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La evaluación del aprendizaje en el

contexto de la Formación Profesional


Integral
Tabla de contenido

Introducción .................................................................................................................. 1

Mapa conceptual ........................................................................................................... 2

1. Una mirada a la concepción cualitativa de la evaluación del aprendizaje en la


FPI .............................................................................................................................. 3
Competencias laborales.............................................................................................. 5
La valoración y aplicación de conocimientos .............................................................. 7

2. La evaluación en el contexto de la FPI como un proceso de crecimiento y


retroalimentación ...................................................................................................... 8
Evaluación por competencias ..................................................................................... 9
Resultados de aprendizaje ........................................................................................ 10

Referencias .................................................................................................................. 12
Introducción

Se hace necesario ampliar las referencias y precisiones en lo concerniente al proceso


de evaluación del aprendizaje en el contexto de la formación profesional que ha
liderado el SENA desde hace sesenta años, en especial porque los avatares y peligros
por la pérdida de fronteras y las amalgamas mal concebidas en relación con los
procesos formativos que siendo diferenciados desde la normatividad, misión, función y
objeto, desafortunadamente hoy se presentan como continuos, interdependientes y de
fácil transferencia del uno al otro; lo que ha facilitado los desaciertos en materia de lo
curricular, pedagógico y la administración educativa, pues al buscar equipararlos y
hacerlos corresponder se ha contribuido al detrimento conceptual y metodológico en
relación con los objetos e intencionalidades de cada uno de estos sistemas educativos.

Dichos deterioros en los sistemas educativos, como consecuencia de la pérdida de


fronteras y amalgamas mal concebidas, también se han transferido al proceso de la
evaluación del aprendizaje, objeto de reflexión del documento que se propone para la
discusión y búsqueda de mejoras desde las concepciones y acciones que emprenden
los instructores para valorar los aprendizajes en los procesos de formación para el
trabajo y la vida.

A continuación se presentan referencias conceptuales y metodológicas para favorecer


la discusión y toma de decisiones que permitan elaborar o reelaborar los instrumentos
que se diseñan para evaluar el aprendizaje, así como identificar estrategias y
procedimientos necesarios que faciliten tanto la evaluación como lo que debe hacerse
con ella, en beneficio de los procesos de avance y mejora que deben emprenderse
para el desarrollo de las competencias y los resultados de aprendizaje asociados a
éstas, los cuales se constituyen en el objeto de la evaluación del aprendizaje en el
contexto de los programas de Formación Profesional Integral del SENA.

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Mapa conceptual

En el mapa conceptual que se comparte a continuación, se evidencia la interrelación


temática del contenido que se plantea en este material de formación:

La evaluación del aprendizaje


en el contexto de la FPI

Estrategias y procedimientos

Una mirada a la concepción La responsabilidad para el desarrollo y logro de las


cualitativa de la evaluación del habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes es
aprendizaje. un proceso compartido, entre el instructor y el
aprendiz.
Se fomenta
Se requiere comprender la
concepción de la FPI. La emisión del juicio La evaluación como un proceso
evaluativo es un de crecimiento individual en
proceso participativo relación con los logros para
Permite
que debe garantizar el evidenciar los comportamientos
saber hacer. laborales esperados.

Proceso permanente y de
realimentación en beneficio del
aprendizaje.
Se fomenta la evaluación como
un proceso de crecimiento
Se diseñan individual en relación con los
logros y retos para evidenciar
Situaciones de evaluación en las que integra los comportamientos laborales
y valora las destrezas, actitudes, valores y esperados.
conocimientos contextualizados en las
funciones productivas.
Debe ser

Debe
Autoevaluación, coevaluación y
heteroevaluación.
Primar el planteamiento y solución
creativa de problemas y contingencias
comunes, necesarias y que mejor
desde un pensamiento proyectivo.

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1. Una mirada a la concepción cualitativa de la evaluación del
aprendizaje en la FPI

La pérdida de fronteras en los sistemas educativos en el país como se mencionó


anteriormente ha dado lugar a que se encuentre y promueva en el SENA, el diseño de
instrumentos para evaluar el aprendizaje centrados exclusivamente en lo cognitivo y
con énfasis en procesos de interpretación, sólo por períodos como los llamados
parciales y a promedios para dar la nota definitiva.

