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Presentado:

Yaritza García Puello


Institución Educativa Rafael Núñez

9º 1

Cartagena de Indias D.T.Y.C


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Introducción…………………………………………………………………………………………………..pág.2
Evolución de la infancia a lo largo de la historia…………………………………………….pág.3-7
¿Qué es el maltrato infantil?...........................................................................pág. 8-10
Tipos de maltrato infantil……………………………………………………………………………...pág. 11-16
Perfil del agresor, víctima y espectador (Consecuencias)………………….……….…pág.17-20
Factores de riesgo………………………………………………………………………………………….pág.21-22
Declaración de los derechos del niño……………………………………………………………pág.23-25
Conclusiones…………………………………………………………………………………………………pág.26
Bibliografía y webgrafía………………………………………………………………………………..pág.27

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En la actualidad, el maltrato infantil es uno de los temas más presentes y controvertidos
de nuestra sociedad. En ocasiones, existe la creencia popular de que este es un fenómeno que ha
aparecido en el último siglo promovido por el tipo de sociedad en la que vivimos, cargada de
violencia, vandalismo, corrupción, robos… Sin embargo, como hemos podido comprobar en
diversas fuentes de información consultadas, el maltrato infantil ha estado presente desde los
comienzos de la humanidad, pasando por las sociedades griegas, romanas, la edad media, la edad
moderna, y la actualidad. Pero, debemos decir que este fenómeno no puede nunca desvincularse
del contexto social y cultural en el que se desarrolla, para así poder comprender que muchos de
los hechos que en nuestro mundo nos parecen brutales y sin sentido, se encontraban en equilibrio
con las tradiciones, creencias y pensamientos de la época. Para ello, la primera parte de nuestro
trabajo, irá dirigida a hacer un recorrido por las diferentes maneras en las que las sociedades
antiguas trataban y consideraban a la infancia.

En segundo lugar, abordaremos la definición de este término, partiendo de la idea de que


se trata de un concepto de gran complejidad porque, como ya hemos dicho, su definición variará
según el lugar, el tiempo y la sociedad en la que nos encontremos. Por ejemplo, es algo muy
común en China, incluso en la actualidad, que se abandone y maltrate a las niñas desde su
nacimiento, fenómeno fruto de sus creencias y culturas. Sin embargo, si esta situación ocurriera
en nuestro país, estaría tachada por nuestra sociedad, como un claro caso de maltrato infantil.

En tercer lugar, abordaremos diferentes tipos de maltrato infantil, explicando cada uno
de ellos y definiéndolos. Los tipos que explicaremos son: el maltrato físico, la negligencia, el
maltrato psicológico, los abusos sexuales, el acoso escolar y el síndrome de Münchhaussen.

A continuación, hablaremos sobre el perfil del agresor, la víctima y el espectador, de


modelos que se encargan de explicar el porqué de este maltrato, así como de las consecuencias
en la adultez del mismo.

Y, para finalizar, trataremos los factores que aumentan el riesgo de que se produzca este
fenómeno, el papel que los medios de comunicación tienen tanto en la prevención como en la
fomentación de la violencia infantil, además, expondremos diversas técnicas y métodos que
podemos llevar a cabo para detectar y prevenir el acoso escolar y hablaremos sobre la declaración
de los derechos del niño.

Por otro lado, nos gustaría exponer las razones de por qué hemos decidido elegir este
tema. Consideramos que el maltrato infantil es un fenómeno bastante importante que podrá
llegar a estar presente en nuestra futura labor docente, y así, queríamos tener pautas para poder
detectarlo, prevenirlo o tratarlo en la medida de lo posible.

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La concepción que de la infancia se ha tenido a lo largo de la evolución de la humanidad, ha sido
verdaderamente diferente, a la forma en la que, en nuestro actual y modernizado mundo,
consideramos a los más pequeños. Si miramos con nuestros ojos del siglo XXI al pasado, nos
parecerá verdaderamente vergonzoso y aberrante el trato que a la infancia se le daba en cada
una de las civilizaciones más importantes de nuestra historia.

Además, con este apartado, podremos ver como los más pequeños han sido los que ha
sufrido en mayor medida, todas las consecuencias de los problemas de las sociedades en las que
les tocó crecer, problemas como: tremendas situaciones económicas, sociales, creencias,
tradiciones… Incluso veremos cómo, en muchas de ellas, los niños nunca fueron considerados
como tal, ya que, en algunas ni siquiera existía la concepción de “infancia” y, en otras, estos
pequeños eran considerados como meros objetos de intercambio, compra y venta.

Así, a continuación, presentaremos una visión general, pero realmente clara, de la forma
en la que la infancia era tratada, cuáles eran sus condiciones de vida, y como, poco a poco, se fue
tomando mayor conciencia de la importancia de este estrato de la sociedad, creando en su ayuda
instituciones e introduciendo, lentamente, leyes para su protección.

1.1. La infancia en la Antigüedad.

Esta etapa de nuestra historia, se vio caracterizada por la idea de que los padres disponían
de plenos derechos sobre la vida de sus hijos, es decir, ellos tenían la potestad para poder hacer
con sus hijos lo que verdaderamente consideraran correcto. Así, muchos de ellos, se decantaban
por ofrecer a sus vástagos como sacrificio purificador a los dioses.

Son numerosos, los documentos que podemos encontrar, que muestran los innumerables
infanticidios que en esa época se producían sobre los más pequeños. Así, en la Biblia,
encontramos un documento en el que se ve cómo Moisés trata de escapar de una multitudinaria
muerte de todos los niños pequeños, programada por el faraón, con estas palabras: “Mandó pues
el faraón a todo su pueblo que fueran arrojados al río cuántos niños nacieran a los hebreos,
preservando sólo a las niñas” (Éx. 1,22).

Si hablamos, en primer lugar, de la niñez en Esparta, diremos que los niños estaban
predestinados a formarse en la lucha armada. El fuerte carácter bélico de esta sociedad, hacía
que, a partir de los siete años, los infantes salieran del cuidado familiar, para pasar a formarse
militarmente por y para la guerra. Sin embargo, antes de formar parte de esta instrucción militar,
y recién nacidos, los niños eran sometidos a una criba que recibía el nombre de “Asamblea de los
Ancianos”, para seleccionar a aquellos que verdaderamente poseyeran actitudes y capacidades
para representar bélicamente a Esparta.

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Los niños que no conseguían pasar este “examen”, debido a que tuvieran algún tipo de
deformidad o defecto físico, eran abandonados en el “Monte Taigeto” o llevados al lugar de los
“Apostetas”, que no era más que un precipicio por el que ellos eran arrojados.
Estas prácticas eran tan comunes entre la sociedad de aquel momento, que incluso
estaban permitidas y reconocidas por la ley, así como más que aceptadas por la sociedad
espartana.

Por otro lado, en el caso de Atenas, era algo diferente la concepción que de la infancia se
tenía. Para los atenienses, los niños eran la futura ciudadanía del estado y un gran porcentaje de
ellos eran víctimas de todo tipo de maltratos, socialmente difundidos, como su venta. Así, por
ejemplo, en 1980, López Eire afirma que: “Se recurría a ella no sólo cuando se observaba en la
criatura malformaciones congénitas, sino además en el caso de que existieran dudas sobre la
paternidad del recién nacido o, simplemente, cuando la penuria económica obligaba a tal
medida”. Incluso,
encontramos que personajes tan importantes como lo fueron Aristóteles y Platón, hacían
referencia en algunas de sus grandes obras, al trato que recibían los niños de su época. Por su
parte, Aristóteles decía: “En cuando a exponer o alimentar a los niños que vayan naciendo, sea ley
no alimentar a ningún niño deforme; y por la cantidad de niños si la regulación de las costumbre
impide que un niño que nace sea expuesto, es menester que es´te delimitada la tasa numérica que
se fija a la procreación de hijos, y si a algunos les nace un niño por haber tenido relaciones sexuales
al margen de estas normas, antes de que se desarrollen en él sensación y vida, debe practicarse el
aborto” (Aristóteles, Política VI, 1305b,11).

