Sei sulla pagina 1di 22

llngelo Popocchini

tilosofío u
Dsrschos Hunionos
Prólogo de
Ricordo Sónchcz
Angelo Papacchini

FILOSOFIA
Y
DERECHOS HUMANOS

l-l
\/
Urür¡elll&d
dél Velle

Eo¡roru,u F¿curr¿p or Hr¡u¡,Nrplons


Guoao v Dr¡rrocnacre
thfÍfl.a lrl lrür
hlr lrhr Odrrr ü¡nclemcnte

INDICE

PRÓLOGO ALA SEGUNDA EDICIÓN 5

INTRODUCCIÓN 11

PARTE PAIMERA

NATT]RALEZA Y CLASIFICACION
SEGUNDA ¡orcróx 1995
SscuND,r nunpnrsróN 1995 DE LOS DERECHOS HUMANOS

Eó¡¡ont¡r FACuLTAD o¡ Huu,r¡¡Drprs


Drecron: Jrer'i P,rur. Mencor Capítuloprinac
Eorron: Wn¡,¡au ALvAnEz R^M¡REZ Un intento de definición
Ux¡v¡nsro¡o o¡l. V,r¿tr
hpítttosqundo:
Fecult¡o DE HUMANTDADEs I^a libertad como hilo conductor parala clasificación
de los derechos
Ttn¡¡,o: RrosorÍ¡ y DEnEcHos HUM^Nos
Capítulotrcerc:
CUB¡rrr¡: lA c^ÍDA (m¡crlrxro) Nuevas clases de derechos
Orro sonn¡ ¡,r¡¡zo (C¡srn SlxrerÉ)

I§BN: 958 - 9047 - 95 - 5 PARTE SBGUNDA

TRADICIONES POLITICAS: LIBERALISMO' SOCIALISMO


O Mltorlal Faculndde Hum¿nidades
O kgelo Papaccbini YDEMOCRACIA
D¡ocárr Mendas. httptw Hecb en las taileles d¿ l¿ Edítorial
y

do b W& Íhorunitu¿sde lallniuenidad d¿lValle.


bc lbo o pam de él tn pude w reptducido pw nilgún mdio. C-úphulo cltnt'to:
teñúóndclüdito6. Tradición liberal y derechos humanos
hM ü Humanifuda. Ciudad liniuedtana lleléndez.
&pítuloEtinro:
1ffio3134923, F463334909 LA 25i60
La tradición socialista
.§rntl4god.Call
Capítulowo:
fr¡ubr.ü 1995
Ia tradición demócrata 1.37
,ullrur¡A
IODTLOI DI PUNDAMENTACIÓN
169

StbStno:
El prradlgma iusnaruralist¿
173
Cepltthodaw:
Utilltarismo y derechos humanos
207
Capltulorcaerc:
El modelo kantiano
239
Caplttbdhino:
EI historicismo
309 AOrfa
s¡suocR^rfe
367
AGRADECIMIENTOS

Este libro es el resultado de dos proyectos de invesügación


y de los
cursos y seminarios sobre derechos humanos que he venido
dictando
en estos últimos ocho años en la Universidad del Valle' Quiero
expresar
que han
affes que todo mi agradecimiento a los estudiantes de filosofía
compartido conmigo, con interés y entusiasmo, el trabaio de l'cs talleres
y seminarios, en los que se han venido gestando y precisando mis tesis
sobre el sentido, el alcance y la fundament¿ción de los derechos
humanos. lxgradezco también la colaboración de los profesores del
Departamento de Filosofía y en especial de los colegas de la Cátedra
y
de Eüca y filosofía política (Lelio Femández, Rodrigo Romero Delffn
Grueso), con quienes he podido discuür y revisar los proyectos de
investigación y muchas de las tesis expuestas en este libro' Un
agradecimiento muy sincero también al profesor Alcibíades Paredes
por su generosa colaboración en cuanto a los recursos bibiiográficos,
y al profesor Milton Fisk, por sus anotaciones críticas y por sus aportes
en el seminario sobre derechos humanos para el Magister de Filosofia.
En fin, un agradecimiento muy especial al profesor Lelio Fernández,
por su valiosa y generosa colaboraciÓn en la revisiÓn del texo'
PRÓLoGo A LA SEGUNDA EDICIÓN

UN LIBRO DECISIVO:
LAS RAZONES DE LOS DXR.ECHOS HUMANOS

El interés renovado por el estudio de los derechos humanos en


Colombia, que hay que saludar y estimular, responde a razones
rJe
distinta naturaleza no todas de carácter positivo y optimista.
En primer
lugar. al auge de la firosofía política y al de ra firosofía der
Derecho,
marcados por un creciente profesionalismo que se expresa
en la
especialización de seminarios, coloquios, revistas y libros, sobre
los
ternas centrales a estas disciplinas y saberes. con un impoitante
diálogo
e intercambio intemacionar con colegas, centros académicos y
editoriales
de distintas culturas y tradiciones. Esta realidad minoritaria, incluso
extremadamente minofitaria, aunque impetuosamente imponante,
§e
,ive no sólo en universidades de Bogotá como la Nacional, sino
también en cali en la universidad del vaile, en Anüoquia e
igualmente
es constatable su existencia en distintos lugares de la geografía
nacional.
Hay que subrayar esta realidad, así sean desiguales los logros
cle un
centro académico a otro, de unos colegas en reración a ra
calidad del
trabajo de sus pares.
En segundo lugar, al auge en el país del derecho internacional
de
los derechos humanos presentes en el ordenamiento
institucional. A Ia
Ca*a de Derechos que introdujo la Constitución de l99l y a la
incorporación completa a la legislación intema del Derecholntemacional
Humanitario, que se plantea como herramienta para enfrentar
los
rr )at'ir lrr,l rlilrrrr¡ , h' l.r Hr¡t.rfir irregular, desdoblada en violencia pirara En tercer lugar, aunque no en úitino iugar, ia importancia de los
f rlllr1 trrr rh.rr¡rílilr ;rs y ¡rrofundas perv"ersiones ha causado al presente derechos humanos en la sociedad cok¡mbiana es global, interesa a
y lxrtvrltlt rlr llr vicla de los colombianos. todos los sectores y clases sociales, atravesanc.io ¡odala geografía, la
'li ¡ l,r esr¡r rrrc¡rlernizació¡i
institucional de los Derechos Humanos se historia, lo contemporáneo y cotidia-no, el presente y el futuro del país.
r ilI ¡r¡lx ¡¡'¡dc con igual profesionalización cie
sus estudios especiaknente El drama de Colombia es el de la violación v desconocimiento de los
ell las fhcultades de derecho, filosofía y ciencias hurr¡2¡¡25. derechos humanos. Constituye nuestra rnás profunda vergüenza e
El llamado, un tanto presuñruosamente Nuevo Derecho, yio impotencia. Es el laberinto de nuestra existe¡lcia iristórica.
El otro
Derecho, tiene que ver bastante con el rescate de estos hilos Es demasiado grande y complejo el asunto como para referirlo de
de saberes,
poderes, prácücas e insfituciones que inauguró la modernidad manera breve, pero si es deber categorizat enfáticamente su impotrancia
v las
revoluciones y que vienen a confundirse con la historia misma aquí y en el concierto internacional, donde también con toda raz6n, se
áe h
humanidad: en sus avances y rEtrocesos, en sus contextos de guerras, mira con preocupación la mala suerte de los derechos en nuestra patia.
violencias, revoluciones, contrarevoluciones y situacione s Los saberes se ven estimulados por estas exigencias de la realidad,
paz. de
se trata de unas herencias y tradiciones en trance cle renovación, por los dramas cotidianos. Vivimos un afortunado escrutinio e
de
modemización, incluso de nuevos desarronos, rupturas y formuraciones investigación histórica, sociológica, filosÓfica, furídica de las realidades
que aspiran a dade un sentido y un contexto revolucionario y de las violencias, las guerras, los caminos hacia la paz, la situación de
emancipador a la iiamada, de manera aforfunada, Era o Tiempo de los Ios derechos humanos.
Derechos. Pero, nada de esto es lineal, ni unívoco y unidimensional. Los filósofos están haciendovaliosas contribuciones al pensar sobre
Los Derechos Humanos son un campo en disputa, una trama
ligada no estos asuntos. Bregando con las ideas, las teorías y las críticas que los
sólo a la validez, cerfeza y aspiración éüca, sino que responde saberes de disüntos legados y perspectivas han establecido-
igualmente y en que forma, a los distintt¡s y encontrados intereses En este orden de ideas, ocupa lugar de primera iurportancia Ia
que
se viven, gozany padecen en el mundo de la vida, en las
esferas de las acüvidad de los filósofos de la Universidad del Valle, con sus
sociedades y las gentes. En el campo de ras ruchas sociales y seminarios, coloquios, Iibros, postgrados y la revista Praxisfilosófica,
en el
clímax de las revoluciones, donde se arimentan ras esperanzas y El autor del libro Filosofi.a 1, Derecbos Humanos, Profesor Titular Angelo
ras
utopías del cumplirniento de lo prometido. Papacchini, forma parte de estos intelectuales de la filosofía dedicados
AIIí los intereses gravitan y se disputan en tomo a los poderes y con disciplinay alegria -dos situaciones que deben ir iuntas- al trabaio
privilegios, a la siruación de la mujer y los niños, al lugar de los de pensar, escribir y de diálogo y aprendizaje con el
cnear espacios
explotados y oprimidos, de los humi[ados y ofendidos, donde comienzan compromiso de hacedo en un horizonte dialogal a los otros saberes,
las raíces de la heterodoxia y la herejía.
disciplinas y creencias, que llegue a la conciencia, necesidades y
Donde se gesta y ama*anta er derecho deieberión. Donde se define aspiraciones de las gentes.
el papel del "maldito derecho", el de la propiedad privada,en rorno De origen italiano y graduado en Roma, es no obstante un
al
cual suelen descifrarse los demás derechos. colombiano con profundos vínculos afectivos con ntlestro país, donde
De allí que el alcance y definición que se le atribuya a la propiedad ha désarrollado su labor docente, investigativa y de divulgaciÓn. En que
en el catálogo de los derechos y en el mundo prosaico de las realidades
su obra l¡s Derxhos Humarns ert f\ant y Hegel (I99, consütuye su trabajo de
sea definitivo. Imposible eludir en el horizonte de los discursos profundización paralelo al inaugurado en Filonfta
y v Derechos Humanos
prácticas de los derechos humanos, al precio de agencias (199q.
retóricas e
ideologías con sus cargas mixtificadoras.

