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Julián Bedoya Cardona

Teología Moral

JESÚS VS LOS MAESTROS DE LA LEY

El ser humano siempre tiene referentes por los que tiende y encamina su
vida. La encíclica de San Juan Pablo II “Veritatis Splendor” nos presenta el
relato bíblico del joven rico; la historia nos cuenta sobre un Joven anónimo
cuya característica es la riqueza; este tiene una pregunta esta en medio de
un paradigma, Jesús y los maestros de la ley.

La juventud está marcada por la inquietud, el querer encontrar un horizonte,


este, lo lleva a preguntarse; en este caso vemos que el joven interroga a
Jesús ¿Qué debo hace para alcanzar la vida eterna? Jesús le responder;
acá llama la atención que el joven haya seleccionado a Jesús para hacerle
dicha pregunta teniendo también consigo a los maestros de la ley; quizá, el
joven escoge a Jesús incluso lo califica nombrándole Maestro bueno, por
qué en Jesús encuentra autoridad Moral, intuye que Él es evangelio en la
totalidad de su persona que lo expresa, lo hace saber en sus palabras
(parábolas) y en sus acciones (milagros) y como bien lo constata la esta
encíclica “veritatis splendor” retomando al concilio vaticano II “el evangelio
es fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta¨ pues el
querer del joven es salvar su vida alcanzando la vida eterna.

La respuesta que brinda Jesús al joven es la verdad: “los mandamientos”


Jesús propone cumplirlos, como el joven dice que los ha llevado a
cabalidad, los ha cumplido; Jesús le exige un compromiso “reparte los
bienes a los pobres y sígueme” al decir que ha cumplido, Jesús quiere
saber si en el fondo ha cumplido o solo es por aparentar para que lo vean
los demás, es decir, Jesús quiere saber si solo son actos exteriores; es en
este momento donde el joven se marcha. Al ser humano conocer la verdad
el tiene la capacidad de asumir la libertad; libertad que desde la creación ha
sido otorgada cuando Dios dice que pueden comer de todos los arboles del
jardín menos el árbol del bien y de mal; le comunica una consecuencia que
pueden asumir si lo hacen, morir sin remedio. Se entiende que la liberad no
es ilimitada, que el ser humano está en medio de realidad sobre las que
puede decidir de qué manera puede hablar o actuar; empero no puede
elegir qué consecuencia quiere asumir y cual no.

Toda elección trae una consecuencia, renunciar a algo para aceptar otra
cosa o realidad, se nos ha dado poder para obedecer a Dios o no. El
pecado condiciona aspectos fundamentales del misterio y de la vida
cristiana. Podríamos incluso colocar realidades en las que no somos
nosotros los que elegimos dicha realidad para generar un problema o lo que
Julián Bedoya Cardona
Teología Moral

desde la filosofía conocemos como causa – efecto; se concreta en Adán y


Eva la causa de la desobediencia; comer del fruto del árbol que Dios les
había prohibido, a esta causa viene el efecto, el pecado: quedar desnudos;
tras esta realidad buscan la solución cubrirse con hojas de higuera.

La acción no es una capacidad optativa, sino una necesidad esencial de la


que depende nuestra supervivencia como individuos, no estamos
determinados ni programados instintivamente de tal modo que podamos
dispensarnos de actuar. Tenemos bastante donde elegir a la hora de obrar,
pero no podemos optar entre elegir o no, entre actuar o no actuar en
términos generales.

Dios ha dado a cada uno de nosotros cierta capacidad para recibir y


considerar hechos obvios y para hacer un juicio, gracias a esta capacidad
podemos distinguir lo bueno de lo malo, lo que conviene y lo que no, el
sentido común y la razón nos permite discernir para elegir o más bien para
saber elegir. El ser humano está en medio dos realidades duales –
diferentes: del amor y el odio; en el está el amar o el odiar, por lo que
reafirmamos que el ser es de acuerdo a su conducta, a lo que escoja,
dentro del agobio de este compromiso es donde tenemos que manejar o
padecer los grandes términos valorativos. El bien y el mal. Los extremos
opuestos de la balanza axiológica, el bien y el mal, no sirven para nada a la
razón ni al corazón si se utiliza en términos absolutos: solo tienen sentido y
utilidad conceptual cuando funcionan en relación a algo. Descartando el
énfasis absolutista, quedan lo bueno y lo malo según qué o quién, y según
para qué o para quién. Una misma cosa puede ser mala en relación a unos
y buena para otros; quiero colocar un ejemplo:

Una piedra oculta entre la hierba que hace tropezar a una gacela que huye
de un león es mala para la gacela pero es buena para el león.

Ningún ser humano le gusta, ni quisiera tener problemas, y los que tienen
no esperan el momento de solucionarlos, los que tienen buscan
soluciones… Todo problema acarrea desesperación, depresión, y otros
factores que se manifiestan, para ello es necesario saber entender no el por
qué suceden, si no él para que suceden. Muchos problemas son
consecuencia de nuestros actos, por eso es necesario antes de tomar
cualquier decisión saber el valor de cada elección.

“El que dice que está unido a Dios debe vivir como vivió Jesucristo” 1Jn.
2,6.

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