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Capítulo 6 Los orígenes de las variaciones raciales 107

LOS ORIGENES DE LAS VARIACIONES RACIALES ración con grupos hu111anos vecinos. Este concepto no precisa cuánto tiein-
po ha durado el aislamiento reproductor ni cuántos genes tienen frecuen-
cias distintivas. Sin ernbargo, el térn1ino raza se halla tan atraigado en el
discurso antropológico tradicional que resulta difícil analizar la varias:ión
hereditaria humana sin emplearlo.

Frecuencias frente a arquetipos

La definición de raza con10 una población en la que aparecen uno o


1nás genes con una frecuencia detenninada pone en tela de juicio las nocio·
nes populares, aceptadas en otro tíe1npo por la ciencia, sobre las divisiones
raciales del FI01no sapiens. Según la concepción tradicional, el Ho1110 sa-
piens se componía de un nú1nero fijo de razas, cuya identidad se podía
descubrir niediante técnicas de medición y con1paración adecuadas. Se supo·
nía que las niis1nas razas existentes en la actualidad habían existido en el
pasado, tal vez desde el inicio niis1no de la evolución de los hon1Ínidos.
Es tnás, se pensaba que todo auténtico inien1bro de una raza poseía un con·
junto específico de caracteres hereditarios que pern1Ítirían identificar en
Este capítulo pone punto final al exa1nen de la evolución de los hon1ínídos, todo mon1ento su origen racial.
ccnttándosc en las variaciones biológicas hereditarias o poliinor/isn1os que Estos caracteres tradicionales definidores de la raza consistían en carac-
caracterizan a las diferentes poblaciones de I-lon10 sapiens sapiens en el n1undo. terísticas externas fácihnente observables, tales como la coloración de la
Estas variaciones son la fuente de los conceptos, tanto científicos con10 piel, cabello y ojos; la forma del cabello; la cantidad de vello en el cuerpo,
populares, de raza. ¿Cóino se originaron estas variaciones y cuál es su cara y cabeza; el grosor de los labios y la forma de la nariz; la estatura y
significado biológico? .
n1asa corporal) etcétera.
La existencia de varias razas de ámbito continental se puede inferir a
Las razas como poblaciones partir de la presencia de «paquetes» de estos caracteres. Así, los europeos
tienen una alta frecuencia de piel pálida, cabello lacio u ondulado, mucho
En las taxono1nías biológicas, una raza denota una población geográfí~ vello en el cuerpo, nariz de anchura estrecha a inedia, y estatura media o
camente aislada dentro de una especie que ha tenido poco o ningún flujo alta. Entre los nativos· del Africa central la piel es inorena oscura o negra;
de genes con otras poblaciones durante un largo período de tiempo. Tal la fotma de su cabello es rizada y tiesa, y la cantidad de vello corporal
población se puede considetar con10 una especie incipiente. Si continuara inedia; los labios )' la nariz son relativan1ente gruesos, y la estatura vatía
su aisla111iento co1110 unidad reproductora, y si estuviera so111etida a pre· de inedia a alta. Un tercer «paquete» de caracteres aparece con alta fre-
siones selectivas no halladas en otras partes, con el tie111po podría ttansfor- cuencia entre los asiáticos orientales. Aquí la inayor parte de la gente tiene
marse en una especie divergente. piel de pálida a morena clara, cabello negro lacio, estatura de baja a media
Las modernas poblaciones hu1nanas no poseen el grado de aíslan1iento y caras relativamente carentes de vello.
reproductor que iinplica la categoría taxonó1nica de raza. En los 1nárgenes En cuanto tér1ninos no científicos, las razas continentales pueden cum-
de todos los continentes habitados hay considerables indicios de un anti- plir fines sociales útiles. Pero quienes usen estos términos o equivalentes,
guo y moderno flujo de genes. De ahí que, estrictamente hablando, el térmi- co1no blanco, negro o an1arillo, deberían ser conscientes de sus deficiencias
no de raza no debería aplicarse a ningún grupo huníano conten1poráneo co1no taxones científicos. Estas deficiencias co111prenden ( 1) desconocünien·
(Montagu, 1934; Fried, 1968). Al hablar de las variaciones en las frecuen-
to de la variabilidad dentro de la raza; (2) omisión del gran número de
cia? génicas que caracterizan a diferentes grupos de individuos, sería pre·
personas que no encajan en las divisiones raciales tradicionales; (3) énfasis
fenble emplear la palabra población. Una población humana es cualquier
grupo de personas cuyos mie1nbros se cruzan con una frecuencia más que excesivo en el grado de aislamiento de las razas (o) lo que es lo mis1110, des·
aleatoria y que muestran diferencias en las frecuencias génicas por compa· conocitniento de la naturaleza gradual de sus divisiones), y ( 4) desconocí·
tniento de los rasgos genéticos cuya distribución no se conforma .a la de
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108 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 109

