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Consecuencias de la desforestación en Nicaragua

El problema de la sequía ocasionada por el despale afecta las


condiciones apropiadas para que viva un organismo, especie o comunidad
animal o vegetal. Por ejemplo, el aumento de la temperatura,
producto de la falta de lluvias, conlleva a muerte de animales,
como los 800 huevos de tortugas que se cocieron en las playas de
Rivas en el periodo 2014-2015 (Calero, 2015), y a problemas de
crecimiento en la flora debido a que las temperaturas mayores a 35°
reducen su capacidad de absorción de agua (Conservación de los
recursos naturales para una agricultura sostenible, S.F). Además, los
malos inviernos disminuyen los caudales de ríos, lagunas y lagos;
por ejemplo, en Nicaragua este 2016 se han secado el río Estelí, el
Musunce y el Salto de la Estanzuela, y el Cañón de Somoto ha
bajado considerablemente su caudal. (Se recrudece sequía en los
ríos). Estas afectaciones provocan un escenario adverso para el
desarrollo de la flora, que crece en tierra menos fértil, y la fauna,
que pierde fuentes de alimentación.

Las áreas boscosas protegidas de nuestro país en los últimos años


han sufrido deterioro progresivo a causa de la explotación
indiscriminada, prueba de ello es que se ha perdido
aproximadamente el 48% de cobertura de bosques en las áreas
protegidas, especialmente en Wawashan, Cerro Silva, el área de
amortiguamiento de Bosawás y en menor escala en la reserva Indio
Maíz y otras reservas localizadas en el Pacífico y Centro del país
(Fonseca, 2009). El origen de este problema forestal es la ampliación
de la frontera agrícola que lleva a la eliminación de árboles para
dar lugar a la siembra de diversos productos como frijol, caña de
azúcar, maíz, entre otros. Otra práctica dañina es la quema
indiscriminada de la maleza para la preparación de la siembra.
También contribuye a la deforestación la venta ilegal de madera,
puesto que esta, por un lado, se hace por medio del despale
excesivo y, por otra parte, no se acompaña de la reforestación de las
reservas naturales afectadas. Todas estas acciones inciden en el
incremento del fenómeno del niño, el cual provoca calentamiento a
nivel ambiental y sequía.
En conclusión, la destrucción irracional de la superficie forestal de
nuestro país no solo perjudica a los bosques, sino también la flora,
la fauna y a la población, puesto que se violentan las condiciones
para su desarrollo y sobrevivencia. Por eso es importante tomar
conciencia de que se necesita tanto de la interrupción del deterioro
del medio ambiente como de la reforestación las zonas dañadas
por la deforestación. Así lo plantea la Estrategia Nacional Ambiental
y del Cambio Climático, Plan de Acción 2010- 2015 (2010), en la que
se expresa que “para hacer frente al deterioro ambiental y el
calentamiento global se requiere de relaciones solidarias e inclusivas.
Solamente si todos colaboramos para detener, y donde sea
posible, revertir el deterioro ambiental” (Párr. 3).

La deforestación también impacta a la población nicaragüense. Se han


perdido fuentes de agua potable; por ejemplo, 42 pozos integrados
a los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS) están secos y
semisecos. (Martínez, 2016). Esta situación hace que la población
tenga que cavar a mayor profundidad en busca del agua
exponiendo su vida al peligro. También la falta de agua los lleva a
consumir recursos hídricos contaminados que pueden provocar
enfermedades como diarreas, hepatitis A y B, e insuficiencia renal.
(Álvarez, 2016). Por otra parte, la sequía causa pérdidas en las
cosechas, tal como ocurrió en el corredor seco en el año 2014
(Loáisiga y Romero, 2015), hecho que origina la escasez de
alimentos y, en consecuencia, el hambre y la desnutrición en los
ciudadanos más vulnerables.
La deforestación también limita el cumplimiento de los derechos
humanos. Por ejemplo, sumado a los problemas de aguas
contaminadas, la falta de árboles causa problemas de salud como
hipertensión, ataques cardíacos y deshidratación, consecuencia del
aumento de la temperatura. El despale también repercute en la
calidad de la alimentación, puesto que la pérdida de cultivos y la
muerte de ganado aumentan los precios de la canasta básica; en
consecuencia, la población no tiene acceso a una dieta balanceada que
asegure una nutrición adecuada. Asimismo, ha mermado la calidad de
vida de las personas; prueba de ello es que, en zonas rurales, la
escasez de agua ha provocado que los pobladores caminen kilómetros
para adquirir el vital líquido; y, en la capital, hay barrios donde los
residentes se desvelan todos los días para asegurar el abastecimiento
de este recurso. Incluso, el derecho a la educación se ha visto
afectado, tal como ha ocurrido en Tisma en donde los pescadores al
perder su fuente de trabajo, la laguna, se vieron obligados a migrar y
a retirarse de las clases que estaban cursando en ese lugar
(Salazar, 2016).

Durante décadas la actividad humana ha sido la principal causa de


contaminación del planeta, es, por ello, que hoy se sufren las
consecuencias de esas acciones contra el medio ambiente. Una de las
prácticas que ha ocasionado graves daños en Nicaragua es la
deforestación indiscriminada que cada año provoca pérdidas de
hectáreas boscosas, incluso en las reservas naturales protegidas.
Teniendo en cuenta lo anterior el objetivo de este escrito es
concientizar a la población sobre este despale irracional que afecta
las condiciones de vida de la flora, la fauna y los seres humanos.

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