1.2. La infancia en la Roma clásica.

En el caso del gran Imperio romano, debemos decir que, al igual que ocurría en lo
anteriormente explicado, la propiedad de la vida del niño, estaba en manos de su padre. El “pater
familias” tenía toda libertad para poder vender a sus hijos o abandonarlos.
Al igual que ocurría en Esparta, los romanos también “examinaban” a los recién nacidos,
pero en este caso, la validez o no de ellos no dependía de su capacitación para la guerra, sino de
que fuese o no reconocido por el padre. El rito que se seguía era el siguiente: “El niño recién nacido
era dejado a sus pies. Si deseaba reconocerlo el padre se detenía y lo tomaba en sus brazos. Si se
alejaba, moría de hambre o frío, pertenecía a cualquiera que quisiera hacerse cargo de él y
convertirlo en su esclavo” (Soriano 2001, p.18). Ante el altísimo grado de
mortalidad infantil que existía en el Imperio, ocasionado en parte por estas prácticas, la Iglesia
comenzó a ejercer una gran presión sobre el estado para que este impusiera algún tipo de ley, y
así fue. En el año 300, apareció el Código de Teodosio, en el que se publicaron, por ejemplo, las
siguientes leyes: “Hemos sabido que en las provincias en que hay escasez de alimentos y falta de
medios de subsistencia, los padres están vendiendo o pignorando a sus hijos (…) repugna a
nuestra costumbres que cualquier persona pueda morir de hambre o verse impulsad a cometer
actos ignominiosos (…) Se expondrá en todos los municipios de Italia, una ley destinada a sujetar
las manos de los padres para apartarlos del infanticidio” (Soriano 2001, p.19). Incluso en Roma,
se llegó a juzgar al infanticidio, como pena capital.

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1.3. La infancia en la Edad Media.

Durante este período, no existía el concepto de infancia como tal. Para esta sociedad el
niño era considerado “un adulto en miniatura”, y tras los siete años, comenzaba a ser tratado
como un adulto en toda regla, ya que es en esa edad, en la que ellos pasan a integrarse en el
mundo de los adultos. Escolano, afirma que: “La duración de la infancia se reduce al período más
frágil, en el que el niño no puede subvenir con sus propios recursos a la subsistencia biológica.
Superada esta fase de puericia, el niño es introducido directamente en los sistemas de vida de los
adultos, en sus trabajos y en sus juegos, sin pasar por los procesos de adolescencia y juventud…”
(Escolano 1980, 5).
En esta época, los problemas para los más pequeños, se mostraban sobre todo en aquellas
familias pobres, puesto que ellas corrían mucho más riesgo de sufrir continuos ciclos de hambre
y de pobreza, que no tenían más consecuencia que la muerte. Por ello, estos niños eran los
grandes sufridores de abandonos, infanticidios y negligencias, por parte de su familia, causados
ellos en gran medida, por las difíciles situaciones económicas que atravesaban.
Una de las prácticas que mayor arraigo tuvo en la Edad Media, fue la conocida bajo el
nombre de “sofoco”. En ella, el niño moría asfixiado intencionalmente por sus padres, debido a
que ellos les aplastaban con su peso en la cama, evitándoles el contacto con el oxígeno. Por su
continua práctica, surgió en ese momento y por primera vez, una legislación que penaba este tipo
de asesinatos.
La Iglesia, es aquella que trata de cambiar esta situación creando asilos exclusivos para
niños abandonados. Sin embargo, los datos de la mortalidad infantil, indican que estos esfuerzos
religiosos por solucionar el problema, cayeron en saco roto.

1.4. La infancia en la Edad Moderna.

En esta etapa, debemos decir que se comienza a producir un cambio con respecto a
momentos anteriores, ya que ahora la infancia va logrando que los adultos cambien de algún
modo la vaga y casi inexistente concepción que se tenía de esta etapa de la vida. Sin embargo, es
de esperar que estos cambios no afecten a las clases más humildes, que a su vez son aquellas que
cuentan con porcentajes de infancia más elevados. En esta
Edad Moderna, la presión de la ley y de la Iglesia, con el castigo por la muerte de hijos legítimos,
hizo que se redujera notablemente el número de niños recién nacidos que morían, pero
paralelamente, aumentó considerablemente el número de hijos abandonados. Sin embargo, la
situación para los hijos ilegítimos continuaba siendo tan precaria como antes. Los reyes
apoyaban y consideraban positiva la formación de instituciones a favor de la protección de estos
niños abandonados, como fue el caso de la construcción en Toledo, en 1499, del “Hospital de la
Piedra”, pero, su labor no iba mucho más allá de un mero apoyo verbal.
Otros de los centros que se crean, con el mismo objetivo que el Hospital anteriormente
citado, son los siguientes:
Inclusas, en las que se recogerán niños expósitos hasta la edad de seis años; Casa de Huérfanos;
Casa de Expósitos; Escuelas de Caridad; Casa de Misericordia, que era el lugar donde se prestaría
atención a los niños de seis a doce años; Casa de arrepentidas o recogidas, en las que se
internarían exclusivamente a niñas y madres solteras abandonadas; Hospicios y Asilos, lugares en
los que se cuidaría a niños a partir de los doce años.

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Lo verdaderamente positivo de estos lugares, era que propiciaba la aparición de un
sistema institucionalizado de atención al abandono y la marginación infantil, pero, al menos en
esta época, ellos no llegaron a cumplir las expectativas con las que habían sido creados. Estos
lugares se caracterizaban por el elevadísimo número de muertes de sus hospedados, puesto que
sus situaciones higiénicas y sanitarias, dejaban mucho que desear, hacinando a niños con adultos
y ancianos incurables, situación que no había más que aumentar el número de muertes.

1.5.La Ilustración. Un nuevo modelo de infancia.

Lo cierto es que, en general, esta época supuso un verdadero cambio y revolución para
la sociedad. En cuanto al tema que nos compete, hemos de indicar que, con ella, aparece un gran
interés por la infancia, influido ello en parte por las ideas del Renacimiento, y sobre todo por una
serie de factores, que a continuación pasamos a explicar:
En primer lugar, hablaremos de los factores demográfico-económicos. En esta época,
existía la creencia de que la mano de obra era sinónimo de riqueza, de ahí que los niños pasaran
a formar parte de la vida trabajadora de la agricultura o diversos oficios propios de la época.

Y, en segundo, podemos hablar de factores de carácter filantrópico o religioso. Fue muy


notable, el aumento de la preocupación por parte de la Iglesia, de los expósitos y de los niños
marginados, preocupación que se tradujo en la construcción de nuevas instituciones. A pesar de
esta intención y de las ganas de reyes como Carlos III, de regular y controlar las situaciones de
estos pequeños, las tasas de mortalidad de estos hospicios seguían siendo bastante altas, todas
ellas girando en torno al 60% y al 70%, porcentaje en el que no se incluyen todos aquellos niños
que morían durante el trayecto de llegada a estas instituciones, debido a lo largo de los caminos
y a lo terrible de las condiciones higiénicas y de comodidad de estos traslados.

1.6. El siglo XIX. La infancia como categoría específica.

Con la llegada de este siglo, comienza a cambiar la concepción paternalista que hasta
entonces se había tenido de la familia. La madre es ahora la encargada de tener el papel central
en el hogar, dedicándose ella a todo lo referido al cuidado, atención y protección de los hijos, los
cuales serán ahora educados en base a los nuevos valores que rige la sociedad, la cual va
otorgando a la infancia el valor de una categoría específica.
Sin embargo, y como ha sucedido en etapas anteriores, estos avances llegaron a manos
tan solo de los hijos de familias burguesas, ya que en las familias más humildes, el papel del niño
llegó incluso a empeorar.

Ahora, con la llegada de la Revolución Industrial, los pequeños pasaron a formar parte de
las filas de trabajadores que se encontraban en las fábricas, por lo que con ello, su maltrato venía
de manos de grandes cantidades de horas atados al lado de un máquina, siendo explotados
laboralmente a edades tempranas. Su jornada laboral, giraba en torno a las catorce horas diarias,
a cambio de un mísero sueldo, y los lugares de trabajo eran sobre todo grandes fábricas hacinadas
en núcleos urbanos, en el campo o en durísimas minas. De ahí,
que sea esta época una de las más florecientes en cuanto a explotación laboral infantil, sistema
por el cual los niños pasaban a ser considerados meras mercancías que se podían intercambiar,
comprar y vender.

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1.7.El siglo XX. El siglo de la Infancia.

