál es la accesoria. Si la actividad principal fuera la de industrialización,
entonces deberíamos considerarla incluida en el numeral 4 desarticulo l 'm.

5. Artesano

El artesano es una persona que aplica su trabajo personal para transformar


cosas. Las cosas la puede haber comprado el mismo artesano o pueden ser cosas
que recibe de terceros para que él las transforme509.
La palabra artesano deriva del latín, de artesanus, que encierra una vieja
raíz indoeuropea "ar”, que significa conectar, coligar o reunir adecuadamente.
De ahí que, en un sentido estricto, artesano es. la persona, que tiene pericia o
habilidad para un oficio manual o mecánico019.
El artesanado, tuvo mucha importancia en el nacimiento del Derecho Co­
mercial en la Edad Media. El artesano de aquella época, trabajaba auxiliado
por los miembros de su familia y por un reducido número de aprendices y algu­
nos oficiales o compañeros asalariados, uno o dos, utilizando sus propias
herramientas y en taller que le pertenece. En ese artesano se debe ver el ger­
men de la empresa de fábrica.

a. Diferencias del Artesano con Otras Figuras

* Artesano y empresa de fábrica


Hay diversidad de criterios para distinguir al artesano de la empresa de fá­
brica, pero ninguno de ellos es por sí solo suficiente.

r"r Siburu, íd., p. 114,


r“ Siburu, id.,..p.4 1 .5 .
El Código del m íe sanado de 1.952 en Francia, establece el concepto; es quien ejerce un oficio
por cuenta propia; debe ser fundamentalmente manual; debe tener ciertos conocimientos que
requieren aprendizaje previo; y debe cumplirlo personalmente. Luego, el Decreto 66/1.969, artí­
culo 4 b), también reglamentando la Ley que creó el Tributo Unificado hoy derogado, establecía:
“Se aplicará la tasa del 3 % a quienes desarrollen las siguientes actividades: profesiones no libe­
rales, artesanías y oficios siem pre que. realicen la actividad en form a personal y hasta con un
empleado”.
FONTAXARROSA, op. cit..
238________ Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

El artesano trabaja él solo o con familiares o con algún aprendiz y el empre­


sario organiza trabajo ajeno. En el artesano prima su capacidad técnica perso­
nal y en el empresario prevalece la función de organización y de dirección. El
artesano suele trabajar por encargos y el empresario trabaja para el mercado
general.
En rigor, entre artesano y empresario existen diferencias de matices cuanti­
tativos; el artesano trabaja personalmente, con organización muy simple. Aun
cuando trabaje con algún empleado, se caracteriza por la simplicidad de su
organización.

* El artesano y el obrero
Se distingue el artesano del obrero, porque el artesano trabaja con indepen­
dencia, sin subordinación a un patrón.

* El artesano y el comerciante
El artesano ha quedado fuera del Código de Comercio. Su actividad no está
contemplada en la enumeración legal de actos de comercio. El artículo 7 inciso
4 se refiere a la empresa de fábrica, debiendo entenderse como tal, la actividad
de quien produce bienes por medios mecánicos. El. artesano se sirve de sus ma­
nos y :de herramientas y, en consecuencia, sus actos están regidos por la Ley
civil y no se aplica a su persona, el estatuto del comerciante.
Sólo en la hipótesis en que se hace un encargo y en que él pone los materia­
les (árt. 590) podría, entenderse que el artesano celebra un acto de comercio y
sólo en tal hipótesis y si ese tipo de actividad fuera la habitual y se reunieran
las demás condiciones, del artículo 1 podría entenderse que el artesano adquiri­
rá calidad de comerciante.

b. El Artesano en Derecho Comparado

En Francia existe un Código de los Artesanos. En Alemania se reglamen­


ta en forma minuciosa el artesanado, haciendo de ello una carrera, con eta­
pas: se empieza por ser aprendiz, luego compañero y finalmente artesano. El
artículo 2.083 del Código Civil italiano de 1.942 incluye al artesano entre los
pequeños empresarios, aunque se les considera como empresarios no comer­
ciantes.
Con estos ejemplos queremos indicar cómo en otros países, atendiendo a la
importancia social del artesanado, la.Ley se ha ocupado de reglamentarlo, pero
excluyéndolos del Derecho Mercantil. Si bien en nuestro país no existe legisla­
ción especial, ya han existido inquietudes para reglamentarlo. En el Senado se
presentó un proyecto de ley, hace muchos años, por el senador ÜBILLOS.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 239

B. Em presas de comisiones

La comisión es imá especie de mandato. El Código de Comercio la reglainón-


ta en el libro que se destina a los contratos, junto con el mandato.
¿Cuál es la diferencia entre mandato y comisión? En el mandato, elinan-
datario obra en nombre de la persona que le ha efectuado el encargo y tam­
bién por cuenta de ella. En la comisión, el comisionista obra en nombre-pro- *
pió, sin mencionar a la persona que le ha efectuado el oncargo, a unque-'obra ^
por su cuenta {art. 300 ChCom.). Como consecuencia de esta distinta manera
de actuar, resultan diferentes efectos en uno y otro caso. Los actos realiza­
dos por el mandatario, vinculan al tercero con el mandante; los actos reali­
zados por el comisionista, vinculan al tercero sólo con el comisionista {art.
337 C.Com.),
El mandato y la comisión pueden ser comerciales o civiles, según sea el obje­
to sobre el que recae. Si el mandato se da para realizar un negocio comercial, el
mandato es comercial (art. 306 C.Com.). Lo mismo puede decirse de la comisión
(art. 337 C.Com. y 2.068 del C.C.).
Si consideramos que la palabra “empresa” en el artículo 7 se refiere a la or­
ganización de trabajo ajeno y capital, cuando el artículo 7 se refiere a las em­
presas de comisiones, comprenderá tanto a las que realicen comisión comercial
como civil, por cuanto no distingue. De manera que el acto aislado de comisión,
sería comercial sí se prueba su conexión con un negocio comercial; pero, si se
trata de una empresa para la realización de comisiones, sería comercial en ra­
zón de la organización asumida, sea cual fuere la naturaleza civil o comercial
de los negocios encomendados.
Si consideramos que la palabra “empresa” en el artículo 7 es un mero sinó­
nimo de '‘actividad”, entonces sólo será mercantil el contrato de comisión vincu­
lado con un negocio comercial. El contrato de comisión, cuando recae sobre ne- ■
gocios civiles, quedaría regulado por el Código Civil (art. 2.068).
En otra postura puede entenderse que el artículo 7 declara comercial a la
empresa de comisiones refiriéndose, como dijimos, a una actividad continuada
cuyo objeto es la celebración de contratos de comisión. Si una persona realiza
esta actividad será comerciante. Para calificarlo como tal, no se requiere que
los encargos que recibe sean para realizar negocios comerciales. Desde luego,
los contratos que en cada caso celebre con sus comitentes serán comerciales o
civiles según el objeto del encargo.
Es decir, se califica como comercial la actividad continuada de realizar en­
cargos, sin interesar a los efectos de esa calificación, que los negocios que se
cometen sean civiles o comerciales. Luego, para la atribución de comercialidad
a ios contratos de comisiones que se celebren, se debe estar a la distinción que
hace el artículo 337.
240 Nuri E. Rodríguez Olivera - Garios E. López Rodríguez

C. Empresa de depósito y transporte

Algunos servicios, por ser instrumentos esenciales al comercio, han sido in­
cluidos en la nómina del artículo 7. Así sucede con los contratos de depósito y
transporte.

1. Depósito

El depósito es un contrato. Está definido por el artículo 2,239 del Código Ci­
vil: “El depósito en general, es un acto por el cual alguno recibe una cosa, ajeria
con la obligación de guardarla y de restituirla en especie”
■. í. El artículo 721 define el depósito mercantil. Para que lo sea, deben darse los
siguientes requisitos: 1. que sean comerciantes, ambos contrayentes; 2. que las
cosas depositadas sean objetos del comercio y 3. que se haga el depósito a con­
secuencia de una operación mercantil.
Ahora bien, el artículo 7 se refiere a las empresas de depósito sin hacer dis­
tinciones. Nuevamente, el alcance de la referencia al depósito depende de la
interpretación de la palabra “empresa”. Si consideramos que la palabra “empre­
sa” en el artículo 7 se refiere a la organización de trabajo ajeno y capital, debe­
mos concluir que la empresa será comercial sea cual fuere el tipo de depósito
que realice. De manera que la empresa que realice depósitos en que no se den
los extremos exigidos por el artículo 721, sería de todos modos comercial.
Sólo para el depósito aislado se requerirían los requisitos del artículo 721
para su calificación como comercial; pero ellos no se exigirían si el depósito fue­
se efectuado por una empresa comercial. Se repite lo que hemos expresado res­
pecto al corretaje y al remate y a la comisión. Todo acto de corretaje y de rema­
te y todo acto de una empresa de comisión y de una empresa de depósito, aun
cuando tengan relación con un negocio civil, serían comerciales.
En la otra línea interpretativa que venimos exponiendo, sólo sería mercantil
el contrato de depósito que cumpliere con lo dispuesto en el artículo 721. No
cumpliendo con las disposiciones de este artículo, sería indiferente que quien lo
rqálice se haya organizado como empresa o no.

2. Transporte de mercaderías por agua o tierra

El transporte es un contrato por el cual el transportador se obliga a llevar


cosas o personas de un lugar a otro, a cambio del pago de un precio (flete). Des­
de1el punto de vista económico, el transporte no es comercial; pero es evidente
que cumple una función auxiliar del comercio, facilitando la circulación de los
bienes.
El artículo 7 no se refiere al transporte de personas; pero se entiende que és­
te es también comercial, dada la remisión de la disposición al artículo 1.855 del
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 241

Código Civil que establece: “El servicio de los empresarios o agentes de trans-
;portes, tanto por tierra como por agua, así de personas como de cosas, se regirá
por las disposiciones de la. ley comercial”.
Por otra parte, el Código Comercial reglamenta el contrato de pasaje, que es
el transporte de personas por mar, como si fuera una forma de fletamento y el
fletamento es comercial, por lo dispuesto en el artículo 7, numeral 6. De mane­
ra que, con criterio amplio, debe entenderse que es comercial el transporte de
pasajeros por tierra.
No está previsto, en el artículo 7, el transporte aéreo, ni podía estarlo ya que
la aviación es posterior a la sanción de] Código. Se entiende que también es
comercial, haciendo una interpretación amplia de este numeral.
Si consideramos que la palabra “empresa* en el artículo 7 se refiere a la orga­
nización de trabajo ajeno y capital, sólo sería comercial el transporte si el trans­
portista posee dicha organización. No sería comercial, entonces, el acto de trans­
porte aislado. Tampoco lo sería el transporte ejercido por quien tiene un oficio,
como el taxista o el fletero, que siendo dueño del vehículo, trabaja personalmente;
pero si el taxista, emplea varios empleados o si el fletero contrata empleados y
tiene dos o tres camiones o camionetas, está creando una empresa de transporte
y deviene comercial su actividad. Si consideramos que el artículo 7, numeral 4,
utiliza la palabra empresa como sinónimo de actividad comercial, será comercial
la actividad, del taxista o fletero aun cuando la desarrolle personalmente.
Según se expresó con anterioridad, en ninguna norma del Capítulo V se exi­
ge que para que el contrato de transporte sea regulado por el Código de Comer­
cio, el transportador deba organizar una empresa. Contrariamente, se refiere,
además del empresario de transporte, al “comisionista de transporte” (art. 164),
a los “troperos9, “arrieros”y, en general, a “todos los que se encargan de condu­
cir mercancías mediante una comisión, porte o flete”(art. 163).
Tampoco en el Código Civil se establece que el transporte de pasajeros sólo
será mercantil cuando el transportador se organice como empresa. Contraria­
mente, dice que se regulará por la Ley comercial tanto el transporte de pasaje­
ros realizado por un empresario como por un agente de transporte. Este último
puede ser un empresario o. no, por eso el artículo 1.855 del Código Civil lo men­
ciona por separado.

a. Transporte terrestre

Advertimos, desde ya, que el transporte terrestre no tiene disciplina en el li­


bro de los contratos (como en los dos casos anteriores: el depósito y la comisión).
El transporte terrestre tiene normas que lo regulan en el capítulo V, dentro de
los Agentes Auxiliares del Comercio (art. 163 y ss.). El objetivo del legislador,
fue dar un estatuto profesional al empresario del transpórte; pero, al hacerlo,
incorpora normas relacionadas al contrato de transporte.
242 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

b. Fletamento m arítim o

En materia de navegación marítima, no se regula el transpórte marítimo


sino un negocio parecido: el fletamento. En el fletamento, el armador se
compromete a trasladar cosas, pero en un buque determinado, cuyas bode­
gas ha de proporcionar. Queremos señalar que, sin perjuicio de la exclusiva
reglamentación del fletamento, nada obsta a que se celebre un contrato de
transporte marítimo en que no se individualice el buque que se ha de utili­
zar.
El fletamento marítimo se encuentra regulado en el Título VII del Libro III
del Código de Comercio. Tampoco aquí es exige que el fletante se organice como
empresa.

c. Transporte aéreo y otras figuras del Derecho Aeronáutico.

El Código Aeronáutico, Decreto Ley 14.305 vigente desde 1.974, regula el


contrato de transporte y el fletamento, como figuras distintas y se dan nor­
mas especiales para el transporte de personas. En Derecho Aeronáutico, el
contrato de transporte se corresponde con el concepto de transporte terres­
tre.
El fletamento, es un contrato en que el explotador de la aeronave se obliga,
frente a una persona, a realizar uno o más viajes preestablecidos o a cumplir
pof un tiempo, viajes determinados que le ordene, por un precio llamado flete.
El fletante se reserva el control sobre la tripulación y la conducción técnica de
la aeronave {art. 133 C.A.).
Ni en el contrato de fletamento aeronáutico (art. 133), ni en el de transporte
(art. 137), sea de personas, equipaje o de cosas, se exige que el transportador se
organice como empresa.

III. Actividades asimilables a las fábricas

Se argumenta la comercialídad de algunas actividades, por su analogía con


la actividad de fábrica.

A. E ditoriales

En este tipo de actividad se instalan máquinas, se contratan operarios espe­


cializados, se compra papel y tinta y se editan libros, revistas o diarios para la
venta al público. Entendemos que pueden ser asimiladas a una actividad de
fábrica y, en consecuencia, calificables de comerciales.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 243

JS. Servicios

1. Hoteles

Se sostiene su comereialidad, pues en un hotel se compran muebléá y; con


ellos se proporciona alojamiento. Su operativa se asimila a la compra comercial
en que se compra cosas muebles para alquilar su uso.
Actualmente se habla de una industria hotelera, como una de las industrias
del turismo, “industria sin humo”. Se la asimila a una actividad de fábrica,
pues si bien no fabrica ni transforma bienes, produce servicios.

2. Compañías de gas, energía eléctrica, agua

Las personas que proveen de gas, electricidad y agua a los particulares rea­
lizan una actividad de fábrica pues, en todos los casos, el elemento que se ven­
de, es producto de una transformación. La actividad que realizan es comercial,
aun cuando se realice por el Estado.

3. Espectáculos públicos

El artista que da un concierto no es un comerciante, pero cabe preguntarse


si lo es el empresario que adquiere o alquila un local, compra butacas, decora­
dos, telones, contrata boleteros y acomodadores y demás empleados para aten­
der la escena y, luego, contrata artistas para montar espectáculos diversos.
En el ejemplo, hay una organización emp.resaria, pero no toda organización
empresaria es comercial. En nuestro concepto, no encuadra estrictamente en
las cuatro categorías de actividades empresariales del Código de Comercio,
aunque se la podría asimilar a la actividad de fábrica, pues si bien no hay pro -
ducción de cosas materiales, sí se producen servicios. La misma extensión.ana-
lógica se puede hacer respecto de los circos y cines011.

En una sentencia publicada en La Justicia Uruguaya, t. 10, caso 1.841 se expresa:


“E n la s empresas d e e sp ectá cu lo s p ú b lic o s e l ele m e n to precedente es la locación d e l tra b a jo . S e
e sp ecu la sobre la n e c e s id a d q u e lo s a r tis ta s tie n e n de procurarse la vid a . C o o rd in a r e sto s
e le m e n to s es la fu n c ió n d e l e m p re sa rio en consecuencia a s u m e u n a fu n c ió n d e in te r m e d ia ­
rio e n tre e l p ú b lic o y lo s a r tis ta s . Tocias e sta s ra zo n es y c irc u n s ta n c ia s in d iv id u a liz a n p e r ­
fe c ta m e n te a la s e m p re sa s d e e sp ectá cu lo s p ú b lic o s com o comerciales.
4) D is tin to es la situ a c ió n d e l d ir e c to r de u n a c o m p a ñ ía tea tra l. S i éste n o es a la v ez e m p r e s a ­
rio y a r rie n d a p o r s u c u e n ta u n local o te a tro p a r a efe ctu a r la s rep re sentac toi íes, fo rzo so le
será c o n tra ta r lo s servicio s d e la c o m p a ñ ía d e u n empresario q u ie n le d a r á a l te a tro y a d ­
m in is tr a r á el negocio fr e n te a l p ú b lic o en e l ca rá cter de in te r m e d ia r io y co m ercia n te. E s el
e m p re sa rio el q u e in v ie rte c a p ita le s y especula y p o r e n d e q u ie n lleva la rep resen ta ció n
fr e n te a l p ú b lic o esp e c ta d o r y a los terceros en tre los q u e deb e c o n ta rse la a d m in is tr a c ió n
p a r a el cobro d e los ¿mpuesfos y e n ca so d e in fra cció n p a r a la im p o sició n d e sa n cio n e s y
m u lta s ”.
244 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

C. Actividades artesanales

Hay diversidad de criterios para distinguir al artesano del empresario de fá­


brica, pero ninguno de ellos es por sí solo suficiente. El artesano trabaja él solo
o con familiares o con algún aprendiz; el empresario organiza trabajo ajeno. En
el artesano prima su capacidad técnica personal; en el empresario prevalece la
función de organización y de dirección. El artesano suele trabajar por encargos;
el empresario trabaja para el mercado general.
En rigor; entre artesano y fabricante existen diferencias de matices cuanti­
tativos; el artesano trabaja personalmente, con organización muy simple. Aun
cuando trabaje con algún empleado, se caracteriza por la simplicidad de su
Organización.
Algunas actividades artesanales se encuentran en el límite de lo que se po­
dría considerar actividad de fábrica, por lo cual se ha planteado su calidad de
acto de comercio, por analogía con la fábrica. Veremos, a continuación, algunos
de estos casos.

