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LA TEOLOGÍA Y LOS NÚMEROS EN LA BIBLIA

Cuando se interpretan las narraciones evangélicas en clave teológica sale a la luz un sentido a
menudo distante del aparentemente obvio al que se está acostumbrado.

El gran defecto y el gran peligro que tiene la lectura ingenua del evangelio es que muchas veces no
se capta el mensaje real y se considera como mensaje lo que no es más que revestimiento literario.

En cuanto a los números, basta darse cuenta que Dios ha dado cierto significado a cada número.
Tal reconocimiento debe fortalecer nuestra fe en el hecho de que hay Un Autor de la Biblia, y el
hecho de que la Biblia es producto de Una Mente Suprema.
El simbolismo de los números en la Biblia es uno de los aspectos más fascinantes del estudio de
las Escrituras, la numerología bíblica nos proporciona una gran ayuda.

El valor y significado de los números en los evangelios recoge unas veces el simbolismo que se les
atribuía comúnmente en la época y otras veces depende de alusiones a determinados pasajes del
AT.

Veamos algunos números:

2: Jesús deja pasar dos días sin ir adonde estaba Lázaro enfermo (11,6), porque éste, por ser
discípulo, poseía ya la vida definitiva. Cuando Jesús es traspasado por la lanza le sale agua y
sangre, dos elementos que comunican vida.

3: Así, en Mt 4,1-11 y Lc 4,1-13, la triple tentación de Jesús compendia toda tentación. La triple
negación de Pedro significa su renuncia total a ser discípulo (Mc 14,3.0 par.: «Hoy, esta misma
noche, antes que el gallo cante dos veces, renegarás de mí tres»). En el Evangelio de Juan, la triple
negación queda reparada por la triple profesión de amistad con Jesús (Jn 21,15-17). En Mc 8,2, las
multitudes paganas llevan tres días con Jesús; esto significa que ya le han dado su adhesión y han
recibido de él la vida que supera la muerte. En las predicciones de la muerte-resurrección se usa
constantemente la fórmula: «el tercer día (o "a los tres días") resucitará »; más que una fecha
precisa indica un breve lapso de tiempo y, en definitiva, la victoria inmediata de la vida sobre la
muerte.

4: Los cuatro seres vivientes de Ezequiel y Apocalipsis, los cuatro vientos de Zacarías, o los cuatro
cuernos de Daniel 8.

5: También significa la comunión de espíritu. En Mc 6,38 son cinco los panes distribuidos por
Jesús, y los reciben cinco mil «hombres adultos» (la misma denominación figurada usada para los
profetas del AT, que indica la plenitud humana que produce el Espíritu); así se lee en Mc 6,44: «Los
que comieron los panes eran cinco mil hombres adultos», señalando que el Espíritu/amor se ofrece
y se recibe con el pan (cf. Jn 6,33).

6: En Génesis 22, se nos menciona en seis ocasiones la palabra «holocausto», mientras que la
séptima se reserva para el substituto perfecto de Dios, el Cordero que Dios había de proveer (v. 8).
Otras veces lo incompleto es aquello que espera y anuncia lo completo: así, «la hora sexta»
describe la entrega de Jesús en su aspecto de muerte (Jn 19,34), pero que ha de culminar en la
resurrección; «el día sexto» es el de la actividad de Jesús, que ha de terminar con la creación del
hombre (Jn 12,1). Las seis fiestas que aparecen en el Evangelio de Juan anuncian la Pascua
definitiva, en la que se comerá la carne del Cordero de Dios (19,28-30). En Mt 17,1 el sexto día fue
el de la creación del hombre, el estado de gloria en el que va a mostrarse Jesús representa el éxito
final de la creación, la realización plena del proyecto de Dios sobre el hombre.

7: Parece que el hombre primitivo no percibía el tiempo como una secuencia lineal y sólo lo
aprehendía como períodos; por eso el «siete» se convirtió en símbolo del período pleno y
perfectamente completo. En Babilonia, el siete era sinónimo de plenitud, totalidad; lo mismo en
hebreo, siete denota plenitud (Prov 3,10: «y tus graneros se colmarán [literal: "Se llenarán siete"] de
grano»). Consecuentemente, el siete es también el símbolo de la perfección. La séptuple venganza
es la venganza completa (Gn 4,15:«El que mate a Caín lo pagará siete veces»); Dios lo ve todo con
siete ojos (Zac 4,10: «Esas siete lámparas representan los ojos del Señor, que se pasean por toda
la tierra»); en la edad de la salvación, el sol brillará siete veces más (Is 30,26: «La luz del Ardiente
será siete veces mayor»); la vida plena del hombre son setenta años (Sal 90,10: «Aunque uno viva
setenta años y el más robusto hasta ochenta...»; Is 23,15: «Tiro quedará olvidada setenta años, los
años de un rey»).

8: El simbolismo del número ocho es específicamente cristiano; los evangelistas usan este número
como símbolo del mundo definitivo, más allá de la primera creación (el «siete»). Paralelamente, la
datación «a los ocho días» en que se verifica la transfiguración en Lucas (9,28) indica que Jesús va
a manifestar a los discípulos la realidad definitiva del Hombre, más allá de los límites del mundo
presente. La misma datación «a los ocho días» señala en el Evangelio de Juan la segunda
aparición de Jesús resucitado a los discípulos (Jn 20,26) e indica el carácter pleno y definitivo del
tiempo mesiánico, la presencia en la historia de la realidad futura.

9: Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? Nueve leprosos
no regresaron a Jesús.

10: En Génesis aparece 10 veces la frase: “y dijo Dios”. En Mateo las parábolas del reino son 10.
Son 10 leprosos los que vienen a Jesús y sólo uno pasa la prueba.

1000: Es otra manera de decir: “mucho pero mucho”, ya sea de personas, animales, tiempo,
generaciones, objetos. Para nosotros normalmente el numero 1000 (mil) es una cantidad
específica, pero para los escritores inspirados este número no representaría la cantidad exacta de
1000, sino la idea general de un gran número y de algo sobremanera grande e infinito (2 Pe 3,8).
Se habla de la misericordia de Dios usando el numero mil (Dt 7,9). Se usa el numero mil en un
canto que honraba las victorias de David en comparación a las de Saúl (1 Sam 21,11).

Ahora bien, existió otro método de manejar los números, la Gematría, es un método interpretativo
que, calcula primero el valor numérico de una palabra particular y luego lo compara con otra
palabra, la cual tiene exactamente el mismo valor numérico, mostrando una relación entre las dos.
Consideremos la escalera en la historia del sueño de Jacob - Sulam (‫)סֻ ּלָם‬. Tiene un valor numérico
de 130 (samej (‫= )ס‬60, lamed (‫=)ל‬30, mem (‫=)מ‬40). La palabra hebrea para "Sinaí" (‫)סיני‬, tiene el
mismo valor numérico, aun cuando está compuesta por letras diferentes. Por lo tanto, una
interpretación de la escalera de Jacob es que representa la entrega de la Tora en el Monte Sinaí.

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