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Sócrates

Bibliografía: Abbagnano, N. (1994). “Sócrates”. En Sterlich & Pérez


Ballestar (trad.), Historia de la Filosofía. Vol. I. Hora: Barcelona, pp. 56-65.

1. Características principales del filósofo:

1.1. Fechas del natalicio y defunción: al momento de su


apología y muerte, 399 a.C., según el texto “Apología de Sócrates”
-Platón-, Sócrates poseía 70 años, lo que nos lleva a pensar que debe
haber nacido alrededor del año 470/469 a.C.

1.2. Su padre de nombre Sofronisco fue un escultor, y su


madre Fenarete, una comadrona (Abbagnano, 1994): importante
porque Sócrates referirá su método filosófico haciendo una analogía
al arte de su madre -cfr. Teetetes, Platón. Ambas profesiones o artes
poseen la particularidad de traer ahí delante lo oculto (¿aletheia?).

1.3. La vocación de Sócrates: según el relato de la “Apología de


Sócrates” (Platón) Sócrates no se incumbió en las cuestiones políticas
de la Polis griega, sino se dedicó a filosofar. Su filosofía es novedosa,
entre otros aspectos, porque ocurren y profundizar el giro
antropológico de la filosofía. Si hasta el momento la pregunta ha sido
por la physis (el universo visto como un todo, uno plural, y como un
cosmos, un universo ordenado), la pregunta por el ser humano
(anthropos) y su lugar en la sociedad (polis) comienzan a introducirse
en la escena de la filosofía.

1.4. Giro antropológico: Sócrates creyó que el camino de la


filosofía estaba en el preguntarse sobre sí mismo, en el auto-
conocerse, tal como lo simbolizó el oráculo de Delfos. Según él, nunca
predicó, sino que se preguntaba por él mismo. Se preguntará por el
saber hacer.

1.5. ¿Sócrates qué obra nos dejó?: no nos han llegado escritos
suyos ni una tradición que refiera que lo haya hecho. Esto no puede
ser casual. Nos lleva a pensar que la verdadera filosofía no se realiza
de forma escrita sino indagándose uno y a los demás. De hecho hay
ciertos críticos, desde análisis historiográficos del pensamiento
platónico, que se animan a decir que el propio Platón, alumno y quién
escribió sobre Sócrates, su maestro, podría ser más bien una
propaganda introductoria a la verdadero filosofar que se realizaba en
su Academia.

Según Abbagnano:

el motivo auténtico de la falta de actividad de Sócrates


escritor puede verse bosquejado en el Fedro (275 e)
platónico, en las palabras que el rey egipcio Thamus dirige a
Thot, inventor de la escritura: ´Ofreces a los alumnos la
apariencia, no la verdad de la sabiduría; puesto que cuando
ellos, gracias a ti, habrán leído tantas cosas sin ninguna
enseñanza, se creerán en posesión de muchos
conocimientos, a pesar de permanecer fundamentalmente
ignorantes y se harán insoportables a los demás, porque
poseerán no la sabiduría, sino la presunción de la sabiduría´
(p. 57).

2. Las fuentes indirectas acerca de Sócrates:

2.1.
El problema de las fuentes

Jenofonte: dichos memorables de Sócrates


- Sus dichos no nos permiten entender la trascendencia de
Sócrates

Aristóteles: breves alusiones en algunos de sus escritos.


- No agregan mucho más que lo que nos dice Jenofonte y
Platón

Platón: Sócrates como principal personaje de casi todas sus obras.

- Problema: ¿Platón habla por Sócrates o cuándo refiere a


Sócrates habla Sócrates? Y si sucede esto último ¿hasta qué
escrito o en qué ocasiones habla Platón de Sócrates como
Sócrates, o lo utiliza como figura de renombre o personaje
principal de sus obras?
- Situación hermenéutica: las fuentes de Jenofonte y
Aristóteles nos pueden servir para matizar en cierto punto,
la descripción platónica (pura o mixta) de su maestro,
Sócrates. Por ejemplo, no se le puede atribuir a Sócrates, si
uno tiene en cuenta estas otras dos fuentes, la concepción o
doctrina de los eidos o ideas platónicas.

3. Ideas principales de su filosofía:

3.1. “Conócete a ti mismo” (Oráculo de Delfos):

3.1.1. Giro antropológico: su objeto del filosofar es el ser humano y su


comunidad.
3.1.1.1. Pensar sobre uno mismo debe llevar al ser humano a
reconocer sus límites.
3.1.1.1.1. Es sabio aquel que sabe que no sabe la totalidad de
sí mismo y de su modo de relacionarse con los
demás, en general, de la vida individual - social.

