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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO

TRABAJO FINAL 2019

GRUPO 16
 Samanta Guzmán
 Cintia Salvador
 Julieta Proboste
 Agustín Otondo

PROFESORA MAGISTER ANALÍA FERREYRA

LICENCIADA GABRIELA MARCHESINI


1- Historia del concepto de discapacidad

Prehistoria y antigüedad
Las complejas situaciones de supervivencia que debieron afrontar las primeras
sociedades humanas ha llevado a pensar que las personas con discapacidad
eran abandonadas o muertas por ser consideradas una carga durante los
traslados de campamento en busca de presas o mejores tierras, o cuando era
necesario huir de los desastres naturales.

En el Antiguo Egipto existía el abandono e infanticidio de niños y niñas con


discapacidad, pero también hay evidencia de que se intentaban diversos tipos
de tratamiento.

La sociedad hebrea consideraba a la discapacidad como una “marca del


pecado”, por lo que las personas con discapacidad presentaban serias
limitaciones en el ejercicio de las funciones religiosas. Pero a diferencia de
otras religiones, el judaísmo prohibía el infanticidio e institucionalizada la
caridad, como lo harían más tarde las religiones que de ella derivan: el
cristianismo y el Islam.

En la Antigua China se empleaban métodos como la cinoterapia y los masajes


para tratar a las personas con discapacidad motriz. El filósofo Confucio (551-
479 AC) proponía la responsabilidad moral y la amabilidad para las personas
consideradas “débiles”.

En Esparta, una de las ciudades-estado griegas más importantes, los ancianos


examinaban a los niños y niñas al nacer, y los considerados “débiles” eran
abandonados o dejados morir.

En Atenas y otras ciudades también existía la práctica de dar muerte a niños y


niñas con discapacidad.
Edad Media
La posición frente a la discapacidad durante este periodo, fuertemente
influenciada por la Iglesia, fue ambivalente. Por un lado, se condenaba el
infanticidio, mientras que por otro las personas consideradas “deformes”,
“anormales” o “defectuosas” eran víctima de rechazo y persecución por parte
de las autoridades civiles y religiosas. Las personas con discapacidad eran
confundidas con los locos, herejes, brujas, delincuentes, vagos y prostitutas.

Modernidad
La Revolución Francesa –que comenzó en 1789- estuvo influenciada por las
obras de pensadores de la Ilustración, quienes llevaron a la sociedad a
examinar la vida y el mundo con base en la experiencia humana. Como
resultado las personas con discapacidad comenzaron a ser vistas como
responsabilidad pública en la naciente sociedad industrial. Ya no eran
concebidas como “diferentes” sino que de acuerdo a los ideales de Libertad,
Igualdad y Fraternidad se empezó a pensar en la posibilidad de que
pudieran llevar una vida “normal” si se le proporcionaban los medios
adecuados.

Posmodernidad: Los Movimientos Sociales de Personas con Discapacidad.


Los movimientos sociales de personas con discapacidad surgieron en la
década de 1970 como continuidad de los movimientos por los derechos civiles
que protagonizaron importantes luchas en los años anteriores. Su objetivo era
luchar por mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad,
asegurar la accesibilidad al medio físico y social, y por el derecho a una «vida
independiente».
Asistimos al nacimiento del «Modelo Social» que postula que la discapacidad
no es un atributo personal, sino que se expresa socialmente por la presencia
de ámbitos en donde las personas con discapacidad no se les permite acceder.
El origen puede ser congénito, producto de una enfermedad o a causa de un
accidente, pero lo que genera la Discapacidad es la falta de adecuación del
entorno para compensar o neutralizar los efectos de la limitación de la persona.
En esta época se comienza a utilizar el concepto de «Persona con
Discapacidad» en lugar de «discapacitado» o «insuficiente» del Modelo
Médico Biológico, ya que hace referencia a la persona como sujeto de derecho
antes que a la discapacidad.
Bajo el Modelo Social la Discapacidad no se considera un síntoma o condición
médica sino una construcción social que modifica o condiciona la realidad de
estas personas. Ya no se las considera “enfermas” que deben ser tratadas o
“menores de edad” cuyos derechos han sido limitados, sino como ciudadanos o
ciudadanas activas en la vida política, económica y social de la comunidad, y
cuya opinión debe ser tenida en cuenta a la hora de elaborar políticas de
inclusión. El lema que adquieren estos movimientos en sus manifestaciones y
actos públicos es “Nada sobre nosotros, sin Nosotros”.

