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OSCAR OSZLAK, ¿Cómo se organizó el

Estado después de Pavón?


 26 julio, 2017   Sin categoría
Tras el triunfo de Pavón, la confirmación de la hegemonía porteña sobre el resto del
territorio nacional argentino, no significó la resolución del viejo problema de la
institucionalización del poder que el país venía arrastrando desde el mismo momento de
su independencia. Mantener y extender el movimiento iniciado desde Buenos Aires,
requería la centralización e institucionalización del poder estatal en el nuevo gobierno
nacional surgido desde Pavón. era necesario poner en funcionamiento los isntrumentos de
dominación que que asegurarían el predominio del proyecto porteño de organización
nacional. ¿De qué manera se manifestó esta dominación? Oscar Oszlak en “La formación
del Estado Argentino” categorizó las siguientes formas de penetración del gobierno central
en el territorio nacional….
Contenidos [hide]
 1 PENETRACIÓN REPRESIVA
o
 1.0.1 PENETRACIÓN COOPTATIVA
 1.0.2 PENETRACIÓN MATERIAL
 1.0.3 PENETRACIÓN IDEOLÓGICA

PENETRACIÓN REPRESIVA
Esta modalidad implica la aplicación de violencia física o amenaza de coerción, tendientes
a lograr el acatamiento a la voluntad de quien la ejerce y a suprimir toda eventual
resistencia a su autoridad. En la experiencia argentina, el instrumento clave empleado por
el Estado para imponer esta forma de control coercitivo fue la institucionalización de un
ejército nacional.
Puede parecer extraño que medio siglo después de iniciado el movimiento emancipador, la
organización del ejercito se planteara aún como tarea pendiente. Hasta 1862, y a todo lo
largo del extenso período de guerras civiles, la conducción del aparato represivo fue un
atributo compartido por el gobierno nacional y las provincias.
Hacia 1861, la Confederación contaba con un ejército de reserva estimado en 121.500
hombres, que cálculos más optimistas elevaban a 164.705 guardias nacionales.
Al comienzo, los problemas más acuciantes a resolver fueron: 1) la simultaneidad o
sucesiva alternancia de los frentes de lucha, que obligaban a un permanente
desplazamiento de tropas siempre insuficientes; y 2) la falta de profesionalización,
derivada de las dificultades de reclutamiento, ausencia de reglamentos, etc. El nuevo
ejército nacional (6000 efectivos) debió afrontar de inmediato la defensa de la línea de
frontera con el indio, al tiempo que acudía a sofocar los numerosos levantamientos
producidos en el interior luego del triunfo de las fuerzas porteñas. La falta de una ley de
conscripción obligatoria obligaba al gobierno nacional a destinar al servicio activo a
guardias nacionales indisciplinados, faltos de instrucción y desprovistos del aplomo y la
profesionalidad del soldado de línea.
Durante más de una década (presidencias de Mitre y Sarmiento), el gobierno nacional
debió enfrentar rebeliones interiores. Sólo entre 1862 y 1868 se produjeron –según Nicasio
Oroño- 107 revoluciones y 90 combates en los que murieron 4728 personas.
Hasta 1876 la Guardia Nacional sirvió de importante refuerzo del ejército regular, ante
contingencias que colocaban a éste en situación precaria. Antes de desaparecer,
continuaría siendo movilizada. A los reiterados levantamientos de López Jordan en Entre
Ríos, sucedió la insurrección de Mitre, luego de las controvertidas elecciones
presidenciales que llevaron al poder a Avellaneda. Un último y definitivo enfrentamiento, en
1880, cerraría un ciclo histórico de siete décadas de guerra civil: la insurrección del
gobierno de Buenos Aires contra las autoridades nacionales, que originó una nueva e
importante movilización. Pero para entonces el ejército nacional había adquirido un perfil
institucional diferente.