3.1.1.1.2. El que cree ser un sabio (saber) en realidad es un


ignorante (no sabe) de la “verdad” y de la “virtud”.

3.1.1.1.3. La humildad se encuentra ligada al filosofar. Esto nos


indica una actitud de vida, la actitud de no ponerse
ante las cosas como si sabemos de ella con total
certeza, y por lo tanto, podemos caer en la tentación
de dominar. La techne griega (permite la
manifestación de lo oculto, de la aletheia, de la
verdad) es diversa de la techne moderna (emplaza).
El otro ser humano se nos transforma en un misterio
ante quien debemos pararnos con actitud de
humildad.

3.1.1.1.4. Esto lo llevará a reconocer su ignorancia y desde allí


se podrá emprender el camino hacia la felicidad
(eudaimonía). Esto llevará a reconocer a la filosofía
como conocimiento teórico-práctico, donde lo teórico
está supeditado, al menos en su finalidad, a la
práctica de la virtud.

3.2. La ironía

3.2.1. Es el medio para hacerle dar cuenta a los demás de su


ignorancia llevándolo a la duda en lo que cree que sabe, a fin
de disponerlo en una actitud de humildad ante la pregunta de
sí mismo y de los demás.
3.2.2. La ironía cumple un papel liberador -en algún sentido
redentor-, posibilitando que el ser humano Esto nos habla de
que la filosofía se da en un ambiente de libertad, donde es
posible pensar. La libertad del ser humano se encuentra
(libertad de, para, y trascendental) pareciera desvelarse como
condición necesaria del filosofar. La filosofía podría descubrirse
como un preguntarse libre sobre uno mismo y sobre la relación
con los demás, sin prejuicios, aceptando en principio lo que
está ahí delante, sin hacer juicio de valor alguno, sino
percibiendo su presencia, para luego interrogarlo. De hecho,
han surgido numerosas corrientes críticas dentro del campo de
las ciencias sociales (sociología, pedagogía, antropología, etc)
que nos hablan de una libertad precursora de una actitud
crítica, que pregunta por los fundamentos y dinamismos de los
procesos sociales.

3.2.3. Según entienden algunos estudiosos (cfr. Vlastos, 1991) la


ironía socrática comprende cierta referencia al símbolo o al
decir analógico, en algún punto dice lo que quiere decir, pero al
mismo tiempo niega lo que quiere decir. Lo que dice es cierto
en un sentido, y falso en otro (Sócrates tenía fama de
embustero profesional). Ejemplo: cuando Sócrates dice que no
es Maestro de nadie, en realidad, podría estar diciendo que no
es maestro a la manera de los maestros de su tiempo que
creían conocerlo todo y con su conocimiento negaban el
desvelarse de lo oculto, y que por lo tanto, él sí era maestro
pero no a la manera de la maestría de aquel tiempo; lectura
que no nos puede llevar a pensar en un Sócrates sin silencio
(Nehamas, 2005); silencio que en realidad es expresión de que
nunca podemos saber lo que Sócrates pensaba o no pensaba.
Desde esta perspectiva Sócrates se nos manifiesta como un
símbolo que da un sentido pero también puede ser otro al
mismo tiempo, una persona que sabe que no sabe, pero que
sabe que algunos conocimientos posee, pero que estos no
pueden ser los definitivos. Esta actitud permite el
desocultamiento de lo oculto, la aletheia.

3.3. La mayéutica

3.3.1. Sócrates pareciera enseñar invitar más a una investigación que


enseñar un doctrina definida (Abbagnano, 1994, p. 59). Su arte
se análoga al arte de su madre, la parturienta. En algún punto
su arte se parece al de su madre en el ayudar a los seres
humanos a parir el conocimiento, un arte no unipersonal. Estos
nos lleva a pensar que el ser humano no puede conocerse
aisladamente de forma profunda. El conocimiento personal es
un fruto del diálogo con los demás. De alguna manera Sócrates
resalta que el ser humano sólo se realiza en un ambiente social
de solidaridad y justicia.

Si se puede hablar del ser humano como un universal en


Sócrates (“el ser humano”, el universal), su universalidad debe
comprenderse como espacio de realización social del ser
humano. Él se realiza en sociedad, y en la sociedad, en lo
plural, encuentra su identidad individual. Una sociedad virtuosa
y justa es aquella que favorece la individuación en la
universalidad, pero sólo desde esta última.