Conclusión en torno a los términos


* La Discapacidad
El término fue aceptado por la Real Academia Española hace 10 años. Existen
otros términos quizás más comunes como "incapacidad, minusválido,
inválido" pero estos pueden dar a entender que las personas con discapacidad
son personas "sin habilidad", "de menos valor" o "sin valor". En
comparación con estas acepciones, la discapacidad tiene que ver con "la
disminución de una capacidad en alguna área específica" por lo que el uso
de este término reconoce que todos los individuos con discapacidades tienen
mucho que contribuir a nuestra sociedad.
Por otro lado, la OMS señala que la discapacidad es toda restricción o
ausencia, debida a una deficiencia, de la capacidad de realizar una actividad
en la forma o dentro del margen considerado normal para el ser humano.
* La Deficiencia
Según la R. A. E, es toda perdida o anormalidad de una estructura o función
psicológica, fisiológica o anatómica. O bien, es una alteración anatómica o
funcional que afecta a un individuo en la actividad de sus órganos, en este
mismo orden de ideas, la OMS incluye la existencia o aparición de una
anomalía, defecto o pérdida de una extremidad.
* La Minusvalía
Para la OMS, es la situación desventajosa en que se encuentra una persona
determinada, como consecuencia de una deficiencia o discapacidad que limita
o impide el cumplimiento de una función que es normal para esa persona,
según la edad, el sexo, y los factores sociales y culturales.
Para un uso no discriminatorio del lenguaje
La concepción peyorativa de las personas con discapacidad se ve reflejada en
el lenguaje ofensivo, de uso común, y con frecuencia utilizado. ¿Quién no ha
oído decir alguna vez: "sale más cara que un hijo tonto, tiene menos miras que
un ciego, está más sordo que una tapia, no hay un cojo bueno…"?
Estas son expresiones que etiquetan a las personas con discapacidad en un
plano inferior, que discrimina e impiden una relación adecuada entre las
personas.
En la misma línea del pensamiento, se sugiere el reemplazo de la
nominalización "los discapacitados", dada a su condición de recurso de
etiquetación y consolidación de la marginación, por la sintagmación prepositiva
"personas con discapacidad"; persona en situación de dependencia en lugar de
dependiente.
Expresiones incorrectas: deforme, mutilado, cojo, inválido, subnormal,
minusválido, persona con capacidades diferente, especiales, sordomudo, no
oyente, no vidente, etc.
Es más correcto decir: persona con discapacidad, persona sorda, persona con
movilidad reducida, persona ciega, persona con múltiples discapacidades,
entre otros. Asimismo, no se debe comparar entre normal y anormal.

Situación Comunicacional
Al comunicarnos con personas con discapacidad, debemos tener en cuenta
que antes que nada son seres humanos que merecen todo el respeto y
consideración al igual que otros y que por poseer rasgos diferentes a los
nuestros no nos vamos a dirigir a ellos de manera despectivas, haciéndoles
sentir menos que nosotros, por ello debemos considerar algunas actitudes ante
personas con discapacidades y por tal razón, tomaremos en cuenta algunas
sugerencias practicas tales como:
• Utilizar la expresión "personas con discapacidad", en lugar de discapacitado.
• Considerar cuidadosamente las palabras utilizadas para describir o
caracterizar a las personas con discapacidad, evitando palabras despectivas o
frases peyorativas.
• No destacar la discapacidad de una persona, o no ser que sea, pertinente o
tema central de la información. Debe prevalecer su condición de persona sobre
la circunstancia de discapacidad. Si debemos informar sobre sus limitaciones,
al que resaltar al tiempo sus cualidades y capacidades.
• Cuando nos presentan a una persona con discapacidad normalizar el
saludo, si es un niño hacerlo como cualquier otro, si es un adulto saludarle
como hacemos con otra persona habitualmente. No es necesario hacer nada
especial. A veces en nuestro empeño de ser cercano elevamos la voz a
personas ciegas al hablarles, abrazamos prolongadamente a personas con
discapacidad intelectual. Las normalidades de trato es la mejor regla.
• No ponerse nerviosos si en una conversación se utilizan expresiones que
parezcan tener que ver con la discapacidad como, por ejemplo, "nos vemos
luego", "vamos corriendo", son expresiones corrientes que utiliza todo el mundo
y que, normalmente, no molesta a las personas con discapacidad.
2- REPERCUSIONES DE LA SORDERA EN LAS FUNCIONES
SENSORIALES Y MOTORAS