1. Confección de ropa

Una persona compra tela y confecciona pantalones o vestidos. Realiza una


actividad artesanal pues, en la compra, prima la intención de realizar una
transformación sobreda intención de revender.
El artesano ha quedado fuera del Código de Comercio. Su actividad no está
contemplada en la enumeración legal de actos de comercio. El artículo 7, nume­
ral 4, se refiere a la empresa de fábrica, debiendo entenderse como tal, la acti­
vidad de quien produce bienes por medios mecánicos, El artesano se sirve de
sus manos y de herramientas y, en consecuencia, sus actos están regidos por la
Ley civil y no se aplica a su persona, el estatuto del comerciante.
Sólo en la hipótesis en que se hace un encargo y en que él pone los materia­
les (art. 590) podría entenderse que el artesano celebra un acto de comercio y
sólo en tal hipótesis y si ese tipo de actividad fuera la habitual y se reunieran
las demás condiciones del artículo 1 podría entenderse que el artesano adquiri­
rá calidad de comerciante.
Supongamos, en otra hipótesis, que esa persona prospera, compra entonces
varias máquinas de coser. Su actividad se ha transformado, pasando a ser una
actividad de fábrica y entonces nos encontramos sí, con una actividad comer­
cial,... . ;..v,.■>
2. Casas de fotografía

El fotógrafo tiene un equipo de fotografía y revelado. Su actividad consiste


en sacar fotografías al cliente que se presenta, En nuestro concepto, su activi­
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 245

dad es la del artesano, regida por el Derecho Civil. Si el fotógrafo tiene emplea­
dos y prepara fotografías en cantidad, sin previo pedido-como por ejemplo pos­
tales- su actividad cambia de naturaleza y se convierte en mercantil, pues se
puede asimilar a la actividad de fábrica.

VI. Régimen jurídico del empresario

No existe una regulación jurídica para la empresa. Quien se propone organi­


zar una empresa para realizar una actividad comercial o industrial debe actuar
dentro de los marcos jurídicos que la Ley ha prefijado.
A. La primera decisión a tomar por el futuro empresario es..si ha de.actuar a
título personal o en forma societaria. Para resolverlo se atenderá a las circuns­
tancias de cada caso.
Puede resolver la actuación en forma individual toda vez que cuente con re­
cursos suficientes para abordar la empresa proyectada. Cuando se trata de
empresas de pequeña o mediana envergadura es posible que. una sola persona
pueda hacer frente a los costos de su organización; pero no. lo es cuando se trata
de empresas que requieren importantes sumas de .capital,.-que. difícilmente se
reúnen en una sola mano.
Además, existe otro factor que influirá para la toma de decisión: el empre­
sario individual, que destina parte de sus bienes a una explotación comercial o
industrial, compromete en ella todo su patrimonio. Si una persona resuelve
emprender uña actividad industrial y destina para ello, una determinada suma
de dinero, asume un riesgo importante, puesto que compromete toda su fortuna
personal al resultado de la actividad industrial y no sólo aquel dinero afectado
a ella. Si la actividad emprendida fracasa, las deudas y compromisos contraídos
afectan, también, a los bienes que estaban ajenos a tal actividad; por ejemplo,
bienes afectados a otro giro industrial o comercial, su casa particular, su cam­
po, su automóvil, etcétera. Si el futuro empresario desea dejar ciertos bienes al
abrigo de la aventura - que siempre supone una nueva empresa - la solución
que debe tomar es la de adoptar una forma societaria, que le permite limitar
riesgos.
Cuando se trata de empresas de cierto tamaño, se hace necesario el concurso
de varias personas, que contribuyan con sus aportes a la formación del capital
necesario para abordarla. Una sociedad es un contrato celebrado entre dos o
más personas que se ponen de acuerdo en aunar bienes y aun esfuerzos perso­
nales para explotar un determinado giro comercial o industrial y para luego
distribuirse las utilidades que la explotación genere o soportar las pérdidas
sufridas.
Como el contrato de sociedad da nacimiento a un nuevo ente o ser jurídico,
los aportes que cada socio realiza pasan a formar parte del patrimonio de la
246 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

persona jurídica creada. El socio aportante pierde su derecho de propiedad so­


bre el bien aportado que pasa a ser objeto de propiedad de la sociedad; aunque
puede hacerse también el aporte del usufructo o del uso de un bign. A cambio
del bien aportado, cada socio adquiere una participación, una cuota o una ac­
ción, según el tipo social adoptado.
La sociedad como persona jurídica, usando como instrumento los bienes
aportados, será quien luego organizará la empresa, adquiriendo los bienes ne­
cesarios, ubicándolos en el local que compre o arriende al efecto, contratando
personal para poner la organización de bienes en movimiento etcétera. Será la
sociedad quien contrate con terceros comprando materia prima y luego ven­
diendo los productos fabricados. Será la sociedad la que obtenga líneas de crédi­
tos de los Bancos, la que abra cuentas corrientes, la que firme vales, créditos
documentarios, cheques, etcétera. De este modo con el aporte de diversas per­
sonas se logrará realizar una actividad para explotar un giro que resultaba
difícil abordar con el esfuerzo de una persona aislada.
Si se elige una forma societaria con el fin de limitar responsabilidades futu­
ras; habrá que decidir qué tipo social se adopta, pues no todos sirven para ello.
Así1se deberá elegir entre una sociedad de responsabilidad limitada para una
empresa pequeña o mediana o una sociedad anónima, si se necesitan aportes
caudalosos o una sociedad cooperativa si se prefiere una forma orientada por
principios cooperativistas.
>B. Resuelta por el futuro empresario la forma en que ha de actuar, si en
forma personal o bajo uno de los tipos societarios previstos por nuestra ley y
creada la organización empresaria, debe luego proceder a cumplir con exigen­
cias legales requeridas al comerciante y que integran su estatuto profesional.
C. Dijimos que la empresa tiene un sustrato material: el capital. Al respecto
el futuro empresario tiene dos posibilidades.
El empresario puede adquirir bienes y organizarías
para efectuar con ellos la actividad proyectada. En este
caso,, el futuro empresario. crea un establecimiento co­
mercial o industrial que le servirá, para su explotación.
El empresario puede, también, adquirir un estableci­
miento comercial o industrial que ya está en funciona­
miento. En este segundo caso, la adquisición del estable­
cimiento está sujeta a una disciplina legal especial y
compleja, tendiente, en especial, a la tutela de los acree­
dores particulares y estatales del vendedor.
D. El futuro empresario necesitará colaboradores de toda índole: obreros,
empleados, dependientes, factores, técnicos y profesionales, Con cada uno de
ellos deberá celebrar contratos reglados por el Derecho.
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 247

El obrero presta servicios de carácter material. El empleado presta servicios


de naturaleza intelectual. Uno y otro, son subordinados que celebran con el
empresario cóhtrátos de trabajo sometidos a la disciplina del Derecho Laboral,
caracterizado por ser fundamentalmente tutelador de aquéllos.
Los dependientes son empleados que trabajan en establecimientos comercia­
les. Tienen ciertas facultades de representación del comerciante conferidas por
la Ley, como las de vender y cobrar el precio en ciertas circunstancias y‘condi­
ciones. Están sujetos no sólo al Derecho Laboral sino también á normas conte­
nidas en el Código de Comercio. El titular del establecimiento puede conferirle
otras facultades.
Los factores o gerentes son empleados con un nivel jerárquico superior. Tie­
nen facultades de administración interna de la empresa; pero además se les
confiere el poder de representar al comerciante en sus relaciones con terceros.
Los factores constituyen una figura compleja que se regula por el Derecho labo­
ral, pero además por las normas específicas que les dedica el Código de Comer­
cio.
También, existe la posibilidad de contratar vendedores de plaza o agen­
tes viajeros que también son empleados subordinados que colocan los pro­
ductos del establecimiento, actuando fuera de su local. Los vendedores de
plaza actúan dentro de la localidad donde está asentada la empresa y los
agentes viajeros en otras localidades. Unos y otros están sujetos a un esta­
tuto legal especial.
En fin, de acuerdo al giro y a la importancia de las actividades y al desarro­
llo que adquieran, será necesario contratar técnicos y aun profesionales univer­
sitarios, como ingenieros, químicos, contadores, abogados, escribanos, etcétera.
Con ellos se celebran contratos de arrendamiento de servicios, para los cuales
no existe una disciplina específica. Se aplica a tales contratos el CódigojCivil.
Pueden talés técnicos y profesionales celebrar contratos de trabajo con los em­
presarios que requieren sus servicios, en cuyo caso sus relaciones se someten,
además, al Derecho Laboral.
Los autores recuerdan que el Código Comercial francés introdujo el concepto
dé empresa en la enumeración de los actos de comercio, cuando sujetó a la ju­
risdicción mercantil a las empresas de manufacturas (art. 632 C.Com. francés).
La importancia de éstas, al momento de sancionarse el Código, ameritaba su
inclusión en la enumeración de los actos de comercio, aunque la producción no
se correspondiera con el concepto económico de comercio.
Por leyes posteriores, se amplió el artículo 632 del Código Comercio francés,
agregando otras empresas. Se apreció que no había razón para sólo incluir la
producción de bienes materiales sino que debían someterse a la misma regula­
ción comercial la producción de servicios, incorporándose al ámbito comercial
otro tipo de empresas, como la de comisiones y transporte.

L
248 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Ei artículo 7 de nuestro Código de Comercio incluye, entre los actos de co­


mercio, lo que denomina “empresas de fábrica, comisión, depósito y transporte
de mercaderías por agua o por tierra’'. Dedicaremos un primer numeral al aná­
lisis de los posibles significados de la palabra “empresa” en el contexto del artí­
culo 7. En segundo lugar estudiaremos cada una de las actividades a que se
refiere el numera] 4.

Subsección Tercera; Otros Actos de Comercio Incluidos en el Articulo 7

,A continuación, nos referiremos a otros actos de comercio incluidos en la


enumeración del artículo 7.

I. Operaciones de cambio, banco, corretaje y remate

El artículo 7 reputa actos de comercio a toda operación de cambio, banco, co­


rretaje o remate.

A Operaciones de cambio

La operación de cambio está incluida en el numeral 2 del artículo 7. ¿Qué es


una operación de cambio? Cambio es la sustitución de una cosa por otra. Podría
confundirse, entonces, con el contrato de permuta (art. 572 C.Com.), pero no es
ese el sentido de la norma que comentamos.
La doctrina unánime entiende que el artículo 7 se refiere al cambio de mo­
neda, Para que haya operación de cambio, deben intervenir monedas de países
distintos. La moneda actúa como mercadería; se compra y se vende. En esa
compraventa no se requiere intención especial, como en el caso del numeral 1
del, artículo 7.
Nuestro Código no reglamenta la operación de cambio; sólo hay referencias
aisladas. En nuestro país, en estas operaciones hoy intervienen, preferente­
mente, los bancos y las casas de cambio, sometidos a un régimen legal y regla­
mentario especial.

B. Operaciones de banco

Las operaciones de banco están previstas en el numeral 2 del artículo 7. Se


llama banco a la entidad jurídica que cumple con la función de intermediación
en la circulación del dinero y títulos valores o metales preciosos. Fundamen­
talmente, recibe dinero en depósito y lo coloca en préstamo. Tal es su actividad
principal. Hay otros negocios y actividades realizadas por los bancos en forma
accesoria.
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 249

Los bancos están sujetos a una reglamentación estricta dada por el Decreto
Ley 15.322, modificado por la Ley 16.327. Están sometidos a la autorización
previa del Poder Ejecutivo para funcionar y a una serie de contralores.de! Ban­
co Central del Uruguay durante su constitución, vida y extinción.
Lo peculiar de este acto de comercio, es que sólo adquieren carácter de ope­
ración de banco, aquellos actos realizados por bancos, esto es, las entidades
autorizadas a funcionar bajo el régimen de las leyes citadas. No podríamos tipi­
ficar una operación aislada como banearia y afirmar que sea bancaria, cuando
la realiza quien no sea entidad bancaria. Por ejemplo, un particular puede de­
dicarse a recibir dinero y a colocarlo, peto ni los depósitos ni los préstamos que
realice serán operaciones de banco y por lo tanto no serán actos de comercio,
por aplicación de este numeral. De manera que para calificar una operación
como bancaria no podemos prescindir de la persona que lo realice que debe ser
un banco.
La actividad de los bancos se desarrolla utilizando, fundamentalmente, los
clásicos contratos de depósito y préstamo. Existen distintas modalidades de
depósito o préstamo bancario pero en ellas no varía la estructura propia de los
contratos tradicionales. Por lo tanto, el negocio bancario no tiene una especifi­
cidad que lo distinga. No es un contrato distinto; se distingue de otros sólo por
el sujeto que lo realiza.
Hacemos la salvedad de algunos negocios bancarios que se alejan de los
tradicionales como la apertura de crédito, el descuento, el crédito documen­
tarlo, el arrendamiento de cajas de seguridad. Estos negocios nacen en el
ámbito bancario, pero nada obstaría que cualquiera de ellos pudiera ser
ejecutado por una persona no bancaria; pero, en tal caso, no serán operacio­
nes de banco y no serán negocios mercantiles por lo expresado en párrafos
precedentes.

C. Operaciones de corretaje y remate

1. Coime taje

El corretaje está previsto en el numeral 2 del artículo 7. El corretaje es una


mediación entre oferta y demanda de bienes y servicios. Tiende a provocar el
acercamiento entre las partes para facilitar la conclusión de contratos directa­
mente entre ellas. Quien participa en esa mediación es el corredor, a quien el
Código de Conjercio le da un estatuto profesional especial.
La actividad del corredor se caracteriza porque se limita a vincular a las
partes sin entrar dentro de la circulación de los bienes. Interesa recalcar que el
corredor no tiene representación de las partes que le encomiendan un negocio.
No es mandatario. Sólo presta su concurso para lograr el acuerdo directo de los
contratantes.
250 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Como puntualízación, cabe advertir que la Ley califica de comercial a toda


operación de corretaje sin hacer distinciones, sin imponer la accesoriedad del
corretaje a negocios mercantiles. En consecuencia, el corretaje pueple.vincularse
a operaciones civiles, como por ejemplo una compraventa de inmuebles. El co­
rretaje en negocios civiles es también comercial.
Además, dado que el Código de Comercio reglamenta la profesión del corre­
dor, se plantea la siguiente duda: si el corretaje, para ser acto de comercio, debe
ser realizado por un corredor profesional. Entendemos que la Ley no distingue.
En consecuencia, el corretaje efectuado por quien no es corredor profesional, es
también comercial. Más adelante, hemos de considerar la situación de quien
realiza actos de corretaje sin ser corredor profesional,

2. Remate

El remate, también, constituye una forma de intermediación entre oferta y


demanda de bienes. En el remate, el rematador ofrece, previos los avisos de
estilo, determinados bienes a un grupo de interesados; recibe ofertas a viva voz
de éstos y acepta la última y mejor.
Corresponde señalar, que la Ley califica de comercial a todo remate sin dis­
tinguir si se trata de remate de muebles o inmuebles. En consecuencia, el re­
mate de inmuebles es comercial.
Por otra parte, la Ley 15.508 de 23 de setiembre de 1,983, modificada por
Ley 16.736, artículos 433 a 435, reglamenta la profesión del rematador, dero­
gando las normas del Código de Comercio. En el régimen vigente se establece
que .los rematadores profesionales tienen la exclusividad de las ventas en rema­
tes de cualquier clase de bienes (art. 2). No puede haber, por lo tanto, remates
realizados por quien no sea rematador.
El rematador actúa por cuenta del dueño de los bienes, aceptando el precio
ofertado y, de este modo, perfeccionando una compraventa. Si el bien vendido
en remate es un inmueble, el rematador logra la. determinación del precio, vin­
culando ai dueño; pero no puede celebrar por éste, la enajenación que requiere
escritura pública. La escritura debe ser firmada por el dueño del bien y, si se
trata de venta judicial, por el juez en representación de éste.
El rematador -repetimos- actúa por cuenta ajena, para concertar la venta o
para fijar uno de los elementos del contrato de compraventa; Veremos, más
adelante, que puede asumir dos calidades: de mandatario 0 de comisionista,
según invoque o no el nombre del dueño de los efectos vendidos. Si actúa como
mandatario, ejerce la representación del dueño de los bienes que le encomienda
el remate y, por lo tanto, lo vincula jurídicamente con terceros. Si actúa como
comisionista, no tiene funciones de representación y no vincula al dueño de los
bienes frente a terceros. La Ley 15.508 hace continua referencia al comitente
en sus disposiciones, pero entendemos que es una manera equívoca de designar
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 251

al dueño de los bienes y que ello no implica la calificación del negocio jurídico
que lo vincula al rematador.

IL Negocios relacionados con el comercio marítimo

Se consideran negocios relacionados con el comercio marítimo los fletamen-


tos, los seguros, la compra o venta de buques, aparejos, provisiones y todo lo
relativo al comercio marítimo. El texto del numeral 6 presenta la peculiaridad
de mencionar una serie de actos para terminar con una expresión de carácter
general, con lo cual se ve como superflua la enumeración efectuada.
Las actividades comerciales, en los orígenes del Derecho Comercial en la
Edad Media, se desarrollaron, primordiálmente, sobre los mares. Hay razones
históricas que justifican, por lo tanto, la inclusión de todo lo relativo al Comer­
cio Marítimo en el Derecho Comercial.
Vamos a analizar algunos de los actos enumerados.

A El fletamento y la compraventa de buques, aparejos y provisiones

Es un contrato por el cual el fletante cede el uso de espacios de un determi­


nado buque y se obliga a transportar los bienes que se coloquen en esos espa­
cios a cambio del pago de un flete. Dentro de la reglamentación del fletamento,
hay disposiciones relativas al contrato de pasaje que, por lo tanto, también es
comercial.
En cuanto a la compraventa de buques, no interesa la calidad del buque ni a
qué se dedica. Será tan comercial la compraventa de un buque mercante como
la de un pesquero o de un buque destinado a recreo o a investigación científica.
Tampoco es necesario que se dé, en este caso, el elemento intencional requerido,
en el numeralT para la compraventa comercial.

fí. Seguros

El Código de Comercio, en el artículo 7, sólo se refiere al seguro marítimo.