los caracteres ttadicionaln1ente usados para atribuir identidades raciales. Uno de los defectos n1ás patentes de las categorías raciales tradicionales
Estos puntos se discuten en los siguientes apartados. consiste en que no se pueden aplicar a los cien tos ele n1illones de personas
alíe no viven en I~uropa, Africa central o Asia oriental. l~~n 1492, la n1itad
de la población del mundo estaba distribuida por el norte de Africa, Af_rica
Variaciones dentro de las poblaciones 1netídional, Oriente Medio, Europa oriental y Asia occidental, India y
Ceilán, Indonesia, Nueva Guinea, Micronesia, l)olinesia, Australia )1 el
Uno de los conceptos erróneos n1ás frecuentes sobre la raza es el de Nuevo lvlundo. Con la posible excepción de los an1ericanos nativos, resul-
que existen individuos de «pura sangre», i11ás representativos que otros de taría in1posible asignar n1uestras aleatorias de individuos procedentes de
la «esencia» o tipo racial. Por ejen1plo, hay una tendencia a considerar estas regiones a una raza europea, africana o asiática.
a los europeos de pelo rizado 1 labios gruesos y piel oscuta con10 híbridos .. En todas estas i-egíones viven gentes con «paquetes» de caracteres que
o n1enos genuinan1cnte europeos que los de piel y ojos claros. Pero para no figuran en los estereotipos populares. Por ejcn1plo, en el norte <le
tener validez científica las razas deben fundan1entarse no en caracteres de Africa viven 1nillones de personas con finos labios, nariz delgada y cabello
individuos, sino de poblaciones. Todo individuo cuyos genes fonnan parte ondulado, pero piel de n1orena oscura a negra. Los habitantes nativos del
del pool génico de una población es niien1bro de la n1isn1a. Cuando se dice Africa n1eridional tienen pliegues epicánticos, piel de n1orena clara a 1norena
que el cabello de los europeos varía de lacio a ondulado, no hay que oscura, y cabello en forn1a de espiral apretada. En la India habitan niíllo-
olvidar que el de n1uchos nüe1nbtos de la población reproductora europea
ncs ele individuos con cabello lacio u ondulado, piel de nJorena oscura a
es bastante rizado. Análogan1ente, un pequeño porcentaje de europeos tie-
negra, labios finos y nariz delgada. I~n las estepas de Asia central, los plie-
nen pliegues epicánticos -pliegues de piel que cubren el ángulo interior
gues epicánticos se con1binan con cabello ondulado, ojos claros, n1ucho
del ojo-, que son n1ás frecuentes entre los asiáticos. Los europeos que
1níden n1enos de 1,50 n1etros no son nienos europeos que los que n1iden vello en el cuerpo y la cara, 1nanchas 1nongóJicas y piel pálida. En Indo-
2 n1etros. IguaJ1nente, tanto los pign1eos n1buti de Ituri, con su 1,40 1ne- nesia hay una alta frecuencia de pliegues epicánticos, piel de clara a n1orena
tros de altura, coino los \Vatusi, c_¡ue alcanzan los 2 nietros, son africanos. oscura cabello ondulado nariz v labios gruesos. Entre los habitantes de las
Je
1

Si se ignora a los individuos que no se ajustan a los caracteres externos que islas Oceanía encont ran1os 'co1nbinaciones variadas de piel de n1otena
se suponen propios de un «africano típico», se viola el concepto de raza a negra, con forn1as y cantidades n1uy diversas de cabello y rasgos faciales.
co1no población. l,os genes de todos los individuos en el pool génico de la Uno de los «páquetes» de caracteres n1ás interesantes se halla entre los
población tienen el n1ísn10 peso al detern1inar las frecuencias génicas de Ja aínas del norte del Japón, que tienen piel clara, gruesas crestas supcrciliares
1nisn1a. y figuran entre las gentes n1ás velludas del n1undo. Finaln1ente, en Australia
Debido a la enor1ne variación dentro de las poblaciones continentales, encontran1os un color de la piel de n1oreno pálido a n1orcno oscuro y cabello
los antropólogos físicos dividen a veces estas grandes unidades en subgru- ondulado de rubio a n1oreno.
pos. Así, se han propuesto algunos esquen1as para dividir a los europeos El absurdo de trat.ar de agrupar todas las poblaciones bajo el modelo
en bálticos, nórdicos, alpinos, dináricos y 1nediterráneos. Si se añaden sub- de tres o cuatro categorías raciales queda bien ilustrado por el sisten1a de
grupos sin1ilares de todo el inundo, se obtienen clasificaciones con decenas identidad racial einpleado actualn1ente en los Estados Unidos. T~n la taxo~
o incluso centenares de grupos. Pero dentro de todos estos subgrupos, ras~ non1ía popular an1ericana, si uno de los padres es «negro» y el otro «bl.an-
gos con10 la forn1a del cabello, el color de la piel y la estatura experiinen- CO», el hijo es «negro» pese al hecho de que, según las leyes de la genéuca,
tan grandes variaciones. Incluso si considera1nos cada una de las aproxüna- la 1nitad de los genes del niño provienen del genitor blanco y la otra n1itad
da1nente 2.000 «tribus» que han sido estudiadas por los etnógrafos con10 del negro. La práctica de agrupar a la gente en casillas raciales se vuelve
«razas», será in1posible encontrar individuos que representen al tipo incluso inás absurda cuando la ascendencia negra se reduce a un solo bisa-
auténtico o puro de sus grupos (IIiernaux, 1969). buelo o abuelo. Esto da lugar al fenó1neno del «blanco» que es socíaln1ente
clasificado con10 «negro». La arbitrariedad de esta práctica se extiende a
niuchos estudios, aparenten1ente científicos, sobre «negros» y «blancos».
Categorías raciales La n1ayor parte de los negros an1ericanos han recibido una parte significa-
tiva de sus genes de recientes antepasados europeos. Cuando se estudian
Pese a la variabilidad interna de las poblaciones continentales, norn1al- n1uestras de negros a1nericanos (con10 en los test de inteligencia; véase
n1ente resulta fácil identificar a los individuos nacidos en Europa, Africa capítulo 26), es incorrecto el supuesto de que genétican1ente representan a
central o Asia. No sucede así, sin en1bargo, con las restantes regiones los africanos. En esta cuestión los científicos y los profanos harían bien en
del mundo. e1nular a los brasilefios, quienes identifican los tipos raciales no n1edíantc
1
Los orígenes de las variaciones raciales 111
110 Introducción a la antropología general

