Sei sulla pagina 1di 4

Capítulo XXVII (2)

El rey se pasea pensativo de un lado a otro de la habitación mientras deja


que madre e hija conversen, su ansiedad da origen tras comprobar que su sobrina
tiene las cualidades que darán fin al mal que asedia cada espacio recóndito de su
comarca, sabe que eso implicaría exponerla a un grave riesgo y desconoce si ella
sabría sobrevivir, si desde encender una fogata hasta la defensa personal.
Debe tomar la decisión de revelarle la peligrosa realidad que le ha ocultado
hasta hoy y que casi le cuesta la vida a su madre. Y es que la ve tan pequeña e
indefensa, permitirle salir a pelear por su gente seria como darla como ofrenda al
enemigo ¿y si ella no es la elegida? ¿Y si en su afán por ver a Leonor libre y
recuperada, alucinó y figuró haber visto a Christian resplandecer? Anoche pasó en
vela bastante cansado, pudo ser una creación de su subconsciente.
Entonces recuerda el brillo que desprendía minutos atrás luego de la luz que
emitieran sus medallas y el muro de justificaciones que había construido, se
derrumba. Es la elegida. La profecía dada a su familia lo puede confirmar: una
pequeña luz brillará en las penumbras, lo que ilumine se volverá claro y lo que sea
aclarado llegará incluso a ser luz.
Un viejo sabio, de la corte de la reina Carlota, había predicho que el reino
sucumbiría bajo el oscuro dominio del mal, pero también había anunciado que la
luz originaria de la sangre real daría salida a sus efectos, fue entonces cuando le
otorgó la profecía escrita en un papiro que ahora guarda con recelo en su
habitación para evocarla siempre que sea necesario. Continuar con sus dudas sólo
roba minutos importantes a la misión que su sobrina debe cumplir.
—Leonor, deberías contarle a Christian lo que pasa ahí afuera —solicita con
voz severa y con el corazón lleno de miedo, mientras mira por la ventana.
—Ya lo sé. Hay sombras por doquier, hacen destrozos y se aferran a las
personas hasta despojarlas de su voluntad, tal como lo hicieron contigo, mamá.
—¿Estás seguro de lo que pides, Arturo? (al revés)—es evidente su
preocupación. (la preocupación esta implícita)

1
—Sí. Ella es la elegida y debe conocer a qué se enfrenta. Las dejo solas para
que platiquen. Más tarde enviaré a Jacinta con el desayuno.
Se retira sin mirarlas, la idea de que ella arriesgue su vida allá afuera lo
aterra. Si pudiera, mandaría a toda la guardia real para que la acompañe y
defienda, pero sabe que no puede hacerlo. Eso sólo alteraría a las personas y
crearía una psicosis colectiva innecesaria, además nadie puede saber que es la
elegida, la pondría en un mayor riesgo. El guardián es el más apto para esa tarea,
ambos pueden pasar desapercibidos y espera que su adiestramiento la pueda
mantenerla a salvo.
—¿Qué sucede, mamá?
(seguir el dialogo y que valla en redondas)
Decirte “todo estará bien” es una frase adecuada y también vacía, no puede
describir lo que pasa ahí afuera ni garantizar que salgamos vivos de esto. La dimensión de
este mal se ha salido de control y hace estragos en todo lo que toca. Podrías crear una
imagen de lo que te voy a contar, pero ni eso te haría comprender el peligro de muerte al
que uno se expone con tan sólo salir por su cuenta a los límites del bosque.
Cuando decidimos realizar esa expedición hace años, nuestras intenciones eran
ajenas a proveernos de alimentos y otros suministros, íbamos bajo las instrucciones de
Arthur, nos convenció de que el rey Felipe pretendía la expropiación de nuestras tierras y
que debíamos salir cuanto antes a pelear por ellas, de lo contrario ya no tendríamos donde
vivir.
Pidió que guardáramos el secreto para mantener el contacto que le revelaba las
decisiones de la corona y que saliéramos al amanecer con el pretexto de proveernos. Nos
comemos todas las mentiras cuando nuestro corazón tiene hambre y en aquel entonces
teníamos miedo a que lo que decía fuera cierto, corrían rumores de que el rey pretendía
ampliar el cauce del rio aledaño para abastecer a la ciudad.
Te preguntarás por qué nadie lo consultó con los más sabios de la aldea al ser parte
de la tradición. Ni tiempo nos dio, Arthur sembró el nerviosismo entre nosotros y nos
apresuró a realizar los preparativos para estar bien equipados y salir cuanto antes. Dijo que