Otra vez debemos invocar razones históricas. Los seguros marítimos fueron los
primeros y únicos en la Edad Media y Renacimiento. Los terrestres sólo cobran
importancia a partir del siglo XIX. El Código de Comercio francés sólo regla­
mentaba el seguro marítimo.
El seguro terrestre es, también, comercial. Lo es, porque está reglamentado
en el Código de Comercio. Por otra parte, el artículo 2.167 del Código Civil es­
tablece que los principales contratos aleatorios son el contrato de seguros, el
préstamo a la gruesa, el juego, apuesta o suerte, y la constitución de renta vita­
licia, aclarando expresamente que los dos primeros pertenecen a la ley comer­
cial.
252 Nuri E- Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

C. Todo lo relativo a l comercio m arítim o

Antiguamente, todo lo relativo a la navegación tenía carácter comercial. El


artículo 633 del Código de Comercio francés reputa actos de comercio a todas
las expediciones marítimas.
Nuestro texto encierra un concepto más restringido; no todo lo concerniente a
la navegación será comercial, sino todo lo relativo al comercio marítimo. No obs­
tante, en el Código de Comercio, se regulan todos los contratos relacionados con
los buques y la navegación, aun aquéllos que no tienen que ver con el comercio: la
hipoteca de buque, el préstamo a la gruesa, el ajuste de la gente de mar. Tam­
bién, se regulan instituciones que no son intrínsecamente comerciales, como la
asistencia, el abordaje, el salvamento, etcétera. De manera que, a pesar de la
precisión final del artículo 7, numeral 6, es materia comercial no sólo lo relativo
al comercio marítimo sino todo lo que concierne a la navegación marítima.
Entendemos que el artículo 7, sólo se refiere al comercio marítimo, puesto
que se trata de una enunciación de actos que, en la mayoría de sus numerales,
tiene como fin atribuir la calidad de comerciante a quien los realiza haciendo de
ello su profesión habitual.

III. Actos que actualmente están regulados fuera del Código de Co­
mercio

Tres de los numerales del artículo 7, se refieren a actos cuya regulación ya


no se encuentra en el Código de Comercio: las negociaciones sobre letras de
cambio o cualquier otro género de papel endosable, las sociedades anónimas y
las convenciones sobre salarios de dependientes y otros empleados de los co­
merciantes.

A. Negociaciones sobre títulos valores

El artículo 7, numeral 3, dice así: “Toda negociación sobre letras de cambio o


de plaza o cualquier otro género de papel endosable". Con relación a este nume­
ral debemos señalar que el Código de Comercio reglamentaba a las letras de
cambio y a los vales. Sus normas fueron derogadas por el Decreto Ley 14.701
que contiene una disciplina general de los títulos valores y disciplinas especia­
les para letras de cambio y vales y una referencia a los cheques que están regu­
lados en el Decreto Ley 14.412.

1. Caracteres de los títulos más importantes

Vamos a indicar, con grandes rasgos, los caracteres de los títulos valores
más importantes:
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 253

a. El vale es un documento por el cual una persona se obliga a pagar, una


cantidad de dinero a otra persona. Actúan, fundamentalmente, dos personas:
quien se obliga a pagar, denominado “librador”, y quien recibe el documento y
tiene derecho a exigir el pago, llamado “beneficiario
b. La letra es un documento en que una persona ordena a otra que pague a
un tercero una suma de dinero. Actúan tres personas: quien libra la orden, que
se llama librador o girador; quien recibe la orden, que se llama librado o girado
y se convierte en aceptante, cuando acepta la orden, firmando la letra; el terce­
ro que se llama beneficiario o tomador, que recibe el documento con el cual po­
drá exigir al girado el importe que en él figura.
c. El cheque es un documento que también contiene una orden de pago, pero
la orden se dirige necesariamente a un banco. Actúan tres personas fundamen­
talmente: quien libra la orden, librador; el banco girado; el tercero tomador o
beneficiario, que recibe el documento con el cual podrá presentarse ante el ban­
co para exigir el importe.
Pueden existir, en cualquiera de esos títulos otros elementos personales: un
endosante o un avalista.

2. Función de estos documentos comerciales

Los títulos valores cumplen con funciones de pago y de crédito, según se


analiza a continuación.

a. Función crediticia

Siempre que se crea un vale en que un librador se obliga a pagar una suma
de dinero a un beneficiario, es porque existe antes un negocio crediticio entre
ambos que se llama “relación fundam entalLa relación fundamental puede ser
un contrato de préstamo o un contrato de compraventa o cualquier otro del cual
surja una relación de crédito.
El vale se utiliza para instrumentar el crédito que se concede por una perso­
na a otra. El crédito se basa en la confianza y en el tiempo. Existe crédito, por
ejemplo, en el contrato de préstamo. Una persona entrega a otra dinero presen­
te, contra la promesa de que se le reintegrará en el futuro. Quien recibe el dine­
ro prestado, firma un vale, en el cual se compromete a pagar la suma recibida
en una fecha futura.
Se suele utilizar el vale también en la compraventa a crédito. El vendedor,
que concede crédito al comprador, exige que éste fírme un vale por el importe
del precio adeudado.
Por la creación del vale no se extingue la relación fundamental y a partir de
esa creación, coexisten las obligaciones y créditos nacidos déLvale cón láb origi­
nadas por aquella relación. Claro que, quien recibe un vale, renuncia a ejercer
254 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E, López Rodríguez

los derechos emergentes de la relación fundamental hasta tanto se pague el


vale. Sólo cuando éste no se paga, puede optar entre ejercer derechos que le
acuerde el vale o promover acciones que le atribuye el negocio jurídico, de la
relación fundamental.

b, La letra como instrum ento de pago y de crédito

La letra de cambio constituye a la vez un instrumento de pago e instrumen­


to de crédito, utilizado preferentemente en la compraventa que se realiza de
país a país. Como sucede en materia de vales, toda vez que se emite una letra
de cambio, existe una relación fundamental previa entre quien libra la orden
(librador) y la persona a quien se le imparte (girado), en razón de la cual el gi­
rado es deudor de quien da la orden. También existe una relación previa entre
quien libra la orden (librador) y quien recibe el documento (beneficiario). Tales
relaciones no se extinguen por la creación de la letra.
Lo entenderemos con ejemplos. Un comerciante A domiciliado en Montevi­
deo, vende mercaderías a otro comerciante B domiciliado en Buenos Aires; B
tiene la obligación de pagar el precio. Como están en distintas plazas comercia­
les, no puede haber cambio directo, manual, de dinero por mercaderías. Por ello
se utiliza la letra de cambio. A, el vendedor, libra una letra de cambio contra B,
el comprador y a favor de un banco uruguayo C que se encargará de hacer la
cobranza. En otras palabras, A extenderá un documento en que le dirá a B, que
pague $ .....equivalentes al precio de venta, al banco C. El banco C, por inter­
medio de algún corresponsal en Buenos Aires, efectuará la cobranza. Al cobrar
la letra, A está cobrando el precio de venta. De modo que, en el ejemplo, la rela­
ción fundamental es una compraventa y la letra es una mecánica para hacer
efectivo el cobro del precio.
Otro ejemplo: el comerciante A domiciliado en Montevideo del caso anterior,
le ha concedido un plazo al comerciante B radicado en Buenos Aires. Entonces
la orden que libra A dirá: “Sírvase Ud. pagar por esta letra de cambio la suma
de $ ....al banco C, en el plazo de 6 meses de la fecha"
En el primer ejemplo la letra era un instrumento de pago; en el segundo, es
a la vez, instrumento de pago y de crédito.
Daremos otro ejemplo más complejo: el comerciante A domiciliado en Mon­
tevideo vende a B radicado en Buenos Aires. Paralelamente A solicita un prés­
tamo del banco C, por un importe aproximado al precio de venta. A recibe una
cantidad de dinero del banco y se convierte en deudor del banco. Luego, crea la
letra de cambio contra B y a favor del banco C. Cuando B pague la letra cancela
a la vez su deuda por el precio de venta que deba a A y extingue el préstamo
debido por A al banco C. En el caso la creación de la letra estuvo precedida de
dos relaciones fundamentales: entre A y B un contrato de compraventa; entre A
y el banco C, una operación bancaria de préstamo.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 255

Tal como señalamos, la letra de cambio es una orden de pago que una per­
sona da a otra. En el mecanismo de la letra de cambio es necesario que ésta sea
aceptada por quién reciba la orden. La aceptación se formula, medíante la ¡fir­
ma de la letra de cambio. El tercero, que se ha de beneficiar con el pago y que
es tenedor de la letra, debe presentarla al girado para que la acepte, firmando
esa letra. Si no la acepta, no queda obligado y no puede ser compelido para el
pago. Si la acepta queda convertido, en lo que se llama obligado cambiarlo,- ,en
el principal obligado cambiario. ...
Interesa también señalar que, al crearse la letra, ésta contiene en su texto
sólo una orden de pago. De la redacción de la letra no surge obligación a cargo
de nadie; pero es la Ley la que establece que el librador de la letra es responsa­
ble de la aceptación y del pago de la letra p o r el girado. Con ello, desde el naci­
miento, el beneficiario tiene frente a sí la eventualidad de la aceptación por el
girado y la responsabilidad del librador para el caso de que el girado no acepte
o para el caso de que, habiendo aceptado, no pague.

c. El cheque como instrum ento de pago

El cheque, también, supone relaciones previas entre todos los que intervie­
nen en su funcionamiento. Entre quien libra el cheque y el banco, debe existir
una relación de cuenta corriente. La cuenta corriente es un contrato bancario.
El cliente del banco efectúa depósitos de dinero que se acreditan en una cuenta
que se le abre ai efecto. Mediante el depósito, el cliente se convierte en acreedor
del banco. Luego; puede realizar en: cualquier momento, retiros totales o parcia­
les de los importes depositados mediante el uso del cheque.
Quien libra el cheque lo entrega a una persona a quien le debe una suma de
dinero. Por ejemplo, un comerciante compra mercaderías y paga el precio al
vendedor con un cheque. Una persona compra un automóvil y paga el- precio
con un cheque. En los dos ejemplos la relación fundamental es un contrato de
compraventa. Cuando el banco paga el cheque, se extingue la deuda deLlibra­
dor por el precio y al mismo tiempo el banco, deudor de la suma recibida: en
depósito, disminuye su deuda frente a su cliente.
El cheque funciona como un instrumento de pago, mediante el servicio de
caja que presta el banco, por el contrato de cuenta corriente. El cheque se puede
cobrar el mismo día en que fue emitido, pero la Ley establece un plazo para su
presentación al banco que es de 15, 30, 60 o 120 días, según el lugar en que sea
girado o el tipo de moneda nacional o extranjera.

d. Cheque de pago diferido

El cheque de pago diferido es un cheque en que se estampa una fecha a par­


tir de la cual se podrá presentar al cobro, porque el librador espera tener fondos
en su cuenta recién en ese momento. A partir de esa fecha corren los referidos
256 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

plazos de presentación. El cheque de pago diferido es un instrumento de pago y


a la vez de crédito, dado el plazo que en él se estampa. El beneficiario ha dado
plazo al librador para el pago de la deuda originada por la relación fundamen­
tal.
En el cheque, en cualquiera de sus dos modalidades, el librador da orden de
pago; No se obliga a pagar de acuerdo al texto del cheque; pero la Ley lo hace
responsable; para el caso que el banco no lo pague. El banco girado no acepta
pagar, no firma el cheque y. por lo tanto, no es un obligado cambíario.

3. Precisiones sobre el num eral 3 del artículo 7

^Volviendo al texto del artículo 7, numeral 3, vemos que se ha dado carácter


comercial en primer término a toda negociación sobre letra de cambio. La letra
de cambio se ha considerado comercial, tradicionalmente. Su ubicación entre
los actos de comercio se debe a motivos históricos. Nace en la Edad Media, uti­
lizada por comerciantes y actualmente se usa preponderan temen te por ellos.
La Ley comercializa toda negociación. Significa que todo lo relativo a la emi­
sión o libramiento de la letra, a su circulación, a su aceptación y a su extinción
es comercial.

a. ¿Qué es un papel endosable?

Luego, la norma se refiere a cualquier otro género de papel endosable. ¿A


qué se refiere ese texto?
Para entender lo que es un papel endosable, debemos explicar previamente
las diversas formas en que se pueden emitir las letras de cambio, los vales y los
cheques. Se distinguen tres modalidades: títulos al portador, a la orden y no­
minativos.
* El título al portador es aquel que no menciona el nombre del beneficiario y
puede ser cobrado por quien sea su tenedor. Se trasmite por la simple transfe-
. rencía manual.
i * El título a la orden, es el título que indica en su texto el nombre del benefi­
ciario. La Ley 14.701 establece que ese documento se trasmite por endoso y
entrega. El endoso es una constancia escrita al dorso del título valor firmado
por el beneficiario. Puede constituirse con su sola firma.
Basta con el endoso y la entrega del título para que. se transfieran los dere­
chos que éste confiere. El endoso es un acto sencillo. Puede ser uiia constancia
puesta al dorso del documento qüe diga “Endoso a favor de X” seguida por la
firma del endosante o puede consistir en la sola firma del endosante. No es ne­
cesario ni la firma del endosatario ni que se notifique el deudor. El título puede
ser objeto de sucesivos endosos.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 257

Advertimos que en el Código de Comercio, hoy derogado, para que un título


fuera endosable debía constar en su texto la cláusula “a la orden”. Con el De­
creto Ley 14.701, cambia el régimen pues esta ley dispone que el título con in­
dicación del beneficiario se presume a la orden, sin que sea necesario estampar
esa frase. El mismo régimen se había establecido en materia de cheques por el
Decreto Ley 14.412. Si se quiere que uno de esos títulos no pueda trasmitirse
por endoso, debe establecerse el siguiente texto: “ho endosable'’ o “no a la or­
den”,
* El título nominativo, es aquel que índica en su texto el nombre del benefi­
ciario y, además, se libra por una persona que lleva el registro de los títulos que
crea. Ese requiere para su transmisión, el endoso, la entrega y, además, la ins­
cripción en el Registro del creador.
* Explicado qué es el endoso, volvamos al artículo 7, numeral 3, que se refie­
re a papeles endosables. Son títulos endosables las letras, los vales y los che­
ques, cuando se emiten con indicación de beneficiario. También, lo son el cono­
cimiento marítimo y el aéreo, el contrato de prenda sin desplazamiento, los
certificados de depósito aduanero. Todos estos papeles son comerciales y las
negociaciones que sobre ellos recaigan también lo serán.
Resumiendo, la letra de cambio es siempre comercial sea cual fuere su for­
ma. El cheque y el vale lo serán sólo cuando sean a la orden, aunque entende­
mos que sobre la base de textos legales que disponen que a los vales y cheques
se le aplica la disciplina de las letras, cae sobre estos dos títulos también la
calificación de mercantiles, sea cual fuere su forma.

b. Interés del endoso

Los títulos valores son documentos que se reputan por el Derecho como co­
sas que se pueden trasmitir, dar en prenda, depositar, etcétera, y todo ello con
suma facilidad gracias al endoso. Un ejemplo: A presta $ 100.000 a B y B
firma un vale a favor de A. Ese documento dirá: “Vale por la cantidad de $
100.000, que pagaré a A el día Como A necesita dinero de inmediato y no
puede esperar al vencimiento, tiene la posibilidad de trasmitirlo a C, quien lo
adquiere previo pago del importe o un importe menor si así se convino. Luego,
si G necesita dinero antes del vencimiento, puede a su vez endosarlo a favor de
D y así sucesivamente.
Damos otro ejemplo: un comprador paga el precio de una compraventa al
vendedor con fih vale. El vendedor necesita dinero antes del vencimiento y pue­
de descontar el vale en el banco. Mediante el descuento, el banco anticipa al
vendedor el importe del vale y el vendedor lo endosa a favor del banco.
De este modo, el endoso es un mecanismo para la circulación del crédito. El
título valor es un papel en que se incorpora un crédito y con la circulad ón del
papel también circula el crédito, logrando su máxima utilización.
258 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

Además, el endosante, ál firmal* el título, se convierte en obligado al pago,


solidariamente con el librador y otros endosantes.

c, Im - voluntad unilateral como fuente de kt obligación cartular

Con referencia a todos esos documentos, queremos señalar una nota común:
en ellos consta una obligación de pagar con el correlativo derecho a exigir el
pago. Del contexto legal se desprende que el derecho y la obligación correlativos
nacen con la creación del título, su firma y su entrega. La doctrina señala que,
en materia de títulos valores, la fuente de las obligaciones es la voluntad unila­
teral de quien se obliga, suscribiendo el título312.

4. Las acciones de las sociedades anónimas

La palabra acción tiene dos significados. La acción es cada una de las frac­
ciones de igual valor en que se divide el capital social de una sociedad anónima.
La acción es, también, el título que representa el aporte realizado a estas socie­
dades. En la Ley de Sociedades Comerciales 16.060 se hace una categorización
de las acciones, diferente a la formulada por el Decreto Ley 14.701.
La Ley 16.060 distingue entre diversas clases de acciones: al portador, no­
minativas y escritúrales. Las acciones al portador, son aquéllas, en que no figu­
ra el nombre de su titular. Se trasmiten por la simple entrega;
; En las acciones nominativas figura el nombre de su dueño (art. 304). La so­
ciedad que las emite lleva un Registro (art. 333). Las acciones nominativas
pueden ser endosables o no. Si no son endosables, ello debe constar en el título
(art. 305). Si son endosables, se trasmiten por endoso y anotación en el Registro
que lleva la sociedad. Si no son endosables, se trasmiten por un contrato de
cesión, que también deberá inscribirse en el Registro;
Las acciones escritúrales, son aquéllas que no se representan en títulos. La
calidad de accionista surge de la anotación en el libro de acciones escritúrales
que debe llevar la sociedad emisora. Se trasmiten por un contrato de cesión que
debe registrarse en el libro referido.
Queremos anticipar que la acción no crea un derecho a exigir una prestación
dineraria. La acción es representativa del conjunto de derechos de participación
que tiene un accionista respecto a una sociedad.

B. Sociedades anónim as

El numeral 5 del artículo 7 incluye a las sociedades anónimas, entre los ac­
tos de comercio, cualquiera sea su objeto. Esta norma suponía una excepción al

Sobre este aspecto volveremos más adelante, al estudiar las fuentes dé las obligaciones en el
Derecho Comercial.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 259

principio general establecido por el propio Código de Comercio (hoy sustituido


en los referente a sociedades comerciales por la Ley 16.060). En éste se estable­
cía que una sociedad era civil o comercial, según el objeto para el cual se consti­
tuía, entendiendo por “objeto” la actividad que los socios se proponían realizar.
Las sociedades eran comerciales, entonces, cuando tenían por objeto réálizar
una actividad comercial.
De la lectura del numeral 5 del artículo 7 surge, en cambio, que se reputa
acto de comercio a las sociedades anónimas aun cuando desplegaron unaíacti-
vidad civil. Se establece, por lo tanto, un criterio formal para la imputación de
comercialidad513.