Situación que se ha vuelto común en los ambientes de aprendizaje en la institución,


debido a varios factores, entre ellos, la insuficiente capacitación a los nuevos
instructores sobre la propuesta formativa y evaluativa de la entidad, la primacía y
persistencia de las concepciones y metodologías de la educación formal para evaluar
los aprendizajes, el querer “facilitar“ el paso de un sistema a otro sin mayores
precisiones y delimitaciones, así como también el pedido de los aprendices a estas
prácticas evaluativas al no tener tampoco claro el tipo de formación en la que se
encuentra por falta de una pertinente explicación en relación con la formación para el
trabajo y la vida.

Fuente: SENA

Al respecto, se va a desvirtuar dichas prácticas en el diseño y aplicación de los


procesos evaluativos en el contexto de la Formación Profesional Integral (FPI), es
decir, que en el SENA la evaluación del aprendizaje no termina en una nota como
promedio cuantitativo, no se evalúa por periodos fijos o finales y aunque se valora el
conocimiento, éste no debe ser el predominante y sólo valorado mediante pruebas de
lápiz y papel.

Por el contrario, la evaluación del aprendizaje es un proceso permanente y de


realimentación en beneficio del aprendizaje de los aprendices, como se retoma de la
Unidad Técnica de 1985, en el Estatuto de la Formación Profesional (1997) “se
establece a partir de la comparación que de manera continua y conjunta, realizan
alumno y docente, según los objetivos establecidos y los avances logrados, con el

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objeto de realizar los ajustes necesarios” para garantizar el desarrollo de las
habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes suficientes para el desempeño
laboral y como ciudadano. Importante resaltar lo relativo al carácter comparativo y
compartido en el proceso de la evaluación en el SENA.

Hay que mencionar que siempre se ha tomado el desempeño laboral como objeto del
aprendizaje para el cual se forma al aprendiz. En este sentido lo comparativo tiene
como referente el desempeño laboral y no las disciplinas, a partir del cual se valora el
avance logrado por el aprendiz en relación con éste.

En el SENA, desde sus inicios, los programas de formación dan respuesta a las
prácticas laborales que se han caracterizado en el mundo del trabajo, mediante las
diferentes metodologías que han estado en correspondencia con los momentos del
desarrollo industrial, social, laboral y tecnológico, que le permitieron al país identificar
las necesidades ocupacionales necesarias en sus diferentes periodos; claro está que
éstas han estado en consonancia con las demandas del mercado laboral, las
tendencias ocupacionales y de los sectores productivos, empresariales y sociales, en
respuesta a los mandatos de la economía y política global.

Por ello, es comprensible que se hayan estructurado programas con base en las tareas
(puestos de trabajo), luego en procesos y ahora en funciones laborales; diseños
curriculares que en su momento se elaboraron a partir de la identificación de
necesidades ocupacionales mediante el uso de metodologías pertinentes y que
atendían las prioridades de ese entonces, como por ejemplo: el análisis integral del
trabajo, el análisis estructural y el análisis funcional; este último da cuenta de las
competencias, hoy referente para la identificación y estructuración de los programas de
formación.

Fuente: SENA

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Competencias laborales

Como se menciona, la formación profesional ha dado cuenta de los desempeños


laborales necesarios en las diferentes etapas del desarrollo social, productivo y laboral
del país, que en su momento se expresaron para la enseñanza y aprendizaje como
objetivos terminales, objetivos de instrucción (conducta, condiciones y criterios de
evaluación) y ahora como resultados de aprendizaje (indicadores del logro del
desarrollo de las competencias laborales).

Qué importante esta referencia para el diseño de situaciones de aprendizaje así como
de situaciones de evaluación, pues en el contexto de la FPI lo que se debe enseñar,
aprender y evaluar es el conjunto de habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes
necesarias y suficientes que caracterizan una práctica laboral y que propende por
desempeños exitosos en el mundo del trabajo como el de la vida misma.

Se acompaña al aprendiz de manera permanente y continúa para comparar sus


avances en relación con las prácticas laborales que hoy día están expresadas en las
competencias y los resultados de aprendizaje, y que dan cuenta de los procesos
técnicos, tecnológicos y sociales, con sus respectivos respaldos del conocimiento
científico y tecnológico que los fundamenta, necesarios y que le posibilitan su
desempeño en una ocupación. En tal dirección, se puede afirmar que siempre la
práctica laboral expresada en objetivos, procesos y ahora funciones laborales han sido
el objeto de la FPI.

Fuente: SENA

Como el lenguaje común de la práctica laboral se manifiesta en las habilidades,


destrezas, conocimientos, valores y actitudes, que en la actualidad se integran en las
competencias laborales, son éstos sobre los cuales se compara y acompaña al
aprendiz para que finalmente avance y los logre poner en evidencia.