2
él se encargaría de mencionarlo al consejo de ancianos. Imagino que esa noche todos
pasaron en vela, al menos yo sí lo hice. Como yo.
Quise platicarlo con tu abuelo Eze, él conocía al rey mejor que nadie, pero desde que
nos instalamos en la aldea nos hizo prometer que dejaríamos atrás nuestra sangre real y nos
adaptaríamos a vivir como cualquier otro campesino. Además, al llegar a la choza lo
encontré dormido y el ajetreado amanecer ni tiempo nos dio de intercambiar palabra.
Cuando descubrimos que todo era un engaño ya era demasiado tarde. Nos
enfrentábamos a un problema de otra magnitud. Un grupo de personas, que nos superaba
en número, nos enfrentó. Estaban poseídas por las sombras que todos creíamos fantasía de
un sinnúmero de leyendas ¿Cómo nos dimos cuenta de ello? Su piel había adquirido una
tonalidad grisácea, sus miradas eran opacas y estaban cargadas de odio. Incluso había
sombras deambulando a su alrededor. Todos las podíamos ver.
Nos hicieron sus prisioneros y nos llevaron a su campamento a los límites del reino,
al lugar que siempre permanece en la penumbra, al llamado “Valle de lágrimas”, ahí todo
fue tormento y dolor. Cometieron contra nosotros las peores atrocidades que pudieras
imaginar. La tortura fue el pan de cada día. Disfrutaban vernos sufrir, llorar, gemir y
agonizar. Pocos soportamos sus iniquidades.
Por meses la opción fue adaptarse o morir. Aunque adaptarse no fue nada sencillo,
al principio peleamos y evadimos sus ataques, pero en poco tiempo terminamos por
rendirnos. Nada pudo protegernos de sentir dolor, un dolor insondable e incesante que nos
comía vivos. Llego el día en que, incluso mirarnos entre nosotros, resultaba doloroso y nos
volvimos indiferentes al sufrimiento ajeno. Vivimos una individualidad que jamás
conocimos. Se hace lo necesario para sobrevivir y salir de ahí no era una opción.
Esperábamos algo bueno, un poco de luz en medio de un lugar tan oscuro, pero ni
siquiera pudimos vislumbrar un rayo de sol. Todo era ensombrecido por espesas nubes
grises que dominaban el cielo. Esa zona parecía olvidada por los enormes astros que le
dieron vida a cada día de mi existencia.
Perdimos toda esperanza de volver a ver a nuestros seres queridos, de regresar a la
vida que teníamos antes, éramos esclavos del mal y nada de eso iba a cambiar porque nadie
sabía dónde estábamos. Más que sólo sobrevivir, yo anhelaba sentirme amada a lado de los

3
míos, cualquier otra cosa se siente como la muerte. Sin esa ilusión, fui presa fácil de las
sombras al igual que los demás y terminamos bajo su dominio.
Confío en que tú eres la elegida por que lo vi desde el momento en que te tuve entre
mis brazos, pero te confieso que mi mayor temor es que te lastimen como lo hicieron
comnogo, debes ser cuidadosa las personas dominadas por las sombras solo buscaran
llevarte a la muerte. debo confesar también, que tengo miedo a que te hagan el daño que me
hicieron a mí. Debes tener cuidado, las personas bajo el dominio de las sombras solo buscan
llevarte a la muerte.

Potrebbero piacerti anche