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Cilio

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Imagen de microscopía electrónica de barrido de una muestra de epitelio cúbico
monoestratificado de los bronquiolos, en la que se observan algunas células
ciliadas y otras no ciliadas con microvellosidades.

Los cilios (Et: del latín cilĭum, ceja, o tal vez del legítimo griego κυλίς,
kilis, párpado o pestaña),1 son unas estructuras celulares que se caracterizan por
presentarse como apéndices cortos con aspecto de pestaña, que contienen una
estructura central altamente ordenada, constituida generalmente por más de 600
tipos de proteínas, envuelta por el citosol y la membrana plasmática. Algunos
autores se refieren a las proteínas relacionadas con la función ciliar como
"cilioma".2 Principalmente se trata de microtúbulos, que forman la parte central,
llamada axonema.34
La distinción entre estos últimos se basa principalmente en su tamaño (unos 12-14
μm), número por célula (suelen ser muchos, con excepción de los cilios primarios y
nodales,5 mientras que los flagelos uno o dos) y en su caso, por el patrón de
movimiento (los cilios baten como un remo, son inmóviles o crean un vórtice,
mientras que los flagelos no ondulan).

Correspondiendo con estas diferencias estructurales, también existen diferencias


funcionales: los flagelos no pueden propulsar células móviles en un líquido,
mientras que los cilios se sitúan normalmente en células estacionarias, y gracias a
su impulso mueven líquidos o elementos contenidos en él. Lo efectúan sincronizando
su batido, y generando de ese modo una onda propulsora eficaz al sumarse las
fuerzas individuales de cada cilio. Además, los flagelos en ocasiones cuentan,
debido a su forma de batido y a su mayor longitud con estructuras específicas para
regular los movimientos del axonema y la correcta difusión del ATP, como el bastón
flagelar y en insectos un segundo anillo de 9 dobletes de microtúbulos.67 Los
cilios se podrían dividir en cuatro grupos: móviles con configuración axonémica
9+2, móviles 9+0 (cilios nodales), cilios sensoriales 9+2 (cilios vestibulares y
algunos nodales) y cilios sensoriales 9+0 (primarios). De estos últimos se pueden
derivar muchos cilios modificados en estructuras especializadas, como el de los
órganos fotorreceptores o los sensilia de insectos.89 Son posibles otras
configuraciones de microtúbulos, como 9+1, 9+3 y 9+4.10

Casi todos los eucariotas poseen células ciliadas, salvo los que tienen pared
celular, que carecen habitualmente de ellos. Esto es especialmente cierto para los
hongos y rodofíceas.11 En plantas existen las notables excepciones de algunos
espermatozoides, como los de Ginkgo biloba o Cycas revoluta y los de criptógamas.12
Los organismos aciliados tampoco poseen centriolos, por lo que algunos científicos
creen que la función específica de estos es la formación de cilios o flagelos.13
Significativamente, estos organismos tampoco poseen las tubulinas "especiales" (δ,
ε, ζ y η) que permiten organizar el centriolo.14 En vertebrados, prácticamente
todos los tipos celulares tienen cilios o proceden de células que los tuvieron.15

Los cilios móviles forman parte del epitelio del aparato respiratorio, del epéndimo
o del aparato reproductor,16 mientras que los primarios se hallan virtualmente en
cualquier tipo celular, como osteocitos, túbulo renal, fibroblastos y neuronas.9

Dado su ubicuidad, están implicados en las funciones más diversas. Los cilios
móviles intervienen a la propulsión de organismos unicelulares, la limpieza de las
vías respiratorias y el desplazamiento de los gametos, pero también contribuyen a
regular el balance hídrico en los órganos excretores, la circulación de fluidos en
la cavidad celómica, el sistema nervioso, el filtrado de partículas en las
branquias. Los sensoriales contribuyen al reconocimiento de individuos compatibles
en el apareamiento de protistas, mecanorrecepción en artrópodos, geotaxis en
moluscos, reconocimiento y anclaje al hospedador en protistas parásitos y
quimiorrecepción en vertebrados.17

Así mismo existen muchas patologías derivadas de su mal funcionamiento, las


denominadas "ciliopatías", como el síndrome de Kartagener, ciertos tipos de
obesidad, el Síndrome de Laurence-Moon-Bardet-Biedl, el síndrome de von Hippel-
Lindau o la enfermedad poliquística renal, entre otras, y también en algunos
procesos de carcinogénesis.9