El oído forma parte de un sistema sensorial más amplio, la espaciocepción,


integrado por la vista, el tacto, el equilibrio y la propiocepción (Pansini, 1985). A
través de este sistema, el organismo se sitúa en el espacio, recibe información
de su entorno y entra en relación con él. El sordo intenta suplir o complementar
con otros sentidos las funciones que generalmente asume el oído, y lo hará a
través de estrategias aprendidas, utilizadas también por los oyentes de forma
poco consciente. Las funciones suplidas son las siguientes:

FUNCIÓN DE ALERTA: El hombre basa su vigilancia en la exploración sonora


con más frecuencia que en otras sensaciones. El niño sordo sustituye esta
alerta acústica por la visión de un modo más amplio y detallado, y por la
vibración. Periódicamente, explora su entorno con la vista y responde a la
vibración investigando lo que ocurre a través de la mirada.

LOCALIZACIÓN DE LOS ACONTECIMIENTOS: La audición supone


inevitabilidad y disponibilidad constante – incluso en estados de
semiinconsciencia como es el sueño –; a su vez, la audición implica
inmediatez; y, aún con menor precisión, permite mayor profundidad alcanzando
planos más lejanos. El estímulo en el canal auditivo permite la localización de
la fuente sonora en base a diferencias de tiempo e intensidad posibilitando la
exploración de planos de profundidad distales en el espacio, así como
procedencia en función de su direccionalidad. La falta de audición y su
desplazamiento del centro de nuestro sistema perceptivo implica la ocupación
de este núcleo por parte de la visión, asumiendo mayor complejidad axial. La
visión se hace responsable entonces de atender y especializarse tanto en
primeros planos como al trasfondo. Supone a su vez una reestructuración
organizativa para llevar a cabo acciones que implican atención dividida.

ESTRUCTURACIÓN ESPACIO-TEMPORAL: Los oyentes tienen una


percepción acústica de su entorno en forma de reverberaciones múltiples y de
ecos. De alguna forma, “se oye” el local en el que nos encontramos. El eco y el
intervalo de tiempos de dicho eco nos aportan indicaciones sobre la distancia
de los objetos que reflejan la onda acústica. La absorción del sonido aporta la
sensación de profundidad. La visión ofrece la perspectiva, la audición la
distancia. En el caso de las personas sordas, el sentido de contacto cobra
especial relevancia adquiriendo un papel más significativo: la percepción táctil
también proporciona información relevante de las ondas sonoras en su relación
con conceptos asociados al tiempo. Intensidad, frecuencia, duración e
secuencia son conceptos aprehensibles por nuestro sistema corporal por
contacto. En este sentido, la percepción visual del movimiento también es un
reflejo de estas nociones y otras similares. Tempo, ritmo, secuencia, armonía y
repetición son características de la señal sonora pero que cuando se
transforman en movimiento visual también proporciona estímulos que permiten
acceder y desarrollar la conciencia y cognición de tales nociones.
3- REPERCUSIONES DE LA SORDERA EN EL DESARROLLO
COGNITIVO Y SOCIAL

Las investigaciones sobre el desarrollo cognitivo de los niños con discapacidad


auditiva se han realizado con sordos profundos prelocutivos. Sus conclusiones
son válidas, por lo tanto, sólo para este grupo. No son aplicables, o lo son en
menor medida, a los hipoacúsicos y a los sordos que son competentes,
lingüísticamente hablando, en lengua de señas y en lectoescritura del español.
Pese a ello, las reflexiones y sugerencias que de ellas se derivan siguen
teniendo plena vigencia, constituyen un buen referente de lo que puede ocurrir
si no se realiza una buena estimulación temprana y acceso a la lengua de
señas, una buena y temprana intervención educativa, que nos ayudan a
prevenir y evitar problemas futuros.

Los resultados de los estudios realizados hasta ahora con sordos profundos
prelocutivos, con escaso dominio de la lengua oral y/o lengua de señas
(semilingüe), muestran menor amplitud y diversidad en el juego simbólico,
reflejan retraso en el acceso a las operaciones lógicas complejas, menor
habilidad en la representación mental de la realidad, en la formalización del
pensamiento, en la formulación de hipótesis, en la planificación de estrategias,
en la abstracción y en la memoria verbal. Señalan, asimismo, importantes
dificultades académicas y un pobre nivel lector. Esta última afirmación está
enmarcada en la falta de estimulación temprana y la implementación tardía o
nula de la lengua de señas desde los primeros estadios del desarrollo
cognitivo.

