Sei sulla pagina 1di 2

Douglas Piñero

I Teología
P. Blas Samir Lemos
Misterio de Dios

La Voluntad de Dios
“Dios no es ambiguo, no se esconde detrás de enigmas, no ha planeado
el futuro del mundo de una manera indescifrable.  No, Él es claro. Si no
lo entendemos, nos arriesgamos a no entender el significado de las
frases del "Padre Nuestro". En efecto, la Biblia está llena de frases que
nos hablan de la voluntad positiva de Dios hacia el mundo”1

Muchos documentos de la Iglesia tocan la voluntad de Dios, como el acto


de que en medio de nuestra libertad El Creador propone un proyecto,
esta voluntad no es cambiante, ni mucho menos indescifrable, desde el
principio del tiempo ha creado Dios todas las cosas y las dejó para que
caminasen en su libertad y según la ley natural que se les ha dado.
Ha revelado su plan de salvación en medio de los tiempos del hombre,
haciendo visible su voluntad, la cual no atropellará la libertad del
hombre como uno de sus máximos dones; lo ha hecho por medio de los
profetas, los patriarcas, su palabra y en su hijo.
El deseo ardiente de Dios por que los hombres se salven (cf. Is 65, 2) es
expresión de su amor de benevolencia, que desea colmar de beneficios
a las criaturas.2 Solo por amor es que Dios propone el plan de salvación
para todas las creaturas, es allí donde encontramos la esencia de la
voluntad de Dios, en que sus hijos sean realmente felices y hereden el
Reino de los Cielos.

El objeto de esta voluntad será dado en dos fracciones; la primera es


que Dios se ama a sí mismo, especulativamente se prueba que Dios se
ama a sí mismo y que se ama necesariamente, considerando que Dios
es el supremo bien y que comprende de forma perfectísima su infinita
amabilidad por el conocimiento
exhaustivo que tiene de sí mismo. De tal conocimiento brota
necesariamente

1
Audiencia General del Papa Francisco. Vaticano, 20 de marzo del 2019
2
Ludwing, Ott. Manual de Teología Dogmática. Editorial Herder. Barcelona 1966. Pág.
90
en Dios un amor infinito de sí mismo 3. Y el segundo será el amor a las
creaturas, este es de complacencia, lo que quiere decir que Dios ama a
las criaturas porque éstas participan, en forma limitada, de las
perfecciones divinas y porque tienen en Dios la finalidad suprema de
ser4.

En su infinita perfección, Dios mismo, viene al encuentro del hombre, es


un amor reciproco, este viene a la alianza perdurable en el hombre y la
respuesta de la creatura no será otra que la misma fidelidad; los pactos
de Dios son parte de su voluntad, y antes de imponer prefiere revelarse
con cuidado y preguntar al hombre ¿deseas esta alianza?, casi como
pidiendo autorización explicita de los seres humanos para poder entrar
en su vida, así funciona pues el misterio de Dios en su voluntad, no
como una sosegada imposición, sino como una amorosa filiación.

Encontramos entonces la cuestión del mal en medio de la voluntad


divina, ¿será parte del proyecto de Dios el sufrimiento y dolor del
mundo?, pues tanto el mal físico como moral son negaciones del mismo
Dios y búsquedas de otras opciones fuera de la voluntad de Dios para
nosotros, que aclaramos siempre será la mejor opción dentro de las que
tenemos en nuestras vidas; pero en ese mismo momento plantea Dios
para el hombre una nueva situación para sacarle de ese estado o en su
inmensa omnisciencia sacar lo mejor de estas circunstancias.

Dios siempre se ha revelado y con ello revela al hombre en toda plenitud


y bajo su lenguaje la voluntad que desea y los planes que propone para
nuestra existencia, nuestro deber es por mínimo escucharle, interpretar
sus designios y poder tener la certeza y valentía de seguirles; sabiendo
justamente que su parecer hacia nosotros jamás será con fines
destructivos o maliciosos, sino que en la gran bondad que le caracteriza
“dispondrá de todo por bien de todos aquellos que ama y ha designado
por el bien del mundo”5.

3
Ibid.
4
Ibid.
5
Rm. 8, 28

Potrebbero piacerti anche