Algunas elementos celulares, como los estereocilios pueden confundirse con los
cilios al microscopio óptico, pero en realidad están estructuralmente relacionados
con las microvellosidades.18
Índice

1 Historia
2 Métodos de estudio
3 Membrana ciliar
3.1 Dominio periciliar
3.2 Base de la membrana ciliar
3.3 Membrana del tallo ciliar
3.4 Especializaciones apicales
3.5 Formación de la membrana
4 Control de la morfología y la función
5 Movimiento
5.1 Coordinación y control
6 Ciliogénesis
6.1 Vía acentriolar
7 Transporte intraflagelar
8 Evolución
8.1 Teorías del origen endosimbionte
8.2 Teorías de origen viral
9 Véase también
10 Referencias
11 Enlaces externos

Historia
Otto Friedrich Müller, naturalista danés que acuñó el término "cilio" para los
"pies increíblemente finos" que observó Leuwenhoek en los animálculos.

Las primeras observaciones de cilios bien podrían atribuirse a Anton van


Leeuwenhoek, quien en su Continuatio arcanorum Naturae, publicado en 1697, describe
en muchos lugares estas estructuras.
En 1786 Otto Müller emplea por primera vez el nombre de "cilio" para referirse
a "los pies increíblemente finos" que Leeuwenhoek describió en los animálculos.
En 1835 Oken y William Sharpey, amigo de Charles Darwin observan por primera
vez los cilios en la superficie de un animal pluricelular, en concreto una almeja.
Cinco años más tarde publicará una revisión exhaustiva de todo lo que se sabía en
la época de los cilios en todos los animales, incluidos los vertebrados.19 También
en 1835, Jan Purkinje y Gustav Valentin publican el primer tratado en el que se
estudian los cilios de las vías respiratorias y otros órganos huecos de diversos
reptiles, aves y mamíferos, si bien opinan que tales apéndices debían ser movidos
por fibras musculares microscópicas.20 C. G. Ehrenberg apoya en 1838 este modelo,
añadiendo que los cilios son varillas rígidas. Sin embargo, Sharpey opina que los
cilios no son rígidos y poseen un movimiento más bien "de abanico".19
En 1898 Henneguy y Lenhossék observaron independientemente que los centriolos
del centrosoma y los cuerpos basales de los cilios son estructuras idénticas.21
En 1900 el término undulipodio fue propuesto para referirse conjuntamente a las
estructuras celulares cilios y flagelos en la publicación científica rusa y luego
empleado por Lynn Margulis en 1985. 22
En 1954 Fawcet y Porter caracterizan el patrón 9+2 del axonema, y demuestran
que es una extensión del cuerpo basal y que está relacionado con el patrón de
construcción del centriolo.9
En 1956 De Robertis y en 1957 Porter advierten que los cilios que se encuentran
en estructuras sensoriales poseen una configuración de microtúbulos 9+0.
Diversos trabajos en los años 1960 (Barnes, 1961; Sorokin, 1962; Grillo y
Palay, 1963) denominan a estas estructuras "cilios primarios" y los encuentran en
los más diversos tejidos de vertebrados.9
En 1965 Gibbons y Rowe identifican y dan nombre a una de las proteínas del
axonema, la dineína. Tres años después, Mohri hace lo mismo con la tubulina.23 La
identificación de la kinesina tuvo que esperar hasta 1985, y fue efectuada por Ron
Vale y colaboradores en estudios sobre el axón gigante del calamar.24
En 1971 Summers y Gibbons establecen el modelo de deslizamiento de los
microtúbulos del axonema a partir del axonema del erizo de mar.23
En 1995 Wheatley, en contra de la corriente general que consideraba a los
cilios primarios como vestigiales, les atribuye un papel en la función renal como
"sensor de flujo" y sugiere que podría explicar diversas patologías de no funcionar
correctamente.9

Métodos de estudio
Imagen de alta resolución de la biopsia de un paciente con quiste hepático ciliado
de intestino proximal. La preparación está realizada mediante tinción con
hematoxilina-eosina y en su parte superior se puede observar el epitelio columnar
ciliado característico de este tipo de neoplasia.