1. Comercialidad de las sociedades según la Ley 16.060

El artículo 7, numeral 5, ha quedado tácitamente modificado por la Ley


16.060. Ésta caracteriza a la sociedad comercial por tener por objeto una activi­
dad comercial. Luego, organiza distintos tipos sociales: colectiva, sociedad de
responsabilidad limitada, en comandita, de capital y trabajo, sociedad anónima.
En el artículo 4, se dispone que la sociedad que adopte un tipo de los previstos
por la Ley será comercial, sea cual fuere su objeto.
En consecuencia, en el régimen vigente, hay sociedades comerciales por su
objeto y hay sociedades comerciales por su forma. Ya no sólo la sociedad anó­
nima es comercial por su forma. Lo serán las sociedades que adopten cualquie­
ra de los tipos previstos por la Ley 16.060 y aunque su objeto sea realizar una
actividad civil. También, tienen comercialidad formal las sociedades cooperati­
vas agropecuarias por lo dispuesto en el artículo 1 de la Ley del 5 de abril de
1.941. ;
Queremos señalar que en la Ley 16.060, la sociedad comercial es un contra­
to, pero también es un sujeto de Derecho. Nace el sujeto de Derecho, corría ce­
lebración del contrato, sin cumplir con requisitos de ningún tipo. Con el artículo
7 del Código de Comercio se comercializa al contrato. Al sujeto de Derecho
creado, se le aplica el estatuto profesional del comerciante.

2. Precisión

El solo hecho de que se trate de una sociedad con un tipo comercial, no im­
prime carácter comercial a la actividad que esta sociedad realice. La comercia­
lidad es un calificativo del contrato de la sociedad. Es comerciante el sujeto
nacido de la celebración del contrato y que, como persona jurídica comerciante,

Elpriiicipio de la comercialidad de las sociedades anónimas fue tomado del Código de Wurten-
berg. La razón por la cual se les atribuyera comercialidad fue el interés de! comercio. “Las so­
ciedades anónim as concentran grandes capitales, organizan grandes em presas y realizan opera­
ciones que afectan cuantiosas intereses". Para seguridad de terceros, se las somete a la discipli­
na más severa del Derecho Comercial.
260 Nuri E. Rodríguez Olivera - Caries E. López Rodríguez

estará sometido al estatuto y normas de la legislación comercial: pero los actos


que realice el sujeto jurídico estarán regidos por la Ley comercial o la civil, se­
gún sea su naturaleza intrínseca. Desde luego, será de aplicación el artículo 5
del Código de Comercio, que crea la presunción de comercíalídad de los actos
del comerciante, pero admitiendo la prueba en contrarío. También, debe tener­
se en cuenta que los actos que son intrínsecamente civiles, como la compraven­
ta de inmuebles, nunca se pueden presumir comerciales, aunque los celebre un
sujeto, persona física ojurídica comerciante.

C Actos relacionados con factores, dependientes y otros empleados

1. Operaciones de los factores, tenedores de libros y otros em­


pleados

El numeral 7 del artículo 7 establece: “Las operaciones de los factores, tene­


dores de libros y otros empleados de los comerciantes, en cuanto concierne al
comercio del negociante de quien dependen’.
Los factores actúan en representación del comerciante. Las operaciones de
los factores -dentro de ciertos límites- son imputables al principal o dueño; el
factor es un mero representante.
La referencia a tenedores de libros y otros empleados resulta inadecuada.
Los tenedores de libros, realizan una labor dentro de la organización interna
sin trascendencia frente a terceros. Los empleados no celebran operaciones
relacionadas con el comercio de quien los ha contratado, salvo que entren en la
categoría de “dependientes".
La comercíalídad deriva de una doble conexión: subjetiva, con un determi­
nado comerciante; y objetiva, con el comercio de ese comerciante. No todos los
actos de las personas mencionadas serán comerciales sino, como lo dice el artí­
culo 7, sólo en cuanto conciernen al comercio del negociante. Por ende, lás ope­
raciones de ese numeral no constituyen negocios distintos a los enumerados en
numerales anteriores. En este numeral no se ha calificado un típico negocio
mercan til diferenciado de otros, como en las normas precedentes.
La norma, incorpora una presunción de comercíalídad de ciertos actos, cuan­
do se configuran las dos conexiones mencionadas. Este numeral tiene similitud
con el artículo 5 que analizamos más adelante. Quizás debió ubicarse como otro
inciso del artículo 5.

2. Convenciones sobre salarios de dependientes y otros emplea­


dos

El numeral 8 del artículo 7, incluye como acto de comercio: 'Xas contencio­


nes sobre salarios de dependientes y otros empleados de los comerciantes". No
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 261

obstante, en la actualidad, las regulaciones del trabajo entre el principal y el


factor y sus dependientes, en lo fundamental, escapan a la esfera del Derecho
Mercantil, para entrar al campo del Derecho del Trabajo. Como la calificación
legal contenida en el artículo 7 mantiene su vigencia, en lo que no haya sido
expresamente previsto por las leyes laborales, debe aplicarse la legislación
mercantil.
Al estudiar factores y dependientes y en Derecho Marítimo, encontraremos
normas mercantiles que regulan relaciones laborales y analizaremos cuáles
han. sido derogadas por el Derecho Laboral y cuáles no.

S ección S egunda
Actos de Comercio N o E numerados en el Artículo 7

Con la enumeración del artículo 7 del Código de Comercio, no se agota el


elenco de actos de naturaleza comercial. Hay otros actos que, también, son co­
merciales, por cuanto están disciplinados en el Código de Comercio.
Hay, también, contratos no regulados o disciplinados orgánicamente por el
Código de Comercio que, no obstante, la doctrina entiende que son mercantiles.
Es el caso de la cuenta corriente. Respecto a este contrato, sólo hay disposicio­
nes aisladas en el Código de Comercio. En el Código Civil no hay ninguna nor­
ma al respecto. Lo hemos de estudiar oportunamente.
Hay contratos regulados en leyes posteriores al Código. Mencionamos, como
ejemplo, la prenda sin desplazamiento, la cuenta corriente bancaria, el crédito
de uso, el factoraje, la securitización.
Respecto de los actos de comercio regulados en el Código de Comercio a pe­
sar de no haber sido incluidos en el artículo 7, haremos una breve exposición
introductoria, sin perjuicio de su tratamiento un poco más a fondo en otro vo­
lumen de este manual.

Subsección Primera: Actos Principales

Entre los actos principales mencionaremos a los siguientes: mandato, prés­


tamo, arrendamiento, cartas de crédito y seguros terrestres.

I. Mahdatcí comercial

El mandato comercial es definido por el art. 299 del código de Comercio co­
mo un contrato, por el.cual una persona se obliga a administrar el negocio lícito
262 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

que otra le encomienda. Por aplicación del art. 306, sólo puede tener por objeto
actos de comercio.

II. Préstamo comercial

Lo define el artículo 700 del Código de Comercio: “El préstamo mercantil es


un acto en virtud del cual un comerciante recibe una cantidad de dinero o mer­
cancías para destinarlas a las operaciones de su tráfico obligándose a devolver
otro tanto de la misma especie". La calificación comercial deriva de la calidad de
comerciante del prestatario y de un requisito de índole subjetiva, una determi­
nada intención, como en la compraventa.

III. Arrendamiento de bienes, de obra y de servicios

Existe, tanto en el Código Civil como en el Código de Comercio, la regulación


del arrendamiento de bienes, de obras y de servicios. ¿Cuándo son civiles y
cuándo comerciales? No hay pautas en la Ley.

A A rrendam iento de bienes

El arrendamiento de cosas comercial, sólo puede recaer sobre bienes mue­


bles. El Código de Comercio no establece distinción entre el arrendamiento de
cosa mueble comercial y el civil, ni en su reglamentación.

- B. Arrendam iento de obra y de servicios

En cuanto al arrendamiento de servicios y de obra, entendemos que debe


aplicarse el Código de Comercio en todos los negocios tipificados comerciales
por la Ley, que no tienen una disciplina especial o completa, y que involucran
una relación asimilable a la del arrendamiento de servicios o de obra.
Así, por ejemplo, cuando el código establece el estatuto de los auxiliares de
comercio, dispone normas relativas a los contratos de corretaje, contratos con
factores y dependientes, y sobre el contrato de transporte. Dichas normas, sin
embargo, no regulan en forma exhaustiva las respectivas figuras contractuales,
Por lo tanto, es preciso determinar su naturaleza jurídica, a los efectos de inte­
grar el vacío legal. Precisamente, consideramos que la naturaleza de los contra­
tos referidos, es asimilable a la del arrendamiento. En el caso del corretaje, se
trata de un arrendamiento de obra y, por lo tanto, se le debe aplicar, subsidia­
riamente, el capítulo del Código de Comercio donde se regula el arrendamiento.
El dependiente, por su parte, es un arrendador de servicios y le aplicaremos
subsidiariamente, también, las normas del Código de Comercio sobre arrenda­
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 263

miento. El transporte, asimismo, es asimilable a un arrendamiento de obra y le


aplicaremos la disciplina del Código de Comercio en ló que no está expresamen­
te regulado.
Asimismo, caber recordar que en el artículo 5 del Código de Comercio se es­
tablece que “los actos de los comerciantes se presumen siempre actos de comer­
cio, salva la prueba contraria” Por lo tanto, si el arrendamiento es entre co­
merciantes, debe presumirse su comercialidad. Lo mismo sucedería en un
arrendamiento entre sociedades mercantiles. Debemos presumir que sús%ctos
son siempre mercantiles y por lo tanto, salvo la prueba en contrario, la relación
jurídica entre ellas debe calificarse como un arrendamiento mercantil.

IV. Seguro

El seguro terrestre es, también, comercial. Lo es, porque está reglamentado


en el Código de Comercio, pero el codificador omitió incluirlo en el artículo 7.
Por otra parte, el artículo 2.167 del Código Civil establece que los principales
contratos aleatorios son el contrato de seguros, el préstamo a la gruesa, el jue­
go, apuesta o suerte, y la constitución de renta vitalicia, aclarando expresa­
mente que los dos primeros pertenecen a la Ley comercial.
El seguro es un contrato por el cual una persona, el asegurador, se obliga a
pagar a otra, el asegurado, una indemnización, para el caso de que se produzca
un siniestro y ei asegurado paga por ello una prima.
Todo seguro presupone la existencia de un riesgo. El riesgo constituye siem­
pre una circunstancia incierta, contingente. Supongamos un ejemplo. El incen­
dio es un riesgo a que están sometidas todas las cosas. Una persona puede ase­
gurar un bien de su propiedad contra el riesgo de incendio. ELaseguradpr se
obliga a reparar el valor del bien perdido en caso de producirse un incendio. A
cambio de la obligación contraída por el asegurador, el asegurado se obliga a
pagar un precio que se llama prima. Puede suceder que el incendio no sé pro­
duzca nunca, con lo cual el asegurador habrá recibido la prima sin tener que
ejecutar la obligación a su cargo. Si ei incendio se produce, el asegurador com­
pensará al dueño del bien, ía pérdida sufrida. De modo que la obligación del
asegurador depende de una contingencia incierta: la producción del siniestro.
Por ello se le califica como aleatorio.
Con este contrato pasa algo especial. Nada obsta a la celebración de un con­
trato aislado de este tipo; pero en la práctica, el asegurador celebra numerosos
contratos con diversos asegurados de manera de compensar con el total de las
primas recibidas las indemnizaciones que deba abonar.
Los aseguradores celebran los contratos de seguros sobre la base de cálculos
técnicos, matemáticos y de probabilidades. De este modo, habrá un alea de ga­
264 Nuri E. Rodríguez Qiivera - Carlos E. López Rodríguez

nancia o pérdida en cada contrato de seguro, tomado aisladamente; pero no


existe ese alea para el asegurador, tomando la masa de asegurados. En efecto,
el asegurador con las primas pagadas por todos los asegurados constituye un
fondo. De ese fondo extrae lo necesario para indemnizar a quienes efectivamen­
te lleguen a sufrir un siniestro. El excedente entre las primas y las indemniza­
ciones pagadas constituye el lucro o ganancia del asegurador.
Se sostiene que el asegurador es un intermediario en el cambio de riesgos.
Cada asegurado, al pagar su prima se está haciendo cargo de parte de los ries­
gos de los demás asegurados y éstos, a su vez, se hacen cargo de los riesgos que
él corre.

V. Cartas de crédito

Es un documento por el cual una persona, en la práctica un banco, solicita a


otro que entregue dinero a la persona que figura en el mismo, hasta una canti­
dad que se pone como tope (art. 625). Tiene ciertas semejanzas con la letra de
cambio, por cuanto en ella actúan tres personas; pero hay muchas diferencias.
Por ejemplo, las cartas de crédito sólo se pueden expedir nominativamente. El
librador sólo se obliga frente a quien hizo un pago (art. 627); pero el portador no
tiene acción contra el librador. No se protestan. El librador o dador puede anu­
larla si disminuye el crédito del portador.

Subsección Segunda: Contratos Accesorios

Entre los contratos accesorios mencionaremos a la fianza, la prenda y la hi­


poteca comercial.

I. Fianza comercial

La fianza es un contrato accesorio; pues supone, necesariamente, la existen­


cia de otro contrato principal, del cual resulte que una persona tiene una obli­
gación respecto a otra. La fianza constituye un contrato por el cual una persona
se obliga a cumplir una obligación ajena, para el caso de que no la cumpla
quien la contrajo (art. 603 C.Com.).
La fianza es mercantil cuando la obligación qué se asegura, es un acto o con­
trato de comercio. En este contrato, la cornercialidad se da por conexión objeti­
va con un acto comercial.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 265

II. Prenda comercial

La prenda es un contrato accesorio. En la prenda, el deudor entrega al


acreedor una cosa mueble en garantía de la obligación principal. La prenda es
comercial, cuando accede a una obligación comercial (art. 741 C.Com.).

III. Hipoteca comercial

La hipoteca es un contrato accesorio. Por la hipoteca, el deudor de la obliga­


ción grava, en garantía de ella, un inmueble que queda en poder del deudor.
Con la hipoteca, el inmueble queda afectado al pago de la obligación con un
gravamen real. Si el inmueble es vendido, el gravamen lo sigue afectando (de­
recho de persecución del acreedor). El acreedor que tiene a su favor una hipote­
ca, tiene preferencia para cobrarse con la venta del inmueble sobre otros acree­
dores que pudiera tener el deudor, aunque fueran de fecha anterior (derecho de
preferencia).
La hipoteca de inmuebles es comercial cuando la obligación garantizada tie­
ne naturaleza comercial. La comercialidad deviene de una conexión objetiva.
Además de los inmuebles, pueden hipotecarse los buques, que son muebles
(art. 773 C.Com.) y las aeronaves que también son muebles (art. 45 Código Ae­
ronáutico). La hipoteca de buqiies siempre es comercial aunque acceda a una
obligación civil, ya que sólo está regulada en el Código de Comercio
La hipoteca de aeronave será también siempre comercial, regulada por el
Código Aeronáutico, que nosotros reputamos que integra el Derecho Comercial;
aunque existe importante doctrina que sustenta que tiene autonomía científi­
ca. En esta última tesitura, la hipoteca no será ni comercial ni civil, sino que
será “aeronáutica”con un régimen propio.

S ección Tercera
Otros Aspectos R eferentes a la Mercantilidad de Ciertos Actos

Después de haber efectuado un análisis de cada numeral de] artículo 7 del


Código de Comercio, hemos de efectuar comentarios sobre otros aspectos rela­
cionados con la determinación de la comercialidad.

Subsección Primera: Caracteres de la Enumeración del Artículo 7

De los caracteres con que, en general, la doctrina distingue a la enumeración


del artículo 7, mencionaremos los tres qué ños parecen más relevantes: la obje­
266 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

tividad, el carácter enunciativo o taxativo de la enumeración, su in disponibili­


dad y su heterogeneidad.

I. Objetividad

Nuestro Código sigue, predominantemente, la tendencia objetivista. La co-


mereialidad de cada acto depende de su calificación legal y no de la calidad de
comerciante de la persona que lo realiza. El centro de nuestra legislación mer­
cantil, su fundamento, está en el acto de comercio y, accesoriamente, se regla­
mentan profesiones comerciales, los bienes y el mercado.
Esta tendencia predominante no impide que la comercialidad de algunos ac­
tos dependa del sujeto que los realiza. El ejemplo más claro es el de las opera­
ciones de banco.
En otros contratos, como el préstamo o el depósito se requiere la calidad de
comerciante de uno o de los dos contratantes, aunque además se requiere que el
negocio tenga conexión con su actividad mercantil.
Tratándose de las hipótesis del numeral 4 del artículo 7, para alguna doctri­
na la comercialidad deriva de la existencia de un sujeto que realice una activi­
dad continuada u organice una empresa. No coincidimos con esta opinión.
. Ya mencionamos el artículo 5 que establece que los actos de los comerciantes
se presumen comerciales. Este texto, sin embargo, no significa que los actos de
los comerciantes sean necesariamente comerciales ya que pueden no serlo; pero
quien alegue que el acto no es comercial debe probarlo.

II. Carácter taxativo o enunciativo del artículo 7

Se plantea en doctrina la interrogante de si ía enumeración es taxativa o


enunciativa. Una enumeración es enunciativa cuando se ha hecho a vía de
ejemplo, de modo que el intérprete puede ampliar la nómina de casos ineluida.
La enumeración es taxativa, cuando debe interpretarse estrictamente, sin ad­
mitirse inclusión de más casos que los relacionados. Respecto a la enunciación
del artículo 7 se han sostenido diversas posiciones.

A Primera posición: la enumeración es taxativa

Hay quienes sostienen una tesis restrictiva argumentando que el Derecho


Comercial es un derecho de excepción, respecto al civil. En Derecho, lo excep­
cional debe interpretarse restrictivamente. En consecuencia, lo que no está
dentro de los moldes del artículo 7 u otras normas mercantiles, pertenece al
Derecho Civil.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 267

B. Segunda posición: la enumeración es enunciativa

Quienes sostienen que la enumeración es enunciativa argumentan coh las


siguientes razones:
1. La expresión utilizada por la Ley: “Se reputa actos de comercio en gene­
ral. ., ”querría indicar que esos actos no son los únicos.
2. Es conveniente que tenga carácter enunciativo. El tráfico de los negocios,
en su rápida evolución, suele crear operaciones y actos nuevos; 'si no hubiera
posibilidad de extender la aplicación del artículo 7, ellos quedarían sin regula­
ción específica y, por lo tanto, sometidos a la legislación civil, a pesar de su co­
nexión con el comercio514.