Los avances en materia de protección a la infancia, son aquellos que han llevado a apodar
a este siglo XX como el siglo de la infancia. Aunque durante la primera mitad de siglo, la situación
se mantuvo como en épocas pasadas, es en la segunda mitad cuando se plantean objetivos
verdaderamente positivos. Ahora, la lucha contra las enfermedades sería el tema que centraría
todas las preocupaciones, puesto que su reducción era una de las formas más efectivas para lograr
el descenso de la mortalidad infantil. En 1946, se creó
en España el “Auxilio Social” que fue una entidad dentro de la Falange española, la cual se encargó
de cumplir funciones benéficas y sociales. Pero, sin duda alguna, será el texto de “La legislación
sobre Tribunales Tutelares de Menores” (1948) el que se erigirá como marco de ley para la
protección del menor. A parte de estos avances,
en esta época se mejoraron también las condiciones higiénicas y sanitarias de aquellos centros
que se dedicaban al cuidado y a la protección de los niños desfavorecidos, permitiendo que
remitiera así, las altas tasas de mortalidad infantil en estas instituciones.

Con esta visión general de la evolución de la concepción de la infancia, hemos querido


plasmar las evoluciones que poco a poco se han ido produciendo en este tema, hasta conseguir
en 1959 la publicación de los “Derechos del niño”, tema que más adelante abordaremos. Sin
embargo, es aún muy largo el camino que nos queda por recorrer, para conseguir llegar al punto
en el que hablar de maltrato infantil sea ya algo sin sentido.

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Al igual que ocurre con una gran parte de importantes conceptos, el maltrato infantil, al
tratarse de un problema muy complejo y de causas realmente muy diversas, se convierte en un
término bastante controvertido, que hace que poder definirlo se convierta en una ardua tarea.
Son muchas las opiniones vertidas por muchos autores acerca de lo que para cada uno de ellos es
el maltrato infantil.

Pero, debemos comprender que, cualquier definición que se pueda dar de maltrato
infantil, debe ser entendida dentro de la cultura en la que se encuentra. Gran parte de lo que
compone este fenómeno deriva del sistema social en el que se estructura el grupo humano,
relacionado además con aquellas prácticas de crianza que la sociedad ha acordado como correctas
o penables.

En lo referido a la idea anterior, ADIMA, afirma que: “…la ausencia de criterios claros y
operacionales, la diversidad de criterios ideológico-culturales y otros factores provocan la
aparición de multiplicidad de definiciones que hacen que un mismo caso pueda ser considerado
como maltrato o no, en función de quién lo detecte o investigue, o dónde se detecte o investigue”
(ADIMA 1993, p.18).

Por su parte, y apoyando la anterior idea expresada, Soriano comenta que: “No basta con
que una determinada conducta sea nociva o perjudicial, sino que, además, debe violar alguna
norma de aquello que se considera apropiado, de acuerdo con los valores de la sociedad” (Soriano
2001, p.34).

Por otro lado, algunos autores, indican que las razones por las cuales es difícil encontrar
una buena definición de maltrato infantil, son porque algunas de las que se dan carecen de
claridad y concisión. Así, autores como Mahyhall y Norgard, afirman que para que una definición
pueda ser considerada buena y aceptada, debe cumplir los siguientes requisitos:

- “Que sea acordada y generalmente compartida.”


- “Que no sea ambigua o vaga, y que sea formulada en términos objetivos y comunes”
- “Que sea breve, sin palabras o frases innecesarias”
- “Que sea coherente, sin variaciones o contradicciones”
- “Que sea susceptible de ser utilizada de forma fiable y consistente por investigadores
y profesionales de distintas disciplinas.” (Soriano, 2001, p.34,35).

Así, y respetando los principios enumerados, aportamos una definición de maltrato


infantil: “Puede definirse el maltrato infantil como cualquier daño físico o psicológico que es
infringido de forma voluntaria a un niño y que ocurre como resultado de acciones físicas, sexuales
o emocionales, bien como emisión u omisión de conductas que perjudiquen el desarrollo físico y
emocional satisfactorio del menor “(Cantón y Cortés, 2002; Gracia y Musitu, 1993).

Otra definición, que resulta realmente parecida a la aportada anteriormente, viene de la


mano de García y Noguerol, que dice así: “maltrato es cualquier conducta o actitud, directa o

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indirecta por parte de un adulto, otro menor o Institución que implique la falta de atención y
cuidados que un niño o adolescente necesita para crecer y desarrollarse emocional y físicamente
de una forma óptima.” (García y Noguerol 2007, p.13)

Lo cierto es que, aunque puedan variar de unos autores a otros, las definiciones de este
preocupante fenómeno guardan un aspecto en común: todas concluyen en que la mayor
importancia debe ser otorgada a la protección y bienestar del menor, y que en la mayoría de las
ocasiones existe un cercano contacto entre maltrato y necesidades básicas insatisfechas.

Por otro lado, debemos indicar que nos ha parecido realmente positivo que el maltrato
psicológico no quede fuera de estas consideraciones de maltrato infantil. Bien es sabido por
muchos, que hasta no hace mucho tiempo, de lo que más hablábamos y lo que considerábamos
que tenía mayor repercusión negativa sobre el menor, era del maltrato meramente físico. Sin
embargo, el mundo en el que vivimos, ha propiciado que cada vez más, se conozca qué es el
maltrato psicológico y que él es también causante de numerosísimas consecuencias para aquellos
pequeños que lo sufren.

Finalmente, y antes de hablar acerca del siguiente apartado, hemos de comentar que en
algunas definiciones que hemos leído, se añade un aspecto más, que no aparece en aquellas que
hemos adjuntado. Es realmente importante marcar el espacio temporal (en lo que a edad se
refiere) de lo que podemos entender como maltrato infantil, así Soriano indica que el maltrato
infantil: “Es cualquier daño físico o psicológico producido de forma no accidental a un niño menor
de dieciocho años y que es ocasionado por individuos o instituciones, que ocurre como resultado
de acciones física, sexuales o emocionales, de acción u omisión y que amenazan el desarrollo
normal, tanto físico como psicológico del niño” (Soriano 2001, p.35). Con esta definición, el autor
pone límite a lo que consideramos maltrato infantil, y ese límite se rompe en el momento en que
el pequeño pasa a ser mayor de edad, a los dieciocho años.

A continuación, hablaremos de por qué se produce maltrato infantil. Desde nuestra piel,
parece impensable poder encontrar una lógica y coherente razón que pueda explicar cómo, por
ejemplo, un padre es capaz de maltratar a su hijo. Sin embargo, es cierto que existen una serie de
factores que explican (que no eximen de culpa ni justifican al maltratador), las razones que
pueden llevar a una persona a maltratar a un menor. Los factores de los que estamos hablando,
son los siguientes:

- “Características individuales de los agresores”


- “Características individuales, en su caso, del miembro no agresor de la pareja”
- “Características del menor que se convierte en víctima de los malos tratos”
- “Factores familiares”
- “Factores del entorno (sociales, laborales, culturales)” (Soriano 2001, p.74)

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Una vez expuestos todos estos factores que rodean el mundo del maltrato, hemos de
indicar que la mayoría de las fuentes consultadas, concluyen que el maltrato no es el resultado de
la existencia de tan solo uno de ellos. Uno solo de estos, no es suficientemente fuerte para inducir
una situación de maltrato, de ahí que la mayoría de importantes investigaciones e investigadores
rechacen la explicación unicausal del maltrato infantil. En la mayoría de las ocasiones el hecho de
que se produzca este fenómeno depende y es fruto de la combinación sino de todos, de varios de
estos factores.

Finalmente, hemos de indicar que se han desarrollado en los últimos años una serie de
modelos que tratan de explicar el porqué de estos malos tratos, modelos que analizaremos más
adelante.

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Cuando hablamos de maltrato infantil, debemos tener en cuenta que son múltiples las
formas en las que un niño puede o no ser maltratado. Desde siempre, la forma más común y de
la que más se ha hablado al referirnos a este fenómeno, ha sido la del maltrato físico. Sin embargo,
poco a poco, hemos ido conociendo cual es realmente el complejo entramado de tipologías de
maltrato infantil.

En primer lugar, aportaremos una primera clasificación sobre los tipos de maltrato
infantil, enfocados estos desde diferentes perspectivas.
- La primera de ellas hace referencia al maltrato por su carácter o forma, dentro del cual
hacemos referencia a dos tipos, a saber, el maltrato físico y el maltrato psicológico.
- La segunda de las perspectivas, hace referencia al maltrato por su expresión o
comportamiento, dentro de la cual podemos hablar de maltrato activo, que es aquel en el que se
daña al niño física, psíquica o sexualmente, o de maltrato pasivo, que es aquel producido cuando
los tutores o encargados de cuidados del niño dejan insatisfechas algunas de sus necesidades
básicas. -
La tercera y última perspectiva, hace referencia al ámbito de ocurrencia del maltrato, de modo
que podemos hablar de maltrato familiar (que como su nombre indica es aquel que se produce
dentro del seno familiar) y de maltrato extrafamiliar (que es aquel en el que el niño recibe daños
de cualquier tipo por personas o instituciones que nada tienen que ver con su núcleo familiar).