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Desde esta perspectiva, para la evaluación del aprendizaje en contexto de la formación
para el trabajo no podría cuantificarse una actitud, conocimiento, habilidad y destreza;
al contrario se debe describir es el avance y logro desarrollado por el aprendiz en su
compresión pero principalmente en la aplicación de éstas para conseguir un
desempeño satisfactorio de la ocupación objeto de la formación. En tal sentido, la
evaluación y sus respectivos instrumentos deben estar valorando el cumplimiento
exitoso y suficiente que le permitirá al aprendiz desempeñarse ocupacionalmente.

A partir de estas precisiones deben revisarse el proceso y los instrumentos de


evaluación que se diseñan y usan para evaluar el aprendizaje, dado que si bien se
valoran los conocimientos, las habilidades, destrezas y actitudes, éstas deben ser
estimadas en la integración de las mismas, que se da cuando se ponen en beneficio
del desarrollo o aplicación de un saber técnico, tecnológico o social de la práctica
laboral objeto de la formación.

De ser así no tiene cabida la evaluación de éstas de manera aislada e independiente


de los procesos científicos, técnicos, tecnológicos, actitudinales y sociales que se
expresan en las competencias laborales, las cuales describen el perfil ocupacional para
el cual se da y desarrolla el proceso formativo en el contexto de la FPI. Más aún si el
proceso de aprendizaje debe centrase como se afirma en el Estatuto de la Formación
Profesional (1997) “…la comprensión, asimilación y aplicación de conocimientos,
habilidades, destrezas y actitudes que hacen a la persona competente para actuar
técnica, metodológica, participativa y socialmente en el trabajo”; así es como la
evaluación del mismo debe formularse para constatar que el aprendiz cumple y avanza
en relación con los criterios de evaluación/criterios del desempeño que describen el
nivel aceptable para actuar en el contexto productivo y social, de acuerdo con las
competencias laborales que sustentan el perfil ocupacional para el cual se están
formando.

Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones se hace la invitación para que se


revise y ajuste el proceso de evaluación junto con sus instrumentos con la intención de
diseñar situaciones de evaluación en las que integra y valora las destrezas, actitudes,
valores y conocimientos contextualizados en las funciones productivas que
posteriormente desarrollará el aprendiz en el desempeño de una ocupación, definida
para una actividad productiva, dentro del empleo, en una empresa o en forma
independiente.

Es más, analizando la afirmación de conocimientos contextualizados, si bien en los


diseños curriculares se hace referencia a los principios y teorías que respaldan el
origen de los saberes que se deben comprender y aplicar para su desempeño
ocupacional, en sí mismo y desde su carácter disciplinar no dan cuenta del uso y
aplicación de éstos para desarrollar una práctica laboral, es por ello que al valorar la
comprensión y aplicación de conocimientos necesarios y suficientes para
desempeñarse con éxito y calidad debe hacerse desde el contexto laboral objeto del
aprendizaje.

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La valoración y aplicación de conocimientos

Siguiendo con los conocimientos a valorar, se hace


necesario reiterar que su comprensión para la
aplicación de los procesos técnicos, tecnológicos y
sociales relativos al perfil ocupacional, ya brindan un
referente para el diseño de situaciones de
evaluación, en las que debe primar el planteamiento
y solución creativa de problemas y contingencias
comunes, necesarias, y que mejor desde un
pensamiento proyectivo, que le permitan al aprendiz
comprender, aplicar y realizar mejoras en las
prácticas laborales para las que se está formando.
En este sentido la formulación de preguntas, el
estudio de casos, las entrevistas, entre otros, deben
Fuente: SENA
estar formuladas en el contexto de dichos procesos
para los cuales se forma el aprendiz, para reconocer su avance en la comprensión y
aplicación así como proponer alternativas que contribuyan al alcance de los
conocimientos aplicados y necesarios para ejecutarlos.

De igual manera, como se señaló anteriormente, se requiere fomentar la valoración y


aplicación de conocimientos que no se queden solamente en la puesta en escena de
procesos sólo para su interpretación; como sucede por lo regular en los instrumentos
que se construyen para valorar el conocimiento, pruebas con marcado énfasis
interpretativo, dado que en la formación de los aprendices debe privilegiarse el
desarrollo de su capacidad argumentativa y propositiva, necesarias para fomentar el
pensamiento creativo y la mejora en el desempeño y proyección laboral y social; para
que se contribuya a la formación del talento humano con opciones de liderazgo, capaz
de proponer e innovar. Como se expresa en el Estatuto de la Formación Profesional
(1997) la FPI debe estar enfocada también al “avance hacia el conocimiento
tecnológico y organizativo y hacia la capacidad para adaptar, innovar y tomar
decisiones en organizaciones cada vez más planas y en las cuales prima el trabajo en
equipo”; así como a situaciones de aprendizaje que favorezcan que el aprendiz esté
“…en condiciones de expresar, argumentar y comunicarse en los lenguajes de la
tecnología con que trabaja cotidianamente”.