.t

\._ _
lil ltlrrr ¡ t¡rrt' er lccror tiene en sus manos, es la segunda
edición dado y universos, a Ia rnanera de los neoiiberales. Y el fundamentalistlo
el llttert tccillo c¡tre lta tenido en distintos escenarios
universitarios e contestatario. que a nombre de una teoría crítica, sÓlo ve en los
lt tlslc(.luales.
derechos humanos y en la dernocracia, ios intereses ideológicos del
lil ll'ro es producto combinado de la investigación y la
docencia. capital, en un juego retórico que todo Io reduce a io mismo y todo es
'li¡rnbién de la angustia
sobre la suerte de los derechos de sus lo mismo. Donde no hay historia, ni iuchas, ni saberes enfrentades. Una
com¡:atriotas y contemporáneos. Bien escrito,
cuando busca Ia metafísica cuyo verdadero contenido es la impotencia y el escapismo.
comprensión de los especialistas y de cualquier
interesado, sin que se Angelo Papachini entrega el fresco conceptual y analítico de las
aleje del rigor de la argurnentación y presentación
de los te¡nas. Tiene dimensiones de los derechos humanos mostrando paso a paso e1
esa doble condición, tan grata al lector
de ser sencillo y profundo, sentido de estos discursos, sus énfasis, limitaciones, distorsiones 1,
donde el hilo de los discursos de ra filosofía poritica
se manüenen potencialidades. Negando cuaiquier reduccionismo y linealidad
sólidamente, en su lecttlra de los derechos
hurnanos. dogmática. Proyectando hacia la actualidad los sentidos de estos
El autor va a exponernos'en tres grandes partes
ros temas centrares discursos, en una perspectiva de apropiación crítica.
sobre los derechos humanos. su naturar ezay
crasificación. Las tradiciones Es una buena muestra del papel liberador de los saberes. de lo
políticas del liberalismo, socialismo
v democracia. Los modeios de intelectual, del pensamiento en relación a los ¡¡randes temas, propósitos
fundamentación. presentados en forma capitular
con acerbo crocu'rentar y frustraciones de la humanidad. en su ya larga, maravillosa y sin
y bibliográfico' En verdad, como ro demuestra
y educa esta investigacién, enibargo penosa historia.
no hay solo un discurso sobre los derechos
humanos. son varios, no Por estas razones y las que se encLlentran arnpliamente en el texto,
sólo por su nivel de elaboraci óny rearización:
el firósofo y el jurídico- es por lo que no vacilo en denominar a Filosofía l,Derecbos Humanos Ltn
político. El de la firosofiay erdel derecho positivo
del Esrado. sonvarios libro decisivo. Al1í están bien sustentacias Ias razones de los dereciros.
los discursos por las corrientes doctrinarias,
ras herencias sociares y Su necesaria fundarnentación para una mejor lucha por su aplicación
como lo hemos subrayado por los intereses en juego.
Los derechos efectiva.
tienen historia, disputa interectuar y se nutren
de ras desdichas
humanas. De sus esperanzas y utopías.
Es un mundo comp§o y sofisticado que
nuesro autorva dilucidando
con precisión de rerojero. Es impresionante
la exactitud y el rigor en la
presenmción de los temas y argumentos,
donde es c.lara, no obrrrrrr",
la ausencia de una presentación sobre la importancia
de la revolución
norteamericana y sus declaraciones en er
desar¡o[o del discurso de los
derechos' Echando de menos el aporte a porémica
la de Jelrinek y er
usufn¡cto de obras cotno er Derccbo Naturat y ra
Dignidad Hunwnade Ernes¡
Bloch.
un fundamentalismo de doble vía campea rcdavia sobre ra
espacialidad teórica de los derechos humanos.
La que viene de una
postura reduccionista de los derechos
al de la propiedad y Ia libre
actividad económica, minimizando y atacando
ras otras consteraciones
INTRODUCCIÓN

En los últimos años los derechos humanos se han transformado en


un patrón de conducta que condensa los más elevados valores morales
de nuestroüempoy enuna herramienta privilegiada para la legitimación
del poder. Sin embargo, a pesar de este reconocimiento siempre más
generalizado, Ios actos de violencia contra la vida y los atentados contra
la dignidad no parecen disminuir. Además, al igual que toda noción
hegemónica, el discurso de los derechos queda expuesto a las
manipulaciones ideológicas de quienes lo utilizan para defender
intereses egoístas, para encubrir con bellas palabras la miseria y la
violencia, para oscurecer su senüdo originario y para transformar lo que
fue en su origen un "una declaración de guerra contra los privilegios,
en un tópico retórico inofensivo, en una exigencia moral destinada a
Ia ineficacia o en un instrumento de manipulación ideológica y
polítical. La lemáttca de los derechos humancs ha jugado y sigue
jugando también un papel nada despreciable en las relaciones intema-
cionales, como un arma ideológica paru quitarle legitimidad a algunos
regímenes o como un pretexto para limitar o suspender la ayrrda
económica a los países acusados de violar de manera sistemáüca los
derechos básicos de las personas.
Al mismo tiempo, a pesar de haberse afianzado en Ia conciencia de
la humanidad como un código de valores aparentemente desünado a
reemplazar los sistemas ético-religiosos tradicionales, no faltan las
voces críticas de quienes subrayan Ia ambigüedad y la carencia de bases

i
I
1
¿
racionales del discurso de los derechos humanos, y ponen en tela de la ambigüedad de nocione§ como dignidad humana,
respeto y solida-
de los
fuicio la conveniencia de seguir uülizando este lenguaie para expresar ridad, que iuegan un papel tan importante en la problemáuca
que el problema de
nuestras aspiraciones éücas y políticas. Quienes subrayan el fracaso de derechos humanos. EI contexto actual nos indica
los derechos humanos no se limita a su aplicación realizaciÓnptácttca
la modernidad no encuentran en las declaraciones de derechos nada y

más que la raüficación de los principios de la Ilustración, es decir de - como pretende Bobbio -, sino que, al contrario, seguimos
necesitando
ideales aparentemente humanitarios, que encubren de hecho una claridad acetcade la naturalezai]uridica o éüca de estas reivindicacio'
de criterios
voluntad de poder y, en la medida en que se consolidan como un nes, acerca del alcance de las mismas, y sobre todo acerca
que nos
régimen de verdad, acaban por alimentar la intolerancia,labarbariey atendibles que nos permitan resolver los múltiples conflictos
legítimos
el terrof. Otros, más moderados, se limitan a sostener que estas muestra la vida real entre derechos en apariencia igualmente
exigencias ideales ya se han agotado, por lo que debeíamos enfrentar y lustificados. A nuestro juicio, el acuerdo de la humanidad civilu;ada
el nuevo milenio con paradigmas novedosos, dejando de lado estas que se hamateialnado en la DeclaraciÓn universal de la ONU no nos
enÚe derechos
herramientas del siglo nrrr3. Estas voces de rechazo se unen a las crÍticas ofrece mayor ayuda ala hora de defini¡ las prioridades
libertad e
tradicionales ceñtradas en aspectos más específicos de la teoría de los sociales y libertades básicas, entre el pan y las flores, entre
un
derechos, que denuncian su formalismo y eclecücismo. Así, algunos igualdad. Por consiguiente, vuelve a cobrar vigencia y acrualidad
de
cuesüonan el carácter abstracto de estos principios ideales, pensados problema aparentemente metafísico como el de la fundamentaciÓn
para el hombre en general, más que de cara a las necesidades los derechos humanos, puesto que si no queremos deiar alazat
o ala
el
específicas de seres humanos insertos en un contexto histórico y fuerza la soluciÓn de los conflictos entre derechos antagónicos,
prioridades
cultural, y por lo tanto aleiados de la riqueza y compleiidad de lo real. camino más viable es el de buscar acuerdos y e§tablecer
Este formalismo abstracto explicaría también la incapactdad estructural con base en razones éticas, o en arSumentos racionales o razonables.
de la teoría de los derechos para sustentar y orientar políücas concretas: Creemos también que en este terreno de la delimitación conceptual
de
el texto se reduciría a la formulación de .buenas intenciones", agotán- y en especial de la justificación de los derechos humanos' el aporte
dose en una afirmación teórica estéril, que bajo su ropaje retórico acaba la filosofía sigue siendo valioso. Al fin y al cabo, los
grandes textos de
por encubrir la violencia y la miseria de la realidad. Oros denuncian las Declaraciones de derechos se han alimentado de las
reflexiones de
lafalta de definición y la actitud ecléctica, que se traduce en la carencia los clásicos de la filosofía. cuyos ideales han empezado a matettalizarse
de criterios confiables para jerarquizar las diferentes clases de derechos precisamente gracias a la acción de los protagonistas políücos de la
que el
y dirimir eventuales conflictos entre derechos antagónicos. En fin, revoluciones burguesas' Esta tarea no se ha agotado, y creemos
que
muchos han llamado la atención acerca de las deficiencias de la filósofo üene todavía mucho que decir acerca de este tema es