A nivel macroscópico, existen pruebas diagnósticas que permiten verificar la


función ciliar con fines clínicos. Uno de los métodos más baratos y que cuenta con
una aceptable fiabilidad es el test de la sacarina, que permite determinar el
tiempo de transporte mucociliar nasal (TTMCN).25

Entre los organismos modelo que se han empleado en el estudio de diversos aspectos
de la estructura y la función de los cilios, debido a las ventajas que ofrecen,
cabe destacar los protozoos Tetrahymena, Chlamydomonas y Paramecium, el nemátodo
Caenorhabditis elegans, embriones de erizo de mar o distintos tejidos de mamífero,
como las células epiteliales de vías aéreas, células tubulares renales o células
embrionarias nodales.26

Se han desarrollado numerosas técnicas de cultivo celular de tejidos de mamífero


con cilios móviles, para fines clínicos e investigación. En el cultivo de epitelio
ciliado de vías respiratorias se emplean métodos monocapa, monocapa secuencial, con
interfaz aire-líquido y tridimensionales. Estos cultivos requieren el uso de
técnicas en cámaras bifásicas, un sustrato de gel de colágeno con la suficiente
profundidad, control del nivel de calcio y la vitamina A, factores de crecimiento
como el factor de crecimiento epidérmico, insulina, y hormonas esteroideas para la
diferenciación de las células mucosas, y la adición de antibióticos.27282930

El microscopio óptico se ha utilizado durante más de tres siglos para el estudio de


los cilios. Las tinciones habituales en las técnicas histológicas pueden
revelarlos. Sin embargo, cuando se trata de estudiar el movimiento de estos
orgánulos, es necesario utilizar microscopios que permitan la observación de
células vivas. Dependiendo del organismo o del tipo celular a observar, se puede
emplear un microscopio de campo oscuro, de contraste de fases o de interferencia
diferencial de contraste (DIC), siendo este último el más empleado. Adicionalmente,
y dada la elevada frecuencia de batido (en ocasiones hasta 100 Hz) se precisa de
métodos de videograbación de alta velocidad y resolución, y software de análisis de
imagen, movimiento o flujo.173132
Larva trocófora del anélido Pomatoceros lamarckii en el que se observan cilios en
la zona esofágica y gástrica mediante técnicas inmunohistoquímicas que emplean
anticuerpos contra tubulina acetilada.
La inmunofluorescencia se emplea especialmente en la inmunolocalización de algún
componente concreto del cilio, o bien para trazar el transporte intraflagelar. En
muchos casos es importante inmovilizar las células para posteriores manipulaciones.
Esto se puede efectuar confinándolas entre dos vidrios con una separación estrecha,
procurando no distorsionar las estructuras celulares. Se emplean algunos pasos
especiales, como la adición de un tampón químico especial para estabilizar
microtúbulos (MTSB), o la elección cuidadosa de un detergente permeabilizador para
evitar que se extraigan los componentes desados. Son habituales el MTSB-tritón y el
Nonidet. En ocasiones es recomendable la fijación con metanol en frío, ya que fija
y permeabiliza la muestra simultáneamente. Los tampones de lavado tras la fijación
son un paso crítico. Por ejemplo, Chlamydomonas funciona mejor con Hepes (pH=6,8)
mientras que los cultivos de vertebrados dan mejores resultados con Pipes (pH=7,2).
La elección del anticuerpo primario depende de lo que se desee observar. Para fines
generales se puede usar anticuerpos monoclonales contra alfa-tubulina acetilada de
conejo, mientras que en el caso del estudio del transporte intraflagelar puede
servir anti-IFT27. Es necesario considerar si el anticuerpo va a inactivar el
blanco elegido. Se pueden utilizar anticuerpos marcados con oro en experimentos de
inmunolocalización por microscopía electrónica, procurando que el tamaño de los
anticuerpos sea el menor posible.3334

Los primeros trabajos en microscopía electrónica que caracterizaron el axonema y


otros elementos de la estructura ciliar se están revisando con una nueva técnica,
la tomografía crioelectrónica, en la que las muestras son vitrificadas a
temperaturas muy bajas (algunos microscopios son enfriados con helio líquido) y
posteriormente fotografiadas desde todos los ángulos, reconstruyéndose
posteriormente una imagen tridimensional de la estructura con una resolución que
alcanza los 2 nm. Una ventaja adicional de esta técnica debido a la rápida
congelación, es que permite detener la célula o los complejos proteicos en un
estado particular.35
Membrana ciliar