C. Tercera posición: tesis interm edia

Una tercera posición parte de las observaciones siguientes.

1. No corresponde la ampliación por analogía de! número de ac­


tos de comercio

La inclusión de actos en el artículo 7 se hizo siguiendo criterios diversos y


heterogéneos que impide encontrar elementos comunes en todos ellos. En con­
secuencia, no existe un criterio general orientador que permita ampliar, analó­
gicamente, el número de actos de comercio.

2. Puede aplicarse la analogía respecto de cada uno de los actos


enumerados

Cada numeral del artículo 7 indica una categoría o género de?actos califica­
dos como mercantiles por la Ley. Partiendo de esas dos observaciones, se llega
a la conclusión de que, dentro de cada categoría, puede aplicarse la analogía
para incluir otros actos no enunciados o incluidos expresamente313.
La esfera de aplicación del Derecho Comercial se ampliará teniendo en
cuenta el sentido y finalidad de la Ley. Como dice FONTANARROSA, puede ex­
tenderse a aquellos casos en que puede preverse la existencia de los mismos

su FONTANARROSA, op. cit., § 65.


,í',, B o cA m o , Op. cit., 5 18; Mezzera Álvarez, op. cit., p. 65; FONTANARROSA, op. cit., § 65.
FONTANARROSA explica que nada hay en la Ley que impida esa extensión analógica de sus pre­
ceptos. Se agrega que aun sosteniendo que el Derecho Comercial es excepcional, cabe admitir la
interpretación analógica. FONTANARROSA señala que tanto el derecho especial como el derecho
excepcional constituyen, desviaciones del Derecho Civil; pero ello no significa que deban inter­
pretarse restrictivamente. No hay motivos para apartarse, en la interpretación de las leyes
especiales o excepcionales, de ios criterios generales. La ley especial o excepcional debe ser in­
terpretada de acuerdo con su particular ratio y en base de ella el intérprete la aplicará restricta
o extensivamente (FONTANARROSA, op, cit., § 50).
268 Nuri £- Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

fundamentos que el codificador tuvo en cuenta para la inclusión de determina­


dos actos del artículo 7^. Por ejemplo, con ese criterio, puede ampliarse el artí­
culo 7, numeral 4, y entender que las empresas de transporte por aire son tam­
bién comerciales.
Con respecto al artículo 7, numeral 4, se debe entender que la analogía no
ha de aplicarse sobre el elemento común o sea la empresa, sino con los elemen­
tos específicos: fábrica, comisión, depósito, transporte. Entonces, por vía de
analogía, no puede entenderse que cualquier empresa es comercial. Podrá sí
extenderse la comercialidad, por ejemplo, a empresas similares a las empresas
de fábrica o de comisión o de depósito ó transporte.5''.

3. Nuestra posición

Nos inclinamos por la tesis intermedia. Sea que se considere al Derecho


Comercial como un derecho excepcional o especial, sólo se aplicará a los actos
que integran su materia por expresa disposición legal. Los términos utilizados
en la redacción del artículo 7 no indican que sean admisibles otros actos fuera
de los declarados, pero, sin duda, también son comerciales otros negocios jurídi­
cos no incluidos en el artículo 7 pero regulados por el Código de Comercio. Nos
parece razonable extender por analogía cada numeral del artículo 7, comercia­
lizando actos similares a cada categoría, excluyendo toda otra modalidad de
extensión.

III. Otros caracteres

A Carácter declarativo

El artículo 7 contiene una declaración de comercialidad. Configurados los


atributos para que un acto sea comercial, no puede alegarse que no lo sea. No
se admite prueba en contrario.

B. Indisponibilidad

La determinación de los actos de comercio es de orden público, pues de


ello depende la aplicación de un Derecho especial o excepcional. Cuando
decimos que una ley es de orden público, significa que las personas no pue­
den apartarse de ella. Siendo de orden público Ja determinación dg los actos
BOLAFFIO. op. cit., § 18,
FONTANARROSA sostiene que si la estructura y el funcionamiento de las empresas enumeradas
es análogo al de la otras no enumeradas y si la naturaleza del producto creado no ofrece dife­
rencias económicas sustanciales en uno y otro caso, falta en absoluto toda razón para no aplicar
el criterio de analogía y extender a otras organizaciones el régimen establecido por el Código de
Comercio (FONTANARROSA, op. cit., § 137).
Manua i de Derecho Comercial Uruguayo 269

de comercio, los particulares no pueden atribuirle naturaleza civil a un acto


calificado como, comercial, ni calificar como comercial a un acto no incluido
en la nómina legal.

C. Heterogeneidad

Se ha considerado que la enumeración es de contenido heterogéneo. Se afir­


ma que la enumeración del artículo 7 comprende actos de variada especie, sin
conexión lógica entre sí. Según esta opinión, se utilizaría la expresión “actos”en
sentido amplío, puesto que la enumeración abarca, contratos, actos unilatera­
les, sociedades que son a la vez contratos y personas jurídicas y empresas que
no son actos ni contratos.
Puede entenderse que no existe tal heterogeneidad. La palabra acto, es una
designación genérica que abarca contratos y actos unilaterales. El artículo 7
comercializa a la sociedad como contrato. Cuando el artículo 7, numeral 4, in­
cluye determinadas empresas, se quiso referir a actos que se cumplen en forma
continuada.
Entendemos que la heterogeneidad no está en la naturaleza de lo que se
enumera, puesto que todos son actos, sino en la ausencia de un criterio unifor­
me para la determinación de los actos que se reputan mercantiles. En efecto,
hay algunos que suponen una intermediación en la circulación de bienes; pero
otros implican una.mera mediación. Se incluyen actos que se corresponden con
la etapa económica de la producción y no del comercio y otros que se incorporan
por su frecuente conexión con los actos de intermediación.

Subsección Segunda: Actos Presumidos Comerciales

La Ley no atribuye comercialidad a los actos de los comerciantes, sino que


crea una presunción de comercialidad; tratándose de una presunción simple,
admite prueba en contrario. El artículo 5, inciso 2, dice así: “Los actos de los
comerciantes se presumen siempre actos de comercio, salvo la prueba en coníra-
rio”.
Quedan excluidos de la presunción todos aquellos actos esencialmente civi­
les: actos relacionados con el Derecho de Familia o Sucesorio, cuya naturaleza
no varía por el hecho de ser realizados por un comerciante. Quedan excluidos
aquellos aetofiqúe siempre revisten carácter civil y que nunca pueden llegar a
ser comerciales, por ejemplo la compraventa de inmuebles o el arrendamiento
de inmuebles.
270 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

I. Presunción facilitante de la prueba de la comercialidad de los actos


del artículo 7

Según una posición doctrinaria, la presunción del artículo 5 simplemente fa­


cilita la prueba de la comercialidad de los actos enumerados en el artículo 7. La
norma facilita la prueba de la comercialidad para los casos de duda.
Así, por ejemplo, no es menester probar, tratándose de compraventa, la in­
tención de reventa. Si fuera cualquier otro contrato, como el depósito, el prés­
tamo, etcétera, no es necesario probar que se dan las condiciones legales para
que revistan naturaleza comercial.
No obstante, quien tenga interés en que el negocio sea reputado civil, podrá
probar en contra de la presunción. Deberá probar que el acto no reúne las con­
diciones requeridas para ser comercial.

II. Atribución de comercialidad a actos no m ercantiles

Otra doctrina entiende que, por vía del artículo 5, serán comerciales ciertos
actos que, intrínsecamente, pudieran ser considerados civiles; esto es, actos que
no fueron tipificados como comerciales por la Ley comercial serían, de todos
modos, comerciales por el solo hecho de ser realizados por un comerciante.
Se sostiene que en el artículo 5 no quedan comprendidos los actos enumerados
en el artículo 7, puesto que ellos son comerciales con prescindeneia de la persona
que los realiza. Con el artículo 5 se pretende abarcar actos que no: son natural ni
legalmente comerciales. La comercialidad estaría impuesta por la relación que
tuviese el acto con el ejercicio de la actividad comercial del comerciante.
Damos un ejemplo. Si el comerciante compra un vehículo para trasladar
dientes a su establecimiento comercial, esa compraventa no es comercial, por el
art. 7 no.l; pero lo sería por su conexión con su actividad comercial. Otro ejem­
plo: si el comerciante compra muebles para alhajar su casa o un automóvil para
su uso particular, esos actos no serán actos de comercio porque, si bien caen
dentro del artículo 5 por ser actos de un comerciante, se podrá probar que no
tienen conexión con su actividad mercantil. No es la calidad de la persona la
que transforma un acto civil en comercial, sino que es la actividad mercantil la
que hace que todos los actos que tiendan al desarrollo de esa actividad se pre­
suman mercantiles. La prueba en contrario de que habla el artículo 5 se refiere
a la prueba de falta de conexión con el ejercicio de la profesión mercantil.I.

III. Referencia a delitos, cuasidelitos y cuasicontratos

También sostiene la doctrina, que la palabra acto, en este artículo, debe ser
interpretada diversamente que en el artículo 7. El artículo 7 sólo abarca actos
Manual de Derecho Comercia! Uruguayo 271

voluntarios realizados con el fin inminente de producir efectos jurídicos. En


cambio, el artículo 5 comprendería actos lícitos y actos ilícitos y comprendería,
también, los cuasicontratos.
El tema es discutible, pues hay autores que sostienen que las obligaciones
emergentes de delito o cuasidelitos o cuasicontratos, aun cuando hayan nacido
en ocasión de realizar una actividad comercial, son de naturaleza civil y están
reguladas por ese Derecho. Se entiende que la obligación de reparar que nace
de tales hechos, debe ser regulada por el Código Civil. M. y
Cierta doctrina moderna, por el contrario, entiende que no hay razón para
desconocer la comercialídad de esas obligaciones. No es que el hecho ilícito sea
comercial sino que serán comerciales las obligaciones que el ilícito engendra por
su conexión con el comercio .
En nuestro concepto, en el ejercicio de actividades comerciales se pueden
cometer ilícitos, muchos previstos precisamente en leyes de carácter comercial
y a veces con especiales sanciones. Así, por ejemplo, las obligaciones nacidas
de competencia desleal o de usurpación de marcas o de abordaje o de falsifica­
ción de cheques; pero el régimen general de las responsabilidades está dado
por el Código Civil. El Código de Comercio no contiene un régimen especial o
excepcional para las obligaciones nacidas de cuasicontratos, hechos ilícitos o
delitos.

Subsección Tercera: Actas cuya Com ercialídad Puede ser Discutible

Existen ciertas actividades respecto de las cuales es discutible su naturale­


za civil o comercial. Analizaremos algunas de ellas. Someramente volveremos a
analizarlos en capítulos siguientes.

I. Actividades consideradas mercantiles por la realización accesoria


de actos de comercio

A. Sanatorios

En un sanatorio hay una actividad compleja y continuada. El sanatorio pro­


porciona alojamiento, alimentación y medicamentos previamente adquiridos,
pero fundamentalmente presta asistencia médica y tal actividad es, evidente­
mente, civil. En Argentina, la jurisprudencia ha declarado la comercialídad de
la actividad de los sanatorios.

Fontanar[íosa, op. cit, p. 124.


272 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

B. Colegios

En muchos colegios, además de la enseñanza, se proporciona alimentos y


alojamiento, se venden libros y útiles. Se puede sostener que esas actividades
son accesorias a la actividad educativa y, por ende, que la actividad empresa­
rial dirigida por esos colegios no son comerciales.
Las escuelas en que se imparte enseñanza por correspondencia, que venden
libros y suministran herramientas, aparatos y materiales. Puede entenderse
que están realizando una actividad comercial. Aunque siempre tales ventas son
accesorias a la finalidad principal de educación que se persigue.

II. Otras actividades empresariales

A Servicios fúnebres

El servicio fúnebre supone una actividad compleja, comprensiva de diversos


contratos: compraventa, alquiler y transporte, todos contratos comerciales. El
empresario será un comerciante,

B. A ctividades de telegrafía, telefonía, radio y televisión

En estos casos, lo que se transfiere a distancia no es una cosa corporal sino


un signo o sonido o imagen, mediante el concurso de la energía eléctrica. No
hay transporte en la forma en que está regulado por el Código de Comercio
pues en este cuerpo de leyes se regula el transporte de mercaderías. No obstan­
te, puede asimilarse las empresas de este tipo con las empresas de transporte.
El transporte de cosas, como la trasmisión de noticias o de imágenes, consti­
tuyen contratos de locación de obra, por lo cual, no hay diferencia en la natura­
leza jurídica de los contratos, sino sólo en el objeto trasladado. En ambas ope­
raciones hay transferencia de lugar a lugar. Dadas esas semejanzas parecería
posible extender por analogía a estas empresas la comercialidad atribuidas por
la Ley a la actividad de transporte (art. 7, n. 4}5W
>.
Advertimos que, en casi todos los casos que hemos analizado precedente­
mente, la cuestión queda superada porque generalmente tales actividades se
reálizan utilizando un tipo societario comercial.

‘"‘ Fontanaiihosa, op. cít, p. 149.


Manual de Derecho Comercial Uruguayo 273

' Capítulo Segundo


CONCEPTO DE ACTO DE COMERCIO

Se han elaborado múltiples doctrinas que intentan lograr un concepto del


acto de comercio. Haremos, a continuación, la exposición de las doctrinas elabo­
radas más importantes.

S ección P rimera
Doctrinas que R ecurren a Conceptos E conómicos

La doctrina tradicional sostiene que el acto de comercio es un concepto jurí­


dico que traduce un fenómeno económico. En consecuencia, el concepto debe
extraerse de.las enseñanzas de la economía. Desde el punto de vista económico,
se sostiene, en general, que el comercio es la rama de la producción económica
que aumenta la utilidad de los bienes o su valor, aproximando oferta y deman­
da, intermediando entre productores y consumidores.
De manera que, la actividad mercantil, se distingue de otras actividades co­
nexas a ella. Se distingue de la producción y del consumo: los dos extremos del
ciclo económico. Se distingue de la transformación (fabricación) que no implica,
necesariamente, intermediación en el cambio de bienes. Se distingue del trans­
porte, q\ie tampoco supone dicha intermediación.

Subsección Primera: Variaciones en las Doctrinas que


Recurren a Criterios Económicos

Debemos señalar que hay divergencias en cuanto al concepto económico


de comercio. Así frente a quienes sostienen que sólo es comercio la interme­
diación entre productores y consumidores, hay otros que, en una tesitura
más restringida, dicen que el comercio es la intermediación realizada de una
manera profesional. Otra posición doctrinaria con criterio más amplio, agre­
ga al concepto de comercio algunos actos de carácter auxiliar como el corre­
taje, la comisión, el depósito, discutiendo la inclusión del transporte. En fin,
alguna doctrina agrega el transporte, no concibiendo comercio sin transpor­
te.
La doctrina jurídica tiene iguales variantes que las concepciones económicas
señaladas.
274 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

I. Posición d e THALLER

THALLER sostiene que el Derecho Comercial es el que regula la circulación. Para


el autor, todo acto qué se interponga en la circulación es acto de comercio'20.

II, Posición d e P a r d e s s u s y L y o n C a e n & R e n a u l t

Pardessus y LYON caen & Renault, adoptan Otro criterio, el de la especu­


lación. Para estos autores, la comercialidad está en la búsqueda de beneficios
por la trasmisión de bienes331.

Subsección Segunda: C riticas a tas Teorías Económicas

Las concepciones económicas han sido criticadas porque, según se vio prece­
dentemente, el concepto jurídico de comercio no se ajusta al económico. ROCCO
sostiene que en ningún momento de la evolución del Derecho Mercantil ha co­
incidido el concepto económico del comercio con el concepto jurídico. La Ley ha
incluido entre los actos de comercio a la empresa de fabricación y de transporte
y a los títulos valores que no responden estrictamente al concepto de interme­
diación desde el punto de vista económico.

S ección S egunda
D o c t r in a que Recurre al C o n cepto de I n t e r p o s ic ió n en el C a m b io

. ROCCO hizo lo que se ha calificado como el máximo esfuerzo para llegar a un


concepto unitario del acto mercantil. Su concepto no es una noción apríorística,
pues él partió dei análisis de los actos reputados mercantiles por el Código de
Comercio italiano de 1.882 (que eran 24) y buscó las normas comunes de todos
ellos para construir una definición del acto de comercio proveniente estricta­
mente del texto legal.

S u b s e c c i ó n P r i m e r a : T e s is d e ROCCO

ROCCO define al acto de comercio como todo acto que realiza o fa cilita la
in terp osición en el cam bio. Según ROCCO, algunos lo son por su naturaleza
intrínseca y otros lo son por su conexión con los primeros.

Se critica esta tesis porque, en Derecho Positivo, son. comerciales actos como las letras o las
sociedades anónimas y éstos no son, necesariamente, actos de interposición.
Se critica porque el lucro no es exclusivo del comercio. También, existe en las actividades civi­
les.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 275

I. Actos de comercio por su naturaleza

A los actos de comercio por su naturaleza intrínseca los reúne en 4 grupos:


los actos de interposición en el cambio de mercaderías, esto es, la compraventa
mercantil (art. 7, inc. 1); los actos de interposición en el cambio de dinero y de
crédito, esto es, las operaciones de cambio y de banco (art. 7, inc. 2); los actos de
interposición en el riesgo (contrato de seguro) y los actos de interposición en el
trabajo ajeno (empresas).

A Prim er grupo

En el primer grupo, ROCCO coloca a la compraventa de mercaderías para re­


vender o alquilar y la compraventa de inmuebles con fines de especulación
mercantil. La compra de mercaderías para revender o alquilar constituye una
interposición entre productores y consumidores para facilitar el cambio de bie­
nes. La compraventa de inmuebles con fines de especulación mercantil consti­
tuye, también, una actividad intermediadora en la circulación de bienes5"".

B. Segundo grupo

En el segundo grupo, ROCCO incluye a las operaciones de banco. Éstas cons­


tituyen una intermediación en el crédito, El banquero se interpone en el eambio
de dinero, tomando dinero de unos para darlo a otros, a crédito.