A saber, entendiendo lo anterior, sólo el ser humano se podrá


encontrar a sí mismo en sociedad; pero no en cualquier
sociedad, sino en una sociedad virtuosa y justa; porque en una
sociedad virtuosa y justa, las relaciones entre sus integrantes
son de tal forma que favorece el proceso de auto-
conocimiento, y auto-moderación.

3.3.2. En algún punto sólo pregunta pero no da respuestas porque lo


tiene velado por lo divino (¿en el sentido de aletheia,
desocultamiento de lo oculto que no deja de ocultar al
desocultarse? Desde esta perspectiva, dar una respuesta sería
favorecer el ocultamiento en el desocultar).

3.4. Ciencia y virtud


¿Sobre qué valores hay que fundar la vida? ¿Cuál es la vida que vale
la pena ser vivida? ¿Cuál es el mejor modo de vida del ser humano?
¿Cuál debe ser la norma del ser humano en la sociedad? Su ciencia
no apunta al conocimiento teórico.

3.4.1. Cuando se habla de ciencia se debe entender más bien como


“episteme” (conocimiento verdadero) y como ciencia moderna.
Así entendida, el “conócete a ti mismo” délfico implica el modo
de conocer la verdad de uno mismo, verdad que radica en un
saber vivir, el vivir de forma virtuosa. En algún punto para
Sócrates, saber y saber vivir van de la mano, y en algún
sentido, verdad y virtud se encuentran muy ligados. La virtud,
el saber virtuoso, no es más que saber lo que se debe hacer /
ser.

3.4.2. Esto nos lleva a pensar que para Sócrates el saber, es saber el
bien. Habría que distinguir una idea particular atribuible a este
filósofo: la virtud que él propone es una virtud atada de forma
inherente al conocimiento de la verdad. Para Sócrates conocer
la verdad, el saber vivir, implica de forma necesaria su
realización. No hay una idea disposición permanente de la
voluntad como sí lo creerá Aristóteles. Para Sócrates conocer la
verdad del ser humano, es conocer el bien, y conocer el bien
implica necesariamente obrarlo. El que obra mal es porque no
ha conocido todavía de forma plena el bien. El que conoce el
bien, lo obra. El saber teórico en Sócrates no tiene sentido si no
es un saber teorético o teórico-práctico, un saber virtuoso.

3.4.3. Esto no significa renunciar al placer sino moderarlo. La vida


virtuosa es la vida perfecta que da la vivencia de la felicidad
(eudaimonía). El hombre virtuoso es el hombre feliz. Dicha
felicidad implica conocer el placer, y de hecho, es el placer
máximo. Se debe notar como en Sócrates todavía se entiende
al ser humano de forma integral: inteligencia, pasiones /
emociones, y voluntad, en relación con los demás. La aparente
dualidad platónica nos llevará a priorizar la razón sobre el resto
de las demás dimensiones antropológicas del ser humano. El
ser humano virtuoso es aquel que dentro de los placeres saber
elegir el mayor de los placeres, por más que en principio (de
forma aparente), alguno se presente como un placer mayor. El
saber para Sócrates es un saber y saber hacer, un modo de
estar siendo, un modo identitario y comportamental.

En este sentido se lo puede acusar a Sócrates de ser


utilitarista, perspectiva en que lo útil y lo bueno se identifican.
En otras palabras, buscar el conocimiento del bien le resulta lo
útil al ser humano, y al buscar lo verdaderamente útil
encuentra el bien, lo bueno, lo que le hace bien. Es diverso al
utilitarismo modernos en el que lo útil y lo bueno se identifican
pero sobre un trasfondo de relativismo, y por lo tanto, de
emplazamiento de la realidad ligado a la técnica moderna.

Para Sócrates la virtud es ciencia, es conocimiento,


conocimiento integral que no sólo es racional porque concibe al
ser humano como una unidad. Platón y Aristóteles, al
identificar las potencias del ser humano generarán la tendencia
a concebir al ser humano de forma dualista o
compartimentalizada.

Si bien no es un político se puede entender que la polis era el


lugar por antonomasia para la vida virtuosa. Las leyes podrían
ser consideradas proyecciones del modo virtuoso del ser
humano, y leyes que ayudan al ser humano a ser más virtuoso,
conocedor del modo de vida que debe llevar. La ley posee una
dimensión de habilitar o prohibir comportamientos, y a su vez
también, pero también posee una función educadora.

4. La religión en Sócrates

4.1. Filosofar como mandato divino (Apología de Sócrates,


Platón).

