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Víctor Daniel Solórzano Suverza

Introducción a la filosofía
Mtro. Carlos Sánchez
26 de agosto de 2017

EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA

Para Giorgio Colli la filosofía ha tenido un origen lejano proceso cognitivo, ya que para
éste, el desarrollo y nacimiento de nuestro estilo de vida parten, más bien, de un origen
religioso que, poco a poco, se fue desarrollando para salir de ese ámbito y volverse
plenamente racional.

En un primer momento, Colli menciona que para los griegos el termino


conocimiento tenía un vínculo estrecho con el hecho religioso. Para los griegos este
conocimiento tenía un carácter adivinatorio y un peso primordial en la vida pública de la
sociedad y de la ciudad, por lo que para satisfacer esta necesidad existían diversos
templos que se dedicaban a esta actividad. La adivinación entrañaba lo siguiente: el
conocimiento del futuro, la manifestación y la comunicación de este.

Dentro de la mitología griega, los dioses que permitían el acceso a la adivinación


eran Apolo y Dionisos, el primero es símbolo de la apariencia y del arte que libera el
conocimiento por medio de la palabra; por su parte, el segundo tenía un carácter intuitivo
y de angustia que no muestra la palabra, la mantiene oculta y la deja en la experiencia
mística sin poderla transmitir, en otras palabras, la locura.

En medio de estos símbolos, Colli, utiliza el mito del minotauro y el laberinto de


cnosos, para expresar la lucha existente entre los dioses y el hombre para que se otorgue
el conocimiento o la sabiduría. Para nuestro autor, el laberinto es el enigma o logos dado
por los dioses para resolver al hombre mismo y que contiene la deshumanización de éste,
que amenaza su existencia, en medio de ese enigma, en esta lucha, la razón se muestra
para ir guiando al hombre mismo por el enigma y le permita salir victorioso y sobrevivir. A
esta lucha por la sobrevivencia le llamaremos agonismo, que es la fuerza dada por la razón
para superar el miedo a la muerte y al dolor.

Asimismo, para los griegos la dación de un enigma por parte de los dioses o del
hombre implica una hostilidad, ya que con este se obliga a la contraparte a aceptar el
desafío; hostilidad en razón de que el negar o poner en duda el conocimiento o existencia
del otro genera conflicto entre las partes a debatirse.

Este desafío pasa del ámbito divino al humano en el momento en que se


transforma en una competición por la sabiduría, por tener un poco más de luz que el
otro; al perdedor, por la ausencia de ese saber, será condenado a permanecer en la
ausencia de este saber. En esta competición humana también se encuentra la presencia
del agonismo, con la diferencia que aquí no se pelea por la sobrevivencia sino por la
adquisición del conocimiento.

El enigma, que es motivo de discusión o competencia para resolverlo trae consigo


una característica que lo hace irresisitible y es el PATHOS de lo oculto, de ese pensar que
el sentido último del mundo está oculto (que es propio de dios) y que está a la espera de
descifrarlo.

La forma en la que salió el enigma o la filosofía del ámbito divino y religioso fue a
través de la dialéctica, la cual es el discutir por parte de dos personas que son reales y de
un tema que no tiene que ver con lo divino sino que se centrará en un tema de carácter
humano. En la dialéctica, al igual que en la pelea por el conocimiento divino, también se
presenta el agonismo y es este el vínculo que permite que la filosofía pase del ámbito de
lo divino al humano.

Por lo expuesto por el autor, puedo concluir que la filosofía formó parte de lo que
es propio de la espiritualidad, la que propone la búsqueda de darle un sentido a la propia
existencia del ser humano a partir de las herramientas con las que se cuentan. Con el
paso del tiempo, conforme la necesidad de cuestionarse y de buscar la respuesta de la
existencia humana sin la intervención celestial, la racionalidad comenzó a tomar un peso
distinto hasta llegar a lo que el día de hoy el hombre ha descubierto de sí mismo; sin
embargo, considero que en medio de este desarrollo, hay algunas cuestiones o preguntas
que sólo lo divino podrá explicar y que una filosofía meramente racional nos llevará a un
final desastroso y falto de esperanza, pero que una filosofía que camina de la mano con la
espiritualidad o teología puede dotar al hombre de una comprensión de sí mismo y de su
fin último, que lo llevará por un camino de verdad y sinceridad que le revelará poco a
poco las respuestas que busca de sí y que permitirá una mejor y mayor convivencia con
aquellos con los que ha estrechado un vínculo.

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