LA IRUÑEA DEL SIGLO XXI: NEGOCIO REDONDO.

En la decada de los 70, con los fenomenos de industrialización que vivía esta ciudad,
era usual como reclamo, escuchar a politicos, publicistas y gentes de dialectica interesada,
anunciar a bombo y platillo que debiamos preparar la ciudad para la modernidad. Un discurso
en donde el progreso, lo funcional, lo moderno y nuevo se confunde con la especulación
inmoviliaria, el oportunismo del cemento, y la actuación urbanistica antidemocratica y basada
en satisfacer intereses de grupos afines al alcalde o equipo de gobierno municipal- caciquil de
turno. Asistimos a un mismo fenomeno ciclico que repite las mismas consignas, remozadas
ahora con el cambio de siglo. La Iruñea que nos pretenden vender, es una Iruñea de adorno,
de galeria, de imagen, en donde las inumerables carencias asistenciales que padece la ciudad
se tapan a golpe de efecto sensacionalista, a golpe de grandes actuaciones, en donde el criterio
de prioridad politica no pasa por sondear a pie de calle las verdaderas demandas de los
ciudadanos sino muy por el contrario, acometer fastas iniciativas que vienen a apuntalar
desarreglos funcionales entre centro y periferia de la ciudad. Existen ejemplos en donde no
solo convergen las ideas apuntadas anteriormente, sino que son lo suficientemente
clarificadores para otro tipo de maniobras oscuras, intencionales en la busqueda de un
beneficio privado y corporativo, en el sentido de los intereses de clase de la burguesía y
empresariado especulador.