tres o cuatro tér1ninos, sino mediante 300 ó 400 (M. Harris, 1970; Mein·
tel, 1978).

Clinas

Los genes responsables de las diferencias en el color de la piel, forma


del cabello y otros caracteres utilizados para definir las categorías raciales
no se distribu~1en al azar en el globo. Norn1aln1ente, aparecen con ftecuen·
cia gradualn1ente creciente o decreciente de una población a otra. 1'ales dis· ..
tribuciones se denon1inan clinas. Por ejcn1plo, la frecuencia de los genes
responsables del color oscuro de la piel crece gradualtnente cuando nos
desplazamos desde el sur de la Europa mediterránea a lo largo del Nilo o
a través del Sahara hasta Africa central. No hay rupturas bruscas en punto
alguno del recorrido. Asin1is1no, la incidencia de los pliegues epicánticos
aun1enta graduahnente del oeste al este a través de Asia, n1ientras que la
frecuencia del cabello ondulado se incre1nenta en dirección opuesta, hacía
Europa.
Para el 1noderno antropólogo físico la existencia de estas clinas ha de rrccuoncias de B

i
entenderse no sitnple1nente con10 resultado <le la «tnczcla racial» (que es manos de O, 10
un cjen1p]o de flujo de genes), sino en térn1inos de todas las fuerzas de la 0.10·0,20
evolución. La deriva de genes, la 1nutación y la selección natural desen1pe- 0.20·0.30

Frecuencias de A.
,.
i:roctienciils de O
menos de 0.50

1
0.50·0,60
m'"°' do o. W 0,60·0,70
0,10·0.20 l
0.70·0,80
0.20·0,30
0,80·0,90
; 0.30·0.40
0,90·1,00
más de 0,40
112 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 113

ñan un papel tan importante como el del flujo de genes. Además, cada OISTRIBUCION DE LA
dina debe ser tratada por separado y puede tener su propia explicación MALARIA DE P. FALCIPARUM ,..
1 N EL VIEJO MUNDO
diferente de las demás.

Los grupos sanguíneos y la raza

La distribución de la mayor parte de los alelos entrecorta las divisiones


raciales tradicionales. A este respecto son del máximo interés los alelos que
controlan las reacciones inmunoquímicas de la sangre . En un tiempo se
pensó que estos alelos eran la mejor fuente posible para una clasificación
genética de las razas. A diferencia de caracteres tales como el color de la
piel o la forma del cabello, el mecanismo genético preciso para la herencia
de los grupos sanguíneos se conoce bien, y en todo el mundo se han realiza-
do millares de estudios controlados sobre grupos sanguíneos. La serie mejor
conocida es el sistema ABO, que se basa en tres alelos, A, B y O, en un
mismo locus. Todos los seres humanos tienen un genotipo que los coloca
en el fe notipo del grupo sanguíneo A, B, AB o en el de O. (Pasaremos
por alto la complejidad de los subtipos que en cualquier caso hacen toda-
vía más irregular la distribución. ) La relación entre alelos y fenotipos es la
siguiente:

Fenotipo del grupo


Genotipó
sanguíneo
OISTRIBUCION DEL
CARACTER DE LA ANEMIA
00 o DE CELULAS FALCIFORMES

AO A
AA A
BO B
BB B
AB AB

El alelo O tiene la distribución más extensa, estando presente en todos


los continentes y entrecortando todas las divisiones raciales (véase mapas
pp. 110-111). Aparece con una frecuencia del 70-80 por 100 en Escocia,
Africa central, Siberia y Australia. Análogamente, el tipo A hace también
caso omiso de las fronteras raciales tradicionales. Africa, India, la China
septentrional y meridional tienen frecuencias del 10-20 por 100, mientras Frecuencia
que Japón, Escocia y gran parte de la Australia aborigen entran en el grupo

ii
<0.01 60
del 20-29 por 100 . Los asiáticos tienen frecuencias del tipo B que oscilan 0.01-0.os
entre el 10 y el .30 por 100; sin embargo, los americanos nativos cuyos 0,05·0,20
antepasados eran asiáticos oscilan entre O y 5 por 100, frecuencia que com- > 0.20
114 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 115