La membrana del cilio se continúa a través de la zona apical de la membrana


plasmática. Se forma por fusión de vesículas alrededor del centriolo o de
compartimentos especializados, y consta de una serie de dominios que se distinguen
entre sí por su composición de proteínas y probablemente también de lípidos,
adaptada esta última en cada caso al medio donde se desenvuelven. Algunos estudios
indican que al menos, en algunos casos, la fluidez de la membrana puede responder a
señales como el ATP extracelular.36 Las proteínas de transmembrana cuentan con
glicocálix. Se sabe que las lectinas ciliotóxicas PA-IL y PA- IIL de Pseudomonas
aeruginosa se unen a él en el epitelio ciliado de las vías aéreas humanas,
probablemente en residuos de D-galactosa y L-Fucosa, provocando la inmovilización
de los cilios.37 Se puede distinguir los siguientes dominios de membrana:
Dominio periciliar

En el que en cilios primarios se puede localizar la proteína galectina-3. Es


especialmente importante en las células fotorreceptoras, que como se dijo
anteriormente son cilios especializados. En este caso encontramos la proteína
responsable de síndrome de Usher, que está implicada en el transporte molecular, y
al menos en anfibios se ha demostrado que participa en el transporte de
vesículas.38 En esta región se observa a veces una depresión de la membrana
plasmática llamada "caveola".39
Cilios del infundíbulo en contacto con la matriz del cúmulo oóforo. Estos cilios
están especializados en la detección del ambiente físico-químico que rodea al
ovocito e impulsarlo.
Base de la membrana ciliar

Mediante el uso del colorante laurdan se ha puesto en evidencia que posee una
bicapa lipídica altamente condensada y ordenada, con un contenido en colesterol
libre y abundancia de balsas lipídicas característica.40
En muchas especies y tipos celulares, y especialmente en los cilios de vías aéreas
y oviducto se encuentra asociada una estructura especializada, el "collar ciliar",
un complejo membrana-citoesqueleto en forma de collar de perlas en espiral, situado
donde los microtúbulos y el cuerpo basal hacen contacto con la membrana plasmática
y descubierto en 1972 mediante técnicas de criofractura. Está formado por varias
"vueltas", en número dependiente de la especie y tipo celular, de partículas de
intramembrana con extensiones espinosas que las conectan con cada doblete del
cuerpo basal debajo de la zona de transición con el axonema. Se le atribuye la
función de anclar el cuerpo basal a la membrana plasmática, pero además, en
proximidad con esta zona especializada se han encontrado proteínas de transporte,
lo que sugiere que se trata de un lugar en el que se ensamblan las cargas dirigidas
hacia el axonema y el resto de la membrana ciliar. También se piensa que junto con
la zona densa lipídica constituye una barrera que impide la difusión de las
proteínas del resto de la célula a la membrana y al citoplasma ciliar por lo que en
ocasiones se le ha denominado "complejo de poro ciliar", en alusión al poro
nuclear, con el que guarda además relación filogenética.14 Aunque la naturaleza de
las proteínas que la forman aún no se ha caracterizado, se ha visto que están
implicadas en el transporte de calcio.39 Una proteína característica de este
domino, presente en varios tipos ciliares, es el regulador de la GTPasa de la
retinitis pigmentosa (RPGR). La importancia estructural del collar se manifiesta
por el hecho de que queda desestructurado en infecciones por Bordatella pertussis y
Micoplasma. También porque el punto de ruptura en la deciliación por Ca2+ sucede
justo por encima de él, persistiendo tras la eliminación del cilio.41
Membrana del tallo ciliar

Aunque se extiende y es continua con la membrana plasmática, existen notables


diferencias en la composición, en especial, de proteínas. Además de las discutidas
en este apartado, también se encuentran algunas correspondientes al sistema de
transporte intraflagelar.

En los organismos unicelulares, debido a su contacto directo con el medio externo,


los cilios son un punto esencial en la transducción de señales que controlan muchos
aspectos de la célula, como las circunstancias ambientales idóneas o el crecimiento
si existe aporte de alimento. También entraría en este apartado los receptores
necesarios para garantizar la singamia en la reproducción sexual. Todo ello
permitiría dirigir el impulso de los cilios a las condiciones más favorables.4243 A
ello contribuyen cuatro tipos de proteínas:

Receptores de nucleótidos cíclicos y ciclasas,


Canales de calcio.
Receptores implicados en el control del crecimiento celular.
En el ejemplo de Chlamydomonas, además de las mencionadas anteriormente,
existen cuatro proteínas que contienen un dominio PAS (de PYP-like sensor domain,
dominio sensor semejante a PYP), implicado en la recepción de diversos estímulos
ambientales, como el estado red-ox, el nivel de oxígeno, la luz o sustancias de
pequeño tamaño molecular.