eminentemente iriterdisciplinario, y que requiere de los aportes


de
Declaración en cuanto a la justificación de los derechos enunciados,
que no tendrían otro fundamento distinto de la.fe" de la humanidad en todos los que trabajan en el carnpo de las ciencias humanas o sociales.
estos valores idealesa. Ivfás en concreto, las cuesliones relacionadas con el tema
de los
que
La manipulación ideológica y las voces de quienes ponen en derechos humanos que más atañen a la reflexión filosÓfica, tienen
entredicho y cuesüonan el discurso acerca de los derechos humanos, vef con la reconstrucción de su genealogía atfavés del pensamiento
y
de las luchas que fnarcan la historia de occidente, con el intento
hacen necesario un trabajo crítico acercadel sentido y el alcance de los de

derechos humanos, las razones que iustifican estas reivindicaciones de precisar su senüdo ético-jurídico, y en especial con la posibilidad de
libertad y de justicia social; trabajo crítico que contribuya a disminuir asegurarle a e§tzs reivindicaciones un sustento racional o moral.
I¿

t3
rFñ¡tlñtt rl¡l lllrr¡,rf, * rr¡rr.enrr.¡rrá en el esfuerzo por reducir la sus mitos fundadores, sus capillas. sus celebraciones rituales, sus apologetas
y sus
$flhflllrll¡rl ¡il .'¡trr k,r rrrr(, irl)rrrentemente movedizo, en el intento de inquisi<lores (Cfr. M.Villey, 'Polénrique sur les d¡oits de l'homme', ks Etudx
pbiaopbiques, No.z, i9S6). En 1a verriente de los postrnodernos, Rony reduce la
Flt..lmr h rh,rr'lhrrr y er irtt unce ae cada uno de los derechos, al igual que este
temárica de los derechos a1 .léxico del racionaiismo ilusUado', aclarando
4U hr n¡trrr rlur krs r¡nen entre sí, y en fin en las propuestas de léxico "esencial en 1o comienzos de la democracia liberal, se ha convertido en un
rthlrhlrl¡.¡ rrrr.r¡rl)les en caso de que se presenten conflictos obstáculo para la presen'ación y el progreso de las sociedades democráticas'
enare (R.Rorty, hntingerrcta, ironía1t nlidaridad, PaidÓs. Barceloria, 7997, p'6D; Vatümo en
thf¡ ltn¡ lril¡¡lt.os.
cambio llamalaatención sobre los peligros que podría acarrear la tendencia a creer
l'.r ¡rr rrrrcr.s capítulos de este trabajo están dedicados precisamente que existe una "única forma verdadeft, de reahzar la humanidad, Puesto que este
rrl ¡lrrlrrer grupo de cuestiones, reracionadas con *p,r"rro de la teoría de 1os derechos se puede transformar en un obstáculo para
ra derimitación laiibre erpresión de minorías étnicas, sexuales, religiosas, culturales o estéticas.
r',rr«'eptuar de la noción de derechos humanos,
y con la determinación (G.Vanimo, La saciedad transparente, P Barcelona, 1 990, p 84)'
tlc la.s principales categoríasde derechos. En esta primera parte
^idÓs,
3 En este senticlo, .orr]o lo destaca Ferry,
.mas allá de las celebraciones rituales
intentaremos también reconstruiry acrarar y de las publicaciones inflacionarias, la teoia de los de¡echos coffe el riesgo de ser
los nexos entre el surgimiento .t
I
abandonada de rruevo ent¡e los accesorios en desuso'. L.Ferry -A.Renaut, Philosophie
y la consolidación de las diferentes clases de
derechos (derechos y ?
' J, P.U.F.. Pa¡is, 1985, p.7.
polüiqu.e
libertades de Ia esfera individuai, derechos Macintyre tJestaca ei .fracaso cle todos los intentos de da¡ buenas razones para
I

sociares y derechos poríti- í


cos) con las grandes corrientes ideológicas creer que taies derechos existen', y anota irónicamente que 'la práctica de no dar
y poríticas que han marcado ninguna buena razÓn paraaseve¡ación alguna, que se ha convenido en nornml para
la historia más reciente de Occidente: liberalismo, socialismo y Ias Naciones Unidas, se sigue con gran rigor'. Op'at'' p'96'
democracia. En los últimos cuatro capítulos
nos cenraremos en cambio
en el análisis de diferentes moderos de
fundamentación y justificación
(iusnaturalista, utilitarista, kantiano
e
historicista), e intentaremos
demostrar una de las tesis que ha inspirado
nuestro trabajo de
invesügación: la importancia práctica de
un modero de fundamentación
determinado ala hora de precisar el alcance
de un derecho o de fijar
prioridades en casos de cohflictos entre
exigencias antagónicas.

NOTAS

1 'rá instrumentarízación política partidista se produce


cuando, sin ningún
interés científico o firosófico para comprenderlos,
se utilizan desde un sector como
arma anoiadiza frente a otro o frente ar Esado,
a través de argumenuciones
persuas'ivas que pretenden exacerba¡
sentimientos o crear emociones para orientar
Ias conductas en un determinado sent.ido'.
c. peces-nar¡a, .,sobre er fundamento
de los de¡echos humanos. Un problema áe
tUoJ y Derecho,, Revis¡z Anrbrops,
no.96,1989, p.45.
2 En este sentido entre neoaristotél.icos
y postmodemos existen convergencias
significaüvas en esta común aversión arateóúade
ros derechos. En cuanto a ros
primeros, Maclntyre sostiene que la fe
en los de¡echos no tiene más fundamento
g3 ].a clencia en brujas y unicomios (A.Macinryre, rras louirt2¿d,Editorial c¡Írica,
crila{U9, Barcelona, 1,9ü , p.9), mienrras que viÉf
iUma ta arención acerca de la
paradoia de unos principios ilusrrados qu"
," t como una fe, con
"r, "o*olidado

t4
t5

a
P.artePrlmera
Í'

CAPITULO PRIMERO

UN INTENTO DE DEFINICIÓN

A pesar de las críticas y de las voces en contra, es innegable que en


estas últimas décadas se ha incrementado de manera notable la
adhesión y el respaldo a la teoría de los derechos humanos; y la
Declaración uniumal de derecbos, que se ha transformado en un punto de
referencia obligado para cualquier discusión de carácfer ético-político
y en un paradigma para los valores humanos, apatece llamado a llggl
.tX_.iq-¿-.¡t 99-991lo¡góQ1gosm91{es_sustentadosenunacosmovisión
religi-osal. Jncluso en nuestro medio se ha venido consolidando la
iendencia de la gente común a expresar su inconformidad y sus voces
de protestas en el lenguaje de los derechos, lo que consütuye sin duda
una prueba de que este lenguaje ha logrado afianzarse en la conciencia
colectiva. Los campesinos que sufren la violencia de la guerra, los
indígenas sin tierra, los asalariados y obreros, los recicladores de
basuras, los habitantes de los barrios marginados, todos ellos expresan
sus protestas y reivindicaciones apelando al plryig:o__{9, lg _tgg9e_9

lrlmlna y d-el delecho a !4vida,.que consideran pisoteados de diferente


manera por los actores de la violencia, por la desidia e ineficiencia del
Estado, por la supervivencia de privilegios, etc. Por lo demás, el recurso
a los derechos no se limita a los marginados o a quienes viven en
condiciones de emergencia: es muy común que un ciudadano proteste
por Ia demora de un trámite burocático, alegando que algunos