Una vez expuesto lo anterior, pasaremos a analizar en profundidad diferentes tipos de


maltratos.

a. Maltrato físico.

Debemos decir que este tipo de maltrato es: “Cualquier acción no accidental llevada a
cabo por cualquier persona que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en
grave riesgo de padecerlo” (Soriano 2001, p.38).

Generalmente, el maltrato físico es aquel tipo de daño que más fácilmente se puede
detectar, debido a que existen una serie de indicadores tales como, señales corporales externas
(golpes, hematomas, quemaduras, mordeduras, intentos de asfixia, raspaduras, heridas
producidas en brazos, piernas o torso, alopecia traumática), comportamientos típicos del niño
que sufre este tipo de maltrato (temeridad al contacto con sus padres u otros adultos, durante el
llanto el pequeño no muestra expectativas de ser consolado, trata de estar el mayor tiempo
posible fuera de casa, es autodestructivo, muestra conductas de retraimiento o agresividad…) y
emociones características tales como un bajo nivel de autoestima, sentimiento de rechazo,
creencia de que se merece ese maltrato unida a un sentimiento de culpa.

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Finalmente, adjuntamos una noticia en la que vemos un claro ejemplo de este maltrato físico:
“Una pareja ha sido detenida en la localidad malagueña de Vélez-Málaga como supuesta autora
de malos tratos a su bebé de tres meses y medio (…) El pequeño fue trasladado al centro médico
con fractura en el húmero de un brazo y arañazos. Esto despertó sospechas en los facultativos que
lo atendieron de que la lesión pudiera haber sido causada por posibles malos tratos en el ámbito
familiar. Los pediatras comprobaron que el menor ya había sido atendido semanas antes en el
centro por lesiones costales y en el húmero del otro brazo, además de una hemorragia retiniana,
por lo que la Junta de Andalucía ha iniciado los trámites para decretar el desamparo provisional
del pequeño, según ha informado el diario Sur de Málaga.” (El País 2011).

b. Abandono físico o negligencia.

El marco del maltrato infantil va mucho más allá del anteriormente explicado como
maltrato físico. Este artículo es una de las numerosas muestras que en nuestros periódicos nos
podemos encontrar, acciones que responden bajo el nombre de negligencia. De manera formal,
podemos definir este tipo de maltrato como: “Falta de cuidados básicos, supervisión o atención
que afecte al desarrollo físico, emocional y/o intelectual del niño, por parte de padres o cuidadores.
El máximo grado es el abandono, que tiene repercusiones psicológicas y características somáticas”
(VVOO 2005, p.46).

El hecho de que se produzca esta tipología de maltrato, puede ser provocado por dos
razones: que los padres o cuidadores dejen de satisfacer las necesidades básicas del niño
conscientemente, o que, por otro lado, esos mismos responsables no las cubran por ignorancia y
falta de recursos económicos.

Dentro de este abandono físico, hemos de diferenciar, usando a Soriano como referencia,
diversas manifestaciones del mismo:

- En primer lugar, debemos hablar de falta de supervisión. Esta consiste en la falta de control y
cuidado por parte de los padres o responsables hacia los niños.

- En segundo lugar, hemos de hablar de abandono. Esta forma de negligencia consiste en la falta
de atención de los tutores hacia los niños durante largos períodos de tiempo.

- En tercer lugar, podemos hablar de vestidos insuficientes. Esta situación se puede percibir
cuando un niño vista con ropa sucia, rota o inadecuada a las condiciones climáticas del momento.

- En cuarto lugar, existe una forma conocido como negligencia médica. Este tipo de abandono,
viene de la mano de la comunidad médica, y consiste en fallos en el cuidado de los pacientes
menores o en el suministro de medicamentos inadecuados.

- En último lugar, podemos hablar de negligencia educacional. Es ocasionada por el responsable


del niño, cuando no le proporciona los estímulos y los recursos adecuados para que pueda
desarrollar su vida educativa.

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Al igual que lo explicamos en el maltrato físico, esta negligencia cuenta con una serie de
indicadores que ayudan a poder detectar este tipo de problema. Así, podemos hablar de
indicadores físicos (referidos a la mala alimentación, carencia de higiene y de vestido adecuado,
falta de cuidados médicos y educativos), conductuales (Somnolencia, robos, llega tarde a la
escuela, conducta agresiva o tremendamente pasiva, abuso de drogas y alcohol o fugas reiteradas
de casa) emocionales (pesimismo, falta de confianza o incapacidad de mantener relaciones
duraderas).

Para terminar, adjuntaremos una noticia referente a este tipo de maltrato:


“Rescatado un niño de ocho años al que su madre dejó solo en casa, y que lloraba en un
balcón. El niño relató que su madre se fue de casa el jueves, y en la mañana del sábado, unas
vecinas le pasaron comida con una cuerda” (Soriano 2001, p.41)

c. Abuso sexual.

Este es casi sin duda, uno de los tipos de abusos más horribles y que más escandalizan a
la sociedad. Sin embargo, y a pesar de este sentimiento, los abusos sexuales son uno de los tipos
de maltrato que más se oculta, sobre todo cuando se producen en el seno familiar. Puede que la
falta de salida a la luz pública sea debida a que son muchos los tabúes que aún rodean a los temas
sexuales.

Entendemos por abuso sexual: “Aquellos contactos e interacciones entre un niño y un


adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a
otra persona. El abuso sexual puede también ser cometido por una persona menor de dieciocho
años, cuando esta es significativamente mayor que el niño (la víctima) o cuando está (el agresor)
en una posición de poder o control sobre otro menor” (Soriano 2001, p.45).Lo más significativo de
esta definición es que hace mención especial a la consideración de abuso sexual, aunque el
agresor no haya superado la mayoría de edad.

Por otro lado, hemos de comentar que las investigaciones acerca de este tipo de maltrato
son relativamente recientes, puesto que hasta hace no mucho, no se daba ninguna credibilidad a
testimonios de abuso sexual vertidos por niños. La mayoría consideraban que todo aquello no
eran más que inventos fruto de la imaginación de los niños.

En la actualidad, numerosas noticias e investigaciones, nos indican que gran parte de este
tipo de maltrato se suelen producir en el núcleo familiar o por parte de adultos muy cercanos a la
familia, y que la mayoría de las víctimas son niñas comprendidas entre los once y catorce años.

Son cuatro, los tipos de abuso sexual ante los que nos podemos encontrar:
- El primero de ellos, recibe el nombre de Incesto, y se produce cuando el abuso sexual
hacia el menor, es llevado a cabo por algún miembro de su familia, o alguna con la que el niño
convive de forma habitual.
- El segundo de ellos se denomina violación. Al contrario que lo que ocurre con el incesto,
la violación es un abuso sexual a un menor, llevado a cabo por alguien no relacionado con el

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ámbito familiar.

- El tercero de ellos, es la vejación sexual. Este tipo de abuso sexual se da cuando el


contacto consiste en tocamientos de las zonas erógenas. Él puede darse en dos sentidos: que el
agresor obligue al menor a hacerle tocamientos o que sea el agresor quien toque al menor.
- El último de ellos se denomina abuso sexual sin contacto físico. En este caso, el abuso
consiste en la pronunciación de frases o expresiones de carácter verbal, o mediante la muestra
de sus órganos sexuales ante el menor (auto masturbaciones).

Por otro lado, muchas investigaciones han demostrado que la mayoría de los abusadores
suelen ser varones (adultos, jóvenes o adolescentes) que tienden a mantener estrechas
relaciones con las familias del niño abusado. Estos abusadores, usan diversas argucias para poder
cumplir sus deseos. Así, suelen aprovechar la posición de autoridad que tienen sobre el niño,
tratan de ganarse su confianza y falsa amistad, suelen recurrir a la fuerza y a las amenazas sobre
todo después del primer contacto sexual propiamente dicho…

Finalmente, hablaremos sobre cuáles son los indicadores del abuso sexual así como
haremos un breve recorrido por las consecuencias que estos actos pueden generar en los
menores que, por desgracia, lo padecen.
En primer lugar, y si hablamos de los indicadores, podemos distinguir los siguientes:
- Indicadores inespecíficos detectados en función del período evolutivo del niño: en edad
preescolar, con problemas de sueño, erotización prematura, comentarios sexuales tempranos…;
edad escolar, con agresividad sexual hacia otros niños, tendencia a la prostitución, resistencias a
quitarse la ropa en los vestuarios del colegio…; y en la preadolescencia-adolescencia con
promiscuidad, abuso de drogas o intentos de suicidio.