parten con los aborígenes australianos. El Africa occidental y la Europa Otro polimorfismo interesante es la capacidad de degustar la sustancia
oriental tienen frecuencias del tipo B que oscilan, aproximadan1ente entre1 amarga llamada feniltiocarbamida o PTC. Los degustadores tienen el alelo
el 15 y el 20 por 100. Distribuciones similares, que tampoco se ajustan a doniinante T 1nientras que los no degustadores son ho1noc1gotos para el
las divisiones raciales, son características de otros siste1nas sanguíneos con10 alelo recesivo t. La frecuencia de t oscila entre un 60 por 100 entre .los
MNS y Rh (cf. Hulse, 1973; Kelso, 1974), aunque se puede obtener indios y un 10 por 100 entre los americanos nativo~. Una posibl~ expl~e,a­
cierto grado de e1npareja1níento utilizando la técnica deno1ninada análisis ción puede estar en el hecho de que el boe10, producido por una disfunc10n
multivariado (Cavalli-Sforza y Edwards, 1965; Stern, 1973: 319). de la glándula tiroides, es más frecuente entre .los no degustadores que
entre los degustadores. El PTC se asemeja quín11camente a c:ertas sustan-
1
cias que inhiben la función del tiroides. De ahí que la capacidad para de-
La explicación de Jos polimorfismos humanos gustar el PTC co1no sustancia a1narga pueda estar relac1~nada con la
capacidad para detectar algunos ali1nentos que afectan negauvan1ente a la
Se esti1na que hasta un 30 por 100 de todos los loci tienen uno o más función del tiroides (Cavalli-Sforza y Bodmer, 1971: 215).
alelos. Las variaciones resultantes en los genotipos y fenotipos se deno1ni- La deficiencia de lactasa constituye tatnbién otro polünorf~smo. La. ca-
nan polin1orfísn1os. Las ideas tradicionales sobre la raza contribuyen tnuy pacidad de digerir leche depende de la capacidad de producir b enzuna
poco a la con1prensión de por qué se producen estos poliinorfis1nos y por denominada lactasa que descompone la comple¡a lactosa del azucar de la
qué se distribuyen de una fonna desigual de una población a otra. Por leche en azúcares niás simples. La n1ayor parte de los n1an1íferos adultos,
cjen1plo 1 se dispone de cle1nentos de juicio que indican que la serie ABO incluida la mayoría de Hamo sapiens, pierd.e esta capacidad al alcanzar la
se encuentra relacionada con diferentes resistencias a cnfern1edades capaces pubertad o la madurez, y sufre graves ind1g~st1ones cu~ndo in.g1ere gran
de afectar al éxito reproductor, co1no la viruela, la peste bubónica y el cantidad de leche sin fermentar. Cabe presu1n1r que esta incapac1.da~ ~osee
envencnan1iento de alín1entos por bacterias tóxicas. ('l'ainbién hay cone- valor de adaptación, puesto que impide la con1petencía entre .1nd1v1duos
xiones con la úlcera de duodeno y el cáncer de cstón1ago, pero estas cnfer- maduros y niños por la leche 1naterna. Sin e1nbar?o en poblaciones ~uya
1

1nedades se producen den1asiado tarde en la vida con10 para afectar al éxito subsistencia depende de la ingestión de gran cantidad .de leche de ongen
reproductor.) Por ello, la explicación del polin1orfisn10 del tipo sanguíneo aniinal se da una 1nayor incidencia del alelo que pet1nlte a los adultos se-
tal vez deba buscarse 1nás en la historia de las exposiciones transitorias de guir p;oduciendo lactasa. Se cree que la Ílnportancia. de los productos l?c-
diferentes poblaciones a diferentes enfern1edades que en Ja esencia duradera teos y el consun10 de leche entre las antiguas poblaciones eu~·opeas explica
de una estirpe racial. el hecho de que un alto ·porcentaje de personas de ascendencia europea sea
Uno de los casos más interesantes de politnorfismo es el alelo respon- suficiente en lactasa (Harrison, 1955).
sable de la enfermedad que se conoce por el nombre de anemia de células
falciformes. Los glóbulos rojos de las personas aquejadas de este defecto
congénito tienen forn1a de hoz en vez de ser redondas y no pueden trans- Antigüedad de las razas. actuales
portar las cantidades norinales de oxígeno. Un individuo es víctin1a de este
defecto, potcncialinente letal, sólo cuando an1bos padres son portadores del Antaño los científicos creían que las razas que venias en l~, actualidad
alelo de la falcemia. Los individuos que han heredado el alelo de uno de existieron en el pasado. Esta idea se puede ren1ontar a los btolog?s pre-
los p~dres sólo 1nuestran sínto1nas benignos. El alelo de la falcen1ia se dar\vinianos) quienes pensaban que las cspecie.s no estab~~1 relacrona?as
observó por prin1era vez entre africanos y a1nericanos de ascendencia afri- entre sí y que cada especie tenía su naturaleza inmutable ~i¡ada por Dios.
cana. Sus frecuencias 1nás altas, alrededor del 20 por 100, acaecen en el Aunque ningún antropólogo propone que los ta~o~es racial.es sean abso-
Africa central, pero se descubrió que tan1bién estaba presente en Grecia, lutainente inmutables, sin embargo 1 algunos contlnuan. aduciendo que las
Turquía, Ye1nen 1 India y Birinania. En cada uno de estos países el alelo de principales razas de la humanidad existían ya hace cientos de 1111les de
la falccn1ia aparece con niás frecuencia en zonas de 1nalaria endén1ica años (Coon, 1962: 658).
(véase mapas p. 113). Se descubrió que individuos que presentan el alelo El principal defecto de este punto de vista es que nuestro concepw
deletéreo en su fonna heterocigota n1uestran un alto grado de resistencia a de raza moderna se basa principaln1ente en caracteres externos y superfi~1a­
esta enfern1edad. En áreas de inalaría endén1íca, el alelo en forrna hetero- les tales como el color de la piel, forma del cabello, color de los OJO'.,
cigota protege a 1nás individuos contra la 1nuerte provocada por esta enfer- etcétera. Estos no dejan huellas en los cráneos y huesos fósiles que co~stl­
1nedad que los que n1ata en su fonna homocigota con10 consecuencia de la tuyen la única fuente de nuestro conocimiento ~obre ~l Ho:no sap!e1:s
anetnia. Así 1 parece probable que la selección natural sea responsable de la arcaico. Por tanto, nadie sabe qué gan1a total de diferencias rac~ales ex1st1a
distribución de tal carácter. hace 50.000 años. Las iinágenes n1odernas de los caracteres raciales no de-
116 Intro<lucción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales !17