Las personas sordas referidas rinden igual que los oyentes cuando se hallan en
niveles superficiales de procesamiento, cuando existe suficiente referencia a
los elementos físicos concretos. Se muestran menos eficaces, cuando se exige
un alto nivel de procesamiento de la información, cuando la tarea consiste en
descubrir conceptos o relaciones, manejo de material no significativo, y cuando
se requiere mayor abstracción y formalización. Todo esto tiene estrecha
relación con la ausencia, desde temprana edad, de medios accesibles de
información, adaptados a sus necesidades lingüísticas.
¿Por qué experimentan estas dificultades?, ¿cómo podrían revertirse? Nos
encontramos con tres explicaciones fundamentales:

a) Los estudios de la Escuela Piagetiana consideran la repercusión que la


situación lingüística en la que viven las personas sordas tiene en el desarrollo
cognitivo, y destacan la semejanza entre la inteligencia de sordos y oyentes.
Señalan, no obstante, que los sordos acceden con retraso a las distintas
etapas evolutivas, y que el desfase se hace más pronunciado a medida que
aumenta la complejidad de las operaciones lógicas implicadas. Según los
investigadores piagetianos, los retrasos y el menor rendimiento en algunas
tareas, se deben a la falta de experiencias sociales e interactivas (Furth, 1981),
y, principalmente, por la falta de adaptación y accesibilización del
contenido del currículum escolar.

b) Los estudios realizados por P. Oleron y R. Conrad, dentro de la línea


cognitiva, encuentran mayor diferencia entre sordos y oyentes que la aceptada
por los seguidores de Piaget. Los autores encuadrados en esta tendencia
admiten parcialmente las conclusiones de Furth, aceptan que el déficit
informativo y experiencial es un problema importante que interfiere en el
desarrollo cognitivo del sordo, pero insisten en que el problema no se limita a
este déficit experiencial. La exposición de los niños sordos a ambientes
estimulantes, ricos y normalizados, y los esfuerzos por contrarrestar la falta de
experiencia, no han sido suficientes para eliminar las diferencias entre sordos y
oyentes ni para evitar las dificultades de los sordos en aspectos formales y
abstractos del pensamiento (Oleron, 1972, 1983; Conrad, 1979).

Las dificultades que encuentran los niños sordos se deben al uso parcial o
ausente de su lengua natural, la lengua de señas, y de la lectoescritura del
español, los que actúan de mediadores simbólicos adecuados para una
correcta manipulación mental. La posesión de una lengua pobre, parcializada,
origina importantes inconvenientes: le impide comunicarse con precisión, le
dificulta de apropiarse del pensamiento de los demás, y le entorpece la
representación mental de la realidad, la formalización del pensamiento y el
acceso al pensamiento hipotético. El empobrecimiento comunicativo–lingüístico
por la falta de acceso a la lengua de señas y a la alfabetización en español,
termina por ocasionar serias dificultades de aprendizaje y por no facilitar
suficientemente determinados procesos mentales.

c) La tercera explicación, en la línea de los modelos interactivos, recoge las


aportaciones de las líneas anteriores y subraya la importancia de los aspectos
socioafectivos y del entramado de relaciones sociales del sujeto. El niño
construye su conocimiento del lenguaje y del medio, y adquiere formas
complejas de razonamiento, a partir del “input” que le proporciona su entorno y
de los estímulos que recibe al participar en intercambios conversacionales.

Las funciones superiores del pensamiento no son sólo un requisito de la


comunicación, sino que son, al mismo tiempo, un resultado de la comunicación
misma. La interacción posibilita que las funciones superiores que aparecen
primero entre personas, interpsicológicas, se interioricen y se conviertan en
funciones intrapsicológicas. El lenguaje es la herramienta fundamental que
hace posible que la interacción cree el desarrollo. ¨El sujeto no se hace de
dentro a fuera, no es un reflejo pasivo del medio, ni un espíritu previo al
contacto con las personas y las cosas. Por el contrario, es el resultado de la
relación...” (Rivière, 1984; citado por Alonso et al., 1991).
4- DESARROLLO EVOLUTIVO DEL NIÑO SORDO

Período sensoriomotriz (0–24 meses)


Gran parte de las investigaciones que hoy se manejan sobre este período se
realizaron en los años 70 siguiendo la metodología de la teoría piagetiana. De
acuerdo con estos estudios, durante los dos primeros años de vida los niños
sordos muestran una evolución semejante a la de los oyentes, no
encontrándose retrasos en los distintos factores que configuran el desarrollo
sensoriomotor, a excepción de los aspectos relacionados con la imitación vocal
(Best y Roberts, 1976; Bonvillian y otros, 1983; Marchesi, 1987).