C. Tercer grupo

En el tercer grupo, ROCCO incluye a las empresas. Observa ROCCO que en


todas las empresas enumeradas en el Código de Comercio italiano hay uh: ca­
rácter común: la utilización del trabajo ajeno. Examina, por ejemplo, la empre­
sa de fábrica y argumenta que su comercialidad no está en la compra para re­
vender puesto que la materia prima puede habérsela dado un tercero o puede
haberla producido el mismo industrial; que tampoco está en la producción pues
también el artesano fabrica y no es considerado comerciante. Se pregunta dón­
de está la comercialidad y se contesta: en el empleo del trabajo ajeno, o sea, en
el ejercicio de una función intermediadora entre los trabajadores y el público;

D. Cuarto grupo

En el cuarto grupo ROCCO coloca a los seguros, en los cuales se observa un


cambio de riesgos. En el seguro, hay intermediación en los riesgos, pues el ase-

La compraventa de inmuebles nunca es comercial en nuestro Derecho Positivo; lo era en el


Código de Comercio italiano-
276 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

gurador toma a su cargo los riesgos de muchos asegurados y les promete una
indemnización especial a cada uno de ellos.
Los seres humanos están sujetos a riesgos que alcanzan a sus bienes y a sus
personas. Cada uno trasmite su riesgo individual al asegurador, pagándole una
prima; pero al pagar la prima se está haciendo cargo de parte de los riesgos de
los demás asegurados porque con las primas se forma un fondo común para
atender los riesgos de todos.

II. Actos de comercio por conexión

Actos de comercio por conexión son aquéllos que la Ley declara comerciales
en razón de su vinculación con una actividad mercantil. Se trata.de actos que,
por sí mismos, por su naturaleza, podrán ser civiles o mercantiles, pero advie­
nen en comerciales al relacionarse con un acto mercantil fundamental.
Entre éstos RGCCO distingue:, actos cuya, conexión debe probarse en cada ca­
so, así, por ejemplo, el mandato, el depósito, el préstamo; actos para los cuales
corresponde una presunción genérica de comercialidad pero que admiten prue­
ba en contrario (así por ejemplo, los actos realización por comerciantes que se
presumen comerciales salvo prueba en contrario); actos en los cuales se declara
la comercialidad sin admitir prueba en contra. Ejemplo, la letra de cambio.
Después de realizar este examen, ROCCO señala que del examen de la legis­
lación positiva, a posteriori, puede extraerse un concepto de acto de comercio.
De acuerdo al autor, la noción sustancial del acto de comercio sólo puede obte­
nerse de los actos intrínsecamente comerciales.
Lo común en todos ellos es “la interposición en la realización del cambio o el
cambio indirecto o mediato”. Concluye definiendo al acto de comercio como todo
acto que realiza o facilita la interposición en el cambio.

Subsección Segunda: C rítica a la Tesis de ROCCO

La tesis de ROCCO es sumamente atractiva. Las criticas que se le formulan


se relacionan al tema de la empresa caracterizada por la intermediación en el
trabajo. Se señala que, también, hay empresas que organizan el trabajo ajeno
en el campo de las actividades civiles. Así, por ejemplo, la empresa creada para
1a explotación de un establecimiento agrícola o ganadero. Se critica, además,
diciendo que en las empresas de fábrica no sólo se intercambia trabajo sino que
se transforman bienes. Lo que vende el empresario de fábrica no es el trabajo
sino los bienes transformados. Por otra parte, con el criterio de ROCCO, no se
logra dar un criterio único; pues, en su concepción, se excluyen las letras de
cambio, cheques, etcétera, que no suponen una interposición en los cambios,
Manuai de Derecho Comercial Uruguayo 277

pero, sin embargo, son actos de comercio en Derecho Positivo y, a la vez, se in­
cluyen otros que no son intrínsecamente mercantiles, por una concepción de­
masiado amplia en materia de empresa.

S e c c ió n T e r c e r a
O t r o s C r it e r io s D e f in it o r io s

Subsección Prim era: D octrina que Define el Acto de Comercio


en Función de su F inalidad

Se sostiene que lo .que. tipifica.el .acto de comercio, es la finalidad perseguida


por los contratantes. En efecto, éste es el criterio exigido por la Ley para califi­
car la compraventa como comercial.
Esta tesis se critica, pues hay actos de comercio en que no se exige una espe­
cial finalidad. Por ejemplo, la operación de cambio. De manera que estas doc­
trinas explican sólo algunos actos de comercio y no todos.

Subsección Segunda: Doctrina que Define el Acto de Comercio


po r su Objeto

Quienes sostienen este criterio señalan que el acto de comercio se distingue


porque recae sobre mercaderías. Sólo éstas son objeto de comercio. Quedan
fuera de él los inmuebles.
En nuestro Derecho Positivo, ese criterio sirve para determinar que la com­
praventa de inmuebles no es comercial. Sin embargo, ya fimos que el corretaje
y el remate son comerciales aunque se vinculen a operaciones sobre inmuebles.
De manera que esta doctrina tampoco da un criterio que sirva para todos los
actos de comercio.

Subsección Tercera: D octrinas Subjetivas del Acto de Comercio

Las doctrinas subjetivas respecto del concepto de acto de comercio definen al


acto de comercio en función de la persona que lo realiza, sea el comerciante o
sea la empresa/:?

I. E l a c to d e c o m e rc io c o m o a c to p r o f e s io n a l d e l c o m e r c ia n te

Mientras la doctrina tradicional parte del concepto de acto de comercio para


afirmar que quien los realiza es un comerciante, RlPERT toma el punto de par­
278 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carias E. López Rodríguez

tida inverso. Eí comerciante ejerce una profesión. Los actos profesionales del
comerciante son actos de comercio. Son actos de comercio, los que se realizan en
el ejercicio de una profesión comercial,
RlPERT formula algunas excepciones a su concepción, a) No revisten carácter
comercial los actos de los comerciantes que son civiles por su naturaleza, por
ejemplo,, la venta de inmuebles, b) Por otra parte, los actos de los no comer­
ciantes son civiles, salvo que adopten una forma comercial. Así, por ejemplo,
son comerciales las letras de cambio o las sociedades anónimas porque son for­
mas propias del Dereeho Comercial y serán comerciales, aun cuando sean utili­
zadas por civiles. Las operaciones de corretaje o de banco son comerciales en
razón de su objeto, según RlPERT; aunque sean realizadas accidentalmente por
un civil, serán comerciales, pues se entiende que se está usurpando una profe­
sión comercial, c) En cuanto a los contratos de compraventa, mandato, depósito
o préstamo comerciales, no difieren de los actos civiles ni por su objeto ni por su
forma. Lo quedes imprime carácter comercial es que se realizan con un propósi­
to de especulación mercantil.
La tesis de R í PERT no se ajusta a nuestro Derecho Positivo. En el sistema
del Código de Comercio uruguayo, la calidad de comerciante se configura por la
realización de actos de comercio y los actos del comerciante sólo se presumen
comerciales, siendo ello una presunción relativa.

II. Doctrina que se funda en la empresa

En esta concepción, el acto de comercio es el realizado por una empresa, A


esta tesis se le formulan diversas críticas: recurre para caracterizar el acto de
comercio a un elemento que es exterior y que deriva de la manera en que actúa
el sujeto de ese acto; el Código de Comercio sólo atribuye comercialidad a algu­
nas empresas y no a todas, de manera que hay empresas comerciales y empre­
sas civiles; hay actos comerciales que lo son aun cuando se realizan aislada­
mente, desvinculados de una actividad empresarial.

Conclusiones

1. La enumeración legal no se corresponde con ninguno de los conceptos


doctrinarios.
Analizada la enumeración de actos de comercio que hace el Código de Co­
mercio, encontramos que ella no responde a un concepto único. Algunos res­
ponden a un concepto económico (ej. la compraventa); otros han sido declarados
comerciales por motivos históricos ó tradicionales (ej. letra de cambio); otros
son declarados tales por su forma (las sociedades que adoptan tipos comercia­
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 279

les) y otros lo son por conexión con una actividad mercantil (ej. corretaje, comi­
siones, mandato, depósito).
Concordamos con BARRERA GRAF que expresa que el contenido de una disci­
plina se puede hacer con criterios a priori, cuando su existencia derive dfr .exi­
gencias lógicas; pero debe hacerse a posteriori cuando, como ocurre con el Dere­
cho Comercial, su razón de ser estriba en razones históricas siendo su conteni­
do diverso, contingente y variable. De manera que el problema de fijar el conte­
nido del acto comercial es un problema de Derecho Positivo. v *
2. No es posible formular un concepto de acto de comercio
En el Código de Comercio no existe definición del acto de comercio. Son mu­
chos los autores que han renunciado a la posibilidad de dar un concepto unita­
rio de acto de comercio. Por citar algunas opiniones de los autores más presti­
giosos, recordaremos que V iv a n t e sostiene que no es posible resumir en un solo
concepto los diferentes actos a los que el legislador imprime carácter comercial
y la doctrina debe renunciar francamente a una definición.
VlDARl sostiene, textualmente, que “entre, los actos civiles y los actos de co­
mercio no hay ninguna diferencia esencial”, BOLAFFIO expone: “El acto de co­
mercio típico no existe. Es acto de comercio, aquél que el legislador ha querido
corno tal*. DELAMARRE y L e PoiTviN declaran q u e los actos de comercio no tie­
nen otra razón de ser que el arbitrio del legislador que los ha creado. Esta tesi­
tura levantó críticas pues no se concibe que la delimitación de una rama jurídi­
ca pueda quedar librada al simple arbitrio del legislador. Por ello, Lyon CAEN
ET RENAULT señalan que los actos de comercio enumerados por la Ley son sus­
traídos al Derecho Civil por motivos de utilidad práctica. Éstos y muchos otros
autores, concluyen que no puede definirse doctrinariamente el acto de comercio
y sólo cabe una interpretación exegética de los textos legales que los enumeran.
Manual cíe Derecho Comercial Uruguayo 281

Capítulo Tercero
CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS DE COMERCIO

Los autores han efectuado diversos intentos por definir el acto de comercio,
dando una noción unitaria. La doctrina más moderna ha renunciado a definir,
pues resulta imposible unir en una sola definición, los variados actos de natura*
leza mercantil. Por ello, en lugar de definir, los autores se ocupan de clasificar.
Hemos de referir algunas modalidades de clasificación que se adapte a nuestros
textos legales.

S ección P rimera
C r it e r io s que A t ie n d e n a la F uente d e la C o m e r c ia l id a d del Acto

Subsección Prim era: Actos N aturales, Actos por Conexión o Accesorie-


d a d y Actos de Comercio Legales o Forzosos

En puridad, todos los actos de comercio que se enumeran en el artículo 7 son


actos de comercio legales, puesto que son actos de comercio los que así reputa la
Ley, pero, examinando los textos legales, se advierte que muchos de esos actos
son declarados tales porque la Ley ha reconocido su naturaleza mercantil ya
establecida por la ciencia de la economía. La doctrina, entonces, suele distin­
guir los actos intrínsecamente comerciales de aquellos que considera mercanti­
les por su conexión con los comerciales o por ser accesorios objetiva o subjeti­
vamente con actos comerciales.

I. A c t o s i n t r í n s e c a o n a t u r a l m e n t e c o m e r c i a le s

Los actos intrínsecamente comerciales son los que se corresponden con el


concepto económico de comercio. Según se acaba de exponer, ROCCO considera
como mercantil toda actividad de interposición en el cambio.
No compartimos la teoría de ROCCO en todos sus puntos. Entendemos que
ROCCO, eíi su esfuerzo de sistematización, forzó algunos conceptos.
En nuestra opinión, desde el punto de vista económico, comercio es la inter­
mediación entre la oferta y demanda de mercaderías. En ese sentido, sería na­
turalmente comercial la compraventa referida en el numeral 1 del Código de
Comercio y las operaciones de cambio. Si se considera ¡os contratos de depósito
282 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

y de préstamo, como formando parte de una única operación, sería posible con­
siderar que implican intermediación entre la oferta y demanda de dinero.
Ni en el caso de los seguros, ni en el de las empresas (en el sentido que a es­
tas les atribuye ROCCO), habría intermediación en mercaderías. Ni el riesgo ni
el trabajo ajeno constituyen mercaderías. Por lo tanto, la intermediación en
estos no constituiría comercio en sentido económico.
En cuanto a las operaciones de banco, no es posible expresar, en general,
que suponen intermediación entre la oferta y demanda del crédito (aun admi­
tiendo que éste constituya una mercadería). Las operaciones denominadas neu­
tras, ciertamente, no implican intermediación alguna.

II, Actos de comercio por conexión o aceesoríedad

Actos de comercio por conexión son aquéllos que la Ley declara comerciales
en razón de su vinculación con una actividad mercantil. Su naturaleza no es
intrínsecamente mercantil. Ordinariamente son civiles pero, cuando se vincu­
lan con un acto mercantil o con el ejercicio del comercio, quedan sometidos al
Derecho Comercial.
Entre los actos por conexión, la doctrina ha hecho varias distinciones.
ROCCO distingue aquellos actos cuya conexión debe probarse en cada caso, como
por ejemplo, el mandato, el depósito, el préstamo; actos para los cuales corres­
ponde una presunción genérica de comercialidad pero que admiten prueba en
contrario, como ejemplo, los actos realización por comerciantes que se presu­
men .comerciales salvo prueba en contrario. Por otra parte estarían aquellos
actos en los cuales se declara la comercialidad sin admitir prueba en contra,
por ejemplo, la letra de cambio.

AL Actos de comercio p o r conexión objetiva o subjetiva

Otros ha distinguido entre los actos de comercio por conexión objetiva y por
conexión subjetiva. En la primera acepción, ciertos negocios son comerciales
cuando tienen vinculación con otro acto comercial. Se trata de una comerciali­
dad derivada. Recordamos: el mandato, la prenda, la fianza y la hipoteca.
Otros negocios son comerciales sólo cuando en su concértación interviene un
comerciante o dos. Recordamos el préstamo (art. 701) y eí depósito (art. 721),
aunque, en ellos, también, se requiere una conexión objetiva.

B. Actos de comercio accesorios o subjetivos

BARRERA G r a f clasifica a los actos de comercio en dos grandes categorías:


principales y accesorios. Los actos de comercio principales, son actos comercia­
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 283

les por sí mismos, por el sujeto que los realiza, por el objeto sobre el cual re­
caen, por el fin o por la forma. Los actos de comercio accesorios, son aquellos
cuya calidad comercial depende de la relación con actos a ios cuales se conec­
tan.523 Por lo tanto, un acto sería comercial cuando se cumple por un comer­
ciante para atender las necesidades de su comercio, aun cuando no estuviere
incluido en la nómina legal de actos de comercio. Como ejemplo sé indica la
compra de combustible efectuada por un comerciante para calefaccionar sus
locales o la compra de un camión para la distribución de mercaderías. No
son compras efectuadas con intención de revender, pero igualmente serían
comerciales, porque se cumplen en el ejercicio de su comercio. Lo que justifi­
caría su carácter comercial, sería la naturaleza comercial de la actividad
principal1*1.
Se señalan excepciones a esta extensión de la comercialidad; las operaciones so­
bre inmuebles, que siempre serán civiles; las relaciones laborales sometidas al
Derecho Laboral; las relaciones tributarias regidas por el Derecho Tributario33.
Aplicando la teoría de lo accesorio, también, se comercializarían las obliga­
ciones nacidas de delitos, cuasidelitos y cuasicontratos326. Volveremos sobre el
tema, al estudiar las obligaciones comerciales.
GUYENOT denomina a los actos de comercio, que lo serían por la teoría de la
accesoriedad, como actos subjetivos. Señala que es la profesión comercial del
autor del acto, lo que ejerce una influencia determinante en su calificación jurí­
dica327.
Podría entenderse que el artículo 5 de nuestro Código de Comercio recoge
esa doctrina, pues se comercializaría, de acuerdo a algunos autores, actos que
en sí mismos no serían comerciales, por el sólo hecho de ser realizados por un
comerciante, aunque deben tener conexión, además, con su actividad comercial.
Advertimos que en esta norma legal sólo se establece una presunción relativa
de comercialidad, que admite siempre una prueba contraria. E a rigor no se
trata de una categoría distinta de “actos de comercio accesorios” sino de actos
presumidos comerciales por su conexión subjetiva, pudiéndose probar que no lo
son por faltarles conexión objetiva.

III. A c to s d e c o m e r c io le g a le s o f o rz o s o s

Los actos de comercio legales son aquéllos calificados como comerciales por
la Ley, en atención a su estructura formal, por razones históricas o de conve-*

Ya hemos visto la clasificación de ROCCO un tanto similar al analizar su doctrina sobre el acto
de comercio.
K< Hamel & Lagarde, op. cit., § 175.
*" H amel & Lagarde, id. íbíd..
** Hamel & Lagarde expone el tema en los § 178 y § 175 de la op. cit. GUYENOT, op. cit., § 6.
“ GUYENOT, op. cit., § 53.
284 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carlos E. López Rodríguez

niencia o por su conexión frecuente con operaciones mercantiles. Calificados


como comerciales, estos actos están regulados por la Ley comercial exclusiva­
mente. No interesa quién los realice, comerciante o civil, ni interesa su vincula­
ción con una actividad comercial o con negocios civiles; la Ley los ha calificado
como comerciales y son siempre comerciales. Forman parte de esta categoría los
siguientes actos de comercio: todo lo relacionado con los títulos valores, las so­
ciedades anónimas, todo lo relacionado con el comercio marítimo, las operacio­
nes de los. factores y tenedores de libros y las convenciones sobre los salarios de
los dependientes del comerciante.

$ubsecciÓTt Segunda: Otros Criterios de Clasificación

I. Actos de comercio objetivos y subjetivos

VIVANTE clasifica a los actos de comercio en actos objetivos y actos subjeti­


vos. Llama objetivos a aquellos declarados comerciales por la Ley. Denomina
actos subjetivos, los que realiza un comerciante y que la Ley presume comercia­
les.

H . A c to s a b s o lu to s o p r in c ip a le s y a c to s r e la tiv o s o a c c e s o r io s y f o r m a ­
le s

DELAMARRE y LE POITVIN los clasifican en absolutos y relativos: absolutos, lo


son por su naturaleza intrínseca; y relativos, adquieren comercial! dad por la
profesión de las personas que intervienen, por la intención de quien los realiza
o por constituir instrumentos del comercio. SATANOWSKY, también, los clasifica
en absolutos y relativos: actos absolutos, son los actos comerciales por su natu­
raleza o por su forma; y actos relativos, son los comerciales por su relación o
conexión con el comercio de quien lo ejerce profesionalmente.
Thallbr los clasifica en: actos principales, son los comerciales por su natu­
raleza; actos accesorios son los realizados por comerciantes y actos comerciales
formales, por ejemplo, las letras de cambio.