- Indicadores inespecíficos detectados en la asistencia sanitaria, como resistencias extremas a las


exploraciones genitales, terrible miedo al momento de la visita médica, fenómeno denominado
hospitalismo inverso.

- Indicadores inespecíficos detectados en el ámbito escolar, con ausencias prolongadas, síndrome


inverso de escolaridad, tendencia a quedarse dormido en clase o falta de concentración y de
trabajo.

En segundo lugar, hemos de decir que las consecuencias más comunes que se reflejan en los niños
que han sufrido abuso sexual son la agresividad, los problemas de ajuste social, la depresión, la
conducta suicida, la depresión, el autoconcepto negativo…

Para acabar con este tipo de maltrato, adjuntamos una noticia publicada este mismo año
en El Mundo: “La Fiscalía de Castellón (…) ha ordenado la detención e inmediata puesta a
disposición judicial del profesor del colegio Maestro Vicente Artero de Castellón acusado de abuso
sexual a nueve alumnas menores de edad (…) El profesor (…) presuntamente no sólo abusó de las
menores, sino que grabó algunos de estos abusos en su cámara. La Policía le requisó hasta 13
tarjetas de memoria en su domicilio con contenido de pornografía infantil”. (El Mundo, 2012)

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d. Maltrato emocional o psicológico.

Este tipo de maltrato, se define como: “La hostilidad verbal crónica en forma de insulto,
burla, desprecio, crítica o amenaza de abandono, y constante bloqueo de las iniciativas de
interacciones infantiles, por parte de cualquier adulto” (Soriano 2001, p.53).

Este maltrato emocional, se puede manifestar de cuatro formas diferentes:


- En primer lugar debemos hacer referencia al rechazo. Con él, el adulto se desentiende
del conocimiento de las necesidades del pequeño.
- En segundo lugar, hablaremos del aislamiento. En este caso, el adulto se encarga de
prohibir al niño cualquier tipo de contacto social con sus iguales, evitando así el normal desarrollo
social del pequeño.

- En tercer lugar, hablaremos de aterrorizar. En este caso el adulto se dedica a amenazar e


intimidar al niño, con unos castigos muy severos y en desequilibrio con la gravedad del acto del
niño.

- En cuarto y último lugar, hablamos de corromper. Se puede ver relacionada con el aislamiento,
ya que en este caso el adulto lleva a cabo conductas que impiden la integración común del niño
en la vida en sociedad.

Lo cierto es que la identificación de este tipo de maltratos, puede ser una de las más
difíciles de todas. Sin embargo, gracias a múltiples investigaciones, se han conseguido enumerar
una serie de indicadores que dan ciertas ideas sobre los comportamientos de aquellos pequeños
que sufren maltrato psicológico. Algunos de ellos, son los siguientes: conductas antisociales,
recelo, depresión, desórdenes emocionales, enuresis…

Finalmente, para acabar con este tipo de maltrato, adjuntaremos el siguiente testimonio:
“Estoy muy triste. No tengo amigos, pero no puedo hacer nada. Solo tengo ganas de llorar. Mis
padres dicen que soy una inútil, que todo lo hago mal. Ni siquiera se dormir” (Soriano 2001, p.53)

e. Acoso escolar.

En primer lugar, aportaremos una clara definición sobre lo que es el acoso escolar. Así,
diremos que: “Es el hostigamiento, intimidación o amenaza sistemática de un escolar o de un
grupo de escolares hacia un compañero suyo. Su fin es producir daño, destruir, contrariar o
humillar al otro (…) Acción violenta que se ejerce por parte de un grupo o individuo que tiene más
fuerza y poder, contra alguien que está en inferioridad de condiciones”. (Matamala y Huerta 2005,
p.159).

Así, cuando hablamos de acoso escolar, debemos tener en cuenta que hacemos referencia
a una serie de actitudes hostiles que se reiteran a lo largo del tiempo y que por supuesto no son
acciones esporádicas o peleas de niños aisladas.

Son variadas las formas en las que se ha denominado a este fenómeno, cambiando estas
en función del su lugar de localización. Así, en los países escandinavos hablan de mobbing, en el
medio anglosajón se usa bullyng y en castellano, a partir del 2000 (momento en el que el Defensor
del Pueblo sobre Violencia Escolar), se habla de maltrato por abuso de poder entre iguales.

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Dentro de este tipo de maltrato, podemos hablar de dos protagonistas: por una parte
hablamos del victimario, que es el agresor, la parte fuerte y dominante de esta relación de abuso;
y por otro lado, hablamos de la víctima, que es aquella que recibe el maltrato por parte del
anterior, y que se suele encontrar en una situación de inferioridad y sumisión.

Por otro lado, podemos destacar que existen una serie de acciones tipo que sufren
aquellos niños que están sometidos a este tipo de maltrato. Estas acciones son la exclusión social,
la agresión verbal o física, las amenazas y el acoso sexual.

Al hablar de acoso escolar, estamos haciendo referencia a una serie de agresiones que
tienen lugar en el ámbito escolar, de ahí que un papel muy importante en la detección y
prevención de estos actos esté en manos de los profesores. Más adelante, en otro de los puntos,
trataremos exclusivamente cuál es la labor y la forma en la que estos profesionales del ámbito
educativo tienen que actuar si se encuentran alguna vez con este problema.

f. Otros tipos de maltrato infantil.

Una vez expuestos de manera más extensa estos cinco tipos de maltrato, haremos una
breve referencia a otras modalidades de este fenómeno. Así, podemos hablar de las siguientes:
- En primer lugar existe un tipo de maltrato denominado maltrato prenatal, que tiene
lugar cuando la madre estando embarazada no cuida como debiera su cuerpo para evitar
cualquier daño en el feto. Los ejemplos más claros de este maltrato prenatal se suelen traducir en
consumo y abuso de drogas y alcohol. -
En segundo lugar, podemos hablar de la explotación laboral, la cual consiste en someter a los
menores a la realización de una actividad continuada, propia de los adultos, y en la que el niño
recibe una remuneración económica. -
Podemos también hablar de la mendicidad infantil, que es aquella situación en la que el menor
(instigado o no por un adulto) pide dinero en la vía pública. -
En cuarto lugar podemos hablar de la corrupción, que consiste en la instigación por parte del
adulto a que el niño lleve a cabo una serie de conductas antisociales o desviadas, que perjudican
el correcto desarrollo del menor. -
Finalmente haremos referencia a un fenómeno que se esconde bajo el nombre del síndrome de
Münchhausen por poderes. Para su definición hemos tomado como referencia a Soriano, quien
indica que este síndrome consiste en: “Aquellas situaciones en que el padre/madre
(principalmente) someten al niño a continuos ingresos y exámenes médico, alegando síntomas
físicos patológicos, ficticios o generados de forma activa por el padre/madre” (Soriano 2001, p.64).

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Como ya hemos explicado anteriormente, el acoso escolar se produce cuando entre el
agresor y la víctima existe una diferencia de poder.

Primeramente hay que hacer una diferenciación entre los chicos y las chicas. Según hemos
comprobado en los libros, parece ser que los chicos en general, adoptan mayores conductas
intimidatorias que las chicas, aunque también suelen ser en gran medida víctimas de ellas. Las
chicas, por su parte, suelen adoptar conductas de acoso indirecto, mientras que los chicos lo
hacen a través de acoso físico.

A continuación, vamos a pasar a analizar las conductas y las consecuencias que las mismas
producen en el agresor, víctima, espectador y en el adulto.

Agresor: Es la persona que siente cierta satisfacción cuando produce dolor en el otro, por
lo que no aparece ningún síntoma de empatía. A los agresores, se les suele describir “individuos
enfrentados a los adultos, antisociales y más propensos que otros alumnos a contravenir las
normas de la escuela”. (Harris y Petrie. 2006. Pág.22.)

Sus rasgos de personalidad más característicos se suelen resumir en:


a) Tiene un temperamento agresivo e impulsivo, junto a dificultades para
comunicarse y negociar sus deseos.
b) Se muestra una persona activa, manteniendo relaciones directas con su víctima.
c) Carecen de empatía y de sentimiento de culpabilidad.
d) Tiende a la violencia, impulsividad e incluso a tener el dominio sobre los demás.
e) Quiere dar la impresión de ser autosuficientes y seguro, al igual que poseer buena
autoestima. Aunque en muchas investigaciones, se demuestra justo lo contrario.
f) En general, suele tener mayor fortaleza física.