En síntesis, se deben diseñar situaciones e instrumentos de evaluación del aprendizaje


en el marco de procesos laborales contextualizados y reales del desempeño
ocupacional objeto de la formación, que le permitan tanto al aprendiz como al instructor
identificar los avances y logros en la comprensión y aplicación de las destrezas,
habilidades, conocimientos y actitudes según el perfil ocupacional; avance y logro que
debe describirse mediante descriptores que den cuenta del cumplimiento, proyección,
capacidad de adaptación y transferencia por parte del aprendiz en relación con la
apropiación de un saber técnico, tecnológico y social implicados en el perfil ocupacional
conexo al programa en el que se está formando.

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2. La evaluación en el contexto de la FPI como un proceso de
crecimiento y retroalimentación

Fuente: SENA

Las siguientes reflexiones y referencias están motivadas por el carácter que desde la
Unidad Técnica (1985) se le da a la evaluación del aprendizaje, pues como se
desarrolló en el apartado anterior lo comparativo desde la práctica laboral como
referente, no debe ser un proceso solitario, desintencionado y menos unilateral por
parte del instructor; por el contrario los avances y mejoras a desarrollar para cumplir
satisfactoriamente con dicha práctica laboral son la prioridad del proceso de
enseñanza- aprendizaje, que de manera “… conjunta, realizan alumno y docente,
según los objetivos establecidos y los avances logrados, con el fin de realizar los
ajustes necesarios” (Estatuto de la Formación Profesional, 1997).

Es así como la responsabilidad para el desarrollo y logro de las habilidades, destrezas,


conocimientos y actitudes es un proceso compartido, entre el instructor y el aprendiz, a
diferencia de otros procesos donde el que evalúa es sólo el docente, quien califica que
se sabe, en tanto que en el contexto de la FPI la emisión de juicio evaluativo es un
proceso participativo que debe garantizar el saber hacer.

Saber hacer para el desempeño de funciones laborales, individuales o en grupo,


requiere de ese maestro “instructor” que propone intencionalmente situaciones de
aprendizaje que favorecen el desarrollo de las competencias objeto de la ocupación así
como del protagonista en el aprendizaje “aprendiz” que dispuesto y activo se propone
retos y es persistente para el logro de las habilidades, destrezas, conocimientos y
actitudes necesarias para su posterior desempeño laboral y como ciudadano.

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Evaluación por competencias

Fuente: SENA

Se hará énfasis en lo participativo del proceso de la evaluación, pues este principio


permite subrayar la importancia de comprometer tanto al instructor como al aprendiz
para el diseño de caminos conjuntos, metas a lograr, en el que cada uno en su calidad
de experto como de novato proponen acciones y retos en beneficio del desarrollo y
logro satisfactorio de las competencias laborales objeto del programa de formación
profesional.

En tal sentido, se desvirtúa la evaluación del aprendizaje como castigo, sólo para un
momento, de estudiar porque van a calificar y donde no tienen cabida los parciales y
las pruebas sorpresa (quiz); por el contrario se fomenta la evaluación como un proceso
de crecimiento individual en relación con los logros y retos para evidenciar los
comportamientos laborales esperados, lo que hace de ésta un proceso continuo,
permanente de ir, devolverse y regresar, “volver a empezar”, para consolidar las
actitudes, conocimientos y destrezas en su mejor punto de calidad; donde no se va a
calificar sino que se tiene en cuenta y reconocen los aciertos y necesidades de mejora,
en las que el error tiene cabida. Éste es objeto de estudio y análisis para lograr
aprendizajes significativos y de no repetición.

Y esencialmente debe ser un proceso concertado, planeado y programado para que


tanto instructor como aprendiz revisen lo logrado, lo que hace falta y lo que hay que
hacer para lograrlo y de manera conjunta, es decir, que favorece las acciones
permanentes de realimentación, donde si tiene significado y deben hacerse los análisis,
promesas y retos individuales (autoevalación), así como el aprender colaborativamente
y en equipo (coevaluación), la demanda actual del sector productivo y social, en el que
el instructor es un acompañante para valorar y enriquecer el aprendizaje de los
aprendices (heteroevalución).