ben proyectarse sobre nuesttos antepasados ren1otos. Probable1nentei la Se han estudiado las distribuciones de algunos de los caracteres racia-
n1ayor patte de nuestros antepasados no fueron ni negros, ni blancos, ni les 1nás in1portantes en busca de las claves ~e su posible significación ad~p­
asiátícos, ni nada que nos resulte fan1ilíar. tativa. 1-Iasta ahora los resultados han siclo poco concluyentes. \lanas
El concepto de raza con10 subespecie capaz de durar n1ilenios incalcu- estudios interesantes han relacionado las diferencias raciales con la te1nps:-
lables se ve de nuevo contradicho si se consideran las causas del poli111orfis- ratura la hu1nedad y otros factores clin1atológicos. l)or ejen1plo) la nariz
n10 aniinal. Con10 acaba1nos de ver, los nlisn1os procesos que rigen la evo- larga ~ estrecha de los europeos pudo tener su origen en la necesidad He
lución biológica en general probablcn1ente intervienen en el cstablecin1iento
de algunas de las frecuencias génicas de las que dependen las distinciones
raciales hu1nanas. En los grupos aislados parcial o ten1poral111ente, los re-
pertorios genéticos están sujetos a presiones selectivas locales. La frecucn- ..

G
cia de los genes adaptativos au111enta en tanto que disn1ínuye la de los ina-
daptativos. l)or consiguiente) cuando se eli111inan las barreras reproducti-
vas y se incten1enta el flujo de genes, puede que las frecuencias de los
alelos adaptativos no can1bien en absoluto. Por ejen1plo) supongnn1os que
un grupo con baja frecuencia de células falciforn1es se desplaza hacia un . "'
Volumen "" 65 pies cúbicos L......:
área de n1alaria endén1ica en la que viven individuos con una alta frecuencia Area superficial '·"' 79 pies cuadrados
de alelos portadores de la falcen1ia. Después ele varias generaciones (predeci- Volumen ""' 67 pies cúbícos
Area superficial := 96 pies cuadrados
bles por ecuaciones genéticas) la frecuencia de las células falcíforn1es au1nen-
tará entre los in1nigrantcs y tras un tien1po relativan1ente corto) los nativos
y los innügrantes no se distinguirán en cuanto al carácter de la falcen1ia.
Sin en1bargo, en otros aspectos pueden continuar difiriendo de fonna bas-
tante considerable.
Así, un «paquete» de diferencias raciales que es sun1an1ente adaptativo
no se puede utilizar co1no prueba de continuidad filogenética. Este hecho
suscita serias dudas sobre la antigüedad de las·principales razas, puesto que
es posible que varios de los diagnósticos convencionales de la filiación
racial fueran biológican1cnte adaptativos en un pasado no 111uy lejano. Nilóflco
Esquimal
Una distorsión todavía tnás rápida de las relaciones filogenéticas se
producirá si intervienen fuerzas culturales aden1ás de naturales en favor de
un genotipo y en contra de otro. La selección cultural puede entrar en la esfera y el cilindro tienen volúmenes idénticos, peto el cilindro tiene un ?rea superfici.al mayor;
juego en forn1a de un trata1niento diferencial de los recién nacidos o de Por tanto, irradia el calor de forma más eficaz qu~ la. esfera. la cornplex1on del esquimal esta
adaptada para conservar el ca_IOr', la del nilótico para Irradiarlo.
los con1pafi.cros sexuales potencial~s sobre la base de algún carácter que
puede estar vinculado, directa o indirecta111ente, a consecuencias biológicas
adaptativas. \
A n1oclo de ejen1plo hipotético, supongan1os que los pliegues epicánticos '
confieren una ventaja adaptativa a los pueblos que viven y cazan bajo

o
la luz deslu1nbrante de las nieves árticas. 1~1 rnayor éxito del cazador con
gruesos párpados recibiría gradualrnente reconocüniento en fonna de una
tendencia estética favorable a los individuos con el carácter epicántico.
Coino el infanticidio fue probable1nente uno de los inedias n1ás in1portan-
tes de control demográfico durante la prehistoria (véase p. 217), este
prejuicio estético pudo influir en la decisión de no criar un determinado / \ ~1---1
nifi.o. Si este tipo de selección cultural se agrega al n1ayor índice de niorta-
lidad de los cazadores que carecían del pliegue epicántieo, el resultado l
sería un cambio muy rápido en las frecuencias génicas) ya que las pobla-
ciones hu1nanas arcaicas eran niuy pequeñas. FIG. 6.1.-Dispersión del calor y fonva del cuerpo.
'-.,.,.,.,

