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CONTROL SOCIAL EN EL CONTEXTO DE CAMBIOS EN LA AGENDA REGIONAL Y

GLOBAL
Trabajo Práctico final.
Rubén H. Donzis
Comisión: 068
Alumno: Mariano J. Delorenzi (marianodelorenzi@yahoo.com.ar)

CONTROL PERSUASIVO y DISUASIVO. DOCTRINA CHOCOBAR

A través de la Resolución N° 956/2018 publicada en el Boletín Oficial, el


Ministerio de Seguridad autorizó un nuevo reglamento para el uso de armas de fuego.
Éste amplía los casos en que las fuerzas de seguridad pueden utilizar sus armas
cuando una persona que supuestamente cometió un delito no está armada. También
cuando los efectivos se vean superados en número. A esta Resolución se la llamó la
“Doctrina Chocobar”, luego de que el oficial de la fuerza de seguridad disparase por la
espalda a un joven que luego se comprobó que había robado una cámara de fotos a
un turista.
Según el último archivo de casos 2017 de la Coordinadora Contra la Represión Policial
e Institucional (CORREPI), 5.462 personas fueron asesinadas por el aparato represivo
del Estado desde 1983, 725 bajo la gestión actual en 721 días de gobierno, un muerto
cada 23 horas.
Conforme datos del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), en
consonancia con los datos mencionados anteriormente, el grupo poblacional más
afectado por la violencia policial son los varones de entre 15 y 27 años, el 65% de los
asesinados por funcionarios policiales.
Las dos modalidades más frecuentes de la represión orientada al control social,
según CORREPI, son los fusilamientos de gatillo fácil (44%) y las muertes de
personas detenidas (40%). Desde su creación, en enero de 2017, la Policía de la
Ciudad de Buenos Aires –fruto de la fusión de la Metropolitana y la Federal– mató a
más de dos personas por mes. Es el recrudecimiento de un sistema de políticas
represivas de la mano de un gobierno que, a mí entender, promueve el gatillo fácil
como política pública.
El control social puede tener un propósito de control para lograr un orden que
se puede obtener a partir del reconocimiento de determinadas normas y, por lo tanto,
de la existencia de estas se obtiene un disciplinamiento. Desde esta perspectiva de
una sociedad bajo estándares aceptables, lo que supone es la intensificación de las
pautas de derecho, o sea que el orden se obtiene a través de ese derecho, que es

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legítimo porque expresa la autoridad en el ejercicio de una violencia que se justifica
como válida. Así, el Estado, mediante estas normas o medidas ejerce un control
disuasivo, que indica que ciertos comportamientos no pueden ser realizados,
intentando imponer una norma que atenta contra los derechos humanos de las
personas, autorizando a las fuerzas policiales a “gatillar” ante situaciones confusas. La
relación entre el control social y los derechos humanos está en que justamente estos
últimos, ponen en límite a las ideologías que rigen el control social, generándose así
un límite jurídico positivizado que sirve de referencia a todos aquellos países que se
quieran pasar de abusivos.
Se pueden citar dos formas de control social:

 El control social difuso, con los motivos e información de los medios masivos
de comunicación, que inculcan ideas, pautas de conducta, sin que la población,
en general, perciba eso como control social, sino como formas de recreación.
 El control social institucionalizado, el cual se presenta por medio de diferentes
tipos de instituciones presentes en la sociedad, que pueden ser no punitivas y
punitivas. 
o El control social institucionalizado punitivo se refiere a las instituciones
sociales, escuela, universidad, hospitales, la iglesia (religión), los
partidos políticos, la investigación científica, entre otros, que tienen una
parte de control social, que es inherente a su esencia, aunque también
puede ser instrumentada mucho más allá de lo que corresponde a esa
esencia. Podemos verlo de dos formas: 
 1) Aquel que formalmente no es punitivo, vale decir que no tiene
discurso punitivo, pero que opera punitivamente: los
psiquiátricos, asilos y orfanatos, los cuales institucionalizan a las
personas.
 2) El control social institucionalizado punitivo formalmente o con
discurso punitivo, en el cual encuadran el sistema penal (policía,
jueces, personal penitenciario, etc.).

También el control se puede dar desde lo fenomenológico, ya que los


comportamientos sociales se dan dentro de ámbitos institucionales. Cuando un
comportamiento se tipifica, es inherente a una situación independientemente de la
identidad de quien lo desempeña. Cuando se da en términos de reciprocidad, los
comportamientos se van institucionalizando porque se reconocen objetivamente como
pautas. En el caso en cuestión, parte de la sociedad acepta la misma pero hay otra
que la rechaza. El paso del tiempo, la costumbre y las peleas perdidas por cambiar

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esta Doctrina, harán que se institucionalice esta “práctica” y poco a poco se irá
legitimando en la sociedad hasta terminar asumiéndola como categóricamente válida.
Cuando el comportamiento ya está institucionalizado aparece el aparato sancionatorio
para realizar una "bajada de línea" a la sociedad y le dice: "la gente que no se
comporta de esta manera, recibirá esta sanción". Haciendo un análisis con la Doctrina
Chocobar, el control social o la "bajada de línea" del Estado, a través de uso legítimo
de la fuerza o, en este caso, la autorización a las fuerzas policiales de abrir fuego en
diferentes situaciones que antes no estaban previstas, lo que hace es imponer miedo
en la sociedad.