En Metazoos se presume la persistencia evolutiva de estas cuatro categorías de


proteína de membrana, en especial la función sensorial, incluso en cilios móviles.
Algunos ejemplos:

En los cilios de vías aéreas, a pesar de que se precisa un control preciso de


la frecuencia de batido, sólo se ha encontrado una proteína semejante a las
adenilil ciclasas en los cilios olfatorios y los cilios móviles epiteliales
cercanos a los primeros.
En cuanto a los canales, el de la proteína de transmembrana reguladora de la
conductancia de la fibrosis quísitica (CFTR) se encuentra en la zona apical de los
cilios móviles de vías aéreas, mientras que en los inmóviles puede localizarse en
toda la membrana. El ambiénte químico puede ser percibido por proteínas como las
policistinas (PKD's) y fibrocistinas.
En el infundíbulo del oviducto, el epitelio ciliado muestra angiopoioetinas de
los tipos tie-1 y tie-2, junto con el complejo de policistinas 1 y 2 y el canal de
iones TRPV4. En conjunto, estas proteínas pueden contribuir a diversas funciones
del transporte de gametos, como su reconocimiento e impulsión.
En el control del crecimiento celular y el desarrollo encontramos el receptor
de la somatostatina (SSTR3), el receptor del factor de crecimiento derivado de las
plaquetas (PDGFRα) y todos los implicados en las vías de señalización hedgehog y
Wnt que discutiremos en los cilios implicados en el desarrollo y la determinación
del patrón corporal.4441

Especializaciones apicales

En muchos cilios se observa que se pierde la estructura del axonema típico y sólo
continúan hasta el ápice del cilio los túbulos A del doblete, así como los dobletes
centrales. En esta zona de la membrana que se adelgaza, se ha observado una
proteína, llamada "sentan" palabra que procede del japonés: punta (尖端 sentan?),
que en ratón tiene una masa molecular de 16,4 KDa, específica de células
epiteliales ciliadas. Se observa que anclan los singletes de microtúbulos de la
porción apical a la membrana, que dada la abundancia de ésta proteína, distingue un
dominio que en ocasiones se ha denominado "dominio sentan".45 También en muchas
ocasiones puede observarse en la parte más alta del cilio un número variable (3-
7)de púas. Se trata de proteínas con glicocálix, que forman la llamada "corona
ciliar", de unos 31 nm y que presenta una estructura periódica a microscopía
electrónica de transmisión. Cuando se disuelve mediante detergentes la membrana
ciliar, persiste la estructura, por lo que es evidente que está anclada al axonema.
Algunas funciones que se le suponen son el ensamblaje de microtúbulos, movimiento
ciliar y transporte mucociliar.46
Formación de la membrana

En Trypanosoma se ha comprobado que la extensión de la membrana flagelar no depende


del transporte intraciliar. En este mismo parásito se observa un tráfico de
vesículas hacia un compartimento en la base del flagelo denominado "bolsillo
flagelar" en el que se depositan tanto los componentes lipídicos como las proteínas
flagelares. Este compartimento persiste en ausencia de flagelo e incluso en
ausencia de transporte intraflagelar.47

En el resto de los casos parece que las vesículas parecen unirse en la parte
inmediatamente próxima al cilio. En vertebrados parece que la proteína Rab8 regul
el transporte de proteínas de membrana al cilio. También parecen ser esenciales el
componente del transporte intraflagelar IFT20 y su interactuante GMAP210 en el
transporte de proteínas (p. ej. Policistina 2) desde el aparato de Golgi a la
membrana ciliar.44
Control de la morfología y la función

El complejo 1 del blanco de la rapamicina (complejo Torc1) regula el tamaño y la


función de los cilios a través de la síntesis de proteínas. Este mecanismo de
regulación está evolutivamente conservado entre las diferentes especies.48
Movimiento

Se mueven rítmicamente y de forma coordinada, cada uno con un movimiento semejante


al del brazo de un nadador, retrocediendo en posición extendida, y en conjunto al
de un trigal azotado por el viento (movimiento de batida coordinado). Mientras
reciban la energía necesaria en forma de ATP los cilios siguen batiendo
automáticamente. El efecto es un empuje neto, que da lugar a que la célula se
desplace en su medio, como ocurre con ciertos protistas y animales muy pequeños; o
que el líquido extracelular circundante sea impulsado, que es la función que
cumplen los cilios en el epitelio de las vías respiratorias humanas.
Coordinación y control

La coordinación de los cilios entre sí, al fustigar el agua sobre la superficie de


una célula, viene dada por la misma agua, movida por el cilio precedente. El que
sigue en fila halla así una dirección favorecida y se mueve por ella con un pequeño
retraso, conducta llamada metacronismo.