118 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 119

calentar el aire, sun1amente frío y húrnedo, a la te1nperatura corporal antes raquitísmo 1 abunda en las dietas ricas en pescado, 111antequilla y carne. I\1as
de que alcanzase los pulmones. La figura generalmente rechoncha de los como los pobres suelen consunür menos de estos alin1entos que los ricos 1
esquin1ales puede considerarse co1no otro tipo de adaptación al frío, ya que y con10 el reparto de la riqueza en Gran Bretaña y Estados Unidos tiende
una forn1a esférica presenta un máxirno de n1asa corporal y un 1nínüno de a estar correlacionado con el color de la piel, no poden1os sabet hasta qpé
superficie corporal, relacionando la 111áxima producción de calor con su punto se debe la incidencia del raquitis1110 a diferencias genéticas o_· a
máxima conservación (es decir, cuanto 1nayor es la bio1nasa, más calor se diferencias dietéticas. I)ara con1plicar aún n1ás el cuadro) la exposición
genera; cuanto 1nás pequefia el área de superficie tnenos calor se pierde). a la luz solar fluctúa con la moda, la profesión y el ocio disponible. Casos
Por el contrario, una forn1a corporal alta y delgada conjuga un n1ínüno de de raquitís1no tatnbién se dan en los trópicos, entre poblaciones de piel
inasa corporal con un máxin10 de superficie corporal, lo que origina una oscura. La dosificación de radiaciones ultravioletas en los hospitales ha
pérdida de calor máxima (fig. 6.1). Esto puede explicar las características· sido eficaz en la cura de enfern1os raquíticos de piel oscura sin ninguna
de los altos y delgados africanos nilóticos que viven en regiones de calor intervención dietética. Por últin10, tan1poco es cierto que los africanos ten-
seco e intenso. Finalinente, algunos antropólogos físicos explican las espira- gan índices n1ás bajos de cáncer de piel por unidad de radiación ultravioleta
les estrechamente arrolladas deno1ninadas granos de piinienta, halladas en comparación con los blancos (Kendall, 1972; Dent y otros, 1973).
entre los pueblos nativos de Sudáfrica) como adaptaciones para la disper- Sin einbargo, pruebas controladas han 1nostrado clara1nente que la piel
s1on del calor. Dejando espacios vacíos en la cabeza, el grano de pünienta oscura supone una desventaja, al n1enos, en un aspecto Ílnportante para
«facilita la pérdida de calor a una temperatura alta» (Coon, 1965: 112). las poblaciones que viven en los trópicos. Bajo el sol del inedíodía, la piel
negra absorbe un 15 por 100 más de calor que la piel blanca quemada
por el sol, lo que hace que los negros sean inás propensos a la insolación
El caso del color de la piel que los europeos (Baker, 1958).
Aún caben otras objeciones contra las explicaciones de las diferencias
La teoría de que la distribución geográfica de los genes del color de en el color de la piel basadas en la selección natural. Por ejcn1plo, se
la piel tuvo su origen en procesos adaptativos es una de las sugerencias ha señalado que los asiáticos y los an1erindios tienen nlás o n1enos la 1nisn1a
más agudas de este tipo. I-Iasta cierto punto, las pieles más oscuras se pign1entación de pálida a inorena vivan en una región ártica, desértica,
correlacionan con latitudes subtropicales y tropicales. La base para estas ten1plada o tropical. Frente a esta objeción, se ha propuesto que los asiá-
distribuciones geográficas puede Ílnplicar una relación entte el color de ticos, an1erindios y esquin1ales no están pigmentados con10 debieran por-
la piel y el componente ultravioleta de la radiación solar. El color oscuro que han e1nigrado de1nasiado recientemente co1no para que la selección hu-
de la piel es provocado por la presencia del pigmento denominado mela- biera podido operar.
nina. Cuando la piel está fuerte1nente pigtnentada es resistente a la penetra- L. L. Cavalli-Sforza (1972) ha sugerido una hipótesis ingeniosa para re-
ción de la radiación ultravioleta. Esta radiación puede ser, según la dosis en conciliar estas anon1alías con la teoría de la selección de la vita1nina D. Tal
que se reciba, útil o perjudicial. Sin una inínin1a exposición a la radiación vez el desarrollo de la piel blanca fue un subproducto de la difusión de la
ultravioleta, el cuerpo hun1ano no puede sintetizar la horn1ona calciferol
agricultura hacia el norte de Europa. Mientras las poblaciones que vivían
(vitamina D,). La carencia de ésta inhibe la absorción del calcio, lo que
en las latitudes de Europa con inviernos largos y nebulosos y días cortos
produce a su vez la enfermedad del raquitis;no, que itnpide el crecin1iento
de los huesos (T. C. B. S., 1973). Durante los largos y nebulosos inviernos n1antuvíeron un estilo de vida basado en la caza y la recolección, el color
curopeos 1 sólo la reducción de los efectos filtradores de la inelanina per1nite de su piel pudo pern1anecer relativa1nente oscuro, ya que obtenían su vi-