En cuanto a sus indicadores en el ámbito social, se pueden destacar los siguientes:


a) En las interacciones sociales, adopta una actitud agresiva.
b) Es habitual, que el agresor, sea mayor en edad que su víctima. Su integración
escolar es mucho menor y suelen estar poco interesados en los estudios.
c) Las relaciones con su familia son mínimas y suelen ser menos populares que los
bien adaptados, pero más que las víctimas. Debido a esta carencia de lazos
familiares le lleva a tomar una actitud de permisividad ante conductas
antisociales.
d) Se observa un fracaso académico en su camino escolar.

Otro grupo que podemos encontrar dentro de los agresores, es el “agresor pasivo”, el cual
sigue constantemente las pautas del agresor. Este nuevo grupo, solo participa en el acoso, pero
no en la agresión. Mientras el nuevo participante representa un 8% de los adolescentes, los
acosadores suponen el 3%. (Díaz Aguado, 2007).

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A la hora de hablar de las consecuencias, nos gustaría aclarar que primeramente nos
vamos a centrar en los niños que acosan, y posteriormente haremos una mención a las
consecuencias que se les plantean a estos niños en su vida adulta.

Es conveniente la intervención de algún adulto especializado o no en este tipo de


problema, ya que al no ser así, el niño que acosa puede ser rechazado por sus compañeros. Al
mismo tiempo, su acto agresivo y violento se refuerza como algo positivo, ya que quiere tener un
reconocimiento social por parte de los demás.

Por otro lado, es necesario decir que esta actitud de dominio, se generalizará a otros
grupos en los que se integre, lo que lleva a un aprendizaje negativo a la hora de establecer
relaciones sociales.

Por último, los niños que en el colegio han mantenido actitudes acosadoras, y se han
identificado como tales, presentan mayor probabilidad de abandonar los estudios más tarde,
además de cometer actos considerados como delitos.

En la etapa adulta, las personas que admiten haber sido acosadores en su edad escolar,
expresan que tienden a tener mayor grado de depresión que aquellos que no acometieron contra
sus compañeros u otros. Además, tratan a sus propios hijos con mayor agresividad y severidad.
Esto significa, que estos últimos, lleven a cabo actitudes similares a la de los padres y lleven a cabo
actuaciones de intimidación y malos tratos en la escuela, convirtiéndose así en acosadores.
Esto explicado anteriormente, se puede comprobar por los resultados obtenidos en dos
investigaciones de dos autores distintos:

- En un estudio llevado a cabo en 1991, Olweus decía que “el 60% de los alumnos
identificados como agresores de los cursos sexto al noveno a sus 24 años habían sido
condenados por la comisión de algún delito”. (Harris y Petrie. 2006. Pág. 24).

- Garbarino (1999), en su libro lost boys, dice que “los chicos se convierten en
acosadores para “compensar su condición de víctimas en casa” pág.193. (Harris y
Petrie. 2006. Pág. 24).

- Víctima: son las personas que sufren el acoso de su agresor. Se les suele describir como
personas inseguras, ansiosas, calladas, que tienen miedo a la confrontación. etc.

Los rasgos de personalidad y físicos que se pueden destacar son los siguientes:
a) Las víctimas suelen señalarse como tímidas, ansiosas, cautas, sensibles y con bajos
niveles de autoestima.
b) Suelen ser menos fuertes físicamente, menores que el agresor y más débiles.
c) Suponen el 3% de los adolescentes. Tienden al aislamiento.

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d) Son chicos con algún signo visible como las gafas, dificultad en el habla. Etc. Aunque
es preciso decir, que el agresor, una vez haya elegido a su víctima, le va a dar igual
los rasgos físicos que presente, puesto que le va a explotar de igual forma.
e) Las víctimas pueden llegar al sentimiento de estúpidas, fracasadas y falta de
atracción.

En cuanto a los indicadores en el ámbito familiar y social, se puede hablar de:


a) Uno de los rasgos que caracterizan a las víctimas, es que éstas pasan la mayor
parte del tiempo en casa. Quizás esto es debido a la sobreprotección paterna.
b) Otro de los aspectos a destacar es que las víctimas mantienen lazos más estrechos
con sus madres.
c) Un tercer aspecto a destacar, es que estos niños tienen menos amigos, y no suelen
denunciar el acoso escolar o la violencia por parte de otros, ya que temen las
consecuencias de hacerlo.

Los aspectos anteriormente señalados, son rasgos determinados de forma general por
investigaciones. Ya que dentro del tema “víctima” se puede indagar mucho más y observar que
hay dos pequeños grupos dentro de ellas: víctima activa o provocativa, y víctima pasiva.

La víctima pasiva es la más común de ellas. Normalmente éstas, son físicamente menores
y más débiles que sus agresores. Son tímidas, con baja autoestima, inseguras, y con miedo al
enfrentamiento, por lo que generalmente no toma represalias. Estos sujetos suelen sufrir
calladamente los ataques recibidos.
En el ámbito social, suelen ser personas rechazadas y marginadas, con dificultad de hacer amigos.
Aunque las víctimas muestren una actitud más positiva hacia sus profesores, también tienen con
éstos unas redes sociales de apoyo muy pobres.

La víctima activa combina los aspectos anteriormente señalados con una reacción
agresiva, ya que suele actuar como agresor mostrándose violenta y desafiante. Estos sujetos son
más activos, firmes y suelen mostrar más seguridad en ellos mismos.
Dicha víctima tiende a molestar a sus compañeros y a burlarse de ellos hasta que se toman
represalias contra ellos. Aunque pierdan la batalla, la víctima activa, seguirá realizando su trabajo.
Estas personas suelen tener problemas en las relaciones sociales incluso pueden sufrir
alguna discapacidad de aprendizaje, problemas de concentración, etc. Lo que le lleva a tomar este
tipo de actitud irritante ante sus compañeros.
Según Daniel Olweus, la víctima activa es “la persona menos popular entre los compañeros
de clase, porque su conducta en el aula suele ser tan problemática que todos reaccionan
negativamente ante ella” (Harris y Petrie. 2006. Pág. 23).

La víctima es quizás quien puede tener mayores consecuencias negativas incluso cursar
síntomas clínicos. El hecho de haber sido víctima del acoso en la escuela, puede producir en los
niños consecuencias tanto a corto como a largo plazo.
El haber sido acosado, muestra actitudes de depresión, suicidio, baja autoestima…En
diversos estudios, se ha comprobado que estos chicos y chicas intimidados, evitan la escuela por

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miedo, y son afectados en el rendimiento académico puesto que muestran una menor capacidad
de aprendizaje debido al estrés y ansiedad que el miedo les produce.

El acoso producido a las víctimas, también produce en estas un desarrollo negativo en el


ámbito social y personal, lo cual les lleva al aislamiento y a la marginación. Estos niños, llegan
incluso a tener un sentimiento de culpa ya que reaccionan con tristeza en vez de con ira. Muchos
estudios revelan, los suicidios e intento de los mismos por parte de personas que en su edad
escolar fueron acosados por su agresor.

Por otra parte, los estudios realizados sobre los malos tratos por parte de las familias,
demuestran que los niños maltratados son más propensos a convertirse en agresores en edades
posteriores, o al tener su propia familia.

En un estudio reciente, se demostró que los niños que poseen una baja autoestima, son
más propensos a ser esclavos del acoso escolar, pero al igual, ellos mismo, tomaron esta conducta
más adelante. Estas personas, entran dentro de la categoría “acosador/víctima”, las cuales son
víctimas del acoso que admiten su condición de acosadores.

- Espectador. En el caso del maltrato entre iguales, los espectadores del problema,
conocen perfectamente dicha agresión, aunque no sean protagonistas de la misma. Se produce
un contagio social, es decir, los compañeros de clase, en general apoyan poco a estas víctimas, y
se produce la participación por parte de ellos, debido sobre todo a la influencia que los agresores
ejercen sobre ellos.
Muchos estudios han demostrado que los alumnos y compañeros de víctimas que sienten hacer
algo para remediarlo no lo hacen, debido principalmente al miedo de ser incluido dentro de la
victimización por parte del agresor.

Como consecuencias que aparecen dentro de este grupo, se pueden entender las
siguientes:
a) La visión de la conducta que toma el agresor, puede llevar a construir en el
espectador un aprendizaje sobre cómo comportarse ante situaciones injustas.
b) Los espectadores pueden sentirse indefensos al igual que lo siente la víctima.
c) Pueden tomar una actitud no empática ante el sufrimiento de las víctimas.
d) Observan repetidos actos agresivos en los que no son capaces de intervenir para
evitarlos ni de elaborar estrategias para prevenir esos malos tratos.