IIL Actos que suponen la prestación de servicios esenciales al comercio

A nuestro entender, el codificador se preocupó’ por someter a la legislación


mercantil, a aquellos actos que suponen habitualmente la prestación de servi­
cios fundamentales para el comercio. Por esta razón fueron incluidos en el artí­
culo 7, las operaciones de cambio, banco, corretaje o remate, así como las em­
presas de comisiones, depósitos o transportes, y los flétámentos, seguros y todo
lo relativo al comercio marítimo.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 285

S ección S egunda
Actos de C o m e r c io H a b it u a l e s y A c c id e n t a l e s

Es inútil buscar elementos que permitan definir objetivamente la “h a b itú a -


lid a d ” o la “a c c i d e n t a l i d a d Estos
conceptos, así como el carácter aislado de un
acto, son conceptos indeterminados. Según explica MaRTINS-COSTA, los concep­
tos indeterminados describen el “hecho” que la relación jurídica pretende alcan­
zar, con cierta latitud o vaguedad. Esta característica muchas veces los hace
polisémicos, permitiendo una razonable dosis de libertad por parte del intérpre-
te5M.

Subsección Primera: H abitualidad o A ccidentalidad


y la Calificación del Comerciante

I. El comercio como profesión habitual del comerciante

El Código de Comercio, en su artículo 1, condiciona la atribución de la cali­


dad de comerciante, al ejercicio de cuenta propia de actos de comercio, “h a c ie n ­
d o de ello s u p ro fesió n h a b itu a l”- Se hace depender, entonces, de la determina­
ción del concepto de “h a b itu a lid a d ”, una de las principales condiciones para
calificar como comerciante a un sujeto.

II. El ejercicio accidental de actos de comercio

A su vez, el concepto de “a c c id e n ta lid a d ” aparece en el artículo 6 del Código


de Comercio, también, vinculado al acto de comercio: “L o s que verifica n acci­
d e n ta lm e n te a lg ú n acto de com ercio, no son considerados co m ercia n tes” (inc. 1).
Obsérvese que el acto, en sí mismo, no cambia de naturaleza por ser acci­
dental. Tanto es así que la persona que lo realice quedará igualmente sujeta, en
cuanto a las controversias que ocurran sobre dicho acto, a las leyes mercantiles
(art. 6, inc. 2). Con esta norma se consagra, según ya hemos visto, el carácter
predominantemente objetivo del Derecho Comercial.

MARTINS-COSTA, As c lá u su la s g e m ís com o /afores d a m o b ih d a d e d o siste m a ju r íd ic o , R e v ista


de In fo r m a d o L e g isla tiv a , n. 112, p. 22.
286 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

Subsección Segunda: Influencia de la H abitualidad o Accidentalidad


de la Actuación sobre el Régimen Societario

Las normas de Derecho Internacional Privado relativas a las sociedades comer-


cíales, han. recurrido, también, a la distinción entre actuación habitual y actuación
accidental, a los efectos de la determinación del régimen aplicable a la actuación
extraterritorial. Según expresa BOGGIAN'O en referencia a las sociedades constitui­
das en el extranjero, “lo aislado es gradual’”'9. Es muy engorroso, entonces, de­
terminar cuándo los actos dejan de ser aislados u ocasionales y cuándo comienzan
a ser repetidos, continuados o habituales. B ogg ia no , entonces, no intenta definir
la “habitualidadEn su lugar, prefiere alcanzar el sentido del concepto indetermi­
nado a través de lo que sugiere la apreciación de la casuística1’30.

I. Habitualidad y accidentalidad en los Tratados de Montevideo

El Tratado de Derecho Comercial Terrestre Internacional de 1.940, por


ejemplo, en el inciso 2 de su artículo S establece que, “para el ejercicio habitual
de los actos comprendidos en el objeto de su institución, se sujetarán a las pres­
cripciones establecidas por las leyes del Estado en el cual intentan realizarlos
En el mismo sentido que B o g g ia n o , al analizar el Tratado de 1.940,
HERBERT considera que determinar el alcance de la expresión “habitualidad”
supone un análisis vaíorativo de cada caso. Herbert expone el ejemplo si­
guiente: una empresa argentina, por ejemplo, podría comprar un solar en
Punta del Este para erigir una torre de veinticinco pisos - un acto aislado ■;pero
si la sociedad se dedica a la compraventa de inmuebles el acto que aparente­
mente es aislado, es un acto desencadenante de una serie de actos que implican
el desarrollo habitual de su objeto. Podría en cambio una persona jurídica ex­
tranjera cualquiera comprar cinco terrenos, en actos por separado (esto podría
parecer un ejercicio habitual), pero lo podría hacer con la intención, por ejemplo,
de construir un lugar de recreo para sus funcionarios o empleados. Pese a que
han existido cinco compraventas, eso no supone una actividad habitual de esa
empresa, aunque aparentemente sea más habitual que la compraventa referida
en el caso anterior”031.

II. Habitualidad y accidentalidad en la Ley 16.060

La Ley 16,060 recurre al concepto de “accidentalidad”, a los efectos de de­


terminar el alcance del reconocimiento de pleno "derecho que le otorga a las

5ia BoGOWNO, Sociedades-, p. 63.


Ml BOGGIANO, Derecho Internacional Privado, v. 1, p. 622/623.
HEKBSRT, C ontrol n o ta r ia l d e p e r s o n a s J u ríd ic a s extra n je ra s q u e c o n tra ta n en la R ep ú b lic a
O rie n ta l d e l U ru g u a y , Conferencias y Cursos, v. 13, p, 24.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 287

sociedades constituidas en el extranjero, previa comprobación de su existencia


(art, 193, inc. 1). Se establece, entonces, que para celebrar “actos aislados y
estar en juicio”, basta la comprobación de la existencia de la sociedad (art. 193,
inc. 2).
En cambio, cuando la sociedad constituida en el extranjero se proponga el
ejercicio de los actos comprendidos en el objeto social, mediante el estableci­
miento de sucursales o cualquier otro tipo de representación permanente, debe­
rán cumplir con algunos requisitos. Estos requisitos consisten en la inscripción
en el Registro Nacional de Comercio, la realización de publicaciones (si corres­
ponde según el tipo), llevar contabilidad separada y en idioma español y some­
terse a los controles administrativos que correspondan (art. 193, inc. 3; y art.
194).
La Ley 16.060 distingue, entonces, entre celebración de actos aislados y
ejercicio de actos comprendidos en el objeto social, mediante el establecimiento
de sucursales o cualquier otro tipo de representación permanente. De esta ma­
nera, si bien se mantuvo un concepto indeterminado como el de “acío aislado”,
no se lo contrapuso a otro concepto indeterminado, como podría haber sido el de
la ^habitualidad’^ . El límite entre la actuación aislada y la habitual se esta­
bleció de forma terminante, por el requerimiento de que se hubiere establecido
una sucursal o cualquier otra forma de representación permanente. El partici­
pio “mediante” utilizado en el artículo 193 implica una calificación del ejercicio
de los actos comprendidos en el objeto social.

Subsección Tercera: H abitu alidad e Intermediación Financiera

El Decreto Ley 15.322, en el artículo 1, inciso 2, define la intermediación fi­


nanciera como “la realización habitual o profesional de operaciones de interme­
diación o mediación entre la oferta y la demanda de títulos valores, dinero o
metales preciosos”.
El objeto sobre el que recae esta actividad es títulos valores, dinero o meta­
les preciosos, La actividad puede ser de intermediación propiamente dicha o de
mediación. En la intermediación, un sujeto adquiere para volver a trasmitir.
En la mediación, un sujeto acerca a los interesados en la adquisición y ena­
jenación de determinados bienes. En la mediación, el mediador se limita a po­
ner en contacto a dos contratantes. Ofertante y demandante que, luego, cele­
bran entre sí, directamente, el contrato que fue objeto de la mediación.Si

Si~ Cosa que sí había hecho la Ley 19.550 argentina que le sirvió de fuente. En su artículo 118 se
establece: “La sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existencia y forma por
las leyes del lugar de constitución. Se halla habilitada para realizar en el país actos aislados y
estar en juicio. Para el ejercicio habitual de actos comprendidos en su objeto social, establecer
sucursal asiento o cualquier otra especie de represe alació» permanente, debe...”
288 Nuri E. Rodríguez Qiivera - Carlos E. López Rodríguez

La definición legal contiene elementos de la definición legal de comerciante


(art. 1 C.Com.) según la cual se reputa comerciante a quien ejerce actos de
comercio haciendo de ello su profesión habitual. Aquí se dice que la intermedia­
ción financiera es una actividad de carácter habitual y profesional. No se consi­
dera que existe intermediación financiera cuando una persona realiza un nego­
cio aislado de mediación o intermediación en operaciones de títulos valores,
dinero o metales preciosos.
Manual de Derecho Comercial Uruguayo 289

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ín d ic e

Introducción ....................................................................................... 7
PRIMERA PARTE: EL DERECHO COMERCIAL............................... 9
Capítulo Primero: Concepto y Contenido del Derecho Comer­
cial ................................................ :.................................................... 11
Sección Primera: M ateria Regulada p o r el Derecho Comer-
cial
Subsección Primera: La Actividad C om ercial......................... 12
I. Concepto económico de comercio................................................ 12
A. Trueque.............................................................................. 13
B. Intermediación.................................................................... 13
H. Concepto jurídico de comercio..........;.................... ...... .......... 14
A. Actos de comercio enunciados en el artículo 7 del Código
de Comercio....................................................................... 14
1. Actos que responden al concepto económico de co­
mercio ........................................................ i::............... 15
2. Actos que no responden al concepto económico de co­
mercio ................................................ 15
B. Contratos calificados como comerciales en el Código de Co­
mercio................................................................................. 15
C. Otros negocios jurídicos mercantiles............. 16
Subsección Segunda: Sujetos que Realizan Actividad Mercantil.. 17
I. Comerciantes y auxiliares de comercio...................................... 17
A. Comerciante....................................................................... 17
B. Auxiliares de comercio........................................................ 13
II. Personas jurídicas................................................................... 18
A. Sociedades comerciales....................................................... 18
B. Personas jurídicas de Derecho Público.................................. 18
C. Sociedades de economía mixta............................................... 19
ílI.Civiles.................................................................................... 19
Subsección Tercera: Bienes Mercantiles.......................................... 20
I. Buques, aeronaves y otros vehículos de transporte............ ..... 20
Á. Buques................................................................................ 20
B. Aeronaves........................................................................... 21
298 Nuri E. Rodríguez O livera - C arlos E. López Rodríguez

C. Camiones y otros vehículos de transporte........................... 21


II. Establecimiento comercial y propiedad industrial.................. 21
III. Valores, títulos valores y fondos de inversión........................ 22
A. Títulos valores..................................................................... 22
B. Fondos de inversión............ 22
C. Futuros y opciones.......... ................................................... 23
Conclusiones................................................................................ 23
Sección Segunda: El Concepto de Derecho Comercial en la
Doctrina .................................................................................... 24
Subsección Primera: Concepción subjetivinta............................... 24
I. Derecho Comercial como Derecho de los Comerciantes............ 24
II. Derecho Comercial como Derecho de la Empresa................... 24
A. Exposición de la doctrina.................................................... 24
B. Crítica.................................................................................. 26
Subsección Segunda: Concepción Objetivista .............................. 27
I. Derecho Comercial como Derecho de los Actos de Comercio.... 27
II. Derecho Comercial como Derecho de los Actos Realizados en
M asa....................................................................................... 28
III. Derecho Comercial como Derecho de los Negocios................ 28
Conclusiones................................................................................. 30

Capítulo Segundo: Evolución del Derecho Com ercial................. 31


Sección Primera: Orígenes y Evolución General del Derecho
C om ercial............................................... 31
Subsección Primera: La Edad Media........................................... 33
I. La Alta Edad Media.................................................................. 33
A. Condiciones políticas, económicas y sociales en la Alta
Edad Media......................................................................... 34
B. El Derecho en la Alta Edad Media..................................... 35
1. Derecho Canónico............................................................ 35
2. Derecho Común.............................................................. 36
3. Derecho Germánico......................................................... 36
II. La Baja Edad Media................................................................ 36
A. La actividad comercial en las ciudades medievales............. 37
B. Corporaciones de comerciantes........................................... 38
C. El Derecho Comercial en ía Baja Edad Media.................... 38
1. Estatutos medievales...................................................... 39
2. Derecho Comercial interlocal......................................... 43
M anual de D erecho C om ercial Uruguayo 299

3. Compilaciones.............................................................. 43
Conclusión..................................................................................... 43
Subsección Segunda: El Derecho Comercial en la Época Mo­
derna ....................................................................................... 44
I. Condiciones políticas, económicas y sociales en la Época Mo­
derna............................................................................ 44
A. Descubrimiento de América..................................... 44
B. Desarrollo de la banca y de los valores mobiliarios............. 4o
C. La Revolución Industrial......................................... 45
II. Las ordenanzas........................................................................ 46
Subsección Tercera; El Derecho Comercial en la Época Contem­
poránea ........................................................................................... 46
I. La configuración de un modelo binario del Derecho................. 47
A. La dicotomía revolucionaria de finales del Siglo XVIII....... 48
1. El paradigma norteamericano................. ....................... 48
2. El paradigma francés......................................................... 49
3. El Código de Comercio francés......................................... 50
B. Resumen sobre el Derecho Comercial en el Siglo XIX........ 55
II. El Derecho Comercial en el Siglo XX.............. ....................... 56
A. Condiciones políticas, económicas, sociales y filosóficas en
el Siglo XX................................................... 56
1. Individualismo, supraindividualismo y transpersona­
lismo.................................................... 57
2, Liberalismo e intervencionismo..................................... 58
B. Evolución del Derecho Comercial en el Siglo XX................ 62
1. La descodificación del Derecho Privado.......................... 62
2. Expansión del Derecho Comercial................. 65
3. Regulación de la actividad comercial por el Derecho
Público........................................................................... 66
4. Tendencia a la uniformidad internacional del Derecho
Comercial....................................................................... 69
5. La crisis del Derecho Comercial...................................... 70
Conclusión..................................................................................... 71
Sección Segunda: Evolución del Derecho Comercial
Uruguayo ............................................... 72
Subsección Primera: Derecho Comercial Uruguayo anterior al
Código de Comercio...................................................................... 72
I. Derecho Comercial Anterior a la Independencia...................... 72
A. Régimen Jurídico durante la época colonial.................... 73
300 Nuri E. Rodríguez O livera - Carlos E. López Rodríguez

1. Consulado de Buenos Aires............................................ 73


2. Consulado de Montevideo............................................... 74
B. Ocupación luso-brasileña de 1.817-1-828......................... 74
II. Normas comerciales en los primeros años de Independencia y
hasta 1.866.............................................................................. 74
A. Normas sobre corredores e intereses.................................. 75
B. Determinación de las leyes aplicables al comercio............. 75
C. Jurisdicción mercantil.................... 75
Subsección, Segunda: Sanción del Código de Comercio............... 75
I. Hechos precedentes........................................ 75
II. Sanción del Código de Comercio.............................................. 77
A. Fuentes del Código de Comercio......................................... 77
B. Caracterización general..................................................... 77
Subsección Tercera: Fines del Siglo XIXy Siglo X X .................... 78
I. Legislación comercial de finales del Siglo XIX.......................... 78
A. Fomento industrial............................................................. 78
B. Disolución de sociedades, quiebra, liquidación judicial y
concordatos........................................................................ 79
C. Creación del Banco de la República.................................... 79
II. Legislación comercial en el Siglo XX....................................... 79
A. Legislación sobre sistema monetario e intermediación fi­
nanciera.......................................................... 79
1. Evolución de nuestra legislación.................................... 80
2. El Decreto Ley 15.322 y sus modificaciones................... 81
B. Legislación en materia registral......................................... 82
1. Primeras reformas regístrales........................................ 82
2. Últimas reformas regístrales.......................................... 83
C. Legislación sobre otros temas............................................. 84
1. Legislación sobre contratos mercantiles......................... 84
2. Leyes de Urgencia.......................................................... 85
3. Auxiliares del comercio.................................................. 85
4. Legislación sobre procesos concúrsales........................... 85
5. Legislación sobre títulos valores y mercado de valores... 85
6. Cambios en materia jurisdicciórial..; . . . . . . ........... 86
7. Legislación sobre bienes mercantiles............... 86
III. Reflejos de las tendencias económicas, políticas y filosóficas
del Siglo XX, sobre la función y los fines del Derecho Comer­
cial uruguayo.......................................................................... 86
M anual de Derecho Com ercial Uruguayo 301

A. Fines que orientan ai Derecho Positivo nacional en ma­


teria comercial.................................................................... 87
B. La tendencia intervencionista del Estado........................... 89
1. Intervención estatal en la primera mitad del Siglo XX... 89
2. Intervención estatal en la segunda mitad del Siglo XX... 91
C. Tendencias neoliberales..................................................... 93
Sección Tercera: Tendencias Actuales en la Negociación
M ercantil ........................................................................................... 94
Subsección Primera: Tendencia a la Concentración de la Acti­
vidad Económica............................................................................ 94
I. Concentraciones de empresas.................................................. 95
A. Empresas transnacionales................................................. 96
1. La empresa transnacional clásica.................................. 97
2. La empresa transnacional moderna.............................. 98
B. Empresas multinacionales................. ................................ 103
1, Las empresas multinacionales en el Derecho Com­
parado ........................................................................... 104
2. Las empresas binacionales en los países del Mercosur... 106
II. Integraciones Regionales........................................................ 107
III. Corporaciones de comerciantes y organización profesional.... 109
A, Corporaciones nacionales................................................... 109
B. Corporaciones internacionales............. 110
Subsección Segunda: Tendencia a la Publicidad de la Actividad
Comercial....................................................................................... 111
I. Registros................................................................................... 111
A. Registros personales........................................................... 111
B. Registros de documentos y de bienes.................................... 111
II. Publicidad en diarios................................................................. 112
A. Publicaciones en materia societaria................................... 112
B. Otras publicaciones............................................................ 112
Subsección Tercera: Modalidades Nuevas en la Negociación
Mercantil........ ............................................................................... 112
I. Negocios jurídicos nuevos......................................................... 112
A. Crédito documentarlo......................................................... 113
B. Seguro de crédito............................................................... 113
II. Variaciones en la forma de contratación.................................... 113
A. Difusión de la automatización......................................... 114
1, Empleo de la automatización para la contabilidad........ 115
302__________Nuri E. Rodríguez O livera - Garios E. López Rodríguez