PENETRACIÓN COOPTATIVA
La penetración cooptativa se refiere a la captación de apoyos entre los sectores
dominantes locales y gobiernos provinciales, a través de alianzas y coaliciones basadas en
compromisos y prestaciones recíprocas tendientes a preservar y consolidar el sistema de
dominación impuesto en el orden nacional. La esencia de este mecanismo remite a las
reglas más elementales del juego político: debilitar al adversario y reforzar las propias
bases sociales de apoyo.
A partir del triunfo de Pavón, como ocurrió después de la Revolución de Mayo, como lo
intentaron infructuosamente Rivadavia y Urquiza, el gobierno nacional debió enfrentarse
una vez más al mismo dilema: diferenciarse de su matriz porteña sin traicionar los
intereses asociados al Puerto; pero a la vez, lograrlo sin convertirse en una mera
excrecencia del autonomismo provincial.
Desde el punto de vista de la modalidad que aquí nos preocupa, se trataba de incorporar a
los sectores dominantes del interior, no tanto como representantes de intereses regionales
o locales sino más bien como componentes de un nuevo pacto de dominación a nivel
nacional.
Uno de los mecanismos utilizados fue el otorgamiento de subvenciones a las provincias,
sobre todo durante los primeros años de la presidencia de Mitre, en que el descalabro de
las finanzas provinciales ocasionado por las guerras civiles demandó la contribución del
gobierno nacional para la atención de los gastos más elementales.
Similares efectos producía la utilización de cargos públicos como mecanismo de
cooptación. La declinación de las economías del interior, acentuada con escasas
excepciones a partir de la organización nacional, convirtió al empleo público en un
importante factor compensador, pero a la vez en un preciado instrumento para la captación
de apoyos al gobierno nacional.
Un último mecanismo, quizá el más evidente y el que más atención  ha recibido fue el de
la intervención federal. Acordado constitucionalmente por las provincias al PEN, este
recurso le permitía intervenir en los asuntos provinciales a fin de <restablecer la forma
republicana de gobierno cuando ésta se hallare amenazada>

PENETRACIÓN MATERIAL
Se incluyen aquí aquellas formas de avance del estado nacional sobre el interior,
expresadas en obras, servicios, regulaciones y recompensas destinados
fundamentalmente a incorporar las actividades productivas desarrolladas a lo largo del
territorio nacional al circuito dinámico de la economía pampeana. Esta incorporación
producía dos tipos de consecuencias: 1) ampliaba el mercado nacional, multiplicando así
las oportunidades y el volumen de los negocios; y 2) extendía la base social de la alianza
que sustentaba al nuevo estado, al suscitar el apoyo de los sectores económicos del
interior beneficiados por dicha incorporación.
La penetración cooptativa intenta ganar adeptos a través de la promesa o efectiva
concesión de alguna suerte de beneficio conducente a incorporar nuevos grupos o
sectores a la coalición dominante. Claro está que estos beneficios y contraprestaciones, en
tanto están dirigidos a ciertos sectores de la sociedad, implican a menudo privilegios que,
por oposición, condenan a otros sectores indirectamente perjudicados a una existencia
económica, cultural o políticamente marginal.

PENETRACIÓN IDEOLÓGICA
Si bien la penetración ideológica del Estado nacional implica lograr que en la conciencia
ordinaria de los miembros de una sociedad se instalen ciertas creencias y valores hasta
convertirlos en componentes propios de una conciencia colectiva, es preciso diferenciar
dos aspectos distintos de este proceso. Por una parte, la creación de una conciencia
nacional, es decir un sentido profundamente arraigado de pertenencia a una sociedad
territorialmente delimitada, que se identifica por una comunidad de origen, lenguaje,
símbolos, tradiciones, creencias y expectativas acerca de un destino compartido. Por otra,
la internalización de sentimientos que entrañan una adhesión <natural> al orden social
vigente y que, al legitimarlo, permiten que la dominación se convierta en hegemonía.
Así como en el primer caso, la penetración ideológica procura crear una mediación entre
Estado y sociedad basada en el sentido de pertenencia a una nación, en el segundo
promueve el consenso social en torno a un orden capitalista.
La educación constituyó un vehículo privilegiado en el marco de la estrategia de
penetración ideológica del Estado. La educación se concebía más como garantía del orden
que como condición del progreso.

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