Al hablar del problema del acoso entre iguales, se suele ignorar a un grupo de niños o personas
que son muy importantes en este acto, y estos son los espectadores. Estos ven lo que ocurre, pero
los adultos y educadores que tratan este problema, suelen marginal la visión de éstos, solo se
centran en el agresor y la víctima.

Los testigos pasivos, al ver los actos de acoso e intimidación, suelen producir unos sentimientos
de enfado, tristeza, miedo e indiferencia. En diversos estudios se ha descubierto que tanto víctima
como espectador suelen reaccionar de forma parecida fisiológicamente, ya que se ven expuestos
bajo el dominio de un ser superior. Estos sujetos que se encuentran en contacto con la violencia,
comienzan a desensibilizarse ante conductas negativas en la escuela y a no empatizar con los
demás.

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El maltrato, se considera un problema complejo y mundial que puede producir graves
consecuencias para toda la vida. Es una causa de sufrimiento para niños y familias. Causa estrés y
se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano.

Es difícil el estudio de dicho problema, y definir qué y por qué se produce. El origen del
maltrato, no se puede explicar por la presencia de un solo factor de riesgo, si no que se considera,
que los malos tratos son el fruto de la acumulación de varios factores como son el niño, la familia,
el entorno. Etc.

En el maltrato infantil se pueden diferenciar diversos factores de riesgo, aunque estos


pueden no estar presentes en todos los contextos sociales y culturales, pero sí dan una visión
general que permite comprender las causas del maltrato infantil.

- Factores del niño:


Los niños son víctimas del maltrato y nunca se les puede culpar del mismo, pero si se han
comprobado una serie de características del niño, que pueden hacer aumentar que se produzca
la agresión:
• Edad inferior a 4 años y la adolescencia.
• Niños no deseados o que no cumplen las expectativas de los padres.
• El hecho de tener necesidades y cuidados especiales.
• Rasgos como la obesidad, la estatura, el color de piel, la manera de hablar. Etc.

- Factores en el ámbito familiar:


El contexto familiar es de gran importancia para el desarrollo y la educación de los más
pequeños. Son esenciales la estructura y dinámica de la familia, los estilos educativos, las
relaciones entre hermanos…Todo ello puede convertirse tanto en factores protectores o en
factores de riesgo para que los hijos tomen actitudes de agresor o víctima en la relación con sus
iguales.
Algunas de las características que presentan los padres o cuidadores que pueden
aumentar la posibilidad de maltrato infantil son las siguientes:

• Dificultades para establecer vínculos con el recién nacido.


• Antecedentes de maltrato infantil.
• Falta de conocimiento o expectativas no realistas sobre el desarrollo infantil.
• Consumo de alcohol o drogas.
• Dificultades económicas.

Tras haber mostrado las principales características de forma general que presentan los
padres o cuidadores, vamos a explicar los factores de modelo de reacción agresiva:

1. Actitud emotiva de los padres o cuidadores. Es muy importante la actitud emotiva que
se toma en los primeros años, ya que si se toma una actitud negativa y carente de afecto,

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es probable que el niño se convierta posteriormente en una persona agresiva con los
demás.

2. Grado de permisividad de los padres ante la conducta agresiva del niño. Si los padres
optan por una actitud demasiado permisiva con sus hijos, estos nunca lograrán ver dónde
está el límite de lo que se considera conducta agresiva hacia los demás, y podría
encadenar un modelo de reacción agresiva.

3. Métodos de afirmación de la autoridad. No es del todo acertado, la utilización del castigo


físico y el maltrato emocional por parte del cuidador para manifestar su autoridad. Esto
provocará rabia y agresividad en el niño, al mismo tiempo que engendrará la idea de que
“la violencia engendra violencia”.

Por tanto, y en relación a lo explicamos, se considera que para educar y crear niños
independientes y armoniosos, es necesario el cariño y la dedicación de los cuidadores, así como
la presencia de unos límites bien definidos sobre las conductas que son aceptables y las que no lo
son.

- Factores sociales y comunitarios.


Algunas de las características existentes de las comunidades y sociedades que pueden
aumentar las posibilidades del maltrato infantil son:
• Desigualdades sociales y de género.
• Falta de vivienda adecuada o de servicios de apoyo a las familias e instituciones.
• Niveles elevados de desempleo y pobreza.
• Disponibilidad fácil de alcohol y drogas.
• Políticas y programas insuficientes de prevención del maltrato, pornografía, prostitución
y trabajo infantil.
• Las políticas sociales, económicas, sanitarias y educativas que generan malas condiciones
de vida o inestabilidad o desigualdades socioeconómicas.
• Las normas sociales y culturales que debilitan el estatus del niño en las relaciones con sus
padres o fomentan la violencia hacia los demás, los castigos físicos o la rigidez de los
padres asignados a cada sexo.

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Hasta el siglo XX, no se había llevado cabo ningún tipo de medidas internacionales para la
protección de la infancia, sin embargo, es a partir de este siglo, cuando comienza a desarrollarse
una normativa de carácter internacional para este fin. Dicha normativa, denominada “Declaración
de los Derechos del Niño”, aparece en el año 1924, ligada en gran medida a los primeros
movimientos de defensa de los derechos del niño y como consecuencia de todos los daños que
había llevado consigo la conocida I Guerra Mundial. Con la aparición de esta Declaración, se
compromete a la sociedad y al estado a defender y asegurar el futuro de los niños.

Tras varios años de trabajo, finalmente, el 20 de Noviembre de 1959, la Asamblea General


de la ONU, aprueba la conocida “Declaración de los Derechos del Niño”, donde se reconoce que
la infancia, al igual que el resto de las etapas, debe contar con unos derechos propios. Estos
derechos aparecen recogidos bajo los diez principios que a continuación vamos a exponer:

“1. Derecho a la igualdad sin distinción de raza, credo o nacionalidad.

2. Derecho a una protección especial, oportunidades y servicios para su desarrollo


físico, mental y social en condiciones de libertad y dignidad.

3. Derecho a un nombre y a una nacionalidad.

4. Derecho a la salud, alimentación, vivienda y recreo.

5. Derecho a una educación y cuidados especiales.

6. Derecho a crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso,


en un ambiente de afecto y seguridad moral y material. La sociedad y las autoridades
públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o son
medios de subsistencia.

7. Derecho a recibir educación y a disfrutar del juego.

8. Derecho a estar en todas las circunstancias entre los primeros que reciben protección
y auxilio.

9. Derecho a ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No


se permitirá el trabajo antes de una edad determinada.

10. Derecho a formarse en un espíritu de solidaridad, comprensión, amistad y justicia


entre los pueblos.” (Soriano 2001, pág. 112)

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Unos años más tarde, concretamente, el 20 de Noviembre de 1989, las Naciones Unidas aprueban
la denominada “Convección de los Derechos de la Infancia”, la cual será modificada poco después,
el 30 de Noviembre de 1990, por España. Esta Convección, perfecciona los principios que habían
sido establecidos en el año 1959 en la “Declaración de los Derechos del Niño”, completando
aquellos aspectos que consideraban de interés y elaborando un elemento internacional
obligatorio, según el cual, todos los estados que realizarán cualquier tipo de modificación, se
comprometían directamente a respetar y luchar por los derechos establecidos, pasando además
a pertenecer a la legislación interna de esos países. Con esta Convección, comienzan a cambiar
las ideologías, ya que hasta ese momento el niño apenas tenía protagonismo en la sociedad, sin
embargo, es con el establecimiento de este Tratado, cuando se comienza a conceder más
importancia al papel que el niño está ejerciendo en la sociedad, otorgándole de esta manera un
mayor protagonismo.

Es conveniente señalar, como bien aparece en el prólogo de este tratado, que el niño
necesita de una serie de elementos para tener un buen desarrollo. Estos elementos son
básicamente amor, comprensión, afecto, seguridad…y establece como principal medio para
proporcionárselos la familia, aunque sí es cierto que ésta no siempre está presente, por lo que
consideran que en el caso de que así sea, se debe buscar y proporcionar al niño los mejores
suplentes posibles.

Además, como aparece en su artículo 18.1 y 18,2, es responsabilidad propia de la familia,


el cuidar y criar de sus hijos, al igual, que es deber de los poderes públicos, el conceder a ésta
todos los medios que necesite para llevar a cabo dicho fin. También, debemos hacer mención a
su artículo 20.1, pues es en éste, dónde se reconoce el compromiso del Estado por cuidar y
salvaguardar a los niños privados de ambiente familiar.