2. Promoción del software................................................... 115


3. Comercio electrónico......................... 115
B. Teoría de la apariencia jurídica....................................... 116
1. La apariencia en el Código de Comercio......................... 116
2. La apariencia en la Ley de Títulos Valores.................... 117
3. La apariencia en la Ley de Sociedades........................... 117
III. La desincorporación en los títulos valores........................... 117
A. El papel electrónico............................................................... 117
B. Valores escritúrales en nuestro Derecho............................. 118

Capítulo Tercero: Fuentes del Derecho Comercial y Relación


con otras Norm ativas......................................................................... 119
Sección Primera: Fuentes del Derecho Comercial.................... 120
Subsección Primera: Fuentes Directas............................................ 120
I. Constitución............................................................................. 120
A. Principios generales del Derecho Comercial....................... 121
1. Principio de la libertad individual.................................. 121
2. Derecho de propiedad.................................................... 121
3. Tutela contra la usura.................................................... 122
B. Marco constitucional para la actuación estatal.................. 122
1. Comercio exterior............................................................ 122
2. Servicios públicos............................................................ 122
3. Dominio industrial y comercial del Estado..................... 123
4. Defensa del medio ambiente.......................................... 123
5. Principio de integración social y económica................... 124
II. Ley y equidad........................................................................... 124
A. Normas mercantiles incluidas en el Código Civil............... 124
B. Valor de la equidad según el Código General del Proceso ... 124
IIL Decretos y normas administrativas....................................... 125
Subsección Segunda: Fuentes Indirectas..................................... 125
I. Fuentes por remisión................................................................ 125
A. Costumbres y usos.............................................................. 125
B. Usos jurídicos y usos técnicos............................................. 126
C. Costumbre o uso normativo y costumbre o uso conven­
cional................................................................................... 126
II. Fuentes de integración........................................ .................... 127
A. Fundamento de las leyes análogas...................................... 127
B. Principios generales de Derecho" y doctrina más recibidas.. 128
M anual de Derecho C om ercia! Uruguayo 303

Sección Segunda: Relación del Derecho Comercial con otras


Ramas del Derecho......................................................................... 128
Subsección Primera: Relación del Derecho Comercial con el De­
recho Civil..................................................................................... 131
I. Autonomía del Derecho Comercial...........................................132
A. Autonomía científica........................................................... 132
1. Doctrina que niega autonomía al Derecho Comercial.... 132
2. Precisión....................................................... 134
B. Autonomía legislativa.......................................................... 135
1. Clasificación de los sistemas legislativos actuales.......... 135
2. Debate doctrinario sobre la unificación.......................... 140
3. Debate doctrinario sobre codificación o leyes especiales. 143
II. Derecho Comercial como Derecho especial o excepcional res­
pecto al Civil............................................................................ 145
A. Concepto previo de lo que es un Derecho excepcional y es­
pecial .................................................................................. 146
B. Posiciones doctrinarias......................................... .............. 146
1. Especialidad................................................................... 146
2. Excepcionalidad............................................................. 149
C. Conclusión extraída del análisis de posiciones................... 152
Subsección Segunda: Relación del Derecho Comercial con otras
Ramas del Derecho Nacional................................. 153
I. Relación del Derecho Comercial con ramas del Derecho
Público..................................................................................... 153
A. Relación con el Derecho Administrativo............................. 153
B. Relación con el Derecho Tributario....................... ,,,.......154
C. Relación con el Derecho Penal................................ 155
II. Relación del Derecho Comercial con el Derecho Procesal........ 157
III. Relación del Derecho Comercial con el Derecho Laboral....... 157
Subsección Tercera: Relación del Derecho Comercial con Normas
de Derecho Internacional Privado, Cooperación e Integración..... 157
I. Derecho Internacional Privado uruguayo................................. 158
A. Normas de Derecho Internacional de fuente interna.......... 158
1. El Apéndice del Código Civil.......................................... 158
2. Ley 16.060....................................................................... 159
3. Decretos leyes 14.412 y 14.701........................................ 160
B. Normas de Derecho Internacional de fuente convencional.. 160
1. Tratados en materia de contratos comerciales............... 160
304 Nuri E. Rodríguez O livera - Carios E. López Rodríguez

2. Tratados en materia de títulos valores........................... 162


3. Tratados en materia de propiedad intelectual................ 163
C. Organizaciones de Derecho Internacional Privado......... 163
II. Cooperación económica e integración...................................... 164
A. Los precedentes del proceso actual de integración regional 165
1. Los precedentes del ideal integrad onista....................... 167
2, Los precedentes de las uniones aduaneras..................... 168
B. Situación anterior al desarrollo de los procesos de integra-
ción.................................................................................... 168
1. Primacía de 3a doctrina liberal....................................... 168
2. Proteccionismo y bilateralismo....................................... 169
3. La reorganización del comercio internacional en el
mundo de pos-guerra.................................................... 169
C. Uruguay en el proceso de cooperación e integración del
cono sur.............................................................................. 17.7
1. Convenio Argentino-Uruguayo de Complementación
Económica y Protocolo de Expansión Comercial........... 177
2. El Mercosur............................ ....................................... 180
Conclusiones.................................................................... 189
III. Organismos internacionales para la cooperación e integra­
ción ....................................................................................... 190
A. Corporación Financiera Internacional y Banco Inter-
americano de Desarrollo.................................................... 190
B. Organización de Estados Americanos................................ 191
C. Acuerdos regionales y convenios bilaterales....................... 191
Consideración final sobre el Derecho Comercial en nuestro país . 192

SEGUNDA PARTE: ACTOS DE COMERCIO....................................... 193


Capítulo Primero; Determinación Legal de los Actos de Co­
mercio .......................................................... 195
Sección Primera: Actos de Comercio Incluidos en el Artículo
.7 del Código Com ercial.................................................................... 195
Subsección Primera: Compraventa Comercial.............................. 195
I. Notas distintivas de la compraventa comercial.....¿.................. 196
A. Objeto mueble.................................................................... 196
B. Intención de revender o alquilar el uso............................ 196
C. Precisiones sobre el elemento intencional........................... 196
1. Oportunidad en que debe considerarse la intención....... 197
2. Transformación de la cosa comprada............................. 197
Manua! de D erecho Com ercial Uruguayo________________ 305

II. Compraventas reputadas no comerciales............. .................. 201


A. Compraventas consideradas desde el punto de vista del
comprador.......................................................................... 201
1. Compras de bienes raíces y muebles accesorios............. 201
2. Compras de objetos destinados al consumo.................... 202
B. Compraventas consideradas desde el punto de vista del
vendedor.................... ........................................................ 202
1. Ventas de cosechas y ganados........................................ 202
2. Ventas de los frutos o efectos percibidos a título re­
muneratorio o gratuito................................................. 202
3. Reventa de acopios realizados para el consumo par­
ticular..................... ...................................................... 203
III. Situaciones especiales............................................................ 203
A. Reventa o arrendamiento posterior a la compra mercantil. 203
1. Comercialidad de la reventa........................................... 203
2. Comercialidad del arrendamiento posterior................... 204
B. Negocios similares a la compraventa................................. 205
1, Permuta......................................................................... 205
2. Arrendamiento para arrendar........................................ 205
C. Acto mixto o unilateralmente comercial............................... 205
1. ¿Cuáles son los actos considerados mixtos por la doc­
trina? ............................................................................ 205
2. Problemática planteada por los actos mixtos y las so­
luciones propuestas por el Derecho extranjero y la doc­
trina .............................................................................. 208
3. Doctrina que sustenta la inexistencia de actos mixtos... 210
4. Precisión........................................................................ 212
Subsección Segunda: Empresas................................................. 212
I. Diferenciación de la empresa respecto de otros conceptos..... 214
A. Empresario y comerciante.................................................. 214
B. Empresa y sociedad comercial............................................ 214
C. Empresa y casa de comercio o establecimiento comercial o
industrial............ 215
D. :Precisiones: lo que la empresa no e s .............................. 215
1. La empresa no es sujeto de Derecho.............................. 215
2. La empresa no es objeto de Derecho...................... ........ 215
II. Concepciones Doctrinarías sobre la Empresa................. ........ 215
A. La empresa como organización........................................... 216
1. Proceso constitutivo y morfología................................... 216
306 Nuri E. Rodríguez O livera - C arlos £. López Rodríguez

2. La empresa como comunidad de trabajo........................ 218


B. La empresa como actividad................................................. 218
C. La empresa como institución............ ................................. 218
Conclusiones................................................................................. 219
III. Clasificaciones........................................................................ 219
A. Clasificación de las empresas en función de su objeto........ 219
B. Clasificación de las empresas en función de su titular....... 220
C. Clasificación de las empresas en atención a su carácter
público o privado................................................................. 220
D. Clasificación de las empresas en función del sector pro­
ductivo............... ............................................................. 220
E. Clasificación de las empresas según un criterio cuan­
titativo..................................... ........................................... 220
IV. La Empresa en el Derecho Uruguayo............... ..................... 220
A. La empresa en el Código Civil............................................ 221
B. La empresa en la Constitución........................................... 221
C. La empresa en la legislación no comercial.......................... 221
D. Concepto de empresa en el artículo 7 del Código de Co­
mercio.................................................................................. 222
A. La empresa como organización de factores de producción... 223
B. La comercialización de determinadas actividades rea­
lizadas mediante empresas................................................ 224
C. La empresa como sinónimo de actividad....... ..................... 226
1. Interpretación de la norma en el contexto histórico de
su sanción...................................................................... 226
2. Interpretación lógico-sistemática................................... 228
3. Precisiones....:................................................................. 229
V. Actividades reputadas comerciales por el numeral 4 .............. 231
A. Empresa de fábrica............................................................. 231
1. Concepto de fábrica......................................................... 232
2. Alcance de la mercantilízación de la empresa de fábrica 232
3. Empresa de construcción................................................ 234
4. La producción agrícola.................................................... 236
5. Artesano......................................... ................................ 237
B. Empresas de comisiones...................................................... 239
C. Empresa de depósito y transporte...................................... 240
1. Depósito.......................................................................... 240
2. Transporte de mercaderías por agua o tierra................. 240
M anual de D erecho C om ercial Uruguayo 307

III. Actividades asimilables a las fábricas................................ 242


A. Editoriales........................................................................... 242
B. Servicios............................................................................. 243
1. Hoteles............................................................................ 243
2. Compañías de gas, energía eléctrica, agua....... *........... 243
3. Espectáculos públicos..................................................... 243
C. Actividades artesanales.............. ........... ..................... ...... 244
1. Confección de ropa............................................k........... 244
2. Casas de fotografía......................................................... 244
VI. Régimen jurídico del empresario................................ m..... 245
Subsección Tercera: Otros Actos de Comercio Incluidos en el Ar­
tículo 7 ................................. ....... .............................. ................ 248
I. Operaciones de cambio, banco, corretaje y remate................... 248
A. Operaciones de cambio....................................................... 248
B. Operaciones de banco................................. 248
C. Operaciones de corretaje y remate..................................... 249
1. Corretaje................................................................. ;...... 249
2. Remate................................ 250
II. Negocios relacionados con el comercio marítimo..................... 251
A. El fletamento y la compraventa de buques, aparejos y
provisiones.......................................................................... 251
B. Seguros.................... ...............;...........................!.............. 251
C. Todo lo relativo al comercio marítimo................... ............. 252
III. Actos que actualmente están regulados fuera del Código de
Comercio..................................... 252
A. Negociaciones sobre títulos valores.................... Ik............ 252
1. Caracteres de los títulos más importantes .....Jv;............. 252
2. Función de estos documentos comerciales...................... 253
3. Precisiones sobre el numeral 3 del artículo 7..2............. 258
4. Las acciones de las sociedades anónimas....................... 258
B. Sociedades anónimas......................................................... 258
1. Comercialidad de las sociedades según la Ley 16.060.... 259
2. Precisión..................................... 259
C. Actos relacionados con factores, dependientes y otros em­
pleados............................................................................... 260
1. Operaciones de los factores, tenedores de libros y otros
empleados................................................... 260
308__________Nuri E, Rodríguez O livera - Garios E. López Rodríguez

2. Convenciones sobre salarios de dependientes y otros


empleados..................................................................... 260
Sección Segunda: Actos de Comercio No Enumerados en el
Artículo 7 ...................................................................................... 261
Subseccidn Primera: Actos Principales........................................ 261
I. Mandato comercial................................................................... 261
II. Préstamo comercial................................................................ 262
III. Arrendamiento de bienes, de obra y de servicios................... 262
A. Arrendamiento de bienes................................................... 262
B. Arrendamiento de obra y de servicios................................ 262
IV. Seguro................................................................................... 263
V. Cartas de crédito..................................................................... 264
Subsección Segunda: Contratos Accesorios.................................. 264
I. Fianza comercial...................................................................... 264
II. Prenda comercial.................................................................... 265
III. Hipoteca comercial................................................................. 265
Sección Tercera: Otros Aspectos Referentes a la Mercantili-
dad de Ciertos Actos............................ ................................ . 265
Subsección Primera: Caracteres de la Enumeración del Artículo 7...... 265
I. Objetividad............................................................................... 266
II. Carácter taxativo o enunciativo del artículo 7 ........................ 266
A. Primera posición; la enumeración es taxativa.................... 266
B. Segunda posición; la enumeración es enunciativa............. 267
C. Tercera posición: tesis intermedia...................................... 267
1. No corresponde la ampliación por analogía del número
de actos de comercio........................... 267
2. Puede aplicarse la analogía respecto de cada uno de los
actos enumerados.......................................................... 267
3. Nuestra posición............................................................. 268
III. Otros caracteres.................................................................... 268
A. Carácter declarativo........................................................... 268
B. Indisponibilidad.................................................................. 268
C. Heterogeneidad..................................... 269
Subsección Segunda: Actos Presumidos Comerciales.................. 269
I. Presunción facilitante de la prueba de la comercialídad de los
actos del artículo 7 ....... 270
II. Atribución de comercialídad a actosno mercantiles................ 270
III. Referencia a delitos, cuasidelitos ycuasicontratos................. 270
Manual de Derecho C om ercial Uruguayo 309

Subsección Tercera: Actos cuya Comercialidad Puede ser Dis­


cutible ...................................................................................... 271
L Actividades consideradas mercantiles por la realización
accesoria de actos de comercio...................................................... 271
A. Sanatorios................................................................................... 271
B. Colegios....................................................................................... 272
II. Otras actividades empresariales.................................................. 272
A. Servicios fúnebres...................................................................... 272
B. Actividades de telegrafía, telefonía, radio y televisión......... 272

C apítulo Segundo: C oncepto de Acto de C om ercio......................... 273


Sección Primera: Doctrinas que Recurren a Conceptos Eco­
nómicos ...................................................................................... 273
Subsección Primera: Variaciones en las Doctrinas que Recurren
a Criterios Económicos................................................................. 273
I. Posición de Thaller......................................................................... 274
II, Posición de PARDESSUS y LYON CAEN & RENAULT.................... 274
Subsección Segunda: Críticas a las Teorías Económicas............. 274
Sección Segunda: Doctrina que Recurre al Concepto de
Interposición en el Cambio....................................................... 274
Subsección Primera: Tesis de ROCCO........................................... 274
I. Actos de comercio por su naturaleza............................................ 275
A, Primer grupo........................................................... 275
B, Segundo grupo............................................................................ 275
C, Tercer grupo................................................................................ 275
D, Cuarto grupo................ .................................. ;........................ . 275
II. Actos de comercio por conexión......................... .......................... 276
Subsección Segunda: Crítica a la Tesis de ROCCO....................... 276
Sección Tercera: Otros Criterios Definitorios............................ 277
Subsección Primera: Doctrina que Define el Acto de Comercio en
Función de su Finalidad.............................................................. 277
Subsección Segunda: Doctrina que Define el Acto de Comercio
por su Objeto............................... 277
Subsección Tercera: Doctrinas Subjetivas del Acto de Comercio... 277
I. El acto de comercio como acto profesional del comerciante....... 277
II. Doctrina que se funda en la empresa........................................... 278
Conclusiones.......................................................................................... 278
310 Nuri E. Rodríguez Olivera - Carios E. López Rodríguez

Capítulo Tercero: Clasificación de los Actos de Comercio.......... 281


Sección Primera: Criterios que Atienden a la Fuente de la
Comercialidad del Acto.................................................................. 281
Subsección Primera: Actos Naturales, Actos por Conexión o
Accesoriedad y Actos de Comercio Legales o Forzosos.................. 281
I. Actos intrínseca o naturalmente comerciales........................... 281
II. Actos de comercio por conexión:o accesoriedad....................... 282
A. Actos de comercio por conexión objetiva o subjetiva........... 282
B. Actos de comercio accesorios o subjetivos........................... 282
III. Actos de comercio legales o forzosos....................................... 283
Subsección Segunda: Otros Criterios de Clasificación................. 284
I. Actos de comercio objetivos y subjetivos.................................. 284
II. Actos absolutos o principales y actos relativos o accesorios y
formales........................................ 284
III. Actos que suponen la prestación de servicios esenciales al
comercio................................................................................... 284
Sección Segunda: Actos de Comercio Habituales y Acci­
dentales ........................................................................................ 285
Subsección Primera: Habitualidad o Accidentalidad y la Cali­
ficación del Comerciante................. 285
I. El comercio como profesión habitual del comerciante.............. 285
II. El ejercicio accidental de actos de comercio........................... . 285
Subsección Segunda: Influencia de la Habitualidad o Acci­
dentalidad de la Actuación sobre el Régimen Societario.............. 286
I. Habitualidad y accidentalidad en los Tratados de Montevideo. 286
II. Habitualidad y accidentalidad en la Ley 16.060..................... 286
Subsección Tercera: Habitualidad e Intermediación Financiera.. 287

Bibliografía ........................................................................................ 289


REAUZACiON
GRAFICA
de

¡Su
FUNDACION DE CULTURA
UNIVERSITARIA

vr E n c u a d e r n a d o én
M A S T E ftO R A F Sfíí_
G B A t- PAGOLA ! 73 .7 - C P II 8 0 0 - T EL. r 2 0 3 4760*
Mo n t e v id e o - U ruguay
E-M AIL: M A ST E R S R A E @ N E T G A T E -C O M .U y

D E P Ó S IT O L E G A L 3 3 3 . I 3 5 - C O M IS IÓ N D E L P A P E L
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