El control de los cilios es fundamental en los protozoos ciliados que las emplean
para cazar otros protozoos y alimentarse con ellos. Para seguirlos, alcanzarlos,
poner su estoma o "boca celular" en posición, retrocediendo si es necesario, para
luego comérselos, es menester controlar la natación. Este control se logra por
medios eléctricos. Los valores del campo eléctrico en la membrana exterior del
protozoo, de donde emergen los cilios o cilias, "dibujan" los movimientos de la
presa cercana. Estos le son revelados por las presiones del agua, que interfieren
con las oscilaciones u ondas eléctricas que realizan el control.

Su movimiento ayuda también como barrera defensiva a la entrada de microorganismos


por las fosas nasales gracias a que están presentes en la mucosa de la nariz y dan
forma y ayudan a expulsar el moco.
Ciliogénesis
Vía acentriolar

En esta forma de ciliogénesis comienzan con la aparición de gránulos fibrosos de


forma irregular en el citoplasma, con un diámetro bastante constante en animales, y
que varía de 40-80 nm. Mediante anticuerpos anti-PCM 1 su contenido se ha revelado
similar al de los satélites centriolares, y se utilizará posteriormente para la
formación de centriolos. Según el tipo celular o el organismo, estos gránulos
parecen estar estrechamente relacionados con otros orgánulos, como el aparato de
Golgi, el retículo endoplásmico, lamelas anulares o el propio núcleo.
Posteriormente estos gránulos se agregan para formar deuterosomas, aunque se ha
visto que en algún caso (hámster chino) la formación parece independiente de los
gránulos.

Hay dos tipos distintos de deuterososoma: el sólido, con un tamaño de 100-200 nm y


el hueco, con un tamaño de unos 700 nm. Su estructura es distinta según la especie.
En primates, sólo se observa el de tipo sólido, mientras que en roedores pueden
aparecer ambos. Su papel es servir de centro organizador de centriolos y
procentriolos. Este último comienza apareciendo como un anillo amorfo procedente de
la fusión de gránulos. A partir de esta masa se formará un anillo de nueve
microtúbulos simples, que se mantienen unidos por una base en forma de la típica
rueda de carro con un eje central y nueve radios. Finalmente, esta estructura se
propaga y crecen hasta adquirir la disposición habitual de 9+0 tripletes. El número
de centriolos formados de esta manera depende del tamaño del deuterosoma, llegando
a superar los nueve en el caso del oviducto del ratón.49
Transporte intraflagelar
Artículo principal: Transporte intraflagelar
Transporte intraflagelar (IFT) en C. elegans según el modelo de Inglis et al.50 Los
componentes de la maquinaria IFT y su carga se ensamblan en la zona de transición o
en sus proximidades (cuerpo basal). Dos kinesinas (kinesina-II heterotrimérica y
kinesina OSM-3 heterodimérica) se unen por separado a los subcomplejos A y B de la
partícula IFT y la transportan junto con la dineína 1b y la carga a lo largo del
segmento medio en dirección anterógrada (+). En el segmento distal, la kinesina
OSM-3 transporta en solitario las partículas IFT junto con la dineína 1b y su
carga. Las proteínas BBS (BBSoma) actúan estabilizando la asociación entre los
motores y los subcomplejos A y B de la partícula IFT. Los componentes de la
maquinaria IFT y posiblemente otras moléculas del cilio son recicladas y enviadas
de vuelta a la base del cilio utilizando un motor molecular basado en la dineína
1b. Se muestra las longitudes de la zona de transición (1 μm), segmento medio (4
μm) y segmento distal (2.5 μm) de un cilio de un sensor ánfido del nemátodo en un
esquema del corte transversal de la disposición de los microtúbulos (parte
superior).