L.
r, Irrr'¡tronru'ir¡s pírltlicr>s están tiolando v atropellando sus derechos
fiurclrurrcntrrlcs. Lilra prueba adicional de este arraigo de la teoría de los
I una cantidad considerable de textos, se llegó a ra concrusión
de que ra I
ciencia relatla a los derechos der hombre -se refiere r r, personr,
clt.rt:chos lo constituye la proliferación de las acciones de tuteia, .nl
cxpresión tangible de una nueva actitud ciudadana en quienes.va no
t especial al trabajador, que vive en un Estado y que, acusado
de un"i
infracción o víctima de una guerra, se beneficia con Ia proteccion
están dispuestos a tolerar de manera pasiva injusticias y atropellos de de/
la ley, gracias a la intervención de un juez nacional o de las
sus derechos básicos.
organizaciones intemacionales, y cuyos derechos, especialmente
Al mismo tiempo, es innegable también que Ia hegemonía creciente ei
{ derecho a la igualdad, se armoniza¡ corr las exigencias
del discurso de ios derechos humanos, en lugar de disminuir la del orden,
públicoJ' se trata por cierto de una definición poco consistente,
arnbigüedad de esta noción, ia ha acrecentado: todos apelan a 1 quel
revela sin embargo ra variedad de sentidos de una expresión de uso tan
pero cada cuai parece entender a su manera el sentido y el I
l\\clerechos,
,
común.
i ialcance de los mismos. La opinión pública asiste con asombro al hecho
¿Qué hacer ffente a esta ambigüedad y variedad de sentidos?
frecuente de que qüenes más apelan a la protección de sus derechos
¿Tendremos que renunciar a cualquier intento de definición y resignar-
son precisamente los sujetos que más irrespetan la vida humana y los
nos a esta vaguedad conceptual, aparentemente inseparable
valores mínimos de convivencia; esa opinión también descubre que las de un
tema que despierta en todos una notable carga emotiva?
instancias encargadas de velar por el respeto de los derechos básicos ¿A qué apelar
para un intento de definición o derimitación conceptual?
se transforman a menudo en una atnenaza y en un factor adicional de Esra dificultad
no se le presentaba a ros exponentes del iusnaturarismo
vioiencia. Muchas veces el hombre desprevenido percibe que der sigro xvlr
la
o xuü, quienes relacionaban los derechos humanos con nociones
apelación a los derechos no es nada más que una rnanera de encubrir
aparentemente sóridas y seguras como Ia naturareza
intereses concretos y particulares con el manto sagrado de ia dignidad humana o ra ley
natural' En cambio, cuando surgen dudas acerca de ra posibilidad
humana. Porlo demás, la ambigüedadylafaltade claridad no se limitan de
acceder de manera directa y unívoca ararey n?wrar
a Ia conciencia común: con sus innumerables intentos de definición y o ar orden natural,
y cuando entra en crisis la confianzaen la posibiridad
con slrs igualmente variados criterios de clasificación, los tratados sobre de ver reflejados
en el espejo seguro de ra naurareza humana ra
derechos humanos parecerían acentuar, más que resolver, ias pregun- totalidad de ros derechos
básicps, cualquier intenro de definición resurra probremático
tas sin respuestas, las dudas y las perplejidades del ]rombre de 1a calle y difícil.
Por cierto, se podría eshblecer, por medio de un acuerdo,
acerca del sentido y alcance de sus derechos. Si existe un consenso una
convención lingüística que fijara de manera unívoca
entre quienes se dedican al estudio sistemático de los derechos es Ia expresión
"derechos humanos,, pero se ¡ratariaen todo caso de una delimitación
precisamente alrededor del carácter ambiguo y poco preciso de esta
arbitraria del senüdoa. A nuesuo juicio, una vez de.s-cartada
noción. "A pesar de los innumerables intenros de análisis -escribe Nino ra viabilidad
de una intuicióncapaz de captarra reraiEra,
- el lenguaje de ios derechos sigue siendo muy ambiguo, poco riguroso "esencia dá los derechos,
11 úruc4 salida viable é¡ ]a ág.fa ir,,_gr,g1¡
y muchas veces es usado de lnanera retórica,2. Algunos habian de ¡gggr,gtru.it por medio del
estudio de la genealogi, y.i aár^oáif,, nirt*l.o de
derechos naturales, otros de libertades básicas, otros de de¡echos las reivindicaciones
de derechos, una noción ampria capaz de dar cuenta
básicos, derechos fundamentales o derechos públicos subjetivos, etc. de las diferentes
demandas de derechos ylibertades fundamentales.
Panicularmente interesante y reveiador de esta variedad de significados Al fin y al cabo, los,
derechos humanos en su configuración específica
es el intento de sistematización por computador realizado en el Instituto
son un producto de
la historia y de la modemidads; de manera que ra reconstrucción
Internacional de los derechos humanos de Estrasbur.qo. Con base en der
proceso a través dei cuar el sujeto de ia modernidad ,

va elaborando, ,'

)n
2L

ti
lt'
a renunciar' puesto que esa
ampliando y exigiendo sus reivindicaciones, constituye el camino más bienes a los que no estarían dispuestos
que un aba ndono de su condición de
apropiado para trataf de comprender ei sentido y alcance de esta renuncia slgruIlcarla. Io mrsmo
calegÓrico de estas
noción. La definición que esbozamos ahora, por cierto de carácter n;;U. ¡;ecisamente en esto se funda ei carácter la
provisional, pretende abarcar las múltiples dimensiones y los diferentes en Ia medida en que el suieto ve compromeüda
demandas:
levanta su voz para
significados que ha venido asumiendo, a lo largo de los últimos dos nosibilidad de realizarse como ser hurnano'
Por lo tanto'
siglos, la lucha por los derechos y las libertades: *losderecboshuntanos»son I :".,;;"r ou. ," respete su vida, su libertad y su dignidad' los
""": de
,. lisia
la derechos tundamenraies a
\-íáuindicacionadeunosbienesprimarioscottsideradosdeuitalimporfanciaparatodo Hrnkl¿¡ar¿;¿"ringir
trDL¡,rós -- -- ' ' ' V
,

{ bi"n"u primarios o básicos, como el respeto


l^ y de
de la vida -,
-: l^ la
la integndad
i¡iaor'
i i I
i sq bumano, que concretan m cada época bisórica las demandas de libertad y de i
pensamiento' t
de
1
;;;;, á r.rr.,o de Ia autonomía morai y de la libertad
t Nas reiuindicaciona uan dirigidas m primera instancia al Nado, y atán
dignidad. ' de bienes prirnarios
i lqitimadas por un sisterna rnnnatiuo o simplanente por el recorncimimto de la
' el acceso a los medlos de subsisten cta"Lademanda
,
otras que podríamos
I conunidad intenncion^al. ,.-án"r.".ra por lo tanro de todas aquellas no revisten
a derecrros básrcos, y que
1

{ eventuarmente iustificar aperando


las reivindicaciones ligadas con Ia
Reivindicaciones de bienes primarios I ese carácter perentorio propio de
vida y la libenad Es evidente pará\
t defensa de bienes p'imu'io' tomo la
todos que las demandas específicas
y circunstanciales' es decir no
Con la definición anterior queremos destacar antes que todo un
Ia posibilidad de una
aspecto peculiar estrechamente ligado con la teoría y la praxis de los referidas a cosas que no afectan ni comprometen
los términos perentorios propios
derechos humanos, la formulación de los derechos en términos de vida digna, mal podrían formularse en
básicos y fundamentales- Por esldl
demandas y exigencias enfáücas por parte de quienes perciben una de las reclamaciones de los derechos
nos inclinamos a creer que Ia lista
de los derechos no debería ser
injusticia en el trato que les deparan las autoridades o los demás
que sean tomadas en serio' las
miembros del cuerpo social, y por lo tanto levantan su voz para que se demasiado amplia' Precisament e pafa
los bienes consiclerados esenciales'
supere la condición de iniusticia y para que sus derechos y libertades declaraciones áeberían limitarse a
de verdad fundamenules'
sean tenidos en cuenta y respetados. Quienes se atreven a reivindicar a las libertades básicas y a los derechos
derechos no lo hacen por lo general por medio de pedidos humildes
y respetuosos;. al contrario, Ia convicción de que .sus reclamos se Reivind icaciones históricarrrente situadas
sustentan en principios éücos de justicia, le confiere a sus demandas,
F,stos bienes primarios consütuyen
en la prácica Ia manera de
el carácter de una exigencia imperativa y terminante. Los revoluciona-
de libertad
rios franceses exigen la supresión inmediata de los privilegios, y su concretar ytealizat,en cada época histórica' las demandas
Con esta idea
Declaración de derechos ha sido bauuzada con razón.como "una y de d.ignidad inseparabies de la condiciÓn humana
entre continuidad y
declaración de guerra, contra los restos feudales y las limitaciones de pretendenros comprender la compiei a día\éctica
valores ninimos y el proceso
las libenades básicas. cambio, entre la persistencia de unos
uno de los rasgos más
( De otro lado, recurrimos a Ia noción de.bienes primarios", una idea constante de enriquecimiento que constituye
huma'nos Más en concretq'
peculiares de la historia de ios derechos
fl elaborada por Rawls6, para subrayar que en _ei--q?§9 d9 los derechos humanos universales' qu"
ff f,umanos los reclamos y las reivindicaciones apuntan hacia bienes creemos en Ia existencia de unos valores ]d\
conservan a úavés del cambio y
que están presentes' de manera más\
f/ considerados de vital imponancia paraindividuos y grupos, más que
I bacia bienes contingentes y suntuarios, es decir a aquella clase de
t" omenosexplícita,enlosdiferentesconter.tosculturales.Peroresulta
I
a2
22