obtener un nivel adecuado y beneficioso de radiación ultravioleta; a eso se tanüna D de fuentes dietéticas. Así 1 los esquin1ales, que consun1en grandes
deben las 1nejíllas sonrosadas de los europeos nórdicos. Por otra parte, cantidades de pescado crudo y n1an1íferos n1arinos, tienen poca necesidad
una sobredosis de radiación solar puede perjudicar a las glándulas sudo- de radiación solar y el color de su piel puede permanecer relativa1nente
ríparas o provocar el desarrollo del cáncer de piel (Blum, 1964; Bakos y oscuro. Sin e1nbargo 1 hace unos 10.000 años, pueblos agrícolas y pastores
Macmdlan, 1973); esto explicaría la dosis extra de melanina entre los emigraron desde el Oriente Medio hacia el norte y el oeste de Europa
africanos, adquirida co1no consecuencia de la protección que proporciona (Menozzi, Piazza y Cavalli-Sforza, 1978). La dieta de estos inmigrantes era
contra los rayos directos del sol tropical. relativa111ente pobre en caza y pescado, y por consiguiente tan1bién en vi-
Por desgracia, la base fáctica en que se apoya esta teoría resulta difícil tainina D. Esta teoría encaja bien con la explicación de la baja incidencia
de interpretar. Los an1ericanos de ascendencia africana y los ciudadanos de la insuficiencia de lactasa entre los europeos, lo que sugiere que hubo
británicos de procedencia hindú o paquistaní n1uestran de hecho índices una intensa selección en Europa en favor de adultos capaces de digerir la
de raquitis1no n1ás altos que los blancos. La vitan1ina D que contrarresta el
1
leche, una excelente fuente de vítan1ína D. Un corolario fascinante de esta
120
Introducción a la antropología genera! Los orígenes de las variaciones raciales 121
explicación es que sitúa el origen del color pálido d 1 . 1
más allá del 10.000 B.P. ' e a pie europea en no razas. Con su iinplícación de subespecie a punto de bifurcarse para forn1ar
una especie nueva, el térn1ino de raza no es, estríctan1ente hablando, una
1
. 1~ lb
1
vcl
Ja explicación de las distribuciones anómalas del color de la
pie , .e, a Juscarse .en Josefectos de la selección cultural en vez d 1
designación taxonó1nican1ente adecuada para cualquier población hun1ana
conten1poránea.
~~1~ecc1~n, n~tural. S1gu1c~1?0 la línea de conjetura usad11 en el caso d~l c1~lie~ Los conceptos 1nodernos de población y ptocesos genéticos no se plje~
~íal ~~~f~n/1~~~;1sli~i::1~~~c;~~- ~~~1~ural en. fadvot de una ~)ig1nentación difefren- den reconciliar con la división tradicional de la especie en tres o cuatro
t bJ . ,1 l ' especie e «resonancia» cultural Si se cs- grandes razas. Desde el punto de vista tradicional, estas razas eran arqueti-
·a cc10 cu tura inentc una prcfetencia ]Jor el e 1 . , . . ,
de 1 .el , . f1 . , o o1 i11as oscuto o in as claro pos cuya esencia se n1anifestaba en individuos de «pura sangre» y cuyo
en ~f:~e;t~:t~o11~~0 Lll~J1ª.
_,.. .
e? u1_1~ l1:epro1 ducc1f'ón y supervivencia diferenciales
111 ant1c1c JO) a en ·er111edad1 el aparea111ient r 1-
carácter distintivo eta tan antiguo con10 la especie. Sin en1bargo, en cuanto
poblaciones, grupos co1no los europeos, los asiáticos orientales y los africa-
gueua gue nada tienen que ver con la radiac·, , 1 . U · ?) a
este proceso de selección cultut 1 . d / 10~1 so al. na ve_z 1n1c1ado, nos no poseen tales atributos. En prin1er lugar, no existe individuo que se
If
posi ti?ª que produciría pareen t~ jc~e1de1 ei~1~ti ~~esct~e~~~osrctrobf 1n1cn tación pueda considerar un «pura sangre» n1ás representativo de una población
que otros de «sangre niezclada1>. Para tener alguna validez científica, la
supcn.ores a los que la s:Iección natural, por sí sola, hub~era a~~i~~n~~¿1 caracterización de una población debe aludir a frecuencias génicas, y los
1 Dicho de lotro 111odo, s1 algunas poblaciones adoptaron el patrón ;stétic~ individuos no tienen frecuencias génicas. Segundo, los tradicionales taxones
«o negro es :er1noso» y otras el de· «lo blanco es hern1oso» 'r si or r raciales no se pueden reconciliar con la existencia de clínas genéticas aso-
nes. que no tienen relación alguna con el color de la p· Í ) bp _azo- ciadas a frecuencias génicas intern1edias o de transición, características de
tuv1eran éxito en la . . , ¡ . , . ' ie , an1 os tipos
brían suroido orand-1e~:fc.ucc1.on, en un espacio de tien1po brevísin10 ha- poblaciones que constituyen la n1ítad de los efectivos <len1ográficos en el
(1973) l n n 'd es 1 erencrns en el color de la piel. Frederick Hulse mundo. No hay justificación alguna para considerar estas clínas co1no el
condicio1~:s sug~r1 o c~t~e la invención de la agricultura qui:.::á aportó las producto de una hibridación entre hipotéticas razas puras que existieron en
fonna dcspr¿~or~~1~~~~t1ero1~ a alg~nas /p?blaciones pequefias contribuir de el pasado. En vez de ello, las clinas indican la existencia de frecuencias
Mundo Así .., '¡a a dos poo.s gen1cos de los continentes del Viejo génicas constante1nente ca1nbiantes que son resultado de la selección natu-