El transporte intraflagelar (IFT, por sus siglas en inglés: Intraflagellar


transport) es un proceso celular altamente conservado en la evolución entre
eucariotas ciliados, conociéndose pocas excepciones en apicomplejos.51 Fue
caracterizado por primera vez en 1993 utilizando como modelo Chlamydomonas
reinhardtii por Keith Kozminski, un estudiante de grado que trabajaba en el
laboratorio de Joel Rosenbaum en la Universidad de Yale.52

Su función es la siguiente: En el cilio no hay síntesis de proteínas, y el axonema


se encuentra bajo inestabilidad dinámica, lo cual significa que su longitud
permanece más o menos constante debido a que se añaden en su extremo distal (+)
aproximadamente el mismo número de precursores (en especial, monómeros de tubulina
y dineína) que se pierden por despolimerización en su extremo distal (-), y crece
cuando la velocidad de polimerización supera la de despolimerización. La velocidad
de difusión de estos componentes desde el citoplasma, debido a las barreras antes
aludidas y a diversos impedimentos espaciales, sería insuficiente para que lleguen
en las cantidades adecuadas al polo de crecimiento. Se ha visto que el lugar donde
se ensamblan los componentes es el extremo distal.53 Por ello existe un sistema que
selecciona y facilita el transporte de estos y otros componentes. Además,
recientemente se ha visto su contribución en otros procesos celulares, como la de
señalización celular, el control la división celular y el desarrollo embrionario,
así como el momento de inicio de algunas enfermedades.54 Para hacernos una idea de
en que medida sucede esto, pensemos que durante el crecimiento del cilio en
Chlamydomonas se precisan unos 200 dímeros de α/Β tubulina por segundo.55

El IFT se observó mediante técnicas de microscopía de contraste con videograbación


(DIC) como un transporte bidireccional llevado a cabo por un complejo
multiproteico, la partícula IFT a lo largo del axonema en el espacio situado entre
los dobletes de microtúbulos externos y la membrana ciliar. Esta partícula fue
aislada en 1997 por Piperno et al por centrifugación en gradiente de sacarosa, a
partir de estractos flagelares de C. reinhardtii, obteniéndose un coeficiente de
sedimentación de 16-17s y formada por 15 polipéptidos.56 Posteriormente, variando
la fuerza iónica se observó que el complejo se podía dividir en dos subcomplejos,
llamados IFTA, que consta de 4 polipéptidos, e IFTB, por los 11 restantes.57

Se ha visto que un número variable de estos complejos con forma de piruleta a


microscopía electrónica se ensamblan para formar la partícula IFT también
denominada a veces "raft" o balsa. Su tamaño es de unos 0,12 μm en el caso del
transporte anterógrado (de la base ciliar al ápice) y de la mitad en el transporte
retrógrado. Su espesor es mayor que la distancia entre la membrana y el axonema,
por lo que produce un abultamiento de esta última a su paso. Además, cada complejo
parecen unidas por fibras entre sí, con la membrana plasmática y con los túbulos B
de los dobletes externos. Parece ser que las fibras que se anclan a la membrana
podrían estar relacionadas con puentes microtúbulo-membrana que contienen dineína
citoplasmática, mientras que los que la unen con el túbulo B serían los motores
moleculares.58

Se ha propuesto que el ciclo completo tiene lugar en seis pasos:59

Reclutamiento y ensamblaje de los componentes de la partícula IFT junto con su


carga en las fibras de transición (láminas alares) de la base del cilio.
Transporte anterógrado, cargando con la dineína 1b del transporte retrógrado
inactivada. OSM-3 realiza el transporte en la parte distal, donde los dobletes
externos de microtúbulos se convierte en singletes.
Comienzo del retorno en el ápice ciliar. Se inactivan las proteínas motoras
anterógradas y se desensamblan y descargan las partículas IFT.
Fin del retorno. Activación del motor retrógrado (dineína 1b) y acoplamiento de
la carga de retorno, entre ellas las kinesinas del movimiento anterógrado. Ambos
pasos, 3 y 4 son facilitados por la proteína EB-1
Desensamblaje de la maquinaria IFT en la base del cilio y posible reciclado.