Marchesi, Alonso, Paniagua y Valmaseda (1995), compararon el desarrollo de


bebés sordos y oyentes en las seis áreas que incluye dicha prueba:
• Seguimiento visual y permanencia de los objetos
• Desarrollo de medios para obtener sucesos deseados
• Imitación gestual
• Causalidad operacional
• Desarrollo de esquemas para relacionar objetos
• Relaciones de los objetos en el espacio

Concluyen que no existen diferencias en el desarrollo sensoriomotor entre


sordos y oyentes. Encontraron diferencias entre los niños en los ritmos de
evolución en cada una de las dimensiones, pero estas diferencias no eran
debidas ni a ser sordo u oyente, ni al modelo comunicativo utilizado (oral o
signado). Los resultados obtenidos mostraban que los niños con mejor
desarrollo sensoriomotor presentan un mayor desarrollo del lenguaje. Esta
coincidencia no supone un nivel de dependencia, pero sí de relación.

Según Lafon (1983, 1987), el hecho de que las investigaciones realizadas


dentro de la metodología piagetiana no constaten diferencias entre sordos y
oyentes en sus primeros años, no debe llevar nos a pensar que la sordera no
ejerce impacto alguno en el bebé.
5- DESCRIPCIÓN DE LA PERSONA ENTREVISTADA
Tipo de sordera de la persona entrevistada: Hipoacusia moderada mixta,
adquirida, posnatal, por meningitis y por desprendimiento de la membrana
timpánica.
Definición:
Es MODERADA ya que el umbral de audición se encuentra entre los 40 y los
70 dB. En estos casos la posibilidad de discriminar suele verse más
comprometida mientras más cerca de los 70 dB se encuentra el umbral.

Es MIXTA porque existen lesiones que involucran tanto pérdidas conductivas


como neurosensoriales.
Es ADQUIRIDA por tratarse de un tipo de lesión es ocasionada por
infecciones, traumatismos, u otras dificultades.
Es POSNATAL debido a que se adquirió luego de su nacimiento. Las mismas
pueden ser ocasionadas por enfermedades infectocontagiosas, por
traumatismos entre otras causas (Delgado Domínguez y equipo, 2009).
Dentro de las enfermedades infectocontagiosas podemos encontrar: las
paperas, rubéola, sarampión, meningitis, otitis, entre otros.
En lo referente a las causas por traumatismos, pueden deberse a:
desprendimiento de la membrana timpánica, fractura del hueso temporal,
trauma de la caja timpánica (interrupción de la cadena de huesecillos), trauma
acústico (por exposición prolongada a sonidos de altas intensidades), entre
otras situaciones traumáticas que pueden ocasionar sordera (Irisarri, 1997).
BIBLIOGRAFÍA

BARNES, Colin; “Las teorías de la discapacidad y los orígenes de la opresión a


las personas discapacitadas en la sociedad occidental”, en: Barton, L. (comp.);
Discapacidad y sociedad, Madrid, Morata, 1998, pp. 66-67.

CARDONA, Francesc - Ll.; Mitología y leyendas africanas, Barcelona, Olimpo,


1998, p. 45.

FIAPAS (Jáudenes, C. et ál.) (2004): Manual Básico de Formación specializada


sobre Discapacidad Auditiva (5ª ed.). Madrid, FIAPAS (2013) – Pág. 195-196

SISTI, Dra. Ana: Material de estudio de la Cátedra de Sistemas de la Lengua


de Señas I. Tecnicatura Superior en Interpretación en LS-Esp.

MANENT, Cristina: Material de estudio de la Cátedra de Evolución Histórica de


las comunidades sordas. Tecnicatura Superior en Interpretación en LS-Esp.

FUNCASOR – LA PERCEPCIÓN VISUAL Y AUDITIVA EN LA COGNICIÓN


HUMANA, http://www.funcasor.org/lapercepcionvisualyauditiva/

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