4.1.1. Sócrates habla de un daimonion (traducido muchas veces


como demonio) que lo aconseja en varios momentos de su
vida, sobre todo, en los importantes. Algunos lo interpretan
como la voz de la conciencia, otros como una investidura
especial que el propio Sócrates recibió y decidió cumplir. De
todas formas, cabe destacar que nos encontramos con un
problema porque una de las acusaciones que recibe en la
Apología es que enseñar cosas diversas a la religión oficial.
Quizás se encuentre una solución diciendo que Sócrates creía
en lo divino y como tal en los dioses, pero como encarnaciones
de lo divino. Lo importante era buscar lo divino, el bien, la
virtud. En este sentido, religión y filosofía, en Sócrates podría
concebir unidos (Abbagnano, 1994, p. 62). Se diferencia del
cristianismo porque el cristiano si bien identifica a Dios con el
bien, Dios es personal, y si importa la persona, no solo la
divinidad. Para Sócrates el ser humano era capaz en sociedad
de alcanzar el bien (divino), para el cristiano, solo se puede
alcanzar a Dios por revelación y por la fe (sacramentalizada).

5. La inducción y el concepto

5.1. Según Platón, Sócrates ha desarrollado dos cuestiones que se


destacan desde una perspectiva lógica a su pensamiento: la
inducción y el concepto de lo universal. El razonamiento inductivo se
dirige al concepto, de hecho, generaliza lo particular realizando un
salto inductivo (no deductivo) y afirmando por ejemplo, que por estar
en contacto con el arte durante cierto tiempo, una persona es un
artista. Podríamos afirmar que Sócrates fue el descubridor del
concepto, el universal, pero no en el sentido meramente teórico como
se desarrollará más adelante, sino en el sentido teórico-práctico, y
por lo tanto, de una universalidad siempre encarnada o histórica, de
la universalidad del deber-ser, la universalidad de conceptos ético-
prácticos.

Además de denotar la reciprocidad dinámica entre episteme (ciencia)


y areté (justicia), su grandeza podría radicar también en dejarles a
sus sucesores el problema de la ousia, de la sustancia, de la esencia,
de la naturaleza, de la definición de los entes; a saber, todas palabras
en algún punto intercambiables, pero intrínsecamente distintas.

5.2. Siguiendo el ejemplo… ¿qué es un artista? ¿qué se expresa con


ese término que engloba a todos los artistas de todos los tiempos
-pasado, presente y futuro- y sus modos de ser artista? Es común
creer que los término universales suelen poseer una definición
asociada que indica qué tipo de persona, con qué características, qué
modo de vida, etc, actualiza la persona a la que se le predica el
sustantivo / adjetivo “artista”. La definición del concepto y su
extensión dará mucho para pensar desde el final de la filosofía
antigua y durante toda la filosofía medieval (escolástica).

5.3. El concepto, en este caso “artista” expresa la esencia o


naturaleza de un ente, en definitiva lo que una cosa es, su definición.
Habría que precisar las diferencias entre esencia, naturaleza,
definición, pero en tanto curso universal podemos darlo a entender
de esta forma salvaguardando que existen diferencias.

5.4. Desde esta perspectiva se entiende que haya aplicado la


inducción para el conocimiento del bien, y por lo tanto, haya dado en
algún punto, un salto inductivo hacia el universal del bien, la
definición de bien, lo que el bien es. Si bien se dice que Sócrates pudo
haber sido el primero que utilizó un método de conocimiento y que
por lo tanto eleva a la filosofía al nivel de una ciencia, esto podría
llevarnos a mal comprender de forma anacrónica, el concepto de
ciencia: una cosa es la episteme, el conocimiento cierto, y otra cosa
la ciencia moderna que busca por empirias, por más que sus métodos
(en este caso el inductivo) se puedan parecer o transpolar de un
campo del saber a otro.

6. La muerte de Sócrates

Actividad:

Leer el texto Apología de Sócrates (Platón) e identificar diversos pasajes


donde se denote: a) el giro antropológico de la filosofía socrática; b) la
concepción entre ciencia (episteme) y virtud (arete) como conocimiento
teórico-práctico; c) el universal ético-práctico o teorético del bien; d) la
mayéutica (ironía - ignorancia, búsqueda de la verdad teórico-práctica);
y e) la metodología inductiva (de premisas individuales al universal).

Luego de identificarlas, elegir al menos una, y escribirlas en el foro.

Bibliografía de referencia:

Vlastos, G. (1991). Socrates: ironist and moral philosopher.


Cambridge University Press: Great Britain

Nehamas, A. (2000). The Art of Living: Socratic: Reflections from Plato


to Foucault. Berkeley: University of California Press.

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