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Jessica Matamala Fonseca

Introducción a la Biblia (1°)

Libros apócrifos y pseudoepígrafos


La palabra apócrifo significaba originalmente “secreto” o “difícil de entender”. Se la
usó para referirse a las enseñanzas esotéricas que las religiones de misterio
impartían sólo a sus adeptos e iniciados.

Los dirigentes de la iglesia primitiva llamaban apócrifos a los escritos apocalípticos


y más tarde a todos los libros espurios o heréticos. Desde los tiempos de la
reforma el término “apócrifo” se aplica generalmente a los libros apócrifos incluidos
en la versión de los Setenta.

Se debe reconocer que los apócrifos deben considerarse como una unidad. Lo
que se dice de uno de los libros se hace extensivo a todo el conjunto. Si hay
equivocaciones en uno, entonces se puede hablar de toda la colección como
falible. Si uno de ellos es útil, se puede aplicar esa cualidad al conjunto.

Según la actitud de las iglesias hacia los libros apócrifos, éstos se han clasificado
en dos grupos:

a) Libros rechazados por todos


b) Libros rechazados por algunos

A los primeros se los ha llamado también “pseudoepígrafos” y a los segundos se


les ha conservado el nombre de apócrifos.

Libros apócrifos:

Tobías – Judith – 1 Macabeos – 2 Macabeos – Sabiduría – eclesiástico – Baruc,


entre otros.

Algunas razones por las cuales no se aceptan los libros apócrifos:

No son inspirados: Ninguno de sus autores asevera que escribe bajo inspiración
divina. Por otro lado, se encuentran por lo menos dos porciones en que los libros
indican que son producto del genio humano. Por ejemplo, en el Epílogo al libro de
2 de Macabeos el autor se expresa de la siguiente manera: “Yo también terminaré
aquí mismo mi relato. Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo
que yo pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible”

No son proféticos: No fueron escritos por profetas o portavoces de Dios. Para


ser canónico, un libro tenía que haber sido escrito por un profeta reconocido por el
pueblo de Dios. Todos los eruditos reconocen que los apócrifos fueron escritos
después de la época de Esdras y Malaquías, aproximadamente de 200 a.C – 30
a.C. Así que todos ellos se compusieron en la época en que no existían profetas.

No son inerrantes: En los libros apócrifos se descubren errores doctrinales,


morales, históricos y geográficos. La presencia de estas equivocaciones hace
imposible que sean inspirados por Dios y si no son inspirados por él no se pueden
aceptar como canónicos. Por ejemplo, en Tobías 12:9 Se enseña que la salvación
es por obras, a través de las limosnas.

No fueron aceptados por los judíos y los primeros cristianos: cuando se


consideran a los libros deuterocanónicos se encuentra que hasta el año 1546
fueron uniformemente rechazados por judíos y cristianos.

Libros pseudoepígrafos
Por pseudo-epígrafos se entiende comúnmente entre los protestantes como una
serie de escritos que tienen un molde de carácter bíblico y que en algunas
regiones eclesiásticas han sido más o menos estimados, pero que, hasta donde
se sabe, no se encuentran en los manuscritos de la Biblia griega o de la Vulgata.

"Pseudo-epígrafos" no es un término acertado, ya que en los escritos canónicos y


en los apócrifos hay libros que llevan un nombre que no es el del autor; pero ya
que el pseudónimo es la principal característica externa de esos libros y es
también por el que colectivamente son mejor conocidos, el título se ha ganado un
cierto derecho.

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