)
al mlsnro tiempo evidente que estas demandas universales se concre- atenciÓn
ios cambios, puesto que, como afirma Brandt, "apañan nuestra
tan de manera distinta en las diferentes épocas y tradiciones culturales. importantes, de ios consensos amplios sobre las
de las identidades
se ha insistido a menudo en la irreductible diversidad de culturas.
cuesüones que más nos preocup ar',7 y nos impiden reconocer el
De todas formas, la historia nos muestra al mismo tiempo que el re-spefo
Consensogeneralizadoalrededordelnúcieomínimodeprincipiosque

t
por la vida y la eigencia de un reconocimiento mínimo del valor no las
regulan la interacciÓn entre los seres humanos' En pocas Palabras: \ '

instrumental de la persona constiruyen auténricos .universares hu¡na- relativamente reclentes' las


recientes, Pero ri15
declaraciones cie derechos son relaüvamente lr
nos'. sin duda üenen razón los historicistas cuando cuesüonan'la de libertad, respeto por la vida y reconocimiento de un valor ll
demandas
creencia iusnaturalista en una nab¡ralezahumana etema e inmutabie, ,^f
minimoparatodoserhumanoestánleiosdeseruninventoeuropeo\
y compartimos con ellos la convicción de que los derechos, en cuanto
del siglo xnn.
resultado de la culn-rra y de la historia, adquieren un sentido y alcance de manera
De otro lado, es también innegable el hecho de que varía
distintos de acuerdo con el nivel de desarrollo cultural y científico, la concretar
significativa en las diferentes culturas y épocas la manera de
organizacián política e institucional, las formas de concebir la libertad aspiraciones
y realizar la libertacl y los ideales de una vida digna Estas
y los valores básicos, los ideales éticos y religiosos, etc. sin embargo,
humanasuniversalesadquierenunaformaespecíficadeacuerdocon
'-más allá de las diferencias en cuanto a tradiciones religiosas, ideales y concretos de
las necesidades, el horizonte ideolÓgico y los problemas
formas de vida, organizaciones de la interacción social y del intercam-
una época o sociedaci Ceterminada: de la peculiaridad de estas
bio con la naturaleza, se impone una exigencia común de libertad,
necesidadesyde ia manera como son Percibidas depende la formuiación
dignidad y respeto, que se expresa de diferentes maneras en lenguajes
concreta de las demandas de libertad. reconocimiento y dignidad'
Para
y contextos culrurales distintos. Desde las culturas más lejanas en el no se le habría
darun ejemplo entre muchos otros' a los griegos
espacio y en el üempo nos llega esta aspiración universal hacia el era
ocurrido pensar en un derecho al trabafo, puesto que esta actividad
respero por la vida, el deseo de una sociedad más solidaria y la libres; y si fuese
vista como algo deshonroso e indigno de los hombres
exigencia de un reconocimiento. yarian por cierto las formas con las
lícito traducir su sistema de valores y su concepciÓn de la vida en
el
que se manifiestan estas reivindicaciones, al igual que las expresiones de un
lenguaje de los derechos, habría que atribuirles Ia reivindicación
de Ia indignación frente a la instrumentalización,la dependencia y las
clerecho al ocio creativo, al goce artístico y a la acrividad política.-o
prácticas degradantes. Es más, varía también, hasta en el interior de una de
La inclusión del trabaio entre los derechos básicos supone
filosófica.
misma sociedad global, la percepción de lo que son prácücas de la
o hecho un cambio substanciai en la valoración de esta dimensión
instituciones degradantes. pero esta variedad deja sin embargo entrever percibida como
actividad humana, que en la modemidad deia de ser
temas y cadencias comunes. Más allá dela diversidad de concepciones
una maldición o como algo degradante, pafa transformarse en una
del mundo, mitos y creencias religiosas en los que se enmarcan tanto
opciónesencialparaunaplenarea|izaciónhunrana.Latransformación
los deseos de autonomía y libertad, como las protestas contra el
del trabaio en derecho supone además ia consolidaciÓn de una
someümiento y la reificacién, no resuita difícil descubrir dos elementos
sociedad de mercado en la que ei traba¡o llegaa ser para lamayoúala
persistentes: el apry a la uida y ln dananda de reconocimimto. La declaración
única manera de subsisrencia y la condiciÓn de posibilidad para una
solemne de que todos los humanos mérecen un trato digno ei
vida digna. Precisamente en las Declaraciones de derechos se expresan
relativamente reciente; pero la aspiración y la lucha por esta dignidad
aspiraciones humanas universales, pero enmarcadas en un contexto
es tan anügua como la historia y la culrura humana. Resulta por lo tanto
histórico determinado, en un sistema específico de ceñezas comparti-
unilateral la postura de quienes se limitan a destacar las diferencias y política,
das, en una o rgaruzacrÓnpeculiar de la producciÓn y de Ia v'ida

24 ?<

L-
este Estado está a menudo
en cierto grado de desarrollo científico y técnico, en Ia disponibilidad condicionada
para rodos sus ciudadanos er
de recursos, etc. Se explica así el dinamismo tan pecuiiar de Ia teoría
educación. etc. por fin. los
derecho :',: T:::':ii,ff::tlT;
y praxis de los derechos y el proceso constante de ampliación y "derechos de te
plan las exigencias de reracione,
reorgarización de su enunciado.
relaciones armónicas con la
or.,o.i:::f:i::Til#:T"I;
La clasificación de las principales categorías de derechos por naturaleza, la,rolr.rtua
a. O.
autodeterminación y de autonomía
.generaciones,, constituye una prueba adicional de esta concreción en el uso de sus "]'Or"r",
recursos, la
preocupación por las generaciones
específica de las libertades básicas de acuerdo con el desarrollo venideras. Estos derechos surgen
de los procesos de descolonización
histórico y cultural. Los .derechos de primera generación", reiündica- y de la toma de conciencia de
ros
peligros del deterioro ecológico
dos por las grandes revoluciones burguesas, abarca¡ las libertades generado por una industrialización
desenfrenada.
propias de la tradición liberal: libertad de pensarniento y expresión, el
derecho a no ser mólestado por creencias o prácticas religiosas, el
i For 1o ante¡ior, no podemos no compartir
-áárechos la idea de que losl
hunranos ,o, á"r..r,.,, n;;;;;;.nre
derecho al uso y goce exclusivo de algunos bienes, el derecho de cada dererminados. estre-
.,chamente ligaclos con los problemas |
ciudadano a escoger su trabajo y a emplear el tiempo libre de manera , ,.."r;;;;;, ffi;;ü
Como bien lo aclara Bobbio,
autónoma, buscando la felicidad a su manera, etc. Estos derecfios están no es posiltle contprender la
forntulación
.negativa, de la libertad, concebida como de la libertad de conciencia y
,ligados a una concepción expresión de ras grandes revoluciones
burguesas por fuera.del conrexto
de toda interferencia en el espacio autónomo del individuo. de las guerras de religión. ni es
lausencia posible comprender de,eno
Pero la primera generaciÓn incluye también los derechos políücos o er senticio r.,ro]r.ionr.ro
crel artícuio que
procla.ra la igualdad en derechos y
derechos de democracia, que le abren al ciudadano la posibilidad de libertades ,", ,*;;;;;.;;;;,"
de una sociedad en la que
participar en la actividad legislativa y en la direcciÓn del Estado. Las eistían la esclavitud y el trabafo
forzosoe.
En otras palabras, no es posibre
declaraciones clásicas del siglo xviu integran así las dos eigencias de desligar Ia fo.nulación de los derechos
humanos det prcrcéió.á favés
Iibertad que Benjamín constant consideraba en cierta medida antagÓ- d;i .;;i'._erge y se afianza ta
modernidad' sin embargo, esta
nicas: la participación en el poder (libertad de los antiguos) y la no tesis general aceÍca de los
derechos
como un producto de la historia.
interferencia del poder en una esfera privada considerada como y rnás específicamente de ,a
historia
de Occidente, debería
sagrada (libertad de los modemos)'
Con los .derechos de segunda generaciÓn'las reivindicaciones se
unosunive¡s"i",r,un,l'j,:::T#,rffi:i:T:Jffifl jl ji?i:
humanidad en general.
desplazan hacia el terreno económico y social, lo que produce también
Por otfa parte' ia idea. de una
una modificacióri sustancial en las relaciones entre derechos y poder: evolución progresiva de ros
podría da¡ ia impresión de que derechos
éste deja de ser percibido como algo peligroso y amenazante, para f Ia histori, a. tos derechos
rrurr¡arru) en
humanos
estos últimos siglos se reduce crr
transformarse en la instancia positiva encargada de saüsfacer las a una toma deconciencia
progresir''a
line:l' ln' Áo"o^t'^' esrarían y
y
,demandas de salud, bienesur dignidad
:al poder
de todo ser humano. Estas
estatal, que se empiezan a ll.jl:1.:I::.n"r
^^"^"' ya alrí,n ru .rp.o
alil;ffi;r,;:l
nuevas demandas dirigidas
vislumbrar ya en el curso de la RevoluciÓn Francesa, se consolidan con
la Revolución de Ocn¡bre , se afia¡zande manera definiüva gracias ala
::::i,i:ii::1": :.:: ésra sería una vi sión,,*pr,,;;;;;:é J:
formación y consolidación uLl PIUces(r oe
aslcas, que pasa por a.[to"
de las iibertades b--"'-'^r-uola
aaránto-a .*^_- r _
e,l
Declaración de la O.N.U. y son asumidas como una tarea prioritaria por
:lX:1,
derechos, y t:"'oo
-
antitético v antagónico;;
desconoce lo, pro.ero, de
ilil;., J,J:.
parte del .Estado social de derecho". Precisamente, la legiümidad de iucha que acompañan jas