Evolución

Existen diversas teorías sobre el origen de los undulipodia en eucariotas, a los


que en los análisis evolutivos se les suele llamar "cilios" conjuntamente para no
crear confusión con los flagelos bacterianos. Estas teorías se pueden clasificar en
tres categorías: De origen endosimbionte, de origen viral y de origen en el
transporte vesicular o teorías endógenas. La primera hipótesis fue expuesta por
Satir en 1961. Según está el cilio surgió como un centriolo que acabó uniéndose a
la membrana plasmática, confiriendo a la célula ventajas a la hora de responder al
medio ambiente. El axonema surgiría posteriormente como un tipo de "aparato
mitótico equivocado".60
Teorías del origen endosimbionte

En 1970 Lynn Margulis en su obra "el origen de las células eucariotas" propone que
los cilios proceden de un evento de endosimbiosis con organismos semejantes a las
espiroquetas, de forma semejante a como los parabasálidos, parásitos de termitas
las utilizan hoy en día como órgano de locomoción.61 A lo largo de su carrera,
Margulis, aunque admitió en 1994 que no había ninguna proteína de tipo tubulina en
espiroquetas, continuó defendiendo esta teoría, que en su actual formulación afirma
que la adquisición de undulipodios en el antepasado común de los eucariotas fue
anterior a la presencia de mitocondrias. El primer protista "cariomastigonte"(de
karion = núcleo + mastix = látigo o flagelo) se trataría de una quimera que
procedería de la fusión de una arquea de tipo Thermoplasma, sin pared celular y
resistente ácidos calientes gracias a que su ADN está protegido por proteínas de
tipo histona con espiroquetas simbiontes microaerófilas como Leptospira, que
buscaban refugio y alimento junto a estas últimas, protegiéndolas de las
fluctuaciones en los niveles de oxígeno por la conversión de sulfuro en sulfato,
que además puede ser utilizado por las arqueas como aceptor final de la cadena de
transporte de electrones. Este organismo desarrolló citoesqueleto, un núcleo
formado por la fusión de ambos materiales genéticos que aún permanece vinculado a
las proteínas de movilidad. El undulipodio permanecería unido al núcleo por un
rizoplasto y un aparato parabasal (Golgi). El ambiente variable donde surgió
explicaría la variedad de sensores asociados.62 La "teoría de la espiroqueta"
cuenta con numerosas críticas, principalmente debido a que no se encuentran
homologías estructurales entre los cilios y los aparatos motores de espiroquetas, y
la mayor parte de las proteínas esenciales tienen homólogas solo en arqueas.6364

Satir contesta a esta teoría advirtiendo que, además no existe una doble membrana
como sería de esperar en el caso endosimbionte, y que las espiroquetas no poseen
centriolos.60

Otra teoría endosimbionte es la propuesta por Li y Wu. Al contrario que en las


espiroquetas, existen homólogos de la tubulina en algunas bacterias de la división
Verrucomicrobia, como Epixenosoma. Estos científicos consideran que una bacteria de
este tipo pudo ser el endosimbionte en lugar de una espiroqueta.65
Teorías de origen viral

Expuesta por Peter Satir y colaboradores.66 El primer punto que sugiere un origen
viral además de que tiene una formación con apariencia de replicación
semiconservativa y está acoplada al ciclo celular y a la mitosis, los centriolos
surgen en masa de un centro fibrogranular, de forma muy semejante a como lo hacen
los virus. Además existe un , que contiene un dominio de transcriptasa inversa
típica de retrovirus. Así mismo se sabe que estos se unen al centrosoma,
interfiriendo en ocasiones a sus funciones.
Según Satir, el origen viral explicaría algunos rasgos, como la simetría en nueve
ejes y su enantiomorfismo con diferenciación proximal-distal, lo que recuerda las
simetrías de placa basal de algunos virus. Se predice que la tectina y otras
proteínas "en cinta" serían aportadas por el virus hipotético. Estas proteínas
están relacionadas filogenéticamente con los filamentos intermedios y las láminas
nucleares, con lo que según la teoría viral, éstas proteínas evolucionarían después
de la incorporación al genoma del virus.

La secuencia evolutiva que se proponen para el cilio según esta teoría serían la
siguiente:66

Un virus de ARN y simetría nonaria invadiría el citoplasma del eucariota


primitivo.
El virus permanecería anclado a la membrana por el collar ciliar primordial y
atraería proteínas capaces de proporcionar una señal de posición.
Se produciría la elongación de la cápside viral utilizando tubulinas y
proteínas del IFT ancestral. El primer tipo de cilio que aparecería sería el 9+0
Aparecería la movilidad del cilio por evolución de dineínas citoplasmáticas
para dar los brazos interno y externo del axonema.
El par central se generaría a partir de microtúbulos citoplasmáticos situados
fuera de su lugar habitual, produciendo una movilidad eficiente y ventajosa para el
organismo. Surgiría de ese modo el cilio 9+2.

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