. ' ,.un en e caso e que no se c d . l ral, el flujo de genes, la mutación y la deriva de genes. Por último, las
al color de la piel 1 .· . l once a venta Ja ac aptativa alguna
la actualidad tal ,: . as p11nc1pa es razas ~~! n1undo, tal con10 se conocen en divisiones raciales tradicionales se basan en un «paquete1> de caracteres
A ' ez no tengan una ant1guedad supetior a Jos 1o 000 - que no varían coordinadan1ente con las frecuencias génicas de otros genes,
. unque todas las proposiciones concernientes a los procesos. selec~~~~~; tales como los implicados en los grupos sanguíneos ABO. Estas distribu-
~:~~:~~1s1:bl~~sfbn!~:dca~·acteres \acialesdson especulativas, en conjunto des~ ciones no coincidentes con las divisiones raciales tradicionales son predeci-
)oblacio1 . . . d eHque a gu:10 e nosotros conozca real1nente qué bles según la ley de la distribución independiente de MendeJ.
l ' ies a1ca1cas e anta sapiens 1 a . d , Dejando a un lado el concepto tradicional de raza, los antropólogos
tipos individ l y .. . . i n apoi ta o n1as a nuestros geno-
ua es. esto sin contar con las an1b· .. d d ~ 1/ . físicos pueden situar el. estudio de los p0Ii111orfisn1os humanos sobre una
que son especíaln1ente cal'acterísticas de todas 1 ' ibglue. a es ge1:ea ogrcas sólida base genética y evolutiva. Los grupos sanguíneos ABO, la anen1ía de
Nuevo Mundo con1 . . . . as po ac1ones recientes del
raciales ,· d o consecuencia de niov11111entos n1igratorios y niezclas células falciformes y la capacidad de degustar el PTC constituyen ejemplos
s n prece entes. de polimorfis1nos cuyos mecanismos genéticos son bien con1prendidos. La
Concluiré este capítulo sin exan1inar Ja cuestión de 1 . 1 ., continuación de la investigación en este ca1npo permitirá con el tien1po
raza conduct · t l. · a ie ac1on entre
' ,d, , a, In e 1genc1a Y otros fenón1enos culturales Esta di'scus 1·0- 11 explicar la distribución de los alelos responsables de estos caracteres en
ten ra n1uc110 111' ··d · '
causas de 1 d'fas_ se1:u o una \~ez que hayan1os intentado con1prender las terminas de selección natural y en relación con factores médicos y nutri-
. . 1 as l e1elnc1a,s y sen1,e1anzas culturales en su adecuado contexto tivos. La implicación de tales factores en la explicación de niuchos poli-
espacia y tcn1pora (vease capitulo 26).
morfismos pone en tela de juicio el punto de vista de que la humanidad
sie1npre se ha dividido en un pequeño nú1nero de grupos raciales. La selec-
Resuinen ción puede rápida1nente alterar la frecuencia de un alelo en una dirección
convetgente entre poblaciones que han estado genéticamente aisladas, o en
direcciones divergentes en poblaciones que tienen altas tasas de flujo de
genes. En los intentos de enjuiciat la antigüedad de las divisiones raciales
tradicionales hay que tener en cuenta también la selección cultural. Queda
por ver el grado en que rasgos co1110 la estatura, la for1na del cabello y la
122
Introducci6n a la antropología general Capítulo 7
nariz, y el pliegue epicántico pueden ser explic d .
v~s .. ~as fuer~as clin1áticas han sido considerada~ ~~n;~rp~~fbkssofu~~apta~1- LA NATURALEZA DE LA CULTURA
p1es1on. selectiva para estos caracteres. Un con1ple'o con' t d . tes e
adap.tatlvos en los que iiitervíenen la n1eJanina la i'.adiaci¿~n º1 _e pro;esos
de piel y la deficiencia de vitamina D han sido' implicados es~ ai' el clanc;r
entre piel pálida y hábitats nórdicos. n a corre ac1on

En este capítulo sentamos las bases para el estudio de la evolución cultural


y de las diferencias y semejanzas culturales. Examinaremos ciertos rasgos
generales de las culturas humanas, y describiremos una estrategia para
el estudio de estas diferencias y semejanzas.

Definiciones de cultura

Como hemos vistoi la cultura alude al cuerpo de tradiciones socialmente


adquiridas que aparecen en forma rudimentaria entre los mamíferos espe- 1

cialmente entre los primates. Cuando los antropólogos hablan de una cul-
tura hun1ana notmalmente se refieren al estilo de vida total, socialmente
adquirido, de un grupo de personas, que incluye los modos pautados y
recurrentes de pensar, sentir y actuar.
Al definir la cultura como consistente en pautas de actuar (conducta) y
de pensar y sentir, sigo el precedente sentado por Sir Edward Burnett
Tylor, fundador de la antropología académica y autor del primer libro de
texto de antropología general.

La cultura ... en su sentido etnográfico amplio, es ese todo complejo que com-
prende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquie-
ra otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de
la sociedad. La condición de la cultura en las diversas sociedades de la humani-
dad, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, cons-
tituye un tema apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción
humanos (1871: 1).
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