rl 26 27
cle derechos y su difícil
l)r()('lillllllci()ncs
inserción en un ordenamiento
inseparabie de la
l de peticiones limitadas a la conservación de beneficios específicos, de
antiguos derechos que en el fondo no son otra cosa que privilegios para
derechos humanos resulta
legrrl. l,a historia de los es bien una clase de personas. Es evidente allí la ausencia completa de
de Ia edad moderna Esto \
hlstoria cle las grandes re'olucit'nes reales' cualquier noción de unos derechos para el hombre en general, para el
<rlurprensible, puesto q'"
**¿c, se trata de reivindicaciones esta- ser humano en cuanto tal.
el ordenarniento iurídico-político
nada retÓrica,, Ot-t" t'"u"onan Las dificultades que tuvo que enfrentar y superar esta noción
es inevitable que choquen
de poder existentes'
hlecido y las relaciones Estaba universalista y moderna de los derechos se pusieron bien de manifiesto
ven vulnerados sus privilegios'
contra Ia resistencia d;;;;"t de derechos
en Ia Revoiución Francesa. Mientras que algunos de sus protagonistas
afirmaba que la l)eclaración
en lo cierto Mirabeau t"^"do el anüguo reivindicaban los derechos y libertades para ia humanidad en general,
.decraración de guerra conúa
era al mismo tiempo una son un producto
y reclamaban por consiguiente la eliminación total de la esclavitud,
Los derechos humanos
régimen y contra tos tiranos'' humana' otros preferían reducir el goce de los derechos al pueblc francés y
de la historia,
q"e ésta sea entendida como acción cuesüonaban como un ideal vacío e impracticable la posibilidad de
'itmp" de individuos' gnrpos' clases
esfuerzo y lucha po' "' "to"ocimiento extenderlos más allá de las propias fronteras.
y puebloslo' Hay que aclarar que Ia noción de universalidad implica al mismo
tiempo el reconocimiento de todos los humanos como sujetos y
Reivindicaciones universales tirulares de los derechos fundamentales, y el reconocimiento genera-
manera gradual
lizado por parte de Ia comunidad civlbzada de esta igual dignidad de
A Io iargo de estos dos
últimos sigios se afia¡zade todos. Con Ia modemidad se afianza la idea de que todos los humano-s
de estos derechos
a creer que ios titulares
pero irreversible Ia tendencia Us ae son poseedores de una igual dignidad fundamental y tienen el mismo
independientemente ae
son todos los seres humanos' !1f¡ie-1c;s
reson3ncias {e-l
derecho al goce de bienes primarios ligados con ia condición humana.
raza, sexo, status socialo
nacionalidad' Con evidentes Al mismo tiempo se extiende el número de quienes comparten esta idea
proclamade
modelo iusnaturalista ' la
Declaració'unnÑt'á" la oNU de igualdad y la respaldan por encima de los nacionalismos o de los
,
los seres humanos nacsn'libraeigtale¡-e1
marlera solemne que todos con el derectro a- odios tribales. Por cierto, estamos muy lejos de haber recor¡ido el
dtgnidadlderecl¡os, es
decir que todos llegan al mundo camino hacia la aceptación universal de los valores que inspiran la
De 0""
libertad y personalidad' ":t: :: 1::"t
un respeto mínimo de su opclones' concepción moderna de Ia dignidad, como lo demuestran fenómenos
en cuanto a rassos físicos' capacidades v
;t';;:;;; que no afectan esta recientes de racismo, intolerancia, xenofobia, etc. El poder que.van
. üenen
que ser miradas como contingencias adquiriendo las diferentes formas de fundamentalismos o el renacer
el reconocimiento
I igualdad subsmncial, y que no
üenen por qué afectar
que no puede ser preocupante de odios raciales en el interior de los puebios supuesta-
todo ser humano como
un suieto en sí valioso'
1de mente civilizados no permiten una visión demasiado optimista. De
¡degradado,'"t**l*it'^0"'1"i1t'1";rt:il1:!'éri"":?§'::t::;=
no
todas formas, a pesar de estas resistencias hondamente arraigadas en
¿ el hombre como ser genérico' Y :l substancial entre las
la estructura pulsional del ser humano, que pareceita estar rnás cercara
I humanos,, ,. "r,"?"'r¿. "*r" una diferencia a laexclusión y a la discriminación que al reconocimiento del otro como
declaracio"es de derechos
v los documentos históricos
nrodemas o balbuceos un ser de igual dignidad, parece evidente el avance de una tendencia
como los prinreros esbozos
consideraclos tradicionalmente qtte los barones histórica hacia un creciente reconocimiento universal de la dignidad de
humanos'laMagnaCharta
de la teoría de los derechos todos los seres humanos.
se agota enuna serie
ing,leses logran in'Á"' enT2t5aJuan sinTierra'

29
Reivinclicacioncs legitimadas por un sistema jurídico o por la Después de Ia segunda guerra mundial, este poder moral queda
c«rncicncia colectiva de una época
vigorizado además por el reconocimiento por parte de la comunidad
intemacional, lo que permite a individuos, grupos o minorías reclamar
Es necesario insistir en el hecho de que las reivindicaciones de
la protección y el amparo de instituciones creadas por el poder de la
clcrechos no se agotan en meras aspiraciones morales y cuentan con
humanidad civllizada. De otro lado, al incorporarse en un sistema
el respaldo de un sistema normativo o por lo menos del reconocimiento
normaüvo, los derechOS humanos conservan de todas formas ul S¡atus
universal por parte de la humanidad civilizada, que se expresa en
privilegiado frente a los demás derechos positivos sancionados en el
concreto en las declaraciones, convenios y pactos sobre derechos código civil, el código de comercio, etc, puesto que aparecen como
humanos. Esas reivindicaciones tienden a transformarse en derechos, derechos fundamentales, y en el caso de derechos básicos - por ejemplo

en el sentido pleno de la palabra, es decir en exigencias .reconocidas el derecho alavtda o el derecho a no ser torftrrado - Como derechos
por la ley y prote$rdas por la acción del gobierno,, en .bienes e intereses absolutamente inderogables.
jurídicamente protegidos,r2. Los derechos humanos surgen como Las relaciones entre el carácter moral y el caráctet jurídico de los

aspiraciones morales, que necesitan cierto grado de formulaciÓn derechos humanos constinrye en nuestros días una cuesüón que es
jurídica. Esto ha llevado a algunos teóricos a decir que los derechos se objeto de intensos debates, a los que se reconoce gran importancia
ubican en la encrucifada de lo moral y de lo jurídico.
- teórica y práctíca. Entre los más notables filósofos y teóricos. del
Sin embargo, aunque el proceso de sistematización normativa de los
derecho del mundo anglosaión actuai, en especial entre quienes se
derechos es necesario, ellos tienen una validez independiente de ia inspiran en la filosofía de John Rawls, se ha consolidado un lenguaie
formulación iuídica y del respaldo de un sistema positivo. Incluso si que enuncia habitualmente los derechos humanos como derechos
un Estado decidiese de manera arbitraria la eliminación o suspensiÓn morales, y es muy fuerte entre ellos la tendencia a acentuar el carácter

