La obra que vamos a analizar a continuación es la Zarabanda, de Georg Friedrich
Händel. Empezaremos explicando que es una Zarabanda. La zarabanda es una danza fija de la Suite que deriva del Barroco (finales del siglo XVI – siglo XVII). Ésta se caracteriza por ser una danza escrita en compás ternario y con un movimiento lento, pero, sobre todo; destaca por el reposo que hace la música en el segundo tiempo. A continuación, comenzaremos a describir poco a poco la obra. Primeramente, decir que ésta obra está compuesta principalmente para el clavecín, por ello que no haya ningún matiz, porque es un instrumento que no permite hacer ningún tipo de dinámicas (este tipo de instrumentos barrocos eran afinados en un registro más grave). Comentar también que es inusual que una obra sea tan corta, casi no hay reposos y lo más sorprendente; casi no aparecen cadencias, sólo una (c.15-16). La armonía es muy sencilla ya que va variando entre el I, IV y V grado. Podemos apreciar también una pequeña secuencia (se denomina así porque no llega a ser una modulación pura) en el compás 4; se observa, además, en el compás 8 un enlace reproducido con la mano izquierda y un acorde de S.D. En segundo lugar, anotar que en ésta época se solía improvisar mucho, por lo que cada músico interpretaba la obra de una manera distinta. Asimismo, exponer que la zarabanda está formada por dos frases de 8 compases cada sección y también la constituyen dos variaciones, de las cuales manifestaremos algunas características a continuación. Finalmente, voy a hablar sobre las dos variaciones mencionadas anteriormente. En general, exponer que la armonía se mantiene igual, sólo que en cada variación (como su propio nombre indica) va variando. En la primera variación sólo decir que hay 3 voces que se van mezclando entre sí y en la segunda también comentar, como he dicho al principio que la armonía no cambia, simplemente la armonía en vez de estar en la mano izquierda (como normalmente está), está en la mano derecha, y la mano izquierda está haciendo la melodía. Y, por último, afirmar que estas dos variaciones expresan alegría y más movimiento (pese a que es una danza lenta) en comparación con el inicio de la zarabanda, que es más reposada y tristona.