Es evidente que cualquier ser humano sabe que no tiene que cometer un ilícito,
o mejor dicho, que si lo comete va a tener su sanción. Si bien esta norma amplía los
límites del actuar de las fuerzas de seguridad y no, castigar con más penas a los
delincuentes, lo que se puede observar es que intenta persuadir a la sociedad de que
la “mano dura” del poder estatal está presente, y es en este punto donde se puede
encontrar el control social.

En Argentina, en casos análogos a Chocobar, han surgido personajes en los


medios de comunicación que le proporcionan al público ciertas “pautas” o “premisas”
de lo que “está bien o mal” y de cómo había que actuar ante un delito con la persona
que delinque. Es el caso del actor Ivo Cutzarida, quien ante estas situaciones declaró,
entre otras cosas, estar a favor de la pena de muerte “en ciertos casos”, de repetir “el
que a hierro mata, a hierro muere” en diversos programas televisivos a los que fue
convocado luego de sus dichos. Los medios de comunicación se encargaron de
buscar entre los televidentes algunos adeptos al pensamiento de este personaje y
poniendo en discusión el tema en la sociedad. Cabe destacar que a partir de todos
estos acontecimientos, el personaje en cuestión comenzó a incursionar en la política.

En estos últimos días, la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, recibió a Lino


Villar Cataldo, el médico que fue declarado no culpable por un jurado popular, del
homicidio de un joven que lo asaltó en Loma Hermosa en 2016. Más allá de la
resolución del caso, coincide con el caso Chocobar, en donde el Presidente Mauricio
Macri lo había recibido en la Casa Rosada.

Parece no haber dudas de que el control social, en este tema, no está solo
institucionalizado mediante la Resolución en cuestión sino que también existe un
control persuasivo mediante la difusión de ciertos contenidos en los medios masivos
de comunicación, en donde se intentan inculcar ciertos valores para generar
convicción en la gente sobre los asuntos que atañen al Estado. Más cuando se tiene

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en cuenta que un mismo grupo económico es dueño de los medios gráficos y
televisivos más importante del país, en donde gran cantidad de consumidores se
“informan” a diario con ellos, imponiendo los temas convenientes para que el
espectador consuma lo que los grupos de poder quieran que se consuma.

La comunicación difunde contenidos de tal manera que lo que tome relevancia


no es lo punitivo, sino que comunica sentidos, valores, criterios que pueden resultar
afines. Esta comunidad de valores no tienden a un disciplinamiento sino que van a
estar dirigidas a generar convicciones sobre ciertos contenidos. Esta es parte
fundamental del control. No se necesita tanto de la opinión pública sino de la difusión
del mensaje. Se comienza a prestar más importancia al cómo se mediatiza la
comunicación. Los medios comienzan a tener mucha importancia porque pueden
manipular a la sociedad.

También alguna función del derecho sirve para difundir criterios sobre la
realidad. En este caso el control aspira a ser persuasivo. A diferencia del disuasivo
que dice "esto no se hace", el persuasivo dice "así se hace", "así está bien". Esto tiene
relevancia en la medida que en una sociedad, donde determinados grupos acumulan
mayor poder para sostener sus intereses (y su caudal hegemónico) lo que necesitan
es tener una mayor disposición de elementos que controlen los comportamientos
sociales conforme a sus intereses. Para ello se va a intensificar la nomenclatura
jurídica, que no tienen que ver solo con lo patrimonial sino también con la autoridad,
que asegure disuasión sobre comportamientos alternos y poder así mantener el statu
quo. Estos valores deben ser aceptables dentro del medio social, generando
conformismo dentro de la sociedad, valiéndose de instituciones, como las educativas,
para que la gente adquiera estos valores y un sentido común sobre esta realidad.

No ajenos a esto están los vaivenes económicos por los que atraviesa el país
en este último tiempo. En general, en época de crisis, la inserción operativa en el
aparato productivo disminuye y esto trae aparejado la articulación de mecanismos
punitivos más intensos: ampliación de tipos penales, engrosamiento de las penas,
disminución en las edades de imputabilidad, etc. De la mano de esto, se comienza a
criminalizar la pobreza, estigmatizando a los sectores más vulnerables como los
culpables de los delitos y haciendo más rígido el control social sobre estos colectivos.

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