indefinida de la vigencia de los derechos humanos y de las libertades propiamente moral de los derechos. De hecho los consideran sobre
ft¡ndamentales (como ocurrió con el nazismo y con el fascismo), no por todo como reivindicaciones, demandas y exigencias que conservan su
esto perdería fuerza y legitimidad.la apelación a estos derechos. valor aunque no estén reconocidas y sancionadas por un sistema de
Precisamente la reivindicación de los derechos en ausencie de un derecho positivo y no cuenten con el respaldo y la protección de un
reconocimiento iurídico, ha servido para poner un diQue ai poder gobierno particularl3. En contraste, autores como Norberto Bobbio,
arbitrario y déspóüco, o para cuestionar una legalidad basada en los cuestionan esta nociÓn de derechos morales como un rezago de la
privilegios y en la fuerza. La historia ha mostrado muchas veces que tradición iusnaturalista'a, y sostienen la necesidad de separar y distin-
cuando un Estado pretende desconocer y atropellar los derechos, ellos
guir con claridad Io que es promesa de un derecho futuro Q mera
recuperan su intensa fuerza reivindicatoria. Siempre resulta paradigmáüca
aspiración moral, de un derecho en sentido estricto y pleno, que
presupone la existencia de un sistema normativo; lo que es un derecho
la figura de Antígona, Ia heroína del drama de Sófocies, que se atreve
a oponer a un decreto desmesurado del gobernante el poder moral, a
potencial, de un derecho real y actual. Frente a estas dos posiciones
encontradas, nos parece interesante y pertinente la posición asumida
su manera eficaz, de una ley no escrita que apela a un antiSuo y §agrado
reconocimiento. Esta es en el fondo la gran intuiciÓn de la tradiciÓn por Peces-Barba, quien concibe los derechos humanos precisamente
iusnaturalista, que reivindica la anterioridad ideal y la independencia como el puntode encuentro entre moralyderecho, comola"encruciiada',

de los derechos del individuo frente al poder estatal, y por esto su el cruce de caminos entre exigencias éticas y la necesidad de transfor-

carácter sagrado y en cierta medida inalienable.


mar una aspiracién moral en un derecho positivolt. La historia de los

37
30
derechos no¡i muestra precisamente este proceso dialéctico, este utópica, a ia violencia del estado de naturaleza (una ficción que a ratos
esfuerzo constante de indMduos, grupos y pueblos para asegurar un hemos alcarvado a vislumbrar como una posib,ilidad no muy leiana) es
piso iurídico firme a lo que al inicio no es más que aspiración moral. el Estado. Es cierto que detrás de la máscara serena del derecho y de
La misma carfa de las Naciones Unidas, en el momento de su Ia justicia, esta institución deja asomar a menudo la mueca atoffnentada
proclamación, sólo contaba con un .poder moral", que ha venido y temible de un poder iniusto y avassallador. Sin embargo, en su
adquiriendo poco a poco un peso jurídico gracias a los convenios y proceso de experimentación a través de la historia, el ser humano no
pactos por medio de los cuales muchos Estados se han comprometido ha sido capaz de crear un instrumento más eficaz para contener,la
a respetar estos derechos. A nuestro iuicio, la mejor manera de enfrentar violencia y asegurar un mínimo de convivencia pacífica. Si este aparato
esta disputa es tratar de comprender la positivación de los derechos de poder dejara de existir, se impondríalaley del más fuerte, y no el
como un proceso dinámico y abierto, a través del cual un principio reino de Ia concordia y de la libertad.
moral o una demanda de libertad va ganando poco a poco el espacio El individuo acude al poder estatal tanto para la protecciÓn y
jurídico indispensable para su consolidación, que asegura su vigencia salvaguardia de su vida y de su esfera de libertad, como para obtener
de hecho. ciertas garaniías en cuanto a la disponibilidad de los bienes indispen-
sables para Ia satisfacción de sus necesidades básicas. Lpela al Btado
El Estado como destinatario principal de las demandas de derechos dederecbo, esdecir a la instancia que posee ei monopolio de la coacciÓn,
parala protección de su libertad negativa, y alktadosocialdederecbopara
En toda reivindicación es importante precisar no solamente la asegurar las condiciones necesarias de una vida digna. Claro que, con
naturaleza de los bienes que los suietos pretenden obtener o para los eI reaiual de las tesis de un liberalismo radical, esta apelación al Estado
cuales exigen protección, sino también la instancia hacia la cual se para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas es blanco de
dirigen estas demandas: quejas, protestas yexigencias se dirigen críticas por parte de quienes consideran innecesaria y peligrosa paralas
siempre hacia alguien; tienen siempre un destinatario que el sujeto de libertades individuales la ampliación de funciones y atribuciones del
¡
lh
t' demanda
percibe como el responsable de un estado de cosas poder estatal. De acuerdo con estos críticos, el Estado debería linitarse
Idesagradable e injusto, o como el poder liberador capaz de asegurar a la función negativa de proteger la vida, la libertad y los bienes de sus
la supresión de la penuria y del malestar que provocan las piotestas y ciudadanos contra arnenazas externas, y descartar de plano cualquier
las quejas. En el cáso de los derechos humanos, los destinatarios han clase de compromiso con los derechos sociales. De todas formas, la
sido tradicionalmente los gobiernos, puesto que sólo ellos cuentan con mayoria de las personas que se encuentran en condición de miseria y
la fuerza coactiva suficiente parahacer cumplir a todos los miembros de desprotección , aún sin hacerse demasiadas ilusiones, confían más
del cuerpo social las obligaciones correspondientes. Si bien el Estado en el poder del Estado que en la acción milagrosa de.la mano invisible,
se ha transformado a menudo en una amenaz adicional para el y en las prolnesas de bienestar sustentadas exclusivamente en la
individuo, sigue siendo laúruca opción frente al imperio arbitrario de capacidad de autorregulación del mercado y en el crecimiento sin
lafuerza. La violencia que se desataú,a en caso de una ausencia parcial trabás del aparato productivo.
o total de los lazos civiles iustjfica la necesidad de un poder centralizado Sin embargo, aunque el Estado sigue siendo el desünatario principal
capaz de frenar albedríos y pasiones, con la fuerza suficiente para de las demandas de derechos, es cada vez más notable la tendencia a
imponer el respeto de obligaciones mínimas hacia la vida y la dignidad desplazar esas demandas hacia otras instancias e insütuciones interme-
de los demás. Hasta el momento la única alfernafiva, reaiista y no dias de Ia sociedad civil (gremios, sindicatos, universidades, asociacio-

)
32 33
i
l
i
nes rellgl()si¡.s y c.lturales, organisnlos no gubernamentales,
van compartiendo cada vez más con la insütución

pueden tener efectos benéficos pararaconsolidación


los derechos humanos y de la democracia. Su influjo
en algunos casos su poder mucho mayor sobre
estatal tanto el
esfuerzo por detener la violencia, como er compromiso
con los más necesitados. Estas insüruciones no podrán
Estado; de todas maneras, su fortarecimieffo y autonomía
etc.), que