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Si se diseña y realiza el proceso de evaluación en consonancia con las anteriores
consideraciones sobra decir que no se evalúa para descartar ni descalificar, sino que
aquellos aprendices que no han logrado satisfactoriamente los desempeños laborales y
ciudadanos, son precisamente el reto para que el instructor proponga las acciones de
mejora que garanticen el logro de las prácticas laborales que no se han alcanzado por
parte del aprendiz.

Resultados de aprendizaje

Fuente: SENA

La evaluación debe ser un proceso de permanente construcción tanto para el instructor


como para el aprendiz, para el primero por impulsar su capacidad de creatividad en la
propuesta de situaciones que contribuyan al logro de los resultados de aprendizaje y
desarrollo de las competencias, dado que si bien él cuenta con estrategias para
enseñar y aprender, las cuales en algún momento son generales pero que se hacen
particulares de acuerdo con las necesidades de aprendizaje de los aprendices, las que
debe atender y minimizar.

Es desde aquí donde se le propone al instructor que centre su práctica pedagógica,


para contribuir con aquellos aprendices que no han aprendido a saber hacer, asumir
ese comportamiento altruista y de responsabilidad social, que si bien muchas veces no
se ve respaldado ni por el mismo aprendiz, si hace parte de las acciones que aunque
no suficientes son necesarias para menguar la desesperanza, desazón e
incertidumbres laborales y de vida de los jóvenes del país, y que mejor que hacer
caminos para forjar ciudadanos que sean capaces de convivir y aportar en la
construcción de una nación solidaria, respetuosa, emprendedora, incluyente y
transformadora.

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En el caso del aprendiz, debe fomentarse su mentalidad de crecimiento, pues el
aprendizaje es un reto para consigo mismo, así también lo debe visualizar el instructor,
razón por la cual el aprendiz no debe medirse ni se compara con otros; debe
reconocer, estructurar y planear su propio camino en compañía del instructor como
mediador para identificar sus avances y consolidar las evidencias que dan cuenta del
logro alcanzado (Portafolio del aprendiz); así como asumir compromisos académicos y
sociales, en los cuales debe persistir y perseverar para que finalmente se pueda
certificar que si cumple con los conocimientos, destrezas y actitudes implicadas en las
competencias laborales referentes de su formación ocupacional.

Finalmente, se invita a comprender y asumir lo expuesto en las consideraciones


señaladas, con la intención de reescribir y rediseñar el proceso de evaluación del
aprendizaje en el contexto de la FPI, para redirecccionar un proceso vital, tanto para el
que enseña como para el que aprende, dado que la evaluación no es el final sino el
principio y “motor” del proceso formativo; la evaluación no es externa del proceso
formativo, es su esencia, pues la enseñanza y el aprendizaje se diseñan a partir de las
fortalezas y necesidades del aprendiz en el marco del perfil ocupacional que se debe
alcanzar para su posterior desempeño en la vida como en el trabajo; la evaluación
debe ser concebida y programada como un proceso de crecimiento personal del
aprendiz, dirigido y mediado por un instructor dispuesto a acompañar y ser creador
permanente de oportunidades y situaciones para que se logre el aprendizaje.

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Referencias

Biggs, J. (2006). Calidad del aprendizaje universitario. Revista interuniversitaria de


formación del profesorado, 20(3), 327-331.

Coll, C., Pozo, J., Sarabia, B. y Valls, E. (1995). Los contenidos de la reforma:
enseñanza de conceptos, procedimientos, actitudes. Madrid: Editorial Santillana.

Dweck, C. (2007). La actitud del éxito. Bogotá: Quebecor World S.A.

Festo Didactic. (2015). Programa Pedagógico de Formación de Instructores del SENA,


Módulo I: El Instructor, su rol y nuevos principios didácticos. Denkendorf: autor.

Ley 119. (1994, 09 de febrero). Diario Oficial, 41216, 1994, 09 de febrero.

SENA. (1997). Estatuto de la Formación Profesional Integral del SENA. Recuperado de


http://www.sena.edu.co

Por medio del cual se establecen los lineamientos fundamentales de la política


Técnico-Pedagógica del SENA y se fijan las directrices para su gestión con
miras a lograr y conservar la Unidad Técnica en la Entidad (Acuerdo 12, 1985).
(1985, 28 agosto). SENA, 1985, 28 de agosto.

Control del documento

Nombre Cargo Dependencia Fecha


Centro de Diseño
Autor Freddy David Experto Tecnológico Julio
Novoa Álvarez técnico Industrial 2017
Regional Valle
Guionista - Centro
Ana María Julio
Adaptación Línea de Agroindustrial
Mora Jaramillo 2017
producción Regional Quindío

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