Por otro lado, en su artículo 19.2, encargado de fijar las medidas protectoras que se han
de llevar a cabo, se testifica la necesidad de fijar “programas sociales con objeto de proporcionar
la asistencia necesaria al niño” (Soriano 2001, pág. 114).

Así, solo cabe decir, como ya hemos señalado anteriormente, que aquellos estados que
decidan modificar la Convención de los Derechos de la Infancia, deben ser conscientes de que
tienen que responder a los siguientes objetivos establecidos:

- “Satisfacer las necesidades básicas de la infancia, proporcionando al niño atención


sanitaria, educación y formación, seguridad social, oportunidades de juego y recreo…
- Proteger al niño contra toda forma de crueldad y explotación: maltrato y abandono,
tortura, pena de muerte, consumo y tráfico de drogas, explotación laboral y sexual…
- Ayudar a la familia, respetando sus responsabilidades, sus derechos y deberes, a la vez
que creando servicios de protección a la infancia, para que atiendan a sus hijos.
- Dedicar una atención especial a los niños particularmente vulnerables: impedidos,
refugiados, minorías étnicas, indígenas, objeto de malos tratos, sin familia…
- Permitir al niño expresar su opinión en los asuntos que le conciernen, profesar su
religión, buscar y difundir informaciones y asociarse, todo ello en función de su edad y
madurez.” (Soriano 2001, pág.114)

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También, nos gustaría señalar, que en uno de los capítulos pertenecientes a la Constitución
Española de 1978, concretamente el que abarca los principios rectores de la política social y
económica, se destaca, la obligación que tienen los Poderes Públicos por garantizar a la familia, y
de forma más concreta a los menores de ésta, una fiel protección social, económica y jurídica.
Como podemos comprobar, a lo largo de todo la constitución, se tiene muy en cuenta la etapa de
la infancia, pues es necesario, que tengamos en cuenta que los niños, al igual que el resto de los
miembros de la sociedad, cuentan con unos derechos comunes, y por ello, se les debe otorgar la
misma importancia.

A continuación, destacaremos algunos artículos de interés propios de la constitución,


dedicados concretamente a la protección de la infancia. Éstos hacen referencia a los siguientes:

Primeramente, destacaremos el artículo 20, el cual hace referencia a la restricción de la


libertad de expresión en la infancia como medio protector. En segundo lugar, nos referiremos al
artículo 27, donde se establece el derecho de todos los niños por una educación, y finalmente,
mencionaremos el artículo 39, dónde se establece los principios rectores de la política social,
tanto para la familia como para la infancia. Estos principios, son los siguientes:

“1. Los poderes públicos asegurarán la protección social, económica y jurídica de la


familia.
2. Los poderes públicos asegurarán la protección integral de los hijos independientemente
de su filiación y del estado civil de las madres.
3. Los padres prestarán asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro y fuera del
matrimonio.
4. Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que valen
por sus derechos.” (Soriano 2001, pág.118)

Por último, nos gustaría señalar un aspecto del Código Legal. Tras su reforma parcial del
21 de Junio, se establecen como delitos graves una serie de factores o acciones que atentan
directamente contra la salud, dignidad, integridad y desarrollo de los más pequeños, por lo que
se establece así una constante protección hacía éstos. Así, centrándonos en su artículo, podemos
destacar los siguientes:

- En relación a la eliminación de cuidados y abandono de menores, señalaremos, el


abandono de niños y la explotación económica y la mendicidad.
- En cuanto a los actos de violencia física contra menores, debemos hacer especial mención
al parricidio, el infanticidio y los malos tratos.
- Y finalmente, en cuanto al tratamiento otorgado al abuso sexual infantil, citaremos la
violación, agresión sexual, exhibicionismo, pornografía….

Así, por último, nos gustaría añadir que si estas acciones son ejecutadas por algún
ascendiente, tutor o maestro propio del niño, las penas establecidas serán aún más fuertes.

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Una vez terminado el trabajo, podemos decir que el maltrato infantil es un tema bastante
amplio y complejo en su tratamiento, de ahí que solo hayamos podido recoger una pequeña
muestra de todo lo que él abarca.

Hemos concluido que se trata de un tema que está muy presente en nuestro día a día, y
ante el cual la sociedad prefiere “mirar para otro lado”. Son muchos los casos, sobre todo, en lo
relacionado con el ámbito educativo, en los que los profesionales y los padres dan respuesta a
este tipo de problemas con frases como “son cosas de niños”, “entre ellos se entienden”,
“debemos dejar que lo arreglen ellos solos”…. Así, quizás estas actitudes, pueden ser una de las
grandes lacras de este fenómeno y de su crecimiento.

Las personas debemos tener conciencia de ello y estar muy pendiente de este tipo de
situaciones para poder evitarlas en la medida de lo posible. Sin embargo, no debemos ser
estrictas, ni llevar al extremo dichos cuidados o prevenciones, pues como hemos comprobado
solo podemos hablar de maltrato, siempre y cuando la situación sea reiterada y el agresor lleve
una intención negativa de hacer daño a la víctima.

Por otro lado, hemos observado que quizás antiguamente se daba mayor importancia al
maltrato físico que al psicológico o verbal, puesto que sus indicadores son más fácilmente
reconocibles. Sin embargo, el gran número de avances e investigaciones llevados a cabo en el
campo de la psicología han demostrado que los daños que pueden producir estos tipos de
maltrato pueden ser tanto o más graves que los daños físicos. Expresiones del tipo “No vales para
nada”, “Eres lo peor”, “No haces nada bien” … limitan en gran medida el correcto desarrollo
psicológico del niño, además de disminuir su confianza y dificultar sus relaciones sociales.

Otro factor que nos ha resultado bastante llamativo, ha sido el hecho de que hasta la I
Guerra Mundial, no se hubieran establecido ningún tipo de derechos que defendieran a los
menores. Hasta ese momento, los niños habían estado totalmente desprotegidos y en manos del
adulto, quien tenía plenos derechos ante éste. Por eso, quizás si echamos la vista atrás
consideramos que ciertas actuaciones que los padres llevaban a cabo con sus hijos, como por
ejemplo, que tuvieran plena protesta para poder venderlos, usarlos como mercancía u objetos de
intercambio, eran totalmente vergonzosas y humillantes.

Por otro lado, consideramos bastante positivo el darnos cuenta que no solo son los
ámbitos legales los que luchan día a día por la defensa de los niños, si no que son numerosas las
organizaciones y asociaciones, formadas sin ánimo de lucro, y que se encargan de prestar ayudas
a los protagonistas de esta situación y a sus familias.

Finalmente, daremos una pequeña opinión personal sobre el tema tratado. Elegimos el
tema porque desde un primer momento me resulto bastante interesante y curioso indagar en él,
además, de ser una realidad con la que nos encontramos día tras día.

deberían propiciarse diversas charlas sobre este fenómeno, ya que es conveniente que desde
pequeños los niños sean conscientes de esta realidad, por desgracia, tan común.

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- BIBLIOGRAFÍA:
- DÍAZ-AGUADO. MJ. (2006): Del acoso escolar a la cooperación en las aulas. Madrid: Ed.
Prentice Hall.

- HARRIS, S. et Al. (2006): El acoso en la escuela. Barcelona: Ed. Paidós Educador.

- MATAMALA, A. et Al. (2005): El maltrato entre escolares. Madrid: Ed. Machadolibros.

- SORIANO, A. (2001): Maltrato infantil. Madrid: Ed. San Pablo.

- STEVENSON, O. (1989): La atención al niño maltratado. Barcelona: Ed. Paidós Ibérica.

- WEBGRAFÍA:
- http://nuestrosninos.com/PDFs/043-acosoinfantil.pdf

- http://www.semergen.es/semergen/microsites/manuales/maltrato/imaltrato_infantil.p
df

- http://www.ekun.cl/wordpress/?p=31

- http://www.youtube.com/watch?v=mpHd19ZunMc&feature=related

- http://www.youtube.com/watch?v=Q77B5jX_hMk

- http://www.youtube.com/watch?v=cZRkn60bM3E

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- http://www.youtube.com/watch?v=1kQr7-Pp820

- http://www.youtube.com/watch?v=CpRYZCPvUHs

- http://www.youtube.com/watch?v=MnRKfhgzs0A&feature=related

- http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs150/es/index.html

- http://www.adima.com.es/

- http://www.aspasi.org/

- http://www.ashram.es/

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