de soridaridad
reemprazar
relaüva
de una cultura de
más inmediato y
las conciencias, hace
de ellas agentes priviregiados parara interiorización y asimilación
esa cultura. Esas instituciones intermedias complementan
además la
acción social del Estado, y crean espacios paralavidacomunitaria
y un
de
al
concretas en las que éstos estaban menoscabados o disminuidos, en el Estad«r
absoluto y en el contexto de las guerras de religión en que desemboca, en el sigl<.1
xvr, la ruptura de la unidad religiosa'. Además, .sin organización económica
capitalista, sin cultura secularizada, sin el Estado sobe¡ano moderno que pretende
el monopolio en el uso de la fuerza legítima, sin la idea de un Derecho abstracto
y de unos derechos subfetivos no es posibie plantear esos problemas de la dignidad
del hombre, de su libenad o de su igualdad desde la idea de los derechos hulnanos.
una idea modema que sólo se explica, en el contexto del mundo, con esas
características señaladas, ccn su interinfluencia y con su desarrollo, a partir del
Eánsito a ia modemidad'. G. Peces-Barba, .Sobre el fundamento de los derechos
humanos (Op,cit' pp.46-47). La noción de derechos en el sentido moderno es
¡elativamente reciente: .probablemente, el primer filósofo en usar el concepto de
'derecho'(lzs) en un sentido parecido al de los modernos - escribe §finston - es
Ockham, quien concibió el 'de¡echo natural' como un 'poder' de ia persona de
adecuarse alarecta razón, sin un acuerdo o pacto.. Morton E.§finston,TbePbilosopbl'
ejercicio coüdiano de la democraciay de la solidaridad. ofHumanRights,wadsworth. Belmont, 1988, p.3. Acerca de la genealogía de la noción
moderna de de¡echos humanos es muy interesante el ensayo de R.Tuck, .The First
Rights Theory' , en Natural Rigbts Tbeoria, tbeir Origin and Deuelownt, Cambridge Universirt'
Press. 1989.
NOTAS 6 En términos sustancialmente similares se expresa Nino, cuando sostiene que
los derechos humanos .versan sobre bienes de fundamental importancia para sus
1 La apelación a los de¡echos del hombre .como tiulares. o al menos bienes que soo normalmente de importancia primordial'.
criterio regulativo de,las
¡elaciones de convivencia - anotá B. de cast¡o
cid - se ha generalizádo a t l purrto C.S.Nino, op. cit., p.40.
que ha llegado a convertirse en la máxima instancia 7 Teoríaétka, IJiar.za Editorial, Madrid. 1982, p,337.
legitrmadora del ejercrc'J der
poder jurídico-político, porlo menos en un plano puramente 8 .La división de los de¡echos en derechos de pnmera, segunda y tercera
ideorógico,(.Dimensión
científica de los derechos der hombre", eÁ u ierectos generación -anota §finston - corresponde en líneas generales a la división
bumanu - significac¡ón, eiatrto
jurídicoysisema, Publicaciones Universidad
de Sevilla, 1979, p.7D. §obr, .,rúruy, l" convencional de las naciones en naciones del primer mundo (liberales, democrá-
imponancia de este documento, gracias ar cuar la úcas y desarrolladas), del segundo mundo (socialistas, autoritarias y desarrolladas)
humanidad dispone ie un
lenguaje común que permite un entendimiento mínimo y tercer mundo (economías e ideologías mixas, en desarrollo). M. lVinston, o¿ cit,
entre puebros curturarmente
distintos, pero animados por ra misma fe en algunos p 18.
varores bás.icos comunes.
Lograda.al final de una guera panicurarmente destructiva el punto de vista teórico - sostiene
y sustentada por la 9 .Desde Bobbio - he sostenido siempre
voluntad común de contraponerle un dique eficaz (...) que los derechos del hombre, por fundamentales que sean, son derechos
a las fuerzas irracionales
desatadas por el renacer de t¡ibales j. raciales, l^ Dr;r;;;;;;.;;l;;;"" históricos, es decir nacidos en determinadas circunstanctas. caracterizadas por
_miros
hecho sin precedentes en ra historia de ra humanidad y representu prr, .roáo,ro. luchas por la defensa de nuevas libertades en contra de los viejos poderes, que se
un punto de referencia para pensar unos va-loresmí-¡imos han desarrollado de manera gradual, no todos al mismo trempo y no de una vez para
y unos principios básicos
de convivencia siempre(...). Los derechos surgen cuando deben y pueden surgir. Cuando el
2 C.S.Ninó, Efrca yderecbosbuma¡¡¿s, paidós, Buenos Aires, 19g4, p.)O(. incremento del poder del hombre sob¡e el hombre, que acompaña inevitabiemente
3 Cfr. Anronio-E. pérez Luño, .Delimitación conceprual
de los derech<¡s al progreso técnico, es decir al progreso de la capacidad del ser humano de dominar
humanos', enr-osderecboshunwrns,signtficación,estatutojurídiciysi*ema,ed.cit.p.39. a la na¡valeza y a los demás hombres, cÍea nuevas amen zas para la libenad del
4 Nino plantea la necesidad de .transforma. ,n .o.ra"p,o inexacto y vago individuo o permite nuevos remedios para ia indigencia,. N.Bobbio. I'et¿í dei diritt¡,
empleado en algún ámbito por otro más preciso y exacro que Einaudi. Torino, 1990, pp.XII-XV.
pueda ser usado en
la mayoiía de las ocasiones en que se usa el concepto anterior,; 10 Una prueba adicionai de esta idea nos la ofrece la historia más reciente de
y se basa en el
modelo del equilibrio reflexivo, es decir en er ajuste las guerras de liberación: a pesar del reconocimjento teórico en la cana de la
ó.rrt".rt" ent¡e ras eraboracio-
nes teóricas y nuestras intuiciones inmediatas. C.S. Naciones Unidas del principio de la igual dignidad de las culturas y del derecho a
Nino, op.cir.,
p. 12. ia autodeterminación de los pueblos, en reiteradas ocasiones lo países colonizados
5 como bien ro destaca peces-Barba, los de¡echos humanos han tenido que recurrir a la lucha para hacer respetar sus derechos, puesto que los
aparecen en er
proceso de formación del mundo modemo; .no Estados colonizadores no estaban dispuestos a renunciar sin más a sus dominios.
son producto abstracto de una
reflexión racional sobre el individuo y su dignidad sino Actualmente, es fácil que el discurso de los de¡echos evoque documentos
respuesla a siruaciones

34 35
,rlrrr¡ltkrrt's y r,rrrx.rrlrs Iricl¡ t¡rricatr<ls.
sin emrrargo, no conviene olvidar que
inl( lxlnt(.ntr. kr c¡¡r¡nt.i;¡rr»l h«.¡ml>res cte acciOn y grandes líderes. que los derechos humanos pueden ser definidos con razón como derechos mor:t lt's.
lI 'l'¡ trasc de sus bene'ficiarios - escribe ñino puesto que ellos .hacen posible y viable la libertad moral, la plenitud humanrt
- esrá integrada por fodos ros
l¡r¡¡rrlrres y rudanás que. los hombres; posible en la historia, el canino para llegar a la moralidad,(Op. cit.,p.A».
sulrclases de individuos humanos -
J;.r;;" no puede es*r resringida a
*-. lár o ros afiistas - o extenderse
mls.ltfa- de la especie hurnana (...)La pertenelncia "ur.ros
c.ndición necesaria y suficienre p^o goi^r¿.]á.
a ta especie humana es la
que o..as propiedades - raza, sexo,
¿"r..tos en cuesüón, en .,nto
inteligencia, actos cometidos o padecidos,
- son i¡retevantes, (op cit., p,4t).,ro, pl.i".ipio, erc.
derechos humanos deriva¡ - prosigue
tu"du*;;;;;á. 1., qr. 1",
er autor - son categóricos, en er senüdo
que erlos no condiciona n la t¡rura¡lad de
de tales derechos a ra posesión de una
caracterísüca' Estos principios son ergaonnes, u otra
o sea que se aprican a todos y a todo"
(lbid., p.4r. Después precisa
sin.em[rrg" qL. ;* "totalidád A. lo, f,o*dr.r,
que entender el conjunto de los se¡es .con rrry
capacidad potencial prr" 1".r",
conciencia de su identidad como un
tirurar ind"p..,oi.r,,. a. ii,.r"rá,
* "111, propios juicios de vator,. Ibid., p.27. v írárr""r,
¡rrrs
12 R. MaÍin,.Human Rig^hts and
Civil Rights, en ThepbilosopltvofHunanR@x
(M.Winston ed.), ed. cir., p.79.
13 Vinston ios define como.clerechos
morales que pefienecen por igual a todo
se¡ humano por el simple h¡cfro
V en vinud de lu. éffor ro, seres humanos ,(op. ctt.,
p 7)' Por su parte c's.Nino, teórico
argentino deiDerecho muy cercano
de pensamiento, sostiene que los derechos a esa forma
humanos .de¡ivan de principios
moraies, o más precisamente de \tn
siseÍa de principios morales,, y que
'derechos de índole moral y no jurídica'. a"ra. s-'"-ua¡go son
que .no por esto tienen
que ser conside¡ados como i¡rerevanres
para ra teoria y pricuca¿á ¿"r..t
cit', pp'20-25). Es inre¡esanre rambién ra ""
top
posicián de'a-srerba, quien define los
derechos como 'ros enlaces enrre el
código'moral der hombre y er código legal
so:i:dag' éüca y porítica: nt ¿"rniu ¡n¿irauou, de
l1 .enrre son rosmediw para sborditwr h
srciedad a la ley morar". cirado
en T.Machan. "rt."ño.,.*i.,ence of Basic
fugha., enJuske-Nternatiuepoliticatperwctiu"-s veifare
ied:f.p.Sterba), §Tacisworth fubtlshrng
Company, Belmont, 1992,p.65.
14 A juicio de Bobbio
'podemos habla¡ de de¡echos mo¡ares sóro en er ámbito
de un sistema no¡rnaü\,o moral, en qrr.
.*irt*, oUligaciones cuya fuente no es
la autoridad dotada de fuerza coactiva, "t sino
Dios, la conciencia, la presión sociar,
de acuerdo con las diferentes teo¡ías
de la mo¡áI. se puede habla¡ de de¡echos
naturales presuponiendo, como ro hacen
los iusnaru¡atiiras, un sistema á" r.ñ
la na¡uraleia que confieren, como todas ias a"
leyes, de¡echos y deberes, que se
pueden derivar de la obse¡vación de
la natuále za humara. dei cóciigo de la
naturaleza, así como los delelhos
gosiüvos,. pu.J.n de¡ivar del esrudio de un
código de leyes positivas (...) obligaclon.,
Áor"1.., obligaciones narurales y
obligaciones.postivas, con sus de¡ecf,os
.o.r.rpo.rli..rres, pefienecen a sisremas
no¡mativos dife¡entes(...) Desde er punto
de visL de un o¡clenamiento jurídico
así denominados derechos morales ros
o naturaies.ro rá., p.opiurrente derechos:
simplemente exigencias y reivindicaciones, son
que
mente en derechos en un nuevo o¡denamienio ÑA".,
t¡ansformarse eventual-
normativo caracterizadopor una
diferente rnanera de protegerlos,,{Op. at,
p.S¡).
r5 En el artícuro ya ciado G.peies Barbaafi¡ma
que por eso debe¡ía darse una
comunicación frucrfera entre jurisras y firósofos.
Er fiiósáfo españor áá""ra,
"p,r,

Potrebbero piacerti anche